Subido por Carolina B.

PROTECCION EN CASOS DE VIOLENCIA FAMILIAR

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PROTECCION EN CASOS DE VIOLENCIA FAMILIAR
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MODULO 1
NOCIONES CONCEPTUALES PARA TRABAJAR
ACLARACIONES PREVIAS
Un profesional que aborda esta temática, debe tener un conocimiento amplio y abarcativo como
señala Garrote, para entender que éste es un problema social y no perteneciente al reducto familiar
privado e íntimo, de esta manera ampliara la mirada con un enfoque ecológico sistémico, donde se
descubren nuevos horizontes de conocimiento y de atención.
Para citar un ejemplo de la necesidad de ampliar la mirada en estos temas, un abogado que
trabaja con casos de violencia familiar, necesita saber para atender en su estudio jurídico, lo que
significa el ciclo de la violencia en una relación de pareja, para evitar caer en un mal asesoramiento,
una estrategia jurídica inadecuada y generar un riesgo para la víctima como para su profesión. Por
otra parte, un psicólogo que trabaja en esta temática, necesita aparte de su conocimiento disciplinar
sobre detección y tratamiento, saber así sea a rasgos generales, de la existencia y especialidad de las
leyes civiles de protección contra la violencia familiar y de las medidas cautelares, como así tener un
conocimiento general de leyes de niñez y adolescencia (ley 26.061, 13.298, 114), discapacidad, como
de salud mental (ley 26.557). Una trabajadora social que trabaja en una institución de salud mental,
necesita además de tener su visión social de abordaje, saber de la existencia de la nueva ley de salud
mental y el cambio de paradigma (la ley anterior 22.914 era una ley de internación), que algunos
doctrinarios denominan de “desmanicomialización”.
Con los ejemplos anteriores no se intenta atribuir competencias profesionales que no
corresponden, sino que se trata de compartir una serie de conocimientos profesionales en aras de
asesorar, informar y atender víctimas de violencia familiar, teniendo en miras la protección integral de
la víctima (mujer, niños, ancianos, discapacitados, etc.). Muchos profesionales trabajan en equipo en
instituciones como Centros de Atención u hospitales y eso les permite enriquecer su saber teórico con
conocimientos de otras disciplinas.
Es decir que si cada uno de los profesionales comparte sus conocimientos, se podría elaborar una
estrategia conjunta de trabajo para la atención acortando tiempos y beneficiando a las víctimas.
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ALGUNAS HERRAMIENTAS CONCEPTUALES PARA LOS PROFESIONALES
La socialización genérica
“Existiendo el sujeto como producto de la historia, existe una reinterpretación al infinito y
refundación en la historia de un nuevo sujeto. Es posible entonces, tratar de comprender la
forma en que se instituye en cada momento histórico la relación de una sociedad con la
violencia, cómo se fábrica un hombre violento o dócil o cómo el discurso sobre la violencia
fabrica sujetos resistentes o sumisos y cómo su reinterpretación puede introducir nuevos
acontecimientos que compelen a. la violencia a presentar su nuevo rostro.”
Michel Foucault
que se consideran sus déficits e inferioridades: paulatinamente se le transmite, mediante
pautas culturales expresadas mediante discursos y otras modalidades, que ella es inferior al
varón, que no dispone de la misma inteligencia, y que su futuro dependerá de su pareja con un
varón (ya sea para subsistir económicamente o para no padecer desamparo psíquico). Esta
modalidad adquiere relevancia particular en las niñas que forman parte de las clases populares
El modelo ecológico-sistémico
.. El hombre existe sólo (en y a través) de la sociedad - y la sociedad siempre es
histórica. La sociedad como tal es una forma, cada sociedad dada es una forma particular e
incluso singular... ”
Cornelius Castoriadis
Acertado pensamiento de Castoriadis que abre un sinnúmero de interrogantes, se vive en una
sociedad histórica, somos productosy productores de lahistoria, por lo tanto formamos parte de una
cultura, con determinadas condiciones de producción y reproducción de la vida. Todo ello permite que
estas prácticas históricas afecten a cada sujeto-histórico y sean incorporadas en las estructuras
internas de su subjetividad.
Este modelo iniciado por Urie Bonfenbrenner y adaptado por Belsky, nos sirve para amplificar la
mirada del supuesto específico circunscripto al ámbito familiar, tomando desde lo macro hasta lo
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micro. Desde que nos llega a conocimiento la historia de la mujer víctima de violencia como una
fotografía reciente, mirando el álbum completo de su vida, y de la sociedad en la que está inmersa. O
sea que un recorte de su historia es una mirada parcial, o la punta de un iceberg que debe ser
revelado a los profesionales para su atención.
El modelo está integrado en resumidas palabras, por diferentes niveles de análisis, los cuales son:
1) Nivel del macrosistema: Este nivel tiene en cuenta el contexto más amplio de organización
social, sistema de creencias, formas de vida, concepciones culturales, sistema económico, político,
etc.
La víctima de violencia familiar, integra una sociedad conformada por un cúmulo de creencias
arraigadas que influyen decisivamente en su modo de actuar y de ver la realidad, eso lo podríamos
pensar a rasgos generales con la diferencia de la mujer occidental y la mujer oriental.
Se dice que la mujer llora y el hombre no, que la mujer sufre y el hombre es fuerte y viril.
Clara Coria ha dicho que “por cada mujer que está cansada de actuar con debilidad aunque
se sabe fuerte, hay un varón que está cansado de parecer fuerte cuando se siente vulnerable”.
2) Nivel del exosistema: es el segundo nivel y se integra por la comunidad más próxima,
compuesta por las instituciones intermedias (la escuela, la comisaria, las asociaciones barriales, el
cura o pastor, las instituciones recreativas, etc.) que actúan como mediadoras entre el nivel de la
cultura y el individuo.
La víctima no está aislada en el mundo, forma parte de instituciones, ha ido a la escuela, ha
concurrido a una comisaría o a un hospital, ha pertenecido a asociaciones barriales y sociedades de
fomento. Instituciones que muchas veces acentúan pautas patriarcales.
Cabe destacar que en estas instituciones se acentúan muchas veces practicas que mantienen la
desigualdad entre hombres y mujeres.
La ley 26.485 ha traído la modalidad de violencia institucional que es aquella realizada por los
funcionarios, profesionales, personal y agentes pertenecientes a cualquier órgano, ente o institución
pública que tenga como fin retardar, obstaculizar el acceso de las mujeres a las políticas públicas.
3) Nivel del microsistema: este nivel toma en cuenta elementos estructurales de la familia, los
patrones de interacción familiar y las historias personales de sus miembros ya que, generalmente en
las familias violentas, se estructuran de forma autoritaria y la distribución del poder se ordena a través
de estereotipos culturales.
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Las pautas familiares se traspasan de generación a generación, si el hombre maltrata a su mujer
delante de sus hijos, estos aprenden ese accionar violento y probablemente lo reproduzcan con sus
novias o eventualmente sus parejas.
4) Nivel individual: en éste nivel se tiene en cuenta cuatro dimensiones psicológicas que son
interdependientes, las cuales describo brevemente:
Dimensión cognitiva: comprende las estructuras y los esquemas cognitivos, las formas de percibir
y conceptualizar el mundo que configuran el paradigma o estilo cognitivo de la persona.
Dimensión conductual: abarca el repertorio de comportamientos a partir de los cuales una
persona se relaciona con el mundo.
Dimensión psicodinárnica: hace referencia a la dinámica intrapsíquica, en sus distintos niveles de
profundidad, desde emociones, ansiedades y conflictos conscientes hasta manifestaciones del
psiquismo inconsciente.
Dimensión interaccional: alude a pautas de relación y comunicación interpersonal
c)
Los obstáculos externos e internos
Un reciente informe de la CEPAL señala que las voces de las mujeres que, desde hace más de
tres décadas sacaron este problema de la oscuridad de sus vidas privadas y lo convirtieron en un
tema de debate social -desafiando marcos normativos anacrónicos y nombrando a la violencia física,
sexual y psicológica- han influido en las autoridades legislativas que, paulatinamente, fueron
eliminando los obstáculos legales que impedían su sanción, al mismo tiempo que han adoptado
normas inspiradas en la Convención de Belém do Pará.
El primer obstáculo que necesitamos vencer es la idea de que la familia constituye un ámbito
privado e intocable, como si el seno del hogar sería una coraza para afectar a sus integrantes. “El
delito rompe con el derecho a la privacidad y exige el auxilio del Estado”
Esto de la no intromisión estatal en el seno del hogar, generalmente contribuye a permitir
situaciones violentas dentro de la familia, sumado a la falta de intervención, el miedo a denunciar, etc.
Entre los obstáculos externos podemos hablar de la falta de información fidedigna, la falta de
prevención primaria, la existencia de leyes que aceptaron la subordinación de la mujer a manos del
hombre, el no reconocimiento de que hay diferentes momentos o fases de atención, las derivaciones
inexactas o no derivaciones, el desgaste de los profesionales, etc.
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Igualmente más allá de los obstáculos externos debidos a la carencia de concientización y
preparación institucional o profesional, de políticas socio-victimológicas para violencia familiar, de
recursos de emergencia como refugios, es necesario poner de relieve los obstáculos internos de la
víctima.Por su especial situación, el hecho de que consulte o pida ayuda no significa que esté en
condiciones de recibirla y llevarlí a la práctica, dado su deterioro, su depresión, su falta de energía su
desvalorización, su ceguera hacia alternativas, su incapacidad de evaluar el peligro, su desconfianza,
su pensamiento mágico, su estructura defensiva. Sin embargo, no hay que confrontar ni derrumbar
esta estructura pues le ha servido para sobrevivir en el caos familiar. El obstáculo significa que la
víctima colaboré poco y relativamente, en función del grado de daño acumulado y la rigidez de sus
creencias como para flexibilizarse ante las alternativas que se le presentan.
Si bien el ámbito de la salud es un campo privilegiado parí detectar e identificar situaciones de
violencia, se acuerda con Velázquez en que existen ciertos obstáculos que pueden opera para que en
las consultas pase inadvertido el tema de la violencia. Entre ellos se destacan los siguientes: No hay
en la historia clínica preguntas destinadas a detectar algún padecimiento poi violencia, existe
desinformación acerca de la interrelación entre condiciones de vida y condiciones de salud, hay un
fuerte peso cultural y de los estereotipos sociales sobre varones y mujeres para “naturalizar” ciertos
comportamientos. Esto enfrenta al profesional a su propia ideología y ética; la creencia de que la
violencia intrafamiliar y sexual es un asunto exclusivo de la intimidad de las personas o de las familias,
dificulta el reconocimiento, por parte de los profesionales, de que éste es un problema real de la salud
de la población que reclama estrategias concretas de prevención y asistencia.
Resulta útil saber que, en general, así se presenta la plataforma de la cual partimos para
intervenir. Sólo se puede operar conociendo los obstáculos e implementando actitudes positivas
contra ellos.
d)
Conocimiento de los mitos sobre violencia familiar
Los mitos son construcciones históricas que se han mantenido de boca en boca, de sociedad a
sociedad con una aparente “verdad” sobre un determinado hecho. El mito no existe por sí solo sino
que hay factores coadyuvantes que lo mantienen vigentes.
Son cristalizaciones de significación que operan como organizadores de sentidos en el actuar,
pensar y sentir de los miembros que conforman esa sociedad.
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En este sentido, los mitos son construcciones sociales que prescriben patrones de conducta,
conforman valores y ofician de soporte de lo instituido, favoreciendo la repetición. Por eso, al
creencias erróneas que la mayoría de la gente acepta como verdaderas es necesario revisarlos para
poder comprender la realidad del fenómeno que analizamos.
A lo largo del tiempo se fueron construyendo numerosos mitos que intentan ocultar, explicar o
justificar la violencia doméstica.
Los mitos que más habitualmente se presentan pueden resumirse de la siguiente manera:
• A la mujer víctima de molencia le gusta “ser victimizada” por eso se queda en ese vínculo
o establece otros iguales o similares. La víctima tiene un fondo masoquista
En este sentido, las mujeres que están en un vínculo violento no reconocen la problemática en la
que se encuentran, considerándola en muchos caso natural o normal ya que desconocen la existencia
de otras formas vinculares, posibilitando esta situación un rol pasivo o sumiso.
Por otro lado, no existe ningún indicio que evidencie signos masoquistas en la psiquis de estas
mujeres ni caso de acuerdos masoquistas, sino que en la mayoría de los casos la mujer no puede
escapar a la situación por una cantidad de razones de índole emocional, social y económico, que
nada tienen que ver con el experimentar placer o gozo de la situación que vive.
•
La víctima tiende a priorizar el bienestar económico a su bienestar físico y/o emocional
y se queda en el vinculo por comodidad.
!
Aludir a la comodidad para desprestigiar la situación de una mujer víctima de violencia, es
minimizar la cuestión, ya que si bien es necesario que satisfaga sus necesidades básicas como las
alimentarias, existen otros motivos de permanencia en esa situación.
•
Los casos de violencia doméstica son aislados, escasos; no representan un problema
grave.
Las instituciones que brindan servicios de atención a mujeres víctimas de violencia informan
sobre el aumento de llamadas, de denuncias y de atenciones.
•
Los casos de violencia ocurren en familias marginales, clases sociales carenciadas,
estratos sociales inferiores que no poseen educación.
La violencia familiar, no distingue condición socio económica. Cualquier mujer poder ser víctima de
violencia familiar, independientemente de su posición o status social, puede haber vergüenza o temor
de recurrir a instituciones pero eso no quita la existencia de violencia familiar en todas las clases
sociales. Generalmente la gente de clase alta, recurre a profesionales particulares como psicólogos o
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bufetes de abogados para buscar orientación. Sin embargo cada vez más la gente de clases altas se
animan a concuiTir a los centros de atención en busca de una atención integral.
• Hay amores que matan
Este mito está relacionado con los mitos del amor romántico que plantean entre otras
cosas:.. el amor verdadero lo perdona y lo aguanta todo'’, “..Cambiarápor amor.. ”,
“...Lospolos opuestos se entienden m e j o r . . . N o
hay amor verdadero sin
sufrimiento..
. .Es mi media naranja, me completa.. ”, “.. .es mi alma gemela.. ”, “...El amor implica
sacrificar el yo para identificarse con el otro...””... Mi pareja debe saber todo sobre mi
he de renunciar a mi intimidad...”.”... Los celos son una muestra de amor...””.. Si no
siente celos no me quiere...”/’Es mío/a”.
Con estos mitos se tiende a la dependencia, a la sumisión, posesión de la persona.
Este mito tiende a justificar la agresión porque la víctima ha hecho algo para que el
agresor actúe de esa manera, como si una conducta fuera correlativa de la otra, como un
disparador de conductas agresivas. La culpabilización es un arma de agresión contra la
víctima de violencia familiar. Muchas veces es eficaz ya que la víctima se siente culpable de
la situación y cede varias veces a retomar una relación violenta.
• La violencia es producto del alcohol y/o las drogas
El consumo de drogas y/o alcohol puede favorecer la emergencia de la violencia o funcionar en
muchos casos como factor agravante, pero no son la causa de ella.
Si bien no existen datos acerca de la injerencia del consumo de estas sustancias en relación con
la violencia intrafamiliar, la mayoría de las agresiones ocurren cuando la persona está sobria, así
como también es cierto que muchas personas que mantienen relaciones familiares abusivas no son
adictas.
• Las personas violentas padecen algún tipo de enfermedad mental
Si vemos a la violencia como fruto de una enfermedad mental, el maltratante estaría
respondiendo a algún tipo de patología psiquiátrica la cual podría ser diagnosticada y medicada, pero
en la realidad de los casos las personas violentas obtienen sin ningún problema diagnósticos positivos
en sus exámenes respecto de su salud mental.
• La violencia es producto de la pobreza, el subdesarrollo o el desempleo.
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El hecho de que la violencia afecte a personas de todos los niveles económicos descarta
directamente el mito de que la violencia es producto de la pobreza o del desempleo, sin perjuicio de
ello, éstos últimos son factores que influyen obviamente en el sistema familiar de manera negativa.
También debe tenerse en cuenta que los mayores ingresos del grupo familiar hacen que existan
mayores recursos para mantener éste fenómeno oculto.
El miedo, el aislamiento social y las propias estrategias de tolerancia que las víctimas arman para
ocultar su situación es el mayor obstáculo en beneficio de la salud.
e)
El ciclo de la violencia
La dinámica de la violencia conyugal ha sido descrita en el concepto del “ciclo de la violencia”,
como una que se desarrolla en tres fases que se reproducen y se repiten en el tiempo: fase de
acumulación de tensión, episodio agudo y reconciliación o luna de miel.
La fase de acumulación de tensión en la relación de pareja se caracteriza por la aparición de
conflictos, enojos y reacciones violentas aisladas. La mujer siente que ella puede controlar la situación
en tanto haga todo aquello que impida que el hombre se enoje y la golpee. Para sentir la situación
bajo control, la mujer debe negar sus propias sensaciones de molestia y malestar y comienza a
internalizar el razonamiento del agresor, aquel queatribuye la responsabilidad de la situación a faltas,
errores o provocaciones realizadas por ella.
La ocurrencia de dificultades es minimizada y se niega el conocimiento adquirido a través de la
experiencia, de que a esta tensión sobreviene el episodio de golpes. Progresivamente el control de la
situación se va perdiendo. Por su parte, el agresor no intenta controlarse, legitima sus reacciones
violentas en una serie de creencias y estereotipos de la relación hombre-mujer y atribuye la
responsabilidad de lo ocurrido al accionar de la mujer. En tanto sabe que su conducta no es correcta,
comienza a temer que la mujer lo abandone y reaccione aumentando su opresión y su control sobre
ella. Los ataques verbales se hacen más fuertes y humillantes, la tensión y el miedo aumentan.
Kemelmajer de Carlucci plantea con buen tino que frente a situaciones de desquicio matrimonial y
violencia verbal que por otra parte no aparece asumida por el recurrente, la intervención de la justicia,
debe ser oportuna y preventiva, evitando que se ingrese en una escalada creciente de violencia. Las
simples agresiones verbales producidas dentro de una disputa familiar aislada no configuran hechos
que ameriten la formación y desarrollo de un proceso judicial, y mucho menos, la toma de las medidas
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mencionadas en la ley 24.417. En cambio la reiteración de este tipo de agresiones puede llegar a
configurar, en algún momento, una causal de violencia en los términos de la mencionada ley.
Ambos desean evitar la fase siguiente, pero aun cuando pueda transcurrir mucho tiempo, variable
en cada pareja, ésta sobreviene. El episodio agudo de golpes es la señal de que el proceso ya no
responde a ningún control, la violencia se descarga con grados de intensidad y descontrol que la
diferencian de lo ocurrido en la fase anterior. La mujer vivencia lo inevitable y su terror, rabia y
ansiedad se hacen intolerables. Todos sus recursos emocionales y psicológicos están puestos en la
sobrevivencia. Luego sobreviene el shock, caracterizado por la incredulidad y la negación de lo
ocurrido y la fuerte sensación de impotencia y de paralización.
Paralelamente a este shock comienza la fase de luna de miel. El hombre sabe que se ha
sobrepasado e intenta reparar, se siente culpable y lo hace saber, pide perdón y cree verdaderamente
que nunca más volverá a golpear. Cree también que la mujer ha aprendido la lección. En su
arrepentimiento recurre a otras personas vinculadas con la pareja, con la familia de origen, quienes
tienden a alinearse con el sufrimiento de él.
En un fallo se relata que: “A la semana, llegó la orden de exclusión, fue la policía a buscarlo
y el acusado les explicó que ya se había dejado sin efecto la denuncia, por lo que el oficial le
explicó que debían acudir al juzgado; al otro día fueron e hicieron todos los papeles, pero el
inculpado no se fue y estuvo todo el tiempo en la vivienda bajo su consentimiento porque
ambos temían de que les quitaran a los chicos, además había prometido cambiar Después de
una semana, el imputado volvió a reprocharle de que si limpiaba, lo hacía mal si no también, si lavaba
era poco, si se demoraba cinco minutos cuando iba a buscar a sus hijos a la escuela y cuando salía al
negocio le cuestionaba el porqué. Comenzaron más los problemas porque era la casa de él y no
podía decir estaba viviendo con él, tenía que hacer todo lo que él quisiera, cuando él quería tener
relaciones, la agarraba a cualquier hora y nunca aceptaba que le dijera que no. Después comenzó a
trabajar y cundo llegaba tenía que prepararle el baño, como andaba descalzo, cuando era hora de
dormir hacía que le lavara los pies, cuando le respondía yo te traigo el agua, lávate vos, él respondía;
te estoy diciendo que me laves los pies te lo estoy pidiendo bien y ya comenzaba a ponerse agresivo.
Después por cualquier cosita le pegaba. Luego se puso a coser cintos ya que el acusado estaba sin
trabajo, pero no la dejaba. Ese día él estaba tomando y hablando con sus hijos, se produjo un mal
entendido por el que éste comenzó a gritarle, hizo que salieran todos los chicos afuera y la encerró en
la pieza, comenzó a pegarle, la tiró a la cama, su nena de tres años estaba presente, que le pegó con
el codo en la espalda, la insultaba diciendo que era una perra, que estaba cansado de ella, de
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mantenerla, que porque no se iba de la casa y dejaba a sus hijos, que le pegaba piñas en la cabeza,
hasta que se desvaneció y no gritaba, sólo aguantaba los golpes hasta que dejo de hacerlo, luego la
sentó de un tirón y le hizo leer la orden de exclusión, le decía: “no sabes leer, ahora todo lo que pasa
queda bajo tu responsabilidad por dejarme entrar a la casa”, después le pidió disculpas por haberla
golpeado aduciendo que lo había hecho renegar.
La mujer, al igual que el hombre, necesita creer que realmente esto no volverá a ocurrir, lo que le
permite poner a salvo aspectos de la relación que ella valora, le permite también rescatar las
expectativas, los esfuerzos y los afectos que ha puesto en esta relación. Esto genera una situación
parado jal, si la víctima no tiene recursos internos para revelarse queda apegada al victimario,
tratando de hacer méritos para no ser agredida, anhelando los momentos de calma intermitente del
ciclo de la violencia.
