Subido por Eliana Ramirez Ortega

Sentencia Zaira - absolutoria por duda razonable sobre la configuración de legítima defensa - perspectiva de género

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CUI-68001 6000258201301700
J10PCBUC | SP-ORDINARIA |
REPÚBLICA DE COLOMBIA
RAMA JUDICIAL DEL PODER PÚBLICO
JUZGADO DÉCIMO PENAL DEL CIRCUITO
CON FUNCIÓN DE CONOCIMIENTO
Bucaramanga, 29 de junio de 2021
***
ASUNTO
El despacho procede a proferir la sentencia que en derecho corresponda dentro de la
actuación que se sigue en contra de Zaida Pérez Ropero, por el delito de homicidio
en grado de tentativa, teniendo en cuenta que se surtió de manera válida la actuación
previa que permite adoptar esta decisión.
IDENTIDAD DE LA ACUSADA
Se trata de ZAIDA PÉREZ ROPERO, identificada con cédula de ciudadanía número
22.565.729 expedida en Barranquilla, nacida el 7 de diciembre de 1979, hija de Donelia
y Adonías.
IMPUTACIÓN FÁCTICA
Dadas las inconsistencias en punto de la congruencia fáctica que se pusieron de
presentes desde el anuncio del sentido del fallo –aspecto que se desarrollará en la parte
motiva de esta sentencia –, se podría deducir que los hechos objeto de debate serían
los siguientes:
Tuvieron lugar en octubre de 2013, fecha en la cual, dentro de la vivienda ubicada en
el barrio Santa Inés de la vereda La Esperanza (Norte de Santander), la señora Zaida
Pérez Ropero hirió con arma cortopunzante al señor William Reyes Balaguera en el
pecho, generándole una lesión en el corazón, que implicó una incapacidad médico legal
provisional de 55 días al señor Reyes, quien sobrevivió al ataque.
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ANTECEDENTES PROCESALES
1. Por los hechos anteriormente narrados, el 4 de abril de 2015, ante el Juzgado
Primero Penal Municipal con Función de Control de Garantías ambulante de esta
ciudad, la Fiscalía General de la Nación formuló imputación en contra de ZAIDA
PÉREZ ROPERO por el delito de homicidio en grado de tentativa, en calidad de
autora, a título de dolo. No se solicitó medida de aseguramiento por parte de la
fiscalía.
2. Radicado el escrito de acusación en contra de ZAIDA PÉREZ ROPERO por la
misma conducta que le fue imputada, el 17 de agosto de 2016 se celebró la
audiencia de formulación de acusación en los términos del artículo 339 del
Código de Procedimiento Penal; entretanto la audiencia preparatoria se surtió el
30 de agosto de 2017.
3. El 30 de noviembre de 2017 se instaló la audiencia de juicio oral, la cual se
continuó en sesiones del 5 de junio de 2018, 7 de octubre de 2020, y 24 de marzo
de 2021, fecha en la que se procedió con la evacuación de la prueba a instancia
de la defensa, se presentaron alegatos de conclusión, se anunció sentido de fallo
de naturaleza absolutorio y se fijó audiencia para lectura de la sentencia para el
día de hoy.
SÍNTESIS DE LOS ALEGACIONES FINALES
Fiscalía: Solicita que se emita una sentencia de carácter condenatoria, pues, en su
criterio, con base en la prueba practicada en el juicio oral, está demostrada la
materialidad de la conducta, así como la responsabilidad de la procesada.
Apoderada de la víctima: Siguiendo la misma línea argumentativa del ente acusador,
peticionó una sentencia condenatoria.
Ministerio Público: Requiere que se profiera una sentencia de carácter condenatorio,
aunque reconociendo un exceso en la configuración de una legítima defensa, por
cuanto no hubo proporcionalidad entre la agresión injusta y la forma como se repelió
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dicho ataque, aunado a que el hecho ocurrió en un contexto de violencia de género en
contra de la acusada.
Defensa: Reclama una sentencia de carácter absolutoria, pues, considera que, en este
caso debe darse aplicación al principio In dubio pro reo previsto en el artículo 7 de la
Ley 906 de 2004, ya que la prueba practicada en el juicio oral no permite establecer
más allá de toda duda cómo ocurrieron los hechos, y porque también se puede
estructurar una legítima defensa como causal de ausencia de responsabilidad.
CONSIDERACIONES DEL DESPACHO
1. Competencia, vigencia de la acción penal y validez de la actuación.
Este Despacho ostenta competencia residual para proferir sentencia, comoquiera que,
conforme el artículo 36 numeral 2º de la Ley 906 de 2004, el delito por el cual se formuló
acusación no tiene asignación especial. Advierte también este Estrado que no ha
operado el fenómeno extintivo de la prescripción de la acción penal, ni tampoco se
observa vicio de estructura alguno que impida emitir adoptar una decisión de fondo.
2. Comprobación de la existencia del hecho y responsabilidad penal
De acuerdo a lo previsto por los artículos 7º, 372 y 381 de la Ley 906 de 2004, para
emitir condena se requiere el conocimiento más allá de toda duda razonable acerca de
la materialidad y responsabilidad penal de la acusada, situación que el despacho pasa
a analizar a continuación detenidamente frente al comportamiento delictivo enrostrado
a Zaida Pérez Ropero, con fundamento en las pruebas válidamente admitidas y
debatidas en juicio oral, las cuales deberán ser apreciadas en conjunto, a efectos de
determinar si existe o no, el conocimiento más allá de toda duda razonable, en torno a
la existencia del delito y la responsabilidad penal de la acusada, imperativo que exige
desvirtuar la presunción de inocencia que a ésta le cobija.
Tal postulado, ciertamente se erige como una garantía constitucional y legal a la que
tiene derecho la acusada, y a su vez es un presupuesto lógico de la carga probatoria
que tiene el Estado en ejercicio del ius puniendi, a fin de demostrar los supuestos
fácticos y jurídicos en que se sustenta la pretensión de condena. De ahí que, el Juez, a
la hora de emitir el fallo, deba realizar un razonamiento crítico de la percepción
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cognoscitiva que le ofrece la prueba vertida en juicio, para encontrar el grado de
convencimiento requerido sobre los hechos que le fueron endilgados a la procesada.
