E – 161-A-10 Dismenorreas A. Fevre, J. Burette, S. Bonneau, E. Derniaux, O. Graesslin La dismenorrea, dolor pélvico que precede o acompaña a las menstruaciones, es uno de los motivos de consulta más frecuentes en ginecología. Produce un efecto social y económico considerable debido al elevado índice de absentismo escolar o laboral. Si es primaria, esencial, no requiere ninguna prueba complementaria. Si es secundaria, suele deberse a una endometriosis o a otra patología orgánica. El dolor menstrual es la consecuencia de una hipersecreción endometrial de prostaglandinas. Este sufrimiento periódico ya no debe vivirse como inevitable. Hoy en día se dispone de un arsenal terapéutico eficaz, en el que prevalecen los antiinflamatorios no esteroideos y los anticonceptivos orales. © 2014 Elsevier Masson SAS. Todos los derechos reservados. Palabras clave: Dismenorrea; Antiinflamatorios no esteroideos (AINE); Dolores pélvicos; Anticoncepción oral; Endometriosis; Prostaglandinas Plan Este sufrimiento ya no debe vivirse como inevitable, pues se dispone de tratamientos eficaces. ■ Introducción ■ Definición 1 ■ Epidemiología Frecuencia Factores de riesgo Semiología inicial Evolución Repercusión social 1 1 2 2 2 2 ■ Fisiopatología Mecanismos del dolor Factores etiológicos Prostaglandinas y dismenorrea secundaria 2 2 3 4 ■ Diagnóstico Valoración clínica Diagnóstico etiológico 4 4 5 ■ Tratamiento Métodos Indicaciones 5 5 8 ■ Conclusión 8 1 Introducción La dismenorrea es el conjunto de los dolores pélvicos que preceden o acompañan a las menstruaciones. Produce un efecto social y económico debido a la perturbación de la vida de las mujeres y al absentismo escolar y laboral que provoca. Es un motivo frecuente de consulta y también el trastorno funcional principal en ginecología, sobre todo en adolescentes y mujeres jóvenes. EMC - Ginecología-Obstetricia Volume 50 > n◦ 4 > diciembre 2014 http://dx.doi.org/10.1016/S1283-081X(14)69284-5 Definición Etimología: flujo (rhein) mensual (mên) difícil (dus). Este término es preferible al de algomenorrea, que, aunque se ajusta a la naturaleza del síntoma, Hipócrates explicaba el dolor por una obstrucción cervical que dificultaba el flujo menstrual. La dismenorrea primaria es más frecuente. Comienza en la adolescencia en los meses o años siguientes a la menarquia con la aparición de ciclos ovulatorios, sobreviene en las horas que preceden o siguen a la aparición de las menstruaciones y, en general, dura 24-48 horas. Casi siempre es esencial. Los dolores suelen ir acompañados por otras manifestaciones premenstruales: náuseas, estreñimiento, diarrea. La dismenorrea secundaria aparece a distancia de la pubertad y no suele ser un hecho aislado, sino que indica una patología ginecológica subyacente: endometriosis, adenomiosis, malformación uterovaginal (en general, dismenorrea orgánica). Las dismenorreas secundarias se acompañan de otras manifestaciones: metrorragias, dispareunias, dolores no cíclicos. Epidemiología Frecuencia La incidencia de la dismenorrea primaria varía en el 20-90% según los estudios y los países [1] . Se observa 1 E – 161-A-10 Dismenorreas una gran variabilidad debido a la dificultad para evaluar el dolor y a las diferencias en el umbral del dolor. Se trata de una patología subestimada, ya que la mayoría de las jóvenes dismenorreicas no consultan por este síntoma y lo viven como inevitable. El dolor no es constante en cada ciclo y puede oscilar entre un dolor leve, moderado o grave, con consecuencias distintas sobre la vida diaria. En los últimos estudios franceses se estima que el 66% de las mujeres jóvenes y el 55% de las adolescentes sufren mensualmente dolores fuertes o muy fuertes. En la serie de Sultan et al con 4.203 adolescentes de la región francesa de Hérault, la prevalencia de la dismenorrea es del 21% y los dolores se producen de forma regular en el 57% de ellas; la dismenorrea se asocia a un síndrome premenstrual en el 26% de los casos [2] . Factores de riesgo Dos serían indiscutibles: los antecedentes familiares de dismenorrea (el 39% en la serie de Sultan et al) y las menarquias precoces [2] . El ambiente sociocultural y económico, el origen étnico y el patrón psicológico influyen de forma diversa en las estadísticas. La depresión, la ansiedad y el estrés parecen correlacionar con un aumento de las dismenorreas (dolores hasta dos veces más intensos) [3, 4] . La gravedad de la dismenorrea también correlacionaría con la duración y la abundancia de las menstruaciones [5] . El índice de masa corporal (IMC) no influye en el dolor y sólo una pérdida de peso sería un factor agravante [4] . El efecto del ejercicio físico no se ha determinado debido a la poca potencia de los estudios realizados al respecto [6] . La influencia del tabaco es motivo de debate: para algunos aumentaría la incidencia y la gravedad de las dismenorreas por su mecanismo vasoconstrictor, y para otros, la disminuiría [4] . Desde el punto de vista nutricional, sólo el pescado y otros alimentos ricos en omega 3 disminuirían el dolor; los resultados con relación a otros alimentos (huevos, fibras, etc.) son discordantes [7] . Semiología inicial Aparece pocos meses o años después de las primeras menstruaciones, ya que los primeros ciclos suelen ser anovulatorios. La dismenorrea se manifiesta en el año siguiente a las primeras menstruaciones en el 3872% de los casos, y en el segundo año, en el 19-21%. Los dolores aparecen con las menstruaciones o un poco antes [8] . Sultan et al, el absentismo escolar atañe a un tercio de las adolescentes dismenorreicas de una cohorte de 4.203 adolescentes de Hérault [2] . Este absentismo habría producido en 1984 una pérdida anual de 600 millones de horas de trabajo, con un coste superior a 2 billones de dólares en Estados Unidos y un coste estimado de 4,2 billones de dólares en Japón [10, 11] . Incluso cuando no es responsable de absentismo, la dismenorrea ha producido en el 30-50% de las personas interrogadas una disminución