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tema 1 TEXTO AMPLIADO - informática y derechos patrimoniales

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Tema 1
INFORMÁTICA Y DERECHOS PATRIMONIALES
Documento ampliado de la PPT dada en clase
Autor: Marcelo Bauzá
I - INTRODUCCION
1. APROXIMACIÓN PRELIMINAR Y SISTEMÁTICA AL TEMA
El fenómeno de las tecnologías de la información y la comunicación, y con mayor
amplitud -si se quiere- las vastas repercusiones humanas de este fenómeno agrupadas
bajo el paradigma denominado “sociedad de la información”, han dado lugar a un
conjunto muy vasto de reflexiones y estatutos, de orden ético, social, económico,
cultural y jurídico.
En la órbita jurídica observamos una clara –aunque a veces no tanto- división entre un
“derecho público de la informática” y un “derecho privado de la informática”, ambos
formando parte de lo que a esta altura es voz consolidada en la región hispano parlante
como “derecho informático” o incluso “derecho de la informática”, expresiones, estas
últimas, que mí no me satisfacen totalmente, por entender que deberíamos estar
utilizando términos más omnicomprensivos, tales como “derecho de las tecnologías de
la información y la comunicación”, o bien “derecho informático, telemático y del
ciberespacio. Quizás, derecho cibernético, y hasta derecho digital; sobre todo a partir
del gran ensanche desencadenado por la implantación y amplia difusión social de las
redes abiertas de comunicación telemática.
Claro está que, siendo las nuevas –y algunas no tan nuevas- expresiones propuestas un
tanto extensas, no es fácil augurarles éxito de consolidación o divulgación mayor. Lo
cual no enerva –a mi juicio- la posibilidad de advertir que cualesquiera de las más
nuevas posean mayor grado comprensión y precisión que las impuestas, en cuanto a
abarcar los lindes reales que tiene actualmente la disciplina,. Una disciplina que, por
comodidad, auguramos se seguirá llamando por muchos años más “derecho
informático” o “derecho de la informática”, posiblemente (si no fuera larga, la mejor)
“derecho de las tecnologías de la información y comunicación” a pesar de los
formidables cambios y actualización de contenidos que ha experimentado en los últimos
años.
Volviendo a las nociones de “derecho público” y “derecho privado”, aplicados a los
fenómenos de la sociedad de la información, es interesante advertir algunos de los
grandes cortes temáticos por donde pasa la divisoria concreta cuando abordamos el
“derecho informático”.
Justamente el tema de la clase de hoy es un tema que podemos considerar como inicial –
siguiendo un orden lógico sistemático- dentro del desarrollo de los diferentes aspectos
que hacen al “derecho privado de la informática”. Esto dicho así como la otra cara del
fenómeno informático en la sociedad –los derechos humanos frente a la Informáticaque configura un núcleo duro y también inicial para la gran braza de asuntos agrupados
alrededor del “derecho público de la informática”.
Y digo a esto a conciencia de que hablar de “patrimonio”, por ejemplo y ateniéndonos al
tema básico o subyacente para la clase de hoy, no implica un cien por ciento de
alejamiento del campo del Derecho Público. Ello es así en mérito a dos razones que no
es del caso desarrollar ahora pero que convendría al menos dejar consignadas: la
primera razón es que el patrimonio es un atributo de la personalidad (junto al nombre, la
capacidad, el domicilio, la nacionalidad y estado civil), y a su vez la “personalidad” es
una noción jurídica de amplios encuadres tanto dentro del Derecho Privado como del
Derecho Público; la segunda razón es que las personas jurídicas de derecho publico
también poseen un patrimonio, con consideraciones jurídicas impregnadas de la
naturaleza y caracteres de este Derecho Público. Cuestiones ambas de las cuales infiero
y advierto que no cabría una consideración totalmente privatista en materia de
“derechos patrimoniales vinculados al campo de acción de la tecnologías de la
información y la comunicación”, que es en definitiva el tema a abordar hoy.
