378363196-El-Caracter-Cristiano-Completo

BIBLIOTECA VIDA Y MISION SERIE DISCIPULADO
Carácter Cristiano
Fiel, amoroso, Pacificador
Discipulado II
INDICE
Prefacio
Introducción
1. Carácter Cristiano
2. Amoroso
3. Alegre
4. Pacificador
5. Perdonador
6. Bondadoso y Benigno
7. Fiel
8. Manso
9. Siervo
10.
Enseñable
11.
Sumiso
12.
Santificado
13.
Carácter Cristiano y Santificación
14.
La Gracia Como fuente sustentadora
Conclusión
1
Prefacio
La experiencia del discipulado, se va consolidando en las iglesias locales cada día
más. Es el espacio en el que muchas personas han aprovechado para la comunión,
oración, compartir o reflexión. En un tiempo en que cada vez los seres humanos están
distantes los unos de los otros y el individualismo se fortalece en la sociedad moderna, es
una realidad que los pequeños grupos de discipulado alimenten un estilo de vida diferente
y fructífero.
La sociedad actual nos desafía a tener un modo de vida que de testimonio de los
principios del Reino de Dios. Los noticiarios nos bombardean con escenas de violencia,
guerra, muerte, denuncias de corrupción y búsqueda de privilegios. Podemos afirmar
que vivimos en un contexto en que las personas buscan su conveniencia para todo, es
decir, los valores éticos son relativizados a cada situación o al deseo de atender
solamente a su individualidad.
La iglesia expresión viva de los valores del Reino de Dios, cada día necesita invertir
en sus miembros para que el testimonio sea impactante en el mundo. La presencia de los
cristianos debe ser reflejo del brillo de Jesús en las acciones y servicios que realizamos en
el día a día. Es el llamado del Señor Jesús a que seamos sal y luz en las diferentes
situaciones en que nos relacionamos con otras personas.
El apóstol Pablo enfatizó la importancia de vivir el Fruto del Espíritu como principio
ético y espiritual. Es un vivir concretado en acciones concretas, que valorizan y
transforman la realidad humana. El estilo de vida está marcado por iniciativas que
identifican al cristiano(a) en un universo en que los valores son relativos y el pecado,
intensificado en las actitudes de las personas.
La propuesta del libro está dirigida hacia el carácter cristiano. ¿Cómo lo vive hoy?
¿Qué valores se supone poseen los discípulos de acuerdo con la voluntad de Dios?
¿Será que mis actitudes están alineadas con el deseo de Él?
Los dos autores nos motivan a compartir y vivenciar los temas “Frutos del Espíritu”
y “Santidad” como fundamentos para una vida saludable. El discípulo debe estar
comprometido con el estilo de vida que transcienda los valores mundanos recurrentes de
las acciones de muchas personas. Por tanto, en el libro encontraremos flexiones sobre el
Fruto del Espíritu y la Santificación. La expectativa es de que todo discípulo, con la acción
del Espíritu Santo; viven un modo de vida marcado por el carácter de Cristo.
Hay una gran belleza en vivir con intimidad y esencia de Cristo en el corazón. Vivir en
santidad y vivir fructificando los valores del Reino en todo tiempo el contexto. Es ser
identificado como un discípulo de Jesús que hace brillar la Gracia de Dios en el mundo.
Que haga de su vida un vaso de honra y señal del amor de Dios.
Que Él nos ayude a mostrar Su Reino.
Rev. Oséias Barbosa da Silva
Secretario Ejecutivo Nacional de Educación Cristiana
2
Introducción
Este libro propone reflejar sobre el carácter cristiano. Para eso, se divide en 14
unidades.
La primera de ellas aborda las definiciones posibles del término “carácter”, desde
la acepción encontrada en los diccionarios hasta los empleados en el contexto cristiano,
punto de partida para todo análisis realizado en este libro. A lo largo del trabajo,
percibimos que todavía no es posible hablar sobre la búsqueda del “sin carácter”, algo
que es tan destructivo que no puede servir a los principios del Reino.
Luego, las unidades 2 a 12, profundizan el estudio de cada uno de los llamados
FRUTOS DEL espíritu”, condición (indispensable) del carácter auténticamente cristiano.
El orden seguido en la presentación de los frutos del Espíritu es la misma utilizada por el
apóstol Pablo en su carta a los Gálatas.
La unidad 13 está dedicada a la relación entre carácter cristiano y santificación,
llamando nuestra atención el hecho de que no es posible hablar de los frutos del Espíritu
sin un proceso continuo de búsqueda continua de la santificación, tanto de dentro para
afuera, es decir, depender que cada individuo en su actuar cristiano (que tiene que ver
con la intimidad con Dios, con el vaciarse de sí mismo para que sea el Espíritu Santo el
que haga resvestirlo de Cristo). También de afuera para dentro, con el auxilio de Dios y de
su Santo Espíritu.
Finalmente, la unidad 14 trata de la gracia de Dios como fuente sustentadora. Es
decir, de cómo necesitamos, en nuestra búsqueda por la santificación, del aparato
espiritual que solamente Dios, por medio de Su gracia, nos puede conceder. Gracia que
se explaya sobre la tierra, que alcanza a todos sin distinción, pero que sólo seremos
capaces de percibir cuanto mayor sea nuestra sensibilidad por los milagros cotidianos de
Dios, posible a través de la imitación de Cristo, del conocimiento de la Palabra, de la vida
comunitaria dentro y fuera de la iglesia. La gracia alcanza, sí a todos, pero en cada uno
ella opera de forma diversa. Y es como un obsequio del Padre a aquellos que están listos
a recibirla. Ella realiza las mayores maravillas, preparando el Reino de Dios. Es lo que
este libro trata de mostrar a todos y todas las que desean caminar según la enseñanza de
Cristo.
En cada unidad hay preguntas que primero deben reflexionarse individualmente y
después serán compartidas con el grupo. Estas aparecen en momentos diversos – antes
de cada capítulo, recordando tópicos anteriores o también adelantando el contenido de lo
que será discutido; en medio de los capítulos al final, cuando sea posible una discusión
más amplia sobre el asunto.
Nunca está de más recordar que es fundamental la consulta del texto bíblico de
manera integral. Una sesión de discipulado se hace más r1ico cuando se agregan en
cada encuentro, discusiones contemporáneas, inclusive por medio de recortes
periodísticos o de revistas, para que cada individuo refuerce su papel de transformador
del mundo en que vive. Finalmente, sin El conocimiento – de sí, del mundo, de la
Palabra, de Dios -, no es posible ninguna transformación. Y no es posible la construcción
del Reino sin que ese conocimiento se convierta en acción, en un movimiento de “ir a
hacer discípulos”.
Que disfruten del estudio!
3
CARÁCTER CRISTIANO
1. Carácter Cristiano
Antes que comencemos nuestra reflexión sobre el carácter cristiano – tema de nuestros
estudios en este libro -, defina, en sus palabras y según su entendimiento lo que significa
“carácter”.
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El diccionario define carácter como una cualidad inherente a una persona que la distingue
de las demás, conjuntos de trazos particulares, forma de ser de un individuo.
Esa definición, así mismo, también sirve para la personalidad. ¿Cuál es entonces, la
diferencia entre ambos? O ¿no hay diferencia?
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INTRODUCCIÓN
En la vida, el carácter y la personalidad parecen mezclarse; pero aquí didácticamente,
diferenciamos el carácter como siendo la suma de las características vinculadas al ser
moral.
Para un cristiano (seguidor de Cristo), significa tener ”la mente de Cristo”
(1Cor.2:16) o a la afirmación que Pablo hace “Cristo vive en mí” (Gál 2:20).
¿Qué es lo que influencia el carácter del seguidor de Cristo?
¿Existen rasgos del carácter de Cristo de que la Biblia habla que deben estar
presentes en el seguidor de Jesucristo? Eso es lo que veremos en este capítulo sobre el
carácter de cristiano.
1) Lo que es?
Como vimos, carácter es un conjunto de rasgos particulares relacionados al aspecto
moral del ser. El carácter cristiano es un conjunto de características que la Biblia
menciona como inherentes a la vida de Jesucristo o al Espíritu Santo y, por lo tanto,
deberían ser parte de la vida de aquellos que nacieron de nuevo y el Espíritu Santo mora
en él. El carácter puede y debe ser cultivado.
El carácter se manifiesta por medio del modo de pensar, el estilo de vida
(elecciones), hábitos, costumbres y conducta individual.
Todos nosotros tenemos un carácter formado cuando nos convertimos, carácter
marcado por la naturaleza pecaminosa.
4
A la medida que crecemos en estatura y gracia delante de Dios, nuestro carácter va
siendo transformado (o tratado). Ese carácter transformado es el que evidencia nuestro
crecimiento espiritual. No son los dones o el conocimiento lo que evidencia el crecimiento,
como muchos piensan, sino el carácter transformado. Como se muestra en la lección
sobre los dones y ministerios del módulo Fundamentos de la Fe, es posible recibir el don
del Espíritu Santo sin tener un carácter santo.
Con esto, vemos que el carácter cristiano es lo que viene siendo transformado
por Dios para lograr la semejanza al carácter de Cristo.
2) ¿Cómo obtenemos el carácter transformado?
Para tener el carácter transformado, necesitamos reconocer las características
(pecaminosas) que desagradan a Dios y arrepentirnos de ellas. Debemos confesar y
desear abandonar el pecado.
Debemos orar sinceramente a Dios, pidiendo que nos liberte y rescate de ese “legado futil”.
Debemos creer en Dios y depender del Espíritu Santo para nuestra transformación.
Romanos 12:2, enseña que somos transformados por la renovación de la mente; es
decir, requerimos reaprender con Dios y Su Palabra, sin embargo, dependemos del
Espíritu Santo para transformar nuestro conocimiento en acción; esto no debe ser una
excusa para disculpar que no cambiemos, pues sabemos que esta es la voluntad de
Dios. Por lo tanto, si creemos y queremos, nuestro carácter será transformado por Él.
Resumiendo, tenemos el carácter transformado por medio de:
a) Reconocimiento lo que le desagrada a Dios (Is 6:5)
b) Arrepentimiento sincero (Is 6:5)
c) Confesión y entrega (Is 6:5)
d) Buscando a Dios (I Tim 4:13-15)
e) Experimentando la transformación.
3) ¿Para qué necesitamos tener el carácter transformado?
a) Para hacernos “vasos de honra” (2Tim 2:20-21)
b) L l e g a r a ser de utilidad para Dios (2Tim 2:21)
c) Perfeccionarnos a la imagen de Jesucristo (2Cor 3:18 y Ef 4:12-13);
d) Limpiar la suciedad para que podamos producir más frutos (Jn 15:1-2);
e) Ser agradables a Dios (Rm 8:8).
CONCLUSION
I Pedro 5:6 y Santiago 4:10 enseñan que debemos humillarnos delante de Dios para que
Él, en el tiempo oportuno, nos exalte; por lo tanto, si el Espíritu Santo nos ha mostrado las
áreas que necesitan ser tratadas, no debemos encubrirlas, negarlas, justificarlas o
resistirlas.
