en cuenta una serie de deberes más concretos, que ha de tratar de

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Ética Judicial: De las reglas a las actuaciones
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en cuenta una serie de deberes más concretos, que ha de tratar de
cumplir.
En efecto, el “buen Juez” no es un juez formalista (la norma positiva,
ante todo) que se dedica, en gran medida, a “echar balones fuera” y
a resolver, estrictamente, con la norma o normas que estima aplicables sino un juez abierto a la realidad social –art. 3.1 del Código Civil
español– que trata de superar los “formalismos enervantes” para entrar
en “el fondo”, recurriendo a las normas positivas pero también a los
valores y principios constitucionales y del concreto sector jurídico en que
opere, indagando soluciones que pueden no existir, para dar respuesta a
cuestiones nuevas o que se presentan con enfoques novedosos.
Es un juez que debe realizar su trabajo, de manera ardua y sacrificada –muchas veces– porque captar la ratio legis de la norma, exige
comprobar si existe una jurisprudencia y derecho comparado al respecto,
las posibilidades interpretativas que la doctrina científica plantea y, en
definitiva, situarse en la perspectiva social aplicativa, del sentido común
y la razonabilidad razonada, de la decisión que ha de adoptar.
Por eso habrá de tener presente la prudencia que implica toda decisión –cuestión que trataremos, seguidamente– y que el “juicio prudente”
es un “juicio reflexivo” propio de un juez culto –cultivado con una disposición dinámica y de actualización, que ha de convertir el razonamiento
abstracto, propio del intelectual, en un razonamiento concreto, del caso
enjuiciado, mediante un ejercicio de lucidez, en el que se incluye la
imaginación e intuición necesarias, para dar la respuesta judicial idónea
al caso, que habrá de ser la mejor, dentro de las varias posibles.
Al tiempo, las virtudes judiciales se traducen en deberes concretos,
llamando la atención la cantidad y calidad de los mismos, según ponen
de manifiesto los autores:
‡ Ser de buenas costumbres, ejercer la función con dignidad
profesional y probidad funcional, componen un tríptico de
exigencias contra la corrupción pública y privada43 .
43
JIMENEZ ASENJO, Enrique, Derecho procesal penal. Madrid, Editorial Revista de
Derecho Privado, 1952.
Reflexiones sobre ética judicial
En definitiva, es una tarea de “sabiduría práctica”, que se adquiere
combinando estudio con experiencia, pero todo ello, desde el ejercicio
de virtudes tales como laboriosidad, equidad, comprensión, moderación...equilibrio.
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