Con todo, y dejando a salvo las reservas atemperantes anotadas -por lo demás normales
en toda clasificación jurídica- hay que señalar que estamos igualmente ante un punto de
inflexión general. El punto de inflexión se compone de varios grados o escalas
sucesivos, y consiste en advertir que la materia “Derecho Informático”,
1º) tiene grandes sectores temáticos,
2º) estos sectores, de modo no siempre total pero en todo caso sí preferente,
encastran a veces en la zona del Derecho Público, y a veces en la zona del Derecho
Privado, y en ciertos casos en ambos según particiones internas (ej. la contratación
electrónica, que se focaliza en Derecho Privado, pero también tiene zonas de Derecho
Público –la licitación pública electrónica).
3º) finalmente, estos grandes sectores temáticos se conjugan adecuadamente
entre sí bajo un cierto orden racional o sistemático.
Sobre esto último me explicaré un poco mejor: así como los Derechos Humanos en la
Sociedad de la Información deben lógicamente estudiarse en un momento anterior o
preeminente respecto a toda otra cuestión o tema puntual de la naturaleza que sea
(incluyendo por ejemplo las cuestiones jurídicas vinculadas al expediente administrativo
electrónico, estando ambos grandes temas dentro del “derecho público de la
informática”), por otro lado, el estudio de los derechos patrimoniales emergentes de la
Sociedad de la Información configura también un capítulo racionalmente posterior al de
los “derechos humanos” antes consignados, y previo al de la contratación y la
responsabilidad civil informáticas, temas que junto a aquél y otros integran el “derecho
privado de la informática”.
Llegados a este punto se advierte con claridad que, en la medida que será la circulación
de cierto tipo de bienes propios o nacientes en la sociedad de la información, la que –en
última instancia- pondrá en juego y dará sustento ya sea a la contratación (en su
totalidad) como a
la responsabilidad civil (tanto la contractual como la
extracontractual), una cosa va necesariamente antes que otra. O sea que, para llegar a
estudiar con detención y entendimiento este fenómeno de la “circulación de bienes”
(llamémosle a éstos “bienes informáticos”, o “bienes informacionales”), en dirección
hacia el campo de los contratos y la responsabilidad civil, no hay otro camino racional
que comenzar por categorizar o encuadrar específicamente uno de los elementos
esenciales de la negociación como pueden ser los bienes en juego. Y si hablamos de
bienes hablamos de patrimonio, una de esas nociones consideradas como básicas o
fundamentales en el Derecho.
2. LA NOCIÓN DE PATRIMONIO
¿Qué es el patrimonio? Podemos definirlo como el conjunto de bienes, créditos,
derechos y obligaciones que forman parte, en tanto universalidad jurídica, del caudal
económico de una persona, y de la cual esta persona es titular teniendo por ello una
serie de derechos y obligaciones a su respecto.
Es evidente que las nociones jurídicas de bien y patrimonio poseen gran vinculación con
la Economía, de donde –en definitiva- estas nociones derivan luego hacia el campo del
Derecho. Para la Economía todo aquello que adquiere una medida de valor, oscilante en
función de su escasez y demanda, constituye un bien. Y el conjunto de estos bienes y
otras cosas más (deudas por ejemplo), conforma un patrimonio. Luego viene el
Derecho, y lo que hace es recoger un “interés social” en cuanto regular y proteger por
normativa eso que constituye “el patrimonio” (de un individuo, de una empresa, de una
comunidad, etc.), ofreciendo diversos marcos o instituciones jurídicas a su servicio, la
más conocida de ellas “el derecho de propiedad”.
Pero llegados a este punto, para avanzar hacia visiones más completas y ricas del tema
debemos introducirnos derechamente en los pormenores del patrimonio. Y lo haremos
directamente analizando los bienes propios de la sociedad de la información, o bienes
informáticos, o bienes informacionales. ¿Cuál es el marco regulador general, básico,
estatutario según nos gusta decir, de ese tipo de bienes?
