MATERIA 18. La Inteligencia emocional en el aula 2. Realiza un esquema con las diferentes áreas que intervienen en el desarrollo de la IE en el ámbito escolar. MATERIA 19. La necesaria educación emocional en los procesos de enseñanza/aprendizaje y actividades de mejora emocional en el aula 1. Realiza tres actividades con sus objetivos que expliquen la mejora de las emociones en un alumno que sufre bullying. ● Actividad 1: Mindfulness Practicar mindulness ayudan al acosador, la víctima y cualquier testigo involucrado a desarrollar una conciencia más profunda de sí mismos, resiliencia, compasión y una mayor capacidad para regular sus respuestas emocionales. Actividades serían algunas como: 1. Pasar el globo. A través de esta actividad podemos introducir y explicar a los niños el mindfulness. Consiste en sentar a los niños en círculo y hacer que se pasen un globo del uno al otro lo más rápido posible. Una vez hemos acabado, les pedimos que hagan lo mismo pero muy lentamente. Al acabar les pedimos que nos describan la mayor cantidad posible de detalles que pudieron contemplar cuando se pasaron el globo lentamente y que no pudieron ver al pasarlo rápido. Se trata de hacerles reflexionar sobre que en lo rápido lo pasan bien, pero que despacio se pueden apreciar cosas que de lo contrario pasan desapercibidas. 2. ¡Soy un superhéroe o una super heroína! Con esta actividad los niños tienen que ponerse en una postura de «poder», como si fuesen superhéroes, es decir, de pie, con la espalda recta, los brazos en jarras y con los ojos cerrados. Para convertirse en superhéroes tienen que ser capaces de desarrollar sus sentidos al máximo y para conseguirlo tienen que estar en absoluto silencio y escuchar todos los sonidos que hay a su alrededor durante 5 minutos. 3. La campana y el sonido del silencio. Con esta actividad los niños tienen que estar sentados y con los ojos cerrados mientras el profesor o profesora toca una campana (es importante que sea un instrumento con una gran vibración como por ejemplo los cuencos tibetanos) . Los niños tienen que escuchar atentamente el sonido y tienen que levantar las manos cuando no escuchen nada, es decir, cuando el sonido haya desaparecido completamente. 4. Somos extraterrestres! Esta actividad consiste a jugar a hacer ver que todos somos extraterrestres que acabamos de aterrizar en un planeta desconocido. El docente ofrece a cada niño una pieza de fruta u otro alimento y le pide que la describa con los 5 sentidos, ya que es algo que no ha visto nunca: cómo es, de qué color, cómo huele, a qué sabe, su textura, su peso, si hace sonido al masticarlo, etc. 5. Observamos como espías. En este caso, queremos desarrollar la concentración a través de la quietud y el silencio pero con los ojos abiertos. Les explicamos que somos espías y que tenemos que observar todos los detalles que podamos, incluso los más pequeños e insignificantes de un objeto en movimiento. Para llevar a cabo esta actividad podemos usar lámparas que cambian de color, relojes de arena o de agua, velas o botellas de la calma. Al finalizar les podemos preguntar «qué observó tu mente atenta? Qué has descubierto detective ? 6. ¡Qué no suene! Este juego es muy divertido. Consiste en poner a los niños en círculo, sentados en el suelo y ofrecer a uno de los niños un cascabel. La consigna es que se la debe pasar al compañero/a de su derecha y así sucesivamente pero evitando que el cascabel suene, es decir, que se tiene que hacer con mucho cuidado y poniendo mucha atención. Una variante de esta actividad también puede ser hacer lo mismo pero con una vaso de agua lleno hasta arriba del todo y evitar que se derrame. 7. El parte meteorológico. Sentamos a los niños cómodamente y les pedimos que cierren los ojos y que se observen por dentro para descubrir cómo se sienten. La frase que usamos es «¿qué tiempo está haciendo por dentro? y cada niño debe responder a ella. Les podemos ayudar estableciendo comparaciones como » fíjate si brilla el sol y te sientes bien y tranquilo, o bien si hay nubes y está a punto de llover o de caer una tormenta,…» 8. Somos ranas. Con esta actividad trabajamos la respiración diafragmática Les pedimos que sean ranas y que como tales, tienen que respirar de una forma especial, cuando cogen el aire tienen que hinchar mucho la barriga y cuando lo sacan tiene que hundirse. 9. Somos detectives …¿Qué falta? Con este juego desarrollamos la observación y la memoria. Se trata de poner en una caja 10 objetos cotidianos y mostrarlos a los niños, dándoles unos segundos para que los miren todos. Después les tapamos los ojos con un pañuelo y quitamos uno o dos objetos de la caja, después les pedimos que se destapen los ojos, observen la caja e intenten adivinar qué falta. 