Para resolver la controversia planteada por las partes e intervinientes en este caso, se
abordará lo referente al principio de congruencia y debida estructuración de hechos
jurídicamente relevantes, luego, se expondrán algunas consideraciones frente a la
aplicación de la perspectiva de género cuándo las mujeres son procesadas, seguido se
expondrán ciertos derroteros jurisprudenciales en torno a la configuración de la legítima
defensa, y se procederá a resolver el caso en concreto.
2.1. Principio de congruencia fáctica y debida estructuración de los hechos
jurídicamente relevantes.
En materia procesal penal rige el principio de congruencia, el cual está conformado por
tres aristas: la congruencia fáctica, la congruencia jurídica y la congruencia personal.
De estas tres, la congruencia fáctica es rígida, es decir, no se puede modificar,
comoquiera que se trata del supuesto de hecho, o mejor, de los hechos que son materia
de investigación y juzgamiento.
Lo anterior lleva a afirmar que necesariamente debe existir claridad frente a cómo se
construyen los hechos jurídicamente relevantes, esto es, la manera en que se realiza
esa circunstanciación fáctica que va a delimitar el objeto de la controversia, para así, no
incurrir en la prohibición de emitir una sentencia frente a unos hechos que no han sido
objeto de una correcta acusación (ver art. 448 del C.P.P. y sentencia C 025 de 2010 de
la Corte Constitucional).
La Corte Suprema de Justicia, en sala de casación penal ha expuesto cómo se
construyen los hechos jurídicamente relevantes, al respecto dice lo siguiente:
“La Sala ha señalado de manera reiterada que para la construcción de los hechos
jurídicamente relevantes es imprescindible que: (i) se interprete de manera correcta la
norma penal, lo que se traduce en la determinación de los presupuestos fácticos
previstos por el legislador para la procedencia de una determinada consecuencia
jurídica; (ii) el fiscal verifique que la hipótesis de la imputación o la acusación abarque
todos los aspectos previstos en el respectivo precepto; y iii) se establezca la diferencia
entre hechos jurídicamente relevantes, hechos indicadores y medios de prueba, bajo el
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entendido que la imputación y la acusación concierne a los primeros, sin perjuicio de la
obligación de relacionar las evidencias y demás información recopilada por la Fiscalía
durante la fase de investigación -entendida en sentido amplio-, lo que debe hacerse en
el respectivo acápite del escrito de acusación”1.
La estructuración de los hechos jurídicamente relevantes es importante no solamente
frente al derecho a la defensa del procesado, sino también en cuanto al derecho que
tiene de conocer los cargos por los cuales se le vincula al proceso penal, ello en
cumplimiento del fundamento constitucional contenido en el artículo 29 de nuestra
Constitución Política, así como del estándar convencional señalado por los artículos 9.2
y 14.3 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y 7.4, 8.2 y 8.4 de la
Convención Americana de Derechos Humanos.
Aunado, una debida circunstanciación fáctica o una debida estructuración de los hechos
jurídicamente relevantes permite tener claridad sobre la teoría del caso, el tema de
prueba, los medios probatorios que servirán para probar esos hechos, y, finalmente, la
motivación probatoria de la sentencia penal.
2.2. Aplicación de la perspectiva de género en casos en los que las mujeres son
procesadas penalmente.
La perspectiva de género no debe sobreponerse a la presunción de inocencia; es
perfectamente viable que una mujer cause la muerte a un hombre y tendrá que
responder por ello, pero si se tienen elementos de juicio sobre actos discriminatorios,
de dominación o violencia de género, lo que debe hacer la fiscalía desde el compromiso
internacional es investigar el caso de la propia procesada con un enfoque diferencial.
Recordemos que la Convención interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la
violencia contra la mujer, de Belem Do Pará, contempla un catálogo de derechos de
las mujeres y deberes de los Estados para erradicar toda forma de violencia contra la
mujer, en los que se imponen cargas a los Estados, referentes a actuar con debida
diligencia para prevenir, investigar y sancionar la violencia contra la mujer (artículo 7
literal b), tomar medidas apropiadas para modificar, entre otras, prácticas jurídicas o
consuetudinarias que respalden la persistencia o la tolerancia de la violencia contra la
mujer (literal e), “establecer procedimientos legales justos y eficaces para la mujer que
1
Corte Suprema de Justicia, sala de casación penal, SP 4472-2020, rad. 49926, sentencia del 11 de noviembre de
2020, M.P. Jaime Humberto Moreno Acero.
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haya sido sometida a violencia, que incluyan, entre otros, medidas de protección, un
juicio oportuno y el acceso efectivo a tales procedimientos; g).establecer los
mecanismos judiciales y administrativos necesarios para asegurar que la mujer objeto
de violencia tenga acceso efectivo a resarcimiento, reparación del daño u otros medios
de compensación justos y eficaces, y h). adoptar las disposiciones legislativas o de
otra índole que sean necesarias para hacer efectiva esta Convención.”2
Una mujer, por el hecho de ser procesada dentro de una actuación penal, no pierde
esos derechos, en consecuencia, el Estado debe velar por realizar una investigación
integral en la que se analice y determine si debe tratarse el caso con perspectiva de
género, para garantizar en dichos eventos esa justicia y eficacia de los procedimientos
judiciales.