Debemos disponernos a cambiar, soportar y aceptar el tratamiento de Dios sin
murmurar (Santiago 1:12). Para lograr nuestra perfección Dios utilizará a otras personas
(Ef 4:11-12)
En las próximas lecciones, veremos algunas características del carácter de los
cristianos y de las cristianas.
APLICACIÓN:
5
Evalúe su proceder e intente discernir cuales son las debilidades de su
carácter. Por ejemplo: ¿Es usted soberbio todavía?
TAREA:
¿Cómo piensa superar las debilidades? Escriba en un papel y compártalo con
alguien.
Preguntas:
1) El carácter de alguien se manifiesta por su ________________ y
_______________________
2) La evidencia del crecimiento espiritual es el
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_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
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3) ¿Cómo obtenemos el carácter transformado?
Escriba un breve resumen.
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_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
4) ¿Cuándo nos trata, que es lo que debemos o no debemos hacer?
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2.
Amoroso
Desde este momento, trataremos sobre los frutos del Espíritu que influyen en la
determinación del carácter cristiano. Pero, antes vamos a recordar lo que aprendimos en
la lección pasada:
El carácter cristiano es el carácter que va
siendo___________________________________________________________________
____por Dios para asemejarse al_____________________________ de
¿Para qué necesitamos tener el carácter transformado?
Escriba tres razones.
1- Porque estamos acostumbrados al mundo
_________________________________________________________________________
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Introducción
El texto de Juan 13:34-35 nos enseña que los discípulos del Señor serían
reconocidos por el amor. El deseo del corazón de es que sus seguidores sean todos
dotados de de la capacidad de vivir en amor y demostrar amor, a fin de que no sean
solamente un “metal que resuena” (1Co 13:1). A nuestra vida, familia, trabajo y ministerio
serán más eficaces si en todas esas áreas el amor de Dios estuviese reinando en
nuestros corazones.
Nuestro objetivo en esta lección es demostrar que el seguidor de Jesús debe
buscar tener como marca de su carácter un corazón amoroso.
¿Qué significa ser solamente un “metal que resuena”, imagen presente en
la primera carta del apóstol Pablo a los Corintios? ¿Qué es lo él trata de
demostrar con esa figura?
1) El camino de sobremanera excelente (I Cor 12:31)
La Iglesia de Corinto era una comunidad extremadamente activa, y sus cultos, animosos.
Los dones eran practicados con mucho entusiasmo, la iglesia de desarrollaba: sin
embargo, Pablo se daba cuenta que la motivación mayor de sus acciones no era el amor,
pues había entre ellos divisiones, contiendas y competiciones. (I Cor 1:11-13; 3:3-4).
Algunos se consideraban más espirituales los otros. Eran profundamente amados
por Dios. Pero, no disfrutaban de esa dádiva en sus relacionamientos personales. Pablo
los anima a trabajar un camino más excelente.
El perfeccionamiento del amor no es una opción de la vida cristiana, es una
necesidad, ya que sin ese nivel de crecimiento y de comprensión, no tenemos sabiduría
para actuar frente a los conflictos existentes en la vida de todos nosotros.
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De acuerdo con la lectura de I Corintios 12 y 13, por qué el amor (también llamado
caridad en el texto bíblico) es destacado entre los frutos del Espíritu? ¿Por qué es
importante para el cristiano (a) ser una persona amorosa?
2) ¿Cómo me hago una persona más amorosa?
a) Usufructúe el amor de Dios (2 Cor 1:4). Si no nos sentimos amados, no seremos
amables.
b) Cierre la puerta del pasado. La única forma de hacer esto es por medio del perdón.
c) Tenga pensamientos de amor (Mt 9:36-38; Fil 2:4) Deje de pensar en sí y piense lo
mejor para los otros.
d) Actúe con amor. Aunque sin amar; hágalo por fe, como una elección personal (Mt
5:44-45 y Mt
7:12).
e) Hable amorosamente (bendiga aun a los que te calumnian) – Rom 12:14.
f)
Ore por las personas (especialmente por los que nos maltratan).
g) Espere lo mejor de las personas (Jn 21:15-17) Deles una nueva oportunidad. Crea en
ellas (eso es el amor por la fe). Trátelas como les gustaría que ellas fueran.
3) Beneficios del corazón amoroso
a) La posibilidad de desarrollar un relacionamiento vivo, profundo y transformador con
Dios (Jn 4:19);
La posibilidad de actuar de manera sabia frente a los desafíos de la vida (I Cor 13; I
Jn 4:17-18);
b) La posibilidad de ser conocidos como hijos de Dios (I Jn 1:1-7; 2:4-6; 2:9-11; 3:1-2;
3:10-24; 4:721);
c)
La posibilidad de romper todo yugo que oprime y destruye la vida de las
personas (Mt 5:43-48).
4) Las tragedias de un liderazgo sin amor
Lo que sigue revela cinco áreas que se pueden volver trágicas en el liderazgo si no
fueran motivadas por el amor de Dios:
a) Lenguaje inútil e insignificante (I Cor 13:1). Los líderes necesitan hablar, los liderados,
oir. Si la motivación de nuestro hablar no fuese por amor, difícilmente conseguiremos
efectuar una comunicación eficaz.
b) Conocimiento sin significado (I Cor 13:2)
c) Ausencia de resultados permanentes (I Cor 13:2)
d) Ofrendas sin significado (I Cor 13:3)
e) Sacrificios vacíos – despedicios (I Cor 13:3)
Sólo un corazón amoroso puede llevar a ejercer un ministerio eficaz, transformador de
vidas y que resulta en discípulos maduros y productivos para
la gloria de Dios.
Conclusión
Cuando conocemos a Jesús, nos equipamos con la Ley del Amor. Esta no es una ley
que tenga mucha lógica, sino que actúa por misericordia y compasión. La propuesta
planteada en el Evangelio de Cristo va más allá de todo el ideal humano y está
establecida en el amor verdadero, que nos lleva a ver al otro como amado de Dios y
hermano, y no como enemigo. Aún más, Dios nos anima hasta amar a aquellos y
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aquellas que vemos como nuestros enemigos (Mt 5:43-45) y orar por los que nos
persiguen, para que seamos conocidos como hijos del Padre celestial.
Nuestro desafío es que usted busque en el Padre un corazón amoroso, inspirado
en el corazón del Padre que te amo y que te sigue amando. El amor de Él puede ser
derramado en nuestro corazón (Rom 5:5). Es una cuestión de elección.
Aplicación:
Procure flexionar sobre la importancia de buscar junto a Dios un corazón lleno de amor
y de la necesidad de sentimiento en la práctica de
Nuestro ministerio. ¿Cuál es su opinión al respecto?
Tarea:
Reflexione sobre sus acciones en los últimos días, procurando percibir sus
motivaciones reales en su vida, familia y ministerio. Comparta con los otros lo que Dios
le está hablando.
Preguntas:
1) ¿Cuál es la marca por la cual el discípulo de Cristo será conocido, según Juan 13:3435?
2) ¿Es posible que una iglesia tenga manifestaciones de dones, sea alegre y activa y aún
así no desarrolle relacionamientos saludables?
3) ¿Cómo es posible que una persona se vuelva más amorosa? Cite tres actitudes.
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4) Cite tres tragedias del liderazgo sin el amor de Dios.
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5) Amar es una cuestión de
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3. Alegre
En la lección pasada, reflexionamos sobre el primero de los frutos del Espíritu: el amor.
Para recordar, cite algunos de los beneficios de tener un corazón amoroso que le llaman
la atención.
Después relea I Corintios 13.
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Introducción
Ahora vamos a tratar otro fruto del Espíritu: La alegría o el gozo.
Recurrimos una vez más al diccionario. El define alegría como: contentamiento,
satisfacción, júbilo. Muchas situaciones generan ese sentimiento en el alma humana y
muchas personas que no tienen a Jesucristo como el Señor de sus vidas experimentan ese
tipo de sentimiento.
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¿No es que el gozo es fruto del Espíritu (Gal 5:22), difiere del sentimiento generado en el
alma humana? ¿Cómo diferenciarlos?
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¿Cómo experimentar, usufructuar de esa alegría que el texto de Nehemías 8:10, dice ser la
fuerza del siervo de Dios? ¿Por qué el texto de Juan 16:22 dice que nadie quitará la alegría
de los discípulos del Señor? Reflexionemos al respecto.
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¿Es posible tener alegría sin amor? ¿Por qué?
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1) ¿Qué es la alegría cristiana?
Ya hemos definido la alegría, pero ¿cómo definimos la alegría cristiana? La alegría
cristiana, en esencia, no difiere de la alegría común, mundana, pues ella también es
contentamiento, satisfacción, júbilo. Ella difiere en la causa, en el motivo que la
produce. La alegría cristiana es fruto de la presencia del Señor en nuestras vidas, de la
actuación del Espíritu Santo en nosotros y consecuencia del reconocimiento de las
dádivas recibidas de parte de Dios.
El pastor y profesor John MacArthur define la alegría del cristiano(a) como un acto formal
en respuesta al carácter de Dios. Él dice que la alegría comienza porque yo sé que mi Dios
es soberano, amable, misericordioso, omnipotente, omnisciente y omnipresente.
Dice que somos alegres porque conocemos a Dios y Él nos conoce.
En ese sentido es que la alegría del Señor es nuestra fuerza (Ne 8:10). Podemos estar
seguros de la victoria, no porque todo va bien, sino por la presencia del Señor en nuestras
vidas. No nos alegramos en las circunstancias, que muchas veces son adversas, nos
alegramos en Dios, que es soberano sobre todas las circunstancias.
Porque conocemos a Dios y sabemos que Él es “el Dios con nosotros” (Mt 1:23) es
que nace la confianza que genera la alegría que nadie nos puede quitar.
2) ¿Cómo experimentar la alegría cristiana?
Como hemos visto, la alegría cristiana es fruto de la presencia de Dios y de que Lo
conocemos. Ella está basada en ÉL. Queremos observar cinco desdoblamientos de esta
experiencia con Dios que nos llevan a experimentar alegría.
a) La presencia de Dios.
El salmista dice en el Salmo 16:11 que en la presencia de Dios hay plenitud de alegría. La
alegría como satisfacción es generada por la presencia de Dios. Creados para tener
comunión con Él, sólo podemos ser plenamente satisfechos en Su presencia.
b) El recibir de Su “unción””.
Tanto en el salmo 45:7 como en Isaías
61:1-3, leemos la mención a unción con “óleo de alegría”. Veremos eso mejor en el
tópico 3.
c) El servicio a Dios.
Para aquellos que se conocen a sí mismos y reconocen su naturaleza pecaminosa, la
experiencia de ser juzgados dignos de servir a Dios es una alegría y un privilegio. Esta es
la experiencia de los discípulos en Hechos 5:41. Por eso, podemos hacer lo que el
salmista nos dice en el Salmo
100:2: servir al Señor con alegría.
d) Sus dádivas (bendiciones) – Salmo 13:5-6
e) La acción de Su Espíritu Santo en nuestras vidas (Gál 5:22)
3) La acción del Espíritu Santo genera alegría
Pablo, en Gálatas 5:22, habla del fruto de Espíritu Santo, y una de las características
de las características del Espíritu que él cita es la alegría; eso deja claro que la acción del
Espíritu Santo en nuestras vidas produce alegría. Él es quien nos unge con el “óleo de la
alegría”.
