Subido por jaikua.justicia

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Abordar las luchas y tensiones que ha recorrido la justicia propia de las
comunidades indígenas en Colombia a partir de una lectura de los estudios
culturales latinoamericanos invitaría a pensarnos ésta en cuanto una
construcción que ha estado atravesada por estructuras y prácticas que dan
cuenta de la existencia de una colonialidad del poder, el saber y el ser en
conexión con tres de las disputas que hasta hoy se dejan sentir como herencias
coloniales en América Latina, como son: el racismo, el eurocentrismo
epistémico y la occidentalización violenta o consentida de los estilos de vida.
Desde esta perspectiva algunas de las construcciones conceptuales que frente a
estas manifestaciones de la triple colonialidad podríamos mencionar tenemos
las siguientes:
En relación a la colonialidad del poder y trayendo algunas comprensiones que
nos lega Anibal Quijano podríamos decir que ésta se relaciona con un tipo de
clasificación social establecida en el siglo XVI según la cual, la concentración
de riqueza y pri-vilegios sociales en las colonias, al igual que la división social
del trabajo, se define conforme a la raza y el fenotipo de los individuos: blancos
en la cúspide, luego los indios y por último los negros. Por otro lado, Santiago
Castro-Gómez plantea que la colonialidad del poder no se expresa sólo en el
racismo, sino también en el blanqueamiento cultural, es decir, en la aspiración
a imitar o filiarse imaginariamente a modelos occidentales europeos y
estadounidenses en todas las áreas de la vida.
Por otro lado, la colonialidad del saber se refiere al modo en que la racionalidad
tecno-científica es un factor determinante en la generación y expansión del
colonialismo europeo y se convierte, desde el siglo XVIII, en el único modelo
válido de producción de conocimientos, dejando por fuera cualquier otro tipo
de epistemes tradicionales o ancestrales generadas en las colonias. La expansión
colonial europea en las Américas, supone así un combate contra la multiplicidad
epistémica del mundo y la imposición de una sola forma válida de producir
conocimientos, tenida ahora como universal. Asimismo, el conocimiento asume
una clara dimensión geopolítica, en donde, todo conocimiento tenido por válido
es generado primero en los centros de poder del sistema-mundo para luego,
desde allí, ser distribuido desigualmente hacia las periferias que se limitan a ser
receptoras, pero nunca productoras de ese conocimiento.
Desde las reflexiones que han realizado académicos latinoamericanos adscritos
a posturas decoloniales se ha entendido que el sometimiento de las poblaciones
latinoamericanas a las lógicas coloniales se ha hecho a través de la violencia, la
mayoría de las veces esgrimiendo como argumento la superioridad de los modos
de vida occidentales, que tiene como base lo que Enrique Dussel (1992) llama
el ego conquiro (yo-conquisto). Siendo esta la lógica la que autores como
Nelson Maldonado-Torres han denominado la colonialidad del ser, donde el ser
es un atributo que le pertenece al colonizador, mientras que las poblaciones
coloniales lo que les caracteriza es el no-ser y por tanto carecen de mundo. De
otro lado, también existen posturas analíticas críticas que haciendo uso del
concepto “biopolítica” de Foucault, han mostrado como a partir del siglo XVIII
el sometimiento a las lógicas coloniales se ha hecho también por medios no
coercitivos a partir de la producción sistemática de una ontología social urbana,
de unas formas de ser-en-el-mundo, que atan las estructuras de la subjetividad
al capitalismo y a los procesos de industrialización permitiendo percibir la
colonialidad -del ser-, no como algo que solo oprime sino también como algo
que se desea.
Ver menos
Al espíritu de tabaco se lo llama “el ojo que ve, el oído que escucha”.
"Más adelante se formará como Cosa verdadera. Más adelante usted la verá como Cosa
verdadera. Hasta aquí habla el espíritu de tabaco. Este espíritu habló de rafue, de cómo la
Palabra se transforma en Cosas. Dice tres cosas: (1) que las Cosas de la Palabra de vida
necesitan tiempo para formarse (2) que esas Cosas de vida son sutiles, se perciben
primero como un aliento, como un olor y que cuando ya se formen, finalmente se verán. El
modelo para entender este proceso está dado en el título del texto: “El sembrador de
verdadera semilla”; una semilla es pequeña y sutil (en ella todavía no se ven los frutos o el
árbol); necesita tiempo para formarse; y cuando finalmente se forma, la planta y los frutos
se ven como algo real. Ki-nerai- anuncia que el espíritu terminó de hablar: Ya terminó. Ya
la nariz sintió, y el oído. Hasta aquí llega la parte del texto, en la cual el espíritu de tabaco
se manifiesta y habla. En la parte Ki-nerai- saca una enseñanza para las generaciones
futuras. Ya no es el espíritu quien habla, sino la propia conversación de Ki-nerai-.
Comienza entonces por decir: De la misma manera, esto todavía son palabras vanas.
Cuando el rafue comienza se corre el peligro que la Palabra no sea más que “palabras
vanas” que no se formarán como Cosas de vida, que no se verán como realidad – “pura
conversación”. La diferencia entre “pura conversación” y propio rafue es que quien
produce esa Palabra ya se ha demostrado como poseedor de la capacidad de llevar a cabo
su Palabra. Ki-nerai- entonces se presenta a sí mismo como alguien capaz de “sostener” la
Palabra.
