Subido por asdasd

DERECHO REAL DE CONSERVACIÓN (1)

Anuncio
DERECHO REAL DE CONSERVACIÓN
Arturo Subercaseaux C.
Generalidades1
El dominio estará limitado cada vez que le falte alguna de sus características esenciales.
Estas limitaciones pueden ser legales (por ejemplo: el usufructo o derecho legal de goce del
padre o madre sobre los bienes del hijo, las servidumbres legales) o voluntarias, cuando han
sido establecidas por un hecho del hombre en virtud de un acto jurídico.
En general, se puede decir que el dominio se encuentra limitado toda vez que se haya
constituido sobre una cosa un derecho real a favor de una persona que no sea el dueño.
El artículo 732 del Código Civil alude a los variados modos en que puede ser limitado el
dominio. Estas limitaciones son derechos reales que debilitan los elementos que
caracterizan al dominio, el más completo de los derechos reales.
Se habla de “derechos reales limitados”, por dos razones fundamentales:
1. Porque estos derechos limitan el dominio
2. Porque considerados en sí mismos, estos derechos confieren sobre la cosa en que
recaen, facultades más limitadas que aquellas que otorga el dominio.
Son “derechos reales limitados”, según se desprende del artículo 732, la propiedad
fiduciaria, el usufructo, el uso o la habitación y las servidumbres. Además, por ley especial
se establece el derecho real de conservación.
Definición
El derecho real de conservación es un nuevo derecho real establecido por la ley promulgada
con fecha 10 de junio de 2016, a publicarse como Ley 20.925. El proyecto se inició por
moción parlamentaria, en la cual participaron diputados de diversos sectores políticos y fue
promovido y apoyado por organismos no gubernamentales interesados en el tema, entre
ellos la ONG norteamericana “The Nature Conservancy”.
Conforme al artículo 2 de la referida ley, el derecho de conservación es “un derecho real
que consiste en la facultad de conservar el patrimonio ambiental de un predio o de ciertos
atributos o funciones de éste. Este se constituye de forma libre y voluntaria por el
propietario del predio en beneficio de una persona natural o jurídica determinada”.
Originalmente, el derecho de conservación sería definido como “una limitación al dominio
de un inmueble, que se constituye voluntariamente con la finalidad de contribuir a
conservar el ambiente, en beneficio de la comunidad en su conjunto, cuyo ejercicio y
1
Ref. ORREGO, Juan Andrés. “Derechos Reales Limitados”. Disponible en: www.juanandresorrego.cl
protección quedan especialmente entregados a una persona jurídica determinada en
calidad de titular, y en virtud de la cual se imponen ciertos gravámenes al bien raíz
afectado”. Se cuestionó su conceptualización como una limitación, sosteniendo el profesor
Patricio Zapata que “el derecho real de conservación constituye una nueva forma de regular
los bienes, y, como tal, en concordancia con la Carta Fundamental, sin constituir limitación,
ni vulneración. Aun cuando, desde el punto de vista del derecho civil, miradas las facultades
del propietario, este derecho real limita o acota su haz de poderes, se trata de una
autolimitación libre, que desde el punto de vista constitucional, marca una diferencia
cualitativa con las interferencias desde fuera”2.
En el mismo sentido, originariamente se refería, en su artículo 1, que estaba basado “en la
función social de la propiedad, justificada por los intereses generales de la Nación y la
conservación del patrimonio ambiental”. Dicha mención fue eliminada por improcedente,
por cuanto en rigor no se trata de una limitación u obligación impuesta por dicha función,
sino de una regulación que se autoimpone el propietario del bien raíz.
La facultad de “conservar el patrimonio ambiental” de un predio se encuentra definida por
el literal b) del artículo 2 de la Ley 19.300, que define como conservación ambiental “el uso
y aprovechamiento racionales o la reparación, en su caso, de los componentes del medio
ambiente, especialmente aquellos propios del país que sean únicos, escasos o
representativos, con el objeto de asegurar su permanencia y capacidad de regeneración”.
Origen3
La biodiversidad constituye un núcleo funcional de los ecosistemas y por tanto, su
protección es fundamental para proveer de servicios ecosistémicos a la población, además
de ser un pilar fundamental del desarrollo sustentable4. Por esto, en la Cumbre Río+20 se
reafirmó “el valor intrínseco de la diversidad biológica, así como los valores ecológicos,
genéticos, sociales, económicos, científicos, educativos, culturales, recreativos y estéticos
de la diversidad biológica y el papel primordial que desempeña en el mantenimiento de
ecosistemas que prestan servicios esenciales, que son bases fundamentales para el
desarrollo sostenible y el bienestar humano. Reconocemos la gravedad de la pérdida
mundial de biodiversidad y la degradación de los ecosistemas”5.
En otras legislaciones se contienen diversos mecanismos para la protección de la
biodiversidad, como por ejemplo, establecer prohibiciones o restricciones para el uso del
suelo protegido, expropiar áreas privadas para establecerlas como áreas públicas
2
CHILE. Cámara de Diputados. Primer Informe de la Comisión de Recursos Naturales, Bienes Nacionales y
Medio Ambiente. Proyecto de Ley que establece derecho real de conservación. Boletín 5823-07. Legislatura
ordinaria 358°. Sesión 68° de 1 de septiembre de 2010. Documentos de la cuenta. P. 133-176
3
Ref. Proyecto de ley que establece el derecho real de conservación. Boletín N° 5823-07
4
CHILE. Estado del Medio Ambiente. Santiago, Chile, 2011. Capítulo 7: Biodiversidad. Disponible en:
http://www.mma.gob.cl/1304/w3-article-52016.html
5
ONU. Declaración Río+20. Conferencia de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible,
A/CONF.216/L.1.
Río
de
Janeiro,
Brasil,
2012,
p.
42.
Disponible
en:
https://rio20.un.org/sites/rio20.un.org/files/a-conf.216-l-1_spanish.pdf.pdf
protegidas y declarar áreas de propiedad fiscal como áreas protegidas públicas. En efectp,
hasta la década de 1980, prácticamente cualquier forma de protección de la naturaleza que
se llevaba a cabo en Estados Unidos era realizada por el Estado, situación que aún se
mantiene en casi toda América Latina. Sin embargo, hace 30 años, un pequeño grupo de
individuos y propietarios privados en Estados Unidos se interesaron en la posibilidad de
actuar por sus propios medios, para manejar armónicamente sus bienes raíces desde el
punto de vista de la conservación ambiental. Algunos de estos dueños poseían inm,uebles
de gran valor ecológico, de importancia para todo el país.
De esta manera, en trabajo conjunto con el Gobierno estadounidense se desarrolló un
instrumento legal que permitiese asegurar los fines de conservación y, al mismo tiempo,
proteger sus derechos como propietarios de los bienes raíces. En los Estados Unidos esta
herramienta – que se usa muy comúnmente – se llama "conservation easement" o
servidumbre de conservación. Como resultado, se produjo un impresionante aumento de
la conservación practicada por privados en los Estados Unidos.