Procure recordar situaciones en su vida en que la presencia del Espíritu Santo se
manifestó en alegría para usted.
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Conclusión
Wiliam Barclay describe al cristiano como una persona alegre. El cristiano lleno de
tristeza sería una contradicción a la propia esencia del cristianismo.
Es cierto que somos pecadores, y el pecado genera tristeza, pero somos pecadores
redimidos.
Nada puede acabar con nuestra alegría; ella no depende de las adversidades o los
cambios que hay en el mundo. La base de nuestra alegría es el propio Señor, Él es el
mismo ayer, hoy y siempre. Creo que este entendimiento llevó al apóstol Pablo a afirmar:
“entristecidos, pero siempre alegres; pobres, pero enriqueciendo a muchos; no teniendo
nada, mas poseyendo todo” (2 Cor 6:10).
La alegría cristiana nace de la presencia de Cristo y de nuestra comunión con
Él.
Aplicación:
Procure darse cuenta de cuánto le han robado su alegría las circunstancias. Decida
que, de hoy en adelante, usted tendrá una actitud diferente, pues eso depende de usted.
No deje que las circunstancias determinen sus reacciones.
Tarea:
Lea la carta de Pablo a los Filipenses y anote los momentos en que él habla sobre la
alegría.
Preguntas:
1) ¿Qué es la alegría cristiana?
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_________________________________________________________________________
2) ¿Cuáles son las cinco cosas que nos llevan a experimentar la alegría cristiana?
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_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
3) La acción del
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
En______________________________
produce_____________________________
nuestras
Vidas
4) ¿Cuál es el único motivo que puede generar tristeza en el corazón de un(a) cristiano(a),
pero sólo por poco tiempo?
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4. Pacificador
Recordando lo que hemos visto en la clase pasada, ¿cuál es la base de la alegría
cristiana?
Antes de que pasemos a analizar otro fruto del Espíritu, procure pensar en la
importancia de la paz del mundo en que vivimos, así como en el rol que cumplen
instituciones como la ONU, las iglesias y los ejércitos para el mantenimiento o la derrota
de la paz. Haga las anotaciones que crea necesarias.
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Introducción
La paz es la meta de personas y naciones, sobre todo en el contexto conflictivo en que
vivimos. Cuando una persona muere, se dice que “descasó en paz”, como si la vida fuese
siempre una carrera atribulada por la paz, y, al menos en la muerte, la persona
conquistase su premio merecido. Hoy, cada vez más se realizan manifestaciones por la
paz, caminatas y hasta guerras se hacen en nombre de la paz. Las personas buscan
incesantemente la paz interior.
A pesar de todo ese movimiento en busca de la paz, ésta continúa siendo un artículo
raro. En tales circunstancias, los pacificadores son extremadamente relevantes y
necesarios; más todavía cuando son portadores de la paz de Dios, la paz que excede
toda comprensión (Fil 4:7).
¿Qué es la paz de Dios? ¿Cómo obtenerla? ¿Cómo mantenerla? ¿Cómo podemos
hacernos pacificadores? Es lo que veremos en seguida.
1) Qué es la paz de Dios?
Uno de los nombres por el cual Jesús es identificado es: Prícipe de Paz (Is 9:6). El texto de
Romanos 14:17 también nos dice que el Reino de Dios es justicia, paz y alegría en el
Espíritu Santo. Vemos que la paz es una característica inherente a la naturaleza de Dios.
Aquellos que reciben a Jesucristo Lo tienen como Señor y es bautizado con el Espiritu
Santo tiene en sí la paz de Dios.
Ella (la paz) es el fruto de la acción del Espíritu Santo en nuestras vidas. Si
permitimos que el Espíritu Santo nos enseñe, guíe y revele la voluntad del Padre,
experimentamos la paz de Dios.
La paz no es el resultado de la ausencia de conflictos ni la falta de problemas; ella es
el fruto del Espíritu Santo en nuestras vidas.
2) ¿Cómo obtenerla?
Existen dos facetas de la paz de Dios: la interior (con nosotros mismos) y la exterior (con
otros). Ya vimos que la paz interior es fruto del Espíritu en nosotros, y el resultado de la
acción de la gracias de Dios en nuestras vidas. Para obtenerla, todo lo que necesitamos es
creer y recibir a Jesucristo como Señor.
La paz exterior es consecuencia de la paz interior. Porque tenemos paz es que podemos
tener actitudes que promuevan la paz, cumpliendo, así, la palabra bíblica de Romanos
12:18, que dice que, no depende de nosotros, debemos tener paz con todas las personas.
La paz exterior sólo es obtenida cuando practicamos la Palabra de Dios. Esto sólo es
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posible a aquellos que experimentan la paz de Dios en su interior. Sólo es posible a quien
manifiesta el fruto del Espíritu Santo.
Tanto la paz interior como la exterior son consecuencias de la paz con Dios
(reconciliación).
3) Llevando la paz de Dios / siendo un pacificador
Para ser agentes de la paz de Dios, lo que necesitamos es vivir de acuerdo con las
orientaciones bíblicas. Por ejemplo, la Biblia dice que “la respuesta blanda desvía el furor”
(Prov 15:1); debemos amar a nuestros enemigos, bendecir a los que nos maldicen y orar
por los que nos persiguen (Mt 5:44 y Lc &:27-28); si nuestro enemigo tiene hambre,
debemos darle de comer; si tienen sed debemos darle de beber (Rom 12:20).
Además de esto, si queremos tener parte y participar en este ministerio,
necesitamos tener un corazón recto para con Dios.
Sin ello, no tenemos las cualidades del carácter de Cristo, necesarias para tal
ministerio. Además de la paz, necesitamos de amor, humildad, sinceridad y transparencia;
autenticidad, coraje, generosidad y renuncia personal.
Sentimientos como: egoísmo, orgullo, arrogancia, y actitudes como simulaciones,
engaño, medias verdades y manipulación de la verdad son enemigos de la paz de Dios.
¿Es posible tener alegría sin tener paz?
¿Por qué?
Conclusión
La paz de Dios puede ser garantizada o se puede perder. El hecho que la tengamos en el
presente o que la hayamos tenido en el pasado no nos garantiza que la tengamos en el
futuro.
Para que la paz de Dios siga siendo una realidad en nuestras vidas, hagamos lo
que nos enseña el texto de Oseas 6:3, conozcamos y continuemos en el conocimiento
del Señor.
Y que la paz de Dios, que excede todo entendimiento, guarde nuestros corazones y
nuestras mentes en Cristo Jesús (Fil 4:7). Aplicación:
Procura discernir si la paz de Dios tiene guardada tu mente y tu corazón. ¿Cuáles son
las dificultades que ha enfrentado para mantener la paz de Dios? ¿Sus actitudes han
sido las de un(a) pacificador(a)?
Tarea:
Busque a su discipul(o/a) y compártale cuáles han sido las dificultades que ha tenido que
enfrentar para mantener la paz de Dios. Oren al final de la conversación.
Preguntas:
1) ¿Qué es la paz de Dios?
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
________________________
2) La paz de Dios no es la _________________ ni____________________
3) ¿Cuáles son las dos facetas de la paz de Dios?
4)
Para
obtener
la
paz
interior,
necesitamos______________________
a____________________ Jesucristo como Señor. La paz exterior (con los otros) es
obtenida cuando la__________________________________ Palabra de Dios.
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5. Perdonador
En la lección anterior, intentamos dar la oportunidad a la paz, reflexionando sobre
su importancia para la convivencia humana y como un fruto fundamental del Espíritu para
el carácter cristiano.
Vamos a recordar lo que es necesario para ser un pacificador, un cristiano que practica la
paz exterior.
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
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Veamos ahora otro fruto del Espíritu, necesario para nuestra propia paz interior: el perdón.
Antes de cualquier cosa, responda para sí mismo: ¿Es usted capaz de perdonar las
ofensas que le han hecho? ¿Acostumbra a pedir perdón por lo que le hace a los otros?
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Introducción
El asunto del perdón es una de las áreas de mayor complejidad en la vida
cristiana. No es opcional, es algo que estamos convidados a practicar, que hace parte de
la vida cristiana y es esencia de un corazón transformado por el poder restaurador de Dios.
La falta de perdón en la vida cristiana ha sido responsable de muchas tragedias en la vida
familiar; en el seno de la iglesia y ha afectado hasta el mismo avance de la obra del Señor.
La falta de perdón impide el progreso espiritual y la victoria en la vida de muchos
cristianos.
El texto de Mateo 18:23-35 nos enseña sobre un estándar de vida
extremadamente elevado, mostrándonos, en esencia, el estándar del perdón. En ese
texto, Jesús está hablando sobre los diversos niveles de perdón y la perseverancia para
alcanzarlos. Esta enseñanza de Jesús provoca una fuerte reacción en la vida de los
discípulos, que muy prontamente preguntan: “Señor, ¿hasta cuántas veces debemos
perdonar?”.
Si no entendemos el estándar del perdón, siempre encontraremos que
podemos imponer límites al perdón. Siempre estaremos justificando y cuestionando otra
vez.
Nuestro objetivo en este estudio es que busquemos crecer hacia poseer un
corazón transformado y perdonador, pero para eso es necesario que entendamos algunas
situaciones relacionadas con este asunto.
1. ¿Qué es el perdón?
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Dios tomó la iniciativa de perdonarnos; no nos juzgó a partir de nuestros méritos. Él
decidió amarnos y ejecutó ese amor al ofrecernos a Su Hijo. Perdonar significa retirar las
barreras entre las otras personas y nosotros, o entre Dios y nosotros. La barrera entre
Dios y nosotros era el pecado, y Dios tomó la iniciativa de retirarla.
Él proveyó la cruz, y en ella fuimos perdonados. Perdón es remoción de la pena, de la
culpa.
Podemos perdonar porque fuimos perdonaos. Él nos dio el ejemplo. El texto de
Romanos 5:8 dice que Dios probó Su amor para con nosotros por el hecho de que Cristo
haya muerto por nosotros, que todavía continuamos siendo pecadores.
2) Consecuencias de la falta de perdón
Muchas personas que oyeron la Palabra de salvación y creyeron,
experimentaron en sus vidas consecuencias negativas por el hecho de no haber
perdonado verdaderamente a otras personas.
Aquí veremos tres consecuencias de la falta de perdón:
a) Cuando no perdonamos Satanás tiene ventaja sobre nosotros.
En la lucha contra el enemigo, le ofrecemos condiciones para que nos derrote, porque
cuando renunciamos al perdón, nos soltamos de la victoria en la cruz.
