Subido por Julio Alcantara

Analisis Riesgos

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Los pasos son los siguientes. Identificar los riesgos y las oportunidades, evaluar su
impacto o importancia y decidir si vamos a abordar el riesgo o la oportunidad, así como
las acciones que serán necesarias.
Para analizar los riesgos lo más lógico sería utilizar un criterio de probabilidad-impacto.
Por lo tanto, debería abordar aquel que tenga la relación más alta entre la probabilidad
de que aparezca el riesgo y el impacto negativo en la organización en caso de
producirse. Aunque existen multitud de métodos y fórmulas más exhaustivas y
complejas, un ejemplo sencillo para llevar a cabo este análisis sería:
Probabilidad:
Riesgo alto: Riesgo que ha aparecido en los últimos 12 meses o podría aparecer en
los próximos 12 meses.
Riesgo medio: Riesgo que ha aparecido en los últimos 24 meses o podría aparecer
en los próximos 24 meses.
Riesgo bajo: Riesgo que ha aparecido en los últimos 36 meses o podría aparecer en
los próximos 36 meses
Impacto:
Alto: La aparición del riesgo causaría un impacto de más de un 15% en la facturación.
Medio: La aparición del riesgo causaría un impacto de entre un 5% y un 15% en la
facturación.
Bajo: La aparición del riesgo causaría un impacto de menos de un 5% en la
facturación.
Al igual que con los riesgos, podemos analizar las oportunidades en función de su
viabilidad e impacto, mediante esta otra matriz y así poder priorizar cuáles abordar:
Ya sea mediante este sistema u otro más elaborado, una vez analizados y
categorizados, sabremos qué riesgos u oportunidades abordar. Es lógico pensar que
primero abordaremos aquellos riesgos críticos y significativos, así como las
oportunidades trascendentes o prioritarias, antes que el resto, pues abordarlos
provocarán mayor impacto en nuestra organización.
Los riesgos triviales o tolerables no requieren medidas específicas, pues se supone
que los tenemos controlados. Los riesgos moderados, requerirán un análisis de
decisión más profundo, en función de la relación coste-tiempo y resultado esperado de
la aplicación de las acciones necesarias para abordarlos. Con las oportunidades nos
pasa lo mismo. Las oportunidades inviables o poco abordables deberíamos
desestimarlas y las potenciales, analizarlas en función del esfuerzo que nos conllevará
abordarlas y el resultado esperado.
Como hemos ido repitiendo a lo largo de este post, abordar riesgos y oportunidades
requiere acciones. Esas acciones requieren una planificación, un plan de acción. En
ese plan de acción debe estar reflejado el objetivo a conseguir, las acciones necesarias
para alcanzar ese objetivo, los plazos y fechas concretas para llevar a cabo esas
acciones, el o los responsables, los recursos materiales, económicos y humanos
necesarios; así como un indicador asociado al objetivo a conseguir, para poder saber,
de forma periódica, si nuestro plan de acción está consiguiendo el efecto deseado. No
se olviden, siempre por escrito y debidamente consensuado y comunicado a todos los
implicados.
Una vez llevado a cabo ese plan de acción, llega la hora de analizar si el resultado de
esas acciones ha sido eficaz, es decir, si las acciones llevadas a cabo han servido para
disminuir el riesgo o para aprovechar la oportunidad detectada. Si vuelve a analizar los
riesgos u oportunidades con la misma metodología expuesta anteriormente y la
relación probabilidad-impacto, en el caso de los riesgos, o viabilidad-impacto, en el
caso de las oportunidades, ha disminuido; sabrá que las acciones para abordarlos han
sido eficaces. Si no, deberá llevar a cabo otro tipo de acciones, de nuevo, para
abordarlos, pues su primer plan no ha servido.
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