MENTE y CEREBRO y MENTE CEREBRO n.o 34/2009 6,50 € LAS EMOCIONES El lenguaje de las emociones y su interpretación CIENCIA, DESARROLLO Y CEREBRO FOBIA SOCIAL CUIDADO DEL PREMATURO APRENDIENDO A APRENDER RETROSPECTIVA LOUIS PASTEUR 9 771695 088703 ENERO/FEBRERO 2009 AMBIGÜEDAD Y PERCEPCION 00034 ILUSIONES SUMARIO 30 12 16 23 68 12 Aprendiendo a aprender 23 Borrones mentales 52Emociones en el trabajo Silvia Jiménez Torres y Luis Raimundo Guerra Cid Kelly Lambert y Scott O. Lilienfeld Dieter Zapf Existe un acuerdo creciente sobre la necesidad de que el alumno regule su propio aprendizaje. ¿Cuáles serían los componentes principales del proceso? Terapias traumáticas pueden inducir efectos durables en la salud mental. Mantener siempre el rostro amable, cuando uno desearía huir: el dominio de las emociones propias resulta obligado en muchas profesiones. Pero reprimirse siempre, puede dañar la salud. 30 La psicologia ante la muerte 16 Cuidado del prematuro Stefanie Reinberger El comienzo de la vida del niño prematuro es difícil. Con frecuencia supera sus primeras semanas sólo gracias a una técnica médica muy avanzada. La luz, los ruidos, los movimientos bruscos y otros estímulos ambientales le perjudican. Para evitarlos precisa atención especial. Enero / Febrero de 2009 Nº 34 Christoph Uhlhaas Los ensayos acometidos muestran que todo aquel que tiene presente su propio fin desarrolla estrategias inconscientes frente al miedo ante la muerte. 38 Ciencia, desarrollo y cerebro Christine Soares Miguel A. L. Nicolelis se apoya en la conversación entre neuronas para accionar prótesis robóticas. Con ese aval, espera hacer uso del potencial de la población de su país construyendo una red de ciudades de la ciencia. 58Mimica emocional Harald C. Traue ¿Sabemos por la expresión de la cara si los demás están angustiados, enfadados o alegres? El secreto de nuestro acierto reside, al parecer, en prestar la debida atención a las señales mímicas adecuadas. 62Somos lo que sentimos Albert Newen y Alexandra Zinck ¿Qué son las emociones? ¿Qué función desempeñan? ¿Cómo surgen? Se aportan nuevas respuestas a viejas preguntas. Emociones en el trabajo Mimica emocional Somos lo que sentimos 68 Fobia social Christiane Gelitz Ante la inminencia de una reunión social, algunos invitados sufren palpitaciones, temen hacer el ridículo o ni siquiera aparecen. Pero esa fobia admite cura. SECCIONES 5 Encefaloscopio Hable con jóvenes, vivirá más Una solución gélida Alivie su ansiedad, reprima sus anhelos Dos grajos hacen el trabajo ¿Provoca cáncer cerebral el herpes? 74Ratones transgenicos en el estudio de los procesos de aprendizaje y memoria José M. Delgado García En los mamíferos, el aprendizaje motor y cognitivo constituye un proceso distribuido entre diversas estructuras cerebrales, en el que intervienen complejos mecanismos moleculares y de comunicación interneuronal. 52 58 62 Logaritmos naturales El sonido de la vista 9 Retrospectiva Louis Pasteur (1822-1895) 44 Entrevista Mario Gmür: Víctimas de los medios de comunicación 48 Mente, cerebro y sociedad Comorbilidad, abuso de alcohol y trastornos de personalidad Numero de hermanos y repercusiones en la personalidad adulta Inmigracion y salud 86 Ilusiones Ambigüedades y percepción 89 Syllabus Inteligencia animal 94 Libros Comunicacion cerebral MENTE y CEREBRO COLABORADORES DE ESTE NUMERO DIRECTOR GENERAL Asesoramiento y traducción: José M.ª Valderas Gallardo Luis Bou: Encefaloscopio, Borrones mentales, Ilusiones; F. Asensi: Cuidado del prematuro; Angel González de Pablo: La psicología ante la muerte, Entrevista; J. Vilardell: Ciencia, desarrollo y cerebro; Ignacio Navascués: Emociones en el trabajo, Mímica emocional; Sixto J. Castro: Somos lo que sentimos; I. Nadal: Fobia social; Alex Santatala: Syllabus DIRECTORA FINANCIERA Pilar Bronchal Garfella EDICIONES Juan Pedro Campos Gómez Laia Torres Casas PRODUCCIÓN M.ª Cruz Iglesias Capón Albert Marín Garau SECRETARÍA Purificación Mayoral Martínez ADMINISTRACIÓN Victoria Andrés Laiglesia SUSCRIPCIONES Concepción Orenes Delgado Olga Blanco Romero EDITA Prensa Científica, S. A. Muntaner, 339 pral. 1.ª 08021 Barcelona (España) Teléfono 934 143 344 Telefax 934 145 413 www.investigacionyciencia.es Gehirn & Geist HERAUSGEBER: Dr. habil. Reinhard Breuer CHEFREDAKTEUR: Portada: © Fotolia / Franck Boston Dr. Carsten Könneker (verantwortlich) Artdirector: Karsten Kramarczik REDAKTION: Dr. Katja Gaschler, Dr. Hartwig Hanser, Dipl.-Phych. Steve Ayan, Dr. Andreas Jahn, Dipl.-Phych. Christiane Gelitz, Dipl.-Theol. Rabea Rentschler (freie Mitarbeit) DISTRIBUCION para España: SCHLUSSREDAKTION: LOGISTA, S. A. Pol. Ind. Polvoranca Trigo, 39, Edif. 2 28914 Leganés (Madrid) Teléfono 914 819 800 Christina Peiberg, Sigrid Spies, Katharina Werle BILDREDAKTION: Alice Krüßmann, Anke Lingg, Gabriela Rabe LAYOUT: Anke Heinzelmann para los restantes países: REDAKTIONSASSISTENZ: Anja Albat, Eva Kahlmann, Ursula Wessels Prensa Científica, S. A. Muntaner, 339 pral. 1.ª 08021 Barcelona Teléfono 934 143 344 GESCHÄFTSLEITUNG: Markus Bossle, Thomas Bleck PUBLICIDAD Cataluña: Teresa Martí Marco Muntaner, 339 pral. 1.ª 08021 Barcelona Tel. 934 143 344 Móvil 653 340 243 [email protected] Madrid: MMCATALAN PUBLICIDAD M. Mercedes Catalán Rojas Valle del silencio, 28 4.º J 28039 Madrid Tel. 915 759 278 — Fax 918 276 474 Móvil 649 933 834 Copyright © 2008 Spektrum der Wissenschaft Verlagsgesellschaft mbH, D-69126 Heidelberg Copyright © 2009 Prensa Científica S.A. Muntaner, 339 pral. 1.ª 08021 Barcelona (España) Reservados todos los derechos. Prohibida la reproducción en todo o en parte por ningún medio mecánico, fotográfico o electrónico, así como cualquier clase de copia, reproducción, registro o transmisión para uso público o privado, sin la previa autorización escrita del editor de la revista. ISSN 1695-0887 Dep. legal: B. 39.017 – 2002 Imprime Rotocayfo S.L. (Impresia Ibérica) Ctra. de Caldes, km 3 - 08130 Santa Perpètua de Mogoda (Barcelona) Printed in Spain - Impreso en España ENCEFALOSCOPIO Hable con jóvenes, vivirá más a juventud es algo maravilloso”, dijo George Bernard Shaw en cierta ocasión. “¡Es un crimen que se desperdicie en niños!” Finezas aparte, de investigaciones recientes se deduce que la energía juvenil podría no quedar tan desperdiciada. Merced a interacciones sociales, los jóvenes podrían transferir parte de su vigor a las personas de edad, mejorar las capacidades cognitivas de los ancianos, amén de su salud vascular, e incluso prolongar sus vidas. Estos beneficios han sido documentados en mamíferos —ratas, cobayas y primates no humanos—, pero las causas del efecto han permanecido veladas. Ahora, Chun-Fang Wu, de la Universidad de Iowa, ofrece una explicación genética. Wu y uno de sus posgraduados, Hongyu Ruan, han descubierto que la presencia de drosófilas juveniles y activas duplicaba la duración de la vida en un grupo de drosófilas portadoras de una mutación de Sod1, gen que ha sido asociado en los humanos con la enfermedad de Alzheimer y con la esclerosis lateral amiotrófica, un desorden de las neuronas motoras, conocido también como mal de Lou Gehrig. Las moscas de la fruta son sumamente sociales, explica Wu; sus procesos de reproducción y envejecimiento están gobernados por señales grupales. Y la manipulación de sus genes es más sencilla que la de mamíferos homólogos. Por alteración de Sod1, Wu creó moscas que morían al cabo de sólo dos semanas, una cuarta parte de la duración media de su esperanza de vida. Sin embargo, al ser alojadas con moscas más jóvenes, las mutan- MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 tes de Sod1 vivieron alrededor de 30 días. Las moscas mutantes se mostraron más aptas físicamente, de acuerdo con pruebas de calor-estrés y otras medidas, cuando fueron alojadas juntamente con “ayudantes” jóvenes. Pero al serles cortadas las alas a las moscas más jóvenes, se redujeron apreciablemente los efectos positivos sobre la vida de las mutantes, lo que induce a pensar que el ejercicio físico desempeña un papel crítico en el mecanismo de prolongación de la vida. Aunque es bien sabido que el ejercicio es beneficioso para los humanos de edad, parece desarrollado en un contexto social con personas más jóvenes resulta especialmente favorable. Sharon Arkin, de la Universidad de Arizona, dirige un programa clínico en el cual pacientes de Alzheimer participan en sesiones de ejercicio comunal con estudiantes universitarios. Arkin ha demostrado que su programa estabiliza el deterioro cognitivo y mejora el estado de ánimo de sus pacientes. ¿Es posible, pues, que el gen Sod1 esté desempeñando un papel en los humanos? Wu no lo considera imposible. Además de su asociación con el mal de Alzheimer, Wu descubrió que las moscas portadoras de la mutación Sod1 se mostraban más receptivas a señales sociales que las moscas dotadas de otras mutaciones que aceleraban el envejecimiento. Son necesarios estudios ulteriores para determinar las posibilidades terapéuticas de la socialización intergeneracional. En cualquier caso, no es probable que visitar a los abuelos les resulte nocivo. —Erica Westly Una solución gélida ¿Cómo evitar los efectos tóxicos de la reintroducción de oxígeno en organismo tras un traumatismo? L a terapia hipotérmica —consistente en la disminución de la temperatura corporal del paciente para reducir su metabolismo y, parejamente, su necesidad de oxígeno— puede ser la solución, según Hasan Alam, cirujano traumatólogo del Hospital General de Massachusetts, quien ha establecido que esta terapia ha sido eficaz en cerdos de la raza yorkshire que sufrieron heridas críticas. La técnica en cuestión se aplica ya para la conservación de órganos destinados a trasplantes y para reducir las necesidades de sangre oxigenada durante la cirugía cardíaca, pero todavía no ha sido experimentada con amplitud en pacientes traumáticos. A pesar de que ha sido utilizada —y con gran publicidad— en un jugador profesional de fútbol americano llamado Kevin Everett, tras una lesión medular que le dejó paralítico en septiembre de 2007, los tratamientos por hipotermia siguen siendo controvertidos, y los estudios sobre sus efectos no son concluyentes todavía. —Victoria Stern © FOTOLIA / Ivan Grlic “L GETTY IMAGES Los jóvenes, ayudados por un gen, mejoran la salud de los mayores 5 Alivie su ansiedad, reprima sus anhelos U na vez alcohólico, alcohólico de por vida. Aunque el refrán es antiguo, no se ha descubierto hasta hace poco por qué acostumbra ser cierto. El abuso del alcohol durante largo tiempo provoca cambios en el cerebro, torna al individuo más susceptible al estrés y aumenta con ello la probabilidad de que eche mano de la botella para aliviar su ansiedad. Ciertos fármacos que inhiben estas sendas de estrés podrían ayudar a los alcohólicos que se están recuperando a mantenerse abstemios. Científicos del norteamericano Instituto Nacional de la Salud y del Colegio Universitario de Londres criaron ratones carentes del receptor de neuroquinina 1 (NK1R), una proteína que interviene en la respuesta de estrés en el cerebro del ratón. Durante 60 días, se les facilitó a los animales el acceso ilimitado a agua aderezada con alcohol; la concentración de alcohol fue elevándose progresivamente desde el 3 al 15 por ciento. Los ratones con deficiencia en NK1R consumieron mucho menos alcohol que los ratones normales, sobre todo, en las últimas fases, cuando la concentración de alcohol era máxima. Asimismo, dieron muestras de una mayor sensibilidad al alcohol que los ratones normales. En estudios con humanos se ha encontrado que, cuanto mayor es la sensibilidad de un individuo al alcohol, menor resulta la probabilidad de que caiga en su abuso. Seguidamente, el equipo trató a 25 alcohólicos en recuperación, que sufrían ansiedad intensa por la abstinencia, con un fármaco que bloquea el receptor NK1. Tras cuatro semanas de internamiento hospitalario, los sujetos que tomaban el fármaco informaban de menores ansias de beber, lo mismo espontáneas que inducidas por estrés, que los pacientes a quienes se administró un placebo. Cuando se procedió a examinar mediante resonancia magnética la actividad cerebral de los sujetos, se observó que los probandos tratados exhibían menor actividad en la ínsula, una región asociada con el deseo vehemente. Los investigadores creen que el fármaco se orienta hacia una senda de estrés específica de los alcohólicos, pues se ha demostrado que apenas tiene efectos sobre el grado de estrés de pacientes de otros tipos. El autor principal de la comunicación, Markus Heilig, del estadounidense Instituto Nacional de la Salud, advierte que, si bien los resultados del estudio parecen alentadores, no está demostrado que el fármaco vaya a resultar beneficioso a la larga. Es necesario acometer estudios sobre pacientes extrahospitalarios y contemplar una reducción en la bebida. — Melinda Wenner Dos grajos hacen el trabajo Las aves pueden colaborar para asegurarse un festín P ájaros de igual pluma no sólo se juntan en bandada: colaboran también para obtener alimento. En una investigación reciente, unos grajos han resultado ser los primeros no primates en los que se ha observado una cooperación fecunda para hacerse con una plataforma cargada con comida. En la Universidad de Cambridge se han hecho pruebas con una especie de córvidos euroasiáticos, abundantes en Gran Bretaña, parecidos a las grajillas, colocando platos con comida sobre una plataforma inalcanzable desde el aviario. Con un cordel se creaba un bucle que iba y venía desde el aviario hasta la plataforma. Para aproximar la plataforma era necesario tirar simultáneamente de ambos extremos del cordel, lo que sólo sería posible por la colaboración de dos aves; cada una habría de tirar de una punta. 6 MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 JUPITERIMAGES El bloqueo de un mecanismo de estrés en el cerebro reduce el ansia de ingerir alcohol ¿Provoca cáncer cerebral el herpes? Una vacuna contra un virus muy común retarda las recidivas tumorales © iSTOCKPHOTO / Andrew Howe l tipo más mortífero y más frecuente de cáncer cerebral tiene un extraño compañero de cama: el citomegalovirus, un tipo de herpes presente en torno al 80 por ciento de la población norteamericana. De semejante coincidencia se están aprovechando para tratar el cáncer con una vacuna, que si bien va dirigida contra el virus, demora la recidiva del tumor. Se demostró en 2002 que el citomegalovirus, o CMV, operaba en los tumores cerebrales, pero no en el tejido sano circundante, de la totalidad de los pacientes estudiados —27— que padecían glioblastoma multiforme. En la mayoría de los individuos, el CMV se halla en estado durmiente e indetectable. Duane Mitchell y su equipo, del hospital clínico de la Universidad de Duke, confirmaron en 2007 la intervención del CMV en el 90 por ciento de los glioblastomas. El equipo de © Fotolia / Jörg Vollmer E Mitchell ha desarrollado ahora una vacuna experimental que desencadena un ataque del sistema inmunitario contra el CMV y, con ello, contra el tejido tumoral donde reside. Según se ha informado en la Sociedad de Oncología Clínica de EE.UU. a principios del año en curso, la vacuna, en conjunción con radioterapia y la quimioterapia, detuvo la reaparición del tumor tras una intervención quirúrgica durante 12 meses, cuando el plazo típico de recidiva es de unos 6 o 7 meses. El período medio de supervivencia de los pacientes aumentó Las investigadoras hallaron que las parejas de estos córvidos aprendieron espontáneamente a resolver el problema. “Estamos asombradas de lo bien que actuaron las grajillas”, explica Amanda Seed, adscrita hoy al Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig. “La coordinación de acciones es difícil. Si se espera un segundo de más, la oportunidad se escapa.” Los chimpancés, y posiblemente algunos otros primates, han sido las únicas especies que se han mostrado a la altura de la tarea. Las grajillas, aves sociales, viven en colonias de decenas y a veces centenares de individuos; entra dentro de lo verosímil que hayan tenido que afrontar presiones evolutivas para aprender a cooperar, prosigue Seed. No obstante, en una investigación posterior se observó que estas grajillas pueden no haber alcanzado una comprensión tan completa del problema como la que exhiben los chimpancés. Cuando un chimpancé se percata de que necesita de MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 de 14 meses a más de 20. Así pues, ¿provoca cáncer el herpesvirus? La respuesta no es obvia. Cabe que las células tumorales constituyan un campo fértil para el crecimiento del virus, pues las células de este tipo a menudo carecen de funciones inmunitarias normales que suprimen la reproducción del CMV. Pero investigadores de la Universidad de Wisconsin en Madison informaron en mayo pasado que el virus tiene la capacidad de imponerse a los mecanismos de frenado de la célula y provocar su reproducción incontrolada. Con todo, no parece que los números cuadren: cuatro de cada cinco personas son portadoras de CMV y sólo una de cada 30.000 acaba sufriendo un glioblastoma. Amén de contarse un pequeño número de enfermos de glioblastoma cuyos tumores no contienen CMV. “La mayoría de las pruebas de que disponemos no respaldan que el CMV sea un virus carcinógeno”, afirma Mitchell. Don Diamond, del Centro Oncológico Ciudad de la Esperanza, cerca de Los Angeles, se manifiesta de acuerdo: su amplia investigación sobre el CMV y el cáncer le han convencido de que el virus no provoca tumores. Mas, para los pacientes, resulta indiferente si la correlación entre cáncer cerebral y el virus es o no causal: la vacuna parece efectiva. Mitchell confía poderla comercializar dentro de dos o tres años. —Victoria Stern un socio para acercar la plataforma, si se encuentra solo deja de intentarlo. Las grajillas del laboratorio de Seed, en cambio, siguieron esforzándose en mover la plataforma por si solas (y fracasando), incluso después de haberla acercado y obtenido comida con la colaboración de un socio. Seed conjetura que estos resultados pueden emanar de las diferencias entre las comunidades de grajillas y de chimpancés. Pese a sus hábitos sociales, los grajos son monógamos y se aparean de por vida, creando así una comunidad relativamente estable de adultos. Los chimpancés, por el contrario, son polígamos, lo que complica las relaciones, las hace variables y difíciles de negociar. En consecuencia, opina Seed, los chimpancés pueden haber tenido que afrontar presiones evolutivas que les lleven a una comprensión más perfecta de la cooperación, la competición y las relaciones sociales que las grajillas. —Emily Anthes 7 Logaritmos naturales Nuestra comprensión innata de los números tal vez no sea lineal, sino logarítmica P arece como si los humanos, al nacer, llevásemos dibujada en nuestra mente una escala numérica. Pero, según un estudio reciente, puede que dicha recta se parezca menos a una regla graduada, con divisiones equidistantes, que a una escala logarítmica, como la de una regla de cálculo, en la cual la distancia entre dos números es una representación de su cociente (resultado de dividirlos) y no de su diferencia (al restarlos). La idea matemática de una recta numérica —una recta con números ordenadamente situados en ella, a intervalos iguales— sirve para toda clase de fines, desde efectuar medidas hasta sus aplicaciones en la geometría o el cálculo diferencial. Estudios anteriores con personas de cultura “occidental” hicieron ver que éstas tendían a situar los números sobre una escala lineal, con los numerales distribuidos a intervalos iguales sobre la recta. Pero si los números son presentados mediante grupos de puntos difíciles de contar individualizadamente, Escala la tendencia es a agrupar las logarítmica 1 cantidades mayores en un exEscala lineal tremo de la escala, atendiendo 1 2 a un “efecto de compresión”. Los niños de preescolar agrupan también los números en esta forma, antes incluso de que comiencen su educación formal en matemáticas. Queriendo averiguar si el concepto de recta numérica constituye una noción innata, Stanislas Dehaene, del College de France de París, estuvo trabajando con los mundurukú, una cultura amazónica que ha tenido muy escaso contacto con las matemáticas modernas o con dispositivos de medición. Cuando les fue solicitado, los mundurukú no dudaron en situar números sobre una línea, pero los agruparon en forma logarítmica. Dehaene afirma que la idea de una línea graduada logarítmicamente podría constituir una noción matemática intuitiva, mientras que la graduación lineal, de marcas equidistantes, tendría que ser aprendida. —Kurt Kleiner 2 3 3 4 5 4 6 5 7 6 8 7 8 9 9 10 10 El sonido de la vista E n el curioso estado neurológico denominado sinestesia, los sentidos del sujeto se funden unos con otros, por lo que el sinesteta puede “oír” colores o “degustar” formas. Los científicos se han tropezado ahora con una forma de sinestesia cuya existencia se desconocía, en la cual las visiones fugaces o en movimiento pueden suscitar percepciones sonoras. Melissa Saenz y Christof Kock, del Instituto de Tecnología de California, han confirmado la existencia de una sinestesia audiocinética. La hallaron tras idear una tarea en la que los sinestetas tendrían ventaja. Las investigadoras le presentaron a cuatro sinestetas (según manifestación propia) y a 10 individuos no sinestésicos un centenar de pares de secuencias rítmicas similares a las del código Morse, compuestas, respectivamente, por pitidos sonoros y 8 por destellos de color blanco sobre un fondo negro. Los participantes debían juzgar si las dos secuencias de cada par eran iguales o distintas. Ambos grupos juzgaron correctamente las pautas auditivas en un 85 por ciento de los casos. Pero en las pruebas visuales, los resultados de los no-sinestésicos descendieron hasta índices de acierto similares a los de la respuesta al azar, resultado que corrobora otras investigaciones que demuestran que la mayoría de los humanos juzgamos más acertadamente las pautas auditivas que las visuales. En contraste, los sinestetas —que informaban de que oían sonidos similares a toques o bips en sincronía con las señales visuales— distinguían los ritmos concordantes de los discordantes en un 75 por ciento de los casos. “A mi parecer, es como si estas personas tuvieran una banda sonora más ancha en [la película de] sus vidas”, opina Saenz. Su equipo recurre a las técnicas de formación de imágenes cerebrales para dejar a la vista las raíces de esa banda sonora, así como la forma en que un cerebro típico combina las señales visuales y auditivas para mejorar la percepción. —Siri Carpenter MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 © FOTOLIA / Tasosk (notas musicales); © FOTOLIA / chrisharvey (cabeza) Una anomalía de la percepción podría contribuir a explicar cómo se integran en el cerebro la vista y el sonido RETROSPECTIVA Louis Pasteur (1822-1895) La vacuna antirrábica Jose Maria Lopez Piñero L ouis Pasteur nació en Dôle el 27 de diciembre de 1822 y se formó en la École Normale Supérieur de París, donde tuvo como profesor a Jean Baptiste Dumas, importante cultivador de la química orgánica que le influyó decisivamente. Su primera aportación, cuando era profesor de química en la Universidad de Estrasburgo (1848-1854), fue distinguir los cristales de ácido tartárico que desvían el plano de la luz polarizada a la derecha (dextrógiros) y a la izquierda (levógiros), descubrimiento que sirvió de punto de partida a la estereoquímica. Tras su traslado a la Facultad de Ciencias de Lille (1854), se ocupó de las fermentaciones alcohólica, láctica y butírica, iniciando con este motivo sus estudios sobre los microorganismos. Inventó la técnica que hoy llamamos “pasteurización”, observó por vez primera bacterias anaerobias y demostró que el hongo microscópico Mycoderma aceti es el agente de la conversión del vino en vinagre. Frente a la idea de la fermentación como un proceso puramente químico, defendió que “toda fermentación es obra de un microbio especial” y, en la línea de Re­di y Spallanzani, desmintió experimentalmente la generación espontánea de las bacterias. A partir de 1866, poco antes de ser nombrado profesor de química de la Universidad de París, Pasteur se dedicó a investigar la etiología microbiana en enfermedades contagiosas de los animales, entre ellas, las del gusano de seda, el cólera de las gallinas y el carbunco de los óvidos. El año 1880 se enfrentó con la grave epizootia carbuncosa que diezmaba el ganado de varias comarcas francesas, en especial los llamados “campos maldiMENTE Y CEREBRO 34 / 2009 1. Louis Pasteur trabajando en el laboratorio de la École Normale Supérieur, París. Pintura al óleo de Albert G. A. Edelfelt. 9 2. Louis Pasteur mira con ansiedad cómo se aplica por vez primera su vacuna antirrábica al niño alsaciano de nueve años Joseph Meister, a las ocho de la tarde del 6 de agosto de 1885. Litografía de Roger Viollet. tos de Beauce”, donde una quinta parte de las ovejas moría de esta afección. Demostró que los bacilos procedentes de los animales enterrados eran llevados por las lombrices de tierra a la superficie del suelo, infectando allí los pastos, y que las ovejas contraían la enfermedad al comer los pastos infectados si éstos les erosionaban sus vías digestivas. El modelo explicativo del carbunco fue aplicado después al mecanismo de transmisión de las enfermedades infectocontagiosas humanas, para lo que fue necesario aclarar las cuestiones relativas a los portadores sanos y los vectores animales. Desde 1875, Pasteur investigó la etiología bacteriana de las enfermedades padecidas por el organismo humano. Descubrió el estafilococo en el pus de los forúnculos y en los focos de la osteomielitis, el estafilococo en la fiebre 10 puerperal y el “vibrión séptico anaerobio” (Clostridium septicum) en algunos casos de septicemia. Aunque al final de su vida le fue imposible aislar el agente etiológico de la rabia, cuya condición de virus se comprobó más tarde, consiguió obtener la vacuna antirrábica. Antes de la era bacteriológica, la única vacuna existente era la antivariólica, que Jenner, como es sabido, había introducido empíricamente, basándose en la variolización china. La invención de las vacunas modernas se debe a Pasteur, quien observó, en el curso de sus investigaciones sobre el cólera de las gallinas (1880) y el carbunco (1881), que los animales se hacían resistentes a la infección cuando se les había inyectado gérmenes de virulencia atenuada por el calor. Para designar este proceso biológico creó el término “vacunación” en homenaje a Jenner. La primera vacuna moderna para una enfermedad humana de origen bacteriano fue la anticolérica de Jaime Ferrán Clúa, bacteriólogo catalán seguidor de Pasteur. Su utilización durante la epidemia de 1885 en Valencia motivó una polémica de alcance internacional, en la que, junto a otros motivos, pesaron los prejuicios frente a las teorías microbiológicas. Dichos prejuicios comenzaron a ser definitivamente superados cuando el mismo año se aplicó la vacuna antirrábica de Pasteur: “El lunes 6 de julio del presente año [1885] se presentaron inesperadamente en mi laboratorio tres personas procedentes de Alsacia. Théodore Vone, tendero de Meissengott, localidad cercana a Schlestadt, al que había mordido el 4 de julio su propio perro, que se había vuelto rabioso. Joseph Meister, de nueve años, mordido también el 4 de julio a las ocho de la mañana por el mismo perro. Este niño había sido derribado por el perro y presentaba numerosas mordeduras en las manos, las piernas y los muslos, algunas tan profundas que le hacían difícil caminar. Las principales habían sido cauterizadas con ácido fénico a las ocho de la tarde del mismo 4 de julio, doce horas después del accidente, por el doctor Weber, de Villé. La tercera persona, que no había sido mordida, era la madre del pequeño Joseph Meister... El Dr. Vulpian y el Dr. Grancher, profesores de la Facultad de Medicina, tuvieron la amabilidad de venir a ver enseguida al pequeño Joseph Meister y comprobar el estado y el número de sus heridas. Tenía nada menos que catorce. La opinión de nuestro sabio colega y del Dr. Grancher fue que, debido a la gravedad y al número de las mordeduras, era casi seguro que Joseph Meister padecería la rabia. Comuniqué entonces a ambos los nuevos resultados que había conseguido en el estudio de la rabia desde la comunicación que había presentado en Copenhague un año antes. Puesto que la muerte de este niño parecía inevitable, me decidí, no sin una viva y MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 cruel ansiedad, como puede imaginarse, a aplicar a Joseph Meister el método que siempre había tenido éxito en los perros... En consecuencia, a las ocho de la tarde del 6 de julio, sesenta horas después de las mordeduras del día 4, y en presencia de los Drs. Vulpian y Grancher, se inoculó al pequeño Joseph Meister, en un pliegue de la piel del hipocondrio derecho, media jeringa de Pravaz con médula espinal de un conejo que había muerto de rabia el 21 de junio. Desde entonces, es decir, desde quince días antes, había estado conservada en un frasco con aire seco. Durante los días siguientes se practicaron nuevas inoculaciones, hasta un total de trece, durando el tratamiento diez días. Como después advertiré, hubiera bastado un número menor de inoculaciones. Pero resulta comprensible que la primera vez actuásemos con la máxima prudencia... En los últimos días inoculé a Joseph Meister el virus rábico más virulento, es decir, el procedente de un perro y reforzado por un gran número de pases de conejo a co- MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 nejo; produce la rabia en estos animales a los siete días de incubación, y en los perros a los diez días... Por consiguiente, Joseph Meister ha escapado no solamente de la rabia que le hubieran causado las mordeduras que había recibido, sino de la que yo le inoculé para comprobar la inmunidad producida por el tratamiento, mucho más virulenta que la rabia canina de la calle.” Desde entonces fueron elaborándose vacunas para las principales enfermedades infectocontagiosas, algunas de ellas mediante la inmunización activa con gérmenes vivos de virulencia atenuada y otras con gérmenes muertos, como la antitífica de Richard Pfeiffer y Wilhelm Kolle (1896). El punto de partida de la inmunización pasiva con sueros fue el aislamiento de la toxina diftérica por Émile Roux y Alexandre Yersin, dos colaboradores de Pasteur (1888). El éxito de la aplicación de esta vacuna antirrábica desde 1885 hasta 1886 a casi dos mil quinientas personas motivó una suscripción popular, cuyos fondos permitieron la fundación del Instituto Pasteur (1888). El gremialismo médico acogió de forma agresiva las aportaciones de Pasteur, pretendiendo basarse en que un profesor de química no tenía la preparación adecuada para la investigación patológica. Por ejemplo, Édouard Hervieux, autor de un difundido Traité clinique et pratique des maladies puerpérales (1870), pronunció el año 1879 en la Académie de Médecine un discurso acerca de sus causas, en el que se refirió de forma despectiva a los microorganismos. Ignoró intencionadamente la memoria que en 1878 había presentado Pasteur sobre la “teoría de los gérmenes” y sus aplicaciones médico-quirúrgicas y afirmó que nunca llegaría a encontrarse “el microbio del miasma puerperal”. Incluso la vacunación antirrábica sufrió violentas críticas y tuvo que ser defendida por el patólogo experimental Edme F. A. Vulpian y otros médicos de mentalidad no gremialista. 11 Aprendiendo a aprender Existe un acuerdo creciente sobre la necesidad de que el alumno regule su propio aprendizaje. ¿Cuáles serían los componentes principales del proceso? © istockphoto / Rich Legg Silvia Jimenez Torres y Luis Raimundo Guerra Cid 12 MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 E 1. El aprendizaje es un proceso complejo que requiere la implicación del profesor y la implicación activa del alumno. MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 l fracaso escolar preocupa a estudiantes, padres, profesores y a la sociedad en general. Según el Instituto Nacional de Calidad y Evaluación, la tercera parte de los estudiantes de ESO obtiene calificaciones negativas. En la enseñanza media, un 32 % del alumnado repite curso, un 35 % no termina con éxito 2.o de ESO y el 48 % no supera el bachiller. En la universidad el abandono de los estudios ronda el 50 %. Según el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa, las causas más reseñables que pueden influir en el fracaso escolar serían intelectuales, motivacionales, falta de esfuerzo, orgánicas, emocionales, carencia de técnicas y hábitos de estudio y programación inadecuada. Sin embargo, a menudo, los estudiantes fracasan en unas asignaturas, pero no en otras. Según el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa, en matemáticas y lengua aparece mayor fracaso. En el informe PISA de 2003 (Informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes), España quedaba por debajo de la media europea en matemáticas. ¿A qué se debe ese dispar rendimiento en unas asignaturas y otras? ¿Por qué existen tantas diferencias entre unos alumnos y otros? Suele responderse que las causas de estas diferencias residen en la inteligencia, personalidad, problemas emocionales, conocimientos previos, motivación, trastornos de aprendizaje y otros. Del aprendizaje autorregulado, en que el alumno decide lo que tiene que aprender y la manera de hacerlo, se dice que es el que da sentido y significado a lo que aprende. Aquí, lo importante no es saber cuánto conocimiento ha adquirido el alumno (nota del examen), sino conocer la estructura y la calidad de ese conocimiento, así como los procesos utilizados para aprenderlo. El aprendizaje es un proceso socialmente mediado; requiere la intervención del profesor y la implicación activa del alumno. Las estrategias que el estudiante utiliza resultan primordiales para aprender. (No se estudia con la misma predisposición la asignatura preferida que la aborrecida.) La motivación constituye, en efecto, un componente necesario de la conducta estratégica. Ante una tarea de aprendizaje el estudiante se pregunta: “¿qué quiero conseguir con esto y qué hago para conseguirlo?” Motivo y estrategia, combinados, son pilares en el proceso de aprendizaje del alumno consciente. Para obtener mejores rendimientos académicos deben aplicarse esas estra­ tegias cognitivas unidas a estrategias autorreguladoras (supervisión de la comprensión, establecimiento de metas y gestión del esfuerzo y la tenacidad). Para que el alumno emplee tales estrategias debe mostrar disposición para aprender. La disposición implica motivación. El alumno ante una situación de aprendizaje Cuando el alumno se encuentra ante una determinada asignatura, debe preguntarse qué quiere conseguir, ¿aprenderla? ¿obtener buena nota? ¿superarla para abandonarla? ¿exceder en ella sobre sus compañeros? ¿impresionar al profesor, a sus padres o a sus compañeros? ¿profundizar en sus contenidos? Preguntas que conciernen al dominio de la meta académica que se proponga. Su determinación vendrá condicionada por su actitud ante la materia, sus expectativas de eficacia, de éxito y otros. Una vez decidida la meta académica, elegirá qué estrategias de aprendizaje va a utilizar para alcanzarla. A las intenciones y motivos hay que añadir el control y regulación que debe ejercer sobre la planificación y puesta en práctica de las estrategias más adecuadas. Si uno de esos pasos se frustra, se produce un bajo rendimiento académico. Metas académicas En el concepto de motivación entra un conjunto de procesos relacionados con la activación, dirección y persistencia de la conducta académica. La llamada perspectiva de la orientación de las metas considera la motivación como un constructo que explica el inicio, dirección y perseverancia de una conducta. Importa distinguir entre metas de aprendizaje y metas de rendimiento. Las primeras se centran en la tarea, mientras que las segundas contemplan la capacidad. 13 © istockphoto / Rich Legg Los alumnos orientados hacia metas de aprendizaje se sienten absorbidos por la tarea y consideran el aprendizaje un fin en sí mismo. Se proponen la adquisición de conocimientos e incrementar su formación. Actúan con autonomía y libertad, prefiriendo los ejercicios que les suponen un reto aunque cometan errores. En cambio, los estudiantes que persiguen metas de rendimiento manifiestan interés por demostrar su capacidad o evitar parecer incompetentes; consideran los errores un fracaso y por eso suelen elegir las tareas fáciles en las que pueden sobresalir. Entre las variables determinantes de la elección de un tipo u otro de metas académicas, destacan la concepción de la inteligencia que tiene el estudiante, las atribuciones y las expectativas. En un trabajo de investigación desarrollado por uno de nosotros (Jiménez Torres), en la facultad de psicología de la Universidad de Salamanca, sobre las metas académicas en los alumnos de psicología, participaron 52 voluntarios, que estaban matriculados por primera vez en las asignaturas de estadística inferencial, psicometría y desarrollo adulto y envejecimiento. Observamos que las variables personales que influyen en la elección de las metas académicas diferían con la asignatura. El sentirse poco autoeficaces en una disciplina repercute a la hora de implicarse menos en su aprendizaje. En cambio, cuando los alumnos disfrutan con su estudio, se manifiesta una inten- Taxonomías de metas Intrínsecas Extrínsecas Metas de aprendizaje (learning goal) Metas de rendimiento o ejecución (performance goal) Metas centradas en la tarea (task envolved) Metas centradas en el yo (ego involved) Metas de tarea (task goal) Metas de ejecución o rendimiento (performance goal) Metas de dominio o desafío (mastery goal) Metas de rendimiento o ejecución (performance goal) ción clara de aprender, con la consiguiente repercusión en el éxito académico. Estrategias de aprendizaje Las estrategias, constituidas por una secuencia de actividades, parten de la deliberación y planificación del alumno, quien también las controla. Gracias a la práctica y al aprendizaje, el alumno automatiza sus destrezas. Ese dominio libera otros mecanismos mentales y permite que el sujeto preste mayor atención a aspectos importantes de la tarea. Técnicas de aprendizaje que se prestan fácilmente a la mecanización son la repetición, el subrayado, los esquemas, apuntes, árboles de desarrollo, redes semánticas y otros. Las estrategias se encargan de disponer lo necesario para resolver bien la tarea de estudio, determinar las técnicas más adecuadas a utilizar, controlar su aplicación y tomar decisiones posteriores en función de los resultados. Son muchas las actividades incluidas en las estrategias de aprendizaje, desde la selección y organización de la información hasta las técnicas para crear y mantener un clima de aprendizaje y concentración. Para lograr el aprendizaje, además de dominar las técnicas de estudio, es necesario conocer la génesis del aprendizaje y reflexionar sobre los propios procesos y productos del conocimiento. Las estrategias de aprendizaje se podrían clasificar en cuatro grandes grupos: estrategias cognitivas, que incluyen las estrategias de selección o esencialización, repetición o ensayo, elaboración y organización; las estrategias metacognitivas o de autorregulación, que comprenden las estrategias de planificación, supervisión, revisión y valoración; las estrategias de gestión, manejo de recursos o apoyo que engloban la gestión del tiempo, del entorno y de la ayuda, etc.; las estrategias motivacionales, orientadas al sostenimiento de los compromisos e intenciones de estudio y también a la defensa de la imagen y el bienestar personal. Los estudiantes no siempre utilizan las estrategias adecuadas cuando se enfrentan al aprendizaje. Esto puede deberse a factores personales tales como el desconocimiento de las estrategias adecuadas, no saber cuándo y cómo emplear las estrategias que forman parte de su repertorio, carencia de una base de conocimientos adecuada, perseguir metas personales que no favorecen el uso de estrategias adecuadas, utilización de las 2. El alumno debe hallarse motivado para lograr el control de su aprendizaje. 14 MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 © mismas estrategias en todas las materias, no realizar una supervisión adecuada de la comprensión y el aprendizaje, entre otras. No sólo hay que enseñar al estudiante las técnicas (subrayar, toma de apuntes, hacer resúmenes, etcétera), sino también a planificarse y decidir la técnica más adecuada, de acuerdo con varios criterios: el tipo y cantidad de los contenidos de aprendizaje, los conocimientos que ya posee, las condiciones de aprendizaje y el tipo de evaluación a la que se va a ser sometido. El analizar las características y demandas de la tarea, el ser consciente de las posibilidades y limitaciones de uno mismo, el reflexionar sobre las expectativas y el valor concedido a la tarea, y el planificar y decidir qué estrategias son las más adecuadas para enfrentarse a la resolución de la misma, exige un alto grado de control y regulación sobre el propio proceso de aprendizaje. No todas las materias reclaman idénticas estrategias, ni siquiera todas las partes de una misma disciplina. Por tanto, aprender estrategias de aprendizaje, saber cómo, cuándo, por qué y dónde utilizarlas, así como ponerlas en práctica es garantizar el aprendizaje, aprender a aprender. Aprender más Con el fin de delimitar los tipos de enfoques que mejor definen el aprendizaje de los estudiantes, J. B. Biggs señaló en 1985 que las expectativas que se suelen generar ante una situación de aprendizaje y que configuran los motivos o intenciones del alumno para implicarse en la tarea eran tres: obtener una calificación con el mínimo esfuerzo, actualizar los propios intereses y manifestar públicamente la propia valía. Estos motivos van asociados a ciertas estrategias afines: reproducir lo que se percibe sin datos esenciales, comprender el significado de la tarea y organizar el tiempo y la dedicación adaptándolo a las demandas de la tarea. Estos tres motivos y estrategias se corresponden con tres grandes enfoques del aprendizaje: “enfoque superficial”, “enfoque profundo” y “enfoque de logro”, que indican tanto la forma en que un estudiante se enfrenta a la mayoría de MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 las tareas de aprendizaje, como la forma en que se enfrenta a una tarea particular en un momento determinado. La investigación ha puesto de manifiesto la relación entre la motivación del alumno y su enfoque del aprendizaje. Si el sujeto muestra interés por el contenido y por su relevancia (motivación intrínseca), refleja un enfoque profundo. El enfoque de aprendizaje suele ser superficial cuando predomina el miedo al fracaso. Por fin, el enfoque de aprendizaje tiende a ser de tipo estratégico si el alumno presenta una alta necesidad de logro o una elevada motivación por el éxito. Es probable que el enfoque superficial se relacione con bajos niveles de rendimiento y con resultados de aprendizaje cualitativamente inferiores, mientras que los enfoques profundo y de logro se vinculen con altas calificaciones y con resultados de aprendizaje superiores. Caben modos compuestos de enfoques. El enfoque de logro puede asociarse a una aproximación profunda o superficial en razón del contexto. Se desarrolla un enfoque logro-superficial cuando el alumno busca buenas notas, pero se conforma con reproducir el contenido para conseguirlas, es decir, no ahonda en la materia. Se desarrolla un enfoque logroprofundo, cuando, amén de buenas calificaciones, el alumno se propone dominar la asignatura. En definitiva, lo importante no es la transferencia de información al estudiante, ni el aprendizaje de calidad equivale a un expediente brillante. El aprendizaje es un proceso con una intención, en que el alumno debe hallarse motivado para lograr su control. Pero el estudiante no aprende a autorregularse de la noche a la mañana, sino que necesita apoyo del instructor y conocer y experimentar los distintos recursos estratégicos. Fo to lia en Bibliografia complementaria The R ole of M etalearning in Study P rocesses. J. B. Biggs en British Journal of Educational Psychology, vol. 55, págs. 185-212; 1985. L as Estrategias de A prendizaje: Carac­ terísticas Básicas y su Relevancia en el Contexto Escolar. A. Valle, R. González-Cabanach, L. M. Cueva, S. Rodríguez y M. Baspino en Revista de psicodidáctica, vol. 6, págs. 53-68; 1998. E nfoques de A prendiz a je . A. Valle, R. González-Cabanach, J. C. Núñez Pérez, J. M. Suárez, I. Piñeiro y S. Rodríguez Martínez en Psycothema, vol. 12, n.o 3, págs- 368-375; 2000. Autorregulación del Aprendizaje y Es­ trategias de Estudio. R. González Caba- nach, A. Valle, S. Rodríguez e I. Piñeiro en Estategias de aprendizaje. Concepto, evaluación e intervención, por J. A GonzálezPienda, J. C. Núñez, L. Alvarez y E. Soler. Pirámide; Madrid, 2002. A decuación de las M etas Académicas de los Estudiantes a A signaturas de la L icenciatura de P sicología. Metodolo ­ gía de las to. Ciencias del Comportamien ­ M. M. González-Tablas, S. Jiménez, J. J. Plaza, L. R. Guerra y E. López. Volumen especial, págs. 287-291; 2004. L a Estadística en la Licenciatura de Psi­ cología: Metas Académicas. M. M. Gon- zález-Tablas, S. Jiménez, J. J. Plaza, L. R. Silvia Jiménez Torres, doctora en psicología, es directora de formación del Instituto de Psicoterapia de Orientación Psicoanalítica y Antropología IPSA-Levante en Valencia. Luis Raimundo Guerra Cid, doctor en psicología, dirige el Instituto de Psicoterapia de Orientación Psicoanalítica y Antropología IPSA-Levante en Valencia. /F Guerra y E. López en Motivos, Emociones y Procesos Representacionales: De la Teoría a la Práctica, dirigido por E. Barberá, L. Mayor, M. Chóliz, E. Cantón, E. Carbonell, C. Candela y C. Gómez. Departamento de Psicología Básica, Universidad de Valencia; Valencia, 2004. 