Así, el movimiento privado de conservación y la creación de organizaciones no
gubernamentales dedicadas a los proyectos conservacionistas (llamadas land trusts en
Estados Unidos), se han convertido en el sector de más rápido crecimiento en la comunidad
ambiental. Durante los últimos 20 años, el número de fundaciones dedicadas a estos
proyectos de conservación privada se ha duplicado, llegando a más de 1.500
organizaciones, que han hecho posible la protección de varios millones de hectáreas. En
este esquema, la conservación es mayoritariamente privada. El dueño decide proteger su
propiedad de manera totalmente voluntaria.
En el caso chileno, en consonancia con lo antedicho, a la época de presentación del proyecto
de ley en 2008, existía una deficiente representatividad del actual sistema de conservación
ambiental del Estado: el Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado o
SNASPE. Este cubría aproximadamente el 19% de la superficie terrestre del país, lo que a
primera vista parece bastante. Sin embargo, se han comprobado varias falencias 6:
-
-
6
El 84% de las zonas protegidas por el SNASPE se ubican en las regiones de Aysén y
de Magallanes.
En las regiones centrales, desde la V de Valparaíso a la VIII del Bío Bío, el área total
protegida es menor a un 10%, y cada una tiene un tamaño que en general no permite
sustentar poblaciones viables de mamíferos de tamaño mediano y grande.
Las regiones de Coquimbo, del Maule y Metropolitana tienen menos del 1% de su
territorio dentro del SNASPE, en circunstancias de que se trata de zonas de alta
diversidad y endemismo del ecosistema mediterráneo.
Cfr. lnforme Chileno al Segundo Congreso Latinoamericano de Parques Nacionales y Otras Áreas Protegidas
(varios autores), 30 de septiembre al 6 de octubre de 2007, Bariloche, Argentina, p. 35.
Con la intención de corregir la representatividad ecológica del SNASPE, la anterior Comisión
Nacional del Medio Ambiente (CONAMA) entre los años 2000 y 2002 llevó adelante un
proceso de identificación de sitios prioritarios para la conservación. La protección efectiva
de estos sitios es el eje principal de la Estrategia Nacional de Biodiversidad que Chile se
comprometió a implementar en cumplimiento del Convenio sobre la Diversidad Biológica.
A partir de esto, la meta establecida a nivel gubernamental era lograr la protección de un
10% de todos los ecosistemas relevantes al año 2010, que algunas estimaciones realizadas
mostraban que para alcanzar dicha finalidad se necesitaban alrededor de 100 a 160 millones
de dólares, es decir, entre 20 y 30 veces el presupuesto operacional actual7. Dicha meta no
fue lograda.
Asimismo el SNASPE, además de su poca representatividad y su inequitativa distribución a
lo largo del país, presenta varios inconvenientes desde el punto de vista práctico, tales como
la dificultad de monitoreo y control, la poca flexibilidad, la gran cantidad de recursos
económicos del Estado que requiere su debida mantención, la incompatibilidad casi
absoluta con el desarrollo de actividades de diversa índole en las zonas protegidas, la falta
de continuidad y conectividad entre las diversas áreas a lo largo del territorio nacional,
entre otros problemas.
Por otro lado, era indispensable que las áreas protegidas privadas o APP lleguen a ser un
elemento fundamental del sistema nacional de conservación, puesto que una gran parte de
los sitios prioritarios identificados son de propiedad privada. Así ocurría con la totalidad de
los sitios prioritarios reconocidos por la “Estrategia Nacional de Biodiversidad para la
Ecorregión de los Bosques Mediterráneos”. Es por ello que dicha Estrategia y su
correspondiente Plan de Acción, así como la Política Nacional de Áreas Protegidas elaborada
por la CONAMA, admitían el aporte estratégico que las APP están destinadas a cumplir. No
obstante, a la fecha el país carecía de instrumentos relevantes de política pública que
promuevan o al menos reconozcan el aporte de las iniciativas de conservación privadas8.
En este contexto, en la actualidad la principal característica del subsistema privado de
conservación de Chile es la ausencia de un marco institucional específico y adecuado. En
consecuencia, el surgimiento de las APP sucede de manera espontánea y su continuidad
depende casi exclusivamente de la voluntad de sus propietarios. Sin embargo, y pese a la
falta de estímulos y de herramientas de política pública, las APP han evidenciado un
incremento en el país desde comienzos de los años 909.
7
Ref. Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD) - CEPAL: Environmenlal
Performance Reviews, Chile, 2005, p. 108
8
Ref. SEPÚLVEDA L., Claudia y VILLARROEL V., Pablo: Servicios Ecosistémicos y Financiamiento de la
Conservación Privada en Chile, en Revista Ambiente y Desarrollo, vol. XXII N° 1, Centro de Investigación y
Planificación del Medio Ambiente (CIPMA), 2006, p. 16.
9
Idem.
Diversos estudios de organizaciones no gubernamentales han intentado dimensionar la
magnitud del fenómeno de la conservación privada en Chile. El primer catastro de APP fue
realizado por el Centro de Investigación y Planificación del Medio Ambiente (CIPMA) en
1997, contándose entonces 39 emprendimientos de conservación de tierras privadas. Por
su parte, una investigación llevada a cabo igualmente por CIPMA detectó en el año 2001
alrededor de 50 APP sólo en la X Región, siendo ellas en su gran mayoría de tamaño
pequeño y
mediano 10 . Más recientemente, en 2010 se constituye la Asociación de
Iniciativas de Conservación en Áreas Privadas y de Pueblos Originarios de Chile (ASÍ
Conserva Chile), asociación gremial que agrupa a 100 propietarios privados y comunitarios
que desarrollan iniciativas de conservación, abarcando aproximadamente 600 mil hectáreas
protegidas. En 2013, mediante el catastro nacional de Iniciativas de Conservación Privada
(ICP) realizado por el Ministerio del Medio Ambiente y el Proyecto GEF/PNUD “Creación de
un Sistema Nacional Integral de Áreas Protegidas para Chile: Estructura Financiera y
Operacional” identificó 308 iniciativas de conservación privada, las cuales cubren una
superficie total estimada de aproximadamente 1.65 millones de hectáreas, en casi la
totalidad de regiones de Chile (con la sola excepción de la Región de Tarapacá), y la mayor
concentración de iniciativas identificadas en cuanto a número y superficie se da en las
regiones de Los Lagos (86 iniciativas con una superficie de 480 mil hectáreas), de Los Ríos
(72 iniciativas con una superficie de 190 mil hectáreas), y Magallanes (8 iniciativas con una
superficie de 360 mil hectáreas).
Lo anterior demuestra una preocupación real de muchas personas y de diversas
organizaciones de la sociedad civil, que se busca potenciar y encauzar mediante el derecho
real de conservación. La regulación aprobada se orienta a resolver la gran limitación de la
permanencia temporal de estas iniciativas, garantizando efectivamente el manejo
sostenible, la protección de la naturaleza y la provisión de los servicios ecosistémicos de
manera duradera, estableciéndose pautas y orientaciones claras en la política ambiental.
