Subido por mayra corral

#34 - Las emociones-1-1

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MENTE y CEREBRO
y
MENTE CEREBRO
n.o 34/2009
6,50 €
LAS EMOCIONES
El lenguaje de las emociones
y su interpretación
CIENCIA, DESARROLLO Y CEREBRO
FOBIA SOCIAL
CUIDADO DEL PREMATURO
APRENDIENDO A APRENDER
RETROSPECTIVA
LOUIS PASTEUR
9 771695 088703
ENERO/FEBRERO 2009
AMBIGÜEDAD Y PERCEPCION
00034
ILUSIONES
SUMARIO
30
12
16
23
68
12 Aprendiendo a aprender
23 Borrones mentales
52Emociones en el trabajo
Silvia Jiménez Torres y Luis Raimundo Guerra Cid
Kelly Lambert y Scott O. Lilienfeld
Dieter Zapf
Existe un acuerdo creciente sobre la
necesidad de que el alumno regule su
propio aprendizaje. ¿Cuáles serían los
componentes principales del proceso?
Terapias traumáticas pueden inducir
efectos durables en la salud mental.
Mantener siempre el rostro amable,
cuando uno desearía huir: el dominio de
las emociones propias resulta obligado
en muchas profesiones. Pero reprimirse
siempre, puede dañar la salud.
30 La psicologia ante la muerte
16 Cuidado del prematuro
Stefanie Reinberger
El comienzo de la vida del niño prematuro es difícil. Con frecuencia supera
sus primeras semanas sólo gracias a una
técnica médica muy avanzada. La luz, los
ruidos, los movimientos bruscos y otros
estímulos ambientales le perjudican.
Para evitarlos precisa atención especial.
Enero / Febrero de 2009 Nº 34
Christoph Uhlhaas
Los ensayos acometidos muestran que
todo aquel que tiene presente su propio
fin desarrolla estrategias inconscientes
frente al miedo ante la muerte.
38 Ciencia, desarrollo y cerebro
Christine Soares
Miguel A. L. Nicolelis se apoya en la conversación entre neuronas para accionar
prótesis robóticas. Con ese aval, espera
hacer uso del potencial de la población
de su país construyendo una red de
ciudades de la ciencia.
58Mimica emocional
Harald C. Traue
¿Sabemos por la expresión de la cara si
los demás están angustiados, enfadados
o alegres? El secreto de nuestro acierto reside, al parecer, en prestar la debida atención a las señales mímicas adecuadas.
62Somos lo que sentimos
Albert Newen y Alexandra Zinck
¿Qué son las emociones? ¿Qué función
desempeñan? ¿Cómo surgen? Se aportan
nuevas respuestas a viejas preguntas.
Emociones en el trabajo
Mimica emocional
Somos lo que sentimos
68 Fobia social
Christiane Gelitz
Ante la inminencia de una reunión social, algunos invitados sufren palpitaciones, temen hacer el ridículo o ni siquiera
aparecen. Pero esa fobia admite cura.
SECCIONES
5
Encefaloscopio
 Hable con jóvenes, vivirá más
 Una solución gélida
 Alivie su ansiedad, reprima sus anhelos
 Dos grajos hacen el trabajo
 ¿Provoca cáncer cerebral el herpes?
74Ratones transgenicos
en el estudio de los procesos
de aprendizaje y memoria
José M. Delgado García
En los mamíferos, el aprendizaje motor
y cognitivo constituye un proceso distribuido entre diversas estructuras cerebrales, en el que intervienen complejos
mecanismos moleculares y de comunicación interneuronal.
52
58
62
 Logaritmos naturales
 El sonido de la vista
9
Retrospectiva
Louis Pasteur (1822-1895)
44 Entrevista
Mario Gmür:
Víctimas de los medios de comunicación
48 Mente, cerebro y sociedad
 Comorbilidad, abuso de alcohol
y trastornos de personalidad
 Numero de hermanos y repercusiones
en la personalidad adulta
 Inmigracion y salud
86 Ilusiones
Ambigüedades y percepción
89 Syllabus
Inteligencia animal
94 Libros
Comunicacion cerebral
MENTE y CEREBRO
COLABORADORES DE ESTE NUMERO
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Asesoramiento y traducción:
José M.ª Valderas Gallardo
Luis Bou: Encefaloscopio, Borrones mentales, Ilusiones; F. Asensi: Cuidado del
prematuro; Angel González de Pablo: La psicología ante la muerte, Entrevista;
J. Vilardell: Ciencia, desarrollo y cerebro; Ignacio Navascués: Emociones en el
trabajo, Mímica emocional; Sixto J. Castro: Somos lo que sentimos; I. Nadal:
Fobia social; Alex Santatala: Syllabus
DIRECTORA FINANCIERA
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ENCEFALOSCOPIO
Hable con jóvenes, vivirá más
a juventud es algo maravilloso”, dijo George Bernard
Shaw en cierta ocasión. “¡Es un
crimen que se desperdicie en
niños!” Finezas aparte, de investigaciones recientes se deduce
que la energía juvenil podría no
quedar tan desperdiciada. Merced a interacciones sociales, los
jóvenes podrían transferir parte de su vigor a las personas
de edad, mejorar las capacidades cognitivas de los ancianos,
amén de su salud vascular, e
incluso prolongar sus vidas.
Estos beneficios han sido
documentados en mamíferos
—ratas, cobayas y primates no
humanos—, pero las causas del
efecto han permanecido veladas. Ahora, Chun-Fang Wu, de la
Universidad de Iowa, ofrece una
explicación genética. Wu y uno
de sus posgraduados, Hongyu
Ruan, han descubierto que la
presencia de drosófilas juveniles
y activas duplicaba la duración
de la vida en un grupo de drosófilas portadoras de una mutación de Sod1, gen que ha sido
asociado en los humanos con la
enfermedad de Alzheimer y con
la esclerosis lateral amiotrófica,
un desorden de las neuronas
motoras, conocido también
como mal de Lou Gehrig.
Las moscas de la fruta son sumamente sociales, explica Wu;
sus procesos de reproducción y
envejecimiento están gobernados por señales grupales. Y la
manipulación de sus genes es
más sencilla que la de mamíferos homólogos. Por alteración de
Sod1, Wu creó moscas que morían al cabo de sólo dos semanas,
una cuarta parte de la duración
media de su esperanza de vida.
Sin embargo, al ser alojadas con
moscas más jóvenes, las mutan-
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
tes de Sod1 vivieron alrededor
de 30 días. Las moscas mutantes
se mostraron más aptas físicamente, de acuerdo con pruebas
de calor-estrés y otras medidas,
cuando fueron alojadas juntamente con “ayudantes” jóvenes.
Pero al serles cortadas las alas a
las moscas más jóvenes, se redujeron apreciablemente los efectos positivos sobre la vida de las
mutantes, lo que induce a pensar
que el ejercicio físico desempeña
un papel crítico en el mecanismo
de prolongación de la vida.
Aunque es bien sabido que
el ejercicio es beneficioso para
los humanos de edad, parece
desarrollado en un contexto
social con personas más jóvenes
resulta especialmente favorable.
Sharon Arkin, de la Universidad
de Arizona, dirige un programa
clínico en el cual pacientes de
Alzheimer participan en sesiones de ejercicio comunal con
estudiantes universitarios. Arkin ha demostrado que su programa estabiliza el deterioro
cognitivo y mejora el estado de
ánimo de sus pacientes.
¿Es posible, pues, que el gen
Sod1 esté desempeñando un
papel en los humanos? Wu no
lo considera imposible. Además
de su asociación con el mal de
Alzheimer, Wu descubrió que
las moscas portadoras de la mutación Sod1 se mostraban más
receptivas a señales sociales que
las moscas dotadas de otras mutaciones que aceleraban el envejecimiento. Son necesarios estudios ulteriores para determinar
las posibilidades terapéuticas
de la socialización intergeneracional. En cualquier caso, no es
probable que visitar a los abuelos les resulte nocivo.
—Erica Westly
Una solución gélida
¿Cómo evitar los efectos tóxicos de la reintroducción de oxígeno en organismo tras un
traumatismo?
L
a terapia hipotérmica —consistente en la disminución de la temperatura corporal del paciente para
reducir su metabolismo y, parejamente, su necesidad
de oxígeno— puede ser la solución, según Hasan Alam,
cirujano traumatólogo del Hospital General de Massachusetts, quien ha establecido que esta terapia ha sido
eficaz en cerdos de la raza yorkshire que sufrieron heridas críticas.
La técnica en cuestión se aplica ya para la conservación de órganos destinados a trasplantes y para reducir las necesidades de sangre oxigenada durante la
cirugía cardíaca, pero todavía no ha sido experimentada con amplitud en pacientes traumáticos. A pesar
de que ha sido utilizada —y con gran publicidad— en
un jugador profesional de fútbol americano llamado
Kevin Everett, tras una lesión medular que le dejó
paralítico en septiembre de 2007, los tratamientos por
hipotermia siguen siendo controvertidos, y los estudios sobre sus efectos no son concluyentes todavía.
—Victoria Stern
© FOTOLIA / Ivan Grlic
“L
GETTY IMAGES
Los jóvenes, ayudados por un gen,
mejoran la salud de los mayores
5
Alivie su ansiedad, reprima sus anhelos
U
na vez alcohólico, alcohólico de por vida. Aunque el
refrán es antiguo, no se ha descubierto hasta hace poco por qué
acostumbra ser cierto. El abuso
del alcohol durante largo tiempo
provoca cambios en el cerebro,
torna al individuo más susceptible al estrés y aumenta con ello la
probabilidad de que eche mano
de la botella para aliviar su ansiedad. Ciertos fármacos que inhiben
estas sendas de estrés podrían ayudar
a los alcohólicos que se están recuperando a mantenerse abstemios.
Científicos del norteamericano Instituto Nacional de la Salud y del Colegio
Universitario de Londres criaron ratones
carentes del receptor de neuroquinina 1
(NK1R), una proteína que interviene en
la respuesta de estrés en el cerebro del
ratón. Durante 60 días, se les facilitó a
los animales el acceso ilimitado a agua
aderezada con alcohol; la concentración
de alcohol fue elevándose progresivamente desde el 3 al 15 por ciento. Los
ratones con deficiencia en NK1R consumieron mucho menos alcohol que los
ratones normales, sobre todo, en las últimas fases, cuando la concentración de
alcohol era máxima. Asimismo, dieron
muestras de una mayor sensibilidad al
alcohol que los ratones normales. En
estudios con humanos se ha encontrado que, cuanto mayor es la sensibilidad de un individuo al alcohol, menor
resulta la probabilidad de que caiga en
su abuso.
Seguidamente, el equipo trató a
25 alcohólicos en recuperación, que
sufrían ansiedad intensa por la abstinencia, con un fármaco que bloquea el
receptor NK1. Tras cuatro semanas de
internamiento hospitalario, los sujetos
que tomaban el fármaco informaban
de menores ansias de beber, lo
mismo espontáneas que inducidas por estrés, que los pacientes a
quienes se administró un placebo.
Cuando se procedió a examinar
mediante resonancia magnética
la actividad cerebral de los sujetos,
se observó que los probandos tratados exhibían menor actividad
en la ínsula, una región asociada
con el deseo vehemente.
Los investigadores creen que el fármaco se orienta hacia una senda de
estrés específica de los alcohólicos,
pues se ha demostrado que apenas
tiene efectos sobre el grado de estrés
de pacientes de otros tipos.
El autor principal de la comunicación, Markus Heilig, del estadounidense Instituto Nacional de la Salud,
advierte que, si bien los resultados del
estudio parecen alentadores, no está
demostrado que el fármaco vaya a resultar beneficioso a la larga. Es necesario acometer estudios sobre pacientes
extrahospitalarios y contemplar una
reducción en la bebida.
— Melinda Wenner
Dos grajos hacen el trabajo
Las aves pueden colaborar para asegurarse un festín
P
ájaros de igual pluma no sólo se juntan en bandada: colaboran también para obtener alimento. En una investigación reciente, unos grajos han resultado ser los primeros no
primates en los que se ha observado una cooperación fecunda
para hacerse con una plataforma cargada con comida.
En la Universidad de Cambridge se han hecho pruebas con una
especie de córvidos euroasiáticos, abundantes en Gran Bretaña,
parecidos a las grajillas, colocando platos con comida sobre una
plataforma inalcanzable desde el aviario. Con un cordel se creaba
un bucle que iba y venía desde el aviario hasta la plataforma. Para
aproximar la plataforma era necesario tirar simultáneamente de
ambos extremos del cordel, lo que sólo sería posible por la colaboración de dos aves; cada una habría de tirar de una punta.
6
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
JUPITERIMAGES
El bloqueo de un mecanismo de estrés en el cerebro reduce el ansia de ingerir alcohol
¿Provoca cáncer cerebral el herpes?
Una vacuna contra un virus muy común retarda las recidivas tumorales
© iSTOCKPHOTO / Andrew Howe
l tipo más mortífero y más
frecuente de cáncer cerebral tiene un extraño compañero de cama: el citomegalovirus, un tipo de herpes
presente en torno al 80 por
ciento de la población norteamericana. De semejante
coincidencia se están aprovechando para tratar el cáncer
con una vacuna, que si bien
va dirigida contra el virus, demora la recidiva del tumor.
Se demostró en 2002 que
el citomegalovirus, o CMV,
operaba en los tumores cerebrales, pero no en el tejido
sano circundante, de la totalidad de los pacientes estudiados —27— que padecían
glioblastoma multiforme. En
la mayoría de los individuos,
el CMV se halla en estado durmiente e indetectable.
Duane Mitchell y su equipo,
del hospital clínico de la Universidad de Duke, confirmaron
en 2007 la intervención del
CMV en el 90 por ciento de
los glioblastomas. El equipo de
© Fotolia / Jörg Vollmer
E
Mitchell ha desarrollado ahora
una vacuna experimental que
desencadena un ataque del
sistema inmunitario contra el
CMV y, con ello, contra el tejido
tumoral donde reside. Según
se ha informado en la Sociedad
de Oncología Clínica de EE.UU.
a principios del año en curso,
la vacuna, en conjunción con
radioterapia y la quimioterapia, detuvo la reaparición del
tumor tras una intervención
quirúrgica durante 12 meses,
cuando el plazo típico de recidiva es de unos 6 o 7 meses. El
período medio de supervivencia de los pacientes aumentó
Las investigadoras hallaron que las parejas de estos córvidos aprendieron espontáneamente a resolver el problema.
“Estamos asombradas de lo bien que actuaron las grajillas”,
explica Amanda Seed, adscrita hoy al Instituto Max Planck
de Antropología Evolutiva de Leipzig. “La coordinación de
acciones es difícil. Si se espera un segundo de más, la oportunidad se escapa.”
Los chimpancés, y posiblemente algunos otros primates,
han sido las únicas especies que se han mostrado a la altura
de la tarea. Las grajillas, aves sociales, viven en colonias de
decenas y a veces centenares de individuos; entra dentro
de lo verosímil que hayan tenido que afrontar presiones
evolutivas para aprender a cooperar, prosigue Seed.
No obstante, en una investigación posterior se observó que
estas grajillas pueden no haber alcanzado una comprensión
tan completa del problema como la que exhiben los chimpancés. Cuando un chimpancé se percata de que necesita de
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
de 14 meses a más de 20.
Así pues, ¿provoca cáncer el
herpesvirus? La respuesta no es
obvia. Cabe que las células tumorales constituyan un campo
fértil para el crecimiento del
virus, pues las células de este
tipo a menudo carecen de funciones inmunitarias normales
que suprimen la reproducción
del CMV. Pero investigadores
de la Universidad de Wisconsin en Madison informaron en
mayo pasado que el virus tiene
la capacidad de imponerse a los
mecanismos de frenado de la
célula y provocar su reproducción incontrolada.
Con todo, no parece que los
números cuadren: cuatro de
cada cinco personas son portadoras de CMV y sólo una de
cada 30.000 acaba sufriendo
un glioblastoma. Amén de
contarse un pequeño número
de enfermos de glioblastoma
cuyos tumores no contienen
CMV.
“La mayoría de las pruebas
de que disponemos no respaldan que el CMV sea un virus
carcinógeno”, afirma Mitchell.
Don Diamond, del Centro
Oncológico Ciudad de la Esperanza, cerca de Los Angeles,
se manifiesta de acuerdo: su
amplia investigación sobre el
CMV y el cáncer le han convencido de que el virus no
provoca tumores. Mas, para
los pacientes, resulta indiferente si la correlación entre
cáncer cerebral y el virus es
o no causal: la vacuna parece
efectiva. Mitchell confía poderla comercializar dentro de
dos o tres años.
—Victoria Stern
un socio para acercar la plataforma, si se encuentra solo deja
de intentarlo. Las grajillas del laboratorio de Seed, en cambio,
siguieron esforzándose en mover la plataforma por si solas (y
fracasando), incluso después de haberla acercado y obtenido
comida con la colaboración de un socio.
Seed conjetura que estos resultados pueden emanar de las
diferencias entre las comunidades de grajillas y de chimpancés. Pese a sus hábitos sociales, los grajos son monógamos y
se aparean de por vida, creando así una comunidad relativamente estable de adultos. Los chimpancés, por el contrario,
son polígamos, lo que complica las relaciones, las hace variables y difíciles de negociar. En consecuencia, opina Seed,
los chimpancés pueden haber tenido que afrontar presiones
evolutivas que les lleven a una comprensión más perfecta
de la cooperación, la competición y las relaciones sociales
que las grajillas.
—Emily Anthes
7
Logaritmos naturales
Nuestra comprensión innata de los números tal vez no sea lineal, sino logarítmica
P
arece como si los humanos, al nacer, llevásemos dibujada
en nuestra mente una escala numérica. Pero, según un
estudio reciente, puede que dicha recta se parezca menos a una
regla graduada, con divisiones equidistantes, que a una escala
logarítmica, como la de una regla de cálculo, en la cual la distancia entre dos números es una representación de su cociente
(resultado de dividirlos) y no de su diferencia (al restarlos).
La idea matemática de una recta numérica —una recta con
números ordenadamente situados en ella, a intervalos iguales— sirve para toda clase de fines, desde efectuar medidas hasta sus aplicaciones en la geometría o el cálculo diferencial.
Estudios anteriores con personas de cultura “occidental” hicieron ver que éstas tendían a situar los números sobre una escala lineal, con los numerales distribuidos a intervalos iguales
sobre la recta. Pero si los números son presentados mediante
grupos de puntos difíciles de
contar individualizadamente,
Escala
la tendencia es a agrupar las
logarítmica
1
cantidades mayores en un exEscala lineal
tremo de la escala, atendiendo
1
2
a un “efecto de compresión”.
Los niños de preescolar agrupan también los números en esta
forma, antes incluso de que comiencen su educación formal
en matemáticas.
Queriendo averiguar si el concepto de recta numérica constituye una noción innata, Stanislas Dehaene, del College de France
de París, estuvo trabajando con los mundurukú, una cultura
amazónica que ha tenido muy escaso contacto con las matemáticas modernas o con dispositivos de medición. Cuando les fue
solicitado, los mundurukú no dudaron en situar números sobre
una línea, pero los agruparon en forma logarítmica.
Dehaene afirma que la idea de una línea graduada logarítmicamente podría constituir una noción matemática intuitiva,
mientras que la graduación lineal, de marcas equidistantes,
tendría que ser aprendida.
—Kurt Kleiner
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El sonido de la vista
E
n el curioso estado neurológico denominado sinestesia, los sentidos
del sujeto se funden unos con otros,
por lo que el sinesteta puede “oír” colores o “degustar” formas. Los científicos
se han tropezado ahora con una forma
de sinestesia cuya existencia se desconocía, en la cual las visiones fugaces o
en movimiento pueden suscitar percepciones sonoras.
Melissa Saenz y Christof Kock, del
Instituto de Tecnología de California,
han confirmado la existencia de una
sinestesia audiocinética. La hallaron
tras idear una tarea en la que los sinestetas tendrían ventaja. Las investigadoras le presentaron a cuatro sinestetas
(según manifestación propia) y a 10
individuos no sinestésicos un centenar
de pares de secuencias rítmicas similares a las del código Morse, compuestas,
respectivamente, por pitidos sonoros y
8
por destellos de color blanco sobre un
fondo negro. Los participantes debían
juzgar si las dos secuencias de cada par
eran iguales o distintas.
Ambos grupos juzgaron correctamente las pautas auditivas en un 85 por
ciento de los casos. Pero en las pruebas
visuales, los resultados de los no-sinestésicos descendieron hasta índices de
acierto similares a los de la respuesta
al azar, resultado que corrobora otras
investigaciones que demuestran que
la mayoría de los humanos juzgamos
más acertadamente las pautas auditivas que las visuales. En contraste, los
sinestetas —que informaban de que
oían sonidos similares a toques o bips
en sincronía con las señales visuales—
distinguían los ritmos concordantes de
los discordantes en un 75 por ciento
de los casos.
“A mi parecer, es como si estas personas tuvieran una banda sonora más
ancha en [la película de] sus vidas”,
opina Saenz. Su equipo recurre a las
técnicas de formación de imágenes cerebrales para dejar a la vista las raíces
de esa banda sonora, así como la forma
en que un cerebro típico combina las
señales visuales y auditivas para mejorar la percepción.
—Siri Carpenter
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
© FOTOLIA / Tasosk (notas musicales); © FOTOLIA / chrisharvey (cabeza)
Una anomalía de la percepción podría contribuir a explicar cómo se integran en el cerebro la vista y el sonido
RETROSPECTIVA
Louis Pasteur (1822-1895)
La vacuna antirrábica
Jose Maria Lopez Piñero
L
ouis Pasteur nació en Dôle el 27 de diciembre de 1822 y se formó en la
École Normale Supérieur de París, donde
tuvo como profesor a Jean Baptiste Dumas, importante cultivador de la química orgánica que le influyó decisivamente. Su primera aportación, cuando era
profesor de química en la Universidad
de Estrasburgo (1848-1854), fue distinguir los cristales de ácido tartárico que
desvían el plano de la luz polarizada a
la derecha (dextrógiros) y a la izquierda
(levógiros), descubrimiento que sirvió
de punto de partida a la estereoquímica.
Tras su traslado a la Facultad de Ciencias
de Lille (1854), se ocupó de las fermentaciones alcohólica, láctica y butírica,
iniciando con este motivo sus estudios
sobre los microorganismos. Inventó la
técnica que hoy llamamos “pasteurización”, observó por vez primera bacterias
anaerobias y demostró que el hongo microscópico Mycoderma aceti es el agente de la conversión del vino en vinagre.
Frente a la idea de la fermentación como
un proceso puramente químico, defendió que “toda fermentación es obra de
un microbio especial” y, en la línea de Re­di y Spallanzani, desmintió experimentalmente la generación espontánea de
las bacterias.
A partir de 1866, poco antes de ser
nombrado profesor de química de la
Universidad de París, Pasteur se dedicó
a investigar la etiología microbiana en
enfermedades contagiosas de los animales, entre ellas, las del gusano de seda,
el cólera de las gallinas y el carbunco de
los óvidos. El año 1880 se enfrentó con la
grave epizootia carbuncosa que diezmaba
el ganado de varias comarcas francesas,
en especial los llamados “campos maldiMENTE Y CEREBRO 34 / 2009
1. Louis Pasteur
trabajando en el laboratorio
de la École Normale Supérieur, París.
Pintura al óleo de Albert G. A. Edelfelt.
9
2. Louis Pasteur mira con ansiedad
cómo se aplica por vez primera su
vacuna antirrábica al niño alsaciano
de nueve años Joseph Meister, a las ocho
de la tarde del 6 de agosto de 1885.
Litografía de Roger Viollet.
tos de Beauce”, donde una quinta parte
de las ovejas moría de esta afección. Demostró que los bacilos procedentes de los
animales enterrados eran llevados por
las lombrices de tierra a la superficie del
suelo, infectando allí los pastos, y que
las ovejas contraían la enfermedad al
comer los pastos infectados si éstos les
erosionaban sus vías digestivas. El modelo explicativo del carbunco fue aplicado
después al mecanismo de transmisión de
las enfermedades infectocontagiosas humanas, para lo que fue necesario aclarar
las cuestiones relativas a los portadores
sanos y los vectores animales.
Desde 1875, Pasteur investigó la etiología bacteriana de las enfermedades
padecidas por el organismo humano.
Descubrió el estafilococo en el pus de
los forúnculos y en los focos de la osteomielitis, el estafilococo en la fiebre
10
puerperal y el “vibrión séptico anaerobio” (Clostridium septicum) en algunos
casos de septicemia. Aunque al final de
su vida le fue imposible aislar el agente
etiológico de la rabia, cuya condición de
virus se comprobó más tarde, consiguió
obtener la vacuna antirrábica.
Antes de la era bacteriológica, la única
vacuna existente era la antivariólica, que
Jenner, como es sabido, había introducido
empíricamente, basándose en la variolización china. La invención de las vacunas modernas se debe a Pasteur, quien
observó, en el curso de sus investigaciones sobre el cólera de las gallinas (1880)
y el carbunco (1881), que los animales se
hacían resistentes a la infección cuando
se les había inyectado gérmenes de virulencia atenuada por el calor. Para designar este proceso biológico creó el término
“vacunación” en homenaje a Jenner. La
primera vacuna moderna para una enfermedad humana de origen bacteriano
fue la anticolérica de Jaime Ferrán Clúa,
bacteriólogo catalán seguidor de Pasteur.
Su utilización durante la epidemia de
1885 en Valencia motivó una polémica
de alcance internacional, en la que, junto a otros motivos, pesaron los prejuicios
frente a las teorías microbiológicas. Dichos prejuicios comenzaron a ser definitivamente superados cuando el mismo año
se aplicó la vacuna antirrábica de Pasteur:
“El lunes 6 de julio del presente año [1885]
se presentaron inesperadamente en mi
laboratorio tres personas procedentes de
Alsacia. Théodore Vone, tendero de Meissengott, localidad cercana a Schlestadt, al
que había mordido el 4 de julio su propio
perro, que se había vuelto rabioso. Joseph
Meister, de nueve años, mordido también
el 4 de julio a las ocho de la mañana por el
mismo perro. Este niño había sido derribado por el perro y presentaba numerosas mordeduras en las manos, las piernas
y los muslos, algunas tan profundas que
le hacían difícil caminar. Las principales
habían sido cauterizadas con ácido fénico a las ocho de la tarde del mismo 4 de
julio, doce horas después del accidente,
por el doctor Weber, de Villé. La tercera
persona, que no había sido mordida, era
la madre del pequeño Joseph Meister... El
Dr. Vulpian y el Dr. Grancher, profesores
de la Facultad de Medicina, tuvieron la
amabilidad de venir a ver enseguida al
pequeño Joseph Meister y comprobar el
estado y el número de sus heridas. Tenía
nada menos que catorce. La opinión de
nuestro sabio colega y del Dr. Grancher
fue que, debido a la gravedad y al número
de las mordeduras, era casi seguro que Joseph Meister padecería la rabia. Comuniqué entonces a ambos los nuevos resultados que había conseguido en el estudio de
la rabia desde la comunicación que había
presentado en Copenhague un año antes.
Puesto que la muerte de este niño parecía
inevitable, me decidí, no sin una viva y
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
cruel ansiedad, como puede imaginarse,
a aplicar a Joseph Meister el método que
siempre había tenido éxito en los perros...
En consecuencia, a las ocho de la tarde
del 6 de julio, sesenta horas después de
las mordeduras del día 4, y en presencia
de los Drs. Vulpian y Grancher, se inoculó
al pequeño Joseph Meister, en un pliegue
de la piel del hipocondrio derecho, media jeringa de Pravaz con médula espinal
de un conejo que había muerto de rabia
el 21 de junio. Desde entonces, es decir,
desde quince días antes, había estado
conservada en un frasco con aire seco.
Durante los días siguientes se practicaron
nuevas inoculaciones, hasta un total de
trece, durando el tratamiento diez días.
Como después advertiré, hubiera bastado
un número menor de inoculaciones. Pero
resulta comprensible que la primera vez
actuásemos con la máxima prudencia...
En los últimos días inoculé a Joseph Meister el virus rábico más virulento, es decir,
el procedente de un perro y reforzado por
un gran número de pases de conejo a co-
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
nejo; produce la rabia en estos animales
a los siete días de incubación, y en los
perros a los diez días... Por consiguiente,
Joseph Meister ha escapado no solamente
de la rabia que le hubieran causado las
mordeduras que había recibido, sino de
la que yo le inoculé para comprobar la
inmunidad producida por el tratamiento,
mucho más virulenta que la rabia canina
de la calle.”
Desde entonces fueron elaborándose
vacunas para las principales enfermedades infectocontagiosas, algunas de ellas
mediante la inmunización activa con
gérmenes vivos de virulencia atenuada
y otras con gérmenes muertos, como la
antitífica de Richard Pfeiffer y Wilhelm
Kolle (1896). El punto de partida de la
inmunización pasiva con sueros fue el
aislamiento de la toxina diftérica por
Émile Roux y Alexandre Yersin, dos colaboradores de Pasteur (1888).
El éxito de la aplicación de esta vacuna antirrábica desde 1885 hasta 1886 a
casi dos mil quinientas personas motivó
una suscripción popular, cuyos fondos
permitieron la fundación del Instituto
Pasteur (1888).
El gremialismo médico acogió de forma agresiva las aportaciones de Pasteur,
pretendiendo basarse en que un profesor
de química no tenía la preparación adecuada para la investigación patológica.
Por ejemplo, Édouard Hervieux, autor de
un difundido Traité clinique et pratique
des maladies puerpérales (1870), pronunció el año 1879 en la Académie de Médecine un discurso acerca de sus causas,
en el que se refirió de forma despectiva
a los microorganismos. Ignoró intencionadamente la memoria que en 1878
había presentado Pasteur sobre la “teoría de los gérmenes” y sus aplicaciones
médico-quirúrgicas y afirmó que nunca
llegaría a encontrarse “el microbio del
miasma puerperal”. Incluso la vacunación antirrábica sufrió violentas críticas
y tuvo que ser defendida por el patólogo
experimental Edme F. A. Vulpian y otros
médicos de mentalidad no gremialista.
11
Aprendiendo a aprender
Existe un acuerdo creciente sobre la necesidad de que el alumno regule
su propio aprendizaje. ¿Cuáles serían los componentes principales del proceso?
© istockphoto / Rich Legg
Silvia Jimenez Torres y Luis Raimundo Guerra Cid
12
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
E
1. El aprendizaje
es un proceso complejo que requiere la implicación del profesor y la implicación activa
del alumno.
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
l fracaso escolar preocupa a estudiantes, padres, profesores y a la sociedad en general. Según el Instituto Nacional de Calidad y Evaluación, la tercera
parte de los estudiantes de ESO obtiene
calificaciones negativas. En la enseñanza media, un 32 % del alumnado repite
curso, un 35 % no termina con éxito 2.o
de ESO y el 48 % no supera el bachiller.
En la universidad el abandono de los estudios ronda el 50 %. Según el Centro Nacional de Información y Comunicación
Educativa, las causas más reseñables que
pueden influir en el fracaso escolar serían intelectuales, motivacionales, falta
de esfuerzo, orgánicas, emocionales, carencia de técnicas y hábitos de estudio y
programación inadecuada.
Sin embargo, a menudo, los estudiantes fracasan en unas asignaturas, pero
no en otras. Según el Centro Nacional de
Información y Comunicación Educativa,
en matemáticas y lengua aparece mayor
fracaso. En el informe PISA de 2003 (Informe del Programa Internacional para
la Evaluación de Estudiantes), España
quedaba por debajo de la media europea en matemáticas. ¿A qué se debe ese
dispar rendimiento en unas asignaturas
y otras? ¿Por qué existen tantas diferencias entre unos alumnos y otros? Suele
responderse que las causas de estas diferencias residen en la inteligencia, personalidad, problemas emocionales, conocimientos previos, motivación, trastornos
de aprendizaje y otros.
Del aprendizaje autorregulado, en que
el alumno decide lo que tiene que aprender y la manera de hacerlo, se dice que es
el que da sentido y significado a lo que
aprende. Aquí, lo importante no es saber cuánto conocimiento ha adquirido el
alumno (nota del examen), sino conocer
la estructura y la calidad de ese conocimiento, así como los procesos utilizados
para aprenderlo.
El aprendizaje es un proceso socialmente mediado; requiere la intervención
del profesor y la implicación activa del
alumno. Las estrategias que el estudiante
utiliza resultan primordiales para aprender. (No se estudia con la misma predisposición la asignatura preferida que la
aborrecida.) La motivación constituye,
en efecto, un componente necesario de
la conducta estratégica. Ante una tarea
de aprendizaje el estudiante se pregunta: “¿qué quiero conseguir con esto y
qué hago para conseguirlo?” Motivo y
estrategia, combinados, son pilares en
el proceso de aprendizaje del alumno
consciente.
Para obtener mejores rendimientos
académicos deben aplicarse esas estra­
tegias cognitivas unidas a estrategias
autorreguladoras (supervisión de la comprensión, establecimiento de metas y
gestión del esfuerzo y la tenacidad). Para
que el alumno emplee tales estrategias
debe mostrar disposición para aprender.
La disposición implica motivación.
El alumno ante una situación
de aprendizaje
Cuando el alumno se encuentra ante una
determinada asignatura, debe preguntarse qué quiere conseguir, ¿aprenderla?
¿obtener buena nota? ¿superarla para
abandonarla? ¿exceder en ella sobre sus
compañeros? ¿impresionar al profesor,
a sus padres o a sus compañeros? ¿profundizar en sus contenidos? Preguntas
que conciernen al dominio de la meta
académica que se proponga. Su determinación vendrá condicionada por su actitud ante la materia, sus expectativas de
eficacia, de éxito y otros. Una vez decidida la meta académica, elegirá qué estrategias de aprendizaje va a utilizar para
alcanzarla. A las intenciones y motivos
hay que añadir el control y regulación
que debe ejercer sobre la planificación
y puesta en práctica de las estrategias
más adecuadas. Si uno de esos pasos se
frustra, se produce un bajo rendimiento
académico.
Metas académicas
En el concepto de motivación entra un
conjunto de procesos relacionados con la
activación, dirección y persistencia de
la conducta académica. La llamada perspectiva de la orientación de las metas
considera la motivación como un constructo que explica el inicio, dirección y
perseverancia de una conducta. Importa
distinguir entre metas de aprendizaje y
metas de rendimiento. Las primeras se
centran en la tarea, mientras que las segundas contemplan la capacidad.
13
© istockphoto / Rich Legg
Los alumnos orientados hacia metas
de aprendizaje se sienten absorbidos por
la tarea y consideran el aprendizaje un
fin en sí mismo. Se proponen la adquisición de conocimientos e incrementar
su formación. Actúan con autonomía y
libertad, prefiriendo los ejercicios que
les suponen un reto aunque cometan
errores. En cambio, los estudiantes que
persiguen metas de rendimiento manifiestan interés por demostrar su capacidad o evitar parecer incompetentes;
consideran los errores un fracaso y por
eso suelen elegir las tareas fáciles en las
que pueden sobresalir.
Entre las variables determinantes de
la elección de un tipo u otro de metas
académicas, destacan la concepción de
la inteligencia que tiene el estudiante,
las atribuciones y las expectativas. En
un trabajo de investigación desarrollado
por uno de nosotros (Jiménez Torres), en
la facultad de psicología de la Universidad de Salamanca, sobre las metas académicas en los alumnos de psicología,
participaron 52 voluntarios, que estaban
matriculados por primera vez en las
asignaturas de estadística inferencial,
psicometría y desarrollo adulto y envejecimiento. Observamos que las variables
personales que influyen en la elección
de las metas académicas diferían con la
asignatura. El sentirse poco autoeficaces
en una disciplina repercute a la hora de
implicarse menos en su aprendizaje. En
cambio, cuando los alumnos disfrutan
con su estudio, se manifiesta una inten-
Taxonomías de metas
Intrínsecas
Extrínsecas
Metas de aprendizaje
(learning goal)
Metas de rendimiento o ejecución
(performance goal)
Metas centradas en la tarea
(task envolved)
Metas centradas en el yo (ego involved)
Metas de tarea (task goal)
Metas de ejecución o rendimiento
(performance goal)
Metas de dominio o desafío
(mastery goal)
Metas de rendimiento o ejecución
(performance goal)
ción clara de aprender, con la consiguiente repercusión en el éxito académico.
Estrategias de aprendizaje
Las estrategias, constituidas por una secuencia de actividades, parten de la deliberación y planificación del alumno,
quien también las controla. Gracias a la
práctica y al aprendizaje, el alumno automatiza sus destrezas. Ese dominio libera
otros mecanismos mentales y permite
que el sujeto preste mayor atención a aspectos importantes de la tarea. Técnicas
de aprendizaje que se prestan fácilmente
a la mecanización son la repetición, el subrayado, los esquemas, apuntes, árboles
de desarrollo, redes semánticas y otros.
Las estrategias se encargan de disponer
lo necesario para resolver bien la tarea
de estudio, determinar las técnicas más
adecuadas a utilizar, controlar su aplicación y tomar decisiones posteriores en
función de los resultados.
Son muchas las actividades incluidas
en las estrategias de aprendizaje, desde
la selección y organización de la información hasta las técnicas para crear
y mantener un clima de aprendizaje y
concentración. Para lograr el aprendizaje, además de dominar las técnicas de
estudio, es necesario conocer la génesis
del aprendizaje y reflexionar sobre los
propios procesos y productos del conocimiento.
Las estrategias de aprendizaje se podrían clasificar en cuatro grandes grupos: estrategias cognitivas, que incluyen
las estrategias de selección o esencialización, repetición o ensayo, elaboración y
organización; las estrategias metacognitivas o de autorregulación, que comprenden
las estrategias de planificación, supervisión, revisión y valoración; las estrategias
de gestión, manejo de recursos o apoyo
que engloban la gestión del tiempo, del
entorno y de la ayuda, etc.; las estrategias
motivacionales, orientadas al sostenimiento de los compromisos e intenciones
de estudio y también a la defensa de la
imagen y el bienestar personal.
Los estudiantes no siempre utilizan las
estrategias adecuadas cuando se enfrentan al aprendizaje. Esto puede deberse
a factores personales tales como el desconocimiento de las estrategias adecuadas, no saber cuándo y cómo emplear
las estrategias que forman parte de su
repertorio, carencia de una base de conocimientos adecuada, perseguir metas
personales que no favorecen el uso de
estrategias adecuadas, utilización de las
2. El alumno debe hallarse motivado
para lograr el control de su aprendizaje.
14
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
©
mismas estrategias en todas las materias,
no realizar una supervisión adecuada de
la comprensión y el aprendizaje, entre
otras.
No sólo hay que enseñar al estudiante
las técnicas (subrayar, toma de apuntes,
hacer resúmenes, etcétera), sino también
a planificarse y decidir la técnica más
adecuada, de acuerdo con varios criterios: el tipo y cantidad de los contenidos
de aprendizaje, los conocimientos que ya
posee, las condiciones de aprendizaje y
el tipo de evaluación a la que se va a ser
sometido.
El analizar las características y demandas de la tarea, el ser consciente de
las posibilidades y limitaciones de uno
mismo, el reflexionar sobre las expectativas y el valor concedido a la tarea, y el
planificar y decidir qué estrategias son
las más adecuadas para enfrentarse a la
resolución de la misma, exige un alto
grado de control y regulación sobre el
propio proceso de aprendizaje. No todas
las materias reclaman idénticas estrategias, ni siquiera todas las partes de una
misma disciplina. Por tanto, aprender
estrategias de aprendizaje, saber cómo,
cuándo, por qué y dónde utilizarlas, así
como ponerlas en práctica es garantizar
el aprendizaje, aprender a aprender.
Aprender más
Con el fin de delimitar los tipos de enfoques que mejor definen el aprendizaje
de los estudiantes, J. B. Biggs señaló en
1985 que las expectativas que se suelen
generar ante una situación de aprendizaje y que configuran los motivos o intenciones del alumno para implicarse en la
tarea eran tres: obtener una calificación
con el mínimo esfuerzo, actualizar los
propios intereses y manifestar públicamente la propia valía. Estos motivos
van asociados a ciertas estrategias afines:
reproducir lo que se percibe sin datos
esenciales, comprender el significado de
la tarea y organizar el tiempo y la dedicación adaptándolo a las demandas de
la tarea. Estos tres motivos y estrategias
se corresponden con tres grandes enfoques del aprendizaje: “enfoque superficial”, “enfoque profundo” y “enfoque de
logro”, que indican tanto la forma en que
un estudiante se enfrenta a la mayoría de
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
las tareas de aprendizaje, como la forma
en que se enfrenta a una tarea particular
en un momento determinado.
La investigación ha puesto de manifiesto la relación entre la motivación del
alumno y su enfoque del aprendizaje.
Si el sujeto muestra interés por el contenido y por su relevancia (motivación
intrínseca), refleja un enfoque profundo. El enfoque de aprendizaje suele ser
superficial cuando predomina el miedo
al fracaso. Por fin, el enfoque de aprendizaje tiende a ser de tipo estratégico si
el alumno presenta una alta necesidad
de logro o una elevada motivación por
el éxito.
Es probable que el enfoque superficial
se relacione con bajos niveles de rendimiento y con resultados de aprendizaje
cualitativamente inferiores, mientras
que los enfoques profundo y de logro se
vinculen con altas calificaciones y con
resultados de aprendizaje superiores.
Caben modos compuestos de enfoques. El enfoque de logro puede asociarse
a una aproximación profunda o superficial en razón del contexto. Se desarrolla
un enfoque logro-superficial cuando el
alumno busca buenas notas, pero se conforma con reproducir el contenido para
conseguirlas, es decir, no ahonda en la
materia. Se desarrolla un enfoque logroprofundo, cuando, amén de buenas calificaciones, el alumno se propone dominar
la asignatura.
En definitiva, lo importante no es la
transferencia de información al estudiante, ni el aprendizaje de calidad equivale
a un expediente brillante. El aprendizaje
es un proceso con una intención, en que
el alumno debe hallarse motivado para
lograr su control. Pero el estudiante no
aprende a autorregularse de la noche a
la mañana, sino que necesita apoyo del
instructor y conocer y experimentar los
distintos recursos estratégicos.
Fo
to
lia
en
Bibliografia complementaria
The R ole of M etalearning in Study
P rocesses. J. B. Biggs en British Journal of Educational Psychology, vol. 55,
págs. 185-212; 1985.
L as Estrategias de A prendizaje: Carac­
terísticas
Básicas y su Relevancia en el
Contexto Escolar. A. Valle, R. González-Cabanach, L. M. Cueva, S. Rodríguez
y M. Baspino en Revista de psicodidáctica, vol. 6, págs. 53-68; 1998.
E nfoques de A prendiz a je . A. Valle,
R. González-Cabanach, J. C. Núñez
Pérez, J. M. Suárez, I. Piñeiro y S. Rodríguez Martínez en Psycothema, vol. 12,
n.o 3, págs- 368-375; 2000.
Autorregulación del Aprendizaje y Es­
trategias de
Estudio. R. González Caba-
nach, A. Valle, S. Rodríguez e I. Piñeiro en
Estategias de aprendizaje. Concepto, evaluación e intervención, por J. A GonzálezPienda, J. C. Núñez, L. Alvarez y E. Soler.
Pirámide; Madrid, 2002.
A decuación de las M etas Académicas
de los
Estudiantes a A signaturas de la
L icenciatura de P sicología. Metodolo ­
gía de las
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Ciencias del Comportamien ­
M. M. González-Tablas, S. Jiménez,
J. J. Plaza, L. R. Guerra y E. López. Volumen especial, págs. 287-291; 2004.
L a Estadística en la Licenciatura de Psi­
cología:
Metas Académicas. M. M. Gon-
zález-Tablas, S. Jiménez, J. J. Plaza, L. R.
Silvia Jiménez Torres, doctora en psicología,
es directora de formación del Instituto de
Psicoterapia de Orientación Psicoanalítica y
Antropología IPSA-Levante en Valencia. Luis
Raimundo Guerra Cid, doctor en psicología,
dirige el Instituto de Psicoterapia de Orientación Psicoanalítica y Antropología IPSA-Levante
en Valencia.
/F
Guerra y E. López en Motivos, Emociones
y Procesos Representacionales: De la Teoría a la Práctica, dirigido por E. Barberá,
L. Mayor, M. Chóliz, E. Cantón, E. Carbonell, C. Candela y C. Gómez. Departamento de Psicología Básica, Universidad
de Valencia; Valencia, 2004.
15
g
Yu
Cuidado del prematuro
El comienzo de la vida del niño prematuro es difícil. Con frecuencia supera sus primeras semanas
sólo gracias a una técnica médica muy avanzada. La luz, los ruidos, los movimientos bruscos y otros
estímulos ambientales le perjudican. Para evitarlos precisa atención especial
Stefanie Reinberger
1. ANTES DE TIEMPO.
Aunque los niños nacidos prematuramente parezcan tenerlo
todo igual, en miniatura, que
los nacidos a término, la musculatura, los órganos y el cerebro no se encuentran todavía
preparados para la vida fuera
d-foto / rainer weisflog
del claustro materno.
16
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
cortesia de la clinica universitaria de heidelberg
P
or la ventana de la sala de cuidados intensivos de la Clínica Universitaria de
Heidel­berg no entra el sol del día de octubre.
Las persianas, bajadas, le impiden el paso. No
luce tampoco la potente iluminación que caracteriza a los hospitales. Antes bien, la severa
presencia de algunas lamparillas apenas aporta
algo de claridad para que las enfermeras no se
desenvuelvan a obscuras. Hablan en voz baja y
sus movimientos son pausados. En penumbra,
los pequeños pacientes, prematuros diminutos.
Las “incubadoras”, cunitas de técnica refinada
donde reposan los bebés con una temperatura
de 33,5 oC y una humedad del 65 %, se cubren
con una manta gruesa.
¿Por qué son aislados del mundo exterior
hasta tales extremos esos bebés? Johannes
­Pöschl, director del departamento de neonatología de la Clínica Universitaria de Heidelberg,
lo expone con rotunda sencillez: “En condiciones normales, estos niños estarían todavía en
el seno materno y allí se encontrarían protegidos de todos los estímulos que de repente
reciben del mundo circundante”.
En Alemania cada año nacen unos 60.000
niños prematuros. No han cumplido las 37 semanas de embarazo. Les falta al menos cuatro
semanas para completar la duración normal
de una gestación. De esos niños, unos 8000
nacen en el curso de la semana 30 y alrededor
de 1000 lo hacen en la semana 24. Gracias a los
avances de la técnica médica, a partir de ese
momento es posible salvar al bebé, aunque se
ve obligado a madurar no en el útero, que sería
su ambiente natural, sino en un mundo para el
cual su organismo todavía no está preparado.
Durante la fase en que su crecimiento es
más rápido se ven de repente privados de su
fuente nutritiva natural. Sus pulmones todavía no han alcanzado su desarrollo cabal y no
pueden respirar por sí mismos. Buena parte
de los problemas asociados los ha resuelto ya
la medicina.
Según Pöschl, “la principal dificultad está en
el desarrollo del cerebro que, fuera del útero, en
esta fase tan precoz no se encuentra preparado
para procesar los estímulos que le llegan”. En
vez de flotar casi ingrávido en el líquido amniótico, el bebé debe enfrentarse de pronto
a la gravedad, sin que su musculatura haya
adquirido la capacidad necesaria. Al mismo
tiempo esos pequeños experimentan diversos
estímulos táctiles, luminosos y sonoros procedentes de personas y aparatos. En una unidad
de cuidados intensivos normal, existe un ruido
de base de más de 90 decibelios, que para los
adultos supone el límite superior de lo tolerado
durante el trabajo.
Las complicaciones en el desarrollo del sistema nervioso central de los prematuros pueden
dar lugar a lesiones permanentes. Incapaces de
regular eficazmente la presión arterial, no es
raro que sufran hemorragias intracraneales.
Los esfuerzos o una postura corporal inadecuada —al elevarle las piernecitas para cambiar
los pañales— pueden elevar la presión sanguínea hasta el extremo de dañar sus finos vasos
cerebrales.
2. UNA MANO LLENA DE VIDA.
Este prematuro de la Clínica
Universitaria de Heidelberg es
acariciado suavemente por su
padre.
Falta la protección natural
No sólo son de temer las hemorragias. Un entorno inapropiado deja secuelas. El último tercio del embarazo se revela, pues, decisivo para
el desarrollo del cerebro. Cuanto más inmaduro sea el niño, y con ello su cerebro, mayores
serán las secuelas que podrían acompañarle el
resto de su vida. Entre ellas hemos de incluir
retrasos psíquicos, epilepsias, sordera, ceguera,
trastornos del equilibrio y déficits sensoriales
o cognitivos.
De acuerdo con la investigación reciente, se
acerca a la mitad de los prematuros, el número
de quienes, incluso al cabo de muchos años,
presentan un retraso en sus capacidades psíquicas, comparados con los niños de su misma
edad, aun cuando al darles el alta hospitalaria
hubieran alcanzado un desarrollo aparentemente normal.
En 2003, Peter Pharoah, de la Universidad de
Liverpool, comparó las notas escolares de un
total de 334 jóvenes. La mitad de los jóvenes
17
¿Cuánta precocidad es prematuridad?
cortesia de la clinica universitaria de heidelberg
Aunque la duración normal del embarazo son 40 semanas, el
niño es capaz de sobrevivir a partir de la semana 37, si no hay complicaciones. El pulmón es el último órgano en terminar su desarrollo;
a esa edad ya lo está, por lo que el niño puede respirar por sí mismo.
Si el niño viene al mundo antes, se habla de parto prematuro.
El estado actual de la medicina, con cuidados intensivos de técnica
de punta, consigue la supervivencia desde las 23 o 24 semanas de
embarazo. Cuanto mayor sea la maduración del feto, van aumentando
sus posibilidades.
Las posibles y múltiples causas de un parto prematuro acostumbran
estar en relación con la salud de la madre y el consumo de alcohol,
nicotina y otras drogas. Los embarazos múltiples y las fecundaciones
in vitro aumentan las probabilidades de parto prematuro.
La edad de la madre desempeña también una función importante:
si es mayor de 34 años, aumenta el riesgo de parto prematuro. En
Alemania, el número de partos prematuros ha aumentado desde alrededor del 7 % hasta el 10 % en la última década, fenómeno que se
relaciona con el aumento de la edad en que dan a luz las mujeres.
EN LO ALTO DE LA MONTAÑA.
Madre con su hijo prematuro.
de 16 años habían nacido antes de tiempo con
un peso inferior a 1500 gramos. Por término
medio, los nacidos prematuros obtenían en
casi todas las asignaturas —con excepción de
geografía e historia— unas notas un 50 % inferiores que sus compañeros de clase.
Rendimiento inferior
3. NECESIDAD
DE RECUPERACION.
La tomografía de resonancia
En otro estudio del año 2002 se señala que, además de tener afectadas las capacidades cognitivas, es frecuente que los antiguos prematuros
presenten limitaciones en otras conductas. Un
grupo de investigadores dirigidos por Adnan
Bhutta, de la Universidad de Arkansas en Little
Rock, valoraron los datos de tests de conducta y de capacidades de más de 3000 niños de
cinco años, de los cuales aproximadamente la
mitad eran prematuros y el resto nacieron al
cabo de 40 semanas de gestación. El resultado
fue que los prematuros corrían doble riesgo de
padecer un trastorno de déficit de atención e
hiperactividad (DAHA).
La aplicación de técnicas de formación de
imágenes nos demuestra que la perfección
del cerebro de un niño desarrollado en una
incubadora dista de la evidenciada por el
del niño nacido a término. Terrie Inder, de
la Universidad de Melbourne en Australia,
junto con colegas de la Facultad de Medicina
de Harvard en Boston y de la Universidad de
Ginebra, estudió las imágenes del cerebro
de los bebés. Aplicaron resonancia magnética nuclear a los cerebros de niños a término
y prematuros. Todos tenían la misma edad
biológica, medida desde el momento de la
fecundación. Sin embargo sus cerebros mostraban evidentes diferencias: el volumen de
la sustancia gris era un 22 % menor en los
prematuros y un 35 %, la sustancia blanca.
En consecuencia los prematuros partían con
magnética nuclear registra la
actividad de un cerebro de recién nacido prematuro (A) y de
A
B
un recién nacido a término (B).
cortesia de petra hüppi
El color rojo corresponde a la
sustancia blanca del cerebro.
El tejido nervioso de la corteza
del prematuro evidencia menos
conexiones que la del niño
control.
18
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
4. IMPORTANTE AYUDA VITAL.
La combinación de una técnica médica de punta con los
cuidados estimuladores del
desarrollo resulta óptima para
la maduración de los niños
prematuros. De ello no sólo se
benefician en la edad de la lactancia, sino también en edades
© istockphoto / Matthew Hull
posteriores.
desventaja en el desarrollo de las neuronas y
de las vías nerviosas.
Los médicos creen que las consecuencias
de la prematuridad mencionadas podrían
atemperarse en buena medida con una serie
de cuidados que estimulasen el desarrollo. En
Heidelberg se ha establecido un programa con
dicho enfoque. Aunque con nuestros cuidados
intensivos no podremos obtener unos resultados tan buenos como los que se alcanzan
en la vida intrauterina, que es donde el feto
se encuentra en su ambiente natural, nuestro
objetivo es adecuar en lo posible las condiciones de la clínica a las exigencias del bebé”, dice
Pöschl.
Estas condiciones no se limitan a evitar al
niño el alud de estímulos que se producen en
las unidades de cuidados intensivos corrientes.
El personal que lo cuida está adiestrado en interpretar las señales que emite el bebé: cuándo está
lo suficientemente despierto para alimentarlo,
cambiarle los pañales, recibir un tratamiento o
dejarlo simplemente tranquilo. Cada actuación
comienza con una suave caricia en la cabecita y
termina con otra en los pies. Este ritual prepara
a los niños para lo que se les va a hacer y les
indica cuándo se les deja tranquilos porque han
terminado los cuidados o el tratamiento.
En vez de unas atenciones planificadas, las
enfermeras de la unidad de cuidados intensi-
Hechos

