Subido por Sofia Pollastrini

Veron - Los contratos asociativos - Consorcios de cooperacion 2016

Anuncio
Voces: CONTRATO ~ CONTRATOS ASOCIATIVOS ~ CONSORCIO DE PROPIETARIOS ~
UNIFICACION CIVIL Y COMERCIAL ~ CODIGO CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACION ~ PERSONA
JURIDICA ~ SOCIEDAD COMERCIAL ~ NEGOCIO EN PARTICIPACION ~ AGRUPACIONES DE
COLABORACION ~ UNIONES TRANSITORIAS ~ FORMA DEL CONTRATO ~ INTEGRACION DEL
CONTRATO ~ CONTABILIDAD ~ REPRESENTACION ~ EXTINCION DEL CONTRATO
Título: Los contratos asociativos. Consorcios de cooperación
Autor: Verón, Alberto Víctor
Publicado en: LA LEY 19/04/2016, 19/04/2016, 1 - LA LEY2016-B, 1233
Cita Online: AR/DOC/248/2016
Sumario: I. Los contratos asociativos.— II. Los consorcios de cooperación a tenor de la ley 26.994 (Código
Civil y Comercial).
Abstract: Al regular el régimen de la responsabilidad de los participantes de los consorcios de cooperación, la
normativa ha sido parca en sus alcances, limitándose a imponer como contenido contractual la proporción en que
se responsabilizarán los participantes por las obligaciones que asumieren los representantes en su nombre; pero si
el contrato constitutivo no fijare esta proporción, se presume la solidaridad entre sus miembros.
I. Los contratos asociativos
a) Sistema normativo y valoración. Una de las alteraciones más importantes a la ley 19.550 (Ley de
Sociedades Comerciales, hoy Ley General de Sociedades) por el Código Civil y Comercial de la Nación
(CCyC) fue la derogación de los artículos 367 a 383 (Contratos de Colaboración Empresaria) y 361 a 366
(Sociedad Accidental o en Participación) a lo que se sumó la derogación de la ley 26.005 (Consorcios de
Cooperación). Toda esta normativa societaria y consorcial fue incorporada al Código Unificado pero con algunas
variaciones en su denominación y contenido según se regula actualmente en los artículos 1442 a 1478, CCyC,
comprendiendo las siguientes figuras:
* Contratos Asociativos (arts. 1442 a 1447).
* Negocio en Participación (arts. 1448 a 1452).
* Agrupaciones de Colaboración (arts. 1453 a 1462).
* Uniones Transitorias (arts. 1463 a 1469).
* Consorcios de Cooperación (arts. 1470 a 1478).
Es aquí donde más se patentiza el posicionamiento de los autores de esta reforma que no tuvo en cuenta lo que
algunos sugerimos: antes que de un Código unificado, hubiera sido más acorde con la realidad preocuparse de
estructurar un Derecho de la Empresa por cuya regulación hace más de un siglo se viene clamando a tono con el
creciente y avasallante hecho socio-económico que protagoniza toda especie de unidad económica del sistema de
que se trate, no precisamente lo que la doctrina de esta unificación denomina "contratos asociativos" que, con
antinomia terminológica, ni son sociedades, no son sujetos de derecho (ergo, tampoco personas jurídicas), ni están
sujetos a requisitos de forma.
Como exposición preliminar digamos que los Fundamentos del Anteproyecto de Código Civil y Comercial de
la Nación tienen la munificencia de apoyar la regulación de los contratos asociativos volcados en los artículos
1442 a 1447 (Disposiciones Generales) que, en lo esencial, determinan cuáles son los entes alcanzados, declaran
inaplicables las normas sobre las sociedades, y que no constituyen personas jurídicas, sociedades ni sujetos de
derecho; estipulan una fórmula nulificante del contrato; declaran que éstos no están sujetos a requisitos de forma;
caracterizan su actuación en nombre común o de las partes; declaran la libertad de contenido y que aunque la
inscripción del contrato esté prevista normativamente, los contratos no inscriptos producen efectos entre las
partes. Veamos aquellos fundamentos:
b) Sociedad y contrato asociativo.
1) "La regulación de los contratos asociativos es absolutamente necesaria". Estamos de acuerdo, aunque no
____________________________________________________________
© Thomson La Ley
1
con la metodología unificatoria adoptada.