Una víctima de violencia familiar dice que siempre cedía antes los pedidos de perdón del
accionado luego de cada episodio de violencia, por lo cual nunca realizó denuncia y/o exposición
policial alguna, convencida de que el accionado cambiaría su actuar, priorizando sobre todo que sus
hijos vivieran en el seno de una familia bien conformada, sin valorar que ellos muchas veces eran
testigos presenciales de los episodios de violencia entre sus padres.
f)
El síndrome de indefensión aprendida
La violencia ejercida por ciclos, la intermitencia, lo súbito del maltrato y el poder mayor de una de
las partes, genera un vínculo traumático que mantiene atrapada a la víctima, la cual no puede romper
este dinamismo una vez instalado en la relación.20 De esta forma se refuerza el fenómeno de la
indefensión aprendida, la persona por más que lo intenta no logra evitar el maltrato, siente que ha
perdido el control de su vida, no puede manifestar sus sentimientos ni pedir ayuda, se anestesia
emocionalmente para poder sobrevivir y deja de hacer esfuerzos entregándose a lo que venga.
En síntesis es un estado de esclavitud psicológica, que priva a un ser humano de la capacidad y/o
voluntad aptas para romper este tipo de relaciones.
La mujer maltratada es conceptualizada como aquella que sufre agresiones intencionales -físicas,
psicológicas y/o sexuales- por parte del hombre con quien mantiene un vínculo íntimo, ya sea legal o
consensual. Si los ataques físicos o psicológicos se instalan como un modo habitual del trato del
hombre hacia su compañera, se trata del caso de una mujer maltratada.
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A nivel conductual y psicológico se describen intentos de suicidio, consumo de sustancias,
angustia, miedo, depresión, dificultades sociales como el aislamiento y la hiperasertividad,
internalización de la culpa, baja autoestima, alteraciones de la relación con los hijos -incluyendo el
maltrato hacia ellos- síntomas de tensión, trastornos del sueño, perdida de concentración.
En el ámbito físico se manifiesta en sintomatología somática diversa como gastritis, dolores de
cabeza, dolores musculares.
En el ámbito de la participación social se expresa como inhibición de las actividades en ámbitos
laborales, actividades políticas, participación comunitaria, la mujer es forzada a través ilcl medio y la
parálisis a ocupar una posición marginal en la Monedad.
La víctima también atribuye significados, justificando lo que el otro hace, motivada por el apego
traumático reforzado por el Síndrome de Estocolmo, como fenómeno defensivo que la lleva a proteger
al agresor.
g)
Concepto de Género
Desde tiempos remotos el hombre ha intentado explicar, de diversas maneras, las diferencias
entre mujeres y varones, el lugar que ocupa cada uno de ellos dentro de la sociedad, como también el
rol que desempeñan éstos al momento de cumplir una función social.
El tema de las relaciones entre la mujer y el hombre en la atribución y el goce de derechos fue
abordado por primera vez en el derecho internacional de los derechos humanos mediante el concepto
de no discriminación, entre otros, por motivos de sexo, entendido como la prohibición de cualquier tipo
de discriminación e n t r e hombres y mujeres.
El término “género” no se utilizo en el ámbito internacional hasta la década de 1980, cuando fue
Introducido en diferentes conferencias internacionales sobre losderechos de la mujer. La Declaración
y Plataforma de acción adoptadas por la cuarta conferencia mundial sobre la mujer en Beijing, en
1995, se comprometió a lograr la igual dad de género, así como la no discriminación basada en el
sexo. En 2010, el Comité sobre la Eliminación de los Discriminación contra la Mujer, creado por la
CEDAW determinó: “Si bien en la Convención sólo se menciona la discriminación por motivos
de sexo al interpretar el art. Io junto con el párr. f del art. 2o y el párrafo a del art. 5o, se pone de
manifiesto que la Convención abarca la discriminación contra la mujer por motivos de género”.
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La inclusión de los términos sexo y género resalta que la desigualdad existente entre la mujer y el
hombre resulta tanto de la diferencia biológica (sexo) como de los roles socialmente construidos que
definen las conductas consideradas apropiadas para la mujer y para el hombre (género).
La primera definición de género incluida en un Tratado Internacional se halla en el Estatuto de
Roma de la Corte Penal Internacional (CPI), de 1998, en el art. 7o, párr. 3: “el término género se
refiere a los dos sexos, femenino y masculino, dentro del contexto de la sociedad”. Si bien al
definir género se hace hincapié en la identificación biológica de ambos sexos (masculino y femenino),
la definición citada los ubica dentro de la sociedad.
En el año 2004, el Comité de la CEDAW implícitamente rechazo esta sutil diferencia observando
que género se define como: “los significados sociales asignados a las diferencias biológicas entre los
sexos”. Se trata de una construcción ideológica y cultural, aunque también se reproduce dentro del
ámbito de las practicas físicas y a su vez influye en los resultados de tales prácticas. Afecta la
distribución de los recursos, la riqueza, el trabajo, el poder político y la adopción de decisiones, el
goce de ios derechos dentro de la familia y en la vida pública. A pesar de las variantes en las
diferentes culturas y épocas, las relaciones de género en todo el mundo suponen una asimetría de
poder entre el hombre y la mujer como característica profunda. De esta manera, el género es un
estratificador social, y en ese sentido se asemeja a otra fuente de estratos como la raza, la clase, la
etnicidad, la sexualidad y la edad. Nos ayuda a comprender la estructura social de la identidad sexual
y la estructura desigual de poder vinculada a la relación entre los sexos.
Otros organismos de derechos humanos de Naciones Unidas siguieron al Comité de la CEDAW al
reconocer que la construcción social de género debilita el goce igualitario de ios derechos humanos.
Al respecto, el Comité sobre Derechos Económicos, sociales y culturales considero que el género se
construye socialmente, en tanto afecta el goce igualitario de derechos por parte del hombre y la mujer,
y determina expectativas y presupuestos en torno al comportamiento, las actitudes, las cualidades
personales y las capacidades físicas e intelectuales del hombre y la mujer, sobre la base exclusiva de
su identidad como tales. En 2009, el Comité DESC explicó en detalle el modo en que: “la noción de
sexo como causa de prohibición ha evolucionado en forma considerable para cubrir no sólo aspectos
psicológicos sino también la construcción social de los estereotipos de género, prejuicios y roles
presupuestos que han significado obstáculos para lograr la igualdad de los derechos económicos,
sociales y culturales.
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En el año 2010, el Comité de la CEDAW destaco que la construcción social atribuida a la
diferencia biológica entre la mujer y el hombre da lugar a relaciones jerárquicas y “a la distribución de
facultades y derechos a favor del hombre y en detrimento de la mujer”.
Para Grassi el Género es “un modelo de conducta que se construye socialmente y que varía
de una sociedad y de un tiempo a otro. Una vez establecido, cada uno se comporta con arreglo
a las características que le son atribuidas, en tanto su aprendizaje es temprano y abarcativo. Al
mismo tiempo, se crean expectativas en los miembros externos al grupo, que encuentran
“anormal” cualquier desviación del modelo establecido.”
Tal como se visualiza, desde este punto de vista, definir género como “un modelo de conducta”
conduciría a pensar que cada sociedad en determinado momento histórico y social construye su
propio “modelo de conducta”, que contendrá elementos “comunes” y “diferenciados” para varones y
mujeres; por lo cual su análisis se verá complejizado no sólo por las relaciones que se establecen
entre varones y mujeres sino también, por las relaciones que se establecen entre los hombres y la
estructura social en un lugar y en un tiempo determinado. Asimismo, definirlo como un único modelo
de conducta hace reconocimiento al hombre como ser social -individual, genérico y autónomo- en
contraposición a atomizarlo dentro de una categoría delimitada por su sexo.
Así el concepto de género es una herramienta para comprender las relaciones entre mujeres y
hombres. El género es construido socialmente, por lo tanto, es contingente y varía en el tiempo y en el
espacio. Aquello que es considerado una conducta socialmente aceptable en un lugar o en un tiempo
determinado puede ser calificado como inaceptable en otro lugar o en otro momento. El lugar que la
mujer o el hombre ocupan en la sociedad depende de factores, políticos, económicos, culturales,
sociales, religiosos, ideológicos y ambientales. La desviación de los roles asignados por el género
puede causar ostracismo social y ser utilizada como justificación de una respuesta punitiva, por
ejemplo en los casos en los que se alega que asesinar a una mujer que ha transgredido normas
sociales es un acto legitimo para defender el honor de la familia. A pesar de las diferencias en los
presupuestos de comportamientos apropiados basados en el género, en muchos casos han servido
para crear una jerarquía de poderes que limitaba la libertad de la mujer para actuar y ser reconocida
como un adulto autónomo con capacidad plena. Los roles de género no son fijos, sino que pueden ser
modificados por la cultura, la sociedad y la comunidad. Es posible, también tratar de modificarlos.
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El Comité de la CEDAW, por su parte ha instado a los Estados parte de la Convención a
identificar los obstáculos que los presupuestos basados en el género significaron para la mujer en su
búsqueda de la igualdad para gozar de sus derechos y en la distribución de los recursosy a tomar
medidas a fin de eliminar esos obstáculos. Debido a la posición generalizada de subordinación y
desventaja social, política y económica de las mujeres, abordar la desigualdad de género requiere el
empoderamiento y avance de las mujeres, asumiendo el compromiso de tomar medidas específicas.
Esto explica en cierto punto, el deslizamiento de la noción género como sinónimo de mujer.
Igualmente con frecuencia sexo y género se comprenden sólo en términos de los dos sexos,
masculino y femenino. Sin embargo una lectura más profunda de género abarca la orientación sexual
y la identidad de género, incluyendo a los transgénero.
h) Concepto de patriarcado
El concepto de patriarcado ha sido redefinido e investigado por distintas disciplinas sociales con el
propósito de encontrar una explicación acerca de las jerarquías sociales entre los sexos y de los
mecanismos que las originan y perpetuán. El movimiento feminista fue el principal generador e
impulsor de los debates, que aun continúan sobre los contenidos, de este término.
En el nivel más general ha sido empleado para referirse a la dominación masculina y a las
relaciones de poder a través de las cuales los hombres dominan a las mujeres. En cuanto a las bases
de sustentación de la sociedad patriarcal y a los mecanismos e instituciones de la misma, las
respuestas varían pero existe casi una unanimidad en señalar a la familia como la institución básica
del patriarcado. Asimismo se introduce la idea de la existencia de una opresión específica de las
mujeres.
En los marcos de la concepción actual, los diferentes significados que se le atribuyen al término
patriarcado se relacionan con distintas corrientes del feminismo. Una de las corrientes del feminismo
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radical, la del llamado feminismo revolucionario, desarrolla una teoría del patriarcado que postula una
base de la opresión social de las mujeres su capacidad reproductiva.
Las relaciones de reproducción generan un sistema de clases sexual, que se basa en la
propiedad y en el control por parte de ios hombres de la capacidad reproductiva de las mujeres, y que
existe paralelamente al sistema de clases económico basado en las relaciones de producción.
Otra corriente llamada del feminismo materialista, sostiene que en la sociedad capitalista existen
dos modos de producción: el modo de producción capitalista industrial y el modo de producción
doméstica o familiar. Afirma la existencia de una “relación de producción entre marido y mujer” en la
familia nuclear moderna, consistente en la relación de una persona o un “jefe”, cuya producción se
integra al circuito mercantil, con oirá que le está subordinada porque su producción, que se integra al
circuito mercantil, es desvalorizada y convertida en algo invisible.
Por su parte, el llamado feminismo socialista intenta a nalizar la relación entre la subordinación de
las mujeres y la organización de los distintos modos de producción Realiza dos ::pos de análisis del
patriarcado; el primero en términos de relaciones ideológicas, el segundo de relaciones materiales.
i) Concepto de violencia Familiar
Las Naciones unidas han dado una serie de ejemplos que conforman lo que se entiende por
violencia en la familia, abarcando los malos tratos propinados a la mujer, la violación ejercida por el
marido, el incesto, la prostitución forzada, al violencia contra los niños, los abortos selectivos según el
sexo del feto y el infanticidio femenino, la mutilación genital femenina, las violentas prácticas
tradicionales que afectan a las mujeres y que a su vez abarcan el matrimonio forzado y los delitos en
defensa del honor.
Cuando los actos de violencia se producen en el seno de la familia, se emplean indistintamente
expresiones como ttviolencia familiar”, “violencia en la familia” o “violencia doméstica”, aunque
hay autores como De Urbano y Castalio, que prefieren hablar de violencia familiar, por ser una
acepción más amplia que el término violencia doméstica ya que no siempre se produce el maltrato en
el domicilio o en el hogar donde se mora, sino en otros ámbitos.
En el common law algunos autores reservan la expresión “domestic violence” para describir la
violencia en la pareja mientras que la expresión “child abuse” define la violencia ejercida en los
niños.
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El término violencia es una traducción del vocablo latino “violentia”, derivado de la raíz “violo”
que quiere decir atentar o violar, aludiendo en este sentido a una fuerza vital presente en el origen
mismo de la vida.
El término doméstica hace alusión a lo perteneciente a la casa o el hogar, lugar donde se
desarrolla la familia, según el diccionario de la Real Academia Española.
También se ha definido a la violencia familiar como todo tipo de conductas abusivas de poder que
obstaculizan, obstruyen o niegan el “normal y pleno desarrollo personal del que está sujeto a ese
tipo de violencia"
El Consejo de Europa, considera violenta, “toda acción u omisión cometida en el seno de la
familia poruno de sus miembros, que menoscaba la vida o la integridad física o psíquica o,
incluso, la libertad de otro de los miembros de la misma familia que causa un serio daño al
desarrollo de su personalidad”.
Cabe recordar que la Convención de Belém do Pará marca una importante evolución en relación
a la conceptualización de la violencia contra la mujer, definiendo aquella como cualquier acción o
conducta, basada en su género, que cause su muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico
a la mujer, tanto en el ámbito público como en el privado (art. 1o). Asimismo, en el art. 2o agrega que
se entenderá que violencia contra la mujer, mcluye la violencia física, sexual y psicológica.
La doctrina mayoritaria tiene en cuenta otro aspecto al momento de evaluar si una conducta
encuadra en el concepto de violencia doméstica y es el requisito que la relación de abuso sea crónica,
permanente o periódica, no estando incluidas en la definición las situaciones de maltrato infrecuentes
o esporádicas.
La violencia doméstica es un modo patológico de comunicación humana instalado en la familia, la
que pensada como un sistema, no funciona adecuadamente. En ella se producen constantemente
comportamientos que comunican el rechazo y la descalificación del otro, y aún la desconfirmación
(cuando el otro es “invisible”).
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La familia tiene el desafío de controlar la agresión entre sus miembros con la finalidad de evitar su
destrucción a través de la palabra hablada, la cual evita, por su carácter regulador y mediador, la
transformación de la agresividad en violencia.
La jurisprudencia ha dicho al respecto que: “La vida matrimonial y familiar conforme la ocurrencia
natural y ordinaria de las cosas -impuestas por la costumbre y legislación vigente- exige de sus
componentes conductas claras de convivencia en parámetros normales impuestos por el respeto al
otro integrante de la pareja y de los hijos, testigos mudos de ese ambiente familiar, que también exige
de los padres considerarlos en sus necesidades físicas y afectivas para que no sean a la postre
también destinatarios de esos hechos de violencia, deformando su incipiente y débil formación
humana”.
j) Concepto de maltrato a ancianos
Uno de los primeros problemas es dar un concepto de lo que se entiende por anciano, ya que no
hay un concepto etario en la legislación, para hablar sobre ancianidad, para lo cual debemos delimitar
a partir de qué edad podemos hablar de personas ancianas.
El maltrato al anciano se define como cualquier acto que, por acción u omisión, provoque un daño
físico o psicológico a un anciano por parte de la familia. Incluye agresión verbal, física, descuido en su
alimentación, abuso financiero y amenazas por parte de los hijos o de otros miembros de la familia.
Mientras para algunos autores el tiempo de la ancianidad puede expresarse en una edad fija,
otros señalan que debe atenderse al proceso que el envejecimiento importay apuntan que sería más
apropiado hablar de personas que están envejeciendo en lugar de referirse a personas de edad.
Desde lo social, la experiencia y la sabiduría serían los resultados del crecimiento pero no son
tenidas en cuenta En esta cultura, el abuso hacia los ancianos es más frecuente de lo que se supone
e incluye golpes, empujones, tirones de pelo, humillaciones, negligencias, abandono, abuso
económico y financiero, abuso sexual, subestimación de creencias y valores, etc.
Un modo especial de violencia contra el anciano son las internaciones geriátricas, ya que salvo
excepciones, no son lugares adecuados ya que funcionan como “depósito de ancianos”. Como caso
extremo de violencia tenemos la denuncia falsa de enfermedad mental, con la intención de lograr una
orden judicial de internación en un establecimiento psiquiátrico.
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Los signos para detectar que un anciano está siendo víctima de violencia son su estado de aseo y
cuidado personal, su conducta, (comunicativo o retraído), su concurrencia asidua a lugares de
atención médica común o servicios de urgencia, traumatismos recurrentes etcétera.
Una jurisprudencia interesante ha citado que: Se observa en la actualidad una preocupación
creciente en cuanto a la protección de personas vulnerables a tal punto que una autora española ha
destacado que sería “oportuno reflexionar sobre uno de los principales desafíos a los que se enfrenta
la familia europea en este siglo XXI, sobre el que la comisión europea viene advirtiendo
reiteradamente: el aumento de la dependencia intrafamiliar derivada tanto del aumento de ancianos
dependientes, como también de otras situaciones de vulnerabilidad debidas a una enfermedad,
discapacidad o accidente de algún miembro de la unidad familiar”.
A su vez, un jurista francés refiriéndose a la ley del año 2007 sobre protección jurídica de los
mayores adultos, señala: “El derecho de las personas vulnerables no es un derecho sólo técnico,
sino que se considera un derecho con una dimensión muy humana. No se trata de jugar con tal
o cual regla: cuando hablamos de este derecho, se trata de imaginar a un individuo con su
personalidad, su dignidad y su legitimidad. El derecho de las personas vulnerables es la cara
oculta de una sociedad humana compleja, no es únicamente de las personas que gozan de
buena salud. Es un signo de humanidad. Es bien conocido el dicho: dis- mois comment la
societé protege la personne vulnérable, et je te dimi dans quelle sociéte tu vis'”.
k) Concepto de familia donde se ejerce violencia
Es una familia que tiene una estructura muy rígida, verticalista, autoritaria, que discrimina entre
varones y mujeres, con roles estereotipados, intolerante y castigadora, en la que se cree que se debe
obedecer ciegamente y en la que se castiga o maltrata creyendo que eso constituye un estímulo para
la superación personal.
En ella se suele utilizar la crítica, la humillación, el silencio, las prohibiciones no razonables, el
control y la vigilancia o el retacear el dinero, como formas de ejercer el dominio desde uno de los
miembros sobre el resto de la familia.
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Las decisiones son unilaterales, no hay diálogo e impera el temor y la sensación de culpa en
quienes reciben el maltrato.
A veces las personas involucradas no se reconocen como inmersas en un cuadro de Violencia
Familiar, pues muchas de sus características coinciden con el perfil tradicional de las antiguas familias
en las que un varón ejercía un poder absoluto. Ahora vemos esta situación como una de las formas en
que se naturalizó la violencia y quedó oculta dentro de la organización y contexto social en el curso de
la historia.
No hace falta que haya golpes físicos para que se consideren cuadros muy graves que afectan
las defensas psicofísicas, producen enfermedades, depresión y deseos de morirse en las víctimas. El
maltrato crónico disminuye la expectativa de vida de las personas. Por eso hay que ponerle un límite a
tiempo. El maltrato en todas sus formas es un delito integral que afecta los bienes más preciados que
posee un ser humano: su dignidad, sus derechos, su salud.
1) Empoderamiento
El término ha sido acuñado por los movimientos feministas y de mujeres para describir el proceso
de toma de conciencia de género, así como para la toma de posición con respecto al poder en
sociedades patriarcales y el accionar personal y colectivo que les conduzca a diseñar formas
alternativas para su ejercicio.
También puede entenderse como el “proceso que experimentan individual y colectivamente los
seres humanos que sufren la discriminación, entre ellos las mujeres, en el cual adquieren valoración
de sí mismas, conocimientos, destrezas y habilidades que les permiten, gradualmente, decidir su
propio destino...” Este proceso de empoderamiento, tiene como referente u objetivo central, que las
mujeres “amplíen su poder relativo frente al hombre”.
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Esta última acepción, significa que el empoderamiento en términos operacionales se inicia mediante
un pro ceso de capacitación que permite el desarrollo de las capacidades, destrezas y habilidades que
hagan a la mujer participar activamente en los procesos económicos, sociales y políticos.
ASPECTOS NORMATIVOS NACIONALES E INTERNACIONALES
Una de las sugerencias que tienen que tener en cuenta los abogados a la hora de abordar un
caso de violencia familiar, es el conocimiento de la normativa nacional e internacional sobre la
temática. Conocer las herramientas normativas del derecho, permite al profesional del derecho,
trabajar con los hechos suscitados en un marco de legalidad y seguridad jurídica.
A continuación brevemente mencionare la normativa nacional e internacional existente sobre el
tema.
MARCO NACIONAL
a) La Constitución Nacional
La Constitución Nacional es la plataforma normativa de principios que sustentan las demás
normas. En ella encontramos artículos relacionados a la temática de la violencia familiar.
En el articulado, se acerca a la temática el art. 14 bis de la constitución nacional, que establece
que la ley establecerá la protección integral de la familia.
Conceptualizar lo que se entiende por “protección integral de la familia”, depende de la
interpretación dinámica que hagamos del precepto constitucional.
Actores sociales como la sociedad, el Estado, la provincia, la ley y en general los poderes
públicos deben garantizar que la familia reciba protección69 social económica y jurídica, así como
también las asistencias necesarias o posibles para su consecución de esa protección.
Es decir que la protección de la familia en todos sus ámbitos, depende de la intervención de los
organismos públicos, ya sea por medio de la sanción de leyes, de los programas que desarrollen las
instituciones, etc.
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El art. 16 de la CN, establece la igualdad ante la ley sin admitir prerrogativas de sangre, ni de
nacimiento. No hay en ella fueros personales, ni títulos de nobleza. Todos los habitantes son iguales
ante la ley, y admisibles en los empleos sin otra condición que la idoneidad. Este principio de igualdad,
es el que procura eliminar la discriminación arbitraria por motivos de raza, color, sexo, etc.