El peso normal de un
recién nacido está entre
2500 y 4500 gramos.
El avance actual de la
medicina consigue la
supervivencia desde los
500 gramos.

Desde hace diez años,
cae el número de partos
en Alemania; al propio
tiempo, han venido
aumentado desde 1990
los partos prematuros de
alto riesgo (peso inferior
Desarrollo del cerebro infantil en el seno materno:
el último tercio del embarazo es decisivo
Dieciocho días después de la fecundación empieza el desarrollo del cerebro con la formación de
la placa neural en la región dorsal del embrión. A partir de la quinta semana comienzan a emigrar
las primeras neuronas, desde la parte central de lo que luego será el cerebro hasta la superficie, para
formar la corteza cerebral. Las capas más externas son las últimas en constituirse. Alrededor de la
semana 23 ha terminado la emigración neuronal, como se conoce al proceso de desplazamiento de
las células nerviosas troncales.
Con esto aún no se ha completado ni mucho menos el desarrollo del cerebro. En un feto de esa
edad, el electroencefalograma (EEG) apenas muestra actividad y presenta un trazado casi plano. No
es sorprendente: antes de que las neuronas desarrollen actividad eléctrica han de vincularse. En esa
fase, el cerebro es todavía liso. Las circunvoluciones que permiten aumentar la superficie se forman
a partir del último tercio del embarazo. En ese período se produce un rápido crecimiento en la parte
superior: las células nerviosas establecen mutuo contacto mediante “sinapsis”. Además, da comienzo
la mielinización, formación de una capa lípido-proteica aislante que confiere al cerebro su color y
permite acelerar la transmisión de las señales nerviosas.
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
a 1500 gramos) en un
20 %, llegando a ser
8006 en 2006.

Una de las razones asociadas al crecimiento del
parto prematuro guarda
relación con el retraso
del primer hijo. Muchas
mujeres son primíparas a
los 34 o más años.

