Acústica 1 TEMA 1: PSICOACÚSTICA MUSICAL MTRO. ARMANDO MACHORRO ROSETE Angel Gabriel Ramos Villalobos, 3er Semestre UNIVERDAD TITO PUENTE (UTP) | FECHA: 07/02/2024 Psico acústica musical Introducción nuestro sistema auditivo es capaz de determinar los sonidos musicales que contiene. De la misma manera que en la visión tenemos la capacidad de distinguir la figura del fondo e individualizar los múltiples objetos que ocupan la escena visual, en la percepción auditiva podemos aislar cada una de las entidades sonoras del entorno acústico en el que están inmersas. Examinaremos, en primer lugar, las limitaciones para la percepción del objeto sonoro que vienen dadas por la fisiología de nuestro oído, tales como las que afectan a la identificación de un sonido simple en un ambiente ruidoso o, dicho de otra manera, el enmascaramiento al que da lugar la coexistencia de diversos componentes en zonas próximas del espectro, En segundo lugar, veremos que nuestra capacidad para recuperar la unidad del objeto sonoro musical Y en tercer lugar estudiaremos cómo el reconocimiento de un patrón armónico, o de una estructura que lo recuerde. Limitaciones en la percepción del objeto sonoro debidas a la fisiología del oído. nuestro oído requiere que exista cierta separación entre los componentes frecuenciales para poder distinguir nítidamente los sonidos. La anchura de la banda crítica es la distancia mínima que sirve de límite para que dos componentes sinusoidales puedan ser distinguidos con claridad, Esta distancia mínima está en relación directa con el hecho de que la resonancia de la membrana basilar en un punto afecta también a los puntos que están próximos. El reconocimiento del patrón armónico el sonido armónico es tan abundante en la naturaleza. Entre los humanos, el sonido armónico no sólo constituye el material con el que se construye la música, sino que también sirve de soporte para la articulación del lenguaje hablado. A nuestro cerebro llega, a través del nervio auditivo, la descomposición espectral de la vibración mecánica que ha realizado el oído interno y es nuestro cerebro el que lleva a cabo la tarea de reunir todos esos componentes dispersos para recuperar la unidad del objeto sonoro armónico. En nuestra mente se realizan una serie de procesos psico acústicos encaminados al reconocimiento del patrón armónico de cada objeto musical mediante el cual agrupamos los componentes e identificamos las notas. Hay que tener en cuenta que identificar una nota musical, o el intervalo que forma con otra, no significa darle un nombre concreto; es un proceso inconsciente para la mayor parte de las personas, pero que nos permite entender y recordar una melodía. La identificación de un sonido armónico no se debe a que percibamos su periodicidad en la forma de la vibración resultante, sino a que la estructura de sus componentes frecuenciales se corresponde con una estructura armónica. Percepción de la consonancia entre sonidos musicales la percepción de la consonancia está en relación directa con la posibilidad de organizar los componentes de la mezcla resultante en una nueva estructura armónica más o menos completa. En este sentido podemos decir que la consonancia se produce cuando al mezclarse dos o más sonidos musicales se crea una nueva estructura armónica o casi armónica. Pero la mezcla consonante no es una combinación de componentes simples en la que cada uno de ellos se disuelve y desaparece, como hemos visto que ocurre cuando se combinan componentes sinusoidales para formar el sonido armónico compuesto. Salvo cuando los intérpretes pretenden anular las individualidades y fundirlas en una masa coral, como ocurre con las diferentes secciones de cuerda de una orquesta, el timbre de cada sonido de algún modo permanece y deja su huella en la textura de la mezcla consonante. En realidad, éste es el sentido preciso del concepto de “armonía”, concepto que se fundamenta en la consonancia natural y que tanto ha influido en el pensamiento de Occidente. La armonía es la buena mezcla, la mezcla hecha de tal modo que resulta una nueva entidad más rica y compleja, un conjunto bien trabado, pero un conjunto en el que las partes no se disuelven, sino que siguen manteniendo su individualidad. Consonancia y disonancia la disonancia existe solamente una reunión simultánea, pues los sonidos permanecen sin mezclarse. Para que exista consonancia se han de producir dos condiciones: 1) que los dos sonidos compartan buena parte de su material sonoro, es decir, que tengan en común la mayor parte de sus componentes; 2) que la mezcla resultante guarde un patrón armónico. la consonancia es una categoría relativa: unas mezclas son más consonantes que otras. Existe, por decirlo de algún modo, una cierta degradación en los niveles de consonancia, una creciente imperfección de la mezcla, desde el unísono hasta la disonancia. Conforme las dos notas compartan mayor número de componentes y conforme el patrón armónico del sonido resultante sea más completo, sin huecos en su estructura, mayor será el grado de su consonancia. Lo que hace que dos notas sean más o menos consonantes es el grado de conmensurabilidad entre sus frecuencias: cuanto más próxima, más consonante es la mezcla. La progresión es la siguiente: unísono 1:1 (igual); octava 2:1 (doble); octava y quinta 3:1 (triple); doble octava 4:1 (cuádruple); quinta 3:2 (sesquiáltera); y cuarta 4:3 (sesquitercia). Consonancia de octava, de quinta y de cuarta Estos son, en orden de mayor a menor grado de integración de sus sonidos, los siguientes: la octava, la quinta y la cuarta. La frecuencia de una nota que está a una octava superior es el doble de la frecuencia de la nota inferior; la de una quinta es 3:2 veces la de la nota inferior, y la de la cuarta es de 4:3. la fusión y se mantienen a la vez ciertas peculiaridades tímbricas que justifican la permanencia de la individualidad de cada uno de los sonidos constitutivos de la mezcla. La relación de octava —es decir, la relación 2 a 1, que es una conmensurabilidad muy cercana— da lugar a un intervalo claramente consonante. Los componentes de una nota que está a un intervalo de octava superior tienen toda la frecuencia doble del componente equivalente de la nota que está una octava baja. La percepción de una mezcla de sonidos consonantes se asemeja hasta cierto punto a la percepción unitaria de un solo sonido armónico compuesto de componentes frecuenciales, pues, en tanto que se mezclan bien, percibimos como unidades aquellos sonidos cuyas frecuencias son múltiples o conmensurables próximos. Pero, a la vez, en la percepción de la consonancia hay un reconocimiento de la individualidad de cada sonido, de cada voz, que la diferencia de la percepción de un sonido compuesto, donde no se aprecia ninguna parte constituyente.