Subido por Luisa Fernanda Franco Martín

ADA 06 GÉNERO Kottak 236-242

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sumario
SEXO Y GÉNERO
PATRONES DE GÉNERO
RECURRENTES
GÉNERO ENTRE
FORRAJEROS
GÉNERO ENTRE
HORTICULTORES
Estratificación de género reducida: sociedades matrilineales y matrilocales
Estratificación de género reducida: sociedades matrifocales
Matriarcado
Estratificación de género aumentada: sociedades patrilineales-patrilocales
GÉNERO ENTRE
AGRICULTORES
PATRIARCADO Y
VIOLENCIA
GÉNERO E
INDUSTRIALISMO
La feminización de la pobreza
ORIENTACIÓN SEXUAL
la antropología en
NUESTRAS VIDAS
a tabla 9.1 del presente capítulo
muestra las actividades que generalmente realizan los hombres, las que
ejecutan las mujeres y las que desarrollan ambos (intercambiables). Ahí, verá algunas actividades “masculinas” usuales en
su propia cultura, como la cacería, la carnicería y la construcción de viviendas. También
destacan las que de manera tradicional se
consideran femeninas, como lavar la ropa y
cocinar. Esas listas pueden hacerle pensar
en tantas excepciones como seguidores de
las mismas. Aunque no es común, ciertamente no es raro escuchar que una mujer
estadounidense caza presas grandes (piense
en Sarah Palin) o un hombre estadounidense
cocina (piense en Emeril Lagasse u otros
chefs célebres). Además de las celebridades,
las mujeres en la cultura estadounidense
cada vez más trabajan fuera del hogar, en
una amplia diversidad de empleos —doctor,
abogado, contador, profesor— que antaño
se consideraban trabajos masculinos. Sin
embargo, no es cierto que las mujeres hayan
logrado equidad en todos los tipos de ocupaciones. Al momento de escribir este libro,
sólo ha habido 17 senadoras en Estados Unidos y solamente cuatro mujeres han sido
juezas en la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos.
Las ideas acerca del comportamiento
adecuado de género están cambiando de
manera tan inconsistente como los patrones de empleo de hombres y mujeres. Programas populares, como Sex and the City,
presentan personajes que muestran comportamientos de género y sexuales no tradicionales, mientras perduran las antiguas
L
creencias, expectativas culturales y estereotipos de género. La expectativa estadounidense de que el comportamiento femenino
adecuado debe ser cortés, comedido y dócil
plantea un reto para las mujeres, porque la
cultura estadounidense también valora la decisión y la “defensa de las creencias”. Cuando
hombres y mujeres estadounidenses muestran un comportamiento similar, al expresar
su opinión, por ejemplo, se les juzgan de manera diferente. La asertividad de un hombre
puede admirarse y recompensarse, pero un
comportamiento similar en una mujer puede
considerarse como “agresivo”... o peor.
La capacitación, los estereotipos y las expectativas culturales generan obligaciones
tanto para los hombres como para las mujeres. Por ejemplo, la cultura estadounidense
estigmatiza a los varones que lloran. Está
bien que los niños pequeños lloren, pero
convertirse en hombre con frecuencia significa abandonar las expresiones naturales de
gozo y tristeza. ¿Por qué los “machos” no deben llorar cuando sienten emociones? También se entrena a los hombres estadounidenses para tomar decisiones y apegarse a
ellas. Con los estereotipos, cambiar de opinión se asocia más con las mujeres que con
los varones; si éstos lo hacen se les señala
como débiles, y pueden verse como “afeminados”. Es frecuente que los políticos critiquen de sus oponentes el que sean indecisos, cambiar de opinión o “dar vueltas” a los
asuntos. Qué extraña idea: ¿la gente no debe
cambiar de opinión si descubre que hay mejores opciones? Hombres, mujeres y la humanidad pueden ser igualmente victimizados debido a la formación cultural.
SEXO Y GÉNERO
determinan el comportamiento humano.
