Grado 26º R.·.E.·.A.·.A.·. Príncipe de la Merced Este grado enseña sobre todo la importancia de la verdad y centramos la atención otra vez en los Misterios Mayores según lo practicado durante el Cristianismo más antiguo. La lección trata del andar a tientas del hombre buscando la comprensión de si mismo y del universo en el cual él mora y por el cuál está rodeado, y de su relación con la Deidad. En su búsqueda de la verdad, muy a menudo los hombres se enredan en conflictos sobre dogma en lugar de concentrarse en la substancia del Ser Supremo. La Masonería no descree ninguna verdad, más al contrario reverencia a todos los grandes maestros de moralidad. Está lejos de nuestro propósito decidir entre posiciones conflictivas que acosan a los seguidores de Moisés, de Confucio, de Zoroastro, de Jesús, de Buddha, de Mahoma y de otros. Rechazamos cualquier tentativa de disminuir o de degradar a la Deidad, o de negar el destino glorioso del hombre, o fomentar la inmoralidad o evadir los deberes que nuestra Fraternidad exige de sus miembros. Algunas cosas están más allá de nuestra jurisdicción. Por ejemplo, no le decimos a un Musulmán que creer él en la divinidad de Mahoma es dependiente a su creencia en un solo Dios. No le llamamos a un Hebreo hereje porque él rehúsa creer que el Mesías nació en Belén hace 2.000 años. No les decimos a los Cristianos que Cristo era solo un hombre, que la historia de su vida es solamente una revivificación de antiguas historias similares. Hacer cualesquiera de estas cosas sería irreverente. No pronunciamos tales palabras. Respetamos todas la creencias que no profanen la Deidad. La Masonería no pertenece a ninguna secta, ninguna religión, ninguna época, ningún hombre. Encierra y reverencia la verdad de todos. Es por eso qué florece y adquiere grandeza cuando se la toma con comprensión y tolerancia. La estructura humana es traída al Templo del Espíritu Infinito concediendo que el hombre finito no puede penetrar completamente la estructura infinita. Pero el fervor para la búsqueda es proporcional con las recompensas de la trinidad de atributos de Dios: sabiduría o inteligencia, fuerza o resistencia, armonía o belleza. El taller masónico es uno en el cual todos los hombres pueden explorar el misterio de la primera causa, Dios; y pueden expresar a través de nuestra tenue comprensión humana una maravilla en las fuerzas del universo tales como amor, bondad, sabiduría, misericordia, justicia y benevolencia. Decimos simplemente que Dios habla en el alma de cada hombre que vive y en toda la creación, en las estrellas, los árboles, el viento, la tierra, el susurro de los pinos y el murmullo del arroyo, en la luz del amor y en la canción de los pájaros y en la risa del hombre. El propósito del Grado Veintiséis es enseñar la virtud de la Misericordia. Por Misericordia se entiende el espíritu de la compasión o ternura del corazón que predispone a la persona pasar por alto el daño. Es más noble perdonar al ofensor que buscar la venganza. Las Escrituras Sagradas, tanto en el Viejo Testamento como en el Nuevo, están llenas de alabanzas a Dios por su amor bondadoso y sus tiernas misericordias. La misericordia humana mira a la misericordia de Dios como su modelo e inspiración. "Sed vos Misericordioso", dijo el Maestro de Galilea, "incluso como vuestro padre es misericordioso". No tenemos ningún derecho moral de buscar en las manos de Dios nada que nosotros neguemos a otros. Solamente los que son misericordiosos pueden esperar obtener misericordia.