El TEDH71 ha ido desarrollando una doctrina, actualmente conso

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Ética Judicial: De las reglas a las actuaciones
El TEDH71 ha ido desarrollando una doctrina, actualmente consolidada, que ya plasmó en el Caso Piersack STEDH de 1-10-1982,
en el que se refirió, en términos resumidos, a que un juez debe ser
y parecer imparcial, debiendo abstenerse de intervenir en un asunto,
cuando existan dudas razonables de su imparcialidad, así porque haya
exteriorizado respecto al demandante juicios anticipados desfavorables
o, ya en el proceso, por haber emitido decisiones previas en las que se
manifieste un juicio anticipado de culpabilidad (instrucción con procesamiento, adopción de medidas cautelares, etc.).
No entran en este apartado, en cambio, las concepciones personales del juez, sean las que sean, en tanto pertenezcan a su fuero
interno e incluso, cuando se conozcan a través de sus opiniones
o escritos, siempre que sean compatibles con la Constitución y no
supongan militar en ideologías o participar de actitudes sociales prohibidas, o tener simpatías o antipatías excesivas (antisemitismo, racismo,
xenofobia, “hincha” con carné y cargo en club de fútbol...), en relación
con un caso en que se ventilen asuntos que entren , de lleno, en decidir
al respecto.
El problema será, muchas veces, la prueba. Por eso nos reafirmamos, en la consideración ética-personal de la cuestión, que debe
evitar la intervención de un juez sobre el que, posteriormente, flote la
sombra de la injusticia en la resolución del caso, aunque no concurran
stricto sensu, motivos de abstención/recusación.
Reflexiones sobre ética judicial
Aun a sabiendas de la dificultad del tema, y del respeto a la
vida privada a que somos acreedores todos los jueces, la prudencia,
también en este terreno del establecimiento y mantenimiento de las
relaciones con personas, instituciones e intereses varios, contribuirá a
un equilibrado y razonable posicionamiento en una cuestión en la cual
el self-restraint, juega un papel destacado.
d) Relaciones con terceros. Además de con las partes del
proceso, el Juez conoce y se reacciona con muchas otras personas
que, a los efectos de la función jurisdiccional, son “terceros”, y respecto
a los cuales hay que definir unos estándares de actuación.
El Juez ni vive ni puede instalarse en una “torre de marfil”, es
decir, en una teórica posición de aislamiento social, que le enclaustre
o segregue de la sociedad en que actúa.
71
Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
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