Aquí también encontramos categorizaciones y clasificaciones que facilitan la
comprensión y el análisis de lo que hay en juego.
3. EL PATRIMONIO INFORMÁTICO
Puede decirse que el patrimonio informático está compuesto por aquellos elementos de
valor con algún contenido o asidero en la informática, pertenecientes a una empresa o
entidad cualquiera, y que cabe desglosar en cuatro grandes tipos o categorías de bienes:
1º) El material o equipamiento informático.
2º) Los programas y sistemas informáticos o de información (noción esta última, la de
“sistemas de información”, más amplia que la de “sistema informático”).
3º) Las creaciones informáticas complejas o especiales, como pueden ser las topografías
de los circuitos integrados, y una serie de “programas informáticos” que son algo más
que eso, y que podemos agruparlos bajo la impronta de “inteligencia artificial” (ej.
sistemas expertos).
4º) La información tratada a través de bases de datos clásicas o mediante tecnologías
multimedia. Pero igualmente la “información” considerada por si sola.
Para razonar acerca del estatuto jurídico de estas categorías patrimoniales, habrá que
razonar en términos fundamentalmente de “derecho de propiedad”, y más precisamente
en términos de “derecho/s de propiedad intelectual”. Incluso habrá que ver si todas estas
categorías antes expuestas, acceden realmente a un estatuto de protección jurídica de
“rango propietarista” (en otras palabras, si pueden realmente llegar a ser considerados
“bienes”, al menos con aspiración lograda de protección jurídica). De paso dejamos
advertido que existen otras vías jurídicas para rodear de protección legal cualesquiera de
esta clase de bienes, como son el campo de los contratos, de los cuasicontratos, de la
responsabilidad civil o penal, protecciones jurídicas todas estas últimas que se
denominan “no privativas”, para diferenciarlas del campo de la propiedad intelectual a
cuyo estatuto y regulación proteccionista se le adjudica la nota de “protección o reserva
privativa”.
Examinaremos (en esta clase y clases que siguen), cada una de estas categorías o
subdivisiones del patrimonio informático.
4. LA PROPIEDAD INTELECTUAL
Siguiendo el hilo del numeral inmediato anterior, cuando hablamos de “tutela del
Derecho”, es claro que –en línea de máxima aspiración- se busca dar entrada al
“derecho de propiedad”.
Ahora bien: el derecho de propiedad puede recaer sobre bienes corporales o
incorporales. Para los primeros existe una regulación jurídica de larga tradición
histórica, que ha permitido consolidar un cuerpo normativo extenso y estable en el
Código Civil, facilitada por la materialidad (aprehensión, circulación, etc., todas ellas
acciones visibles y regulables).
El Derecho Romano clasificaba el sistema jurídico en “personas”, “cosas o bienes” y
“actos y contratos”. En la mentalidad primitiva, no se iba –entonces- más allá de la
percepción material. Pero el problema en tiempos más modernos (podría decirse que
desde la invención de la imprenta de Gutenberg en el siglo XV), no se reduce a las cosas
materiales. Porque para considerar “bien” algo basta que sea “apropiable”; en todo caso
porque esa apropiación es impuesta en base a que su “escasez” determina que adquiera
“valor”.
Estos bienes así llamados “incorporales” o “inmateriales” o “intangibles”, también se
encuentran regulados por el Código Civil, pero en términos relativamente breves si se
considera la regulación de los corporales (ver arts. 460, 471 a 475).
Lo cierto es que el gran sistema jurídico de protección de los bienes incorporales, surge
con el desarrollo de la Propiedad Intelectual, que aún sin ser la única vía de protección
como hemos visto, de todos modos ocupa un lugar preponderante dentro del elenco de
protecciones posibles.
La FUNCIÓN de la Propiedad Intelectual puede decirse que ha sido y sigue siendo la de
apoyar (“dar coraje”) la creatividad y la inversión, con consecuentes derivaciones
benéficas en torno a la creación de empleo y competitividad a largo plazo.
