Tema 1 INFORMÁTICA Y DERECHOS PATRIMONIALES Documento ampliado de la PPT dada en clase Autor: Marcelo Bauzá I - INTRODUCCION 1. APROXIMACIÓN PRELIMINAR Y SISTEMÁTICA AL TEMA El fenómeno de las tecnologías de la información y la comunicación, y con mayor amplitud -si se quiere- las vastas repercusiones humanas de este fenómeno agrupadas bajo el paradigma denominado “sociedad de la información”, han dado lugar a un conjunto muy vasto de reflexiones y estatutos, de orden ético, social, económico, cultural y jurídico. En la órbita jurídica observamos una clara –aunque a veces no tanto- división entre un “derecho público de la informática” y un “derecho privado de la informática”, ambos formando parte de lo que a esta altura es voz consolidada en la región hispano parlante como “derecho informático” o incluso “derecho de la informática”, expresiones, estas últimas, que mí no me satisfacen totalmente, por entender que deberíamos estar utilizando términos más omnicomprensivos, tales como “derecho de las tecnologías de la información y la comunicación”, o bien “derecho informático, telemático y del ciberespacio. Quizás, derecho cibernético, y hasta derecho digital; sobre todo a partir del gran ensanche desencadenado por la implantación y amplia difusión social de las redes abiertas de comunicación telemática. Claro está que, siendo las nuevas –y algunas no tan nuevas- expresiones propuestas un tanto extensas, no es fácil augurarles éxito de consolidación o divulgación mayor. Lo cual no enerva –a mi juicio- la posibilidad de advertir que cualesquiera de las más nuevas posean mayor grado comprensión y precisión que las impuestas, en cuanto a abarcar los lindes reales que tiene actualmente la disciplina,. Una disciplina que, por comodidad, auguramos se seguirá llamando por muchos años más “derecho informático” o “derecho de la informática”, posiblemente (si no fuera larga, la mejor) “derecho de las tecnologías de la información y comunicación” a pesar de los formidables cambios y actualización de contenidos que ha experimentado en los últimos años. Volviendo a las nociones de “derecho público” y “derecho privado”, aplicados a los fenómenos de la sociedad de la información, es interesante advertir algunos de los grandes cortes temáticos por donde pasa la divisoria concreta cuando abordamos el “derecho informático”. Justamente el tema de la clase de hoy es un tema que podemos considerar como inicial – siguiendo un orden lógico sistemático- dentro del desarrollo de los diferentes aspectos que hacen al “derecho privado de la informática”. Esto dicho así como la otra cara del fenómeno informático en la sociedad –los derechos humanos frente a la Informáticaque configura un núcleo duro y también inicial para la gran braza de asuntos agrupados alrededor del “derecho público de la informática”. Y digo a esto a conciencia de que hablar de “patrimonio”, por ejemplo y ateniéndonos al tema básico o subyacente para la clase de hoy, no implica un cien por ciento de alejamiento del campo del Derecho Público. Ello es así en mérito a dos razones que no es del caso desarrollar ahora pero que convendría al menos dejar consignadas: la primera razón es que el patrimonio es un atributo de la personalidad (junto al nombre, la capacidad, el domicilio, la nacionalidad y estado civil), y a su vez la “personalidad” es una noción jurídica de amplios encuadres tanto dentro del Derecho Privado como del Derecho Público; la segunda razón es que las personas jurídicas de derecho publico también poseen un patrimonio, con consideraciones jurídicas impregnadas de la naturaleza y caracteres de este Derecho Público. Cuestiones ambas de las cuales infiero y advierto que no cabría una consideración totalmente privatista en materia de “derechos patrimoniales vinculados al campo de acción de la tecnologías de la información y la comunicación”, que es en definitiva el tema a abordar hoy. Con todo, y dejando a salvo las reservas atemperantes anotadas -por lo demás normales en toda clasificación jurídica- hay que señalar que estamos igualmente ante un punto de inflexión general. El punto de inflexión se compone de varios grados o escalas sucesivos, y consiste en advertir que la materia “Derecho Informático”, 1º) tiene grandes sectores temáticos, 2º) estos sectores, de modo no siempre total pero en todo caso sí preferente, encastran a veces en la zona del Derecho Público, y a veces en la zona del Derecho Privado, y en ciertos casos en ambos según particiones internas (ej. la contratación electrónica, que se focaliza en Derecho Privado, pero también tiene zonas de Derecho Público –la licitación pública electrónica). 