En 2005 murieron un
18 % de los prematuros
que nacieron entre las
semanas 24 y 25. Para
los que nacieron en la
semana 26 la mortalidad
fue del 10 %.
19
Clásico
EIN KIND ENTSTEHT, por Lennart Nilsson y Lars Hamberger.
Mosaik; Múnich, 2003.
Las laureadas fotografías
del fotógrafo sueco Lennart
Nilsson de fetos en el seno materno inspiraron a la psicóloga
Heideliese Als su concepto de
desarrollo de los prematuros.
vos para prematuros de la clínica de Heidelberg realizan su trabajo cuando los niños lo
demandan. “Sabemos que el niño necesita algo
cuando extiende sus brazos y piernas en vez de
mantenerlos junto a su cuerpecito como en la
vida intrauterina”, explica Sophia Gruhl. Luego
se detiene brevemente y acaricia a su niño para
que vuelva a adoptar una posición distendida.
Los comienzos de este especial cuidado a
los prematuros se remontan a los años setenta, cuando Heideliese Als, adscrita hoy a la
facultad de medicina de Harvard, preparaba
su tesis doctoral sobre las interacciones entre
las madres y sus recién nacidos. En el curso
de la investigación entró en contacto con la
Unidad de Prematuros. Lo que vio allí no tenía
absolutamente nada que ver con los contactos entre los recién nacidos a término con sus
madres. “Parecía una lucha entre los bebés y
los médicos, hasta tal punto me impresionaron los brazos y piernas extendidos de forma
tan poco natural y los pequeños cuerpos en
hiperextensión. De vez en cuando los niños
se acurrucaban y se llevaban sus manitas a la
cara, lo mismo que había visto en unas fotografías de fetos en el seno materno obtenidas
por el sueco Lennart Nelsson”, que la psicóloga
interpretó como síntoma de que los niños estaban tranquilos.
Estudios de campo
en las unidades de prematuros
A esas conclusiones llegó Als. Luego centró su
trabajo en los niños nacidos a término. A principios de los años ochenta volvió a ocuparse de
los pequeños prematuros. Observó cuándo se
mostraban tranquilos y cuándo estresados. El
ruido no parecía gustarles, ni la luz. En cambio, “cuando estaba oscuro, abrían los ojos y
parecían distendidos”. Comunicó sus observaciones al personal sanitario. Con dos enfermeras, empezó a cambiar la rutina de atención a
los bebés. Por ejemplo, no los acostaban boca
arriba sino de lado, posición en la que podían
relajarse más fácilmente. O con paños blandos
construían una suerte de nido protector, que
simulaba el espacio uterino.
En 1986 Als, junto con sus colegas de la facultad de Harvard, publicó un estudio donde
se informaba de los resultados. Los niños así
cuidados crecían más deprisa y aumentaban
más de peso. Además, podían respirar por sí
mismos antes que los niños cuidados según
el método tradicional. Lo que para Als revestía
5. REFUGIO CON TECNICA DE PUNTA.
Los prematuros pasan en incubadoras el tiempo que deberían haber permanecido en el claustro
© istockphoto / Michal Koziarski
materno. Allí están protegidos de ruido, luz y olores, hasta que desarrollen sus sentidos y órganos.
20
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
Para desarrollarse bien los prematuros necesitan bastante más que
unos cuidados médicos. Lo que motivó que Heideliese Als propusiera
un programa sobre cuidados estimuladores del desarrollo. (Sus iniciales
NIDCAP corresponden al título en inglés Newborn Individualized Developmental Care and Assessment Program.) El programa requiere que
las personas que lo vayan a poner en práctica reciban una formación
especializada durante cinco años que las capacite para aplicar cuidados
estimuladores del desarrollo en las unidades de cuidados intensivos
neonatales. La Federación Internacional del NIDCAP (NIF) cuenta hoy
con más de 250 miembros en todo el mundo.
El NIDCAP puede aplicarse también a neonatos enfermos no prematuros. El cuidado individualizado favorece su desarrollo cognitivo y
emocional. Por otra parte, acorta la estancia hospitalaria. Pese a encontrarse en la unidad de cuidados intensivos, supone, en efecto, un
ahorro en el gasto asistencial. La idea central del tratamiento estriba en
que el entorno que rodea al niño y todas sus interacciones se adecuen
a sus necesidades peculiares.
Luz. En el útero reina la oscuridad. Aun cuando la embarazada tome
directamente baños de sol, al feto no le llega ni siquiera el 2 % la luz
solar. En las salas de prematuros se evita la luz intensa. Durante el día,
la sala permanece a oscuras; por la noche, reina una tenue penumbra.
Además, las incubadoras están cubiertas con paños. Se evita que la
radiación luminosa incida directamente sobre los ojos.
Ruidos. Ya en la vida intrauterina, al final de la semana 22 de gestación,
el niño puede oír. En el seno materno el niño oye los ruidos intestinales,
la corriente sanguínea, la voz de la madre y sonidos ambientales (música,
por ejemplo). Los tonos agudos son muy filtrados. En las unidades de
prematuros se reduce el ruido en lo posible. Las alarmas de los monitores
se programan para que suenen amortiguadas. Se evitan los ruidos que
se producen, por ejemplo, al abrir o cerrar las incubadoras. Los teléfonos
se utilizan sólo fuera de la unidad. Sin embargo, es bueno que los padres les hablen con tranquilidad e incluso les canten alguna tonada. La
estimulación acústica del niño mediante la voz de la madre, que conoce
desde la vida intrauterina, facilita el desarrollo del habla.
Olores. Los prematuros se hallan capacitados para captar los olores
del ambiente. Se han de evitar olores fuertes (desinfectantes, nicotina,
perfumes o vaporizadores para el pelo). Se recomienda, en cambio,
acercar a la carita del niño un paño suave que haya estado en contacto
con la piel del padre o de la madre.
especial interés era la conducta de los niños al
alta hospitalaria mostraba también diferencias:
tenían una motilidad mejor, eran más receptivos y podían interactuar más fácilmente con
sus padres.
A partir de lo que en aquel tiempo fueron
cambios casi intuitivos en el cuidado de los
prematuros se ha venido gestando el proyecto
de NIDCAP (de “Newborn Individualized Developmental Care and Assessment Program”),
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
cortesia de la clinica universitaria de heidelberg
Algo más que alimento y limpieza.
Cuidados estimuladores del desarrollo
PAPA CON HIJO. El contacto corporal protector beneficia a ambos.
Contacto corporal. Para no limitar los contactos corporales del prematuro o recién nacido enfermo al personal asistente, que va cambiando
con frecuencia, se recomienda a los padres que tomen al niño en las
manos para darle seguridad y confianza. De este modo se estimula la
percepción corporal y la capacidad de interacción, al tiempo que se
intensifica la confianza del niño en sus padres. El personal que cuida
al niño inicia su actuación de acuerdo con un protocolo táctil: lo inicia
con caricias en la cabecita y lo termina con las mismas caricias.
Canguros. En el denominado cuidado de canguro, el niño, desnudo
salvo los pañales, se coloca sobre la parte superior del cuerpo del
padre o de la madre recostados cómodamente en una tumbona (véase
la figura, arriba). Este contacto íntimo con la piel reporta efectos beneficiosos: los niños se tranquilizan, respiran regularmente y con frecuencia
hacen mejor la digestión. Hay indicios de que esto ayuda también a
disminuir el estrés durante su traslado desde la sala de partos hasta
la de cuidados intensivos neonatales.
Colocación y estímulo de movimientos propios. En los cuidados
estimuladores del desarrollo, los lactantes se colocan en una postura
que esté de acuerdo con sus propias necesidades. Lo ideal es que el
bebé tenga suficiente libertad de movimiento para que pueda jugar
con sus pies o llevarse las manitas a la boca. Un soporte blando, como
una piel de oveja o un saquito de dormir con capucha, sirven como
frontera delimitadora y protectora para el pequeño. Algunos niños se
encuentran a gusto en hamacas especiales para recién nacidos, en cuyo
caso se estimula también el sentido del equilibrio.
cuya eficacia se ha puesto de relieve en múltiples trabajos. Se ha aplicado incluso a recién
nacidos enfermos que han tenido que pasar
largo tiempo en unidades de cuidados intensivos aunque no fueran prematuros.
Junto a la protección del niño frente a estímulos que su cerebro no puede todavía procesar, el método reclama la colaboración de los
padres, que desde un principio, participan en el
cuidado del niño. Mediante suaves caricias, los
21
Mortalidad del prematuro: nacer donde no toca
“Uno de cada cinco niños fallecidos en Alemania con muy bajo peso al nacer podría
haber vivido, si hubiese sido tratado en un buen hospital”, declaraba a Der Spiegel (número 44/2007) Christian Poets, director médico de la Clínica Universitaria de Tübingen y
presidente de la Sociedad de Neonatología. A diferencia de lo que ocurre en la mayoría
de los países, en Alemania los prematuros de alto riesgo no sólo pueden ingresar en las
pocas clínicas especializadas que hay sino también en cualquier otro hospital con servicio
de neonatología. Puede demostrarse una relación entre la experiencia de los médicos y
la supervivencia de los prematuros. De un estudio reciente sobre la mortalidad de prematuros en Baden-Würtenberg, realizado por Helmut Hummles, se desprende que, entre
los nacidos antes de la semana 26 de embarazo, murieron más del doble en pequeños
hospitales que en clínicas especializadas (véase la gráfica, a la derecha). En estas últimas hay también menos hemorragias intracraneales que, la mayoría de las veces, dejan
secuelas permanentes. Hay que esperar hasta los nacidos a partir de la semana 28 para
que los resultados de unas y otras clínicas se acerquen.
Las causas son escandalosas: cuanto más precozmente llega un niño al mundo, mayores
ingresos supone para la clínica. Estos ingresos pueden alcanzar hasta los 90.000 euros.
Si los niños se remitieran a los centros de perinatología de las clínicas universitarias, los
hospitales pequeños sufrirían un grave quebranto económico. Una posible solución sería
unificar la facturación por caso y establecer una normativa como la de los Estados Unidos
o Finlandia, según la cual las madres cuyos hijos se prevé que pesarán al nacer menos de
1500 gramos, por principio, sólo dan a luz en las clínicas especializadas.
(Zeitschrift für Gebrsthilfe und Neonatologie 2006. Der Spiegel 44/2007)
Bibliografia
complementaria
E arly E xperience A lters
Brain Function and Structure.
H. Als y F. H. Duffy
et al. en Pediatrics, vol.
113, n.o 4, págs. 846-857;
2004.
progenitores tranquilizan al bebé mientras es
atendido por la enfermera o bien lo recuestan
sobre su pecho desnudo para calentarlo con su
propio cuerpo, procurándole la “tranquilidad
del canguro”. Medida que no sólo beneficia al
bebé, sino también al padre y la madre, pues
refuerza los lazos emocionales. Los niños son
confiados sobre todo a las madres. Aunque hayan nacido prematuramente, reconocen una
voz que venían oyendo en el seno materno. Alrededor de la semana 22 de embarazo, el niño
tiene ya muy desarrollado el sentido del oído.
F r ü h g eb o r e n e o p t i m a l
er n ä h r en a n d p l fegen .
C. Frank, O. Linderkamp,
F. Pohlandt. Kitteltaschenbuch; Mainz, 2005.
P rogram G uide — N ew born I ndividualized
opmental
ment
D evel-
Care and A ssess-
P rogram (NIDCAP):
A n Education and Train ing
P rogram for H ealth
C a r e P ro fessi o n a l s .12ª
edición. H. Als. Children’s
Medical Center Corporation; Boston, 2007.
22
Primeras demostraciones:
beneficios de estos cuidados especiales
sobre el cerebro del prematuro
Recientemente, el equipo dirigido por Heideliese Als ha demostrado que los cuidados protectores de los prematuros repercuten de manera favorable sobre el desarrollo del cerebro.
El estudio se ha hecho mediante la técnica de
imagen por tensor de difusión (DTI), método
que permite visualizar los puntos de contacto
entre neuronas cerebrales. En los cerebros de
los niños incluidos en el NIDCAP aparecieron
más contactos neuronales que en los prematuros que no recibieron este tipo de cuidados.
“Lo que vemos en los prematuros tratados no
corresponde exactamente con lo que aparece
Mortalidad de prematuros
en Baden-Würtenberg
(en porcentaje) en 2003/2004
33,3
Grandes centros
de perinatología
(Freiburg, Heidelberg,
Tübingen, Ulm y Stuttgart)
Otras clínicas
15,0
11,4
8,9
En las semanas 26
y 27 de embarazo
Antes de la semana
26 de embarazo
en los niños nacidos a término, pero sí supone
un notable avance respecto a los que reciben
cuidados tradicionales”, resume Als.
Ahora Als y su grupo estudian niños prematuros después de haber sido dados de alta de la
clínica. Se proponen averiguar si los niños a los
que aplicó el NIDCAP presentan capacidad cognitiva equiparable a los otros niños de su misma
edad, o, cuado al menos, alcanzan una facultad
superior a la manifestada por prematuros atendidos según métodos tradicionales. Los primeros
resultados hablan a favor de que los niños de
ocho años que en su tiempo fueron incluidos
en el NIDCAP tienen mayor capacidad para establecer relaciones abstractas. “Típicamente es un
campo en el que los nacidos prematuros suelen
encontrar problemas”, explica Als. Y continúa: “Si
se confirma esta tendencia quedará sentado definitivamente que vamos por el buen camino”.
A mayor abundamiento, en otro estudio
realizado en 2007 en la Clínica Universitaria
de Würzburg, un equipo dirigido por Michael
Strassburg analizó datos de unos 300 niños nacidos muy prematuramente. Hoy, con edades
comprendidas entre 17 y 24 años, no muestran
diferencias en la calidad de vida respecto al
resto de jóvenes.
Stefanie Reinberger es bióloga.
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Borrones mentales
Terapias traumáticas pueden inducir efectos durables en la salud mental
Kelly Lambert y Scott O. Lilienfeld
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
ST
I J.
ER
SH
de
si
a
ierta mañana de febrero, de hace diez años,
Sheri J. Storm abrió el Milwaukee Journal
Sentinel y leyó el titular: “Querella por mala
práctica: La demandante afirma sentir horror
de sus recuerdos, y declara, con gran emoción,
que su psiquiatra implantó en ella falsas evocaciones”. Este titular la dejó conmocionada. La
persona del artículo tenía mucho en común con
ella: el mismo psiquiatra, iguales recuerdos e
idéntico diagnóstico de personalidad múltiple.
Súbitamente, Storm comprendió que su propia
enfermedad y sus más de 200 personalidades,
que tan dolorosamente reales le parecían, no
eran sino creaciones de su imaginación... inducidas por el psiquiatra Kenneth Olson, en quien
ella depositó su confianza.
Storm, en un principio, acudió a Olson porque
sufría insomnio y ansiedad asociada a los trámites de su divorcio y a los comienzos de su nuevo
trabajo en publicidad radiofónica. Esperaba que
le fuesen prescritos antidepresivos o, quizá, técnicas de relajación. Pero tras soportar sesiones
de hipnosis, medicaciones psicotrópicas e internamientos en clínicas de salud mental, Storm
tenía muchos más motivos de preocupación que
un mero estrés. Ella “recordaba” que su padre
la había sometido a abusos sexuales a la edad
de tres años y la había obligado a participar en
actos de bestialismo y en rituales satánicos, con
sacrificio y antropofagia de bebés humanos. Según su psiquiatra, estas experiencias traumáticas habían engendrado en la psique de Storm
toda una gama de personalidades diferenciadas,
llamadas “alters” (del latín alter, otro).
Storm tiene ahora la convicción de que su
trastorno de personalidad múltiple es de origen iatrogénico, esto es, consecuencia de su
“terapia”. Aunque las sesiones psiquiátricas
concluyeron hace años, sigue atormentada todavía por recuerdos muy vívidos. Padece pesadillas y reacciones somáticas provocadas por
cosas que hagan aflorar su ficticio pasado. Le
han asegurado que estos falsos recuerdos irán
desvaneciéndose con el tiempo, pero Storm ha
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LO
1. ABRAZAME.
El psiquiatra de Sheri J. Storm la indujo a expresar sus diversas personalidades haciéndola escribir y dibujar mientras se encontraba en un estado similar al trance. Este
dibujo, realizado en 1995, representaba el deseo de Storm de consolar a una niñita
interior, que había sobrevivido a un incesto. La referencia estampada en lo alto es la
identificación procesal del dibujo, introducido como prueba en la querella por mala
práctica profesional que Storm presentó.
23
e
rt
co
RESUMEN
Recuerdos
traumáticos
1
A cierto número de
pacientes que se sometieron a terapia de recuperación de recuerdos, utilizada
extensamente durante los
años noventa, y todavía hoy,
se les diagnosticó trastorno
de personalidad múltiple.
Según parece ahora, muchos de sus “recuerdos” y
“personalidades” pudieron
haberles sido introyectados
inadvertidamente mediante
sugestión terapéutica. Se
ha descubierto que la excitación emotiva contribuye a
vigorizar los recuerdos.
2
El estrés, el miedo y el
desamparo asociados a
recuerdos traumáticos pueden dejar improntas graves
y duraderas en el funcionamiento del cerebro. Aun
cuando los pacientes lleguen
a convencerse de que no
sufrieron en su infancia ni
abusos sexuales, ni participaron en ritos satánicos
o de canibalismo infantil,
pueden, no obstante, verse
atormentados por vívidos
recuerdos de tales horrores.
3
Investigaciones recientes sobre personas que
se han visto expuestas a
acontecimientos terribles
sugieren que la rememoración de recuerdos perturbadores puede mermar su
tenacidad e impedir que se
recobren de tales sucesos.
24
atravesado momentos difíciles en sus esfuerzos por depurar el tejido de su mente de estas
“máculas cerebrales”.
El caso de Storm se asemeja al de muchos
otros pacientes a quienes las terapias de recuperación de memoria les revelaron sórdidas
historias de abusos sexuales y ceremonias satánicas. A pesar de que la bibliografía científica
lleva a pensar que los sucesos traumáticos rara
vez —si alguna— son reprimidos u olvidados,
este tipo de terapias se aplicaba con profusión
en los años noventa del pasado siglo. Todavía
hay quien la sigue practicando.
Fueron necesarias varias demandas judiciales de gran relieve mediático para que la
Asociación Norteamericana de Psiquiatría advirtiera a los pacientes de la escasa fiabilidad
de la recuperación de memoria. Nadean Cool,
la paciente a la que se refería el artículo periodístico que trastornó la vida de Storm, fue una
de las querellantes. Al cabo de quince días de
testimonios ante un tribunal, Cool logró una
indemnización de 2,4 millones de dólares en
un acuerdo extrajudicial. En medio de la acalorada controversia, la Asociación de Psiquiatría
suprimió la categoría diagnóstica de trastorno
de personalidad múltiple, y la sustituyó por un
diagnóstico ligeramente diferente, el trastorno
de identidad disociativa.
Parecía que la ciencia y la ley habían triunfado sobre los procedimientos terapéuticos chapuceros y asistemáticos. Hubo pacientes que
recibieron indemnizaciones sustanciosas; sus
terapeutas, puestos en la picota por los medios
de comunicación. Los científicos dieron a conocer pruebas convincentes de que era realmente
posible implantar falsos recuerdos en la mente
humana. Caso cerrado. ¿De verdad?
En el de Storm, y en el de otros como ella, la
errónea terapia parecía haber alterado los circuitos emocionales del cerebro, con efectos duraderos en la memoria y la salud mental. Felizmente,
al igual que sucede con otros borrones, cabe la
posibilidad de que estas máculas sean reversibles,
aunque sólo tras un esfuerzo considerable.
La falibilidad de la memoria
Donald O. Hebb conjeturó en 1949 que ciertas
modificaciones celulares desembocaban en la
creación en el cerebro de “circuitos de recuerdos”.
Tim Bliss, del Instituto Nacional de Investigación
Médica de Londres, y Terje Lomo, de la Universidad de Oslo, validaron esa hipótesis en 1973,
tras demostrar que la estimulación eléctrica de
ciertas áreas cerebrales —el hipocampo, entre
otras— provocaba efectos persistentes sobre las
conexiones entre neuronas. Las investigaciones
efectuadas a lo largo del siglo xx han aportado
pruebas inequívocas de la modificación constante de las estructuras funcionales del cerebro
para generar y conservar recuerdos.
Pero el cerebro, en la gestión de recuerdos,
no es muy selectivo. No dispone de una “carpeta de mensajes-basura” donde arrojar los
que sean imaginarios o impuestos. Nuestro
cerebro almacena episodios de películas, rumores sin fundamento e imágenes de sueños
parejamente a los recuerdos de nuestro décimo
cumpleaños, de nuestro primer beso de amor o
del examen de acceso a la universidad.
Investigaciones realizadas por Elizabeth
F. Loftus en la Universidad de Washington, y
ahora en la de California en Irvine, han demostrado cuán difíciles de distinguir pueden ser los
recuerdos ficticios de los reales. En 1995, ella y
su asociada de investigación, Jacqueline E. Pickrell, se pusieron en contacto con las familias
de 24 voluntarios, y tras recopilar las informaciones facilitadas por sus parientes sobre las
vidas de aquéllos, prepararon unos libritos de
recuerdos que contenían acontecimientos reales de su infancia juntamente con una historia
inventada, según la cual los sujetos se habían
perdido en un centro comercial cuando contaban cinco años de edad. Las investigadoras
constataron que el 29 por ciento de los probandos “recordaba” el suceso falso, e incluso eran
capaces de proporcionar detalles del mismo.
La terapia de recuperación de la memoria
se fundamenta en la idea de que algunos recuerdos resultan tan imposibles de expresar
verbalmente, que la mente, para protegerse,
los reprime. Investigaciones efectuadas a lo
largo de decenios por James L. McGaugh, de la
Universidad de California en Irvine, inducen a
pensar justamente lo contrario: que una de las
funciones básicas de la memoria consiste en
recordar situaciones amenazantes, para tratar
de evitarlas en el futuro.
Diversos ensayos sobre seres humanos, efectuados por McGaugh y Larry Cahill, también
de Irvine, han demostrado que la excitación
emotiva tiende a reforzar los recuerdos. Análogamente, cuando se les suministran a animales inyecciones de una hormona de estrés,
la epinefrina (adrenalina), superan fácilmente
los tests de recordación. Tales experimentos no
sólo contradicen la idea de que los recuerdos
traumáticos tienden a reprimirse por norma,
sino que pueden contribuir a elucidar por qué
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pacientes como Storm, cuya terapia se centraba
en una “imaginología dirigida” y en la psicodramatización de situaciones traumáticas, relaten
que las experiencias en cuestión se han convertido en elementos indelebles de su memoria.
Multiplicidad de personalidades
La relación de Storm con su psiquiatra se fundaba en la confianza. Sabía que éste poseía reconocida acreditación universitaria y gozaba de
una prestigiosa reputación en el hospital de su
localidad. Una vez diagnosticada de trastorno
de personalidad múltiple, le fueron facilitadas
publicaciones de aspecto oficial que parecían
confirmar tan sorprendente juicio. Storm relata
que, en el transcurso del tiempo, sus “recuerdos” fueron fabricados y consolidados mediante una multitud de técnicas, prolongadas
sesiones de hipnoterapia, diversas medicaciones psicotrópicas, amital sódico (un presunto
suero de la verdad), aislamiento de sus familiares y hospitalización en salas de enfermos
mentales.
La transcripción de las sesiones de Storm con
Olson revelan que era éste quien llevaba el peso
de la conversación. A pesar de que Storm no
proporcionó inicialmente ninguna información sobre los alters, Olson los identificó y conversó con ellos. Cuando ella repitió y respondió
a las aterradoras acusaciones, fue grabada en
vídeo, con el fin de que sus alters pudieran ser
validados una vez concluidas las sesiones. Con
el progreso de las sesiones, los actos descritos
por Storm se fueron haciendo cada vez más
horripilantes, y los alters se volvieron activos
incluso cuando la paciente no se encontraba
en la consulta de su terapeuta.
“Sentía que estaba loca de atar”, escribiría
Storm más adelante. “Bajo la tutela de Olson,
la disociación llegó a ser para mí una segunda
naturaleza. Me veía saltando aleatoriamente de
un alter a otro con tanta frecuencia, que perdía
el tiempo u olvidaba cómo realizar funciones
sencillas y rutinarias que efectuaba a diario.”
La idea de que en un ambiente clínico es
posible inducir recuerdos cargados de emotividad se remonta a experimentos realizados
hace casi un siglo. James B. Watson “condicionó” a un bebé de 11 meses, conocido en todos
los manuales de psicología como “Little Albert”,
para que sintiera miedo ante una rata blanca.
Al principio, en la primera sesión, el niñito no
sintió temor alguno ante aquella bolita peluda,
pero después de que la rata blanca fuese acompañada con un fuerte estruendo, la respuesta
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
de Albertito fue el llanto. En adelante lloraría
siempre que se le presentada una variedad de
estímulos que le recordaban a la rata.
Ese ejemplo clásico sugería que un terapeuta (o un psicólogo experimental) podía crear
fácilmente asociaciones emotivas, conexiones
mentales cuya intensidad podría ser tal, que se
generalizasen a estímulos parecidos. En el caso
de Little Albert, los recuerdos eran “implícitos”
—es decir, no evocados de forma consciente—,
pero los hallazgos de Watson no permiten olvidar que los recuerdos con fuerte carga emotiva
pueden ser duraderos.
En Storm, una técnica denominada “terapia
ab-reactiva” contribuyó a crear esas asociaciones emocionales. A Storm se le dijo que las
ab-reacciones eran reacciones retrospectivas
(“flashbacks”) totalmente somáticas que le
permitirían revivir los acontecimientos traumáticos de su vida, sin faltar los sonidos, olores, visiones y experiencias táctiles de tales
sucesos. Olson instruyó a Storm para que permitiera que sus alters salieran a la luz y para
que compartiera con ellos su participación en
actos tan inconcebibles como devorar bebés.
Semejante terapia le resultó a Storm física,
mental y afectivamente agotadora y lacerante.
Han transcurrido años desde entonces, pero
sus asociaciones condicionadas siguen vigorosas. Storm no sólo está atormentada por recuerdos explícitos de las demoledoras escenas
resucitadas en la consulta de su terapeuta, sino
también por recuerdos implícitos que le provocan reacciones reflejas de orden corporal.
2. VICTIMA
DE RITOS SATANICOS.
Storm dibujó este rostro en
1994 para comunicar los sentimientos lóbregos y amenazantes provocados por el conocimiento de que coexistían en
su mente varias personalidades
malvadas. En aquel momento
estaba internada en Green
Oaks, un centro de tratamiento
psiquiátrico de Dallas.
El problema con
el cerebro es que
no es muy selectivo
en la gestión
de recuerdos.
No dispone de una
“carpeta de correobasura”.
25
Desde la perspec­
tiva del cerebro,
las técnicas
de creación de
imágenes podrían
presentar escenas
tan vigorosas como
la visión de actos
obscenos o de
abusos filmados en
películas caseras.
Un cabello que Storm encontró en una pizza
que había pedido en un restaurante de su localidad, desencadenó en ella recuerdos visuales y
emotivos, con atragantamientos y arcadas, en
los que se devoraban bebés con ceremonial de
magia negra. El humo de un puro le recordó las
quemaduras con cigarros y violaciones subsiguientes que le infligía su tío. Los llantos de un
bebé le provocaban un intenso deseo de “salvar”
al pequeño. Y la lista no termina aquí: el aire
viciado de un coche cerrado le hacía recordar
sensaciones de ser enterrada viva; la visión de
animales muertos en las cunetas le suscitaba el
miedo y el horror asociado a abusos y rituales
satánicos; y cualquier forma de ansiedad o estrés le provocaba tartamudeos, llanto histérico
o sensaciones de asfixia. Y lo peor: Storm quedó
convencida de que sus padres —las personas a
quienes hasta entonces había asociado con cuidados, seguridad y amor— la habían torturado
de formas inimaginables.
Impactos a largo plazo
3. RAGE UNDER WRAPS
(Rabia encubierta): Storm trazó
este dibujo en 1995 para ilustrar su desgarramiento interior.
En aquel entonces confiaba en
que sus personalidades más
brillantes podrían ocultarle al
mundo exterior sus egos más
malignos, si no le resultase
posible depurarlos.
26
Antes de someterse a terapia, los síntomas de
Storm consistían en un insomnio leve y en
ansiedad moderada. Una vez comenzada la
terapia de Olson, empezó a sufrir migrañas,
vértigos, dolores de espalda, náuseas, trastornos intestinales e insomnio grave. Olson le
recetó litio, Prozac, Desyrel, Tegretol, Xanax y
varios medicamentos contra la migraña para
tratar esos nuevos síntomas. Diez años después,
Storm conforma su uso continuado de medicamentos psicotrópicos: Prozac, Xanax, Cytomel
y una rotación de inductores del sueño. Sigue
experimentando la intrusión de imágenes y
pensamientos perturbadores, continúa sin empleo y se encuentra socialmente aislada.
Ciertas investigaciones llevan a pensar que
el caso de Storm no es único. Según un informe del Crime Victim Compensation Program
(plan de ayudas para víctimas de delitos) del
estado de Washington, correspondiente al año
1996, la terapia de recuperación de memoria
puede tener efectos negativos sobre muchos
pacientes. En esta encuesta, que comprendía
183 casos de represión de recuerdos de abusos
sufridos en la infancia, se seleccionaron al azar
30 casos para ulterior estudio. La muestra estaba formada casi exclusivamente por individuos
caucasianos (97 por ciento) de sexo femenino
(97 por ciento). Del estudio se espigó la siguiente información:
 El 100 por ciento de los pacientes informó
de torturas o mutilaciones, aunque ninguna
de estas afirmaciones fue corroborada por
exámenes médicos
 El 97 por ciento recuperó recuerdos de abusos en rituales satánicos
 El 76 por ciento recordó actos de canibalismo
con bebés
 El 69 por ciento recordaba haber sido torturado con arañas
 El 100 por ciento seguía bajo terapia al cabo
de tres años desde que aflorase el primer recuerdo en la terapia; más de la mitad seguía
en tratamiento cinco años después
 El 10 por ciento manifestaba haber tenido
pensamientos suicidas antes de la terapia; el
porcentaje se elevó al 67 por ciento al seguir
la terapia
 La hospitalización aumentó desde un 7 por
ciento antes de la recuperación de recuerdos hasta un 37 por ciento consecutivo a la
terapia
 Las automutilaciones aumentaron desde el
3 al 27 por ciento
 El 83 por ciento de los pacientes tenía un
empleo antes de la terapia; al cabo de tres
años de someterse a terapia sólo lo tenía un
10 por ciento
 El 77 por ciento estaba casado antes de la terapia; al cabo de tres años de tratamiento,
el 48 por ciento de estas personas se había
separado o divorciado
 El 23 por ciento de los pacientes con hijos
perdieron su custodia
 El 100 por ciento se vio aislado de los parientes lejanos
Cierto es que no hay forma de saber si las
técnicas de recuperación de recuerdos fueron la
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
Trauma cerebral
No se ha efectuado una investigación detenida y sistemática de pacientes sometidos a terapia de recuperación de memoria. No obstante, las investigaciones sobre
los efectos del miedo y el estrés crónico señalan un posible grupo de explicaciones
de cómo la terapia de recuperación de recuerdos podría causar lesiones de carácter
emotivo en determinados pacientes:
3 El estrés crónico asociado con recuerdos traumáticos pone en situación comprometida a la corteza
prefrontal; reduce la capacidad del paciente para
olvidar falsos recuerdos después de concluir la terapia. En experimentos sobre ratas, animales carentes
de una corteza prefrontal que funcione correctamente, pierden la capacidad de extinguir el recuerdo de
terrores que ya no son relevantes.
2 La intensificación de
la ansiedad activa los
centros de estrés del
hipotálamo, estructura
reguladora, que, a su
vez, apremia a la amígdala para que consolide
rápidamente recuerdos
temibles, sean o no
auténticos.
theresa sakno
causa exclusiva de estos lamentables resultados,
pero estos hallazgos sí ponen, y gravemente, en
tela de juicio su generalizada aplicación.
Mientras que las metodologías terapéuticas
tradicionales están concebidas para reducir los
síntomas problemáticos, la terapia de recuperación de memoria los exacerba y, en ocasiones,
de forma intencionada. Paul R. McHugh, de la
Universidad Johns Hopkins, señalaba, en un artículo de 1993, que la mayoría de los pacientes a
quienes se les diagnosticaban trastorno de personalidad múltiple (TPM) habían acudido a sus
terapeutas con síntomas psicológicos corrientes: dificultades en sus relaciones de pareja o
sentimientos depresivos. Los terapeutas, según
McHugh, sugirieron que tales síntomas podrían
tener una raíz emocional profunda y estaban
provocados por personalidades alternativas.
Al contemplar sus problemas desde esta
nueva perspectiva, que tal vez les parezca
interesante, algunos pacientes exhiben repetidamente cambios de conducta y formas de
comportamiento, a tenor de la orden recibida.
Estos pacientes acaban siendo diagnosticados
de trastorno de identidad disociativa (TID).
En la versión más reciente (2000) del Manual Diagnóstico y Estadístico de la Asociación
Psiquiátrica Estadounidense, entre los criterios
para el diagnóstico de TID figura la presencia
de al menos dos identidades bien diferenciadas, que gobiernen con frecuencia el comportamiento de una persona. El Manual enuncia,
asimismo, que el lapso medio de tiempo entre
la aparición del primer síntoma y su diagnóstico es de seis a siete años. La mayoría de los
pacientes comienzan la terapia sin presentar
síntomas claros de TID. La determinación de tal
trastorno se debe, en su mayoría, a un reducido
número de “especialistas” en TID.
August Piper, un psiquiatra de Seattle con
consulta privada, y Harold Merksley, de la Universidad de Western Ontario, efectuaron un
rastreo y análisis de la bibliografía científica
y en 2004 llegaron a la conclusión de que no
existían pruebas científicas concluyentes de
que el TID esté provocado por traumas infantiles. Informaron que este trastorno no suele
diagnosticarse de manera fiable, que nunca
se ha informado de casos de TID en niños y
que existen indicios reiterados de manifiesta
iatrogénesis en la práctica profesional de terapeutas que utilizan métodos de recuperación
de memoria; por ejemplo, invocando a alters y
dirigiéndose a ellos como si se tratase de personas diferentes. Piper y Merksley llegaron a
4 Las investigaciones sobre pacientes
que sufren de trastorno de estrés postraumático evocan un funcionamiento
deficiente de la corteza cingulada
anterior, una estructura que ayuda a
elegir entre percepciones en conflicto,
como, por ejemplo, “Mis padres me
quieren” y “Mis padres me hirieron”.
1 La amígdala puede quedar
sensibilizada al cabo de meses de
terapias provocadoras de ansiedad. Se sabe que la amígdala —el
centro cerebral del miedo— se
torna hipersensible a información
relevante procedente del tálamo
(en azul), órgano que procesa señales llegadas desde los sentidos
y de un centro cognitivo superior
denominado corteza prefrontal.
5 El estrés crónico lesiona a las neuronas del hipocampo, conocido por su
papel en el aprendizaje y procesamiento
de emociones. Esta región del cerebro
interviene en el aprendizaje “contextual”; debilitada, explicaría por qué
los pacientes informan de pérdida del
sentido del tiempo y desconcierto en
ambientes que no les sean familiares.
la conclusión de que el TID “se entiende mejor
como una situación vinculada a formas culturales y, a menudo, iatrogénica”.
Libros y películas han desempeñado un papel importante para convertir el trastorno de
personalidad múltiple en una especie de moda,
y después, el de identidad disociada. Sybil, una
película filmada en 1976 para la televisión, presentaba la vida de una tímida estudiante de doctorado, llamada Shirley Ardley Mason, a quien se
le había diagnosticado TPM. Esta impresionante
película, basada en un libro de 1973, le mereció
un premio Emmy a la actriz Sally Field. Se pue-
27
Víctima: ¿real
o de confusión?
Kenneth Olson, el psiquiatra de Sheri J. Storm,
grabó en vídeo algunas de
sus sesiones terapéuticas
tras administrarle amital
sódico (un presunto suero
de la verdad) a la paciente.
En este breve extracto de
una de tales sesiones, Olson
trata de convocar personalidades alternativas.
Sheri Storm: ¿Cómo actúa
esto en el cerebro? ¿Es algo
así como el alcohol?
Kenneth Olson: Sí, supongo que sí.
SS: Entonces, ¿no me acordaré de esta parte?
KO: (Inaudible)
SS: ¡Ah! ¡Se está grabando
en cinta!
KO: Me parece que lo
primero que Sheri quería
preguntar, y probablemente lo más importante, es:
¿ocurrió de verdad?
SS: (Inaudible)
KO: ¿Pasó de verdad? Yo
la animo a hablarle a la
cámara como si le estuviera
hablando a Sheri.
SS: ¿Qué es lo que ocurrió
de verdad?
KO: Ella quiere saber si
realmente sufrió abusos
sexuales. Está confusa y
cree que lo está asumiendo... ¿Hay alguien por ahí
que dé un paso adelante
y se decida a responder a
esa pregunta? ¿Para Sheri?
¡Hola! ¿Quién es?
SS: No lo sé.
KO: ¿No sé quién es?
SS: Tiene que ser.
Matrícula del coche de Storm.
28
de hallar una confirmación complementaria de
la vigorosa interpretación de Field en el claro
aumento de diagnósticos de TPM tras la aparición del libro y de la película. Con anterioridad a
1973 eran menos de 50 los casos de TPM asociados con abuso infantil; en 1994, ese número se
había disparado hasta superar los 40.000.
Es posible que la propia Mason hubiera sido
víctima de prácticas iatrogénicas. Un psiquiatra que había trabajado con Mason durante
4 años, le dijo a un entrevistador que el comportamiento de Mason había sido inducido por
técnicas de sugestión terapéutica de su psiquiatra inicial. Esta revelación no ha impedido que
la CBS haya producido una segunda versión de
aquella película, con Jessica Lange en el papel
de psiquiatra de Sybil.
Reestructuración neuronal
Al cabo de varios decenios de experimentación
neurocientífica del comportamiento, sobre
modelos animales, se ha llegado a conjeturar
con bastante fundamento que los traumas y
los terrores pueden modificar la arquitectura del cerebro. A este respecto, el grupo de
Bruce McEwen, de la Universidad Rockefeller,
ha demostrado que el estrés crónico altera la
complejidad neuronal en tres áreas cruciales:
la corteza prefrontal medial (que interviene en
la memoria operativa y en la función ejecutiva), el hipocampo (con importante papel en el
aprendizaje, la memoria y el procesamiento de
las emociones) y la amígdala (que interviene en
el miedo y en las emociones intensas).
McEwen observó que el estrés crónico reduce
en un 20 por ciento la longitud y el grado de
ramificación de las dendritas de la corteza prefrontal medial. A tal reducción se asocia una
merma en la capacidad para desviar la atención, mientras se aprenden tareas nuevas. En
cambio, las neuronas de la amígdala crecen
en respuesta al miedo. En los estudios sobre
animales, las funciones de las áreas cerebrales
que están afectadas por el miedo y el estrés se
muestran en íntima correspondencia con los
síntomas que presentan los pacientes sometidos a recuperación de memoria. El funcionamiento anómalo de la corteza prefrontal puede
hallarse asociado con la incapacidad del paciente para distinguir entre realidad y ficción,
mientras que el crecimiento de las neuronas
de la amígdala puede desembocar en exacerbación de la suspicacia y la vigilancia.
Las investigaciones sobre animales hacen
pensar, asimismo, que incluso después de cesar
las sesiones de terapia, el irregular funcionamiento de la corteza prefrontal puede reducir
la facultad para inhibir recuerdos pavorosos.
Aunque está por investigar la respuesta cerebral de los pacientes de TPM-TID, en los estudios
efectuados mediante técnicas de formación de
imágenes en pacientes con síndrome de estrés
postraumático (SEPT) se aprecian asombrosas
semejanzas con las imágenes de regiones cerebrales de animales de las que se sabe que resultan afectadas por el miedo y el estrés.
El estrés postraumático se clasifica como
un trastorno de ansiedad caracterizado por
recuerdos intrusivos y recurrentes de un
acontecimiento traumático del pasado; por
rechazos de carácter cognitivo y conductual;
y por excitación psicofisiológica que provoca
perturbaciones en el comportamiento y en la
dormición. Todos ellos, tomados conjuntamente, resultan en minusvalías funcionales. Las
investigaciones sobre pacientes de SEPT han
revelado atenuación en las respuestas de la
corteza prefrontal medial e intensificación de
la actividad en la amígdala, proporcionales ambas a la gravedad de los síntomas del SEPT.
Las técnicas de visualización guiada y de
psicodramatización utilizadas en la terapia
de recuperación de memoria pueden provocar
una sintomatología similar a la del SEPT. Steven
M. Kosslyn, de la Universidad de Harvard, ha
hallado pruebas de que las mismas regiones del
cerebro que se activan cuando vemos un objeto
resultan activadas igualmente cuando cerramos
los ojos e imaginamos que vemos el objeto. La
evocación de imágenes guiada por el terapeuta
podría resultar, desde la perspectiva del cerebro,
tan vigorosa como la visión de películas hechas
en casa de vejaciones o abusos sexuales.
Los sentimientos de desamparo asociados
con la terapia de recuperación de recuerdos
pueden acentuar la probabilidad de efectos negativos. Martin Seligman y Steven Maier, éste
hoy en la Universidad de Colorado en Boulder,
observaron, en experimentos realizados en 1967
en la Universidad de Pennsylvania, que cuando
se les permitía a perros huir de un brusco estímulo que les era hostil, los canes continuaban
en el futuro presentando tendencia a huir. Pero
cuando a los perros no se les permitía escapar
de la experiencia traumática, muchos renunciaron a intentarlo cuando fueron sometidos al
choque por segunda vez, a pesar de habérseles
facilitado una vía de escape.
Resulta difícil imaginar una situación en la
que pudiéramos sentirnos más desamparados
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
y descorazonados que los pacientes de TPM-TID
al saber que otras personalidades, algunas de
ellas demoníacas, podrían asomarse al exterior
en cualquier momento. Empero, la noción de
posesión demoníaca persiste en nuestros días
entre un número restringido de psiquiatras.
Olson “exorcizó” a su paciente Cool en el hospital, sin que faltase ni un extintor de incendios, pues había leído que, a veces, los pacientes entran en combustión espontánea en tales
circunstancias.
Recobrarse de la memoria recuperada
Storm, al principio, se resistió a aceptar su diagnóstico de TPM, pero terminó por admitirlo.
Se convenció de que si no continuaba con su
terapia y aceptaba su “historia”, su enfermedad se agravaría y uno de sus alters satánicos
causaría daño o mataría a sus niños. Cuando
por fin se dio plena cuenta de que había sido
diagnosticada erróneamente, no supo a quién
dirigirse. No existen programas formales ni
clínicas para “desprogramar” a las víctimas
de la mala psicoterapia, a las cuales, por otra
parte, les resulta difícil confiar en otras nuevas
posibles terapias.
Aunque se carece de pruebas experimentales, algunos pacientes podrían hallar alivio
en fármacos ansiolíticos, que mitiguen las
respuestas emotivas de notable intensidad.
A otros les ha sido de ayuda un condicionamiento conductual concebido para extinguir a
los alters, consistente en ningunearlos. Sin embargo, la eficacia de estas acciones terapéuticas
en TPM-TID no ha sido evaluada en estudios de
gran escala. Los estudios de McEwen sobre animales sometidos a estrés crónico sugieren que
las alteraciones cerebrales, aunque de naturaleza corporal, podrían ser invertidas con medicamentos, o viviendo en ambientes de mayor
libertad y psíquicamente enriquecedores.
Richard McNally, de la Universidad de Harvard, sugiere que la maleabilidad de los recuerdos es producto de los más valiosos dones de la
inteligencia humana: las facultades de inferencia, imaginación y predicción. Los pacientes de
TPM-TID exhiben una facilidad impresionante
para imbricar en el tejido neurobiológico de su
mente los fragmentos de ficción y de realidad
que afloran a la conciencia en las consultas de
sus terapeutas. El desarrollo de los síntomas
TPM-TID parece ser el resultado de una mente
poderosa, aunque mal orientada.
La comprensión de la ciencia de la formación
de recuerdos y de los impactos que provocan
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
en el cerebro las experiencias emotivas reviste
un interés máximo para refinar la terapéutica de la salud mental. Es posible que se hayan
de revisar prácticas terapéuticas que ostentan
una larga tradición. Una amplia revisión de las
investigaciones, llevada a cabo por McNally y
Richard Bryant, de la Universidad de Nueva
Gales del Sur, y Anke Ehlers, del King’s College, han demostrado que la rememoración de
experiencias traumáticas al poco de un acontecimiento aterrador puede provocar un estrés
innecesario e impedir la recuperación del equilibrio mental.
Por su parte, George Bonnano, de la Universidad de Columbia, propone que ya es
momento de examinar sin prejuicios las diferentes formas en que los individuos se adaptan y prosperan cuando se hallan en medio
de acontecimientos traumáticos. La psiquiatría y la psicología, a lo largo de su historia,
se han centrado en individuos que exhiben
escasa tenacidad natural; ya va siendo hora,
pues, de averiguar más sobre las estrategias
eficaces para afrontar las adversidades. De tales indagaciones se podría deducir en qué casos resultaría beneficiosa, y en cuáles, dañina,
la implicación en terapias que proporcionan
constantes evocaciones de acontecimientos
traumáticos.
En el caso de Storm y de pacientes como ella,
el “olvido” de sucesos traumáticos —tanto si
realmente acontecieron, como si no— puede
constituir la mejor opción para recuperar la salud mental. Pero la dificultad de olvidar puede
adquirir proporciones insospechadas cuando
se está pendiente de un pleito. Storm formuló
una querella por mala práctica en septiembre
de 1997. Diez años después, su caso todavía no
había sido juzgado.
La evocación
de recuerdos
traumáticos
al poco de haber
vivido aconteci­
mientos terroríficos
puede provocar un
estrés innecesario
e impedir la
recuperación.
Bibliografia
complementaria
M ultiple P ersonalit y D i sorder .
Letter; otoño, 1993.
The M y th of R epressed
M emory: False M emories
and
Allegations of Sexual
A buse. Elisabeth F. Loftus
y Katherine Ketcham. St.
Martin’s Press, 1994.
V ictims of M emory : S ex
A buse A ccusations and
Shattered L ives. Segunda
edición. Mark Pendergast;
Upper Access, 1996.
The P ersistence of a F olly:
A C ritical E x amination
of
Kelly Lambert dirige el departamento de psicología
del Randolph-Macon College. Sus trabajos se centran
en modelos animales de la neuroplasticidad inducida por experiencias vitales, más concretamente,
los efectos neurobiológicos de la experiencia de los
progenitores; investiga también la identificación de
estrategias de refuerzo de la tenacidad que impidan la instauración de la enfermedad mental. Scott
O. Lilienfeld enseña psicología en la Universidad de
Emory. Entre sus temas de investigación se cuentan
las causas y diagnósticos de los trastornos de la
personalidad y las prácticas profesionales de carácter
empírico en psicología clínica. Los autores desean
manifestar su agradecimiento a Sheri J. Storm por sus
aportaciones al artículo.
Paul R. McHugh
en Harvard Mental Health
D issociative I dentit y
D isorder , Part I: The E xcesses of an
I mprobable
Concept. August Piper y
Harold Merskey en Canadian Journal of Psychiatry,
vol. 49, n.o 9, págs. 592600; septiembre, 2004.
P sychological Treatments
That Cause Harm. Scott O.
Lilienfeld en Perspectives
on Psychological Science,
vol. 2, n.o 1, págs. 53-70;
marzo, 2007.
29
© fotolia / geoff varosky (ambas fotos)
Los ensayos acometidos muestran que
todo aquel que tiene presente su propio
fin desarrolla estrategias inconscientes
frente al miedo ante la muerte
Christoph Uhlhaas
1. TODAS LAS FLORES SE MARCHITAN.
Las observaciones cotidianas nos invitan
a percatarnos de la transitoriedad de la vida.
30
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
Instrucciones dadas a los voluntarios de un ensayo dirigido por Jeff
Greenberg y Tom Pyszczynski, de la Universidad de Arizona en Tucson
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
31
RESUMEN
La teoría de la gestión
del terror
1
A diferencia de otras especies, el hombre sabe que ha
de morir. La confrontación con
la propia finitud desencadena las
reacciones de gestión del terror.
2
Se empieza por reprimir
el pensamiento sobre la
muerte. Ahora bien, como la
angustia inconsciente sigue
actuando, desarrollamos estrategias que aumentan nuestro
sentimiento de autoestima y
proporcionan a nuestra vida un
sentido individual.
3
El pensamiento sobre la
muerte repercute también
sobre los gustos artísticos, la
capacidad de crítica y la toma
de decisiones.
Cada individuo debe determinar lo que realmente
le constituye. Así reza el
principio sobre el que pivota la filosofía existencial.
El ser humano no puede
entenderse desde un ordenamiento teórico proporcionado por la teología, la
biología o la psicología, sino
sólo a partir de su existencia individual. Resultan por
ello decisivas las situaciones
propias y las experiencias
individuales específicas de
cada persona, sobre todo
las relacionadas con la
angustia, las preocupaciones, la muerte o el fracaso.
El sentido se adquiere sólo
mediante la realización de
la existencia propia. El “yo”
ha de hacer de él mismo lo
que es.
32
E
scondida en la maleza de la batería de tests,
acechaba la pregunta decisiva: “¿Qué
piensa que va a pasar con usted cuando muera? Describa, por favor, de la forma más exacta posible las emociones que el pensamiento
sobre la muerte despierta en usted.” Quien
reflexiona sobre esto, tiene ya inoculada la
“inducción de la certeza de la muerte”. Con
semejante expresión designan Jeff Greenberg
y Tom Pyszczynski, de la Universidad de Arizona en Tucson, su inyección verbal de una
dosis baja de angustia ante la muerte, cuyo
efecto quieren observar en los voluntarios que
se someten a su ensayo. Con sus equipos de colaboradores, están investigando la naturaleza
de las preocupaciones existenciales. Irrumpen
de ese modo en un terreno que hasta ahora
había estado confiado a la especulación filosófica y a la religión.
Detrás del experimento se encuentra cierta
teoría de Ernest Becker, antropólogo que ganó
el premio Pulitzer de 1974 con The Denial of
Death (“La negación de la muerte”). Los humanos, argumentaba, poseen, igual que los animales, una voluntad de supervivencia instintiva.
Sin embargo, su capacidad para el pensamiento
simbólico le permite a Homo sapiens imaginarse el futuro. Vive en la certeza de que va a
morir. En algún momento. Este conocimiento
singular produce una angustia inconsciente
que puede hacerse aguda en cualquier instante.
Un paseo por el cementerio, imágenes de un accidente, la contemplación de una persona mayor... o cualquier otra escena cotidiana puede
bastar para sacar a la superficie el miedo a la
muerte, lo mismo que preguntase Greenberg
en su ensayo.
Las reacciones ante el recuerdo consciente
de la muerte siguen un patrón. Primero se reprimen los pensamientos más lúgubres: “Soy
joven y estoy sano; la muerte queda muy lejos”. Sin embargo, cuando se desplaza el foco
de atención, la angustia retorna. “Gestión del
terror” denominan los psicólogos a estas reacciones defensivas que se establecen de manera
automática.
Para que el hecho de morir no signifique
algo absurdo, nos esforzamos en demostrarnos que somos una pieza llena de sentido
de un universo pleno de significado. Una
posible estrategia para tal fin consiste en
aumentar directamente el sentimiento de
autoestima, a través del deporte, de la dieta
o de operaciones de embellecimiento. Otros
pueden asumir perspectivas culturales glo-
bales y se consuelan viéndose como la tesela
de un gran mosaico: una parte de la cultura de un conjunto de valores colectivo o de
una nación, por ejemplo, que sobrevive al
propio fin individual. Verse como parte de
algo mayor proporciona una inmortalidad
simbólica. Debido a la angustia que nos ocasiona la muerte, le exigimos más a la vida
y escenificamos una gran película sobre la
negación de la mortalidad.
Para que todo lo anterior no se quede en una
oscura teoría, el equipo de investigación dirigido por Jeff Greenberg ha ideado un ensayo
para comprobar de qué modo la presentación
de pensamientos mórbidos repercute sobre la
conducta de los voluntarios. Un ejemplo de
ello fue el experimento realizado en 2006,
que perseguía establecer una relación entre
la certeza de la muerte y el gusto artístico.
Los psicólogos de Arizona esperaban que las
preferencias estéticas se volvieran más conservadoras con el recuerdo de la muerte, ya
que el incremento de la necesidad de sentido
y de estructura que dicho recordatorio conlleva se satisfaría mejor con obras concretas
y fácilmente comprensibles que con el arte
abstracto y desconcertante. Eso al menos era
lo que decía la teoría.
La angustia ante la transitoriedad
de la vida enturbia el sentido
para el arte abstracto
Tras algunas tareas que tenían como finalidad disimular el auténtico interés de los investigadores de la mortalidad, plantearon su
pregunta estándar sobre la muerte. Al grupo
de control no plantearon la cuestión directa,
relativa a la muerte, sino que se les inquiría
por el recuerdo de un examen que hubiera
tenido especial importancia durante su proceso formativo. A continuación se realizó un
test sobre el estado de ánimo, que fue semejante para ambos grupos. Luego, se hojearon
algunas páginas de literatura. ¿Por qué? Otros
ensayos anteriores habían mostrado que las
estrategias de gestión del terror desplegaban
su efecto con mayor intensidad transcurrido
cierto intervalo.
Los investigadores hallaron confirmada su
hipótesis. Quienes se habían representado su
muerte, reaccionaban refractariamente ante el
arte abstracto, corriente de difícil comprensión
e interpretación. Las manifestaciones artísticas de ese movimiento fueron valoradas por
los voluntarios, sobre una escala que iba del
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
© fotolia / Melanie Vollmert
uno al nueve, con un 3,9 de media. Los participantes que sólo habían tenido que pensar en
un examen difícil se mostraron, con un 5,8 de
media en su valoración, mucho más proclives
a la abstracción en el arte. El arte moderno, en
opinión de los psicólogos existenciales, representa una “ventana a la nada”; los voluntarios
que tenían la certeza de la muerte preferían
mirar para otro lado.
El mismo mecanismo determina también
otras formas de conducta, desde la manera
de comprar hasta la ambición deportiva, según mostraron Greenberg y sus colaboradores en más de 250 experimentos que transcurren sin excepción de igual forma que el
experimento sobre el gusto artístico. Según
un estudio realizado en 2003, la angustia
ante la muerte también reduce la capacidad
de crítica; los estadounidenses que participaron voluntarios en otro ensayo valoraron
unas declaraciones ficticias que criticaban el
papel de EE.UU. en la política mundial con
unos tintes mucho más negativos cuando
antes se les había hecho recordar su propia
mortalidad.
Los psicólogos de la gestión del terror ven
aquí una amenaza potencial, pues los ataMENTE Y CEREBRO 34 / 2009
ques terroristas llevados a cabo en los EE.UU.
acarrea­ron, según su opinión, una gigantesca
inducción sobre la constancia de la muerte entre la población norteamericana, pensamiento
que tuvo fatales consecuencias para los acontecimientos políticos posteriores. En 2004 una
serie de experimentos de Greenberg levantaron especial revuelo; en el año de las elecciones
presidenciales norteamericanas el psicólogo
investigó la influencia de la constancia de la
muerte en el comportamiento electoral de los
ciudadanos. Siguiendo el procedimiento habitual, 190 estudiantes valoraron eslóganes
de campaña electoral ficticios. Se emplearon
tres tipos de políticos distintos: un demagogo carismático, un político realista orientado
a problemas concretos y un “conexionador”
(cuya finalidad principal era establecer relaciones sociales).
El carismático, en sus discursos, hacía hincapié en temas tales como “visiones de una
gran nación”, cuyos ciudadanos “son algo
verdaderamente especial”. El político realista
que intentaba solucionar problemas concretos expresaba un discurso razonable en el que
prometía “sólo aquello que era alcanzable”. El
“conexionador” apelaba al “compromiso ciu-
2. EL ULTIMO VIAJE.
Los accidentes mortales constituyen una auténtica epidemia
en las carreteras de la sociedad
moderna.
33
© fotolia / indykb
3. DESPEDIRSE.
Quien no reprime los pensamientos sobre la muerte dice
más fácilmente adiós.
34
dadano” y a la “transparencia”. Las piezas de
los tres discursos políticos se tomaron prestadas de estudios procedentes de las ciencias
políticas. ¿Podía el factor de la conciencia de
la muerte influir en la popularidad del candidato?
Sin la menor duda. El carismático, que en
el experimento de control no tenía ninguna
posibilidad, sobrepasó al “conexionador” en
cuanto la pregunta sobre la muerte se introdujo en el ensayo. Recibió un tercio de los votos, mientras que en el test previo sólo había
conseguido un cinco por ciento. Los votos
del “conexionador”, por el contrario, se redujeron a la mitad y pasaron del 45 al 22 por
ciento. Se llega así a la conclusión de que, a
los electores “concienciados de su muerte”,
les gustan las visiones. Con todo, el político
realista orientado hacia los problemas obtuvo en ambas mangas la mayoría; en los dos
momentos se llevó en torno al 50 por ciento
de los votos.
Estos resultados tenían que comprobarse en
la realidad. Así, los investigadores preguntaron
en concreto por los candidatos presidenciales
de 2004. El crédito de George W. Bush y su política antiterrorista creció rápidamente por la
influencia de las preocupaciones existencia-
les. Sobre una escala de cinco, el presidente
en funciones de los Estados Unidos consiguió
unos valores aceptables entre los voluntarios
con “conciencia de su muerte”: un poco más
de 3,5. Cuando no estaba presente la idea de
muerte, la figura de Bush se cuestionó con dureza y recibió por término medio un escueto
2,2 de crédito.
Pocos días antes de la cita electoral real,
los investigadores volvieron a la carga y celebraron en el laboratorio sus elecciones
presidenciales particulares: George W. Bush
contra John Kerry y Ralph Nader. De nuevo
la conciencia de muerte determinó el resultado. Kerry cayó de niveles del 57 por ciento
alcanzados en el experimento control a menos
del 20 por ciento. Bush, por el contrario, se
granjeó más del 45 por ciento de los votos de
los voluntarios. Pero sin las preocupaciones
existenciales, Bush había cosechado antes un
amargo descalabro en las elecciones del laboratorio: sólo el 13 por ciento de los voluntarios
le confiaron su voto.
En el análisis y criba de los resultados, los
investigadores hicieron hincapié en la decisiva
influencia de la conciencia de la muerte...
y no sólo en el laboratorio, sino también
en las elecciones reales del 2 de noviembre
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
Quizás esta tarea corresponda a los filósofos. A la postre, filosofar no significa otra cosa
que enseñar a morir. Así al menos lo entendió
Michel de Montaigne (1533-1592), quien no se
circunscribía al suicidio, sino que inscribía
la filosofía en una consideración global de la
realidad, vale decir, desde la perspectiva del
propio final.
Uno de los pocos pensadores contemporáneos que han reflexionado sobre el fenómeno
de la muerte es Ernst Tugendhat. Para este filósofo de Tubinga, percibimos la muerte como
una amenaza, porque nos arrebata la oportunidad de darle a la vida un sentido. “¡Ojalá no
fuera precisamente ahora, tan sólo quiero no
tener que morir sumido en este absurdo!” La
conciencia de la muerte provoca angustia, coincide Tugendhat con los psicólogos existenciales.
Aunque el miedo a la muerte, prosigue, no deja
de encerrar un lado positivo. Demuestra que
somos capaces de llevar a cabo una “relación
volitiva con la vida”. Implica el reto de actuar
y permite la libertad de asumir uno mismo
la iniciativa.
© fotolia / Alex White
de 2004. Cuatro días antes de esta fecha se
mostró por televisión un vídeo de Bin Laden. En opinión de los psicólogos, el presidente en funciones Bush debe agradecer su
segundo período de gobierno a las reacciones implícitas de gestión del terror de sus
electores ante el mensaje de los terroristas
de Al Qaeda.
Los seguidores de la teoría de la gestión del
terror se comportan como incansables vigilantes de la influencia de sutiles mensajes de
angustia ante la muerte. Según un estudio
realizado en 2006, estos mensajes refuerzan
el consentimiento para soluciones violentas
y radicales. Esta circunstancia se ha observado en los EE.UU. y en Irán: los estudiantes
de dos universidades iraníes valoraron en el
laboratorio frases en pro y en contra de los
atentados suicidas; los alumnos norteamericanos, por su parte, juzgaron una serie de
argumentos en pro y en contra de la lucha
antiterrorista.
En uno y otro enclave salió reforzada la tolerancia frente a la violencia. En el laboratorio
iraní la constancia de la muerte artificialmente
inducida incrementó, como era de esperar, las
tasas de simpatía por los atentados. Los investigadores norteamericanos valoraron los resultados de forma distinta, distinguiendo entre
estudiantes conservadores y liberales. Pusieron
de relieve que los estudiantes conservadores
reaccionaban de forma más intensa ante la sugerencia sobre la angustia por la muerte que
los liberales. El apoyo a la guerra antiterrorista
creció sobre todo en los bancos conservadores.
Las preocupaciones existenciales fomentan a
menudo los conflictos culturales y los conflictos culturales producen por su parte angustias profundamente incardinadas. Un círculo
vicioso.
¿Qué se puede hacer ante esto? Greenberg
y Pyszczynski apelan a la racionalidad. “Elige
con la cabeza y no con el corazón”, aconsejan.
Una afirmación frágil, sobre todo si tenemos
en cuenta las inmensas influencias que ejercen
las preocupaciones existenciales sobre el pensamiento. Aun cuando dichos investigadores
sólo han sometido a prueba la relevancia de
las “preguntas últimas” en pequeños grupos
de voluntarios, el conocimiento sobre la finitud
individual parece ejercer una influencia determinante sobre preferencias y decisiones. Con
todo, no se atreven a dar consejo alguno para
un trato adecuado de la conciencia de nuestro
propio fin.

Casi tres cuartos de los
¡Carpe diem... pero con medida!
alemanes sienten miedo
Sin embargo, el filósofo de Tubinga no predica una vida en tensión. Antes bien, sólo quien
aprovecha el pensamiento sobre la muerte para
quitarse del centro del mundo puede superar la
angustia que desata la finitud. Dejarse llevar le
hace a uno ser más sereno. ¿Nirvana puro? Tugendhat aconseja que, mediante la conciencia
de nuestra propia caducidad, nos apartemos de
la idea de ser el centro de todos los acontecimientos, de forma similar a lo que practican
los budistas. Aunque la despedida definitiva
de la ilusión del “yo” la considera imposible,
pues ¿quién ejecuta esa despedida sino el mismo “yo”?
En todo caso, el debate en torno a la transitoriedad no está ni mucho menos concluso.
El hombre prefiere eludir la pregunta sobre
la muerte. Konrad Paul Liessmann, filósofo
y “científico del año” 2006 en Austria, afirma que todo aquel que reflexiona sobre la
finitud de la vida se desenvuelve mejor con
la angustia que provoca la conciencia de la
muerte. Sólo quien sabe que su vida acabará un día se halla en condiciones de valorar
adecuadamente lo que él tiene que ofrecer
al mundo.
a morir — El 75 por
ciento de los varones y
el 63 por ciento de las
mujeres reprimen sus
pensamientos sobre la
muerte, porque “menoscaban la alegría del vivir”

Uno de cada dos entre
los mayores de 70
años oculta el tema de
la muerte

“Mi fe me quita el miedo
a morir”, dicen el 30 por
ciento de las mujeres y
el 22 por ciento de los
hombres en Alemania