La Corte Suprema de justicia ya ha desarrollado una línea jurisprudencial, por ejemplo,
en temas de delitos sexuales sobre estereotipos de género, como es el caso del
radicado 55406 del 20 de mayo de 2020, en el que queda clara la perspectiva de género
respecto de las víctimas. No obstante, cuando las mujeres son procesadas, la
investigación debe ser distinta, hay que analizar los contextos, ya que ello implica que
debe circunstanciarse tanto la imputación como la acusación desde esa perspectiva,
máxime cuando se tiene información, como sucede en este caso, de episodios
constantes de violencia doméstica contra la mujer por parte del hombre que fue
agredido. No hacerlo, equivaldría a quebrantar el enfoque interseccional que debe
predicarse de las autoridades para evitar cualquier forma de violencia contra la mujer,
convirtiéndola en víctima de su agresor y del propio Estado que no ha estudiado el caso
de forma diferencial.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos, en el caso Atala Riffo y niñas vs Chile,
reflexiona sobre noción del principio de igualdad y no discriminación, que es
precisamente lo que se busca materializar con la aplicación de la perspectiva de género.
Respecto aquel mandato de optimización, la Corte dice:
“79. Sobre el el principio de igualdad ante la ley y la no discriminación, la Corte
ha señalado que la noción de igualdad se desprende directamente de la unidad
de naturaleza del género humano y es inseparable de la dignidad esencial de la
persona, frente a la cual es incompatible toda situación que, por considerar
2
Convención Belem Do Pará, artículo 7 literales f,) g) y h).
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superado determinado grupo, conduzca a tratarlo con privilegio; o que, a la
inversa, por considerarla inferior, lo trate con hostilidad o de cualquier forma lo
discrimine del goce de derechos que si se reconocen a quienes no se consideran
incursos en tal situación. La jurisprudencia de la Corte también ha indicado que
en la actual etapa de la evolución del derecho internacional, el principio
fundamental de igualdad y no discriminación ha ingresado en el dominio del jus
cogens. Sobre él descansa el andamiaje jurídico del orden público nacional e
internacional y permean todo el ordenamiento jurídico.”3
A su vez, en el caso González y otras (“Campo Algodonero”) vs. México, dicha Corte
adujo que:
“(…) Los estereotipos constituyen pre-concepciones de los atributos, conductas,
papeles o características poseídas por personas que pertenecen a un grupo
identificado. Asimismo, la Corte ha indicado que las condiciones discriminatorias
“basadas en estereotipos
[…] socialmente dominantes y socialmente
persistentes, […] se agravan cuando los estereotipos se reflejan, implícita o
explícitamente, en políticas y prácticas, particularmente en el razonamiento y el
lenguaje de [las autoridades]”.4
Nótese cómo esta sentencia de la Corte Interamericana impone a los Estados el deber
de
no
agravar
esas
condiciones
discriminatorias
basadas
en
estereotipos
particularmente -dice la sentencia- en el razonamiento y el lenguaje de las autoridades.
Claramente esto es un llamado para que los Estados apliquen la perspectiva de género
en aras de lograr ese principio de igualdad y no discriminación, para este caso en el
ámbito jurisdiccional.
De allí que, efectivamente, a la Fiscalía General de la Nación le asistan unas cargas de
corroboración de verificación en punto de indagar por el contexto completo de cómo
ocurrieron los hechos para evitar situaciones que impliquen discriminación de la mujer.
3
Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Atala Riffo y niñas vs. Chile, sentencia del 24 de febrero de
2012.
4
Corte Interamericana de Derechos Humanos, caso González y otras (“Campo Algodonero”) vs. México, sentencia
del 6 de noviembre de 2009.
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En el mismo caso González y otras (“Campo Algodonero”) versus México, la Corte
Interamericana, frente al deber del Estado de prevenir la violencia contra la mujer, trajo
a colación la relatoría especial sobre la violencia contra la mujer de la ONU, entidad que
ha proporcionado directrices sobre qué medidas deben tomar los Estados para cumplir
con sus obligaciones internacionales de debida diligencia en cuanto a prevención, entre
ellas la “sensibilización del sistema de Justicia penal y la policía en cuanto a
cuestiones de género, accesibilidad y disponibilidad de servicios de apoyo”5.
En síntesis, no hay duda alguna que, el enfoque de género debe aplicarse no solo en
los casos en los que la mujer es víctima de violencia, sino también en aquellos eventos
en los cuales, siendo investigada o juzgada penalmente, existan elementos de juicio
que den cuenta de un contexto de vulneración o discriminación hacia la mujer.
2.3. Elementos constitutivos de la legítima defensa y su reconocimiento ante la
duda razonable frente a su configuración.
De antaño, en reiterada y pacífica jurisprudencia, la sala de casación penal de la Corte
Suprema de Justicia, frente a la causal de ausencia de responsabilidad contenida en el
numeral 6 del artículo 32 de la ley 599 de 2000, esto es, de la legítima defensa, ha
señalado que se trata de un derecho que la ley confiere a las personas para proteger
un bien jurídicamente tutelado propio o ajeno, puesto en riesgo por causa de una
agresión antijurídica actual o inminente no salvable de otro modo, siempre que la
defensa sea proporcional a la agresión.
En sentencia del 15 de mayo de 2019, la sala de casación penal de la Corte Suprema
de Justicia indicó cuáles son los elementos para su configuración, señalándolos así:
1. Que haya una agresión ilegítima, es decir, una acción antijurídica e intencional
de puesta en peligro de algún bien jurídico individual,
2. Que sea actual o inminente, vale decir, que el ataque al bien jurídico se haya
iniciado o inequívocamente vaya a comenzar y que aún exista la posibilidad de
protegerlo,
5
Naciones Unidas, La violencia contra la mujer en la familia: informes de la Sra Radhika Coomaraswamy, Relatora
Especial sobre la violencia contra la mujer, con inclusión de sus causas y consecuencias, presentado de conformidad
con la resolución 1995/85 de la Comisión de Derechos Humanos coma UN Doc. E/CN 4/1999/68, 10 de marzo de
1999, párrafo 25, citado en Caso Gonzáles y otras (“Campo Algodonero”) vs. México, sentencia del 16 de noviembre
de 2009.
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3. Que la defensa resulte necesaria para impedir que el ataque injusto se
materialice,
4. Que la defensa sea proporcionada tanto en especie de bienes y medios como el
tipo de agresión, y
5. Que la agresión no haya sido provocada.
Tratándose de ese de ese análisis desde una perspectiva de género, conviene abordar
frente a estos elementos de la legítima defensa la discusión que ha planteado la doctrina
en punto de, entre otros, la actualidad o inminencia del ataque al bien jurídico.