Por un DESARROLLO básico y en términos pedagógicos, de lo que significa la
Propiedad Intelectual, sus conceptos y subdivisiones, nos remitimos al documento de
OMPI “¿Que es la propiedad intelectual? subido en la Plataforma del Curso, o también
recuperable
en
Internet
http://www.wipo.int/edocs/pubdocs/es/intproperty/450/wipo_pub_450.pdf
Este Derecho de la Propiedad Intelectual regula las creaciones de la mente, o sea las
invenciones, obras literarias y artísticas, símbolos, nombres e imágenes.
Y se divide en dos grandes categorías:
1) La propiedad industrial, que abarca las patentes de invención, marcas, diseños
industriales e indicaciones geográficas.
2) El derecho de autor que es central para este curso en su primer ítem (ya veremos
luego porqué) y que comprende dos subespecies
a) Por un lado el derecho de autor propiamente dicho, brindando un estatuto
proteccionista a los autores y causahabientes (a título singular o universal) sobre sus
obras literarias y artísticas;
b) Por otro lado los llamados “derechos conexos” que protege a los artistas,
intérpretes y ejecutantes, productores de fonogramas y organismos de radiodifusión.
II – LOS BIENES INFORMÁTICOS
1. EL MATERIAL O EQUIPAMIENTO INFORMÁTICO
A= MATERIAL INFORMATICO CONOCIDO Y VULGAR
En principio no hay mayor detenimiento de nuestro curso sobre este tipo de bienes. Se
trata de propiedad corporal: una computadora, una impresora, etc. Su propietario tendrá
iguales y ordinarios derechos que los que posee sobre el resto de sus bienes materiales.
Como cualquier bien mueble material, de la naturaleza que sea, podrá gozarlo y
disponer del mismo sin mayores limitantes o especialidades. No obstante, estudiaremos
con enfoque general y razonado el estatuto jurídico de este tipo de bienes, tanto el
conocido y vulgar como el nuevo.
B= MATERIAL INFORMATICO NUEVO
a- ENCUADRE GENERAL
Con todo habrá de tenerse presente el siguiente abordaje mínimo: la situación que
convoca atención y particularidad es cuando nos enfrentamos ante un bien informático
material nuevo, pero se trata de un invento como cualquier otro de la especie que sea.
Por lo tanto el material informático (tanto el conocido o vulgar como el novedoso) no
requiere atención especial del derecho informático. La situación como tal es considerada
jurídicamente a través de varias otras vías como decíamos antes.
En este punto hay que pensar que la protección de mayor rango para el material
informático novedoso viene del lado de la “propiedad industrial”, y más precisamente
del “derecho de patentes”. Sin perjuicio de poder acudirse también a los “modelos de
utilidad y diseños industriales”, como así también al “derecho de marcas”. Aunque
igualmente existen otras opciones que, en casos concretos y conforme las
circunstancias, pueden adquirir buena fuerza operativa, como es la opción del “secreto
industrial”, a más de las vías ya señaladas del contrato y la responsabilidad.
b- PROTECCIONES JURÍDICAS PERIFERICAS Y PROTECCIONES JURÍDICAS
CENTRALES
Para comenzar por las protecciones industrialistas de tipo periférico, advirtamos que una
buena aplicación del “derecho marcario”, e incluso del régimen jurídico vinculado a los
“modelos utilitarios y diseños industriales”, muchas veces puede suplir con creces la
tradicional patente o el secreto, por varias razones de orden práctico. Priorizando por
ejemplo la fidelidad de una clientela atrás de un nombre identificatorio más que la
novedad de un producto original (es lo que se logra a través del derecho marcario). O
bien apostando a defender una exclusividad sobre la fisonomía externa del bien más que
sobre su fórmula o contenido (es lo que se logra a través del régimen legal
proteccionista de los diseños industriales). Esto también sucede en la industria de la
informática, por ejemplo consagrando el monopolio sobre un nombre identificatorio de
productos indiferenciados o comunes (la industria del “clon”), o bien jugándose a
proteger un tipo de diseño ergonómico de avanzada, tanto o más que las performances
novedosas del equipamiento (algo ostensible en los más recientes teclados de los PC).