apreciable de sus rendimientos físicos e intelectuales en el período menstrual. Chantler et al han demostrado una disminución del 40% de la actividad física durante las menstruaciones, en comparación con la fase folicular en mujeres afectadas por una dismenorrea, determinada mediante un podómetro atado a la cintura [12] . En este estudio, un grupo control ha permitido llegar a la conclusión de que no es las menstruaciones sino más bien el dolor lo que disminuye la actividad física. Se trata, por tanto, de un fenómeno social que justifica un tratamiento de buena calidad. Fisiopatología Los datos actuales se resumen en la Figura 1. El dolor menstrual es la expresión de una hipoxia tisular consecutiva a la hipercontractilidad del miometrio y a la vasoconstricción de sus arteriolas. Se ha demostrado que tres familias de agentes uterotónicos y vasoconstrictores influyen en este síndrome: las prostaglandinas, de acción preponderante en el 80-90% de los casos, la argininavasopresina y los leucotrienos. También es posible que intervenga la inervación uterina, pero esto aún no está bien demostrado. Mecanismos del dolor Se han identificado tres mecanismos: la hipercontractilidad del miometrio, la hipoxia tisular y la sensibilización de las terminaciones nerviosas antiestímulos nociceptivos. La hipercontractilidad del miometrio es el factor principal. En la dismenorrea, el tono basal del útero está muy aumentado, lo mismo que la frecuencia y la amplitud de las contracciones. La vasoconstricción arteriolar es constante. Puede ser pasiva, secundaria a la hipercontractilidad del miometrio, pero la mayoría de los agentes uterotónicos implicados también son potentes vasoconstrictores. El registro continuo del flujo sanguíneo endometrial en las mujeres dismenorreicas revela que el flujo disminuye durante las contracciones y que el acmé del dolor coincide con el Ácido araquidónico Evolución La prevalencia disminuye con la edad. Zahradnik et al demuestran que pasa del 43-91% en las adolescentes al 1667% en las mujeres mayores de 18 años [4] . Disminuye por franjas de 5 años; Sundell et al han analizado la incidencia de la dismenorrea en un grupo de mujeres a los 19 años y después a los 24 años, y han demostrado una disminución de la gravedad de los síntomas [9] . La dismenorrea esencial tiende a desaparecer de forma definitiva después del primer parto, pero la valoración de la amplitud de este fenómeno en las publicaciones es excepcional. Argininavasopresina Arteriolas vasoconstricción Miometrio Hipercontractilidad Hipoxia Terminaciones nerviosas Repercusión social La dismenorrea es la primera causa de absentismo escolar y laboral en la adolescente y la mujer joven. Para 2 Prostaglandinas PGF2α Leucotrieno Dolor Figura 1. Fisiopatología. EMC - Ginecología-Obstetricia Dismenorreas E – 161-A-10 Fosfolípidos Fosfolipasa A2 Ácido araquidónico Ciclooxigenasa Lipooxigenasa Endoperóxidos Prostaciclina sintetasa PGl2 Isomerasa reductasa PGE2 PGF2α Leucotrienasa Tromboxano sintetasa TxA2 Figura 2. Biosíntesis de las prostaglandinas. PG: prostaglandinas; Tx: tromboxano. momento en que el flujo es mínimo. El resultado es una hipoxia tisular que libera sustancias nociceptivas capaces de excitar las terminaciones nerviosas. Por último, entre los agentes uterotónicos y vasoconstrictores implicados, los endoperóxidos y las prostaglandinas serían responsables de efectos algogénicos directos sobre las fibras nerviosas sensitivas, cuyo umbral de sensibilidad a los estímulos nociceptivos estaría disminuido [13] . Estos datos se resumen en la Figura 1. Factores etiológicos Hipersecreción endometrial de prostaglandinas Las prostaglandinas, mediadores químicos de distribución ubicua, son ácidos grasos saturados de 20 carbonos obtenidos por transformación de un precursor común, el ácido araquidónico, almacenado en los fosfolípidos de membrana y de los cuales puede ser liberado por la fosfolipasa A2 (Fig. 2). Un grupo de enzimas, que en conjunto reciben el nombre de ciclooxigenasa, convierte el ácido araquidónico en endoperoxidasas, a su vez transformadas por enzimas específicas en prostaglandina (PG) E2 , PGF2 ␣, tromboxano A2 (TxA2 ) y prostaciclina (PGI2 ). El endometrio humano sintetiza prostaglandinas, en particular PGE2 y PGF2 ␣, en baja cantidad durante la fase folicular y de forma progresivamente creciente durante la fase lútea. Las concentraciones más elevadas se observan durante el período menstrual. En el útero, PGE2 y PGI2 son relajantes y vasodilatadoras, mientras que PGF2 y TxA2 son tónicas y vasoconstrictoras. Además, la prostaciclina inhibe la agregación plaquetaria, mientras que TxA2 la estimula. Se admite que una producción excesiva de prostaglandinas y/o un desequilibrio entre las diversas prostaglandinas puedan ser responsables de procesos menstruales dolorosos (dismenorrea) o hemorrágicos (menorragias). La responsabilidad de la hipersecreción de prostaglandinas endometriales en la fisiopatología de la dismenorrea esencial está bien demostrada: • las concentraciones de prostaglandinas en el endometrio, el líquido menstrual y la sangre venosa uterina son, en promedio, de tres a cuatro veces más elevadas en las mujeres dismenorreicas; este aumento afecta preferentemente a la PGF2 ␣, con el resultado de una elevación significativa de la PGF2 ␣ sobre la PGE2 [14] ; • este aumento de las concentraciones de PGF2 ␣, variable de una paciente a otra, ‘presenta una correlación significativa con la intensidad del dolor [14] ; • en clínica, el paso accidental a la sangre o la perfusión intravenosa de prostaglandinas provoca efectos sistémicos similares a los observados en la dismenorrea: cefalea, astenia, lipotimia, náuseas, vómitos, diarrea [14] ; EMC - Ginecología-Obstetricia • por último, las antiprostaglandinas se han convertido en el tratamiento de referencia de la dismenorrea esencial y bastan para suprimir el dolor en el 80-90% de las pacientes [14] . Sólo un endometrio secretor sintetiza