Esta igualdad se lleva a cabo cuando se da el mismo trato a todos los habitantes que están en
idénticas condiciones y es aplicable a las relaciones entre el Estado y los particulares y entre los
particulares entre sí, todos los habitantes son iguales ante la ley.
El art. 28 es el artículo denominado inalterabilidad de las normas constitucionales, nos habla de
dos principios, la inalterabilidad y la razonabilidad. La inalterabilidad es la garantía de que los
derechos reconocidos en la Constitución no van a sufrir alteraciones.El artículo remite a la
razonabilidad de la aplicación de las normas, dado que los derechos no son absolutos sino relativos,
esto significa que son restringidos, reglamentados a través de leyes dictadas por el Congreso, como
las leyes de protección contra la violencia familiar.
El art. 31 expresa dos temas fundamentales: La supremacía de la Constitución nacional y el orden
de prelación de las normas. Con respecto a la supremacía de la constitución, este artículo nos indica
que todas las normas (constituciones y leyes provinciales, ordenanzas municipales, decretos del
Poder Ejecutivo Nacional, Provincial o Municipal, etc.), deben respetar a la Constitución, la cual está
por encima de ellas. Con relación, al orden de prelación, este artículo indica la jerarquía entre el
derecho federal y el derecho provincial. - El primero integrado por la Constitución Nacional, las leyes
nacionales y los tratados internacionales), está por encima del segundo.
También plantea la jerarquía entre la Constitución, las leyes y los tratados: En primer lugar, la
Constitución, luego los tratados internacionales ratificados por nuestro país (entre ellos podemos citar
los instrumentos internacionales específicos como la CEDAW y la Convención Belém do Pará) y por
último las leyes nacionales (podemos mencionar, la ley 24.417, la ley 12.569 y la ley 26.485).
El art. 33 referente a los derechos y garantías implícitos plantea: Las declaraciones, derechos y
garantías que enumera la Constitución, no serán entendidos como negación de otros derechos
y garantías no enumeradas.
Los derechos implícitos son aquellos que existen aunque no estén expresados en la Constitución
pero que surgen como consecuencia de los principios, fundamentos y garantías de aquella. Su
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objetivo es evitar que alguien (ya sea una autoridad pública, particulares o grupos), no respete esos
derechos y garantías amparándose en que no están escritos en la Constitución.
Al respecto Lloverás y Salomón dicen que fue este artículo, el que ha sido la fuente permanente
de aparición de diferentes derechos o derechos reformulados, que ampliaron los explicitados en la
parte dogmática del texto constitucional argentino. Este artículo puede servir de comodín para incluir
derechos no mencionados expresamente como el derecho a la protección contra la violencia familiar.
El art. 75, inc. 19, expresa la llamada cláusula del desarrollo humano o también denominada
cláusula de prosperidad del país, contemplando esta problemática en sus disposiciones en aras de
proveer lo conducente al desarrollo humano, al progreso económico con justicia social, a la
productividad de la economía nacional, a la generación de empleo, a la formación profesional de los
trabajadores, a la defensa del valor de la moneda, a la investigación y desarrollo científico y
tecnológico, su difusión y aprovechamiento.
Este inciso le da al Congreso la facultad de crear e instrumentar condiciones y medios para lograr
que el hombre (que no vive aislado sino en sociedad) pueda desarrollarse dentro de ella.
El art. 75 inc. 22 dentro de las atribuciones del Congreso de la Nación, fue incorporado con la
Reforma de la Constitución Nacional del año 1994. Nos indica que el Congreso puede aprobar,
desechar o desaprobar parcialmente tratados concluidos con otros países o con organizaciones
internacionales como por ejemplo la ONU, OEA, etc.
• Entre los Tratados que tiene jerarquía constitucional se encuentran:
La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre,
La Declaración Universal de Derechos Humanos,
La Convención Americana sobre Derechos Humanos,
El Pacto internacional de Derechos económicos, sociales y culturales,
El Pacto internacional de Derechos civiles y políticos,
El Protocolo Facultativo del pacto internacional de Derechos civiles y políticos,
La Convención sobre la prevención y la sanción del delito de genocidio,
La Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la mujer,
La Convención contra la Tortura y Otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes,
La Convención sobre los Derechos del Niño.
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Este inciso le ha dado a los Tratados Internacionales de Derechos Humanos jerarquía
constitucional, es decir se abre un abanico normativo a nivel internacional, una habilitación de
derechos que están plasmados en instrumentos que la Argentina ha sido parte.
b)
La Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
La Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires contiene previsiones normativas
específicas sobre el tema como el art. 11 que plantea que todas las personas tienen idéntica dignidad
y son iguales ante la ley. Se reconoce y garantiza el derecho a ser diferente, no admitiéndose
discriminaciones que tiendan a la segregación por razones o con pretexto de raza, etnia, género,
orientación sexual, edad, religión, ideología, opinión, nacionalidad, caracteres físicos, condición
psicofísica, social, económica o cualquier circunstancia que implique distinción, exclusión, restricción o
menoscabo.
El art. 24 expresa que la Ciudad asume la responsabilidad de contemplar la perspectiva de
género. Incorpora programas en materia de derechos humanos y educación sexual.
El art. 36 postula que la Ciudad garantiza en el ámbito público y promueve en el privado la
igualdad real de oportunidades y trato entre varones y mujeres en el acceso y goce de todos los
derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales, a través de acciones positivas que
permitan su ejercicio efectivo en todos los ámbitos, organismos y niveles y que no serán inferiores a
las vigentes al tiempo de sanción de esta Constitución.
El art. 37 reconoce los derechos reproductivos y sexuales, libres de coerción y violencia, como
derechos humanos básicos, especialmente a decidir responsablemente sobre la procreación, el
número de hijos y el intervalo entre sus nacimientos.
Se garantiza la igualdad de derechos y responsabilidades de mujeres y varones como
progenitores y se promueve la protección integral de la familia.
El art. 38 menciona en forma general la postura de la Ciudad al incorporar la perspectiva de
género en el diseño y ejecución de sus políticas públicas y elabora participatívamente un plan de
igualdad entre varones y mujeres.
Asimismo se estimula la modificación de los patrones socioculturales estereotipados con el objeto
de eliminar prácticas basadas en el prejuicio, de superioridad de. cualquiera de los géneros; promueve
que las responsabilidades familiares sean compartidas; fomenta la plena integración de las mujeres a
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la actividad productiva, las acciones positivas que garanticen la paridad en relación con el trabajo
remunerado, la eliminación de la segregación y de toda forma de discriminación por estado civil o
maternidad; facilita a las mujeres único sostén de hogar, el acceso a la vivienda, al empleo, al crédito y
a los sistemas de cobertura social; desarrolla políticas respecto de las niñas y adolescentes
embarazadas, las amparay garantiza su permanencia en el sistema educativo; provee a la prevención
de violencia física, psicológica y sexual contra las mujeres y brinda servicios especializados de
atención; ampara a las víctimas de la explotación sexual y brinda servicios de atención; promueve la
participación de las organizaciones no gubernamentales dedicadas a las temáticas de las mujeres en
el diseño de las políticas públicas.
c)
El Código Civil
Desde el Código de Napoleón de 1804, que es la principal fuente inspiradora de los códigos
civiles latinoamericanos, se definía a la mujer como incapaz de derecho. “En todas las codificaciones
se adoptó la cláusula de obediencia de la mujer al padre y al marido, tomada casi literalmente de la ley
francesa”.
La sociedad ha cambiado y el código civil o código de fondo también lo ha hecho a lo largo de las
décadas, lo vemos con las últimas reformas de las leyes en derecho de familia como la ley de
matrimonio civil 23.515, la ley de filiación y patria potestad 23.264, la ley de matrimonio igualitario
26.618 y la ley de identidad de género 26.743.
Es preciso que aclare que antes de la sanción de las leyes de protección contra la violencia
familiar, la norma a la que se remitían los abogados era el código civil argentino al no existir legislación
específica sobre el tema.
La violencia como vicio de la voluntad, como causal de divorcio
De acuerdo con nuestro Código Civil en forma genérica, la violencia constituye un vicio de la
voluntad que afecta la validez del acto ejecutado por quien sufre la coerción física o moral.
El problema con este concepto, es que la violencia se da a raíz de un hecho y no como vicio de la
voluntad un acto jurídico.
El código civil argentino identifica con los términos “fuerza y temor” (así se denomina al Capítulo
III de la Sección II del Libro II), intimidación (art. 937 y 938) y violencia (arts. 965, 1045) al tratar
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siempre el mismo vicio, que comprende las distintas formas de coerción sobre la persona, con la única
finalidad de que ésta otorgue un determinado acto jurídico.
En este sentido el vicio de la violencia comprende:
La violencia física que consiste en el empleo de fuerza física irresistible en ia persona que otorga
el acto (arts. 936 del Código Civil).
La coerción o intimidación por ofensas corporales o malos tratamientos.
La coerción o intimidación definida por el art. 937 del Cód. Civil en los siguientes términos:
“Habrá intimidación, cuando se inspire a uno de los agentes por injustas amenazas, un temor
fundado desufrirun malinminentey grave en su persona, libertad, honra o bienes, o su
cónyuge, descendientes o ascendientes, legítimos o ilegítimos”.
Con respecto al ámbito específico del derecho de familia, con la sanción de la ley 23.515, en
1987, se incorpora el divorcio vincular al Derecho Positivo de Familia.
En materia de causales la ley introdujo modificaciones, a la vez que suprimió figuras autónomas
como las sevicias74 y los malos tratamientos, figuras que eran confundidas en la práctica tribunalicia y
en las decisiones judiciales.
La jurisprudencia reitero que la sevicia consistía en los malos tratamientos realizados con
crueldad y espíritu de hacer sufrir, pero requiere para su configuración de dos elementos, uno físico,
los malos tratos, y otro psicológico, la intención despiadada de hacer daño.
Otra de la causal que dio mucho por hablar por la amplitud y la vinculación con casos de violencia
familiar son las injurias graves, que son actos de fuerza entre los cónyuges impropios para la vida
marital, como menospreciar o menoscabar al otro.
Según Zannoni es todo hecho u omisión imputable a uno de .os cónyuges que signifique un
agravio para el otro. Las lesiones provocadas por golpes, empujones, bofetadas, puñetazos, etc.., son
algunas de las modalidades agresivas comprendidas en la causal en estudio e importan una especie
de los tantos comportamientos violentos que pueden ser ejercidos en la vida conyugal.
Otras manifestaciones de esta modalidad son las agresiones verbales ofensivas a través de
palabras groseras, insultos, provocación de altercados, etc., las cuales también dan contenido - las
injurias graves.
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3)
La mención de los actos de violencia en la ley de patria potestad
La ley 23.264 de filiación y patria potestad del año 1985, aporta un concepto relacionado con la
temática, llamado deber de corrección
El Código Civil originario, redactado por Vélez Sársfield y sancionado en el año 1871, disponía en
el art. 264 que: “La patria potestad es el conjunto de los derechos que las leyes conceden a los padres
desde la concepción de los hijos legítimos, en las personas y en los bienes de dichos hijos, mientras
sean menores de edad y no estén emancipados”.
Como se advierte, la normativa civil viene a consagrar en el plano legal, la objetivación del/la
niño/aen la relación patemo-filial, tanto en el aspecto personal como patrimonial , en consonancia con
la autoridad marital, ocupando así el marido un lugar de privilegio a título de dueño de su mujer y sus
hijos/'as legítimos/as.
En consonancia con esa superioridad masculina, el art. 278 del mismo cuerpo normativo
consagra el poder de corrección parental, gestado en paralelo a conceptos de ius punendi, como son
la idea de sanción, represión y encierro: “Los padres tienen la facultad de corregir o hacer corregir
moderadamente a sus hijos, y con la intervención del juez haceños detener en un
establecimiento correccional por el término de un mes. La autoridad local debe reprimir las
correcciones excesivas de los padres”.
Años más tarde, en 1919, la ley 10.903 -conocida como ley Agote-, modificó el art. 264 del Cód.
Civil ai disponer que: “La patria potestad es el conjunto de derechos y obligaciones que corresponden
a los padres sobre las personas y bienes de sus hijos”. Si bien esta nueva definición fue importante en
tanto introdujo la noción de obligación al instituto de la patria potestad y suprimió las diferencias a los
hijos/as legítimos/as, no altero el texto del art. 278.
Con la sanción de la ley 23.264, se cambia sustancialmente el régimen jurídico relativo a las
relaciones paterno-maternos filiales. El nuevo y el actual art. 264 redefine la patria potestad como el
conjunto de deberes y derechos que corresponden a los padres sobre las personas y bienes de los
hijos, para su protección y formación integral, desde la concepción de estos y mientras sean menores
de edad y no se hayan emancipado”. Y el nuevo y también vigente art. 278 limita el poder de
corrección parental: “Los padres tienen la facultad de corregir o hacer corregir la conducta de sus hijos
menores. El poder de corrección debe ejercerse moderadamente, debiendo quedar excluidos los
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malos tratos, castigos o actos que lesionen o menoscaben física o psíquicamente a los menores. Los
jueces deben resgu ardar a los menores de las correcciones excesivas de los padres, disponiendo su
cesación, y las sanciones pertinentes que correspondieren”.
Herrera y Spaventa examinan la disposición con interrogantes como: ¿Hay una dirección
adecuada?, ¿Los padres deberían reencauzar a un hijo/a hacia el sendero correcto?, si estas
respuestas fueran afirmativas la crianza de los hijos constituiría una tarea más sencilla. Sin embargo, y
por suerte, las relaciones humanas no son lineales ni unicausales. Todo lo contrario, son más bien tan
complejas como enriquecedoras.
También se preguntan: ¿Cuáles son los parámetros para medir si el uso del poder de corrección
toma una forma moderada o excesiva?. En primer lugar, debemos señalar que la norma está
asumiendo la corrección a través del castigo, de lo contrario no se entiende porque se preocupa por
fijar límites a aquel poder parental para que no devenga abusivo. Por lo tanto, él encorsetamiento legal
al poder de corrección esconde el temor por el castigo corporal desmedido, que excede los contornos
del enderezamiento filiatorio legitimado por aplicación de esta normativa. De forma tal que la norma
queda atrapada en una ideología legitimadora de la violencia física, que atraviesa la cultura occidental,
y que organiza y condiciona no sólo el funcionamiento familiar, sino, además, la organización
relaciona! de la vida cotidiana de la mayoría de las personas, sirviendo de base para que padres
incompetentes y con comportamientos de maltrato expliquen sus acciones y atribuyan su causalidad a
las víctimas.
Medidas cautelares del Código Civil en lo atinente al tema
Con respecto a las medidas cautelares usadas antes de la creación de las leyes de protección
contra la violencia, la sanción de la ley 23.515 de Matrimonio Civil, introdujo la posibilidad expresa de
reintegrar al cónyuge que se hubiere retirado del hogar por algún motivo, en su parte pertinente
dispone que:“Deducida la acción de separación personal o de divorcio vincular, o antes e ella
en casos de urgencia, podrá el juez decidir si alguno de los cónyuges debe retirarse del hogar
conyugal o ser reintegrado a él...”.
Esta norma se ve complementada con el art. 199 del Código citado reformado, que establece que
“Los esposos deben convivir en una misma casa, a menos que por circunstancias
excepcionales se vean obligados a mantener transitoriamente residencias separadas. Podrán
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ser relevados judicialmente del deber de convivencia cuando ésta ponga en peligro cierto la
vida, o la integridad física, psíquica o espiritual de uno de ellos, de ambos o de los hijos”.
Esta medida del art. 231, apunta a evitar el agravamiento de la crisis, pues ante la promoción de
un juicio de divorcio o durante el mismo, máxime cuando se formulan imputaciones de gravedad, se
presume un estado de cosas de gran tirantez, que de por sí tornan aconsejable la inmediata
supresión de todo posible contacto, aún cuando más no fuera, a fin de no agregar a la discordia
familiar un nuevo factor que pueda acentuar el deterioro de las ya alteradas relaciones del
matrimonio. Así, en principio se justificaría la decisión preventiva de atribuir la vivienda a uno de ellos
y excluir al otro.
La medida analizada no sólo comprende la exclusión del cónyuge, cuando ambos conviven en el
mismo ámbito, sino que su texto también aprehende la hipótesis de que alguno se haya retirado y
luego intente el reintegro, previa exclusión del que mantuvo la ocupación.
La medida de exclusión de cónyuge legislada en el art. 231 del Cód. Civil no tiene un trámite previsto
en el ámbito de la Nación, a diferencia de lo que ocurre en la Provincia de Buenos Aires, donde
expresamente el art. 237 bis del Cód. Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires lo
regula a partir del dictado de la Ley 11.173.
En efecto, el art. 237 bis citado dispone: “En el supuesto del art. 231 del Cód. Civil, el juez
podrá disponer ante pedido fundado de parte y a título de medida cautelar, la exclusión del
hogar conyugal de alguno de los cónyuges o su reintegro al mismo, cuando los motivos
fundantes estén sumariamente acreditados y medien razones de urgencia impostergable.
Cuando la exclusión o inclusión se promueva como pretensión de fondo antes de la promoción
de la demanda de separación personal o divorcio vincular tramitará según las normas del
proceso sumarísimo Encontrándose iniciada la demanda, la cuestión tramitará por incidente”
De acuerdo a ello, para el ámbito de la Provincia de Buenos Aires, se estableció claramente que
tramitará “in auditaparte”como medida cautelar cuando los motivos fundantes estén sumariamente
acreditados y medien razones de urgencia impostergables, ya que el clima de convivencia resulta
insostenible y no admite demora. Como pretensión de fondo tramitará por las vías del proceso
sumarísimo, cuando la articulación tiene lugar antes de promoverse la demanda de divorcio o
separación personal. En cambio, sí éstas se encuentran iniciadas, el requerimiento de exclusión
tramitará por la vía de los incidentes.
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Los presupuestos para el dictado de una medida de exclusión de cónyuge, como toda medida
cautelar, son la verosimilitud del derecho invocado que va a estar dada por el título en virtud del
cual se solicita (partida de matrimonio o libreta de matrimonio que acredite el carácter de cónyuge).
Con respecto al peligro en la demora, la ley exige que se acredite sumariamente “la urgencia”
cuando la medida se solicita con anterioridad a la demanda de divorcio o separación personal,
debiendo en consecuencia ofrecerse información sumaria que acredite alguna situación de riesgo,
algún peligro psíquico o físico que pueda afectar a algún integrante de la familia. Es decir, que existan
motivos que razonablemente impidan aguardar la iniciación del proceso para solicitarla.Este requisito
no puede ser exigido una vez iniciado el juicio de divorcio pues basta para el dictado de la medida
cautelar de tutela personal la interposición de la demanda respectiva.
No se exige contracautela en función de preceptos legales de fondo que no la imponen (ver art.
231, CC) y la naturaleza de la medida.
Si se iniciare con anterioridad a la acción de divorcio será juez competente para entender en el
pedido de exclusión de cónyuge, el que le correspondería intervenir en el proceso principal (art. 6to.
inc. 4to. Del CPCCN).
Como toda pretensión cautelar, no está sujeta al trámite de mediación obligatoria, y tratándose de
una medida precautoria de tutela personal en concordancia con lo dispuesto por el art. 231 Código
Civil, se puede decretar a pedido de parte o de oficio.
Como pautas a tener en cuenta cabe decir que no existe preferencia legal para atribuir el hogar a
un cónyuge y excluir al otro, por lo que habrá de estarse a las circunstancias de cada caso concreto.
El juez deberá resolver haciendo una ponderación de los elementos traídos sin que se puedan
establecer fórmulas fijas y estancas.
Sin perjuicio de ello, la jurisprudencia mayoritaria se inclina a dar prioridad, en el caso de la
existencia de hijos menores, a aquel que goza de la tenencia provisoria de los mismos. Es decir, se da
pi'eferencia a la protección del grupo familiar más numeroso.
29
También se tendrán en cuenta las características de la vivienda sede del hogar conyugal, pues si
es de grandes dimensiones y con posibilidad de ser habitada con independencia por cada cónyuge, se
podría ordenar la permanencia de ambos en el mismo inmueble en lugares separados (siempre que
otras circunstancias no los expusieran a situaciones de riesgo).
Otra pauta orientadora para resolver tan difícil cuestión, va a estar dada por la preferencia de
atribuir el hogar al cónyuge que desempeñe sus tareas laborales en la vivienda, como por ejemplo los
que tienen un negocio o taller, pues está íntimamente vinculado con los medios de subsistencia de la
familia, ya que si se excluye a dicho cónyuge no sólo se infringiría un perjuicio económico al excluido,
sino también al núcleo familiar, incluyendo a los hijos menores si los hubiere, pues se los privaría del
sustento.
También cabe tener en cuenta como pauta, si alguno de los cónyuges padece de una
enfermedad que le imposibilite desplazarse y ser ubicado en otra vivienda, ó si la misma se encuentra
adaptada a las características o imposibilidades físicas de alguno de los cónyuges (por ejemplo que
cuente con rampas, ascensores, etc.).
Asimismo, deberá ponderarse siuno de losesposos posee varios inmuebles donde poder habitar o
cuenta con mayores recursos económicos para poder desplazarse. Alguna jurisprudencia ha
establecido que tiene preferencia la mujer, pues el hombre es más apto para enfrentar la situación.
Con respecto a la titularidad del bien, a modo de ejemplo si es un bien propio de alguno de ellos,
en principio no tendría incidencia existiendo las circunstancias apuntadas en los párrafos precedentes,
en especial la existencia de hijos menores, pues la decisión es preventiva y provisoria hasta que
recaiga sentencia definitiva atribuyendo el hogar conyugal.
En cuanto a la duración de la medida de exclusión del hogar, si bien no resulta de aplicación la
caducidad legislada en el art. 207 del CPCCN cuando se solicitare antes de la demanda de divorcio,
podría el juez fijar un plazo para que quien obtuvo la medida, promueva la demanda de divorcio o
separación personal con la correspondiente atribución del hogar conyugal como pretensión de fondo,
bajo apercibimiento de ordenar su levantamiento. Por supuesto, si el juicio de divorcio o separación
personal se encontrase iniciado, la medida subsistirá hasta el dictado de la sentencia definitiva.
