El Transtorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (TDAH) es el trastorno neurobiológico más frecuente en la infancia. COLABORAN: YO TENGO La convivencia con un niño o adolescente con TDAH no suele ser fácil. Este trastorno puede ocasionar serios problemas en el desarrollo de la persona, entre ellos, una disminución del rendimiento académico, dificultades en la adaptación social y como resultado, serios desajustes emocionales. El objetivo de este folleto es, por tanto, proporcionarle una serie de recomendaciones para que usted pueda controlar y canalizar de forma adecuada los síntomas de su hijo con TDAH. ¿Y TÚ? El TDAH es un trastorno de origen neurobiológico, cuyos síntomas provocan en el niño las siguientes conductas: Hiperactividad Presenta un nivel superior e inapropiado de actividad dada su edad. Impulsividad Le cuesta controlar sus conductas, emociones y pensamientos. Inatención Tiene una gran dificultad para prestar atención y concentrarse. Dirección: c/ Adrián Campos Suñer. Alzira 46600c Teléfono: 96 363 74 12 13 de MAYO 2015 15:00 horas Aula Magna UCV Alzira Comportamiento • Dar pautas claras (que se puede hacer y que no). • Recordar normas sociales. • Resulta conveniente poner en práctica un sistema de puntos para reforzar comportamientos adecuados. • Aplicar un castigo cuando sea necesario, será conveniente darle una oportunidad, procurar que tenga éxito y alabarle por ello. Premios y castigos Premios Premiar una conducta adecuada hace que ésta se repita. Para premiarla, utilizamos “reforzadores”, existen dos tipos: 1. Reforzadores regalos, etc. materiales: caramelos, 2. reforzadores sociales: sonrisas, halagos, etc. Castigos Castigar una conducta hace probable que ésta no se repita. El castigo funciona bien si: Orientaciones para los padres Normas básicas para aplicar normas: • • Que sean estables: el cumplimientoincumplimiento de las reglas siempre ha de tener las mismas consecuencias. Que sean consistentes: las reglas no cambian de un día para otro. • Que sean explícitas: las reglas son conocidas y comprendidas por ambas partes (padres y niño). • Que sean predecibles: las reglas están definidas antes de que se incumplan, no después. • El castigo es el último recurso, no la forma habitual de actuar. • El niño sabe exactamente por qué se le ha castigado. • Ocurre siempre que se comete la falta. • Se ofrece una alternativa: no sólo se castiga la mala conducta, se explica qué y cómo puede hacerlo. • Permanece intacta la autoestima: son als acciones las incorrectas, no el niño. • No se asocia a actividades de aprendizaje, como tener que leer o hacer deberes.