prostaglandinas en cantidad suficiente para inducir en ocasiones una dismenorrea. Esta síntesis es muy baja en el endometrio proliferativo de una fase folicular. Por lo tanto, también lo es cuando el ciclo es anovulatorio. En el endometrio secretor, la síntesis de las prostaglandinas aumenta por efecto del estradiol y disminuye por el de la progesterona. Un desequilibrio entre estrógeno y progesterona, corriente en la adolescencia, con aumento relativo o absoluto de las concentraciones circulantes de estradiol es, por tanto, un factor agravante de la dismenorrea, pero no un factor etiológico propiamente dicho: la mayoría de las mujeres dismenorreicas tiene valores hormonales normales. Papel de la arginina-vasopresina y de los leucotrienos Las prostaglandinas son los agentes uterotónicos y vasoconstrictores principales, pero no los únicos, que intervienen en la fisiopatología de la dismenorrea. La arginina-vasopresina, antiguamente denominada «hormona antidiurética», es una neurohormona hipotalámica vinculada a la oxitocina. Sus concentraciones plasmáticas al comienzo de las menstruaciones son de dos a cinco veces más altos en las mujeres dismenorreicas. La inyección intravenosa de arginina-vasopresina en mujeres voluntarias puede inducir un dolor de tipo dismenorreico con hipercontractilidad del miometrio, mientras que la administración secundaria de un antagonista específico suprime este dolor [15, 16] . Los leucotrienos son, como las prostaglandinas, derivados del ácido araquidónico, pero su síntesis moviliza una enzima distinta, la 5-lipooxigenasa. Esta síntesis parece aumentar en algunos casos de dismenorrea primaria esencial, en los que se han comunicado concentraciones elevadas de leucotrienos en el líquido menstrual, en particular linfocitos T CD4, D4 y E4. Las concentraciones de leucotrienos urinarios también están aumentadas en caso de dismenorrea [17] . En un ensayo terapéutico con un antagonista de los receptores de los leucotrienos, el montelukast, no se pudo demostrar una diferencia significativa frente a placebo en las dismenorreas esenciales [18, 19] . La intervención de la arginina-vasopresina y de los leucotrienos sería secundaria en la mayoría de las dismenorreas esenciales, pero quizá permita explicar la elevación inconstante de las prostaglandinas y la escasa mejoría del estado del 10-20% de las pacientes por efecto de las antiprostaglandinas. Papel de la inervación uterina Permitía explicar, sobre todo, el efecto beneficioso del primer embarazo sobre la dismenorrea. En este sentido, cuando el primer embarazo termina en un aborto, voluntario o espontáneo, no influye sobre la dismenorrea. En cambio, la regresión de la dismenorrea es frecuente después del primer hijo, tanto si el parto es por vía baja o por cesárea. Por consiguiente, la dilatación del cuello a la que se refería Hipócrates no estaría implicada en este proceso. En cambio, la inervación autónoma del útero está muy alterada (a menudo de forma definitiva) por el embarazo si éste alcanza el tercer trimestre. La desnervación uterina parcial, fisiológica, es considerada como un factor de regresión de la dismenorrea por un mecanismo aún mal conocido. Además, la neurectomía presacra y la desnervación uterina con láser suelen producir un efecto analgésico eficaz en las dismenorreas refractarias al tratamiento médico. 3 E – 161-A-10 Dismenorreas Diferencias individuales Se señala que el umbral de percepción del dolor (nocicepción) es variable en las mujeres. La respuesta a estímulos dolorosos táctiles o térmicos es más alta en las mujeres dismenorreicas [20] . Prostaglandinas y dismenorrea secundaria La hipersecreción endometrial de prostaglandinas es el factor etiológico común de las dismenorreas esencial y secundaria, salvo en los casos en que exista un factor mecánico, como en algunas malformaciones uterovaginales (por ejemplo, acumulación de sangre menstrual en una hemivagina ciega). Es sobre todo habitual en las menorragias esenciales o asociadas a una patología miomatosa. La diferencia principal es que, en este caso, la hipersecreción de prostaglandinas endometriales se refiere más a la PGE2 que a la PGF2 ␣. La endometriosis externa y la adenomiosis son las causas más frecuentes de dismenorrea orgánica. En el caso particular de la endometriosis, el mecanismo del dolor es multifactorial y está claramente identificado. Se observa una reacción inflamatoria en contacto con las lesiones, modificaciones anatómicas secundarias a las adherencias (por ejemplo, una retroversión uterina fija) y una peritonitis química. El trabajo de Anaf et al de 2000 ha permitido demostrar un elemento fundamental para explicar la fisiopatología del dolor: se trata del tropismo neurológico de las lesiones de endometriosis [21] . En los quistes ováricos endometriósicos se ha observado que las concentraciones de todas las prostaglandinas estaban aumentadas (en comparación con los ovarios normales), pero en el estudio realizado sólo era significativa la elevación de los metabolitos de la prostaciclina y del TxA2 . En la adenomiosis están aumentadas las concentraciones intramiometriales de todas las prostaglandinas. Esta hipersecreción de prostaglandinas correlaciona con la intensidad de la dismenorrea. En el trabajo de Bulletti et al, la frecuencia y la amplitud de las contracciones uterinas son más o menos dos veces superiores en un grupo de endometriosis (n = 22) que en un grupo de control (n = 20) [22] . La presión basal también es más elevada en el primer grupo. Parece entonces que el exceso de prostaglandinas es un denominador común de la dismenorrea esencial y de la mayoría de las dismenorreas orgánicas. Diagnóstico El protocolo diagnóstico es simple y está bien codificado: • la anamnesis es la etapa esencial; • la exploración ginecológica suele ser inútil en la adolescente; • las pruebas complementarias tienen indicaciones precisas y limitadas. Valoración clínica Anamnesis Edad Menos de 25 años: es la edad de la patología funcional y, sobre todo, de la dismenorrea esencial. Entre 25-35 años: es la edad de la maternidad y de la endometriosis externa, asociada en el 30-50% de los casos a infertilidad. 