Con relación al régimen recursivo, tratándose la resolución cautelar de exclusión de cónyuge de
una providencia simple, puede ser objeto del recurso de reposición o revocatoria, para que el mismo
juez o tribunal que la dispuso la modifique o revoque por contrario imperio (art. 238 CPCCN).
30
El recurso se debe interponerse en el plazo de tres días y deberá fundarse en el mismo escrito de
interposición. Este recurso permite el ofrecimiento de prueba dándosele de esta manera trámite de
incidente.
También es procedente el recurso de apelación, ya sea en forma directa o subsidiaria del de
revocatoria. De hacerse lugar a la exclusión del hogar conyugal, se concederá el recurso de apelación
en relación (por no tratarse de sentencia definitiva en proceso ordinario) y al solo efecto devolutivo, lo
que importa la ejecución inmediata de la orden judicial ínterin y sin perjuicio de la apelación deducida.
Con respecto a la aplicación en la actualidad de este artículo Guahnon plantea que éste también
se puede solicitar y disponer la exclusión del hogar en el marco de las leyes de protección contra la
violencia familiar, y que no impone como presupuesto la existencia de un matrimonio, sino que
aprehende también las uniones de hecho.
El Proyecto de reforma del Código Civil
Si bien el Proyecto del Código Civil no es una normativa de fondo vigente, permite vislumbrar
cuales son los principios constitucionales que estarán plasmados en la normativa civil.
La violencia familiar es un fenómeno multicausal y multidisciplinario que el derecho de familia no
puede soslayar, sino que por medio de sus leyes y Código, tiene que dar respuestas
a dicha realidad, esto es de vital importancia para comprender el papel que tiene el derecho en regular
las conductas humanas.
La doctrina postulaba la necesidad de que el Derecho de Familia se aggiome para estar a tono
con el principio de igualdad jurídica entre hombre y mujer receptado en varios instrumentos
internacionales de derechos humanos, en especial, la Convención sobre la Eliminación de todas las
Formas de Discriminación contra la Mujer (en adelante CEDAW) de jerarquía constitucional desde la
reforma operada en el año 1994 (conforme, art. 75 inc. 22 de nuestra Carta Magna).
Resulta coherente y congruente que el proyecto de reforma del código civil contenga preceptos
de carácter general y valoraciones que permitan ser aplicados en situaciones de violencia dentro del
contexto familiar, como las ideas de constitucionalización del derecho de familia, la democratización
de las relaciones familiares relacionándolos con la violencia familiar en pos de la armonización de
31
normas, principios y valores, promoviendo la seguridad jurídica y la apertura a soluciones más justas;
como asimismo, considerando su articulado a la practicidad de una denuncia por violencia familiar.
El Código es el centro del ordenamiento jurídico de derecho privado y por lo tanto, allí deben
consignarse las reglas generales de todo el sistema que sirven como guía para los operadores
jurídicos.
Entre los fundamentos del proyecto de reforma del código civil y comercial de la nación, en la parte I
sobre aspectos valorativos, se expresan los siguientes principios acordes a la temática de la violencia
familiar, aspectos que son normas de integración y de control axiológico, entre ellos se encuentran:
La constitucionalización del derecho privados: En este aspecto se tomó en cuenta los Tratados
generales, en particular los de protección de los derechos humanos, y los derechos reconocidos en
todo el bloque de constitucionalidad, estableciendo una comunidad de principios entre la Constitución,
el derecho público y el derecho privado.
Esta decisión se ve en el campo de la protección de la persona humana a través de los derechos
fundamentales, la tutela del niño, de la mujer, y muchos otros aspectos. Con respecto a la mujer los
instrumentos internacionales madre son: la Convención sobre eliminación de todas las formas de
discriminación contra la mujer (CEDAW) de jerarquía constitucional y la Convención Interamericana
para prevenir, sancionar y erradicar la violencia familiar (Convención de Belém do Pará). 89 Lo basal de
estos instrumentos es que toman la violencia contra la mujer como una violación de los derechos
humanos digna de protección.
Puede afirmarse que incluye este aspecto una reconstrucción de la coherencia del sistema de
derechos humanos con el derecho privado.
El código de la igualdad: Se refiere a la igualdad real, desarrollando una serie de normas
orientadas a plasmar una verdadera ética de los vulnerables, en esa categoría se encuentra la mujer,
junto a los niños, ancianos y personas que tienen una discapacidad.
Discutida o no la categoría de vulnerable de la mujer en paridad con el niño y anciano, lo que la
hace vulnerable es la situación en la que se encuentra por ser afectada en su integridad psíquica y
física lo que no le permite tomar herramientas eficaces capaces de solucionar su conflicto familiar.
32
El código basado en un paradigma no discriminatorio:, concebido en términos igualitarios, sin
discriminaciones basadas en el sexo. En los textos proyectados aparecen la mujer y muchos otros
que no habían tenido una recepción sistemática hasta el momento.
Las leyes de protección contra la violencia familiar
Las leyes de violencia familiar son herramientas legislativas en el orden civil, que se sancionaron
en aras de cubrir el vacío legislativo específico que sobre el tema existía. Se enmarcan dentro de la
obligación asumida por el Estado Nacional en diversos tratados internacionales, que gozan hoy de
rango constitucional atento lo normado por el art. 75 inc. 22, primer párrafo de nuestra Carta Magna,
los cuales promueven por un lado el respeto por la dignidad, la libertad de las personas y su derecho
a no ser sometido a tratos crueles, inhumanos o desagradables, y por otro estipulan que los estados
partes deberán adoptar las medidas legislativas, administrativas, sociales y educativas apropiadas
para proteger los derechos consagrados internacionalmente.
La aplicación de las leyes que regulan los conflictos que por la denominada violencia familiar han
provocado legislación específica de acuerdo a la interpretación que a la doctrina y la jurisprudencia le
han merecido, abren una competencia especial distinta, a la que corresponde a los juicios comunes,
con la finalidad de erradicar de manera inmediata el despliegue de actos de violencia de naturaleza
física, psicológica o económica, agotándose el objeto de las acciones y medidas a que da lugar esta
legislación. La preservación de la pureza de la finalidad que lossistemas jurídicos adjudican a la
protección contra la violencia familiar, se hace imprescindible, pues su desvirtuación debilita, a la corta
o la larga, al sano objeto de la protección contra cualquier tipo de violencia. Ello es tarea de todos los
operadores jurídicos.
Las leyes en análisis establecen mecanismos de integración entre las normas penales y civiles al
introducir un recurso civil que no excluye la posibilidad de intentar la vía penal frente a los delitos
cometidos, considerando no sólo los actos de fuerza que provocan lesiones sino contemplando las
diversas manifestaciones en que se presenta la violencia doméstica.
La ley 6346 de Violencia Familiar, domésticay/o abuso sexual de la Provincia de Tucumán, así
como la ley 39 de Tierra del Fuego sancionada el Io de octubre de 1992, fueron las primeras normas
en legislar la problemática en estudio.
33
La ley 24,417 de protección contra la violencia familiar sancionada en el año 1994, si bien no fue
la primera ley de protección contra la violencia, fue una de las leyes pioneras en el tema, que vino a
dar una respuesta a los casos de violencia familiar que no encontraban cobertura normativa
específica. Dicha norma reconoce y protege los derechos humanos de la familia y cumple cuatro
finalidades esenciales:
1) abre un nuevo camino judicial para que se conozcan los hechos de violencia, es decir que
posibilita que los episodios mantenidos dentro del ámbito privado se trasladen al ámbito público;
2) incorpora con mayor fuerza la idea del maltrato familiar como un comportamiento de
reprobación social autónoma;
3) otorga a los afectados el derecho de obtener medidas protectoras destinadas a garantizar
derechos constitucionales, y
4)
crea un espacio judicial dirigido a impulsar el cambio en la dinámica familiar con
programas terapéuticos o educativos.
La ley no hace más que demostrar la preocupación de la comunidad que tiende hacia una
respuesta institucional capaz de atenuar un problema que afecta a algunas familias y que a su vez
daña a la sociedad en su conjunto.
Esta ley, en realidad, incorpora una tutela judicial urgente frente a la vulneración de los derechos
a la vida y a la integridad psicofísica, de raigambre constitucional. Es un remedio autónomo destinado
a proteger personas afectadas por hechos de violencia familiar. Es un proceso independiente porque
no está sujeto a un proceso principal, ni su intención es garantizar la sentencia que se dictará, el
proceso se agota en sí mismo. El trámite tiene una naturaleza similar a otros procesos destinados a la
prevención o cesación de un daño.
La ley 24417 tiene un objetivo preciso y determinado, que no es otro que remover en forma
provisional y urgente las situaciones de violencia física y/o psíquicas para alguna de las personas que
integran el núcleo conviviente, en tanto existan elementos que lleven a concluir que la denuncia es
prima facie fundada, que no se invoca la situación legal en contra de la finalidad que el legislador tuvo
en miras al establecerla; y el procedimiento que implementa no es sucedáneo versátil de cualquier
acción que involucre las relaciones conflictivas que puedan derivarse de la problemática familiar, ni
para dar solución a los problemas que puedan ser canalizados por otras vías.
Luego aparece la ley de la provincia de Buenos Aires 12.569 del año 1995, que en su art. I o daún
concepto de violencia familiar enciclopédico al referirse a: “Toda acción, omisión, abuso que afecte
34
la integridad física, psíquica, moral, sexual y/o libertad de una persona en el ámbito del grupo
familiar, aunque no configure delito”. Esta definición incluye el hacer, la conducta manifiesta (como
por ejemplo golpear) como el no hacer, la inacción, el no hacer que perjudica (como por ejemplo, no
alimentar ni higienizar a un hijo).
La última modificación de esta ley fue el 3 de junio del año 2013, con la ley 14.509.
El art. 1o amplia el concepto de violencia dado anteriormente en tomo a adicionar como bienes
jurídicos a proteger: la vida, libertad, seguridad personal, dignidad, integridad económica o
patrimonial. Esta definición apunta ampliar el panorama de protección de la mujer no sólo en su
integridad corporal o psíquica, sino también en cuestiones patrimoniales.
La ley de ámbito nacional 26.485 (Ley de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar
la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que se desarrollen sus relaciones interpersonales)
del año 2009, es una ley amplia de protección contra la violencia de género, es decir, sólo se aplica a
aquellas mujeres, adolescentes o niñas víctimas de violencia de género a diferencia de la Ley 24.417
que se refiere exclusivamente a la modalidad de la violencia familiar y contempla ambos sexos, es
decir que la víctima (o legitimado pasivo) puede ser hombre o mujer.
La ley 26.485 en el art. 4o, ofrece una definición general de lo que se entiende por violencia contra
las mujeres, diciendo que es “toda conducta, acción u omisión, que de manera directa o
indirecta, tanto en el ámbito público como en el privado, basada en una relación desigual de
poder, afecte su vida, libertad, dignidad, integridad física, psicológica, sexual, económica o
patrimonial, como así también su seguridad personal Quedan comprendidas las perpetradas
desde él Estado o por sus agentes. Se considera violencia indirecta, a los efectos de la
presente ley, toda conducta, acción u omisión, disposición, criterio o práctica discriminatoria
que ponga a la mujer en desventaja con respecto al varórf.
La definición incluye como violencia las conductas exteriorizadas como las omisiones que producen
violencia, como podría ser el caso de un empleador que niega de manera infundada un cargo superior
a una persona con antigüedad, idónea y capacitada para el puesto, porque es mujer.
Esta acción o inacción, se puede dar de manera directa o indirecta. Esto permite evitar ocultar las
situaciones de violencia de género que si bien no se dan de manera directa, repercuten seriamente y
vulnera derechos de las mujeres.
Entre los bienes jurídicos a proteger, se cita a la vida como derecho facilitador de los demás, a la
libertad que puede ser entendida como libertad de decisión, de circulación, a la dignidad, a la
integridad en todos los aspectos y a la seguridad personal.
35
La definición amplía los ámbitos de responsabilidad, esto quiere decir que no es sólo exclusiva
del grupo familiar sino que los responsables o legitimados pasivos son otros, inclusive el Estado a
través de sus organismos e instituciones, se podría decir que no es una ley exclusiva de violencia
familiar sino que la contempla con otras (como por ejemplo la violencia laboral, obstétrica, y/o
institucional, entre otro tipos).
La ley 26.485 menciona en su art. 5o, los tipos de violencia, física, psicológica o emocional,
sexual, económica-patrimonial y la simbólica.
La ley también contempla las modalidades de violencia, entre ellas la que nos compete, la
violencia doméstica contra las mujeres:
Cualquier duda que se pueda presentar en la aplicación de leyes protectoras de violencia familiar
debe ser interpretado con un criterio amplio de inclusión con un enfoque provictimológico, 97 evitando
las formalidades y dilataciones carentes de sentido. Como principio mayor desde la hermenéutica,
tenemos el pro homine que plantea que: “ante la duda se debe estar a favor de lo más
conveniente para el hombre”, y lo más conveniente en esta temática es darle una respuesta
inmediata a la víctima, amplia y extensiva cuando se trata de reconocer derechos protegidos.
El Código Procesal Civil y Comercial de la Nación
El Código de Forma tiene algunas disposiciones que nos puede ser de utilidad para trabajar en
este tipo de casos. Su uso debe ser siempre de manera supletoria ante la ausencia de normativa
procesal de las leyes de fondo.
Si bien las leyes de protección contra la violencia familiar son sustanciales, o de fondo, contienen
normas procedimentales con sus particularidades, pero siempre ante la omisión o insuficiencia de
normativa se debe acudir al Código Procesal.
Es interesante la relación de los diferentes instrumentos normativos que debe hacer el abogado,
entre ellos el Código Procesal Civil y Comercial de la Nación.
La ley 24.417, no contiene normas de procedimiento, por lo tanto, corresponde a los jueces suplir
esa carencia mediante la aplicación de normas adjetivas ordinarias en tanto se adapten a las
circunstancias particulares y garanticen el derecho a la integridad física y psíquica de los menores
involucrados.98 Novellino plantea que ante posibles colisiones entre el Código Procesal y la ley
24.417, es menester tener presente que debe prevalecer la ley 24.417, toda vez que por ser posterior
al Código Procesal, modifica o deroga a la anterior según los principios generales que rigen la
materia."
36
Los Decretos reglamentarios de las leyes de protección contra la violencia
Los decretos reglamentarios dictados conforme las atribuciones del art. 99 inc. 1 y 2 de la
Constitución Nacional, vienen a aclarar artículos de las leyes de protección contra la violencia familiar,
como por ejemplo en lo atinente al acceso a la justicia, el plazo para denunciar desde que se conocen
los hechos de violencia, aportan formularios tipo de denuncia de violencia familiar, aclaran conceptos,
etc.
Para citar algunos ejemplos el decreto 235/96, en el art. 4o plantea la obligación de denunciar los
hechos de violencia a que se refiere el art. 2o de la Ley N° 24.417, que deberá ser cumplida dentro de
un plazo máximo de setenta y dos (72) horas, salvo que, consultado el programa previsto en el tercer
párrafo del art. 2o de esta reglamentación, suija que el caso se encuentra bajo atención o que, por
motivos fundados a criterio del denunciante, resulte conveniente extender el plazo.
El art. 6o del decreto, expresa la creación del CIPVF (Cuerpo Interdisciplinario contra la violencia
familiar), en el ámbito del Ministerio de Justicia, con formación especializada en violencia familiar que
deberá prestar apoyo técnico en los casos que le sea requerido por los Juzgados Nacionales de
Primera Instancia en lo Civil, con competencia en asuntos de familia. Su sede estará próxima a esos
Jugados, siempre y cuando el organismo jurisdiccional competente habilite instalaciones adecuadas a
ese efecto.
El art. 7o del decreto, habla sobre el Informe y diagnóstico emitido por el Cuerpo, en el plazo de
veinticuatro (24) horas, un diagnóstico preliminar para permitir al Juez evaluar sobre la situación de
riesgo y facilitarle la decisión acerca de las medidas cautelares previstas en el art. 4o de la Ley N°
24.417. El diagnóstico preliminar no será requerido cuando el Juez no lo considere necesario por
haber sido la denuncia acompañada de un diagnóstico producido por profesionales o instituciones
públicas o privadas idóneas en violencia familiar o de informes concordantes del programa previsto en
el art. 2o de esta reglamentación.
Por último el decreto mencionado, aporta un modelo de denuncia.
El art. 6o del decreto 2375/2005 de la ley 12.569 de Pcia. de Buenos Aires, plantea a modo de
procedimiento la forma de intervenir en este tipo de casos:
Cuando la denuncia sea efectuada en Comisaría, deberá ser recepcionada en forma obligatoria,
constituya o no delito el hecho denunciado y remitida en forma inmediata a la autoridad jurisdiccional
competente del art. 6o de la Ley, con copia a la Comisaria de la Mujer zonal o, al Servicio Local de
Protección de Derechos de niños, niñas y adolescentes, para el seguimiento del caso.
37
Del mismo modo deberán proceder las Unidades Funcionales de Investigación.
Todo ello a los fines de garantizar la debida protección de las victimas y su grupo familiar
mediante las medidas cautelares pertinentes.
El art. 8o del Decreto plantea que el diagnóstico familiar requerido en el art. 8o de la Ley no podrá
ser condición sine qua non para que el Juez o Tribunal interviniente pueda ordenar las medidas
previstas en el art. 7o de la Ley.
El juez o tribunal prescindirá del requerimiento anteriormente mencionado cuando la denuncia
esté acompañada por un diagnóstico producido por alguno de los organismos enunciados en el art. 1 o
del presente decreto reglamentario y que hubiese firmado convenio con el Ministerio de Desarrollo
Humano. El decreto tiene un formulario de denuncia.
En los considerandos del Decreto reglamentario 1011/ 2010 se expresa que la ley 26.485 y el
decreto reglamentario, se orientan a una refundación de la República con perspectiva de género,
aclarando que son los patrones socioculturales, discriminación contra las mujeres, revictimización,
información adecuada, sexismo, etc.
MARCO INTERNACIONAL
La ubicación de los instrumentos en nuestro ordenamiento
En primer lugar, debemos dejar establecido que conforme nuestra pirámide jerár quica de normas
establecida por la Constitución Nacional de 1853/60 (art. 31) no contemplaba que los tratados
celebrados por nuestro país con otras naciones tuvieran una relevancia superior a las leyes.
Esta normativa originaria ha sido reformada en cuanto al orden o grado de prelación jerárquica de
las normas por el art. 75 inc. 22 que dispone que los tratados y concordatos celebrados con la Santa
Sede tienen jerarquía superior a las leyes y se enmarca en una postura “monista” respecto a las
relaciones entre el derecho interno e internacional.
Este artículo incorporado con la reforma de la Constitución Nacional del año 1994, le da a 8
Tratados, dos declaraciones y un protocolo facultativo sobre derechos humanos, jerarquía
constitucional supralegal.
38
Se tratan de normas operativas, que gozan de imperatividad por sí mismas, no sólo por formar
parte de nuestro derecho interno, sino por integrar nuestra Ley Fundamental.
La mención de algunos artículos de los instrumentos internacionales de protección de los derechos
humanos relacionados con la temática:
La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre (Aprobada en Bogotá, Colombia, en
la Novena Conferencia Internacional Americana - año 1948).
Art. I.- Todo ser humano tiene derecho a la vida, a la libertad y la integridad de su persona”
Art. V.- Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra lps ataques abusivos a su
honra, a su reputación, y a su vida privada y familiar.
Art. VI- Toda persona tiene derecho a constituir familia, elemento fundamental de la sociedad, y a
recibir protección para ello.
Art. VII.- Toda mujer en estado de gravidez, o en época de lactancia, así como todo niño, tienen
derecho a protección, cuidado y ayuda especiales.
Art. XXIX.- Toda persona tiene el deber de convivir con los demás de manera que todas y cada
una puedan formar y desenvolver integralmente su personalidad.
La Declaración Universal de Derechos Humanos.
(Proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas - año 1948).
Art. Io.- Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como
están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Art. 3o.- Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.
Art, 8o- Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo, ante los tribunales nacionales
competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la
constitución o por la ley.
Art. 16.- 1.- Los hombres y las mujeres.... disfrutarán de iguales derechos en cuanto al
matrimonio, durante el matrimonio y en caso de disolución del matrimonio... 3.- La familia es el
elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del
Estado.
39
La Convención Americana sobre Derechos Humanos. (Pacto de San José de Costa Rica)
Suscripto en 1969 y aprobado por la República Argentina por ley 23.054.
Art. 4o.- Derecho a la vida: Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho
estará protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción. Nadie puede ser
privado de la vida arbitrariamente.
Art. 5o.- Derecho a la integridad personal: l.-Toda persona tiene derecho a que se respete su
integridad física, psíquica y moralArt. 8o.- Garantías judiciales- 1- Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías
y dentro de un plazo razonable por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial,
establecido con anterioridad por la ley... para la determinación de sus derechos., de orden civil...
Art. 11.- Protección de la honra y de la dignidad. 1.- Toda persona tiene derecho al respeto de su
honra y al reconocimiento de su dignidad.
Art. 17.- Protección a la familia.- 1- La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad
y debe ser protegida por la sociedad y el Estado... 4 - Los Estados Partes deben tomar medidas
apropiadas para asegurar la igualdad de derechos y la adecuada equivalencia de responsabilidades
de los cónyuges en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio y en caso de disolución del mismo.
En caso de disolución se adoptarán disposiciones que aseguren la protección necesaria a los
hijos, sobre la base única del interés y conveniencia de ellos.
Art. 19 - Derechos del niño. Todo niño tiene derecho a las medidas de protección que su
condición de menor requiere por paite de su familia, de la sociedad y del Estado.
Art. 32- Correlación entre deberes y derechos- l.-Toda persona tiene deberes para con la familia,
la comunidad y la humanidad. 2.- Los derechos de cada persona están limitados por los derechos de
los demás, por la seguridad de todos y por las justas exigencias del bien común, en una sociedad
democrática.