2) "En los usos y prácticas es muy habitual que se celebren vínculos de colaboración asociativa que no
constituyen sociedad. Su tutela jurídica es más evidente aun cuando se piensa en fortalecer la colaboración para
alcanzar economías de escala entre pequeñas y medianas empresas, o para hacer compras o ventas en común, o
desarrollos de investigación, o abordar grandes obras sin necesidad de asociarse". No estamos de acuerdo, pues
todo emprendimiento- "accidental" o perdurable- bajo la forma que quiera dársele cuando dos o más personas
(físicas o jurídicas) lo convienen supone una sociedad o asociación (eufemismo empleado en la norma).
3) "Sin embargo, hay una persistencia del modelo societario que hace que, con demasiada frecuencia, se los
confunda y se los termine calificando como sociedad, con los perjuicios que ello genera. La conjunción entre la
presunción de existencia de sociedad, personalidad jurídica y tipicidad legal, en el contexto económico actual, se
muestra insuficiente. Las actividades en común, informales, transitorias, quedan encorsetadas en la hermeticidad
conceptual de este modelo de sociedad-persona jurídica-tipicidad". Tampoco lo creemos así; diversamente, la
confusión y el perjuicio se generan cuando se les niega a éstos entes la realidad de su existencia como sociedad,
como sujeto de derecho, y como ostentadores de personalidad.
4) "La colaboración asociativa, como la societaria, presenta comunidad de fines, de modo que las partes
actúan en un plano de coordinación y compartiendo el interés, lo que la diferencia claramente de la colaboración
basada en la gestión. A diferencia de la sociedad, se trata de una integración parcial y no total, ya que no existe
disolución de la individualidad, ni creación de una persona jurídica". La afirmación de que "las partes actúan en
un plano de coordinación y compartiendo el interés, lo que la diferencia claramente de la colaboración basada en
la gestión" pretende sustituir a la realidad de que "habrá sociedad comercial si una o más personas en forma
organizada...se obligan a realizar aportes para aplicarlos a la producción o intercambio de bienes o servicios,
participando de los beneficios y soportando las pérdidas" (art. 1°, LGS).
5) "El contrato asociativo es un vínculo de colaboración plurilateral o de participación, con comunidad de
fines, que no es sociedad". Otro eufemismo ("vínculo de colaboración") que acompaña a elementos propios de
una sociedad: pluralidad, participación y comunidad de fines.
c) Antecedentes.
1) "En Argentina se sancionó la ley 22.903 de 1983, en la que se regulan las uniones transitorias de empresas
y las agrupaciones de colaboración. Ambas se basan en la integración de recursos complementarios para la
adquisición inmediata y a título originario de beneficios derivados de dicha integración". Se prosigue así, a
nuestro entender, con la falacia verbal de emplear expresiones como "integración de recursos complementarios" o
"beneficios derivados de dicha integración", procurando de este modo llevar estos entes hacia campos operativos
"no societarios" en pugna con una incontrastable realidad asociacional si se quiere de segundo grado pero de
naturaleza esencialmente societaria.
2) "En este Proyecto se ha adoptado esta tesis, ampliamente compartida en la doctrina argentina, regulando los
vínculos asociativos, estableciendo precisiones a fin de distinguirlos del modelo societario". Creemos que tal
aseveración merecería una meticulosa revisión.
3) "Por un lado, se proponen normas generales para todos los contratos asociativos y se incluyen dentro del
Código Civil el tratamiento del negocio en participación, las agrupaciones de colaboración y las uniones
transitorias. Por el otro, no existe regulación de la sociedad en el Código Civil. Esta sistemática es más acorde con
la unificación de las materias civiles y comerciales pues extiende también esta unificación a la ley de sociedades".
La metodología normativa expuesta precedentemente es coherente con el principio unificador, de la que
rescatamos como muy acertada la "desaparición" de la sociedad civil, aunque nos permitimos discrepar con la
aseveración de extender la unificación a la ley de sociedades desde que ésta se sigue manteniendo prescindente de
la unificación al mantener vigente la ley 19.550 y sus posteriores modificaciones, incluyendo la ley 26.994
(CCCN).
II. Los consorcios de cooperación a tenor de la ley 26.994 (Código Civil y Comercial)
a) Los artículos 1470 a 1478 del Código Civil y Comercial. Los transcribimos seguidamente:
____________________________________________________________
© Thomson La Ley
2
Art. 1470.- Definición. Hay contrato de consorcio de cooperación cuando las partes establecen una
organización común para facilitar, desarrollar, incrementar o concretar operaciones relacionadas con la actividad
económica de sus miembros a fin de mejorar o acrecentar sus resultados.