4 Cuadro 1. Grado y puntuación de los síntomas y consumo de analgésicos. Según Harada et al [36] . Repercusión social Uso de analgésicos Puntuación Grado Ninguna No 0 Ausente Disminución de las actividades 1 día 1 Leve Necesidad de reposo, absentismo 2 días 2 Moderado Reposo en cama > 1 día > 3 días 3 Grave Más de 35-40 años: es la edad de la patología uterina benigna: adenomiosis, mioma, hiperplasia del endometrio, menorragias funcionales. Primaria o secundaria Es un aspecto principal y la anamnesis debe ser precisa: • una dismenorrea primaria enmascarada por la anticoncepción oral y que reaparece tras su interrupción no debe inducir a error; • una dismenorrea agravada de forma secundaria a distancia de la pubertad tiene el mismo valor semiológico que una dismenorrea secundaria. Estable o evolutiva La dismenorrea esencial se repite todos los meses sin tender a la agravación. Ante un dolor de intensidad creciente se sospecha un carácter orgánico, incluso en la adolescente. Intensidad La intensidad de las dismenorreas puede distribuirse en cuatro estadios (Cuadro 1). Este parámetro permite seguir la evolución de la patología y guiar las opciones terapéuticas en función de la repercusión social y del consumo de analgésicos. Manifestaciones asociadas Puede no haber ninguna, pero a menudo la dismenorrea esencial se acompaña de un cortejo neurotónico y digestivo. En dos estudios franceses se señalan más de 10 manifestaciones funcionales asociadas: astenia, cefaleas, náuseas, a veces vómitos, diarrea, lipotimia, irritabilidad, nerviosismo, etcétera [23, 24] . La mayoría de estas manifestaciones funcionales también guardan relación con la hipersecreción de prostaglandinas. La asociación de dismenorrea y menorragias en una mujer de más de 40 años es muy orientadora de adenomiosis. La expulsión de voluminosos fragmentos de endometrio en coincidencia con una dismenorrea intensa despierta la sospecha diagnóstica de una dismenorrea «membranosa». Se trata de una entidad bien definida, muy infrecuente, en la que todo el endometrio es expulsado como un cúmulo membranoso. Es secundaria a la impregnación progestágena intensa del endometrio que, en lugar de descamarse como la hace usualmente, se elimina en anchos colgajos cuyo paso a través del cuello uterino provoca cólicos expulsivos [25, 26] . Al principio o al final de las menstruaciones El dolor de la dismenorrea esencial aparece al principio de las menstruaciones o algunas horas antes. Rara vez dura más de 24-36 horas. El dolor de la dismenorrea orgánica, en cambio, suele producirse durante las menstruaciones, se agrava al segundo o al tercer día y su duración es más prolongada. Exploración física Es médica en la adolescente y normal en la dismenorrea esencial. Además, el tacto vaginal puede revelar un dolor provocado: EMC - Ginecología-Obstetricia Dismenorreas E – 161-A-10 • intenso y preciso en la raíz de los ligamentos uterosacros y con la movilización del útero en la endometriosis externa; • más leve a la palpación de un útero moderadamente aumentado de volumen en la adenomiosis; • bilateral, pero exclusivamente premenstrual en la distrofia ovárica poliquística, en la que pueden advertirse dos grandes ovarios lobulados que reducen su volumen después de las menstruaciones; • de forma excepcional, y en caso de malformación uterovaginal, revela un dolor pélvico bajo unilateral en relación con una tumefacción que protruye en la vagina y/o en situación yuxtauterina. La exploración física es indispensable cuando la anamnesis orienta hacia una dismenorrea orgánica. Aunque no es necesaria para el diagnóstico, resulta útil en una mujer en período de actividad genital debido a la posibilidad de descubrir de manera fortuita otras patologías ginecológicas. En cambio, no es deseable en una adolescente presuntamente virgen cuyo dolor tiene todas las características de una dismenorrea esencial. Antes que una exploración técnicamente difícil y a veces traumática, es mejor prescribir un tratamiento médico a base de antiprostaglandinas, cuya eficacia usual lo convierte en una verdadera prueba diagnóstica y terapéutica. Pruebas complementarias: indicaciones precisas y limitadas Hay dos exploraciones potencialmente útiles: • la ecografía: para documentar una distrofia ovárica, detectar un quiste endometriósico o una adenomiosis, verificar la posición de un dispositivo intrauterino (DIU) o descubrir una malformación o una tumefacción uterovaginal; • la resonancia magnética (RM) para orientar o establecer el diagnóstico de endometriosis, en algunos casos completada con una laparoscopia. Estas exploraciones son inútiles en una adolescente o una mujer joven en las que el dolor tiene todas las características de la dismenorrea esencial. Aun cuando la dismenorrea parece ser orgánica, las pruebas complementarias se prescriben de forma razonada, pues la indicación sólo es legítima en la medida en que los resultados pueden influir en la decisión terapéutica. En una mujer mayor de 40 años con menorragias dolorosas sin deformación miomatosa, el diagnóstico de adenomiosis es, con mucho, el más probable. El posible recurso a la cirugía no depende de las imágenes radiológicas, sino de la intensidad de la semiología y la resistencia a los tratamientos médicos. Más que una prueba complementaria, la laparoscopia es un acto quirúrgico con riesgo de complicaciones. Las indicaciones de la laparoscopia deben estar sólidamente argumentadas. En la adolescente, hay que tener en cuenta que las lesiones de endometriosis peritoneal suelen ser atípicas en laparoscopia; se describen como vesículas más blancas que rojas y más bien superficiales. La biopsia es deseable para la búsqueda etiológica [27] . Diagnóstico etiológico Dismenorrea primaria Una dismenorrea primaria es casi siempre