Al endurecer nuestro corazón al perdón, la ventaja siempre será para las tinieblas. La falta
de perdón es una de las áreas de mayor legalidad en la vida de muchos hombres y
mujeres de Dios, que hacen muchas cosas buenas y aceptables delante de Dios, sin
embargo, no tienen paz en su corazón, están siempre en tormento delante de algunas
personas o situaciones. Satanás siempre está en ventaja en estos casos.
b) La falta de perdón bloquea la oración y nos paraliza
Si no tuviéramos la capacidad de perdonar; poco a poco nos apartaríamos de la gracia de
Dios y no recibiríamos respuestas a nuestras oraciones. Si no estuviéramos en paz con los
otros, de nada valen nuestros actos de misericordia, oraciones y ayunos, nuestra fe,
nuestra alabanza, nuestros diezmos (Mateo 5: 23- 24; Mr.11: 25-26).
c) La falta de perdón genera raíces de amargura.
Alguien dice que el odio alimentado se asemeja a un árbol que cuando más viejo más
difícil de ser arrancado, porque sus raíces se profundizan con el pasar de los años. El
mundo y la Iglesia están llenas de personas rencorosas, que se volvieron esclavos del
odio. No puede haber paz un corazón así. De este modo, las personas adolecen
espiritualmente, emocionalmente y muchos sufren físicamente, desarrollando algún tipo de
enfermedad (Heb 12:14-15 y Col 3:13).
3) Practicando el Perdón.
Como ya dijimos, perdonar y remover las barreras entre nosotros y el prójimo, o entre
nosotros y Dios. Si esa barrera fuese mantenida, va a perjudicarnos en todas las áreas de
nuestra vida.
Es importante resaltar que Dios nos ofrece Su perdón gratuitamente y con base en ese
perdón nos hace entrar en una íntima y profunda comunión con Él.
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Perdonados, nos liberamos para ser como Él quiere que seamos. De la misma forma,
tenemos que perdonar a aquellos que cometieron ofensas contra nosotros; cuando
nosotros somos los ofensores, debemos tomar la iniciativa de pedir perdón. Cuando
vivimos esto plenamente, entonces experimentamos lo que es la verdadera libertad en
toda su plenitud.
Conclusión.
Para su propia salud emocional, psíquica, física y espiritual, perdone. Perdone entera y
completamente. Perdone y ubíquese en un estándar superior. El perdón es una decisión,
no es un sentimiento. No espere sentir, decida perdonar decía tener un corazón
perdonador porque este es un mandamiento del Señor. Examínese y pida al Espíritu Santo
que revele si existe falta de perdón en su vida. Puede tratarse hasta de acontecimientos
muy antiguos (con su padre, con su madre, algún profesor el humilló o persiguió,
enamorado, enamorada, hermano(a), colega, este, etcétera) Decida perdonar.
Use el perdón de Dios y comience a experimentar la liberación y la cura seguirán. Usted
puede decir: "Señor, te pido que me perdones por haber mantenido en mi corazón
sentimientos contrarios a tu voluntad, amarguras, resentimientos, odio, frialdad,
indiferencia, falta de perdón. Yo ahora decido usar el perdón con el cual tú me perdonas,
afirmado en tu gracia, yo declaro que perdono a ________________________________
(mencione el nombre de la persona), liderando la ley diciéndolas en el nombre de Jesús."
Aplicación:
Analice su vida a la luz de este estudio y haga lo que la conclusión le sugiere. Libere el
perdón. De tiempo en tiempo, repita este ejercicio.
Tarea:
Busque a las personas a quien usted hirió y pídale perdón. Tome una actitud y restituya
sus relaciones. Comparta el resultado con su discipulador(a).
Preguntas:
1) Qué es el perdón?
2) Mencione las tres cosas que la falta de perdón ocasiona.
3) Dios nos perdonó, haciéndonos libres para hacer lo que él me gustaría que fuesen.
Nosotros también debemos_______________ a ellos que nos_____________________
El pedir ____________________ a quien__________________. Sin esto, la libertad no es
plena.
4) el perdón es una_________________. No un_________________________
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6. Bondadoso y Benigno
Recordando lo que hemos estudiado, ¿por qué es importante la práctica del perdón?
¿Quién gana con esto?
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¿Cuál es la justificación bíblica para que nos perdonemos los unos a los otros?
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Perdonamos no porque seamos necesariamente “bondadosos”, “magnánimos”, sino que
principalmente porque necesitamos del perdón, porque ya fuimos perdonados por Dios en
Cristo, Su hijo.
Entonces, bondad y benignidad son características que también se necesitan que
estén en nuestra “lista” de frutos del Espíritu, formando parte de nuestro carácter cristiano.
Sobre ellas vamos a estudiar enseguida.
Introducción
Bondad y benignidad son dos palabras que se confunden, pues transmiten en sí una
misma idea.
Estas dos palabras traen consigo la idea de que el corazón, la acción y la reacción el
cristiano deben ser diferentes de los de otras personas, pues ahora hay una acción del
Espíritu Santo en su vida.
Vamos a tratar de entender cada una de las palabras de manera diferente y, después,
como las dos se juntan, formando un corazón bondadoso.
1) ¿Qué es benignidad?
“Pues a tu benignidad, tengo abiertos los ojos y he andado en tu verdad” (Sal 26:3)
El salmista afirma que mira de forma continua al Señor, lo que lo posibilitó para
andar en la verdad. Él reguló su caminar mirando la benignidad del Señor. La
benignidad le sirvió de inspiración para andar dentro de un estándar que fuese
cercano con el querer de Dios.
La Biblia establece que la benignidad es una de las características del carácter de Dios.
Por lo tanto, se hace necesaria en nuestras vidas esta característica que solamente el
Espíritu Santo puede producir.
William Barclay, en uno de sus libros en el que trata sobre los frutos del Espíritu,
afirma:
“Se dice que conocemos una moneda y sabemos a quién pertenece la moneda por la
imagen que está impresa en ella; sabemos que el hombre pertenece a Dios cuando tiene
en sí el sello de la mansedumbre, de la generosidad, de la paciencia y benignidad”.
La benignidad de Dios es algo que nos atrae hacia Él con amor. No es alguna cosa que
nos asusta o nos aparta. La benignidad de Dios nos trae alegría, porque sabemos que Él
conoce todas las cosas que acontecen en nuestras vidas.
El Salmo 31:7 dice que “Yo me alegraré y regocijaré en tu benignidad, pues has visto
mi aflicción, conociste las angustias de mi alma.”
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La benignidad de Dios es algo que tiene amplitud universal. Dios no es benigno porque
el hombre es bueno. Independientemente de la condición del ser humano, Dios continúa
siendo el mismo, porque Él tiene en sí mismo esta cualidad impresa en Su carácter.
En el Salmo 89:2, se lee: “pues digo yo: la benignidad está asegurada para
siempre; tu fidelidad, tú la confirmarás en los cielos (…)
Creemos que existe la necesidad urgente de que la benignidad esté en la vida de todo
cristiano. Es ella que posibilita la liberación del perdón para todos los que nos han
ofendido, así como el Señor nos ha perdonado. En Jeremías 31:3, está escrito: “De lejos
me dejó ver el Señor, diciendo: Con amor eterno te amé; por eso, con benignidad te
atraje”.
Barclay afirma: “La benignidad cristiana es bella y amable y su encanto proviene del
hecho de que ella significa que debemos tratar a los otros del modo como Dios nos trató
a nosotros”.
2) ¿Qué es bondad?
Esta palabra es una de las más difíciles de entender, porque la usamos para
muchas cosas, para describir diversas situaciones.
El concepto bíblico de bondad no es solamente una dimensión ética o moral, es una
característica que debe estar impresa en el carácter del ser humano. Es lo que demuestra
que hubo una transformación en nuestras vidas, un cambio radical en todos los sentidos.
No podemos confundirla con la bondad natural, porque el ser humano tiene, en
algunas situaciones, la capacidad de reaccionar con “bondad”, pero sus motivos pueden
ser muy diversos. Cuando tenemos la bondad de Dios en nuestros corazones, podemos
orar por nuestros enemigos, así como esta misma bondad nos rescató de una vida de
egoísmo y rencores para una vida que percibe el sentido real de ser y existir en un
mundo perdido.
Por esto, afirmamos que la vida cristiana sólo es posible por la acción y dirección
del Espíritu Santo, que desea producir en nosotros cada una de las características que
se llaman: los frutos del Espíritu.
El Salmo 33:5 dice que la bondad de Dios llena toda la tierra; de lo que entendemos
que la bondad debe llenar nuestras vidas.
Es por eso que el Espíritu Santo produce bondad. El produce algo que la naturaleza
humana desea, pero que no puede producir por sí misma. Por lo tanto, Dios está
presente en el deseo del bien y está presente en la capacitación para la práctica de este
bien.
“Sólo producimos el bien por la presencia del Espíritu en nosotros. Fuera de él, nuestra
inclinación es para el caos, no para la belleza; y para la maldad, no para la bondad. El caos
y la maldad son naturales; la belleza y la bondad son espirituales. ¿Estamos siendo
naturales o espirituales? – pregunta Israel Azevedo.
“Más el Espíritu de Dios produce el amor, la alegría, la paz, la paciencia, la delicadeza,
la bondad”, afirma Gálatas 5:22.
Podemos decir que una persona solamente es buena cuando está en conformidad con
la voluntad de Dios. Todo lo que Dios creó, Él vio que era bueno.
El Rev. Walter Pacheco afirma en su estudio sobre la bondad:
- Bondad es esto: cumplir un designio – ser lo que Dios quería que fuese.
- Él lo/la creó con un propósito. Cuando usted vive de la manera que Dios pretendía que
viviese, usted se siente bien. Su vida se vuelve significativa – pero ¿cuál es el propósito
bueno para el cual Dios lo/la creó? Efesios 2:10 dice: “…él nos creó para que hiciésemos
las buenas obras que él ya había preparado para nosotros”.
- No somos salvos por medio de las buena obras; somos salvos para las buenas obras
(el estilo de vida del cristiano es de Bondad).
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- E s t e es el estilo de vida que Dios quiere para usted!
3) Alcanzando un corazón bondadoso
Creemos firmemente que la voluntad del Señor es de que tengamos un corazón
bondadoso. La benignidad es la expresión interior de la acción de Dios en el corazón
humano, que necesita ser manifestada de forma exterior en actitudes de bondad.
El ser humano por sí solo puede tener algunas actitudes de bondad, sin embargo, si no
recibe una recompensa, esta acción puede derivarse en murmuración y malestar por la
falta de reconocimiento por lo hecho. En el caso del que tiene un corazón benigno actúa
con bondad, porque ya sabe que, haciendo así, ya posee la mayor recompensa, que es
agradar a Dios en todo momento y acción.
Somos desafiados a actuar con bondad en todo momento. De esta forma,
estaremos revelando de lo que está lleno nuestro corazón y de cuanto nuestra mente
ha sido realmente transformada.
Aplicación:
Procura establecer todas tus acciones por la orientación del Espíritu Santo. Permite al
Espíritu trabajar las características de los frutos de benignidad y bondad, transformando tu
corazón en uno que ama de la misma manera como somos amados por Dios.
Tarea:
En la primera oportunidad que tuvieres, procura demostrar quien realmente está en el
control de tu vida. Deje al Espíritu Santo conducir toda situación. Usted percibirá que él
puede y va a dirigirlo a toda verdad.
Preguntas:
1) ¿Qué idea nos traen las palabras benignidad y bondad?
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2) En el Salmo 26:3, el salmista habla sobre la benignidad. ¿Cómo lo inspiró la benignidad?