Son mecanismos jurídicos todos estos que acabamos de relevar (la marca, el modelo de
utilidad, el diseño industrial), que juegan en lo externo del material informático. Por lo
que una protección real de este tipo de bienes, es decir una protección que ingrese en la
técnica del producto e impida realmente que alguien se apropie del contenido intrínseco
de ese producto para plagiarlo, debe ser buscada por otras vías.
Aparece entonces como la opción básica, la elección entre el secreto y la patente. El
estatuto jurídico del equipamiento informático no posee diferencia alguna con el
estatuto jurídico de cualquier otro dominio de la industria. Esto significa que, si dejamos
a un lado las protecciones que denominamos “periféricas”, el inventor de una
computadora o una impresora, o de un componente original, tiene la opción entre
proteger su invento manteniéndolo en secreto (lo cual nos remitirá al derecho común,
civil-comercial-penal), o acudir a un derecho de excepción como es la propiedad
industrial estricta, esto es el “derecho de patentes”, para asegurarse la propiedad de ese
material.
c- LA VIA DEL “SECRETO”
En cuanto al “secreto” es una fórmula esencialmente defensiva. No crea ningún derecho
privativo en provecho de quien recurre a ella. Coca Cola ha edificado su imperio sobre
la base del secreto. Es algo que se gestiona. La protección es sobre todo de facto (hay
que saber guardar el secreto). Pero también es jurídica. Hay múltiples vías para ello, en
primer lugar el contrato, donde es perfectamente posible –cuando ello es necesarioestipular y asegurar la obligación de guardar silencio (cláusula de confidencialidad
sobre secretos industriales y comerciales). Con el asalariado, con el socio, con la
contraparte negocial.
En ausencia de cláusulas contractuales, las cosas serán menos evidentes ya que no hay
que perder de vista que la regla en la materia es el libre acceso a las ideas y
conocimientos (art. 19 de la Declaración de Derechos Humanos de 1948), cuando estas
ideas y conocimientos no se traducen en una obra o creación bajo estatuto privativo o de
reserva a favor de una clase de individuos acotada, como es el caso de la Propiedad
Intelectual en sus ambas ramas, Propiedad Industrial y Derechos de Autor, cuyas leyes
prevén normativa represiva (civil y penal).
A pesar de esta dificultad, y a falta de poder criticar el acceso mismo al conocimiento de
lo que alguien pretendía mantener en secreto, será la manera en que se vulnera dicho
secreto lo que al Derecho puede igualmente interesarle y reprimir. Por ejemplo cuando
esta conducta se da entre empresas competidoras, ganando espacios de mercado una en
desmedro de la otra a través del acceso de la primera a cierto método o procedimiento
(comercial o industrial) que la segunda venía manteniendo en secreto, y ocasionando
con ello perjuicios a la última. Se daría, de este modo, una hipótesis de concurrencia
desleal o ilícita, pasible de tratamiento y sanción jurídicos.
También es posible acudir al cuasi contrato de enriquecimiento injusto (1308 C.C.), que
entre otros encuadres constituye apoyatura del instituto jurisprudencial conocido bajo el
nombre de “parasitismo intelectual”. Ambas vías son posibles ante un caso de violación
de secreto comercial o industrial no protegido por leyes privativas, sin desmerecer las
dificultades que plantea ir contra prácticas que no están estrictamente prohibidas (por
ley o por un contrato), y por el contrario son propias del campo de la libertad humana.
El problema se plantea también con la protección jurídica de las creaciones informáticas
inmateriales, por lo que retomaremos su consideración al arribar al tratamiento de ese
tipo de bienes.
Como quiera que sea, la vía del mero secreto no es más que un paliativo, mayormente
vinculado a una estrategia de empresa que prefiere adoptar conductas de este tipo en vez
de acudir a los mecanismos de reserva legal propios del derecho de patentes.