esencial. La anamnesis bien conducida suele bastar para establecer el diagnóstico. El tratamiento médico con antiprostaglandinas y/o estroprogestános es usualmente eficaz. Sin embargo, hay dos excepciones a esta regla: • aunque la endometriosis juvenil es una entidad infrecuente, ignorarla puede tener consecuencias nefastas. Hay que pensar en ella cuando la dismenorrea es refractaria a los diversos intentos terapéuticos y se acompaña EMC - Ginecología-Obstetricia de dolores pélvicos no cíclicos. En caso de dismenorrea rebelde, la frecuencia de la endometriosis es del 37% según Audebert y del 54% según Wolfman [27, 28] . La endometriosis es más frecuente después de los 1617 años, pues se admite que hacen falta más o menos 5 años de menstruaciones para observar el desarrollo de las lesiones; • una dismenorrea primaria que aparece en los primeros ciclos y cuya intensidad es gradualmente creciente debe hacer temer una malformación uterovaginal, sobre todo la hemivagina ciega. En estas situaciones infrecuentes, las pruebas complementarias están plenamente justificadas en la adolescente. Dismenorrea secundaria Numerosas situaciones han sido incriminadas como responsables de dismenorrea secundaria orgánica en la mujer adulta. La endometriosis externa y la adenomiosis son las más frecuentes y las menos discutibles. Las estenosis cervicales posquirúrgicas tienen una influencia real, con la condición de que la estenosis sea auténtica y de que el dolor aparezca en el mes siguiente a la intervención. El DIU puede ser una causa, sobre todo si está desplazado. Además, en algunos estudios se ha señalado una hipersecreción de prostaglandinas endometriales en presencia de este dispositivo [29] . La hipótesis no excluye la búsqueda de las otras causas de dismenorrea, sobre todo adenomiosis, la mayoría de las veces en una madre de 35-40 años de edad. Entre los miomas, los intracavitarios suelen ser los que se expresan a través de una dismenorrea secundaria, y el dolor está relacionado con las menorragias inductoras de la hipersecreción de prostaglandinas. Una dismenorrea posligadura tubárica se atribuye a una menstruación retrógrada con dilatación consecuente de las dos porciones proximales de las trompas uterinas [30] . Este hecho sigue siendo excepcional: en 900 mujeres con una ligadura tubárica, Harlow no encontró ninguna diferencia significativa con el grupo de control [31] . Aunque la influencia de la infección genital subaguda o crónica y la retroversión uterina es muy discutible en esta situación, pueden causar dolores pélvicos crónicos. Tratamiento Las propuestas terapéuticas derivan de la fisiología. El dolor menstrual es la expresión de una hipoxia tisular consecutiva a la hipercontractilidad del miometrio y a la vasoconstricción de sus arteriolas. Tres familias de agentes uterotónicos y/o vasoconstrictores han demostrado ser eficaces sobre este síntoma: los leucotrienos, la arginina-vasopresina y, sobre todo, las prostaglandinas, en particular la PGF2 ␣. Métodos Anticoncepción oral El mecanismo de acción de la anticoncepción estroprogestágena probablemente sea la inhibición indirecta de la síntesis de las prostaglandinas endometriales basada en la hipotrofia del endometrio y la ausencia de ovulación y, por tanto, de endometrio secretor. Sin embargo, según un estudio de Ekström et al, en mujeres dismenorreicas que tomaban estroprogestágenos se ha observado también una disminución significativa de las concentraciones plasmáticas de arginina-vasopresina en período menstrual [32] . En 1970, la anticoncepción oral era el tratamiento de referencia con un 90% de buenos resultados, pero la dosis 5 E – 161-A-10 Dismenorreas de la píldora se fue reduciendo de manera progresiva y con ello su eficacia en esta indicación, según se señala en algunas publicaciones. Así, para Andersch et al (Suecia), la anticoncepción oral disminuye un 50% el número de dismenorreas graves, pero no influye en la prevalencia de las dismenorreas leves y moderadas [33] . Para Robinson et al (Estados Unidos), el 43% de las adolescentes afectadas por una dismenorrea grave ya tomaba desde antes anticonceptivos orales [34] . Al contrario, en el estudio de Urbancsek et al sobre una píldora trifásica con gestodeno, el índice de dismenorrea leve, del 20% al comienzo del estudio, pasó al 10% en 1 mes y al 4% en 6 meses, mientras que el de dismenorrea grave, del 4,8% al comienzo del estudio, pasó al 1,5% en 1 mes y al 0,5% en 6 meses [35] . Los estudios bien conducidos dirigidos a evaluar la anticoncepción oral son escasos. Según Harada et al, entre 1970 y 2000 no se publicó ningún ensayo aleatorizado doble ciego frente a placebo y desde 2000 sólo se han publicado dos ensayos aleatorizados [36–38] . En ambos se demostró la eficacia de las píldoras con 20 g de etinilestradiol (EE) en comparación con el placebo. Elección del anticonceptivo oral Hay que escoger la minipíldora y no la micropíldora, pues ésta no impide la ovulación. En la adolescente y la mujer joven es mejor optar por un estroprogestágeno en minidosis, cuya tolerabilidad clínica y metabólica suele ser excelente, con preferencia por las píldoras que contienen un progestágeno de segunda generación debido a un menor riesgo tromboembólico. Sin embargo, la persistencia de la dismenorrea puede conducir a añadir antiprostaglandinas en período menstrual o a prescribir la toma continua de estroprogestágenos [5, 39] . Progestágenos Su eficacia es conocida desde hace mucho tiempo. Entre los días 16 y 25 actúan reduciendo la motilidad uterina y, sobre todo, las PGF2 ␣. Han demostrado ser útiles en las adolescentes que no tienen actividad sexual. La eficacia de los progestágenos en macrodosis administrados entre los días 6 y 25 es equivalente a la de la píldora debido a una acción antigonadótropa, pero la tolerabilidad en la adolescencia puede ser moderada. El DIU con levonorgestrel es un recurso posible en caso de dismenorrea asociada a un deseo de anticoncepción: en una