Es decir, las actitudes, los valores y, en
suma, la conducta humana están delimitados no sólo por las predisposiciones
genéticas, que con frecuencia son difíciles de identificar, sino también por las
experiencias personales durante el proceso de enculturación. Nuestros atributos
Los antropólogos al estudiar dimensiones de la biología, la sociedad y la cultura se encuentran en un lugar privilegiado para explicar el grado de qué
aspectos de la naturaleza (predisposiciones biológicas) y la crianza (ambiente)
como humanos están determinados por los genes y el ambiente durante el crecimiento y el desarrollo.
Las preguntas acerca de la naturaleza y la
crianza surgieron en la discusión sobre los roles
de sexo y género humanos y la sexualidad. Hombres y mujeres difieren genéticamente. Las mujeres tienen dos cromosomas X, y los hombres poseen uno X y uno Y. El padre determina el sexo de
un bebé porque sólo él puede transmitir el cromosoma Y. La madre siempre proporciona un
cromosoma X.
La diferencia cromosómica se expresa en contrastes hormonales y fisiológicos. Los humanos
son sexualmente dimórficos, más que algunos
primates, como los gibones (pequeños simios
asiáticos que viven en los árboles), y menos que
otros, como gorilas y orangutanes. El dimorfismo
sexual se refiere a las diferencias en la biología de
machos y hembras, más allá de los contrastes de
mamas y genitales. Mujeres y hombres difieren
no sólo en características sexuales primarias (genitales y órganos reproductivos) y secundarias
(mamas, voz, distribución de pelo), sino en peso,
altura, fuerza y longevidad promedio. Las mujeres tienden a vivir más años que los varones y
presentan excelentes capacidades de resistencia.
En una población dada, los hombres tienden a
ser más altos y pesar más que las mujeres. Desde
luego, hay una considerable superposición entre
los sexos en términos de altura, peso y fuerza física. Durante la evolución biológica humana ha
existido pronunciada reducción en el dimorfismo
sexual.
Sin embargo, esas diferencias que están determinadas genética y fisiológicamente, ¿qué tan
lejos llegan? ¿Qué efectos tienen sobre la forma?;
¿cómo actúan hombres y mujeres y cómo son tratados en diferentes sociedades? Los antropólogos
descubrieron similitudes y diferencias entre los
roles masculinos y femeninos en culturas diferentes. La posición antropológica predominante
acerca de los roles de sexo-género y biología
puede enunciarse del modo siguiente:
La naturaleza biológica de hombres y mujeres [debe verse] no como un estrecho envoltorio que limita al organismo humano, sino
más bien como una base amplia sobre la cual
pueden construirse varias estructuras.
(Friedl, 1975, p. 6)
Aunque en la mayoría de las sociedades los
hombres tienden a ser un poco más agresivos
que las mujeres, muchas de las diferencias de
comportamiento y de actitud entre los sexos se
deben más a la cultura que a la biología. Las diferencias sexuales son biológicas, pero el género
abarca todos los rasgos que una cultura asigna e
inculca en varones y mujeres. En otras palabras,
el “género” se refiere a la construcción cultural
de ser mujer, hombre o algo más.
El reino de la diversidad cultural contiene construcciones y expresiones sociales ricas en diferencias acerca de los roles de género, como ilustran estos varones wodaabe en medio de una celebración en Níger. (Busque atentamente
aquello que sugiera difusión.) En nuestra sociedad, ¿cuáles son las razones
para que los hombres decoren sus cuerpos?
Dadas las “ricas y variadas construcciones del
género” dentro del reino de la diversidad cultural, Susan Bourque y Kay Warren (1987) notan
que las mismas imágenes de masculinidad y feminidad no siempre se aplican. Los antropólogos
han recopilado datos etnográficos sistemáticos
acerca de las similitudes y diferencias que involucra el género en muchos escenarios culturales
(Bonvillain, 2007; Brettell y Sargent, 2009; Gilmore, 2001; Mascia-Lees y Black, 2000; Nanda,
2000; Ward y Edelstein, 2009). Los antropólogos
pueden detectar temas y patrones recurrentes
que involucran diferencias de género. También
pueden observar que los roles de género varían
con el ambiente, la economía, la estrategia adaptativa y el tipo de sistema político. Antes de examinar los datos transculturales, son necesarias
algunas definiciones.