Características
1. Es un derecho real y un bien incorporal que se tiene sobre una cosa sin respecto de
determinada persona, conforme a los artículos 576 y 577 del Código Civil
2. Constituye una limitación voluntaria del derecho de dominio
3. Concede al titular la facultad de conservar el patrimonio ambiental de un predio o
de ciertos atributos o funciones de éste
4. Se constituye en forma libre y voluntaria por el propietario del predio en beneficio
de una persona natural o jurídica determinada
5. Es un derecho inmueble, ya que sólo puede recaer sobre bienes raíces
6. Es un derecho distinto e independiente del dominio del bien raíz gravado
7. Es exigible erga omnes
10
SEPÚLVEDA L. Claudia: Conservación Privada en la Región de Los Lagos: Lecciones y Desafíos para una
Institucionalidad Propia, en Revista Ambiente y Desarrollo, vol. XVIII N° 1, Centro de investigación y
Planificación del Medio Ambiente (CIPMA), 2002, p. 42.
8. Es transferible, transmisible, indivisible e inseparable del inmueble o de la parte de
él que se grava, y se puede constituir sobre cualquier bien inmueble
9. Es de duración indefinida, salvo que las partes acuerden lo contrario
10. Es solemne, pues requiere de inscripción en el Conservador de Bienes Raíces para
su perfeccionamiento
11. A diferencia de las servidumbres prediales, no se constituye a favor de otro predio
determinado, sino a favor de personas naturales o jurídicas la satisfacción de un bien
público, cual es el patrimonio ambiental
12. La constitución de un derecho real de conservación “no necesariamente implicará la
preservación incólume, la conservación intensiva o la intangibilidad del bien raíz
afectado. Puede involucrar perfectamente, por ejemplo, acciones de
descontaminación o reparación, o bien la realización de actividades prodcutivas que
sean compatibles con la conservación ambiental, de acuerdo a un plan de manejo
establecido en el contrato constitutivo”11
Diferencias con las servidumbres
Para el profesor Daniel Peñailillo, la decisión de crear un nuevo derecho real por ley obedece
a dos razones: i) por la preferencia en nuestro sistema jurídico por la reserva legal en la
creación de derechos reales; y, ii) porque se estima que no hay un derecho real ya tipificado
que sea apto para los fines que se pretenden con el derecho de conservación 12.
En efecto, el único derecho real de aquellos tipificados en la ley que se asemeja es el
derecho real de servidumbre. Algunos autores han sostenido que el derecho real de
servidumbre en nuestra legislación es “susceptible de ser utilizado con éxito como
mecanismo de conservación privada que permita superar algunos de los límites y falencias
presentes en dichos modelos tradicionales”, pero que, atendiendo a las características, la
complejidad y duración de las servidumbres de conservación se debe poner especial
cuidado en elegir la forma en que ésta se constituye13.
Sin embargo, presentan una lógica y finalidades diversas y un objeto mucho más reducido.
Por definición, la servidumbre es un gravamen impuesto sobre un predio en utilidad de otro
de distinto dueño. En el caso del derecho real de conservación no hay utilidad de otro predio
sino que de la comunidad toda ya que se busca proteger los ecosistemas y la biodiversidad,
beneficiando directa o indirectamente a todos los miembros de la sociedad.
Por otra parte, el derecho real de conservación puede imponer al dueño del predio algunas
obligaciones de hacer. Éste es otro aspecto que lo diferencia de las servidumbres ya que en
éstas hay un predio sirviente y un predio dominante, correspondiéndole al primero
obligaciones de tolerancia del gravamen impuesto. En el caso del derecho de conservación,
puede darse una situación en la cual tanto el titular como el dueño del predio tengan que
11
Ref. Nota 2, p. 4
PEÑAILILLO Arévalo, Daniel. Sobre un derecho real para la conservación del ambiente. Estudios de Derecho
Civil, N° 113, 2009; p. 4
13
BEZANILLA Lastrico, Mario Andrés. Servidumbres o derechos reales de conservación. Capítulo 3.3 y 4
12
cumplir ciertos deberes activos. La imposición de deberes activos al dueño del predio es útil
para la consecución de los objetivos del derecho real de conservación. P.Ej. Además de las
prohibiciones de destinar a determinados giros el inmueble, puede imponerse un deber
activo de cuidado o vigilancia.
Tal situación evoca a los derechos reales in faciendo, en los cuales los terceros no sólo deben
tolerar algo sino que están obligados a hacer algo a favor del titular del derecho. Respecto
de estos se ha sostenido que es un híbrido entre la concepción clásica del derecho real y el
derecho personal.
Constitución
Requiere de tres requisitos:
i.
ii.
iii.
Que se trate de un predio o predios
Que existan dos personas (propietario y conservante)
Que se constituya mediante contrato celebrado por escritura pública
Respecto de las cosas que pueden gravarse con el derecho real de conservación, la ley
dispone que sólo podrán gravarse predios. En tanto la ley no distingue, los predios podrán
ser públicos o privados, rurales o urbanos. Inicialmente la ley se refería a “inmuebles”, pero
en la tramitación legislativa se reemplazó por predios, excluyéndose su constitución sobre
otros bienes inmuebles que no son predios, como los derechos de aprovechamiento de
aguas y de concesión minera. Del mismo modo, se suprimió la limitación de que sólo
pudieran constituirse en inmuebles de propiedad privada, pudiendo constituirse
igualmente en bienes raíces públicos.
Respecto de las personas intervinientes, deben concurrir:
-
Propietario: Quien, por el contrato constitutivo, declara gravarlo con el derecho real
de conservación
Titular: Es la persona natural o jurídica, pública o privada, que recibe la titularidad
del derecho real de conservación. Inicialmente se limitaba a servicios públicos y
instituciones privadas con fines de conservación ambiental, pero se extendió su
titularidad a toda persona, favoreciendo la ampliación de la legitimación activa de
los beneficios del medio ambiente, vinculación con la protección ambiental en
diversos sectores sociales, facilitación del desarrollo de prácticas ambientales
sustentables por parte de la industria, entre otros.
Conforme al artículo 5, el derecho real de conservación se constituye mediante contrato, el
cual deberá celebrarse por escritura pública, la cual, además, servirá como título para
requerir la inscripción en el Conservador de Bienes Raíces.
El derecho real de conservación producirá sus efectos desde su inscripción en el CBR.
Conforme al artículo 7, el contrato constitutivo deberá contener, a lo menos, las siguientes
menciones:
1. La individualización completa del propietario del inmueble y del titular del derecho
2. La identificación clara y precisa del o de los bienes raíces gravados, con sus
respectivos deslindes. Se deberá anexar un plano, suscrito por los comparecientes,
en que se grafique el inmueble o la parte de él que se grave, y que se entenderá
formar parte del contrato. El plano deberá cumplir los siguientes requisitos:
a. Indicar los datos de inscripción del bien raíz en el Registro de Propiedad del
Conservador de Bienes Raíces competente, su ubicación y la región,
provincia y comuna a que pertenezca
b. Incluir los deslindes del inmueble
3. La declaración de si la constitución es a título gratuito u oneroso. En este último
caso, se deberá señalar el monto de dinero u otras contraprestaciones que las partes
acuerden
4. La indicación del o de los gravámenes acordados
5. La duración del derecho real de conservación, si la hubiere
6. La declaración de si el derecho se constituye a favor de dos o más titulares, o si el o
los bienes raíces gravados pertenecen a dos o más dueños, casos en los cuales se
deberán indicar en el contrato las obligaciones y derechos de cada uno
Los particulares son libres para pactar cualquier otra estipulación que estimen conveniente
que no sean contrarias a la ley, ni a los preceptos legales o reglamentarios aplicables.