Al respecto, la doctrina6 ha expuesto frente a los tipos o clases de agresión que “son
actuales las agresiones inminentes, las que están en curso, y aquellas denominadas
agresiones continuas, contra las que cabría una acción defensiva en cualquier momento
previo a que se materialice la lesión al bien jurídico, que es el momento en el que finaliza
la agresión”7.
A manera de ejemplo, y en un contexto de género, ello ocurriría cuando se sistematiza
o se normaliza la violencia que usualmente sufre la mujer, verbigracia, el esposo que
constantemente llega al hogar a golpear a su pareja, y que además no le permite salir
a conseguir un trabajo porque la mujer debe permanecer en la casa cumpliendo las
labores domésticas, además de celarla constantemente, lo que nos indica un contexto
de dominación del hombre hacia la mujer, esto es, de cosificarla, reduciéndola a un bien
que le pertenece.
En esa clase de contextos, considera este fallador que el riesgo de agresión permanece
latente, y la mujer constantemente va a sentir temor, lo que equivale a una agresión que
se actualiza permanentemente, siempre que se dé en el marco de dominación del
hombre hacia la mujer.
Para el caso que estamos analizando, el juzgado considera viable aplicar tal derrotero,
puesto que, precisamente, esa es la sensibilización y razonamiento que debe aplicarse
en contextos de violencia de género como el que se da en este evento, ello, reforzado
6
CORREA FLOREZ, María Camila, Legítima defensa en situaciones sin confrontación: la muerte del tirano de casa,
tesis doctoral, Universidad Autónoma de Madrid, facultad de derecho, 2016, pp.
7
Ídem, 352.
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en la obligación de cumplir con el estándar convencional que se ha señalado con
anterioridad
Por otra parte, frente a la aplicación del in dubio pro reo para el reconocimiento de la
legítima defensa, debemos recordar que la Corte Suprema de Justicia, sala de casación
penal, en sentencia del 24 de junio de 2020 radicado SP 1590-2020, 49977, afirmó que
el principio contenido en el artículo 29 de la Constitución Política de Colombia, referente
a que toda duda se debe resolver a favor del procesado cuando no haya modo de
eliminarla, también aplica a las causales de ausencia de responsabilidad como ha
sostenido la sala de casación penal de forma pacífica desde la decisión del 26 de enero
de 2005 radicado 15834 en la que se señaló literalmente lo siguiente:
“si no se puede dictar sentencia condenatoria sin que obre en el proceso prueba
que conduzca la certeza del hecho punible y la responsabilidad del acusado, no
puede proyectarse la idea de que la duda sobre la antijuridicidad de la conducta
es igual a la certeza exigida para condenar. Si la primera se presenta no hay
lugar a la segunda y en casos así la ley dispone que la indefinición que produce
la duda se resuelve a favor del procesado porque es la única manera de impedir
que se condene a un inocente”.
3. Caso en concreto
Desde ya anticipa el Juzgado que existen dudas frente a la estructuración de una
legítima defensa. Al respecto, es necesario precisar que, como el injusto es
preponderantemente norma objetiva de valoración, es decir, disvalor de resultado, al
observar que hay duda razonable, o por lo menos una hipótesis plausible de duda
razonable, debe reconocerse la legítima defensa y no el exceso como lo planteó
ministerio público, tampoco la condena como lo expuso el delegado de la Fiscalía, ya
que no existe convencimiento sobre la responsabilidad penal de la procesada.
Frente a la materialidad, no se puede desconocer que el señor William Balaguera casi
pierde su vida, y que los actos fueron idóneos para causar la muerte. Ello se corrobora
con su relato referente a que recibió una puñalada8, y con la información suministrada
en audiencia por Ana Elvira Aguilera Morato, médico forense adscrita al instituto
8
Sesión de audiencia de juicio oral del 30 de noviembre de 2017, minuto 14:51.
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nacional de medicina legal y ciencias forenses, quien, al rendir su experticia en
audiencia, señaló que William tenía una herida por arma corto punzante en región
precordial que le ocasionó una afectación cardiaca con taponamiento, a quien, de
acuerdo con la historia clínica que se le allegó para realizar la valoración, el mismo
requirió cirugía de urgencia para poder salvar su vida9.
Sin embargo, se absolverá a Zaida, no porque sea inocente, sino al considerar una duda
razonable frente a la configuración de la legítima defensa, lo que, según la
jurisprudencia, debe reconocerse en favor de la persona procesada.
Recordemos que, en cuanto al hecho jurídicamente relevante, éste estuvo mal
estructurado; nótese que en la audiencia de formulación de imputación lo que se realizó
fue un relato o lectura de los medios de prueba, más no se decantó el hecho10. Sin
embargo, se logran extraer algunas líneas de lo que aquel podría ser:
En la imputación, se dijo que los hechos ocurrieron en la casa de Magaly11, no en la
vivienda de Zaida, como lo mencionó el fiscal en los alegatos de conclusión. En Aquella,
se planteó que William ingresó a la casa, la luz estaba apagada, él sintió una puñalada
en el pecho y no sabe más porque lo sacaron de allí, y se afirma que se probó que quien
le dio la puñalada fue Zaida Pérez Ropero. Es tal la falta de precisión en la
estructuración del hecho, que no se sabe si el episodio ocurrió el 3, 4 o el 5 de octubre
de 2013. Esto porque, en la audiencia de formulación de imputación se dijo que
ocurrieron el 3 de octubre de 201312, mientras que en la formulación de acusación se
habla del 4 de octubre de dicho año13.
En la audiencia de formulación de acusación, toda la primera parte del supuesto hecho,
termina siendo un resumen de lo dicho en la denuncia, e incluso se habla en primera
persona como si fuera la víctima, más no se estructura debidamente el hecho.
Claramente, no se siguieron los postulados indicados por la Corte Suprema de Justicia,
que fueron señalados con anterioridad.