Los roles de género son las tareas y actividades
que una cultura asigna a los sexos. En relación con
los roles de género se encuentran los estereotipos
de género, que son imágenes demasiado simplificadas, pero fuertemente arraigadas, acerca de las
características de los hombres y las mujeres. La
estratificación de género describe una distribución desigual de recompensas (recursos socialmente valiosos, poder, prestigio, derechos humanos y libertad personal) entre varones y mujeres,
que reflejan sus diferentes posiciones en una jerarquía social. De acuerdo con Ann Stoler (1977), los
“determinantes económicos del estatus de género” incluyen la libertad o la autonomía (para
disponer del trabajo propio y de sus frutos) y el
poder social (control sobre las vidas, el trabajo y
los productos de los demás).
Capítulo 9
Género
dimorfismo sexual
Diferencias marcadas en
la biología de machos y
hembras, más allá de las
mamas y los genitales.
roles de género
Tareas y actividades que
una cultura asigna a
cada sexo.
estereotipos
de género
Imágenes demasiado
simplificadas, y fuertemente arraigadas, acerca
de los hombres y las
mujeres.
estratificación de
género
Distribución desigual de
recursos sociales entre
hombres y mujeres.
237
vivir la antropología VIDEOS
Marginalización de las mujeres
A pesar de las declaraciones de igualdad, la mitad de
la población mundial sufre discriminación. Muchas culturas favorecen a los hijos varones, y refuerzan una
mentalidad de que las mujeres son inferiores a los
hombres. Este video examina la devaluación económica, política, social y cultural de las mujeres. Con
base en la discusión del capítulo, señale si la discriminación de género es inevitable.
En las sociedades sin Estado, la estratificación
de género con frecuencia resulta del prestigio
más que de la riqueza. En su estudio de los ilongots del norte de Luzón, en Filipinas (figura 9.1),
Michelle Rosaldo (1980a) describió las diferencias de género relacionadas con el valor cultural
positivo atribuido a la aventura, los viajes y el
conocimiento del mundo externo. Con más frecuencia que las mujeres, los hombres ilongot,
como cazadores de cabezas, visitaban lugares
distantes. Adquirían conocimiento del mundo
exterior, amasaban experiencias y regresaban a
expresar su conocimiento, aventuras y sentimientos en discursos públicos. Como resultado,
adquirían fama. El prestigio de las mujeres ilongot resultaba inferior porque éstas no contaban
con experiencias externas sobre las cuales basar
su conocimiento y expresarlo espectacularmente.
N
Mar del sur
de China
Luzón
lfo n
G o ayé
Li n g
ILONGOTS
Mar de
Filipinas
Manila
Bahía Lamón
Bahía de
Manila
0
25
50 mi
0 25 50 km
FIGURA 9.1
Filipinas.
238
PARTE 2
Mindoro
Mar
Sibuyán
Ubicación de los ilongots en
Valorar la diversidad cultural
Sobre la base del estudio de Rosaldo y los hallazgos en otras sociedades sin Estado, Ong (1989)
argumenta que debe distinguirse, en una sociedad dada, entre sistemas de prestigio y poder
real. El alto prestigio masculino puede no entrañar poder económico o político de los hombres
sobre sus familias.
PATRONES DE GÉNERO
RECURRENTES
Recuerde de los capítulos anteriores que los etnólogos comparan datos etnográficos de culturas
diversas, es decir, datos transculturales, para
descubrir y explicar diferencias y similitudes.
Los datos relevantes para el estudio transcultural
del género pueden extraerse de los dominios de
la economía, la política, la actividad doméstica,
el parentesco y el matrimonio. La tabla 9.1 muestra datos transculturales sobre la división del trabajo por género en 185 sociedades elegidas al
azar.