Será el Derecho de Patentes, justamente, la verdadera y más extensa protección
específica para los bienes informáticos materiales, a cuya consideración pasamos.
d. EL DERECHO DE PATENTES
La industria informática, y aún los inventores aislados de componentes informáticos –si
todavía quedan-, se manejan como cualquier otro sector de actividad, de modo
prioritario, con el Derecho de las Patentes.
El Derecho de Patentes se caracteriza por ser un derecho fundamentalmente territorial,
si bien bastante difundido y reconocido en el mundo entero a través del Convenio de
París para la Protección de la Propiedad Industrial, de 20 de marzo de 1883, y sus
modificaciones. Y aunque existen posibilidades de extender algunos aspectos del
régimen a niveles internacionales, a través del Tratado de Cooperación de Patentes
suscrito en Washington y en vigor a partir del 24 de enero de 1978, y a nivel europeo a
partir de la Convención de Munich del 5 de octubre de 1973, sigue siendo en lo
sustancial un régimen de derecho nacional, bastante uniformizado por los factores
anotados.
No vamos a extendernos sobre el régimen específico de patentes en el derecho
uruguayo. Sí, en cambio, debemos considerar algunos pilares doctrinarios básicos como
también ciertas especificidades eventualmente a tener en cuenta a la hora de patentar
una obra industrial vinculada o afectada a la informática. Hablamos en este caso,
siempre de “computadoras” (simplificando), y no de “programas de computación”.
Para comenzar baste saber que Uruguay posee una ley de patentes, la ley Nº 17.164 del
2 de septiembre de 1999, y que el régimen de registro y contralor de las patentes corre
por cuenta de la Dirección Nacional de la Propiedad Industrial, dependiente del
Ministerio de Industria, Energía y Minería.
Estas notas generales que abordaremos, presentes en cualquier régimen jurídico de
patentes incluido el uruguayo, comienzan por delinear cuando es que estamos ante una
invención patentable. Expresa el art. 8 de la ley uruguaya que “son patentables las
invenciones nuevas de productos o de procedimientos que supongan un actividad
inventiva y sean susceptibles de aplicación industrial”.
Así tenemos que los caracteres fundamentales del régimen de patentes pasan por tener:
1) una actividad inventiva
2) consagrada a algo nuevo y de carácter técnico
3) susceptible de aplicación industrial
4) que no esté excluido del régimen por otras razones, como las emergentes de los arts.
13 y 14 de la ley uruguaya.
El carácter “novedad” se juzga en función del “estado de la técnica”. Puede inventarse
algo sobre la base de redescubrir una técnica olvidada, en cuyo caso no es procedente
patentar.
Se entiende por “estado de la técnica”, fundamentalmente el conjunto de conocimientos
técnicos que se han hecho públicos en cualquier parte del mundo antes de la fecha de
presentación de la solicitud de patente. Es más o menos lo que expresa el art. 9 ley
uruguaya, además de otros matices sobre los que no es del caso abundar ahora. Son
casos de “divulgación previa” frustrante de una pretendida patente, entre otros, la
publicación previa del mismo invento que se pretende patentar, aunque sea en tiraje
reducido o cuando el inventor opta por presentar su invento en una exposición antes de
patentarlo. También la comercialización de un bien que pone en juego la técnica
novedosa, sin haber tomado la precaución de imponer la confidencialidad a la
contraparte contractual.
También configura un caso de “divulgación previa” obstativo de obtener un derecho de
patentes, el depósito anterior en fecha de otra patente similar, aun cuando dicho
depósito está enmarcado en la órbita del secreto profesional del registrador y –por tal
razón- no debería considerarse un caso de divulgación previa. Prima en este caso la
teoría anglosajona conocida bajo el nombre de “whole content approach”.