El 60 por ciento de los
alemanes creen que
“con la muerte se acaba
todo”
Encuesta representativa realizada por la Universidad de
Hohenheim y la Fundación
Christoph Uhlhaas se graduó en filosofía
por la Universidad de Colonia.
Identity de Dusseldorf en 2006
35
ENTREVISTA
Entrevista con el filósofo Konrad Paul
Liessmann, de la Universidad de Viena,
“científico del año” 2006 en Austria
Profesor Liessmann, ¿qué se sabe sobre
la muerte?
No mucho, hay que admitirlo. La tradición platónica no ha dejado de darle
vueltas a la pregunta sobre la realidad
de la inmortalidad del alma. Immanuel
Kant considera la idea de la inmortalidad
del alma un postulado obligatorio de la
razón práctica: presuponemos una vida
después de la muerte y la comparamos
comportándonos en ésta moralmente.
Pero no está probada ni mucho menos
la inmortalidad del alma. Se le contrapone la perspectiva materialista: la muerte
como final absoluto.
Entonces no necesito desperdiciar toda
la vida reflexionando...
Al contrario. ¿Quiere usted atenerse sin
más a los límites de su período de vida
o está disconforme con ellos y desea ir
más allá? En la Antigüedad, tales límites
se traspasaban con la gloria o la fama. El
héroe épico seguía viviendo en sus hechos.
Hoy priman otros valores, con las obras
de arte a la cabeza. La creatividad se ha
convertido en el vehículo para superar la
mortalidad. Pero las raíces de la disconformidad frente a la muerte no se encuentran
simplemente en la angustia; sin una exigencia de ­autorrealización, no cabe disconformidad alguna ante la muerte.
36
Pero, ¿sabemos ahora más que antes
sobre la parca?
En el terreno teórico persiste un problema fundamental: no podemos imaginarnos nuestra propia muerte. Puedo
“verme” observando mi entierro. Pero
cuando lo hago me imagino a mí mismo como espectador... es decir, un sujeto
vivo. Sabemos que algún día llegaremos
a nuestro propio final, pero no podemos
imaginarlo. Por eso tenemos una concepción religiosa del tiempo posterior a la
muerte.
¿Dónde acaba la filosofía y dónde empieza la religión?
Sören Kierkegaard, predecesor del existencialismo de Mar tin Heidegger y
Jean-Paul Sartre, es el que quizás ha
marcado mejor esa frontera. Para el filósofo danés, nosotros podemos pensar la muerte sólo desde la perspectiva
de nuestra experiencia vital conjunta,
es decir, desde toda la vida, desde su
principio hasta su final. Mas, desde
la parcialidad de la vida no se puede
imaginar uno la muerte; por puras
razones lógicas. Para Kierkegaard, la
de­sesperación es la única actitud adecuada ante la muerte. A partir de ahí,
mediante el salto hacia la fe indemostrable, se llega a la religión.
¿Proporciona la filosofía actual algo
nuevo a este respecto?
Curiosamente, el tema de la muerte se
aborda hoy en día bajo otras perspectivas. Tenga en cuenta el debate que existe
sobre la ayuda a morir. La pregunta ya no
es qué puedo saber yo sobre la muerte
y qué significa la muerte para mi vida.
Importa, en cambio, cuándo ha llegado
la hora de morir o si tenemos o no derecho a determinar el momento exacto en
que ha de producirse y a juzgar sobre la
muerte de otra persona. Estas cuestiones
implican, por un lado, un increíble acrecentamiento de la soberanía humana,
pero las dimensiones metafísicas y éticas del morir quedan, por otro, bastante
menoscabadas.
¿Es esto una carencia de la filosofía
contemporánea?
Sin duda. El problema filosófico antiguo, irresuelto, se ha dejado arrinconado. La inmortalidad sigue siendo una
ilusión. Una ilusión acariciada, como
se refleja en la forma en que nos referimos a los accidentes. La muerte
accidental es tratada en pr incipio
como algo rechazable. “Se murió por
esta causa o por esta otra.” Nadie diría
hoy: “se murió porque su tiempo se ha
terminado”.
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
¿Tiene entonces razón el psicólogo Jeff
Greenberg cuando afirma que el verdadero
problema se reprime?
La muerte no es hoy en día un tabú. Al
contrario, puede decirse que somos una
sociedad asediada por la muerte. Pensemos
en las masacres virtuales de la televisión y
de los juegos de ordenador y la fascinación
que nos producen. Le hemos encontrado
el gusto a la muerte y la consumimos cotidianamente. El problema se encuentra
en que trasladamos al ámbito económico
nuestro intervalo de vida. Lo consideramos
un recurso que hay que utilizar de forma
óptima.
Bibliografia
complementaria
Handbook of E xperimental
E xistential P sychology.
J. Greenberg et al. Guilford Publications; Nueva
York, 2004.
Es decir, ¿tenemos que vivir tan rápido y
tanto como sea posible?
Exacto. Los 80 años de que disponemos
por término medio se viven para las vacaciones, la casa en el campo, el éxito en
el trabajo... Vivir significa hoy sacar tanto
partido como se pueda. La muerte se convierte así en el límite absoluto del propio
capital humano.
R uhm , Tod und U nster ­
blichkeit.
Ü ber den U m ­
gang mit der
Endlichkeit.
K. P. Liessmann. Zsolnay;
Viena, 2004.
A merican R oulet te : The
E ffect of R eminders of
D e at h o n S u p p o rt f o r
¿Se encuentra, pues, esa permanente
carrera por tener más en contradicción con
una actitud filosófica?
Nadie se ha puesto por meta la contemplación y el ocio. Reputadas en la Antigüedad
las experiencias vitales más intensas y humanas, se las supone hoy una pérdida de
tiempo. Pero sin ese detenimiento interior
no puede haber ninguna reflexión consciente sobre nuestra vida.
G eorge W. B ush in the
2004 P residential E lec­
tion .
J. Greenberg et al.
en Analyses of Social Issues and Public Policy,
págs. 177-187; 2005.
M ortality Salience, M ar­
t yrdom
ans
M i l i ta r y
M ight : The G reat S atan
V ersus the A xis of E vil .
¿Qué actitud frente a la vida y la muerte
recomienda usted?
Pensar la muerte sigue siendo una de las
principales tareas de la filosofía. A pesar de todo, en la vida cotidiana yo recomiendo mantener un sano pragmatismo: también tenemos que neutralizar los
pensamientos mórbidos, para no quedar
paralizados. Ni debemos construir nuestra vida sobre la inmortalidad. Por mucho
que brille esa esperanza en el firmamento de la ciencia, nunca se acabará con la
muerte.
J. Greenberg et al. en Personality and Social Psychology Bulletin, vol. 32, n.o 4,
págs. 525-537; 2006.
Introducing Science to the
P sychology of the S oul .
S. Koole et al. en Current
Directions in Psychological Science, vol. 15, n.o 5,
págs. 212-215; 2006.
Ü ber den Tod. E. Tugendhat. Suhrkamp; Frankfurt
La entrevista ha sido realizada
por Christoph Uhlhaas.
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
a. M., 2006.
37
Ciencia, desarrollo
y
cerebro
Miguel A. L. Nicolelis se apoya en la conversación entre neuronas
para accionar prótesis robóticas. Con ese aval, espera hacer uso del potencial de la población
de su país construyendo una red de ciudades de la ciencia
RESUMEN
Neurociencia nacional
1
El plan de un neurocientífico para establecer institutos científicos
de alta calidad en Brasil
constituye al propio tiempo
un experimento social sobre
la distribución de los frutos
intelectuales y económicos
de la ciencia.
2
Un sistema de conexiones globales, una
financiación heterogénea y
un acertado sentido político de la oportunidad han
facilitado el rápido progreso
del proyecto.
3
Los científicos expatriados creadores del
plan esperaban conformar
un país competitivo cuyos
futuros ciudadanos puedan
aspirar a la superación sin
tener que emigrar.
38
E
n un aula, casi a oscuras, de la Universidad
de Duke Miguel Nicolelis supervisa el análisis que dos alumnos realizan de las corrientes de datos que atraviesan las pantallas de
los ordenadores. Las rayas y picos, en colores
brillantes, reflejan en tiempo real la actividad
cerebral de un macaco rhesus que, en la sala
contigua, camina a ritmo pausado sobre una
rueda móvil. Los chasquidos que salen de un
altavoz situado en la pared del fondo son el
sonido amplificado de los disparos de una de
sus neuronas. “Esta es la música más hermosa
que podemos oír procedente del cerebro”, declara Nicolelis.
Se trata de un ensayo preparatorio de una
demostración formal de las investigaciones
en torno a la prostética humana mentalmente
controlada, que ya en 2003 mereció grandes titulares en la prensa mundial. En aquel momento el grupo demostró que podían oír las señales
cerebrales generadas por un mono que se valía
de una palanca para manejar un videojuego y
traducir el código biológico en órdenes para
que un brazo mecánico ejecutara los mismos
movimientos. Ahora el grupo se propone que
unas piernas robóticas caminen bajo las órdenes procedentes de la corteza motriz de una
mona que pasea como la del ensayo. Pero en
esta ocasión se intenta, además, alimentar el
cerebro del animal con información procedente de sensores instalados en los pies del robot,
de tal modo que aquél “perciba” las zancadas de
las piernas mecánicas como si fueran las suyas.
Para redoblar el desafío, la mona se encontrará
en Duke, que está en Carolina del Norte, pero
las piernas robóticas se hallarán a medio mun-
do de distancia, en el Instituto Internacional de
Investigación de Kyoto (Japón).
Nicolelis reconoce que la complejidad del
experimento está sembrada de obstáculos
potenciales, pero entre éstos ya no se cuenta
la demora en la transmisión de las señales vía
satélite. Uno de los jóvenes de la sala halló el
modo de reducirla a unos despreciables 120 milisegundos. “Y es un estudiante”, añade Nicolelis, disfrutando de la oportunidad de ilustrar
una de sus opiniones favoritas: no se requiere
un doctorado en física para participar provechosamente en la ciencia. Alude así a una idea
personal que, durante los últimos cinco años,
ha venido impulsando nuestro neurólogo de
46 años.
Convencido de que la ciencia es la llave para
destrabar el potencial humano hasta mucho
más allá de las rígidas jerarquías de las academias —y fuera de los bastiones científicos
tradicionales de Norteamérica y Europa—, se
propone transformar el modo en que se lleva
a cabo la investigación en su Brasil natal. En
ese proceso, la ciencia puede, cree, provocar la
transformación social y económica del país.
1. LA CIENCIA EN UN NOVEDOSO ESCENARIO.
El centro del Instituto Internacional de Neurociencia de Natal (IINN), en la ciudad del mismo
nombre; Sidarta Ribeiro, director del IINN, observa
la actividad cerebral de un roedor (fila superior).
Alumnos en prácticas de electrónica; residentes
del área de Natal (fila central). Acceso al centro
médico del IINN en Macaíba; Miguel A. L. Nicolelis
frente a la entrada al edificio de investigaciones
en Macaíba (fila inferior).
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
koichi sameshima (abajo a la izquierda); cristobal corral vega (demás fotografiías)
Christine SoAres
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
39
El meollo de la visión de Nicolelis es una cadena de “ciudades de la ciencia” construidas a
lo largo y a lo ancho de las regiones más pobres,
centrada cada una en un instituto de investigación de talla mundial y especialista en un área
diferente de la ciencia o la técnica. Un tejido de
programas educativos y sociales vincularía a
cada institución con las poblaciones circundantes, a la vez que mejoraría la infraestructura y
la calidad de vida locales. Y la presencia de esos
oasis del saber facilitaría, a imagen de Silicon
Valley, la creación de empresas, constituidas en
motor de arranque del desarrollo regional. El
impulso que el plan de Nicolelis ha alcanzado
en poco tiempo sugiere que podría haberse
acertado con algo importante.
Una instantánea a la ciencia
La ciencia y la industria brasileñas están concentradas en las regiones
sureñas, a donde va a parar el grueso de la inversión federal en ciencia
y tecnología. Algunos de los 26 estados federales, particularmente São
Paulo, proporcionan también unas importantes ayudas económicas a
la investigación. Abajo se muestra el gasto de 2004 en investigación y
desarrollo, en euros y reales brasileños.
miguel a. l. nicolelis
40
AMAZONAS
ACRE
RONDÔNIA
CONCENTRACION DE RECURSOS
Gasto en I+D por región
$139.021.809
(R405.832.000)
$261.455.494
(R763.240.000)
$112.129.480
(R327.328.000)
$3.052.251.392
(R8.910.122.000)
$563.589.989
(R1.645.230.000)
La concreción de una idea
FUERZA LABORAL CIENTIFICA
Número de investigadores por región
3793
(1772 doctores)
12.939
(7703 drs.)
6162
(3771 drs.)
41.365
(30.018 drs.)
19.932
(10.636 drs.)
FUENTES DE FINANCIACION POR REGIONES
Nordeste
Norte
Centro-oeste
jen christiansen
En agosto de 2007, la fundación sin ánimo de
lucro que Nicolelis y sus socios formó en 2003
para construir un instituto piloto de neurociencia en el nordeste de Brasil había recaudado 25 millones de dólares, procedentes en
buena parte de una donación de la viuda del
multimillonario Edmond Safra. Además, se
habían terminado tres elementos nucleares
de un “campus del cerebro” en un accidentado terreno de 100 hectáreas de Macaíba, ciudad costera y agrícola. Hay ya construidos un
edificio de 25 laboratorios, una clínica gratis
especializada en perinatología y una escuela
que ofrece clases de ciencias y letras dos veces por semana a 400 niños del lugar, de 11 a
15 años de edad.
En Natal, una ciudad mayor a 20 kilómetros
de distancia, lleva construida y en marcha, desde febrero de 2007, otra escuela de ciencias con
unos 600 alumnos, junto con un conjunto de
laboratorios equipados para las investigaciones
RORAIMA
Sudeste
Sur
Federal
Federal
Federal
Federal
Federal
Estatal
Estatal
Estatal
Estatal*
Estatal
Empresarial
Empresarial
Empresarial
Empresarial
Empresarial
FUENTE: Ministerio brasileño de Ciencia y Tecnología
2. LA DONACION DE UN
TERRENO en Macaíba para el
“campus del cerebro” hizo más
apetecible para el estado y
la Universidad Federal de Rio
Grande la puja para acoger el
instituto de neurociencia de la
AASDAI en la zona de Natal.
*El 25 % del I+D regional total
procede del estado de São Paulo
de Nicolelis sobre la enfermedad de Parkinson
con ratones transgénicos. Un tercer laboratorio
de neurociencia dirigido por el grupo de Nicolelis, establecido en el Hospital Sirio-Libanés
de la ciudad sureña de São Paulo a cambio del
patrocinio del hospital sobre la clínica de Macaíba, está centrado en las aplicaciones clínicas
de la investigación prostética.
El terreno de Macaíba fue donado por el
gobierno del estado de Rio Grande do Norte
y aún carece de carretera de acceso pavimentada, pero la fundación ya tiene planes para
una escuela de 5000 alumnos, más espacios
de laboratorio, un centro sanitario mayor, una
instalación deportiva y un parque ecológico
para completar lo que será el campus principal
del Instituto Internacional de Neurociencia de
Natal (IINN). El gobierno federal brasileño se
comprometió con 25 millones de dólares para
acabar el complejo después de que el presidente
Luiz Inácio Lula da Silva visitara el campus en
agosto de 2007.
Tras la visita de Lula, el grupo de Nicolelis
empezó con el ministro de Educación las conversaciones acerca de la creación de un plan de
estudios de ciencias para 354 nuevas escuelas
técnicas nacionales. Si funciona, en dos años se
habrá llegado al millón de estudiantes.
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
N
A
0
kilómetros
AMAPÁ
˜
MARANHAO
PARÁ
CEARÁ
RIO GRANDE
DO NORTE
Natal
PARAÍBA
PIAUÍ
TOCANTINS
MATO
GROSSO
BAHIA
GOIÁS
Brasilia
MATO
GROSSO
DO SUL
˜
SAO
PAULO
PARANÁ
RIO
GRANDE
DO SUL
400
PERNAMBUCO
ALAGOAS
SERGIPE
Salvador
DISTRITO
FEDERAL
MINAS
GERAIS
São
Paulo
ESPÍRITO SANTO
RIO DE JANEIRO
Rio de Janeiro
SANTA CATARINA
BRAsIL
Regiones
Norte
Nordeste
Central-Oeste
Sudeste
Sur
“Lo que llevamos [a Natal] no es sólo la idea
de hacer ciencia a nivel internacional, tal como
hacemos en Duke, sino la idea de que dejamos
que eso se convierta en parte de una escuela,
de una clínica para mujeres, que fundimos una
iniciativa científica con la sociedad.” Está muy
interesado en que la investigación científica en
el IINN se centre, por ejemplo, en cómo aprende
el cerebro para que a los métodos de enseñanza de los colegios puedan incorporarse nuevas
ideas. Dada la importancia de los primeros pasos en el desarrollo del cerebro, la clínica ofrecerá también un banco de leche humana para
las nuevas madres que no puedan producir la
suya y llenará el vacío que en tratamientos
neuropediátricos padece la región. Se trata
de un experimento ambicioso que vincula la
neurociencia con la educación y los servicios
sanitarios.
El plan ha seguido evolucionando desde que
fue concebido en Duke con otros dos científicos
brasileños como método de aumentar el calibre
de la ciencia en Brasil. “Se trataba de recuperar
gente e invertir la fuga de cerebros”, dice Nicolelis de la idea que él, Claudio Mello y Sidarta
Ribeiro tuvieron en 2002 para establecer en
Brasil un instituto de neurociencia de potencia
mundial. “Pero también sabíamos que debía
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
ser una fuerza impulsora del cambio social,
y demostrar que, con oportunidad, el talento
en cualquier lugar puede tener su ocasión.” A
la fundación sin ánimo de lucro que crearon
para ejecutar sus planes la llamaron Asociación
Alberto Santos-Dumont de Ayuda a la Investigación (AASDAI), en honor del brasileño que
en los años noventa del siglo xix cumplió su
sueño de ir volando a París.
La escala mundial
En 1989, Nicolelis y su esposa se marcharon de
Brasil para que él pudiera dedicarse a la neurociencia, terminada la carrera de medicina
en la Universidad de São Paulo, la ciudad más
populosa de Brasil. Allí se había doctorado bajo
la dirección de César Timo-Iaria, destacado investigador de la esclerosis lateral amiotrófica.
Pero el país acababa de salir de veinte años de
régimen burócrata militar, el presupuesto para
investigación era minúsculo y, escasas, las perspectivas laborales de los jóvenes científicos. Ya
en EE.UU., Nicolelis se encontró con la reticencia
sobre la preparación de un médico brasileño.
“¿Qué o quién de alguna relevancia ha salido
alguna vez de la Universidad de São Paulo?” solían preguntarle en las entrevistas de trabajo.
Lo contrató la Universidad Hahnemann de
Philadelphia. No tardó en convertirse en un
adelantado en técnicas de escucha pasiva simultánea de la conversación de centenares
de neuronas, en un empeño por descifrar el
lenguaje fundamental del cerebro. Reconocido
hoy como una figura neurocientífica mundial,
atribuye a su propio éxito profesional haber alimentado la convicción de que las jóvenes promesas científicas no deberían abandonar Brasil
para desarrollar plenamente sus capacidades.
Desde su salida, en Brasil han mejorado las
condiciones para los científicos. Aunque el
gasto nacional en investigación y desarrollo,
público y de la industria, de 14.500 millones de
dólares durante 2006 se encuentra, sin embargo, muy por debajo de la cantidad invertida por
otras economías emergentes con las que suele
compararse Brasil. Lula apoya a la ciencia y la
técnica como vías hacia el desarrollo de Brasil
y recientemente anunció un aumento del presupuesto de investigación de 23.000 millones
de dólares para los próximos tres años.
La fijación por la ciencia del presidente está
sin duda alentada por algunas demostraciones,
recientes y de gran resonancia, de los frutos del
gasto en investigación, subraya Sergio Masca­
renhas de Oliveira, director del Instituto de Es-
QUEDA ATRAS
Natal es la capital de Rio
Grande do Norte, un estado
subdesarrollado cuya contribución al Producto Interior
Bruto (PIB) es inferior al 1 %
POBLACION
NATAL: 789.896
(área metropolitana: 2,7 millones)
BRASIL: 186,8 millones
MORTALIDAD INFANTIL
(por 100.000 nacimientos)
NATAL: 36,1
BRASIL: 25,1
ANALFABETISMO
(MAS 15 AÑOS DE EDAD)
NATAL: 21,5 %
BRASIL: 11 %
ESPERANZA DE VIDA
NATAL: 70,1 %
SÃO Paulo: 73,9 %
CONTRIBUCION DEL ESTADO AL PIB NACIONAL
RIO GRANDE DO NORTE: 0,9 %
SÃO Paulo: 30,9 %
FUENTE: Instituto Brasileño
de Geografía y Estadística
EN DOS
PALABRAS
En el logo de la AASDAI
aparece el 14-bis, el avión
que pilotó el pionero de la
aviación Alberto Santos-Dumont en 1906 y ganó en
París dos premios europeos
a los primeros vuelos en
máquinas motorizadas
más pesadas que el aire.
La constelación de la Cruz
del Sur refleja la meta de
la AASDAI de hacer posible
que los brasileños “vuelen”
en su propia tierra.
41
METAS GLOBALES
Otros países con economías de transición como la
brasileña están cifrando sus
esperanzas de desarrollo
en la ciencia y la técnica,
algunos invirtiendo una fracción mayor de sus recursos
nacionales.
GASTO BRUTO
EN I+D, 2004
(miles de millones de euros
y porcentaje del PIB)
BRASIL: 13,5 dólares/
0,91 %
CHINA: 95,5 dólares/
1,23 %
INDIA: 23,7 dólares/
0,69 %
SINGAPUR: 2,6 dólares/
2,23 %
COREA DEL SUR: 28,3 dólares/
2,85 %
TAIWAN: 15 dólares/
2,38 %
FUENTE: Organización
para la Cooperación
y el Desarrollo Económico
tudios Avanzados de São Carlos, una sección de
la Universidad de São Paulo. Mascarenhas elogia
la empresa nacional de investigaciones agrícolas,
Empraba, particularmente por su liderazgo en
el desarrollo del etanol y otros biocombustibles,
así como por delimitar la biotecnología agrícola
tropical como un área en la que el país puede
instituirse como experto. En 2000 un consorcio
de unos 30 laboratorios brasileños produjo una
secuencia genómica de Xylella fastidiosa, parásito de las cosechas cítricas. Se hallan en marcha
varios proyectos más para secuenciar plantas de
cosecha, tales como la caña de azúcar. “Embrapa
está en camino de cambiar los productos de exportación [de nuestro país] de materias primas
a ciencia aplicada”, dice Mascareñas. “Lo que
Brasil aún no sabe hacer es cómo transformar
la investigación universitaria en productos y
capital empresariales”, añade, culpando parcialmente de esta debilidad a la cultura de torre de
marfil de la comunidad investigadora, en gran
parte asentada en las universidades.
Recuerda Mascarenhas que algunos de esos
científicos dudaron del proyecto Natal. La idea
de Nicolelis de una cadena de centros de investigación independientes, inspirada en los prestigiosos institutos Max Planck de Alemania, es
insólita en Brasil. El lema de la AASDAI, “Aquí
empieza el futuro de la ciencia brasileña”, desde
luego no ayudó, observa Mascarenhas. Por si fuera poco, la decisión de ubicar el primer instituto
en el empobrecido interior de Natal desconcertó
a no pocos. Nicolelis cree que la influencia social
y económica del instituto se notará al máximo
en las comunidades que rodean Natal y Macaíba
y que la región se halla exactamente donde más
se necesita esa transformación.
El puerto y un aeropuerto que reciba vuelos
directos de Europa convertirán el lugar en un
emplazamiento atractivo para la ciencia aplicada. El gobierno federal lo ha declarado zona de
libre empresa. La propia AASDAI está negociando la creación de un parque biotecnológico de
1000 a 2000 hectáreas, que se espera despierte la atención de empresas enfocadas a productos exportables, tales como fármacos
y biocombustibles. Nicolelis mantiene,
además, conversaciones con otros
estados de Brasil interesados en albergar los tres
institutos siguientes, cuyas áreas de especialización serán probablemente la bioenergía, la
microelectrónica y las ciencias ambientales.
La nueva ciudad de las ciencias
Como medio de fomentar el desarrollo económico regional, la estrategia de agrupar empresas de tecnología punta en torno a instituciones de investigación importantes con la
esperanza de estimular la innovación, nunca
ha tenido más aceptación que ahora. Gobiernos locales y nacionales, especialmente en Asia,
dedican miles de millones a la construcción
de tales parques y “ciudades” de las ciencias, a
la vez que vinculan a la ciencia sus objetivos
de desarrollo.
En 2006, China declaró su plan para construir 30 nuevas ciudades de las ciencias y elevar su gasto anual en investigación hasta más
de 100.000 millones de dólares para 2020. En
ese momento, el gobierno espera que el 60 por
ciento del crecimiento económico se base en la
ciencia y la técnica. India, donde un reducido número de universidades de elite se han convertido
en puntos focales de agrupaciones tecnológicas,
como Bangalore, está también apostando por un
auge técnico ininterrumpido. Aunque sus planteamientos difieren, lo que muchos de esos países comparten es el objetivo declarado de atraer
de nuevo a casa la preparación de la diáspora de
científicos que se formaron en Occidente, observa Marina Gorbis,
Instituto y
laboratorio
Residencia
Centro
mEdico
Escuela
3. EN LOS PLANES de los componentes del campus del cerebro en
ción y administración y laboratorios para el IINN, alojamientos
para becarios y estudiantes visitantes, una escuela para 5000
alumnos a tiempo completo y un centro deportivo. Hay
previsto un parque biotecnológico contiguo al campus.
42
Centro
deportivo
jen christiansen
Macaíba se incluyen un centro médico mayor, espacios de direc-
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
Cosechar el potencial humano
Como quinto país mundial en extensión,
excepcionalmente rico en recursos naturales diversos, Brasil hace años que es descrito
como “país del futuro”, que posee casi todos
los ingredientes para convertirse en potencia
económica. La mayoría de los analistas ven en
el sistema legal uno de los mayores obstáculos
para que Brasil despliegue su capacidad.
De sofocar el dinamismo empresarial natural de la población se culpa a la burocracia, a
unos impuestos onerosos y a una escasa coerMENTE Y CEREBRO 34 / 2009
cristobal corral vega
del Instituto Para El Futuro (IPEF), un gabinete
estratégico radicado en Palo Alto (California). “El
ejemplo que más se cita es Taiwán”, dice, “donde
toda la industria de semiconductores se basa en
los expatriados que permanecieron aquí, en Silicon Valley, durante 20 años, y luego regresaron
a su país. Estamos viendo que lo mismo ocurre
en China: profesores que vuelven y montan sus
laboratorios, y se llevan sus alumnos y contactos
y se convierten en polos de atracción”. Nicolelis
podría desempeñar ese papel en Brasil. .
Gorbis y Alex Soojung Kim Pang, también
del IPEF, condujeron el proyecto “Delta Scan”,
un análisis general y de previsiones sobre tendencias en ciencia y técnica encargado por el
gobierno británico. En él, señalaban Brasil como
posible líder científico mundial para 2025 y la
iniciativa de Natal como ejemplo de la dirección
que el país tendrá que seguir para conseguirlo.
El potencial de investigación interdisciplinar
dentro y entre los institutos de la AASDAI es
una ventaja importante, en opinión de Gorbis.
Y la misma insistencia de Nicolelis en la colaboración entre su laboratorio de Duke, los centros
del IINN y asociados internacionales plasma un
estilo de trabajo a través de una red mundial que
los autores del informe Delta Scan consideraron
esenciales para que Brasil muestre su capacidad
de investigación de calidad internacional.
Pang contempla, además, el lanzamiento del
IINN, posibilitado principalmente y al principio
por donaciones internacionales, como el modo
en que serán las cosas en otros lugares. “La otra
cuestión interesante”, señala, “es el alza del capital privado en respaldo de los centros de ese
tipo y de lo que nosotros reputamos grandes
proyectos científicos”. La próxima evolución
en el desarrollo basado en la ciencia, observa
Pang, es una “zona de innovación” menos estructurada y con menos impulso oficial, que
surgirá del esfuerzo conjunto de empresarios,
filántropos e investigadores.
ción en respaldo de las leyes antimonopolio y
de la propiedad intelectual. Otros obstáculos
importantes para el progreso mencionados son
un sistema escolar deficiente y una alta tasa de
analfabetismo.
Bajo esa luz, el aspecto más heterodoxo del
proyecto Natal podría constituirse en su máxima fortaleza. Nada como el esfuerzo educativo
a la escala imaginada por Nicolelis ha estado
nunca vinculado a una iniciativa de ciudad de
las ciencias. “Algunos lo aprueban sólo de palabra”, dice Pang, “pero incluso entonces hablan
de una educación de nivel universitario.”
En opinión de Nicolelis, llegar a los niños
mucho antes de la edad universitaria es crucial. Cree que la educación científica refuerza
la capacidad de pensamiento crítico en general. Planea emplear las calificaciones escolares
regulares de los niños como referencias para
medir la efectividad de las clases suplementarias en las escuelas de ciencia del instituto. Si
algunos de los muchachos se interesa por una
carrera científica o técnica, encontrarán abundantes oportunidades en la economía del saber.
“El noventa y nueve por ciento del trabajo científico no requiere un doctorado”, insiste.
No se trata de crear un país de científicos,
sino de preparar una generación de ciudadanos
capaces de pilotar Brasil. “Esos muchachos tienen las esperanzas; ahora lo que necesitan son
las herramientas”, expone Nicolelis. Quieran
ser médicos, arquitectos, pilotos o presidentes,
confía él en que la experiencia de una investigación científica práctica pueda infundir una
sensación de potencialidad que los niños se llevarán a la adultez y emplearán para conducir
a su país hacia el futuro.
4. LA CLASE DE ELECTRONICA
se cuenta entre las sesiones a
dos por semana que se ofrecen
en la escuela de Macaíba del
IINN en asociación con las escuelas locales regulares. Del programa de las escuelas de Macaíba
y Natal del IINN, que totalizan
1000 alumnos entre ambas,
forman también parte clases de
química, física, biología, robótica, informática y dibujo.
Bibliografia
complementaria
B r a zil I nstitute C harts
a
N e w H em isp h er e f o r
N euroscience . Marcia L.
Triunfol y Jeffrey Marvis
en Science, vol. 303, págs.
1131-1132; 20 de febrero,
2004.
The S cientific M uscle of
B ra zil’s H ealth B iotech nology.
Marcela Ferrer y
otros en Nature Biotech­
nology, vol. 22, suplemento, págs. DC8-DC12;
diciembre, 2004.
Dreaming of Glory:
A Special report on Brazil.
Suplemento de Economist,
14 de abril, 2007.
Christine Soares es redactora de Scientific American.
43
ENTREVISTA
Víctimas de los medios de comunicación
En la carrera en pos de la mejor cuota, los medios de comunicación amarillos no dudan en instrumentalizar a ciudadanos famosos y desprevenidos. Lo denuncia Mario Gmür, psiquiatra suizo que
en 2007 puso nombre a la alteración que sufren los afectados: el síndrome de las víctimas de los
medios de comunicación. Sobre el miedo, la ansiedad, la vergüenza y la impotencia de esas personas se explaya aquí
Christiane Gelitz
Dr. Gmür, ¿ha sido usted alguna vez
una víctima de los medios de comunicación?
Afortunadamente nunca he sufrido una
campaña aniquiladora, pero no me he
librado de pequeños malentendidos.
Cierto artículo aparecido en un periódico
excelente, por otro lado, el Neue Zürcher
Zeitung, no acertó al interpretarme.
¿Cuál ha sido el camino que le ha llevado a investigar este tema?
Como perito ante los tribunales he visto casos en que los protagonistas han
sufrido auténticas condenas paralelas,
ejecutadas por la prensa sin ningún tipo
de consideración. Me apercibí, además,
que en los afectados se desarrollaba un
cuadro psíquico típico que recordaba al
de los trastornos postraumáticos. Dicho
cuadro, fruto también de una experiencia
MARIO GMÜR nació en Zúrich, en
traumática, cursaba, entre otros signos,
con recuerdos en flash-back en estado de
vigilia, un estado asustadizo y temeroso,
trastornos del sueño y pesadillas.
¿De qué modo provocan los medios
semejante padecimiento?
A menudo sólo hay ligeras discrepancias:
confusiones, malentendidos o relaciones,
nombres o datos laborales falsos. Pero en
los casos con consecuencias graves se trata de la pura instrumentalización de una
persona para servir intereses bastados
de entretenimiento. Los afectados son
ridiculizados y escarnecidos y se divulgan asuntos privados que las personas
en cuestión preferirían mantener fuera
del dominio público. Todo eso estimula
en el público el deseo de nuevas sensaciones; a partir de ahí, se van trenzando
nuevas historias que se engarzan con las
anteriores. Se va creando un entramado que atrapa la atención del público.
Un buen ejemplo al respecto es el caso
de Stephan D., de quien a comienzos
de 2006 un periódico amarillo de gran
difusión se burló, llamándole “llorica”,
porque se le saltaron las lágrimas ante las
cámaras. Stephan participaba en un concurso (“Alemania busca una superstar”),
para el que no estaba dotado. Abandonó
voluntariamente el programa porque no
pudo soportar más la presión a que se
encontraba sometido.
1945. De 1963 a 1970 estudió la
carrera de medicina en Ginebra y en
Zúrich. En la universidad de esta última
viene enseñando desde 1988.
44
¿Conoce usted otros casos semejantes
ocurridos estos últimos años?
Uno ya casi clásico es el de Regina Z, de
Sajonia, quien durante semanas fue ase-
diada por los paparazzi. Otro caso es el de
la maestra Petra T. Sobre ésta la prensa
amarilla propaló el bulo de que hacía
proselitismo entre sus alumnos para introducirlos en una secta.
Al menos dos personas de las que acaba de mencionar se pusieron ellas mismas voluntariamente en el candelero.
¿No deberían haber sido más prudentes
y haber tenido en cuenta la batahola que
originan los medios de comunicación?
El ser más o menos ingenuo no implica ser culpable. A mí, en todo caso, sólo
me interesan los daños psíquicos, de la
misma manera que a un médico sólo le
importa la herida que ha de tratar. Da
igual quién tenga la culpa, si el afectado
ha sido un inconsciente o si ha actuado
así por un patológico afán de notoriedad.
Son los medios de comunicación los que
trenzan nuevas historias a partir de la
primera noticia y son ellos, por tanto, los
responsables en última instancia, especialmente frente a personas privadas que
no tienen ningún tipo de experiencia con
los medios.
A usted se le debe haber acuñado la
patología: “síndrome de la víctima de
los medios de comunicación”. ¿Qué definición le daría?
De la esencia del síndrome se encuentra
el miedo a la muerte social. Que pueda
ser rechazado, mofado, juzgado, discriminado y, finalmente, socialmente aniquilado. Los afectados sienten que se les
expropia su personalidad y que se comercia libremente con ella sin que puedan
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
CORTESIA DE CHRISTIANE GELITZ
hacer nada para evitarlo. Muchos muestran una conducta casi paranoica: creen
que todo el mundo los reconoce por la
calle y en el metro. La mayoría se retrae
interior y exteriormente; no se atreven
a salir. Algunos tiene además que sufrir
consecuencias económicas reales: el dueño de una tienda puede verse obligado
a cerrarla, si corre la especie de que es
un pedófilo.
Insiste en la ansiedad y el miedo. ¿Es
ésa la situación emocional típica de
una victima de los medios de comunicación?
Si una campaña persiste durante semanas, se agregarán otros síntomas inespecíficos: sentimientos de impotencia,
trastornos del sueño, pérdida de la autoestima y hasta agresividad y fantasías
de venganza. Algunos afectados intentan contrarrestar compulsivamente los
prejuicios, reales o supuestos, generados
por los medios, otros reaccionan con una
sobreadaptación. Muy significativa es la
mezcla de sentimientos de vergüenza y
de culpa.
¿Por qué sentimiento de culpa?
Porque la víctima se identifica con el
agresor.
¿Y por qué actúan así las víctimas?
Ese mecanismo sirve para liberar la tensión. Parten de la idea de que es mejor
El síndrome de la víctima
de los medios de comunicación: 10 síntomas
1. Miedo a exponerse, al voyeurismo, a las burlas y befas, a la discriminación
y al aislamiento
2.Sentimientos de vergüenza y de culpa
3. Retraimiento social
4.Sobreadaptación
5. Preocupación compulsiva por contrarrestar los perjuicios, sean éstos reales o supuestos
6.Humor depresivo, con eventuales pensamientos de suicidio
7.Intranquilidad interior y excitabilidad
8. Trastornos del sueño y de la concentración
9.Sentimientos de impotencia
10. Fantasías de venganza
Fuente: Mario Gmür, 2007
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
45
TITULARES DE TERROR.
El joven cantante novel Stephan S. no
pudo soportar la atención pública. Aban-
enjuiciarme a mí mismo que dejar que
algún otro me enjuicie. De ese modo se
anticipan a las críticas. Pero la actuación
puede deberse a razones tácticas. A los
políticos les encanta la frase “asumo la
total responsabilidad”, con acento de
autocrítica para ocultar un escándalo o
cambiar de estrategia.
donó voluntariamente en 2006 el programa de cazatalentos “Alemania busca una
gehirn & geist / benjamin wenz
superstar”.
¿Cuántas personas se han convertido
en víctimas de los medios de comunicación?
No hay cifras exactas porque la investigación en este terreno todavía se encuentra
en pañales. Pero la prensa sensacionalista produce víctimas sin cesar. De eso
se lucran. A un periódico amarillo le
basta para hacer una víctima
con una portada estridente
y una vergonzosa comercialización. Las revistas amarillas
violan continuamente la esfera
secreta, privada e íntima de las
personas. Sólo les interesa tener
una víctima que pueda ser colocada en la picota mediática. Lo más
alarmante para mí, sin embargo,
es la dimensión en relación con la
psicología de masas que evidencian
tales procedimientos: la disposición
del público a complacerse en el sensacionalismo.
¿Cómo se produce esta circunstancia?
Se trata de un problema de la democracia. Con la pluralidad del panorama
periodístico ha crecido la presión de la
competencia en el mundo de los medios
de comunicación. Para llamar la atención
del público, el periodismo sensacionalista y de ocio utiliza procedimientos cada
vez más agresivos. Es una carrera armamentística entre los medios: quien tiene
las historias más estridentes puede atraer
más atención. Las personas quedan así
degradadas y convertidas en material de
entretenimiento.
¿En que punto deberían preguntarse
los periodistas si no han ido demasiado
lejos?
Esa es obviamente una pregunta jurídica.
Yo la formularía así: a mí me gustaría que
los periodistas se sensibilizaran del lastre
que implica estar expuesto a la crítica
pública o simplemente a la maledicencia.
Cualquier publicidad indeseada puede
convertirse en carga insoportable. Para
publicar esa información se necesita una
legitimación. Por ejemplo, si un alcalde
tiene un hijo drogadicto, eso, per se, no
debería aparecer en los periódicos. Pero
si ese alcalde como político está llevando
un programa estricto contra las drogas y
en cambio se muestra permisivo cuando
los implicados son sus propios familiares
y parientes, entonces sí parece justificado un informe periodístico de fondo.
Los medios tienen que llevar a cabo sus
tareas propias: informar, comentar y divertir. Sin causar daño.
¿Es una cuestión, por tanto, de mesura
en la conducta periodística?
Sí y una cuestión de dosificación: conseguir resultados, manteniendo los efectos
secundarios tan mínimos como sea posible. Igual que cuando damos un medicamento.
¿Existe una terapia especial para las
víctimas de los medios de comunicación?
La canción de la cerca de tela metálica
Regina Z, procedente de la localidad sajona de Auerbach, acudió en 1999 a un programa de la cadena Sat.1 para quejarse de su
vecino, cuyo seto dañaba supuestamente la cerca de tela metálica
de la casa de la mujer. Como Regina hablaba en sajón, el moderador
de TV Stefan Raab escribió una canción para su programa “TV Total”
en la que glosaba la cerca de tela metálica. La canción de marras
y el episodio de programa de la Sat.1 hicieron que la historia de la
46
disputa de vecinos se conociera por toda Alemania, de tal forma
que paparazzi, fans y curiosos no tardaron en venir a la localidad.
Regina, secretaria en paro, al principio tomó parte en el juego de los
medios de comunicación y cobró dinero por la canción de Raab, pero
posteriormente el barullo de los medios, que se mantuvo de forma
inmisericorde durante meses, le acabó resultando insoportable. Al final
vendió su casa y tuvo que seguir tratamiento psicoterapéutico.
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
ap photo
Prensa y ética: la protección de la persona
Sobre la vida privada de las personas privadas los medios de comunicación no pueden
informar sin el consentimiento de los afectados. Los políticos y los actores tienen que mostrar
una cierta complacencia con los medios, pues sobre ellos existe un interés público legítimo,
pero siempre dentro de unos límites. Los juristas han distinguido diferentes campos vitales
con el fin de establecer esos límites en relación con los titulares y las noticias acerca de la
vida privada de las celebridades:
ESFERA INTIMA Y ESFERA RESERVADA
Abarcan, entre otras cosas, los detalles médicos y sexuales, los diarios personales y las
cartas privadas. Sin consentimiento, cualquier tipo de publicación sobre estos campos está
prohibida.
ESFERA PRIVADA
A ella corresponde todo lo concerniente a la vida del hogar y de la familia, que no debe
ser accesible. Para informar sobre asuntos de ese dominio, debería haber un interés público
manifiesto, es decir, existir una relación con la función pública de los afectados.
ESFERA SOCIAL
Engloba, por ejemplo, las salidas de compras y las visitas a los restaurantes, que se desarrollan en lugares accesibles a todo el mundo. Aquí la realización de informaciones está
básicamente permitida, pero dichas informaciones tienen que estar legitimadas por algún
interés general. La protección se sigue manteniendo también en este campo cuando la
celebridad no quiere ser reconocida.
No hay soluciones generales. En primer
lugar hay que considerar el estadio en
el que se encuentra la persona. Sólo se
instaura la terapia cuando la sintomatología persiste durante mucho tiempo. Al
comienzo del tratamiento conviene solidarizarse con la víctima; es decir, señalar
la injusticia que se ha cometido con ella y
sacarla del aislamiento interior en que se
encuentra. En una fase posterior, trabajo
con el paciente para que su amargura en
relación con la injusticia que se ha cometido con él no se transforme en su segunda identidad. Con ese fin, desarrollo
su capacidad para considerar las campañas de esta índole con humor, como una
experiencia vital o simplemente como
un factor de enriquecimiento de su personalidad. Si el castigo de los medios de
comunicación se mantiene, algunas personas necesitan asesoramiento táctico
proporcionado.
¿Qué entiende usted por esto último?
Hemos de proceder en función del grupo
profesional al que pertenecen las víctimas. Un ciudadano común puede perMENTE Y CEREBRO 34 / 2009
mitirse evitar el contacto con los medios.
Para un político, eso mismo significaría
la muerte, igual que para cualquiera
cuya vida profesional gire en torno a la
opinión pública, como es el caso de los
actores. El espectro de actuación va desde
la abstención del contacto con la prensa
hasta la huida hacia delante, pasando por
las rectificaciones.
¿Aconsejaría dejar de leer los periódicos?
No. Abstenerse de los periódicos revela a
menudo un síntoma fóbico debido a una
total pérdida de confianza en los medios
de comunicación. Es importante la lectura crítica y, en determinadas circunstancias, también lo es defenderse y hacer
algunas rectificaciones.
¿Es válido el principio: “mejor mala
prensa que ninguna”?
Sí, claro. Con todo, y sobre todo para
los políticos, lo importante es medir los
tiempos: un escándalo sólo debe llegar
a saberse después de las elecciones. La
repercusión, aunque más amplia, acaba
JUZGADA
En septiembre de 2007 algunos periodistas reprocharon a Eva Hermann, escritora y ex presentadora de espacios de
noticias, haberse manifestado de forma
laudatoria en una conferencia de prensa
sobre la política familiar desarrollada por
el Tercer Reich. A pesar de que siempre
se había manifestado distanciada de
la ideología nazi, Hermann perdió su
trabajo como moderadora de la NDR.
perdiendo sus tintes negativos con el
tiempo.
No se oye ni se lee nada sobre la vida
privada de la canciller federal alemana.
¿Por qué?
La relación de la señora Merkel con los
medios de comunicación es excelente.
Permanece siempre objetiva y sobria y
nunca ha buscado generar interés artificialmente con historias baratas.
¿Recomendaría usted ese modo de
actuar a otras personas que debido a
su actividad profesional mantienen un
contacto frecuente con la prensa?
Si tuviera que dar un consejo general, sería el siguiente: salir poco en la prensa es
mejor que salir demasiado. Y también:
exigir que la vida privada sea algo tabú
para la opinión pública.
Bibliografia complementaria
D er öffentliche M ensch. M. Gmür. dtv;
Múnich, 2002.
Das M edienopfersyndrom . M. Gmür.
Reinhardt; Múnich, 2007.
Die verlorene Ehre der K atharina Blum.
H. Böll. dtv; Múnich, 2007.
47
MENTE, CEREBRO Y SOCIEDAD
Comorbilidad, abuso de alcohol y trastornos de personalidad
El consumo abusivo de alcohol ha sido estudiado en los últimos años
desde un doble enfoque, epidemiológico y etiológico
Veronica Prado Robles
L
a “personalidad adictiva predisponente”,
o “personalidad alcohólica”, se aceptó durante mucho tiempo como causa primaria del
consumo. La adicción constituía un trastorno
derivado, secundario. Tal planteamiento terminó por desecharse al no hallar confirmación,
en los estudios acometidos, la existencia de
una personalidad adictiva.
En un principio, las características de
personalidad asociadas resultaban bastante inespecíficas. Se indicaba, por ejemplo,
que los rasgos de depresión, inmadurez
sexual, hostilidad e impulsividad para resolver problemas, predisponían al consumo
de alcohol.
Más tarde, la investigación fue portando
posibles vías causales o evolutivas: la vía de
desinhibición del comportamiento (que explicarían la comorbilidad entre alcoholismo
y el trastorno de personalidad antisocial y
límite), la vía de sensibilidad a la recompensa (trastorno de personalidad histriónico y
narcisista) y la vía de la reducción del estrés
(trastorno de personalidad por evitación,
por dependencia, esquizotípico y límite).
Otra teoría causal muy difundida es la de la
automedicación. Y hubo quien consideró el
trastorno de personalidad una consecuencia
del trastorno adictivo.
Entre las críticas realizadas contra tal conceptualización una de las principales se centra
en las muestras de población estudiadas, muy
sesgadas, pues se recabaron en clínicas, prisiones o centros de acogida, donde los trastornos
de personalidad suelen estar sobrerrepresentados. Cierto es que los pacientes con trastornos
de personalidad frecuentan esas instituciones
más que la población general, tienen un mayor desajuste social y presentan importantes
problemas de adhesión a los tratamientos y en
el proceso de rehabilitación.
Los trastornos que se detectan con mayor
frecuencia son el antisocial y el límite. En
un trabajo reciente de Bruce Rounsaville y
su equipo, detectaron una prevalencia del
48
27 % para el primero y de un 18,4 % para
el segundo en un grupo de sujetos consumidores.
Theodore Millon y Roger Dale Davis describen el solapamiento que existe entre los
trastornos antisociales y los relacionados
con el consumo de sustancias. El antisocial
se considera el trastorno de la personalidad
más frecuente entre consumidores, aunque
algún trabajo ha detectado mayor presencia
del trastorno de la personalidad límite, que
se asociaba a la impulsividad y a alteraciones
en la regulación de los afectos.
El trastorno más asociado al alcoholismo es
el antisocial de personalidad. La personalidad
antisocial se ha relacionado con tasas altas de
abuso de alcohol. En sujetos con problemas
derivados del alcoholismo, las tasas de prevalencia de ese trastorno rondan el 15-25 %,
mientras que en sujetos con dicho trastorno
de personalidad la prevalencia de abuso/dependencia de alcohol oscila entre el 50 y el
75 %. Existe elevada comorbilidad individual
y familiar para ambos trastornos. La coexistencia de ambos trastornos agrava el curso de
la dependencia.
Se acepta hoy que los rasgos de personalidad inciden en el consumo de sustancias, pero
no constituyen su causa exclusiva. Las variables de personalidad interactúan con factores
biológicos, psicológicos y ambientales, que determinan una respuesta individual en el uso,
abuso y dependencia del alcohol. No parece
haber un tipo de personalidad que predisponga
a la adicción.
Se comienza a estudiar la posibilidad de
que el consumo continuado del alcohol, y de
las drogas en general, produzca alteraciones
en los circuitos neuroanatómicos y en las vías
de neurotrasmisión del sistema nervioso central. Los cambios aludidos podrían facilitar la
aparición de síntomas y alteraciones psicopatológicas similares a los trastornos de personalidad.
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
La asociación de alcoholismo y determinados rasgos de personalidad tiene importantes
consecuencias para la salud y la sociedad. El
verdadero pronóstico de una adicción alcohólica depende en gran medida del trastorno de
personalidad involucrado. Es preciso identificar
los trastornos con mayor prevalencia de esta
adicción, para hacer más eficaces las políticas
de prevención. El abordaje terapéutico debe
incluir técnicas psicoterapéuticas y farmacoló-
gicas adecuadas a cada tipo de trastorno de
la personalidad.
Verónica Prado Robles
Hospital Provincial de Conxo (CHUS)
Santiago de Compostela
Numero de hermanos
y repercusiones en la personalidad adulta
En los primeros años de vida, el entorno familiar tiene importantes repercusiones en la personalidad adulta.
Una de las variables críticas parece ser el número de hermanos
Roser Nadal Alemany
L
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
© istockphoto / Nikolay Suslov
as diferencias individuales en lo concerniente a la personalidad vienen determinadas
por la interacción entre factores genéticos y
factores ambientales. Las experiencias tempranas repercuten sobre la conducta adulta y
sobre el funcionamiento del sistema nervioso
central. Entre estas experiencias el entorno doméstico constituye un elemento crítico. Y, en
concreto, el número de hermanos con los que
hemos convivido en la infancia parece tener
importantes, aunque no muy bien caracterizadas, repercusiones sobre la inteligencia y la
personalidad adulta.
Debido a la complejidad de la relación en
humanos entre el número de hermanos y las
características adultas, es útil disponer de modelos animales que nos permitan profundizar
en la neurobiología del fenómeno.
Los roedores suelen tener partos prolíficos, entre 5 y 20 crías, que conviven con sus
madres durante un período aproximado de
21 días, hasta el destete. En los estudios de
laboratorio, se reduce artificialmente tras el
parto el número de crías por camada, hasta
un estándar que suele ser 10 crías, para asegurar el acceso a la leche materna en las etapas iniciales. Lo que significa que apenas si
se ha reparado en las posibles repercusiones
del número de hermanos en la personalidad
adulta.
Otro factor con repercusiones en la vida
adulta es el grado de atención materna
recibida en las etapas tempranas. Algunas
ratas pueden ser consideradas “poco cuidadoras” de sus crías; las amamantan de
manera pasiva, reclinadas de lado sobre el
nido y sin acariciar o lamer a la progenie.
49
En cambio, las madres “muy cuidadoras”
acarician y lamen a sus pequeños, a la vez
que, al amamantarlos, los acogen entre su
cuerpo, como si de alguna manera quisieran
protegerlos.
Los estudios del laboratorio de Michael
Meaney han demostrado que las ratas que
reciben en etapas tempranas más cuidados
maternos tienen en la etapa adulta una menor
reactividad al estrés y una menor ansiedad.
En ese tipo de ensayos suele trabajarse con
camadas uniformizadas en cuanto al número
de hermanos. Si contabilizamos el número de
veces que una madre lame o acaricia a sus
crías, o las amamanta de “manera protectora”, deberemos repartir tales atenciones entre
el número total de crías que tenga, con lo
que la atención individual recibida será menor cuando el número de hermanos sea muy
grande.
En nuestro laboratorio nos propusimos
estudiar si las crías que habían tenido muchos hermanos (más de 15), presentarían,
adultas, una “personalidad” distinta de la
que habían mostrado las que habían tenido
un número intermedio de hermanos (entre
10 y 15) o las que habían tenido pocos hermanos (menos de 10). Durante varios días
y a distintas horas, medimos también las
atenciones maternas recibidas por las distintas camadas.
Llegados los animales al estado adulto, medimos diversos aspectos de su repertorio conductual relacionados con la “personalidad”. Y
nos propusimos averiguar si el número de hermanos influía en la ansiedad adulta, en el deseo
de explorar ambientes o situaciones nuevas y
en las estrategias de afrontamiento delante de
situaciones potencialmente estresantes.
¿Cómo medir tales variables de la personalidad en modelos animales? Por lo que se
refiere a la ansiedad, optamos por el método
habitual de registrar la conducta en el laberinto elevado cruciforme. En dicha prueba, se
sitúa al animal en el centro de un laberinto
en forma de cruz, elevado sobre el suelo,
con dos brazos protegidos por unas paredes
y otros dos brazos desprotegidos, abiertos.
Los roedores prefieren los espacios cerrados.
La medición del tiempo pasado en los brazos
abiertos guarda, pues, relación negativa con
los niveles de ansiedad.
Otra medida que evalúa el grado de exploración en ambientes nuevos, así como
la perseverancia en la exploración una vez
familiarizados con el medio, es el grado de
actividad que el roedor desarrolla en un
corredor circular; ese parámetro se considera un análogo animal de la búsqueda de
sensaciones (novelty-seeking). Para evaluar
las estrategias de afrontamiento más activas o pasivas ante situaciones estresantes,
se aplica la prueba de la natación forzada,
donde se sitúa al animal en un cilindro lleno
de agua y se evalúa el grado de inmovilidad
que el animal desarrolla en esta situación
(que equivaldría a una estrategia pasiva) o
bien los intentos de huida que realiza el sujeto (que refleja una estrategia de conducta
más activa).
Utilizando estos modelos, llegamos a la conclusión de que los animales criados con menos
hermanos en la etapa adulta eran más ansiosos, exploraban menos situaciones nuevas y
adoptaban estrategias de afrontamiento ante
situaciones estresantes de tipo más pasivo. A
pesar de lo cual, los animales recibían más
atención individual materna, factores que se
han visto asociados con una menor ansiedad
en la etapa adulta.
Parece, pues, que además del cuidado parental, las interacciones con los hermanos pueden repercutir en la personalidad adulta. Las
razones últimas no se conocen, pero podrían
ser las interacciones sociales que se establecen
entre los miembros de la camada o la competición por el acceso a la comida, sin descartar
los cambios operados en el ambiente prenatal
en función del número de crías, aspectos que
no han sido estudiados.
Dando un paso más, estamos investigando otras posibles diferencias en la fisiología
del sistema nervioso y del sistema neuroendocrino, fundamentalmente la actividad del
eje hipotalámico-pituitario-adrenal que es
un marcador prototípico de la intensidad del
estrés.
La extrapolación de estos resultados al
comportamiento humano es evidentemente
compleja, aunque representan un primer paso
en la elaboración de un modelo de estudio
que puede ser útil en la caracterización del
substrato neurobiológico de las diferencias en
personalidad.
Roser Nadal Alemany
Instituto de Neurociencias
Unidad de Psicobiología, Facultad de Psicología
Universidad Autónoma de Barcelona
Inmigracion y salud
La inmigración como indicador de salud
Pau Mota Moya
E
l crecimiento económico que ha vivido España en los últimos años ha ido
acompañado de la llegada más numerosa e
intensa de población extranjera de la historia del país. En muy pocos años, España
ha pasado de ser un país de tradición emigratoria a un país con saldos migratorios
positivos.
50
La llegada numerosa y repentina de población extranjera a los centros sanitarios de los
barrios donde se concentra ésta, ha supuesto
el reto para la sanidad pública de enfrentarse,
por un lado, a enfermedades que se consideraban erradicadas y por otro, a la necesidad de
buscar formas de entendimiento con culturas
e idiomas muy diversos.
Las nuevas circunstancias han estimulado el
desarrollo de una investigación que ha puesto
de manifiesto la relación entre inmigración y
patologías diversas. La emergencia de la tuberculosis y del sarampión, la aparición de la
malaria y de otras enfermedades tropicales,
así como la relación entre inmigración y cuadros de ansiedad, estrés y depresión son los
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
© FOTOLIA / Derrick Neill
Las migraciones en especies de pájaros son momentos de selección.
temas sobre las que existe mayor número de
estudios.
En muchos de esos trabajos se establece
una relación causal entre inmigración y el repunte de las enfermedades mencionadas. Sin
embargo, una reflexión que evite sesgos sobre
quién es realmente migrante puede cambiar la
perspectiva sobre el asunto.
En los manuales de clasificación y tratamiento de las enfermedades mentales se define el proceso migratorio como estresante. El
síndrome de Ulises, definido por investigadores
españoles, alude a los problemas psicológicos a los que debe enfrentarse el inmigrante
en su proceso de asentamiento. Según esta
descripción, la situación estresante acabaría
cuando la persona ha conseguido establecerse
legalmente en el país y puede viajar libremente
a su lugar de origen. En este modelo se tiene
en cuenta al inmigrante que proviene de países no comunitarios, que no posee recursos
económicos previos, que llega solo y que, posiblemente, va a pasar un tiempo en el país de
llegada en situación clandestina. La emigración
en estas condiciones sería forzosamente estresante y propiciadora de otro tipo de patologías. Este enfoque coincide, básicamente, con
los enfoques norteamericano e inglés, donde
migrar se relaciona directamente con ciertas
patologías.
De esta definición reduccionista se apartan
los trabajos epidemiológicos sobre inmigración
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
y salud en España, que subrayan la dificultad
de identificar a personas migrantes. ¿Qué define al migrante? ¿La lejanía de su procedencia,
su nacionalidad? ¿Qué diferencia a un turista
de un migrante, el tiempo de estancia en el
país, su capacidad adquisitiva? La movilidad
no puede ser atribuible a la inmigración en
exclusividad; las mercancías o el turismo global
explican la mayor parte de su incremento.
El concepto de espacio de vida de Courgeau,
que considera la migración como un cambio en
el espacio de vida, incluye inmigrantes procedentes de países ricos del norte de Europa, de
Norteamérica o de Japón. Si hacemos con cautela símiles biologistas, el proceso migratorio
en humanos puede ser un proceso de selección,
que, en función de la dificultad del mismo, se
asemeja a los movimientos migratorios que
realizan las aves y a su finalidad reproductora
y de mejora de la especie.
De acuerdo con lo anterior y con los modelos de Alemania y Canadá, conviene tener en
cuenta el efecto del inmigrante sano. Según
éste, la migración no es patógena en sí, sino
que son patógenas las condiciones socioeconómicas en las que muchas personas que emigran
se encuentran inmersas. Por eso resulta más
apropiado acometer un seguimiento longitudinal que pueda abarcar una descripción más
amplia de lo que se entiende por migrante.
Algunos estudios recientes muestran que
la inmigración en España seguiría el modelo
del inmigrante sano. La emigración tiene un
coste físico, mental y económico que no puede
ser asumido por toda la población y es lógico
pensar que aquellos que lo pueden realizar son
más sanos y fuertes que la comunidad de origen, de transición y de recepción. En esos trabajos se destaca la importancia de la situación
socioeconómica de los inmigrantes en la aparición de enfermedades, pero siguen poniendo el
acento principal sobre la variable inmigración
y no sobre las condiciones de vida.
La situación laboral de los inmigrantes en la
construcción o en la agricultura, por ejemplo,
puede explicar mejor las causas de la enfermedad. Pese a ello, se empeñan dinero y esfuerzos en demostrar la patogenicidad intrínseca
de la migración, sin atender a la dura realidad
diaria que sufre la mayoría de los inmigrantes. Hasta ahora, que hemos disfrutado de
crecimiento económico, ha sido más cómodo
hablar de la importación de enfermedades que
reconocer el retroceso social que supone el
hacinamiento en el que viven muchos de los
trabajadores extranjeros. Quizá por paternalismo, quizá por no crear alarma social, la enfermedad del inmigrante sigue definiéndose a
partir del hecho de haber emigrado y no partir
de las condiciones de vida que puede sufrir en
el país de llegada.
Pau Mota Moya
Depto. de Geografía
Universidad Autónoma de Barcelona
51
1. SONRISA DE PRIMERA CLASE.
Enmascarar diariamente los
sentimientos propios supone
© istockphoto / serghei starus (foto); gehirn & geist / stefanie schmitt (liustración)
un duro “trabajo emocional”.
Emociones
en el trabajo
Mantener siempre el rostro amable, cuando uno desearía huir:
el dominio de las emociones propias resulta obligado en muchas profesiones.
Pero reprimirse siempre, puede dañar la salud
Dieter Zapf
52
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
Hombre de negocios:
“Hola, ¿qué tal una
sonrisa?”
nreír usted,
Azafata: “Pruebe primero a so
o? ”
y luego sonreiré yo. ¿De acuerd
onríe)
s
(
:
s
io
c
o
g
e ne
H omb r e d
Azafata: “Bie
n. ¡Ahora de
berá perman
ecer así 15 h
oras!” (Se va
.)
E
sta anécdota, extraída de un estudio de
la socióloga norteamericana Arlie Hoch­s­
child, que hace un cuarto de siglo preguntó a
las azafatas de la aerolínea Delta por la máxima
sobrecarga en su trabajo, ilustra a la perfección
en qué consiste el “trabajo emocional”: lo que
para el hombre de negocios suponía un peque­
ño gesto amable en el avión, para la azafata
significaba un estrés permanente en los vuelos
de largo recorrido: sonreír, sonreír, sonreír...
No se trata de una exigencia insólita. En
muchas situaciones sociales se nos conmina
a mostrar determinadas emociones. En una
fiesta hay que estar de buen humor; en un es­
pectáculo deportivo, asombrarse; manifestar
compasión, en una visita al hospital, y en un
entierro, mostrar tristeza. Lo que en la vida pri­
vada emerge de forma natural puede suponer
una sobrecarga en la vida laboral. Algunas ta­
reas, en particular aquellas en las que se presta
un servicio, obligan a un “control permanente
y activo de las emociones”.
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
El trato entre el empleado y el cliente se rige
por las mismas expectativas que las relacio­
nes privadas. Así, el personal de vuelo debe
comportarse de forma amable y atenta con el
pasaje en todo momento. Durante la fase de
formación e instrucción, suele recalcarse seme­
jante comportamiento a través de las “normas
de actuación”. Se parte de la idea de que un
comportamiento orientado al cliente fomenta
la satisfacción del consumidor y ésta alimenta
el éxito económico de la empresa.
La manifestación de determinados senti­
mientos está sujeta, en última instancia, a un
cálculo económico. No importa que el trabaja­
dor opine si debe mostrar o no una determi­
nada emoción, simplemente forma parte de
su función. Así como los puestos de trabajo
en la industria, sobre todo de la producción,
se caracterizan por una exigencia física y los
de la oficina, por una demanda psíquica, en
el negocio de los servicios priman las cargas
emocionales.
El hablar ayuda
a que la sonrisa
laboral permanente no resulte
una tortura