Al recordar la discusión, en el capítulo de cultura, sobre rasgos universales, generalidades y
particularidades, los hallazgos de la tabla 9.1
acerca de la división del trabajo por género son
ejemplo de generalidades. Entre las sociedades
que la etnografía ha estudiado hay una tendencia
muy fuerte a identificar actividades de acuerdo
al género, por ejemplo, señalar que los hombres
construyen botes; sin embargo, hay excepciones
como las mujeres del grupo nativo americano llamado hidatsa, que construían los botes que usaban para cruzar el río Misuri. Tradicionalmente,
los hidatsa eran granjeros y cazadores de bisontes en las planicies norteamericanas; ahora viven
en Dakota del Norte. Otra excepción son las mujeres pawnee que trabajaban la madera; éste es el
único grupo nativo americano que asignó tal actividad a las mujeres. (Los pawnee, también
granjeros de las planicies y cazadores de bisontes, originalmente vivían en lo que ahora es Nebraska y Kansas centrales; ahora radican en una
reservación en Oklahoma norte central.) Entre
los “pigmeos” mbuti de la selva ituri de África,
las mujeres cazan al capturar pequeños animales
lentos, usando sus manos o una red (Murdock y
Provost, 1973).
Las excepciones a las generalizaciones transculturales pueden involucrar sociedades e individuos. Esto es: una sociedad como la hidatsa
contradice la generalización transcultural de que
los hombres construyen botes al asignar la tarea
a las mujeres. O, en una sociedad donde la expectativa cultural es que sólo los hombres construyen botes, una mujer o mujeres particulares pueden contradecir esa expectativa al realizar la
actividad masculina. En la tabla 9.1 es evidente
que, en una muestra de 185 sociedades, ciertas
actividades (“actividades intercambiables”) se
asignan tanto a hombres como a mujeres. Entre
las más importantes destacan la plantación, así
como el cuidado y la cosecha de los cultivos. Más
adelante se verá que algunas sociedades acostumbran asignar más actividades agrícolas a las
mujeres, mientras que en otras los varones son
los principales trabajadores agrícolas. Entre las
tareas que casi siempre se asignan a los hombres
(tabla 9.1), algunas (por ejemplo, la caza de grandes animales en tierra y mar) parecen claramente
relacionadas con su tamaño y fuerza promedio.
Culturalmente otras, como el trabajo de madera
y la elaboración de instrumentos musicales, las
realizan de manera indistinta hombres y mujeres. Éstas, desde luego, no se hallan exentas de
trabajo físico arduo y consumidor de tiempo,
como la recolección de madera para fogatas y el
transporte de agua. En Arembepe, Bahía, Brasil,
las mujeres de manera rutinaria transportan agua
en botes de cinco galones —que colocan sobre
sus cabezas— desde pozos y lagunas hacia sus
casas ubicadas a largas distancias.