Art. 1471.- Exclusión de función de dirección o control. El consorcio de cooperación no puede ejercer
funciones de dirección o control sobre la actividad de sus miembros.
Art. 1472.- Participación en los resultados. Los resultados que genera la actividad desarrollada por el
consorcio de cooperación se distribuyen entre sus miembros en la proporción que fija el contrato y, en su defecto,
por partes iguales.
Art. 1473.- Forma. El contrato debe otorgarse por instrumento público o privado con firma certificada
notarialmente, e inscribirse conjuntamente con la designación de sus representantes en el Registro Público que
corresponda
Art. 1474.- Contenido. El contrato debe contener:
a) el nombre y datos personales de los miembros individuales, y en el caso de personas jurídicas, el nombre,
denominación, domicilio y, si los tiene, datos de inscripción del contrato o estatuto social de cada uno de los
participantes. Las personas jurídicas, además, deben consignar la fecha del acta y la mención del órgano social
que aprueba la participación en el consorcio;
b) el objeto del consorcio;
c) el plazo de duración del contrato;
d) la denominación, que se forma con un nombre de fantasía integrado con la leyenda "Consorcio de
cooperación";
e) la constitución de un domicilio especial para todos los efectos que deriven del contrato, tanto respecto de las
partes como con relación a terceros;
f) la constitución del fondo común operativo y la determinación de su monto, así como la participación que
cada parte asume en el mismo, incluyéndose la forma de su actualización o aumento en su caso;
g) las obligaciones y derechos que pactan los integrantes;
h) la participación de cada contratante en la inversión del o de los proyectos del consorcio, si existen, y la
proporción en que cada uno participa de los resultados;
i) la proporción en que los participantes se responsabilizan por las obligaciones que asumen los representantes
en su nombre;
j) las formas y ámbitos de adopción de decisiones para el cumplimiento del objeto. Debe preverse la
obligatoriedad de celebrar reunión para tratar los temas relacionados con los negocios propios del objeto cuando
así lo solicita cualquiera de los participantes por sí o por representante. Las resoluciones se adoptan por mayoría
absoluta de las partes, excepto que el contrato de constitución disponga otra forma de cómputo;
k) la determinación del número de representantes del consorcio, nombre, domicilio y demás datos personales,
forma de elección y de sustitución, así como sus facultades, poderes y, en caso de que la representación sea plural,
formas de actuación. En caso de renuncia, incapacidad o revocación de mandato, el nuevo representante se
designa por mayoría absoluta de los miembros, excepto disposición en contrario del contrato. Igual mecanismo se
debe requerir para autorizar la sustitución de poder;
l) las mayorías necesarias para la modificación del contrato constitutivo. En caso de silencio, se requiere
unanimidad;
m) las formas de tratamiento y las mayorías para decidir la exclusión y la admisión de nuevos participantes. En
caso de silencio, la admisión de nuevos miembros requiere unanimidad;
n) las sanciones por incumplimientos de los miembros y representantes;
ñ) las causales de extinción del contrato y las formas de liquidación del consorcio;
____________________________________________________________
© Thomson La Ley
3
o) una fecha anual para el tratamiento del estado de situación patrimonial por los miembros del consorcio;
p) la constitución del fondo operativo, el cual debe permanecer indiviso por todo el plazo de duración del
consorcio.
Art. 1475.- Reglas contables. El contrato debe establecer las reglas sobre confección y aprobación de los
estados de situación patrimonial, atribución de resultados y rendición de cuentas, que reflejen adecuadamente
todas las operaciones llevadas a cabo en el ejercicio mediante el empleo de técnicas contables adecuadas. Los
movimientos deben consignarse en libros contables llevados con las formalidades establecidas en las leyes. Se
debe llevar un libro de actas en el cual se deben labrar las correspondientes a todas las reuniones que se realizan y
a las resoluciones que se adoptan.
Art. 1476.- Obligaciones y responsabilidad del representante. El representante debe llevar los libros de
contabilidad y confeccionar los estados de situación patrimonial. También debe informar a los miembros sobre la
existencia de causales de extinción previstas en el contrato o en la ley y tomar las medidas y recaudos urgentes que
correspondan.
Es responsable de que en toda actuación sea exteriorizado el carácter de consorcio.