3º) finalmente, estos grandes sectores temáticos se conjugan adecuadamente entre sí bajo un cierto orden racional o sistemático. Sobre esto último me explicaré un poco mejor: así como los Derechos Humanos en la Sociedad de la Información deben lógicamente estudiarse en un momento anterior o preeminente respecto a toda otra cuestión o tema puntual de la naturaleza que sea (incluyendo por ejemplo las cuestiones jurídicas vinculadas al expediente administrativo electrónico, estando ambos grandes temas dentro del “derecho público de la informática”), por otro lado, el estudio de los derechos patrimoniales emergentes de la Sociedad de la Información configura también un capítulo racionalmente posterior al de los “derechos humanos” antes consignados, y previo al de la contratación y la responsabilidad civil informáticas, temas que junto a aquél y otros integran el “derecho privado de la informática”. Llegados a este punto se advierte con claridad que, en la medida que será la circulación de cierto tipo de bienes propios o nacientes en la sociedad de la información, la que –en última instancia- pondrá en juego y dará sustento ya sea a la contratación (en su totalidad) como a la responsabilidad civil (tanto la contractual como la extracontractual), una cosa va necesariamente antes que otra. O sea que, para llegar a estudiar con detención y entendimiento este fenómeno de la “circulación de bienes” (llamémosle a éstos “bienes informáticos”, o “bienes informacionales”), en dirección hacia el campo de los contratos y la responsabilidad civil, no hay otro camino racional que comenzar por categorizar o encuadrar específicamente uno de los elementos esenciales de la negociación como pueden ser los bienes en juego. Y si hablamos de bienes hablamos de patrimonio, una de esas nociones consideradas como básicas o fundamentales en el Derecho. 2. LA NOCIÓN DE PATRIMONIO ¿Qué es el patrimonio? Podemos definirlo como el conjunto de bienes, créditos, derechos y obligaciones que forman parte, en tanto universalidad jurídica, del caudal económico de una persona, y de la cual esta persona es titular teniendo por ello una serie de derechos y obligaciones a su respecto. Es evidente que las nociones jurídicas de bien y patrimonio poseen gran vinculación con la Economía, de donde –en definitiva- estas nociones derivan luego hacia el campo del Derecho. Para la Economía todo aquello que adquiere una medida de valor, oscilante en función de su escasez y demanda, constituye un bien. Y el conjunto de estos bienes y otras cosas más (deudas por ejemplo), conforma un patrimonio. Luego viene el Derecho, y lo que hace es recoger un “interés social” en cuanto regular y proteger por normativa eso que constituye “el patrimonio” (de un individuo, de una empresa, de una comunidad, etc.), ofreciendo diversos marcos o instituciones jurídicas a su servicio, la más conocida de ellas “el derecho de propiedad”. Pero llegados a este punto, para avanzar hacia visiones más completas y ricas del tema debemos introducirnos derechamente en los pormenores del patrimonio. Y lo haremos directamente analizando los bienes propios de la sociedad de la información, o bienes informáticos, o bienes informacionales. ¿Cuál es el marco regulador general, básico, estatutario según nos gusta decir, de ese tipo de bienes? Aquí también encontramos categorizaciones y clasificaciones que facilitan la comprensión y el análisis de lo que hay en juego. 3. EL PATRIMONIO INFORMÁTICO Puede decirse que el patrimonio informático está compuesto por aquellos elementos de valor con algún contenido o asidero en la informática, pertenecientes a una empresa o entidad cualquiera, y que cabe desglosar en cuatro grandes tipos o categorías de bienes: 1º) El material o equipamiento informático. 2º) Los programas y sistemas informáticos o de información (noción esta última, la de “sistemas de información”, más amplia que la de “sistema informático”). 3º) Las creaciones informáticas complejas o especiales, como pueden ser las topografías de los circuitos integrados, y una serie de “programas informáticos” que son algo más que eso, y que podemos agruparlos bajo la impronta de “inteligencia artificial” (ej. sistemas expertos). 