Note que la tabla 9.1 no menciona el comercio
y las actividades de mercadeo, en las que son activos tanto hombres como mujeres. ¿La tabla 9.1
es un poco androcéntrica al contemplar más tareas masculinas que femeninas? Las mujeres se
TABLA 9.1 Generalidades en la división del trabajo por género, con base en datos
de 185 sociedades
ACTIVIDADES GENERALMENTE
MASCULINAS
ACTIVIDADES INTERCAMBIABLES
(MASCULINAS O FEMENINAS)
ACTIVIDADES GENERALMENTE
FEMENINAS
Cazar grandes animales acuáticos
(por ejemplo, ballenas, morsas)
Encender fuego
Recolección de combustible (por
ejemplo, madera)
Fundición de minerales
Mutilación corporal
Elaboración de bebidas
Metalurgia
Curtido de pieles
Recolección de plantas salvajes
Tala de árboles
Recolección de pequeños animales
terrestres
Producción de lácteos (por ejemplo,
elaboración de mantequilla)
Caza de grandes animales terrestres
Siembra de cultivos
Hilar
Trabajos de maderas
Fabricación de productos de piel
Lavar
Caza de aves
Cosechar
Transportar agua
Elaboración de instrumentos
musicales
Cuidado de cultivos
Cocinar
Captura de animales con trampas
Ordeña
Preparar alimentos vegetales (por
ejemplo, procesar granos y cereales)
Construcción de botes
Cestería
Trabajo con piedras
Transportar cargas
Trabajos de huesos, cuernos y
conchas
Elaboración de tapetes
Minería y explotación de canteras
Cuidar animales pequeños
Colocación de huesos
Preservar carne y peces
Carnicería*
Tejer en telar
Recolección de miel
Alfarería
Limpieza de terrenos
Pesca
Pastoreo de grandes animales de
rebaño
Construcción de casas
Preparación de suelos
Fabricación de redes
Fabricación de sogas
*Las actividades que se ubican arriba de “carnicería” casi siempre las realizan hombres; las que van de “carnicería” a “fabricación de
sogas” por lo general también las realizan los varones.
FUENTE: Adaptado de G.P. Murdock y C. Provost, “Factors in the Division of Labor by Sex: A Cross-Cultural Analysis,” Ethnology 12(2)
abril 1973: 202-225. Copyright © 1973 University of Pittsburgh. Reimpreso con permiso.
Capítulo 9
Género
239
TABLA 9.2 Tiempo y esfuerzo que dedican
a actividades de subsistencia hombres
y mujeres*
Más por hombres
16
Los hombres
18
Aproximadamente igual
61
Aproximadamente igual
16
Más por mujeres
23
Las mujeres
66
*Porcentaje de 88 sociedades seleccionadas al azar para las cuales había información disponible en esta variable.
*Porcentaje de 67 sociedades seleccionadas al azar para las cuales había información disponible en esta variable.
FUENTE: M. F. Whyte, “Cross-cultural codes dealing with the relative status of women”, Ethnology 17(2):211-239.
FUENTE: M. F. Whyte, “Cross-Cultural Codes Dealing with the
Relative Status of Women”, Ethnology 17(2):211-239.
dedican más al cuidado infantil que los varones.
Sin embargo, el estudio en el que se basa la tabla
9.1 no reconoce las actividades domésticas con
tanto detalle como las extradomésticas. Piense en
la tabla 9.1 en términos de los roles domésticos y
laborales que actualmente realizan mujeres y hombres. Éstos todavía realizan la mayor parte de la
cacería; pero cualquier género puede “recolectar” la miel en un supermercado; el cuidado infantil —que no se incluye en la tabla 9.1— sigue
estando en manos femeninas.
Transculturalmente, tanto hombres como mujeres aportan de forma casi igual a la subsistencia
(tabla 9.2). Como se aprecia en las tablas 9.3 y 9.4,
predomina el trabajo de las mujeres en las actividades domésticas y el cuidado infantil. La tabla
9.3 muestra que, en aproximadamente la mitad
de las sociedades que se estudiaron, los hombres
virtualmente no realizaron trabajo doméstico. Incluso en las sociedades donde los hombres realizan algunas labores domésticas, el grueso de tal
trabajo lo llevan a cabo las mujeres. Al reunir sus
actividades de subsistencia y sus labores domésticas, las mujeres tienden a trabajar más horas
que los varones. ¿Esto ha cambiado en el mundo
contemporáneo?
¿Y qué hay del cuidado infantil? Las mujeres
tienden a ser los principales cuidadores en la mayoría de las sociedades, pero con frecuencia los
hombres también tienen un papel. De nuevo,
existen excepciones, tanto dentro como entre sociedades. La tabla 9.4 usa datos transculturales
para responder la pregunta “¿quién, hombres o
mujeres, tiene la última palabra sobre el cuidado,
manejo y disciplina de los niños menores de cua-
tro años?” Aunque las mujeres ejercen la autoridad principal sobre los infantes en dos tercios
de las sociedades, existen sociedades (18% del
total) en las que los hombres dicen la última palabra. En la actualidad, en Estados Unidos y Canadá, algunos varones son los principales cuidadores a pesar del hecho cultural de que el
papel de la mujer en el cuidado infantil sigue
siendo más destacado en ambos países. Dado el
papel crucial de la lactancia materna para garantizar la supervivencia infantil, tiene sentido,
en especial para los bebés, que la madre sea el
cuidador primario.
