Los pobres, grandes perjudicados del cólera A lo largo de los años hemos aprendido y escuchado hablar de las grandes enfermedades que azotaron al mundo. Sin embargo, tenemos que resaltar que hay sectores que la pasaron peor que otros, y aun así terminaron cargando con la responsabilidad del agravamiento de las crisis sanitarias. El Perú también sufrió epidemias como el cólera, en ese sentido ¿Por qué los pobres fueron los grandes perjudicados del cólera? Hay muchas razones que explican el porqué, pero señalaré las siguientes: El escenario de crisis de los años 90’s y el poco acceso a servicios de saneamiento ambiental. El escenario de crisis de los años 90’s. Según nos cuenta Cueto, M. (1997) “Los gastos en salud representaban en 1991 apenas el 23,56% de lo que el Estado gastó en ese rubro en 1980” Asimismo, ese porcentaje tan bajo se podría justificar con la crisis e hiperinflación que dejó el gobierno de García, lo que conllevó a que muchos servicios dados por el Estado, entre ellos el sector salud, colapsaran. Se tomaron medidas para combatir la crisis “… a través de devaluaciones, ajustes fiscales, alzas de precios, impuesto elevados, entre otras medidas” (Lossio, J. y Barriga, M. 2017) No obstante, no se tuvo éxito, es más, lo que consiguieron fue golpear a la sociedad afectándola directamente en su alimentación. Lo que para la burguesía significaba gastar un poco más de dinero, para los más pobres era abastecerse de comidas y bebidas de la calle a un bajo precio y con una dudosa procedencia. Exponiéndose en mayor medida a enfermar del cólera. El poco acceso a servicios de saneamiento ambiental. Esta situación daba lugar a que enfermedades diarreicas, que compartían un origen ambiental parecido al del cólera, junto a enfermedades respiratorias, sean las principales causas de la mortalidad infantil. Y es que “Solo el 55.4% de viviendas en el país contaban con conexiones de agua y desagüe, y el 51.6% carecía de este último servicio” Lossio, J. y Barriga, E. (2017), esto quiere decir que la mitad de la población —sin sorprendernos que gran parte del porcentaje sean personas pobres— evacuaban en ambientes antihigiénicos. En la zona de la selva, una de las zonas rurales más olvidadas por el Estado, se vieron casos exuberantes por cólera, al no tener un saneamiento ambiental acorde e infraestructuras de salud idóneas, su tasa de mortalidad era superior a comparación de otras regiones. Aun así, el discurso que brindaba el Gobierno, de ese entonces, era cambiar los hábitos de higiene individuales y mejorar el trato con enfermos por cólera. Casi olvidando, burlescamente, que los sectores vulnerables no tenían los privilegios de acceder a agua potable y sistemas de alcantarillado que les permitiera mantener hábitos de higiene adecuados para combatir la enfermedad. Y como menciona Cueto, M. (1997) “El cólera reveló brutalmente las diferencias en las condiciones de vida urbana de los peruanos”. El éxito de las medidas exigidas por el gobierno dependió del actuar individual de cada persona, y no gracias a la modificación de infraestructuras que provocaron la agravación de la epidemia. En conclusión, la crisis financiera y la pobreza iban de la mano para agravar la situación sanitaria en la época del cólera en el Perú. Indirectamente, se estuvo culpando a los pobres por ser pobres y no tener conocimientos básicos en su higiene, por ser ignorantes y, hasta, de ser irresponsables. De lo que no se habla es que este sector, por cuestiones de cubrir sus necesidades, recurren y se ponen en situaciones de riesgo con tal de tener un poco más de solvencia económica. El cambio buscado en los hábitos y no esforzarse por ayudar a que la raíz de la enfermedad, el deterioro en el saneamiento ambiental, se arranque de a pocos, es la línea que aun separa los privilegios entre ricos y pobres, convirtiendo a estos últimos en personajes secundarios de la sociedad que cargan con la culpa de ser el origen de una epidemia. Por lo que la recomendación al Gobierno es que no olvide a los sectores de la población vulnerable, que invierta más en el saneamiento y en infraestructuras de salud, y que, además, popularice la cultura de la buena higiene en escuelas y otras instituciones, para que esta situación de desigualdad de privilegios no exista en un futuro. Referencias: Cueto, M. (1997). Culpando a las víctimas: El cólera de 1991. En el regreso de las epidemias. Salud y sociedad en el Perú del siglo XX (pp. 174-218). Instituto de Estudios Peruanos. Lossio, J. y Barriga, E. (2017). Salud pública en el Perú del siglo XX: paradigmas, discursos y políticas Pontificia Universidad Católica del Perú. Instituto Riva-Agüero, pp. 114. Recuperado el 22 de 09 del 2020 de: https ://ira.pucp.edu.pe/biblioteca/wpcontent/uploads/sites/4/2017/02/Saludpublica-en-el-peru-del-siglo-XX.pdf Lossio, J. y Barriga, E. (2017). Salud pública en el Perú del siglo XX: paradigmas, discursos y políticas Pontificia Universidad Católica del Perú. Instituto Riva-Agüero, pp. 112-113. Recuperado el 22 de 09 del 2020 de: https ://ira.pucp.edu.pe/biblioteca/wpcontent/uploads/sites/4/2017/02/Saludpublica-en-el-peru-del-siglo-XX.pdf