9
Sesión de audiencia de juicio oral del 30 de noviembre de 2017, minuto 32:22 en adelante.
Audiencia de formulación de acusación del 17 de agosto de 2016, minuto 04:00 a minuto 10:40.
11
Audiencia de formulación de imputación del 4 de abril de 2015, minuto 11:28.
12
Audiencia de formulación de imputación del 4 de abril de 2015, minuto 08:38.
13
Audiencia de formulación de acusación del 17 de agosto de 2016, minuto 04:00 a minuto 10:40.
10
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Ahora bien, si en gracia de discusión, se pudiera afirmar que el hecho se refiere a que
Zaida apuñaló a William, tal cual se sintetizó en el acápite “imputación fáctica” de esta
providencia, es claro que la fiscalía obvió investigar y circunstanciar el hecho
jurídicamente desde una perspectiva de género, por cuanto, como quedó acreditado en
el juicio, el episodio de agresión fue provocado por el constante asedio del ofendido
frente a su expareja, a quien golpeaba constantemente, lo que implicaba que la Fiscalía
debía analizar el caso en el marco de ese contexto.
En ese sentido, recuérdese que, según el enfoque convencional ya referido, deben
eliminarse los estereotipos propios de nuestra sociedad patriarcal, pues ello
precisamente lo contemplan la CEDAW y la Convención Belén Do Pará, compromiso
internacional que no puede obviar las autoridades, menos en el caso de Zaida, quien
puso de presente los episodios de violencia de género, e incluso, cosificándose ella
misma, cuando afirmó que no se atrevía a denunciar el ciclo de violencia, ni acudir al
médico, porque le daba miedo que su compañero perdiera el trabajo como militar14.
Que Zaida tuviera miedo de denunciar o de acudir a un sistema de salud porque la
pareja que está siendo su sustento económico podía perder el trabajo, y de alguna
manera legitimara la violencia de género, e incluso en el mismo contexto de los hechos
acusados, en los que fue agredida por William con un botellazo en la cabeza, son
situaciones que evidencian el marco de dominación que debía soportar con su agresor.
En el caso, tal cual se ha sostenido, conforme la labor que desarrolló la fiscalía, ésta
propuso que Zaida apuñaló a William, sin plantear el contexto de género y sin
circunstanciar en concreto qué día ocurrieron los hechos, los cuales, al hacer un
esfuerzo interpretativo, podría especularse acontecieron en la madrugada del 5 de
octubre de 2013. Además, se reitera, el fiscal en su alegato de conclusión afirmó que
los hechos ocurrieron en la casa de Zaida, lo que no quedó acreditado en juicio.
En ese sentido, recordemos que la congruencia se extiende desde la imputación hasta
el mismo alegato de conclusión. Si se aplica el enunciado normativo del artículo 448 del
CPP, se llega a la conclusión de que no se podría condenar por lo solicitado en la
postulación conclusiva del ente acusador, porque está pidiendo condena por un hecho
que no se encuentra debidamente circunstanciado en la imputación y de una situación
14
Sesión de audiencia de juicio oral del 24 de marzo de 2021, minuto 13:48 a 14:07.
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que no aparece descrita en la respectiva acusación. No obstante, en gracia de
discusión, diremos que el hecho debatido en el juicio es que Zaida propinó una puñalada
a William. Entraremos entonces a abordar esta última variable.
Para abordar dicha variable, primero hay que analizar el contexto en el que ocurrieron
los hechos: tanto Zaida Pérez Ropero como William Reyes Balaguera, pusieron de
presente en sus testimonios que llevaban más de 5 o 6 años viviendo juntos. Los dos
coinciden en señalar que, durante aproximadamente los últimos dos años, su relación
no era la mejor. William decía que Zaida “tiraba a joderlo”15, y ésta afirma que tenían
problemas porque él la golpeaba16. Esto, claramente, muestra un contexto de violencia
que tuvo una permanencia de por lo menos 2 años entre los integrantes de ese hogar.
Sin embargo, dentro del cumplimiento de las cargas convencionales que se han
señalado con anterioridad, la fiscalía no indagó más sobre ese contexto, enfocándose
exclusivamente en lo que manifestó William Balaguera. Él dice que, en dos ocasiones,
Zaida había “tirado a joderlo” con botella17, y que no la denunciaba porque en ese
momento ella vivía con él. Cuando se le indaga en qué radicaban los problemas que
tenía con Zaida, en principio no responde, y luego de una breve pausa, dice que era
cuando se tomaban algunas cervezas18, que ella se emborrachaba y “tiraba a joderlo”
simplemente, y que no sabe si era que ella consumía sustancias alucinógenas.
No obstante, Zaida empieza a dar más información respecto al contexto de la relación
que tuvo con William, sobre todo de los últimos años, ya que, en juicio oral, indicó que
William la golpeaba porque “era muy celoso”, la celaba en todas partes.19A partir de allí,
Zaida empieza a relatar en qué consistía esa violencia, diciendo que William le daba
“puño y pata”20.
Igualmente, conforme se avanza en la declaración de Zaida, vemos que el contexto de
violencia de género empieza a ser más evidente. Frente al carácter de William, Zaida
dice que el comportamiento de él era complicado, que era muy rabioso y por todo cogía
mal genio, pues si ella salía a hacer un mandado o hablaba con cualquier persona o
15
Sesión de juicio oral del 30 de noviembre de 2017, minuto 08:20.
Sesión de audiencia de juicio oral del 24 de marzo de 2021, minuto 07:20 a 07:53.
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Audiencia de juicio oral del 30 de noviembre de 2017, minuto 08:10.
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Min 09:00 en adelante.
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Sesión de audiencia de juicio oral del 24 de marzo de 2021, minuto 08:09 en adelante.
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Minuto 08:54.
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sus amigos, él se disgustaba, y le reclamaba diciéndole que si ya estaba hablando con
el “mozo”.21 Incluso, Zaida pone de presente un episodio de un 31 de diciembre en el
que, afirma, William la golpeó mucho, pero ella nunca lo denunciaba porque dependía
económicamente de él y si a éste lo despedían del trabajo en el ejército, ella se iba a
ver afectada también22.