15 g Yu Cuidado del prematuro El comienzo de la vida del niño prematuro es difícil. Con frecuencia supera sus primeras semanas sólo gracias a una técnica médica muy avanzada. La luz, los ruidos, los movimientos bruscos y otros estímulos ambientales le perjudican. Para evitarlos precisa atención especial Stefanie Reinberger 1. ANTES DE TIEMPO. Aunque los niños nacidos prematuramente parezcan tenerlo todo igual, en miniatura, que los nacidos a término, la musculatura, los órganos y el cerebro no se encuentran todavía preparados para la vida fuera d-foto / rainer weisflog del claustro materno. 16 MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 cortesia de la clinica universitaria de heidelberg P or la ventana de la sala de cuidados intensivos de la Clínica Universitaria de Heidel­berg no entra el sol del día de octubre. Las persianas, bajadas, le impiden el paso. No luce tampoco la potente iluminación que caracteriza a los hospitales. Antes bien, la severa presencia de algunas lamparillas apenas aporta algo de claridad para que las enfermeras no se desenvuelvan a obscuras. Hablan en voz baja y sus movimientos son pausados. En penumbra, los pequeños pacientes, prematuros diminutos. Las “incubadoras”, cunitas de técnica refinada donde reposan los bebés con una temperatura de 33,5 oC y una humedad del 65 %, se cubren con una manta gruesa. ¿Por qué son aislados del mundo exterior hasta tales extremos esos bebés? Johannes ­Pöschl, director del departamento de neonatología de la Clínica Universitaria de Heidelberg, lo expone con rotunda sencillez: “En condiciones normales, estos niños estarían todavía en el seno materno y allí se encontrarían protegidos de todos los estímulos que de repente reciben del mundo circundante”. En Alemania cada año nacen unos 60.000 niños prematuros. No han cumplido las 37 semanas de embarazo. Les falta al menos cuatro semanas para completar la duración normal de una gestación. De esos niños, unos 8000 nacen en el curso de la semana 30 y alrededor de 1000 lo hacen en la semana 24. Gracias a los avances de la técnica médica, a partir de ese momento es posible salvar al bebé, aunque se ve obligado a madurar no en el útero, que sería su ambiente natural, sino en un mundo para el cual su organismo todavía no está preparado. Durante la fase en que su crecimiento es más rápido se ven de repente privados de su fuente nutritiva natural. Sus pulmones todavía no han alcanzado su desarrollo cabal y no pueden respirar por sí mismos. Buena parte de los problemas asociados los ha resuelto ya la medicina. Según Pöschl, “la principal dificultad está en el desarrollo del cerebro que, fuera del útero, en esta fase tan precoz no se encuentra preparado para procesar los estímulos que le llegan”. En vez de flotar casi ingrávido en el líquido amniótico, el bebé debe enfrentarse de pronto a la gravedad, sin que su musculatura haya adquirido la capacidad necesaria. Al mismo tiempo esos pequeños experimentan diversos estímulos táctiles, luminosos y sonoros procedentes de personas y aparatos. En una unidad de cuidados intensivos normal, existe un ruido de base de más de 90 decibelios, que para los adultos supone el límite superior de lo tolerado durante el trabajo. Las complicaciones en el desarrollo del sistema nervioso central de los prematuros pueden dar lugar a lesiones permanentes. Incapaces de regular eficazmente la presión arterial, no es raro que sufran hemorragias intracraneales. Los esfuerzos o una postura corporal inadecuada —al elevarle las piernecitas para cambiar los pañales— pueden elevar la presión sanguínea hasta el extremo de dañar sus finos vasos cerebrales. 2. UNA MANO LLENA DE VIDA. Este prematuro de la Clínica Universitaria de Heidelberg es acariciado suavemente por su padre. Falta la protección natural No sólo son de temer las hemorragias. Un entorno inapropiado deja secuelas. El último tercio del embarazo se revela, pues, decisivo para el desarrollo del cerebro. Cuanto más inmaduro sea el niño, y con ello su cerebro, mayores serán las secuelas que podrían acompañarle el resto de su vida. Entre ellas hemos de incluir retrasos psíquicos, epilepsias, sordera, ceguera, trastornos del equilibrio y déficits sensoriales o cognitivos. De acuerdo con la investigación reciente, se acerca a la mitad de los prematuros, el número de quienes, incluso al cabo de muchos años, presentan un retraso en sus capacidades psíquicas, comparados con los niños de su misma edad, aun cuando al darles el alta hospitalaria hubieran alcanzado un desarrollo aparentemente normal. En 2003, Peter Pharoah, de la Universidad de Liverpool, comparó las notas escolares de un total de 334 jóvenes. La mitad de los jóvenes 17 ¿Cuánta precocidad es prematuridad? cortesia de la clinica universitaria de heidelberg Aunque la duración normal del embarazo son 40 semanas, el niño es capaz de sobrevivir a partir de la semana 37, si no hay complicaciones. El pulmón es el último órgano en terminar su desarrollo; a esa edad ya lo está, por lo que el niño puede respirar por sí mismo. Si el niño viene al mundo antes, se habla de parto prematuro. El estado actual de la medicina, con cuidados intensivos de técnica de punta, consigue la supervivencia desde las 23 o 24 semanas de embarazo. Cuanto mayor sea la maduración del feto, van aumentando sus posibilidades. Las posibles y múltiples causas de un parto prematuro acostumbran estar en relación con la salud de la madre y el consumo de alcohol, nicotina y otras drogas. Los embarazos múltiples y las fecundaciones in vitro aumentan las probabilidades de parto prematuro. La edad de la madre desempeña también una función importante: si es mayor de 34 años, aumenta el riesgo de parto prematuro. En Alemania, el número de partos prematuros ha aumentado desde alrededor del 7 % hasta el 10 % en la última década, fenómeno que se relaciona con el aumento de la edad en que dan a luz las mujeres. EN LO ALTO DE LA MONTAÑA. Madre con su hijo prematuro. de 16 años habían nacido antes de tiempo con un peso inferior a 1500 gramos. Por término medio, los nacidos prematuros obtenían en casi todas las asignaturas —con excepción de geografía e historia— unas notas un 50 % inferiores que sus compañeros de clase. Rendimiento inferior 3. NECESIDAD DE RECUPERACION. La tomografía de resonancia En otro estudio del año 2002 se señala que, además de tener afectadas las capacidades cognitivas, es frecuente que los antiguos prematuros presenten limitaciones en otras conductas. Un grupo de investigadores dirigidos por Adnan Bhutta, de la Universidad de Arkansas en Little Rock, valoraron los datos de tests de conducta y de capacidades de más de 3000 niños de cinco años, de los cuales aproximadamente la mitad eran prematuros y el resto nacieron al cabo de 40 semanas de gestación. El resultado fue que los prematuros corrían doble riesgo de padecer un trastorno de déficit de atención e hiperactividad (DAHA). La aplicación de técnicas de formación de imágenes nos demuestra que la perfección del cerebro de un niño desarrollado en una incubadora dista de la evidenciada por el del niño nacido a término. Terrie Inder, de la Universidad de Melbourne en Australia, junto con colegas de la Facultad de Medicina de Harvard en Boston y de la Universidad de Ginebra, estudió las imágenes del cerebro de los bebés. Aplicaron resonancia magnética nuclear a los cerebros de niños a término y prematuros. Todos tenían la misma edad biológica, medida desde el momento de la fecundación. Sin embargo sus cerebros mostraban evidentes diferencias: el volumen de la sustancia gris era un 22 % menor en los prematuros y un 35 %, la sustancia blanca. En consecuencia los prematuros partían con magnética nuclear registra la actividad de un cerebro de recién nacido prematuro (A) y de A B un recién nacido a término (B). cortesia de petra hüppi El color rojo corresponde a la sustancia blanca del cerebro. El tejido nervioso de la corteza del prematuro evidencia menos conexiones que la del niño control. 18 MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 4. IMPORTANTE AYUDA VITAL. La combinación de una técnica médica de punta con los cuidados estimuladores del desarrollo resulta óptima para la maduración de los niños prematuros. De ello no sólo se benefician en la edad de la lactancia, sino también en edades © istockphoto / Matthew Hull posteriores. desventaja en el desarrollo de las neuronas y de las vías nerviosas. Los médicos creen que las consecuencias de la prematuridad mencionadas podrían atemperarse en buena medida con una serie de cuidados que estimulasen el desarrollo. En Heidelberg se ha establecido un programa con dicho enfoque. Aunque con nuestros cuidados intensivos no podremos obtener unos resultados tan buenos como los que se alcanzan en la vida intrauterina, que es donde el feto se encuentra en su ambiente natural, nuestro objetivo es adecuar en lo posible las condiciones de la clínica a las exigencias del bebé”, dice Pöschl. Estas condiciones no se limitan a evitar al niño el alud de estímulos que se producen en las unidades de cuidados intensivos corrientes. El personal que lo cuida está adiestrado en interpretar las señales que emite el bebé: cuándo está lo suficientemente despierto para alimentarlo, cambiarle los pañales, recibir un tratamiento o dejarlo simplemente tranquilo. Cada actuación comienza con una suave caricia en la cabecita y termina con otra en los pies. Este ritual prepara a los niños para lo que se les va a hacer y les indica cuándo se les deja tranquilos porque han terminado los cuidados o el tratamiento. En vez de unas atenciones planificadas, las enfermeras de la unidad de cuidados intensi- Hechos El peso normal de un recién nacido está entre 2500 y 4500 gramos. El avance actual de la medicina consigue la supervivencia desde los 500 gramos. Desde hace diez años, cae el número de partos en Alemania; al propio tiempo, han venido aumentado desde 1990 los partos prematuros de alto riesgo (peso inferior Desarrollo del cerebro infantil en el seno materno: el último tercio del embarazo es decisivo Dieciocho días después de la fecundación empieza el desarrollo del cerebro con la formación de la placa neural en la región dorsal del embrión. A partir de la quinta semana comienzan a emigrar las primeras neuronas, desde la parte central de lo que luego será el cerebro hasta la superficie, para formar la corteza cerebral. Las capas más externas son las últimas en constituirse. Alrededor de la semana 23 ha terminado la emigración neuronal, como se conoce al proceso de desplazamiento de las células nerviosas troncales. Con esto aún no se ha completado ni mucho menos el desarrollo del cerebro. En un feto de esa edad, el electroencefalograma (EEG) apenas muestra actividad y presenta un trazado casi plano. No es sorprendente: antes de que las neuronas desarrollen actividad eléctrica han de vincularse. En esa fase, el cerebro es todavía liso. Las circunvoluciones que permiten aumentar la superficie se forman a partir del último tercio del embarazo. En ese período se produce un rápido crecimiento en la parte superior: las células nerviosas establecen mutuo contacto mediante “sinapsis”. Además, da comienzo la mielinización, formación de una capa lípido-proteica aislante que confiere al cerebro su color y permite acelerar la transmisión de las señales nerviosas. MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 a 1500 gramos) en un 20 %, llegando a ser 8006 en 2006. Una de las razones asociadas al crecimiento del parto prematuro guarda relación con el retraso del primer hijo. Muchas mujeres son primíparas a los 34 o más años. En 2005 murieron un 18 % de los prematuros que nacieron entre las semanas 24 y 25. Para los que nacieron en la semana 26 la mortalidad fue del 10 %. 19 Clásico EIN KIND ENTSTEHT, por Lennart Nilsson y Lars Hamberger. Mosaik; Múnich, 2003. Las laureadas fotografías del fotógrafo sueco Lennart Nilsson de fetos en el seno materno inspiraron a la psicóloga Heideliese Als su concepto de desarrollo de los prematuros. vos para prematuros de la clínica de Heidelberg realizan su trabajo cuando los niños lo demandan. “Sabemos que el niño necesita algo cuando extiende sus brazos y piernas en vez de mantenerlos junto a su cuerpecito como en la vida intrauterina”, explica Sophia Gruhl. Luego se detiene brevemente y acaricia a su niño para que vuelva a adoptar una posición distendida. Los comienzos de este especial cuidado a los prematuros se remontan a los años setenta, cuando Heideliese Als, adscrita hoy a la facultad de medicina de Harvard, preparaba su tesis doctoral sobre las interacciones entre las madres y sus recién nacidos. En el curso de la investigación entró en contacto con la Unidad de Prematuros. Lo que vio allí no tenía absolutamente nada que ver con los contactos entre los recién nacidos a término con sus madres. “Parecía una lucha entre los bebés y los médicos, hasta tal punto me impresionaron los brazos y piernas extendidos de forma tan poco natural y los pequeños cuerpos en hiperextensión. De vez en cuando los niños se acurrucaban y se llevaban sus manitas a la cara, lo mismo que había visto en unas fotografías de fetos en el seno materno obtenidas por el sueco Lennart Nelsson”, que la psicóloga interpretó como síntoma de que los niños estaban tranquilos. Estudios de campo en las unidades de prematuros A esas conclusiones llegó Als. Luego centró su trabajo en los niños nacidos a término. A principios de los años ochenta volvió a ocuparse de los pequeños prematuros. Observó cuándo se mostraban tranquilos y cuándo estresados. El ruido no parecía gustarles, ni la luz. En cambio, “cuando estaba oscuro, abrían los ojos y parecían distendidos”. Comunicó sus observaciones al personal sanitario. Con dos enfermeras, empezó a cambiar la rutina de atención a los bebés. Por ejemplo, no los acostaban boca arriba sino de lado, posición en la que podían relajarse más fácilmente. O con paños blandos construían una suerte de nido protector, que simulaba el espacio uterino. En 1986 Als, junto con sus colegas de la facultad de Harvard, publicó un estudio donde se informaba de los resultados. Los niños así cuidados crecían más deprisa y aumentaban más de peso. Además, podían respirar por sí mismos antes que los niños cuidados según el método tradicional. Lo que para Als revestía 5. REFUGIO CON TECNICA DE PUNTA. Los prematuros pasan en incubadoras el tiempo que deberían haber permanecido en el claustro © istockphoto / Michal Koziarski materno. Allí están protegidos de ruido, luz y olores, hasta que desarrollen sus sentidos y órganos. 20 MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 Para desarrollarse bien los prematuros necesitan bastante más que unos cuidados médicos. Lo que motivó que Heideliese Als propusiera un programa sobre cuidados estimuladores del desarrollo. (Sus iniciales NIDCAP corresponden al título en inglés Newborn Individualized Developmental Care and Assessment Program.) El programa requiere que las personas que lo vayan a poner en práctica reciban una formación especializada durante cinco años que las capacite para aplicar cuidados estimuladores del desarrollo en las unidades de cuidados intensivos neonatales. La Federación Internacional del NIDCAP (NIF) cuenta hoy con más de 250 miembros en todo el mundo. El NIDCAP puede aplicarse también a neonatos enfermos no prematuros. El cuidado individualizado favorece su desarrollo cognitivo y emocional. Por otra parte, acorta la estancia hospitalaria. Pese a encontrarse en la unidad de cuidados intensivos, supone, en efecto, un ahorro en el gasto asistencial. La idea central del tratamiento estriba en que el entorno que rodea al niño y todas sus interacciones se adecuen a sus necesidades peculiares. Luz. En el útero reina la oscuridad. Aun cuando la embarazada tome directamente baños de sol, al feto no le llega ni siquiera el 2 % la luz solar. En las salas de prematuros se evita la luz intensa. Durante el día, la sala permanece a oscuras; por la noche, reina una tenue penumbra. Además, las incubadoras están cubiertas con paños. Se evita que la radiación luminosa incida directamente sobre los ojos. Ruidos. Ya en la vida intrauterina, al final de la semana 22 de gestación, el niño puede oír. En el seno materno el niño oye los ruidos intestinales, la corriente sanguínea, la voz de la madre y sonidos ambientales (música, por ejemplo). Los tonos agudos son muy filtrados. En las unidades de prematuros se reduce el ruido en lo posible. Las alarmas de los monitores se programan para que suenen amortiguadas. Se evitan los ruidos que se producen, por ejemplo, al abrir o cerrar las incubadoras. Los teléfonos se utilizan sólo fuera de la unidad. Sin embargo, es bueno que los padres les hablen con tranquilidad e incluso les canten alguna tonada. La estimulación acústica del niño mediante la voz de la madre, que conoce desde la vida intrauterina, facilita el desarrollo del habla. Olores. Los prematuros se hallan capacitados para captar los olores del ambiente. Se han de evitar olores fuertes (desinfectantes, nicotina, perfumes o vaporizadores para el pelo). Se recomienda, en cambio, acercar a la carita del niño un paño suave que haya estado en contacto con la piel del padre o de la madre. especial interés era la conducta de los niños al alta hospitalaria mostraba también diferencias: tenían una motilidad mejor, eran más receptivos y podían interactuar más fácilmente con sus padres. A partir de lo que en aquel tiempo fueron cambios casi intuitivos en el cuidado de los prematuros se ha venido gestando el proyecto de NIDCAP (de “Newborn Individualized Developmental Care and Assessment Program”), MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 cortesia de la clinica universitaria de heidelberg Algo más que alimento y limpieza. Cuidados estimuladores del desarrollo PAPA CON HIJO. El contacto corporal protector beneficia a ambos. Contacto corporal. Para no limitar los contactos corporales del prematuro o recién nacido enfermo al personal asistente, que va cambiando con frecuencia, se recomienda a los padres que tomen al niño en las manos para darle seguridad y confianza. De este modo se estimula la percepción corporal y la capacidad de interacción, al tiempo que se intensifica la confianza del niño en sus padres. El personal que cuida al niño inicia su actuación de acuerdo con un protocolo táctil: lo inicia con caricias en la cabecita y lo termina con las mismas caricias. Canguros. En el denominado cuidado de canguro, el niño, desnudo salvo los pañales, se coloca sobre la parte superior del cuerpo del padre o de la madre recostados cómodamente en una tumbona (véase la figura, arriba). Este contacto íntimo con la piel reporta efectos beneficiosos: los niños se tranquilizan, respiran regularmente y con frecuencia hacen mejor la digestión. Hay indicios de que esto ayuda también a disminuir el estrés durante su traslado desde la sala de partos hasta la de cuidados intensivos neonatales. Colocación y estímulo de movimientos propios. En los cuidados estimuladores del desarrollo, los lactantes se colocan en una postura que esté de acuerdo con sus propias necesidades. Lo ideal es que el bebé tenga suficiente libertad de movimiento para que pueda jugar con sus pies o llevarse las manitas a la boca. Un soporte blando, como una piel de oveja o un saquito de dormir con capucha, sirven como frontera delimitadora y protectora para el pequeño. Algunos niños se encuentran a gusto en hamacas especiales para recién nacidos, en cuyo caso se estimula también el sentido del equilibrio. cuya eficacia se ha puesto de relieve en múltiples trabajos. Se ha aplicado incluso a recién nacidos enfermos que han tenido que pasar largo tiempo en unidades de cuidados intensivos aunque no fueran prematuros. Junto a la protección del niño frente a estímulos que su cerebro no puede todavía procesar, el método reclama la colaboración de los padres, que desde un principio, participan en el cuidado del niño. Mediante suaves caricias, los 21 Mortalidad del prematuro: nacer donde no toca “Uno de cada cinco niños fallecidos en Alemania con muy bajo peso al nacer podría haber vivido, si hubiese sido tratado en un buen hospital”, declaraba a Der Spiegel (número 44/2007) Christian Poets, director médico de la Clínica Universitaria de Tübingen y presidente de la Sociedad de Neonatología. A diferencia de lo que ocurre en la mayoría de los países, en Alemania los prematuros de alto riesgo no sólo pueden ingresar en las pocas clínicas especializadas que hay sino también en cualquier otro hospital con servicio de neonatología. Puede demostrarse una relación entre la experiencia de los médicos y la supervivencia de los prematuros. De un estudio reciente sobre la mortalidad de prematuros en Baden-Würtenberg, realizado por Helmut Hummles, se desprende que, entre los nacidos antes de la semana 26 de embarazo, murieron más del doble en pequeños hospitales que en clínicas especializadas (véase la gráfica, a la derecha). En estas últimas hay también menos hemorragias intracraneales que, la mayoría de las veces, dejan secuelas permanentes. Hay que esperar hasta los nacidos a partir de la semana 28 para que los resultados de unas y otras clínicas se acerquen. Las causas son escandalosas: cuanto más precozmente llega un niño al mundo, mayores ingresos supone para la clínica. Estos ingresos pueden alcanzar hasta los 90.000 euros. Si los niños se remitieran a los centros de perinatología de las clínicas universitarias, los hospitales pequeños sufrirían un grave quebranto económico. Una posible solución sería unificar la facturación por caso y establecer una normativa como la de los Estados Unidos o Finlandia, según la cual las madres cuyos hijos se prevé que pesarán al nacer menos de 1500 gramos, por principio, sólo dan a luz en las clínicas especializadas. (Zeitschrift für Gebrsthilfe und Neonatologie 2006. Der Spiegel 44/2007) Bibliografia complementaria E arly E xperience A lters Brain Function and Structure. H. Als y F. H. Duffy et al. en Pediatrics, vol. 113, n.o 4, págs. 846-857; 2004. progenitores tranquilizan al bebé mientras es atendido por la enfermera o bien lo recuestan sobre su pecho desnudo para calentarlo con su propio cuerpo, procurándole la “tranquilidad del canguro”. Medida que no sólo beneficia al bebé, sino también al padre y la madre, pues refuerza los lazos emocionales. Los niños son confiados sobre todo a las madres. Aunque hayan nacido prematuramente, reconocen una voz que venían oyendo en el seno materno. Alrededor de la semana 22 de embarazo, el niño tiene ya muy desarrollado el sentido del oído. F r ü h g eb o r e n e o p t i m a l er n ä h r en a n d p l fegen . C. Frank, O. Linderkamp, F. Pohlandt. Kitteltaschenbuch; Mainz, 2005. P rogram G uide — N ew born I ndividualized opmental ment D evel- Care and A ssess- P rogram (NIDCAP): A n Education and Train ing P rogram for H ealth C a r e P ro fessi o n a l s .12ª edición. H. Als. Children’s Medical Center Corporation; Boston, 2007. 22 Primeras demostraciones: beneficios de estos cuidados especiales sobre el cerebro del prematuro Recientemente, el equipo dirigido por Heideliese Als ha demostrado que los cuidados protectores de los prematuros repercuten de manera favorable sobre el desarrollo del cerebro. El estudio se ha hecho mediante la técnica de imagen por tensor de difusión (DTI), método que permite visualizar los puntos de contacto entre neuronas cerebrales. En los cerebros de los niños incluidos en el NIDCAP aparecieron más contactos neuronales que en los prematuros que no recibieron este tipo de cuidados. “Lo que vemos en los prematuros tratados no corresponde exactamente con lo que aparece Mortalidad de prematuros en Baden-Würtenberg (en porcentaje) en 2003/2004 33,3 Grandes centros de perinatología (Freiburg, Heidelberg, Tübingen, Ulm y Stuttgart) Otras clínicas 15,0 11,4 8,9 En las semanas 26 y 27 de embarazo Antes de la semana 26 de embarazo en los niños nacidos a término, pero sí supone un notable avance respecto a los que reciben cuidados tradicionales”, resume Als. Ahora Als y su grupo estudian niños prematuros después de haber sido dados de alta de la clínica. Se proponen averiguar si los niños a los que aplicó el NIDCAP presentan capacidad cognitiva equiparable a los otros niños de su misma edad, o, cuado al menos, alcanzan una facultad superior a la manifestada por prematuros atendidos según métodos tradicionales. Los primeros resultados hablan a favor de que los niños de ocho años que en su tiempo fueron incluidos en el NIDCAP tienen mayor capacidad para establecer relaciones abstractas. “Típicamente es un campo en el que los nacidos prematuros suelen encontrar problemas”, explica Als. Y continúa: “Si se confirma esta tendencia quedará sentado definitivamente que vamos por el buen camino”. A mayor abundamiento, en otro estudio realizado en 2007 en la Clínica Universitaria de Würzburg, un equipo dirigido por Michael Strassburg analizó datos de unos 300 niños nacidos muy prematuramente. Hoy, con edades comprendidas entre 17 y 24 años, no muestran diferencias en la calidad de vida respecto al resto de jóvenes. Stefanie Reinberger es bióloga. MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 Borrones mentales Terapias traumáticas pueden inducir efectos durables en la salud mental Kelly Lambert y Scott O. Lilienfeld MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 ST I J. ER SH de si a ierta mañana de febrero, de hace diez años, Sheri J. Storm abrió el Milwaukee Journal Sentinel y leyó el titular: “Querella por mala práctica: La demandante afirma sentir horror de sus recuerdos, y declara, con gran emoción, que su psiquiatra implantó en ella falsas evocaciones”. Este titular la dejó conmocionada. La persona del artículo tenía mucho en común con ella: el mismo psiquiatra, iguales recuerdos e idéntico diagnóstico de personalidad múltiple. Súbitamente, Storm comprendió que su propia enfermedad y sus más de 200 personalidades, que tan dolorosamente reales le parecían, no eran sino creaciones de su imaginación... inducidas por el psiquiatra Kenneth Olson, en quien ella depositó su confianza. Storm, en un principio, acudió a Olson porque sufría insomnio y ansiedad asociada a los trámites de su divorcio y a los comienzos de su nuevo trabajo en publicidad radiofónica. Esperaba que le fuesen prescritos antidepresivos o, quizá, técnicas de relajación. Pero tras soportar sesiones de hipnosis, medicaciones psicotrópicas e internamientos en clínicas de salud mental, Storm tenía muchos más motivos de preocupación que un mero estrés. Ella “recordaba” que su padre la había sometido a abusos sexuales a la edad de tres años y la había obligado a participar en actos de bestialismo y en rituales satánicos, con sacrificio y antropofagia de bebés humanos. Según su psiquiatra, estas experiencias traumáticas habían engendrado en la psique de Storm toda una gama de personalidades diferenciadas, llamadas “alters” (del latín alter, otro). Storm tiene ahora la convicción de que su trastorno de personalidad múltiple es de origen iatrogénico, esto es, consecuencia de su “terapia”. Aunque las sesiones psiquiátricas concluyeron hace años, sigue atormentada todavía por recuerdos muy vívidos. Padece pesadillas y reacciones somáticas provocadas por cosas que hagan aflorar su ficticio pasado. Le han asegurado que estos falsos recuerdos irán desvaneciéndose con el tiempo, pero Storm ha OR M C S LAS TODA IL U I ON AC S TR ES DE U IC RT EA T ES : LO 1. ABRAZAME. El psiquiatra de Sheri J. Storm la indujo a expresar sus diversas personalidades haciéndola escribir y dibujar mientras se encontraba en un estado similar al trance. Este dibujo, realizado en 1995, representaba el deseo de Storm de consolar a una niñita interior, que había sobrevivido a un incesto. La referencia estampada en lo alto es la identificación procesal del dibujo, introducido como prueba en la querella por mala práctica profesional que Storm presentó. 23 e rt co RESUMEN Recuerdos traumáticos 1 A cierto número de pacientes que se sometieron a terapia de recuperación de recuerdos, utilizada extensamente durante los años noventa, y todavía hoy, se les diagnosticó trastorno de personalidad múltiple. Según parece ahora, muchos de sus “recuerdos” y “personalidades” pudieron haberles sido introyectados inadvertidamente mediante sugestión terapéutica. Se ha descubierto que la excitación emotiva contribuye a vigorizar los recuerdos. 2 El estrés, el miedo y el desamparo asociados a recuerdos traumáticos pueden dejar improntas graves y duraderas en el funcionamiento del cerebro. Aun cuando los pacientes lleguen a convencerse de que no sufrieron en su infancia ni abusos sexuales, ni participaron en ritos satánicos o de canibalismo infantil, pueden, no obstante, verse atormentados por vívidos recuerdos de tales horrores. 3 Investigaciones recientes sobre personas que se han visto expuestas a acontecimientos terribles sugieren que la rememoración de recuerdos perturbadores puede mermar su tenacidad e impedir que se recobren de tales sucesos. 24 atravesado momentos difíciles en sus esfuerzos por depurar el tejido de su mente de estas “máculas cerebrales”. El caso de Storm se asemeja al de muchos otros pacientes a quienes las terapias de recuperación de memoria les revelaron sórdidas historias de abusos sexuales y ceremonias satánicas. A pesar de que la bibliografía científica lleva a pensar que los sucesos traumáticos rara vez —si alguna— son reprimidos u olvidados, este tipo de terapias se aplicaba con profusión en los años noventa del pasado siglo. Todavía hay quien la sigue practicando. Fueron necesarias varias demandas judiciales de gran relieve mediático para que la Asociación Norteamericana de Psiquiatría advirtiera a los pacientes de la escasa fiabilidad de la recuperación de memoria. Nadean Cool, la paciente a la que se refería el artículo periodístico que trastornó la vida de Storm, fue una de las querellantes. Al cabo de quince días de testimonios ante un tribunal, Cool logró una indemnización de 2,4 millones de dólares en un acuerdo extrajudicial. En medio de la acalorada controversia, la Asociación de Psiquiatría suprimió la categoría diagnóstica de trastorno de personalidad múltiple, y la sustituyó por un diagnóstico ligeramente diferente, el trastorno de identidad disociativa. Parecía que la ciencia y la ley habían triunfado sobre los procedimientos terapéuticos chapuceros y asistemáticos. Hubo pacientes que recibieron indemnizaciones sustanciosas; sus terapeutas, puestos en la picota por los medios de comunicación. Los científicos dieron a conocer pruebas convincentes de que era realmente posible implantar falsos recuerdos en la mente humana. Caso cerrado. ¿De verdad? En el de Storm, y en el de otros como ella, la errónea terapia parecía haber alterado los circuitos emocionales del cerebro, con efectos duraderos en la memoria y la salud mental. Felizmente, al igual que sucede con otros borrones, cabe la posibilidad de que estas máculas sean reversibles, aunque sólo tras un esfuerzo considerable. La falibilidad de la memoria Donald O. Hebb conjeturó en 1949 que ciertas modificaciones celulares desembocaban en la creación en el cerebro de “circuitos de recuerdos”. Tim Bliss, del Instituto Nacional de Investigación Médica de Londres, y Terje Lomo, de la Universidad de Oslo, validaron esa hipótesis en 1973, tras demostrar que la estimulación eléctrica de ciertas áreas cerebrales —el hipocampo, entre otras— provocaba efectos persistentes sobre las conexiones entre neuronas. Las investigaciones efectuadas a lo largo del siglo xx han aportado pruebas inequívocas de la modificación constante de las estructuras funcionales del cerebro para generar y conservar recuerdos. Pero el cerebro, en la gestión de recuerdos, no es muy selectivo. No dispone de una “carpeta de mensajes-basura” donde arrojar los que sean imaginarios o impuestos. Nuestro cerebro almacena episodios de películas, rumores sin fundamento e imágenes de sueños parejamente a los recuerdos de nuestro décimo cumpleaños, de nuestro primer beso de amor o del examen de acceso a la universidad. Investigaciones realizadas por Elizabeth F. Loftus en la Universidad de Washington, y ahora en la de California en Irvine, han demostrado cuán difíciles de distinguir pueden ser los recuerdos ficticios de los reales. En 1995, ella y su asociada de investigación, Jacqueline E. Pickrell, se pusieron en contacto con las familias de 24 voluntarios, y tras recopilar las informaciones facilitadas por sus parientes sobre las vidas de aquéllos, prepararon unos libritos de recuerdos que contenían acontecimientos reales de su infancia juntamente con una historia inventada, según la cual los sujetos se habían perdido en un centro comercial cuando contaban cinco años de edad. Las investigadoras constataron que el 29 por ciento de los probandos “recordaba” el suceso falso, e incluso eran capaces de proporcionar detalles del mismo. La terapia de recuperación de la memoria se fundamenta en la idea de que algunos recuerdos resultan tan imposibles de expresar verbalmente, que la mente, para protegerse, los reprime. Investigaciones efectuadas a lo largo de decenios por James L. McGaugh, de la Universidad de California en Irvine, inducen a pensar justamente lo contrario: que una de las funciones básicas de la memoria consiste en recordar situaciones amenazantes, para tratar de evitarlas en el futuro. Diversos ensayos sobre seres humanos, efectuados por McGaugh y Larry Cahill, también de Irvine, han demostrado que la excitación emotiva tiende a reforzar los recuerdos. Análogamente, cuando se les suministran a animales inyecciones de una hormona de estrés, la epinefrina (adrenalina), superan fácilmente los tests de recordación. Tales experimentos no sólo contradicen la idea de que los recuerdos traumáticos tienden a reprimirse por norma, sino que pueden contribuir a elucidar por qué MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 pacientes como Storm, cuya terapia se centraba en una “imaginología dirigida” y en la psicodramatización de situaciones traumáticas, relaten que las experiencias en cuestión se han convertido en elementos indelebles de su memoria. Multiplicidad de personalidades La relación de Storm con su psiquiatra se fundaba en la confianza. Sabía que éste poseía reconocida acreditación universitaria y gozaba de una prestigiosa reputación en el hospital de su localidad. Una vez diagnosticada de trastorno de personalidad múltiple, le fueron facilitadas publicaciones de aspecto oficial que parecían confirmar tan sorprendente juicio. Storm relata que, en el transcurso del tiempo, sus “recuerdos” fueron fabricados y consolidados mediante una multitud de técnicas, prolongadas sesiones de hipnoterapia, diversas medicaciones psicotrópicas, amital sódico (un presunto suero de la verdad), aislamiento de sus familiares y hospitalización en salas de enfermos mentales. La transcripción de las sesiones de Storm con Olson revelan que era éste quien llevaba el peso de la conversación. A pesar de que Storm no proporcionó inicialmente ninguna información sobre los alters, Olson los identificó y conversó con ellos. Cuando ella repitió y respondió a las aterradoras acusaciones, fue grabada en vídeo, con el fin de que sus alters pudieran ser validados una vez concluidas las sesiones. Con el progreso de las sesiones, los actos descritos por Storm se fueron haciendo cada vez más horripilantes, y los alters se volvieron activos incluso cuando la paciente no se encontraba en la consulta de su terapeuta. “Sentía que estaba loca de atar”, escribiría Storm más adelante. “Bajo la tutela de Olson, la disociación llegó a ser para mí una segunda naturaleza. Me veía saltando aleatoriamente de un alter a otro con tanta frecuencia, que perdía el tiempo u olvidaba cómo realizar funciones sencillas y rutinarias que efectuaba a diario.” La idea de que en un ambiente clínico es posible inducir recuerdos cargados de emotividad se remonta a experimentos realizados hace casi un siglo. James B. Watson “condicionó” a un bebé de 11 meses, conocido en todos los manuales de psicología como “Little Albert”, para que sintiera miedo ante una rata blanca. Al principio, en la primera sesión, el niñito no sintió temor alguno ante aquella bolita peluda, pero después de que la rata blanca fuese acompañada con un fuerte estruendo, la respuesta MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 de Albertito fue el llanto. En adelante lloraría siempre que se le presentada una variedad de estímulos que le recordaban a la rata. Ese ejemplo clásico sugería que un terapeuta (o un psicólogo experimental) podía crear fácilmente asociaciones emotivas, conexiones mentales cuya intensidad podría ser tal, que se generalizasen a estímulos parecidos. En el caso de Little Albert, los recuerdos eran “implícitos” —es decir, no evocados de forma consciente—, pero los hallazgos de Watson no permiten olvidar que los recuerdos con fuerte carga emotiva pueden ser duraderos. En Storm, una técnica denominada “terapia ab-reactiva” contribuyó a crear esas asociaciones emocionales. A Storm se le dijo que las ab-reacciones eran reacciones retrospectivas (“flashbacks”) totalmente somáticas que le permitirían revivir los acontecimientos traumáticos de su vida, sin faltar los sonidos, olores, visiones y experiencias táctiles de tales sucesos. Olson instruyó a Storm para que permitiera que sus alters salieran a la luz y para que compartiera con ellos su participación en actos tan inconcebibles como devorar bebés. Semejante terapia le resultó a Storm física, mental y afectivamente agotadora y lacerante. Han transcurrido años desde entonces, pero sus asociaciones condicionadas siguen vigorosas. Storm no sólo está atormentada por recuerdos explícitos de las demoledoras escenas resucitadas en la consulta de su terapeuta, sino también por recuerdos implícitos que le provocan reacciones reflejas de orden corporal. 2. VICTIMA DE RITOS SATANICOS. Storm dibujó este rostro en 1994 para comunicar los sentimientos lóbregos y amenazantes provocados por el conocimiento de que coexistían en su mente varias personalidades malvadas. En aquel momento estaba internada en Green Oaks, un centro de tratamiento psiquiátrico de Dallas. El problema con el cerebro es que no es muy selectivo en la gestión de recuerdos. No dispone de una “carpeta de correobasura”. 25 Desde la perspec­ tiva del cerebro, las técnicas de creación de imágenes podrían presentar escenas tan vigorosas como la visión de actos obscenos o de abusos filmados en películas caseras. Un cabello que Storm encontró en una pizza que había pedido en un restaurante de su localidad, desencadenó en ella recuerdos visuales y emotivos, con atragantamientos y arcadas, en los que se devoraban bebés con ceremonial de magia negra. El humo de un puro le recordó las quemaduras con cigarros y violaciones subsiguientes que le infligía su tío. Los llantos de un bebé le provocaban un intenso deseo de “salvar” al pequeño. Y la lista no termina aquí: el aire viciado de un coche cerrado le hacía recordar sensaciones de ser enterrada viva; la visión de animales muertos en las cunetas le suscitaba el miedo y el horror asociado a abusos y rituales satánicos; y cualquier forma de ansiedad o estrés le provocaba tartamudeos, llanto histérico o sensaciones de asfixia. Y lo peor: Storm quedó convencida de que sus padres —las personas a quienes hasta entonces había asociado con cuidados, seguridad y amor— la habían torturado de formas inimaginables. Impactos a largo plazo 3. RAGE UNDER WRAPS (Rabia encubierta): Storm trazó este dibujo en 1995 para ilustrar su desgarramiento interior. En aquel entonces confiaba en que sus personalidades más brillantes podrían ocultarle al mundo exterior sus egos más malignos, si no le resultase posible depurarlos. 