En este catálogo de derechos humanos fundamentales que pueden ser agredidos por la violencia
familiar, se destacan los derechos a la vida a partir de la concepción, a la integridad física, psíquica y
moral; la protección para impedir los tratos crueles, inhumanos y degradantes; el respeto de la honra,
dignidad y reputación y la no intromisión en la vida privada-, la protección de la familia y del
matrimonio por la sociedad y por el Estado, y de los hijos menores en especial de los niños, cuyo
interés debe ser preservado. Se consagran también las garantías judiciales para el ejercicio de
aquellos derechos.
40
El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Abierto a la firma en
Nueva York en 1966, y aprobado por la República Argentina por ley 23.313.
Art 10.- Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen que: 1- Se debe conceder a la
familia, que es el elemento natural y fundamental de la sociedad, la más amplía protección y
asistencia posibles, especialmente para sü constitución y mientras sea responsable del cuidado y
educación de los hijos a su cargo”... 3.- Se deben adoptar medidas especiales de protección y
asistencia en favor de todos los niños y adolescentes, sin discriminación alguna por razón de filiación
o cualquier otra condición...”
Art. 12 - Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho de toda persona al
disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental...”
El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
Abierto a la firma en Nueva York en 1966, y aprobado por la República Argentina por ley 23.313.
Art. 23.- 1.- “La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la
protección de la sociedad y del Estado”... 4.- “Los Estados Partes en el presente Pacto tomarán las
medidas apropiadas para asegurar la igualdad de derechos y de responsabilidades de ambos esposos
en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio y en caso de disolución del mismo.
Art. 24.- 1.-“Todo niño tiene derecho, sin discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo,
idioma, religión, origen nacional o social, posición económica o nacimiento, a las medidas de
protección que su condición de menor requiere, tanto por parte de su familia como de la sociedad y
del Estado”.
Por intermedio de estos Pactos, se protege a la familia, a las madres antes y después del parto; a
los niños y adolescentes sin discriminación alguna, en especial contra la explotación económica y
social -que es uno de los rostros de la violencia psíquica dentro de la familia-; al derecho a la salud
física y mental. Se destaca el derecho a la vida como inherente a la persona humana; la prohibición de
los tratos crueles, inhumanos y degradantes; la protección de la familia como elemento natural y
fundamental de la sociedad; la igualdad de derechos y responsabilidades de ambos cónyuges y la
protección de los hijos; la protección indiscriminada de los niños por la familia y por la sociedad y el
Estado.
41
La Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las formas de discriminación racial.
Suscripta en Nueva York en 1967 y aprobada por decreto ley 17.722.
Art. 5o.- En conformidad con las obligaciones fundamentales estipuladas en el art. 3o de la
presente Convención, los Estados Paites se comprometen a prohibir y eliminar la discriminación racial
en todas sus formas y a garantizar el derecho de toda persona a la igualdad ante la ley, sin. distinción
de raza, color u origen nacional o étnico, particularmente en el goce de los derechos siguientes: ... d)
Otros derechos civiles, en particular, ...
Cuando uno de los miembros de la familia desconoce estos principios y somete al otro u otros a
violencia física o moral para frustrar esos derechos, se puede acudir a esta Convención para la debida
protección de aquéllos.
Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer. Aprobado por la
Asamblea General de las Naciones Unidas en 1979 y por la República Argentina por Ley 23,179.
Art. 16.- “Los Estados Partes adoptarán todas las medidas adecuadas para eliminar la
discriminación contra la mujer en todos los asuntos relacionados con el matrimonio y las relaciones
familiares y, en particular, asegurarán, en condiciones de igualdad entre hombres y mujeres: ...c) Los
mismos derechos y responsabilidades como progenitores, cualquiera que sea su estado civil, en
materias relacionadas con sus hijos; en todos los casos, los intereses de los hijos serán la
consideración primordial; .. .e) Los mismos derechos a decidir libre y responsablemente el número de
sus hijos y el intervalo entre los nacimientos y a tener acceso a la información, la educación y los
medios que les permitan ejercer estos derechos; .. .g) Los mismos derechos personales como marido
y mujer, entre ellos el derecho a elegir apellido, profesión y ocupación; h) Los mismos derechos a
cada uno de los cónyuges en materia de propiedad, compras, gestión, administración, goce y
disposición de los bienes, tanto a título gratuito como oneroso”.
Siempre dentro de la óptica del maltrato familiar, la Convención sobre la eliminación de todas las
formas de discriminación contra la mujer ofrece instrumentos idóneos para combatirlo, cuando la
damnificada es una persona de aquel sexo. Sin posibilidad de admitir la discriminación y en un plano
de absoluta igualdad con el hombre.
Estas garantías también podrán ser invocadas en los supuestos de convivencia familiar
extramatrimonial. Los hechos que tiendan a impedir o restringir, en el seno de la familia, el ejercicio de
esos derechos de la mujer, mediante coerción física, psíquica o moral, deberán ser considerados
vulnerables de todas aquellas garantías, y configurantes de violencia familiar.
42
La Convención sobre los Derechos del Niño. Adoptada por la Asamblea General de las Naciones
Unidas en 1989 y aprobada por la República Argentina por ley 23.849.
En el proceso por violencia familiar no pueden dejar de valorarse normas de rango constitucional,
como las contenidas en la Convención de los Derechos del Niño, entre otros.
Art. 3o.- 1.- En todas las medidas concernientes a los niños que tomen las instituciones públicas o
privadas de bienestar social, los tribunales, las autoridades administrativas o los órganos legislativos,
una consideración primordial a que atenderá será el interés superior del niño..., 2.- Los Estados Partes
se comprometen a asegurar al niño la protección y el cuidado que sean necesarios para su bienestar,
teniendo en cuenta los derechos y deberes de sus padres, tutores u otras personas responsables de él
ante la ley y, con ese fin, tomarán todas las medidas legislativas y administrativas adecuadas.
Art. 12.- 2.- Con tal fin, se dará en particular al niño oportunidad de ser escuchado en todo
procedimiento judicial o administrativo que afecte al niño, ya sea directamente o por medio de un
representante o de un órgano apropiado, en consonancia con las normas de procedimiento de la ley
nacional.
Art. 14.- 2.- Los Estados Partes respetarán los derechos y deberes de los padres y, en su caso,
de los representantes legales, de guiar al niño en el ejercicio de su derecho de modo conforme a la
evolución de sus facultades.
Art. 16.- 1.- Ningún niño será objeto de injerencias arbitrarias o ilegales en su vida privada, su
familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques ilegales a su honra y a su reputación. 2- El
niño tiene derecho a la protección de la ley contra esas injerencias o ataques.
Art. 18- 1.- Los Estados Partes pondrán el máximo empeño en garantizar el reconocimiento del
principio de que ambos padres tienen obligaciones comunes en lo que respecta a la crianza y el
desarrollo del niño. Incumbirá a los padres o, en su caso, a los representantes legales la
responsabilidad primordial de la crianza y el desarrollo del niño. Su preocupación fundamental será el
interés superior del niño.
Art. 19 - 1.- Los Estados Partes adoptarán todas las medidas legislativas, administrativas, sociales
y educativas apropiadas para proteger al niño contra toda forma de perjuicio o abuso físico o mental,
descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, incluido el abuso sexual, mientras el niño se
encuentra bajo custodia de los padres, de un representante legal o de cualquier otra persona que lo
tenga a su cargo. 2- Esas medidas de protección deberían comprender, según corresponda,
procedimientos eficaces para el establecimiento de programas sociales con objeto de proporcionar la
asistencia necesaria al niño y a quien cuida de él, así como otras formas de prevención y para la
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identificación, notificación, remisión a una institución, investigación, tratamiento y observación ulterior
de los casos antes descriptos de malos tratos al niño y, según corresponda, la intervención judicial.
Art. 27- 1.- Los Estados Partes reconocen el derecho de todo niño a un nivel de vida adecuado
para su desarrollo físico, mental, espiritual, moral y social. 2 - A los padres u otras personas
encargadas del niño les incumbe la responsabilidad primordial de proporcionar, dentro de sus
posibilidades y medios económicos, las condiciones de vida que sean necesarias para el desarrollo
del niño. 3 - Los Estados Partes, de acuerdo con las condiciones nacionales y con arreglo a sus
medios, adoptarán medidas apropiadas para ayudar a los padres y a otras personas responsables por
el niño a dar efectividad a este derecho y, en caso necesario, proporcionarán asistencia material y
programas de apoyo, particularmente con respecto a la nutrición, el vestuario y la vivienda.
Art. 36 - Los Estados Partes protegerán al niño contra todas las demás formas de explotación que
sean perjudiciales para cualquier aspecto de su bienestar.
Los niños son, precisamente, quienes más caro tributo pagan a la violencia familiar. Víctimas de
los desencuentros familiares, son los principales recipiendarios de la violencia física o psíquica
desatada por sus progenitores o guardadores, amparados generalmente en el dominio omnipotente
que ejercen sobre los incapaces, y en la impunidad que deriva del silencio de los inocentes. No sólo
son víctimas del maltrato físico. Son innumerables los casos en que resultan psíquicamente
lesionados cuando media conflicto entre sus progenitores o guardadores, pues sobre él descargan sus
fracasos sentimentales. Y si media separación, sufrirán las presiones de cada uno de ellos, que
tratarán de defender sus respectivas posiciones, descargando en el otro la responsabilidad y culpa por
el fracaso de la unión, lo que se intensificará si la disputa persigue la guarda de los menores. Como
una verdadera picana, se irá destruyendo, en cada oportunidad que las circunstancias lo permitan, la
imagen sagrada del padre o de la madre, desnudando ante su atribulada mente, los pecados -falsos o
ciertos- que el agresor le atribuye a su ex-pareja.
Instrumentos específicos sobre la temática
Vasta y extensa ha sido la elaboración de herramientas en el orden internacional en relación a la
violencia familiar con declaraciones, recomendaciones, postulados, convenciones, conferencias, etc.
Conferencias de organismos supranacionales consideran la violencia hacia la mujer como un
problema grave tales como la 2a Conferencia Mundial de la Mujer sobre “Igualdad, Desarrollo y Paz”
en resolución “La mujer maltratada y la violencia en la familia” de Copenhague 1980.
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También se la ha considerado como ofensa a la dignidad humana en la Resolución del Consejo
Económico y Social de la ONU en Ginebra 1982, como “obstáculo para la paz” en la Conferencia
Mundial de la Mujer Nairobi, 1985, y como violación de los derechos de la mujer en el Consejo
Económico y Social de la ONU y la Comisión de la condición jurídica de la mujer.
Recién en la década de los años noventa la violencia contra la mujer fue considerada como
violación a los Derechos Humanos.
En el año 1992, el Comité de Naciones Unidas que supervisa el cumplimiento de la Convención
sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW por sus siglas en
inglés) reconoció que “en las relaciones familiares, se somete a las mujeres de cualquier edad a
violencia de todo tipo, como lesiones, violación, otras formas de violencia sexual, violencia mental y
violencia de otra índole, que se ven perpetuadas por las actitudes tradicionales. La falta de
independencia económica obliga a muchas mujeres a permanecer en .situaciones violentas. La
negación de sus responsabilidades familiares por parte de los hombres puede ser una forma de
violencia y coerción. Esta violencia compromete la salud de la mujer y entorpece su capacidad de
participar en la vida familiar y en la vida pública en condiciones de igualdad.
Se realizaron en Viena dos Conferencias de la ONU en 1993 y 1994. De la primera de ellas surgió
la Declaración de las Naciones Unidas sobre la eliminación de la violencia contra la mujer del 20 de
diciembre de 1993. En dicho instrumento se reconoció la imperiosa necesidad de extender a las
mujeres los derechos de igualdad, seguridad, libertad y dignidad inherentes a los seres humanos.
Los principios de Viena fueron reafirmados por la 4a Conferencia Mundial sobre la Mujer (Beijing
1995) que reiteró la definición de violencia contra la mujer contenida en la Declaración de la ONU DE
1993. En dicha Conferencia se creó una “Plataforma de Acción” para estudiar las causas de la
violencia y buscar estrategias preventivas.
Finalmente, la Comisión de la Condición jurídica y social de la Mujer (ONU 1999) aprobó el
Protocolo Facultativo de la Convención sobre Discriminación de la Mujer de 1979 estableciendo un
procedimiento para la investigación de la ocurrencia de violaciones graves o sistemáticas de los
derechos humanos enunciados en aquella.
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En Latinoamérica, la Comisión Interamericana de Mujeres, dependiente de la Organización de los
Estados Americanos realizó en 1990 la, Primera Consulta Interamericana sobre la mujer y la violencia.
Sus esfuerzos culminaron en la aprobación en 1994 de la Convención para prevenir, sancionar y
erradicar la violencia contralamujer, llamada también Convención de Belém do Pará.
La Convención rige en nuestro país como ley 24.632, afirmando que la violencia contra la mujer
constituye una violación de los derechos humanos y las libertades fundamentales y limita total o
parcialmente a la mujer el reconocimiento, goce y ejercicio de tales derechos y libertades. Es una
ofensa a la dignidad humana y una manifestación de las relaciones de poder históricamente
desiguales entre mujeres y hombres.
EL ROL DEL ABOGADO EN SITUACIONES DE VIOLENCIA FAMILIAR
El abogado es un profesional de las leyes, que conoce completamente los derechos y las obligaciones
de las personascomo integrantes de una sociedad y en miras a una convivencia armoniosa alejada de
conflictos. Fayt nos enseña ciertas pautas de accionar del abogado, dice que el abogado nunca debe
calumniarse a sí mismo, agraviar sus esfuerzos y sus energías, ni dudar de su vocación y sus
aptitudes. Debe, si, reciclar sus conocimientos, enriquecer su experiencia, acrecentar la profundidad
de sus pensamientos y acumular enseñanza de sus errores y dificultades. Huir de lo que lo excede.
No tomar un asunto cuyo conflicto se anude en un tema que no domine o frecuente, ni se sienta
obligado a atenderlo por razones de parentesco, amistad, narcisismo o simple vanidad. Es una tarea
apasionante conocer y respetar los límites, disipar las indecisiones y convertir en fuente permanente
de prudencia, al sinceramiento con nosotros mismos.
Esa frecuencia de trato con la verdad, esa meditación aun sobre la medida más insignificante,
auxiliará para evitar la improvisación, la desprolijidad y, en definitiva, el fracaso irreparable.
Debemos procurar ser amigos de la claridad y precisión del lenguaje. Es un instrumento para el
ejercicio de la abogacía. Decir lo necesario, todo lo necesario, pero nada más que lo necesario. Claro
está que esto no es fácil, que tenemos inclinaciones -a veces invencibles-, a enriquecer nuestra
exposición con acopio de datos y citas suponiendo que con ello vigorizamos nuestras proposiciones.
Couture, en “Los mandamientos del abogado”, enumera como imperativos los siguientes: 3 o Trabaja.
La abogacía es una ardua tarea al servicio de la justicia. 5o Se leal Leal para tu cliente, al que no
debes abandonar hasta que comprendas que es indigno de ti. Leal con el adversario, aún cuando él
sea desleal contigo. Leal para con el juez, que ignora los hechos y debe confiar en lo que tú dices y
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que, en cuanto al derecho, alguna que otra vez, debe confiar en el que tu invocas. En rigor, podría
decirse que la abogacía es una magistratura al servicio de la república democrática ¿Qué abogado
puede conocer en plenitud la totalidad del ordenamiento jurídico? El abogado -dice Couture- como
cazador de leyes, deber vivir con el arma al brazo sin poder abandonar un instante el estudio del
derecho, ya que una palabra del legislador puede convertir en polvo una biblioteca. De ahí que la
abogacía requiere que se viva en eterno aprendizaje y que el estudio concluya al término de cada
existencia individual. Cada demanda es un proyecto de sentencia; cada contestación una reposición.
Una y otra, siempre son suma y compendio de tiempo, inteligencia, institución, sensibilidad y acción, y
las piedras angulares de la ratificación o mutación de la jurisprudencia.
En estos tiempos no cabe duda de la difusión que tiene el tema de la violencia familiar pero poco
se sabe del rol del abogado involucrado en esta temática.
Pensar la violencia desde una visión práctica nos enfrenta a un desafío con cruces de
instituciones públicas o privadas, personal del juzgado, colegas y profesionales de otras disciplinas
(psicólogos, trabajadores sociales, médicos) por el modo de abordar, de asesorar, en un escenario
atravesado por la incertidumbre como lo es una situación de violencia familiar.
Los abogados tenemos que aprender a abordar un caso de violencia familiar, que dista del
procedimiento ordinario del art. 330 y sgtes. del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación,
referente a la demanda y contestación de la demanda, que estamos acostumbrados a manejar, ya que
la mayoría de procesos que manejamos son demandas como por ejemplo la demanda de daños y
perjuicios, demanda de desalojo, demanda de cobre de pesos, etc.
La relación entre letrado y cliente debe estar sustentada en dos pilares: el respeto y la confianza.
Cuando hablo del respeto en el binomio cliente-letrado asesor o patrocinante, me refiero a que el
cliente debe permitir al letrado trabajar con sus tiempos y reglas, dado que el lego es el asesor
técnico-jurídico y director del procedimiento, por lo tanto el que se debe hacer plenamente
responsable de los errores técnicos- procesales que pudieran surgir de la gestión del caso. Por otro
lado, el letrado debe receptar y creer los hechos que le dice el cliente, por eso debe tomarse la
libertad de preguntar y repreguntar a los efectos de plantear una estrategia jurídica y plasmarla vía
escrito o in voce en las audiencias.
En relación a la confianza, es la piedra basal de toda relación profesional, la que permite a la
víctima quedarse tranquila en todo lo relacionado al manejo legal de su caso, Es importante ya que si
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no existe, la víctima desconfiada de la gestión de su letrado, no sólo tiene su problema de situaciones
de violencia familiar a resolver, sino que desconfía del accionar del profesional que lo ayudara a
resolver su problema. Probablemente esto generara una posible renuncia del letrado, obligando a la
víctima a buscar un nuevo abogado que tome el caso en las condiciones legales que se encuentra.
Por el principio procesal de preclusión, hay pasos legales que no se pueden retroceder.
Es decir, que la confianzay el respeto entre ambos, va permitir la comunicación honesta, las
preguntas, los desacuerdos, lo que le va dar la tranquilidad a la víctima de que cuenta con alguien que
sabe del derecho y que la va a defender en toda cuestión que se presente. Igualmente el letrado tiene
que ser sincero cuando no está de acuerdo con las decisiones que ha tomado su cliente, aclarar
porque no está de acuerdo y que posibilidades se presentan según su ciencia y entender.
Graciela Ferreyra plantea que los y las representantes del sistema de Justicia tienen una
importante función que cumplir en la tarea de detección y protección de las víctimas de Violencia
Familiar, la provisión de asistencia legal y la prevención del daño con los recursos jurídicos disponibles
para estos casos.
Aquellos/as que patrocinan o han de juzgar situaciones en las que se encuentran personas
afectadas por algún cuadro de Violencia Familiar han de tener una capacitación básica y realista de lo
que significa, para orientar eficazmente a quienes pueden estar en peligro de muerte y que ya han
sufrido graves daños, dado que las víctimas suelen tardan bastante en decidirse a realizar consultas o
iniciar acciones legales. Por lo general no les resulta fácil comentar a alguien lo que sucede en sus
hogares, pues, aunque padezcan, no siempre tienen conciencia cabal de la gravedad y peligro en el
que están. Mucho menos se atreven a buscar un remedio judicial ya que ignoran que están siendo
objeto de delito, debido a que este concepto no acostumbra a asociarse con la experiencia de la
convivencia familiar por dolorosa que ésta sea.
La autoridad profesional y el rol de dedicación y servicio a miembros de la comunidad, son
factores decisivos para ejercer una influencia constructiva y protectora en personas que se encuentran
en una situación de riesgo. Los/as profesionales del derecho tienen una responsabilidad de primera
línea pues son quienes pueden lograr que se amparen y protejan los derechos básicos y
fundamentales de las personas.
Las diferencias residen desde el momento en el que se insta la actividad jurisdiccional con la
interposición de la denuncia de violencia familiar, en la necesidad de la intervención de otras
disciplinas, etc.
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La gran diferencia reside en que cualquier procedimiento civil ve lo pasado y pide que se repare lo
hecho sin mirar al futuro, en cambio este procedimiento especial ve el pasado, pero pide resguardo
para el futuro.
EL ABOGADO FAMILIARISTA
Desde el comienzo, es importante aclarar que el abogado que trabaja en la temática del derecho
de familia, no es el mismo que trabaja en otras ramas del derecho.
El esclarecimiento de la conceptualización de estos cuatro términos: Formación, Capacitación,
Especialización Jurídica e Hiperespecializaeión es básico para responder al interrogante acerca de si
un abogado munido de su título universitario y matriculado en el Colegio profesional correspondiente,
está habilitado en términos de idoneidad y competencia, para ejercer en cualquier rama del derecho
en la que se sitúe un conflicto familiar con involucración de niños.
El fenómeno familiar actual es un entramado dinámico con múltiples nudos de conexión, por lo
tanto los conflictos familiares que arriban a la justicia, deben ser resueltos por el derecho teniendo en
cuenta que son la expresión de la realidad entendida como un nexo de epifenómenos
interrelacionados y no sólo un desorden jurídico.
Todos los fenómenos que tienen lugar en el interior de la trama familiar admiten una complejidad
que torna muy difícil la tarea de “hacer justicia”.- Operar en estas problemáticas trasciende la defensa
de ios intereses de uno de sus miembros.
Por otro lado el rol del abogado de parte también se aparta del tradicional desempeño leguleyo,
pues el habitual esquema “replica-contrarréplica”, “demanda-reconvención-contestación” puede
producir un tironeo entre los integrantes de la trama familiar que ahonde o profundice la fractura de
que se trate, devenida ahora, en “conflicto judicializado.
Frente a este panorama el abogado interviniente asume un rol muy importante, ya que puede
incorporar sensatez y raciocinio, algo que suele faltar en los litigantes, y una mirada integradora de
toda la familia, con especial atención a las personas menores de edad involucradas operando en
función de soluciones integrales y coadyuvando a la construcción de un espacio protegido para los
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niños Esto supone que la perspectiva del abogado no ha de ser solamente que triunfe la apetencia de
su cliente sin alcanzar a ver a la auténtica damnificada: la familia.
• La formación jurídica es el conjunto de enseñanzas impartidas en las facultades de derecho,
en materia jurídica, que tienen por finalidad capacitar a los alumnos para el ejercicio profesional de la
abogacía.