revisión reciente de las publicaciones se demuestra que es un buen tratamiento para la endometriosis, la adenomiosis y la dismenorrea, aunque sólo dos de nueve estudios publicados son ensayos aleatorizados, con un número limitado de pacientes [40] . El mecanismo de acción no está totalmente dilucidado. El DIU con levonorgestrel actuaría gracias a la hipotrofia endometrial responsable de una disminución de la síntesis de prostaglandina, con la asociación de un probable efecto antiangiogénico muy útil en la endometriosis. Antiprostaglandinas Este término incluye el ácido acetilsalicílico, sin eficacia demostrada en esta indicación, y los antiinflamatorios no esteroideos (AINE), que se han convertido en el tratamiento de referencia, con un 80-90% de buenos resultados. Modo de acción Son inhibidores de la síntesis de las prostaglandinas. El mecanismo principal es la inhibición de la ciclooxigenasa y, por tanto, de la transformación del ácido araquidónico en endoperóxidos. Las enzimas que aseguran la conversión de los endoperóxidos en PG, tromboxanos (Tx) y PGI también son inhibidas en proporciones variables, pero este mecanismo es secundario. Además, algunos AINE 6 son antagonistas de las prostaglandinas, que inhiben de forma específica la unión a su receptor. El resultado es una disminución de la concentración endometrial de prostaglandina y una inhibición de la actividad contráctil uterina. Modo de administración Es un tratamiento puntual, bien limitado en el tiempo, que dura 1-3 días por mes en período menstrual. Debe comenzar antes del inicio de la menstruación [39] . Si los ciclos no son lo suficientemente regulares como para iniciar el tratamiento antes del comienzo de la menstruación, se administra al principio de ésta o al aparecer los dolores en el caso de la dismenorrea que se presenta al principio de la menstruación. Según el vademécum, es un medicamento para «adultos y niños mayores de 15 años», lo que desde un punto de vista reglamentario limita su empleo, con excepción del ácido mefenámico, cuyo uso está autorizado a partir de los 12 años. Resultados Los resultados de las prostaglandinas en el tratamiento de la dismenorrea esencial han sido evaluados en numerosos ensayos clínicos desde 1974. La última revisión de las publicaciones de la base de datos Cochrane consistió en un metaanálisis de 73 ensayos controlados aleatorizados. Se llegó a la conclusión de que el tratamiento era eficaz, sin haberse demostrado ninguna superioridad de un AINE sobre otro [41] . Efectos secundarios y complicaciones Presentes en el 10% de los casos pero difícilmente aceptables para una patología benigna, influyen mucho en la elección de los AINE. Debido a la edad de las pacientes y a la duración del tratamiento, las auténticas complicaciones digestivas, cardiovasculares o renales son rarísimas. En cambio, pueden verse manifestaciones digestivas (náuseas, vómitos, gastralgias, diarreas) y neurosensoriales (cefaleas, vértigos, acúfenos), no graves pero desagradables, y accidentes inmunoalérgicos (prurito, diversas erupciones, edema de Quincke), respiratorios (broncoespasmo) y hemáticos (citopenias aisladas, agranulocitosis, aplasias). Todos los AINE están implicados, pero la mayoría de las complicaciones graves se observa con la indometacina y la fenilbutazona. Con los otros AINE los efectos secundarios son más infrecuentes y las complicaciones graves son excepcionales (Cuadro 2). Elección de la antiprostaglandina Se descarta la aspirina por ser poco eficaz en esta indicación, así como la indometacina y la fenilbutazona por sus efectos secundarios frecuentes y serios. Puesto que los datos de las publicaciones no permiten afirmar la superioridad de un AINE en particular, se prefiere un producto de semivida corta porque el dolor rara vez dura más de 48 horas [41] . Los tratamientos principales se resumen en el Cuadro 3. Los inhibidores de la ciclooxigenasa 2 (anti-COX-2) parecían prometedores por la supresión de los efectos secundarios digestivos, pero actualmente no se recomiendan por sus complicaciones cardiovasculares [42] . En Francia, por ejemplo, el valdecobix (cuya eficacia en la dismenorrea fue evaluada en numerosos estudios clínicos) ya no se comercializa, y el rofecobix ha sido retirado del mercado; sólo queda el celecobix, que no tiene autorización de comercialización en esta indicación. Paracetamol Es eficaz en las dismenorreas a la dosis de 1 g. En el estudio de Dawood et al se observa una disminución de la concentración de prostaglandinas F2␣ en el líquido menstrual, comparable a la provocada por el ibuprofeno [14] . EMC - Ginecología-Obstetricia Dismenorreas E – 161-A-10 Cuadro 2. Efectos secundarios de los AINE y de la píldora estroprogestágena. Efectos AINE secundarios Píldora estroprogestágena Menores Cefalea Náusea Mastodinia Fluctuación del humor Irritabilidad/nerviosismo Vértigo Astenia Dislipidemia Metrorragias Modificación de la libido Dolor epigástrico Exantema Cefalea Edema Vértigo Acúfenos Trastornos gastrointestinales Visión borrosa Infrecuentes Insuficiencia renal y graves Aumento del riesgo tromboembólico Insuficiencia hepática Úlcera gastroduodenal Adenoma hepático Alargamiento del tiempo de sangría Reacción cutánea grave Riesgo cardiovascular aumentado (IM, ACV, trombosis) Tratamiento de corta duración Tratamiento prolongado AINE: antiinflamatorios no esteroideos; ACV: accidente cerebrovascular; IM: infarto del miocardio. Cuadro 3. Antiprostaglandinas principales para el tratamiento de la dismenorrea. DCI Dosificación Dosis diaria Ibuprofeno 200, 400 mg De 200 mg × 3 a 400 mg × 3 Flurbiprofeno 50, 100 mg 100 mg × 2-3 Naproxeno 250, 500 mg, etc. 500 mg × 1-2 Ácido mefenámico 250 mg 500 mg × 3 Diclofenaco 25, 50 mg 50 mg × 2 DCI: denominación común internacional. Tocolíticos No son tratamientos fisiopatológicos porque no corrigen el exceso de prostaglandinas ni sus consecuencias sistémicas. En cambio, pueden atenuar la hipercontractilidad uterina y aliviar