Muchas personas notan
alivio cuando alguien les
“escucha”.

Intercambie con sus colegas vivencias y consejos
sobre el trato con los
clientes.

Construya una red social
privada y cuídela.
53
“¿Son los
sentimientos
un recurso como
el oro o el marfil,
que extraemos
de un lugar para
transportarlos
a otro?”
(Arlie Hochschild, socióloga
estadounidense)
Hay que proteger
el rostro.
Pero ¿cómo?
¿Convulso por dentro y
tranquilo por fuera? Esto es
lo que enseña la actuación
en superficie (surface acting) ante clientes difíciles:

Tranquilícese y dialogue
consigo mismo: “¡Ahora,
calma...!”

Aprenda técnicas de relajación; por ejemplo para
aquietar la respiración.

Acepte las situaciones
difíciles como un desafío
y saque provecho de ellas
para futuros contactos
con otros clientes.

Después de una conversación desagradable,
tómese un descanso.

Manifieste abiertamente
sus sentimientos en un
entorno protegido, con
personas de su confianza.

Mantenga la calma. Ni
siquiera el cliente más
recalcitrante suele personalizar cuando habla.

El humor ayuda a liberar
la tensión.

El buen trato con los
clientes es importante,
pero no siempre se logra
en plenitud.
54
A nadie le gustaría que las responsables de
la guardería se dirigieran frías, como un robot,
a los pequeños, ni siquiera en pleno alboro­
to. Lo sienta o no la maestra, a través de la
mímica, la voz y la gesticulación, su trabajo
emocional refleja un sentimiento positivo por
el que los padres saben que su hijo se halla en
buenas manos. La sonrisa del proveedor del
servicio es el camino más corto para contentar
al cliente.
La obligación continua de sonreír puede
dañar la salud, como reconoció Hochschild
en sus entrevistas con el personal de avia­
ción y los sobrecargos. Al constatar esta in­
vestigadora el abuso frecuente de pastillas
y de alcohol, las cefaleas y las alteraciones
sexuales de estos grupos profesionales, su­
puso que el trabajo emocional repercutía de
forma especialmente negativa. ¿Por qué en­
tonces tantas personas buscan un oficio que
exige tal condición, propia de las profesiones
que entrañan un contacto cercano con el pú­
blico? Nadie lo haría si el servicio no ofreciera
otras compensaciones positivas, como se ha
señalado en numerosos estudios empíricos
después de Hochschild.
No todos los contactos con los clientes son
iguales, por lo que el control de las emociones
puede resultar más o menos difícil. A veces,
la sonrisa es sólo una fachada amable y otras
nace del corazón. Cuando una cliente habitual
entra en una tienda, emerge de inmediato
una sonrisa en la cara de la vendedora, que
saluda con alegría a su cliente. Sin un control
consciente —”automatizado”—, la vendedora
muestra la emoción positiva deseada, porque
la situación, su sensación interna y los procesos
fisiológicos correspondientes concuerdan con
la emoción exigida.
La situación se complica cuando la emoción
social deseable no se puede regular automáti­
camente. Si la vendedora atraviesa una situa­
ción personal de duelo, tendrá que recompo­
nerse de manera consciente para atender con
la amabilidad y el cuidado acostumbrados a
sus clientes. Ahí empieza el verdadero trabajo
emocional: la vendedora tiene que reprimir su
tristeza para satisfacer, al menos exteriormen­
te, las expectativas de los clientes. De cómo
lograrlo se viene ocupando desde hace muchos
años James Gross, de la Universidad de Stan­
ford, verdadera autoridad en el campo de la
regulación de las emociones [véase también
“Control de las emociones”, por Iris Mauss;
M ente y cerebro, n.o 19].
Según Gross, el trabajo emocional puede ser
reactivo o espontáneo. En cuanto surge un sen­
timiento interior de animadversión hacia un
determinado cliente, que no deja de quejarse,
el trabajo emocional de tipo reactivo elabora
estrategias que frenan la manifestación exter­
na de la ira. Cuando se ofrece al exterior un
sentimiento, que no se corresponde en abso­
luto con el interior, se habla de operación en
superficie (surface acting), pues todo queda en
la epidermis.
Se ha cuestionado esa estrategia porque la
amabilidad aparente podría ser reconocida
por el cliente e interpretada como falsa. Y el
fingimiento interesado podría causar un efec­
to contrario al deseado. Las personas sabemos
distinguir una sonrisa auténtica de otra posti­
za, según descubrieron Paul Ekman y Wallace
Friesen, psicólogos expertos en emociones,
en 1982. La sonrisa fingida no activa ciertos
múscu­los faciales situados en la región ocular
y la expresión es más asimétrica.
Generar sentimientos auténticos
Al jefe de un determinado servicio le intere­
sa que sus empleados sientan de verdad las
emociones que transmiten. ¿Cómo lograrlo?
Se habla entonces de operación en profundidad
(deep acting). Para Gross, ésta caracteriza la se­
gunda variante de regulación de las emociones,
a saber, la espontánea. En vez de abandonar
el sentimiento propio y reprimirlo (estrategia
peculiar de la operación en superficie), la actua­
ción en cuestión desencadena espontáneamen­
te la emoción deseada en el trabajador.
La manera más sencilla consiste en tomar
partido en la situación. Si se organiza de ma­
nera clara y amable el puesto del colaborador,
que debe atender a los clientes, se actuará con
gusto y transmitirá una actitud positiva. En un
restaurante acogedor reina no sólo el humor de
los clientes, sino también el de las camareras
y los camareros.
Con frecuencia, la situación no permite
demasiados ajustes. En este caso se precisan
otras artimañas; por ejemplo, las de los actores
profesionales o las azafatas. Si se contempla
una situación con humor o si se minimiza
(los psicólogos hablan de “reestructuración
cognitiva”), se toma la suficiente distancia
interna como para conservar la calma. Sirva
de muestra la tripulación de un vuelo. Se le
aconseja que considere el avión como su cuarto
de estar y a los pasajeros como sus huéspedes
particulares. En general, los huéspedes priva­
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
© fotolia / endostock (foto); gehirn & geist / stefanie schmitt (liustración)
dos despiertan automáticamente sentimientos
positivos. Cuando un determinado pasajero se
comporta de forma incorrecta o critica el ser­
vicio, se puede actuar como si fuera un niño,
con lo que se rebaja la responsabilidad por su
comportamiento quejica y los sentimientos
negativos tardan más en aflorar.
Si además se coloca uno en la situación del
otro, uno de los medios preferidos para el con­
trol de la atención, resulta mucho más fácil
comprender las situaciones de carga emocional
y mantener la cabeza fría. Si un pasajero pierde
los nervios porque el Martini está demasiado
seco, el viaje mental hacia las últimas vacacio­
nes de verano debe provocar, por arte de magia,
una sonrisa en la azafata. No les falta razón a
algunos formadores cuando aconsejan a los as­
pirantes a un trabajo que, para recuperar la sol­
tura natural durante la charla de presentación,
se imaginen a su futuro jefe en calzoncillos.
La preocupación desapegada hacia el cliente
(detached concern) conserva la distancia inte­
rior y constituye un signo de profesionalidad.
Para ello hace falta que se regule la cercanía
y la distancia. Los pacientes “quemados” no
acostumbran ser capaces de conseguirlo debi­
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
do a la sobrecarga, razón por la cual sus regu­
ladores internos mantienen constantemente
la distancia.
2. EL recurso
del boligrafo EN LA MANO.
Ciertas imágenes refuerzan
la serenidad interior, incluso
Boicot de la comisura bucal
en reuniones estresantes.
Si, a pesar de todos los trucos psicológicos, la
comisura bucal permanece caída, es posible que
la azafata boicotee su sonrisa incesante. Esto
puede ocurrir de forma involuntaria porque la
persona no sepa controlar suficientemente sus
sentimientos hacia el exterior o porque esté
agotada. A veces resulta intencionado, como
una especie de aviso interno de que el colabo­
rador no acepta las normas de actuación.
Según señalara Hochschild, la expresión de
las emociones con una máscara impostada
(surface acting) suele tener consecuencias ne­
gativas; las personas afectadas se sienten emo­
cionalmente extenuadas, decae la satisfacción
con el trabajo y aparecen trastornos psicosomá­
ticos. La actuación en profundidad (recuérdese,
el deep acting) opera de otra forma: si el vende­
dor se sitúa sin problemas en la situación emo­
cional requerida, es decir, nota una simpatía
auténtica por el cliente, hace acto de presencia
el sentimiento de realización personal.
55
Trabajo emocional: ¿en qué consiste?
Los psicólogos distinguen cuatro vertientes
toma en serio: un empleado amable de banca
en el “trabajo emocional”: la exigencia de
no debería continuar sonriendo si su cliente está
comunicar y percibir las emociones, el compor-
preocupado porque la carga hipotecaria le re-
tamiento ante dilemas emocionales y la manipu-
sulta excesiva.
lación de la expresión emocional propia.
Dilemas emocionales se plantean a la ven-
Así se actúa
ante un cliente
En casi todos los oficios, un requisito emocio-
dedora que ha de mostrarse cordial con un
nal habitual es la amabilidad y cierto grado de
cliente antipático y falto de toda razón. Esta
satisfacción con el trabajo. Existen profesiones
“disonancia emocional” caracteriza situaciones
en las que se exige el despliegue de muchas
en las que es preciso desplegar sentimientos
emociones: es natural que los educadores de las
poco habituales. Naturalmente, aquí también
guarderías manifiesten emociones negativas (en-
interviene un componente subjetivo: lo que a
fado), para controlar el comportamiento de los
una persona le deja frío, puede enervar a otra.
niños. Esta conducta se desaprueba, en cambio,
Pero sería falso creer que, si un individuo se
en el banco y en los hoteles y suele indicar que
siente irritado o enervado, la culpa la tiene su
algo va mal. Los jueces y los policías no deben
manera de ser. La mayoría de las personas está
exteriorizar sus emociones, sino mantener un
de acuerdo en lo que se considera amable, ofen-
comportamiento, a ser posible, neutro. Por su
sivo o agresivo. Mucho más amplio, sin embargo,
parte, un terapeuta ha de mostrar interés y un
es el margen de reacción exterior ante este tipo
entrenador debe motivar a su equipo.
de situaciones.
Otro aspecto importante del trabajo emocional
La influencia del individuo en la manifesta-
Cómo aproximarse a un
es percibir los sentimientos de los demás.
ción de determinados sentimientos resulta
cliente durante la conversa-
Si la relación social no discurre de forma ruti-
fundamental en el contexto laboral. Hablamos
ción, sin violar su privaci-
naria, como les sucede a los recepcionistas de
del control relacionado con el trabajo emocional.
dad:

hotel que con una inclinación amable van salu-
Mientras que en una centralita las operadoras
Mantenga la distancia
dando a todos los huéspedes, para reaccionar
deben observar, por regla general, normas de
física necesaria. Las
de una manera adecuada hay que de reconocer
actuación emocional muy estrictas, los profeso-
personas se retraen
los sentimientos del otro. De lo contrario, po-
res y los asistentes sociales disponen de vastos
automáticamente si se les
dría suceder que el cliente sintiera que no se le
márgenes de actuación.
acecha.

No formule preguntas
personales que no correspondan al ámbito de su
asesoramiento y, sobre
todo, explique el motivo
de su pregunta.

Diríjase al cliente por su
nombre y manifiéstele
interés.