• La capacitación jurídica, son los estudios, prácticas y entrenamientos necesarios para
superar el nivel básico de conocimientos jurídicos, las aptitudes personales y las habilidades
ejecutivas de índole profesional. “Capacitar” quiere decir “hacer apto o suficiente”.
• La Especialización Jurídica, alude a “conocimientos teóricos o prácticos de índole genuino en
una ciencia o arte. Es la intensificación del estudio y ejercicio de alguna de las ramas concretas de la
enciclopediajurídicay de las áreas conectadas con ella”. Estamos refiriéndonos a estudios, destrezas y
ejercitación singularmente intensos y extensos para dominar a fondo una materia integrativa de alguna
de las ramas jurídicas privativas, como la comercial, penal o civil o un instituto jurídico dentro de estas
ramas.
• La Hiperespecialización, es un proceso de conocimiento fragmentado de un área o disciplina,
que se encierra en sí misma negando la multidimensionalidad del sujeto e impidiendo la
contextualización del objeto de estudio sin permitir su integración en una problemática global.
Un especialista jurídico es un abogado que posee conocimientos, habilidades, destrezas y
prácticas de una área, rama o institución determinada del saber jurídico, que ha obtenido el título de
especialista universitario y ha escrito y publicado artículos sobre la materia. Siendo que además debe
poseer un solvente dominio de la totalidad de las fuentes y ramas del derecho.
Cuando operamos dentro de la problemática familiar puede suceder que aquello que el cliente
desea del profesional no sea lo mejor para el mismo ni lo mejor para sus hijos, ya que en el
denominado “Derecho de Familia” el consultante es sólo un emergente de una conflictiva que lo
abarca y lo incluye: su familia.
Cuando no se tiene en mira el interés familiar, es posible que la satisfacción del interés particular
del cliente resulte un “triunfo” sólo momentáneo o superficial y que los hijos queden entrampados en
un litigio crónico. A la larga esta mirada unidireccional se traduce en más conflictos que devienen en
nuevos reclamos judiciales. La historia familiar continúa en tribunales a veces, indefinidamente, por
que las relaciones parentales subsisten, aunque transformadas.
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El sentido esencial que tiene para la vida del humano la familia, hace necesario repensar el
campo jurídico que la abarca, pues cualquier intervención en el grupo familiar requiere el
complemento científico de otros saberes que se sumen al propio del derecho. Esta propuesta es
válida no sólo para el engranaje judicial que constituyen los tribunales de familia o los Juzgados para
menores de edad sino que es abarcativo de los abogados de parte que son llamados a participar en
los procesos de familia. La especialidad “familia” requiere un quántum extendido del derecho a otras
ciencias de las cuales no debería poder abstraerse ningún letrado que opere en este campo”.108
PRINCIPIOS BÁSICOS A TENER EN CUENTA
Seguidamente mencionaremos una serie de principios que debe tener en cuenta al abogado para
trabajar en este tipo de casos, si bien más de uno peca de obviedad nos permite hacer una plataforma
de principios o piso mínimo a los fines de unificar criterios de atención:
a) Ningún ser humano merece ser maltratado ni golpeado, no hay justificativos ni motivos para
darle cauce a la violencia dentro de la familia.
b) La violencia es incompatible con la dinámica familiar.
c) Nadie debe vivir con miedo, lastimado, insultado o amenazado en su propia familia.
Debiendo prevalecer la autonomía de cada uno de los integrantes de la familia, el niño debe ser
escuchado y acogido en un ambiente familiar cordial y la mujer tratada en situación de paridad con su
marido.
d) La conducta violenta es una modalidad de comport amiento inaceptable.e)
Quien maltrata
es responsable de su proceder, no es un enfermo sino que ha aprendido esas pautas de
comportamiento y lo ha recibido de generación a generación.
f) Ningún argumento o razonamiento justifica el uso de la violencia, ni la falta de empleo,
problemas con adicciones, etc.
g) La conducta violenta puede dominarse con orientación y aprendizaje, revisando las heridas
ocultas de la propia infancia, los modelos incorporados de resolución de conflictos, las identificaciones
con personas violentas de la familia de origen y las motivaciones que se tienen para lastimar a
quienes están cerca.
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Cambiando los hábitos de comunicación y las creencias negativas sobre la propia persona y
sobre los demás se está en camino de transformar el maltrato en un vínculo alternativo.
h) Todos/as tenemos derecho a enojarnos y expresar la emoción del enojo sin causar daño; no
tenemos derecho a llevar ese enojo a la acción porque el acto violento es una conducta destructiva y
un falso desahogo de la ira.
i) Una persona que es maltratada no tiene derecho a maltratar a otros (Por ejemplo: la violencia
que se reproduce en cascada según una jerarquía de poder; el marido golpea a la esposa, la mujer
golpea a los/as hijos/as, los/as hermanos/as mayores a los/as menores, etcétera.)
j) La creencia acerca de la “provocación” de la violencia es un mito que sirve para justificarla y
tolerarla.
k) Las intervenciones en Violencia Familiar deben estar realizadas por personas especializadas y
entrenadas, las buenas intenciones sin capacitación son sólo buenas intenciones con riesgos de
malas derivaciones o sugerencias incompletas.
l) Los varones han de tener cuidado con sus propios estereotipos masculinos cuando orientan a
Mujeres Maltratadas. Es decir que los abogados tienen que prestar atención en no mezclar en su labor
sus experiencias personales o aprendizajes pasados basados en una cultura patriarcal.
m) Las mujeres han de tener cuidado con sus propios estereotipos femeninos cuando orientan a
mujeres maltratadas. Es decir que las abogadas deben tener cuidado de impregnar en sus prácticas
profesionales su bagaje de historias pasadas como víctima o testigo de violencia familiar.
n) No se puede ser neutral frente a una conducta violenta, ya que es un delito que atenta contra la
salud y los derechos humanos. La neutralidad implica falta de compromiso, se deben dar sugerencias,
líneas de acción concreta para la consultante.
o) Las víctimas han de ser tratadas como personas individuales en riesgo y no como miembros o
parte de una familia (una mujer maltratada es ante todo una individualidad y no se la ha de ver o tratar
como “esposa” o “madre” pues se tenderá a exigirle paciencia y sacrificio, de acuerdo a los
estereotipos femeninos, perdiendo de vista que es su salud y su vida la que está en peligro). En el
cuadro de Violencia Conyugal el foco de la tarea no es el problema conyugal sino el poner a salvo y
proteger a la mujer y a los/as hijos/as.
p) Las víctimas de Violencia Familiar no son masoquistas ni obtienen satisfacción alguna del
hecho de vivir amenazadas y dañadas, quedan atrapadas en un ciclo de violencia, aprenden la
impotencia y se identifican con el agresor como defensa cuando creen que su poder es total y que
ellas han perdido el control sobre sus vidas. Ser maltratada por un ser querido lleva a un callejón sin
salida aparente: ni opciones ni energía.
52
q) Transmita con firmeza que no puede permitirse que alguien dañe y humille; enseñe esto a la
gente para que comprendan que no es justo ni saludable soportar y someterse a vivir en un riesgo
crónico.
r) Las niñas y niños están diciendo la verdad cuando se animan a hablar de malos tratos y/o
abusos sexuales; necesitan ser creídos, aliviados y protegidos.
s) Las personas que ejercen violencia en su mayoría NO son individuos con alguna patología
especial; atribuirles enfermedades es una manera de justificar su conducta y una forma de declararlos
inimputables.
t) La conducta violenta es un problema en sí misma. El alcohol o las drogas no son causa ni ia
explican aunque agravan el caso. La mayoría de los maitratadores o abusadores no son adictos.
u) Toda persona que trabaja o presta servicios en instituciones de la comunidad debe tener
conocimientos sobre Violencia Familiar para poder realizar la detección y orientación adecuadas.109
FORMAS DE TRABAJO EN EL CAMPO DE SITUACIONES
DE VIOLENCIA FAMILIAR
El abogado que trabaja de manera particular
El abogado que trabaja de manera particular en su estudio, atiende a las consultantes
generalmente sin un equipo de profesionales que garanticen la mirada interdisciplinaria sobre el tema,
es decir no tiene un psicólogo ó un trabajador social que aporte en el caso su saber disciplinar, así si
los tuviera ocasionalmente tampoco garantizaríalamiradainterdisciplinaria que exige un seguimiento o
un plan de trabajo conjunto constante. Esto también se relaciona con la responsabilidad y la ética del
profesional que se arriesga a atender sólo este tipo de temática. Planteo un interrogante extremo para
pensar sobre lo escrito: ¿Qué pasaría si por un mal asesoramiento legal o por una intervención del
letrado tardía, la consultante es asesinada por su esposo?. ¿Qué responsabilidad le cabe al
profesional? ¿Y su conciencia?.
El letrado podría eximirse de responsabilidad legal, alegando que la consultante no se presentó
en el estudio a tiempo para plantear una estrategia jurídica en tiempo y en forma y que su obligación
es de medios, es decir tomar todas las diligencias necesarias tendientes a resolver el caso y que a su
criterio las ha tomado sin prometer resultados.
A la consultante además de hacerle preguntas generales sobre sus datos personales como
nombre apellido, hijos, trabajo, se le preguntara si tiene una obra social o si sólo cuenta con el sistema
53
público (es decir el hospital). Depende de la respuesta que dé, se le sugerirá ayuda especializada en
el tema en su obra social o en un servicio del Hospital. También existen Centros Integrales de la Mujer
que atienden exclusivamente casos de violencia familiar para que el profesional particular derive.
No hay ningún obstáculo para que articulen los profesionales particulares con los profesionales de
las instituciones públicas o privadas.
Muchas veces los informes de los profesionales que trabajan en el Cuerpo Interdisciplinario de
Protección contra la violencia familiar, en la parte final denominada sugerencias, plantean la
necesidad de que la denunciante o a veces denunciada concurra a orientación psicoterapéutica a los
efectos de lograr el empoderamiento. Si en el informe está consignado el lugar, no hay inconveniente.
Sin embargo si no menciona el lugar, el letrado debe conseguir el mismo. Por eso debe conocer los
recursos existentes para que la víctima sea atendida.
El abogado que trabaja en relación de dependencia
En el supuesto del abogado que trabaja en relación de dependencia, Gimol Pinto plantea que: Es
necesario que a la hora de las intervenciones institucionales correspondientes (judiciales y
administrativas), al llevar las normas a las prácticas cotidianas de las instituciones, no se traslade una
nueva forma de violencia.
En el caso de que el letrado trabaje en una institución, es dable aclarar que cada institución así
sea pública (dirección,
secretaria, subsecretaría) o privada (ONG, Asociación, Fundación, Asesoría), presta servicios
diferentes:
-
Reciben a la persona, le informan y le toman la denuncia, como es el caso de la Oficina de
Violencia Doméstica en el ámbito de la CABA y las Comisarias de la Mujer y la Familia en el ámbito de
la Pcia. de Buenos Aires. Más adelante hablaremos de la diferencia entras ambas instituciones.
-
Asesoran legalmente sobre procedimientos de familia como el de violencia familiar, como por
ejemplo un servicio de patrocinio jurídico gratuito
-
Asesoran legalmente y orientan psicológicamente a víctimas de violencia familiar como por
ejemplo una ONG, un Centro Integral de la Mujer, una Fundación, Redes de mujeres de lucha contra
la violencia, etc.
-
Asesoran legalmente-patrocinan casos de violencia familiar, como podría ser el caso de los
patrocinios jurídicos gratuitos, asociaciones de abogados, patrocinios de los colegios de abogados,
etc.
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-
Asesoran-patrocinan-orientan psicológicamente a mujeres víctimas de violencia, como por
ejemplo una ONG, Centro de Asistencia, etc.
-
Realizan actividades generales como talleres, jomadas de reflexión o cine debate.
-
Realizan actividades de prevención, como podría ser el trabajo de algunas asociaciones que
realizan actividades informando sobre los derechos del niño, niña y adolescente.
O sea que cada abogado que trabaje en cada institución, va realizar diferentes funciones acorde
al recurso institucional donde está trabajando.
La ventaja de trabajar en una institución en donde los servicios que prestan están delimitados
específicamente, reside en que el profesional conoce su labor y la desarrolla diariamente.
La desventaja, si es que se puede llamar así, es que las mismas instituciones no permiten que el
letrado se exceda de sus funciones para lo cual fue contratado, en donde hay protocolos de actuación
y reglamentos, esto muchas veces robotiza y burocratiza el trabajo del abogado y repercute en la
atención con la gente. Sin embargo, el letrado que trabaja en relación de dependencia debe saber
donde derivar cuando en la que trabaja la institución no presta un determinado servicio, para evitar
cortar el circuito de atención de la víctima. Esto quiere decir que si la víctima no sabe donde recurrir,
probablemente vuelva al círculo violento de donde ha querido salir.
Los profesionales de estos lugares de atención desde el principio (con la entrevista de inicio o
entrevista de admisión) deben saber trabajar haciendo sentir cómoda a la consultante en la medida de
lo posible, contándole sobre el lugar, sus profesiones, y que es lo que van hacer, no olvidemos que las
víctimas están confiando aspectos de su vida privada a extraños, independientemente que sean
profesionales o no. Reconozco lo difícil que es generar empatia con el otro, más en situaciones de
angustia, desconfianza institucional, entre otras cosas.111
LA RELACIÓN CON OTROS PROCEDIMIENTOS
El letrado debe saber que este tipo de procedimientos se encuentra enmarcado dentro de la
dinámica de las relaciones de los integrantes de una familia, por lo tanto se vincula directamente con
55
otro tipo de procedimientos como divorcio vincular, alimentos, régimen de risitas, tenencia, guarda,
etc. Sin embargo antes de aclarar la relación que existe entre este tipo de procedimiento con cada
procedimiento de familia, es fundamental decir que el procedimiento de violencia familiar no es para
“apurar la tramitación de un divorcio”, “pedir una tenencia definitiva” o “peticionar una cuota de
alimentos de manera más rápida”. Cada proceso de familia es distinto y no es la intención hacer uso
de un solo procedimiento para ahorrarse no hacer los demás, debido a que cada procedimiento tiene
su formalidad. Este marco de actuación no debe ser desnaturalizado con planteos que exceden
notoriamente el limitado ámbito procesal fijado para la adopción de medidas urgentes tendientes a
neutralizar la situación de crisis denunciada ante el órgano judicial.
Con relación al divorcio, si bien un procedimiento no es consecuencia del otro, sino que el mismo
reviste de un trámite especial que dista del trámite de denuncia de violencia familiar (conforme los arts.
202 y sgtes. del Cód. Civil y normas procesales atinentes), suele pasar que la denunciante- de
violencia familiar posteriormente al vencimiento de las medidas cautelares dictadas desee divorciarse,
posibilidad que no tiene impedimento legal alguno siempre y cuando se cumplimenten los requisitos
sustanciales y procesales para disolver el vínculo. La cuestión se centra en el uso de las resoluciones
del expediente de violencia familiar para acreditar la causal de injurias graves en un divorcio
controvertido o en el mismo expediente de violencia familiar plantear alguna cuestión relacionada al
divorcio que excede la pretensión procesal solicitada.
Desde ya este tipo de divorcio en un contexto de violencia familiar, no va ser el mismo que un
divorcio en otras condiciones, va ser muy difícil intentar la vía del mutuo acuerdo o presentación
conjunta (conforme el art. 215, 236 del CC). Puede pasar que la controversia continúa, lo que obliga
empezar a pensar en iniciar un divorcio controvertido, en donde los plazos para llegar a una sentencia
definitiva son más extensos, cuestiones diversas que producen agotamiento, etc.
Con respecto al divorcio, interesante jurisprudencia ha planteado que: “la ley de violencia familiar no
está pensada para esposos o miembros de uniones de hecho que quieren separarse (o al menos uno
de ellos quiere hacerlo). Esos casos se regulan por el Código Civil...” La ley de violencia “enfoca
aquellos casos, muy numerosos, en los cuales (no importan los motivos), ninguna de las partes quiere
separarse (al menos definitivamente de la otra). En estos casos, aun el damnificado por la violencia lo
que desea no es separarse del otro sino que cese la violencia, y a ese fin pide la intervención
judicial...”.
Sin embargo creemos que la ley de violencia familiar enfoca a todos los supuestos en los cuales
haya violencia en el ámbito familiar, independientemente si después se interpone o no una demanda
de divorcio vincular. Ante situaciones de violencia física o psicológica es poco probable que la persona
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denunciante de violencia se encuentre en la posibilidad de discernir o tener certeza de su definitiva
separación o divorcio, correspondiendo al juez efectuar estas apreciaciones como paso previo a
determinar cualquier medida al respecto.
La aplicación de las medidas previstas por la ley 24.417 no puede limitarse solamente a los
supuestos en los que ninguna de las partes quiera separarse definitivamente cuando existe una
situación de riesgo que requiere la tutela jurisdiccional en forma urgente. 114 Aunque no corresponda la
utilización de la ley de violencia familiar como medio para eludir el cumplimiento de trámites exigidos
por las normas que regulan el divorcio u otros conflictos del derecho de familia, no resulta aceptable
excluir la aplicación de dicha norma a supuestos de maltrato físico o psíquico actuales, comprendidos
en su art. 1o, porque la víctima denunciante haya manifestado, en forma genérica, su deseo de
divorciarse.
Es verdad que el hecho de que uno o ambos esposos hayan manifestado su intención de divorciarse,
no excluye la aplicación de la ley si están atravesando situaciones de maltrato que ameritan la
intervención urgente, pero es claro que la ley de violencia familiar no puede constituirse en un medio
para eludir el cumplimiento de las normas que regulan el divorcio y demás conflictos del derecho de
familia”.
Con respecto a la relación entre el procedimiento de violencia familiar y la causal de injurias
graves en el divorcio controvertido, un fallo revoca la sentencia que rechazó la demanda de divorcio
fundada en la causal de injurias graves por malos tratos físicos y violencia familiar, pues la valoración
de la prueba se limitó a la pura consideración lineal, aislada e insular de cada uno de los elementos de
juicio rendidos, sin otorgarles la necesaria correspondencia, ilación, interdependencia y reciprocidad
que poseen, desconociendo además la especial materia que se discute.
De un conglomerado de datos traídos en la demanda, enunciados como conjunto, como
globalidad, como desgraciada experiencia de vida atribuida a una personalidad violenta e irascible,
representada o sintomatizada en distintos episodios, alguno de los cuales y sólo algunos habrían
consistido en maltratos físicos, todo lo cual aparece encuadrado jurídicamente como injurias graves, el
tribunal interviniente escoge exclusivamente uno de los aspectos, los malos tratos físicos, sin perjuicio
de hacer referencia lateral a características alcohólicas del demandado. Deja así en el camino lo
principal, la conducta misma en su esencia que fuera expresamente adjudicada al esposo, la
continuidad de una línea vital que estaría signada por la desconsideración, la ofensa, la vejación. Deja
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de lado, en suma, el eje raigal de esta demanda conformada por una denunciada situación de
insostenible violencia familiar. Cercenada de tal modo la integralidad litigiosa, el veredicto pasa a
ocuparse en consecuencia de esa única y retaceada parcela, apuntando a avizorar exclusivamente la
existencia de elementos de juicio que acreditasen agresiones físicas.
Teniendo en cuenta la exposición civil y denuncia penal por violencia familiar, el informe médico que
indica hematomas en el menor, la negativa del demandado a someterse a la pericia psicológica, la
incontestación de demanda y la confesión ficta, se ha podido extraer un conjunto de indicios graves,
inequívocos, precisos y concordantes, constitutivos de presunciones sobre una conducta matrimonial
del demandado incompatible con su instalación de esposo. Todo ello conforma la causal de injurias
graves porque revela clara situación de violencia familiar de la que es responsable.
EL ÁMBITO DE ACTUACIÓN DEL JUEZ
EL PERFIL DEL JUEZ
La figura del juez, representa orden, autoridad y poder en la vida de las personas que someten su
conflicto ante la decisión de él. Cuando un juez resuelve un caso y no hay forma de recurrir a lo
decidido, se debe cumplir obligatoriamente independientemente de estar conforme o no. No es por la
persona que ha decidido sino por la investidura judicial que representa.
El perfil de todo juez va a presentar ciertas notas distintivas cuando se trate de un juez de familia,
pues la materia en la que se asienta su función y, sobre todo, los intereses que allí se encuentran
enjuego tornan sumamente necesaria la elaboración de pautas y criterios particulares y
especializados, que se adecúen a los requerimientos que los justiciables y la sociedad en su conjunto
le demandan y a los derechos y garantías establecidos en nuestra Constitución y los instrumentos de
derechos humanos incorporados a ella.
El juez de familia tiene la delicada, difícil y particular misión de resolver conflictos que no se
agotan en el estricto marco de lo jurídico, ya que exigen una verdadera “composición humana”. 119
Peyrano plantea de manera novedosa que la actuación que corresponde reconocerle al juez
interviniente en asuntos de familia es una suerte de sueño para los que defendemos el ideario del
activismo procesal o judicial. Así es que dicho magistrado, en ejercicio defunciones que son
inherentes a su competenciamaterial, puede y debe actuar en algunos casos, oficiosamente (tanto en
la materia principiar como en la cautelar), flexibilizar el principio de congruencia procesal, favorecer
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soluciones conciliatorias, asumir las funciones docentes que también le incumben a los jueces (como
por ejemplo reconduciendo pedimentos procedimentales mal planteados, instrumentar técnicas para
efectivizar sus mandatos, privilegiar el empleo de la doctrina de las cargas probatorias dinámicas, etc.
Todo ello no puede extrañar cuando se recuerda que se trata de un gestor social que tiene por meta
organizar o reorganizar una familia en crisis.
La solución del conflicto se debe proyectar para el futuro, en función del porvenir. Esto supone
que no se agota la solución en el conflicto puntual y actual, sino que las decisiones que adopten los
jueces de familia deben contemplar conflictos latentes que pueden desencadenarse en el futuro.
Esta diferencia en el modo de resolución de conflictos hace que el juez de familia tenga un rol
diferenciado, donde la inmediación, la función conciliadora y la toma de medidas muchas veces en
forma oficiosa, lo conviertan en una figura protagónica en el proceso con mayores poderes y
atribuciones, los que deben ser ejercidos con límites para no caer en un exceso de jurisdicción.