26 Antes de someterse a terapia, los síntomas de Storm consistían en un insomnio leve y en ansiedad moderada. Una vez comenzada la terapia de Olson, empezó a sufrir migrañas, vértigos, dolores de espalda, náuseas, trastornos intestinales e insomnio grave. Olson le recetó litio, Prozac, Desyrel, Tegretol, Xanax y varios medicamentos contra la migraña para tratar esos nuevos síntomas. Diez años después, Storm conforma su uso continuado de medicamentos psicotrópicos: Prozac, Xanax, Cytomel y una rotación de inductores del sueño. Sigue experimentando la intrusión de imágenes y pensamientos perturbadores, continúa sin empleo y se encuentra socialmente aislada. Ciertas investigaciones llevan a pensar que el caso de Storm no es único. Según un informe del Crime Victim Compensation Program (plan de ayudas para víctimas de delitos) del estado de Washington, correspondiente al año 1996, la terapia de recuperación de memoria puede tener efectos negativos sobre muchos pacientes. En esta encuesta, que comprendía 183 casos de represión de recuerdos de abusos sufridos en la infancia, se seleccionaron al azar 30 casos para ulterior estudio. La muestra estaba formada casi exclusivamente por individuos caucasianos (97 por ciento) de sexo femenino (97 por ciento). Del estudio se espigó la siguiente información: El 100 por ciento de los pacientes informó de torturas o mutilaciones, aunque ninguna de estas afirmaciones fue corroborada por exámenes médicos El 97 por ciento recuperó recuerdos de abusos en rituales satánicos El 76 por ciento recordó actos de canibalismo con bebés El 69 por ciento recordaba haber sido torturado con arañas El 100 por ciento seguía bajo terapia al cabo de tres años desde que aflorase el primer recuerdo en la terapia; más de la mitad seguía en tratamiento cinco años después El 10 por ciento manifestaba haber tenido pensamientos suicidas antes de la terapia; el porcentaje se elevó al 67 por ciento al seguir la terapia La hospitalización aumentó desde un 7 por ciento antes de la recuperación de recuerdos hasta un 37 por ciento consecutivo a la terapia Las automutilaciones aumentaron desde el 3 al 27 por ciento El 83 por ciento de los pacientes tenía un empleo antes de la terapia; al cabo de tres años de someterse a terapia sólo lo tenía un 10 por ciento El 77 por ciento estaba casado antes de la terapia; al cabo de tres años de tratamiento, el 48 por ciento de estas personas se había separado o divorciado El 23 por ciento de los pacientes con hijos perdieron su custodia El 100 por ciento se vio aislado de los parientes lejanos Cierto es que no hay forma de saber si las técnicas de recuperación de recuerdos fueron la MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 Trauma cerebral No se ha efectuado una investigación detenida y sistemática de pacientes sometidos a terapia de recuperación de memoria. No obstante, las investigaciones sobre los efectos del miedo y el estrés crónico señalan un posible grupo de explicaciones de cómo la terapia de recuperación de recuerdos podría causar lesiones de carácter emotivo en determinados pacientes: 3 El estrés crónico asociado con recuerdos traumáticos pone en situación comprometida a la corteza prefrontal; reduce la capacidad del paciente para olvidar falsos recuerdos después de concluir la terapia. En experimentos sobre ratas, animales carentes de una corteza prefrontal que funcione correctamente, pierden la capacidad de extinguir el recuerdo de terrores que ya no son relevantes. 2 La intensificación de la ansiedad activa los centros de estrés del hipotálamo, estructura reguladora, que, a su vez, apremia a la amígdala para que consolide rápidamente recuerdos temibles, sean o no auténticos. theresa sakno causa exclusiva de estos lamentables resultados, pero estos hallazgos sí ponen, y gravemente, en tela de juicio su generalizada aplicación. Mientras que las metodologías terapéuticas tradicionales están concebidas para reducir los síntomas problemáticos, la terapia de recuperación de memoria los exacerba y, en ocasiones, de forma intencionada. Paul R. McHugh, de la Universidad Johns Hopkins, señalaba, en un artículo de 1993, que la mayoría de los pacientes a quienes se les diagnosticaban trastorno de personalidad múltiple (TPM) habían acudido a sus terapeutas con síntomas psicológicos corrientes: dificultades en sus relaciones de pareja o sentimientos depresivos. Los terapeutas, según McHugh, sugirieron que tales síntomas podrían tener una raíz emocional profunda y estaban provocados por personalidades alternativas. Al contemplar sus problemas desde esta nueva perspectiva, que tal vez les parezca interesante, algunos pacientes exhiben repetidamente cambios de conducta y formas de comportamiento, a tenor de la orden recibida. Estos pacientes acaban siendo diagnosticados de trastorno de identidad disociativa (TID). En la versión más reciente (2000) del Manual Diagnóstico y Estadístico de la Asociación Psiquiátrica Estadounidense, entre los criterios para el diagnóstico de TID figura la presencia de al menos dos identidades bien diferenciadas, que gobiernen con frecuencia el comportamiento de una persona. El Manual enuncia, asimismo, que el lapso medio de tiempo entre la aparición del primer síntoma y su diagnóstico es de seis a siete años. La mayoría de los pacientes comienzan la terapia sin presentar síntomas claros de TID. La determinación de tal trastorno se debe, en su mayoría, a un reducido número de “especialistas” en TID. August Piper, un psiquiatra de Seattle con consulta privada, y Harold Merksley, de la Universidad de Western Ontario, efectuaron un rastreo y análisis de la bibliografía científica y en 2004 llegaron a la conclusión de que no existían pruebas científicas concluyentes de que el TID esté provocado por traumas infantiles. Informaron que este trastorno no suele diagnosticarse de manera fiable, que nunca se ha informado de casos de TID en niños y que existen indicios reiterados de manifiesta iatrogénesis en la práctica profesional de terapeutas que utilizan métodos de recuperación de memoria; por ejemplo, invocando a alters y dirigiéndose a ellos como si se tratase de personas diferentes. Piper y Merksley llegaron a 4 Las investigaciones sobre pacientes que sufren de trastorno de estrés postraumático evocan un funcionamiento deficiente de la corteza cingulada anterior, una estructura que ayuda a elegir entre percepciones en conflicto, como, por ejemplo, “Mis padres me quieren” y “Mis padres me hirieron”. 1 La amígdala puede quedar sensibilizada al cabo de meses de terapias provocadoras de ansiedad. Se sabe que la amígdala —el centro cerebral del miedo— se torna hipersensible a información relevante procedente del tálamo (en azul), órgano que procesa señales llegadas desde los sentidos y de un centro cognitivo superior denominado corteza prefrontal. 5 El estrés crónico lesiona a las neuronas del hipocampo, conocido por su papel en el aprendizaje y procesamiento de emociones. Esta región del cerebro interviene en el aprendizaje “contextual”; debilitada, explicaría por qué los pacientes informan de pérdida del sentido del tiempo y desconcierto en ambientes que no les sean familiares. la conclusión de que el TID “se entiende mejor como una situación vinculada a formas culturales y, a menudo, iatrogénica”. Libros y películas han desempeñado un papel importante para convertir el trastorno de personalidad múltiple en una especie de moda, y después, el de identidad disociada. Sybil, una película filmada en 1976 para la televisión, presentaba la vida de una tímida estudiante de doctorado, llamada Shirley Ardley Mason, a quien se le había diagnosticado TPM. Esta impresionante película, basada en un libro de 1973, le mereció un premio Emmy a la actriz Sally Field. Se pue- 27 Víctima: ¿real o de confusión? Kenneth Olson, el psiquiatra de Sheri J. Storm, grabó en vídeo algunas de sus sesiones terapéuticas tras administrarle amital sódico (un presunto suero de la verdad) a la paciente. En este breve extracto de una de tales sesiones, Olson trata de convocar personalidades alternativas. Sheri Storm: ¿Cómo actúa esto en el cerebro? ¿Es algo así como el alcohol? Kenneth Olson: Sí, supongo que sí. SS: Entonces, ¿no me acordaré de esta parte? KO: (Inaudible) SS: ¡Ah! ¡Se está grabando en cinta! KO: Me parece que lo primero que Sheri quería preguntar, y probablemente lo más importante, es: ¿ocurrió de verdad? SS: (Inaudible) KO: ¿Pasó de verdad? Yo la animo a hablarle a la cámara como si le estuviera hablando a Sheri. SS: ¿Qué es lo que ocurrió de verdad? KO: Ella quiere saber si realmente sufrió abusos sexuales. Está confusa y cree que lo está asumiendo... ¿Hay alguien por ahí que dé un paso adelante y se decida a responder a esa pregunta? ¿Para Sheri? ¡Hola! ¿Quién es? SS: No lo sé. KO: ¿No sé quién es? SS: Tiene que ser. Matrícula del coche de Storm. 28 de hallar una confirmación complementaria de la vigorosa interpretación de Field en el claro aumento de diagnósticos de TPM tras la aparición del libro y de la película. Con anterioridad a 1973 eran menos de 50 los casos de TPM asociados con abuso infantil; en 1994, ese número se había disparado hasta superar los 40.000. Es posible que la propia Mason hubiera sido víctima de prácticas iatrogénicas. Un psiquiatra que había trabajado con Mason durante 4 años, le dijo a un entrevistador que el comportamiento de Mason había sido inducido por técnicas de sugestión terapéutica de su psiquiatra inicial. Esta revelación no ha impedido que la CBS haya producido una segunda versión de aquella película, con Jessica Lange en el papel de psiquiatra de Sybil. Reestructuración neuronal Al cabo de varios decenios de experimentación neurocientífica del comportamiento, sobre modelos animales, se ha llegado a conjeturar con bastante fundamento que los traumas y los terrores pueden modificar la arquitectura del cerebro. A este respecto, el grupo de Bruce McEwen, de la Universidad Rockefeller, ha demostrado que el estrés crónico altera la complejidad neuronal en tres áreas cruciales: la corteza prefrontal medial (que interviene en la memoria operativa y en la función ejecutiva), el hipocampo (con importante papel en el aprendizaje, la memoria y el procesamiento de las emociones) y la amígdala (que interviene en el miedo y en las emociones intensas). McEwen observó que el estrés crónico reduce en un 20 por ciento la longitud y el grado de ramificación de las dendritas de la corteza prefrontal medial. A tal reducción se asocia una merma en la capacidad para desviar la atención, mientras se aprenden tareas nuevas. En cambio, las neuronas de la amígdala crecen en respuesta al miedo. En los estudios sobre animales, las funciones de las áreas cerebrales que están afectadas por el miedo y el estrés se muestran en íntima correspondencia con los síntomas que presentan los pacientes sometidos a recuperación de memoria. El funcionamiento anómalo de la corteza prefrontal puede hallarse asociado con la incapacidad del paciente para distinguir entre realidad y ficción, mientras que el crecimiento de las neuronas de la amígdala puede desembocar en exacerbación de la suspicacia y la vigilancia. Las investigaciones sobre animales hacen pensar, asimismo, que incluso después de cesar las sesiones de terapia, el irregular funcionamiento de la corteza prefrontal puede reducir la facultad para inhibir recuerdos pavorosos. Aunque está por investigar la respuesta cerebral de los pacientes de TPM-TID, en los estudios efectuados mediante técnicas de formación de imágenes en pacientes con síndrome de estrés postraumático (SEPT) se aprecian asombrosas semejanzas con las imágenes de regiones cerebrales de animales de las que se sabe que resultan afectadas por el miedo y el estrés. El estrés postraumático se clasifica como un trastorno de ansiedad caracterizado por recuerdos intrusivos y recurrentes de un acontecimiento traumático del pasado; por rechazos de carácter cognitivo y conductual; y por excitación psicofisiológica que provoca perturbaciones en el comportamiento y en la dormición. Todos ellos, tomados conjuntamente, resultan en minusvalías funcionales. Las investigaciones sobre pacientes de SEPT han revelado atenuación en las respuestas de la corteza prefrontal medial e intensificación de la actividad en la amígdala, proporcionales ambas a la gravedad de los síntomas del SEPT. Las técnicas de visualización guiada y de psicodramatización utilizadas en la terapia de recuperación de memoria pueden provocar una sintomatología similar a la del SEPT. Steven M. Kosslyn, de la Universidad de Harvard, ha hallado pruebas de que las mismas regiones del cerebro que se activan cuando vemos un objeto resultan activadas igualmente cuando cerramos los ojos e imaginamos que vemos el objeto. La evocación de imágenes guiada por el terapeuta podría resultar, desde la perspectiva del cerebro, tan vigorosa como la visión de películas hechas en casa de vejaciones o abusos sexuales. Los sentimientos de desamparo asociados con la terapia de recuperación de recuerdos pueden acentuar la probabilidad de efectos negativos. Martin Seligman y Steven Maier, éste hoy en la Universidad de Colorado en Boulder, observaron, en experimentos realizados en 1967 en la Universidad de Pennsylvania, que cuando se les permitía a perros huir de un brusco estímulo que les era hostil, los canes continuaban en el futuro presentando tendencia a huir. Pero cuando a los perros no se les permitía escapar de la experiencia traumática, muchos renunciaron a intentarlo cuando fueron sometidos al choque por segunda vez, a pesar de habérseles facilitado una vía de escape. Resulta difícil imaginar una situación en la que pudiéramos sentirnos más desamparados MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 y descorazonados que los pacientes de TPM-TID al saber que otras personalidades, algunas de ellas demoníacas, podrían asomarse al exterior en cualquier momento. Empero, la noción de posesión demoníaca persiste en nuestros días entre un número restringido de psiquiatras. Olson “exorcizó” a su paciente Cool en el hospital, sin que faltase ni un extintor de incendios, pues había leído que, a veces, los pacientes entran en combustión espontánea en tales circunstancias. Recobrarse de la memoria recuperada Storm, al principio, se resistió a aceptar su diagnóstico de TPM, pero terminó por admitirlo. Se convenció de que si no continuaba con su terapia y aceptaba su “historia”, su enfermedad se agravaría y uno de sus alters satánicos causaría daño o mataría a sus niños. Cuando por fin se dio plena cuenta de que había sido diagnosticada erróneamente, no supo a quién dirigirse. No existen programas formales ni clínicas para “desprogramar” a las víctimas de la mala psicoterapia, a las cuales, por otra parte, les resulta difícil confiar en otras nuevas posibles terapias. Aunque se carece de pruebas experimentales, algunos pacientes podrían hallar alivio en fármacos ansiolíticos, que mitiguen las respuestas emotivas de notable intensidad. A otros les ha sido de ayuda un condicionamiento conductual concebido para extinguir a los alters, consistente en ningunearlos. Sin embargo, la eficacia de estas acciones terapéuticas en TPM-TID no ha sido evaluada en estudios de gran escala. Los estudios de McEwen sobre animales sometidos a estrés crónico sugieren que las alteraciones cerebrales, aunque de naturaleza corporal, podrían ser invertidas con medicamentos, o viviendo en ambientes de mayor libertad y psíquicamente enriquecedores. Richard McNally, de la Universidad de Harvard, sugiere que la maleabilidad de los recuerdos es producto de los más valiosos dones de la inteligencia humana: las facultades de inferencia, imaginación y predicción. Los pacientes de TPM-TID exhiben una facilidad impresionante para imbricar en el tejido neurobiológico de su mente los fragmentos de ficción y de realidad que afloran a la conciencia en las consultas de sus terapeutas. El desarrollo de los síntomas TPM-TID parece ser el resultado de una mente poderosa, aunque mal orientada. La comprensión de la ciencia de la formación de recuerdos y de los impactos que provocan MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 en el cerebro las experiencias emotivas reviste un interés máximo para refinar la terapéutica de la salud mental. Es posible que se hayan de revisar prácticas terapéuticas que ostentan una larga tradición. Una amplia revisión de las investigaciones, llevada a cabo por McNally y Richard Bryant, de la Universidad de Nueva Gales del Sur, y Anke Ehlers, del King’s College, han demostrado que la rememoración de experiencias traumáticas al poco de un acontecimiento aterrador puede provocar un estrés innecesario e impedir la recuperación del equilibrio mental. Por su parte, George Bonnano, de la Universidad de Columbia, propone que ya es momento de examinar sin prejuicios las diferentes formas en que los individuos se adaptan y prosperan cuando se hallan en medio de acontecimientos traumáticos. La psiquiatría y la psicología, a lo largo de su historia, se han centrado en individuos que exhiben escasa tenacidad natural; ya va siendo hora, pues, de averiguar más sobre las estrategias eficaces para afrontar las adversidades. De tales indagaciones se podría deducir en qué casos resultaría beneficiosa, y en cuáles, dañina, la implicación en terapias que proporcionan constantes evocaciones de acontecimientos traumáticos. En el caso de Storm y de pacientes como ella, el “olvido” de sucesos traumáticos —tanto si realmente acontecieron, como si no— puede constituir la mejor opción para recuperar la salud mental. Pero la dificultad de olvidar puede adquirir proporciones insospechadas cuando se está pendiente de un pleito. Storm formuló una querella por mala práctica en septiembre de 1997. Diez años después, su caso todavía no había sido juzgado. La evocación de recuerdos traumáticos al poco de haber vivido aconteci­ mientos terroríficos puede provocar un estrés innecesario e impedir la recuperación. Bibliografia complementaria M ultiple P ersonalit y D i sorder . Letter; otoño, 1993. The M y th of R epressed M emory: False M emories and Allegations of Sexual A buse. Elisabeth F. Loftus y Katherine Ketcham. St. Martin’s Press, 1994. V ictims of M emory : S ex A buse A ccusations and Shattered L ives. Segunda edición. Mark Pendergast; Upper Access, 1996. The P ersistence of a F olly: A C ritical E x amination of Kelly Lambert dirige el departamento de psicología del Randolph-Macon College. Sus trabajos se centran en modelos animales de la neuroplasticidad inducida por experiencias vitales, más concretamente, los efectos neurobiológicos de la experiencia de los progenitores; investiga también la identificación de estrategias de refuerzo de la tenacidad que impidan la instauración de la enfermedad mental. Scott O. Lilienfeld enseña psicología en la Universidad de Emory. Entre sus temas de investigación se cuentan las causas y diagnósticos de los trastornos de la personalidad y las prácticas profesionales de carácter empírico en psicología clínica. Los autores desean manifestar su agradecimiento a Sheri J. Storm por sus aportaciones al artículo. Paul R. McHugh en Harvard Mental Health D issociative I dentit y D isorder , Part I: The E xcesses of an I mprobable Concept. August Piper y Harold Merskey en Canadian Journal of Psychiatry, vol. 49, n.o 9, págs. 592600; septiembre, 2004. P sychological Treatments That Cause Harm. Scott O. Lilienfeld en Perspectives on Psychological Science, vol. 2, n.o 1, págs. 53-70; marzo, 2007. 29 © fotolia / geoff varosky (ambas fotos) Los ensayos acometidos muestran que todo aquel que tiene presente su propio fin desarrolla estrategias inconscientes frente al miedo ante la muerte Christoph Uhlhaas 1. TODAS LAS FLORES SE MARCHITAN. Las observaciones cotidianas nos invitan a percatarnos de la transitoriedad de la vida. 30 MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 Instrucciones dadas a los voluntarios de un ensayo dirigido por Jeff Greenberg y Tom Pyszczynski, de la Universidad de Arizona en Tucson MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 31 RESUMEN La teoría de la gestión del terror 1 A diferencia de otras especies, el hombre sabe que ha de morir. La confrontación con la propia finitud desencadena las reacciones de gestión del terror. 2 Se empieza por reprimir el pensamiento sobre la muerte. Ahora bien, como la angustia inconsciente sigue actuando, desarrollamos estrategias que aumentan nuestro sentimiento de autoestima y proporcionan a nuestra vida un sentido individual. 3 El pensamiento sobre la muerte repercute también sobre los gustos artísticos, la capacidad de crítica y la toma de decisiones. Cada individuo debe determinar lo que realmente le constituye. Así reza el principio sobre el que pivota la filosofía existencial. El ser humano no puede entenderse desde un ordenamiento teórico proporcionado por la teología, la biología o la psicología, sino sólo a partir de su existencia individual. Resultan por ello decisivas las situaciones propias y las experiencias individuales específicas de cada persona, sobre todo las relacionadas con la angustia, las preocupaciones, la muerte o el fracaso. El sentido se adquiere sólo mediante la realización de la existencia propia. El “yo” ha de hacer de él mismo lo que es. 32 E scondida en la maleza de la batería de tests, acechaba la pregunta decisiva: “¿Qué piensa que va a pasar con usted cuando muera? Describa, por favor, de la forma más exacta posible las emociones que el pensamiento sobre la muerte despierta en usted.” Quien reflexiona sobre esto, tiene ya inoculada la “inducción de la certeza de la muerte”. Con semejante expresión designan Jeff Greenberg y Tom Pyszczynski, de la Universidad de Arizona en Tucson, su inyección verbal de una dosis baja de angustia ante la muerte, cuyo efecto quieren observar en los voluntarios que se someten a su ensayo. Con sus equipos de colaboradores, están investigando la naturaleza de las preocupaciones existenciales. Irrumpen de ese modo en un terreno que hasta ahora había estado confiado a la especulación filosófica y a la religión. Detrás del experimento se encuentra cierta teoría de Ernest Becker, antropólogo que ganó el premio Pulitzer de 1974 con The Denial of Death (“La negación de la muerte”). Los humanos, argumentaba, poseen, igual que los animales, una voluntad de supervivencia instintiva. Sin embargo, su capacidad para el pensamiento simbólico le permite a Homo sapiens imaginarse el futuro. Vive en la certeza de que va a morir. En algún momento. Este conocimiento singular produce una angustia inconsciente que puede hacerse aguda en cualquier instante. Un paseo por el cementerio, imágenes de un accidente, la contemplación de una persona mayor... o cualquier otra escena cotidiana puede bastar para sacar a la superficie el miedo a la muerte, lo mismo que preguntase Greenberg en su ensayo. Las reacciones ante el recuerdo consciente de la muerte siguen un patrón. Primero se reprimen los pensamientos más lúgubres: “Soy joven y estoy sano; la muerte queda muy lejos”. Sin embargo, cuando se desplaza el foco de atención, la angustia retorna. “Gestión del terror” denominan los psicólogos a estas reacciones defensivas que se establecen de manera automática. Para que el hecho de morir no signifique algo absurdo, nos esforzamos en demostrarnos que somos una pieza llena de sentido de un universo pleno de significado. Una posible estrategia para tal fin consiste en aumentar directamente el sentimiento de autoestima, a través del deporte, de la dieta o de operaciones de embellecimiento. Otros pueden asumir perspectivas culturales glo- bales y se consuelan viéndose como la tesela de un gran mosaico: una parte de la cultura de un conjunto de valores colectivo o de una nación, por ejemplo, que sobrevive al propio fin individual. Verse como parte de algo mayor proporciona una inmortalidad simbólica. Debido a la angustia que nos ocasiona la muerte, le exigimos más a la vida y escenificamos una gran película sobre la negación de la mortalidad. Para que todo lo anterior no se quede en una oscura teoría, el equipo de investigación dirigido por Jeff Greenberg ha ideado un ensayo para comprobar de qué modo la presentación de pensamientos mórbidos repercute sobre la conducta de los voluntarios. Un ejemplo de ello fue el experimento realizado en 2006, que perseguía establecer una relación entre la certeza de la muerte y el gusto artístico. Los psicólogos de Arizona esperaban que las preferencias estéticas se volvieran más conservadoras con el recuerdo de la muerte, ya que el incremento de la necesidad de sentido y de estructura que dicho recordatorio conlleva se satisfaría mejor con obras concretas y fácilmente comprensibles que con el arte abstracto y desconcertante. Eso al menos era lo que decía la teoría. La angustia ante la transitoriedad de la vida enturbia el sentido para el arte abstracto Tras algunas tareas que tenían como finalidad disimular el auténtico interés de los investigadores de la mortalidad, plantearon su pregunta estándar sobre la muerte. Al grupo de control no plantearon la cuestión directa, relativa a la muerte, sino que se les inquiría por el recuerdo de un examen que hubiera tenido especial importancia durante su proceso formativo. A continuación se realizó un test sobre el estado de ánimo, que fue semejante para ambos grupos. Luego, se hojearon algunas páginas de literatura. ¿Por qué? Otros ensayos anteriores habían mostrado que las estrategias de gestión del terror desplegaban su efecto con mayor intensidad transcurrido cierto intervalo. Los investigadores hallaron confirmada su hipótesis. Quienes se habían representado su muerte, reaccionaban refractariamente ante el arte abstracto, corriente de difícil comprensión e interpretación. Las manifestaciones artísticas de ese movimiento fueron valoradas por los voluntarios, sobre una escala que iba del MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 © fotolia / Melanie Vollmert uno al nueve, con un 3,9 de media. Los participantes que sólo habían tenido que pensar en un examen difícil se mostraron, con un 5,8 de media en su valoración, mucho más proclives a la abstracción en el arte. El arte moderno, en opinión de los psicólogos existenciales, representa una “ventana a la nada”; los voluntarios que tenían la certeza de la muerte preferían mirar para otro lado. El mismo mecanismo determina también otras formas de conducta, desde la manera de comprar hasta la ambición deportiva, según mostraron Greenberg y sus colaboradores en más de 250 experimentos que transcurren sin excepción de igual forma que el experimento sobre el gusto artístico. Según un estudio realizado en 2003, la angustia ante la muerte también reduce la capacidad de crítica; los estadounidenses que participaron voluntarios en otro ensayo valoraron unas declaraciones ficticias que criticaban el papel de EE.UU. en la política mundial con unos tintes mucho más negativos cuando antes se les había hecho recordar su propia mortalidad. Los psicólogos de la gestión del terror ven aquí una amenaza potencial, pues los ataMENTE Y CEREBRO 34 / 2009 ques terroristas llevados a cabo en los EE.UU. acarrea­ron, según su opinión, una gigantesca inducción sobre la constancia de la muerte entre la población norteamericana, pensamiento que tuvo fatales consecuencias para los acontecimientos políticos posteriores. En 2004 una serie de experimentos de Greenberg levantaron especial revuelo; en el año de las elecciones presidenciales norteamericanas el psicólogo investigó la influencia de la constancia de la muerte en el comportamiento electoral de los ciudadanos. Siguiendo el procedimiento habitual, 190 estudiantes valoraron eslóganes de campaña electoral ficticios. Se emplearon tres tipos de políticos distintos: un demagogo carismático, un político realista orientado a problemas concretos y un “conexionador” (cuya finalidad principal era establecer relaciones sociales). El carismático, en sus discursos, hacía hincapié en temas tales como “visiones de una gran nación”, cuyos ciudadanos “son algo verdaderamente especial”. El político realista que intentaba solucionar problemas concretos expresaba un discurso razonable en el que prometía “sólo aquello que era alcanzable”. El “conexionador” apelaba al “compromiso ciu- 2. EL ULTIMO VIAJE. Los accidentes mortales constituyen una auténtica epidemia en las carreteras de la sociedad moderna. 33 © fotolia / indykb 3. DESPEDIRSE. Quien no reprime los pensamientos sobre la muerte dice más fácilmente adiós. 34 dadano” y a la “transparencia”. Las piezas de los tres discursos políticos se tomaron prestadas de estudios procedentes de las ciencias políticas. ¿Podía el factor de la conciencia de la muerte influir en la popularidad del candidato? Sin la menor duda. El carismático, que en el experimento de control no tenía ninguna posibilidad, sobrepasó al “conexionador” en cuanto la pregunta sobre la muerte se introdujo en el ensayo. Recibió un tercio de los votos, mientras que en el test previo sólo había conseguido un cinco por ciento. Los votos del “conexionador”, por el contrario, se redujeron a la mitad y pasaron del 45 al 22 por ciento. Se llega así a la conclusión de que, a los electores “concienciados de su muerte”, les gustan las visiones. Con todo, el político realista orientado hacia los problemas obtuvo en ambas mangas la mayoría; en los dos momentos se llevó en torno al 50 por ciento de los votos. Estos resultados tenían que comprobarse en la realidad. Así, los investigadores preguntaron en concreto por los candidatos presidenciales de 2004. El crédito de George W. Bush y su política antiterrorista creció rápidamente por la influencia de las preocupaciones existencia- les. Sobre una escala de cinco, el presidente en funciones de los Estados Unidos consiguió unos valores aceptables entre los voluntarios con “conciencia de su muerte”: un poco más de 3,5. Cuando no estaba presente la idea de muerte, la figura de Bush se cuestionó con dureza y recibió por término medio un escueto 2,2 de crédito. Pocos días antes de la cita electoral real, los investigadores volvieron a la carga y celebraron en el laboratorio sus elecciones presidenciales particulares: George W. Bush contra John Kerry y Ralph Nader. De nuevo la conciencia de muerte determinó el resultado. Kerry cayó de niveles del 57 por ciento alcanzados en el experimento control a menos del 20 por ciento. Bush, por el contrario, se granjeó más del 45 por ciento de los votos de los voluntarios. Pero sin las preocupaciones existenciales, Bush había cosechado antes un amargo descalabro en las elecciones del laboratorio: sólo el 13 por ciento de los voluntarios le confiaron su voto. En el análisis y criba de los resultados, los investigadores hicieron hincapié en la decisiva influencia de la conciencia de la muerte... y no sólo en el laboratorio, sino también en las elecciones reales del 2 de noviembre MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 Quizás esta tarea corresponda a los filósofos. A la postre, filosofar no significa otra cosa que enseñar a morir. Así al menos lo entendió Michel de Montaigne (1533-1592), quien no se circunscribía al suicidio, sino que inscribía la filosofía en una consideración global de la realidad, vale decir, desde la perspectiva del propio final. Uno de los pocos pensadores contemporáneos que han reflexionado sobre el fenómeno de la muerte es Ernst Tugendhat. Para este filósofo de Tubinga, percibimos la muerte como una amenaza, porque nos arrebata la oportunidad de darle a la vida un sentido. “¡Ojalá no fuera precisamente ahora, tan sólo quiero no tener que morir sumido en este absurdo!” La conciencia de la muerte provoca angustia, coincide Tugendhat con los psicólogos existenciales. Aunque el miedo a la muerte, prosigue, no deja de encerrar un lado positivo. Demuestra que somos capaces de llevar a cabo una “relación volitiva con la vida”. Implica el reto de actuar y permite la libertad de asumir uno mismo la iniciativa. © fotolia / Alex White de 2004. Cuatro días antes de esta fecha se mostró por televisión un vídeo de Bin Laden. En opinión de los psicólogos, el presidente en funciones Bush debe agradecer su segundo período de gobierno a las reacciones implícitas de gestión del terror de sus electores ante el mensaje de los terroristas de Al Qaeda. Los seguidores de la teoría de la gestión del terror se comportan como incansables vigilantes de la influencia de sutiles mensajes de angustia ante la muerte. Según un estudio realizado en 2006, estos mensajes refuerzan el consentimiento para soluciones violentas y radicales. Esta circunstancia se ha observado en los EE.UU. y en Irán: los estudiantes de dos universidades iraníes valoraron en el laboratorio frases en pro y en contra de los atentados suicidas; los alumnos norteamericanos, por su parte, juzgaron una serie de argumentos en pro y en contra de la lucha antiterrorista. En uno y otro enclave salió reforzada la tolerancia frente a la violencia. En el laboratorio iraní la constancia de la muerte artificialmente inducida incrementó, como era de esperar, las tasas de simpatía por los atentados. Los investigadores norteamericanos valoraron los resultados de forma distinta, distinguiendo entre estudiantes conservadores y liberales. Pusieron de relieve que los estudiantes conservadores reaccionaban de forma más intensa ante la sugerencia sobre la angustia por la muerte que los liberales. El apoyo a la guerra antiterrorista creció sobre todo en los bancos conservadores. Las preocupaciones existenciales fomentan a menudo los conflictos culturales y los conflictos culturales producen por su parte angustias profundamente incardinadas. Un círculo vicioso. ¿Qué se puede hacer ante esto? Greenberg y Pyszczynski apelan a la racionalidad. “Elige con la cabeza y no con el corazón”, aconsejan. Una afirmación frágil, sobre todo si tenemos en cuenta las inmensas influencias que ejercen las preocupaciones existenciales sobre el pensamiento. Aun cuando dichos investigadores sólo han sometido a prueba la relevancia de las “preguntas últimas” en pequeños grupos de voluntarios, el conocimiento sobre la finitud individual parece ejercer una influencia determinante sobre preferencias y decisiones. Con todo, no se atreven a dar consejo alguno para un trato adecuado de la conciencia de nuestro propio fin. Casi tres cuartos de los ¡Carpe diem... pero con medida! alemanes sienten miedo Sin embargo, el filósofo de Tubinga no predica una vida en tensión. Antes bien, sólo quien aprovecha el pensamiento sobre la muerte para quitarse del centro del mundo puede superar la angustia que desata la finitud. Dejarse llevar le hace a uno ser más sereno. ¿Nirvana puro? Tugendhat aconseja que, mediante la conciencia de nuestra propia caducidad, nos apartemos de la idea de ser el centro de todos los acontecimientos, de forma similar a lo que practican los budistas. Aunque la despedida definitiva de la ilusión del “yo” la considera imposible, pues ¿quién ejecuta esa despedida sino el mismo “yo”? En todo caso, el debate en torno a la transitoriedad no está ni mucho menos concluso. El hombre prefiere eludir la pregunta sobre la muerte. Konrad Paul Liessmann, filósofo y “científico del año” 2006 en Austria, afirma que todo aquel que reflexiona sobre la finitud de la vida se desenvuelve mejor con la angustia que provoca la conciencia de la muerte. Sólo quien sabe que su vida acabará un día se halla en condiciones de valorar adecuadamente lo que él tiene que ofrecer al mundo. a morir — El 75 por ciento de los varones y el 63 por ciento de las mujeres reprimen sus pensamientos sobre la muerte, porque “menoscaban la alegría del vivir” Uno de cada dos entre los mayores de 70 años oculta el tema de la muerte “Mi fe me quita el miedo a morir”, dicen el 30 por ciento de las mujeres y el 22 por ciento de los hombres en Alemania El 60 por ciento de los alemanes creen que “con la muerte se acaba todo” Encuesta representativa realizada por la Universidad de Hohenheim y la Fundación Christoph Uhlhaas se graduó en filosofía por la Universidad de Colonia. Identity de Dusseldorf en 2006 35 ENTREVISTA Entrevista con el filósofo Konrad Paul Liessmann, de la Universidad de Viena, “científico del año” 2006 en Austria Profesor Liessmann, ¿qué se sabe sobre la muerte? No mucho, hay que admitirlo. La tradición platónica no ha dejado de darle vueltas a la pregunta sobre la realidad de la inmortalidad del alma. Immanuel Kant considera la idea de la inmortalidad del alma un postulado obligatorio de la razón práctica: presuponemos una vida después de la muerte y la comparamos comportándonos en ésta moralmente. Pero no está probada ni mucho menos la inmortalidad del alma. Se le contrapone la perspectiva materialista: la muerte como final absoluto. Entonces no necesito desperdiciar toda la vida reflexionando... Al contrario. ¿Quiere usted atenerse sin más a los límites de su período de vida o está disconforme con ellos y desea ir más allá? En la Antigüedad, tales límites se traspasaban con la gloria o la fama. El héroe épico seguía viviendo en sus hechos. Hoy priman otros valores, con las obras de arte a la cabeza. La creatividad se ha convertido en el vehículo para superar la mortalidad. Pero las raíces de la disconformidad frente a la muerte no se encuentran simplemente en la angustia; sin una exigencia de ­autorrealización, no cabe disconformidad alguna ante la muerte. 36 Pero, ¿sabemos ahora más que antes sobre la parca? En el terreno teórico persiste un problema fundamental: no podemos imaginarnos nuestra propia muerte. Puedo “verme” observando mi entierro. Pero cuando lo hago me imagino a mí mismo como espectador... es decir, un sujeto vivo. Sabemos que algún día llegaremos a nuestro propio final, pero no podemos imaginarlo. Por eso tenemos una concepción religiosa del tiempo posterior a la muerte. ¿Dónde acaba la filosofía y dónde empieza la religión? Sören Kierkegaard, predecesor del existencialismo de Mar tin Heidegger y Jean-Paul Sartre, es el que quizás ha marcado mejor esa frontera. Para el filósofo danés, nosotros podemos pensar la muerte sólo desde la perspectiva de nuestra experiencia vital conjunta, es decir, desde toda la vida, desde su principio hasta su final. Mas, desde la parcialidad de la vida no se puede imaginar uno la muerte; por puras razones lógicas. Para Kierkegaard, la de­sesperación es la única actitud adecuada ante la muerte. A partir de ahí, mediante el salto hacia la fe indemostrable, se llega a la religión. ¿Proporciona la filosofía actual algo nuevo a este respecto? Curiosamente, el tema de la muerte se aborda hoy en día bajo otras perspectivas. Tenga en cuenta el debate que existe sobre la ayuda a morir. La pregunta ya no es qué puedo saber yo sobre la muerte y qué significa la muerte para mi vida. Importa, en cambio, cuándo ha llegado la hora de morir o si tenemos o no derecho a determinar el momento exacto en que ha de producirse y a juzgar sobre la muerte de otra persona. Estas cuestiones implican, por un lado, un increíble acrecentamiento de la soberanía humana, pero las dimensiones metafísicas y éticas del morir quedan, por otro, bastante menoscabadas. ¿Es esto una carencia de la filosofía contemporánea? Sin duda. El problema filosófico antiguo, irresuelto, se ha dejado arrinconado. La inmortalidad sigue siendo una ilusión. Una ilusión acariciada, como se refleja en la forma en que nos referimos a los accidentes. La muerte accidental es tratada en pr incipio como algo rechazable. “Se murió por esta causa o por esta otra.” Nadie diría hoy: “se murió porque su tiempo se ha terminado”. MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 ¿Tiene entonces razón el psicólogo Jeff Greenberg cuando afirma que el verdadero problema se reprime? La muerte no es hoy en día un tabú. Al contrario, puede decirse que somos una sociedad asediada por la muerte. Pensemos en las masacres virtuales de la televisión y de los juegos de ordenador y la fascinación que nos producen. Le hemos encontrado el gusto a la muerte y la consumimos cotidianamente. El problema se encuentra en que trasladamos al ámbito económico nuestro intervalo de vida. Lo consideramos un recurso que hay que utilizar de forma óptima. Bibliografia complementaria Handbook of E xperimental E xistential P sychology. J. Greenberg et al. Guilford Publications; Nueva York, 2004. Es decir, ¿tenemos que vivir tan rápido y tanto como sea posible? Exacto. Los 80 años de que disponemos por término medio se viven para las vacaciones, la casa en el campo, el éxito en el trabajo... Vivir significa hoy sacar tanto partido como se pueda. La muerte se convierte así en el límite absoluto del propio capital humano. R uhm , Tod und U nster ­ blichkeit. Ü ber den U m ­ gang mit der Endlichkeit. K. P. Liessmann. Zsolnay; Viena, 2004. A merican R oulet te : The E ffect of R eminders of D e at h o n S u p p o rt f o r ¿Se encuentra, pues, esa permanente carrera por tener más en contradicción con una actitud filosófica? Nadie se ha puesto por meta la contemplación y el ocio. Reputadas en la Antigüedad las experiencias vitales más intensas y humanas, se las supone hoy una pérdida de tiempo. Pero sin ese detenimiento interior no puede haber ninguna reflexión consciente sobre nuestra vida. G eorge W. B ush in the 2004 P residential E lec­ tion . J. Greenberg et al. en Analyses of Social Issues and Public Policy, págs. 177-187; 2005. M ortality Salience, M ar­ t yrdom ans M i l i ta r y M ight : The G reat S atan V ersus the A xis of E vil . ¿Qué actitud frente a la vida y la muerte recomienda usted? Pensar la muerte sigue siendo una de las principales tareas de la filosofía. A pesar de todo, en la vida cotidiana yo recomiendo mantener un sano pragmatismo: también tenemos que neutralizar los pensamientos mórbidos, para no quedar paralizados. Ni debemos construir nuestra vida sobre la inmortalidad. Por mucho que brille esa esperanza en el firmamento de la ciencia, nunca se acabará con la muerte. J. Greenberg et al. en Personality and Social Psychology Bulletin, vol. 32, n.o 4, págs. 525-537; 2006. Introducing Science to the P sychology of the S oul . S. Koole et al. en Current Directions in Psychological Science, vol. 15, n.o 5, págs. 212-215; 2006. Ü ber den Tod. E. Tugendhat. Suhrkamp; Frankfurt La entrevista ha sido realizada por Christoph Uhlhaas. MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 a. M., 2006. 37 Ciencia, desarrollo y cerebro Miguel A. L. Nicolelis se apoya en la conversación entre neuronas para accionar prótesis robóticas. Con ese aval, espera hacer uso del potencial de la población de su país construyendo una red de ciudades de la ciencia RESUMEN Neurociencia nacional 1 El plan de un neurocientífico para establecer institutos científicos de alta calidad en Brasil constituye al propio tiempo un experimento social sobre la distribución de los frutos intelectuales y económicos de la ciencia. 2 Un sistema de conexiones globales, una financiación heterogénea y un acertado sentido político de la oportunidad han facilitado el rápido progreso del proyecto. 3 Los científicos expatriados creadores del plan esperaban conformar un país competitivo cuyos futuros ciudadanos puedan aspirar a la superación sin tener que emigrar. 