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3) ¿Qué hace posible la benignidad en nuestras vidas?
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4) ¿Cuál es la acción del Espíritu en relación a la bondad en el corazón humano?
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7. Fiel
Recordemos: ¿Cuál es el concepto bíblico sobre la bondad?
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Como hemos visto, el carácter cristiano no se forma sin dificultades; el cultivo de los frutos
del Espíritu es una arte y también una lucha diaria. En esta lección, trataremos de otro
desafío más para el cristiano: como ser fiel, merecedor de confianza, depositario de un
bien.
Piense ahora: ¿qué es necesario para que usted sea fiel a algo o a alguien?
Introducción
En la Biblia, en el texto de I Corintios 4:1-2, Pablo nos denomina como mayordomo. El
mayordomo es alguien que administra, cuida, se preocupa por lo que no es suyo. De este
modo, tiene que administrar lo que está bajo su cuidado de la manera como su Señor lo
determinó, por eso es que el texto dice, al respecto de nosotros como mayordomos de
Dios, que es necesario que el mayordomo sea fiel.
En este estudio, veremos lo que es ser fiel, como podemos crecer en fidelidad, cuáles
son los beneficios para el fiel, despertando en los discípulos un sentido de responsabilidad
para con el Señor y desafiándolos a vivir en fidelidad.
1. ¿Qué es ser fiel?
El concepto que nos presenta el diccionario sobrefiel es de aquel que es digno de
confianza, el que es constante (estable); aquel con quien se puede contar.
Otra definición es de aquel que hace lo que se le pidió, de la manera como se le pidió,
en el tiempo acordado o determinado. En términos cristianos, es traer en sí el carácter
de Dios.
La fidelidad es probada en lo poco (Mt
25:21), y la arrogancia, también. Si somos negligentes en las pequeñas tareas
porque encontramos que tenemos potencial para algo mayor, nos mostramos infieles.
2. ¿Cómo crecer en fidelidad?
a) Comience por lo “poco” (Mt 25:15-21).
Dios da las tareas de acuerdo con la capacidad de cada uno. Prepárese antes de
pretender tareas mayores.
b) Esté atento a lo que se le pedirá y haga conforme a lo que se le pidió.
c) Cumpla sus promesas. Cumpla su palabra.
(Prov 20:25).
d) Aprenda a redimir el tiempo. (Ef 5:15-16).
e) Use el talento que Dios le dio a la manera que Él quiere. Practíquelo (Heb 5:14).
f) Asuma compromisos gradualmente.
g) Manténgase firme en el compromiso de ayudar a otros a crecer, aunque le falten. Sea
alguien con quien se pueda contar.
1. La recompensa del fiel
En el texto de Mateo 25:21, la Biblia dice que el siervo que es hallado fiel es
recompensado por su Señor. Nosotros también somos recompensados por nuestro Señor
si somos hallados fieles.
Algunas de las recompensas por la fidelidad que la Biblia nos presenta son:
a) Entrar en el gozo del Señor (Mt 25:21).
b) Recibir nuevas responsabilidades de Dios (Mt 25:21)
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c) Conocer lo que no todos conocen (I Cor 2:9-10).
d) Crecimiento espiritual (Heb 5:14).
e) Hacer más con menos desgaste o angustia.
f) Aprender a depender de Dios.
g) Volverse útil y agradable a Dios. Dios nos ama independientemente de cualquier cosa,
pero, para ser útil y agradable, es preciso ser considerado fiel.
h) Poder ayudar a otros a conocer al Señor. Conclusión
Percibimos aquí que Dios busca hombres y mujeres que sean fieles. La fidelidad no es
algo negociable si queremos ser discípulos de Jesús, por eso, busque al Señor de todo
corazón, sea un siervo “bueno y fiel” y disfrute de la presencia amorosa y animadora del
Señor.
Aplicación:
El texto de 2 Corintios 13:5 dice: “Examínese a sí mismo”. Haga un examen de su vida.
¿Cuánto ha sido usted fiel al Señor?
¿Qué necesita hacer usted para mejorar en esta área?
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Tarea:
Habiendo definido lo que necesita mejorar, busque alguien con quien compartir estas
nuevas metas. Pida a esa persona que regularmente le controle el cumplimiento de sus
metas, y esfuércese en practicar lo que decidido
Preguntas:
1) ¿Qué es lo Dios exige al mayordomo?
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2) ¿Qué es ser fiel?
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3) ¿Qué puedo hacer para crecer en fidelidad?
Mencione tres acciones.
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4) Mencione tres recompensas a la fidelidad?
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8. Manso
Recordando:
Todavía sobre la fidelidad, que significa la afirmación hecha en Mateo 25:21, de que la
fidelidad “es probada no poco”
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En el mundo en que vivimos, la fidelidad ha sido vista como un bien innecesario, casi como
una prueba de poca inteligencia, cuando tantas personas procurar ventaja en todo,
cambiando de lado, de opinión, de partido siempre que sea “necesario”. No es diferente
con el otro fruto del Espíritu, la mansedumbre. Veamos por qué. Introducción
Tenemos una idea errada de lo que es la mansedumbre, ser manso. Pensamos que
ser manso es ser débil, ser un “
“ de los otros. Pero es eso lo que la Biblia nos
enseña.
Los ejemplos del Antiguo y Nuevo Testamento de personas mansas muestran claramente
que la mansedumbre y la debilidad no son sinónimas. En el Antiguo Testamento, tenemos
a Moisés como ejemplo; en el Nuevo Testamento, tenemos a Jesús.
Números 12:3 describe a Moisés como un hombre manso, pero, en Éxodo 2:12, vemos
a Moisés matando un hombre. Después de ser transformado por Dios, en Números 16, él
enfrenta la oposición de manera diferente – se llena de ira, pero no es controlado por ese
sentimiento; entrega el asunto a Dios y todavía intercede por los que lo ofenden.
1) ¿Qué es ser manso?
La palabra griega traducida como mansedumbre significa, literalmente, “fuerza bajo
control”. El manso no es dominado por sus sentimientos aún en circunstancias adversas.
No es un reflejo (reacciona) es un agente (acciona).
Por lo tanto, la mansedumbre es la capacidad de discrepar sin dejar de ser agradable; de
soportar el dolor sin venganza; de asimilar el golpe sin represalia.
2) Actitudes para crecer en mansedumbre
En relación a los otros:
a) Sea comprensivo, no crítico.
b) Sea complaciente, no exigente.
c) Sea tolerante, blando, no agresivo. Usted no necesita ser grosero para ser firme
(para mantener sus convicciones). Discrepe agradablemente.
d) Actúe. No reaccione. Escoja su línea de acción y manténgase en ella. Ejem. El
hombre que escogió como sería su día.
En relación a sí mismo:
a) Manténgase enseñable. Reconozca que no sabe y aprenda con otras personas (sólo
es posible ser así para quien tiene una fuerte estructura interna).
b) Admita sus errores. No los justifique, admítalos.
c) Consejos para acabar solitario: nunca admita un error. Nunca permita que alguien le
enseñe nada.
d) Escoja bien sus “batallas”. Nunca entre en una lucha en la cual no ganará nada al
vencer. Ejem. Disputa con la pareja.
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3 Beneficios de ser manso:
a) Volverse más “relajado” (tranquilo).
b) Menos ansioso. En paz.
c) Más productivo. Su fuerza es direccionada (hace más de lo común).
d) Cosecha más frutos (hereda la tierra – Mt 5:5 y Sal 37:11).
e) Aprende los caminos de Dios (Sal 25:9).
f) Es de gran valor delante de Dios (I Pe 3:4)
Conclusión
El mejor lugar para entrenar la mansedumbre: es entre los que son más
próximos (en la casa, en la célula, con los discípulos).
Aplicación:
A la luz de lo que hemos estudiado, analice su vida y verifique si usted es alguien
manso de acuerdo con la Biblia.
Tarea:
Escoja y practique por lo menos tres actitudes para crecer en mansedumbre.
Comparta esto con alguien (su líder pastoral de preferencia) y pídale que lo controle
semanalmente en el cumplimiento de su decisión.
Preguntas:
1) Mencione tres actitudes para crecer en mansedumbre.
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2) Mencione tres beneficios de ser manso.
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3) ¿Cuál es el mejor lugar para practicar la mansedumbre?
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4) El manso no es dominado por sus
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9. Siervo
Para recordar: ¿cuál es el sentido literal de la palabra mansedumbre?
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¿Qué semejanzas y diferencias encuentra usted que hay entre el manso y el siervo?
Introducción
En el cristianismo el llamado a seguir a Cristo y ser conformado a la imagen de Él es
esencialmente un llamado a servir (Mt 20:27- 28). Nos volvemos discípulos para hacver
discípulos, recibimos para compartir; los dones y ministerios son para el provecho común y
el perfeccionamiento de los santos (I Cor 12:7 y Ef 4:11-12) y el mayor (el líder) es
reconocido por el ejemplo de servicio, no por el título.
La vida cristiana es una vida de servicio a Dios y al prójimo: En este estudio, veremos
lo que es ser siervo.
1) ¿Qué es ser siervo?
a. Servir es darse, es dar de sí.
Si usted asume esta actitud, vivirá el proceso por el cual se volverá más semejante a
Cristo (Él vino para eso). Cuando las personas siguen a líderes que tienen el corazón de
siervo, Dios es exaltado.
b. Simplicidad.
Servir exige humildad, pues en el servicio enfrentamos oposición y dificultades. Las
personas no siempre reaccionarán gentil y educadamente, pero la grosería no nos
apartará de la tarea de servir por amor a Dios. Por eso, es necesario pedirle a Él gracia,
para que desarrollemos las características de siervo.
2) Características de un siervo
a) Misericordioso: tiene un interés profundo por las personas (I Jn 3:17). El
siervo se preocupa de los otros, sin pensar en retribuciones.
b) Disponible.
c) Limpio de corazón; sirve sin reservas.
d) Pacificador: es aquel que primeramente está en paz consigo mismo, tranquilo, sin
agitación, sin tumulto, él se esfuerza para calmar a otros.
e) Humilde.
f) Sincero.
g) Fiel.
Conclusión:
El siervo es un influye por el ejemplo. El siervo es sal es luz, por eso él es esencial para
la sobrevivencia del mundo.
Descubra su función y la mejor manera de desempeñarla. Cuando las personas
siguen a líderes que siguen a líderes que tienen el corazón de siervo, Dios es exaltado.
Aplicación:
Evalúe su corazón a la luz de este estudio e intente discernir si es el “de siervo”.
También intente percibir cuál es su motivación en servir: si es necesidad de
reconocimiento, si es para retribución, o para glorificar y exaltar a Dios.
Tarea:
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Busque a alguien que tenga autoridad sobre su vida y pregúntele como él o ella ve su
actitud de siervo (expontánea y contagiante, obligatoria y desgastante, etc).
Preguntas:
1) En el cristianismo, el llamado para seguir a Cristo es, esencialmente, un llamado a
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_________________________________________________________________________
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2) La vida cristiana es una vida de servicio a
____________________________y
al__________________________________________________________________
3) ¿Qué es ser siervo?
