Determinismo tecnológico: Las fuerzas técnicas determinan los cambios sociales y culturales. Esta posición es similar a la mantenida por Jared Diamond, Marvin Harris o Karl Marx para los cuales los factores materiales, entre ellos la tecnología y los recursos disponibles condicionan fuertemente otros desarrollos sociales, aunque ninguno de los tres autores es un determinista propiamente dicho. Tras el tópico “no se le pueden poner puertas al campo” y otros similares tan repetidos en los medios de comunicación cuando se anuncian avances tecnológicos preocupantes para la opinión pública se esconden un determinismo tecnológico popular cuyo sentido e intenciones intentaremos clarificar. Después de señalar algunas variantes del determinismo tecnológico y encajar en ellas esta versión popular, se revisarán algunos de los puntos débiles, tanto éticos como empíricos, de las tesis deterministas. Finalmente se sugerirá que el florecimiento de actitudes anticientíficas en tiempos recientes está ligado en buena medida, como reacción radical, al auge del determinismo tecnológico. En la sociedad actual, existe una creencia muy difundida que considera que la tecnología es capaz, prácticamente por sí misma, de incidir de manera directa y positiva en el desarrollo social y económico de un contexto particular. Esto es lo que autores como Chandler (1995), Daly (2000), Lima (2001) y Warschauer (2003) definen como determinismo tecnológico. Este determinismo incluso ha sido uno de los marcos conceptuales más importantes en las corrientes de estudios optimistas que relacionan la tecnología con la sociedad. Autores como McLuhan (1992), de Kerckhove (1995) y Negroponte (1995), defienden tal postura desde la más radiante de sus concepciones. Para ellos, la introducción de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en prácticamente cualquier proceso, es sinónimo de productividad y por ende, de progreso. Esta concepción ha adquirido un valor simbólico tan importante, que suele ser retomada de forma totalmente acrítica por muchos sectores de la sociedad. Una de las expresiones actuales que refleja con mayor claridad el determinismo tecnológico, es la llamada Sociedad de la Información (SI). Asumida por una gran cantidad de actores sociales, y en especial, por aquellos que trazan muchas de las políticas públicas; se trata de una visión, que como ya se ha mencionado, asume que la tecnología es el motor del progreso, dentro de una concepción absolutamente lineal: Progreso Científico Progreso tecnológico Progreso económico Progreso social Progreso científico La SI tiene una serie de antecedentes históricos que resulta pertinente repasar para entender algunas de las razones que le confieren el peso simbólico del que actualmente goza. Mattelart (2001) nos habla de que durante la era moderna, diversos avances tecnológicos como la imprenta, la telegrafía, el ferrocarril y la radio; contribuyeron a difundir la idea de una humanidad que conquistaba el tiempo y el espacio, gracias al avance de la ciencia y la tecnología. Cada uno de estos inventos contribuyó a crear en su momento, una serie de expectativas utópicas en relación al progreso de la humanidad. Búsqueda específica de información sobre los sistemas de video BETA y VHS BETAMAX Es un formato de video, hoy descatalogado, introducido por Sony a principios de 1976. Después de una década de anuncios, finalmente Sony presentó al mercado su sistema de cinta de vídeo que permitía grabar programas de televisión mientras se veía otro canal y verlo posteriormente. De tamaño más pequeño que su competencia VHS, Betamax tenía mayor resolución (mejor calidad de imagen). Por otro lado, el modelo de cinta VHS de máxima duración (E-240, 4 h) ofrecía 25 minutos más que su rival, Betamax (L-830, 215 min). Aún cuando el Betamax ofrecía una mejor calidad de audio y vídeo, ésta sólo podía aprovecharse con altavoces y televisores de gama alta, equipo del que pocos hogares de la época disponían. El formato pionero de Sony tuvo el mercado de la videograbación para él solo durante casi un año, hasta que se lanzó el formato VHS, creado por JVC y Matsushita (Panasonic), iniciándose una verdadera guerra de formatos. Betamax originalmente solo ofrecía una hora de grabación, mientras VHS (Video Home System) daba 2 horas. Esa diferencia fue crucial. Con el tiempo se inició una guerra de precios por dominar el estándar. Pero el hecho que realmente inclinó la balanza fue la avidez de Sony por obtener regalías de su invento. Mientras que JVC prefirió sacrificar dichas ganancias y abrir su estándar, las restricciones del Betamax llevaron a que en 1984 sólo doce compañías lo apoyaran, contra las cuarenta fabricantes de reproductores VHS. En 1984, Sony vendió 2.300.000 unidades de betamax. Su competidor vendió tres veces esa cantidad. La carrera estaba perdida. En 1988 Sony admitió su derrota y anunció la producción de una línea de grabadoras en VHS. VHS tenía el 95% del mercado. El resultado, VHS se convertiría en el estándar por los próximos 10 años. Sony continuó desarrollando su tecnología al igual que JVC. Ambos sistemas de calidad similar, eran incompatibles. La cantidad de películas pregrabadas en formato Betamax era menor al de VHS, pero sólo una vez que comenzó a perder participación de mercado. ¿Por qué se impuso en el mercado el sistema de video doméstico VHS sobre el BETA, aún cuando los expertos coinciden en qué esta última tenía más calidad? Betamax tenía mayor resolución (mejor calidad de imagen). Por otro lado, el modelo de cinta VHS de máxima duración (E-240, 4 h) ofrecía 25 minutos más que su rival, Betamax (L-830, 215 min). Betamax originalmente solo ofrecía una hora de grabación, mientras VHS (Video Home System) daba 2 horas. Esa diferencia fue crucial. Con el tiempo se inició una guerra de precios por dominar el estándar.