Nótese cómo se avizoran muestras de control, de dominación de William hacia Zaida,
pues la celaba todo el tiempo, le reclamaba si la observaba dialogando con algún amigo,
la golpeaba, y, además, económicamente ella dependía de él, lo que evitaba que fuera
denunciado por las agresiones.
Además, repárese que Zaida dio sus justificaciones de por qué no había denunciado a
tiempo, es decir, no quedó ello huérfano de alguna razón; Zaida constantemente indicó
que William vivía con ella hacía 5 o 6 años, y era la persona que la sostenía, ello muestra
el contexto de dominación económica, propio de una sociedad machista en la que el
hombre es precisamente quien solventa el hogar, lo cual por ese solo hecho no es
reprochable penalmente, sino lo cuestionable es haber aprovechado su posición de
ventaja financiera para ejercer constante violencia hacia su pareja.
En ese contexto, es razonable valorar la prueba con enfoque de género para eliminar
los estereotipos sobre reglas de la experiencia, siendo importante resaltar que
efectivamente Zaida no puso en conocimiento de las autoridades la violencia doméstica
de la que era objeto, sin que ello signifique que no hubieren acontecido las agresiones,
como lo pretende hacer ver la fiscalía, tal omisión, se explica por el miedo que le
provocaba que su pareja perdiera el trabajo con el que solventaban económicamente el
hogar, esto es, por quedarse sin sus medios de subsistencia, ese es el temor que se
exterioriza al punto que justificó su comportamiento de no denunciar, de no informar a
las autoridades, de no ir a donde un profesional de la salud, porque “si el médico hubiese
advertido ello, pues seguramente William hubiera perdido su trabajo”, y recordemos que
William era un soldado, es decir, es sensato que Zaida hubiese podido pensar que si
denunciaba a William, un militar que representa al Estado, el mismo pudiese ser
despedido de esta institución.
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Minuto 11:13 a 11:52.
Minuto 13:48 a 14:07.
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Ahora bien, el contexto de violencia sistemática del que venimos hablando, no
solamente se advierte de las agresiones domésticas ya advertidas, sino también con lo
ocurrido el día de los hechos. Veamos por qué.
La noche de los hechos, relata Zaida que ella llegó a un establecimiento público donde
el señor William, apenas la vio, empezó a golpearla, a darle “pata y puño”, Dice que,
cuando una amiga vio que él le mandó un botellazo en la cabeza, ella la cogió y la llevó
para su casa que también queda en el barrio Santa Inés.
Frente a este punto, en su versión, William afirma que le dijeron que Zaida estaba en la
caseta, pero que él no la vio, es decir, no menciona nada sobre la agresión a Zaida ni
el botellazo al que ella alude.
Sin embargo, se cuenta con el testimonio vertido por Magaly Vanegas, quien, en el juicio
oral, corrobora lo dicho en este punto por Zaida, es decir, lo referente a la agresión física
por parte de William cuando estaban departiendo en un establecimiento público 23.
Al respecto, Magaly dice que estaba con Zaida Pérez Ropero, que se dirigieron a la
discoteca del pueblo y en ese lugar estaba William Balaguera; afirma que ella entró al
establecimiento y Zaida se quedó en la parte de afuera; cuando Magaly salió, ellos dos
ya estaban peleando –asegura desconocer el motivo de la discusión-, y señala que el
señor William golpeó a Zaida con una botella en la cabeza, ella se metió, los separó y
le dijo a Zaida que se fueran para su casa.
No obstante, hay que señalar que el contexto de agresión no cesó cuando Zaida se fue
con Magaly a la casa de esta última, pues, al llegar a ese lugar, Zaida afirma que se
sentaron en la cocina y estando allí, tocaron la puerta; era William quien, apenas vio a
Zaida, empezó nuevamente a golpearla. Dice que tan pronto observó que William la
agredía, se le mandó encima y le dijo “William, no le pegue más, respéteme la casa”.
Dice Zaida que, cuando Magaly detuvo a William, él se hizo el dormido y Magaly lo soltó,
momento en el que ella quería salir de ese lugar, pero que, cuando William vio que ella
iba pasando, se despertó, la cogió de la pierna y empezó a golpearla nuevamente.24
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Sesión de audiencia de juicio oral del 5 de junio de 2018, minuto 06:40 a 7:22.
Sesión de audiencia de juicio oral del 24 de marzo de 2021, minuto 11:40 en adelante
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Al respecto, Magaly Vanegas corrobora ello, pues narra que llegó a su casa con Zaida,
y como a los 10 minutos tocaron la puerta, ella se asomó por una ventana, y era él –
refiriéndose a William –. Magaly le dijo a William que no quería problemas, e indica que
le abrió la puerta, que en ese momento, William entró de una para donde estaba Zaida
y empezó a golpearla, ella se metió, los separó, dice que el señor estaba ebrio, que ella
forcejeó con él, se fueron al piso, que el señor se hizo el dormido, ella lo dejó quieto, y
cuando se paró del lado de él y se fue, él se levantó y volvió a pelear con Zaida;
nuevamente ella se tuvo que meter, y en esas salió su hijo, la agarró y la sacó de la
casa y ellos quedaron allá.
Frente a esto, nótese que William apenas menciona que llegó a dicha casa y recibió la
puñalada de Zaida y no supo más nada. En ninguna parte de su intervención mencionó
haber forcejeado o peleado con Zaida o con Magaly al interior de dicho inmueble. Solo
dice que fue a ese lugar a reclamarle a Zaida por llevarse las cosas de la casa, cuando
él tenía derecho a la mitad los bienes.
