Ernesto_Lugo_2

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Lectura de evangelización en la Nueva España
Pilar Gonzalbo
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Lectura y catequesis
En esta parte del texto nos menciona quienes eran ya los que enseñaban a los
indígenas la nueva lengua y la nueva religión a partir de la llegada de los
conquistadores. Las personas dedicadas a ello, eran frailes y clérigos amantes
de las letras. Los libros ya no estaban en los monasterios y universidades,
ahora ya estaban en el equipaje de los burócratas y misioneros, lo que permitía
la enseñanza a donde fueran. No solo había textos teológicos, había también
novelas, libros de medicina, obras poéticas, entre otras, producidas en Europa
o ya en la Nueva España
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Los recursos didácticos de la evangelización
Entre los recursos didácticos nos habla ya de que no solo los frailes
enseñaban, también gente externa, hasta los mismos indígenas practicaban el
catecismo. Los hijos de caciques y principales, eran recogidos y llevados a
conventos para convertirlos en calpixques y temachtianis, (fiscales y maestros)
también al concluir el catecismo podían convertirse en auxiliares de párrocos y
doctrineros.
El auge de esto fue entre 1530 y 1555, pues los indígenas ya contaban con
catecismos, confesionarios y libros en sus propias lenguas, lo que les
propiciaba un buen aprendizaje. Dado que los misioneros no lograban mucho
queriéndolos hacer hablar castellano, se dedicaron a aprender la lengua,
obteniendo la solución a sus problemas, después de eso no se limitaron y al
haber comprendido la lengua, crearon metáforas y se adecuaron a las
expresiones de los nativos.
Entre 1539 y 1585 se imprimieron doctrinales en cifras estratosféricas, hasta
que, el Santo Oficio en 1571 comenzó con la censura de los libros. Mientras
que Fray Bernardino de Sahagún y Alonso de Molina, estaban a favor de los
libros jeroglíficos de introducción a la cristiandad, otros frailes de la orden de
Santo Domingo como Juan de la Cruz y Domingo de la Anunciación opinaban
en contra y sugerían que fueran retirados de manos de los nativos.
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La adaptación de la escritura jeroglífica
Creación de Fray Jacobo de Testera, idea los jeroglíficos de manera que sean
familiares a los indios y puedan expresar el evangelio.
El catecismo de Fray Pedro de Gante y los restantes, se sabe que están en
bibliotecas nacionales y extranjeras, muestra diferentes formas de expresar
una misma idea de conceptos abstractos.
La producción de textos jeroglíficos fue demasiado baja y en su lugar entraron
estampas con dibujos y con bastante color, con lo que expresaban con mayor
facilidad la doctrina a los indígenas, y por ende al ser estampas quedaban
exentas de las prohibiciones del Santo Oficio.
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Doctrinas para evangelizadores y neófitos
En esta parte del texto nos explica la autora que la imprenta novohispana que
había surgido en 1539 era insuficiente para satisfacer las necesidades de los
lectores que en su mayoría eran exclusivamente españoles.
También nos explica lo que hizo Juan de Zumárraga, eran algo que se conocía
como cartillas y que consistían en dos pliegos doblados en cuatro u ocho
partes para formar libritos de ocho o dieciséis hojas, todo dependiendo del
formato.
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Los textos de los franciscanos
Fray Juan de Zumárraga redactó la Doctrina breve muy provechosa y que
circuló durante veinte años y luego fue prohibida en 1599, pues coincidía con la
hecha por Constantino Ponce de la Fuente quien fue quemado por la
Inquisición.
En 1543 y 1546 Zumárraga publicó otras dos doctrinas breves en forma de
sermones que no reducían el aprendizaje a la simple memorización de textos
que eran obligatorios dado que los hacia más comprensibles, debido a que
estaban en castellano no llegaron a los indios.
Fray Bernardino de Sahagún también escribió Coloquios de los doce primeros
misioneros de México en el cual exponía como fue la evangelización en la
Nueva España. Este texto jamás se imprimió pues Felipe II lo declaró
prohibido.
En contraste con esto, Fray Pedro de Gante escribió todos sus textos en
Náhuatl, eran con jeroglíficos pues muchos no entendían el castellano.
El catecismo de Alonso de Molina fue el más empleado en sus formas breve y
amplia, fue todo un éxito empleado en todo el virreinato por los Franciscanos.