38 E n un aula, casi a oscuras, de la Universidad de Duke Miguel Nicolelis supervisa el análisis que dos alumnos realizan de las corrientes de datos que atraviesan las pantallas de los ordenadores. Las rayas y picos, en colores brillantes, reflejan en tiempo real la actividad cerebral de un macaco rhesus que, en la sala contigua, camina a ritmo pausado sobre una rueda móvil. Los chasquidos que salen de un altavoz situado en la pared del fondo son el sonido amplificado de los disparos de una de sus neuronas. “Esta es la música más hermosa que podemos oír procedente del cerebro”, declara Nicolelis. Se trata de un ensayo preparatorio de una demostración formal de las investigaciones en torno a la prostética humana mentalmente controlada, que ya en 2003 mereció grandes titulares en la prensa mundial. En aquel momento el grupo demostró que podían oír las señales cerebrales generadas por un mono que se valía de una palanca para manejar un videojuego y traducir el código biológico en órdenes para que un brazo mecánico ejecutara los mismos movimientos. Ahora el grupo se propone que unas piernas robóticas caminen bajo las órdenes procedentes de la corteza motriz de una mona que pasea como la del ensayo. Pero en esta ocasión se intenta, además, alimentar el cerebro del animal con información procedente de sensores instalados en los pies del robot, de tal modo que aquél “perciba” las zancadas de las piernas mecánicas como si fueran las suyas. Para redoblar el desafío, la mona se encontrará en Duke, que está en Carolina del Norte, pero las piernas robóticas se hallarán a medio mun- do de distancia, en el Instituto Internacional de Investigación de Kyoto (Japón). Nicolelis reconoce que la complejidad del experimento está sembrada de obstáculos potenciales, pero entre éstos ya no se cuenta la demora en la transmisión de las señales vía satélite. Uno de los jóvenes de la sala halló el modo de reducirla a unos despreciables 120 milisegundos. “Y es un estudiante”, añade Nicolelis, disfrutando de la oportunidad de ilustrar una de sus opiniones favoritas: no se requiere un doctorado en física para participar provechosamente en la ciencia. Alude así a una idea personal que, durante los últimos cinco años, ha venido impulsando nuestro neurólogo de 46 años. Convencido de que la ciencia es la llave para destrabar el potencial humano hasta mucho más allá de las rígidas jerarquías de las academias —y fuera de los bastiones científicos tradicionales de Norteamérica y Europa—, se propone transformar el modo en que se lleva a cabo la investigación en su Brasil natal. En ese proceso, la ciencia puede, cree, provocar la transformación social y económica del país. 1. LA CIENCIA EN UN NOVEDOSO ESCENARIO. El centro del Instituto Internacional de Neurociencia de Natal (IINN), en la ciudad del mismo nombre; Sidarta Ribeiro, director del IINN, observa la actividad cerebral de un roedor (fila superior). Alumnos en prácticas de electrónica; residentes del área de Natal (fila central). Acceso al centro médico del IINN en Macaíba; Miguel A. L. Nicolelis frente a la entrada al edificio de investigaciones en Macaíba (fila inferior). MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 koichi sameshima (abajo a la izquierda); cristobal corral vega (demás fotografiías) Christine SoAres MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 39 El meollo de la visión de Nicolelis es una cadena de “ciudades de la ciencia” construidas a lo largo y a lo ancho de las regiones más pobres, centrada cada una en un instituto de investigación de talla mundial y especialista en un área diferente de la ciencia o la técnica. Un tejido de programas educativos y sociales vincularía a cada institución con las poblaciones circundantes, a la vez que mejoraría la infraestructura y la calidad de vida locales. Y la presencia de esos oasis del saber facilitaría, a imagen de Silicon Valley, la creación de empresas, constituidas en motor de arranque del desarrollo regional. El impulso que el plan de Nicolelis ha alcanzado en poco tiempo sugiere que podría haberse acertado con algo importante. Una instantánea a la ciencia La ciencia y la industria brasileñas están concentradas en las regiones sureñas, a donde va a parar el grueso de la inversión federal en ciencia y tecnología. Algunos de los 26 estados federales, particularmente São Paulo, proporcionan también unas importantes ayudas económicas a la investigación. Abajo se muestra el gasto de 2004 en investigación y desarrollo, en euros y reales brasileños. miguel a. l. nicolelis 40 AMAZONAS ACRE RONDÔNIA CONCENTRACION DE RECURSOS Gasto en I+D por región $139.021.809 (R405.832.000) $261.455.494 (R763.240.000) $112.129.480 (R327.328.000) $3.052.251.392 (R8.910.122.000) $563.589.989 (R1.645.230.000) La concreción de una idea FUERZA LABORAL CIENTIFICA Número de investigadores por región 3793 (1772 doctores) 12.939 (7703 drs.) 6162 (3771 drs.) 41.365 (30.018 drs.) 19.932 (10.636 drs.) FUENTES DE FINANCIACION POR REGIONES Nordeste Norte Centro-oeste jen christiansen En agosto de 2007, la fundación sin ánimo de lucro que Nicolelis y sus socios formó en 2003 para construir un instituto piloto de neurociencia en el nordeste de Brasil había recaudado 25 millones de dólares, procedentes en buena parte de una donación de la viuda del multimillonario Edmond Safra. Además, se habían terminado tres elementos nucleares de un “campus del cerebro” en un accidentado terreno de 100 hectáreas de Macaíba, ciudad costera y agrícola. Hay ya construidos un edificio de 25 laboratorios, una clínica gratis especializada en perinatología y una escuela que ofrece clases de ciencias y letras dos veces por semana a 400 niños del lugar, de 11 a 15 años de edad. En Natal, una ciudad mayor a 20 kilómetros de distancia, lleva construida y en marcha, desde febrero de 2007, otra escuela de ciencias con unos 600 alumnos, junto con un conjunto de laboratorios equipados para las investigaciones RORAIMA Sudeste Sur Federal Federal Federal Federal Federal Estatal Estatal Estatal Estatal* Estatal Empresarial Empresarial Empresarial Empresarial Empresarial FUENTE: Ministerio brasileño de Ciencia y Tecnología 2. LA DONACION DE UN TERRENO en Macaíba para el “campus del cerebro” hizo más apetecible para el estado y la Universidad Federal de Rio Grande la puja para acoger el instituto de neurociencia de la AASDAI en la zona de Natal. *El 25 % del I+D regional total procede del estado de São Paulo de Nicolelis sobre la enfermedad de Parkinson con ratones transgénicos. Un tercer laboratorio de neurociencia dirigido por el grupo de Nicolelis, establecido en el Hospital Sirio-Libanés de la ciudad sureña de São Paulo a cambio del patrocinio del hospital sobre la clínica de Macaíba, está centrado en las aplicaciones clínicas de la investigación prostética. El terreno de Macaíba fue donado por el gobierno del estado de Rio Grande do Norte y aún carece de carretera de acceso pavimentada, pero la fundación ya tiene planes para una escuela de 5000 alumnos, más espacios de laboratorio, un centro sanitario mayor, una instalación deportiva y un parque ecológico para completar lo que será el campus principal del Instituto Internacional de Neurociencia de Natal (IINN). El gobierno federal brasileño se comprometió con 25 millones de dólares para acabar el complejo después de que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva visitara el campus en agosto de 2007. Tras la visita de Lula, el grupo de Nicolelis empezó con el ministro de Educación las conversaciones acerca de la creación de un plan de estudios de ciencias para 354 nuevas escuelas técnicas nacionales. Si funciona, en dos años se habrá llegado al millón de estudiantes. MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 N A 0 kilómetros AMAPÁ ˜ MARANHAO PARÁ CEARÁ RIO GRANDE DO NORTE Natal PARAÍBA PIAUÍ TOCANTINS MATO GROSSO BAHIA GOIÁS Brasilia MATO GROSSO DO SUL ˜ SAO PAULO PARANÁ RIO GRANDE DO SUL 400 PERNAMBUCO ALAGOAS SERGIPE Salvador DISTRITO FEDERAL MINAS GERAIS São Paulo ESPÍRITO SANTO RIO DE JANEIRO Rio de Janeiro SANTA CATARINA BRAsIL Regiones Norte Nordeste Central-Oeste Sudeste Sur “Lo que llevamos [a Natal] no es sólo la idea de hacer ciencia a nivel internacional, tal como hacemos en Duke, sino la idea de que dejamos que eso se convierta en parte de una escuela, de una clínica para mujeres, que fundimos una iniciativa científica con la sociedad.” Está muy interesado en que la investigación científica en el IINN se centre, por ejemplo, en cómo aprende el cerebro para que a los métodos de enseñanza de los colegios puedan incorporarse nuevas ideas. Dada la importancia de los primeros pasos en el desarrollo del cerebro, la clínica ofrecerá también un banco de leche humana para las nuevas madres que no puedan producir la suya y llenará el vacío que en tratamientos neuropediátricos padece la región. Se trata de un experimento ambicioso que vincula la neurociencia con la educación y los servicios sanitarios. El plan ha seguido evolucionando desde que fue concebido en Duke con otros dos científicos brasileños como método de aumentar el calibre de la ciencia en Brasil. “Se trataba de recuperar gente e invertir la fuga de cerebros”, dice Nicolelis de la idea que él, Claudio Mello y Sidarta Ribeiro tuvieron en 2002 para establecer en Brasil un instituto de neurociencia de potencia mundial. “Pero también sabíamos que debía MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 ser una fuerza impulsora del cambio social, y demostrar que, con oportunidad, el talento en cualquier lugar puede tener su ocasión.” A la fundación sin ánimo de lucro que crearon para ejecutar sus planes la llamaron Asociación Alberto Santos-Dumont de Ayuda a la Investigación (AASDAI), en honor del brasileño que en los años noventa del siglo xix cumplió su sueño de ir volando a París. La escala mundial En 1989, Nicolelis y su esposa se marcharon de Brasil para que él pudiera dedicarse a la neurociencia, terminada la carrera de medicina en la Universidad de São Paulo, la ciudad más populosa de Brasil. Allí se había doctorado bajo la dirección de César Timo-Iaria, destacado investigador de la esclerosis lateral amiotrófica. Pero el país acababa de salir de veinte años de régimen burócrata militar, el presupuesto para investigación era minúsculo y, escasas, las perspectivas laborales de los jóvenes científicos. Ya en EE.UU., Nicolelis se encontró con la reticencia sobre la preparación de un médico brasileño. “¿Qué o quién de alguna relevancia ha salido alguna vez de la Universidad de São Paulo?” solían preguntarle en las entrevistas de trabajo. Lo contrató la Universidad Hahnemann de Philadelphia. No tardó en convertirse en un adelantado en técnicas de escucha pasiva simultánea de la conversación de centenares de neuronas, en un empeño por descifrar el lenguaje fundamental del cerebro. Reconocido hoy como una figura neurocientífica mundial, atribuye a su propio éxito profesional haber alimentado la convicción de que las jóvenes promesas científicas no deberían abandonar Brasil para desarrollar plenamente sus capacidades. Desde su salida, en Brasil han mejorado las condiciones para los científicos. Aunque el gasto nacional en investigación y desarrollo, público y de la industria, de 14.500 millones de dólares durante 2006 se encuentra, sin embargo, muy por debajo de la cantidad invertida por otras economías emergentes con las que suele compararse Brasil. Lula apoya a la ciencia y la técnica como vías hacia el desarrollo de Brasil y recientemente anunció un aumento del presupuesto de investigación de 23.000 millones de dólares para los próximos tres años. La fijación por la ciencia del presidente está sin duda alentada por algunas demostraciones, recientes y de gran resonancia, de los frutos del gasto en investigación, subraya Sergio Masca­ renhas de Oliveira, director del Instituto de Es- QUEDA ATRAS Natal es la capital de Rio Grande do Norte, un estado subdesarrollado cuya contribución al Producto Interior Bruto (PIB) es inferior al 1 % POBLACION NATAL: 789.896 (área metropolitana: 2,7 millones) BRASIL: 186,8 millones MORTALIDAD INFANTIL (por 100.000 nacimientos) NATAL: 36,1 BRASIL: 25,1 ANALFABETISMO (MAS 15 AÑOS DE EDAD) NATAL: 21,5 % BRASIL: 11 % ESPERANZA DE VIDA NATAL: 70,1 % SÃO Paulo: 73,9 % CONTRIBUCION DEL ESTADO AL PIB NACIONAL RIO GRANDE DO NORTE: 0,9 % SÃO Paulo: 30,9 % FUENTE: Instituto Brasileño de Geografía y Estadística EN DOS PALABRAS En el logo de la AASDAI aparece el 14-bis, el avión que pilotó el pionero de la aviación Alberto Santos-Dumont en 1906 y ganó en París dos premios europeos a los primeros vuelos en máquinas motorizadas más pesadas que el aire. La constelación de la Cruz del Sur refleja la meta de la AASDAI de hacer posible que los brasileños “vuelen” en su propia tierra. 41 METAS GLOBALES Otros países con economías de transición como la brasileña están cifrando sus esperanzas de desarrollo en la ciencia y la técnica, algunos invirtiendo una fracción mayor de sus recursos nacionales. GASTO BRUTO EN I+D, 2004 (miles de millones de euros y porcentaje del PIB) BRASIL: 13,5 dólares/ 0,91 % CHINA: 95,5 dólares/ 1,23 % INDIA: 23,7 dólares/ 0,69 % SINGAPUR: 2,6 dólares/ 2,23 % COREA DEL SUR: 28,3 dólares/ 2,85 % TAIWAN: 15 dólares/ 2,38 % FUENTE: Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico tudios Avanzados de São Carlos, una sección de la Universidad de São Paulo. Mascarenhas elogia la empresa nacional de investigaciones agrícolas, Empraba, particularmente por su liderazgo en el desarrollo del etanol y otros biocombustibles, así como por delimitar la biotecnología agrícola tropical como un área en la que el país puede instituirse como experto. En 2000 un consorcio de unos 30 laboratorios brasileños produjo una secuencia genómica de Xylella fastidiosa, parásito de las cosechas cítricas. Se hallan en marcha varios proyectos más para secuenciar plantas de cosecha, tales como la caña de azúcar. “Embrapa está en camino de cambiar los productos de exportación [de nuestro país] de materias primas a ciencia aplicada”, dice Mascareñas. “Lo que Brasil aún no sabe hacer es cómo transformar la investigación universitaria en productos y capital empresariales”, añade, culpando parcialmente de esta debilidad a la cultura de torre de marfil de la comunidad investigadora, en gran parte asentada en las universidades. Recuerda Mascarenhas que algunos de esos científicos dudaron del proyecto Natal. La idea de Nicolelis de una cadena de centros de investigación independientes, inspirada en los prestigiosos institutos Max Planck de Alemania, es insólita en Brasil. El lema de la AASDAI, “Aquí empieza el futuro de la ciencia brasileña”, desde luego no ayudó, observa Mascarenhas. Por si fuera poco, la decisión de ubicar el primer instituto en el empobrecido interior de Natal desconcertó a no pocos. Nicolelis cree que la influencia social y económica del instituto se notará al máximo en las comunidades que rodean Natal y Macaíba y que la región se halla exactamente donde más se necesita esa transformación. El puerto y un aeropuerto que reciba vuelos directos de Europa convertirán el lugar en un emplazamiento atractivo para la ciencia aplicada. El gobierno federal lo ha declarado zona de libre empresa. La propia AASDAI está negociando la creación de un parque biotecnológico de 1000 a 2000 hectáreas, que se espera despierte la atención de empresas enfocadas a productos exportables, tales como fármacos y biocombustibles. Nicolelis mantiene, además, conversaciones con otros estados de Brasil interesados en albergar los tres institutos siguientes, cuyas áreas de especialización serán probablemente la bioenergía, la microelectrónica y las ciencias ambientales. La nueva ciudad de las ciencias Como medio de fomentar el desarrollo económico regional, la estrategia de agrupar empresas de tecnología punta en torno a instituciones de investigación importantes con la esperanza de estimular la innovación, nunca ha tenido más aceptación que ahora. Gobiernos locales y nacionales, especialmente en Asia, dedican miles de millones a la construcción de tales parques y “ciudades” de las ciencias, a la vez que vinculan a la ciencia sus objetivos de desarrollo. En 2006, China declaró su plan para construir 30 nuevas ciudades de las ciencias y elevar su gasto anual en investigación hasta más de 100.000 millones de dólares para 2020. En ese momento, el gobierno espera que el 60 por ciento del crecimiento económico se base en la ciencia y la técnica. India, donde un reducido número de universidades de elite se han convertido en puntos focales de agrupaciones tecnológicas, como Bangalore, está también apostando por un auge técnico ininterrumpido. Aunque sus planteamientos difieren, lo que muchos de esos países comparten es el objetivo declarado de atraer de nuevo a casa la preparación de la diáspora de científicos que se formaron en Occidente, observa Marina Gorbis, Instituto y laboratorio Residencia Centro mEdico Escuela 3. EN LOS PLANES de los componentes del campus del cerebro en ción y administración y laboratorios para el IINN, alojamientos para becarios y estudiantes visitantes, una escuela para 5000 alumnos a tiempo completo y un centro deportivo. Hay previsto un parque biotecnológico contiguo al campus. 42 Centro deportivo jen christiansen Macaíba se incluyen un centro médico mayor, espacios de direc- MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 Cosechar el potencial humano Como quinto país mundial en extensión, excepcionalmente rico en recursos naturales diversos, Brasil hace años que es descrito como “país del futuro”, que posee casi todos los ingredientes para convertirse en potencia económica. La mayoría de los analistas ven en el sistema legal uno de los mayores obstáculos para que Brasil despliegue su capacidad. De sofocar el dinamismo empresarial natural de la población se culpa a la burocracia, a unos impuestos onerosos y a una escasa coerMENTE Y CEREBRO 34 / 2009 cristobal corral vega del Instituto Para El Futuro (IPEF), un gabinete estratégico radicado en Palo Alto (California). “El ejemplo que más se cita es Taiwán”, dice, “donde toda la industria de semiconductores se basa en los expatriados que permanecieron aquí, en Silicon Valley, durante 20 años, y luego regresaron a su país. Estamos viendo que lo mismo ocurre en China: profesores que vuelven y montan sus laboratorios, y se llevan sus alumnos y contactos y se convierten en polos de atracción”. Nicolelis podría desempeñar ese papel en Brasil. . Gorbis y Alex Soojung Kim Pang, también del IPEF, condujeron el proyecto “Delta Scan”, un análisis general y de previsiones sobre tendencias en ciencia y técnica encargado por el gobierno británico. En él, señalaban Brasil como posible líder científico mundial para 2025 y la iniciativa de Natal como ejemplo de la dirección que el país tendrá que seguir para conseguirlo. El potencial de investigación interdisciplinar dentro y entre los institutos de la AASDAI es una ventaja importante, en opinión de Gorbis. Y la misma insistencia de Nicolelis en la colaboración entre su laboratorio de Duke, los centros del IINN y asociados internacionales plasma un estilo de trabajo a través de una red mundial que los autores del informe Delta Scan consideraron esenciales para que Brasil muestre su capacidad de investigación de calidad internacional. Pang contempla, además, el lanzamiento del IINN, posibilitado principalmente y al principio por donaciones internacionales, como el modo en que serán las cosas en otros lugares. “La otra cuestión interesante”, señala, “es el alza del capital privado en respaldo de los centros de ese tipo y de lo que nosotros reputamos grandes proyectos científicos”. La próxima evolución en el desarrollo basado en la ciencia, observa Pang, es una “zona de innovación” menos estructurada y con menos impulso oficial, que surgirá del esfuerzo conjunto de empresarios, filántropos e investigadores. ción en respaldo de las leyes antimonopolio y de la propiedad intelectual. Otros obstáculos importantes para el progreso mencionados son un sistema escolar deficiente y una alta tasa de analfabetismo. Bajo esa luz, el aspecto más heterodoxo del proyecto Natal podría constituirse en su máxima fortaleza. Nada como el esfuerzo educativo a la escala imaginada por Nicolelis ha estado nunca vinculado a una iniciativa de ciudad de las ciencias. “Algunos lo aprueban sólo de palabra”, dice Pang, “pero incluso entonces hablan de una educación de nivel universitario.” En opinión de Nicolelis, llegar a los niños mucho antes de la edad universitaria es crucial. Cree que la educación científica refuerza la capacidad de pensamiento crítico en general. Planea emplear las calificaciones escolares regulares de los niños como referencias para medir la efectividad de las clases suplementarias en las escuelas de ciencia del instituto. Si algunos de los muchachos se interesa por una carrera científica o técnica, encontrarán abundantes oportunidades en la economía del saber. “El noventa y nueve por ciento del trabajo científico no requiere un doctorado”, insiste. No se trata de crear un país de científicos, sino de preparar una generación de ciudadanos capaces de pilotar Brasil. “Esos muchachos tienen las esperanzas; ahora lo que necesitan son las herramientas”, expone Nicolelis. Quieran ser médicos, arquitectos, pilotos o presidentes, confía él en que la experiencia de una investigación científica práctica pueda infundir una sensación de potencialidad que los niños se llevarán a la adultez y emplearán para conducir a su país hacia el futuro. 4. LA CLASE DE ELECTRONICA se cuenta entre las sesiones a dos por semana que se ofrecen en la escuela de Macaíba del IINN en asociación con las escuelas locales regulares. Del programa de las escuelas de Macaíba y Natal del IINN, que totalizan 1000 alumnos entre ambas, forman también parte clases de química, física, biología, robótica, informática y dibujo. Bibliografia complementaria B r a zil I nstitute C harts a N e w H em isp h er e f o r N euroscience . Marcia L. Triunfol y Jeffrey Marvis en Science, vol. 303, págs. 1131-1132; 20 de febrero, 2004. The S cientific M uscle of B ra zil’s H ealth B iotech nology. Marcela Ferrer y otros en Nature Biotech­ nology, vol. 22, suplemento, págs. DC8-DC12; diciembre, 2004. Dreaming of Glory: A Special report on Brazil. Suplemento de Economist, 14 de abril, 2007. Christine Soares es redactora de Scientific American. 43 ENTREVISTA Víctimas de los medios de comunicación En la carrera en pos de la mejor cuota, los medios de comunicación amarillos no dudan en instrumentalizar a ciudadanos famosos y desprevenidos. Lo denuncia Mario Gmür, psiquiatra suizo que en 2007 puso nombre a la alteración que sufren los afectados: el síndrome de las víctimas de los medios de comunicación. Sobre el miedo, la ansiedad, la vergüenza y la impotencia de esas personas se explaya aquí Christiane Gelitz Dr. Gmür, ¿ha sido usted alguna vez una víctima de los medios de comunicación? Afortunadamente nunca he sufrido una campaña aniquiladora, pero no me he librado de pequeños malentendidos. Cierto artículo aparecido en un periódico excelente, por otro lado, el Neue Zürcher Zeitung, no acertó al interpretarme. ¿Cuál ha sido el camino que le ha llevado a investigar este tema? Como perito ante los tribunales he visto casos en que los protagonistas han sufrido auténticas condenas paralelas, ejecutadas por la prensa sin ningún tipo de consideración. Me apercibí, además, que en los afectados se desarrollaba un cuadro psíquico típico que recordaba al de los trastornos postraumáticos. Dicho cuadro, fruto también de una experiencia MARIO GMÜR nació en Zúrich, en traumática, cursaba, entre otros signos, con recuerdos en flash-back en estado de vigilia, un estado asustadizo y temeroso, trastornos del sueño y pesadillas. ¿De qué modo provocan los medios semejante padecimiento? A menudo sólo hay ligeras discrepancias: confusiones, malentendidos o relaciones, nombres o datos laborales falsos. Pero en los casos con consecuencias graves se trata de la pura instrumentalización de una persona para servir intereses bastados de entretenimiento. Los afectados son ridiculizados y escarnecidos y se divulgan asuntos privados que las personas en cuestión preferirían mantener fuera del dominio público. Todo eso estimula en el público el deseo de nuevas sensaciones; a partir de ahí, se van trenzando nuevas historias que se engarzan con las anteriores. Se va creando un entramado que atrapa la atención del público. Un buen ejemplo al respecto es el caso de Stephan D., de quien a comienzos de 2006 un periódico amarillo de gran difusión se burló, llamándole “llorica”, porque se le saltaron las lágrimas ante las cámaras. Stephan participaba en un concurso (“Alemania busca una superstar”), para el que no estaba dotado. Abandonó voluntariamente el programa porque no pudo soportar más la presión a que se encontraba sometido. 1945. De 1963 a 1970 estudió la carrera de medicina en Ginebra y en Zúrich. En la universidad de esta última viene enseñando desde 1988. 44 ¿Conoce usted otros casos semejantes ocurridos estos últimos años? Uno ya casi clásico es el de Regina Z, de Sajonia, quien durante semanas fue ase- diada por los paparazzi. Otro caso es el de la maestra Petra T. Sobre ésta la prensa amarilla propaló el bulo de que hacía proselitismo entre sus alumnos para introducirlos en una secta. Al menos dos personas de las que acaba de mencionar se pusieron ellas mismas voluntariamente en el candelero. ¿No deberían haber sido más prudentes y haber tenido en cuenta la batahola que originan los medios de comunicación? El ser más o menos ingenuo no implica ser culpable. A mí, en todo caso, sólo me interesan los daños psíquicos, de la misma manera que a un médico sólo le importa la herida que ha de tratar. Da igual quién tenga la culpa, si el afectado ha sido un inconsciente o si ha actuado así por un patológico afán de notoriedad. Son los medios de comunicación los que trenzan nuevas historias a partir de la primera noticia y son ellos, por tanto, los responsables en última instancia, especialmente frente a personas privadas que no tienen ningún tipo de experiencia con los medios. A usted se le debe haber acuñado la patología: “síndrome de la víctima de los medios de comunicación”. ¿Qué definición le daría? De la esencia del síndrome se encuentra el miedo a la muerte social. Que pueda ser rechazado, mofado, juzgado, discriminado y, finalmente, socialmente aniquilado. Los afectados sienten que se les expropia su personalidad y que se comercia libremente con ella sin que puedan MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 CORTESIA DE CHRISTIANE GELITZ hacer nada para evitarlo. Muchos muestran una conducta casi paranoica: creen que todo el mundo los reconoce por la calle y en el metro. La mayoría se retrae interior y exteriormente; no se atreven a salir. Algunos tiene además que sufrir consecuencias económicas reales: el dueño de una tienda puede verse obligado a cerrarla, si corre la especie de que es un pedófilo. Insiste en la ansiedad y el miedo. ¿Es ésa la situación emocional típica de una victima de los medios de comunicación? Si una campaña persiste durante semanas, se agregarán otros síntomas inespecíficos: sentimientos de impotencia, trastornos del sueño, pérdida de la autoestima y hasta agresividad y fantasías de venganza. Algunos afectados intentan contrarrestar compulsivamente los prejuicios, reales o supuestos, generados por los medios, otros reaccionan con una sobreadaptación. Muy significativa es la mezcla de sentimientos de vergüenza y de culpa. ¿Por qué sentimiento de culpa? Porque la víctima se identifica con el agresor. ¿Y por qué actúan así las víctimas? Ese mecanismo sirve para liberar la tensión. Parten de la idea de que es mejor El síndrome de la víctima de los medios de comunicación: 10 síntomas 1. Miedo a exponerse, al voyeurismo, a las burlas y befas, a la discriminación y al aislamiento 2.Sentimientos de vergüenza y de culpa 3. Retraimiento social 4.Sobreadaptación 5. Preocupación compulsiva por contrarrestar los perjuicios, sean éstos reales o supuestos 6.Humor depresivo, con eventuales pensamientos de suicidio 7.Intranquilidad interior y excitabilidad 8. Trastornos del sueño y de la concentración 9.Sentimientos de impotencia 10. Fantasías de venganza Fuente: Mario Gmür, 2007 MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 45 TITULARES DE TERROR. El joven cantante novel Stephan S. no pudo soportar la atención pública. Aban- enjuiciarme a mí mismo que dejar que algún otro me enjuicie. De ese modo se anticipan a las críticas. Pero la actuación puede deberse a razones tácticas. A los políticos les encanta la frase “asumo la total responsabilidad”, con acento de autocrítica para ocultar un escándalo o cambiar de estrategia. donó voluntariamente en 2006 el programa de cazatalentos “Alemania busca una gehirn & geist / benjamin wenz superstar”. ¿Cuántas personas se han convertido en víctimas de los medios de comunicación? No hay cifras exactas porque la investigación en este terreno todavía se encuentra en pañales. Pero la prensa sensacionalista produce víctimas sin cesar. De eso se lucran. A un periódico amarillo le basta para hacer una víctima con una portada estridente y una vergonzosa comercialización. Las revistas amarillas violan continuamente la esfera secreta, privada e íntima de las personas. Sólo les interesa tener una víctima que pueda ser colocada en la picota mediática. Lo más alarmante para mí, sin embargo, es la dimensión en relación con la psicología de masas que evidencian tales procedimientos: la disposición del público a complacerse en el sensacionalismo. ¿Cómo se produce esta circunstancia? Se trata de un problema de la democracia. Con la pluralidad del panorama periodístico ha crecido la presión de la competencia en el mundo de los medios de comunicación. Para llamar la atención del público, el periodismo sensacionalista y de ocio utiliza procedimientos cada vez más agresivos. Es una carrera armamentística entre los medios: quien tiene las historias más estridentes puede atraer más atención. Las personas quedan así degradadas y convertidas en material de entretenimiento. ¿En que punto deberían preguntarse los periodistas si no han ido demasiado lejos? Esa es obviamente una pregunta jurídica. Yo la formularía así: a mí me gustaría que los periodistas se sensibilizaran del lastre que implica estar expuesto a la crítica pública o simplemente a la maledicencia. Cualquier publicidad indeseada puede convertirse en carga insoportable. Para publicar esa información se necesita una legitimación. Por ejemplo, si un alcalde tiene un hijo drogadicto, eso, per se, no debería aparecer en los periódicos. Pero si ese alcalde como político está llevando un programa estricto contra las drogas y en cambio se muestra permisivo cuando los implicados son sus propios familiares y parientes, entonces sí parece justificado un informe periodístico de fondo. Los medios tienen que llevar a cabo sus tareas propias: informar, comentar y divertir. Sin causar daño. ¿Es una cuestión, por tanto, de mesura en la conducta periodística? Sí y una cuestión de dosificación: conseguir resultados, manteniendo los efectos secundarios tan mínimos como sea posible. Igual que cuando damos un medicamento. ¿Existe una terapia especial para las víctimas de los medios de comunicación? La canción de la cerca de tela metálica Regina Z, procedente de la localidad sajona de Auerbach, acudió en 1999 a un programa de la cadena Sat.1 para quejarse de su vecino, cuyo seto dañaba supuestamente la cerca de tela metálica de la casa de la mujer. Como Regina hablaba en sajón, el moderador de TV Stefan Raab escribió una canción para su programa “TV Total” en la que glosaba la cerca de tela metálica. La canción de marras y el episodio de programa de la Sat.1 hicieron que la historia de la 46 disputa de vecinos se conociera por toda Alemania, de tal forma que paparazzi, fans y curiosos no tardaron en venir a la localidad. Regina, secretaria en paro, al principio tomó parte en el juego de los medios de comunicación y cobró dinero por la canción de Raab, pero posteriormente el barullo de los medios, que se mantuvo de forma inmisericorde durante meses, le acabó resultando insoportable. Al final vendió su casa y tuvo que seguir tratamiento psicoterapéutico. MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 ap photo Prensa y ética: la protección de la persona Sobre la vida privada de las personas privadas los medios de comunicación no pueden informar sin el consentimiento de los afectados. Los políticos y los actores tienen que mostrar una cierta complacencia con los medios, pues sobre ellos existe un interés público legítimo, pero siempre dentro de unos límites. Los juristas han distinguido diferentes campos vitales con el fin de establecer esos límites en relación con los titulares y las noticias acerca de la vida privada de las celebridades: ESFERA INTIMA Y ESFERA RESERVADA Abarcan, entre otras cosas, los detalles médicos y sexuales, los diarios personales y las cartas privadas. Sin consentimiento, cualquier tipo de publicación sobre estos campos está prohibida. ESFERA PRIVADA A ella corresponde todo lo concerniente a la vida del hogar y de la familia, que no debe ser accesible. Para informar sobre asuntos de ese dominio, debería haber un interés público manifiesto, es decir, existir una relación con la función pública de los afectados. ESFERA SOCIAL Engloba, por ejemplo, las salidas de compras y las visitas a los restaurantes, que se desarrollan en lugares accesibles a todo el mundo. Aquí la realización de informaciones está básicamente permitida, pero dichas informaciones tienen que estar legitimadas por algún interés general. La protección se sigue manteniendo también en este campo cuando la celebridad no quiere ser reconocida. No hay soluciones generales. En primer lugar hay que considerar el estadio en el que se encuentra la persona. Sólo se instaura la terapia cuando la sintomatología persiste durante mucho tiempo. Al comienzo del tratamiento conviene solidarizarse con la víctima; es decir, señalar la injusticia que se ha cometido con ella y sacarla del aislamiento interior en que se encuentra. En una fase posterior, trabajo con el paciente para que su amargura en relación con la injusticia que se ha cometido con él no se transforme en su segunda identidad. Con ese fin, desarrollo su capacidad para considerar las campañas de esta índole con humor, como una experiencia vital o simplemente como un factor de enriquecimiento de su personalidad. Si el castigo de los medios de comunicación se mantiene, algunas personas necesitan asesoramiento táctico proporcionado. ¿Qué entiende usted por esto último? Hemos de proceder en función del grupo profesional al que pertenecen las víctimas. Un ciudadano común puede perMENTE Y CEREBRO 34 / 2009 mitirse evitar el contacto con los medios. Para un político, eso mismo significaría la muerte, igual que para cualquiera cuya vida profesional gire en torno a la opinión pública, como es el caso de los actores. El espectro de actuación va desde la abstención del contacto con la prensa hasta la huida hacia delante, pasando por las rectificaciones. ¿Aconsejaría dejar de leer los periódicos? No. Abstenerse de los periódicos revela a menudo un síntoma fóbico debido a una total pérdida de confianza en los medios de comunicación. Es importante la lectura crítica y, en determinadas circunstancias, también lo es defenderse y hacer algunas rectificaciones. ¿Es válido el principio: “mejor mala prensa que ninguna”? Sí, claro. Con todo, y sobre todo para los políticos, lo importante es medir los tiempos: un escándalo sólo debe llegar a saberse después de las elecciones. La repercusión, aunque más amplia, acaba JUZGADA En septiembre de 2007 algunos periodistas reprocharon a Eva Hermann, escritora y ex presentadora de espacios de noticias, haberse manifestado de forma laudatoria en una conferencia de prensa sobre la política familiar desarrollada por el Tercer Reich. A pesar de que siempre se había manifestado distanciada de la ideología nazi, Hermann perdió su trabajo como moderadora de la NDR. perdiendo sus tintes negativos con el tiempo. No se oye ni se lee nada sobre la vida privada de la canciller federal alemana. ¿Por qué? La relación de la señora Merkel con los medios de comunicación es excelente. Permanece siempre objetiva y sobria y nunca ha buscado generar interés artificialmente con historias baratas. ¿Recomendaría usted ese modo de actuar a otras personas que debido a su actividad profesional mantienen un contacto frecuente con la prensa? Si tuviera que dar un consejo general, sería el siguiente: salir poco en la prensa es mejor que salir demasiado. Y también: exigir que la vida privada sea algo tabú para la opinión pública. Bibliografia complementaria D er öffentliche M ensch. M. Gmür. dtv; Múnich, 2002. Das M edienopfersyndrom . M. Gmür. Reinhardt; Múnich, 2007. Die verlorene Ehre der K atharina Blum. H. Böll. dtv; Múnich, 2007. 47 MENTE, CEREBRO Y SOCIEDAD Comorbilidad, abuso de alcohol y trastornos de personalidad El consumo abusivo de alcohol ha sido estudiado en los últimos años desde un doble enfoque, epidemiológico y etiológico Veronica Prado Robles L a “personalidad adictiva predisponente”, o “personalidad alcohólica”, se aceptó durante mucho tiempo como causa primaria del consumo. La adicción constituía un trastorno derivado, secundario. Tal planteamiento terminó por desecharse al no hallar confirmación, en los estudios acometidos, la existencia de una personalidad adictiva. En un principio, las características de personalidad asociadas resultaban bastante inespecíficas. Se indicaba, por ejemplo, que los rasgos de depresión, inmadurez sexual, hostilidad e impulsividad para resolver problemas, predisponían al consumo de alcohol. Más tarde, la investigación fue portando posibles vías causales o evolutivas: la vía de desinhibición del comportamiento (que explicarían la comorbilidad entre alcoholismo y el trastorno de personalidad antisocial y límite), la vía de sensibilidad a la recompensa (trastorno de personalidad histriónico y narcisista) y la vía de la reducción del estrés (trastorno de personalidad por evitación, por dependencia, esquizotípico y límite). Otra teoría causal muy difundida es la de la automedicación. Y hubo quien consideró el trastorno de personalidad una consecuencia del trastorno adictivo. Entre las críticas realizadas contra tal conceptualización una de las principales se centra en las muestras de población estudiadas, muy sesgadas, pues se recabaron en clínicas, prisiones o centros de acogida, donde los trastornos de personalidad suelen estar sobrerrepresentados. Cierto es que los pacientes con trastornos de personalidad frecuentan esas instituciones más que la población general, tienen un mayor desajuste social y presentan importantes problemas de adhesión a los tratamientos y en el proceso de rehabilitación. Los trastornos que se detectan con mayor frecuencia son el antisocial y el límite. En un trabajo reciente de Bruce Rounsaville y su equipo, detectaron una prevalencia del 48 27 % para el primero y de un 18,4 % para el segundo en un grupo de sujetos consumidores. Theodore Millon y Roger Dale Davis describen el solapamiento que existe entre los trastornos antisociales y los relacionados con el consumo de sustancias. El antisocial se considera el trastorno de la personalidad más frecuente entre consumidores, aunque algún trabajo ha detectado mayor presencia del trastorno de la personalidad límite, que se asociaba a la impulsividad y a alteraciones en la regulación de los afectos. El trastorno más asociado al alcoholismo es el antisocial de personalidad. La personalidad antisocial se ha relacionado con tasas altas de abuso de alcohol. En sujetos con problemas derivados del alcoholismo, las tasas de prevalencia de ese trastorno rondan el 15-25 %, mientras que en sujetos con dicho trastorno de personalidad la prevalencia de abuso/dependencia de alcohol oscila entre el 50 y el 75 %. Existe elevada comorbilidad individual y familiar para ambos trastornos. La coexistencia de ambos trastornos agrava el curso de la dependencia. Se acepta hoy que los rasgos de personalidad inciden en el consumo de sustancias, pero no constituyen su causa exclusiva. Las variables de personalidad interactúan con factores biológicos, psicológicos y ambientales, que determinan una respuesta individual en el uso, abuso y dependencia del alcohol. No parece haber un tipo de personalidad que predisponga a la adicción. Se comienza a estudiar la posibilidad de que el consumo continuado del alcohol, y de las drogas en general, produzca alteraciones en los circuitos neuroanatómicos y en las vías de neurotrasmisión del sistema nervioso central. Los cambios aludidos podrían facilitar la aparición de síntomas y alteraciones psicopatológicas similares a los trastornos de personalidad. MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 La asociación de alcoholismo y determinados rasgos de personalidad tiene importantes consecuencias para la salud y la sociedad. El verdadero pronóstico de una adicción alcohólica depende en gran medida del trastorno de personalidad involucrado. Es preciso identificar los trastornos con mayor prevalencia de esta adicción, para hacer más eficaces las políticas de prevención. El abordaje terapéutico debe incluir técnicas psicoterapéuticas y farmacoló- gicas adecuadas a cada tipo de trastorno de la personalidad. Verónica Prado Robles Hospital Provincial de Conxo (CHUS) Santiago de Compostela Numero de hermanos y repercusiones en la personalidad adulta En los primeros años de vida, el entorno familiar tiene importantes repercusiones en la personalidad adulta. Una de las variables críticas parece ser el número de hermanos Roser Nadal Alemany L MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 © istockphoto / Nikolay Suslov as diferencias individuales en lo concerniente a la personalidad vienen determinadas por la interacción entre factores genéticos y factores ambientales. Las experiencias tempranas repercuten sobre la conducta adulta y sobre el funcionamiento del sistema nervioso central. Entre estas experiencias el entorno doméstico constituye un elemento crítico. Y, en concreto, el número de hermanos con los que hemos convivido en la infancia parece tener importantes, aunque no muy bien caracterizadas, repercusiones sobre la inteligencia y la personalidad adulta. Debido a la complejidad de la relación en humanos entre el número de hermanos y las características adultas, es útil disponer de modelos animales que nos permitan profundizar en la neurobiología del fenómeno. Los roedores suelen tener partos prolíficos, entre 5 y 20 crías, que conviven con sus madres durante un período aproximado de 21 días, hasta el destete. En los estudios de laboratorio, se reduce artificialmente tras el parto el número de crías por camada, hasta un estándar que suele ser 10 crías, para asegurar el acceso a la leche materna en las etapas iniciales. Lo que significa que apenas si se ha reparado en las posibles repercusiones del número de hermanos en la personalidad adulta. Otro factor con repercusiones en la vida adulta es el grado de atención materna recibida en las etapas tempranas. Algunas ratas pueden ser consideradas “poco cuidadoras” de sus crías; las amamantan de manera pasiva, reclinadas de lado sobre el nido y sin acariciar o lamer a la progenie. 