4º) La información tratada a través de bases de datos clásicas o mediante tecnologías multimedia. Pero igualmente la “información” considerada por si sola. Para razonar acerca del estatuto jurídico de estas categorías patrimoniales, habrá que razonar en términos fundamentalmente de “derecho de propiedad”, y más precisamente en términos de “derecho/s de propiedad intelectual”. Incluso habrá que ver si todas estas categorías antes expuestas, acceden realmente a un estatuto de protección jurídica de “rango propietarista” (en otras palabras, si pueden realmente llegar a ser considerados “bienes”, al menos con aspiración lograda de protección jurídica). De paso dejamos advertido que existen otras vías jurídicas para rodear de protección legal cualesquiera de esta clase de bienes, como son el campo de los contratos, de los cuasicontratos, de la responsabilidad civil o penal, protecciones jurídicas todas estas últimas que se denominan “no privativas”, para diferenciarlas del campo de la propiedad intelectual a cuyo estatuto y regulación proteccionista se le adjudica la nota de “protección o reserva privativa”. Examinaremos (en esta clase y clases que siguen), cada una de estas categorías o subdivisiones del patrimonio informático. 4. LA PROPIEDAD INTELECTUAL Siguiendo el hilo del numeral inmediato anterior, cuando hablamos de “tutela del Derecho”, es claro que –en línea de máxima aspiración- se busca dar entrada al “derecho de propiedad”. Ahora bien: el derecho de propiedad puede recaer sobre bienes corporales o incorporales. Para los primeros existe una regulación jurídica de larga tradición histórica, que ha permitido consolidar un cuerpo normativo extenso y estable en el Código Civil, facilitada por la materialidad (aprehensión, circulación, etc., todas ellas acciones visibles y regulables). El Derecho Romano clasificaba el sistema jurídico en “personas”, “cosas o bienes” y “actos y contratos”. En la mentalidad primitiva, no se iba –entonces- más allá de la percepción material. Pero el problema en tiempos más modernos (podría decirse que desde la invención de la imprenta de Gutenberg en el siglo XV), no se reduce a las cosas materiales. Porque para considerar “bien” algo basta que sea “apropiable”; en todo caso porque esa apropiación es impuesta en base a que su “escasez” determina que adquiera “valor”. Estos bienes así llamados “incorporales” o “inmateriales” o “intangibles”, también se encuentran regulados por el Código Civil, pero en términos relativamente breves si se considera la regulación de los corporales (ver arts. 460, 471 a 475). Lo cierto es que el gran sistema jurídico de protección de los bienes incorporales, surge con el desarrollo de la Propiedad Intelectual, que aún sin ser la única vía de protección como hemos visto, de todos modos ocupa un lugar preponderante dentro del elenco de protecciones posibles. La FUNCIÓN de la Propiedad Intelectual puede decirse que ha sido y sigue siendo la de apoyar (“dar coraje”) la creatividad y la inversión, con consecuentes derivaciones benéficas en torno a la creación de empleo y competitividad a largo plazo. Por un DESARROLLO básico y en términos pedagógicos, de lo que significa la Propiedad Intelectual, sus conceptos y subdivisiones, nos remitimos al documento de OMPI “¿Que es la propiedad intelectual? subido en la Plataforma del Curso, o también recuperable en Internet http://www.wipo.int/edocs/pubdocs/es/intproperty/450/wipo_pub_450.pdf Este Derecho de la Propiedad Intelectual regula las creaciones de la mente, o sea las invenciones, obras literarias y artísticas, símbolos, nombres e imágenes. Y se divide en dos grandes categorías: 1) La propiedad industrial, que abarca las patentes de invención, marcas, diseños industriales e indicaciones geográficas. 2) El derecho de autor que es central para este curso en su primer ítem (ya veremos luego porqué) y que comprende dos subespecies a) Por un lado el derecho de autor propiamente dicho, brindando un estatuto proteccionista a los autores y causahabientes (a título singular o universal) sobre sus obras literarias y artísticas; b) Por otro lado los llamados “derechos conexos” que protege a los artistas, intérpretes y ejecutantes, productores de fonogramas y organismos de radiodifusión. II – LOS BIENES INFORMÁTICOS 1. EL MATERIAL O EQUIPAMIENTO INFORMÁTICO A= MATERIAL INFORMATICO CONOCIDO Y VULGAR En principio no hay mayor detenimiento de nuestro curso sobre este tipo de bienes. Se trata de propiedad corporal: una computadora, una impresora, etc. Su propietario tendrá iguales y ordinarios derechos que los que posee sobre el resto de sus bienes materiales. Como cualquier bien mueble material, de la naturaleza que sea, podrá gozarlo y disponer del mismo sin mayores limitantes o especialidades. No obstante, estudiaremos con enfoque general y razonado el estatuto jurídico de este tipo de bienes, tanto el conocido y vulgar como el nuevo. B= MATERIAL INFORMATICO NUEVO a- ENCUADRE GENERAL Con todo habrá de tenerse presente el siguiente abordaje mínimo: la situación que convoca atención y particularidad es