LA SANGRE DEL CEREZO Exhausto de tanto huir, alcanza a llegar bajo el cerezo, la figura que le acecha al parecer se ha ido, pero sabe que volverá, forzado a huir él es el único que aún permanece vivo. Todavía quedan unos pocos minutos sol, la noche es inminente, sabe que el tiempo está en su contra. Es difícil asimilar lo que ha pasado, ¿cómo es que una sola mujer pudo con las cinco mejores espadas del Seto Naikai? Todos, sus grandes amigos, asesinados por su propia esposa… No hay tiempo para pensar, solo para reaccionar. Observa sus manos, su cuerpo, sus heridas… sabe que su vida se va. Su vista se vuelve borrosa, observa hacia arriba y las hojas del cerezo caen cual gotas de sangre endeble que tiñen el suelo. Las memorias de toda una vida lo acogen, pero la noche se acerca, sabe que debe apresurarse, debe ponerse de pie. Tambaleante, logra asirse al árbol, observa la gran alfombra roja que se extiende ante él yaciendo bajo sus pies, su misma sangre fundiéndose en el entorno, perdiéndose en la oscuridad… La muerte se acerca, quizá más rápido que su verdugo, se quita el obi para atarse a sí mismo en el árbol, y así, aunque la muerte llegue primero, su enemigo lo encontrara en pie, osado y desafiante, sin temor, tal como vivió… Aunque clara, la noche comienza a cerrarse como en complicidad con las sombras brindándoles espacios para esconderse, para acechar… las ramas crujen, los arbustos se mueven, las sombras se acercan… Él toma un último sorbo de aire, levanta su vista hacia el cielo y observa las hermosas sakuras que se ciernen sobre él. Ahora lo sabe, su último momento ha llegado, sus manos caen lentamente y su cabeza tambalea de nuevo hacia abajo. Aun así, en ese último instante, alcanza a ver como de manera abrupta se acerca un horrible rostro desfigurado abriendo sus fauces, un rostro alguna vez femenino, alguna vez el de su esposa, y tras de éste un enorme cuello que se alarga como una serpiente hasta perderse en las tinieblas de la noche. Autor: Nemesis