49 En cambio, las madres “muy cuidadoras” acarician y lamen a sus pequeños, a la vez que, al amamantarlos, los acogen entre su cuerpo, como si de alguna manera quisieran protegerlos. Los estudios del laboratorio de Michael Meaney han demostrado que las ratas que reciben en etapas tempranas más cuidados maternos tienen en la etapa adulta una menor reactividad al estrés y una menor ansiedad. En ese tipo de ensayos suele trabajarse con camadas uniformizadas en cuanto al número de hermanos. Si contabilizamos el número de veces que una madre lame o acaricia a sus crías, o las amamanta de “manera protectora”, deberemos repartir tales atenciones entre el número total de crías que tenga, con lo que la atención individual recibida será menor cuando el número de hermanos sea muy grande. En nuestro laboratorio nos propusimos estudiar si las crías que habían tenido muchos hermanos (más de 15), presentarían, adultas, una “personalidad” distinta de la que habían mostrado las que habían tenido un número intermedio de hermanos (entre 10 y 15) o las que habían tenido pocos hermanos (menos de 10). Durante varios días y a distintas horas, medimos también las atenciones maternas recibidas por las distintas camadas. Llegados los animales al estado adulto, medimos diversos aspectos de su repertorio conductual relacionados con la “personalidad”. Y nos propusimos averiguar si el número de hermanos influía en la ansiedad adulta, en el deseo de explorar ambientes o situaciones nuevas y en las estrategias de afrontamiento delante de situaciones potencialmente estresantes. ¿Cómo medir tales variables de la personalidad en modelos animales? Por lo que se refiere a la ansiedad, optamos por el método habitual de registrar la conducta en el laberinto elevado cruciforme. En dicha prueba, se sitúa al animal en el centro de un laberinto en forma de cruz, elevado sobre el suelo, con dos brazos protegidos por unas paredes y otros dos brazos desprotegidos, abiertos. Los roedores prefieren los espacios cerrados. La medición del tiempo pasado en los brazos abiertos guarda, pues, relación negativa con los niveles de ansiedad. Otra medida que evalúa el grado de exploración en ambientes nuevos, así como la perseverancia en la exploración una vez familiarizados con el medio, es el grado de actividad que el roedor desarrolla en un corredor circular; ese parámetro se considera un análogo animal de la búsqueda de sensaciones (novelty-seeking). Para evaluar las estrategias de afrontamiento más activas o pasivas ante situaciones estresantes, se aplica la prueba de la natación forzada, donde se sitúa al animal en un cilindro lleno de agua y se evalúa el grado de inmovilidad que el animal desarrolla en esta situación (que equivaldría a una estrategia pasiva) o bien los intentos de huida que realiza el sujeto (que refleja una estrategia de conducta más activa). Utilizando estos modelos, llegamos a la conclusión de que los animales criados con menos hermanos en la etapa adulta eran más ansiosos, exploraban menos situaciones nuevas y adoptaban estrategias de afrontamiento ante situaciones estresantes de tipo más pasivo. A pesar de lo cual, los animales recibían más atención individual materna, factores que se han visto asociados con una menor ansiedad en la etapa adulta. Parece, pues, que además del cuidado parental, las interacciones con los hermanos pueden repercutir en la personalidad adulta. Las razones últimas no se conocen, pero podrían ser las interacciones sociales que se establecen entre los miembros de la camada o la competición por el acceso a la comida, sin descartar los cambios operados en el ambiente prenatal en función del número de crías, aspectos que no han sido estudiados. Dando un paso más, estamos investigando otras posibles diferencias en la fisiología del sistema nervioso y del sistema neuroendocrino, fundamentalmente la actividad del eje hipotalámico-pituitario-adrenal que es un marcador prototípico de la intensidad del estrés. La extrapolación de estos resultados al comportamiento humano es evidentemente compleja, aunque representan un primer paso en la elaboración de un modelo de estudio que puede ser útil en la caracterización del substrato neurobiológico de las diferencias en personalidad. Roser Nadal Alemany Instituto de Neurociencias Unidad de Psicobiología, Facultad de Psicología Universidad Autónoma de Barcelona Inmigracion y salud La inmigración como indicador de salud Pau Mota Moya E l crecimiento económico que ha vivido España en los últimos años ha ido acompañado de la llegada más numerosa e intensa de población extranjera de la historia del país. En muy pocos años, España ha pasado de ser un país de tradición emigratoria a un país con saldos migratorios positivos. 50 La llegada numerosa y repentina de población extranjera a los centros sanitarios de los barrios donde se concentra ésta, ha supuesto el reto para la sanidad pública de enfrentarse, por un lado, a enfermedades que se consideraban erradicadas y por otro, a la necesidad de buscar formas de entendimiento con culturas e idiomas muy diversos. Las nuevas circunstancias han estimulado el desarrollo de una investigación que ha puesto de manifiesto la relación entre inmigración y patologías diversas. La emergencia de la tuberculosis y del sarampión, la aparición de la malaria y de otras enfermedades tropicales, así como la relación entre inmigración y cuadros de ansiedad, estrés y depresión son los MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 © FOTOLIA / Derrick Neill Las migraciones en especies de pájaros son momentos de selección. temas sobre las que existe mayor número de estudios. En muchos de esos trabajos se establece una relación causal entre inmigración y el repunte de las enfermedades mencionadas. Sin embargo, una reflexión que evite sesgos sobre quién es realmente migrante puede cambiar la perspectiva sobre el asunto. En los manuales de clasificación y tratamiento de las enfermedades mentales se define el proceso migratorio como estresante. El síndrome de Ulises, definido por investigadores españoles, alude a los problemas psicológicos a los que debe enfrentarse el inmigrante en su proceso de asentamiento. Según esta descripción, la situación estresante acabaría cuando la persona ha conseguido establecerse legalmente en el país y puede viajar libremente a su lugar de origen. En este modelo se tiene en cuenta al inmigrante que proviene de países no comunitarios, que no posee recursos económicos previos, que llega solo y que, posiblemente, va a pasar un tiempo en el país de llegada en situación clandestina. La emigración en estas condiciones sería forzosamente estresante y propiciadora de otro tipo de patologías. Este enfoque coincide, básicamente, con los enfoques norteamericano e inglés, donde migrar se relaciona directamente con ciertas patologías. De esta definición reduccionista se apartan los trabajos epidemiológicos sobre inmigración MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 y salud en España, que subrayan la dificultad de identificar a personas migrantes. ¿Qué define al migrante? ¿La lejanía de su procedencia, su nacionalidad? ¿Qué diferencia a un turista de un migrante, el tiempo de estancia en el país, su capacidad adquisitiva? La movilidad no puede ser atribuible a la inmigración en exclusividad; las mercancías o el turismo global explican la mayor parte de su incremento. El concepto de espacio de vida de Courgeau, que considera la migración como un cambio en el espacio de vida, incluye inmigrantes procedentes de países ricos del norte de Europa, de Norteamérica o de Japón. Si hacemos con cautela símiles biologistas, el proceso migratorio en humanos puede ser un proceso de selección, que, en función de la dificultad del mismo, se asemeja a los movimientos migratorios que realizan las aves y a su finalidad reproductora y de mejora de la especie. De acuerdo con lo anterior y con los modelos de Alemania y Canadá, conviene tener en cuenta el efecto del inmigrante sano. Según éste, la migración no es patógena en sí, sino que son patógenas las condiciones socioeconómicas en las que muchas personas que emigran se encuentran inmersas. Por eso resulta más apropiado acometer un seguimiento longitudinal que pueda abarcar una descripción más amplia de lo que se entiende por migrante. Algunos estudios recientes muestran que la inmigración en España seguiría el modelo del inmigrante sano. La emigración tiene un coste físico, mental y económico que no puede ser asumido por toda la población y es lógico pensar que aquellos que lo pueden realizar son más sanos y fuertes que la comunidad de origen, de transición y de recepción. En esos trabajos se destaca la importancia de la situación socioeconómica de los inmigrantes en la aparición de enfermedades, pero siguen poniendo el acento principal sobre la variable inmigración y no sobre las condiciones de vida. La situación laboral de los inmigrantes en la construcción o en la agricultura, por ejemplo, puede explicar mejor las causas de la enfermedad. Pese a ello, se empeñan dinero y esfuerzos en demostrar la patogenicidad intrínseca de la migración, sin atender a la dura realidad diaria que sufre la mayoría de los inmigrantes. Hasta ahora, que hemos disfrutado de crecimiento económico, ha sido más cómodo hablar de la importación de enfermedades que reconocer el retroceso social que supone el hacinamiento en el que viven muchos de los trabajadores extranjeros. Quizá por paternalismo, quizá por no crear alarma social, la enfermedad del inmigrante sigue definiéndose a partir del hecho de haber emigrado y no partir de las condiciones de vida que puede sufrir en el país de llegada. Pau Mota Moya Depto. de Geografía Universidad Autónoma de Barcelona 51 1. SONRISA DE PRIMERA CLASE. Enmascarar diariamente los sentimientos propios supone © istockphoto / serghei starus (foto); gehirn & geist / stefanie schmitt (liustración) un duro “trabajo emocional”. Emociones en el trabajo Mantener siempre el rostro amable, cuando uno desearía huir: el dominio de las emociones propias resulta obligado en muchas profesiones. Pero reprimirse siempre, puede dañar la salud Dieter Zapf 52 MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 Hombre de negocios: “Hola, ¿qué tal una sonrisa?” nreír usted, Azafata: “Pruebe primero a so o? ” y luego sonreiré yo. ¿De acuerd onríe) s ( : s io c o g e ne H omb r e d Azafata: “Bie n. ¡Ahora de berá perman ecer así 15 h oras!” (Se va .) E sta anécdota, extraída de un estudio de la socióloga norteamericana Arlie Hoch­s­ child, que hace un cuarto de siglo preguntó a las azafatas de la aerolínea Delta por la máxima sobrecarga en su trabajo, ilustra a la perfección en qué consiste el “trabajo emocional”: lo que para el hombre de negocios suponía un peque­ ño gesto amable en el avión, para la azafata significaba un estrés permanente en los vuelos de largo recorrido: sonreír, sonreír, sonreír... No se trata de una exigencia insólita. En muchas situaciones sociales se nos conmina a mostrar determinadas emociones. En una fiesta hay que estar de buen humor; en un es­ pectáculo deportivo, asombrarse; manifestar compasión, en una visita al hospital, y en un entierro, mostrar tristeza. Lo que en la vida pri­ vada emerge de forma natural puede suponer una sobrecarga en la vida laboral. Algunas ta­ reas, en particular aquellas en las que se presta un servicio, obligan a un “control permanente y activo de las emociones”. MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 El trato entre el empleado y el cliente se rige por las mismas expectativas que las relacio­ nes privadas. Así, el personal de vuelo debe comportarse de forma amable y atenta con el pasaje en todo momento. Durante la fase de formación e instrucción, suele recalcarse seme­ jante comportamiento a través de las “normas de actuación”. Se parte de la idea de que un comportamiento orientado al cliente fomenta la satisfacción del consumidor y ésta alimenta el éxito económico de la empresa. La manifestación de determinados senti­ mientos está sujeta, en última instancia, a un cálculo económico. No importa que el trabaja­ dor opine si debe mostrar o no una determi­ nada emoción, simplemente forma parte de su función. Así como los puestos de trabajo en la industria, sobre todo de la producción, se caracterizan por una exigencia física y los de la oficina, por una demanda psíquica, en el negocio de los servicios priman las cargas emocionales. El hablar ayuda a que la sonrisa laboral permanente no resulte una tortura Muchas personas notan alivio cuando alguien les “escucha”. Intercambie con sus colegas vivencias y consejos sobre el trato con los clientes. Construya una red social privada y cuídela. 53 “¿Son los sentimientos un recurso como el oro o el marfil, que extraemos de un lugar para transportarlos a otro?” (Arlie Hochschild, socióloga estadounidense) Hay que proteger el rostro. Pero ¿cómo? ¿Convulso por dentro y tranquilo por fuera? Esto es lo que enseña la actuación en superficie (surface acting) ante clientes difíciles: Tranquilícese y dialogue consigo mismo: “¡Ahora, calma...!” Aprenda técnicas de relajación; por ejemplo para aquietar la respiración. Acepte las situaciones difíciles como un desafío y saque provecho de ellas para futuros contactos con otros clientes. Después de una conversación desagradable, tómese un descanso. Manifieste abiertamente sus sentimientos en un entorno protegido, con personas de su confianza. Mantenga la calma. Ni siquiera el cliente más recalcitrante suele personalizar cuando habla. El humor ayuda a liberar la tensión. El buen trato con los clientes es importante, pero no siempre se logra en plenitud. 54 A nadie le gustaría que las responsables de la guardería se dirigieran frías, como un robot, a los pequeños, ni siquiera en pleno alboro­ to. Lo sienta o no la maestra, a través de la mímica, la voz y la gesticulación, su trabajo emocional refleja un sentimiento positivo por el que los padres saben que su hijo se halla en buenas manos. La sonrisa del proveedor del servicio es el camino más corto para contentar al cliente. La obligación continua de sonreír puede dañar la salud, como reconoció Hochschild en sus entrevistas con el personal de avia­ ción y los sobrecargos. Al constatar esta in­ vestigadora el abuso frecuente de pastillas y de alcohol, las cefaleas y las alteraciones sexuales de estos grupos profesionales, su­ puso que el trabajo emocional repercutía de forma especialmente negativa. ¿Por qué en­ tonces tantas personas buscan un oficio que exige tal condición, propia de las profesiones que entrañan un contacto cercano con el pú­ blico? Nadie lo haría si el servicio no ofreciera otras compensaciones positivas, como se ha señalado en numerosos estudios empíricos después de Hochschild. No todos los contactos con los clientes son iguales, por lo que el control de las emociones puede resultar más o menos difícil. A veces, la sonrisa es sólo una fachada amable y otras nace del corazón. Cuando una cliente habitual entra en una tienda, emerge de inmediato una sonrisa en la cara de la vendedora, que saluda con alegría a su cliente. Sin un control consciente —”automatizado”—, la vendedora muestra la emoción positiva deseada, porque la situación, su sensación interna y los procesos fisiológicos correspondientes concuerdan con la emoción exigida. La situación se complica cuando la emoción social deseable no se puede regular automáti­ camente. Si la vendedora atraviesa una situa­ ción personal de duelo, tendrá que recompo­ nerse de manera consciente para atender con la amabilidad y el cuidado acostumbrados a sus clientes. Ahí empieza el verdadero trabajo emocional: la vendedora tiene que reprimir su tristeza para satisfacer, al menos exteriormen­ te, las expectativas de los clientes. De cómo lograrlo se viene ocupando desde hace muchos años James Gross, de la Universidad de Stan­ ford, verdadera autoridad en el campo de la regulación de las emociones [véase también “Control de las emociones”, por Iris Mauss; M ente y cerebro, n.o 19]. Según Gross, el trabajo emocional puede ser reactivo o espontáneo. En cuanto surge un sen­ timiento interior de animadversión hacia un determinado cliente, que no deja de quejarse, el trabajo emocional de tipo reactivo elabora estrategias que frenan la manifestación exter­ na de la ira. Cuando se ofrece al exterior un sentimiento, que no se corresponde en abso­ luto con el interior, se habla de operación en superficie (surface acting), pues todo queda en la epidermis. Se ha cuestionado esa estrategia porque la amabilidad aparente podría ser reconocida por el cliente e interpretada como falsa. Y el fingimiento interesado podría causar un efec­ to contrario al deseado. Las personas sabemos distinguir una sonrisa auténtica de otra posti­ za, según descubrieron Paul Ekman y Wallace Friesen, psicólogos expertos en emociones, en 1982. La sonrisa fingida no activa ciertos múscu­los faciales situados en la región ocular y la expresión es más asimétrica. Generar sentimientos auténticos Al jefe de un determinado servicio le intere­ sa que sus empleados sientan de verdad las emociones que transmiten. ¿Cómo lograrlo? Se habla entonces de operación en profundidad (deep acting). Para Gross, ésta caracteriza la se­ gunda variante de regulación de las emociones, a saber, la espontánea. En vez de abandonar el sentimiento propio y reprimirlo (estrategia peculiar de la operación en superficie), la actua­ ción en cuestión desencadena espontáneamen­ te la emoción deseada en el trabajador. La manera más sencilla consiste en tomar partido en la situación. Si se organiza de ma­ nera clara y amable el puesto del colaborador, que debe atender a los clientes, se actuará con gusto y transmitirá una actitud positiva. En un restaurante acogedor reina no sólo el humor de los clientes, sino también el de las camareras y los camareros. Con frecuencia, la situación no permite demasiados ajustes. En este caso se precisan otras artimañas; por ejemplo, las de los actores profesionales o las azafatas. Si se contempla una situación con humor o si se minimiza (los psicólogos hablan de “reestructuración cognitiva”), se toma la suficiente distancia interna como para conservar la calma. Sirva de muestra la tripulación de un vuelo. Se le aconseja que considere el avión como su cuarto de estar y a los pasajeros como sus huéspedes particulares. En general, los huéspedes priva­ MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 © fotolia / endostock (foto); gehirn & geist / stefanie schmitt (liustración) dos despiertan automáticamente sentimientos positivos. Cuando un determinado pasajero se comporta de forma incorrecta o critica el ser­ vicio, se puede actuar como si fuera un niño, con lo que se rebaja la responsabilidad por su comportamiento quejica y los sentimientos negativos tardan más en aflorar. Si además se coloca uno en la situación del otro, uno de los medios preferidos para el con­ trol de la atención, resulta mucho más fácil comprender las situaciones de carga emocional y mantener la cabeza fría. Si un pasajero pierde los nervios porque el Martini está demasiado seco, el viaje mental hacia las últimas vacacio­ nes de verano debe provocar, por arte de magia, una sonrisa en la azafata. No les falta razón a algunos formadores cuando aconsejan a los as­ pirantes a un trabajo que, para recuperar la sol­ tura natural durante la charla de presentación, se imaginen a su futuro jefe en calzoncillos. La preocupación desapegada hacia el cliente (detached concern) conserva la distancia inte­ rior y constituye un signo de profesionalidad. Para ello hace falta que se regule la cercanía y la distancia. Los pacientes “quemados” no acostumbran ser capaces de conseguirlo debi­ MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 do a la sobrecarga, razón por la cual sus regu­ ladores internos mantienen constantemente la distancia. 2. EL recurso del boligrafo EN LA MANO. Ciertas imágenes refuerzan la serenidad interior, incluso Boicot de la comisura bucal en reuniones estresantes. Si, a pesar de todos los trucos psicológicos, la comisura bucal permanece caída, es posible que la azafata boicotee su sonrisa incesante. Esto puede ocurrir de forma involuntaria porque la persona no sepa controlar suficientemente sus sentimientos hacia el exterior o porque esté agotada. A veces resulta intencionado, como una especie de aviso interno de que el colabo­ rador no acepta las normas de actuación. Según señalara Hochschild, la expresión de las emociones con una máscara impostada (surface acting) suele tener consecuencias ne­ gativas; las personas afectadas se sienten emo­ cionalmente extenuadas, decae la satisfacción con el trabajo y aparecen trastornos psicosomá­ ticos. La actuación en profundidad (recuérdese, el deep acting) opera de otra forma: si el vende­ dor se sitúa sin problemas en la situación emo­ cional requerida, es decir, nota una simpatía auténtica por el cliente, hace acto de presencia el sentimiento de realización personal. 55 Trabajo emocional: ¿en qué consiste? Los psicólogos distinguen cuatro vertientes toma en serio: un empleado amable de banca en el “trabajo emocional”: la exigencia de no debería continuar sonriendo si su cliente está comunicar y percibir las emociones, el compor- preocupado porque la carga hipotecaria le re- tamiento ante dilemas emocionales y la manipu- sulta excesiva. lación de la expresión emocional propia. Dilemas emocionales se plantean a la ven- Así se actúa ante un cliente En casi todos los oficios, un requisito emocio- dedora que ha de mostrarse cordial con un nal habitual es la amabilidad y cierto grado de cliente antipático y falto de toda razón. Esta satisfacción con el trabajo. Existen profesiones “disonancia emocional” caracteriza situaciones en las que se exige el despliegue de muchas en las que es preciso desplegar sentimientos emociones: es natural que los educadores de las poco habituales. Naturalmente, aquí también guarderías manifiesten emociones negativas (en- interviene un componente subjetivo: lo que a fado), para controlar el comportamiento de los una persona le deja frío, puede enervar a otra. niños. Esta conducta se desaprueba, en cambio, Pero sería falso creer que, si un individuo se en el banco y en los hoteles y suele indicar que siente irritado o enervado, la culpa la tiene su algo va mal. Los jueces y los policías no deben manera de ser. La mayoría de las personas está exteriorizar sus emociones, sino mantener un de acuerdo en lo que se considera amable, ofen- comportamiento, a ser posible, neutro. Por su sivo o agresivo. Mucho más amplio, sin embargo, parte, un terapeuta ha de mostrar interés y un es el margen de reacción exterior ante este tipo entrenador debe motivar a su equipo. de situaciones. Otro aspecto importante del trabajo emocional La influencia del individuo en la manifesta- Cómo aproximarse a un es percibir los sentimientos de los demás. ción de determinados sentimientos resulta cliente durante la conversa- Si la relación social no discurre de forma ruti- fundamental en el contexto laboral. Hablamos ción, sin violar su privaci- naria, como les sucede a los recepcionistas de del control relacionado con el trabajo emocional. dad: hotel que con una inclinación amable van salu- Mientras que en una centralita las operadoras Mantenga la distancia dando a todos los huéspedes, para reaccionar deben observar, por regla general, normas de física necesaria. Las de una manera adecuada hay que de reconocer actuación emocional muy estrictas, los profeso- personas se retraen los sentimientos del otro. De lo contrario, po- res y los asistentes sociales disponen de vastos automáticamente si se les dría suceder que el cliente sintiera que no se le márgenes de actuación. acecha. No formule preguntas personales que no correspondan al ámbito de su asesoramiento y, sobre todo, explique el motivo de su pregunta. Diríjase al cliente por su nombre y manifiéstele interés. Anote las particularidades del cliente; por ejemplo, si tiene una mascota. Recuérdelo y pregúntele por ella de vez en cuando. (Rationalisierungs - und Innovationszentrum der Deutschen Wirtschaft e. V) 56 Y hay otra conexión interesante. Una ala­ banza —verbal o económica a través de una propina comedida— estimula el sentimiento personal de autoestima y de realización del tra­ bajador. La actuación en profundidad contribu­ ye así a que el cliente perciba positivamente la calidad del servicio, mientras que con la actua­ ción en superficie (recuérdese, el surface acting) sucede lo contrario. Cuando alguien expresa una emoción que no siente, no es sincero. Más vale conservar la serenidad y dominar la posi­ ble cólera incipiente. Aunque con esta actitud tampoco se logran verdaderos éxitos. El mensaje práctico es el siguiente: las exi­ gencias emocionales en el trabajo no son, en principio, negativas y se pueden asociar posi­ tivamente a la satisfacción laboral y a la sen­ sación de realización. Sin embargo, el exceso resulta dañino. Por eso, las personas afectadas deben optimizar el trabajo emocional. Una per­ sona que deba atender al público durante seis horas al día lo tiene mucho más difícil que otra con menos contacto. Así lo estableció mi grupo de trabajo en 2002, en un estudio con opera­ doras de una centralita. Cuando los tiempos de conversación con los clientes son muy largos y las normas de control de las emociones muy estrictas, el trabajo emocional se siente como una carga. Comunicar las reglas de comportamiento Tal consejo rige para muchos trabajos por turnos, en los que se intercalan descansos en MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 © fotolia / Franck Boston la relación con los clientes. Además, cuando se prescribe el comportamiento emocional a los trabajadores hay que dejar cierto mar­ gen de actuación para adaptar las normas a una situación concreta o enfrentarse a clientes que amenacen con insultos. De ahí que la opinión difundida de que “El cliente siempre tiene razón” no sea una idea posi­ tiva por sí misma. La experiencia práctica enseña, sin embargo, que las alternativas a las normas rigurosas de actuación trans­ miten incertidumbre acerca de la conducta permisible y no permisible. No obstante, si las reglas administrativas se explican bien a los trabajadores, sin imposición coercitiva, se obtiene un efecto positivo en la motiva­ ción laboral. Los cursos para el aprendizaje de la actua­ ción en profundidad existen desde hace tiem­ po, al igual que los ejercicios para controlar la atención: los trabajadores se imaginan situacio­ nes positivas para mejorar su estado de ánimo. Sin trabajo emocional resultarían impensables la mayoría de los servicios. En última instan­ cia, en cada trabajo se asume un rol, pues no siempre cabe dar rienda suelta a los sentimien­ tos delante de los colegas, los superiores o los subordinados. Bibliografia complementaria E m ot i o n a l e A r b e i t s a n forderungen und ihre K o nseq u en z en bei C a l l C e n t e r - A r b e i t s p l ät z e n . C. Dormann et al. en Zeitschrift für Arbeits — und Organisationspsychologie, vol. 46, págs. 201215; 2002. Emotionsarbeit in D ienstleistungsberufen. Da s K o n z ep t u n d sei n e I m plikationen für die nalund P erso - O rganisationsent- wicklung. D. Zapf et al. en Innovative Personal — und Organisationsentwicklung, dirigido por K. C. Hamborg y H. Holling. Ho­ grefe; Göttingen, págs. 266-288; 2003. D as gek auf te H er z . D ie K ommer zi alisierung der Gefühle. A. R. Hochschild. Dieter Zapf es profesor de psicología laboral y administrativa en la Universidad Johann Wolfgang Goethe de Frankfurt. MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 Campus; Frankfur t / M., 2006. 57 Mímica emocional ¿Sabemos por la expresión de la cara si los demás están angustiados, enfadados o alegres? El secreto de nuestro acierto reside, al parecer, en prestar la debida atención a las señales mímicas adecuadas Harald C. Traue “C Quien interpreta correctamente los sentimientos de otros miembros de su misma especie, puede presentir sus intenciones y reaccionar en consecuencia. 58 uando quiero averiguar si una persona es inteligente o tonta, mala o buena, qué es lo que piensa en ese momento, imito su expresión facial y espero a que en mi mente o en mi corazón emerjan pensamientos o sentimientos que coincidan con dicha expresión.” Para Edgar Allan Poe (1809-1849), inventor de las historias de detectives, era algo sencillo. A Auguste Dupin, héroe de su relato La carta robada, le bastaba con estudiar el semblante de una persona para descifrar su interior. Esta afición no se encuentra muy extendida, por más que los rasgos faciales de algunos parezcan un libro abierto. Muchas emociones elementales, como la alegría, la angustia o la ira, pasan inad­ vertidas la mayoría de las veces. Charles Darwin (1809-1882) conocía también el significado de la mímica como medio de expresión de los sentimientos. En La expresión de las emociones por los hombres y los animales, el creador de la teoría evolutiva interpretaba los mensajes emocionales de los rostros animales y humanos como un comportamiento que confería una ventaja para la supervivencia: quien interpretara correctamente los sentimientos de otros miembros de su misma especie, podía presentir sus intenciones y reaccionar en consecuencia, según la tesis de Darwin. Ante un gesto desencajado de ira, se aconseja un retroceso discreto; arrugar la nariz con asco puede delatar el mal sabor de un alimento potencial. ¿Cómo reconocemos las señales emocionales polivalentes que emiten las caras de los que nos rodean? ¿Por qué a veces se altera esta facultad y puede corregirse su carencia con métodos terapéuticos? Para averiguar el grado de acierto en la lectura de los sentimientos de otras personas, a través de los gestos de su semblante, hace 10 años aplicamos la prueba FEEL (Facially Expressed Emotion Labeling) en nuestro laboratorio de las emociones adscrito a la Universidad de Ulm. Sobre una pantalla de ordenador aparecía en primer lugar, durante segundo y medio, una fotografía en color de una persona con una expresión facial neutra. Después de una pausa de un segundo se mostraba a lo largo de 300 milisegundos la cara objeto de la prueba, que revelaba una de estas seis emociones elementales: alegría, tristeza, disgusto, asco, miedo o sorpresa. Los probandos debían indicar qué les parecía que estaba sintiendo esa persona. Al haber contemplado antes una mímica neutra, los probandos no podían interpretar la cara únicamente a la luz de una manifestación emocional normal. Además, la situación se acercaba bastante a la natural, en la que por regla general la expresión del sentimiento emerge en la cara. La prueba FEEL reveló que la mayoría de las personas interpretan de manera correcta y rápida el sentimiento de los demás. Sin embargo, no reconocen por igual las distintas emociones: MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 © fotolia / cseigneurgens (foto); gehirn & geist / stefanie schmitt (liustración) así como la alegría, el disgusto y la sorpresa se interpretan casi siempre de forma atinada, el reconocimiento del miedo, el asco y la tristeza ofrece algún problema. Autenticidad del sentimiento en el laboratorio Las personas difieren en su capacidad para leer las emociones escritas en la cara. Como nuestro grupo demostró en 2007, las personas que sufren crisis de angustia reconocieron peor la tristeza y la cólera que el grupo testigo sano de nuestro estudio; los pacientes angustiados tendían a interpretar erróneamente como disgustadas ciertas expresiones faciales. Pero no resulta fácil atribuir a la psique estas diferencias individuales en la percepción de los sentimientos de los demás. Si se examina la capacidad de compenetración de los probandos y su facultad para expresar las emociones propias a través de un cuestionario, se observan muy pocas coincidencias, si alguna, con los resultados de la prueba FEEL. Las relaciones entre vivencia propia de las emociones y capacidad para reconocerlas tampoco han podido probarlas otros investigadores. ¿No existe ese tipo de MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 correlaciones o es que el método de medición carece de la precisión suficiente? En verdad, las condiciones de la prueba son bastante simples: limitarse a presentar sólo una fotografía frontal no se corresponde con la situación cotidiana. Por otra parte, en la vida real, la mímica emocional cambia de un instante a otro y a menudo sólo emerge de forma subliminal, imbuida en un contexto social complejo. No debe sorprendernos, pues, que los métodos para reconocer las emociones, basados exclusivamente en estímulos mímicos, lleven a resultados que poco tienen que ver con las autoevaluaciones subjetivas de los tests psicológicos. Por eso, hemos refinado nuestro sistema de prueba y ahora ofrecemos vídeos a los probandos; en ellos las expresiones neutras del semblante se transforman en disgusto, miedo, alegría, sorpresa, tristeza o asco. El tiempo en el que aparecen los rostros es el mismo que en la prueba estática FEEL: la cara neutra, que se mostraba durante 1000 a 1800 milisegundos, da paso en un intervalo de 400 a 1200 milisegundos a una expresión emocional, que vuelve a desaparecer a los 300 milisegundos. 1. Quien desee ocultar el miedo, habrá de recomponerse íntegramente. Basta, sin embargo, con una fotografía para descubrir al temeroso. 59 cortesia de harald c. traue 0% 33 % 2. ESPECTRO DE ESTIMULOS. La serie fotográfica de la izquierda muestra un semblante de prueba, cuya expresión se modifica sólo en la mitad inferior; los ojos y la nariz no se mueven. A la derecha, se ofrece la secuencia contraria, en la que sólo se mueve la mitad superior de la cara. El miedo se reconoce casi exclusivamente en la mitad superior de la cara, mientras que sin boca apenas puede vislumbrarse la alegría. 60 66 % 100 % 0% En la prueba del vídeo, los resultados obtenidos por los probandos apenas difieren de los resultados de la prueba fotográfica: los 102 probandos, a los que presentamos 36 fotos y 36 vídeos, reconocieron las diversas emociones casi con la misma precisión en las dos pruebas, pese a las enormes diferencias de exposición. Las imágenes en movimiento facilitaban más el reconocimiento de la sorpresa y del miedo, mientras que las fotografías ofrecían ligeras ventajas para detectar la alegría. Aparentemente, reconocemos enseguida las expresiones mímicas, en cualquier caso antes de haber completado los detalles del rostro de nuestro interlocutor con nuestra mirada. Si concedemos más tiempo para contemplar el vídeo, se puede recorrer con mayor precisión el movimiento de la cara y recoger más datos; sin embargo, el rendimiento, en lo que a la lectura de la expresión facial se refiere, sólo mejora mínimamente. Así pues, disponemos de dos sistemas descodificadores de la mímica humana, uno rápido y otro más lento. ¿Qué pasa por nuestra mente cuando analizamos las expresiones emocionales de los demás? Los investigadores del cerebro conocen, desde hace tiempo, el centro principal de las emociones; se trata de una región del sistema límbico denominada amígdala (o núcleo amigdalino) por su forma peculiar, que se activa al contemplar y también al sentir las emociones, sobre todo de miedo [véase “Fármacos contra el miedo”, por John Travis; M ente y cerebro, n.o 13]. Las personas con lesiones en la amígdala cerebral ayudan mucho a la investigación. Recuérdese el caso de la paciente S. P., estudiada por Adam Anderson y Elizabeth Phelps. Ambos científicos, de la Universidad de Yale en New Haven, dieron a conocer en el año 2000 que esa mujer de 54 años reconocía las caras sin problemas y podía separar las expresiones de sorpresa y disgusto. Sin em- 33 % 66 % 100 % bargo, fracasaba ante expresiones de miedo, asco o tristeza. S. P. podía poner sin ninguna dificultad caras de miedo, asco y tristeza. Así pues, su comunicación social sólo se hallaba alterada en un sentido: la amígdala es imprescindible para detectar mensajes emocionales, como el miedo, pero la emisión de las señales correspondientes a través del juego de la mímica se puede lograr sin intervención de esa región cerebral. Durante mucho tiempo se dio por cierto que la amígdala operaba sólo como centro del miedo. Pero la tesis ha sido cuestionada. El grupo de investigación de Christian Keysers, de la Universidad de Groningen, mostró en 2007 que los núcleos amigdalinos de sus probandos se estimulaban en cuanto contemplaban vídeos de personas emocionalmente afectadas. No hubo ninguna diferencia entre la presentación de expresiones neutras, felices, enojadas o temerosas. La respuesta de la amígdala se acentuó cuando las personas de los vídeos sólo soplaban los carrillos. Así pues, esta región cerebral parece reaccionar de manera genérica a los movimientos de la cara y podría intervenir sólo de forma indirecta en el reconocimiento de las emociones. Cara de miedo El grupo de Ralph Adolphs, del Instituto de Tecnología de California en Pasadena, obtuvo resultados parecidos en 2005. Su paciente S. M. sufría una lesión bilateral del núcleo amigdalino; a esta mujer, que tenía entonces 38 años, le costaba mucho, como a S. P., reconocer el miedo de los demás. ¿De dónde sacamos que las otras personas sienten miedo? Los análisis de los movimientos de la mirada revelan que las personas sanas se fijan casi exclusivamente en los ojos desorbitados que, casi por arte de magia, atrapan la mirada del observador. Lo contrario de lo que le sucedía a S. M. Ella parecía evitar en todo momento los ojos desorbitados de la persona atemorizada: MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 3. COMPORTAMIENTO DE LA MIRADA. Mediante rastreo ocular, los investigadores descubrieron que los probandos, ante una cara de miedo, miraban sobre todo a los ojos (fotografía de la izquierda). Ante un semblante alegre, la mirada cortesia de harald c. traue se dirigía a la boca (centro), mientras que, para percibir la tristeza, había que contemplar toda la mímica del interlocutor (derecha). su mirada bailaba vagamente y sin objetivo por el centro de la cara examinada. En un segundo experimento, Adolphs y sus colaboradores enseñaron a la probando a contemplar en particular los ojos del retrato presentado. Hubo éxito, pues gracias a este ejercicio S. M. empezó a reconocer las caras de miedo. Ante tales resultados los investigadores llegaron a la conclusión siguiente: en lugar de operar como filtro pasivo de las emociones, la amígdala intacta actúa dando instrucciones al sentido de la visión para que examine determinadas características. ¿Basta con mirar a los ojos para reconocer las emociones de los demás? Para responder a esta cuestión, Holger Hoffmann y Henrik Kessler dividieron las caras de la prueba en una mitad superior con ojos y nariz y en otra inferior con boca y mejillas. Con ello, las emociones sólo se podían manifestar arriba o abajo, mientras que la otra mitad de la cara permanecía invariable. Esta división facial repercutió en el reconocimiento de los estímulos emocionales. En general, los 57 probandos reconocían mejor las emociones a partir de la mitad inferior de la cara. El número de aciertos alcanzaba, en ese caso, el 63 % y sólo llegaba al 49 % si, en lugar de la boca y de las mejillas, la emoción se expresaba a través de los ojos y de la nariz. Esta cifra se incrementó hasta el 83 % cuando se permitía contemplar la expresión emocional de todo el semblante. El reconocimiento de las diferentes emociones variaba notablemente. El miedo, como era de esperar, se percibió de forma casi exclusiva en la mitad superior de la cara. Los ojos también contribuyeron a la percepción de la sorpresa. Sin embargo, con la alegría sucedía lo contrario: sin boca apenas podía detectarse. El semblante triste o asqueado se desprende también de la mitad inferior de la cara, fundamentalmente. MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 Los movimientos de la mirada de los probandos, que registramos con un sistema de rastreo ocular, confirmaron la distinta ponderación en el reconocimiento de las emociones. Ante una cara de miedo, los probandos miraban a los ojos; ante un semblante alegre, a la boca; para la tristeza contemplaban todo el juego de la mímica (véase la figura 3). Los tiempos de exposición de nuestro estudio, bastante coros, confirman la rápida percepción de las emociones. Para un análisis correcto de la vida emocional de los demás necesitamos informarnos de toda la cara; de lo contrario, la detección de las emociones puede irse a pique. Algunas personas muestran una facultad extraordinaria para situarse en la mente y en el sentimiento de otras; sin embargo, el talento de otras es menor. Este don existe, con independencia de la capacidad objetiva para leer las emociones escritas en la cara, capacidad que se reparte de manera desigual entre las personas. Los defectos de esta facultad merman considerablemente la vida social de los afectados. En conjunto, el procesamiento de las expresiones emocionales del semblante depende de que los sentimientos se contemplen durante breve tiempo o se dejen a su curso natural. Una exposición próxima a la realidad, como la del vídeo, permite al cerebro analizar los estímulos de toda la expresión. Si una parte de la cara permanece inmóvil, el reconocimiento de las emociones puede resultar imposible. Al parecer, nuestro cerebro precisa de la dinámica facial del interlocutor para dirigir su atención hacia aquellas regiones con cuya ayuda leemos los sentimientos de los demás como si fueran un libro abierto. Bibliografia complementaria Facially E xpressed Emotion L a bel i ng (FEEL): PC- ge ­ stützter Test zur Emotions­ erkennung . H. Kessler et al. en Verhaltenstherapie & Verhaltensmedizin, vol. 23, n.o 3, págs. 297-306; 2002. P ercep t i o n o f D y n ami c Facial E xpressions of Emo tion . H. Hoffmann et al. en Perception and Interactive Technologies, págs. Harald C. Traue es biólogo y psicólogo docente. Dirige la sección de psicología médica en la Clínica Universitaria de Ulm. 175-178. Springer, Berlín, Heidelberg; 2006. 61 Somos lo que sentimos ¿Qué son las emociones? ¿Cómo surgen? ¿Qué función desempeñan? Se aportan nuevas respuestas a viejas preguntas Albert Newen y Alexandra Zinck ¿H De las muchas posibles combinaciones de las valoraciones intelectuales, resulta la enorme diversidad de nuestros estados emocionales. 62 a contado el lector cuántas situaciones emocionales vive a lo largo de un mismo día? No se ha levantado y ya disfruta pensando en el café o té matinal que le espera. Se enfada, luego, si el metro se le escapa por segundos. Mira de reojo, con envidia, el vistoso teléfono móvil de otro viajero o se siente acosado por el pitbull de su vecino de asiento. Va subiendo su tensión cuando recuerda la larga lista de tareas que le aguardan en el trabajo. Para turbar más su estado de ánimo se percata que se ha olvidado del cumpleaños de su amigo, que fue ayer. Algunas emociones nos absorben por entero, otras asoman discretamente en un segundo plano. Unas son horribles, otras bellas. Pero todas van y vienen, sin que nosotros podamos hacer nada. O al menos así nos parece. Ni podemos especificar la razón de la presencia de un sentimiento determinado, ni solemos poder acotar lo que nos está sucediendo en realidad. Resulta obligado, pues, inquirir sobre la naturaleza de las emociones, averiguar qué nos pasa cuando nos enamoramos o nos enfadamos, cuando lloramos de tristeza o saltamos de alegría. Las emociones no recibieron la atención debida a lo largo de la historia de la filosofía, ni de la investigación científica. Antes bien, interesaba la razón y la capacidad deductiva. A las emociones se las suponía procesos de segundo nivel, “animales”, si no perturbadores. La situación cambió en las postrimerías del siglo xix, cuando entra en escena la teoría de las emociones del psicólogo norteamericano William James (1842-1910) y del danés Carl Lange (1834-1900). Ambos postularon, de forma independiente, que la característica central de las emociones, es decir, nuestra vivencia subjetiva, dependía de procesos fisiológicos. Los sentimientos eran, en la tesis de James-Lange, las percepciones de nuestros propios estados corporales: lisa y llanamente, lo que experimentamos cuando nuestro cuerpo se transforma en reacción ante los acontecimientos del entorno. No lloramos porque estemos tristes, sino que estamos tristes porque lloramos. Lange, fisiólogo de formación, comprendió antes que nadie que las emociones eran reacciones corporales elementales, del tipo de la dilatación de los vasos sanguíneos. Sin esa vinculación, la emoción quedaría en algo etéreo y frío. MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 © fotolia / pavel losevsky (foto); gehirn & geist / stefanie schmitt (liustración) Quien quiera sentir, debe pensar Sin embargo, la teoría de James-Lange tiene un punto débil: nuestro estado corporal persiste invariable pese a experimentar sentimientos dispares. Estos se hallan asociados frecuentemente a lo que ocupa nuestra mente, si la mujer que amamos o la tarea que odiamos. Semejante observación llevó a los psicólogos a la tesis opuesta. Ahora, las emociones dependían del contenido de nuestros pensamientos. Supongamos que el lector se encuentra guardando cola en la caja del supermercado. De repente, la persona que está detrás le empuja y le lanza contra la señora mayor que nuestro lector tiene delante. Aunque él no ha provocado el empujón, recibe la mirada indignada de la señora, con el consiguiente embarazo del lector. En su nuevo estado de desagrado interior, el lector piensa incluso que habría podido impedir el choque si hubiese tenido más cuidado; sentirá vergüenza y se aprestará a disculparse. Stanley Schachter y Jerome Singer demostraron en 1962, a través de un experimento hoy clásico, que los pensamientos desempeMENTE Y CEREBRO 34 / 2009 ñaban un papel decisivo en la formación de las emociones. Administraron a los voluntarios un cóctel de adrenalina, sin que éstos lo supieran, convencidos de que se trataba de una bebida vitaminada cuyo efecto debía ser investigado en un test visual consecuente. La toma, sin embargo, provocó una excitación corporal en los probandos. A continuación se les llevó a una sala de espera, donde se encontraba un colaborador del investigador que se comportó de forma inestable, unas veces alegre y dicharachero, y otras mostrándose nervioso por la larga espera. Los probandos interpretaron su propia excitación corporal ora como alegría ora como enfado, según que hubiesen estado junto a una persona alegre o fastidiosa. Otros sujetos experimentales, a los que se les había ilustrado sobre la dosis de adrenalina y sus efectos, no expresaron, en cambio, las emociones mencionadas. Parece, pues, que los estímulos internos, el conocimiento personal y la atribución de causas representan factores importantes para nuestra vivencia de los sentimientos. La doctrina que funda los eventos emocionales en pensamientos se denomina teoría cog- 1. ORGULLOSO COMO OSCAR. Poder percibir y nombrar los propios estados emocionales es una parte importante del desarrollo infantil. 