cuando nos enfrentamos ante un bien informático material nuevo, pero se trata de un invento como cualquier otro de la especie que sea. Por lo tanto el material informático (tanto el conocido o vulgar como el novedoso) no requiere atención especial del derecho informático. La situación como tal es considerada jurídicamente a través de varias otras vías como decíamos antes. En este punto hay que pensar que la protección de mayor rango para el material informático novedoso viene del lado de la “propiedad industrial”, y más precisamente del “derecho de patentes”. Sin perjuicio de poder acudirse también a los “modelos de utilidad y diseños industriales”, como así también al “derecho de marcas”. Aunque igualmente existen otras opciones que, en casos concretos y conforme las circunstancias, pueden adquirir buena fuerza operativa, como es la opción del “secreto industrial”, a más de las vías ya señaladas del contrato y la responsabilidad. b- PROTECCIONES JURÍDICAS PERIFERICAS Y PROTECCIONES JURÍDICAS CENTRALES Para comenzar por las protecciones industrialistas de tipo periférico, advirtamos que una buena aplicación del “derecho marcario”, e incluso del régimen jurídico vinculado a los “modelos utilitarios y diseños industriales”, muchas veces puede suplir con creces la tradicional patente o el secreto, por varias razones de orden práctico. Priorizando por ejemplo la fidelidad de una clientela atrás de un nombre identificatorio más que la novedad de un producto original (es lo que se logra a través del derecho marcario). O bien apostando a defender una exclusividad sobre la fisonomía externa del bien más que sobre su fórmula o contenido (es lo que se logra a través del régimen legal proteccionista de los diseños industriales). Esto también sucede en la industria de la informática, por ejemplo consagrando el monopolio sobre un nombre identificatorio de productos indiferenciados o comunes (la industria del “clon”), o bien jugándose a proteger un tipo de diseño ergonómico de avanzada, tanto o más que las performances novedosas del equipamiento (algo ostensible en los más recientes teclados de los PC). Son mecanismos jurídicos todos estos que acabamos de relevar (la marca, el modelo de utilidad, el diseño industrial), que juegan en lo externo del material informático. Por lo que una protección real de este tipo de bienes, es decir una protección que ingrese en la técnica del producto e impida realmente que alguien se apropie del contenido intrínseco de ese producto para plagiarlo, debe ser buscada por otras vías. Aparece entonces como la opción básica, la elección entre el secreto y la patente. El estatuto jurídico del equipamiento informático no posee diferencia alguna con el estatuto jurídico de cualquier otro dominio de la industria. Esto significa que, si dejamos a un lado las protecciones que denominamos “periféricas”, el inventor de una computadora o una impresora, o de un componente original, tiene la opción entre proteger su invento manteniéndolo en secreto (lo cual nos remitirá al derecho común, civil-comercial-penal), o acudir a un derecho de excepción como es la propiedad industrial estricta, esto es el “derecho de patentes”, para asegurarse la propiedad de ese material. c- LA VIA DEL “SECRETO” En cuanto al “secreto” es una fórmula esencialmente defensiva. No crea ningún derecho privativo en provecho de quien recurre a ella. Coca Cola ha edificado su imperio sobre la base del secreto. Es algo que se gestiona. La protección es sobre todo de facto (hay que saber guardar el secreto). Pero también es jurídica. Hay múltiples vías para ello, en primer lugar el contrato, donde es perfectamente posible –cuando ello es necesarioestipular y asegurar la obligación de guardar silencio (cláusula de confidencialidad sobre secretos industriales y comerciales). Con el asalariado, con el socio, con la contraparte negocial. En ausencia de cláusulas contractuales, las cosas serán menos evidentes ya que no hay que perder de vista que la regla en la materia es el libre acceso a las ideas y conocimientos (art. 19 de la Declaración de Derechos Humanos de 1948), cuando estas ideas y conocimientos no se traducen en una obra o creación bajo estatuto privativo o de reserva a favor de una clase de individuos acotada, como es el caso de la Propiedad Intelectual en sus ambas ramas, Propiedad Industrial y Derechos de Autor, cuyas leyes prevén normativa represiva (civil y penal). A pesar de esta dificultad, y a falta de poder criticar el acceso mismo al conocimiento de lo que alguien pretendía mantener en secreto, será la manera en que se vulnera dicho secreto lo que al Derecho puede igualmente