el dolor pélvico. Los antiespasmódicos son tocolíticos menores pero sin efectos secundarios serios. Sólo sirven como tratamiento de apoyo, a veces suficiente (floroglucinol, fenoverina, metilsulfato de tiemonio, metamizol, etc.), y utilizan de forma corriente en esta indicación. La progesterona y los progestágenos actúan también como antiespasmódicos y miorrelajantes (cf supra). Los -miméticos y los antagonistas del calcio son tocolíticos potentes que se han usado con éxito en pequeñas series de dismenorreas intensas, pero la magnitud de sus efectos secundarios limita su empleo [43, 44] . Otros medicamentos Homeopatía: en un estudio se demuestra una mejoría significativa de los dolores con este tratamiento. La mejoría parece perdurar, pues el alivio persiste 2 años después en el 50% de las pacientes. Sin embargo, sería menos eficaz en las adolescentes (14 años ± 4 años) [45] . Vitaminas: la vitamina E disminuye de forma significativa el dolor según un estudio aleatorizado doble ciego EMC - Ginecología-Obstetricia frente a placebo publicado por Ziaei et al [46] . El magnesio fue superior al placebo en tres pequeños ensayos. La vitamina B1 en dosis de 100 mg por día sería eficaz y superior al placebo en un gran ensayo. Sin embargo, todavía no hay un nivel de prueba suficiente para formular recomendaciones; además, falta determinar la dosis y las modalidades de administración [47] . Se probaron otros productos con diversos resultados, pero no recibieron indicación para la dismenorrea: • inhibidores de la vasopresina y de la oxitocina [15] ; • nitroglicerina por sus propiedades miorrelajantes del músculo uterino, derivados nitrados en crema, superiores al placebo pero con efectos adversos (cefaleas, vértigos) o en parche equivalente a un AINE en la primera media hora de administración y de menor acción más tarde [48, 49] . Los omega 3, que habrían producido una mejoría en un pequeño ensayo frente a placebo [7] . Tratamientos físicos Neuroestimulación eléctrica transcutánea (TENS) Ha sido probada con éxito en varios estudios [50] . Bastaría para aliviar al 30% de las pacientes y en las demás permitiría reducir de forma significativa las dosis de los medicamentos. Su modo de acción es incierto, quizá relacionado con la saturación de las fibras nerviosas sensitivas o la liberación de endorfinas. La necesidad de contar con un equipamiento específico limita su empleo. Un estudio de la base de datos Cochrane de 2010 demuestra la eficacia de la TENS de alta frecuencia frente a placebo, mientras que la TENS de baja frecuencia no se ha revelado superior [51] . Manipulaciones vertebrales También han sido objeto de un estudio de la base de datos Cochrane: en dos ensayos de «alta velocidad y gran amplitud» no se ha demostrado ninguna superioridad frente a una manipulación simulada, mientras que un ensayo con la técnica de Toftness se reveló superior a la técnica placebo. Sin embargo, el bajo nivel de prueba de este estudio no permite sacar ninguna conclusión [52] . Acupuntura Sería una técnica interesante para reducir los dolores [53] . Según un estudio de 2008, la acupuntura permitiría disminuir los dolores de forma significativa y, en consecuencia, obtener una mejor calidad de vida [54] . Sin embargo, los estudios al respecto están limitados por un sesgo mayor, que es la ausencia de ciego posible durante su práctica. Ejercicio físico Su efecto debería determinarse mediante ensayos de buena calidad. El yoga tendría alguna utilidad, siempre que se practique de forma regular (20 minutos al día durante 14 días en fase lútea y en ayunas) [6, 55] . Termoterapia La termoterapia local con un dispositivo abdominal ha demostrado una eficacia comparable a la del ibuprofeno [56] . Termocoagulación La termocoagulación con un balón intrauterino se destina sobre todo al tratamiento de las menorragias de la cuarentena rebeldes a los tratamientos médicos. También se revela eficaz en la dismenorrea: la mejoría del dolor menstrual fue señalada en el 60% de las 69 pacientes de 27-54 años tratadas por Byrd [57] . Tratamientos quirúrgicos La técnica de desnervación uterina ha recobrado interés gracias a los adelantos de la laparoscopia quirúrgica. En algunas series se ha demostrado una mejoría apreciable de las dismenorreas esenciales graves y de las dismenorreas con endometriosis, pero en la revisión de la base de datos 7 E – 161-A-10 Dismenorreas Cochrane se llegó a la conclusión de que no hay un nivel de prueba suficiente para recomendar este tratamiento en las dismenorreas [58] . Las dilataciones cervicales no se han revelado útiles, excepto en las estenosis cervicales auténticas. Sin embargo, algunos autores reconocen cierta eficacia, atribuida parcialmente a la lesión de las fibras nerviosas pericervicales. Dawood la recomienda (hasta el dilatador de Hegar n.◦ 10) con motivo de una laparoscopia exploratoria en las dismenorreas graves y rebeldes a los tratamientos médicos [50] . Dismenorrea Historia de la enfermedad ± exploración física Dismenorrea primaria Dismenorrea secundaria Apoyo psicológico La dismenorrea esencial no es una patología psicogénica, pero el dolor siempre tiene un componente emocional. La información a las pacientes y la explicación simple de la fisiopatología, destacando el carácter transitorio de la dismenorrea y su excelente pronóstico, forman parte del tratamiento. Sin embargo, un apoyo psicológico especializado puede ser necesario en las dismenorreas graves rebeldes a los tratamientos medicamentosos y sin explicación al término de la exploración laparoscópica. Deseo de anticoncepción ? No Contraindicación AINE Non AINE Indicaciones Consulta médica insuficiente Se trata de un síntoma que, aunque es penoso, no desencadena de forma sistemática la consulta al médico, sin duda debido a la fuerte sensación de inevitabilidad asociada a este síntoma. Dismenorrea esencial A menudo, la paciente acude habitualmente a la consulta ante el fracaso de antiespasmódicos o analgésicos