Veterindustria

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CLAUSURA DEL ACTO DEL XXX
ANIVERSARIO DE VETERINDUSTRIA
Madrid, 28 junio 2007
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Estimado Presidente, miembros de la Junta
Rectora y del Comité Ejecutivo, socios de
Veterindustria, señoras y señores.
Hoy es un día especial en el que celebramos
los 30 años que han transcurrido desde la
creación de Veterindustria.
A lo largo de estos años, esta asociación ha
demostrado saber compaginar perfectamente
la
defensa
legítima
de
los
intereses
empresariales de sus asociados con el fomento
de la eficacia, calidad y seguridad de los
medicamentos veterinarios y otros productos
utilizados en sanidad y nutrición animal.
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Por ello, todos somos conscientes de los
grandes esfuerzos que ha realizado la industria
para adaptarse a los exigentes requisitos de
producción de las especialidades biológicas y
farmacéuticas.
Y
por
eso
mismo,
es
una
satisfacción
comprobar que estos esfuerzos están dando
sus frutos, ya que la producción de animales
sanos, a la cual colabora de una forma
importante la industria farmacéutica veterinaria,
redunda en una producción de alimentos
seguros.
Aspecto que, como todos ustedes conocen, es
exigido por el consumidor del siglo XXI y se
enmarca dentro del modelo de producción
europeo.
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En
su
constante
evolución,
la
industria
farmacéutica de productos veterinarios ha
protagonizado avances muy positivos en los
campos de la investigación, el desarrollo y la
innovación.
Ejemplo de ello es el crecimiento sostenido que
ha experimentado este sector en los últimos
años, con un incremento de algo más del 9%
en su facturación del año 2006 y de un 20% en
las ventas al exterior, respecto al 2005.
Y es perfectamente lógico que estos logros
discurran paralelos a la gran transformación
que ha experimentado nuestra ganadería, que
ha pasado de ser un sector deficitario a superar
con sus producciones el consumo interno
nacional y a consolidar su presencia en los
mercados internacionales.
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Porque es incuestionable que su sector y la
ganadería
se
complementan
con
unos
resultados muy positivos.
El sector ganadero hoy en día no sería lo que
es sin la imprescindible contribución de la
industria de la sanidad y la nutrición animal en
los sistemas de producción.
Un ejemplo claro de ello lo encontramos en las
tres
fases
de
enfermedades
lucha
y
animales:
control
de
las
prevención,
diagnóstico y tratamiento.
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En la prevención, disponiendo de un amplio
abanico de modernas y eficaces vacunas que
cubren las principales enfermedades, siendo un
ejemplo, por su actualidad, las vacunas contra
la lengua azul y las vacunas contra la
salmonelosis.
En el diagnóstico, con avances espectaculares
en la última década, con la incorporación, cada
vez
mayor,
de
nuevos
métodos
fiables,
sencillos y rápidos.
Y por último, en el tratamiento, donde, a la gran
variedad de especialidades que tenemos, se
suma su seguridad para los animales y, en
definitiva, para los consumidores.
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Como se ve, los productos que suministra esta
industria
constituyen
una
herramienta
imprescindible para la producción ganadera.
Desde el Ministerio de Agricultura Pesca y
Alimentación somos conscientes de que, como
Administración, debemos impulsar aquellas
acciones
que
permitan
el
funcionamiento
correcto del mercado de los medicamentos de
uso veterinario.
Así, uno de los objetivos de mi Departamento
para este año es promover el nuevo Real
Decreto del medicamento de uso veterinario,
en aquellos campos en los que es competente,
es decir, la distribución, la prescripción, la
dispensación y el uso de los mismos.
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Todo ello siempre, y como no podría ser de
otra manera, en estrecha colaboración y
cooperación con la Agencia Española de
Medicamentos y Productos Sanitarios.
La norma que regula en la actualidad los
medicamentos de uso veterinario es el Real
Decreto 109/95. Se establecía, entonces, el
sistema de garantías que debe exigirse a todo
medicamento en su puesta en el mercado, con
unas directrices comunes para los de uso
humano y los de uso veterinario.