Art. 1477.- Responsabilidad de los participantes. El contrato puede establecer la proporción en que cada
miembro responde por las obligaciones asumidas en nombre del consorcio. En caso de silencio todos los
miembros son solidariamente responsables.
Art. 1478.- Extinción del contrato. El contrato de consorcio de cooperación se extingue por:
a) el agotamiento de su objeto o la imposibilidad de ejecutarlo;
b) la expiración del plazo establecido;
c) la decisión unánime de sus miembros;
d) la reducción a uno del número de miembros.
La muerte, incapacidad, disolución, liquidación, concurso preventivo, cesación de pagos o quiebra de alguno
de los miembros del consorcio, no extingue el contrato, que continúa con los restantes, excepto que ello resulte
imposible fáctica o jurídicamente.
b) Antecedentes y caracterización de la figura.
Como vimos antes, otro de los llamados "contratos asociativos" del nuevo régimen de unificación del Código
Civil y Comercial es el conocido como consorcio de cooperación, que ya estaba regulado por la ley 26.005 del año
2005 como un tipo de agrupación de colaboración.
Derogada la ley 26.005 comienza a regir (a partir del 1/1/2016) el régimen de los contratos de consorcios de
cooperación dispuesto en los arts. 1470 a 1478, CCyC, que acabamos de transcribir.
Antes que nada, debemos recordar que rige también el art. 1442 (1° párr.), CCyC, por el que se dispone que las
normas del Capítulo 16 (Contratos asociativos) se aplican, entre otros, al contrato de colaboración; ergo, según su
segundo párrafo, no se les aplica las normas sobre la sociedad, ni por medio de esos contratos se constituyen
personas jurídicas, sociedades ni sujetos de derecho. Sobre el tema nos hemos referido al examinar los contratos
de agrupaciones de colaboración (1), figura ésta que guarda mucha similitud con el consorcio de cooperación.
Estos condicionamientos estructurales también los contemplaba el art. 2° de la ley 26.005: "los consorcios de
cooperación que se crean por la presente ley no son personas jurídicas, ni sociedades, ni sujetos de derecho.
Tienen naturaleza contractual".
Como lo sostuvimos antes la norma se inscribe en una fórmula declarativa, tajante y directa como para que no
haya dudas interpretativas: consorcios de colaboración no constituyen sociedades ni son sujetos de derecho.
Corresponde aquí agregar algunas precisiones:
1) Este principio se aparta del modelo francés —que atribuye al grupo de interés económico personalidad
moral—, del proyecto europeo, de la ley española —que adopta la figura de una sociedad anónima—, y del
consorcio italiano, al que se le reconoce autonomía patrimonial.
____________________________________________________________
© Thomson La Ley
4
2) La circunstancia de que el consorcio de colaboración no sea un sujeto de derecho, ubicándose en la misma
situación que la sociedad accidental o en participación, no quita que carezca en apariencia de algunos de los
atributos que se consideran propios de la persona, tales como el nombre, el domicilio y el patrimonio.
3) Como lo indicaba Otaegui (2), la estructura de la agrupación de colaboración, o como en este caso, del
contrato de colaboración, se asemeja a la que le dio Vélez Sarsfield a la sociedad civil, pues no lo incluyó
explícitamente entre las personas de existencia ideal o personas jurídicas, pero le asignó un patrimonio de
afectación y sus representantes actuaban como mandatarios, tal como los administradores de la agrupación de
colaboración, o del consorcio de colaboración.
4) Farina (3) se preguntaba si no hubiera sido más práctico reconocer la figura de la "agrupación de
colaboración" o, como en este caso, del contrato de colaboración, como un nuevo tipo societario, pues pese a
querer negársele por vía de declaración legislativa el carácter de sociedad y de sujeto de derecho, no se puede
negar que estamos en presencia de un contrato plurilateral de organización para cuya disciplina se debía recurrir a
las normas que regulan el contrato de sociedad en la parte general. Agregaba que pese a la negativa de la ley
tampoco será posible —llegado el caso— desconocerle el carácter de sujeto de derecho salvo que se acuda a
alguna formulación tal como llegar a sostener que se trata de un ente susceptible de contraer derechos y
obligaciones que no es sujeto de derecho. Pero negarle a las agrupaciones de colaboración o a los contratos de
colaboración el carácter de sociedades obliga a la ley a autorizar expresiones rebuscadas para evitar todo parecido.