Anote las particularidades
del cliente; por ejemplo,
si tiene una mascota. Recuérdelo y pregúntele por
ella de vez en cuando.
(Rationalisierungs - und
Innovationszentrum
der Deutschen Wirtschaft e. V)
56
Y hay otra conexión interesante. Una ala­
banza —verbal o económica a través de una
propina comedida— estimula el sentimiento
personal de autoestima y de realización del tra­
bajador. La actuación en profundidad contribu­
ye así a que el cliente perciba positivamente la
calidad del servicio, mientras que con la actua­
ción en superficie (recuérdese, el surface acting)
sucede lo contrario. Cuando alguien expresa
una emoción que no siente, no es sincero. Más
vale conservar la serenidad y dominar la posi­
ble cólera incipiente. Aunque con esta actitud
tampoco se logran verdaderos éxitos.
El mensaje práctico es el siguiente: las exi­
gencias emocionales en el trabajo no son, en
principio, negativas y se pueden asociar posi­
tivamente a la satisfacción laboral y a la sen­
sación de realización. Sin embargo, el exceso
resulta dañino. Por eso, las personas afectadas
deben optimizar el trabajo emocional. Una per­
sona que deba atender al público durante seis
horas al día lo tiene mucho más difícil que otra
con menos contacto. Así lo estableció mi grupo
de trabajo en 2002, en un estudio con opera­
doras de una centralita. Cuando los tiempos de
conversación con los clientes son muy largos
y las normas de control de las emociones muy
estrictas, el trabajo emocional se siente como
una carga.
Comunicar las reglas
de comportamiento
Tal consejo rige para muchos trabajos por
turnos, en los que se intercalan descansos en
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
© fotolia / Franck Boston
la relación con los clientes. Además, cuando
se prescribe el comportamiento emocional
a los trabajadores hay que dejar cierto mar­
gen de actuación para adaptar las normas
a una situación concreta o enfrentarse a
clientes que amenacen con insultos. De ahí
que la opinión difundida de que “El cliente
siempre tiene razón” no sea una idea posi­
tiva por sí misma. La experiencia práctica
enseña, sin embargo, que las alternativas
a las normas rigurosas de actuación trans­
miten incertidumbre acerca de la conducta
permisible y no permisible. No obstante, si
las reglas administrativas se explican bien
a los trabajadores, sin imposición coercitiva,
se obtiene un efecto positivo en la motiva­
ción laboral.
Los cursos para el aprendizaje de la actua­
ción en profundidad existen desde hace tiem­
po, al igual que los ejercicios para controlar la
atención: los trabajadores se imaginan situacio­
nes positivas para mejorar su estado de ánimo.
Sin trabajo emocional resultarían impensables
la mayoría de los servicios. En última instan­
cia, en cada trabajo se asume un rol, pues no
siempre cabe dar rienda suelta a los sentimien­
tos delante de los colegas, los superiores o los
subordinados.
Bibliografia
complementaria
E m ot i o n a l e A r b e i t s a n forderungen
und
ihre
K o nseq u en z en bei C a l l
C e n t e r - A r b e i t s p l ät z e n .
C. Dormann et al. en
Zeitschrift für Arbeits —
und Organisationspsychologie, vol. 46, págs. 201215; 2002.
Emotionsarbeit in D ienstleistungsberufen.
Da s
K o n z ep t u n d sei n e I m plikationen für die
nalund
P erso -
O rganisationsent-
wicklung.
D. Zapf et al. en
Innovative Personal — und
Organisationsentwicklung,
dirigido por K. C. Hamborg y H. Holling. Ho­
grefe; Göttingen, págs.
266-288; 2003.
D as gek auf te H er z . D ie
K ommer zi alisierung der
Gefühle. A. R. Hochschild.
Dieter Zapf es profesor de psicología laboral y administrativa en la Universidad Johann Wolfgang Goethe
de Frankfurt.
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
Campus; Frankfur t / M.,
2006.
57
Mímica
emocional
¿Sabemos por la expresión de la cara si los demás están angustiados,
enfadados o alegres? El secreto de nuestro acierto reside, al parecer,
en prestar la debida atención a las señales mímicas adecuadas
Harald C. Traue
“C
Quien interpreta
correctamente los
sentimientos de
otros miembros
de su misma
especie, puede
presentir sus
intenciones y
reaccionar en
consecuencia.
58
uando quiero averiguar si una persona es
inteligente o tonta, mala o buena, qué es
lo que piensa en ese momento, imito su expresión facial y espero a que en mi mente o en mi
corazón emerjan pensamientos o sentimientos
que coincidan con dicha expresión.”
Para Edgar Allan Poe (1809-1849), inventor
de las historias de detectives, era algo sencillo.
A Auguste Dupin, héroe de su relato La carta
robada, le bastaba con estudiar el semblante de
una persona para descifrar su interior. Esta afición no se encuentra muy extendida, por más
que los rasgos faciales de algunos parezcan un
libro abierto. Muchas emociones elementales,
como la alegría, la angustia o la ira, pasan inad­
vertidas la mayoría de las veces.
Charles Darwin (1809-1882) conocía también
el significado de la mímica como medio de expresión de los sentimientos. En La expresión de
las emociones por los hombres y los animales, el
creador de la teoría evolutiva interpretaba los
mensajes emocionales de los rostros animales
y humanos como un comportamiento que confería una ventaja para la supervivencia: quien
interpretara correctamente los sentimientos
de otros miembros de su misma especie, podía presentir sus intenciones y reaccionar en
consecuencia, según la tesis de Darwin. Ante
un gesto desencajado de ira, se aconseja un
retroceso discreto; arrugar la nariz con asco
puede delatar el mal sabor de un alimento
potencial.
¿Cómo reconocemos las señales emocionales
polivalentes que emiten las caras de los que
nos rodean? ¿Por qué a veces se altera esta
facultad y puede corregirse su carencia con
métodos terapéuticos?
Para averiguar el grado de acierto en la lectura de los sentimientos de otras personas, a través de los gestos de su semblante, hace 10 años
aplicamos la prueba FEEL (Facially Expressed
Emotion Labeling) en nuestro laboratorio de las
emociones adscrito a la Universidad de Ulm.
Sobre una pantalla de ordenador aparecía en
primer lugar, durante segundo y medio, una
fotografía en color de una persona con una expresión facial neutra. Después de una pausa
de un segundo se mostraba a lo largo de 300
milisegundos la cara objeto de la prueba, que
revelaba una de estas seis emociones elementales: alegría, tristeza, disgusto, asco, miedo o
sorpresa. Los probandos debían indicar qué les
parecía que estaba sintiendo esa persona. Al
haber contemplado antes una mímica neutra,
los probandos no podían interpretar la cara
únicamente a la luz de una manifestación emocional normal. Además, la situación se acercaba bastante a la natural, en la que por regla
general la expresión del sentimiento emerge
en la cara.
La prueba FEEL reveló que la mayoría de las
personas interpretan de manera correcta y rápida el sentimiento de los demás. Sin embargo,
no reconocen por igual las distintas emociones:
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
© fotolia / cseigneurgens (foto); gehirn & geist / stefanie schmitt (liustración)
así como la alegría, el disgusto y la sorpresa se
interpretan casi siempre de forma atinada, el
reconocimiento del miedo, el asco y la tristeza
ofrece algún problema.
Autenticidad
del sentimiento en el laboratorio
Las personas difieren en su capacidad para leer
las emociones escritas en la cara. Como nuestro grupo demostró en 2007, las personas que
sufren crisis de angustia reconocieron peor la
tristeza y la cólera que el grupo testigo sano
de nuestro estudio; los pacientes angustiados
tendían a interpretar erróneamente como disgustadas ciertas expresiones faciales.
Pero no resulta fácil atribuir a la psique estas
diferencias individuales en la percepción de los
sentimientos de los demás. Si se examina la
capacidad de compenetración de los probandos
y su facultad para expresar las emociones propias a través de un cuestionario, se observan
muy pocas coincidencias, si alguna, con los resultados de la prueba FEEL. Las relaciones entre
vivencia propia de las emociones y capacidad
para reconocerlas tampoco han podido probarlas otros investigadores. ¿No existe ese tipo de
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
correlaciones o es que el método de medición
carece de la precisión suficiente?
En verdad, las condiciones de la prueba
son bastante simples: limitarse a presentar
sólo una fotografía frontal no se corresponde
con la situación cotidiana. Por otra parte, en
la vida real, la mímica emocional cambia de
un instante a otro y a menudo sólo emerge
de forma subliminal, imbuida en un contexto
social complejo. No debe sorprendernos, pues,
que los métodos para reconocer las emociones,
basados exclusivamente en estímulos mímicos, lleven a resultados que poco tienen que
ver con las autoevaluaciones subjetivas de los
tests psicológicos.
Por eso, hemos refinado nuestro sistema de
prueba y ahora ofrecemos vídeos a los probandos; en ellos las expresiones neutras del
semblante se transforman en disgusto, miedo,
alegría, sorpresa, tristeza o asco. El tiempo en el
que aparecen los rostros es el mismo que en la
prueba estática FEEL: la cara neutra, que se
mostraba durante 1000 a 1800 milisegundos,
da paso en un intervalo de 400 a 1200 milisegundos a una expresión emocional, que vuelve
a desaparecer a los 300 milisegundos.
1. Quien desee ocultar
el miedo, habrá de recomponerse íntegramente. Basta, sin
embargo, con una fotografía
para descubrir al temeroso.
59
cortesia de harald c. traue
0%
33 %
2. ESPECTRO DE ESTIMULOS.
La serie fotográfica de la izquierda muestra un semblante
de prueba, cuya expresión se
modifica sólo en la mitad inferior; los ojos y la nariz no se
mueven. A la derecha, se ofrece la secuencia contraria, en
la que sólo se mueve la mitad
superior de la cara.
El miedo se
reconoce casi
exclusivamente
en la mitad
superior de la
cara, mientras
que sin boca
apenas puede
vislumbrarse la
alegría.
60
66 %
100 %
0%
En la prueba del vídeo, los resultados obtenidos por los probandos apenas difieren de
los resultados de la prueba fotográfica: los 102
probandos, a los que presentamos 36 fotos y
36 vídeos, reconocieron las diversas emociones
casi con la misma precisión en las dos pruebas,
pese a las enormes diferencias de exposición.
Las imágenes en movimiento facilitaban más
el reconocimiento de la sorpresa y del miedo,
mientras que las fotografías ofrecían ligeras
ventajas para detectar la alegría.
Aparentemente, reconocemos enseguida
las expresiones mímicas, en cualquier caso
antes de haber completado los detalles del
rostro de nuestro interlocutor con nuestra
mirada. Si concedemos más tiempo para contemplar el vídeo, se puede recorrer con mayor
precisión el movimiento de la cara y recoger
más datos; sin embargo, el rendimiento, en
lo que a la lectura de la expresión facial se
refiere, sólo mejora mínimamente. Así pues,
disponemos de dos sistemas descodificadores de la mímica humana, uno rápido y otro
más lento.
¿Qué pasa por nuestra mente cuando analizamos las expresiones emocionales de los demás? Los investigadores del cerebro conocen,
desde hace tiempo, el centro principal de las
emociones; se trata de una región del sistema
límbico denominada amígdala (o núcleo amigdalino) por su forma peculiar, que se activa al
contemplar y también al sentir las emociones,
sobre todo de miedo [véase “Fármacos contra
el miedo”, por John Travis; M ente y cerebro,
n.o 13].
Las personas con lesiones en la amígdala
cerebral ayudan mucho a la investigación.
Recuérdese el caso de la paciente S. P., estudiada por Adam Anderson y Elizabeth Phelps.
Ambos científicos, de la Universidad de Yale
en New Haven, dieron a conocer en el año
2000 que esa mujer de 54 años reconocía
las caras sin problemas y podía separar las
expresiones de sorpresa y disgusto. Sin em-
33 %
66 %
100 %
bargo, fracasaba ante expresiones de miedo,
asco o tristeza.
S. P. podía poner sin ninguna dificultad caras
de miedo, asco y tristeza. Así pues, su comunicación social sólo se hallaba alterada en un
sentido: la amígdala es imprescindible para detectar mensajes emocionales, como el miedo,
pero la emisión de las señales correspondientes
a través del juego de la mímica se puede lograr
sin intervención de esa región cerebral.
Durante mucho tiempo se dio por cierto
que la amígdala operaba sólo como centro del
miedo. Pero la tesis ha sido cuestionada. El grupo de investigación de Christian Keysers, de
la Universidad de Groningen, mostró en 2007
que los núcleos amigdalinos de sus probandos
se estimulaban en cuanto contemplaban vídeos de personas emocionalmente afectadas.
No hubo ninguna diferencia entre la presentación de expresiones neutras, felices, enojadas
o temerosas. La respuesta de la amígdala se
acentuó cuando las personas de los vídeos sólo
soplaban los carrillos. Así pues, esta región cerebral parece reaccionar de manera genérica a
los movimientos de la cara y podría intervenir
sólo de forma indirecta en el reconocimiento
de las emociones.
Cara de miedo
El grupo de Ralph Adolphs, del Instituto de
Tecnología de California en Pasadena, obtuvo
resultados parecidos en 2005. Su paciente S. M.
sufría una lesión bilateral del núcleo amigdalino; a esta mujer, que tenía entonces 38 años, le
costaba mucho, como a S. P., reconocer el miedo
de los demás. ¿De dónde sacamos que las otras
personas sienten miedo?
Los análisis de los movimientos de la mirada revelan que las personas sanas se fijan casi
exclusivamente en los ojos desorbitados que,
casi por arte de magia, atrapan la mirada del
observador. Lo contrario de lo que le sucedía
a S. M. Ella parecía evitar en todo momento los
ojos desorbitados de la persona atemorizada:
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
3. COMPORTAMIENTO DE LA MIRADA.
Mediante rastreo ocular, los investigadores descubrieron que los probandos, ante una cara de miedo, miraban sobre todo a los ojos (fotografía de
la izquierda). Ante un semblante alegre, la mirada
cortesia de harald c. traue
se dirigía a la boca (centro), mientras que, para
percibir la tristeza, había que contemplar toda la
mímica del interlocutor (derecha).
su mirada bailaba vagamente y sin objetivo
por el centro de la cara examinada.
En un segundo experimento, Adolphs y
sus colaboradores enseñaron a la probando a
contemplar en particular los ojos del retrato
presentado. Hubo éxito, pues gracias a este
ejercicio S. M. empezó a reconocer las caras de
miedo. Ante tales resultados los investigadores
llegaron a la conclusión siguiente: en lugar de
operar como filtro pasivo de las emociones, la
amígdala intacta actúa dando instrucciones al
sentido de la visión para que examine determinadas características.
¿Basta con mirar a los ojos para reconocer las
emociones de los demás? Para responder a esta
cuestión, Holger Hoffmann y Henrik Kessler
dividieron las caras de la prueba en una mitad
superior con ojos y nariz y en otra inferior con
boca y mejillas. Con ello, las emociones sólo
se podían manifestar arriba o abajo, mientras
que la otra mitad de la cara permanecía invariable.
Esta división facial repercutió en el reconocimiento de los estímulos emocionales. En
general, los 57 probandos reconocían mejor las
emociones a partir de la mitad inferior de la
cara. El número de aciertos alcanzaba, en ese
caso, el 63 % y sólo llegaba al 49 % si, en lugar
de la boca y de las mejillas, la emoción se expresaba a través de los ojos y de la nariz. Esta
cifra se incrementó hasta el 83 % cuando se
permitía contemplar la expresión emocional
de todo el semblante.
El reconocimiento de las diferentes emociones variaba notablemente. El miedo, como era
de esperar, se percibió de forma casi exclusiva
en la mitad superior de la cara. Los ojos también contribuyeron a la percepción de la sorpresa. Sin embargo, con la alegría sucedía lo
contrario: sin boca apenas podía detectarse.
El semblante triste o asqueado se desprende
también de la mitad inferior de la cara, fundamentalmente.
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
Los movimientos de la mirada de los probandos, que registramos con un sistema de rastreo
ocular, confirmaron la distinta ponderación en
el reconocimiento de las emociones. Ante una
cara de miedo, los probandos miraban a los
ojos; ante un semblante alegre, a la boca; para
la tristeza contemplaban todo el juego de la
mímica (véase la figura 3).
Los tiempos de exposición de nuestro estudio, bastante coros, confirman la rápida
percepción de las emociones. Para un análisis
correcto de la vida emocional de los demás necesitamos informarnos de toda la cara; de lo
contrario, la detección de las emociones puede
irse a pique.
Algunas personas muestran una facultad
extraordinaria para situarse en la mente y en
el sentimiento de otras; sin embargo, el talento
de otras es menor. Este don existe, con independencia de la capacidad objetiva para leer
las emociones escritas en la cara, capacidad
que se reparte de manera desigual entre las
personas. Los defectos de esta facultad merman considerablemente la vida social de los
afectados.
En conjunto, el procesamiento de las expresiones emocionales del semblante depende de
que los sentimientos se contemplen durante
breve tiempo o se dejen a su curso natural.
Una exposición próxima a la realidad, como
la del vídeo, permite al cerebro analizar los estímulos de toda la expresión. Si una parte de
la cara permanece inmóvil, el reconocimiento
de las emociones puede resultar imposible. Al
parecer, nuestro cerebro precisa de la dinámica
facial del interlocutor para dirigir su atención
hacia aquellas regiones con cuya ayuda leemos
los sentimientos de los demás como si fueran
un libro abierto.
Bibliografia
complementaria
Facially E xpressed Emotion
L a bel i ng (FEEL): PC- ge ­
stützter Test zur Emotions­
erkennung .
H. Kessler et
al. en Verhaltenstherapie
& Verhaltensmedizin, vol.
23, n.o 3, págs. 297-306;
2002.
P ercep t i o n o f D y n ami c
Facial E xpressions of Emo tion .
H. Hoffmann et al.
en Perception and Interactive Technologies, págs.
Harald C. Traue es biólogo y psicólogo docente.
Dirige la sección de psicología médica en la Clínica
Universitaria de Ulm.
175-178. Springer, Berlín,
Heidelberg; 2006.
61
Somos
lo que
sentimos
¿Qué son las emociones? ¿Cómo surgen? ¿Qué función desempeñan?
Se aportan nuevas respuestas a viejas preguntas
Albert Newen y Alexandra Zinck
¿H
De las muchas
posibles
combinaciones de
las valoraciones
intelectuales,
resulta la enorme
diversidad de
nuestros estados
emocionales.
62
a contado el lector cuántas situaciones
emocionales vive a lo largo de un mismo
día? No se ha levantado y ya disfruta pensando
en el café o té matinal que le espera. Se enfada,
luego, si el metro se le escapa por segundos.
Mira de reojo, con envidia, el vistoso teléfono
móvil de otro viajero o se siente acosado por
el pitbull de su vecino de asiento. Va subiendo su tensión cuando recuerda la larga lista
de tareas que le aguardan en el trabajo. Para
turbar más su estado de ánimo se percata que
se ha olvidado del cumpleaños de su amigo,
que fue ayer.
Algunas emociones nos absorben por entero,
otras asoman discretamente en un segundo
plano. Unas son horribles, otras bellas. Pero
todas van y vienen, sin que nosotros podamos hacer nada. O al menos así nos parece. Ni
podemos especificar la razón de la presencia
de un sentimiento determinado, ni solemos
poder acotar lo que nos está sucediendo en
realidad. Resulta obligado, pues, inquirir sobre la naturaleza de las emociones, averiguar
qué nos pasa cuando nos enamoramos o nos
enfadamos, cuando lloramos de tristeza o saltamos de alegría.
Las emociones no recibieron la atención
debida a lo largo de la historia de la filosofía,
ni de la investigación científica. Antes bien,
interesaba la razón y la capacidad deductiva.
A las emociones se las suponía procesos de
segundo nivel, “animales”, si no perturbadores. La situación cambió en las postrimerías
del siglo xix, cuando entra en escena la teoría
de las emociones del psicólogo norteamericano William James (1842-1910) y del danés Carl
Lange (1834-1900). Ambos postularon, de forma
independiente, que la característica central de
las emociones, es decir, nuestra vivencia subjetiva, dependía de procesos fisiológicos. Los
sentimientos eran, en la tesis de James-Lange,
las percepciones de nuestros propios estados
corporales: lisa y llanamente, lo que experimentamos cuando nuestro cuerpo se transforma en reacción ante los acontecimientos del
entorno. No lloramos porque estemos tristes,
sino que estamos tristes porque lloramos. Lange, fisiólogo de formación, comprendió antes
que nadie que las emociones eran reacciones
corporales elementales, del tipo de la dilatación
de los vasos sanguíneos. Sin esa vinculación, la
emoción quedaría en algo etéreo y frío.
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
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Quien quiera sentir, debe pensar
Sin embargo, la teoría de James-Lange tiene un punto débil: nuestro estado corporal
persiste invariable pese a experimentar sentimientos dispares. Estos se hallan asociados frecuentemente a lo que ocupa nuestra
mente, si la mujer que amamos o la tarea que
odiamos. Semejante observación llevó a los
psicólogos a la tesis opuesta. Ahora, las emociones dependían del contenido de nuestros
pensamientos.
Supongamos que el lector se encuentra guardando cola en la caja del supermercado. De repente, la persona que está detrás le empuja y
le lanza contra la señora mayor que nuestro
lector tiene delante. Aunque él no ha provocado el empujón, recibe la mirada indignada
de la señora, con el consiguiente embarazo del
lector. En su nuevo estado de desagrado interior, el lector piensa incluso que habría podido impedir el choque si hubiese tenido más
cuidado; sentirá vergüenza y se aprestará a
disculparse.
Stanley Schachter y Jerome Singer demostraron en 1962, a través de un experimento
hoy clásico, que los pensamientos desempeMENTE Y CEREBRO 34 / 2009
ñaban un papel decisivo en la formación de
las emociones. Administraron a los voluntarios
un cóctel de adrenalina, sin que éstos lo supieran, convencidos de que se trataba de una
bebida vitaminada cuyo efecto debía ser investigado en un test visual consecuente. La toma,
sin embargo, provocó una excitación corporal
en los probandos. A continuación se les llevó
a una sala de espera, donde se encontraba un
colaborador del investigador que se comportó
de forma inestable, unas veces alegre y dicharachero, y otras mostrándose nervioso por la
larga espera.
Los probandos interpretaron su propia excitación corporal ora como alegría ora como
enfado, según que hubiesen estado junto a una
persona alegre o fastidiosa. Otros sujetos experimentales, a los que se les había ilustrado
sobre la dosis de adrenalina y sus efectos, no
expresaron, en cambio, las emociones mencionadas. Parece, pues, que los estímulos internos,
el conocimiento personal y la atribución de
causas representan factores importantes para
nuestra vivencia de los sentimientos.
La doctrina que funda los eventos emocionales en pensamientos se denomina teoría cog-
1. ORGULLOSO COMO OSCAR.
Poder percibir y nombrar los
propios estados emocionales
es una parte importante del
desarrollo infantil.
63
RESUMEN
Sentimientos entre
la teoría y la práctica
1
Nuestras emociones
conjugan varios aspectos: excitación corporal,
evaluación intelectual, expresión y vivencia subjetiva.
2
Las emociones no
entran en contradicción con el procesamiento
mental de los estímulos
ambientales, sino que los
complementan en la vida
cotidiana.
3
Según el grado de
complejidad distinguimos entre protoemociones,
emociones básicas, emociones cognitivas primarias
y emociones cognitivas
secundarias.
nitiva de las emociones. Pero las emociones
pueden originarse también fuera del pensamiento. Lo puso de manifiesto Joseph LeDoux,
de la Universidad de Nueva York. En experimentos con animales, demostró que el instinto
de miedo se transformaba con suma celeridad
en una vía cerebral de señales que corre por
la corteza, sede de la conciencia. Este atajo posibilita, en caso de emergencia, una reacción
extremadamente rápida, por ejemplo ante el
olor a quemado o ante la visión de un depredador potencial.
Las dos teorías clásicas de las emociones
—“la que acentúa lo corporal” de James y Lange, y la cognitiva de Schachter y Singer— coin­
ciden en su extremada unidimensionalidad.
Los psicólogos optan ahora por un modelo de
las emociones con varias componentes y características:
1. Modificaciones fisiológicas típicas, como taquicardia, sudoración o agitación motora;
2. modos de comportamiento característicos,
así en la expresión mímica;
3. vivencia subjetiva de hallarse en un determinado estado emocional;
4. contenidos mentales conectados con esa vivencia, tales como
5. un objeto intencional; es decir, un objeto
actual al que se refiere la emoción.
En una perspectiva temporal, conviene distinguir además “controles de valoración”, que
revistan especial interés para el individuo. Por
ejemplo, examinar la novedad de un acontecimiento, pues lo desconocido podría en­cerrar
un peligro potencial. Luego, preguntarse si
el evento en cuestión ha de considerarse positivo (agradable o útil) o negativo (peligroso, doloroso o desagradable). En tercer lugar,
valorar si el suceso encaja con los propios
objetivos (en qué medida se es responsable
del mismo o puede influir posteriormente)
o si armoniza con la propia autoimagen y las
normas sociales.
Alegría por haber hecho bien el pino
Las muchas combinaciones que surgen de
tales criterios condicionan la ingente diversidad de nuestros estados emocionales. A fin
de cuentas resulta, según Klaus Scherer, un
complejo modelo procesual de las emociones
que, grosso modo, se resumiría en la imagen
siguiente: con un nuevo suceso —la primera
vez que hace el pino con éxito— aumenta en
un principio sólo su excitación interna. Cuya
valoración nos indica que para el sujeto el
éxito alcanzado es agradable y queda positivamente sorprendido. Advierte luego que el
suceso se integra en sus propósitos y en su
autoimagen, para acabar sintiéndose orgulloso de la hazaña.
Desde la perspectiva de psicología del desarrollo, las emociones pueden dividirse en
cuatro niveles: protoemociones, emociones
básicas, emociones cognitivas primarias y
emociones cognitivas secundarias. Las protoemociones son protoformas de las emociones; en ellas se encuentran ya establecidos la
mayoría de los aspectos, desde la excitación
fisiológica hasta la sensación subjetiva correspondiente y la orientación interactiva, pasando por la rápida evaluación de la situación y
la expresión mímica. Pero aún permanecen
de modo inespecífico y no están dirigidas de
modo claramente intencional hacia un objeto. Una situación parece positiva o negativa,
sin que haya sido analizada en detalle. En este
estadio sólo hay dos posibilidades: bienestar
o malestar.
Las protoemociones positivas y negativas,
muy simples, se acentúan en las emociones
básicas. Paul Ekman, de la Universidad de San
Francisco, mostró, en investigaciones pione-
¿Control inconsciente de los sentimientos? ¿Cómo es eso?
¿Pueden los sentimientos ser inconscientes? ¡Absolutamente! El fenómeno de las emociones
ocultas lo describió Sigmund Freud (1856-1939). En estudios de los años noventa, Daniel Weinberger,
en la Universidad de Stanford, observó que las personas “represoras” mostraban todos los síntomas
corporales del miedo, aunque decían sentirse completamente tranquilas. Aparentemente no entra en
la autoimagen de estas personas atribuirse miedo a sí mismas. La represión es suficientemente fuerte
y las personas no serán conscientes de su emoción. Por eso no saben que tienen miedo, aunque les
corra un sudor frío por la frente.
64
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
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ras, que la expresión emocional del rostro
era la misma en todas partes, cualquiera que
fuera la cultura. Se discute cuántas emociones básicas hay. Partimos por economía de
cuatro: miedo, alegría, tristeza y enfado, que
caracterizan a nuestras reacciones ante los
desafíos básicos de la vida (peligro, autoeficacia, separación y pérdida, así como las
expectativas frustradas). Se encuentran en
todos los pueblos.
Las emociones básicas, independientes del
procesamiento intelectual consciente, posibilitan una rápida polarización de la atención.
Antes incluso de que sepamos si este o aquel
objeto es un palo o una serpiente, reaccionamos. ¿Cómo? El estímulo almacenado como peligroso provoca un comportamiento de huida.
Sentimos miedo.
Junto a estos procesos rápidos hay otra reela­
boración parsimoniosa y consciente de los estímulos visuales. Desarrollada en la corteza
cerebral, conduce a una representación exacta
del objeto; la serpiente o el palo se reconocen
entonces como tales. Esto produce una confirmación o un cese de la alarma para el primer
impulso inconsciente de miedo. Para nuestra
fortuna, por precaución, nos hemos apartado
de un salto.
En los estadios siguientes, el contenido del
pensamiento recibe cada vez más peso. En
las emociones cognitivas primarias interviene una convicción típica que caracteriza a la
emoción de marras. Mientras la emoción básica del miedo se produce sola, pues la situación
se califica de peligrosa, la emoción cognitiva
primaria agrega el convencimiento de que
tales situaciones son peligrosas. Hablamos
entonces de la sensación de amenaza. Tras
un convencimiento consciente, viene la valoración minuciosa de la situación. En el caso de
la emoción básica de la alegría, por ejemplo,
significaría una emoción cognitiva primaria,
la satisfacción; así, cuando alguien comprueba que un diálogo con el jefe transcurre de
manera positiva y puede abrigar esperanza
de un aumento de sueldo.
En la emoción cognitiva secundaria no
está en juego sólo una convicción, sino toda
una teoría sobre las relaciones sociales. Una
manifestación del miedo como emoción cognitiva secundaria sería, por ejemplo, los celos, el miedo ante la amenaza de pérdida de
la pareja. Al mismo tiempo interviene una
“miniteoría” sobre las expectativas y normas
sociales, sobre cómo se imaginan las expec-
2. MANTENER LA SERENIDAD.
El grado de diafanidad con que damos a conocer
nuestra vida emocional interior depende de la
cultura y de la propia personalidad.
65
El “Analista de
las emociones”
¿Hasta qué punto conoce
usted sus propios sentimientos? Examínese en la
página web de Internet de
un grupo de investigadores
de las emociones de la Universidad de Ginebra www.
unige.ch/fapse/emotion/
demo/demostart.html
tativas con la pareja o un futuro común.
Esto depende de la naturaleza del trasfondo
cultural y de la experiencia personal. Así,
vergüenza y orgullo en la cultura occidental
difieren de vergüenza y orgullo en la del extremo oriente, lo mismo en los motivos que
en las valoraciones de los comportamientos.
En occidente cuenta más la independencia y
el trabajo personales, mientras que entre los
chinos son más populares la armonía mutua
y la modestia.
Imagínese que un niño de diez años interpreta con éxito una sonata para piano de
Frédéric Chopin. Tras la actuación su madre le
elogia con fervor, con el orgullo consiguiente
del pequeño. La misma situación, en otro contexto cultural: una madre china le indicaría
a su hijo que aún debía practicar más, para
evitar ciertos fallos producidos; el pequeño
se sentirá avergonzado. A pesar del mismo
resultado, la valoración difiere y, con ello, la
reacción emocional. Hay en algunas culturas
sentimientos que no conocemos: el amae de
los japoneses designa un agradecimiento especialmente hondo.
Ningún capricho de la naturaleza
3. TEORIA DEL
ESCALONAMIENTO.
Según la evaluación intelectual
nuestras emociones se dividen
—comenzando por las puramente “agradables” frente a
las “desagradables”— en ramificaciones cada vez más sutiles.
Las emociones no son caprichos de la naturaleza, sino que cumplen funciones de máxima
significación. En primer lugar, como evaluación
rápida de los estímulos ambientales para hacernos cargo de la situación; en segundo lugar,
como preparación y para la motivación de las
acciones (cuando tenemos miedo, podemos
huir mejor aumentando la circulación y la
tensión muscular); en tercer lugar, como formas típicas de expresión, que señalan a otros
su disposición a la acción (si alguien nos sonríe,
sabemos que la persona tiene la intención de
ser amable con nosotros) y, en cuarto lugar,
para el control de las relaciones sociales.
El último aspecto importa para un desenvolvimiento adecuado de la convivencia. El amor,
la envidia, los celos y otras emociones complejas sientan las relaciones entre las normas y
las barreras, estabilizando nuestras relaciones
sociales. Cuando nos sentimos atraídos hacia
una persona y reflexionamos si este sentimiento es amor, entonces comenzamos a sopesar
en la vivencia emocional el comportamiento,
los deseos y las convicciones de los otros y a
compararlos con los propios.
Las emociones complejas determinan el marco para la acción correcta. Mediante las emociones evaluamos las situaciones, regulamos,
motivamos y coordinamos los comportamientos. Se trata de un factor imprescindible en la
vida cotidiana. Lo sabemos por experiencia,
si el procesamiento emocional está perturbado, las consecuencias resultan fatales. Hanna
y Antonio Damasio y Antonio Becchara, de la
Universidad de Iowa, demostraron en los años
noventa que las decisiones humanas, los planes a largo plazo y las consecuencias de los
planes dependían del sistema emocional de
evaluación.
A pesar de los recuerdos, del patrimonio
lingüístico intacto y de la buena inteligencia,
algunos pacientes neurológicos toman decisiones sistemáticamente erradas, incapaces
de convertir conclusiones racionales en conductas correspondientes. Semejante tránsito
requiere la evaluación emocional en el córtex
prefrontal del lóbulo frontal. Los afectados toman decisiones insensatas, pues les falta la memoria emocional necesaria de las situaciones
anteriores equiparables, que constituyen una
parte importante de nuestro tesoro emocional
de experiencias.
Damasio propuso esa idea, ya hace años.
La llamó “teoría de los marcadores somáticos”: todas las experiencias de un individuo
Taxonomía de los sentimientos
Protoemociones
Bienestar
Emociones
básicas
Emociones cognitivas
primarias (ejemplos)
Emociones cognitivas
secundarias (ejemplos)
66
Alegría
Buen
humor
Satisfacción
Amor
Suerte
Malestar
Miedo
Amenaza
Angustia
Vergüenza
Celos
Envidia
Enfado
Disgusto
Frustración
Cólera
Desprecio
Tristeza
Decepción
Abatimiento
Luto
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
Pruebe usted: el juego de riesgo
Reparta las cartas de una baraja, basándose en los cuatro colores, en las
siguientes categorías: cartas con un alto valor de ganancia (50 euros), con poco
valor de ganancia (5 euros), con alto valor de pérdida (desde 50 hasta 200 euros)
y con poco valor de pérdida (de a 10 euros).
Prepare entonces dos mazos: distribuya las cartas con altos valores de ganancia y de pérdida principalmente en un montón y las cartas con bajo valor de
ganancia y pérdida prioritariamente en el otro. Pida ahora a un amigo, al que
da un saldo de partida ficticio de 200 euros, que tome una carta detrás de otra.
Después de relativamente pocos pasos, preferirá el montón con las ganancias y
pérdidas bajas, pero sólo más tarde comprenderá esta regla también de modo
consciente.
El paciente con alteraciones emocionales, por el contrario, raramente logra
esto. Después de muchos pasos podrían, cierto, especificar qué montón es más
arriesgado. A pesar de todo, no dejan de coger cartas de éste.
se marcan emocionalmente. Si se debe tomar
una decisión, esto permite una evaluación rápida e inconsciente, de la situación dada. Las
personas con el córtex prefrontal dañado, por
el contrario, no pueden recurrir a las marcas
previas y, por tanto, han de evaluar de nuevo
cada situación. También otros procesos cognitivos dependen del procesamiento de los
sentimientos. Se recuerdan mejor los sucesos
ligados a emociones. El aprendizaje le resulta a
uno más fácil cuando se encuentra en un buen
estado de ánimo.
Por el contrario, las emociones negativas duraderas perjudican gravemente la vida de una
persona. Los psicólogos clínicos consideran
trastornos afectivos la depresión o la manía,
así como las fases intermedias de cambio de
ánimo. Los afectados no pueden llevar una
vida normal, porque su sensibilidad general
se halla hundida o hiperexcitada.
Las emociones son, pues, indispensables
para la acción y la interacción interpersonal: sin ellas perderíamos el sustrato fundamental de una vida cotidiana exitosa. Las
emociones guardan, además, una estrecha
relación con los procesos cognitivos; son indispensables para la capacidad de aprendizaje implícito e inconsciente, así como para la
decisión racional. En otras palabras, nuestros
sentimientos determinan quiénes somos y
qué hacemos.
Sin sentimientos
perderíamos la
base para una
vida cotidiana
con éxito.
Bibliografia
complementaria
D escartes ’ I rrtum . F üh len,
D enken und das men -
schliche
Gehirn. A. Dama-
sio. dtv; Múnich, 1997.
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J. LeDoux. dtv; Múnich,
2001.
G efühle L esen . W i e S i e
E motionen E rkennen und
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Interpretieren.
P. Ekman. SAV; Heidelberg, 2007.
C l a ssif ying E motion : A
D evelopmental A ccount.
A. Zinck, A. Newen en
Albert Newen es profesor de filosofía en la Universidad del Ruhr en Bochum. Alexandra Zinck es colaboradora científica en la misma institución.
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
Synthese, vol. 161, n.o 1,
págs. 1-25; 2008.
67
Ante la inminencia
de una reunión social,
algunos invitados
sufren palpitaciones,
temen hacer el ridículo o ni siquiera aparecen. Pero esa fobia
admite cura
Fobia
social
Christiane Gelitz
68
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
gehirn & geist / gina gorny
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
69
Fobia social
Se la considera el tercer
trastorno psíquico, tras la depresión y el alcoholismo. La caracteriza un miedo permanente
y exagerado ante reuniones
sociales. Los afectados temen
comportarse con torpeza y que
los demás se percaten de su
miedo.
Diferencias
por sexo
Las mujeres padecen, con más
frecuencia que los hombres,
los miedos sociales. Pero los
varones afectados acuden más
al psicoterapeuta.
La desgracia
no viene sola...
Más de la mitad de los sociofóbicos (algunas evaluaciones
hablan incluso de más del
80 por ciento) padecen otras
enfermedades psíquicas, en
especial otros trastornos angustiosos, manías y depresiones.
70
N
o es una mujer de bandera: 1,60 metros de
altura, cara pálida, voz baja. De sus labios,
cuentan sus compañeros, apenas sale un “hola”
musitado. Ana sólo habla si se le pregunta, lo
que sucede raras veces, pues no suele contarse
con ella. Pero aquella mañana se planta, en la
plaza del mercado del pueblo, sobre un balde
boca abajo y recita en voz alta la Lied von der
Glocke (canción de la campana) de Schiller. Un
par de transeúntes se paran y ríen. Cuando
Ana ha recitado la última estrofa, se acerca un
hombre, que había observado la escena de lejos,
para comentarle: “Lo ha hecho bien. Puntúe su
miedo en una escala de uno a diez”.
Ana padece fobia social. Su acompañante
es un terapeuta de la conducta, que le viene
dedicando una hora a la semana desde hace
tres meses. Su entrada en escena en la plaza
del mercado (parte de una exposición pudorosa, en la que ya saben que se va a sentir
incómoda) la habían planificado al detalle en
la última sesión. La veinteañera había superado antes otras pruebas arriesgadas: abordar y
dirigir la palabra a extraños en la calle, invitar
a una compañera a tomar un café y asistir a
un guateque; actos sencillos, que durante años
había eludido.
Las personas con fobia social temen hacer el
ridículo, cuando hablan con otros u ocupan el
centro de atención. En situaciones embarazosas así, muchos se ponen nerviosos, lo mismo
en conversaciones con autoridades que en una
conferencia o un examen. Otras situaciones
parecen, por el contrario, inocuas; por ejemplo,
acudir a un espacio lleno de gente, asistir a un
aniversario o a una conferencia o simplemen-
te hablar con otras personas, comer o escribir
ante ellas.
Por lo general, los afectados tratan de obviar
aquellas situaciones que consideran adversas.
Si no lo logran, sufren un auténtico suplicio:
palpitaciones, tartamudez, sonrojo, temblor o
sudor. Temen que se perciba su miedo, que fracasen o que no salgan airosos, con el descrédito
consiguiente ante los demás.
Sin embargo, no podemos atribuir sociofobia a todo el que padece en alguna ocasión
tales síntomas. Depende de la intensidad de
la aflicción. En el curso de su vida, alrededor
de un siete por ciento de las personas en los
países industrializados de occidente padece
ese trastorno psíquico, según publicaron en
2003 Hans-Ulrich Wittchen, de la Universidad Politécnica de Dresde, y Lydia Fehm, de la
Universidad Humboldt de Berlín, después de
haber recopilado un sinnúmero de estudios
realizados en Alemania, EE.UU. y otros países.
Los estudiosos del miedo coinciden en que
aproximadamente tres cuartos de los afectados
cumplen el diagnóstico ya antes de los 16 años
de edad.
Martirio en el aula
Ana era muy tímida desde la infancia. Se veía
torpe y poco agraciada en comparación con
sus compañeras. En la pubertad la situación
empeoró: “Si un chico me dirigía la palabra, notaba cómo se me encendían las mejillas”. En las
clases no se atrevía a abrir la boca, “por miedo
a que se me notase lo nerviosa que estaba y los
compañeros me compadecieran”. Cuando un
amigo de sus padres le ofreció formarla como
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
administrativa en su empresa, interrumpió los
estudios. Tenía 17 años y su deseo más ardiente
era poner fin al calvario del aula.
Los fóbicos sociales tienen peores notas en
la escuela, ganan menos y raras veces se casan.
Esto rige sobre todo en aquellos que no sólo
tiemblan ante una o dos situaciones, sino ante
múltiples. Este subtipo “generalizado” representa alrededor de un tercio de los afectados.
Sin tratamiento, el trastorno se torna crónico.
Dura, de promedio, entre 20 y 30 años. A veces,
la vida entera.
En relación con sus miedos, las cosas no cambiaron tras interrumpir sus estudios. Diríase
que había salido de guatemala para entrar en
guatepeor. Durante su formación de secretaria se le indicó repetidas veces: “si no sabes
algo, ¡pregúntalo!”. Ir al comedor lo vive como
un viaje al infierno: tiene que conversar con
compañeros, a los que apenas conoce. Para las
celebraciones de la empresa encuentra excusas.
Se le reconoce su seriedad y responsabilidad en
el trabajo, pero su jefe le repite, una y otra vez,
que debería participar más.
Después de haber rechazado, con subterfugios, cursos de ampliación y perfeccionamiento, se decidió por fin a emprender algo. Su
médico de cabecera le recomienda una terapia
cognitiva de la conducta. Por buenas razones,
pues la proporción de éxitos es alta: cuatro de
cada cinco sociofóbicos mejoran. David Clark
y Anke Ehlers, del King’s College de Londres,
registraron, en el año 2006, un resultado aún
mejor: el 84 por ciento de los pacientes estudiados por ellos ya no se atenían, tras el tratamiento, a los criterios del diagnóstico; estaban,
por así decir, curados.
Hasta ahora no se han corroborado resultados
semejantes para ninguna otra forma de terapia.
Ni siquiera los medicamentos pueden competir.
Ewa Mörtberg y sus colegas del Instituto Karolinska de Estocolmo compararon, en 2007, el
efecto de un antidepresivo (que incrementa el
nivel de serotonina) con terapias individuales
y de grupo. Los inhibidores de reposición de
serotonina se han mostrado eficaces a menudo. Pero un año después de la terapia aislada
y personalizada, los pacientes sufrían menos
los síntomas del miedo que sus camaradas, que
habían tomado el medicamento o habían participado en sesiones colectivas.
Ulrich Stangler y Thomas Heidenreich habían probado, ya en 2003, en un estudio realizado en la Universidad Goethe de Frankfurt,
que las entrevistas individuales son más eficaMENTE Y CEREBRO 34 / 2009
Así se genera una fobia social
Los psicólogos parten de que en el desarrollo de una fobia social intervienen
diversos factores, pero se ignora en qué proporción.
Familia. Si los padres padecen una fobia social, los hijos corren también un alto
riesgo de tenerla. Probablemente se debe a un gen y a las experiencias de la primera infancia. Se aprende de los padres a reaccionar con precaución o miedo y a
contar con lo peor. También se pueden adquirir en el hogar paterno las deficiencias
en la competencia social. Además, en muchos casos los sociofóbicos estuvieron
separados de sus padres por más tiempo que los otros niños.
Actividad cerebral. Las amígdalas, competentes en el reconocimiento de peligros y miedos, se muestran hiperactivas (por así decir, el sistema que avisa de
los peligros está afinado en exceso). La razón podría residir en la hipofunción de
un sistema de transmisores del cerebro; puesto que se encuentra trastornada la
transmisión de señales a través de la serotonina, la actividad de las amígdalas no
está inhibida lo suficiente.
Personalidad y competencia. Los sociofóbicos se forman — por experiencias
negativas en la infancia— unas imágenes negativas de su persona. Al propio tiempo
se fijan una norma alta y piensan que los demás actúan de igual modo. Algunos
son, de verdad, incompetentes sociales, y de éstos la mayoría son hombres.
Estrés. Si alguien con los antecedentes arriba mencionados entra en una fase
compleja del desarrollo, como la pubertad, en la que le es muy importante la
opinión de los demás, entonces es probable que presente, en cualquier momento,
una primera experiencia negativa. Puede desembocar en este círculo vicioso (basado
en un modelo de David Clark y Adrian Wells, 1995):
Situación social
p. ej. una fiesta
Supuesto básico negativo
p. ej. “soy poco interesante”;
“soy poco competente
en sociedad”
ACTIVA
Expectativa negativa
p. ej. “tartamudearé”;
“todos notarán
lo nervioso que estoy”
Atención
a sí mismo
Conducta de seguridad
p. ej. animarse bebiendo
CONFIRMADO/
REFORZADO
Percepción desfigurada
de sí mismo
y de los otros
Síntomas de miedo
p. ej. palpitaciones
Posible:
conducta social
realmente torpe
71
A la mayoría de las personas no les resulta fácil hablar ante un grupo. Muchos
fóbicos sociales temen esta situación más que cualquier otra.
ces que una terapia de grupo. Más del 80 por
ciento de los pacientes que habían seguido una
terapia personalizada experimentaban una clara mejoría; entre los que seguían una terapia de
grupo, el porcentaje de mejora apenas si alcanzaba el 50 por ciento. La terapia personalizada
seguía surtiendo efecto incluso más tarde: seis
meses después, les iba aún mejor a los pacientes que al final de la terapia, mientras que los
que habían participado en terapias de grupo
no habían hecho ningún progreso.
Stangler y Heidenreich creen que los buenos
resultados de la terapia individual se deben a
que en ella se tratan con algo más de intensidad las ideas y formas de conducta personales. Por otra parte, piensan que la situación en
grupo puede cohibir y exigir demasiado a los
pacientes.
La propia visita al terapeuta les resulta difícil
a muchos sociofóbicos. A la mayoría les cuesta
72
gehirn & geist / gina gorny
ESCENARIO DEL MIEDO.
hablar con un extraño sobre los miedos mantenidos secretos, por vergüenza, durante años.
En el caso de Ana también pasaron meses hasta
que se decidió pedir hora en el consultorio. Al
principio, el terapeuta le ha de sonsacar cada
frase, aunque muy pronto ella expresa su deseo
de poder hablar sin miedo con compañeros,
extraños y conocidos.
El terapeuta empieza por explorar el círculo
vicioso personal de Ana en el que vive atascada desde hace años. Cuando ve que se le
acerca alguien, se activa su conjetura básica
(“Soy aburrida y poco interesante”) y se de­
sencadenan, una y otra vez, los mismos pensamientos: “¿Qué voy a decir? Tartamudearé y
no seré capaz de articular una palabra; notará
mi miedo”.
A continuación se pone nerviosa: “Siento
cómo late mi corazón, me sonrojo, me tiembla
la voz”, y en cuanto percibe su propio nerviosismo ya no es capaz de pensar con claridad.
En el mejor de los casos pronuncia, apocada y
balbuciente, un par de palabras. Y se convence
de que: “He hecho el ridículo, mi miedo estaba,
pues, justificado”. El siguiente contacto vuelve
a discurrir según el mismo esquema. Una profecía que se cumple a sí misma. Por eso Ana
elude estas situaciones y no puede tener otras
experiencias que le ayuden a corregir sus apreciaciones negativas.
Hacer conscientes estas conexiones contextuales ayuda a muchos pacientes a comprender
mejor su propio miedo. Por eso el terapeuta,
junto con los pacientes, desarrolla un modelo
que aclara cómo han surgido los problemas y
por qué no han logrado solucionarlos hasta ese
momento. Sólo es un primer paso. En la mayoría de los casos, los miedos y el aislamiento
social hace tiempo que se han convertido en un
hábito tan pertinaz, que el mero conocimiento
no les ayuda a mejorar.
Por eso el terapeuta quiere poner a prueba a Ana en juegos de rol (que él graba en
vídeo) para comprobar si se le nota el miedo
y si se comporta tan torpemente como ella
cree. Esto le ayudará a verse de otra forma
y, a la larga, a abandonar sus expectativas
negativas. De entrada, elige una típica situación problemática y precisa con detalle
lo que le pasa por la cabeza. Ana quiere tener en la cocina una breve conversación con
una compañera, pero teme que ésta advierta
sus miedos y, por tanto, no muestre ningún
interés o lo pierda después, si Ana sólo dice
un par de palabras.
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
Quitarse el cinturón de seguridad
En el primer paso se ha de poner el cinturón
de seguridad, con el que procura afrontar estos
desafíos. Con anterioridad ensaya mentalmente varias veces y en detalle la conversación y
forja, precavida, un pretexto con el que ella le
pueda interrumpir, por ejemplo, una llamada
telefónica urgente. El terapeuta califica esta
mentira piadosa como “conducta de seguridad”
de Ana; a corto plazo es tranquilizadora, pero,
a la larga, deja vivo el problema, entre otras
cosas, porque no confía en sí misma.
Ana se ha de imaginar que se ha roto una
pierna y ha de andar con muletas por un tiempo. Cuando quiera volver a aprender a andar, ha
de prescindir de sus apoyos, aunque al principio se trastabille. En su caso eso significa que,
en vez de prestar atención a su miedo, se concentre del todo en quien está frente a ella.
Antes y después del juego de rol, Ana ha
de puntuar, en una escala de uno a diez, su
miedo y cuánto se le notaba este sentimiento.
Cuando ve el vídeo, ha de imaginarse, pues,
que contempla a otra persona. Después revisa
sus expectativas: ¿Hay indicios de que se piensa de ella como ella se recelaba? El objetivo es