Conforme al artículo 10, las mismas formalidades y requisitos exigidos para su constitución
deberán ser cumplidas para modificar el contrato.
Conforme al artículo 8, la inscripción se ajustará a las siguientes reglas:
1. La inscripción del contrato constitutivo en el Registro de Hipotecas y
Gravámenes del Conservador de Bienes Raíces, así como sus modificaciones,
es requisito, prueba y garantía del mismo.
2. Deberá realizarse dentro del plazo de sesenta días corridos, contado desde
la fecha de celebración del contrato constitutivo.
3. Deberá incluir, a lo menos, las menciones enumeradas en el artículo 7 y,
además, en lo que corresponda, lo establecido en el artículo 78 del
Reglamento del Registro Conservatorio de Bienes Raíces.
La inscripción conservatoria es una importante adaptación del common law a nuestro
sistema jurídico, ya que permite incorporarlo al registro de bienes raíces y mantener la
historia de la propiedad raíz dando seguridad a las partes y publicidad a terceros.
Si bien no se establece expresamente, la sanción para el titular que no inscribe su derecho
dentro de plazo es que el contrato se entenderá nulo y el dueño del predio se podrá solicitar
indemnización por los perjuicios causados. En caso de no otorgar el contrato por escritura
pública o faltar las menciones necesarias, corresponde aplicar la misma regla, no
constituyéndose el derecho real de conservación ni surtiendo efectos.
Transferencia
Conforme al artículo 9, el derecho real de conservación se podrá transferir a cualquier título,
salvo que en el contrato original se estipule algo diverso. El respectivo acto o contrato
deberá celebrarse por escritura pública y practicarse la pertinente inscripción. A este
respecto, se aplicarán, en lo que corresponda, las normas relativas a la titularidad, al
contrato constitutivo, a los efectos del derecho real, la inscripción y sus modificaciones.
Efectos
Conforme al artículo 6, en el contrato constitutivo se establecerán los gravámenes al
inmueble que tendrán como finalidad la conservación del patrimonio ambiental. Para tal
efecto, las partes deberán acordar al menos una de las siguientes prohibiciones,
restricciones u obligaciones:
1. Restricción o prohibición de destinar el inmueble a uno o más determinados fines
inmobiliarios, comerciales, turísticos, industriales, de explotación agrícola,
forestales o de otro tipo
2. Obligación de hacerse cargo o de contratar servicios para la mantención, limpieza,
descontaminación, reparación, resguardo, administración o uso y aprovechamiento
racionales del bien raíz
3. Obligación de ejecutar o supervisar un plan de manejo acordado en el contrato
constitutivo, con miras al uso y aprovechamiento racionales de los recursos
naturales del inmueble gravado, dentro del marco de un uso sostenible de los
mismos
Se podrán fijar límites a las obligaciones pecuniarias acordadas así como convenir plazos
diferentes para el cumplimiento de los distintos gravámenes a establecerse.
El derecho de conservación se extiende a todas las servidumbres activas constituidas a favor
del inmueble y está sujeto a todas las servidumbres pasivas preexistentes, o a las nuevas
que se puedan establecer por el dueño del predio, sin vulnerar este derecho, o por mandato
legal.
Obligaciones del propietario
1. Soportar los gravámenes convenidos en el contrato constitutivo
2. No impedir, obstaculizar o perjudicar el ejercicio del derecho de conservación
Obligaciones del titular
1. Dar cumplimiento a las obligaciones de conservación o de otra naturaleza
convenidas en el contrato constitutivo
2. No tiene la facultad para percibir los frutos naturales o civiles derivados de la
conservación del inmueble, salvo acuerdo en contrario
Prelación de derechos sobre el inmueble
Conforme al artículo 11, los derechos reales constituidos con anterioridad al derecho real
de conservación preferirán a este último. Tratándose de derechos reales convenidos con
posterioridad, prevalecerá el derecho real de conservación.
Si en virtud de la ejecución de una hipoteca preferente el bien raíz gravado se enajenara, se
extinguirá el derecho real de conservación.
Sin embargo, no se aplicará lo anterior contra el adquirente del bien raíz hipotecado en
pública subasta ordenada por el juez, habiendo sido citado dicho tercero personalmente,
dentro del término de emplazamiento del juicio ordinario, caso en que éste podrá optar
entre:
a. Mantener el derecho real de conservación
b. Extinguirlo
Si no se ejerciera este derecho de opción, se entenderá que se extingue.
Nulidad
Conforme al artículo 6 inc. 4, sin perjuicio de las normas de carácter general, adolecen de
nulidad los contratos constitutivos que estipulen gravamenes al inmueble:
a. Que no sean específicos
b. Que sólo consistan en obligarse a cumplir normas vigentes
c. Que no se ajusten a lo dispuesto en la ley
Terminación
Conforme al artículo 12, el derecho real de conservación se extinguirá por las causales
generales de terminación de los derechos reales (resolución del contrato constitutivo,
expiración del plazo, confusión, renuncia del titular, mutuo acuerdo) y, especialmente, por:
1. La enajenación del bien gravado en virtud de la ejecución de una hipoteca
preferente, o por la opción de extinción por el adquirente de un predio hipotecado
en pública subasta, conforme al artículo 11
2. La disolución de la persona jurídica titular del derecho, salvo estipulación en
contrario
3. La expropiación del inmueble gravado. Si se expropiara parcialmente, subsistirá el
derecho de conservación sobre la parte no expropiada, si fuera posible.
Procedimiento
Conforme al artículo 13, la resolución de los conflictos a que diere lugar la aplicación de la
regulación legal del derecho real de conservación se sujetará a las reglas del procedimiento
sumario.
Normativa supletoria
A la regulación legal del derecho real de conservación se aplicarán las definiciones del
artículo 2 de la Ley 19.300, Ley General de Bases del Medio Ambiente, y, supletoriamente,
las demás disposiciones de dicha ley.
En lo no previsto por la ley o por el contrato constitutivo, se aplicarán las siguientes normas
del Código Civil:
-
-
-
-
Conforme al artículo 826, dividido el predio gravado, no varía el derecho de
conservación que estaba constituido en él, y deben soportarlo aquel o aquellos a
quienes toque la parte en que se ejercía.
Conforme al artículo 828, el titular del derecho de conservación también tiene
derecho a los medios necesarios para ejercerlo, aunque no se haya establecido
expresamente en el contrato constitutivo.
Conforme al artículo 829, el titular del derecho de conservación puede hacer las
obras indispensables para ejercerlo; pero serán a su costa, si no se ha establecido lo
contrario; y aun cuando el dueño del predio gravado se haya obligado a hacerlas o
repararlas, le será lícito exonerarse de la obligación abandonando la parte del predio
en que deban hacerse o conservarse las obras.
Conforme al artículo 830, el dueño del predio gravado no puede alterar, disminuir,
ni hacer más incómodo para el conservante el derecho de conservación con que está
gravado el suyo. Con todo, si por el transcurso del tiempo llegare a serle más
oneroso el modo primitivo del gravamen, podrá proponer que se varíe a su costa; y
si las variaciones no perjudican al titular, deberán ser aceptadas.