interesarle y reprimir. Por ejemplo cuando esta conducta se da entre empresas competidoras, ganando espacios de mercado una en desmedro de la otra a través del acceso de la primera a cierto método o procedimiento (comercial o industrial) que la segunda venía manteniendo en secreto, y ocasionando con ello perjuicios a la última. Se daría, de este modo, una hipótesis de concurrencia desleal o ilícita, pasible de tratamiento y sanción jurídicos. También es posible acudir al cuasi contrato de enriquecimiento injusto (1308 C.C.), que entre otros encuadres constituye apoyatura del instituto jurisprudencial conocido bajo el nombre de “parasitismo intelectual”. Ambas vías son posibles ante un caso de violación de secreto comercial o industrial no protegido por leyes privativas, sin desmerecer las dificultades que plantea ir contra prácticas que no están estrictamente prohibidas (por ley o por un contrato), y por el contrario son propias del campo de la libertad humana. El problema se plantea también con la protección jurídica de las creaciones informáticas inmateriales, por lo que retomaremos su consideración al arribar al tratamiento de ese tipo de bienes. Como quiera que sea, la vía del mero secreto no es más que un paliativo, mayormente vinculado a una estrategia de empresa que prefiere adoptar conductas de este tipo en vez de acudir a los mecanismos de reserva legal propios del derecho de patentes. Será el Derecho de Patentes, justamente, la verdadera y más extensa protección específica para los bienes informáticos materiales, a cuya consideración pasamos. d. EL DERECHO DE PATENTES La industria informática, y aún los inventores aislados de componentes informáticos –si todavía quedan-, se manejan como cualquier otro sector de actividad, de modo prioritario, con el Derecho de las Patentes. El Derecho de Patentes se caracteriza por ser un derecho fundamentalmente territorial, si bien bastante difundido y reconocido en el mundo entero a través del Convenio de París para la Protección de la Propiedad Industrial, de 20 de marzo de 1883, y sus modificaciones. Y aunque existen posibilidades de extender algunos aspectos del régimen a niveles internacionales, a través del Tratado de Cooperación de Patentes suscrito en Washington y en vigor a partir del 24 de enero de 1978, y a nivel europeo a partir de la Convención de Munich del 5 de octubre de 1973, sigue siendo en lo sustancial un régimen de derecho nacional, bastante uniformizado por los factores anotados. No vamos a extendernos sobre el régimen específico de patentes en el derecho uruguayo. Sí, en cambio, debemos considerar algunos pilares doctrinarios básicos como también ciertas especificidades eventualmente a tener en cuenta a la hora de patentar una obra industrial vinculada o afectada a la informática. Hablamos en este caso, siempre de “computadoras” (simplificando), y no de “programas de computación”. Para comenzar baste saber que Uruguay posee una ley de patentes, la ley Nº 17.164 del 2 de septiembre de 1999, y que el régimen de registro y contralor de las patentes corre por cuenta de la Dirección Nacional de la Propiedad Industrial, dependiente del Ministerio de Industria, Energía y Minería. Estas notas generales que abordaremos, presentes en cualquier régimen jurídico de patentes incluido el uruguayo, comienzan por delinear cuando es que estamos ante una invención patentable. Expresa el art. 8 de la ley uruguaya que “son patentables las invenciones nuevas de productos o de procedimientos que supongan un actividad inventiva y sean susceptibles de aplicación industrial”. Así tenemos que los caracteres fundamentales del régimen de patentes pasan por tener: 1) una actividad inventiva 2) consagrada a algo nuevo y de carácter técnico 3) susceptible de aplicación industrial 4) que no esté excluido del régimen por otras razones, como las emergentes de los arts. 13 y 14 de la ley uruguaya. El carácter “novedad” se juzga en función del “estado de la técnica”. Puede inventarse algo sobre la base de redescubrir una técnica olvidada, en cuyo caso no es procedente patentar. Se entiende por “estado de la técnica”, fundamentalmente el conjunto de conocimientos técnicos que se han hecho públicos en cualquier parte del mundo antes de la fecha de presentación de la solicitud de patente. Es más o menos lo que expresa el art. 9 ley uruguaya, además de otros matices sobre los que no es del caso abundar ahora. Son casos de “divulgación previa” frustrante de una pretendida patente, entre otros, la publicación previa del mismo invento que se pretende patentar, aunque sea en tiraje reducido o cuando el inventor opta por presentar su