Por ejemplo la "agrupación de colaboración" puede tener beneficios o acusar pérdidas; sin embargo, el ex art. 374,
LSC, no habla de los balances de la agrupación sino de los "estados de situación". El art. 369, inc. 12, LSC,
ordenaba que los administradores llevaran, con las formalidades establecidas por el Código de Comercio, los
libros habilitados a nombre de la agrupación que requieran la naturaleza e importancia de la actividad común. A su
vez, el ex art. 374, párr. 1°, LSC, disponía que los estados de situación de la agrupación deberán ser sometidos a
decisión de los participantes dentro de los noventa días del cierre de cada ejercicio anual; quedaba claro que el
ejercicio debe ser anual, y como también que la entidad debía llevar libros registrados y contabilidad a su
exclusivo nombre.
5) Guyénot y Kleidermacher (4) entendían que la falta de personalidad del ente engendrará una seria
limitación a su accionar. Infortunadamente, el legislador no ha podido vencer esta resistencia ya conocida a la
asignación de personalidad formal, aun cuando de hecho existe, y si bien representa un avance, con cierta
sinonimia a los grupos de interés económico francés, implica cierta hibridez de la figura.
6) También compartimos los términos de una aseveración aconsejando que, en el caso concreto, el intérprete
debe analizar las circunstancias particulares y resolver atribuyendo —o no— el carácter de sujeto de derecho y la
personalidad jurídica, no obstante la norma citada. Para resolver casos no previstos en la ley o de indeterminación
semántica, estas figuras deben ser consideradas por el intérprete como "lo que surge del estatuto jurídico que
impuso el legislador" y atendiendo a su función de satisfacer finalidades empresarias, con una regulación más
flexible que la prevista para los diversos tipos societarios regulados por la LSC (5).
c) Definición. "Hay contrato de consorcio de cooperación cuando las partes establecen una organización
común para facilitar, desarrollar, incrementar o concretar operaciones relacionadas con la actividad económica de
sus miembros a fin de mejorar o acrecentar sus resultados".
Durante el régimen anterior (art. 1°, ley 26.005) la fórmula conceptual del consorcio de cooperación decía que
las personas físicas o jurídicas, domiciliadas o constituidas en la República Argentina, podían constituir por
contrato consorcios de cooperación cuyas operaciones podían definirse o no al momento de su constitución. La
escueta fórmula actual, en cambio, prescinde de estas especificidades condicionantes para acotarse a cuándo hay
contrato de consorcio de cooperación.
d) Exclusión de función de dirección o control. El art. 3° de la ley 26.005 disponía que los consorcios de
cooperación no tienen función de dirección en relación con la actividad de sus miembros, reiterando el art. 1.471,
CCyC que el consorcio no puede ejercer funciones de dirección o control (añadido por el Código Civil y
Comercial) sobre la actividad de sus miembros.
Para Molina Sandoval da la impresión de que la norma procura evitar que el consorcio sea el medio para
____________________________________________________________
© Thomson La Ley
5
estructurar un grupo societario contractual; imposibilitar la asignación de responsabilidades de dirección y
laborales, disminuir la incidencia del representante del consorcio, y evitar distorsionar la competencia (6).
e) Participación en los resultados. Los resultados que genera la actividad desarrollada por el consorcio de
cooperación se distribuyen entre sus miembros en la proporción que fija el contrato y, en su defecto, por partes
iguales (art. 1.472, CCyC). Así también lo disponía el art. 4° de la derogada ley 26.005, aludiendo a los resultados
económicos ( ahora queda sólo la palabra resultados), pareciendo entonces que debía sincerarse
terminológicamente al expresar que los "resultados económicos" que surjan de la actividad desarrollada por esos
consorcios serán distribuidos entre sus miembros en la proporción que fije el contrato constitutivo o, en su
defecto, en partes iguales entre ellos; abandonaba así la alambicada fórmula de las "ventajas económicas" del ex
párr. 1° del art. 368 que antes censuramos, y resuelve emplear la palabra correcta —"distribuidos"—, que
presupone una previa asignación de resultados al ente consorcial. Para más, este requisito era semejante a los
estipulados en los incs. 7° y 8° del art. 11 de la LSC (7).
f) Forma. Con respecto a los consorcios de cooperación de la derogada ley 26.005, el contrato constitutivo
podía otorgarse por instrumento público o privado; en este último supuesto, con la firma certificada por autoridad
competente. Nos complacía resaltar entonces que esta disposición no mencionaba la escritura pública —que,
como bien lo recordaba Molina Sandoval (8) causó tantas discusiones doctrinales (9) —, sino el instrumento
público, siendo así válidas otras formas en las que el funcionario público no era escribano, sino un organismo
administrativo, al igual que el instrumento privado —también autorizado—, cuyas firmas pueden ser certificadas
tanto por escribano como por la autoridad de control. Asimismo, era factible que se utilice la firma digital en las
condiciones de la ley 25.506.