En esa línea, William plantea que llegó a la casa de Magaly a altas horas de la noche,
a hacer un reclamo. La pregunta es: si el mismo William estaba diciendo que Zaida era
agresiva con él, la regla de la experiencia enseña que ¿alguien que está siendo
violentado se va y busca en altas horas de la noche a la persona que lo maltrata?. Ahí
falta a su coherencia interna el relato de William, es decir, si se aplica desde esta
perspectiva la máxima de la experiencia, tendríamos que decir que si esta persona
(William) estaba siendo agredida, no es razonable que fuera a buscar a Zaida por los
motivos por él aludidos, máxime que, como respaldo de la generalidad empírica, el
mismo argumenta como justificación que fue a la vivienda de la amiga de Zaida para
resolver unos temas de los bienes, pero, nos cuestionamos ¿a esa hora es lógico que
se solucionen ese tipo de problemas?, la respuesta es negativa, concluyéndose así que
no es coherente ir a resolver lo referente a la repartición de los bienes en plena
madrugada, cobrando fortaleza entonces la hipótesis que dada la voluntad de Zaida de
terminar con dicha relación, William fue detrás de ella para reclamarle, no solo de
palabra, sino de forma violenta.
Por otro lado, nótese que en ninguna parte de su intervención Magaly corrobora que
Zaida haya agarrado un puñal y propinado un lance en el pecho a William -tal cual lo
sostiene la fiscalía-, No, eso no fue lo que dijo la testigo, al contrario, la deponente
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advierte todo el episodio violento al que fue sometida su amiga y señala que finalmente
en ese escenario quedó sola Zaida y William.
Entonces, se advierte cómo Magaly aporta al contexto para acreditar el sometimiento
agresivo por parte de William hacia su amiga, confirmando lo expuesto por Zaida, y no
corrobora la supuesta agresión de ella a William por fuera del marco de la legítima
defensa.
Ese contexto de violencia contra la mujer que se ha acreditado probatoriamente en este
caso, permite razonar las reglas de valoración probatoria e instituciones dogmáticas, en
el entendido de lograr una decisión convencional, en el marco de una justicia con
enfoque diferencial por razones de género.
La regla a aplicar en este caso, se refiere al cumplimiento de los presupuestos de la
Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia, para aseverar que existe duda
sobre la configuración de la legítima defensa, y en consecuencia, se hace necesario
reconocer dicha incertidumbre en favor de la acusada, quien fue sometida a una
violencia de genero por parte de su pareja, por lo que se le reconocerá la legítima
defensa por duda razonable.
La doctrina referenciada en acápites anteriores, es importante para conceptualizar
sobre un elemento que tiene que ver con la actualidad de la agresión, y es que, cuando
reflexionamos acogiendo los fundamentos de la perspectiva de género, lo actual no
solamente debe entenderse por lo que está ocurriendo en el preciso momento, sino por
el contexto sistemático en el que se ha generado la violencia. En este evento, está
acreditado, eliminando las reglas estereotipadas que ha creado la fiscalía, que a lo largo
del tiempo existió una dependencia económica y se generó un contexto de agresión, al
punto que el mismo día de los hechos, Zaida sufrió golpes por parte de William, por lo
tanto, la actualidad de la agresión se mantuvo hasta el instante en que ella repelió el
ataque injusto.
Habrá discusiones para establecer si hay o no convencimiento sobre si en ese preciso
instante, respecto el hecho acusado –que reiteramos, no goza de claridad-, realmente
Zaida tenía un puñal en sus manos y que William estaba desarmado. En eso podríamos
tener cierta incertidumbre, pero no podemos olvidar la asimetría que implica el contexto
de un delito como estos, es decir, cuando se enfrentan una mujer y un hombre, en los
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que, perfectamente aquella puede tener un cuchillo y el hombre usar sus propias
manos, y ser incluso más mortal estas últimas. En el caso bajo estudio, cobra relevancia
que, según lo contó Zaida, William era soldado profesional, quien además de tener
contextura física fornida y bastante fuerza, también estaba formado en entrenamiento
militar que le permitía afrontar situaciones de hostilidad; desde esa medida entonces
nos cuestionamos: ¿existía realmente esa simetría, esa igualdad, esa proporcionalidad
entre el episodio agresivo entre William y Zaida al momento de los hechos? ¿Qué fue
lo que realmente sucedió?, para dar respuesta, por la manera en que se desarrolló el
caso, resulta muy compleja la determinación con convencimiento de que se generó la
legítima defensa, por lo que siguiendo los precedentes ya citados, referidos a que si un
juez tiene incertidumbre sobre tal causal de ausencia de responsabilidad, debe
reconocerla en favor del procesado.
Se insiste, en lo referente a la configuración de la legítima defensa, en el caso de trato
considera este funcionario que, si bien se cumplen algunos de sus presupuestos, sobre
la proporcionalidad dudas que, conforme a las sub-reglas jurisprudenciales,
necesariamente debe reconocerse en favor de la acusada.
Para ello, abordaremos cada uno de los requisitos señalados en el precedente ya
reseñado:
1. Que haya una agresión ilegítima, es decir, una acción antijurídica e intencional
de puesta en peligro de algún bien jurídico individual: El comportamiento de
William Balaguera, para el momento de los hechos, se constituye en una
agresión ilegítima que compromete el bien jurídico de la vida e integridad
personal de Zaida Pérez Ropero; nótese que, existiendo el contexto de violencia
al que se ha hecho alusión, la llegada de William al lugar donde se estaba
refugiando Zaida, esto es, la casa de Magaly, y el ataque físico que allí recibe la
acusada – situación igualmente corroborada por Magaly – claramente se afecta
el bien jurídico ya mencionado.
2. Que sea actual o inminente, vale decir, que el ataque al bien jurídico se haya
iniciado o inequívocamente vaya a comenzar y que aún exista la posibilidad de
protegerlo: Considera este fallador que, en el caso bajo estudio, se cumple el
presupuesto de la actualidad; por una parte, recordemos que ese día Zaida ya
había sido agredida por William en el establecimiento de comercio en el que se
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encontraron, donde, según lo afirmado por la acusada y por la testigo Magaly
Vanegas, William golpeó a Zaida en la cabeza con una botella, lo que dio lugar
a la intervención de Magaly separándolos y llevándose a Zaida a su vivienda.