63 RESUMEN Sentimientos entre la teoría y la práctica 1 Nuestras emociones conjugan varios aspectos: excitación corporal, evaluación intelectual, expresión y vivencia subjetiva. 2 Las emociones no entran en contradicción con el procesamiento mental de los estímulos ambientales, sino que los complementan en la vida cotidiana. 3 Según el grado de complejidad distinguimos entre protoemociones, emociones básicas, emociones cognitivas primarias y emociones cognitivas secundarias. nitiva de las emociones. Pero las emociones pueden originarse también fuera del pensamiento. Lo puso de manifiesto Joseph LeDoux, de la Universidad de Nueva York. En experimentos con animales, demostró que el instinto de miedo se transformaba con suma celeridad en una vía cerebral de señales que corre por la corteza, sede de la conciencia. Este atajo posibilita, en caso de emergencia, una reacción extremadamente rápida, por ejemplo ante el olor a quemado o ante la visión de un depredador potencial. Las dos teorías clásicas de las emociones —“la que acentúa lo corporal” de James y Lange, y la cognitiva de Schachter y Singer— coin­ ciden en su extremada unidimensionalidad. Los psicólogos optan ahora por un modelo de las emociones con varias componentes y características: 1. Modificaciones fisiológicas típicas, como taquicardia, sudoración o agitación motora; 2. modos de comportamiento característicos, así en la expresión mímica; 3. vivencia subjetiva de hallarse en un determinado estado emocional; 4. contenidos mentales conectados con esa vivencia, tales como 5. un objeto intencional; es decir, un objeto actual al que se refiere la emoción. En una perspectiva temporal, conviene distinguir además “controles de valoración”, que revistan especial interés para el individuo. Por ejemplo, examinar la novedad de un acontecimiento, pues lo desconocido podría en­cerrar un peligro potencial. Luego, preguntarse si el evento en cuestión ha de considerarse positivo (agradable o útil) o negativo (peligroso, doloroso o desagradable). En tercer lugar, valorar si el suceso encaja con los propios objetivos (en qué medida se es responsable del mismo o puede influir posteriormente) o si armoniza con la propia autoimagen y las normas sociales. Alegría por haber hecho bien el pino Las muchas combinaciones que surgen de tales criterios condicionan la ingente diversidad de nuestros estados emocionales. A fin de cuentas resulta, según Klaus Scherer, un complejo modelo procesual de las emociones que, grosso modo, se resumiría en la imagen siguiente: con un nuevo suceso —la primera vez que hace el pino con éxito— aumenta en un principio sólo su excitación interna. Cuya valoración nos indica que para el sujeto el éxito alcanzado es agradable y queda positivamente sorprendido. Advierte luego que el suceso se integra en sus propósitos y en su autoimagen, para acabar sintiéndose orgulloso de la hazaña. Desde la perspectiva de psicología del desarrollo, las emociones pueden dividirse en cuatro niveles: protoemociones, emociones básicas, emociones cognitivas primarias y emociones cognitivas secundarias. Las protoemociones son protoformas de las emociones; en ellas se encuentran ya establecidos la mayoría de los aspectos, desde la excitación fisiológica hasta la sensación subjetiva correspondiente y la orientación interactiva, pasando por la rápida evaluación de la situación y la expresión mímica. Pero aún permanecen de modo inespecífico y no están dirigidas de modo claramente intencional hacia un objeto. Una situación parece positiva o negativa, sin que haya sido analizada en detalle. En este estadio sólo hay dos posibilidades: bienestar o malestar. Las protoemociones positivas y negativas, muy simples, se acentúan en las emociones básicas. Paul Ekman, de la Universidad de San Francisco, mostró, en investigaciones pione- ¿Control inconsciente de los sentimientos? ¿Cómo es eso? ¿Pueden los sentimientos ser inconscientes? ¡Absolutamente! El fenómeno de las emociones ocultas lo describió Sigmund Freud (1856-1939). En estudios de los años noventa, Daniel Weinberger, en la Universidad de Stanford, observó que las personas “represoras” mostraban todos los síntomas corporales del miedo, aunque decían sentirse completamente tranquilas. Aparentemente no entra en la autoimagen de estas personas atribuirse miedo a sí mismas. La represión es suficientemente fuerte y las personas no serán conscientes de su emoción. Por eso no saben que tienen miedo, aunque les corra un sudor frío por la frente. 64 MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 © fotolia / bilderbox (foto); gehirn & geist / stefanie schmitt (liustración) ras, que la expresión emocional del rostro era la misma en todas partes, cualquiera que fuera la cultura. Se discute cuántas emociones básicas hay. Partimos por economía de cuatro: miedo, alegría, tristeza y enfado, que caracterizan a nuestras reacciones ante los desafíos básicos de la vida (peligro, autoeficacia, separación y pérdida, así como las expectativas frustradas). Se encuentran en todos los pueblos. Las emociones básicas, independientes del procesamiento intelectual consciente, posibilitan una rápida polarización de la atención. Antes incluso de que sepamos si este o aquel objeto es un palo o una serpiente, reaccionamos. ¿Cómo? El estímulo almacenado como peligroso provoca un comportamiento de huida. Sentimos miedo. Junto a estos procesos rápidos hay otra reela­ boración parsimoniosa y consciente de los estímulos visuales. Desarrollada en la corteza cerebral, conduce a una representación exacta del objeto; la serpiente o el palo se reconocen entonces como tales. Esto produce una confirmación o un cese de la alarma para el primer impulso inconsciente de miedo. Para nuestra fortuna, por precaución, nos hemos apartado de un salto. En los estadios siguientes, el contenido del pensamiento recibe cada vez más peso. En las emociones cognitivas primarias interviene una convicción típica que caracteriza a la emoción de marras. Mientras la emoción básica del miedo se produce sola, pues la situación se califica de peligrosa, la emoción cognitiva primaria agrega el convencimiento de que tales situaciones son peligrosas. Hablamos entonces de la sensación de amenaza. Tras un convencimiento consciente, viene la valoración minuciosa de la situación. En el caso de la emoción básica de la alegría, por ejemplo, significaría una emoción cognitiva primaria, la satisfacción; así, cuando alguien comprueba que un diálogo con el jefe transcurre de manera positiva y puede abrigar esperanza de un aumento de sueldo. En la emoción cognitiva secundaria no está en juego sólo una convicción, sino toda una teoría sobre las relaciones sociales. Una manifestación del miedo como emoción cognitiva secundaria sería, por ejemplo, los celos, el miedo ante la amenaza de pérdida de la pareja. Al mismo tiempo interviene una “miniteoría” sobre las expectativas y normas sociales, sobre cómo se imaginan las expec- 2. MANTENER LA SERENIDAD. El grado de diafanidad con que damos a conocer nuestra vida emocional interior depende de la cultura y de la propia personalidad. 65 El “Analista de las emociones” ¿Hasta qué punto conoce usted sus propios sentimientos? Examínese en la página web de Internet de un grupo de investigadores de las emociones de la Universidad de Ginebra www. unige.ch/fapse/emotion/ demo/demostart.html tativas con la pareja o un futuro común. Esto depende de la naturaleza del trasfondo cultural y de la experiencia personal. Así, vergüenza y orgullo en la cultura occidental difieren de vergüenza y orgullo en la del extremo oriente, lo mismo en los motivos que en las valoraciones de los comportamientos. En occidente cuenta más la independencia y el trabajo personales, mientras que entre los chinos son más populares la armonía mutua y la modestia. Imagínese que un niño de diez años interpreta con éxito una sonata para piano de Frédéric Chopin. Tras la actuación su madre le elogia con fervor, con el orgullo consiguiente del pequeño. La misma situación, en otro contexto cultural: una madre china le indicaría a su hijo que aún debía practicar más, para evitar ciertos fallos producidos; el pequeño se sentirá avergonzado. A pesar del mismo resultado, la valoración difiere y, con ello, la reacción emocional. Hay en algunas culturas sentimientos que no conocemos: el amae de los japoneses designa un agradecimiento especialmente hondo. Ningún capricho de la naturaleza 3. TEORIA DEL ESCALONAMIENTO. Según la evaluación intelectual nuestras emociones se dividen —comenzando por las puramente “agradables” frente a las “desagradables”— en ramificaciones cada vez más sutiles. Las emociones no son caprichos de la naturaleza, sino que cumplen funciones de máxima significación. En primer lugar, como evaluación rápida de los estímulos ambientales para hacernos cargo de la situación; en segundo lugar, como preparación y para la motivación de las acciones (cuando tenemos miedo, podemos huir mejor aumentando la circulación y la tensión muscular); en tercer lugar, como formas típicas de expresión, que señalan a otros su disposición a la acción (si alguien nos sonríe, sabemos que la persona tiene la intención de ser amable con nosotros) y, en cuarto lugar, para el control de las relaciones sociales. El último aspecto importa para un desenvolvimiento adecuado de la convivencia. El amor, la envidia, los celos y otras emociones complejas sientan las relaciones entre las normas y las barreras, estabilizando nuestras relaciones sociales. Cuando nos sentimos atraídos hacia una persona y reflexionamos si este sentimiento es amor, entonces comenzamos a sopesar en la vivencia emocional el comportamiento, los deseos y las convicciones de los otros y a compararlos con los propios. Las emociones complejas determinan el marco para la acción correcta. Mediante las emociones evaluamos las situaciones, regulamos, motivamos y coordinamos los comportamientos. Se trata de un factor imprescindible en la vida cotidiana. Lo sabemos por experiencia, si el procesamiento emocional está perturbado, las consecuencias resultan fatales. Hanna y Antonio Damasio y Antonio Becchara, de la Universidad de Iowa, demostraron en los años noventa que las decisiones humanas, los planes a largo plazo y las consecuencias de los planes dependían del sistema emocional de evaluación. A pesar de los recuerdos, del patrimonio lingüístico intacto y de la buena inteligencia, algunos pacientes neurológicos toman decisiones sistemáticamente erradas, incapaces de convertir conclusiones racionales en conductas correspondientes. Semejante tránsito requiere la evaluación emocional en el córtex prefrontal del lóbulo frontal. Los afectados toman decisiones insensatas, pues les falta la memoria emocional necesaria de las situaciones anteriores equiparables, que constituyen una parte importante de nuestro tesoro emocional de experiencias. Damasio propuso esa idea, ya hace años. La llamó “teoría de los marcadores somáticos”: todas las experiencias de un individuo Taxonomía de los sentimientos Protoemociones Bienestar Emociones básicas Emociones cognitivas primarias (ejemplos) Emociones cognitivas secundarias (ejemplos) 66 Alegría Buen humor Satisfacción Amor Suerte Malestar Miedo Amenaza Angustia Vergüenza Celos Envidia Enfado Disgusto Frustración Cólera Desprecio Tristeza Decepción Abatimiento Luto MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 Pruebe usted: el juego de riesgo Reparta las cartas de una baraja, basándose en los cuatro colores, en las siguientes categorías: cartas con un alto valor de ganancia (50 euros), con poco valor de ganancia (5 euros), con alto valor de pérdida (desde 50 hasta 200 euros) y con poco valor de pérdida (de a 10 euros). Prepare entonces dos mazos: distribuya las cartas con altos valores de ganancia y de pérdida principalmente en un montón y las cartas con bajo valor de ganancia y pérdida prioritariamente en el otro. Pida ahora a un amigo, al que da un saldo de partida ficticio de 200 euros, que tome una carta detrás de otra. Después de relativamente pocos pasos, preferirá el montón con las ganancias y pérdidas bajas, pero sólo más tarde comprenderá esta regla también de modo consciente. El paciente con alteraciones emocionales, por el contrario, raramente logra esto. Después de muchos pasos podrían, cierto, especificar qué montón es más arriesgado. A pesar de todo, no dejan de coger cartas de éste. se marcan emocionalmente. Si se debe tomar una decisión, esto permite una evaluación rápida e inconsciente, de la situación dada. Las personas con el córtex prefrontal dañado, por el contrario, no pueden recurrir a las marcas previas y, por tanto, han de evaluar de nuevo cada situación. También otros procesos cognitivos dependen del procesamiento de los sentimientos. Se recuerdan mejor los sucesos ligados a emociones. El aprendizaje le resulta a uno más fácil cuando se encuentra en un buen estado de ánimo. Por el contrario, las emociones negativas duraderas perjudican gravemente la vida de una persona. Los psicólogos clínicos consideran trastornos afectivos la depresión o la manía, así como las fases intermedias de cambio de ánimo. Los afectados no pueden llevar una vida normal, porque su sensibilidad general se halla hundida o hiperexcitada. Las emociones son, pues, indispensables para la acción y la interacción interpersonal: sin ellas perderíamos el sustrato fundamental de una vida cotidiana exitosa. Las emociones guardan, además, una estrecha relación con los procesos cognitivos; son indispensables para la capacidad de aprendizaje implícito e inconsciente, así como para la decisión racional. En otras palabras, nuestros sentimientos determinan quiénes somos y qué hacemos. Sin sentimientos perderíamos la base para una vida cotidiana con éxito. Bibliografia complementaria D escartes ’ I rrtum . F üh len, D enken und das men - schliche Gehirn. A. Dama- sio. dtv; Múnich, 1997. D a s N e t z der G efühle . Wie Emotionen Entstehen. J. LeDoux. dtv; Múnich, 2001. G efühle L esen . W i e S i e E motionen E rkennen und r i ch t ig Interpretieren. P. Ekman. SAV; Heidelberg, 2007. C l a ssif ying E motion : A D evelopmental A ccount. A. Zinck, A. Newen en Albert Newen es profesor de filosofía en la Universidad del Ruhr en Bochum. Alexandra Zinck es colaboradora científica en la misma institución. MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 Synthese, vol. 161, n.o 1, págs. 1-25; 2008. 67 Ante la inminencia de una reunión social, algunos invitados sufren palpitaciones, temen hacer el ridículo o ni siquiera aparecen. Pero esa fobia admite cura Fobia social Christiane Gelitz 68 MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 gehirn & geist / gina gorny MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 69 Fobia social Se la considera el tercer trastorno psíquico, tras la depresión y el alcoholismo. La caracteriza un miedo permanente y exagerado ante reuniones sociales. Los afectados temen comportarse con torpeza y que los demás se percaten de su miedo. Diferencias por sexo Las mujeres padecen, con más frecuencia que los hombres, los miedos sociales. Pero los varones afectados acuden más al psicoterapeuta. La desgracia no viene sola... Más de la mitad de los sociofóbicos (algunas evaluaciones hablan incluso de más del 80 por ciento) padecen otras enfermedades psíquicas, en especial otros trastornos angustiosos, manías y depresiones. 70 N o es una mujer de bandera: 1,60 metros de altura, cara pálida, voz baja. De sus labios, cuentan sus compañeros, apenas sale un “hola” musitado. Ana sólo habla si se le pregunta, lo que sucede raras veces, pues no suele contarse con ella. Pero aquella mañana se planta, en la plaza del mercado del pueblo, sobre un balde boca abajo y recita en voz alta la Lied von der Glocke (canción de la campana) de Schiller. Un par de transeúntes se paran y ríen. Cuando Ana ha recitado la última estrofa, se acerca un hombre, que había observado la escena de lejos, para comentarle: “Lo ha hecho bien. Puntúe su miedo en una escala de uno a diez”. Ana padece fobia social. Su acompañante es un terapeuta de la conducta, que le viene dedicando una hora a la semana desde hace tres meses. Su entrada en escena en la plaza del mercado (parte de una exposición pudorosa, en la que ya saben que se va a sentir incómoda) la habían planificado al detalle en la última sesión. La veinteañera había superado antes otras pruebas arriesgadas: abordar y dirigir la palabra a extraños en la calle, invitar a una compañera a tomar un café y asistir a un guateque; actos sencillos, que durante años había eludido. Las personas con fobia social temen hacer el ridículo, cuando hablan con otros u ocupan el centro de atención. En situaciones embarazosas así, muchos se ponen nerviosos, lo mismo en conversaciones con autoridades que en una conferencia o un examen. Otras situaciones parecen, por el contrario, inocuas; por ejemplo, acudir a un espacio lleno de gente, asistir a un aniversario o a una conferencia o simplemen- te hablar con otras personas, comer o escribir ante ellas. Por lo general, los afectados tratan de obviar aquellas situaciones que consideran adversas. Si no lo logran, sufren un auténtico suplicio: palpitaciones, tartamudez, sonrojo, temblor o sudor. Temen que se perciba su miedo, que fracasen o que no salgan airosos, con el descrédito consiguiente ante los demás. Sin embargo, no podemos atribuir sociofobia a todo el que padece en alguna ocasión tales síntomas. Depende de la intensidad de la aflicción. En el curso de su vida, alrededor de un siete por ciento de las personas en los países industrializados de occidente padece ese trastorno psíquico, según publicaron en 2003 Hans-Ulrich Wittchen, de la Universidad Politécnica de Dresde, y Lydia Fehm, de la Universidad Humboldt de Berlín, después de haber recopilado un sinnúmero de estudios realizados en Alemania, EE.UU. y otros países. Los estudiosos del miedo coinciden en que aproximadamente tres cuartos de los afectados cumplen el diagnóstico ya antes de los 16 años de edad. Martirio en el aula Ana era muy tímida desde la infancia. Se veía torpe y poco agraciada en comparación con sus compañeras. En la pubertad la situación empeoró: “Si un chico me dirigía la palabra, notaba cómo se me encendían las mejillas”. En las clases no se atrevía a abrir la boca, “por miedo a que se me notase lo nerviosa que estaba y los compañeros me compadecieran”. Cuando un amigo de sus padres le ofreció formarla como MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 administrativa en su empresa, interrumpió los estudios. Tenía 17 años y su deseo más ardiente era poner fin al calvario del aula. Los fóbicos sociales tienen peores notas en la escuela, ganan menos y raras veces se casan. Esto rige sobre todo en aquellos que no sólo tiemblan ante una o dos situaciones, sino ante múltiples. Este subtipo “generalizado” representa alrededor de un tercio de los afectados. Sin tratamiento, el trastorno se torna crónico. Dura, de promedio, entre 20 y 30 años. A veces, la vida entera. En relación con sus miedos, las cosas no cambiaron tras interrumpir sus estudios. Diríase que había salido de guatemala para entrar en guatepeor. Durante su formación de secretaria se le indicó repetidas veces: “si no sabes algo, ¡pregúntalo!”. Ir al comedor lo vive como un viaje al infierno: tiene que conversar con compañeros, a los que apenas conoce. Para las celebraciones de la empresa encuentra excusas. Se le reconoce su seriedad y responsabilidad en el trabajo, pero su jefe le repite, una y otra vez, que debería participar más. Después de haber rechazado, con subterfugios, cursos de ampliación y perfeccionamiento, se decidió por fin a emprender algo. Su médico de cabecera le recomienda una terapia cognitiva de la conducta. Por buenas razones, pues la proporción de éxitos es alta: cuatro de cada cinco sociofóbicos mejoran. David Clark y Anke Ehlers, del King’s College de Londres, registraron, en el año 2006, un resultado aún mejor: el 84 por ciento de los pacientes estudiados por ellos ya no se atenían, tras el tratamiento, a los criterios del diagnóstico; estaban, por así decir, curados. Hasta ahora no se han corroborado resultados semejantes para ninguna otra forma de terapia. Ni siquiera los medicamentos pueden competir. Ewa Mörtberg y sus colegas del Instituto Karolinska de Estocolmo compararon, en 2007, el efecto de un antidepresivo (que incrementa el nivel de serotonina) con terapias individuales y de grupo. Los inhibidores de reposición de serotonina se han mostrado eficaces a menudo. Pero un año después de la terapia aislada y personalizada, los pacientes sufrían menos los síntomas del miedo que sus camaradas, que habían tomado el medicamento o habían participado en sesiones colectivas. Ulrich Stangler y Thomas Heidenreich habían probado, ya en 2003, en un estudio realizado en la Universidad Goethe de Frankfurt, que las entrevistas individuales son más eficaMENTE Y CEREBRO 34 / 2009 Así se genera una fobia social Los psicólogos parten de que en el desarrollo de una fobia social intervienen diversos factores, pero se ignora en qué proporción. Familia. Si los padres padecen una fobia social, los hijos corren también un alto riesgo de tenerla. Probablemente se debe a un gen y a las experiencias de la primera infancia. Se aprende de los padres a reaccionar con precaución o miedo y a contar con lo peor. También se pueden adquirir en el hogar paterno las deficiencias en la competencia social. Además, en muchos casos los sociofóbicos estuvieron separados de sus padres por más tiempo que los otros niños. Actividad cerebral. Las amígdalas, competentes en el reconocimiento de peligros y miedos, se muestran hiperactivas (por así decir, el sistema que avisa de los peligros está afinado en exceso). La razón podría residir en la hipofunción de un sistema de transmisores del cerebro; puesto que se encuentra trastornada la transmisión de señales a través de la serotonina, la actividad de las amígdalas no está inhibida lo suficiente. Personalidad y competencia. Los sociofóbicos se forman — por experiencias negativas en la infancia— unas imágenes negativas de su persona. Al propio tiempo se fijan una norma alta y piensan que los demás actúan de igual modo. Algunos son, de verdad, incompetentes sociales, y de éstos la mayoría son hombres. Estrés. Si alguien con los antecedentes arriba mencionados entra en una fase compleja del desarrollo, como la pubertad, en la que le es muy importante la opinión de los demás, entonces es probable que presente, en cualquier momento, una primera experiencia negativa. Puede desembocar en este círculo vicioso (basado en un modelo de David Clark y Adrian Wells, 1995): Situación social p. ej. una fiesta Supuesto básico negativo p. ej. “soy poco interesante”; “soy poco competente en sociedad” ACTIVA Expectativa negativa p. ej. “tartamudearé”; “todos notarán lo nervioso que estoy” Atención a sí mismo Conducta de seguridad p. ej. animarse bebiendo CONFIRMADO/ REFORZADO Percepción desfigurada de sí mismo y de los otros Síntomas de miedo p. ej. palpitaciones Posible: conducta social realmente torpe 71 A la mayoría de las personas no les resulta fácil hablar ante un grupo. Muchos fóbicos sociales temen esta situación más que cualquier otra. ces que una terapia de grupo. Más del 80 por ciento de los pacientes que habían seguido una terapia personalizada experimentaban una clara mejoría; entre los que seguían una terapia de grupo, el porcentaje de mejora apenas si alcanzaba el 50 por ciento. La terapia personalizada seguía surtiendo efecto incluso más tarde: seis meses después, les iba aún mejor a los pacientes que al final de la terapia, mientras que los que habían participado en terapias de grupo no habían hecho ningún progreso. Stangler y Heidenreich creen que los buenos resultados de la terapia individual se deben a que en ella se tratan con algo más de intensidad las ideas y formas de conducta personales. Por otra parte, piensan que la situación en grupo puede cohibir y exigir demasiado a los pacientes. La propia visita al terapeuta les resulta difícil a muchos sociofóbicos. A la mayoría les cuesta 72 gehirn & geist / gina gorny ESCENARIO DEL MIEDO. hablar con un extraño sobre los miedos mantenidos secretos, por vergüenza, durante años. En el caso de Ana también pasaron meses hasta que se decidió pedir hora en el consultorio. Al principio, el terapeuta le ha de sonsacar cada frase, aunque muy pronto ella expresa su deseo de poder hablar sin miedo con compañeros, extraños y conocidos. El terapeuta empieza por explorar el círculo vicioso personal de Ana en el que vive atascada desde hace años. Cuando ve que se le acerca alguien, se activa su conjetura básica (“Soy aburrida y poco interesante”) y se de­ sencadenan, una y otra vez, los mismos pensamientos: “¿Qué voy a decir? Tartamudearé y no seré capaz de articular una palabra; notará mi miedo”. A continuación se pone nerviosa: “Siento cómo late mi corazón, me sonrojo, me tiembla la voz”, y en cuanto percibe su propio nerviosismo ya no es capaz de pensar con claridad. En el mejor de los casos pronuncia, apocada y balbuciente, un par de palabras. Y se convence de que: “He hecho el ridículo, mi miedo estaba, pues, justificado”. El siguiente contacto vuelve a discurrir según el mismo esquema. Una profecía que se cumple a sí misma. Por eso Ana elude estas situaciones y no puede tener otras experiencias que le ayuden a corregir sus apreciaciones negativas. Hacer conscientes estas conexiones contextuales ayuda a muchos pacientes a comprender mejor su propio miedo. Por eso el terapeuta, junto con los pacientes, desarrolla un modelo que aclara cómo han surgido los problemas y por qué no han logrado solucionarlos hasta ese momento. Sólo es un primer paso. En la mayoría de los casos, los miedos y el aislamiento social hace tiempo que se han convertido en un hábito tan pertinaz, que el mero conocimiento no les ayuda a mejorar. Por eso el terapeuta quiere poner a prueba a Ana en juegos de rol (que él graba en vídeo) para comprobar si se le nota el miedo y si se comporta tan torpemente como ella cree. Esto le ayudará a verse de otra forma y, a la larga, a abandonar sus expectativas negativas. De entrada, elige una típica situación problemática y precisa con detalle lo que le pasa por la cabeza. Ana quiere tener en la cocina una breve conversación con una compañera, pero teme que ésta advierta sus miedos y, por tanto, no muestre ningún interés o lo pierda después, si Ana sólo dice un par de palabras. MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 Quitarse el cinturón de seguridad En el primer paso se ha de poner el cinturón de seguridad, con el que procura afrontar estos desafíos. Con anterioridad ensaya mentalmente varias veces y en detalle la conversación y forja, precavida, un pretexto con el que ella le pueda interrumpir, por ejemplo, una llamada telefónica urgente. El terapeuta califica esta mentira piadosa como “conducta de seguridad” de Ana; a corto plazo es tranquilizadora, pero, a la larga, deja vivo el problema, entre otras cosas, porque no confía en sí misma. Ana se ha de imaginar que se ha roto una pierna y ha de andar con muletas por un tiempo. Cuando quiera volver a aprender a andar, ha de prescindir de sus apoyos, aunque al principio se trastabille. En su caso eso significa que, en vez de prestar atención a su miedo, se concentre del todo en quien está frente a ella. Antes y después del juego de rol, Ana ha de puntuar, en una escala de uno a diez, su miedo y cuánto se le notaba este sentimiento. Cuando ve el vídeo, ha de imaginarse, pues, que contempla a otra persona. Después revisa sus expectativas: ¿Hay indicios de que se piensa de ella como ella se recelaba? El objetivo es corregir la imagen negativa de sí misma y el convencimiento de que los demás siempre la juzgan así. Ana constata que, desde fuera, no se pueden percibir los indicios de miedo (las palpitaciones, el sudor y el tartamudeo) con la nitidez que imaginaba. Además, la entrevista no discurre mejor cuando ella se prepara las frases con antelación. No mira a su interlocutor a los ojos, sino de soslayo o al suelo. Produce en su entorno una impresión insegura o de poco interés. Hay algo en lo que acierta: ríe mucho. Mantener la mirada y hablar alto La mayoría de los fóbicos sociales creen que, frente a las otras personas, actúan con torpeza. No es cierto. Sólo una parte de ellos carece de aptitudes sociales; muchos pasan inadvertidos para su prójimo. Les ayuda poco un entrenamiento en competencia social, mientras que los pacientes realmente torpes en las relaciones pueden sacar provecho. A Ana se le encarga que experimente con su conducta en la vida cotidiana, por ejemplo, que mantenga la mirada o hable más alto. Antes, ha de anotar sus expectativas; después, ha de dejar constancia de sus experiencias y comentarlas en la sesión siguiente. De esta forma puede ensayar una nueva conducta y, al mismo MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 tiempo, sigue trabajando en corregir sus previsiones negativas. Pero la tarea más dura que hay que resolver son los supuestos básicos de unas expectativas distorsionadas. En la mayoría de los casos se han originado en la infancia y se han consolidado a lo largo de toda la vida. Las experiencias con la terapia le abren a Ana una nueva visión de su persona, pero es un proceso tedioso. Por eso se protege imponiéndose otra tarea: ha de hallar en sí misma 20 cualidades o capacidades positivas y formular un “Elogio de Ana”. El fundamento para el trabajo con pensamientos “disfuncionales”, desfavorables, es el modelo de Aaron T. Beck. (Con Albert Ellis, fallecido en 2007, es considerado pionero de la terapia cognitiva de la conducta.) De acuerdo con la hipótesis de Beck, no es la situación la que desencadena el miedo, sino cómo la valoramos. Por ejemplo, una araña en la cama nos provoca el pánico; sin embargo, un aracnólogo podría incluso alegrarse, si se trata de un espléndido ejemplar. Análogamente, una conversación con compañeros sólo es para Ana un tormento, porque cree que se comporta desagradablemente, que todos perciben su miedo y se le ríen a escondidas. Por eso el terapeuta, de acuerdo con Ana, verifica una y otra vez la veracidad de estos pensamientos. ¿No podría ser que a alguien le resulte simpático un tartamudo? ¿Qué esperan sus amigos de ella? ¿Es relevante lo que los otros piensen de ti? ¿Sería tan grave que un grupo relativamente numeroso de personas la tuvieran por “loca”? Con el tiempo, su miedo fue bajando de nueve a cuatro (en los juegos de rol). Invitó a una compañera, sin provocar un rechazo manifiesto. Ahora debía acceder a una prueba de fuego: exponerse al ridículo ante una muchedumbre. Ana, de acuerdo con su terapeuta, se propone aparecer en la plaza del mercado. Cuando ella sube al balde boca abajo y recita, con fuertes palpitaciones, la Lied von der Glocke (canción de la campana) de Schiller observa cómo algunos transeúntes siguen de pie, miran fijamente y se ríen de ella. Mientras los versos se suceden en la misma cadencia, algunos paseantes continúan su camino. Su corazón se va tranquilizando poco a poco. Cuando termina, Ana está bañada en sudor, pero feliz. “Lo he conseguido. ¡Realmente me he atrevido!”, se alegra. Mete la mano en el bolsillo del pantalón buscando un trozo de papel, que siempre lleva consigo. Es el “Elogio de Ana”. ENTRENAR LA COMPETENCIA SOCIAL A quien, en sociedad, no sólo se siente desvalido, sino que se comporta también como tal, le pueden ayudar un par de horas de ejercicios sobre competencia social. Entre los más habituales se cuenta el “entrenamiento en grupo de competencias sociales” (véase la bibliografía complementaria). Ofrece tres tipos de destrezas: ganar simpatía, establecer relaciones y lograr imponerse. El afectado, por ejemplo, practica iniciar y seguir conversaciones, mostrarse educado y pedir un favor. Bibliografia complementaria Wen n S ch ü ch t er n h ei t kr ank macht. E in S elb - sthilfeprogramm zur Be- wältigung Sozialer Phobie. L. Fehm y H.-U. Wittchen.­ Hogrefe; Göttingen, 2004. Soziale Phobien. Ein ko g n i t i v - v er h a lt en s ­ therapeutisches M anual . U. Stangier, T. Heidenreich y M. Peitz. Beltz; Weinheim, 2006. Das Buch für Schüchterne. B. Bandelow. Rowohlt; Reinbeck, 2007. G ruppentraining sozialer Kompetenzen. Grundlagen, D urchführung , A nwen ­ dungsbeispiele (Materialien für die klinische P ra xis). R. Hinsch y U. Pfings­ten. Beltz, Weinheim, 5.ª ed., 2007. Christiane Gelitz es psicóloga 73 Ratones transgénicos en el estudio de los procesos de aprendizaje y memoria En los mamíferos, el aprendizaje motor y cognitivo constituye un proceso distribuido entre diversas estructuras cerebrales, en el que intervienen complejos mecanismos moleculares y de comunicación interneuronal Jose M. Delgado Garcia © istockphoto / Dmitriy Shironosov D 74 esde hace más de treinta años asistimos a un interés creciente por conocer los mecanismos neuronales que subyacen bajo los procesos de aprendizaje y memoria. Con anterioridad, la neurociencia había abordado asuntos funcionales más básicos, relacionados con la percepción sensorial o la generación de respuestas motoras de tipo reflejo. En los años setenta del siglo xx, el grupo de Timoty V. P. Bliss, del Instituto Nacional de Investigación Médica de Londres, dio un paso al frente al proponer que, cuando se adquieren nuevos conocimientos, se produce una relación entre la potenciación a largo plazo (o LTP, de long-term potentiation), que se induce en las sinapsis del circuito del hipocampo mediante estimulación eléctrica a alta frecuencia de vías aferentes, con los procesos fisiológicos de la corteza cerebral. Desde entonces, se han publicado centenares de artículos sobre la relación entre LTP y aprendizaje en un animal, en condiciones fisiológicas. Resulta todavía habitual considerar los procesos de aprendizaje motor desde el exclusivo punto de vista de los sitios cerebrales donde aquéllos se supone que ocurren o de los substratos moleculares involucrados. Y se olvidan los aspectos funcionales que tienen lugar durante el momento mismo del aprendizaje. La mayoría de las investigaciones se realizaban sobre rodajas de tejido nervioso. Los resultados así obtenidos permitieron conocer los procesos celulares y moleculares relacionados con la LTP. Pero, a la postre, se echaba en falta una demostración convincente de la relación entre los hallazgos cosechados a través de esos enfoques y el aprendizaje motor y cognitivo desarrollado en el organismo vivo. Las funciones y propiedades características del sistema nervioso central en procesos de aprendizaje, memoria y estado emocional deben abordarse en animales despiertos y con plena libertad de movimientos. Por razones técnicas que luego veremos, este principio general no puede aplicarse en todas las condiciones experimentales. Nuestro modelo experimental Desde hace unos 20 años el grupo que dirijo, ubicado ahora en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, ha venido desarrollando técnicas de lesión selectiva, estimulación química y eléctrica y registro individualizado de campo de la actividad neuronal en mamíferos de MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 Registro in vivo de la actividad sináptica durante el aprendizaje Colaterales Registro de Schaffer HIPOCAMPO Estimulación Electrodo indiferente CA1 GD CA3 Subículo Estímulo condicionado: tono Estímulo incondicionado: choque eléctrico EMG Músculo orbicular mediano tamaño (rata, conejo o gato) en condiciones fisiológicas. Con las técnicas en cuestión abordamos la operación de determinadas estructuras cerebrales mientras el animal aprende una tarea. Tales especies ofrecen ventajas obvias: un cerebro mediano, fácil manipulación y repertorio abundante de pruebas de aprendizaje y memoria a las que se las pueden someter mientras se registra la actividad neuronal. Con el ratón como modelo experimental, las posibilidades aumentan, aunque no se halla exento de inconvenientes. En los años ochenta se logró la integración en el genoma y la transmisión estable de genes mediante microinyección en cigotos (óvulo fecundado) de ratón. Los genes implantados (transgenes) podían ser de la misma especie o de otra. El desarrollo posterior de nuevas técnicas (electroporación del cigoto, transfección de células totipotentes, uso de vectores víricos, etcétera) facilitó el desarrollo de MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 ratones transgénicos, relacionados con la mayoría de los neurotransmisores y neuromoduladores que intervienen en la comunicación interneuronal o con factores neurotróficos y mediadores intracelulares. La creación de ratones transgénicos permite estudiar la función de un gen, de la proteína que éste codifica o de ambos en los procesos de aprendizaje y memoria. Supuso un nuevo avance la disponibilidad de ratones knock-out o knock-in, inducibles en un momento tardío de su desarrollo, a fin de restringir el déficit o la modificación a una estructura neuronal. En el caso de un knock-out, se interrumpe o suprime una secuencia génica, en todo o en parte. En un ratón knock-in se sustituye una secuencia génica por otra. Hoy puede, además, inducirse el silenciamiento de elementos celulares (canales iónicos y receptores de membrana) por períodos determinados de tiempo. todas las graficas de este articulo: cortesia del autor Diseño experimental para el condicionamiento clásico del reflejo corneal en ratones, así como para el registro simultáneo de la actividad eléctrica generada en sinapsis seleccionadas del circuito del hipocampo durante el proceso mismo de aprendizaje. Por estímulo condicionado se utiliza un tono; por estímulo incondicionado, un breve estímulo eléctrico en la rama supraorbitaria del nervio trigémino. La respuesta condicionada (cierre del párpado) se determina mediante el registro de la actividad electromiográfica (EMG) del músculo orbicular de los párpados. Contamos ahora con centenares de cepas de ratones que portan alteraciones selectivas de genes, proteínas o ambos, relacionadas en modos diversos con los mecanismos moleculares de los procesos de aprender y olvidar. Disponemos de ratones transgénicos que reproducen determinados procesos neurodegenerativos; por ejemplo, la enfermedad de Alzheimer. Ante ese panorama se imponía la adecuación de las técnicas de registro electrofisiológico in vivo —empleadas para el estudio de las funciones cerebrales en mamíferos de mediano tamaño (rata, conejo y mono)— al tamaño menor de un ratón: un animal con un peso total de unos 20-30 gramos y con un cerebro que mide menos de 1 cm3. Hace unos 10 años nuestro laboratorio se embarcó en la puesta a punto de diversas técnicas neurofisiológicas —condicionamiento clásico e instrumental, estimulación y registro de la actividad neuronal, entre 75 Estímulo incondicionado: Choque eléctrico (3 × umbral) Estímulo eléctrico en la capa CA3 del hipocampo + 1 mV – + Estímulo eléctrico en el hipocampo (capa CA3) 100 ms 0,5 mV – Electromiografía del músculo orbicular de los párpados Electroencefalografía en la capa CA1 del hipocampo b. Análisis 1 Estímulo eléctrico en el hipocampo (capa CA3) 100 22 80 60 140 40 120 22 20 0 100 1 1 4 1 80 5 10 1 5 Habituación Condicionamiento Extinción Sesiones + 0,5 mV 5 ms – Incremento del potencial sináptico generado en CA1 Estímulo condicionado: Tono (2,4 hertz, 85 decibelios) Porcentaje de respuestas condicionadas a. Ejemplo de un ensayo 1. Condicionamiento clasico o pavloviano del reflejo corneal en el raton. El aprendizaje de un condicionamiento clásico del reflejo corneal en ratones silvestres no sólo modifica su comportamiento, sino que cambia también la actividad sináptica en el hipocampo. otras—, aplicables en ratones (silvestres o manipulados genéticamente) despiertos y con amplia libertad de movimientos. El condicionamiento clásico del reflejo corneal, modelo de aprendizaje asociativo El sistema motor del párpado constituye un modelo experimental tradicional en la investigación sobre los mecanismos neuronales del aprendizaje motor en los mamíferos, principalmente en pruebas de condicionamiento clásico (o pavloviano) del reflejo corneal. Aunque el condicionamiento clásico del reflejo corneal se aplicaba ya en los años treinta y cuarenta del siglo pasado en sujetos humanos, su extensión a conejos se debe, en el decenio de los sesenta, a Isidoro Gormezano, de la Universidad de Iowa. Nuestro grupo ha adaptado ese procedimiento experimental para su aplicación en ratones silvestres y transgénicos. Para el condicionamiento clásico del reflejo corneal podemos recurrir a los paradigmas de traza y de demora. En el paradigma de traza se aplica, por estímulo condicionado, un estímulo eléctrico breve, de 50 milisegundos, en la rama supraorbitaria del nervio del trigémino, que inerva la córnea y la región periorbitaria. Podemos aplicar también, como estímulo condicionado, un tono breve: 76 de 20 milisegundos, y 600-2400 hertz, 90 decibelios. Unos 250-500 ms después de terminado el estímulo condicionado, se aplica, como estímulo incondicionado, un estímulo eléctrico algo más intenso y de mayor duración (500 ms) en el mismo nervio. En el paradigma de demora se presenta un sonido (600-2400 hertz, 90 dB) por estímulo condicionado, que se mantiene a lo largo de unos 300-500 ms. Al final del estímulo condicionado, se aplica, por estímulo incondicionado, un intenso estímulo eléctrico en la rama supraorbitaria del trigémino (500 ms). Estímulo condicionado e incondicionado terminan a la vez. En cada sesión de condicionamiento, se presentan las parejas de estímulos condicionado e incondicionado unas 60 veces, separadas en bloques de 10 parejas. El animal aprende así que el estímulo condicionado avisa de la llegada inmediata de un molesto estímulo (el incondicionado), por lo que le “conviene” cerrar el párpado antes de que se presente. En colaboración con Angel Carrión, de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, hemos demostrado que todas las fases de este modelo de aprendizaje asociativo —adquisición, extinción, recondicionamiento y rememoración— son procesos activos que dependen de la síntesis de proteínas en diversas estructuras corticales, hipocampo incluido. Pero, ¿constituye el ratón un modelo experimental idóneo hasta el punto de que los datos obtenidos encierren algún significado para nuestra especie? Se ha comprobado, por un lado, que el ratón, la rata, el conejo, el gato, el simio y el hombre aprenden de una manera bastante parecida; describen curvas estímulo/respuesta con valores muy similares. Por otro lado, se ha observado que pacientes humanos con lesiones en el hipocampo pueden aprender con cierta facilidad el paradigma de demora, pero no el de traza. En concreto, a los pacientes de Alzheimer les cuesta más adquirir el condicionamiento clásico de traza que los sujetos controles de su misma edad. Se da por cierto, en este caso, que el condicionamiento de traza es más difícil, pues media un intervalo temporal sin presencia de estímulo entre el final del estímulo condicionado y el inicio del estímulo incondicionado, algo que no ocurre en el paradigma de demora. Encontramos un fenómeno similar en los animales con lesiones experimentales del hipocampo, por lo que cabe suponer que el modelo de aprendizaje asociativo descrito puede ofrecer datos de interés no sólo en relación a los mecanismos del aprendizaje y la memoria, sino también MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 respecto a determinadas alteraciones del funcionamiento de la corteza (lesiones vasculares del hipocampo o enfermedad de Alzheimer). relación entre el estímulo condicionado y el estímulo incondicionado. Podemos implantar, en los ratones, electrodos metálicos de fino diámetro (20-50 mm) para registrar los potenciales de acción producidos por grupos de neuronas del hipocampo, de la corteza motora o del cerebelo: porque son generados por más de una neurona se les denomina registros multiunitarios. El registro de los potenciales causados en ciertas sinapsis se realiza también con electrodos metálicos implantados por un tiempo de mes o meses. Las neuronas registradas se identifican in vivo mediante su activación antidrómica, esto es, hacia atrás, desde sus sitios de proyección. En efecto, se inducen potenciales de acción en sus axones, que viajan por tales apéndices en dirección al soma neurona, donde son detectados por los electrodos. Así, las motoneuronas faciales se activan antidrómicamente desde el nervio facial, las neuronas del núcleo interpósito del cerebelo desde el núcleo rojo y las células piramidales de CA3 del hipocampo desde el fórnix. Se trata de la única manera de identificar, en el animal vivo, la neurona que uno desea registrar y no Preparación experimental El estudio de la actividad eléctrica cerebral, en el ratón despierto y en condiciones fisiológicas durante pruebas de aprendizaje, requiere de una compleja preparación experimental, microcirugía incluida. Al animal se le implanta una pequeña bobina metálica en el párpado superior, o en ambos, para el registro de la posición palpebral, por el método del seguidor magnético de la posición. Este seguidor genera un campo magnético, de frecuencia y energía controladas, en dos planos del espacio: horizontal y vertical. El animal experimental se coloca en el centro del campo magnético; cuando el párpado se mueve, la bobina implantada en el mismo se mueve e induce un voltaje proporcional al ángulo y plano de desplazamiento. La electromiografía del músculo orbicular de los párpados registrada y la señal obtenida del seguidor magnético permiten detectar que el animal ha aprendido correctamente la Incremento del potencial sináptico generado en CA1 Porcentaje de respuestas condicionadas Inducción de LTP 220 Exceso de activación 180 140 100 60 1 4 1 5 10 Habituación Condicionamiento Características cinéticas del movimiento palpebral El sistema motor facial ha seguido una evolución gradual en los vertebrados hasta alcanzar su máximo desarrollo en felinos y primates. Los músculos faciales son de origen visceral modificado, lo que explica su fácil entrenamiento con técnicas de condicionamiento clásico. (Ivan P. Pavlov condicionaba la salivación de sus perros en lo que constituía también una respuesta de tipo visceral.) Los músculos faciales tienen una masa pequeña, por lo que su actividad apenas se resiente de la fuerza de la gravedad. El cierre de los párpados no ocurre por acción de la gravedad, sino por la liberación de las tensiones acumuladas en los tendones y aponeurosis palpebrales, tras la relajación del músculo elevador de los párpados. Los músculos faciales se denominan de carga constante, porque no están sometidos a cambios en el peso que deben movilizar cuando se contraen. La musculatura facial presenta una disposición en mapa, ya que cada unidad motora (es decir, el conjunto de una mo- b. Grado de aprendizaje a. Actividad sináptica en el hipocampo 260 cualquier otra de los miles de millones existentes. 