Compatibilidad con el régimen de áreas silvestres protegidas
Originariamente, la ley establecía la compatibilidad del derecho real de conservación con el
régimen de áreas silvestres protegidas, pudiendo el titular acogerse simultáneamente al
régimen reconocido en la Ley 19.300 si cumplía con los requisitos. Dicha compatibilización
fue calificada positivamente por la doctrina, ya que, en el ámbito de la propiedad privada,
dicho régimen no ha funcionado hasta ahora, pero que podría servir en el futuro en tanto
se implemente la nueva institucionalidad ambiental. Así, favorecería el objetivo que existe
detrás de la creación de este derecho real de promover y garantizar la conservación
ambiental, específicamente la privada, objetivo que es compartido por la Ley 19.300.
Si bien dicha compatibilidad fue suprimida de la ley, corresponderá estar atento a lo que se
establezca en la ley que crea el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas en tramitación,
que si bien regulará el sistema de protección de la biodiversidad estatal, contempla
regulación sobre áreas protegidas de propiedad privada, que funcionarán como
complemento necesario al actuar del Estado.
Consideraciones respecto del sector eléctrico y minero14
14
Consideraciones en gran medida contenidas en: CABEZA Galido, Isabel. “El derecho real de conservación y
sus desafíos”. Memoria para optar al grado de Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, 2014.
Existe un área específica del ordenamiento jurídico en la cual se presume que el derecho
real de conservación tendrá implicancias, cuales son, las actividades de desarrollo y
extractivas. Estas actividades históricamente han sido consideradas reñidas con al
protección y preservación del medio ambiente debido a su necesidad de usar el suelo en
forma intensiva y explotar recursos naturales no renovables, entre otros factores.
En el derecho comparado, las servidumbres de conservación han coexistido con las
actividades extractivas y se han ideado mecanismos para que no se afecten mutuamente.
En el régimen legal establecido por la nueva ley se buscó adoptar soluciones similares,
basadas en la negociación entre privados, buscando el necesario equilibrio entre ambos
derechos. En caso de no ser posible o ser dificultoso, los titulares de la servidumbre de
conservación han optado por aprovechar una de sus principales características: la
flexibilidad. Gracias a esta se puede diseñar una servidumbre funcional a los objetivos
propuestos, adaptándola ya sea en cuanto a distribución del terreno protegido en cuanto a
medidas de conservación y protección.
En Chile, las actividades extractivas o de desarrollo tienen una normativa especial propia
para cada una de ellas, regulándose incluso su ejercicio en la Constitución Política de la
República en el caso del sector minero y de aguas, dada la importancia que revisten para el
país. Se estima que son actividades de interés nacional toda vez que son fundamentales
para sostener el crecimiento y desarrollo económico del país, pueden comprometer la
seguridad nacional y el orden público y satisfacen necesidades básicas de toda la población.
Por ello, el interés de la legislación nacional es el fomento de dichas actividades por sobre
otras, otorgándoles derechos y prerrogativas bastante fuertes que justifiquen la alta
inversión y sujeción a cargas públicas especiales.
Nuestra legislación ambiental busca regular el ejercicio de las actividades mencionadas para
lograr el uso eficiente de los recursos naturales, de modo que se adecúen con la necesaria
protección de la biodiversidad y el medio ambiente, lo que incluye desde declaración de
áreas protegidas en las cuales no pueden realizarse actividades extractivas hasta el ingreso
obligatorio al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental de toda actividad que cumpla
con los requisitos establecidos en la Ley 19.300, por ejemplo.
El nuevo derecho real de conservación aparece como un nuevo instrumento jurídico que
entrega la legislación apra compatibilizar ambos sectores en contraposición. Sin embargo,
éste no es como las demás herramientas ambientales existentes, principalmente porque es
un derecho real, lo que implica mayores prerrogativas para su titular, siendo exigible erga
omnes, y porque recae en los particulares sin intervención del Estado, lo que facilita su uso
extensivo. Debido a esto, las implicancias que tendrá en el desarrollo de las actividades
extractivas serán relevantes, pudiendo impedir su cabal realización, y, recíprocamente, la
normativa sectorial de estas podría obstaculizar la consecución de los fines propios del
derecho real de conservación, inutilizándolo.
Las implicancias del derecho real de conservación en el desarrollo de estas actividades
podrían producirse en la constitución de los derechos, en su ejercicio y en su terminación,
y en relación con las servidumbres forzosas. Para los efectos del presente apunte, se
limitará el estudio de las implicancias a los mercados minero, eléctrico y de aguas, por su
relevancia económica y su especial relación con las servidumbres legales. Sin perjuicio de
esto, lo dispuesto en este apartado podrá entenderse aplicable, en lo pertinente, a toda
otra actividad productiva o extractiva que importe una afectación del patrimonio ambiental
de un predio o de los recursos naturales en él disponibles.
Implicancias en la constitución del derecho real de conservación
La gran implicancia respecto de la constitución del derecho real de conservación es la
posibilidad de gravar con este derecho un predio en el cual se ha constituido con
anterioridad una concesión eléctrica o minera, y viceversa.
La primera situación es la de un predio en el cual existe una concesión eléctrica o minera y
el dueño del terreno quiere constituir un derecho real de conservación. Conforme a lo
dispuesto en la nueva ley, nada obsta a que esto ocurra, ya que la constitución de dicho
derecho es privada, por lo que sólo bastará con que el dueño del predio y un titular
acuerden el contrato constitutivo y señalen en él las obligaciones a las que estarán afectas
cada una de las partes, cumpliendo los demás requisitos legales. Lo ideal será que en dicho
contrato se contemplen formas de mitigar los efectos que las actividades eléctricas o
mineras causan en el predio. Además, la empresa que desarrolla la actividad podrá ser parte
en el contrato constitutivo, pudiendo proponer, negociar y establecer medidas de común
acuerdo a favor de los valores conservativos del predio, pudiendo proponerlas como
medidas de mitigación del proyecto, por ejemplo. Por otra parte, el titular deberá velar por
el cumplimiento de las estipulaciones del contrato constitutivo y por la consecución de los
fines de conservación, bajo sanción de incumplimiento contractual.
La segunda situación es la de un predio que se ha gravado con un derecho real de
conservación y posteriormente se solicita una concesión minera en el mismo. De acuerdo
al régimen de concesiones existentes, nada obsta que la concesión se establezca en el
predio ya gravado, por el principio del derecho de minería de la distinción entre el predio
superficial y la propiedad minera, de consagración constitucional. En virtud de esto, se
puede otorgar la propiedad del suelo a una persona y esta puede ejercer todos los atributos
del dominio – entre ellos imponer gravámenes al bien raíz – sin obstaculizar la propiedad
minera ya entregada, mediante concesión, a otro titular. Por tanto, es posible que sobre un
mismo predio exista un dueño del terreno sueprficial y un dueño de la propiedad minera o
subsuelo de éste, y que el primero imponga gravámenes al predio como por ejemplo una
hipoteca, una servidumbre o un derecho real de conservación. Lo mismo se aplica respecto
de la concesión eléctrica, dado que la propiedad de dicha concesión es distinta a la del suelo,
razón por la cual se contempla la posibilidad de imponer servidumbres sobre el predio.