Maturino Gilberti escribió también un catecismo, pero este fue escrito para los
nativos de Michoacán, por lo tanto estaba en lengua purépecha, de grueso
volumen y dividido en dos partes. Fue así como Gilberti fue procesado por la
Inquisición. Después de 15 años se permitió el uso de los ejemplares, los
cuales jamás dejaron de ser usados por su orden.
Existieron muchas otras doctrinas hechas por ellos, pero no se puede
comprobar su existencia así que solo se conocen por referencias.
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Catecismos de Dominicos y Agustinos
Respecto a los textos realizados por ellos, esta lectura no fue tan de mi agrado
pues hablan acerca del canibalismo y de las formas en que querían instruirlos
de forma agresiva, por lo tanto no tomaré énfasis en esta parte del texto.
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Religión y urbanidad en los hospitales de Santa Fe
Eta fue empleada por Vasco de Quiroga en la mitad del siglo XVI y que decía
debía manejarse perpetuamente y con toda diligencia en el pueblo, manejando
la doctrina “moral y exterior” como manual de urbanidad y compostura que da
aprecio a las normas superficiales y de exaltación de las apariencias, además
de contenido pedagógico hacia el comportamiento visible, con normas de
convivencia. Dejaron de circular estos catecismos veinte años después de que
Quiroga falleciera debido a que el Tercer Concilio Mexicano lo decreto.
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El Tercer Concilio Provincial y la unificación de textos
Debido a que cada orden tenía su propio catecismo, el Concilio buscó unificar
todos e imponer un solo texto hecho por los conciliares, fue redactado por Juan
de la Plaza. No se encontraron ejemplares de dicho catecismo, pero se cree
era parecido al de Geronimo Ripalda en España. El texto de Ripalda suspendió
nuevas ediciones durante más de veinticinco años y no se conocen
traducciones del mismo antes de 1687.
Esto no quiere decir que haya existido la escasez de los textos, pues llegaban
desde España, se redujo la instrucción a los indígenas.
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La doble utilidad de los confesionarios
En esta parte habla de las tareas pastorales, como los bautizos, las
confirmaciones y la cristiandad, descubriendo así que los indígenas iban
uniéndose más a la fe y a la inclusión de nuevos cristianos.
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La penitencia como practica cristiana
En este capítulo se habla de que los catecismos, se supone se usaron
ininterrumpidamente al menos hasta el siglo XVIII, el modelo que se usaba era
el de los franciscanos pues se apegaba más a lo que el Concilio requería.
En ocasiones el sacerdote que llegaba al pueblo, juntaba a todos y les leía a
todos en voz alta el texto preparatorio para la penitencia, que a continuación se
disponían a escuchar confesiones y resolver dudas y diferencias que
planteaban.
A partir de siglo XVII los clérigos eran los únicos lectores de confesionarios.
Puedo decir que este texto se me hizo muy ameno y nada aburrido, pues así
comprendo más como fue formándose una evangelización en la Nueva
España, hoy México.
La primera imprenta en México y sus oficiales
Clive Griffin
El primero en poner una imprenta en México fue la dinastía Cromberger de
origen Alemán, en México pusieron su segunda imprenta pues la primera se
encontraba en Sevilla.
La primera imprenta americana fue establecida en 1539 por el italiano Giovanni
Pauli, mejor conocido como Juan Pablos. Al ver que faltaban tipografías Fray
Juan de Zumárraga pidió al consejo de Indias la creación de la primera
biblioteca en la Nueva España, después visitó a Cromberger en Sevilla y le
compro los primeros libros de la biblioteca.
Cromberger tenía intereses comerciales en América, por lo que Zumárraga lo
invitó a fundar la primera imprenta de México
Cromberger trabajaba también con Pablos en la Nueva España, junto con el
esclavo de Cromberger.
Esta imprenta era la única autorizada en la Nueva España, la cual en un
principio tuvo problemas en los primeros años, por lo que es poco probable
fuera rentable.
En 1545 fallece Cromberger y se queda al mando de la imprenta Juan Pablos,
que junto con Espinosa logró el permiso de la corona para continuar en
servicio, compro a la familia del alemán cincuenta y seis arrobas de metal, asi
como otros moldes de letras. Con esto abrió su segunda imprenta en la Nueva
España.
Con ello puedo concluir que sin la imprenta establecida en México hubiéramos
perdido mucha parte de la historia, uniéndolo con las doctrinas que se
imprimían en España y las de la Nueva España como lo mencioné en el texto
anterior
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