Como en la práctica resulta dificultoso, por no decir imposible, apreciar en tiempo real
este carácter de novedad asociado al “estado de la técnica”, los países han consagrado lo
que se llama el “derecho de prioridad”, que en el Convenio de París se establece en 12
meses para las patentes y modelos de utilidad, así como 6 meses para las marcas y
diseños industriales (art. 4 del Convenio).
En cuanto a “actividad inventiva” se entiende por tal aquélla que, para un experto de la
técnica de que se trate, no deriva de manera evidente del estado que presenta dicha
técnica en un momento determinado que es el momento de solicitud de la patente (art.
11 ley uruguaya). Es la “no evidencia”, la “non obviousness” de los anglosajones. Las
hipótesis sobran. Por ejemplo cuando alguien actúa “a contra corriente de todas las
enseñanzas”, o “rompe con un proceso psicológico de razonamiento”. En cambio, si se
trata de un “simple juego de operaciones de ejecución”, nos alejamos de la hipótesis
inventiva. Altura inventiva, es la expresión común que se utiliza.
La patente otorga un dominio sobre la invención, y por lo tanto sobre la técnica
patentada. Ese dominio se traduce en un monopolio de fabricación y comercialización.
Se trata, en otras palabras, de un derecho de propiedad con las tres prerrogativas clásicas
de este derecho, que son las de usar, gozar y abusar (usus, fructus y abusus). Derechos
que, además, su titular puede en forma más o menos amplia ceder a terceros (régimen
de licencias).
Es un régimen limitado en el tiempo: 20 años a partir de la fecha de la solicitud. El
régimen se completa con un juego de acciones civiles y penales destinado a hacer
respetar las prerrogativas conferidas, que incluye el comiso de los objetos elaborados en
infracción y de los instrumentos utilizados en la elaboración (art. 106 ley uruguaya). La
pena en el caso uruguayo es de 15 meses de prisión a 4 años de penitenciaría (art. 107).
e. LOS CHIPS
También denominados semiconductores o plaquetas. Nos referimos con la expresión, a
los “circuitos integrados”, que consisten en minúscula placas de silicio sobre las que se
graba un diseño a través del cual circulan los impulsos electrónico, los cuales –
interconectados en su conjunto- hacen funcionar una computadora o sistema
informático.
A este diseño se le llama “topografía” o “máscara”, y su creación requiere grandes
inversiones, pero en cambio su reproducción (autorizada o no) es relativamente sencilla.
Lo cierto es que se trata de una creación que pone en juego más la inspiración autoral
que la industrial.
El Tratado de Washington de 1989 prevé un plazo de protección de 8 años.
Los ADPIC o TRIPs le dedican toda una sección a este tipo de bienes informáticos
(arts. 35 y sigtes. “esquemas de trazado –topografías- de los sistemas informáticos”),
con un plazo mínimo de protección de 10 años, y distinguiendo actos lícitos de ilícitos
sobre ellos.
Puntos que serán desarrollados en “Tema 2 y sigtes” (ver calendario-programa)
2. LOS PROGRAMAS Y SISTEMAS
3. LOS BANCOS DE DATOS
4. LAS CREACIONES COMPLEJAS (páginas web…).
5. LA INFORMACIÓN
Poco hay que agregar a lo que se expone en la DIAPO correspondiente al tema. Tan
solo tener presente esa especie de duplicidad de naturaleza de la información, que
cabalga en doble montura:
- un derecho humano asociado a las libertades básicas del individuo en los estados
democráticos (lo cual apunta a su uso libre)
- un bien valioso que en muchos contextos llega a considerarse un activo
económico de individuos, empresas, instituciones, etc. (como tal admite
fórmulas de secreto-reserva-confidencialidad.
Un muy buen texto doctrinario donde se explica con exactitud esta duplicidad, y porqué
la “información” que no se traduce en obras de ingenio (propiedad intelectual) no puede
ser apropiable sino tan solo controlable, se puede bajar de Internet:
Manuel Heredero Higueras – “Derechos Inmateriales y Nuevas Tecnologías de la
Información” en
https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/248745.pdf
Descargar