Existen diferencias en estrategias reproductivas de hombres y mujeres. Éstas paren, amamantan y asumen la responsabilidad principal del
cuidado infantil, y garantizan que su progenie
sobrevivirá al establecer un lazo cercano con cada
bebé. También es ventajoso que una mujer cuente
con un compañero confiable para facilitar el proceso de crianza infantil y asegurar la sobrevivencia de sus hijos. (De nuevo, existen excepciones;
por ejemplo, los nayars, que se estudian en el capítulo “Familias, parentesco y descendencia”.)
Las mujeres sólo pueden procrear un cierto número de bebés durante el curso de sus años reproductivos, que comienzan después de la menarca (la primera menstruación) y terminan con
la menopausia (cese de la menstruación). Los
hombres, en contraste, presentan un periodo reproductivo más largo, que puede prolongarse
hasta la senectud. Si eligen hacerlo, los varones
pueden mejorar su éxito reproductivo al fecundar varias mujeres durante un periodo más largo.
Aunque los hombres no siempre poseen múltiples compañeras, presentan mayor tendencia a
hacerlo que las mujeres (vea las tablas 9.5, 9.6 y
9.7). Entre las sociedades conocidas por la etnografía, la poliginia es mucho más común que la
poliandria (vea la tabla 9.5).
Los hombres se aparean, dentro y fuera del
matrimonio, más que las mujeres. La tabla 9.6
muestra datos transculturales acerca del sexo
prematrimonial, y la tabla 9.7 resume los datos
acerca de sexo extramarital. En ambos casos los
varones experimentan menos restricciones que
las mujeres, aunque las restricciones son iguales
TABLA 9.3 ¿Quién efectúa el trabajo
doméstico?*
Los hombres virtualmente no hacen nada
51
Los hombres realizan algo, pero principalmente lo llevan a cabo las mujeres
49
*Porcentaje de 92 sociedades seleccionadas al azar para las cuales había información disponible en esta variable.
FUENTE: M. F. Whyte, “Cross-Cultural Codes Dealing with the
Relative Status of Women”, Ethnology 17(2):211-239.
240
TABLA 9.4 ¿Quién tiene la última palabra
sobre el cuidado, manejo y disciplina de los
niños (menores de cuatro años de edad)?*
PARTE 2
Valorar la diversidad cultural
TABLA 9.5 ¿La sociedad permite múltiples
cónyuges?*
Sólo a los hombres
Para ambos, pero más comúnmente
a los varones
Para ninguno
Para ambos, pero más comúnmente a las
mujeres
77
4
16
2
Muchos estudios muestran que los roles económicos afectan la estratificación de género. En
un estudio transcultural, Sanday (1974) descubrió que la estratificación de género disminuye
cuando hombres y mujeres realizan aportaciones
aproximadamente iguales a la subsistencia. Ella
descubrió que la estratificación de género era
mayor cuando las mujeres contribuían mucho
más o mucho menos que los varones.
*Porcentajes de 92 sociedades seleccionadas al azar.
FUENTE: M. F. Whyte, “Cross-Cultural Codes Dealing with the
Relative Status of Women”, Ethnology 17(2):211-239.
TABLA 9.6 ¿Existe un doble estándar con
respecto al sexo PREMATRIMONIAL?*
Sí: las mujeres están más restringidas
44
No: iguales restricciones sobre hombres
y mujeres
56
*Porcentaje de 73 sociedades seleccionadas al azar para las cuales había información disponible en esta variable.