corregir la imagen negativa de sí misma y el
convencimiento de que los demás siempre la
juzgan así.
Ana constata que, desde fuera, no se pueden
percibir los indicios de miedo (las palpitaciones, el sudor y el tartamudeo) con la nitidez
que imaginaba. Además, la entrevista no discurre mejor cuando ella se prepara las frases
con antelación. No mira a su interlocutor a los
ojos, sino de soslayo o al suelo. Produce en su
entorno una impresión insegura o de poco interés. Hay algo en lo que acierta: ríe mucho.
Mantener la mirada y hablar alto
La mayoría de los fóbicos sociales creen que,
frente a las otras personas, actúan con torpeza.
No es cierto. Sólo una parte de ellos carece de
aptitudes sociales; muchos pasan inadvertidos
para su prójimo. Les ayuda poco un entrenamiento en competencia social, mientras que
los pacientes realmente torpes en las relaciones
pueden sacar provecho.
A Ana se le encarga que experimente con
su conducta en la vida cotidiana, por ejemplo,
que mantenga la mirada o hable más alto. Antes, ha de anotar sus expectativas; después, ha
de dejar constancia de sus experiencias y comentarlas en la sesión siguiente. De esta forma
puede ensayar una nueva conducta y, al mismo
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
tiempo, sigue trabajando en corregir sus previsiones negativas.
Pero la tarea más dura que hay que resolver
son los supuestos básicos de unas expectativas
distorsionadas. En la mayoría de los casos se
han originado en la infancia y se han consolidado a lo largo de toda la vida. Las experiencias
con la terapia le abren a Ana una nueva visión
de su persona, pero es un proceso tedioso. Por
eso se protege imponiéndose otra tarea: ha de
hallar en sí misma 20 cualidades o capacidades
positivas y formular un “Elogio de Ana”.
El fundamento para el trabajo con pensamientos “disfuncionales”, desfavorables, es el modelo
de Aaron T. Beck. (Con Albert Ellis, fallecido en
2007, es considerado pionero de la terapia cognitiva de la conducta.) De acuerdo con la hipótesis
de Beck, no es la situación la que desencadena el
miedo, sino cómo la valoramos. Por ejemplo, una
araña en la cama nos provoca el pánico; sin embargo, un aracnólogo podría incluso alegrarse,
si se trata de un espléndido ejemplar. Análogamente, una conversación con compañeros sólo
es para Ana un tormento, porque cree que se
comporta desagradablemente, que todos perciben su miedo y se le ríen a escondidas.
Por eso el terapeuta, de acuerdo con Ana,
verifica una y otra vez la veracidad de estos
pensamientos. ¿No podría ser que a alguien
le resulte simpático un tartamudo? ¿Qué esperan sus amigos de ella? ¿Es relevante lo que
los otros piensen de ti? ¿Sería tan grave que un
grupo relativamente numeroso de personas la
tuvieran por “loca”? Con el tiempo, su miedo
fue bajando de nueve a cuatro (en los juegos
de rol). Invitó a una compañera, sin provocar
un rechazo manifiesto. Ahora debía acceder
a una prueba de fuego: exponerse al ridículo
ante una muchedumbre.
Ana, de acuerdo con su terapeuta, se propone
aparecer en la plaza del mercado. Cuando ella
sube al balde boca abajo y recita, con fuertes
palpitaciones, la Lied von der Glocke (canción de
la campana) de Schiller observa cómo algunos
transeúntes siguen de pie, miran fijamente y se
ríen de ella. Mientras los versos se suceden en la
misma cadencia, algunos paseantes continúan su
camino. Su corazón se va tranquilizando poco a
poco. Cuando termina, Ana está bañada en sudor,
pero feliz. “Lo he conseguido. ¡Realmente me he
atrevido!”, se alegra. Mete la mano en el bolsillo
del pantalón buscando un trozo de papel, que
siempre lleva consigo. Es el “Elogio de Ana”.
ENTRENAR
LA COMPETENCIA
SOCIAL
A quien, en sociedad, no sólo
se siente desvalido, sino que se
comporta también como tal, le
pueden ayudar un par de horas
de ejercicios sobre competencia
social. Entre los más habituales
se cuenta el “entrenamiento
en grupo de competencias
sociales” (véase la bibliografía
complementaria). Ofrece tres
tipos de destrezas: ganar simpatía, establecer relaciones y
lograr imponerse. El afectado,
por ejemplo, practica iniciar y
seguir conversaciones, mostrarse educado y pedir un favor.
Bibliografia
complementaria
Wen n S ch ü ch t er n h ei t
kr ank macht.
E in S elb -
sthilfeprogramm zur
Be-
wältigung Sozialer Phobie.
L. Fehm y H.-U. Wittchen.­
Hogrefe; Göttingen, 2004.
Soziale Phobien. Ein
ko g n i t i v - v er h a lt en s ­
therapeutisches
M anual .
U. Stangier, T. Heidenreich
y M. Peitz. Beltz; Weinheim, 2006.
Das Buch für Schüchterne.
B. Bandelow. Rowohlt;
Reinbeck, 2007.
G ruppentraining sozialer
Kompetenzen. Grundlagen,
D urchführung , A nwen ­
dungsbeispiele
(Materialien
für die klinische
P ra xis).
R. Hinsch y U. Pfings­ten.
Beltz, Weinheim, 5.ª ed.,
2007.
Christiane Gelitz es psicóloga
73
Ratones transgénicos
en el estudio de los procesos de
aprendizaje y memoria
En los mamíferos, el aprendizaje motor y cognitivo constituye un proceso distribuido
entre diversas estructuras cerebrales, en el que intervienen complejos mecanismos moleculares
y de comunicación interneuronal
Jose M. Delgado Garcia
© istockphoto / Dmitriy Shironosov
D
74
esde hace más de treinta años asistimos a un interés creciente por
conocer los mecanismos neuronales que
subyacen bajo los procesos de aprendizaje y memoria. Con anterioridad, la
neurociencia había abordado asuntos
funcionales más básicos, relacionados
con la percepción sensorial o la generación de respuestas motoras
de tipo reflejo.
En los años setenta del siglo xx, el grupo de Timoty V.
P. Bliss, del Instituto Nacional de
Investigación Médica de Londres,
dio un paso al frente al proponer
que, cuando se adquieren nuevos conocimientos, se produce una relación entre
la potenciación a largo plazo (o LTP, de
long-term potentiation), que se induce en
las sinapsis del circuito del hipocampo
mediante estimulación eléctrica a alta
frecuencia de vías aferentes, con los
procesos fisiológicos de la corteza cerebral. Desde entonces, se han publicado
centenares de artículos sobre la relación
entre LTP y aprendizaje en un animal, en
condiciones fisiológicas.
Resulta todavía habitual considerar los
procesos de aprendizaje motor desde el
exclusivo punto de vista de los sitios cerebrales donde aquéllos se supone que
ocurren o de los substratos moleculares
involucrados. Y se olvidan los aspectos
funcionales que tienen lugar durante el
momento mismo del aprendizaje.
La mayoría de las investigaciones se
realizaban sobre rodajas de tejido nervioso. Los resultados así obtenidos permitieron conocer los procesos celulares
y moleculares relacionados con la LTP.
Pero, a la postre, se echaba en falta una
demostración convincente de la relación
entre los hallazgos cosechados a través
de esos enfoques y el aprendizaje motor
y cognitivo desarrollado en el organismo
vivo.
Las funciones y propiedades características del sistema nervioso central en
procesos de aprendizaje, memoria y estado emocional deben abordarse en animales despiertos y con plena libertad de
movimientos. Por razones técnicas que
luego veremos, este principio general no
puede aplicarse en todas las condiciones
experimentales.
Nuestro modelo experimental
Desde hace unos 20 años el grupo que
dirijo, ubicado ahora en la Universidad
Pablo de Olavide de Sevilla, ha venido
desarrollando técnicas de lesión selectiva, estimulación química y eléctrica
y registro individualizado de campo de
la actividad neuronal en mamíferos de
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
Registro in vivo de la actividad sináptica durante el aprendizaje
Colaterales
Registro de Schaffer
HIPOCAMPO
Estimulación
Electrodo
indiferente
CA1
GD
CA3
Subículo
Estímulo
condicionado:
tono
Estímulo
incondicionado:
choque eléctrico
EMG
Músculo
orbicular
mediano tamaño (rata, conejo o gato) en
condiciones fisiológicas. Con las técnicas
en cuestión abordamos la operación de
determinadas estructuras cerebrales
mientras el animal aprende una tarea.
Tales especies ofrecen ventajas obvias:
un cerebro mediano, fácil manipulación
y repertorio abundante de pruebas de
aprendizaje y memoria a las que se las
pueden someter mientras se registra la
actividad neuronal. Con el ratón como
modelo experimental, las posibilidades
aumentan, aunque no se halla exento de
inconvenientes.
En los años ochenta se logró la integración en el genoma y la transmisión estable de genes mediante microinyección
en cigotos (óvulo fecundado) de ratón.
Los genes implantados (transgenes) podían ser de la misma especie o de otra.
El desarrollo posterior de nuevas técnicas
(electroporación del cigoto, transfección
de células totipotentes, uso de vectores
víricos, etcétera) facilitó el desarrollo de
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
ratones transgénicos, relacionados con
la mayoría de los neurotransmisores y
neuromoduladores que intervienen en
la comunicación interneuronal o con
factores neurotróficos y mediadores intracelulares.
La creación de ratones transgénicos
permite estudiar la función de un gen,
de la proteína que éste codifica o de
ambos en los procesos de aprendizaje
y memoria. Supuso un nuevo avance
la disponibilidad de ratones knock-out
o knock-in, inducibles en un momento
tardío de su desarrollo, a fin de restringir el déficit o la modificación a una
estructura neuronal. En el caso de un
knock-out, se interrumpe o suprime
una secuencia génica, en todo o en parte. En un ratón knock-in se sustituye una
secuencia génica por otra. Hoy puede,
además, inducirse el silenciamiento de
elementos celulares (canales iónicos y
receptores de membrana) por períodos
determinados de tiempo.
todas las graficas de este articulo: cortesia del autor
Diseño experimental para el condicionamiento clásico del reflejo corneal en
ratones, así como para el registro simultáneo de la actividad eléctrica generada
en sinapsis seleccionadas del circuito del
hipocampo durante el proceso mismo de
aprendizaje. Por estímulo condicionado
se utiliza un tono; por estímulo incondicionado, un breve estímulo eléctrico en la
rama supraorbitaria del nervio trigémino.
La respuesta condicionada (cierre del párpado) se determina mediante el registro de
la actividad electromiográfica (EMG) del
músculo orbicular de los párpados.
Contamos ahora con centenares de cepas de ratones que portan alteraciones
selectivas de genes, proteínas o ambos,
relacionadas en modos diversos con los
mecanismos moleculares de los procesos de aprender y olvidar. Disponemos
de ratones transgénicos que reproducen
determinados procesos neurodegenerativos; por ejemplo, la enfermedad de
Alzheimer.
Ante ese panorama se imponía la adecuación de las técnicas de registro electrofisiológico in vivo —empleadas para
el estudio de las funciones cerebrales en
mamíferos de mediano tamaño (rata,
conejo y mono)— al tamaño menor de
un ratón: un animal con un peso total
de unos 20-30 gramos y con un cerebro
que mide menos de 1 cm3. Hace unos 10
años nuestro laboratorio se embarcó en
la puesta a punto de diversas técnicas
neurofisiológicas —condicionamiento
clásico e instrumental, estimulación y
registro de la actividad neuronal, entre
75
Estímulo
incondicionado:
Choque eléctrico
(3 × umbral)
Estímulo eléctrico
en la capa CA3
del hipocampo
+
1 mV
–
+
Estímulo eléctrico
en el hipocampo
(capa CA3)
100 ms
0,5 mV
–
Electromiografía
del músculo
orbicular de
los párpados
Electroencefalografía en la
capa CA1
del hipocampo
b. Análisis
1
Estímulo eléctrico
en el hipocampo
(capa CA3)
100
22
80
60
140
40
120
22
20
0
100
1
1
4
1
80
5
10
1
5
Habituación Condicionamiento Extinción
Sesiones
+
0,5 mV
5 ms –
Incremento del potencial sináptico
generado en CA1
Estímulo
condicionado:
Tono (2,4 hertz,
85 decibelios)
Porcentaje de respuestas condicionadas
a. Ejemplo de un ensayo
1. Condicionamiento clasico o pavloviano del reflejo corneal en el raton.
El aprendizaje de un condicionamiento clásico del reflejo corneal en ratones silvestres no
sólo modifica su comportamiento, sino que cambia también la actividad sináptica en el
hipocampo.
otras—, aplicables en ratones (silvestres o
manipulados genéticamente) despiertos
y con amplia libertad de movimientos.
El condicionamiento clásico
del reflejo corneal, modelo
de aprendizaje asociativo
El sistema motor del párpado constituye
un modelo experimental tradicional en
la investigación sobre los mecanismos
neuronales del aprendizaje motor en los
mamíferos, principalmente en pruebas
de condicionamiento clásico (o pavloviano) del reflejo corneal. Aunque el condicionamiento clásico del reflejo corneal se
aplicaba ya en los años treinta y cuarenta
del siglo pasado en sujetos humanos, su
extensión a conejos se debe, en el decenio de los sesenta, a Isidoro Gormezano,
de la Universidad de Iowa.
Nuestro grupo ha adaptado ese procedimiento experimental para su aplicación en ratones silvestres y transgénicos. Para el condicionamiento clásico
del reflejo corneal podemos recurrir a
los paradigmas de traza y de demora. En
el paradigma de traza se aplica, por estímulo condicionado, un estímulo eléctrico breve, de 50 milisegundos, en la rama
supraorbitaria del nervio del trigémino,
que inerva la córnea y la región periorbitaria. Podemos aplicar también, como
estímulo condicionado, un tono breve:
76
de 20 milisegundos, y 600-2400 hertz,
90 decibelios. Unos 250-500 ms después
de terminado el estímulo condicionado,
se aplica, como estímulo incondicionado,
un estímulo eléctrico algo más intenso y
de mayor duración (500 ms) en el mismo
nervio.
En el paradigma de demora se presenta un sonido (600-2400 hertz, 90 dB) por
estímulo condicionado, que se mantiene
a lo largo de unos 300-500 ms. Al final
del estímulo condicionado, se aplica, por
estímulo incondicionado, un intenso
estímulo eléctrico en la rama supraorbitaria del trigémino (500 ms). Estímulo
condicionado e incondicionado terminan
a la vez. En cada sesión de condicionamiento, se presentan las parejas de estímulos condicionado e incondicionado
unas 60 veces, separadas en bloques de
10 parejas.
El animal aprende así que el estímulo
condicionado avisa de la llegada inmediata de un molesto estímulo (el incondicionado), por lo que le “conviene” cerrar
el párpado antes de que se presente. En
colaboración con Angel Carrión, de la
Universidad Pablo de Olavide de Sevilla,
hemos demostrado que todas las fases
de este modelo de aprendizaje asociativo
—adquisición, extinción, recondicionamiento y rememoración— son procesos
activos que dependen de la síntesis de
proteínas en diversas estructuras corticales, hipocampo incluido.
Pero, ¿constituye el ratón un modelo
experimental idóneo hasta el punto de
que los datos obtenidos encierren algún
significado para nuestra especie?
Se ha comprobado, por un lado, que el
ratón, la rata, el conejo, el gato, el simio
y el hombre aprenden de una manera
bastante parecida; describen curvas estímulo/respuesta con valores muy similares. Por otro lado, se ha observado que
pacientes humanos con lesiones en el
hipocampo pueden aprender con cierta
facilidad el paradigma de demora, pero
no el de traza. En concreto, a los pacientes de Alzheimer les cuesta más adquirir el condicionamiento clásico de traza
que los sujetos controles de su misma
edad. Se da por cierto, en este caso, que
el condicionamiento de traza es más difícil, pues media un intervalo temporal
sin presencia de estímulo entre el final
del estímulo condicionado y el inicio del
estímulo incondicionado, algo que no
ocurre en el paradigma de demora.
Encontramos un fenómeno similar en
los animales con lesiones experimentales
del hipocampo, por lo que cabe suponer
que el modelo de aprendizaje asociativo
descrito puede ofrecer datos de interés
no sólo en relación a los mecanismos del
aprendizaje y la memoria, sino también
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
respecto a determinadas alteraciones del
funcionamiento de la corteza (lesiones
vasculares del hipocampo o enfermedad
de Alzheimer).
relación entre el estímulo condicionado
y el estímulo incondicionado.
Podemos implantar, en los ratones,
electrodos metálicos de fino diámetro
(20-50 mm) para registrar los potenciales de acción producidos por grupos
de neuronas del hipocampo, de la corteza motora o del cerebelo: porque son
generados por más de una neurona se
les denomina registros multiunitarios. El
registro de los potenciales causados en
ciertas sinapsis se realiza también con
electrodos metálicos implantados por un
tiempo de mes o meses.
Las neuronas registradas se identifican in vivo mediante su activación
antidrómica, esto es, hacia atrás, desde
sus sitios de proyección. En efecto, se
inducen potenciales de acción en sus
axones, que viajan por tales apéndices
en dirección al soma neurona, donde
son detectados por los electrodos. Así,
las motoneuronas faciales se activan
antidrómicamente desde el nervio facial, las neuronas del núcleo interpósito
del cerebelo desde el núcleo rojo y las
células piramidales de CA3 del hipocampo desde el fórnix. Se trata de la única
manera de identificar, en el animal vivo,
la neurona que uno desea registrar y no
Preparación experimental
El estudio de la actividad eléctrica cerebral, en el ratón despierto y en condiciones fisiológicas durante pruebas de
aprendizaje, requiere de una compleja
preparación experimental, microcirugía
incluida. Al animal se le implanta una
pequeña bobina metálica en el párpado
superior, o en ambos, para el registro de
la posición palpebral, por el método del
seguidor magnético de la posición. Este
seguidor genera un campo magnético,
de frecuencia y energía controladas, en
dos planos del espacio: horizontal y vertical.
El animal experimental se coloca en
el centro del campo magnético; cuando
el párpado se mueve, la bobina implantada en el mismo se mueve e induce un
voltaje proporcional al ángulo y plano
de desplazamiento. La electromiografía
del músculo orbicular de los párpados
registrada y la señal obtenida del seguidor magnético permiten detectar que el
animal ha aprendido correctamente la
Incremento del potencial
sináptico generado en CA1
Porcentaje de respuestas condicionadas
Inducción
de LTP
220
Exceso
de activación
180
140
100
60
1
4
1
5
10
Habituación Condicionamiento
Características cinéticas
del movimiento palpebral
El sistema motor facial ha seguido una
evolución gradual en los vertebrados
hasta alcanzar su máximo desarrollo en
felinos y primates. Los músculos faciales
son de origen visceral modificado, lo que
explica su fácil entrenamiento con técnicas de condicionamiento clásico. (Ivan
P. Pavlov condicionaba la salivación de
sus perros en lo que constituía también
una respuesta de tipo visceral.)
Los músculos faciales tienen una masa
pequeña, por lo que su actividad apenas
se resiente de la fuerza de la gravedad.
El cierre de los párpados no ocurre por
acción de la gravedad, sino por la liberación de las tensiones acumuladas en
los tendones y aponeurosis palpebrales,
tras la relajación del músculo elevador
de los párpados. Los músculos faciales se
denominan de carga constante, porque
no están sometidos a cambios en el peso
que deben movilizar cuando se contraen.
La musculatura facial presenta una disposición en mapa, ya que cada unidad
motora (es decir, el conjunto de una mo-
b. Grado de aprendizaje
a. Actividad sináptica en el hipocampo
260
cualquier otra de los miles de millones
existentes.
1
5
Extinción
100
80
60
40
Menos
aprendizaje
20
0
1
4
1
5
10
Habituación Condicionamiento
Sesiones
1
5
Extinción
Sesiones
2. LA MODIFICACION EXPERIMENTAL DE LA ACTIVIDAD SINAPTICA ALTERA LA CAPACIDAD
Grupo control
DE APRENDER. La inducción experimental de potenciación a largo plazo (LTP) en el circuito
Grupo con LTP inducida
hipocámpico de ratones silvestres impide que adquieran un condicionamiento clásico del
reflejo corneal con la misma capacidad que los ratones controles. Esto se debe a la excesiva
potenciación de las sinapsis hipocámpicas.
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
77
a. Diseño experimental
Muscimol
Registro
unitario
reforzador del movimien-
100
24
80
20
to aprendido. El cerebelo
Cerebelo
modula las características
Estimulación
cinéticas (amplitud, durarespuestas motoras aprendidas, pero no interviene
Núcleo
rojo
12
Cánula guía
Núcleo
interpósito
40
20
directamente en el aprendizaje de las mismas. El
Núcleo
facial
la inhibición (arriba, en rojo)
como la activación (abajo,
en violeta) del núcleo interpósito del cerebelo modifica
la amplitud de la respuesta
palpebral aprendida, sin
Electrodos para registro
de la electromiografía
del músculo orbicular
de los párpados
Bobina
palpebral
que ello repercuta en la
curva de aprendizaje (en
azul). Los asteriscos indican
das fueron estadísticamente
significativas.
toneurona y todas las fibras musculares
que ésta inerva) ocupa un lugar preciso y
exclusivo en la superficie del rostro.
En primates, el cierre de los párpados
obedece a la contracción del músculo
orbicular de los párpados, en tanto que
su apertura depende de la acción del
músculo elevador de los párpados. Los
animales con membrana nictitante (la
mayoría de los vertebrados terrestres)
poseen, además, el músculo retractor del
ojo, que se inserta en la porción posterior
del globo ocular; este músculo retrae el
ojo hacia el fondo de la órbita, para permitir el deslizamiento de dicha membrana por la superficie corneal.
La mayoría de los músculos faciales carecen de propioceptores típicos. Desde el
punto de vista funcional, esto se traduce
en que no hay reflejo de estiramiento en
la musculatura palpebral. En ausencia de
propioceptores, las motoneuronas que
inervan el músculo orbicular se hallan
privadas de información relativa a la posición que ocupa el párpado sobre el globo
ocular. La posición palpebral durante la
vigilia la determina el músculo elevador
de los párpados, pues las motoneuronas
78
8
4
0
0
Estimulación
100
Tono
que las diferencias obteni-
***
***
Tronco
del encéfalo
Porcentaje de respuestas
condicionadas
análisis muestra que tanto
16
60
Inyección
ción y estabilidad) de las
Soplo
de aire
que lo inervan tienen información de la
posición del ojo en la órbita. Durante los
movimientos palpebrales sacádicos que
acompañan a los movimientos oculares
rápidos, el músculo orbicular se encuentra relajado. Este músculo sólo se activa
cuando los párpados se cierran de forma
refleja y durante movimientos voluntarios y de origen emocional.
Respuestas palpebrales
de las motoneuronas faciales
Hemos investigado la actividad de las
motoneuronas faciales que inervan al
músculo orbicular de los párpados en
el gato despierto durante la realización
de respuestas palpebrales reflejas y condicionadas. Esas motoneuronas generan
dos brotes de potenciales de acción (a los
4-6 y 10-16 ms) en respuesta ante la presentación de un soplo de aire intenso a la
córnea homolateral; hemos comprobado
que codifican la velocidad con que el párpado se cierra durante el reflejo corneal,
pero no la posición del párpado sobre el
globo ocular.
La activación de las motoneuronas del
músculo orbicular durante el condiciona-
80
24
**
**
20
16
60
12
40
8
20
4
0
0
Amplitud máxima
de la respuesta condicionada
3. El cerebelo como
b. Análisis
Sesiones
de condicionamiento
miento clásico del reflejo corneal es más
débil que la que presentan durante las
respuestas palpebrales reflejas. Además,
no codifican la velocidad del desplazamiento del párpado durante las respuestas condicionadas, sino su posición. De
lo que se desprende que las respuestas
reflejas se elaboran, de preferencia, en
el soma de las motoneuronas —con su
consiguiente despolarización—, mientras
que las respuestas aprendidas se elaboran, de preferencia en las dendritas, con
una despolarización sostenida, aunque
menos intensa.
Tales diferencias funcionales en la
actividad de las motoneuronas faciales para la generación de respuestas
reflejas y aprendidas explican que la
cinética palpebral diverja en ambos
tipos de respuesta. A simple vista no
se aprecia el fenómeno, porque en
ambos casos el párpado se mueve con
celeridad. Reviste, sin embargo, importancia funcional, porque sugiere que
son circuitos neuronales diferentes los
que realizan las respuestas reflejas y
los que realizan las respuestas palpebrales condicionadas.
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
¿Dónde se hallan los centros neuronales relacionados con el movimiento
palpebral? En colaboración con Sara
Morcuende, de la Universidad de Sevilla,
y de Gabriella Ugolini, del CNRS en Gifsur-Yvette, realizamos un experimento
de marcaje neuronal, para reconstruir la
pirámide invertida que forman todas las
neuronas del cerebro que directa o indirectamente convergen sobre el núcleo
motor del nervio facial.
Inyectamos el virus atenuado de la
rabia en el músculo orbicular de la rata.
El virus “viaja” a lo largo del axón en
dirección al soma de las motoneuronas.
Una vez en el soma, se replica e invade
las neuronas que proyectan sobre las motoneuronas. Este proceso de transporte
transináptico retrógrado se repite varias
veces hasta marcar todos los grupos neuronales del cerebro relacionados con los
movimientos palpebrales. De todas las
estructuras marcadas con el virus, nos
concentraremos en el cerebelo y el hipocampo.
Las neuronas de tipo A se activan
unos 20 ms después del inicio del movimiento palpebral. El perfil de su frecuencia instantánea de disparo semeja el
perfil de ese movimiento, sin que haya
podido demostrarse que la frecuencia
instantánea de disparo de dichas neuronas guarda relación con la posición,
velocidad o aceleración del párpado
durante movimientos reflejos, voluntarios o aprendidos. Las neuronas de tipo
A tienen una frecuencia media de disparo de 10-60 potenciales de acción por
segundo en el gato despierto, frecuencia
que se incrementa (hasta los 300 potenciales de acción por segundo) durante
los movimientos palpebrales reflejos y
aprendidos.
a. Ratón knock-in para la PLCγ
Por su parte, las neuronas de tipo B,
que se sitúan entremezcladas con las
neuronas de tipo A en el mismo polo
rostral del interpósito posterior, se inhiben durante el movimiento palpebral, ya
sea de origen reflejo o condicionado. Las
neuronas de tipo B tienen una frecuencia
espontánea de disparo de 30-80 potenciales de acción por segundo, frecuencia
que decae hasta su extinción durante el
movimiento palpebral. También en este
caso, la inhibición en el disparo neuronal
se inicia unos milisegundos después que
el movimiento del párpado.
Los cambios en frecuencia, activación
o inhibición, que se observan durante el
registro electrofisiológico de las neuronas de tipo A y B del núcleo interpósito
BDNF
Membrana
celular
Receptor
TrkB
Y816
PLCγ
IP3 y DAG
Ca2+
Papel del cerebelo
en el aprendizaje motor
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
CaMKIV
Núcleo
celular
CREB P
Transcripción
b. Actividad sináptica en el hipocampo
140
c. Grado de aprendizaje
100
120
100
Menos
potenciación
80
60
1
4
1
5
10
Habituación Condicionamiento
1
5
Extinción
Porcentaje de respuestas condicionadas
Incremento del potencial
sináptico generado en CA1
En un estudio inicial, realizado en colaboración con Agnès Gruart, de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, y
Gemma Guillazo Blanch, de la Universidad Autónoma de Barcelona, describimos
la presencia, en los núcleos profundos
del cerebelo, de neuronas relacionadas
con los movimientos reflejos del párpado, producidos por estímulos táctiles,
acústicos y visuales. Tales neuronas se
hallan en la región rostro-lateral del
núcleo interpósito posterior, así como
en la cara medial del núcleo dentado;
pueden identificarse, durante el registro electrofisiológico en el animal despierto y alerta, mediante su activación
antidrómica desde el núcleo rojo, que es
el núcleo troncoencefálico sobre el cual
proyectan.
Las neuronas del polo rostral del interpósito posterior presentan una actividad
eléctrica relacionada con respuestas palpebrales reflejas y condicionadas. Dichas
neuronas pueden clasificarse en dos tipos
(A y B) en función de la actividad eléctrica desarrollada durante el movimiento
palpebral.
80
60
40
Menos
aprendizaje
20
0
1
4
1
5
10
Habituación Condicionamiento
1
5
Extinción
Sesiones
Sesiones
Grupo control
Ratón knock-in PLCγ
4. LA NEUROTROFINA BDNF participa en el aprendizaje asociativo. Los ratones con
una mutación selectiva en el sitio de unión (Y816) de la fosfolipasa Cg (PLCg) al receptor TrkB para la neurotrofina BDNF no adquieren un aprendizaje asociativo del
mismo nivel cualitativo que sus controles; la potenciación sináptica entre CA3 y CA1
es también menor que en los controles.
79
80
an
/ jkit
hoto
ockp
rojo) sobre la activación de las motoneuronas que inervan el músculo orbicular
de los párpados. El resultado motor es
la generación de una respuesta palpebral aprendida de menor amplitud de
lo normal.
En un análisis matemático realizado
con todos los datos disponibles en nuestro laboratorio relativos a la actividad del
cerebelo durante pruebas de aprendizaje
motor hemos demostrado, en colaboración con Gruart y con Raudel Sánchez
Campusano, de la Universidad de Santiago de Cuba, que el cerebelo funciona
180o fuera de fase con la actividad de las
motoneuronas, a fin de facilitar su rápida
despolarización, una vez que entran en
período refractario siguiendo a su activación inicial por la presentación del
estímulo condicionado.
Así pues, el núcleo interpósito posterior del cerebelo contribuye a la despolarización de las motoneuronas faciales
durante el intervalo de tiempo entre el
inicio del estímulo condicionado y del incondicionado, momento en que aparece
la respuesta palpebral condicionada.
Se trata de un efecto atribuible a las
neuronas de tipo A, que proyectan sobre
la región dorso-medial del núcleo rojo,
mientras que las neuronas rubrales proyectan monosinápticamente sobre las
motoneuronas del músculo orbicular
de los párpados. A su vez, es probable
que las neuronas de tipo B proyecten
sobre interneuronas localizadas en las
proximidades del núcleo del tercer par
craneal y contribuyan a inhibir (o des-facilitar) la actividad de las motoneuronas
del músculo elevador de los párpados,
favoreciendo así el cierre de los mismos
durante la respuesta condicionada.
De acuerdo con nuestros datos experimentales, el cerebelo opera como un
órgano reforzador de la orden motora
procedente de alguna otra estructura
cerebral, probablemente de la corteza
motora y premotora. Así se ha ratificado en nuestra investigación (con Elena
Porras y Eduardo Domínguez del Toro, de
la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, y con el grupo de Frantisek Vôzeh, de
la Universidad Carolina de Pilsen) sobre
ratones Lurcher, que sufren una grave
alteración de los circuitos cerebelosos.
© ist
posterior del cerebelo no se producen
al inicio de las sesiones de condicionamiento. Antes bien, acontecen con una
pendiente de sólo 0,05 potenciales de
acción por segundo y ensayo. Esta pendiente tan poco pronunciada revela que
dichas neuronas aumentan (las de tipo
A) o disminuyen (las de tipo B) sus frecuencias medias de disparo de potenciales de acción alrededor de 5 potenciales
de acción por segundo cada 100 ensayos.
Semejante incremento de actividad sólo
es detectable en el intervalo entre la presentación del estímulo condicionado y
el inicio del estímulo incondicionado;
es decir, durante la realización de la respuesta palpebral aprendida.
En cualquier caso, la actividad neuronal se halla ligada a la aparición de la
respuesta condicionada y no a la mera
presentación de la pareja de estímulos
condicionado e incondicionado. Este
último punto indica que el núcleo interpósito posterior del cerebelo guarda
relación con la realización del movimiento palpebral aprendido, pero no con su
iniciación o génesis, ya que la activación
(tipo A) o inhibición (tipo B) no precede,
sino que sigue al inicio de la respuesta
condicionada.
En colaboración con Gruart y con Ly­
dia Jiménez Díaz y Juan de Dios Navarro­
López, del Colegio Universitario de Londres, hemos puesto de manifiesto el determinante papel del núcleo interpósito
posterior del cerebelo en la respuesta
palpebral aprendida o condicionada. El
experimento que lo respalda consiste en
la microestimulación de la zona habitual
de registro, ubicada en el polo rostral
del núcleo interpósito posterior. La microestimulación produce una respuesta
palpebral de perfil cinético similar al de
la respuesta condicionada, sobre todo si
se acompaña de la presentación de un
estímulo condicionado.
Por el contrario, la microinyección
de muscimol (un agonista del receptor GABA A) en la misma zona produce
una disminución en la amplitud de la
respuesta palpebral condicionada. En
este último caso, la inhibición de las
neuronas del núcleo interpósito por la
aplicación local de muscimol disminuye
su efecto facilitador (a través del núcleo
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
El hipocampo
y los procesos cognitivos
Hemos abordado también la actividad
eléctrica de las neuronas piramidales de
las zonas CA3 y CA1 del hipocampo durante las respuestas palpebrales reflejas y
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
Grupo control
Ratón transgénico
TgNTRK3
Número de neuronas / mm3 × 103
600
450
c. Actividad sináptica en el hipocampo
*
***
300
150
Grupo control
400
Incremento del potencial
sináptico generado en CA1
a. N.º neuronas
Ratón transgénico TgNTRK3
300
Exceso de
potenciación
200
100
0
0
1
4
1
5
10
Habituación Condicionamiento
CA1 CA3
1
5
Extinción
Sesiones
d. Grado de aprendizaje
del receptor NMDA
200
*
*
150
100
50
0
Porcentaje de respuestas condicionadas
b. N.º subunidades
Porcentaje respecto del grupo control
El ratón Lurcher representa un modelo
experimental excelente para el estudio
de los efectos de la decorticación del
cerebelo. Desde los 3 meses de edad carece de células de Purkinje, con la consiguiente ataxia cerebelosa. Se caracteriza
por una mutación espontánea en el gen
que codifica el receptor GluRd2, el cual
se expresa de preferencia en las células
de Purkinje.
Nos cuestionamos si la ataxia de la corteza cerebelosa repercutía en la ejecución
de actos motores y si entrañaba un déficit
en la capacidad de aprendizaje asociativo.
En pruebas de rutina de habilidad motora (barra elevada, Rotarod, prueba de la
escalera inclinada y caída libre), se observó que el ratón Lurcher manifestaba
un déficit motor significativo, comparado
con animales control de su mismo peso y
edad. Con el tiempo, podía, no obstante,
mejorar su rendimiento en tales pruebas;
retenía, pues, cierta capacidad de aprendizaje motor.
El ratón Lurcher presenta idénticas
capacidades natatorias que los ratones
silvestres, pero su rendimiento en la
piscina de Morris es inferior debido a
que estos mutantes tienen un déficit en
su capacidad de orientación espacial; es
decir, de una función que no se relaciona habitualmente con la actividad del
cerebelo. El reflejo corneal permanece
normal en estos mutantes, indicio de que
este reflejo no depende de una actividad
cerebelosa normal en la medida en que
sí lo hace en los reflejos espinales. Para
la adquisición de este aprendizaje de tipo
asociativo, no se requiere la intervención
de células de Purkinje.
Por último, los ratones Lurcher no
presentan una inhibición por prepulso
similar a la de los controles, aunque su
reacción de sobresalto sea similar. El cerebelo guarda, pues, relación con los circuitos subcorticales y con determinadas
zonas del puente, donde se supone que se
elabora la inhibición por prepulso.
100
Grupo control
Ratón transgénico TgNTRK3
80
60
40
Menos
aprendizaje
20
NR1 NR2A NR2B
0
1
4
1
5
10
Habituación Condicionamiento
1
5
Extinción
Sesiones
5. LA NEUROTROFINA NT-3 está relacionada con la capacidad de apren­dizaje asociativo. Los ratones transgénicos que sobreexpresan el receptor (TrkC) para la neurotrofina NT-3 presentan un evidente déficit en la adquisición del condicionamiento clásico
del reflejo corneal, a la vez que una potenciación excesiva de la sinapsis entre las
células piramidales de CA3 y CA1 del hipocampo.
aprendidas. En esa línea de investigación
conté con la colaboración de Gruart, Alejandro Múnera, de la Universidad Nacional de Bogotá, Rodrigo Fernández Mas,
del Instituto Mexicano de Psiquiatría, y
Dolores Muñoz, del Hospital Ramón y
Cajal de Madrid.
Las células piramidales hipocámpicas
registradas en el gato despierto y en condiciones fisiológicas producen un brote
de potenciales de acción unos 60-80 ms
después de presentado un estímulo novedoso, como un sonido o un breve soplo
de aire aplicado a la córnea del lado contralateral al de registro. Esta respuesta
eléctrica neuronal tiende a desaparecer
con la iteración del estímulo. Ahora bien,
si el estímulo condicionado (el mismo
tono o soplo débil de aire) se empareja
repetidamente con un estímulo incondicionado (soplo de aire fuerte, de unos
3 kg/cm2 de presión, aplicado a la córnea),
la respuesta neuronal al estímulo condicionado aumenta a lo largo de las sesiones de condicionamiento, mientras que
la respuesta al estímulo incondicionado
disminuye o se mantiene igual.
Ese incremento en la frecuencia instantánea de disparo de las células piramidales dibuja una pendiente de aproxima-
81
Transformación
de la información neuronal
en el hipocampo
Con la colaboración de Gruart y Muñoz,
emprendimos el estudio de la actividad
sináptica individual a lo largo del circuito del hipocampo en ratones silvestres y
transgénicos. Implantamos electrodos de
estimulación en la rama supraorbitaria
del nervio del trigémino y electrodos de
estimulación en el músculo orbicular
de los párpados. También se les implantaron electrodos de estimulación en las
colaterales de Schaffer (procedentes de
las células piramidales de CA3) en el hipocampo, así como con electrodos de registro en las dendritas apicales de las células
piramidales de CA1 del hipocampo.
Los ratones se condicionaron con un
paradigma de traza similar al descrito,
con una innovación: a los 300 ms de la
presentación del estímulo condicionado
82
se aplicó un breve (50 ms) pulso eléctrico
en las colaterales de Schaffer y se registró
el potencial monosináptico extracelular
que se produjo en la zona de CA1 (es decir, en la sinapsis entre CA3 y CA1). Así
se pudo seguir la evolución funcional de
esta sinapsis a lo largo del condicionamiento.
Los resultados obtenidos mostraron de
modo convincente que el potencial sináptico, evocado en CA1 por estimulación de
las colaterales de Schaffer, incrementa
ligeramente en su pendiente (medida
en milivolt por segundo) a lo largo del
aprendizaje. Hay, pues, una presumible
facilitación del paso sináptico propiciada
por el proceso de condicionamiento.
En el mismo estudio se puso de manifiesto otra novedad: la inducción experimental de LTP en esa sinapsis bloqueaba
el aprendizaje del animal sometido a condicionamiento. Quedaba así confirmada
en un animal despierto y alerta la relación que existe entre la LTP inducida de
modo experimental y la potenciación
sináptica fisiológica que tiene lugar durante el proceso natural de aprendizaje.
En un estudio farmacológico adicional corroboramos que la LTP inducida
de modo experimental y la potenciación
sináptica fisiológica que tiene lugar durante el aprendizaje requiere la participación del receptor de tipo NMDA para
el neurotransmisor glutamato.
Estas técnicas de registro in vivo, puestas a punto en nuestro laboratorio, pueden aplicarse en ratones transgénicos,
knock-out y knock-in condicionales,
mutantes espontáneos, etcétera.
Otras estructuras corticales
y subcorticales implicadas
Aunque solía darse por cierto que había
un sitio para cada tipo de aprendizaje,
sostengo que cualquier tipo de aprendizaje, incluido el utilizado en este estudio,
presenta un carácter distribuido entre
muchas estructuras nerviosas corticales
y subcorticales. Además de lo mostrado
sobre cerebelo e hipocampo, otras estructuras —núcleo rojo, núcleo amigdalino o septum— modifican también su
actividad durante el condicionamiento
clásico del reflejo corneal.
En la generación de las respuestas condicionadas palpebrales destaca la corteza
motora. En colaboración con A. Múnera y Julieta Troncoso, de la Universidad
Nacional de Bogotá, hemos investigado
sobre ratones silvestres la contribución
de la corteza motora primaria al aprendizaje asociativo. Se condicionó el movimiento de protracción de las vibrisas,
que forma parte de su actividad motora
exploratoria.
La amplitud del potencial evocado en
la corteza motora por la presentación
del estímulo condicionado (un breve
choque eléctrico aplicado en la raíz de
una vibrisa) aumentó en el transcurso
de la sesiones de condicionamiento, prueba de una
potenciación de las
vías aferentes pro-
© istockphoto / jkitan
damente 0,05 potenciales de acción por
segundo y ensayo, semejante a la descrita
para las neuronas del cerebelo. Coincidencia que sugiere que los procesos neuronales relacionados con el aprendizaje
asociativo pueden estar ocurriendo a la
vez en diversos lugares del cerebro: motoneuronas faciales, cerebelo e hipocampo. En mi opinión, estos cambios en la
actividad neuronal corresponden a un
estado funcional particular que abarca
numerosas estructuras cerebrales y que
sería específico para este tipo de aprendizaje.
Aunque se había propuesto que el hipocampo sólo estaría relacionado con la
adquisición de condicionamiento clásico
siguiendo paradigmas de traza, pero no
de demora, la verdad es que, en el gato
despierto, las neuronas piramidales responden del mismo modo a los paradigmas de traza y de demora. Más aún, la
respuesta de las células piramidales del
hipocampo parece independiente de la
modalidad sensorial del estímulo condicionado. El hipocampo guarda una
relación mayor con la relevancia, saliencia o valor predictivo del estímulo condicionado que con la determinación del
intervalo de tiempo entre los estímulos
condicionado e incondicionado o con el
paradigma de traza en exclusiva.
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
80
60
40
20
0
Ratones PS1
100
Ratones APP + PS1
100
Ratones silvestres
80
60
40
20
0
1
1
60
40
20
0
100
Ratones PS1
5
10
Ratones APP
80
Porcentaje de respuestas condicionadas
Porcentaje de respuestas condicionadas
100
Porcentaje de respuestas condicionadas
b. Grado de aprendizaje
Porcentaje de respuestas condicionadas
Ratones APP
Ratones silvestres
a. Densidad de placas
Ratones APP + PS1
80
60
40
20
0
1
1
5
10
Habituación Condicionamiento
Habituación Condicionamiento
Sesiones
Sesiones
6. ALTERACIONES EN LA CAPACIDAD DE APRENDIZAJE DE RATONES QUE SOBREEXPRESAN LAS PROTEINAS APP, PS1 Y APP + PS1. Los ratones transgénicos que sobreexpresan
la proteína precursora del b-amiloide (APP), la preselinina 1 (PS1) o ambas (APP + PS1)
Ratones de ≈ 3 meses
Ratones de ≈ 12 meses
Ratones de ≈ 18 meses
pierden su capacidad de aprendizaje asociativo antes que los ratones silvestres de la
misma edad. Esta pérdida de la capacidad de aprendizaje no está asociada con la densidad de placas de b-amiloide (flechas cortas en a). Las flechas largas en a indican el rastro
dejado por los electrodos de estimulación o registro.
cedentes de la corteza somatosensorial,
es decir, de la zona de los barriles donde
termina la información sensorial de los
mecanorreceptores alojados en la base
de las vibrisas.
Confirmamos, asimismo, que la actividad de las neuronas de la corteza motora
primaria se incrementa antes del inicio
de la respuesta condicionada (es decir,
del movimiento de las vibrisas), lo que
sugiere una posible relación causal entre
ambos fenómenos.
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
Papel de los receptores
para las neurotrofinas
Las neurotrofinas son proteínas que controlan la diferenciación y la supervivencia de muchos tipos neuronales a lo largo
del desarrollo. Intervienen, además, en
los procesos neuronales que hacen posible el aprendizaje y su almacenamiento en forma de memoria. Dos de estas
neurotrofinas, BDNF (de brain-derived
neurotrofic factor) y NT-3, se expresan
en abundancia en el hipocampo y en la
neocorteza, al igual que las tirosina kinasas que actúan como sus receptores, esto
es, TrkB y TrkC, respectivamente.
En experimentos sobre ratones transgénicos hemos abordado la contribución
de los sistemas BDNF/TrkB y NT-3/TrkC
a los procesos de aprendizaje asociativo.
Nos apoyamos en técnicas de condicionamiento clásico del reflejo corneal.
En primer lugar, estudiamos ratones
knock-in condicionales para el sitio de
unión de la fosfolipasa Cg (PLCg) al re-
83
aprendizaje asociativo adquirido por el
animal. Así, mientras que los ratones
TgNTRK3 aprendieron menos que sus
controles correspondientes, la sinapsis
entre CA3-CA1 se potenció a lo largo del
condicionamiento hasta valores muy
superiores a los alcanzados por los animales control. No todo incremento en
la potenciación sináptica es indicativo
de una mayor capacidad de aprendizaje; cabe la posibilidad de la disociación
entre una notable potenciación, o plasticidad, sináptica y un déficit evidente en
el aprendizaje de una sencilla prueba de
tipo asociativo.
7. LOCALIZACION DE DIVERSOS CENTROS NEURONALES QUE PARTICIPAN EN EL APRENDIZAJE ASOCIATIVO. El diagrama ilustra la localización de diversas estructuras corticales (círculos
continuos) y subcorticales (círculos discontinuos) que intervienen en el aprendizaje asociativo en los mamíferos.
ceptor TrkB. Los ratones se prepararon
en el Laboratorio Europeo de Biología
Molecular en Monterotondo por el grupo
de Liliana Minichiello. Los experimentos
de registros electrofisiológicos in vivo se
realizaron en nuestro laboratorio, con la
participación de Gruart y de Mauricio Valenzuela Harrington, de la Universidad
de Valparaíso. A efectos comparativos,
se generaron ratones mutados en el sitio de unión de la proteína Shc al mismo
receptor TrkB.
La importancia de este modelo experimental estriba en que PLCg y Shc actúan
sobre cascadas intracelulares diferentes
que, al parecer, se activan en distintas
zonas cerebrales. De acuerdo con estudios previos realizados por el grupo de
Minichiello, la activación de TrkB y PLCg
opera sobre la vía intracelular de las Ca2+/
calmodulina kinasas y se expresaría preferentemente en el hipocampo, mientras
que la activación de TrkB y Shc actúa sobre la vía intracelular de las RAS/MAP
kinasas y se expresaría preferentemente
en el núcleo amigdalino.
Comparado con sus controles, o con los
ratones heterocigotos para Shc (trkBSHC/+),
los animales heterocigotos para el sitio
de unión de la PLCg (trkBPLC/+) presentaron
déficit para la adquisición de un condicionamiento clásico de traza, así como
84
una menor potenciación de la actividad
en la sinapsis entre CA3 y CA1 y una menor LTP inducida de modo experimental.
En nuestro laboratorio, demostramos en
ratones en condiciones fisiológicas que
el BDNF participa en la consolidación y
almacenamiento de la información generada durante el aprendizaje asociativo.
Un proceso que tiene lugar, al menos, en
el hipocampo y opera mediante la activación de la cascada molecular intracelular
que se inicia a partir de la interacción entre PLCg con su sitio correspondiente en
el receptor TrkB.
Más tarde, y en colaboración con
Gruart y el grupo de Mara Dierssen,
del Centro de Regulación Genómica de
Barcelona, investigamos la contribución
de la neurotrofina NT-3 al aprendizaje
asociativo. En este caso, utilizamos ratones transgénicos (TgNTRK3) que sobreexpresan el receptor (TrkC) para dicha neurotrofina. La sobreexpresión de
TrkC produjo, entre otras alteraciones, un
incremento en la densidad celular en la
región CA3 del hipocampo y un aumento
de las subunidades NR1 y NR2B del receptor glutamatérgico NMDA.
Desde el punto de vista funcional,
tales alteraciones crearon una disociación entre los cambios en potenciación en la sinapsis entre CA3 y CA1 y el
Ratones transgénicos
que emulan la enfermedad
de Alzheimer
A propósito de la enfermedad de Alzhei­
mer, importa dilucidar si el déficit en la
capacidad de aprendizaje y memoria es
una consecuencia directa de la aparición
de depósitos de b-amiloide, con la consiguiente formación de placas, o si existe
una depresión previa de la transmisión sináptica. En colaboración con Elena Porras,
Eduardo Domínguez del Toro y Antonio
Rodríguez Moreno, de nuestro laboratorio, abordamos la capacidad de aprendizaje asociativo en ratones que sobreexpresan la proteína precursora del b-amiloide,
a edades menores de 10 meses.
En los ratones transgénicos que hemos utilizado, el depósito de b-amiloide
no comienza hasta los 13 meses. Estos
ratones sobreexpresan una forma mutada (V642I) de la proteína precursora
del b-ami­loide (APP, amyloid precursor
protein; isoforma 695) y se conocen comúnmente por las siglas APPLd2.
El experimento se realizó con ratones
silvestres de 3 y 10 meses de edad y con
ratones APPLd2 también de 3 y 10 meses de edad. Abordamos su capacidad
de aprendizaje mediante el condicionamiento clásico del reflejo corneal. Seguimos un paradigma de traza. El condicionamiento consistió en la aplicación de
un estímulo eléctrico, muy breve (50 ms)
y débil (1,5 x umbral), sobre la rama supraorbitaria del nervio trigémino, continuado, 250 ms más tarde, por otro estímulo, intenso (500 ms, 2-3 x umbral),
aplicado en el mismo lugar.
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
A modo de conclusión
En resumen, el aprendizaje, aunque sea
de una tarea tan simple como asociar un
sonido con un soplo de aire aplicado a la
córnea, requiere la participación de múltiples estructuras cerebrales. El aprendizaje y su memorización constituye una
tarea distribuida por muchos circuitos
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
nerviosos. Ahora bien, cada estructura cerebral contribuye
con un elemento distinto.
En el caso del condicionamiento clásico del reflejo
corneal, el núcleo motor facial
elabora una respuesta de tipo tónico,
opuesta a la típica respuesta fásica que
caracteriza al reflejo de parpadeo. La
respuesta motora aprendida se genera y
controla en la corteza cerebral, mientras
que el cerebelo contribuye a que el movimiento palpebral sea lo más regular
y estable posible, evitando oscilaciones y
pérdidas de ritmo en la respuesta. Por
su parte, el hipocampo interviene en el
proceso cognitivo de reconocer lo que
se aprende y determinar qué estímulo
avisa del soplo de aire que vendrá después.
Todo lo anterior ocurre, en el cerebro
del hombre y de los animales, de forma
simultánea y coordinada, para posibilitar
la integración dinámica de lo que se hace,
se aprende y se memoriza.
En la actualidad, nuestro grupo está
estudiando muy diversos tipos de ratones transgénicos, mutantes espontáneos, knock-out condicionales y otros,
en los que se han modificado la expresión de neurotransmisores (por ejemplo,
acetilcolina, dopamina, glutamato), receptores (mGluR1, CB1, D1-D5), reguladores del desarrollo neuronal (rielina,
hormonas tiroideas) o enzimas reparadoras del ADN (Polm) relacionados con
los cambios moleculares y ultraestructurales que subyacen al aprendizaje y
la memoria.
© istockphoto / jkitan
Los ratones silvestres de 3 y 10 meses,