Además, y por primera vez, mediante esta
norma se extendieron estas garantías más allá
del registro del producto, creándose una
herramienta de vigilancia permanente mediante
un sistema de fármaco-vigilancia veterinaria.
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Pero como nos encontramos en un ámbito que
se caracteriza por su constante evolución,
existiendo nuevas Directivas sobre la materia,
es necesario revisar esta normativa para
adaptar nuestra legislación a la situación real
actual.
Por ello, actualmente estamos trabajando en su
reforma, lo que, además, nos permitirá corregir
los desajustes observados en sus doce años
de vigencia.
Como todos ustedes saben, se debe modificar
el
sistema
de
prescripción,
dando
un
tratamiento diferenciado a los animales de
producción y a los animales de compañía.
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En la actualidad no es así, encontrándose
sujetos los animales de compañía a un rigor
excesivo, ya que las consecuencias para la
salud pública por el uso de medicamentos en
los animales domésticos no son las mismas
que en los animales de producción.
Con esta revisión de la normativa actual
también
se
pretende
que,
en
aquellas
situaciones de vacío terapéutico, la persona
que prescribe un medicamento tenga acceso a
medicamentos
de
uso
humano
o
a
medicamentos autorizados en otros Estados
miembros.
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Por su parte, y en esta etapa de revisión en la
que nos encontramos, la Agencia española de
Medicamentos y Productos Sanitarios está
actualizando los procedimientos de registro de
los nuevos medicamentos, con el objetivo de
conseguir una mayor agilidad, seguridad y
eficacia en sus trámites.
Por otro lado, también estamos trabajando en
la adaptación de otra norma, el Real Decreto
157/95, que regula la elaboración, uso y control
de los piensos medicamentosos, a la Ley
29/2006 de garantías y uso racional de los
medicamentos y los productos sanitarios y a los
requisitos establecidos por el Reglamento
comunitario de higiene de los piensos.
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A la hora de afrontar todos estos cambios
normativos, debemos ser conscientes de que el
medicamento
veterinario
tiene
elementos
distintivos del de uso en humana.
Así, el riesgo asociado a su utilización no atañe
sólo a la persona que los administra, a los
animales
a
los
que
se
aplica
o
al
medioambiente en que estos se desenvuelven.
En el caso de los animales de producción este
riesgo también se proyecta de modo primordial
sobre los alimentos obtenidos de ellos.
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Es en este punto donde la normativa general
de seguridad alimentaria y la de medicamentos
veterinarios se enlazan, a través del concepto
del “límite máximo de residuos”, con todo un
cuerpo normativo propio desarrollado desde
comienzo de los años noventa, en el que
claramente la colaboración de la industria con
las administraciones ha sido muy determinante.
Tomando
como
ejemplo
a
seguir
esta
experiencia de colaboración tan positiva, me
gustaría señalar que es necesario que todos
los
agentes
implicados
en
esta
materia,
administraciones y sectores, trabajemos codo
con codo para impulsar una asignatura que
tenemos pendiente y a la que debemos dar una
adecuada respuesta.
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Me
refiero
a
la
actual
carencia
de
medicamentos en las denominadas “especies
menores”.
Menores por su tamaño, no desde luego por su
producción. Es cierto que, sin llegar a competir
en términos absolutos con el resto de las
especies, tenemos unas producciones muy
apreciadas que, incluso, como en el caso de la
carne de conejo o la miel, lideran los mercados
europeos.
Es
necesario
promover
el
desarrollo
de
medicamentos para estas especies, respetando
iguales parámetros de calidad y seguridad que
para el resto. Y para ello, debemos superar la
situación actual.
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Para finalizar, no me queda más que felicitarles
por el trabajo que han desarrollado durante
estos treinta años, en los que han dado
ejemplo del buen hacer y de la capacidad de
innovación
que
les
caracteriza,
estando
convencida de que la colaboración entre todos
nosotros seguirá proporcionando magníficos
resultados.
Muchas gracias
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