Siguiendo este orden de ideas, para cumplir acabadamente esta función, el juez de familia se
erige en una figura protagónica, con un rol diferenciado, asumiendo concretas y ampliadas
atribuciones que van desde la esfera de comando, o dirección del trámite, pasando por los mayores
poderes de instrucción de las causas, a lo que se suma una misión, al decir de Berizonce, “de apoyo y
colaboración con las partes a través de la información, el consejo y el auxilio técnico”. Estos mayores
poderes y atribuciones se traducen en una mayor inmediación, en una búsqueda permanente de
fórmulas conciliatorias y en la adopción, en muchos casos, de medidas en forma oficiosa.
En cuanto a la inmediación y función conciliadora, las partes en el proceso no deben aparecer
como extrañas ante el juez. De allí la conveniencia de la vigilancia atenta del mismo, tomando
medidas adecuadas en tiempo oportuno, convocándolas a audiencias para oírlas personalmente
cuando la índole del conflicto lo requiera, pues en la mayoría de los casos lo concertado tiene mayor
grado de acatamiento que lo impuesto. Y esta importante función conciliadora requiere, al decir de
Falcón, de un juez que distinga lo esencial de lo accidental, lo importante de lo banal, que trate de
establecer la comunicación rota entre las partes desentrañando cuáles son sus intereses reales y qué
opciones se presentan, para tratar de llevar el planteo hacia criterios objetivos.Es así que se viene
pregonando el mayor activismo de los jueces en todo tipo de proceso: el juez de familia no debe ser
un mero observador neutral, sino que su papel debe ser activo, instalándose con su imperio en medio
de la familia en crisis, apoyándola, poniéndole límites y entrenándola en el proceso de organización o
reorganización en que se encuentre. Esto se traduce en lo que para Morello es un “nuevo modelo de
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justicia” para esta clase de conflictos, que es la “justicia de colaboración” o “acompañamiento”, en la
cual el juez sin claudicar el principio de imparcialidad se coloca cerca de las partes, adentrándose en
el conflicto para orientarlas buscando soluciones no traumáticas que contemplen los distintos
intereses en juego.
Todas estas cuestiones van marcando un perfil de juez de familia en donde la prudencia juega
como una de sus características esenciales, pues no es un límite preciso, definido, el que debe
respetar este juez para no caer en una intromisión indebida en la familia. De allí que lograr el delicado
equilibrio entre los intereses superiores que se deben tutelar y lo reservado a las libertades
personales, es uno de sus grandes desafíos.
Los poderes de hecho de los jueces en el caso de las medidas cautelares
Los poderes de hecho de los jueces, es el cúmulo de previsiones que debe adoptar un juez para
obtener una ejecución eficiente de su mandato. Peyrano plantea como ejemplo que no es suficiente
con que el magistrado decrete un embargo sobre bienes muebles del demandado, sino además de
facultar al oficial de justicia ínterviniente a allanar los domicilios que fuera menester y a cambiar
cerraduras (si se previera que tal necesidad pudiera presentarse). Subraya que tales cuestiones de
detalles pueden también ser objeto de un mandato judicial posterior y complementario.
El ejercicio adecuado de dichos poderes judiciales de hecho es vital en el terreno de las
cautelares familiares. Empero, suele acontecer que no es ejercitado de manera satisfactoria. Tal es la
hipótesis del régimen de visitas provisorio, cuyo despacho favorable no puede limitarse, como aveces
sucede, a consagrar “un amplio régimen de visitas”, favoreciéndose así la producción de un
sinnúmero de equívocos, incidencias y malas inteipretaciones. Por el contrario los magistrados deben
ser extremadamente detallistas en la materia, previendo todo lo que buenamente se pueda prever
(como por ejemplo, en lo atinente al régimen de visitas, el tema de las vacaciones estivales y de
invierno, los fines de semana largos, los feriados, etc.).
Peyrano también plantea la necesidad de coordinar las medidas cautelares familiares cu ando
son plurales, expresa que el juez con competencia familiar, no debe despachar, aisladamente y sin
reparar en el contexto, una pluralidad de medidas cautelares en la materia. Por el contrario, debe
procurar coordinarlas, poniendo especial atención en prorratear las cargas económicas derivadas de
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su cumplimiento. Así, en orden a fijar la entidad de una cuota alimentaria provisoria, deberá ponderar
a quien se atribuyo la vivienda conyugal y/o quien posee la tenencia de los hijos menores. Es que, al
fin y al cabo, las resultas económicas del despacho de varias medidas cautelares familiares inciden
sobre el entramado familiar, que es único.
En un fallo en donde se rechaza la pretensión del denunciado de atribución del hogar se decide
como poderes de hecho de los jueces lo siguiente: “Ante las dificultades relaciónales evidenciadas en
el caso traído a examen, dejar librada a los contendientes la gestión de entrega y recupero de los
bienes muebles del denunciado situados en el que fue el hogar de la pareja, no se presenta como una
solución efectiva a la incidencia suscitada. Si bien sería lo adecuado dentro de un marco mínimo de
sentido común, queda claro que la difícil coyuntura en la que se encuentran entrampadas las partes,
Iva trasvasado tal parámetro. Por ello, se juzga conveniente -salvo acuerdo de partes en diferente
sentido- disponer el libramiento de un mandamiento a fin de que el Oficial de Justicia que
corresponda, con las facultades que emanan del art. 214 del CPCCN., se constituya en el domicilio,
juntamente con el excluido por violencia familiar y proceda a supervisar el retiro de los bienes
existentes que como de propiedad exclusiva del nombrado le sean denunciados por éste, debiendo
inventariar los que sean efectivamente retirados. En cuanto a los bienes existentes cuya titularídad
sea controvertida por la denunciante y/o quien ella designe al efecto, se deja establecido que el
denunciado deberá abstenerse de retirarlos, debiendo el Oficial de Justicia también inventariados”.131
DEBERES Y FACULTADES DE LOS JUECES
Inmediación
Los jueces tienen deberes y facultades directamente con las partes del procedimiento e
indirectamente con los integrantes de la sociedad.
Con respecto a los deberes y facultades de los jueces, el Código Procesal Civil y Comercial de la
Nación marca una serie de reglas procesales a tener en cuenta.
El art. 34 del CPCN plantea que son deberes de los jueces asistir a la audiencia preliminar y
realizar personalmente las demás diligencias que este Código u otras leyes ponen a su cargo, con
excepción de aquellas en las que la delegación estuviere autorizada.
La presencia de los jueces en las audiencias celebradas en el marco de esta temática, garantiza
la inmediación y conocimiento acabado de la confiictivafamiliar. Laimportanciadel conocimiento de los
hechos es primordial para decidir fundadamente y tomar medidas acorde a la historia de vida
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presentada. Se ha dicho que no es lo mismo leer una denuncia de violencia familiar que escuchar en
primera persona los hechos.
El art. 11 de la ley 14.509 modificatoria de la ley 12.569, plantea que el juez o jueza interviniente
citará a las partes y en su caso al Ministerio Público, a audiencias separadas, bajo pena de nulidad, en
días y horas distintas, la que deberá tomar personalmente bajo pena de nulidad, dentro de las 48
horas de ordenadas las medidas del art. 7o, o si no se adoptara ninguna de ellas, desde el momento
que tomó conocimiento de la denuncia.
En dichas audiencias, escuchará a las partes y ratificará, modificará u ordenará las medidas que
estime pertinentes.
Un fallo plantea dejar sin efecto la resolución por la cual se resolvió no conceder las medidas
previstas en los ines. b) y h) del art. 7o de la ley 12.569, pues habiéndose acompañado la denuncia
penal en la que se relata el hecho de violencia familiar y certificado médico que acreditaría la
descompensación sufrida por la hija menor de la denunciante, el juez debe adoptar una postura activa
ordenando medidas de impulso y pruebas necesarias a los fines de comprobar si se encuentra ante
un caso concreto de violencia familiar.
Por resolución nro. 3210 del 4 de diciembre de 2013, la Suprema Corte de Justicia de la Provincia
resolvió en el art. 3o lo siguiente: “Hasta tanto se efectivice la petición realizada, en el art.1" hacer
saber a los Señores Jueces con competencia en materia de violencia familiar, que podrán -en los
términos del art. 11 déla Ley N° 12.569 (textos/ Ley N° 14.509), primer párrafo-, autorizar en los
Secretarios de los órganos jurisdiccionales a su cargo o en sus reemplazantes legales, el acto de toma
de las audiencias allí dispuestas, siempre que por las circunstancias descriptas en los considerandos
de la presente resulte sumamente dificultosa o imposible su comparecencia personal, dejando debida
constancia de ello”.
El art. 4o plantea que: Ante la ocurrencia de la situación mencionada en el artículo anterior, el
funcionario letrado intervi- niente en la audiencia deberá conferir inmediata intervención al Juez, a los
efectos de ratificar, modificar u ordenar las medidas que estime pertinentes (conforme arts. 11, Io
párrafo y cctes, Ley 12.569, modificada por la ley N° 14.509).
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Celeridad y rapidez en la toma de las decisiones
Los jueces deben tomar decisiones diariamente y muchas veces no tienen mucho tiempo para
pensar y argumentar desde la doctrina o jurisprudencia sobre su decisión. En esta temática, el factor
tiempo se complejiza.
El art. 34 del CPCN plantea que el juez debe decidir las resoluciones con sujeción a los siguientes
plazos, si las leyes de protección contraía violencia familiar no establecen expresamente un plazo.
a) Las providencias simples, dentro de los tres días de presentadas las peticiones por las partes
o del vencimiento del plazo conforme a lo prescripto en el art. 36, inc. 1 e inmediatamente, si debieran
ser dictadas en una audiencia o revistieran carácter urgente.
b) Las sentencias interlocutorias y las sentencias homologatorias, salvo disposición en contrario,
dentro de los diez o quince días de quedar el expediente a despacho, según se trate de juez
unipersonal o de tribunal colegiado.
Cuando se decretan medidas cautelares, éstas al no tomar carácter definitivo son de tipo
interlocutoria.
c) Las sentencias definitivas en el juicio sumarísimo, dentro de los veinte o treinta días de quedar
el expediente a despacho, según se trate de juez unipersonal o tribunal colegiado. Cuando se tratare
de procesos de amparo el plazo será de 10 y 15 días, respectivamente.
En este tipo de procesos no hay una sentencia definitiva sino que hay propuestas jurisdiccionales,
que desde ya son de cumplimiento obligatorio para las partes.
Como por ejemplo, eljuez dicta una resolución prohibiendo el acercamiento del agresor del lugar
donde se encuentra la víctima. Esta resolución no tiene carácter definitivo. Sin embargo debe ser
cumplida por las partes por el plazo fijado por el juez.
El art. 8o de la ley 14.509, fija un plazo especial, al plantear que el Juez o Jueza interviniente
podrá solicitar, o considerar como presentado en el caso de que se acompañe a la denuncia, el
informe producido por profesionales o instituciones públicas o privadas idóneas en la materia. Dicho
informe diagnóstico será remitido al juez o jueza requirente en un plazo de cuarenta y ocho (48) horas,
a efectos de que pueda aplicar otras medidas, interrumpir o hacer cesar alguna de las mencionadas.
Un Fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Provincia de Buenos Aires con voto del Dr.
Genoud, ha dicho que en un tema tan delicado como la violencia familiar, resulta incompatible con la
función jurisdiccional, dilatar la toma de decisiones con argumentos tales como la falta de
competencia o legitimación, desconociendo las directivas reguladas en la ley 12.569 de la Provincia
de Buenos Aires.
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Fundamentación
El art. 34 del CPCN en su inc. 4), expresa el deber del juez de fundar toda sentencia definitiva o
interlocutoria, bajo pena de nulidad, respetando la jerarquía de las normas vigentes y el principio de
congruencia.En otro plano podríamos pensar que las sentencias interlo- cutorias que se dictan en esta
temática deben ser fundadas. Como por ejemplo cuando el juez dicta una medida protectoría como
una exclusión del hogar conyugal suele aludir ai acta inicial, el informe de los profesionales de la OVD,
el informe del CIPVF. etc.
Sin embargo la duda en la decisión del juez siempre va existir, al no escuchar la otra versión de
los hechos. De ahí que la duda del juez se instale, pero no obstante, conforme las reglas de la sana
critica como estándar legal, es atrayente el criterio de la jurisprudencia inglesa del balance of
probabilities”, que atiende las posibilidades de riesgo que tiene un menor de sufrir nuevos actos de
violencia o de no hacer cesar la violencia inicial.
La ley 26.485 en su art. 29, plantea que siempre que fuere posible el/la juez/a interviniente podrá
requerir un informe efectuado por un equipo interdisciplinario para determinar los daños físicos,
psicológicos, económicos o de otro tipo sufridos por la mujer y la situación de peligro en la que se
encuentre.
También el artículo plantea que el juez podrá considerar los informes que se elaboren por los
equipos interdisciplinarios de la administración pública sobre los daños físicos, psicológicos,
económicos o de otro tipo sufridos por la mujer y la situación de peligro, evitando producir nuevos
informes que la revictimicen.
También podrá considerar informes de profesionales de organizaciones de la sociedad civil
idóneas en el tratamiento de la violencia contra las mujeres.
La ley 14.509, en su art. 8o ter, establece que regirá el principio de amplia libertad probatoria para
acreditar los hechos denunciados, evaluándose las pruebas ofrecidas de acuerdo con el principio de
sana crítica. Se considerarán las presuncionesque contribuyan a la demostración de los hechos,
siempre que sean indicios graves, precisos y concordantes.
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Dirección del procedimiento
El juez es el director del procedimiento, es responsable del mismo y el encargado de conceder o
negar las peticiones de los letrados de cada una de las partes.
El art. 34 del CPCN en su inc. 5, plantea que el juez tiene el deber y facultad de dirigir el
procedimiento, debiendo, dentro de los límites expresamente establecidos en este Código:
1) Concentrar en lo posible, en un mismo acto o audiencia todas las diligencias que sea menester
realizar, atento el principio de celeridad de las actuaciones y economía procesal. En situaciones de
violencia familiar, el tiempo es un factor decisivo.
El art. 8o bis: de la ley 14.509, postula que la Jueza o Juez tendrá amplias facultades para ordenar
e impulsar el proceso pudiendo disponer las medidas que fueren necesarias para indagar los sucesos,
ubicar el paradero del presunto agresor, y proteger a quienes corran el riesgo de padecer nuevos
actos de violencia, rigiendo el principio de obtención de la verdad material.
2) Señalar, antes de dar trámite a cualquier petición, los defectos u omisiones de que adolezca,
ordenando que se subsanen dentro del plazo que fije, y disponer de oficio toda diligencia que fuere
necesaria para evitar o sanear nulidades.
3) Mantener la igualdad de las partes en el proceso.
Abriendo el debate sobre este tema, muchas veces se plantea la indefensión del denunciado de
violencia familiar en este tipo de procedimiento vulnerando normas constitucionales (art. 18 de la
Constitución Nacional) e internacionales (como el Pacto de San José de Costa Rica), no contesta
demanda, no se le da traslado de las resoluciones tomadas, tiene poco lugar para probar, etc.
Este tema tiene cierta relevancia cuando se hace un mal uso de un instrumento de protección como lo
es la denuncia de violencia familiar, me refiero al tema de las falsas denuncias. Si bien éstas
configuran un porcentaje menor, muchas veces sedenuncia con fines distintos a la protección civil que
debe dar un juez de familia en estos supuestos, como por ejemplo para suspender el contacto de los
padres con el hijo, para interrumpir el contacto con la pareja del padre, con los hijos para acelerar
cuestiones alimentarias, cuestiones personales, etc.
Vale recordar un caso de Bahía Blanca en donde el actor contrajo matrimonio con la accionada,
habiendo nacido de dicha unión el hijo de ambos. Luego de un tiempo se generaron diversos
problemas conyugales que desembocaron en el divorcio vincular de mutuo acuerdo de las partes. Se
acordó en tal oportunidad que la tenencia del niño la detentaría la madre, con un amplio régimen de
visitas a favor del padre, estableciéndose una cuota alimentaria a favor del niño.
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La tenedora del niño se mudó a la Ciudad de La Plata con su nueva pareja, donde llevó a vivir al
niño. Sintiéndose afectado en el vínculo patemo-filial, el actor interpone ante el Tribunal de Familia
una medida cautelar para impedir que se concretara el traslado definitivo del niño, medida que fue
concedida. A pesar de ello, la accionada se fue a La Plata con el menor desobedeciendo la resolución
judicial. Luego, la Sra., concurrió con el niño al consultorio del médico pediatra del niño, quien revisó a
la criatura y haciéndole tacto anal constató la existencia de un bolo fecal y que los intestinos estaban
muy dilatados, recetándole una enema. No obstante la indicación, la madre no cumplió con la
prescripción médica.
La Señora presentó una denuncia penal al padre de su hijo por abuso deshonesto. El denunciado
se presentó voluntariamente ante la Fiscalía junto con su abogado y allí tomó conocimiento de la falsa
denuncia presentada, siendo detenido donde permaneció privado de su libertad veintitrés días.
La Cámara de Apelación y Garantías en lo Penal revocó el auto de detención, lo que le permitió
recuperar su libertad; pero el proceso penal siguió su curso. El antedicho tribunal confirmó su
sobreseimiento total en la causa “...por no haberse acreditado que el hecho investigado haya
existido...” Sostuvo que la denuncia efectuada se trata una calumnia que lesionó efectivamente su
honor, tanto en lo que respecta a su autoestima como en su reputación frente a terceros, dañando su
personalidad.
El fallo citado nos sirve para ver que muchas veces se interponen denuncias a los efectos de
perjudicar al otro (padre y niño) y no con fines de protección.
Controlar la conducta de las partes
En la temática de la violencia familiar, la conducta en el procedimiento, cumple un papel principal
ya que ambas partes de alguna manera someten ante la justicia sus vidas privadas, pero la puesta en
conocimiento público de una de ellas, hace que la justicia se entrometa.
Esto desencadena sentimientos de angustia, invasión y traición. Se entablan discusiones dentro
de las audiencias elevadas de tono, no sólo entre las partes, sino también entre los abogados.
El art. 45, plantea que cuando se declarase maliciosa o temeraria la conducta asumida en el pleito
por alguna de las partes, el juez le impondrá a ella o a su letrado o a ambos conjuntamente, una multa
valuada entre el diez y el cincuenta por ciento del monto del objeto de la sentencia. En los casos en
que el objeto de la pretensión no fuera susceptible de apreciación pecuniaria, el importe no podrá
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superar la suma de $ 50.000. El importe de la multa será a favor de la otra parte. Si el pedido de
sanción fuera promovido por una de las partes, se decidirá previo traslado a la contraria.
Sin perjuicio de considerar otras circunstancias que estime corresponder, eljuezdeberá ponderar la
deducción depretensiones, defensas, excepciones o interposición de recursos que resulten
inadmisibles, o cuya falta de fundamento no se pueda ignorar de acuerdo con una mínima pauta de
razonabilidad o encuentre sustento en hechos ficticios o irreales o que manifiestamente conduzcan a
dilatar el proceso. Autores, como Eduardo Sirkin expresa que “.. "Reiterando conceptos debemos
evitar los abusos en el proceso cuando ante cualquier petición de las partes se remitan las
actuaciones al Defensor Pupilar o se dilate la toma de decisiones a las resultas del dictamen de un
psicólogo; informe de la Asistente Social del Juzgado; o evaluaciones de departamentos afines, que
por “sus tiempos” retiene el expediente por lapsos prolongados mientras los menores pueden
permanecer “en riesgo” al cuidado del progenitor no idóneo.
El juez tiene una función pedagógica, de hacer respetar a la partes los pasos del procedimiento
como la investidura de la autoridad judicial.
El art. 34 del CPCN plantea como facultad del juez de prevenir y sancionar todo acto contrario al
deber de lealtad, probidad y buena fe.
El art. 35 del CPCN, habla sobre las potestades disciplinarias, para mantener el buen orden y
decoro en los juicios, en donde los jueces y tribunales deberán:
1) Mandar que se teste toda frase injuriosa o redactada en términos indecorosos u ofensivos,
salvo que alguna de las partes o tercero interesado solicite que no se lo haga.
2) Excluir de las audiencias a quienes perturben indebidamente su curso. Recuerdo haber
patrocinado a un padre que por una situación de violencia se atribuye la tenencia de hecho de sus dos
hijos. La madre de los mismos junto a su abuela, recurre a los medios televisivos y gráficos
denunciando a la jueza interviniente. Asimismo se contactan con un grupo de padres que postulan la
existencia del síndrome de alienación parental, que no les permite ver a sus hijos.
En una de las audiencias enmarcada en el expediente de reintegro de hijo, régimen de visitas,
tenencia y denuncia de violencia familiar. Se presentan las partes, la madre de la señora y los niños.
También se presentan en la puerta del juzgado gente de la asociación mencionada con una actitud
desafiante, agrediendo, etc.
La jueza toma conocimiento de la presencia de estas personas y pide que se retiren del recinto
bajo apercibimiento de hacerlos detener por la fuerza pública.
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3)
Aplicar las correcciones disciplinarias autorizadas por este Código, la ley orgánica, el
Reglamento para la Justicia Nacional, o las normas que dicte el Consejo de la Magistratura.
Economizar recursos
El juez debe maximizar los recursos humanos y materiales y optimizar en el sentido de que a un
menor costo se obtenga un mayor resultado óptimo.
El art. 34 también expresa como deber del juez, vigilar para que en la tramitación de la causa se
procure la mayor economía procesal. Esto tiene relación con el deber que tiene el juez de seguimiento
de la causa.
El art. 34 de la ley 26.485 plantea que durante el trámite de la causa, por el tiempo que se juzgue
adecuado, el/la juez/a deberá controlar la eficacia de las medidas y decisiones adoptadas, ya sea a
través de la comparecencia de las partes al tribunal, con la frecuencia que se ordene, y/o mediante la
intervención del equipo interdisciplinario, quienes elaborarán informes periódicos acerca de la
situación.
El art. 8o de la ley 14.509 plantea una forma que tiene el juez de economizar recursos, al
considerar como presentado en el caso de que se acompañe a la denuncia, el informe producido por
profesionales o instituciones públicas o privadas idóneas en la materia.