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4) Mencione tres características de un siervo.
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10. Enseñable
Repasando sobre el tema anterior:
¿De qué modo se da la influencia del siervo en el mundo? O ¿qué debe él significar
para los otros?
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En este encuentro, veremos que la importancia de ser siervo termina siendo reducida a si
él no consigue ser una persona enseñable, dispuesta a aprender, humilde para recibir la
enseñanza de otros.
Introducción
Tal vez muchos conozcan la historia del joven que fue al cine para ver una película de
Metro y que, cuando vio al león el símbolo de la Metro rugir antes del inicio de la película,
se levantó y salió diciendo: “Ah, ya vi esa película”.
Muchas personas tienen esa actitud frente a la vida. No esperan para saber lo que va a
suceder porque ya lo conocen todo, saben de todo y no necesitan la ayuda de nadie. Su
idea es la mejor y sólo tienen que enseñar, nunca que aprender. Tal actitud es conocida
como arrogancia, y cierra nuestra alma para la ministración del Espíritu Santo en varias
situaciones.
En la carrera cristiana, nosotros nunca seremos suficientes. Efesios 4:11-13, I
Corintios 12:25 y Eclesiastés 4:9, dejan claro que todos necesitamos los unos de los
otros para ser perfeccionados, para crecer, para mantenernos sanos espiritualmente. La
arrogancia nos impide aceptar y admitir esta verdad, pues la vida en comunidad es un
intercambio, yo doy y recibo, enseño y aprendo. Para que eso pueda suceder, es
necesario mantener un espíritu enseñable.
1) ¿Qué es ser enseñable?
Como dice el Rev. Josadak Lima en su libro sobre este tema, “ser enseñable es estar
motivado para aprender. Es estar quebrantado por el Espíritu Santo de tal manera que
somos sensibles a su dirección y orientación. Listos para aprender con las pruebas, las
dificultades y con las personas”.
Ser enseñable es estar en crecimiento constante – cuando dejamos de aprender,
dejamos de crecer. Es continuar en dirección a la meta (Fil 3:14).
Muchos, por desconocimiento de este hecho, pierden el “premio” citado por Pablo en
Filipenses, pues dejan de mantenerse en carrera hasta el final.
Si no queremos correr este riesgo, debemos mantenernos enseñables. Para eso,
necesitamos vencer algunas barreras.
2) Barreras para un espíritu enseñable
Las principales barreras para un espíritu enseñable son:
a) La comodidad: la historia nos muestra que en los equipos campeones
consiguen mantenerse en los primeros puestos por, lo máximo, tres
temporadas. El crecimiento y la búsqueda de la excelencia exigen esfuerzo y,
como consecuencia, traen desgaste y, muchas veces, cansancio. En tales
circunstancias, buscar comodidad es una gran tentación. Buscar la comodidad
es renunciar antes del fin.
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Necesitamos aprender a mantener el ánimo, estar motivados para el proceso
de aprendizaje. Para tener placer y alegría en aprender, requerimos estar
descansados.
Necesitamos aprender a descansar, y no a renunciar (buscar comodidad).
b) Dureza de corazón. Esta es, en gran parte, consecuencia de las decepciones,
acomodación e incredulidad (ceticismo).
Cuando, por algún motivo, renunciamos a continuar avanzando, comenzamos a perder la
capacidad de creer que lo nuevo puede ser mejor. Endurecemos nuestro corazón a todo lo
que es nuevo.
c) Obstinación (temerocidad). Insistir en un punto de vista errado o parcialmente cierto nos
impide continuar en la dirección de la meta correcta. I Samuel 15:23 compara esta actitud
al pecado de idolatría. La obstinación e idolatría del ego, de sus propias ideas.
El texto de Oseas 6:3 nos habla que debemos conocer y continuar conociendo al
Señor. El obstinado queda imposibilitado de continuar por su propio temor.
d) Arrogancia (orgullo). Este tipo de actitud es totalmente adverso al espíritu enseñable.
Pensar que sabe todo o que es mejor que los otros. Es, como mínimo, ignorancia.
Necesitamos los unos de los otros, y el orgullo, muchas veces nos priva de esto.
3) ¿Cómo mantenerse enseñable?
John Wesley decía que no debíamos permitir que se pasase un día sin que
reservásemos al menos una hora para orar y meditar en la Palabra de Dios (nuestra vida
devocional). Este énfasis de Wesley ilustra bien algunos puntos para mantenerse
enseñable:
a) Reserve diariamente un tiempo para crecer.
b) Desarrolle un plan para su crecimiento personal.
c) Póngalo en práctica rápidamente. d) Practique lo que aprende.
e) Tenga alguien a quien darle cuentas (un discipulador).
f) Considere a los otros como superiores (Fil 2:3-4).
g) Busque situaciones en las que sirva. Pase a otros lo que aprendió.
h) Procure mantener su nivel de crecimiento constante.
Conclusión:
El gran educador cristiano Howard Hendricks dice que si hoy nosotros dejamos de
aprender, mañana debemos dejar de enseñar.
Dios nos escogió para dar fruto abundante.
No permita que nada vuelva su vida infructífera o irrelevante para el Reino de Dios,
manténgase enseñable. Conozca y continúe conociendo al Señor.
Aplicación:
Evalúe su vida a la luz del estudio y responda:
a) ¿Alguna de las barreras al espíritu enseñable ha perjudicado mi crecimiento
espiritual?
b) ¿He mantenido constante mi nivel de crecimiento? ¿Hace cuánto tiempo?
Tarea:
28
Busque a su discipulador (si no tuviese uno, busque otra persona) y comparta sus
actividades en mantener un espíritu enseñable. Pídale que ore por este asunto al final de
la conversación.
Preguntas:
1) ¿Qué es ser enseñable?
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_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
2)
Cuando
dejamos
de
de___________________________
_________________________
dejamos
3) Menciones tres barreras para un espíritu enseñable.
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4 Menciones tres actitudes para mantenerse enseñable.
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________________________________________
5. Si hoy dejamos de
de____________________
______________________mañana
debemos
dejar
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11. Sumiso
¿Cuál es la relación entre enseñable y continuar “dando frutos”?
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_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
¿Ser enseñable está relacionado de alguna forma a la idea de ser sumiso? ¿Se trata en
ambos casos de saber “recibir órdenes”?
Introducción
Existen leyes, físicas y espirituales, establecidas por Dios para gobernar su creación.
Un de los principios establecidos por Dios en la creación fue el principio de autoridad.
El mundo fue creado bajo autoridad. En Génesis 1:3-25, vemos que Dios ordenaba a la
materia, ella obedecía y todo era creado. Hebreos 11:3, muestra esta realidad al decir que
el universo fue creado por la Palabra de Dios.
El creador organiza su creación en armonía
y, para mantener esa armonía, establece principios, reglas y leyes. En cuanto la PALABRA
DE Dios es obedecida y Su autoridad respetada, la armonía de la creación se mantiene. El
desorden entra en la creación junto con la desobediencia a las órdenes establecidas por
Dios. Cuando el principio de autoridad establecido sobre la creación no es respetado, el
caos y la desarmonía dominan el mundo.
1) Los dos principios
Hoy vemos dos principios que imperan sobre la creación: sumisión y obediencia, o
rebeldía y desobediencia. Todos los seres creados se conducen por uno u otro principio.
La sumisión (obediencia) tiene su origen en
Dios. Él establece este principio cuando habla a la creación y ella se somete a Su
Palabra, dando origen al mundo.
La rebeldía tiene su origen en Satanás.
Cuando la serpiente lleva a los seres humanos a dudar de la Palabra de Dios y a
desobedecer Sus orientaciones (Gen 3:1.6) es que la rebeldía y la desobediencia entran
en la creación.
No hay un tercer principio, un término medio. Tenemos que escoger uno de los dos.
Cuando escogemos desobedecer la autoridad de la Palabra de Dios, seguimos la
orientación satánica.
2) ¿Qué es la sumisión?
Si escogemos ser discípulos de Jesucristo, seguidores del Maestro, no tenemos otra
opción a no ser que la de obedecer, seremos sumisos(as). Pero, ¿qué es ser sumiso?
Ser sumiso(a) es escoger someterse, sujetarse; estar dispuesto(a) a aceptar un estado de
sujeción; es escoger estar bajo autoridad.
Cuando escogemos obedecer la autoridad establecida por Dios, cuando escogemos la
sumisión, honramos a Dios, pues escogemos sujetarnos a los principios establecidos por
Él.
Es imposible intentar servir a Dios y vivir deshonrándolo por medio de la desobediencia
y de la rebeldía. Saúl pensó que podía hacer así. Él desobedeció a Dios en intentó
30
justificarse ofreciendo sacrificios, holocaustos (I Sam 15:22-23). Todavía muchos imitan a
Saúl, desarrollando así, ministerios abominables.
Honramos a Dios con nuestra sumisión a Él y a Su Palabra.
3) Reconociendo la autoridad
En Mateo 28:18, Jesús declara que toda autoridad le fue dada en el cielo y en la tierra. El
cristiano reconoce esto y se somete a Jesucristo como su Señor. Además de Jesús, el
cristiano se somete a Dios y a Su Palabra y al Espíritu Santo, como autoridades directas.
Además de las autoridades espirituales directas, también tenemos autoridades
espirituales delegadas; es decir, personas que están en posición de autoridad sobre
nuestras vidas.
Romanos 13:1 deja claro que, en última instancia, esas autoridades proceden de Dios,
son instituidas por Él y poseen autoridad delegada por Él.
También Debemos honrarlas con nuestra sumisión.
Son tres los lugares donde aprendemos a someternos, aprendemos a obedecer:
a) En la familia;
b) En la Iglesia;
c) En el mundo secular.
Romanos 13:5 nos enseña que debemos someternos por deber de conciencia, y no por
obligación. La sumisión se da de buen agrado, por la acción del Espíritu Santo en
nosotros, generando en nuestras vidas en carácter de Cristo.
1) ¿Cómo reconocer si alguien es sumiso(a)? Algunos indicativos de la acción del Espíritu
Santo en la vida de una persona, enseñándole a ser sumiso(a), son:
a) La persona no busca posición de autoridad. b) Ella es sensible a toda rebelión de su
parte. c) Sabe reconocer la autoridad donde quiera que esté.
d) No habla con ligereza sobre la autoridad.
e) Es mansa (tiene su fuerza bajo control). Conclusión
Jesús desea enviarnos para cumplir la voluntad del Padre como lo hizo con sus
discípulos (Mt 28:19-20). Desea que seamos Sus discípulos, Sus seguidores.
Sólo podemos ir con Él si escogemos el principio de Dios de ser sumisos y obedientes.
¿Bajo qué orientación quiere estar usted, la divina o la satánica? Si es bajo la divina,
escoja hoy ser sumiso(a).
Aplicación:
Procure reflexionar sobre el valor de la sumisión y responda: ¿escojo ser sumiso(a) o
no?
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Tarea:
A la luz de lo que fue enseñado sobre los lugares donde se aprende a obedecer y
cómo se reconoce a alguien sumiso, analice como ha sido con usted, busque a Dios en
oración y, si es necesario, cambie su actitud, sometiéndose a Él.