1 5 Extinción 100 80 60 40 Menos aprendizaje 20 0 1 4 1 5 10 Habituación Condicionamiento Sesiones 1 5 Extinción Sesiones 2. LA MODIFICACION EXPERIMENTAL DE LA ACTIVIDAD SINAPTICA ALTERA LA CAPACIDAD Grupo control DE APRENDER. La inducción experimental de potenciación a largo plazo (LTP) en el circuito Grupo con LTP inducida hipocámpico de ratones silvestres impide que adquieran un condicionamiento clásico del reflejo corneal con la misma capacidad que los ratones controles. Esto se debe a la excesiva potenciación de las sinapsis hipocámpicas. MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 77 a. Diseño experimental Muscimol Registro unitario reforzador del movimien- 100 24 80 20 to aprendido. El cerebelo Cerebelo modula las características Estimulación cinéticas (amplitud, durarespuestas motoras aprendidas, pero no interviene Núcleo rojo 12 Cánula guía Núcleo interpósito 40 20 directamente en el aprendizaje de las mismas. El Núcleo facial la inhibición (arriba, en rojo) como la activación (abajo, en violeta) del núcleo interpósito del cerebelo modifica la amplitud de la respuesta palpebral aprendida, sin Electrodos para registro de la electromiografía del músculo orbicular de los párpados Bobina palpebral que ello repercuta en la curva de aprendizaje (en azul). Los asteriscos indican das fueron estadísticamente significativas. toneurona y todas las fibras musculares que ésta inerva) ocupa un lugar preciso y exclusivo en la superficie del rostro. En primates, el cierre de los párpados obedece a la contracción del músculo orbicular de los párpados, en tanto que su apertura depende de la acción del músculo elevador de los párpados. Los animales con membrana nictitante (la mayoría de los vertebrados terrestres) poseen, además, el músculo retractor del ojo, que se inserta en la porción posterior del globo ocular; este músculo retrae el ojo hacia el fondo de la órbita, para permitir el deslizamiento de dicha membrana por la superficie corneal. La mayoría de los músculos faciales carecen de propioceptores típicos. Desde el punto de vista funcional, esto se traduce en que no hay reflejo de estiramiento en la musculatura palpebral. En ausencia de propioceptores, las motoneuronas que inervan el músculo orbicular se hallan privadas de información relativa a la posición que ocupa el párpado sobre el globo ocular. La posición palpebral durante la vigilia la determina el músculo elevador de los párpados, pues las motoneuronas 78 8 4 0 0 Estimulación 100 Tono que las diferencias obteni- *** *** Tronco del encéfalo Porcentaje de respuestas condicionadas análisis muestra que tanto 16 60 Inyección ción y estabilidad) de las Soplo de aire que lo inervan tienen información de la posición del ojo en la órbita. Durante los movimientos palpebrales sacádicos que acompañan a los movimientos oculares rápidos, el músculo orbicular se encuentra relajado. Este músculo sólo se activa cuando los párpados se cierran de forma refleja y durante movimientos voluntarios y de origen emocional. Respuestas palpebrales de las motoneuronas faciales Hemos investigado la actividad de las motoneuronas faciales que inervan al músculo orbicular de los párpados en el gato despierto durante la realización de respuestas palpebrales reflejas y condicionadas. Esas motoneuronas generan dos brotes de potenciales de acción (a los 4-6 y 10-16 ms) en respuesta ante la presentación de un soplo de aire intenso a la córnea homolateral; hemos comprobado que codifican la velocidad con que el párpado se cierra durante el reflejo corneal, pero no la posición del párpado sobre el globo ocular. La activación de las motoneuronas del músculo orbicular durante el condiciona- 80 24 ** ** 20 16 60 12 40 8 20 4 0 0 Amplitud máxima de la respuesta condicionada 3. El cerebelo como b. Análisis Sesiones de condicionamiento miento clásico del reflejo corneal es más débil que la que presentan durante las respuestas palpebrales reflejas. Además, no codifican la velocidad del desplazamiento del párpado durante las respuestas condicionadas, sino su posición. De lo que se desprende que las respuestas reflejas se elaboran, de preferencia, en el soma de las motoneuronas —con su consiguiente despolarización—, mientras que las respuestas aprendidas se elaboran, de preferencia en las dendritas, con una despolarización sostenida, aunque menos intensa. Tales diferencias funcionales en la actividad de las motoneuronas faciales para la generación de respuestas reflejas y aprendidas explican que la cinética palpebral diverja en ambos tipos de respuesta. A simple vista no se aprecia el fenómeno, porque en ambos casos el párpado se mueve con celeridad. Reviste, sin embargo, importancia funcional, porque sugiere que son circuitos neuronales diferentes los que realizan las respuestas reflejas y los que realizan las respuestas palpebrales condicionadas. MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 ¿Dónde se hallan los centros neuronales relacionados con el movimiento palpebral? En colaboración con Sara Morcuende, de la Universidad de Sevilla, y de Gabriella Ugolini, del CNRS en Gifsur-Yvette, realizamos un experimento de marcaje neuronal, para reconstruir la pirámide invertida que forman todas las neuronas del cerebro que directa o indirectamente convergen sobre el núcleo motor del nervio facial. Inyectamos el virus atenuado de la rabia en el músculo orbicular de la rata. El virus “viaja” a lo largo del axón en dirección al soma de las motoneuronas. Una vez en el soma, se replica e invade las neuronas que proyectan sobre las motoneuronas. Este proceso de transporte transináptico retrógrado se repite varias veces hasta marcar todos los grupos neuronales del cerebro relacionados con los movimientos palpebrales. De todas las estructuras marcadas con el virus, nos concentraremos en el cerebelo y el hipocampo. Las neuronas de tipo A se activan unos 20 ms después del inicio del movimiento palpebral. El perfil de su frecuencia instantánea de disparo semeja el perfil de ese movimiento, sin que haya podido demostrarse que la frecuencia instantánea de disparo de dichas neuronas guarda relación con la posición, velocidad o aceleración del párpado durante movimientos reflejos, voluntarios o aprendidos. Las neuronas de tipo A tienen una frecuencia media de disparo de 10-60 potenciales de acción por segundo en el gato despierto, frecuencia que se incrementa (hasta los 300 potenciales de acción por segundo) durante los movimientos palpebrales reflejos y aprendidos. a. Ratón knock-in para la PLCγ Por su parte, las neuronas de tipo B, que se sitúan entremezcladas con las neuronas de tipo A en el mismo polo rostral del interpósito posterior, se inhiben durante el movimiento palpebral, ya sea de origen reflejo o condicionado. Las neuronas de tipo B tienen una frecuencia espontánea de disparo de 30-80 potenciales de acción por segundo, frecuencia que decae hasta su extinción durante el movimiento palpebral. También en este caso, la inhibición en el disparo neuronal se inicia unos milisegundos después que el movimiento del párpado. Los cambios en frecuencia, activación o inhibición, que se observan durante el registro electrofisiológico de las neuronas de tipo A y B del núcleo interpósito BDNF Membrana celular Receptor TrkB Y816 PLCγ IP3 y DAG Ca2+ Papel del cerebelo en el aprendizaje motor MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 CaMKIV Núcleo celular CREB P Transcripción b. Actividad sináptica en el hipocampo 140 c. Grado de aprendizaje 100 120 100 Menos potenciación 80 60 1 4 1 5 10 Habituación Condicionamiento 1 5 Extinción Porcentaje de respuestas condicionadas Incremento del potencial sináptico generado en CA1 En un estudio inicial, realizado en colaboración con Agnès Gruart, de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, y Gemma Guillazo Blanch, de la Universidad Autónoma de Barcelona, describimos la presencia, en los núcleos profundos del cerebelo, de neuronas relacionadas con los movimientos reflejos del párpado, producidos por estímulos táctiles, acústicos y visuales. Tales neuronas se hallan en la región rostro-lateral del núcleo interpósito posterior, así como en la cara medial del núcleo dentado; pueden identificarse, durante el registro electrofisiológico en el animal despierto y alerta, mediante su activación antidrómica desde el núcleo rojo, que es el núcleo troncoencefálico sobre el cual proyectan. Las neuronas del polo rostral del interpósito posterior presentan una actividad eléctrica relacionada con respuestas palpebrales reflejas y condicionadas. Dichas neuronas pueden clasificarse en dos tipos (A y B) en función de la actividad eléctrica desarrollada durante el movimiento palpebral. 80 60 40 Menos aprendizaje 20 0 1 4 1 5 10 Habituación Condicionamiento 1 5 Extinción Sesiones Sesiones Grupo control Ratón knock-in PLCγ 4. LA NEUROTROFINA BDNF participa en el aprendizaje asociativo. Los ratones con una mutación selectiva en el sitio de unión (Y816) de la fosfolipasa Cg (PLCg) al receptor TrkB para la neurotrofina BDNF no adquieren un aprendizaje asociativo del mismo nivel cualitativo que sus controles; la potenciación sináptica entre CA3 y CA1 es también menor que en los controles. 79 80 an / jkit hoto ockp rojo) sobre la activación de las motoneuronas que inervan el músculo orbicular de los párpados. El resultado motor es la generación de una respuesta palpebral aprendida de menor amplitud de lo normal. En un análisis matemático realizado con todos los datos disponibles en nuestro laboratorio relativos a la actividad del cerebelo durante pruebas de aprendizaje motor hemos demostrado, en colaboración con Gruart y con Raudel Sánchez Campusano, de la Universidad de Santiago de Cuba, que el cerebelo funciona 180o fuera de fase con la actividad de las motoneuronas, a fin de facilitar su rápida despolarización, una vez que entran en período refractario siguiendo a su activación inicial por la presentación del estímulo condicionado. Así pues, el núcleo interpósito posterior del cerebelo contribuye a la despolarización de las motoneuronas faciales durante el intervalo de tiempo entre el inicio del estímulo condicionado y del incondicionado, momento en que aparece la respuesta palpebral condicionada. Se trata de un efecto atribuible a las neuronas de tipo A, que proyectan sobre la región dorso-medial del núcleo rojo, mientras que las neuronas rubrales proyectan monosinápticamente sobre las motoneuronas del músculo orbicular de los párpados. A su vez, es probable que las neuronas de tipo B proyecten sobre interneuronas localizadas en las proximidades del núcleo del tercer par craneal y contribuyan a inhibir (o des-facilitar) la actividad de las motoneuronas del músculo elevador de los párpados, favoreciendo así el cierre de los mismos durante la respuesta condicionada. De acuerdo con nuestros datos experimentales, el cerebelo opera como un órgano reforzador de la orden motora procedente de alguna otra estructura cerebral, probablemente de la corteza motora y premotora. Así se ha ratificado en nuestra investigación (con Elena Porras y Eduardo Domínguez del Toro, de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, y con el grupo de Frantisek Vôzeh, de la Universidad Carolina de Pilsen) sobre ratones Lurcher, que sufren una grave alteración de los circuitos cerebelosos. © ist posterior del cerebelo no se producen al inicio de las sesiones de condicionamiento. Antes bien, acontecen con una pendiente de sólo 0,05 potenciales de acción por segundo y ensayo. Esta pendiente tan poco pronunciada revela que dichas neuronas aumentan (las de tipo A) o disminuyen (las de tipo B) sus frecuencias medias de disparo de potenciales de acción alrededor de 5 potenciales de acción por segundo cada 100 ensayos. Semejante incremento de actividad sólo es detectable en el intervalo entre la presentación del estímulo condicionado y el inicio del estímulo incondicionado; es decir, durante la realización de la respuesta palpebral aprendida. En cualquier caso, la actividad neuronal se halla ligada a la aparición de la respuesta condicionada y no a la mera presentación de la pareja de estímulos condicionado e incondicionado. Este último punto indica que el núcleo interpósito posterior del cerebelo guarda relación con la realización del movimiento palpebral aprendido, pero no con su iniciación o génesis, ya que la activación (tipo A) o inhibición (tipo B) no precede, sino que sigue al inicio de la respuesta condicionada. En colaboración con Gruart y con Ly­ dia Jiménez Díaz y Juan de Dios Navarro­ López, del Colegio Universitario de Londres, hemos puesto de manifiesto el determinante papel del núcleo interpósito posterior del cerebelo en la respuesta palpebral aprendida o condicionada. El experimento que lo respalda consiste en la microestimulación de la zona habitual de registro, ubicada en el polo rostral del núcleo interpósito posterior. La microestimulación produce una respuesta palpebral de perfil cinético similar al de la respuesta condicionada, sobre todo si se acompaña de la presentación de un estímulo condicionado. Por el contrario, la microinyección de muscimol (un agonista del receptor GABA A) en la misma zona produce una disminución en la amplitud de la respuesta palpebral condicionada. En este último caso, la inhibición de las neuronas del núcleo interpósito por la aplicación local de muscimol disminuye su efecto facilitador (a través del núcleo MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 El hipocampo y los procesos cognitivos Hemos abordado también la actividad eléctrica de las neuronas piramidales de las zonas CA3 y CA1 del hipocampo durante las respuestas palpebrales reflejas y MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 Grupo control Ratón transgénico TgNTRK3 Número de neuronas / mm3 × 103 600 450 c. Actividad sináptica en el hipocampo * *** 300 150 Grupo control 400 Incremento del potencial sináptico generado en CA1 a. N.º neuronas Ratón transgénico TgNTRK3 300 Exceso de potenciación 200 100 0 0 1 4 1 5 10 Habituación Condicionamiento CA1 CA3 1 5 Extinción Sesiones d. Grado de aprendizaje del receptor NMDA 200 * * 150 100 50 0 Porcentaje de respuestas condicionadas b. N.º subunidades Porcentaje respecto del grupo control El ratón Lurcher representa un modelo experimental excelente para el estudio de los efectos de la decorticación del cerebelo. Desde los 3 meses de edad carece de células de Purkinje, con la consiguiente ataxia cerebelosa. Se caracteriza por una mutación espontánea en el gen que codifica el receptor GluRd2, el cual se expresa de preferencia en las células de Purkinje. Nos cuestionamos si la ataxia de la corteza cerebelosa repercutía en la ejecución de actos motores y si entrañaba un déficit en la capacidad de aprendizaje asociativo. En pruebas de rutina de habilidad motora (barra elevada, Rotarod, prueba de la escalera inclinada y caída libre), se observó que el ratón Lurcher manifestaba un déficit motor significativo, comparado con animales control de su mismo peso y edad. Con el tiempo, podía, no obstante, mejorar su rendimiento en tales pruebas; retenía, pues, cierta capacidad de aprendizaje motor. El ratón Lurcher presenta idénticas capacidades natatorias que los ratones silvestres, pero su rendimiento en la piscina de Morris es inferior debido a que estos mutantes tienen un déficit en su capacidad de orientación espacial; es decir, de una función que no se relaciona habitualmente con la actividad del cerebelo. El reflejo corneal permanece normal en estos mutantes, indicio de que este reflejo no depende de una actividad cerebelosa normal en la medida en que sí lo hace en los reflejos espinales. Para la adquisición de este aprendizaje de tipo asociativo, no se requiere la intervención de células de Purkinje. Por último, los ratones Lurcher no presentan una inhibición por prepulso similar a la de los controles, aunque su reacción de sobresalto sea similar. El cerebelo guarda, pues, relación con los circuitos subcorticales y con determinadas zonas del puente, donde se supone que se elabora la inhibición por prepulso. 100 Grupo control Ratón transgénico TgNTRK3 80 60 40 Menos aprendizaje 20 NR1 NR2A NR2B 0 1 4 1 5 10 Habituación Condicionamiento 1 5 Extinción Sesiones 5. LA NEUROTROFINA NT-3 está relacionada con la capacidad de apren­dizaje asociativo. Los ratones transgénicos que sobreexpresan el receptor (TrkC) para la neurotrofina NT-3 presentan un evidente déficit en la adquisición del condicionamiento clásico del reflejo corneal, a la vez que una potenciación excesiva de la sinapsis entre las células piramidales de CA3 y CA1 del hipocampo. aprendidas. En esa línea de investigación conté con la colaboración de Gruart, Alejandro Múnera, de la Universidad Nacional de Bogotá, Rodrigo Fernández Mas, del Instituto Mexicano de Psiquiatría, y Dolores Muñoz, del Hospital Ramón y Cajal de Madrid. Las células piramidales hipocámpicas registradas en el gato despierto y en condiciones fisiológicas producen un brote de potenciales de acción unos 60-80 ms después de presentado un estímulo novedoso, como un sonido o un breve soplo de aire aplicado a la córnea del lado contralateral al de registro. Esta respuesta eléctrica neuronal tiende a desaparecer con la iteración del estímulo. Ahora bien, si el estímulo condicionado (el mismo tono o soplo débil de aire) se empareja repetidamente con un estímulo incondicionado (soplo de aire fuerte, de unos 3 kg/cm2 de presión, aplicado a la córnea), la respuesta neuronal al estímulo condicionado aumenta a lo largo de las sesiones de condicionamiento, mientras que la respuesta al estímulo incondicionado disminuye o se mantiene igual. Ese incremento en la frecuencia instantánea de disparo de las células piramidales dibuja una pendiente de aproxima- 81 Transformación de la información neuronal en el hipocampo Con la colaboración de Gruart y Muñoz, emprendimos el estudio de la actividad sináptica individual a lo largo del circuito del hipocampo en ratones silvestres y transgénicos. Implantamos electrodos de estimulación en la rama supraorbitaria del nervio del trigémino y electrodos de estimulación en el músculo orbicular de los párpados. También se les implantaron electrodos de estimulación en las colaterales de Schaffer (procedentes de las células piramidales de CA3) en el hipocampo, así como con electrodos de registro en las dendritas apicales de las células piramidales de CA1 del hipocampo. Los ratones se condicionaron con un paradigma de traza similar al descrito, con una innovación: a los 300 ms de la presentación del estímulo condicionado 82 se aplicó un breve (50 ms) pulso eléctrico en las colaterales de Schaffer y se registró el potencial monosináptico extracelular que se produjo en la zona de CA1 (es decir, en la sinapsis entre CA3 y CA1). Así se pudo seguir la evolución funcional de esta sinapsis a lo largo del condicionamiento. Los resultados obtenidos mostraron de modo convincente que el potencial sináptico, evocado en CA1 por estimulación de las colaterales de Schaffer, incrementa ligeramente en su pendiente (medida en milivolt por segundo) a lo largo del aprendizaje. Hay, pues, una presumible facilitación del paso sináptico propiciada por el proceso de condicionamiento. En el mismo estudio se puso de manifiesto otra novedad: la inducción experimental de LTP en esa sinapsis bloqueaba el aprendizaje del animal sometido a condicionamiento. Quedaba así confirmada en un animal despierto y alerta la relación que existe entre la LTP inducida de modo experimental y la potenciación sináptica fisiológica que tiene lugar durante el proceso natural de aprendizaje. En un estudio farmacológico adicional corroboramos que la LTP inducida de modo experimental y la potenciación sináptica fisiológica que tiene lugar durante el aprendizaje requiere la participación del receptor de tipo NMDA para el neurotransmisor glutamato. Estas técnicas de registro in vivo, puestas a punto en nuestro laboratorio, pueden aplicarse en ratones transgénicos, knock-out y knock-in condicionales, mutantes espontáneos, etcétera. Otras estructuras corticales y subcorticales implicadas Aunque solía darse por cierto que había un sitio para cada tipo de aprendizaje, sostengo que cualquier tipo de aprendizaje, incluido el utilizado en este estudio, presenta un carácter distribuido entre muchas estructuras nerviosas corticales y subcorticales. Además de lo mostrado sobre cerebelo e hipocampo, otras estructuras —núcleo rojo, núcleo amigdalino o septum— modifican también su actividad durante el condicionamiento clásico del reflejo corneal. En la generación de las respuestas condicionadas palpebrales destaca la corteza motora. En colaboración con A. Múnera y Julieta Troncoso, de la Universidad Nacional de Bogotá, hemos investigado sobre ratones silvestres la contribución de la corteza motora primaria al aprendizaje asociativo. Se condicionó el movimiento de protracción de las vibrisas, que forma parte de su actividad motora exploratoria. La amplitud del potencial evocado en la corteza motora por la presentación del estímulo condicionado (un breve choque eléctrico aplicado en la raíz de una vibrisa) aumentó en el transcurso de la sesiones de condicionamiento, prueba de una potenciación de las vías aferentes pro- © istockphoto / jkitan damente 0,05 potenciales de acción por segundo y ensayo, semejante a la descrita para las neuronas del cerebelo. Coincidencia que sugiere que los procesos neuronales relacionados con el aprendizaje asociativo pueden estar ocurriendo a la vez en diversos lugares del cerebro: motoneuronas faciales, cerebelo e hipocampo. En mi opinión, estos cambios en la actividad neuronal corresponden a un estado funcional particular que abarca numerosas estructuras cerebrales y que sería específico para este tipo de aprendizaje. Aunque se había propuesto que el hipocampo sólo estaría relacionado con la adquisición de condicionamiento clásico siguiendo paradigmas de traza, pero no de demora, la verdad es que, en el gato despierto, las neuronas piramidales responden del mismo modo a los paradigmas de traza y de demora. Más aún, la respuesta de las células piramidales del hipocampo parece independiente de la modalidad sensorial del estímulo condicionado. El hipocampo guarda una relación mayor con la relevancia, saliencia o valor predictivo del estímulo condicionado que con la determinación del intervalo de tiempo entre los estímulos condicionado e incondicionado o con el paradigma de traza en exclusiva. MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 80 60 40 20 0 Ratones PS1 100 Ratones APP + PS1 100 Ratones silvestres 80 60 40 20 0 1 1 60 40 20 0 100 Ratones PS1 5 10 Ratones APP 80 Porcentaje de respuestas condicionadas Porcentaje de respuestas condicionadas 100 Porcentaje de respuestas condicionadas b. Grado de aprendizaje Porcentaje de respuestas condicionadas Ratones APP Ratones silvestres a. Densidad de placas Ratones APP + PS1 80 60 40 20 0 1 1 5 10 Habituación Condicionamiento Habituación Condicionamiento Sesiones Sesiones 6. ALTERACIONES EN LA CAPACIDAD DE APRENDIZAJE DE RATONES QUE SOBREEXPRESAN LAS PROTEINAS APP, PS1 Y APP + PS1. Los ratones transgénicos que sobreexpresan la proteína precursora del b-amiloide (APP), la preselinina 1 (PS1) o ambas (APP + PS1) Ratones de ≈ 3 meses Ratones de ≈ 12 meses Ratones de ≈ 18 meses pierden su capacidad de aprendizaje asociativo antes que los ratones silvestres de la misma edad. Esta pérdida de la capacidad de aprendizaje no está asociada con la densidad de placas de b-amiloide (flechas cortas en a). Las flechas largas en a indican el rastro dejado por los electrodos de estimulación o registro. cedentes de la corteza somatosensorial, es decir, de la zona de los barriles donde termina la información sensorial de los mecanorreceptores alojados en la base de las vibrisas. Confirmamos, asimismo, que la actividad de las neuronas de la corteza motora primaria se incrementa antes del inicio de la respuesta condicionada (es decir, del movimiento de las vibrisas), lo que sugiere una posible relación causal entre ambos fenómenos. MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 Papel de los receptores para las neurotrofinas Las neurotrofinas son proteínas que controlan la diferenciación y la supervivencia de muchos tipos neuronales a lo largo del desarrollo. Intervienen, además, en los procesos neuronales que hacen posible el aprendizaje y su almacenamiento en forma de memoria. Dos de estas neurotrofinas, BDNF (de brain-derived neurotrofic factor) y NT-3, se expresan en abundancia en el hipocampo y en la neocorteza, al igual que las tirosina kinasas que actúan como sus receptores, esto es, TrkB y TrkC, respectivamente. En experimentos sobre ratones transgénicos hemos abordado la contribución de los sistemas BDNF/TrkB y NT-3/TrkC a los procesos de aprendizaje asociativo. Nos apoyamos en técnicas de condicionamiento clásico del reflejo corneal. En primer lugar, estudiamos ratones knock-in condicionales para el sitio de unión de la fosfolipasa Cg (PLCg) al re- 83 aprendizaje asociativo adquirido por el animal. Así, mientras que los ratones TgNTRK3 aprendieron menos que sus controles correspondientes, la sinapsis entre CA3-CA1 se potenció a lo largo del condicionamiento hasta valores muy superiores a los alcanzados por los animales control. No todo incremento en la potenciación sináptica es indicativo de una mayor capacidad de aprendizaje; cabe la posibilidad de la disociación entre una notable potenciación, o plasticidad, sináptica y un déficit evidente en el aprendizaje de una sencilla prueba de tipo asociativo. 7. LOCALIZACION DE DIVERSOS CENTROS NEURONALES QUE PARTICIPAN EN EL APRENDIZAJE ASOCIATIVO. El diagrama ilustra la localización de diversas estructuras corticales (círculos continuos) y subcorticales (círculos discontinuos) que intervienen en el aprendizaje asociativo en los mamíferos. ceptor TrkB. Los ratones se prepararon en el Laboratorio Europeo de Biología Molecular en Monterotondo por el grupo de Liliana Minichiello. Los experimentos de registros electrofisiológicos in vivo se realizaron en nuestro laboratorio, con la participación de Gruart y de Mauricio Valenzuela Harrington, de la Universidad de Valparaíso. A efectos comparativos, se generaron ratones mutados en el sitio de unión de la proteína Shc al mismo receptor TrkB. La importancia de este modelo experimental estriba en que PLCg y Shc actúan sobre cascadas intracelulares diferentes que, al parecer, se activan en distintas zonas cerebrales. De acuerdo con estudios previos realizados por el grupo de Minichiello, la activación de TrkB y PLCg opera sobre la vía intracelular de las Ca2+/ calmodulina kinasas y se expresaría preferentemente en el hipocampo, mientras que la activación de TrkB y Shc actúa sobre la vía intracelular de las RAS/MAP kinasas y se expresaría preferentemente en el núcleo amigdalino. Comparado con sus controles, o con los ratones heterocigotos para Shc (trkBSHC/+), los animales heterocigotos para el sitio de unión de la PLCg (trkBPLC/+) presentaron déficit para la adquisición de un condicionamiento clásico de traza, así como 84 una menor potenciación de la actividad en la sinapsis entre CA3 y CA1 y una menor LTP inducida de modo experimental. En nuestro laboratorio, demostramos en ratones en condiciones fisiológicas que el BDNF participa en la consolidación y almacenamiento de la información generada durante el aprendizaje asociativo. Un proceso que tiene lugar, al menos, en el hipocampo y opera mediante la activación de la cascada molecular intracelular que se inicia a partir de la interacción entre PLCg con su sitio correspondiente en el receptor TrkB. Más tarde, y en colaboración con Gruart y el grupo de Mara Dierssen, del Centro de Regulación Genómica de Barcelona, investigamos la contribución de la neurotrofina NT-3 al aprendizaje asociativo. En este caso, utilizamos ratones transgénicos (TgNTRK3) que sobreexpresan el receptor (TrkC) para dicha neurotrofina. La sobreexpresión de TrkC produjo, entre otras alteraciones, un incremento en la densidad celular en la región CA3 del hipocampo y un aumento de las subunidades NR1 y NR2B del receptor glutamatérgico NMDA. Desde el punto de vista funcional, tales alteraciones crearon una disociación entre los cambios en potenciación en la sinapsis entre CA3 y CA1 y el Ratones transgénicos que emulan la enfermedad de Alzheimer A propósito de la enfermedad de Alzhei­ mer, importa dilucidar si el déficit en la capacidad de aprendizaje y memoria es una consecuencia directa de la aparición de depósitos de b-amiloide, con la consiguiente formación de placas, o si existe una depresión previa de la transmisión sináptica. En colaboración con Elena Porras, Eduardo Domínguez del Toro y Antonio Rodríguez Moreno, de nuestro laboratorio, abordamos la capacidad de aprendizaje asociativo en ratones que sobreexpresan la proteína precursora del b-amiloide, a edades menores de 10 meses. En los ratones transgénicos que hemos utilizado, el depósito de b-amiloide no comienza hasta los 13 meses. Estos ratones sobreexpresan una forma mutada (V642I) de la proteína precursora del b-ami­loide (APP, amyloid precursor protein; isoforma 695) y se conocen comúnmente por las siglas APPLd2. El experimento se realizó con ratones silvestres de 3 y 10 meses de edad y con ratones APPLd2 también de 3 y 10 meses de edad. Abordamos su capacidad de aprendizaje mediante el condicionamiento clásico del reflejo corneal. Seguimos un paradigma de traza. El condicionamiento consistió en la aplicación de un estímulo eléctrico, muy breve (50 ms) y débil (1,5 x umbral), sobre la rama supraorbitaria del nervio trigémino, continuado, 250 ms más tarde, por otro estímulo, intenso (500 ms, 2-3 x umbral), aplicado en el mismo lugar. MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 A modo de conclusión En resumen, el aprendizaje, aunque sea de una tarea tan simple como asociar un sonido con un soplo de aire aplicado a la córnea, requiere la participación de múltiples estructuras cerebrales. El aprendizaje y su memorización constituye una tarea distribuida por muchos circuitos MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 nerviosos. Ahora bien, cada estructura cerebral contribuye con un elemento distinto. En el caso del condicionamiento clásico del reflejo corneal, el núcleo motor facial elabora una respuesta de tipo tónico, opuesta a la típica respuesta fásica que caracteriza al reflejo de parpadeo. La respuesta motora aprendida se genera y controla en la corteza cerebral, mientras que el cerebelo contribuye a que el movimiento palpebral sea lo más regular y estable posible, evitando oscilaciones y pérdidas de ritmo en la respuesta. Por su parte, el hipocampo interviene en el proceso cognitivo de reconocer lo que se aprende y determinar qué estímulo avisa del soplo de aire que vendrá después. Todo lo anterior ocurre, en el cerebro del hombre y de los animales, de forma simultánea y coordinada, para posibilitar la integración dinámica de lo que se hace, se aprende y se memoriza. En la actualidad, nuestro grupo está estudiando muy diversos tipos de ratones transgénicos, mutantes espontáneos, knock-out condicionales y otros, en los que se han modificado la expresión de neurotransmisores (por ejemplo, acetilcolina, dopamina, glutamato), receptores (mGluR1, CB1, D1-D5), reguladores del desarrollo neuronal (rielina, hormonas tiroideas) o enzimas reparadoras del ADN (Polm) relacionados con los cambios moleculares y ultraestructurales que subyacen al aprendizaje y la memoria. © istockphoto / jkitan Los ratones silvestres de 3 y 10 meses, así como los ratones APPLd2 de 3 meses de edad aprendieron la prueba a un ritmo similar, alcanzando una respuesta máxima (entre 60-70 % de respuestas condicionadas por sesión) a partir de las sesiones 5a o 6a. Por el contrario, los ratones APPLd2 de 10 meses de edad fueron incapaces de adquirir tal aprendizaje asociativo. Tamaña frustración no se debió a problemas de tipo motor, ya que todos los animales silvestres y transgénicos utilizados en el ensayo presentaron un reflejo corneal normal. En un estudio posterior, llevado a cabo con mis colaboradores Gruart y Juan Carlos López Ramos, abordamos la capacidad de inducción de LTP en la sinapsis entre CA3 y CA1 en la corteza del hipocampo. Trabajamos, in vivo, sobre ratones silvestres y transgénicos de hasta 18 meses de edad. Se observó que los ratones APPLd2 presentaban una LTP de menor duración y de fatiga más rápida que la que evidenciaban los especímenes silvestres de su misma edad. Y demostramos que la transmisión sináptica en el hipocampo y la adquisición de respuestas palpebrales condicionadas están afectadas en ratones transgénicos que emulan la enfermedad de Alzheimer, antes incluso de la aparición de placas amiloideas. Conviene, no obstante, advertir que los ratones silvestres presentan los mismos déficit de aprendizaje y de inducción de LTP experimental cuando alcanzan cierta edad, sin que eso implique depósitos de b-amiloide. De lo anterior se infiere que el estudio de las capacidades funcionales en ratones adultos y su progresivo deterioro con la edad constituye un tema de interés por sí mismo, con independencia de los modelos experimentales desarrollados en ratones para la emulación de la enfermedad de Alzheimer. Bibliografia complementaria N euronal P romotor N etworks Envolved in Eyelid R esponses: R etrograde Transneuronal Tracing with R abies Vi rus from the in the O rbicularis O culi M uscle R at. S. Morcuende, J. M. Delgado García y G. Ugollini en Journal of Neuroscience, vol. 22, págs. 8808-8818; 2002. B uilding N ew M otor R esponses: The Eyelid Conditioning R evisited. J. M. Delgado García y A. Gruart en Trends in Neurosciences, vol. 29, págs. 330338; 2006. Involvement of the CA3-CA1 Synapse in the Acquisition of Associative Learning in Behaving Mice. A. Gruart, M. D. Muñoz y J. M. Delgado García en Journal of Neuroscience, vol. 26, págs. 1077-1087; 2006. Mutation at the TrkB-PLC g-docking Site José María Delgado García es catedrático de fisiología y director de la división de neurociencias de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla. Ha publicado más de 200 trabajos de investigación y varios libros sobre temas relacionados con la fisiología del sistema nervioso de los vertebrados. Su especialidad es el estudio de los sistemas motores, particularmente los sistemas motor ocular y facial, las bases neuronales que subyacen a los procesos de aprendizaje y memoria, y los mecanismos de regeneración neuronal. Preside la Sociedad Española de Neurociencia y dirige la red europea sobre Neural Regeneration and Plasticity. Affects Hippocampal LTP and Associative Learning in Conscious Mice. A. Gruart, C. Sciarretta, M. Valenzuela Harrington, J. M. Delgado García y L. Minichiello en Learning and Memory, vol. 14, págs. 5462; 2007. D issociation between CA3-CA1 Synap tic P lasticity and A ssociative L earning in Tg NTRK3 Transgenic M ice. I. Sahún, J. M. Delgado García, A. Amador Arjona, A. Giralt, J. Alberch, M. Dierssen y A. Gruart en Journal of Neuroscience, vol. 27, págs. 2253-2260; 2007. 