diversos, en compañía de su madre y por solicitud de ésta. Es sorprendente observar, según la encuesta de Elia a 1.500 adolescentes, que el 50% no usaba ningún tratamiento durante el primer año de menstruaciones y el 50% restante usaba métodos tan variados como, por orden decreciente, aspirina, amidopirina, antiinflamatorios, bolsa de agua caliente, píldora anticonceptiva, paracetamol, etcétera [23] . Primera elección Conviene proporcionar una información simple y clara de la fisiopatología. A las pacientes fumadoras se las alienta a abandonar el tabaco y se recomiendan algunas reglas higienicodietéticas, sobre todo aumentar el consumo de pescados ricos en omega 3 (salmón, atún, caballa, arenque) [7] . A continuación se prescribe, durante un período de prueba de 4-6 meses: • a las pacientes que no desean un método anticonceptivo, una antiprostaglandina, tratamiento breve sin consecuencia hormonal, pero en ocasiones con efectos secundarios. En las pacientes menores de 15 años se prefiere el ácido mefenámico (dos cápsulas tres veces al día), que es el único con autorización de comercialización. Hay que advertir a la paciente sobre los efectos secundarios y las formas de tomarlo: en lo posible, antes del comienzo del dolor, en medio de las comidas, sin olvidar una buena hidratación; • a las pacientes que desean un método anticonceptivo, la elección natural es un estroprogestágeno en minidosis. La necesidad de 3 semanas de tratamiento para una acción de 1 o 2 días al mes puede desanimar a la paciente. En la adolescente también se puede prescribir un progestágeno entre los días 16 y 25 del ciclo, que es un tratamiento hormonal eficaz pero no anticonceptivo en esta dosis. La estrategia terapéutica se describe en la Figura 3. 8 Sí ¿Contraindicación estroprogestágena? Oui Oui Non Tratamientos Anticoncepción alternativos estroprogestágena Tratamiento etiológico Figura 3. Árbol de decisiones. Conducta práctica ante una dismenorrea. AINE: antiinflamatorios no esteroideos. Segunda elección La mejoría incompleta de la dismenorrea con las prostaglandinas puede justificar la asociación de antiespasmódicos o la prescripción de la píldora anticonceptiva. La persistencia de la dismenorrea con los estroprogestágenos en minidosis justifica la asociación a una antiprostaglandina o incluso la toma continua sin intervalo de descanso. Tercera elección En esta etapa, el fracaso terapéutico es inusual. La persistencia de una dismenorrea grave debe conducir a la búsqueda de una causa. Se efectuará entonces una RM pélvica o incluso una laparoscopia en busca de endometriosis, que puede revelar algunos nódulos endometriósicos pero también una malformación uterovaginal responsable de un hematómetra y hasta de un hematocolpos (hemivagina ciega). Si esta evaluación resulta negativa, se puede recurrir a tratamientos de excepción que mejoran si se asocian a un apoyo psicológico: • tratamientos tocolíticos, con -miméticos o antagonistas del calcio; • electroestimulación transcutánea; • acupuntura; • desnervación uterina, cuyas excepcionales indicaciones deben formularse en centros especializados. Dismenorreas orgánicas Requieren un tratamiento etiológico apropiado, pero la frecuente implicación de las prostaglandinas en su fisiopatología hace lógico el uso de una antiprostaglandina, en particular para el tratamiento sintomático de las dismenorreas en pacientes que tienen un DIU (previa verificación de la posición correcta de éste) y de las dismenorreas que acompañan a la adenomiosis (en asociación con los progestágenos). El DIU con levonorgestrel también puede ser un muy buen recurso [40] . Conclusión La dismenorrea es una patología frecuente que merece una atención médica de buena calidad. EMC - Ginecología-Obstetricia Dismenorreas E – 161-A-10 El sufrimiento de las pacientes dismenorreicas es inaceptable, toda vez que el diagnóstico de dismenorrea primaria puede efectuarse mediante una anamnesis bien conducida. Ante la menor duda sobre una índole orgánica, la ecografía pélvica, en ocasiones asociada a la RM pélvica, permite establecer el diagnóstico de endometriosis, adenomiosis o malformación uterovaginal. La dismenorrea primaria se trata eficazmente con antiinflamatorios en ausencia de contraindicación y en las pacientes que no desean un método anticonceptivo. En las que desean una anticoncepción oral, las píldoras estroprogestágenas han demostrado ser eficaces. Estos tratamientos pueden combinarse y el arsenal terapéutico es amplio. Los estudios más recientes resaltan la eficacia de los tratamientos físicos, que también pueden asociarse fácilmente a los tratamientos medicamentosos. La automedicación no debe considerarse inevitable. “ Puntos esenciales • Se trata de una patología frecuente: el 66% de las mujeres jóvenes. • Siempre hay que distinguir una dismenorrea primaria esencial de una dismenorrea secundaria vinculada a una patología ginecológica subyacente. • Los mecanismos del dolor son conocidos: vasoconstricción arteriolar, hipoxia tisular, hipercontractilidad miometrial. • En caso de dismenorrea primaria no se ordena ninguna prueba complementaria. • Los tratamientos principales de una dismenorrea esencial son los AINE y la anticoncepción estroprogestágena. • Los tratamientos físicos (deporte, yoga, acupuntura) no deben subestimarse en este tipo de patología. Bibliografía [1] Davis AR, Westhoff CL. Primary dysmenorrhea in adolescent girls and treatment with oral contraceptives. J Pediatr Adolesc Gynecol 2001;14:3–8. [2] Sultan C, Paris F, Feki M, Rasandratana A, Attal G, Legasal P, et al. Épidémiologie de la dysménorrhée de l’adolescente en France. 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EMC - Ginecología-Obstetricia 2014;50(4):1-10 [Artículo E – 161-A-10]. Disponibles en www.em-consulte.com/es Algoritmos 10 Ilustraciones complementarias Videos/ Animaciones Aspectos legales Información al paciente Informaciones complementarias Autoevaluación Caso clinico EMC - Ginecología-Obstetricia