Preguntas:
1) ¿Qué es ser sumiso?
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2) ¿Cuáles son los dos principios vigentes en el universo en relación con esta lección y
quién está detrás de cada uno de ellos?
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3) Obediencia _____________________________________ a
Dios, pero debemos
obedecer por deber de
___________________________, no por ____________________________________ .
4) ¿Cuáles son los lugares donde aprendo a obedecer?
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
Esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación.
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12. Santificado
Recordando:
¿Cuáles son las características de aquel (la) que es sumiso(a) a Dios?
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Antes de empezar el estudio de este tema, lea en su Biblia:
- Filipenses 2:12-13
- I Pedro 2:1-3
- Efesios 4:15
¿Hay algo en común es estos textos? Anote lo resaltante.
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Hasta aquí hemos visto los frutos del Espíritu propios del carácter cristiano. Tratemos
ahora sobre el proceso por el cual se perfecciona el carácter cristiano: la santificación.
La salvación es mucho más que una vida continua y sin fin en la eternidad. Ella es un
proceso dinámico de una nueva vida, a través de la gracia del Señor Jesús y de la acción
del Espíritu Santo. John Wesley siempre dejó claro esa dinámica al enfatizar aquello que él
buscaba para sí y estimulaba a las personas a buscar: la perfección cristiana, también
entendida como un “proceso de santificación”.
En Filipenses 2:12-13, Pablo nos convida a “desarrollarnos” con temor y temblor, pues
Dios es quien efectúa en nosotros tanto el querer como el realizar. En I Pedro 2:1-3,
tenemos la imagen de “crecimiento para salvación”. Ese crecimiento y el desarrollo en
relación a la salvación son el camino para que lleguemos a alcanzar la vida plena y
abundante en Jesucristo.
El mismo apóstol Pablo afirma, en Efesios
4:14, que debemos crecer en todo en aquel que es la cabeza: Cristo. Hablando y viviendo
la verdad, bien como el amor, nosotros crecemos en todas las dimensiones de la vida:
personal, relacional con el Padre, con nosotros mismos y unos con los otros, con el medio
ambiente.
La vida natural, y, por lo tanto, también humana, está dividida en fases: gestación,
nacimiento, crecimiento y madurez. Nuestra vida y la naturaleza testifican a este respecto.
En relación a la vida cristiana, ocurre la misma verdad: crecer en Cristo en todas las
dimensiones, crecer en la comunión y en el amor los unos con los otros, crecer en
madurez personal y relacional. Pedro nuevamente afirma: “Crecí en la Gracia y en el
conocimiento de Cristo” (2Pe 3:18). En muchos textos, esta visión de crecimiento aparece
en expresiones como “crecí en la fe, crecí en el amor, crecí en el conocimiento de Cristo”.
Crecimiento que busca alcanzar la estatura y la medida de Cristo (Ef 4:13). Un crecimiento
que pasa por la “renovación de nuestra mente”, de nuestros sentimientos, de todo nuestro
ser, tratando de alcanzar la “plenitud de la vida y del carácter que hay en Cristo”.
33
Esto se refiere a un proceso dinámico de santificación ocurrido dentro de nosotros, en
nosotros y a través de nosotros. Es un acto de gracia divina, llamada por Wesley Gracia
Santificadora (tenemos la gracia preveniente, la gracia justificadora y la gracia
santificadora).
Esta gracia se cumple plenamente en Cristo y se relaciona con nosotros a través de la
presencia y acción del Espíritu Santo. I Tesalonisenses 5:23-24 afirma que debemos
permitir que Cristo nos santifique en todo – cuerpo, alma y espíritu. Esto es, “todo nuestro
ser y todas nuestras relaciones”. Wesley entendía este proceso como algo progresivo, a
pesar de creer que algunas personas podrían recibir este don de gracia en un momento
específico.
Este proceso de santificación no debe ser confundido con legalismos, moralismos,
fariseísmo… Es un acto que ocurre en el interior de las personas, que produce cambio de
mente, de valores, de motivos, de sentimientos, de corazón y de Espíritu (según la visión
profética de Jeremías 31 y Ezequiel 36).
Preguntas:
1) ¿Ya ha tenido usted en su vida algo parecido, significativo como la experiencia
descrita?
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2) ¿Su experiencia cristiana muestra un caminar continuo en que el crecimiento está
presente?
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Comparta con el grupo lo que Wesley dice en cuanto a nuestras doctrinas (hacer un
diseño ilustrativo):
“Nuestras doctrinas principales, que encierran todas las demás son:
arrepentimiento, la fe y la santificación. La primera es el vestíbulo de la religión; la
segunda, la puerta; la tercera, la propia religión.”
“En la justificación somos perdonados y hechos salvos. En la santificación somos
tomados por el Espíritu Santo para vivir en conformidad con el amor de Dios y testimoniar
al mundo nuestra fe. Sin unción no hay santificación (separación exclusiva para Dios) y
sin santificación no hay misión”. Obispo CANFIELD, Richard Santos, La unción en la
Dinámica de la Iglesia, P.40, 2004,
El Obispo emérito Richard Santos Canfield, en el capítulo III – “Unción y Santificación”
– de su libro citado antes afirma:
“Wesley decía: “Como lo he dicho muchas veces, entiendo por perfección cristiana, que es
el amar a Dios y al prójimo de modo que nos podamos regocijar siempre, orar sin cesar y
en todo dar gracias. Quien tenga esta experiencia es perfecto en el sentido bíblico”.
34
Admitía que la santificación, además de ser un proceso gradual, se podía efectuar
instantáneamente, aunque no alcance un grado que impidiese su aumento. En otras
palabras, aceptaba que se podría reconocer un grado mayor en determinadas personas.
“La santificación es el desarrollo del carácter regenerado por la gracia, mediante la fe.
Nadie es santificado si no por la fe. Es la única condición. Nadie es santificado sin creer;
todos son santificados cuando creen” (pp.43- 44). Por ser un proceso continuo, es
necesario estar constantemente bajo la acción del Espíritu Santo.
Preguntas:
¿Es posible ser salvo sin una “nueva vida” y un proceso continuo de crecimiento?
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Lea y relea durante la semana los textos citados en este estudio. Anote:
Texto:
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Anotación:
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Texto:
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Anotación:
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Texto:
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Anotación:
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Texto:
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Anotación:
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13. Carácter Cristiano y Santificación
Antes de empezar la lectura de este capítulo, reflexione:
¿La santificación es algo que debe estar presente en todos los que creen o solamente
pertenece a algunas personas?
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¿Cuál es la relación que existe entre la santificación y el carácter cristiano?
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El tema del “carácter cristiano” está ligado íntimamente con el proceso de santificación. El
grande desafío en la vida del cristiano ahora, en un mundo conturbado, lleno de crises y
tensiones, es vivir con carácter. La crisis del carácter es una de las más serias de la vida
contemporánea. Las personas necesitan contemplar un estilo de vida “con carácter”.
Se busca mucho el “poder del Espíritu” con todo, el poder sin carácter es algo destructor.
Sobre todo, carecemos del carácter de Cristo presente en nuestras vidas, en la familia, en
la sociedad y en todo el universo.
Tener el carácter de Cristo no es algo instantáneo. Y, sin un cambio dinámico,
continuo, creciente. Usted ha vivido y experimentado eso en su vida.
La temática de la santificación contempla el “carácter de Cristo” como consecuencia de
una vida continuamente centrada y vivida en Cristo, con Cristo y para Cristo. Él es la parte
integrante del proceso de santificación.
Preguntas:
1) Comparta con su grupo sus vivencias y su experiencia sobre como tener el carácter
de Cristo.
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2) “Seguí la paz y santificación sin la cual no veréis a Dios” (Heb 12:14-16). ¿Qué significa
aquí “ver a Dios”?
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Mateo 5:8 afirma que los “limpios de corazón” verán a Dios. ¿Qué significa esto?
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Esto se refiere a ver a Dios en la eternidad o a tener una vivencia y comunión con Él a
partir de una intimidad con el Señor, desde el momento en que recibimos a Cristo en
nuestras vidas, se va ampliando continuamente.
¿Dónde ocurre este proceso de santificación?
En la vida, en nuestro día a día, en el mundo, en el espacio físico en que vivimos. En
especial en el área de las relaciones (personal, familiar, eclesial, social, en el trabajo, en los
estudios, en el medio ambiente). Es donde hay vida, lucha, experiencia… Donde los
acontecimientos ocurren y las experiencias se amplían; donde hay dolor, pérdida, daños,
tentaciones y pruebas; donde hay comunión, intimidad con Cristo y vida en el Espíritu.
3) ¿Está usted de acuerdo con estas afirmaciones? ¿Por qué?
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El proceso de santificación nos lleva a separarnos “para Dios” (“ofrézcanse” es una
expresión constante en la Biblia) y a ser “separados para Dios” para alguna cosa. No sólo
“nos separamos DE”, sino “nos separamos PARA”.
Podríamos preguntarnos: ¿qué contempla la santificación’ ¡cuál es su alcance?
La santificación contempla todo nuestro ser y todas nuestras relaciones. Ella afecta a
“todas las personas y a la persona total”.
Aquí encontramos nuestra mente, nuestras emociones, nuestra voluntad, nuestra
espiritualidad… Nuestro ser total es objeto de la acción santificadora de Cristo, en
nosotros, a través de Su Espíritu. En ese proceso, nosotros recibimos a Cristo, morimos
para Él y pasamos a vivir en Él. Según Juan 15, este proceso se desarrolla solamente
estando en Él y Él en nosotros.
Nuestra relación de interdependencia es que comenzamos a dar frutos. Una nueva
criatura, un nuevo ser, una nueva mente, un nuevo corazón y un nuevo espíritu,
poseedores de una nueva voluntad, pasan a desarrollarse en nosotros, a través de
nosotros y entre nosotros (de ahí la importancia de la vivencia en comunidad de aquellos y
aquellas que están en Cristo). Como dice la Palabra, es un “proceso de vaciamiento y
revestimiento”. El nuevo ser; crucificado en Cristo, se ofrece a Dios como resucitado y se
vuelve un instrumento de justicia (Rom 6). El fruto de nuestra vida está destinado a la
santificación y, por fin, a la vida eterna (Rom 6:19-22).
En lenguaje figurado, el centro de la santificación es el “corazón”, Él es la fuente de la
voluntad, de los sentimientos (Ez 18: 31,36:26)…El ser humano entra en este proceso
cuando se convierte al Señor de “todo vuestro corazón” (Jer 24:7). El propio profeta
Jeremías habla de un nuevo tiempo, una nueva alianza, en la cual “las palabras del Señor
estarán en la mente y en el corazón” (Jer 3:33-34). Ezequiel, en el texto anterior, habla
también de un nuevo espíritu. La visión bíblica, aunque habla del corazón, no lo aísla de
otros elementos fundamentales, como mente, voluntad, espíritu. La santificación está
directamente relacionada a nuestra personalidad, a nuestro temperamento y a nuestro
carácter. No sólo en el sentido personal, sino también, y dinámicamente, relacionado a
nuestro amor por el prójimo.
37
Para Pablo, el fundamento básico para el cambio en una persona es nuestra mente.