85 ILUSIONES Ambigüedades y percepcion Lo que la incertidumbre nos enseña sobre el cerebro Vilayanur R. Ramachandran y Diane Rogers-Ramachandran unque el cerebro detesta la ambigüedad, nos sentimos curiosamente atraídos por ella. Muchas y famosas ilusiones ópticas se sirven de la ambigüedad para estimular gratamente los sentidos. La resolución de incertidumbres suscita un placentero sobresalto en nuestro cerebro, parecido al que se experimenta en el ¡Eureka! de acertar con la solución de un problema. Tales observaciones llevaron a Hermann von Helmholtz a señalar que la percepción tenía mucho en común con el acto intelectual de resolver un problema. Esta idea ha cobrado nuevos alientos en tiempos recientes, defendida por un elocuente paladín, Richard L. Gregory, de la Universidad de Bristol. Las llamadas “figuras biestables”, así las ilusiones (a) donde podemos ver, ora a una joven, ora a su anciana madre, y (b) que tanto puede ser un jarrón como un dos perfiles faciales, se repiten en los libros de texto erigidas en ejemplo claro de la modificación de la percepción a través de las influencias “desde lo alto” (conocimientos o expectativas preexistentes) procedentes de los centros cerebrales superiores (donde se encuentran ya codificados símbolos perceptivos como “vieja” y “joven). A menudo se cree que tal cosa significa que uno puede ver lo que desea ver, lo cual, aunque absurdo, contiene más verdad de la que muchos colegas estarían dispuestos a admitir. Graciosos volteos Tomemos el sencillo caso del cubo de Necker (c, y su variante en d). Esta ilusión puede ser vista con el cubo orientado hacia arriba o hacia abajo. Con un poco de práctica podemos saltar a voluntad de uno a otro de estos dos perceptos alternantes (aun siendo así, resultan gra- 86 a ciosos si el volteo es espontáneo, como si nos hubieran gastado una broma). A decir verdad, el dibujo no sólo es compatible con dos interpretaciones, según acostumbra pensarse. Existe un conjunto infinito de formas trapeciales capaces de producir exactamente la misma imagen retiniana, pero en todos los casos el cerebro detecta sin la menor duda un cubo. Nótese, asimismo, que en cada momento dado vemos solamente uno de los dos. El sistema visual parece luchar consigo mismo para decidir cuál de los dos cubos es el representado en la figura, pero previamente ha resuelto ya un problema perceptivo mucho mayor al rechazar millones de otras configuraciones que podrían determinar la misma configuración retiniana que hemos llamado “cubo de Necker”. La atención descendente “desde lo alto” y la voluntad, o la intención, sólo pueden ayudarnos a seleccionar entre dos perceptos, y no podremos ver ninguna de las demás posibilidades por mucho que nos esforcemos. El cubo de Necker, utilizado con frecuencia como ilustración del papel de las influencias “desde lo alto”, lo que demuestra es exactamente lo contrario, a saber, que la percepción es, por lo general, inmune a tales influencias. De hecho, si todos los cómputos perceptivos se basaran en efectos “descendentes” serían demasiado lentos, y de muy poca ayuda nos servirían en situaciones asociadas a la supervivencia o la propagación de nuestros genes: huir de un depredador, por ejemplo, hacernos con un bocado o aparearnos. Conviene caer en la cuenta de que la ambigüedad no se presenta sólo en figuras sagazmente ideadas, como las de estas dos páginas o la figura e, donde el sombreado puede hacer que los círculos nos parezcan ora cóncavos, ora convexos. En lo atinente a la percepción, la ambigüedad constituye la regla mucho más a menudo que la excepción; por lo general, queda resuelta por otros indicios que ascienden “desde la base” (o que viajan de través, si se quiere), fundamentados en un “conocimiento” estadístico del mundo visual. Tal conocimiento está implantado en la circuitería neuronal del sistema de visión, y entra en acción de forma inconsciente para eliminar muchos millones de falsas soluciones. Pero el conocimiento b SCIENTIFIC AMERICAN MIND A MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 También se da la ambigüedad en la percepción del movimiento. En f se empieza con dos puntos de luz que destellan a la vez en los vértices diagonalmente opuestos de un cuadrado imaginario, que vemos en 1. Se apagan después las luces, reemplazadas por puntos que aparecen en los otros dos vértices, dibujados en 2. Estos dos marcos se repiten de forma cíclica. En esta presentación, a la que denominamos cuarteto biestable, es posible ver a los puntos oscilar en sentido vertical ( flechas de trazos) u horizontal ( flechas continuas), pero nunca en ambos sentidos al mismo tiempo: otro ejemplo de ambigüedad. Aunque exige mayor esfuerzo, es posible, lo mismo que con el cubo de Necker, alternar intencionadamente estos dos perceptos. Nos hemos preguntado qué ocurriría si se distribuyeran al azar varios de estos estímulos tetra-biestables por la pantalla de un ordenador. ¿Cambiarían todos de orientación cuando se lograse voltear mentalmente a uno de ellos? O bien, dado que cualquiera de ellos tiene una probabilidad del 50 por ciento de ser vertical u horizontal, ¿oscilaría cada uno por su cuenta? Es decir, ¿se produce globalmente la resolución de la ambigüedad (todos los cuartetos tienen el mismo aspecto) o se producirá por zonas para diferentes partes del campo visual? La respuesta es clara: todos bailan conjuntamente. Tienen que existir efectos cuasi-globales en la resolución de la ambigüedad. Tal vez desee el lector experimentar con este efecto en su ordenador. Y podría, asimismo, preguntarse si la misma regla es válida para la ilusión madre/ hija ¿Y qué decir en el caso del cubo de Necker? Es notable lo mucho que se puede aprender sobre la percepción a través de figuras tan sencillas. Por eso el cultivo de este campo resulta tan seductor. MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 duendes, animales de circo y otros objetos, lo que se conoce por síndrome de Charles Bonnet. En estas personas, sólo contribuyen a la percepción las señales “descendentes”. La desaparición de los procesos “desde la base”, debida a su ceguera (sea por degeneración macular o por cataratas), no puede ya imponer límites a sus alucinaciones. Vendría a suceder como si estuviéramos en perpetua alucinación. Y lo que denominamos “percepción de objetos” consistiría meramente en seleccionar la alucinación que mejor concuerda con las señales llegadas desde los sentidos, por fragmentarias que sean. La visión, en una palabra, es alucinación controlada. Pero, ¿no contradice esta afirmación lo que antes se dijo, a saber, que la visión constituye, en buena medida, un proceso c SCIENTIFIC AMERICAN MIND Control del movimiento No pretendemos insinuar que las influencias “desde lo alto” no desempeñan papel alguno. En algunas figuras, uno puede quedarse “enganchado” en una de las interpretaciones y, en cambio, captar la otra cuando se nos dice, de palabra, que existe una interpretación diferente. Es como si nuestro sistema visual, tomando recursos de la memoria de alto nivel, “proyectase” una plantilla (por ejemplo, un rostro de joven o de anciana) sobre los fragmentos, para facilitar su percepción. Se podría aducir que el reconocimiento de objetos puede beneficiarse de procesos “descendentes” que toman recursos de la atención y el recuerdo selectivos. En cambio, la visión de contornos y superficies, del movimiento y la profundidad procede principalmente de “abajo arriba” (uno podría “ver” todas las superficies y vértices de un cubo, e incluso alargar la mano y asirlo materialmente y, a pesar de ello, no reconocer que es un cubo). De hecho, los autores, después de pasar todo un día examinando neuronas al microscopio, se han encontrado con que, al día siguiente, “alucinábamos” neuronas por todas partes: en árboles, en hojas, en las nubes. El caso extremo de este efecto es observable en personas que se han quedado ciegas y comienzan a alucinar SCIENTIFIC AMERICAN MIND en cuestión se refiere a las propiedades generales del mundo, no a propiedades concretas de las cosas. El sistema visual tiene integrados en si conocimientos sobre superficies, contornos, profundidades, movimientos, iluminaciones, y así por menudo, pero no sobre paraguas, sillas o perros dálmatas. d 87 ¿Crater o isla de Marte? Pueden verse ambas cosas. Pero la imagen biestable pertenece al cráter Victoria de nasa / jpl / universidad de arizona unos 800 metros de diámetro. e ascendente, “desde abajo”? La respuesta a esta paradoja es que la “visión” no consta de un solo proceso. La percepción de la “objetividad” de un objeto —su perfil, su profundidad superficial y demás características, como ocurre cuando vemos un cubo como paralelepípedo— constituye un proceso “ascendente”, mientras que la identificación y categorización de los objetos, sea en neuronas o en paraguas, es un proceso de mucho más alto nivel que se beneficia de la influencia, basada en recuerdos, de procesos “desde lo alto”. SCIENTIFIC AMERICAN MIND f 88 2 1 1 2 El cómo y el qué También la fisiología respalda esta diferenciación. Las señales aferentes desde los globos oculares empiezan procesadas en la corteza visual primaria, ubicada en la región occipital, para ser luego escindidas en dos sendas visuales: la ruta del “cómo”, en el lóbulo parietal del cerebro, y la ruta del “qué”, vinculada a los recuerdos, en los lóbulos temporales. La primera se ocupa de la visión espacial y la navegación, la extensión de la mano para asir algo, la evitación de obstáculos o pozos, la esquiva de proyectiles, etcétera, que no exigen en ningún caso la identificación del objeto en cuestión. Los lóbulos temporales, por otra parte, nos permiten reconocer de qué clase de objeto se trata (un perro, un coche, una mesa). Este proceso, cabe admitir, se beneficia, en parte, de efectos “desde lo alto” basados en la memoria. Existen casos híbridos, donde ambos efectos se traslapan. Por ejemplo, en la ilusión rostros/jarrón se da un sesgo hacia las caras. Pero se puede pasar a ver el jarrón, sin necesidad de que nos digan explícitamente “busca el jarrón” si se nos indica que nos fijemos en la región blanca, por lo que la veremos en primer término en lugar de considerarla parte del fondo. ¿Es posible que la percepción de figuras ambiguas, biestables, pueda quedar sesgada de algún modo si son precedidas por otras figuras inambiguas, una técnica que se denomina “precesión”? La precesión ha sido ampliamente explorada en lingüística (por ejemplo, al leer la palabra “pie” precedida por “pierna” se evoca una parte del cuerpo, mientras que si “pie” va precedida por “pulgadas” se podría pensar en una regla graduada). Es curioso que tal precesión pueda darse aun cuando la primera palabra aparezca demasiado brevemente para que se tenga conciencia de haberla leído. No se ha estudiado si la percepción puede ser “cebada” de forma similar. Quizá desee el lector experimentar con voluntarios. Por último, como hemos señalado ya en uno de nuestros artículos, se pueden construir figuras que siempre sean ambiguas, como la horquilla del diablo o la escalinata perpetua. Tales figuras paradójicas evocan asombro, deleite y frustración a un tiempo: un microcosmos de la vida misma. Vilayanur R. Ramachandran y Diane RogersRamachandran trabajan en el Centro para el Cerebro y la Cognición de la Universidad de California en San Diego. Bibliografia complementaria The I ntelligent Eye. Richard L. Gregory. McGraw­– Hill, 1970. P ercepción del movimiento aparente. Vilayanur S. Ramachandran y Stuart M. Anstis en Investigación y Ciencia, agosto de 1986. A Critique of P ure Vision. P. S. Church­ land, V. S. Ramachandran y T. J. Sej­ nowiski en Large Scale Neuronal Theories of the Brain, dirigido por C. Koch y J. L. Davies. MIT Press, 1994. MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 SYLLABUS Inteligencia animal ¿Cuán inteligentes son los insectos? Los neuroetólogos han descubierto reglas de una sencillez sorprendente que rigen la construcción de un termitero, la fabricación de una tela de araña y otras tareas complejas Jan Dönges MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 riencias y realidad se hallan separadas a menudo por un abismo cuando se trata de estudiar la vida interior de objeto móviles. Sus conclusiones se pueden aplicar directamente al comportamiento animal. El vehículo más famoso de Braitenberg posee una rueda en cada costado, que se activan por sendos motores. El robot percibe estímulos sensoriales gracias a dos sensores, fotosensibles. Toda la inteligencia reside en dos cables que unen el sensor izquierdo y derecho con el motor de su rueda correspondiente. Cuanto más intensa sea la luz, tanto mayor es la aceleración del motor. Por consiguiente, cuando el robot se encuentra una fuente de luz situada en el flanco izquierdo, el motor del lado izquierdo se acelera separando al vehículo de la fuente de luz. Así la máquina se comporta de forma fotófoba. lia / Pi otr K oziko wski De lo que son capaces de realizar viene avalado por discernimiento, comprensión ni planificación. En realidad la inteligencia de esos animales es pura apariencia; su comportamiento está regido por sencillas interconexiones de sus neuronas. Lo que acontece es que cuando los humanos observamos tales comportamientos complejos, tendemos a sobreestimar los mecanismos responsables y los atribuimos a facultades intelectuales. Mas no hay tal. Lo avanzó Valentino Braitenberg, director del Instituto Max Planck para cibernética biológica en Tübingen en su libro Vehículos - Experimentos con seres cibernéticos, publicado en 1984. Gracias a una serie de experimentos mentales Braitenberg demostró que apa- © foto E n una esquina de la cocina, sólo un palmo por encima de los viejos tablones, junto a una grieta en el rodapié, se escucha un zumbido monótono: una mosca ha quedado atrapada en una tela de araña. Apenas hace un ademán de aproximación nuestro arácnido, entra en escena otro congénere más corpulento. El primero deja la presa y se dirige, se diría amenazante, hacia el intruso. Pero no habrá ataque. Nuestro arácnido se retira dejando su botín al espécimen mayor. Un comportamiento sorprendente en quien sólo dispone de un milímetro cúbico de tejido nervioso. En el caso de las arañas el comportamiento de ataque parece no limitarse sólo a arremeter contra la presa de una forma estereotipada. Las arañas evalúan la relación entre el hambre y el riesgo de resultar heridas en la caza. Por no hablar de las maravillosas obras de arte que constituyen sus redes, que requieren un grado notable de inteligencia espacial. Las arañas no representan un caso aislado. Hay insectos superdotados: los termes realizan construcciones gigantescas comparadas con su tamaño; las hormigas encuentran el camino más corto entre la fuente de comida y el hormiguero. Incluso la minúscula mosca de la fruta revolotea en una habitación sin percance ninguno. Mientras el ser humano dispone de cien mil millones de neuronas, los animales inferiores apenas disponen de un tejido nervioso cien mil veces menor para evitar los obstáculos, reconocer los objetos o planificar y modificar rutas. ¿Cómo lo consiguen? 1. ¿INTELIGENCIA ANIMAL? En el proceso de búsqueda de fuentes de alimento, si cada hormiga se limita a seguir el camino de la anterior, se establece de forma autónoma una red de caminos extremadamente eficiente. 89 HORMIGAS CON CUENTAPASOS La hormiga del desierto Cataglyphis, cuando termina sus rastreos por el desierto, retorna a su punto de partida siempre en línea recta. Los biólogos de la Universidad de Zúrich realizaron en 2006 un experimento que consistía en ponerles “zancos” en el momento en que emprendían la vuelta. Así, sus pasos eran más largos; las hormigas entonces se pasaban de largo del nido. Cataglyphis cuenta los pasos; gracias a ello y a la polarización de la luz deducen la dirección y la longitud del camino de vuelta. Un primitivo cerebro de dos cables No obstante, si las conexiones de los sensores y los motores fueran cruzadas, el vehículo se estrellaría contra cada fuente de luz. Aunque resulta difícil de imaginar un cerebro más primitivo que éste, basado en dos cables, el vehículo exhibe un comportamiento casi impredecible cuando circula sobre suelos irregulares o avanza a trompicones debido a distribuciones de luz irregulares y complejas. Con pequeñas modificaciones técnicas, ese robot reducido a la mínima expresión puede refinarse de manera progresiva. Cuando los movimientos del vehículo son tales que nos recuerdan al comportamiento humano o animal, lo sobrevaloramos de manera inconsciente y le atribuimos sentimientos rectores del conjunto. ¿No puede decidirse cuál es la luz que prefiere? ¿No se atreve a salir de la esquina? La escena de la batalla entre arácnidos antes descrita podría explicarse de forma análoga. Las conclusiones que obtuvo Braitenberg entonces de sus observaciones inspiraron muchas líneas de investigación: la mejor manera de descubrir el mecanismo real que subyace a un comportamiento es intentar reconstruirlo. En la mayoría de los casos la solución más fácil suele resultar la correcta, y se obtiene sin re­c urrir a condicionantes psicológicos previos. Quien quiera saber por qué una hormiga avanza en una dirección determinada no debería limitarse al análisis de su anatomía. Un sistema nervioso libre de los insectos resulta demasiado complejo para explicar semejantes funciones. Numerosos científicos recurren hoy en día a dispositivos artificiales para comprender mejor el comportamiento natural. Eso no significa reducir los animales a meros ordenadores biológicos, subraya Dave Cliff, de la Universidad de Bristol. Las simulaciones y los robots son sólo herramientas que nos ayudan a ver entre bastidores. Desde los años noventa etólogos e informáticos trabajan bajo el mismo abrigo de la “neuroetología computacional”. Los biólogos ofrecen a los expertos en cibernética un escenario real para sus planteamientos teóricos, y los ingenieros disponen, a su vez, de ejemplos de soluciones eficaces que ofrece la naturaleza. La cooperación ha cambiado la metodología de trabajo en el ámbito de la inteligencia artificial: no es imprescindible que las creaciones cibernéticas estén regidas por sistemas cada vez más complejos; a menudo bastan mecanismos muy sencillos para conseguir las funcionalidades deseadas. El paradigma de este principio es “Squirt”, un robot extremadamente simple, procedente de la prehistoria de la neuroetología asistida por ordenador. Su diseñador fue Rodney Brooks, del Instituto de Tecnología de Massachusetts. Squirt imita, en sentido amplio, el comportamiento de una cucaracha: inspecciona fuentes de ruido y se oculta ante la claridad de la luz. Brooks programó el vehículo para avanzar sólo, mientras su sensor lumínico señalizase la presencia de luz. La regla número dos: “cuando se apaga la luz, dirígete hacia los focos de ruido”. Y la número tres: “si la luz está apagada y no se percibe ningún ruido, espera un instante y después avanza en línea recta”. Los científicos consideran que la mayoría de los insectos deben su aparente inteligencia a reglas y procesos similares. Sin embargo, en su caso la relación “causa-efecto” del lenguaje informático se ha transcrito a la lógica de sus conexiones neuronales; habitualmente disponen de conexiones que unen directamente los componentes sensitivos de los motrices. En breve, determinadas conexiones fijas reflejas podían coordinar las piernas. El sistema nervioso de insectos, arañas y cangrejos está formado por ganglios, concentraciones de neuronas, repartidos por todo el cuerpo. De acuerdo con la morfología, por lo común alargada y segmentada de los animales, se disponen los ganglios en forma de escala de cuerda: cada segmento del cuerpo está dotado EL ARTE DEL ILUSIONISMO Una de las primeras esculturas robotizadas dirigidas por ordenador del mundo ha resultado siempre curiosa, pero a la vez algo tímida. Nos referimos a “Senster”, que desde 1970 viene provocando en los visitantes dicha impresión. Provisto de micrófonos y equipos de cortesia de olga ihnatowicz radar para auscultar su entorno, estira el cuello y dirige la cabeza 90 hacia el foco si oye rudos ligeros; ante sonidos estridentes y movimientos rápidos, se esconde. Su creador, el escultor “cibernético” Edward Ihnatowicz (1926-1988) seguía el principio que Valentino Braitenberg describió posteriormente: un comportamiento impredecible y similar al humano nos lleva a sobreestimar la vida interior de una máquina. MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 2. ROBOT-ESCARABAJO NEUMATICO. Los investigadores de la Universidad Case Western de Cleveland (Ohio) dotaron a su “robot V” de un aparato locomotor estrechamente parecido al de una cucaracha; disponía, por ejemplo, de músculos dilatables. Las características mecánicas de las patas ayudan a la máquina a mantener el de dos ganglios situados uno a cada lado respectivamente, los “peldaños”. Estos se unen a su vez con los segmentos continuos (los “largueros”). Los ganglios más desarrollados, situados en la parte superior de esa escala representan el cerebro. Son los impulsores de las señales de los órganos sensitivos. Además, desde aquí se envían impulsos de control a lo largo de la escala. Sin cabeza funciona también Aunque cortemos la unión entre los ganglios superiores y los inferiores, los animales seguirán desenvolviéndose sin excesivas complicaciones. El centro de control no parece una pieza imprescindible, por lo menos en lo que respecta al desplazamiento. Como sospecha Holk Cruse, de la Universidad de Bielefeld, seis sistemas reflejos unidos físicamente entre sí controlan el movimiento de la pata. El equipo de Cruse investigó ese principio en insectos palo. Desde hace 15 años viene ensayando diferentes variantes técnicas de “Terry”, una creación suya de seis patas que anda. El que una pata se afirme sobre el suelo o tenga que alzarse depende sólo de las patas contiguas. Cruse y sus colegas logran, mediante seis reglas, que el robot no pierda el paso. cortesia de daniel kingsley equilibrio. Ejércitos completos de máquinas concebidas siguiendo esas premisas pueblan hoy multitud de laboratorios de todo el mundo. Su estilo de desplazarse caracterizado por una alta estabilidad y capaz de funcionar sin una unidad de control central ha demostrado ser adecuado para insectos mecánicos todoterreno. Pero, ¿qué ocurre con maniobras más complejas, como rodear un objeto en pleno vuelo? ¿Es necesario que la mosca reconozca el objeto que le obliga a variar su trayectoria? En absoluto. Para acometer esa maniobra no requiere una imagen tridimensional de su entorno; un mecanismo muy extendido en el reino animal se basta para lograrlo: el flujo óptico. Desde la perspectiva de la mosca, todos los puntos llamativos, así los puntos de contraste claro-oscuro, “fluyen” en una dirección característica. Si la mosca se desplaza a lo largo de la pared, todas las marcas de la pared forman una pista recta que se desplaza hacia atrás. En caso de que los vectores de flujo se desplacen hacia abajo, eso significa que la mosca se mueve con trayectoria ascendente. Un insecto que sea esencialmente capaz de mantener constante una dirección de vuelo y reaccionar en la dirección contraria cuando la situación lo exige, puede por lo menos volar en línea recta. El riesgo se presenta cuando los vectores de flujo divergen de un modo asteriforme. Dicha situación se produce al volar la mosca contra un objeto o cuando el objeto se aproxima. Cuanto más rápida es la aproximación, con mayor celeridad se desplaza la sucesión de puntos que configuran la imagen. La regla de oro reza aquí: “Evitar estrellas implica evitar colisiones.” El equipo de colaboradores de Dario Floreano, de la Universidad Politécnica Federal de Lausana, ha aplicado dicho principio a un objeto volador ligero de su creación: un robot volante de sólo diez gramos de peso, capaz de circular de forma totalmente autónoma y libre de colisiones por el interior de un edificio. Por su peso y su alto consumo eléctrico quedaban excluidos un indicador de momento inercial, sensores de distancia o receptores de GPS. En su lugar, se contaba con dos minicámaras y un microprocesador de control para dirigir las maniobras 3. TERMITERO VIRTUAL. Hay insectos artificiales que depositan dan ladley y seth bullock material de construcción y forman pasillos orientándose por feromonas simuladas, a imagen de sus modelos de la naturaleza viva. El programa tiene en cuenta el viento y la evaporación como variables de entorno que afectan al proceso. MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 91 Dejarse llevar por el aroma: inteligencia y alta tecnología en el hormiguero Los “algoritmos de las hormigas” se han hecho populares entre los científicos. Los programas informáticos utilizan la capacidad típica de las hormigas de cubrir un espacio con una red eficiente de senderos. En eso rivalizan con los sistemas informáticos buscadores de rutas más depurados. Pero, ¿cómo consiguen esos invertebrados trazar sus caminos de forma que el recorrido entre nido y fuente de alimentación sea el más corto? Jean-Louis Deneubourg, de la Universidad de Bruselas, descubrió en 1989 que los animales emiten una feromona mientras se desplazan, que atrae a sus congéneres. Cuanto mayor sea la concentración de esta sustancia aromática, tanto mayor es la atracción que sienten las hormigas de seguir la dirección emprendida. Si hay dos caminos de distinta longitud para llegar a la fuente de alimento, la intensidad de olor en la más corta aumenta automáticamente en comparación con la corta. Una hormiga que va por dicho camino recorre ida y vuelta, doblando así la concentración de feromonas, mientras que en la ruta alternativa el animal quizás esté todavía de camino. Deneubourg reconoció que ese mecanismo llevaba en la mayoría de los casos a generar una estructura de caminos óptima. Propuso utilizarlo en aplicaciones técnicas. Algunas empresas están ya aplicando la inteligencia del hormiguero con éxito: colonias de hormigas virtuales deambulan por mapas en los que las ciudades simulan las fuentes de alimento. Hay empresas de transporte que, a partir de los resultados, trazan rutas para sus flotas de camiones, tarea que según el modelo clásico requiere un gran esfuerzo de cálculo. Otra propiedad afortunada: ya que no todas las hormigas siguen siempre el camino marcado, de forma permanente se generan vías alternativas que pueden ser aprovechadas si se produce un atasco en la vía principal. aéreas del “Microflyer” de Floreano en el espacio de su laboratorio. El sistema se rige por los principios del flujo óptico. Sólo se necesitó un sensor de momento de giro (giróscopo) que tuvo que aplicarse para la corrección de los datos que de vez en cuando se escapaban. Si la electrónica indica que los vectores de flujo divergen en forma de estrella, el artificio volante realiza un giro estándar y se dirige en sentido opuesto, a toda velocidad. Cierto prototipo evolucionado del mismo modelo, dotado de cámaras adicionales aunque en el marco del principio del flujo óptico, consiguió incluso controlar la altura del “Microflyer”; tal hazaña se realizaba en anteriores versiones mediante control remoto. La técnica ha demostrado ser tan sencilla y efectiva, que se ha podido prescindir de una cámara. Los propio chips fotosensibles de los “ratones” ópticos bastan para llevar a cabo dicha función. En el caso de las telarañas, la combinación de sencillas reglas da lugar a resultados francamente estéticos en sus 92 telas. No ha sido necesario que lo aprendan. Se trata de un instinto innato que se rige siempre por el mismo principio. La araña de jardín (Araneus diadematus) genera primero una suerte de estructura perimetral, uniendo filamentos y constituyendo una especie de bastidor. Le siguen todos los radios en los que la araña fija en principio una espiral de apoyo a la construcción y finalmente la espiral adhesiva. Estos hilos se despliegan en círculos concéntricos, cada vez más próximos y de fuera adentro. A menudo, vuelve atrás para rellenar de forma óptima el espacio, hasta que termina por alcanzar el centro. Thiemo King, de la Universidad de Aarhus, y su colega Fritz Vollrath, de la Universidad de Oxford, llevaron a cabo un análisis exhaustivo, a finales de los años noventa, sobre cómo lograba la araña sus creaciones, habida cuenta de que carece de un plan constructivo. La solución reside en utilizar un patrón de comportamiento interno bastante sencillo: ¿qué hacer cuando se llega a un cruce? ¿Hacia dónde girar, si el siguiente hilo se halla a una cierta distancia? Cada decisión depende del escenario contiguo, es decir, de conceptos locales próximos. Todo lo demás es irrelevante. Bastan 15 de estas instrucciones para tejer una preciosa telaraña. La araña robótica construía redes que en múltiples aspectos correspondían al modelo real. Tanto las arañas reales como las virtuales vuelven atrás para completar su red y ajustarla con la misma frecuencia. La geometría y el tamaño de la telaraña constituyen también factores equivalentes en ambos casos. En los ensayos, se fabricó un robot que, en vez de tejer, dibujaba líneas en un papel. Utilizando sensores de luz para captar los estímulos la araña se movía por la textura recién trazada. No queremos afirmar que Krink y Voll­ rath lograsen descifrar por completo la naturaleza del comportamiento de las arañas. Pero mientras no sea posible obtener el plan constructivo y modelo de comportamiento a partir del funcionamiento real de su tejido nervioso, es lo máximo a lo que se puede aspirar. Puede considerarse, por tanto, una aproximación válida. Las telarañas representan el límite superior de las capacidades individuales de este tipo de cerebros menores. Construcción de residencias comunitarias Las imponentes construcciones de los termes, cuya altura supera la estatura de un humano, son ejemplos de refinada “técnica”. Provistas de un sistema de túneles, pasillos, conductos de ventilación y otras estructuras de servicio, dichas construcciones permiten que los parámetros de humedad, composición del aire y calor se mantengan constantes en el interior. Así consiguen que un hongo que les sirve de base alimenticia disponga de las mejores condiciones de crecimiento. El terme ciego y diminuto que forma parte de la comunidad no tiene ni idea de todo esto, ni posee un plan. Aquí tampoco podemos hablar de inteligencia desde la perspectiva psicológica. Los artrópodos de marras se limitan a ejecutar sencillas reglas que adquieren MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 MOVIMIENTO DE CAJAS COLECTIVO Un grupo de investigación de la Universidad de Alberta logró laboratorio de investigacion robotica, universidad de alberta imitar el comportamiento de una colonia mediante robots. Los colocaban de suerte tal, que entre ellos y un objetivo había una caja provista de luz y la desplazaban al azar, unas veces en la dirección asignada y otras veces los robots debían modificar su posición. En la mayoría de los casos la caja llegaba al destino. La ventaja de este procedimiento estriba en la simplicidad del mecanismo. Cada vez hay más científicos interesados en el principio de la “colonia de robots”; se piensa en miniartefactos voladores intercomunicados que escudriñen un área infectada y arriben al lugar deseado. eficacia real cuando todos los individuos de la colonia se rigen por ellas. Opera, pues, la “inteligencia de la colonia”. Planteamientos teóricos y modelos matemáticos identifican las instrucciones que subyacen bajo la actividad constructora de la colonia. Se trata por ejemplo de instrucciones como: “Toma un elemento de la construcción y deposítalo donde haya otro”. Las feromonas, sustancias olorosas especiales generadas por los animales, se encargan de que el proceso no acabe en un caos. Dan Lad­ ley y Seth Bullock, de la Universidad de Leeds, explican que determinadas manchas que marcan el camino representan puntos donde está prohibido depositar material de construcción. Sólo allí donde el olor del marcador es poco intenso debe continuarse la actividad fabril. En 2004, ambos investigadores desarrollaron una simulación tridimensional en la que los termes virtuales actuaban según las normas mencionadas. No desarrollaron una construcción suntuosa, pero cubrieron algunos de los caminos más transitados con una bóveda y levantaron una cámara de cría completa, dotada de un acceso para los obreros. En función de hasta dónde se extienden las moléculas olorosas, hacia dónde las llevaba el viento o a qué velocidad se evaporaban, las estructuras adoptaban diferentes formas y características. Los expertos en etología denominan “estigmergia” a este tipo de cooperación: los insectos no se comunican mediante señales, como es el caso de las abejas y su famoso “baile”, sino que interaccionan modificando el entorno, de manera que sus congéneres se vean impulsados a realizar ciertas acciones. Ello se aplica MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 también a la construcción de los panales de las abejas y podría resultar de utilidad en el dominio de la técnica. Zachary Mason, de la Universidad de Brandeis en Waltham, deja que las colonias simuladas de animales se encarguen de determinadas construcciones. Y Adrian Bowyer, de la Universidad de Bath, desarrolló un robot móvil que, mediante la “estigmergia”, procesaba determinados componentes de la madera. Ni que decir tiene que esas ideas se hallan todavía lejos de poder aplicarse en la industria real de la construcción. Aunque los “algoritmos de las hormigas” sí han adquirido ya el progreso suficiente para poder aplicarse en la práctica: existen programas informáticos que simulan una colonia de hormigas y que generan redes de comunicaciones físicas muy eficientes. ¿Acaso podemos explicar todas las habilidades de los insectos mediante simples reglas de este tipo? Todas no. Si bien es cierto que los mecanismos descritos son los predominantes, existen estructuras cerebrales que permiten que numerosas especies de insectos dispongan de capacidad de aprendizaje. Los cuerpos fungiformes, dos agrupaciones nerviosas cerebrales, engrosadas y dispuestas en forma de maza. Hay científicos que sostienen que se trata de una estructura que actúa de puente y está capacitada para intercambiar señales entre un área funcional y otra. Si nos imaginamos los procedimientos sencillos descritos como raíles verticales entre los órganos senso- riales y los motores, entonces los cuerpos fungiformes serían como las agujas para el cambio de vía neuronal y, por lo tanto, activarían un nuevo patrón de comportamiento. Para explicar el comportamiento de las abejas no bastan reglas fijas configuradas mediante interconexiones inmutables, indican Martin Giurfa, de la Universidad de Toulouse, y su colega Randolf Menzel, de la Universidad de Berlín. Cuando las abejas aprenden que un determinado color señala el camino a la fuente de alimento, pueden usar combinaciones que ni tan siquiera existen en la naturaleza. Así se demuestra el comportamiento adaptativo de los animales, explican Giurfa y Menzel en un estudio que llevaron a cabo en 2001 [véase “El conocimiento de las abejas”, por Randolf Menzel; M ente y cerebro, n.o 10]. Pero no se ha profundizado todavía en las condiciones que dirigen ese pensamiento flexible. Pese a ello, podemos concluir que los insectos no sólo nos hacen pensar a veces que son inteligentes, sino que es incluso cierto. Y ambas variantes son a su vez muy refinadas. Bibliografia complementaria D as A meisenpatent. B ioroboter und ihre tierischen Vorbilder . R. Möller. Spektrum Akademischer Verlag; Heidelberg, 2006. 93 LIBROS Comunicacion cerebral Naturaleza y función de los neurotransmisores Neurociencia. La exploracion del cerebro, por Mark F. Bear, Barry Connors y Michael Paradiso. Wolters Kluwer; Barcelona, 2008. Handbook of Neurochemistry and Molecular Neurobiology. Neurotransmitter Systems . Dirigido por E. Sylvester Vizi. Sprin- ger; Nueva York, 2008. D e todas las células del cuerpo, sólo las neuronas intercambian infor­ mación entre sí. Información que, desde el trabajo clásico de Charles Sherrington Integrative action of the nervous system, se admite que se procesa en la sinapsis, la “superficie de separación” entre neuro­ nas. Al propio Sherrington le debemos el nombre de sinapsis. El transmisor se libe­ ra en la hendidura sináptica en paquetes discretos, como resultado de potenciales de acción. Una neurona promedio esta­ blece unas 1000 sinapsis y recibe unos 10.000 estímulos. Puesto que el cerebro contiene en torno a 1011 neuronas, habrá por lo menos 1014 sinapsis para el proce­ samiento de la información. Esos miles de millones de neuronas, de tipos muy diversos, se generan en el sistema nervioso central durante el desarrollo. Los neuroblastos que dan ori­ gen a semejante plétora celular, se atie­ nen a ciertas reglas. En las primeras fases aparecen unos tipos de neuronas y otros, al introducirse en la maduración. Por bo­ tón de muestra, las neuronas de las capas 94 inferiores de la corteza advienen en un momento precoz, en tanto que demoran su presencia las neuronas de las capas superiores. Durante el desarrollo del ce­ rebro, y al paso de la maduración de las neuronas, se van estableciendo también billones de sinapsis, excitadoras e inhi­ bidoras. Al final, cualquier aspecto de la función del sistema nervioso, de la coor­ dinación del movimiento a la sensación de dolor, dependerá de la comunicación neuronal a través de sinapsis en circui­ tos específicos del cerebro. La acción de los fármacos psicoactivos, los trastornos mentales, el aprendizaje y la memoria —de hecho todas las operaciones del sistema nervioso— son imposibles de entender sin la transmisión sináptica. La formación de conexiones sinápti­ cas específicas está controlada por un mecanismo celular de temporización intrínseco. Los mecanismos de la regulación del desarrollo del cerebro, su plasticidad e integración a través de la neurotransmi­ sión química son cuestiones centrales de la neurociencia (Neurociencia. La exploración del cerebro). La regulación neural y endocrina de la mayoría de las funciones importantes se encuentra bajo el control de cientos de neurotransmisores, neuro­ moduladores y neurohormonas. Y con la incorporación de técnicas de formación de imágenes la neuroquímica en par­ ticular ha ampliado significativamente el repertorio metodológico. Merced a la tomografía de emisión de positrones podemos estudiar in vivo los sistemas cerebrales de neurotransmisores y neu­ rorreceptores. Las neuronas actúan como relés eléc­ tricos: recogen información aferente de otras neuronas a través de las dendritas y la transmiten a través del axón. La neuro­ transmisión requiere una aposición muy estrecha entre la parte presináptica y la postsináptica. Precisa también una dispo­ sición estructural cabal de componentes celulares a ambos lados de la hendidura para facilitar la transmisión de la señal. El transmisor opera sobre el receptor alojado en el sitio postsináptico y abre o MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 cierra los canales iónicos, estableciendo una comunicación química entre sitios presinápticos y sitios postsinápticos. El efecto de los transmisores concluye con una degradación enzimática (en el caso de la acetilcolina) o mediante una re­ sorción hacia los terminales nerviosos por transportadores. (Sépase, por mor de completitud, que existe interacción química y procesamiento de la informa­ ción entre neuronas y entre neuronas y células efectoras sin que medie estrecho contacto sináptico.) Otto Loewi, de la Universidad de Graz, aportó en 1921 un sólido apoyo al con­ cepto de sinapsis química, operada por neurotransmisores que traslada infor­ mación de una neurona a otra. Loewi demostró que la estimulación eléctrica de axones que inervaban el corazón de la rana producía la liberación de un com­ puesto químico, molécula que remedaba los efectos de la estimulación neuronal sobre el latido cardíaco. Más tarde, Ber­ nard Katz amplió el proceso a la sinapsis entre el axón de una motoneurona y el músculo esquelético. En 1951, John Eccles lo generalizó al sistema nervioso central de mamíferos. Pero, además de las sinap­ sis químicas, mayoría en el cerebro, se producen en éste también sinapsis eléc­ tricas, cuya existencia quedó demostrada en 1959 por Edwin Furshpan y David Pot­ ter, de la Universidad de Harvard. En las sinapsis eléctricas, se da una transferencia directa de corriente ióni­ ca de una célula a la siguiente. Se de­ sarrollan en las llamadas uniones de intervalo (“gap unions”), lugares donde el espacio entre membranas de las neu­ ronas respectivas es de unos tres na­ nómetros; abundan allí las conexinas, unas proteínas que se estructuran para formar canales de conexión. Las uniones de intervalo suelen permitir el paso de corriente iónica en ambos sentidos; por eso se dice que son bidireccionales. Un potencial de acción en la neurona pre­ sináptica puede producir, casi instantá­ neamente, un potencial de acción en la neurona postsináptica. Pero el grueso de la transmisión en el sistema nervioso corre a cargo de las sinapsis químicas. La hendidura que se­ para las membranas abarca de 20 a 50 MENTE Y CEREBRO 34 / 2009 Estructura interna de una neurona típica. nanómetros. Ese intersticio se rellena con una matriz de proteínas extracelulares, cuya misión consiste en posibilitar la ad­ hesión entre la membrana presináptica y la postsináptica. En la porción presináp­ tica de la sinapsis encontramos el botón axónico, terminal que contiene numero­ sas esférulas, las vesículas sinápticas que portan neurotransmisores. El tamaño de la vesícula varía y, con el grosor, el nom­ bre. Pertenece ya al conocimiento común que la sinapsis puede darse entre axón y dendrita, entre axón y soma celular y entre dendrita y dendrita. Desde el punto de vista estructu­ ral, los neurotransmisores se abren en tres categorías: aminoácidos, aminas y péptidos. Al grupo de los aminoá­ cidos pertenecen en el ácido gammaaminobutírico (GABA), el glutamato y la glicina. Aminas son la acetilcolina, la dopamina, la adrenalina, la histamina, la noradrenalina y la serotonina. Por fin, neurotransmisores peptídicos son la co­ lecistocinina, la dinorfina, encefalinas, N-acetilaspartilglutamato, neuropéptido Y, somatostatina, sustancia P, hormona liberadora de tirotropina y polipéptido intestinal vasoactivo. Los neurotransmi­ sores de los dos primeros grupos con­ forman pequeñas moléculas orgánicas que contienen al menos un átomo de nitrógeno. Los neurotransmisores pep­ tídicos son macromoléculas (Handbook of Neurochemistry and Molecular Neurobiology). Cada aminoácido se sintetiza de una manera peculiar. Glutamato y glicina, del grupo de los 20 aminoácidos que cons­ tituyen los componentes básicos de las proteínas, abundan en todas las células y, por ende, en las neuronas. En cambio, el GABA y las aminas son producidos sólo por las neuronas que los liberan; estas neuronas contienen enzimas que sintetizan los neurotransmisores a partir 95 Terminal axónica y sinapsis. de precursores metabólicos. En la libera­ ción del neurotransmisor, se requiere la despolarización de la membrana, con la apertura consiguiente de canales de cal­ cio dependientes del voltaje. Las vesículas sinápticas liberan su contenido por un proceso de exocitosis. Los neurotransmi­ sores liberados a la hendidura se unen a receptores, a la manera de la llave y la cerradura. Una vez que el neurotransmi­ sor liberado ha interactuado con los re­ ceptores postsinápticos, debe ser retirado de la hendidura para permitir que se pro­ duzca una nueva transmisión sináptica. La primera molécula identificada como neurotransmisor fue la acetilcoli­ na. A las neuronas productoras y libera­ doras de esa molécula se las denomina colinérgicas, noradrenérgicas a las que utilizan la amina neurotransmisora no­ radrenalina. En consonancia, se habla de sinapsis glutamaérgicas, GABAérgicas y peptidérgicas. La acetilcolina se sintetiza en los botones de los axones colinérgicos. La colina se toma del espacio extracelular por su transportador específico. Al tra­ tarse del neurotransmisor de la unión neuromuscular, la acetilcolina la fabrican todas las neuronas motoras de la médu­ la espinal y del tronco cerebral, con la intervención de la enzima colanicetil­ transferasa Se sospecha que la pérdida de la función colinérgica subyace bajo las alteraciones del aprendizaje y mengua de la memoria relacionadas con la edad y que acompañan al alzheimer. 96 Liberación del neurotransmisor por exocitosis. El aminoácido tirosina es el precursor de tres neurotransmisores amínicos, las catecolaminas, una clase de moléculas caracterizada por un catecol y un grupo amina. Nos referimos a la dopamina, la noradrenalina y la adrenalina o epinefri­ na. Las neuronas catecolaminérgicas se encuentran en regiones del sistema nervioso implicadas en la regulación del movimiento, el estado de ánimo, la atención y la función visceral. En el cere­ bro, los cuerpos celulares que contienen norepine­f rina se encuentran en el tallo cerebral, y sus proyecciones se extienden desde el prosencéfalo hasta la médula es­ pinal. El hipotálamo constituye uno de los grandes centros cerebrales de neuro­ nas dopaminérgicas. La norepinefrina es predominantemente neurotransmisor, mientras que la epinefrina es la hormona principal. Otro neurotransmisor amínico, la serotonina, también llamada 5-hidroxi­ triptamina (5-HT), se produce a partir del aminoácido triptófano. Las neuro­ nas serotoninérgicas escasean, aunque intervienen en los sistemas cerebrales que regulan el estado de ánimo, la con­ ducta emocional y el sueño. Los cuerpos celulares de la serotonina se encuentran situados a lo largo de la línea media ros­ trocaudal del tallo cerebral A diferencia de otros aminoácidos, el GABA es exclusivo de las neuronas que lo utilizan como neurotransmisor. Asociado a las plantas, en 1950 se des­ cubrió que se encontraba en extrac­ tos cerebrales. Se produce a partir del glutamato. Por su parte, el glutamato constituye el principal neurotransmisor excitador del sistema nervioso central. Ejerce su función fisiológica uniéndose a diferentes receptores ionotrópicos y metabotrópicos. El concepto de neurotransmisión se in­ cluye en el de neuromodulación. Todos los neurotransmisores son neuromodu­ ladores. Por neuromodulación cabe en­ tender el conjunto de acciones de todos los compuestos liberados por las neuro­ nas que producen más de un efecto di­ recto y de corta vida sobre la excitación neuronal. Los manuales acostumbran distinguir entre neuromodulación ex­ trínseca, que remite a la capacidad que posee un sistema de causar cambios glo­ bales que afectan a varios circuitos fun­ cionales, y neuromodulación intrínseca o constreñida a un circuito determinado. Los mejores ejemplos de sistemas mo­ duladores extrínsecos son la dopamina, la noradrenalina y la 5-HT y casi todos los sistemas acetilcolínicos. A partir de su inervación de diversas regiones cor­ ticales o subcorticales, los subsistemas dopamínicos contribuyen a la función motora, control neuroendocrino, mo­ tivación y aprendizaje conductual. La inervación masiva de acetilcolina en el neostriatum constituye un buen ejemplo de neomodulación intrínseca. Luis A lonso MENTE Y CEREBRO 34 / 2009