así como los ratones APPLd2 de 3 meses
de edad aprendieron la prueba a un ritmo similar, alcanzando una respuesta
máxima (entre 60-70 % de respuestas
condicionadas por sesión) a partir de las
sesiones 5a o 6a. Por el contrario, los ratones APPLd2 de 10 meses de edad fueron
incapaces de adquirir tal aprendizaje asociativo. Tamaña frustración no se debió
a problemas de tipo motor, ya que todos
los animales silvestres y transgénicos
utilizados en el ensayo presentaron un
reflejo corneal normal.
En un estudio posterior, llevado a cabo
con mis colaboradores Gruart y Juan Carlos López Ramos, abordamos la capacidad
de inducción de LTP en la sinapsis entre
CA3 y CA1 en la corteza del hipocampo.
Trabajamos, in vivo, sobre ratones silvestres y transgénicos de hasta 18 meses de
edad. Se observó que los ratones APPLd2
presentaban una LTP de menor duración y de fatiga más rápida que la que
evidenciaban los especímenes silvestres
de su misma edad. Y demostramos que
la transmisión sináptica en el hipocampo y la adquisición de respuestas palpebrales condicionadas están afectadas
en ratones transgénicos que emulan la
enfermedad de Alzheimer, antes incluso de la aparición de placas amiloideas.
Conviene, no obstante, advertir que los
ratones silvestres presentan los mismos
déficit de aprendizaje y de inducción de
LTP experimental cuando alcanzan cierta
edad, sin que eso implique depósitos de
b-amiloide.
De lo anterior se infiere que el estudio
de las capacidades funcionales en ratones
adultos y su progresivo deterioro con la
edad constituye un tema de interés por
sí mismo, con independencia de los modelos experimentales desarrollados en
ratones para la emulación de la enfermedad de Alzheimer.
Bibliografia complementaria
N euronal P romotor N etworks Envolved in
Eyelid R esponses: R etrograde
Transneuronal Tracing with R abies Vi rus from the
in the
O rbicularis O culi M uscle
R at. S. Morcuende, J. M. Delgado
García y G. Ugollini en Journal of Neuroscience, vol. 22, págs. 8808-8818;
2002.
B uilding N ew M otor R esponses: The
Eyelid Conditioning R evisited. J. M.
Delgado García y A. Gruart en Trends
in Neurosciences, vol. 29, págs. 330338; 2006.
Involvement of the CA3-CA1 Synapse in
the Acquisition of Associative Learning in
Behaving Mice. A. Gruart, M. D. Muñoz y
J. M. Delgado García en Journal of Neuroscience, vol. 26, págs. 1077-1087; 2006.
Mutation at the TrkB-PLC g-docking Site
José María Delgado García es catedrático de
fisiología y director de la división de neurociencias de la Universidad Pablo de Olavide
de Sevilla. Ha publicado más de 200 trabajos
de investigación y varios libros sobre temas
relacionados con la fisiología del sistema
nervioso de los vertebrados. Su especialidad es el estudio de los sistemas motores,
particularmente los sistemas motor ocular
y facial, las bases neuronales que subyacen
a los procesos de aprendizaje y memoria, y
los mecanismos de regeneración neuronal.
Preside la Sociedad Española de Neurociencia
y dirige la red europea sobre Neural Regeneration and Plasticity.
Affects Hippocampal LTP and Associative
Learning in Conscious Mice. A. Gruart,
C. Sciarretta, M. Valenzuela Harrington,
J. M. Delgado García y L. Minichiello en
Learning and Memory, vol. 14, págs. 5462; 2007.
D issociation between CA3-CA1 Synap tic
P lasticity and A ssociative L earning
in Tg NTRK3 Transgenic
M ice. I. Sahún,
J. M. Delgado García, A. Amador Arjona, A. Giralt, J. Alberch, M. Dierssen
y A. Gruart en Journal of Neuroscience,
vol. 27, págs. 2253-2260; 2007.
85
ILUSIONES
Ambigüedades y percepcion
Lo que la incertidumbre nos enseña sobre el cerebro
Vilayanur R. Ramachandran y Diane Rogers-Ramachandran
unque el cerebro detesta la ambigüedad, nos sentimos curiosamente
atraídos por ella. Muchas y famosas ilusiones ópticas se sirven de la ambigüedad
para estimular gratamente los sentidos.
La resolución de incertidumbres suscita
un placentero sobresalto en nuestro cerebro, parecido al que se experimenta en el
¡Eureka! de acertar con la solución de un
problema. Tales observaciones llevaron a
Hermann von Helmholtz a señalar que la
percepción tenía mucho en común con el
acto intelectual de resolver un problema.
Esta idea ha cobrado nuevos alientos en
tiempos recientes, defendida por un elocuente paladín, Richard L. Gregory, de la
Universidad de Bristol.
Las llamadas “figuras biestables”, así
las ilusiones (a) donde podemos ver, ora
a una joven, ora a su anciana madre, y (b)
que tanto puede ser un jarrón como un
dos perfiles faciales, se repiten en los libros de texto erigidas en ejemplo claro de
la modificación de la percepción a través
de las influencias “desde lo alto” (conocimientos o expectativas preexistentes)
procedentes de los centros cerebrales
superiores (donde se encuentran ya codificados símbolos perceptivos como
“vieja” y “joven). A menudo se cree que
tal cosa significa que uno puede ver lo
que desea ver, lo cual, aunque absurdo,
contiene más verdad de la que muchos
colegas estarían dispuestos a admitir.
Graciosos volteos
Tomemos el sencillo caso del cubo de
Necker (c, y su variante en d). Esta ilusión
puede ser vista con el cubo orientado
hacia arriba o hacia abajo. Con un poco
de práctica podemos saltar a voluntad
de uno a otro de estos dos perceptos alternantes (aun siendo así, resultan gra-
86
a
ciosos si el volteo es espontáneo, como
si nos hubieran gastado una broma). A
decir verdad, el dibujo no sólo es compatible con dos interpretaciones, según
acostumbra pensarse. Existe un conjunto
infinito de formas trapeciales capaces de
producir exactamente la misma imagen
retiniana, pero en todos los casos el cerebro detecta sin la menor duda un cubo.
Nótese, asimismo, que en cada momento
dado vemos solamente uno de los dos.
El sistema visual parece luchar consigo
mismo para decidir cuál de los dos cubos es el representado en la figura, pero
previamente ha resuelto ya un problema
perceptivo mucho mayor al rechazar millones de otras configuraciones que podrían determinar la misma configuración
retiniana que hemos llamado “cubo de
Necker”. La atención descendente “desde lo alto” y la voluntad, o la intención,
sólo pueden ayudarnos a seleccionar
entre dos perceptos, y no podremos ver
ninguna de las demás posibilidades por
mucho que nos esforcemos.
El cubo de Necker, utilizado con frecuencia como ilustración del papel de las
influencias “desde lo alto”, lo que demuestra es exactamente lo contrario, a saber,
que la percepción es, por lo general, inmune a tales influencias. De hecho, si todos
los cómputos perceptivos se basaran en
efectos “descendentes” serían demasiado
lentos, y de muy poca ayuda nos servirían
en situaciones asociadas a la supervivencia o la propagación de nuestros genes:
huir de un depredador, por ejemplo, hacernos con un bocado o aparearnos.
Conviene caer en la cuenta de que la
ambigüedad no se presenta sólo en figuras sagazmente ideadas, como las de
estas dos páginas o la figura e, donde el
sombreado puede hacer que los círculos
nos parezcan ora cóncavos, ora convexos.
En lo atinente a la percepción, la ambigüedad constituye la regla mucho más a
menudo que la excepción; por lo general,
queda resuelta por otros indicios que ascienden “desde la base” (o que viajan de
través, si se quiere), fundamentados en
un “conocimiento” estadístico del mundo
visual. Tal conocimiento está implantado
en la circuitería neuronal del sistema de
visión, y entra en acción de forma inconsciente para eliminar muchos millones de
falsas soluciones. Pero el conocimiento
b
SCIENTIFIC AMERICAN MIND
A
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
También se da la ambigüedad en la percepción del movimiento. En f se empieza con dos puntos de luz que destellan
a la vez en los vértices diagonalmente
opuestos de un cuadrado imaginario,
que vemos en 1. Se apagan después las
luces, reemplazadas por puntos que aparecen en los otros dos vértices, dibujados en 2. Estos dos marcos se repiten de
forma cíclica. En esta presentación, a la
que denominamos cuarteto biestable, es
posible ver a los puntos oscilar en sentido
vertical ( flechas de trazos) u horizontal
( flechas continuas), pero nunca en ambos
sentidos al mismo tiempo: otro ejemplo
de ambigüedad. Aunque exige mayor
esfuerzo, es posible, lo mismo que con
el cubo de Necker, alternar intencionadamente estos dos perceptos.
Nos hemos preguntado qué ocurriría si se distribuyeran al azar varios de
estos estímulos tetra-biestables por la
pantalla de un ordenador. ¿Cambiarían
todos de orientación cuando se lograse
voltear mentalmente a uno de ellos? O
bien, dado que cualquiera de ellos tiene
una probabilidad del 50 por ciento de
ser vertical u horizontal, ¿oscilaría cada
uno por su cuenta? Es decir, ¿se produce
globalmente la resolución de la ambigüedad (todos los cuartetos tienen el mismo
aspecto) o se producirá por zonas para
diferentes partes del campo visual?
La respuesta es clara: todos bailan
conjuntamente. Tienen que existir efectos cuasi-globales en la resolución de la
ambigüedad. Tal vez desee el lector experimentar con este efecto en su ordenador.
Y podría, asimismo, preguntarse si la misma regla es válida para la ilusión madre/
hija ¿Y qué decir en el caso del cubo de
Necker? Es notable lo mucho que se puede
aprender sobre la percepción a través
de figuras tan sencillas. Por eso el cultivo
de este campo resulta tan seductor.
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
duendes, animales de circo y otros objetos, lo que se conoce por síndrome de
Charles Bonnet. En estas personas, sólo
contribuyen a la percepción las señales
“descendentes”. La desaparición de los
procesos “desde la base”, debida a su ceguera (sea por degeneración macular o
por cataratas), no puede ya imponer límites a sus alucinaciones. Vendría a suceder
como si estuviéramos en perpetua alucinación. Y lo que denominamos “percepción de objetos” consistiría meramente
en seleccionar la alucinación que mejor
concuerda con las señales llegadas desde
los sentidos, por fragmentarias que sean.
La visión, en una palabra, es alucinación
controlada.
Pero, ¿no contradice esta afirmación
lo que antes se dijo, a saber, que la visión
constituye, en buena medida, un proceso
c
SCIENTIFIC AMERICAN MIND
Control del movimiento
No pretendemos insinuar que las influencias “desde lo alto” no desempeñan
papel alguno. En algunas figuras, uno
puede quedarse “enganchado” en una de
las interpretaciones y, en cambio, captar
la otra cuando se nos dice, de palabra,
que existe una interpretación diferente.
Es como si nuestro sistema visual, tomando recursos de la memoria de alto
nivel, “proyectase” una plantilla (por
ejemplo, un rostro de joven o de anciana) sobre los fragmentos, para facilitar
su percepción.
Se podría aducir que el reconocimiento de objetos puede beneficiarse de procesos “descendentes” que toman recursos
de la atención y el recuerdo selectivos. En
cambio, la visión de contornos y superficies, del movimiento y la profundidad
procede principalmente de “abajo arriba”
(uno podría “ver” todas las superficies y
vértices de un cubo, e incluso alargar la
mano y asirlo materialmente y, a pesar
de ello, no reconocer que es un cubo).
De hecho, los autores, después de pasar
todo un día examinando neuronas al microscopio, se han encontrado con que, al
día siguiente, “alucinábamos” neuronas
por todas partes: en árboles, en hojas, en
las nubes. El caso extremo de este efecto es observable en personas que se han
quedado ciegas y comienzan a alucinar
SCIENTIFIC AMERICAN MIND
en cuestión se refiere a las propiedades
generales del mundo, no a propiedades
concretas de las cosas. El sistema visual
tiene integrados en si conocimientos sobre superficies, contornos, profundidades, movimientos, iluminaciones, y así
por menudo, pero no sobre paraguas,
sillas o perros dálmatas.
d
87
¿Crater o isla de Marte?
Pueden verse ambas cosas. Pero la imagen
biestable pertenece al cráter Victoria de
nasa / jpl / universidad de arizona
unos 800 metros de diámetro.
e
ascendente, “desde abajo”? La respuesta a
esta paradoja es que la “visión” no consta
de un solo proceso. La percepción de la
“objetividad” de un objeto —su perfil, su
profundidad superficial y demás características, como ocurre cuando vemos un
cubo como paralelepípedo— constituye
un proceso “ascendente”, mientras que la
identificación y categorización de los objetos, sea en neuronas o en paraguas, es
un proceso de mucho más alto nivel que
se beneficia de la influencia, basada en
recuerdos, de procesos “desde lo alto”.
SCIENTIFIC AMERICAN MIND
f
88
2
1
1
2
El cómo y el qué
También la fisiología respalda esta diferenciación. Las señales aferentes desde
los globos oculares empiezan procesadas
en la corteza visual primaria, ubicada en
la región occipital, para ser luego escindidas en dos sendas visuales: la ruta del
“cómo”, en el lóbulo parietal del cerebro,
y la ruta del “qué”, vinculada a los recuerdos, en los lóbulos temporales. La primera se ocupa de la visión espacial y la navegación, la extensión de la mano para asir
algo, la evitación de obstáculos o pozos,
la esquiva de proyectiles, etcétera, que no
exigen en ningún caso la identificación
del objeto en cuestión.
Los lóbulos temporales, por otra parte, nos permiten reconocer de qué clase
de objeto se trata (un perro, un coche,
una mesa). Este proceso, cabe admitir,
se beneficia, en parte, de efectos “desde
lo alto” basados en la memoria. Existen
casos híbridos, donde ambos efectos se
traslapan. Por ejemplo, en la ilusión rostros/jarrón se da un sesgo hacia las caras.
Pero se puede pasar a ver el jarrón, sin
necesidad de que nos digan explícitamente “busca el jarrón” si se nos indica
que nos fijemos en la región blanca, por
lo que la veremos en primer término en
lugar de considerarla parte del fondo.
¿Es posible que la percepción de figuras
ambiguas, biestables, pueda quedar sesgada de algún modo si son precedidas por
otras figuras inambiguas, una técnica que
se denomina “precesión”? La precesión ha
sido ampliamente explorada en lingüística (por ejemplo, al leer la palabra “pie” precedida por “pierna” se evoca una parte del
cuerpo, mientras que si “pie” va precedida
por “pulgadas” se podría pensar en una regla graduada). Es curioso que tal precesión
pueda darse aun cuando la primera palabra aparezca demasiado brevemente para
que se tenga conciencia de haberla leído.
No se ha estudiado si la percepción puede
ser “cebada” de forma similar. Quizá desee
el lector experimentar con voluntarios.
Por último, como hemos señalado ya en
uno de nuestros artículos, se pueden construir figuras que siempre sean ambiguas,
como la horquilla del diablo o la escalinata
perpetua. Tales figuras paradójicas evocan
asombro, deleite y frustración a un tiempo: un microcosmos de la vida misma.
Vilayanur R. Ramachandran y Diane RogersRamachandran trabajan en el Centro para el
Cerebro y la Cognición de la Universidad de
California en San Diego.
Bibliografia complementaria
The I ntelligent Eye. Richard L. Gregory.
McGraw­– Hill, 1970.
P ercepción del movimiento aparente.
Vilayanur S. Ramachandran y Stuart
M. Anstis en Investigación y Ciencia,
agosto de 1986.
A Critique of P ure Vision. P. S. Church­
land, V. S. Ramachandran y T. J. Sej­
nowiski en Large Scale Neuronal Theories of the Brain, dirigido por C. Koch y
J. L. Davies. MIT Press, 1994.
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
SYLLABUS
Inteligencia animal
¿Cuán inteligentes son los insectos? Los neuroetólogos han descubierto reglas
de una sencillez sorprendente que rigen la construcción de un termitero,
la fabricación de una tela de araña y otras tareas complejas
Jan Dönges
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
riencias y realidad se hallan separadas a
menudo por un abismo cuando se trata de
estudiar la vida interior de objeto móviles.
Sus conclusiones se pueden aplicar directamente al comportamiento animal.
El vehículo más famoso de Braitenberg
posee una rueda en cada costado, que
se activan por sendos motores. El robot
percibe estímulos sensoriales gracias a
dos sensores, fotosensibles. Toda la inteligencia reside en dos cables que unen
el sensor izquierdo y derecho con el motor de su rueda correspondiente. Cuanto
más intensa sea la luz, tanto mayor es la
aceleración del motor. Por consiguiente,
cuando el robot se encuentra una fuente
de luz situada en el flanco izquierdo, el
motor del lado izquierdo se acelera separando al vehículo de la
fuente de luz. Así la
máquina se comporta de forma
fotófoba.
lia / Pi
otr K
oziko
wski
De lo que son capaces de realizar viene
avalado por discernimiento, comprensión
ni planificación. En realidad la inteligencia de esos animales es pura apariencia;
su comportamiento está regido por sencillas interconexiones de sus neuronas. Lo
que acontece es que cuando los humanos
observamos tales comportamientos complejos, tendemos a sobreestimar los mecanismos responsables y los atribuimos a
facultades intelectuales. Mas no hay tal.
Lo avanzó Valentino Braitenberg, director del Instituto Max Planck para cibernética biológica en Tübingen en su
libro Vehículos - Experimentos con seres
cibernéticos, publicado en 1984. Gracias a
una serie de experimentos mentales
Braitenberg demostró que apa-
© foto
E
n una esquina de la cocina, sólo un
palmo por encima de los viejos tablones, junto a una grieta en el rodapié,
se escucha un zumbido monótono: una
mosca ha quedado atrapada en una tela
de araña. Apenas hace un ademán de
aproximación nuestro arácnido, entra en
escena otro congénere más corpulento. El
primero deja la presa y se dirige, se diría amenazante, hacia el intruso. Pero no
habrá ataque. Nuestro arácnido se retira
dejando su botín al espécimen mayor.
Un comportamiento sorprendente
en quien sólo dispone de un milímetro
cúbico de tejido nervioso. En el caso de
las arañas el comportamiento de ataque
parece no limitarse sólo a arremeter contra la presa de una forma estereotipada.
Las arañas evalúan la relación entre el
hambre y el riesgo de resultar heridas en
la caza. Por no hablar de las maravillosas
obras de arte que constituyen sus redes,
que requieren un grado notable de inteligencia espacial.
Las arañas no representan un caso aislado. Hay insectos superdotados: los termes realizan construcciones gigantescas
comparadas con su tamaño; las hormigas
encuentran el camino más corto entre la
fuente de comida y el hormiguero. Incluso la minúscula mosca de la fruta revolotea en una habitación sin percance ninguno. Mientras el ser humano dispone
de cien mil millones de neuronas, los
animales inferiores apenas disponen
de un tejido nervioso cien mil veces
menor para evitar los obstáculos,
reconocer los objetos o planificar y modificar rutas. ¿Cómo lo consiguen?
1. ¿INTELIGENCIA ANIMAL?
En el proceso de búsqueda de fuentes de
alimento, si cada hormiga se limita a seguir
el camino de la anterior, se establece de
forma autónoma una red de caminos extremadamente eficiente.
89
HORMIGAS
CON CUENTAPASOS
La hormiga del desierto Cataglyphis,
cuando termina sus rastreos por el
desierto, retorna a su punto de partida
siempre en línea recta. Los biólogos de la
Universidad de Zúrich realizaron en 2006
un experimento que consistía en ponerles “zancos” en el momento en que
emprendían la vuelta. Así, sus pasos eran
más largos; las hormigas entonces se
pasaban de largo del nido. Cataglyphis
cuenta los pasos; gracias a ello y a la polarización de la luz deducen la dirección
y la longitud del camino de vuelta.
Un primitivo cerebro
de dos cables
No obstante, si las conexiones de los sensores y los motores fueran cruzadas, el
vehículo se estrellaría contra cada fuente
de luz. Aunque resulta difícil de imaginar un cerebro más primitivo que éste,
basado en dos cables, el vehículo exhibe
un comportamiento casi impredecible
cuando circula sobre suelos irregulares o
avanza a trompicones debido a distribuciones de luz irregulares y complejas.
Con pequeñas modificaciones técnicas, ese robot reducido a la mínima
expresión puede refinarse de manera
progresiva. Cuando los movimientos del
vehículo son tales que nos recuerdan al
comportamiento humano o animal, lo
sobrevaloramos de manera inconsciente
y le atribuimos sentimientos rectores del
conjunto. ¿No puede decidirse cuál es la
luz que prefiere? ¿No se atreve a salir de
la esquina? La escena de la batalla entre
arácnidos antes descrita podría explicarse de forma análoga.
Las conclusiones que obtuvo Braitenberg entonces de sus observaciones
inspiraron muchas líneas de investigación: la mejor manera de descubrir el
mecanismo real que subyace a un comportamiento es intentar reconstruirlo.
En la mayoría de los casos la solución
más fácil suele resultar la correcta, y se
obtiene sin re­c urrir a condicionantes
psicológicos previos.
Quien quiera saber por qué una hormiga avanza en una dirección determinada no debería limitarse al análisis de
su anatomía. Un sistema nervioso libre
de los insectos resulta demasiado complejo para explicar semejantes funciones.
Numerosos científicos recurren hoy en
día a dispositivos artificiales para comprender mejor el comportamiento natural. Eso no significa reducir los animales
a meros ordenadores biológicos, subraya
Dave Cliff, de la Universidad de Bristol.
Las simulaciones y los robots son sólo
herramientas que nos ayudan a ver entre bastidores.
Desde los años noventa etólogos e informáticos trabajan bajo el mismo abrigo de la “neuroetología computacional”.
Los biólogos ofrecen a los expertos en
cibernética un escenario real para sus
planteamientos teóricos, y los ingenieros disponen, a su vez, de ejemplos de
soluciones eficaces que ofrece la naturaleza. La cooperación ha cambiado la
metodología de trabajo en el ámbito de
la inteligencia artificial: no es imprescindible que las creaciones cibernéticas
estén regidas por sistemas cada vez más
complejos; a menudo bastan mecanismos muy sencillos para conseguir las
funcionalidades deseadas.
El paradigma de este principio es
“Squirt”, un robot extremadamente simple, procedente de la prehistoria de la
neuroetología asistida por ordenador. Su
diseñador fue Rodney Brooks, del Instituto de Tecnología de Massachusetts.
Squirt imita, en sentido amplio, el comportamiento de una cucaracha: inspecciona fuentes de ruido y se oculta ante
la claridad de la luz. Brooks programó el
vehículo para avanzar sólo, mientras su
sensor lumínico señalizase la presencia
de luz. La regla número dos: “cuando se
apaga la luz, dirígete hacia los focos de
ruido”. Y la número tres: “si la luz está
apagada y no se percibe ningún ruido,
espera un instante y después avanza en
línea recta”.
Los científicos consideran que la mayoría de los insectos deben su aparente
inteligencia a reglas y procesos similares.
Sin embargo, en su caso la relación “causa-efecto” del lenguaje informático se ha
transcrito a la lógica de sus conexiones
neuronales; habitualmente disponen de
conexiones que unen directamente los
componentes sensitivos de los motrices.
En breve, determinadas conexiones fijas
reflejas podían coordinar las piernas.
El sistema nervioso de insectos, arañas
y cangrejos está formado por ganglios,
concentraciones de neuronas, repartidos
por todo el cuerpo. De acuerdo con la
morfología, por lo común alargada y segmentada de los animales, se disponen los
ganglios en forma de escala de cuerda:
cada segmento del cuerpo está dotado
EL ARTE DEL ILUSIONISMO
Una de las primeras esculturas robotizadas dirigidas por ordenador
del mundo ha resultado siempre curiosa, pero a la vez algo tímida.
Nos referimos a “Senster”, que desde 1970 viene provocando en
los visitantes dicha impresión. Provisto de micrófonos y equipos de
cortesia de olga ihnatowicz
radar para auscultar su entorno, estira el cuello y dirige la cabeza
90
hacia el foco si oye rudos ligeros; ante sonidos estridentes y movimientos rápidos, se esconde. Su creador, el escultor “cibernético”
Edward Ihnatowicz (1926-1988) seguía el principio que Valentino
Braitenberg describió posteriormente: un comportamiento impredecible y similar al humano nos lleva a sobreestimar la vida interior
de una máquina.
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
2. ROBOT-ESCARABAJO NEUMATICO.
Los investigadores de la Universidad Case
Western de Cleveland (Ohio) dotaron a su
“robot V” de un aparato locomotor estrechamente parecido al de una cucaracha;
disponía, por ejemplo, de músculos dilatables. Las características mecánicas de las
patas ayudan a la máquina a mantener el
de dos ganglios situados uno a cada lado
respectivamente, los “peldaños”. Estos se
unen a su vez con los segmentos continuos (los “largueros”). Los ganglios más
desarrollados, situados en la parte superior de esa escala representan el cerebro.
Son los impulsores de las señales de los
órganos sensitivos. Además, desde aquí
se envían impulsos de control a lo largo
de la escala.
Sin cabeza funciona también
Aunque cortemos la unión entre los
ganglios superiores y los inferiores, los
animales seguirán desenvolviéndose
sin excesivas complicaciones. El centro
de control no parece una pieza imprescindible, por lo menos en lo que respecta
al desplazamiento. Como sospecha Holk
Cruse, de la Universidad de Bielefeld,
seis sistemas reflejos unidos físicamente entre sí controlan el movimiento de
la pata.
El equipo de Cruse investigó ese principio en insectos palo. Desde hace 15 años
viene ensayando diferentes variantes
técnicas de “Terry”, una creación suya
de seis patas que anda. El que una pata se
afirme sobre el suelo o tenga que alzarse depende sólo de las patas contiguas.
Cruse y sus colegas logran, mediante seis
reglas, que el robot no pierda el paso.
cortesia de daniel kingsley
equilibrio.
Ejércitos completos de máquinas concebidas siguiendo esas premisas pueblan
hoy multitud de laboratorios de todo el
mundo. Su estilo de desplazarse caracterizado por una alta estabilidad y capaz
de funcionar sin una unidad de control
central ha demostrado ser adecuado para
insectos mecánicos todoterreno.
Pero, ¿qué ocurre con maniobras más
complejas, como rodear un objeto en
pleno vuelo? ¿Es necesario que la mosca
reconozca el objeto que le obliga a variar
su trayectoria? En absoluto. Para acometer esa maniobra no requiere una imagen
tridimensional de su entorno; un mecanismo muy extendido en el reino animal
se basta para lograrlo: el flujo óptico.
Desde la perspectiva de la mosca, todos los puntos llamativos, así los puntos
de contraste claro-oscuro, “fluyen” en
una dirección característica. Si la mosca
se desplaza a lo largo de la pared, todas
las marcas de la pared forman una pista
recta que se desplaza hacia atrás. En caso
de que los vectores de flujo se desplacen
hacia abajo, eso significa que la mosca
se mueve con trayectoria ascendente.
Un insecto que sea esencialmente capaz
de mantener constante una dirección de
vuelo y reaccionar en la dirección contraria cuando la situación lo exige, puede
por lo menos volar en línea recta.
El riesgo se presenta cuando los vectores de flujo divergen de un modo asteriforme. Dicha situación se produce al
volar la mosca contra un objeto o cuando
el objeto se aproxima. Cuanto más rápida es la aproximación, con mayor celeridad se desplaza la sucesión de puntos
que configuran la imagen. La regla de oro
reza aquí: “Evitar estrellas implica evitar
colisiones.”
El equipo de colaboradores de Dario
Floreano, de la Universidad Politécnica
Federal de Lausana, ha aplicado dicho
principio a un objeto volador ligero de
su creación: un robot volante de sólo
diez gramos de peso, capaz de circular
de forma totalmente autónoma y libre de
colisiones por el interior de un edificio.
Por su peso y su alto consumo eléctrico
quedaban excluidos un indicador de momento inercial, sensores de distancia o
receptores de GPS. En su lugar, se contaba
con dos minicámaras y un microprocesador de control para dirigir las maniobras
3. TERMITERO VIRTUAL.
Hay insectos artificiales que depositan
dan ladley y seth bullock
material de construcción y forman pasillos
orientándose por feromonas simuladas, a
imagen de sus modelos de la naturaleza
viva. El programa tiene en cuenta el viento
y la evaporación como variables de entorno
que afectan al proceso.
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
91
Dejarse llevar por el aroma:
inteligencia y alta tecnología en el hormiguero
Los “algoritmos de las hormigas” se han hecho populares entre los científicos. Los
programas informáticos utilizan la capacidad típica de las hormigas de cubrir un espacio
con una red eficiente de senderos. En eso rivalizan con los sistemas informáticos buscadores de rutas más depurados. Pero, ¿cómo consiguen esos invertebrados trazar sus caminos
de forma que el recorrido entre nido y fuente de alimentación sea el más corto?
Jean-Louis Deneubourg, de la Universidad de Bruselas, descubrió en 1989 que los animales emiten una feromona mientras se desplazan, que atrae a sus congéneres. Cuanto
mayor sea la concentración de esta sustancia aromática, tanto mayor es la atracción que
sienten las hormigas de seguir la dirección emprendida. Si hay dos caminos de distinta
longitud para llegar a la fuente de alimento, la intensidad de olor en la más corta aumenta
automáticamente en comparación con la corta. Una hormiga que va por dicho camino
recorre ida y vuelta, doblando así la concentración de feromonas, mientras que en la
ruta alternativa el animal quizás esté todavía de camino.
Deneubourg reconoció que ese mecanismo llevaba en la mayoría de los casos a generar
una estructura de caminos óptima. Propuso utilizarlo en aplicaciones técnicas. Algunas
empresas están ya aplicando la inteligencia del hormiguero con éxito: colonias de hormigas
virtuales deambulan por mapas en los que las ciudades simulan las fuentes de alimento.
Hay empresas de transporte que, a partir de los resultados, trazan rutas para sus flotas
de camiones, tarea que según el modelo clásico requiere un gran esfuerzo de cálculo. Otra
propiedad afortunada: ya que no todas las hormigas siguen siempre el camino marcado,
de forma permanente se generan vías alternativas que pueden ser aprovechadas si se
produce un atasco en la vía principal.
aéreas del “Microflyer” de Floreano en el
espacio de su laboratorio. El sistema se
rige por los principios del flujo óptico.
Sólo se necesitó un sensor de momento
de giro (giróscopo) que tuvo que aplicarse para la corrección de los datos que de
vez en cuando se escapaban.
Si la electrónica indica que los vectores
de flujo divergen en forma de estrella, el
artificio volante realiza un giro estándar
y se dirige en sentido opuesto, a toda velocidad. Cierto prototipo evolucionado
del mismo modelo, dotado de cámaras
adicionales aunque en el marco del principio del flujo óptico, consiguió incluso
controlar la altura del “Microflyer”; tal
hazaña se realizaba en anteriores versiones mediante control remoto. La técnica
ha demostrado ser tan sencilla y efectiva,
que se ha podido prescindir de una cámara. Los propio chips fotosensibles de
los “ratones” ópticos bastan para llevar a
cabo dicha función.
En el caso de las telarañas, la combinación de sencillas reglas da lugar a
resultados francamente estéticos en sus
92
telas. No ha sido necesario que lo aprendan. Se trata de un instinto innato que
se rige siempre por el mismo principio.
La araña de jardín (Araneus diadematus)
genera primero una suerte de estructura perimetral, uniendo filamentos y
constituyendo una especie de bastidor.
Le siguen todos los radios en los que la
araña fija en principio una espiral de apoyo a la construcción y finalmente la espiral adhesiva. Estos hilos se despliegan
en círculos concéntricos, cada vez más
próximos y de fuera adentro. A menudo,
vuelve atrás para rellenar de forma óptima el espacio, hasta que termina por
alcanzar el centro.
Thiemo King, de la Universidad de
Aarhus, y su colega Fritz Vollrath, de la
Universidad de Oxford, llevaron a cabo
un análisis exhaustivo, a finales de los
años noventa, sobre cómo lograba la
araña sus creaciones, habida cuenta de
que carece de un plan constructivo. La
solución reside en utilizar un patrón de
comportamiento interno bastante sencillo: ¿qué hacer cuando se llega a un
cruce? ¿Hacia dónde girar, si el siguiente
hilo se halla a una cierta distancia? Cada
decisión depende del escenario contiguo,
es decir, de conceptos locales próximos.
Todo lo demás es irrelevante.
Bastan 15 de estas instrucciones para
tejer una preciosa telaraña. La araña robótica construía redes que en múltiples
aspectos correspondían al modelo real.
Tanto las arañas reales como las virtuales vuelven atrás para completar su red
y ajustarla con la misma frecuencia. La
geometría y el tamaño de la telaraña
constituyen también factores equivalentes en ambos casos. En los ensayos,
se fabricó un robot que, en vez de tejer,
dibujaba líneas en un papel. Utilizando
sensores de luz para captar los estímulos
la araña se movía por la textura recién
trazada.
No queremos afirmar que Krink y Voll­
rath lograsen descifrar por completo la
naturaleza del comportamiento de las
arañas. Pero mientras no sea posible obtener el plan constructivo y modelo de
comportamiento a partir del funcionamiento real de su tejido nervioso, es lo
máximo a lo que se puede aspirar. Puede
considerarse, por tanto, una aproximación válida. Las telarañas representan
el límite superior de las capacidades
individuales de este tipo de cerebros
menores.
Construcción de residencias
comunitarias
Las imponentes construcciones de los
termes, cuya altura supera la estatura
de un humano, son ejemplos de refinada “técnica”. Provistas de un sistema
de túneles, pasillos, conductos de ventilación y otras estructuras de servicio,
dichas construcciones permiten que los
parámetros de humedad, composición
del aire y calor se mantengan constantes en el interior. Así consiguen que un
hongo que les sirve de base alimenticia
disponga de las mejores condiciones de
crecimiento. El terme ciego y diminuto
que forma parte de la comunidad no tiene ni idea de todo esto, ni posee un plan.
Aquí tampoco podemos hablar de inteligencia desde la perspectiva psicológica.
Los artrópodos de marras se limitan a
ejecutar sencillas reglas que adquieren
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
MOVIMIENTO DE CAJAS COLECTIVO
Un grupo de investigación de la Universidad de Alberta logró
laboratorio de investigacion robotica, universidad de alberta
imitar el comportamiento de una colonia mediante robots. Los
colocaban de suerte tal, que entre ellos y un objetivo había una
caja provista de luz y la desplazaban al azar, unas veces en la
dirección asignada y otras veces los robots debían modificar su
posición. En la mayoría de los casos la caja llegaba al destino.
La ventaja de este procedimiento estriba en la simplicidad del
mecanismo. Cada vez hay más científicos interesados en el
principio de la “colonia de robots”; se piensa en miniartefactos
voladores intercomunicados que escudriñen un área infectada y
arriben al lugar deseado.
eficacia real cuando todos los individuos
de la colonia se rigen por ellas. Opera,
pues, la “inteligencia de la colonia”.
Planteamientos teóricos y modelos
matemáticos identifican las instrucciones que subyacen bajo la actividad
constructora de la colonia. Se trata por
ejemplo de instrucciones como: “Toma
un elemento de la construcción y deposítalo donde haya otro”. Las feromonas,
sustancias olorosas especiales generadas
por los animales, se encargan de que el
proceso no acabe en un caos. Dan Lad­
ley y Seth Bullock, de la Universidad de
Leeds, explican que determinadas manchas que marcan el camino representan
puntos donde está prohibido depositar
material de construcción. Sólo allí donde
el olor del marcador es poco intenso debe
continuarse la actividad fabril.
En 2004, ambos investigadores desarrollaron una simulación tridimensional en la que los termes virtuales
actuaban según las normas mencionadas. No desarrollaron una construcción
suntuosa, pero cubrieron algunos de los
caminos más transitados con una bóveda
y levantaron una cámara de cría completa, dotada de un acceso para los obreros.
En función de hasta dónde se extienden
las moléculas olorosas, hacia dónde las
llevaba el viento o a qué velocidad se
evaporaban, las estructuras adoptaban
diferentes formas y características.
Los expertos en etología denominan
“estigmergia” a este tipo de cooperación:
los insectos no se comunican mediante
señales, como es el caso de las abejas y
su famoso “baile”, sino que interaccionan modificando el entorno, de manera
que sus congéneres se vean impulsados
a realizar ciertas acciones. Ello se aplica
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
también a la construcción de los panales
de las abejas y podría resultar de utilidad en el dominio de la técnica. Zachary
Mason, de la Universidad de Brandeis en
Waltham, deja que las colonias simuladas
de animales se encarguen de determinadas construcciones. Y Adrian Bowyer, de
la Universidad de Bath, desarrolló un robot móvil que, mediante la “estigmergia”,
procesaba determinados componentes
de la madera.
Ni que decir tiene que esas ideas se
hallan todavía lejos de poder aplicarse
en la industria real de la construcción.
Aunque los “algoritmos de las hormigas”
sí han adquirido ya el progreso suficiente
para poder aplicarse en la práctica: existen programas informáticos que simulan
una colonia de hormigas y que generan
redes de comunicaciones físicas muy
eficientes.
¿Acaso podemos explicar todas las habilidades de los insectos mediante simples reglas de este tipo? Todas no. Si bien
es cierto que los mecanismos descritos
son los predominantes, existen estructuras cerebrales que permiten que numerosas especies de insectos dispongan
de capacidad de aprendizaje. Los cuerpos
fungiformes, dos agrupaciones nerviosas cerebrales, engrosadas y dispuestas
en forma de maza. Hay científicos que
sostienen que se trata de una estructura que actúa de puente y está capacitada
para intercambiar señales entre un área
funcional y otra. Si nos imaginamos los
procedimientos sencillos descritos como
raíles verticales entre los órganos senso-
riales y los motores, entonces los cuerpos
fungiformes serían como las agujas para
el cambio de vía neuronal y, por lo tanto,
activarían un nuevo patrón de comportamiento.
Para explicar el comportamiento de
las abejas no bastan reglas fijas configuradas mediante interconexiones inmutables, indican Martin Giurfa, de la
Universidad de Toulouse, y su colega
Randolf Menzel, de la Universidad de
Berlín. Cuando las abejas aprenden que
un determinado color señala el camino a
la fuente de alimento, pueden usar combinaciones que ni tan siquiera existen en
la naturaleza. Así se demuestra el comportamiento adaptativo de los animales,
explican Giurfa y Menzel en un estudio
que llevaron a cabo en 2001 [véase “El
conocimiento de las abejas”, por Randolf
Menzel; M ente y cerebro, n.o 10]. Pero no
se ha profundizado todavía en las condiciones que dirigen ese pensamiento
flexible.
Pese a ello, podemos concluir que los
insectos no sólo nos hacen pensar a veces
que son inteligentes, sino que es incluso
cierto. Y ambas variantes son a su vez
muy refinadas.
Bibliografia complementaria
D as A meisenpatent. B ioroboter und
ihre tierischen
Vorbilder . R. Möller.
Spektrum Akademischer Verlag; Heidelberg, 2006.
93
LIBROS
Comunicacion cerebral
Naturaleza y función de los neurotransmisores
Neurociencia. La exploracion del cerebro,
por Mark F. Bear, Barry Connors y Michael
Paradiso. Wolters Kluwer; Barcelona, 2008.
Handbook of Neurochemistry and Molecular Neurobiology. Neurotransmitter Systems . Dirigido por E. Sylvester Vizi. Sprin-
ger; Nueva York, 2008.
D
e todas las células del cuerpo, sólo
las neuronas intercambian infor­
mación entre sí. Información que, desde
el trabajo clásico de Charles Sherrington
Integrative action of the nervous system,
se admite que se procesa en la sinapsis,
la “superficie de separación” entre neuro­
nas. Al propio Sherrington le debemos el
nombre de sinapsis. El transmisor se libe­
ra en la hendidura sináptica en paquetes
discretos, como resultado de potenciales
de acción. Una neurona promedio esta­
blece unas 1000 sinapsis y recibe unos
10.000 estímulos. Puesto que el cerebro
contiene en torno a 1011 neuronas, habrá
por lo menos 1014 sinapsis para el proce­
samiento de la información.
Esos miles de millones de neuronas,
de tipos muy diversos, se generan en
el sistema nervioso central durante el
desarrollo. Los neuroblastos que dan ori­
gen a semejante plétora celular, se atie­
nen a ciertas reglas. En las primeras fases
aparecen unos tipos de neuronas y otros,
al introducirse en la maduración. Por bo­
tón de muestra, las neuronas de las capas
94
inferiores de la corteza advienen en un
momento precoz, en tanto que demoran
su presencia las neuronas de las capas
superiores. Durante el desarrollo del ce­
rebro, y al paso de la maduración de las
neuronas, se van estableciendo también
billones de sinapsis, excitadoras e inhi­
bidoras. Al final, cualquier aspecto de la
función del sistema nervioso, de la coor­
dinación del movimiento a la sensación
de dolor, dependerá de la comunicación
neuronal a través de sinapsis en circui­
tos específicos del cerebro. La acción de
los fármacos psicoactivos, los trastornos
mentales, el aprendizaje y la memoria
—de hecho todas las operaciones del
sistema nervioso— son imposibles de
entender sin la transmisión sináptica.
La formación de conexiones sinápti­
cas específicas está controlada por un
mecanismo celular de temporización
intrínseco.
Los mecanismos de la regulación del
desarrollo del cerebro, su plasticidad e
integración a través de la neurotransmi­
sión química son cuestiones centrales de
la neurociencia (Neurociencia. La exploración del cerebro). La regulación neural y
endocrina de la mayoría de las funciones
importantes se encuentra bajo el control
de cientos de neurotransmisores, neuro­
moduladores y neurohormonas. Y con la
incorporación de técnicas de formación
de imágenes la neuroquímica en par­
ticular ha ampliado significativamente
el repertorio metodológico. Merced a
la tomografía de emisión de positrones
podemos estudiar in vivo los sistemas
cerebrales de neurotransmisores y neu­
rorreceptores.
Las neuronas actúan como relés eléc­
tricos: recogen información aferente de
otras neuronas a través de las dendritas y
la transmiten a través del axón. La neuro­
transmisión requiere una aposición muy
estrecha entre la parte presináptica y la
postsináptica. Precisa también una dispo­
sición estructural cabal de componentes
celulares a ambos lados de la hendidura
para facilitar la transmisión de la señal.
El transmisor opera sobre el receptor
alojado en el sitio postsináptico y abre o
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
cierra los canales iónicos, estableciendo
una comunicación química entre sitios
presinápticos y sitios postsinápticos. El
efecto de los transmisores concluye con
una degradación enzimática (en el caso
de la acetilcolina) o mediante una re­
sorción hacia los terminales nerviosos
por transportadores. (Sépase, por mor
de completitud, que existe interacción
química y procesamiento de la informa­
ción entre neuronas y entre neuronas y
células efectoras sin que medie estrecho
contacto sináptico.)
Otto Loewi, de la Universidad de Graz,
aportó en 1921 un sólido apoyo al con­
cepto de sinapsis química, operada por
neurotransmisores que traslada infor­
mación de una neurona a otra. Loewi
demostró que la estimulación eléctrica
de axones que inervaban el corazón de
la rana producía la liberación de un com­
puesto químico, molécula que remedaba
los efectos de la estimulación neuronal
sobre el latido cardíaco. Más tarde, Ber­
nard Katz amplió el proceso a la sinapsis
entre el axón de una motoneurona y el
músculo esquelético. En 1951, John Eccles
lo generalizó al sistema nervioso central
de mamíferos. Pero, además de las sinap­
sis químicas, mayoría en el cerebro, se
producen en éste también sinapsis eléc­
tricas, cuya existencia quedó demostrada
en 1959 por Edwin Furshpan y David Pot­
ter, de la Universidad de Harvard.
En las sinapsis eléctricas, se da una
transferencia directa de corriente ióni­
ca de una célula a la siguiente. Se de­
sarrollan en las llamadas uniones de
intervalo (“gap unions”), lugares donde
el espacio entre membranas de las neu­
ronas respectivas es de unos tres na­
nómetros; abundan allí las conexinas,
unas proteínas que se estructuran para
formar canales de conexión. Las uniones
de intervalo suelen permitir el paso de
corriente iónica en ambos sentidos; por
eso se dice que son bidireccionales. Un
potencial de acción en la neurona pre­
sináptica puede producir, casi instantá­
neamente, un potencial de acción en la
neurona postsináptica.
Pero el grueso de la transmisión en
el sistema nervioso corre a cargo de las
sinapsis químicas. La hendidura que se­
para las membranas abarca de 20 a 50
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
Estructura interna de una neurona típica.
nanómetros. Ese intersticio se rellena con
una matriz de proteínas extracelulares,
cuya misión consiste en posibilitar la ad­
hesión entre la membrana presináptica y
la postsináptica. En la porción presináp­
tica de la sinapsis encontramos el botón
axónico, terminal que contiene numero­
sas esférulas, las vesículas sinápticas que
portan neurotransmisores. El tamaño de
la vesícula varía y, con el grosor, el nom­
bre. Pertenece ya al conocimiento común
que la sinapsis puede darse entre axón
y dendrita, entre axón y soma celular y
entre dendrita y dendrita.
Desde el punto de vista estructu­
ral, los neurotransmisores se abren en
tres categorías: aminoácidos, aminas
y péptidos. Al grupo de los aminoá­
cidos pertenecen en el ácido gammaaminobutírico (GABA), el glutamato y
la glicina. Aminas son la acetilcolina, la
dopamina, la adrenalina, la histamina,
la noradrenalina y la serotonina. Por fin,
neurotransmisores peptídicos son la co­
lecistocinina, la dinorfina, encefalinas,
N-acetilaspartilglutamato, neuropéptido
Y, somatostatina, sustancia P, hormona
liberadora de tirotropina y polipéptido
intestinal vasoactivo. Los neurotransmi­
sores de los dos primeros grupos con­
forman pequeñas moléculas orgánicas
que contienen al menos un átomo de
nitrógeno. Los neurotransmisores pep­
tídicos son macromoléculas (Handbook
of Neurochemistry and Molecular Neurobiology).
Cada aminoácido se sintetiza de una
manera peculiar. Glutamato y glicina, del
grupo de los 20 aminoácidos que cons­
tituyen los componentes básicos de las
proteínas, abundan en todas las células
y, por ende, en las neuronas. En cambio,
el GABA y las aminas son producidos
sólo por las neuronas que los liberan;
estas neuronas contienen enzimas que
sintetizan los neurotransmisores a partir
95
Terminal axónica y sinapsis.
de precursores metabólicos. En la libera­
ción del neurotransmisor, se requiere la
despolarización de la membrana, con la
apertura consiguiente de canales de cal­
cio dependientes del voltaje. Las vesículas
sinápticas liberan su contenido por un
proceso de exocitosis. Los neurotransmi­
sores liberados a la hendidura se unen
a receptores, a la manera de la llave y la
cerradura. Una vez que el neurotransmi­
sor liberado ha interactuado con los re­
ceptores postsinápticos, debe ser retirado
de la hendidura para permitir que se pro­
duzca una nueva transmisión sináptica.
La primera molécula identificada
como neurotransmisor fue la acetilcoli­
na. A las neuronas productoras y libera­
doras de esa molécula se las denomina
colinérgicas, noradrenérgicas a las que
utilizan la amina neurotransmisora no­
radrenalina. En consonancia, se habla de
sinapsis glutamaérgicas, GABAérgicas y
peptidérgicas. La acetilcolina se sintetiza
en los botones de los axones colinérgicos.
La colina se toma del espacio extracelular
por su transportador específico. Al tra­
tarse del neurotransmisor de la unión
neuromuscular, la acetilcolina la fabrican
todas las neuronas motoras de la médu­
la espinal y del tronco cerebral, con la
intervención de la enzima colanicetil­
transferasa Se sospecha que la pérdida
de la función colinérgica subyace bajo las
alteraciones del aprendizaje y mengua
de la memoria relacionadas con la edad
y que acompañan al alzheimer.
96
Liberación del neurotransmisor por exocitosis.
El aminoácido tirosina es el precursor
de tres neurotransmisores amínicos, las
catecolaminas, una clase de moléculas
caracterizada por un catecol y un grupo
amina. Nos referimos a la dopamina, la
noradrenalina y la adrenalina o epinefri­
na. Las neuronas catecolaminérgicas se
encuentran en regiones del sistema
nervioso implicadas en la regulación
del movimiento, el estado de ánimo, la
atención y la función visceral. En el cere­
bro, los cuerpos celulares que contienen
norepine­f rina se encuentran en el tallo
cerebral, y sus proyecciones se extienden
desde el prosencéfalo hasta la médula es­
pinal. El hipotálamo constituye uno de
los grandes centros cerebrales de neuro­
nas dopaminérgicas. La norepinefrina es
predominantemente neurotransmisor,
mientras que la epinefrina es la hormona
principal.
Otro neurotransmisor amínico, la
serotonina, también llamada 5-hidroxi­
triptamina (5-HT), se produce a partir
del aminoácido triptófano. Las neuro­
nas serotoninérgicas escasean, aunque
intervienen en los sistemas cerebrales
que regulan el estado de ánimo, la con­
ducta emocional y el sueño. Los cuerpos
celulares de la serotonina se encuentran
situados a lo largo de la línea media ros­
trocaudal del tallo cerebral
A diferencia de otros aminoácidos,
el GABA es exclusivo de las neuronas
que lo utilizan como neurotransmisor.
Asociado a las plantas, en 1950 se des­
cubrió que se encontraba en extrac­
tos cerebrales. Se produce a partir del
glutamato. Por su parte, el glutamato
constituye el principal neurotransmisor
excitador del sistema nervioso central.
Ejerce su función fisiológica uniéndose
a diferentes receptores ionotrópicos y
metabotrópicos.
El concepto de neurotransmisión se in­
cluye en el de neuromodulación. Todos
los neurotransmisores son neuromodu­
ladores. Por neuromodulación cabe en­
tender el conjunto de acciones de todos
los compuestos liberados por las neuro­
nas que producen más de un efecto di­
recto y de corta vida sobre la excitación
neuronal. Los manuales acostumbran
distinguir entre neuromodulación ex­
trínseca, que remite a la capacidad que
posee un sistema de causar cambios glo­
bales que afectan a varios circuitos fun­
cionales, y neuromodulación intrínseca
o constreñida a un circuito determinado.
Los mejores ejemplos de sistemas mo­
duladores extrínsecos son la dopamina,
la noradrenalina y la 5-HT y casi todos
los sistemas acetilcolínicos. A partir de
su inervación de diversas regiones cor­
ticales o subcorticales, los subsistemas
dopamínicos contribuyen a la función
motora, control neuroendocrino, mo­
tivación y aprendizaje conductual. La
inervación masiva de acetilcolina en el
neostriatum constituye un buen ejemplo
de neomodulación intrínseca.
Luis A lonso
MENTE Y CEREBRO 34 / 2009
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