FUENTE: M. F. Whyte, “Cross-Cultural Codes Dealing with the
Relative Status of Women”, Ethnology 17(2):211-239.
TABLA 9.7 ¿Existe un doble estándar con
respecto al sexo EXTRAMARITAL?*
Sí: las mujeres están más restringidas
43
Iguales restricciones sobre hombres y
mujeres
55
Los varones son castigados más severamente por transgresión
En muchas sociedades, las mujeres usualmente realizan trabajo físico duro,
como ilustran estas mujeres que trabajan juntas para mover troncos en un aserradero en Langxiang, China. Los antropólogos describen tanto las similitudes
como las diferencias en los roles y actividades de género entre las sociedades
del mundo.
3
*Porcentaje de 73 sociedades seleccionadas al azar para las cuales había información disponible en esta variable.
FUENTE: M. F. Whyte, “Cross-Cultural Codes Dealing with the
Relative Status of Women”, Ethnology 17(2):211-239.
en aproximadamente la mitad de las sociedades
estudiadas.
Los estándares dobles, que restringen más a
las mujeres que a los hombres, ilustran la estratificación de género. El apartado “Valorar la diversidad” de este capítulo muestra cómo en la India,
aunque formalmente se ofrece igualdad de derechos a las mujeres, todavía se les niega el privilegio de transitar sin problemas en los espacios
públicos. Las mujeres usualmente son hostigadas cuando se mueven del espacio privado (doméstico) al público. En “Valorar la diversidad” se
describe un intento por ofrecer a las mujeres alivio contra los ultrajes masculinos conforme viajan al trabajo.
Entre los forrajeros, la estratificación de género tiende a aumentar cuando los
varones contribuyen mucho más a la dieta que las mujeres, como entre los
inuit y otros cazadores y pescadores del norte. Aquí se muestra a Mikile, un
cazador inuit, al momento de abrir un narval que cazó y mató cerca de Qeqertat, en el noroeste de Groenlandia.
Capítulo 9
Género
241
valorar la
D I V E R S I D A D
pleadas en el explosivo sector de servicios o
en ocupaciones profesionales. En general, el
Un tren de mujeres para
la India
número de mujeres trabajadoras aproximadamente se ha duplicado en 15 años.
Pero la violencia contra las mujeres también aumentó, de acuerdo con estadísticas
La diversidad humana se expresa en roles de
género variados en diferentes sociedades. Sin
embargo, tales roles cambian con la globalización. India experimenta cambios significativos
en patrones laborales y roles de género. Como
las mujeres en Estados Unidos, aunque todavía
en un grado menor, más y más mujeres hindúes
ingresan a la fuerza laboral, muchas en empleos que forman parte de una economía global
basada en servicios e información.
¿Cómo debemos evaluar el estatus de las
mujeres en una sociedad como la hindú? La
constitución de la India garantiza igualdad de
derechos para ellas. India ha tenido varias lideresas políticas destacadas. Su legislación decreta
igual paga para trabajos semejantes, y existen
leyes contra el acoso sexual. No obstante, India
todavía puede describirse como una cultura patriarcal, donde las mujeres son hostigadas rutinariamente cuando se mueven del espacio
privado (doméstico) al público. A continuación se
describe un intento por ofrecer a las mujeres alivio de los ultrajes del “acoso sexual” mientras
viajan en tren de ida y vuelta al trabajo.
loto, en cuatro de las más grandes ciudades
nacionales. Entre 2003 y 2007, los casos de
de la India (Nueva Delhi, Mumbai, Chennai y
violación subieron en más de 30%; los de se-
Calcuta) se introdujeron ocho nuevos trenes
cuestro o rapto se elevaron en más del 50%,
suburbanos exclusivamente para mujeres.
mientras que la tortura y las vejaciones tam-
PALWAL, India. Mientras el tren suburbano ma-
Los trenes se conocen como Ladies Spe-
bién aumentaron de manera notable.