10. Veo veo… te veo. Los niños se tienen que sentar por parejas y uno en frente al otro tienen que mirarse a los ojos durante unos minutos. A través de esta actividad se desarrolla la empatía y se favorece el desarrollo de vínculos afectivos. Objetivos: - Posibilitar que la propia persona conozca las reacciones y sensaciones que presentan este tipo de situaciones. - Solucionar los problemas que se produzcan entre el alumnado de una forma sosegada, a través de la mediación y el uso de alumnos mediadores. - Mejor atención en las tareas escolares y un mayor conocimiento de sus emociones. ● Actividad 2: Cuentos. (Ejemplo La piedra que se convirtió en niño) Los cuentos son una herramienta maravillosa para que los niños reflexionen sobre la realidad en la que se encuentran y empaticen con el resto de los compañeros. En este caso en concreto planteado ayudaría a que el alumno se pongan en el lado de Pedro la piedra que se transforma en niño y vean cómo le hacían sentir y como ellos mismos actuaban de forma incorrecta y dolorosa para el niño que sufre bullying. Objetivos: - Dar herramientas para luchar contra cualquier forma de bullying o violencia que son: la inteligencia emocional, la confianza en uno mismo y la autoestima, y la asertividad. - Trabajar la autoestima - Aprender a aceptarse a uno mismo - Valorar por encima de todo cualidades que están en nuestro interior - Aprender asertividad y empatía - Ayuda para afrontar las situaciones con integridad. - Conocer que sus emociones únicamente dependen de ellos mismos, no de los demás. Ejemplo de un cuento: “La piedra que se convirtió en niño” Nuestro protagonista es una piedra, si, una piedra, Pedro se llamaba e iba a sufrir bullying. Una piedra que estaba en un camino, solitaria y aburrida, la mayoría de veces. Bueno, algunas veces se divertía. El camino estaba al lado de un colegio, y cuando salían o entraban los niños en la escuela cogían piedras y las lanzaban de un lado a otro. Eso le encantaba, cuando sentía como alguien la escogía y la lanzaba podía sentir el roce del viento y la velocidad. Después cambiaba de sitio y tenía una nueva perspectiva del mundo. Eso le gustaba mucho. Pero Pedro, la piedra, en realidad se sentía infeliz. A él le gustaría ser un niño como los que veía cada día saliendo del colegio. Los envidiaba corriendo por el camino, saltando, riendo, y jugando, y cada día lo deseaba con más y más fuerza. Pensaba en la suerte que tenían los chavales, sin embargo, ¿qué podía hacer más que desearlo?. En muchas ocasiones fantaseaba aún con ser el niño más feo del mundo, se decía que no le importaría. - Me daría igual ser el niño más feo del mundo. Aún siendo feo, sería muy feliz con todos mis defectos. Pero aquel día ocurrió algo increíble, como por arte de magia, Pedro se convirtió en un niño, tal y como había deseado. En un niño feo, eso sí, y con muchos defectos físicos. Tenía una nariz enorme, orejas puntiagudas, pelo imposible de peinar, era muy alto y delgado con apariencia de desgarbado. Ahora bien, a Pedro le daba totalmente igual, estaba contentísimo por ser un niño. Al día siguiente se preparó para ir a la escuela con el resto de los niños, y disfrutó con las lecciones del maestro. Le encantaba aprender. Le enseñaron las partes del cuerpo, algo de inglés y matemáticas. Realmente Pedro, como ponía tanta atención en lo que le enseñaban, aprendía rápidamente. De hecho, le resultaba maravilloso escuchar las lecciones del maestro y aprender. Pero al salir de la escuela pasó algo un tanto desagradable. 3 niños de clase le rodearon y le empezaron a insultar, le decían a modo de cancioncilla. - Pedro nariz gorda, cuerpo desgarbado. Pero los niños, enseguida vieron que Pedro estaba tan tranquilo. Estaba actuando como lo en su día fue, una piedra. Así, les respondió: - Si, ya lo sé, pero no me importa. Soy feliz porque puedo venir al colegio, correr, respirar y vivir. Tengo lo más importante en la vida, así que no me importa tener defectos. Los niños, como veían que Pedro no se inmutaba, se fueron enfadando más y más, y fueron a pegarle, pero Pedro fue esquivando los golpes, mientras los otros niños y niñas de la escuela se ponían alrededor de Pedro y los 3 niños. Hasta que uno de los golpes, impactó en la cara de Pedro. Sin embargo, curiosamente, el golpe no hizo daño a Pedro, en cambio, el niño tuvo un dolor terrible en su mano. Tuvo un dolor como si hubiera golpeado una piedra Acto seguido, Pedro, se compadeció del niño y fue a ver que tal estaba, y le dijo: - Ya sabía que te harías daño golpeándome y tratándome mal, por eso esquivaba los golpes. Aunque vosotros no os deis cuenta, los golpes que dais acabarán haciéndoos daño a vosotros mismos. En cambio, a mí no me afectan, porque sé actuar como si fuera una piedra, a mí no me afectan, porque sé que lo que estoy haciendo, lo hago bien, por mucho que me digáis lo contrario. En ese momento llegaba la maestra y pudo ver todo lo que había pasado. El resto de niños del colegio, también lo observaron y comenzaron a aplaudir a Pedro. Realmente todos contemplaban la injusticia que habían cometido los 3 niños con él, pero admiraban a