De igual manera, tanto Magaly como Zaida coinciden al afirmar que, una vez
estaban en casa de aquella, a ese lugar arribó William con actitud agresiva, tanto
así que una vez ingresó al inmueble, inmediatamente comenzó a golpear a
Zaida, lo que llevó, según las deponentes, a que nuevamente Magaly interviniera
tratando de separarlos, pero esta vez, hubo un forcejeo entre William y Magaly,
que implicó incluso que ellos dos cayeran al piso, momento en el que, según sus
dichos, William está supuestamente dormido y por eso Magaly lo suelta y se
retira un poco; sin embargo, cuando Zaida quiere salir del lugar, al intentar pasar
al lado de William, éste despierta, la toma de una pierna y nuevamente la agrede,
pero, por la intervención de uno de los hijos de Magaly, quien según su
exposición la saca de allí, ella ya no vuelve a intervenir en defensa de Zaida. En
consecuencia, Zaida y William quedan solos, y en un contexto de agresión física
por parte de William a la acusada.
3. Que la defensa resulte necesaria para impedir que el ataque injusto se
materialice: En este caso, la defensa resulta necesaria, pues no se cuenta con
otra alternativa distinta para impedir que el ataque injusto se materialice. Nótese
que Magaly intervino para evitar que William agrediera a Zaida, pero, en la última
oportunidad, ya no pudo hacerlo porque uno de sus hijos se lo impidió, en
consecuencia, Zaida y William quedaron solos en casa de Magaly, y ante la
actualidad del ataque, Zaida no pudo hacer otra cosa más que defenderse.
4. Que la defensa sea proporcionada tanto en especie de bienes y medios como el
tipo de agresión: este presupuesto es el que, considera este funcionario, genera
dudas, pues los relatos de William y Zaida son disímiles. Por una parte, William
dice que al estar ingresando a la casa de Magaly sintió la puñalada y no supo
más. Mientras que Zaida y Magaly ponen de presente que, cuando William
ingresó a la casa, comenzó a golpear nuevamente a Zaida y dan cuenta del
forcejeo de Magaly y William, y cómo caen los dos al piso, y que William se hizo
el dormido y demás, versión que ya ha sido ampliamente señalada en esta
providencia.
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Esto le resta credibilidad al dicho de William en cuanto a la manera en la que
recibió la lesión; sin embargo, Zaida tampoco aporta información al respecto.
Téngase en cuenta que no existe un testigo de corroboración de cómo resultó
herido William, pues Zaida y él estaban solos en ese instante, y, se reitera, Zaida
solamente refiere que William sacó un cuchillo y que en ese momento William
rompió el bombillo, por lo que quedaron a oscuras; en ese sentido, Zaida en
audiencia hizo el ademán de cómo tomó la mano de William para evitar que la
agrediera con el cuchillo, pero no da una descripción de cómo aquel resulta
lesionado, simplemente dice que forcejearon durante algunos minutos y que ella
salió a correr hacia la casa de su mamá pidiendo auxilio, creyendo que William
la perseguía y que, cuando llegó allí, entró, cogió un cuchillo y salió, pero no
observó a William ahí.
Al no haber elemento de convicción que permita dilucidar la forma como William
resultó lesionado, tampoco es posible evaluar la proporcionalidad en grado de
convencimiento más allá de duda razonable de los medios ni de la agresión,
pues, se insiste, ni William ni Zaida aportan mayor información sobre cómo se
generó dicha lesión. Hubo un arma cortopunzante, pues ese fue el mecanismo
causal de lesión, y Zaida indica cómo William sacó el cuchillo y la manera en que
rompió el bombillo y quedaron a oscuras. Sin embargo, no puede perderse de
vista que William era un hombre fuerte, tal como lo describió Zaida, además de
soldado profesional, tal como lo corrobora el mismo William, e incluso contaba
con entrenamiento para afrontar situaciones de hostilidad, lo que se deduce
precisamente de su formación y actividad para esa época como soldado del
ejército colombiano.
De esa manera, sobre la proporcionalidad surgen dudas razonables, que deben
favorecer a la persona acusada, las cuales implican la exoneración de su
responsabilidad penal.
5. Que la agresión no haya sido provocada. Frente a este aspecto, si bien William
señaló que buscó a Zaida en la casa de Magaly para reclamarle por la manera
como se llevó algunas cosas sin repartirlas, esa situación fue desvirtuada, pues
se parte de la hipótesis que William se desplazó a la vivienda de Magaly a
continuar la agresión en contra de Zaida, es decir, que él mismo fue quien
provocó el altercado.
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En consecuencia, ante el reconocimiento de duda razonable frente a la configuración
de la causal de ausencia de responsabilidad, esto es, la legítima defensa, resulta
razonable absolver a Zaida Pérez Ropero.
En mérito de lo expuesto, el JUZGADO DÉCIMO PENAL DEL CIRCUITO CON
FUNCIÓN DE CONOCIMIENTO DE BUCARAMANGA, administrando justicia en
nombre de la República y por autoridad de la Ley,
R E S U E L V E:
PRIMERO: ABSOLVER a ZAIDA PÉREZ ROPERO, identificada con cédula de
ciudadanía número 22.565.729 expedida en Barranquilla, de anotaciones civiles ya
referidas anteriormente, del injusto de homicidio en grado de tentativa, previsto en los
artículos 103 y 27 del Código Penal, por las razones expuestas en la parte motiva de
esta sentencia.
SEGUNDO: Una vez en firme este fallo, se dispone el levantamiento de toda medida
cautelar y personal que pese en contra de la procesada con ocasión de esta actuación
y el archivo de la misma, previo envío de las comunicaciones del caso a las autoridades
respectivas, de que tratan los artículos 166 y 462 del Código de Procedimiento Penal.
TERCERO: La presente decisión queda notificada en estrados y contra ella, procede el
recurso de apelación.
NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE
CÉSAR JAVIER VALENCIA CABALLERO
Juez
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