cials (exclusivos para damas), y en un viaje
Mala Bhandari, quien dirige una organiza-
redondo reciente, en el que un reportero va-
ción enfocada en las mujeres y los niños, dice
rón consiguió permiso para abordar, las muje-
que la entrada de las primeras en la fuerza
res que viajaban de ida y vuelta entre la
laboral erosionó la tradicional separación en-
ciudad industrial de Palwal y Nueva Delhi se
tre espacio público (el centro de trabajo) y el
mostraban muy complacidas.
privado (el hogar). “Ahora que las mujeres co-
“Es tan agradable aquí”, dice una profe-
menzaron a ocupar espacios públicos, siem-
sora, Kiran Khas, quien ha viajado en tren du-
pre surgirán problemas”, declara. “Y el primer
rante 17 años. Kahs dice que los trenes
problema es la seguridad.” Los periódicos de
regulares están atiborrados de vendedores
la India están llenos con reportes de las fric-
de vegetales, carteristas, mendigos y muchos
ciones generadas por el cambio social.
hombres. “En este tren”, dice, como si descri-
La semana pasada, un hombre en Noida
biera un milagro, “puedes abordar en cual-
fue llevado a la policía y acusado de golpear a
quier parte y sentarte con libertad”.
su esposa porque cortó su cabello en un es-
India parecería ser un país donde las mu-
tilo occidental. En junio, cuatro colegios en
jeres han rebasado los límites tradicionales. El
Kanpur trataron de impedir que sus estudian-
político más poderoso del país, Sonia Gandhi,
tes mujeres usaran pantalones de mezclilla, al
tutino traquetea por la pista, Chinu Sharma,
presidenta del partido Congreso, es una mu-
decir que eran “indecentes” y que contribuían
una oficinista, disfruta la ausencia de hombres.
jer. El actual presidente del país, una posición
al aumento de casos de acoso sexual. Des-
Algunos de ellos pellizcan o manosean muje-
un tanto ceremoniosa, es mujer. También lo
pués de que las estudiantes protestaron, ofi-
res en los trenes, o les gritan insultos o silbi-
son la secretaria del exterior y el jefe de mi-
ciales del estado ordenaron a los colegios
dos...
nistros del estado más populoso del país,
eliminar la restricción.
Según transcurren los zarandeos del tren,
Uttar Pradesh, y el nuevo ministro de ferroca-
Durante muchos años, las mujeres que
las mujeres repiten el mismo tema: durante la
rriles. La constitución de la India garantiza
viajaban por tren se sentaban con hombres,
última década, conforme millones de ellas se
igualdad de derechos para las mujeres, mien-
hasta que las preocupaciones de apiña-
volcaron en la fuerza laboral hindú, se topa-
tras que las leyes estipulan igualdad de paga
miento y seguridad motivaron al ferrocarril a
ron con diferentes obstáculos en una cultura
y castigo para el hostigamiento sexual.
reservar dos compartimientos por tren para
patriarcal acotada por la tradición, pero pocos
Pero la realidad es muy diferente para la
las mujeres. Pero con trenes tremendamente
más molestos como la tarea básica de acudir
mujer trabajadora promedio, según los ana-
atestados, los varones irrumpían en los vago-
al trabajo.
listas.
nes para las mujeres y reclamaban los asien-
Los problemas de burlas y hostigamiento,
Desde que la India comenzó reformas
tos. Mumbai comenzó a operar dos trenes
conocidos como acoso sexual, son tan per-
económicas a principio de la década de 1990,
exclusivos para mujeres en 1992, aunque el
sistentes que en meses recientes el gobierno
las mujeres han ingresado a la fuerza laboral
programa nunca se extendió. Entonces, con
decidió simplemente suprimir el acceso a los
urbana, inicialmente como oficinistas del go-
quejas crecientes de mujeres, Mamata Ba-
hombres por completo. En un programa pi-
bierno, pero ahora cada vez más como em-
nerjee, la nueva ministra de ferrocarriles,
242
PARTE 2
Valorar la diversidad cultural
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