A su vez el art. 14 bis, establece que el/la juez/a podrá solicitar o aceptar la colaboración de
organizaciones o entidades públicas o privadas dedicadas a la protección de los derechos de las
mujeres y demás personas amparadas por la presente.
Oficiosidad y Amplitud
Si bien como principio en un procedimiento civil, rige el principio dispositivo, en donde cada unas
de las partes debe ser la encargada de impulsar el procedimiento. En esta temática hay intereses que
exceden a la particulares, y más cuando nos encontramos con familias en donde hay niños, niñas y
adolescentes.
El art. 36 del CPCN, plantea los deberes y facultades ordenatorias e instructorias de los jueces,
aún sin requerimiento de parte: Tomar medidas tendientes a evitar la paralización del proceso. A tal
efecto, vencido un plazo, se haya ejercido o no la facultad que corresponda, se pasará a la etapa
siguiente en el desarrollo procesal, disponiendo de oficio las medidas necesarias.
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Para dar por reunidos los requisitos de procedencia de las medidas cautelares, el juez que
entiende en el proceso tiene amplias facultades que facilitan la sustanciación de todas las pruebas
que consideren conducentes a fin de demostrar la verosimilitud de los hechos denunciados, sin
perjuicio de que las partes no las hayan solicitado pudiendo incluso ordenar de oficio medidas
protectoras y ampliar o modificar las que se peticionan.
La ley 12.569 en su art. 9o, plantea que el juez o tribunal interviniente, en caso de que lo
considere necesario, requerirá un informe al lugar de trabajo y/o lugares donde tenga actividad la
parte denunciada, a los efectos de tener mayor conocimiento de la situación planteada. Asimismo
deberá solicitar los antecedentes judiciales y/o policiales de la persona denunciada con la finalidad de
conocer su conducta.
Con acierto Novellino al comentar este artículo, dice que una persona puede ser distinta en el
lugar donde realiza sus tareas con respecto a la conducta que lleva en el hogar, por lo que duda
acerca de la eficacia de este dato para un mayor conocimiento del caso.
Con respecto a la solicitud de antecedentes policiales, es posible que el miembro del grupo
familiar que comete un maltrato y es denunciado por ello, pueda haber realizado actos de violencia
con anterioridad que hayan quedado registrados en algún expediente judicial, o bien en actas o
sumarios policiales que sin duda, cumplen con la finalidad perseguida por el juez o Tribunal, que es la
de conocer la conducta del ahora denunciado.
Cabe destacar que este requerimiento es obligatorio, a diferencia del informe que puede pedir el
juez si lo considera conveniente, en el lugar de trabajo. Esto surge de la letra de la ley cuando dice
“deberá”.
La ley 14.509 tiene varios artículos relacionados a la actividad que debe realizar el juez de oficio
de manera de evitar la paralización del procedimiento. El art. 7o expresa que el juez o jueza
interviniente deberá resolver de ofició o a petición de parte, teniendo en cuenta el tipo de violencia y
con el fin de evitar su repetición, las siguientes medidas. El art. 8o plantea que éste deberá requerir un
informe efectuado por profesionales de diversas disciplinas o equipo transdisciplinario para determinar
los daños físicos y/o psíquicos, económicos o de otro tipo sufridos por la víctima, la situación del
peligro y medio social y ambiental del grupo familiar. El art. 8 bis postula que la Jueza o Juez tendrá
amplias facultades para ordenar e impulsar el proceso pudiendo disponer las medidas que fueren
necesarias para indagar los sucesos-, ubicar el paradero del presunto agresor, y proteger a quienes
corran el riesgo de padecer nuevos actos de violencia, rigiendo el principio de obtención de la verdad
material. El art. 12 expresa el deber de establecer el término de duración de la medida conforme a los
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antecedentes que obren en el expediente, pudiendo disponer su prórroga cuando perduren
situaciones de riesgo que así lo justifiquen. Asimismo el art. 13 postula el deber de comunicar la
medida cautelar decretada a las instituciones y/u organismos públicos o privados a los que se hubiere
dado intervención en el proceso como así también a aquéllos cuyos intereses pudieren resultar
afectados por la naturaleza de los hechos.Con respecto a la actuación posterior al dictado de las
medidas cautelares el art. 14 expresa que durante el trámite de la causa y por el tiempo que se juzgue
adecuado, el/la juez/a deberá controlar la eficacia de las medidas y decisiones adoptadas, ya vsea a
través de la comparecencia de las partes al tribunal, con la frecuencia que se ordene, y/o mediante la
solicitud de informes periódicos acerca de la situación. Esta obligación cesará cuando se constate que
ha cesado el riesgo, teniendo en cuenta la particularidad del caso.
La ley 26.485 ha incorporado entre sus artículos diversas actividades que debe realizar el juez a
fin de evitar la parálisis del proceso como dictar más de una medida a la vez, determinando la
duración de las mismas de acuerdo a las circunstancias del caso, fijar una audiencia, la que deberá
tomar personalmente bajo pena de nulidad, podrá requerir un informe efectuado por un equipo
interdisciplinario para determinar los daños físicos, psicológicos, económicos o de otro tipo sufridos
por la mujer y la situación de peligro en la que se encuentre. También podrá considerar los informes
que se elaboren por los equipos interdisciplinarios de la administración pública, como los informes de
profesionales de organizaciones de la sociedad civil idóneas en el tratamiento de la violencia contra
las mujeres.
Durante el trámite de la causa, por el tiempo que se juzgue adecuado, deberá controlar la eficacia
de las medidas y decisiones adoptadas, ya sea a través de la comparecencia de las partes al tribunal,
con la frecuencia que se ordene, y/o mediante 1a. intervención del equipo interdisciplinario, quienes
elaborarán informes periódicos acerca de la situación.
El art. 36 del CPCN. plantea como función del juez la de proponer a las partes fórmulas para
simplificar y disminuir las cuestiones litigiosas surgidas en el proceso o respecto de la actividad
probatoria. En todos los casos la mera proposición de fórmulas conciliatorias no importará
prejuzgamiento. Es interesante ver la actitud creativa que tienen los jueces en los expediente de
violencia familiar, como por ejemplo el supuesto en donde la medida de prohibición de acercamiento
es hacia la denunciante y no a sus hijos, el juez suele proponer un tercero que colabore en la entrega
del niño y el reintegro al hogar. Lo mismo pasa en la cuestión de alimentos en este tipo de contexto.
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Muchas veces el juez propone espacios terapéuticos para que el hombre que ejerce violencia se
incorpore en un grupo.
En las audiencias, el juez muchas veces sugiere in voce, sobre “los pasos a seguir”
Cabe destacar que la oficiosidad no significa desechar un procedimiento para transformarlo en
otro. Es posible desestimar una denuncia de violencia familiar, pero no se debe darle forma de otro
proceso de familia. En un fallo se confirma el decisorio que desestima “in timine” la denuncia por
violencia familiar oportunamente deducida, y se revoca el mismo en tanto decidió oficiosamente
imprimir a las presentes actuaciones el trámite de régimen de visitas, violando de este modo el
principio dispositivo.
Corresponde revocar la resolución recurrida en tanto la Sra. juez de grado, si bien desestimó in
timine la pretensión, también decidió oficiosamente imprimir a las presentes actuaciones el trámite de
régimen de visitas, aun cuando la recurrente, carecería de interés en el régimen sustanciado,
justamente porque es quién ostenta la tenencia de sus dos hijos menores. En la especie, la parte
actora interpuso denuncia por violencia familiar solicitando se dicte medida cautelar de no
acercamiento a sus dos hijos menores. En esta inteligencia, el agravio habrá de prosperar desde que
no se advierte que hubiere existido petición concreta sobre el particular.
El juez debe limitar su pronunciamiento tan sólo a lo que ha sido pedido por las partes-principio
dispositivo-, a quienes incumbe, en suma, fijar el alcance y el contenido de la tutela jurídica,
incurriendo en incongruencia el juez que, al fallar, se aparta de las cuestiones incluidas en la
pretensión del actor y en la oposición del demandado. La regla se halla consagrada, en lo atiente a
sentencias interlocutorías, en el art. 161 inc. 2º del CPCCN., en cuanto establece que tales
pronunciamientos deberán contener la decisión expresa, positiva y precisa de las cuestiones
planteadas.
Entendemos que el juez interviniente y el competente gozan de una amplitud de facultades
otorgadas por la ley 11.529 convirtiéndolo en protagonista, teniendo su razón de ser en que los
conflictos de familia y sus valores en juego se conectan con los intereses de la sociedad y por ende
del Estado. A ello debe sumarse la heterogeneidad de situaciones que engloba el concepto de
maltrato, y si bien pueden enunciarse caracteres generales son completamente diferentes en sus
causas así como en las consecuencias que se derivan de ellas, por lo que hace que el juzgador debe
propender a vigilar con el mayor celo posible.
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La figura del juez activo e inmerso en la construcción de distintas medida atendiendo a las
particularidades de cada situación no escapa a la jurisprudencia: “El juez que entiende tiene ampliar
facultades para sustanciar las pruebas destinadas a demostrar la verosimilitud de los hechos, aunque
las parte no las soliciten y también pueden ordenar de oficio medidas protectoras, ampliar o modificar
las peticionadas”.
LA ENTREVISTA EN LA TEMÁTICA
LA ENTREVISTA CON LA VÍCTIMA
La familia y su relación con la entrevista
Las familias tienen uno o varios estereotipos, como por ejemplo:
-
La familia es un refugio de amor y un lecho de rosas.
-
Que la unión familiar está por encima de todas las diferencias.
-
Y quizá, por último, pero no menos importante, todo lo que ocurre en la familia es secreto. No
debe ser compartido con extraños como por ejemplo, un funcionario judicial.
Tener presente ello es esencial para comprender y decodificar lo manifestado por el cliente en las
primeras entrevistas, y cuando percibimos que no saben qué contarnos o nos oculten información.
La importancia de la entrevista
La entrevista a posibles víctimas de violencia familiar reviste ciertas especialidades de cualquier
entrevista por otro motivo. El abordaje de la familia obedece a la singularidad de cada grupo, que
determina la modalidad y cantidad de entrevistas. La técnica preferencial para este tipo de
evaluaciones es la entrevista semidirigida.
En un comienzo es necesario presentar a la institución pública/privada o estudio jurídico que
pertenece, y aclarar de antemano la labor de cada profesional interviniente y la necesidad de conocer
la historia personal dotada de los hechos de violencia, para poder ayudar y si es necesario pedirle que
pare en su relato para preguntar específicamente sobre un suceso de interés para visibilizar la
problemática.
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La entrevista la puede realizar el abogado o si cuenta con un equipo la puede realizar de manera
conjunta con un psicólogo/a, trabajador/a social para evitar que la víctima reitere una y otra vez lo que
le ha sucedido. Asimismo la mirada de otro profesional de otra disciplina enriquecerá el trabajo.
La forma de dialogar debe ser fluida y dentro de una conversación evitando la robotización y
burocratización de la entrevista.
Esto que parece tan sencillo es primordial, ya que la dará a la consultante una cierta tranquilidad
de conocer a los profesionales a quienes les confiara aspectos íntimos de su vida privada. La
confidencialidad en la entrevista también es de suma importancia.
La entrevista con el consultante es fundamental porque vamos a conocer su historia familiar, su
problema y vamos a evaluar los pasos a seguir y que medidas de protección solicitar. La concesión de
la medida cautelar depende del relato.
La presentación de la consultante
La consultante generalmente se presenta al estudio o al organismo, angustiada, desconfiada,
confundida e indecisa, por eso es necesario respetar sus tiempos a la hora de intervenir. Puede venir
sola o acompañada por algún familiar o amigo, quienes pueden servir de red de contención, pero es
primordial que la propia víctima relate lo sucedido a los fines de abordar el tema con alguna estrategia
interdisciplinar.
Cobra especial importancia en este punto, la información brindada por el cliente. Siempre nos
cuestionamos si debemos saber o no la verdad sobre los hechos (que vamos a patrocinar), o si esa
verdad debe provenir de boca de nuestros asistidos. Por lo pronto, en la entrevista es muy bueno
recordarles que siempre es preferible enterarse de todas las “circunstancias o hechos”, por más
negativas que pudieran a sus ojos parecer, y no en el medio de una audiencia, o en presencia de la
contraparte, o leyendo el expediente, o en el informe de la Oficina de Violencia Doméstica (de la
CSJN). La confianza en el profesional determinará tener un mejor panorama ala hora de direccionar
una estrategia adecuada, para alcanzar el objetivo acordado entre profesional-cliente. Todo ello
implica que debemos lograr un clima ameno. Debe sentir que estamos allí para colaborar con su
objetivo jurídico (judicial).
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Se debe buscar el justo equilibrio: hacer sentir que hemos comprendido adecuadamente lo que
nos han transmitido, pero que no haya dudas, que nuestro asesoramiento deja en claro que no
justifica la violencia, sea cual fuera la vereda que nos toca estar.
El art. 3 inc. g del decreto reglamentario 1011/2010 de la ley 26.485 plantea que la forma de
atención debe ser de acuerdo a las condiciones subjetivas de la solicitante, sin discursos previos
elaborados, etc.
Se debe evitar interrumpir con preguntas sobre preguntas, muchas veces la consultante quiere
hablar y se siente incómoda por las interrupciones constantes, o los profesionales se pisan
constantemente en aras de confeccionar su informe, es preferible una escucha activa que una mera
recolección de datos. Rozansky plantea la diferencia entre oír y escuchar.
Con respecto a la atención de las víctimas de violencia familiar en Comisarías, la realidad forense,
y su práctica judicial, nos manifiesta que las víctimas llegan -en la generalidad de los casos- sin
asistencia letrada, y por ende, transmiten todos sus temores, dudas, vivencias y ambivalencias a
quienes toman la denuncia, que obviamente -también en su generalidad- no son sus abogados. Ese
amplio caudal de información, a veces entremezclado por sentimientos, miedos, impiden detectar con
claridad, qué piden y qué reclaman.
La resolución 505 deja claro, el trato especial que se debe dispensar en estas situaciones.
Textualmente dice así: En casi todos los casos hacer la denuncia colocaalapersonavíctima en una
situación desconocida y difícil, ya que por uno o varios motivos, la persona víctima no pudo evitar que
se llegara a esa situación. Debe contemplarse la posibilidad de que durante la entrevista, la víctima se
encuentre temerosa, con ansiedad o desconfianza, sienta pudor de revelar los hechos que padeció,
tenga temor o culpa de incriminar a la persona agresora, niegue los hechos o se responsabilice o no
quiera denunciar los hechos padecidos.
También es frecuente que, incluso ante hechos que constituyan delitos dependientes de instancia
privada, las víctimas no desean denunciarlos para iniciar la investigación penal, pero sí quieran
obtener alguna medida de protección que evite la reiteración de los hechos de violencia.
Para abordar la toma de la denuncia se recomienda que: la persona que tome la denuncia sea del
mismo género que la persona víctima. Se inicie la conversación con preguntas ajenas al hecho para
generar un ambiente menos tenso y confiable.
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No se emita juicios de valor ni descreimiento, ni se interrumpa constantemente el relato. También
es necesario que no se realicen promesas que no puedan ser cumplidas ni se sature a la víctima de
información. Se debe utilizar un léxico comprensible para la víctima.
Tipos de preguntas
Para comenzar a hacer la entrevista recomiendo para tener un orden, empezar a diferenciar que
tipo de preguntas hacer, ya que puede haber preguntas cerradas y preguntas abiertas.
Las preguntas cerradas son aquellas preguntas que da lugar a respuestas cerradas como por
ejemplo, un nombre, un teléfono, un dato, número, etc. En cambio las preguntas abiertas son aquellas
preguntas que da lugar al consultante a explayarse y relatar lo sucedido.
Conviene empezar por hacer preguntas cerradas para acumular datos del consultante como
nombre, edad, estado civil, ocupación, si tiene obra social, si fue víctima de violencia por parte de su
familia o pareja, datos del agresor, parentesco, tiempo de permanencia con el presunto agresor, etc.
Esta va a darle un marco informativo a lo que posteriormente va contar la consultante. Se debe evitar
cansar a la consultante con preguntas, si es posible deducir datos con las preguntas abiertas mejor.
Una vez que se han contestado las preguntas cerradas podemos hacer una pregunta abierta que
sirve de disparadora, para que el consultante se desahogue y hable, cuidándonos de no distorsionar el
relato con nuestras pausas como por ejemplo diciendo: Contame ¿Qué te pasó?, ¿Qué te hace venir
a este lugar?, dejar que se explaye y cuente aunque sean detalles carentes de sentido, parar si es
necesario para pulir lo dicho, como por ejemplo en el momento que cuenta la última agresión
propinada, pedir más detalles como lugar del hecho, quienes estaban allí en ese momento (amigos,
familiares, hijos), si se efectuó una denuncia ante comisaría o ante un Juzgado. Todo esto con una
mirada atenta del profesional que recepte lo que se le cuenta y posteriormente lo que se lee.
Una vez que escuchamos el relato, podemos hacer una leída a la documentación que la mujer
trae al estudio pidiendo una copia de lo dado cuando vuelva a concurrir, como por ejemplo una
denuncia ante la Comisaría de la Mujer o un certificado que pasó por el Cuerpo Médico, un acuerdo
en una mediación realizado anteriormente, etc. También tenemos que estar dispuestos a agotar
dudas.
Como último paso es dable aclarar sobre la existencia de la ley de protección contra la violencia
familiar, los fines tutelares de la misma, el carácter civil del procedimiento que puede derivar en
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cuestiones penales, la provisoriedad de sus decisiones judiciales y de las medidas cautelares, la
necesidad de contar con orientación psicológica especializada continua, etc.
La entrevista debe terminar con un final abierto, con la posibilidad de retorno, así sea una
asesoría, darle la posibilidad de contar con el lugar para agotar dudas. Si es el servicio de un hospital,
lo mismo.
En el caso de un estudio jurídico, el letra do debe dar como “los pasos a seguir’, sugerir hacer una
denuncia en base a lo contado, derivar a una institución a los fines de que la consultante cuente con
asistencia psicológica, etc. “No es un fin, sino un comienzo”.
El trabajo de los profesionales de distintas disciplinas
La actitud del profesional que trabaja con la víctima de violencia familiar, debe manifestar que: Ningún
ser humano merece ser golpeado. La violencia es una modalidad de conducta inaceptable.
Nadie debe vivir con miedo, lastimado, insultado o amenazado dentro de su propia familia. El que
golpea es el responsable de su comportamiento, no la víctima. Ningún comportamiento o
razonamiento justifica el uso de la violencia. La conducta violenta puede controlarse y dominarse, no
hay ninguna excusa que justifique la falta de control.
Los profesionales de distintas disciplinas (como por ejemplo trabajadores sociales, abogados,
psicólogos), que entrevistan al o la consultante, se deben adaptar a la persona que se presenta dentro
del marco de las reglas propias de la institución y no viceversa.
Como por ejemplo el caso de una mujer que concurre a un Centro llorando y quiere ver a una
psicóloga para asistencia, aunque en dicha institución, generalmente le entrevista inicial se atienda de
manera conjunta con un letrado, éste debe saber en qué momento ceder su participación, ofreciendo
su ayuda constante de asesoramiento. Lo mismo puede pasar cuando una mujer se presenta a dicha
institución y tiene dudas legales como por ejemplo en cuestiones alimentarias o de régimen de visitas,
la psicóloga debe ceder su participación atenta a la ayuda que se puede necesitar. Desde ya todo
depende del servicio que se esté brindando en la institución, pero lo que se intenta decir es que a
veces nos debemos alejar de los formalismos institucionales para atender de manera personalizada a
cada persona que se presente.
Muchos de estos lugares cuentan con salón de juegos para que si la concurrente va con su hijo, el
niño no esté cerca de la madre que está relatando la situación de violencia, llora, etc.
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Esto es lo que caracteriza el trabajo en equipo, “la incerti- dumbre del caso”, cada persona es
distinta, cada atención es distinta con distintos tiempos y momentos, y cada estrategia de trabajo
también lo es.
LA ENTREVISTA CON EL VICTIMARIO; GESTOS Y ACTITUDES
El relato de los victimarios, se dice comúnmente, que es como la capa de una cebolla (se debe
sacar lo de afuera para acceder a lo de adentro). Por lo general poseen una obsesión por logros y
éxitos, y tiene restricción emocional.
Nos daremos cuenta, que racionalizan la situación, o los hechos, violentos diciendo que es el otro
el que los provoca (por lo general, será la víctima, las que los estimulan para que adopten ese
comportamiento). Sienten amenazada su autoestima, su poder, y ante la pérdida del control,
intentarán retomarlo a través de la violencia. Casi nunca reconocen la responsabilidad de sus actos.
Tampoco tienden a internalizar la culpa. Tratará de seducir al entrevistador, para buscar apoyo.
Debemos considerar que por lo general hay discrepancia entre el comportamiento público y el
privado, (¿cuántos casos conocemos que los vecinos alegan que era una excelente persona, o que es
muy cortés, y finalmente no lo era?). El perfil del victimario, según la doctrina imperante, es que las
conductas para controlar, no incluyen sólo el maltrato físico, también el abuso verbal o físico, coerción
sexual y control de los recursos económicos. Poseen resistencia al cambio.
Teniendo en cuenta lo desarrollado mínimamente supra, es aconsejable no perder de vista todas
estas cuestiones. No debemos justificar la violencia bajo ningún punto de vista. Debemos ser claros
con los pasos a seguir, la estrategia y las posibles adversidades que traerá acarreada la denuncia. En
la entrevista, no podemos perder de vista, todo lo que el entrevistado (futuro cliente, o cliente) nos
está manifestando verbalmente, y con sus gestos. Recordemos que podemos controlar lo que
decimos con nuestras palabras, pero no lo que expresa nuestro cuerpo, (el nerviosismo, el tamborileo
de los dedos, la mirada esquiva, la distancia a la mesa de entrevista) nos estarán dando pautas que
serán de suma utilidad en el futuro.
Deberemos de medirnos con las respuestas, no perder los estribos, ser pacientes y no atosigar
con repreguntas.
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Siempre es recomendable, aconsejar la realización de un tratamiento psicológico o psiquiátrico,
ello es bien visto por el juez y además colaborara con la vida futura de nuestro cliente, y su entorno
familiar.
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