Así, nada excluye la coexistencia en el mismo predio del derecho real de conservación y de
concesiones eléctricas, mineras o de otro tipo.
Esto se ve complementado por lo dispuesto en el artículo 11, que establece un criterio
temporal para determinar qué derechos reales priman sobre otros. Así, si se constituyen
hipotecas, servidumbres u otros derechos reales, garantías o gravámenes voluntarios sobre
todo o parte del inmueble con anterioridad a la inscripción del derecho real de
conservación, este último no podrá restringirlos o alterarlos, y viceversa. Esto debe
entenderse en íntima relación con lo dispuesto en el inciso final del artículo 6, que dispone
que el derecho real de conservación se extiende a todas las servidumbres activas
constituidas a favor del inmueble y está sujeto a todas las servidumbres pasivas
preexistentes, o a las nuevas que se puedan establecer por el dueño del predio, sin vulnerar
este derecho, o por mandato legal. Así, al estar sujeto el derecho a todas las servidumbres
pasivas preexistentes y a aquellas nuevas constituidas por mandato legal, éste estará sujeto
a las servidumbres legales propias de las concesiones mineras, eléctricas y de otra
naturaleza, constituidas antes o después del derecho de conservación, no pudiendo impedir
el ejercicio de los derechos que emanan de las servidumbres legales establecidas a favor de
concesiones. Por otra parte, la existencia de un derecho real de conservación no puede
impedir la constitución y el ejercicio de dichas servidumbres.
Sin embargo, existen una serie de diferencias en la constitución de estos derechos que
pueden tener relvancia para su uso en la práctica. En relación al otorgamiento de ambos,
en el caso del derecho real de conservación, este se constituye de forma completamente
privada mediante escritura pública inscirta en el Conservador de Bienes Raíces, sin la
intervención de autoridad alguna. En el caso de las concesiones, sean eléctricas o mineras,
se constituyen mediante decretos de la autoridad competente, es decir, el título de al
concesión respectiva es un acto administrativo.
Esto generará considerables asimetrías, sobre todo en cuanto a los controles que suponen,
ya que en el derecho real de conservación no se establecen trámites de control externo. En
esta situación, será la autoridad que otorgue la concesión – el Ministerio de Energía o la
Superintendencia de Electricidad y Combustibles en el caso del sector eléctrico o los
tribunales ordinarios en el caso del sector minero – quien deberá considerar este gravamen
como un elemento más a la hora de fundar su resolución. En el mismo sentido, atendiendo
a las posibilidades de oposición también hay diferencias dado que, en el caso del
establecimiento de concesiones, el dueño del predio afectado tiene la posibilidad de
manifestar su oposición o hacer observaciones a la constitución de estas, mientras que las
empresas eléctricas o mineras no tendrán tal opción cuando se constituya un derecho real
de conservación en el predio que ocupan, ya que sólo se contemplan medidas de publicidad
– la inscripción registral – una vez pactado el contrato constitutivo.
Implicancias en el ejercicio del derecho real de conservación
Conforme a lo anteriormente señalado, es posible la coexistencia en un mismo predio de
un derecho real de conservación y de concesiones eléctricas y/o mineras, así como de las
servidumbres establecidas a favor de éstas. Lo relevante serán los efectos de la coexistencia
en el ejercicio de las facultades que emanan de dichos derechos.
En el caso de querer ejercer las facultades de conservación y que se oponen a la concesión
existente en el predio dado, conforme a lo dispuesto en el artículo 11, la concesión
preexistente preferirá al derecho de conservación constituido con posterioridad, y
viceversa.
Respecto de los concesionarios minerios y eléctricos es necesario hacer algunas
distinciones. En primer lugar, se debe dar un tratamiento especial a una facultad que otorga
el derecho minero que no requiere concesión, cual es, la facultad de catar y cavar. En efecto,
el artículo 14 del Código de Minería menciona el objetivo de ésta al señalar que “toda
persona tiene la facultad de catar y cavar en tierra de cualquier dominio, salvo en aquellas
comprendidas en los límites de una concesión minera ajena, con el objeto de buscar
sustancias minerales”. Dicha facultad se ve reforzada por el artículo 1 inc. 2 ° de dicho
Código, que dispone que “toda persona tiene facultad de catar y cavar para buscar
sustancias minerales, con arreglo al párrafo 2°”.
Para estimar como se relacionará la facultar de catar y cavar con el derecho real de
conservación, conforme a lo dispuesto en los artículos 15 y 16 del Código de Minería, hay
que distinguir:
a. Si el predio en el cual se impuso el derecho real de conservación es una casa
y sus dependencias o, son terrenos plantados de vides o árboles frutales,
serán predios de cateo prohibido, por lo cual, solo se cuenta con autorización
del dueño se puede ejercer la facultad. Por tanto, en este caso, no podría
afectarse el derecho real de conservación constituido ya que el dueño del
predio puede oponerse a ello.
b. Si el predio es abierto y cultivado, cerrado e inculto o cerrado y cultivado (lo
común será que el predio en el cual se constituyó un derecho real de
conservación sea cerrado) serán predios de cateo reglamentado, por lo cual
el dueño del predio deberá dar su consentimiento para ejercer la facultad
pero, ante su negativa, podrá suplirlo mediante autorización judicial. En este
caso, quedará en manos del juez ponderar los dos derechos en cuestión y
decidir fundadamente.
En el último caso, las consecuencias pueden ser graves para la consecución de los fines de
conservación, ya que la facultad de catar y cavar autoriza, conforme a los artículos 19 y 20
del Código de Minería, para examinar y abrir la tierra tanto desde dentro como desde fuera
con maquinaria para tal efecto, además se permite tomar muestras, realizar excavaciones
menores y en los casos en que lo amerite, imponer servidumbres sobre el predio superficial.
De esta forma, el contrato constitutivo puede verse obstaculizado impidiendo sus plenos
efectos. Con todo, el titular de la facultad debe indemnizar los perjuicios ocasionados, lo
que podría mitigar, en parte, el daño causado.
Además, para llevar a cabo las actividades eléctricas y mineras es necesario tener un título
concesional que entrega las atribuciones y facultades necesarias para llevar a cabo la
actividad. Estas se ejercen mediante la imposición de servidumbres en el predio ajeno. Sin
embargo, la legislación no otorga a todas las actividades de dichos sectores la posibilidad
de imponer servidumbres forzosas, es decir, aquellas a las que el dueño no puede oponerse,
por lo que habrán actividades que sólo pueden ejecutar obras en predio ajeno si pactan una
servidumbre voluntaria con el dueño del predio superficial.
Originalmente se disponía en el artículo 6, que “con todo, el derecho real de conservación
no podrá afectar la constitución ni el legítimo ejercicio de los derechos de aprovechamiento
de aguas, de las concesioens, mineras, eléctricas u otras ques e otorguen de acuerdo a la
ley, ni de las servidumbres, permisos, cargas o gravámenes que se puedan imponer, conferir
o autorizar en conformidad con la normativa aplicable”. Dicha disposición fue suprimida,
limitándose a establecer la prioridad de derechos reales por orden cronológico, y la sujeción
del derecho real de conservación a las servidumbres legales y voluntarias, en tanto no
afecten los fines de conservación, constituidas con posterioridad.