Pedro, lejos de prestarse a continuar con la violencia que estaban actuando contra él, les quiso ayudar y la paró. La maestra dijo: - Hoy creo que Pedro os ha enseñado algo. La violencia se realimenta de violencia, y la manera de pararla es hacer justamente lo contrario. En ese momento, sucedió algo increíble. Todos los niños que estaban alrededor de Pedro notaron de repente que cambiaba. Se estaba produciendo una metamorfosis, dejando de ser ese niño feo y con defectos, para convertirse en un niño mucho más guapo. Aunque era exactamente igual, todos los niños del colegio lo empezaron a ver de diferente forma. Su cuerpo, nariz, orejas, todo era exactamente igual, pero donde antes contemplaban defectos, ahora admiraban cualidades. Admiraban su personalidad, su fortaleza, la seguridad en sí mismo y su tremenda autoestima y resiliencia, cualidades que están muy por encima de las cualidades físicas. A partir de ese día Pedro vivió feliz junto a sus compañeros de colegio y todos desarrollaron cualidades importantes para relacionarse entre ellos. ● Actividad 3: Solución de supuestos Esta dinámica es ideal para que los profesores eduquen a sus alumnos en control emocional. En el aula, el profesor debe leer en voz alta historias y los alumnos encontrar soluciones Objetivos: - Identificar situaciones negativas - Control emocional - Saber actuar en situaciones complicadas y defenderse - Control y regulación emocional Ejemplo de una situación: “Va Pepe muy contento por el parque, cuando de repente ve a Rafa viniendo a su encuentro. Rafa tiene una mirada muy rara. Pepe se pregunta qué le estará pasando. Se acercan y se saludan, pero inmediatamente Rafa comienza a gritar. Dice que Pepe le ha hecho quedar muy mal con los otros chicos del barrio, que es mal amigo, que tiene la culpa de todo lo que le pasa. ¿Entonces Pepe que considerais que podría hacer? En este momento en la clase se habría un debate para dar soluciones a esta situación y de esta forma se trabajaría el bullying y como actuar ante el mismo. MATERIA 20. Elaboración de un programa de mejora de inteligencia emocional 2. Elabora un cuento para trabajar la Inteligencia Emocional en el aula Érase una vez una tortuga llamada Dori. Vivía en una pequeña aldea. Tenía 7 años. A Dori no le gustaba ir a la escuela. Prefería quedarse en casa con su madre y su hermanito. No quería estudiar lo único que le gustaba era jugar con sus amigos o jugar con la tablet. Le parecía horrible tener que leer y leer y hacer tantas fichas en el cole. Odiaba con toda su alma escribir y gritaba cuando no lo conseguía hacer. En clase, no escuchaba al profesor, siempre discutía con sus compañeros sin permiso y se pasaba el rato haciendo ruiditos que molestaban a todos y corriendo por la clase. Cuando se aburría interrumpía la clase chillando. Cada mañana, de camino hacia la escuela, se decía a sí misma que se tenía que esforzar en todo lo que pudiera para portarse mejor, pero, al final, siempre acababa haciendo lo mismo. De repente apareció Marcelino un caballito de mar y le preguntó qué le pasaba y por qué se portaba así. - Marcelino: ¡Hola! Soy Marcelino y quiero ayudarte. ¿Por qué te comportas así tortuguita? - Tortuga: No lo sé, pero quiero cambiar. - Marcelino: Te diré un secreto: no sabes que llevas encima de ti la solución a tus problemas. Dori estaba perdida, no entendía de qué le hablaba. - Marcelino: puedes esconderte dentro de ti siempre que te des cuenta de que lo que estás haciendo o diciendo te produce rabia. Entonces, cuando te encuentres dentro del caparazón tendrás un momento de tranquilidad para estudiar tu problema y buscar una solución. Así que ya lo sabes, la próxima vez que te irrites, escóndete rápidamente. A Dori le encantó la idea y estaba impaciente por probar su secreto en la escuela. Llegó el día siguiente y de nuevo se equivocó al resolver una suma. Empezó a sentir rabia y furia, y cuando estaba a punto de perder la paciencia y de arrugar la ficha, recordó lo que le había dicho el caballito de mar. Rápidamente encogió los bracitos, las piernas y la cabeza y los apretó contra su cuerpo, poniéndose dentro del caparazón. Estuvo un ratito así hasta que tuvo tiempo para pensar qué era lo mejor que podía hacer para resolver su problema. Fue muy agradable encontrarse allí, tranquila, sin que nadie le pudiera molestar. Cuando salió, se quedó sorprendida de ver a la maestra que le miraba sonriendo, contenta porque se había podido controlar. Después, entre las dos resolvieron el error («parecía increíble que con una goma, borrando con cuidado, la hoja volviera a estar limpia»). Dori siguió poniendo en práctica su secreto mágico cada vez que tenía problemas, incluso a la hora del patio. Pronto, todos los niños que habían dejado de jugar con ella por su mal carácter, descubrieron que ya no se enfadaba cuando perdía en un juego, ni pegaba sin motivos. Al final del curso, Dori lo aprobó todo y nunca más le faltaron amiguitos.