invento en una exposición antes de patentarlo. También la comercialización de un bien que pone en juego la técnica novedosa, sin haber tomado la precaución de imponer la confidencialidad a la contraparte contractual. También configura un caso de “divulgación previa” obstativo de obtener un derecho de patentes, el depósito anterior en fecha de otra patente similar, aun cuando dicho depósito está enmarcado en la órbita del secreto profesional del registrador y –por tal razón- no debería considerarse un caso de divulgación previa. Prima en este caso la teoría anglosajona conocida bajo el nombre de “whole content approach”. Como en la práctica resulta dificultoso, por no decir imposible, apreciar en tiempo real este carácter de novedad asociado al “estado de la técnica”, los países han consagrado lo que se llama el “derecho de prioridad”, que en el Convenio de París se establece en 12 meses para las patentes y modelos de utilidad, así como 6 meses para las marcas y diseños industriales (art. 4 del Convenio). En cuanto a “actividad inventiva” se entiende por tal aquélla que, para un experto de la técnica de que se trate, no deriva de manera evidente del estado que presenta dicha técnica en un momento determinado que es el momento de solicitud de la patente (art. 11 ley uruguaya). Es la “no evidencia”, la “non obviousness” de los anglosajones. Las hipótesis sobran. Por ejemplo cuando alguien actúa “a contra corriente de todas las enseñanzas”, o “rompe con un proceso psicológico de razonamiento”. En cambio, si se trata de un “simple juego de operaciones de ejecución”, nos alejamos de la hipótesis inventiva. Altura inventiva, es la expresión común que se utiliza. La patente otorga un dominio sobre la invención, y por lo tanto sobre la técnica patentada. Ese dominio se traduce en un monopolio de fabricación y comercialización. Se trata, en otras palabras, de un derecho de propiedad con las tres prerrogativas clásicas de este derecho, que son las de usar, gozar y abusar (usus, fructus y abusus). Derechos que, además, su titular puede en forma más o menos amplia ceder a terceros (régimen de licencias). Es un régimen limitado en el tiempo: 20 años a partir de la fecha de la solicitud. El régimen se completa con un juego de acciones civiles y penales destinado a hacer respetar las prerrogativas conferidas, que incluye el comiso de los objetos elaborados en infracción y de los instrumentos utilizados en la elaboración (art. 106 ley uruguaya). La pena en el caso uruguayo es de 15 meses de prisión a 4 años de penitenciaría (art. 107). e. LOS CHIPS También denominados semiconductores o plaquetas. Nos referimos con la expresión, a los “circuitos integrados”, que consisten en minúscula placas de silicio sobre las que se graba un diseño a través del cual circulan los impulsos electrónico, los cuales – interconectados en su conjunto- hacen funcionar una computadora o sistema informático. A este diseño se le llama “topografía” o “máscara”, y su creación requiere grandes inversiones, pero en cambio su reproducción (autorizada o no) es relativamente sencilla. Lo cierto es que se trata de una creación que pone en juego más la inspiración autoral que la industrial. El Tratado de Washington de 1989 prevé un plazo de protección de 8 años. Los ADPIC o TRIPs le dedican toda una sección a este tipo de bienes informáticos (arts. 35 y sigtes. “esquemas de trazado –topografías- de los sistemas informáticos”), con un plazo mínimo de protección de 10 años, y distinguiendo actos lícitos de ilícitos sobre ellos. Puntos que serán desarrollados en “Tema 2 y sigtes” (ver calendario-programa) 2. LOS PROGRAMAS Y SISTEMAS 3. LOS BANCOS DE DATOS 4. LAS CREACIONES COMPLEJAS (páginas web…). 5. LA INFORMACIÓN Poco hay que agregar a lo que se expone en la DIAPO correspondiente al tema. Tan solo tener presente esa especie de duplicidad de naturaleza de la información, que cabalga en doble montura: - un derecho humano asociado a las libertades básicas del individuo en los estados democráticos (lo cual apunta a su uso libre) - un bien valioso que en muchos contextos llega a considerarse un activo económico de individuos, empresas, instituciones, etc. (como tal admite fórmulas de secreto-reserva-confidencialidad. Un muy buen texto doctrinario donde se explica con exactitud esta duplicidad, y porqué la “información” que no se traduce en obras de ingenio (propiedad intelectual) no puede ser apropiable sino tan solo controlable, se puede bajar de Internet: Manuel Heredero Higueras – “Derechos Inmateriales y Nuevas Tecnologías de la Información” en https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/248745.pdf