Finalmente, cabe considerar las implicancias del derecho real de conservación sobre las
concesiones que tienen la facultad de imponer servidumbres forzosas y las que no, pues de
esto depende qué servidumbres forzosas, por mandato legal, afectarán al derecho real de
conservación, y cuales requerirán de negociar la constitución de servidumbres voluntarias
sobre el predio gravado con este derecho real.
Concesiones que tienen la facultad de imponer servidumbres forzosas
En el caso del sector eléctrico, las generadoras hidráulicas de energi ́a eléctrica, las
subestaciones eléctricas, las li ́neas de transporte y las empresas de servicio pú blico de
distribució n pueden imponer servidumbres en forma forzosa. Pueden imponer
servidumbres de obras hidroeléctricas, de ocupació n, de cerramiento, de tránsito,
servidumbres para tender li ́neas aéreas o subterráneas, para instalar postes o torres, entre
otras. En el caso del sector minero, tanto la concesió n de exploració n como la de
explotación dan derecho al concesionario a imponer servidumbres que, al ser legales,
deben ser soportadas por el predio superficial. Las servidumbres que pueden imponerse
son de ocupació n, en las cuales se pueden depositar minerales, relaves y escorias o
construir plantas de extracció n o beneficio, sistemas de comunicació n, cañ eri ́as, entre
otros, o de tránsito, construyendo caminos, andariveles, tú neles, cintas transportadoras y
cualquier otra instalación que sirva con dicho propó sito. Otros derechos a los que también
se les concede la facultad de imponer servidumbres forzosas son las concesiones de energía
geotérmica 15 , el derecho de aprovechamiento de aguas 16 y las concesiones de servicio
público de distribución de gas y de redes de transporte de gas17. En todos estos casos, el
dueñ o del predio superficial no puede oponerse a la servidumbre y só lo puede negociar el
monto de la indemnizació n, contemplándose en la ley el procedimiento en caso de no haber
acuerdo.
Sólo en el ámbito eléctrico, existen limitaciones a la imposició n de servidumbres. Se prohi ́be
establecer servidumbres de obras hidroeléctricas y de li ́neas de transporte y distribución de
energi ́a eléctrica en edificios y, en el caso de corrales, huertos, parques, jardines o patios
15
Art. 26 Ley 19.657, Ley de Concesiones de Energía Geotérmica
Art. 25 Código de Aguas
17
Art. 12 y Título IV del DFL N° 323, Ley de Servicios de Gas
16
que dependan de edificios, só lo se permite imponer la servidumbre de ser cruzados por
li ́neas aéreas de distribució n de energi ́a eléctrica de baja tensió n18.
Es muy probable que la imposició n de estas servidumbres vulnere los fines del derecho real
de conservación constituido sobre el predio superficial – reduciendo las áreas susceptibles
de conservació n o hasta modificando el ecosistema – ya que en su mayori ́a autorizan la
ocupació n de los terrenos y dan la posibilidad de cerrarlos y construir en ellos o instalar
embalses, estanques, cañ eri ́as, caminos, depó sitos, tender li ́neas aéreas o subterráneas,
entre otros. Las posibilidades de que se pueda continuar con la conservació n del predio tal
como fue pactado luego de construidas estas instalaciones son escasas.
Conforme a lo dispuesto en el artículo 6, el derecho real de conservación constituido está
sujeto a todas las servidumbres posteriores constituidas por mandato legal, es decir,
forzosas. Por esto, las posibilidades del dueñ o del predio para frenarlas son, en primer lugar,
formular observaciones en el proceso de constitució n de la concesió n o, en segundo,
intentar librarse de las servidumbres, procurando subsumirse – mediante prohibiciones
establecidas en el contrato constitutivo – en alguno de los casos en los cuales se prohi ́be su
constitución. Si bien las causales de excepció n son acotadas y só lo se contemplan para el
caso de servidumbres que emanan de concesiones eléctricas, es factible que sean aplicables
a los terrenos gravados con el derecho real de conservació n ya que, por ser un instrumento
que compatibiliza la conservació n con otras actividades, fácilmente puede usarse el terreno
como vivienda o realizarse en él actividades ganaderas, agri ́colas, etc., lo que es muy usual
en el derecho comparado.
Ante la imposibilidad de exceptuarse de la constitució n de una servidumbre en el predio
gravado con un derecho real de conservación, al dueñ o só lo le queda negociar el monto de
la indemnización debida y, si no hay acuerdo, esperar el resultado de la avaluació n judicial
o de la Comisión de Hombres Buenos, en el caso minero o eléctrico respectivamente. En
este caso, al acordar la indemnización, pudiera considerarse que existen dos sujetos
pasivos, el dueñ o del predio y el titular del derecho real de conservació n. Al haber dos
interesados y al estar en juego un proyecto de conservació n, el monto de la indemnizació n
deberi ́a ser superior.
A largo plazo, podri ́a suceder que el derecho real de conservació n se transforme en una
forma de financiamiento de iniciativas de conservació n. Es decir, que una persona al crear
un proyecto de conservació n lo haga con las garanti ́as que ofrece el nuevo derecho real y,
en caso de ser necesaria la constitución de una servidumbre que emane de una concesió n
en ese terreno, se utilicen los montos de la indemnización para la construcció n de otros
proyectos de conservación o para la ampliación y/o mejoramiento del existente. En este
caso, el derecho real de conservación no será un instrumento que sirva como escudo de
protección contra las actividades productivas o de extracció n y desarrollo, sino más bien se
18
Art. 54 DFL N° 1 DE 1982, de Minería, Ley General de Servicios de Energía Eléctrica
transforma en una garanti ́a para invertir en conservació n, que asegura un proyecto que
protege el patrimonio ambiental o que, en su defecto, provee de abundantes fondos para
el desarrollo de nuevos proyectos.
Concesiones que no tiene la facultad de imponer servidumbres forzosas
Las concesiones que no gozan de la posibilidad de imponer servidumbres forzosas se
determinan por exclusión, es decir, son las demás formas de generación de electricidad no
nombradas en el apartado anterior. P.Ej. Centrales termoeléctricas, generación por energía
nuclear, energías renovables no convencionales (ERNC), entre otras.
Para que estas formas de generación puedan realizar obras en predio ajeno es mediante la
constitución de servidumbres voluntarias, que son aquellas constituidas por un hecho del
hombre, es decir, acordadas con el dueño del predio.
Tratándose de predios gravados con el derecho real de conservación, para estas empresas
generadoras que requieren de la servidumbre para realizar su proyecto puede serles difícil
llegar a un acuerdo con el dueño del predio, debido a la poca compatibilización de las
instalaciones proyectadas con la conservación del predio y, a su debilitada posición
negociadora al no haber obligación legal de constituir el gravamen. Esto puede derivar en
el pago de altos montos de indemnización para constituirla.
Sin embargo, no solo el dueño del predio gravado podrá oponerse a las servidumbres por
ser contratrias a los fines de conservación deseados, sino que también debe estarse a lo
dispuesto en el contrato constitutivo, ya que en él se establecen obligaciones, prohibiciones
y limitaciones que el dueño del predio debe observar imperativamente. Pese a esto, no
puede sostenerse a priori que la servidumbre será contraria al derecho real de conservación
dado que una de las ventajas de éste es su flexibilidad y la posibilidad de compatibilizar la
protección del patrimonio ambiental con otras actividades, lo que deberá evaluarse caso a
caso.