En quien lo ha recibido, se demuestra, en quien no lo ha recibido, no se demuestra. Así sus
hijos y nietos podrán saber que esa Palabra es cierta, porque lo han visto. Ki-nerai- está
diciendo que aunque esa Palabra de vida parece que ya no existe, él si tiene la semilla y la
está depositando de nuevo. Y si se trabaja con los jóvenes esa semilla brotará de nuevo, y
esa palabra la verá, y esa palabra la escuchará. Y si nosotros queremos creer, como
muchos, que eso ya se perdió, debemos releer donde dice "Por eso, [aunque] ustedes
dicen que no existe, sí existe. Por eso, el que solamente escucha eso de nombre, diciendo
que no hay nada, lo deja, y en lo que deja botado, después brota esa [semilla]. Eso es lo
que hay para contar"
[...] "por eso al espíritu de tabaco se lo llama “el ojo que ve, el oído que escucha”. Cuando
en el corazón se “cazan” los sentimientos perturbadores, allá afuera en el monte un
animal va a caer en la trampa. Esta clase de cacería es central en la palabra de coca y
tabaco. Siempre que una persona se empeña en un buen trabajo, dice Kinerai-, los
problemas y envolates no demoran en aparecer, bien sea externamente, como animales
“celosos” (urima) o brujería de otra por eso al espíritu de tabaco se lo llama “el ojo que ve,
el oído que escucha”. Cuando en el corazón se “cazan” los sentimientos perturbadores, allá
afuera en el monte un animal va a caer en la trampa. Esta clase de cacería es central en la
palabra de coca y tabaco.
Palabra compartida del texto Tabaco frío coca dulce Palabras del anciano Ki-nerai- del
pueblo
murui-muinane (Cananguchal).
Ir al otro y volver del otro, no es un problema intelectual,
es un problema del corazón, claro que uno puede estudiar al otro,
es más, es su deber hacerlo, pero comprenderlo es algo distinto;
conocer la vida de los pueblos,
hacer la pregunta necesaria que conduzca al saber,
no sale del conocimiento de los científicos sino del corazón del hermano o de la hermana.
Abadio Green, Indígena / Olo Tule/,
del libro - "Historia y Cultura del Pueblo Olo Tule de Ipkikuntiwala",
Iván D. Espinosa Peláez.
Suárez Higuera, Edgar Gabriel, (2020), Una Reinterpretación Pictográfica de la Espiral en Algunas
Culturas Indígenas de Colombia. En: Linguist.lit. no.77 Medellín Jan./June 2020.
Las autoridades espirituales de los pueblos identifican las consecuencias y a su vez se encargan de
intervenir en las situaciones causadas por la Mala Muerte. En el proceso de restitución de tierras
del resguardo Embera Chamí de San Lorenzo, ubicado en el departamento de Caldas, se puede ver
con claridad cómo la muerte, a raíz de la guerra, altera los tiempos de la Vida y la Muerte.
Entre las décadas de 1980 y 1990, la expansión de los grupos guerrilleros como las FARC-EP y el
EPL en la región de Caldas, junto con el posterior arribo de las fuerzas paramilitares, generaron
fuertes disputas armadas sobre los territorios indígenas, usados como corredor estratégico entre
la región central y pacífica. La muerte violenta aumentó considerablemente en la región. Apenas
en el Resguardo de San Lorenzo se habla de, por lo menos, quince fosas comunes. Al ser los
cuerpos sembrados “sin una despedida, [han causado] un desequilibrio en el territorio y en su
espíritu” (El Espectador, 2016, 26 de junio).
Conceptuar justicia no es una tarea fácil. Muchos filósofos la describieron a lo largo de millares de
años – Aristóteles, Platón, Hobbes, Rawls, Ulpiano, Tomás de Aquino, entre muchos otros, y la
verdad es que no se puede explicar de forma única o simple, hay siempre que tener en mente un
determinado enfoque. En ese sentido es normalmente aceptable dividir la justicia en cuatro tipos:
distributiva, procesal, retributiva y restaurativa.
Los cuatro tipos de justicia
Justicia distributiva
Por justicia distributiva se entiende la distribución igualitaria de los bienes en la sociedad. Para
muchos es la justicia por la cual deberían preocuparse los gobernantes para promover una vida
digna y de bienestar a todos los ciudadanos.
Justicia procesual
La justicia procesual se encarga de garantizar que todas las personas sean tratadas de forma que
merezcan con base en sus acciones, ya que todo individuo acepta implícitamente ciertos deberes
cuando hace parte de una sociedad.
Justicia retributiva
La justicia retributiva se preocupa en garantizar que las personas sean tratadas del mismo modo
como tratan a otros, permitiendo así que un individuo que provoque injusticia agresión sea
debidamente punido por las leyes definidas por la propia sociedad.
Justicia restaurativa
Finalmente, la justicia restaurativa posee enfoque en la víctima y el interés de la sociedad en
restituir a una persona que sufrió injusticia el equilibrio emocional que puede tener perdido, bien
como intenta que el agresor consiga percibir lo malo que causó.
Se ve, por lo tanto, que la dificultad de definir justicia deriva del hecho de involucrar inúmeros
conceptos subjetivos como la ética, la moral, el sentido de equidad y tantos otros.
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