Conocemos bien el texto de Romanos 12:1-2, en el cual encontramos la orientación de no
conformarnos con los valores y el modo de estar en este mundo, y de estar siempre listos a
permitir que Dios transforme nuestra mente. La Palabra de Dios nos ayuda a tener
conocimiento de la “mente de Cristo” y nos lleva a buscar ese conocimiento para la
totalidad de nuestra vida. En este proceso, hay siempre una “reprogramación” de nuestra
mente. Pasamos al estado de “borrar” de la mente para el de “agregar a la mente” a través
de la acción del Espíritu. Conociendo la Verdad, somos liberados y transformados en
nuestro ser total (incluido nuestro carácter). “Conocerési la verdad y ella os libertará”. La
mente es un factor esencial en este proceso de santificación y transformación. El ser
interior y exterior pasa a estar bajo la acción trasformadora de la gracia divina (Tit 2:1-5). La
acción divina en nuestro interior es algo tremendamente significativo.
John Wesley entendía la santificación como tener la mente de Cristo, poseer Sus
sentimientos, hacer propio Su carácter y andar como Él anduvo. Un acto y un hecho de
amor: el amor derramado en nuestros corazones por el Espíritu (Rom 8), capacitándonos
para escoger el amor divino, a ser tomados por el amor y a vivir en amor, en todas nuestras
dimensiones. Algo solamente posible en el Espíritu (ser completamente de él).
Si, como personas y cristianos, por más voluntad que tengamos y por más que nos
esforcemos, y no estuviéramos en Cristo ni permaneciéramos en Él, la búsqueda de la
santificación será un esfuerzo humano. En este proceso, el carácter de Cristo se manifiesta
en nosotros y se completa en nosotros.
Son fundamentales la relación y la comunión con los otros “santos” y la comunidad de la
fe. “Considerémonos unos a otros, para estimularnos al amor y las buenas obras, sin dejar
de congregarnos juntos” (Heb 10:24-25).
Preguntas:
1) Comparta sus opiniones al respecto de las áreas de la vida que la santificación alcanza.
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2) ¿Qué es lo que Wesley considera santificación?
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14. La Gracia como fuente sustentadora
Lea y note las ideas principales en: Efesios 3:14-2
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Gálatas 5:16-26
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1) La gracia regeneradora, operadora y fructificadora de la santificación Podemos
preguntar:
¿Cuál es la fuerza regeneradora y mantenedora de la santificación?. Este permanecer en
Cristo se efectúa a través de la presencia y de la acción del Espíritu en nuestras vidas. El
Espíritu Santo es nuestro poder para la santificación. Es por eso que tenemos varias
menciones a “estar en él, andar en él”…Según Jesús, él es quien nos guía a toda verdad,
que hace con que Jesús esté en nosotros y que vivamos según todo lo que Cristo enseñó e
hizo (Jn 14:15-16). Pablo nos incita en Gálatas 5:16. “Andad en el Espíritu y jamás
satisfagáis la concupiscencia de la carne.” En Efesios, Pablo nos convoca a ser “llenos,
plenos del Espíritu.”
¿Cómo recibimos a Cristo? Nuestra recepción en Cristo y al recibir a Cristo se da como un
acto de gracia a través de la fe. Esto es verdad para nuestra relación con el Espíritu y el
proceso de santificación: un acto de gracia mediante la fe. “De la misma manera que
recibiste a Cristo, andad en él.”
Los agentes de la santificación, los encontramos en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu
Santo. La gracia divina opera a través de la Trinidad. Nuestra fe participa de este proceso
como un acto de la voluntad y de la comunión a través de la aceptación, del acogimiento,
de la confianza y da permiso a la dinámica de santificación en nosotros.
Los medios de gracia aquí son fundamentales: los sacramentos, el culto, por medio del
cual adoramos, alabamos y nos consagramos a la Trinidad; la vivencia en oración personal
y comunitaria; nuestra intimidad con Dios; la lectura y la meditación de la Palabra de forma
individual y comunitaria, La vida de comunión, unidad, amor y fraternidad de la comunidad
de fe. El ayuno, como medio de comunión con Cristo y de dinámica de la espiritualidad en
Cristo, y no como fin y mérito en sí mismos.
Nuestro crecimiento en Cristo y nuestra vivencia en santificación tiene como parte
fundamental nuestra vivencia en la comunidad de fe a través de la comunidad de fe. En
Hebreos 10:24-25, se lee: “Considerémonos unos a otros, para estimularnos al amor y las
buenas obras (…), sin dejarnos de congregar juntos.”
El vivir de la comunidad del Señor; con esa comunidad y en esa comunidad es
fundamental para la persona y para la propia comunidad, que, como cuerpo de Cristo,
también es llamada a la santificación.
Es fundamental nuestra vivencia en comunión con Dios, Cristo y el Espíritu diariamente,
por medio de nuestra intimidad con la Trinidad.
39
La Iglesia, como cuerpo de Cristo, comunidad del Señor que cree, alaba, adora,
testifica, sirve, acoge y comulga, es un espacio divino para la vivencia, en todos los
sentidos, para que la santificación se dé en nosotros y sea perfeccionada a través de
nosotros.
Resumiendo: la santificación es un acto divino en nosotros, continuo, dinámico y
progresivo. Es un proceso de crecimiento hacia la “madurez cristiana” por medio de
nuestras relaciones – con Dios, con nosotros mismos, con el prójimo, con el medio
ambiente – una vivencia en plenitud de salud física, mental, emocional, espiritual,
relacional, profesional y ecológica.
En el proceso de santificación, tenemos presentes: la gracia de Dios; la acción del
Espíritu Santo; la vida de disciplina y piedad; relacionamiento personal con Dios (oración,
Palabra, culto – de adoración, de alabanza, de confesión, de edificación, de dedicación),
participando en los sacramentos, testimonio, comunión, solidaridad y servicio.
La gracia divina actúa en la mente, en la voluntad, en el corazón y en el Espíritu.
Vea Jeremías 31:31-33 y Ezequiel 36:24-28.
2) El fortalecimiento de nuestro ser interior
Lea Efesios 3:14-21
Pablo ora a favor de sus discípulos y de las iglesias. El pide el fortalecimiento, por el
Espíritu, del hombre interior (ser interior; persona interior; mujeres y hombres).
¿Qué representa el “ser interior”.
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Conforme Juan 15 (la vid, el agricultor y las ramas), permanecer en Cristo es la fuente de
santificación. ¿Cuál es el sentido del verbo “permanecer” en este caso?
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Carecemos de presencia y de convivencia con el carácter de Cristo. Necesitamos de
Su poder, pero el poder sin carácter es destructor, aniquilador, demoníaco. Antes de la
búsqueda de poder, carecemos del carácter de Cristo. Sin él, no hay vida plena y sin
frutos.
“Podemos conocer todos los principios de la vida cristiana, pero, si no tenemos el carácter
de Cristo, será apenas como un metal que suena o retiñe. Si no hubiera el amor en y entre
nosotros, nada de esto aprovecha”. Él nos dice: “Sin mí, nada podéis hacer”.
Pablo, en Gálatas 5:16-26, nos incita a fin de promover nuestra santificación, a “andamos
en el Espíritu”. Así no satisfacemos las obras de la carne. Él habla de “obras de la carne” y
“frutos del Espíritu”. Relaciona lo que sigue:
Las obras de la carne son
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_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
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40
Los frutos del Espíritu son
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Un momento de oración: Tenga un momento de oración, quebrantando el corazón,
buscando la gracia divina, dando la bienvenida la presencia santificadora del Espíritu
Santo. Alabe al Señor por Su amor, Su gracia y fidelidad.
3) Nuestra Participación en el Proceso de Santificación
Lea los textos de Efesios 4:20-24 y I Pedro 2:1-5.
¿Cuáles son los sentimientos y actitudes que deben hacer parte de nuestro proceso de
santificación?
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Varios estudios han evaluado nuestra responsabilidad y participación en este
proceso. Considere lo que se menciona luego:
- Vida de intimidad y comunión con Dios.
- Acoger la gracia divina y del Espíritu.
- “Desvestirse y revestirse conforme a Efesios y Primera de Pedro.
- Vida de disciplina y piedad.
- Vivencia y comunión con una comunidad cristiana.
- Vaciarse de sí mismo, dejando a Cristo ser todo en nosotros.
- Vivencia de los medios de gracia, conforme Wesley valorizaba: oración, lectura y
meditación de la Palabra, vida actos de piedad y obras de solidaridad y misericordia.
Ayuno, Sacramentos (Bautismo y Santa Cena). Participación, junto a comunidad de la fe,
de adoración, de alabanza, de confesión y de edificación.
- Estar y permanecer en Cristo, conforme Juan 15:1-2.
- Autoconocimiento, humildad, fe.
Comparte con el grupo lo que significa “desvestirse” y “revestirse” de Cristo.
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La santificación no es un asunto de cuidar los aspectos externos de nuestro ser. Si no, es
priorizar el carácter a través de un estilo de vida por medio de lo cual hay un fructificar en el
Espíritu. En los estudios anteriores hemos visto “los frutos presentes en el proceso de
santificación”.
Jesús dejó bien claro cuáles eran los fundamentos básicos de su discipulado: la
bienaventuranza. Esta será el camino de busca, en nuestra vida, de carácter cristiano.
Tarea:
Divida el grupo en parejas, con el objetivo de participar sus necesidades y su búsqueda
en relación a la santificación y al carácter de Cristo. Promueva un momento de oración a
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favor los unos de los otros. Si hubiera clima de confianza y amor, experimente lo que
Santiago dice en 5:13-18.
Conclusión
A lo largo de estos capítulos, reflexionamos y discutimos sobre el carácter cristiano.
Según la etimología de la palabra “carácter”, su sentido se confunde con el de la
personalidad, ya que trata de aquello que es “característico” a un individuo, volviéndolo
diferente a los demás, único. En realidad, el carácter está ligado de forma más directa al
conjunto de cualidades que forman el ser moral.
Cuando hablamos, entonces, de “carácter cristiano”, a estas definiciones se agregan los
frutos del Espíritu, presentados en las páginas anteriores: amor, alegría, paz. Perdón,
benignidad, bondad…Son cualidades y prácticas que deben ser parte de la vida de todos
los que deciden hacer una carrera cristiana.
Por lo tanto, para que germinen los frutos del Espíritu, tomen cuerpo y se constituyan,
así, en testimonio de cómo Dios opera en nuestras vidas, tenemos que buscar nuestra
santificación. Esto es un proceso continuo, que envuelve los preceptos cristianos, una vida
de intimidad con Dios y de vaciamiento de nosotros mismos para “revestirnos de Cristo”.
Ser “santo”, “separado”” por Dios (vale la pena resaltar: separados por Dios para alguna
cosa, con algún propósito) no significa que seamos perfectos ni que las bendiciones divinas
sean exclusivas para nosotros. Practique la autoevaluación constante, humildad y dominio
propio, pues que nuestra condición humana incluye, entre sus atributos, la falibilidad
(tendencia al error).
Nota:
Este material fue reeditado y adaptado por el Rev. Dennis Rojas para uso del Distrito Costa
Sur
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