Además, para la imposición de una servidumbre en el predio, deberá considerarse al titular
del derecho real de conservació n ya que tiene interés en el terreno y en él recae la
responsabilidad por el monitoreo, administració n y mantenció n del terreno de forma que
cumpla con las finalidades de conservación acordadas. Sin embargo, y dado que la ley nada
dice sobre esto, el titular será sólo un tercero, por lo que debe producirse el acuerdo entre
el dueño del predio y la empresa que necesita constituir la servidumbre. Además, conforme
a lo dispuesto en el artículo 6, las servidumbres voluntarias nuevas deberán ser establecidas
“sin afectar este derecho”.
Por otra parte, nada obsta a que el dueñ o del predio y el titular, para poder constituir la
servidumbre, modifiquen el contrato constitutivo, conforme a lo dispuesto en la ley, dado
que no hay controles externos que fiscalicen y velen por la efectiva conservació n del predio.
Desde el punto de vista del dueñ o y del titular, la imposició n de un derecho real de
conservación en un terreno en el que se hace necesario constituir una servidumbre
voluntaria se traduce, al igual que en la situación anterior, en altos montos de
indemnización que pueden fomentar el uso del instrumento como una forma de
financiamiento de nuevos proyectos de conservació n.
Implicancias en la terminación del derecho real de conservación
Una tercera implicancia entre las concesiones mineras o eléctricas y el derecho real de
conservación se produce respecto de su terminació n. Respecto de este ú ltimo, la nueva ley
contempla una duración indefinida, salvo estipulación en contrario. En el caso de las
concesiones mineras, se debe distinguir entre las de exploració n y las de explotación. Las
primeras tienen una duració n máxima de 4 añ os y, las segundas, tienen una duración
indefinida, sin perjuicio de su caducidad y extinció n por las causas que señ ala la ley. En las
concesiones eléctricas también se distingue, ya que las concesiones provisionales se
otorgan por un plazo máximo de 2 añ os, pudiendo solicitarse nuevamente una vez cumplido
el plazo y, las concesiones definitivas se otorgan por un plazo indefinido.
Al terminar el derecho real de conservació n, el titular ya no tiene obligaciones de observar
el cumplimiento del contrato constitutivo y tampoco existen medidas posteriores que
tiendan a asegurar los avances que se han realizado en la protección del patrimonio
ambiental del predio, por tanto, la protección del mismo quedará en manos de su dueñ o
sin las garanti ́as que ofreci ́a el derecho ya extinto.
En el caso de las concesiones que tienen plazo definido de término, las consecuencias de la
terminació n serán favorables para el terreno ya que podrá ser restaurado y preservado por
el dueño y el titular del derecho real de conservació n, constituyendo ésta una obligació n
para ambos, vinculante por el contrato constitutivo.
Las concesiones que tienen duración indefinida, a priori, representan un gran peligro para
un terreno con elementos de importancia ecoló gica ya que el derecho real de conservación
no puede impedir los efectos nocivos que se produzcan en el patrimonio ambiental como
consecuencia de la realizació n de proyectos mineros o eléctricos, a lo que se suma que, la
producción de dichos efectos puede hacerse en forma perpetua.
Sin embargo, esto se ve matizado por el hecho de que los yacimientos y fuentes productoras
de energi ́a no son infinitos. Las faenas e instalaciones mineras o eléctricas pueden dejar de
ser productivas y, por tanto, cerrarse. Por esta razó n, las servidumbres que pueden
imponerse sobre terreno ajeno son transitorias, cesando cuando termine el
aprovechamiento que de ellas haci ́a la concesión19. Además, en materia minera existe la
Ley 20.551, que regula el cierre de faenas e instalaciones mineras. Asi ́, aunque la concesión
sea concedida a perpetuidad, las instalaciones, plantas, centrales y, en definitiva, los
proyectos eléctricos y mineros, no lo son.
Esto abre nuevas posibilidades ya que obliga a considerar el factor tiempo, al pensar qué
pasará con el terreno luego de su uso y goce intensivo. En el ámbito minero, es la empresa
19
Art. 24 Código de Minería
quien tiene la obligació n de reducir el dañ o causado en el terreno que se ocupó mediante
la elaboración de un plan de cierre, sin el cual, no podrá iniciar sus operaciones20. El plan de
cierre se define como “el conjunto de medidas técnicas y actividades que la empresa minera
debe efectuar desde el inicio de la operación minera, y el programa de detalle conforme al
cual deben implementarse, de manera que tienda a prevenir, minimizar y controlar los
riesgos y efectos negativos que se puedan generar en la vida e integridad de las personas
que se encuentran relacionadas directa e inmediatamente a las mismas, asi ́ como mitigar
los efectos de la operación minera en los componentes medio ambientales comprometidos,
tendientes a asegurar la estabilidad fi ́sica y qui ́mica de los lugares en que ésta se realice”21.
También se contempla una etapa llamada de post cierre, que consiste en actividades de
monitoreo, seguimiento y control de las medidas del plan de cierre.
En esta situación, puede cumplir un rol importante el derecho real de conservació n, ya sea
que se haya constituido con anterioridad al término de las faenas o con ocasió n de éste.
Este derecho ofrece la posibilidad de rehabilitar el terreno que se ha ocupado en las faenas
eléctricas y mineras con todas las garanti ́as que puedan acordarse en el contrato
constitutivo, entre ellas, la imposició n de obligaciones vinculantes para su dueñ o, el control
de las medidas y la administración del predio por un ó rgano independiente y dedicado
exclusivamente a la conservació n, la imposibilidad de variar los usos del terreno y de
imponer otros gravámenes que lo afecten, las obligaciones de reparación y
descontaminación del predio, entre otros. Además, éste derecho real tiene la ventaja de
que puede ser compatibilizado con otras actividades que se conformen con la conservació n,
razón por la cual, el dueño aún puede obtener un beneficio econó mico del predio.
No obstante la incertidumbre generada por la poca certeza en relación a la fecha efectiva
del término de los trabajos, el derecho real de conservació n puede ser ocupado como una
forma de “plan de cierre” – es decir, como un conjunto de medidas técnicas para minimizar
los efectos negativos en la vida y salud de las personas y en el medio ambiente – por las
empresas a las cuales la legislació n no les exige este tipo de medidas, por ejemplo, las
concesionarias eléctricas u de otro tipo. Para este efecto podrá ser impuesto por el dueñ o
del predio y también por la empresa, dentro de los límites comentados.
De esta forma, en la fase de terminació n de los proyectos se ofrece un posible ámbito de
aplicación al nuevo derecho real de conservació n, esta vez como forma de restauració n de
proyectos mineros, eléctricos y de otra naturaleza. Asi ́ se asegura que se dejará descansar
al predio, se ejecutan las medidas adecuadas para tal efecto creándose un símil a un plan
de cierre de las instalaciones, dejando al predio con un activo cuantificable y cumpliéndose
con la necesidad de proteger su patrimonio ambiental.
20
21
Art. 4 Ley 20.55, que regula el cierre de faenas mineras
Íbid. Art. 3 n)
Descargar