¿Cuál es la situación actual? Pues borrando la complacencia de antes, el art. 1.473, CCyC dispone que el
contrato debe otorgarse por instrumento público o privado con firma certificada notarialmente, e inscribirse
juntamente con la designación de sus representantes en el Registro Público que corresponda.
Debemos recordar también otras dos disposiciones que se contradicen con el art. 1473, CCyC.
* Art. 1444. Forma: Los consorcios de cooperación no están sujetos a requisitos de forma.
* Art. 1447. Efectos entre partes: aunque la inscripción esté prevista, los contratos no inscriptos producen
efecto entre las partes.
g) Contenido del contrato. De acuerdo con el art. 1.474, CCyC, que reemplazó al art. 7° de la ley 26.005, el
contrato debe contener:
1. El nombre y datos personales de los miembros individuales y en el caso de personas jurídicas, el nombre,
denominación, domicilio y, si los tiene, datos de inscripción del contrato o estatuto social de cada uno de los
participantes. Las personas jurídicas, además, deben consignar la fecha del acta y, la mención del órgano social
que aprueba la participación en el consorcio.
Como vemos, si se trata de los miembros de un consorcio de cooperación, el contrato deberá contener
obligatoriamente el nombre y datos personales de los miembros individuales y, en el caso de personas jurídicas, el
nombre, denominación, domicilio y datos de inscripción del contrato o estatuto social, de cada uno de los
participantes, consignándose la fecha del acta y la mención del órgano social que aprobó la participación
contractual en el consorcio a crearse. Se amplían así, considerablemente, los legitimados para formar el consorcio,
al comprender a personas físicas y a personas jurídicas; sin limitación alguna.
2. El objeto del consorcio. Es un requisito similar al del art. 11, inc. 3°, de la LSC (LGS).
3. El plazo (la ley 26.005 se refería al "término") de duración del contrato, también de modo similar al del art.
11, inc. 5°, de la LSC (LGS).
4. La denominación, que se forma con un nombre de fantasía integrado con la leyenda "consorcio de
cooperación". En el régimen anterior no aparecía esta exigencia de formarse la denominación con un nombre de
fantasía como sucedía con las agrupaciones de colaboración —que nosotros objetamos—, requiriendo sólo que la
denominación, a secas, esté integrada con la leyenda "consorcio de cooperación". En efecto, la primera
observación que nos merece esta disposición es que si el consorcio de cooperación no constituye sociedad ni es un
____________________________________________________________
© Thomson La Ley
6
sujeto de derecho, o sea que carece de personalidad jurídica de acuerdo con la dogmática de la norma ¿cómo se
explica la exigencia de que deba identificársela con una denominación de fantasía integrada con la palabra
"consorcio de cooperación", como si fuera una sociedad comercial, cuando, precisamente, se declaró que la
sociedad accidental o en participación, no siendo sujeto de derecho, carece de denominación social? La respuesta,
volvemos a reiterarlo, es que, por más terminante que sea aquella declaración normativa, no es fácil negar en la
realidad a los consorcios de cooperación su calidad de sujetos de derecho; es que algunas de las fuentes que se
tomaron para la elaboración de la regulación agrupacional (ordenanza francesa, proyecto europeo y Código Civil
italiano), si bien exigen también la denominación del ente, sucede que en esos países a las agrupaciones se les
reconoce personalidad.
5. La constitución de un domicilio especial para todos los efectos que deriven del contrato, tanto respecto de
las partes como con relación a terceros.
Zaldívar, Manóvil y Ragazzi, refiriéndose a las agrupaciones de colaboración, formulan algunas aclaraciones
interpretativas (10) que merecen ser tenidas en cuenta.
i) El domicilio especial al que se refiere la norma no debe confundirse ni asimilarse a la fijación del domicilio
que se prescribe a las sociedades comerciales, cuyo concepto se equipara al de la jurisdicción dentro de la cual se
establece una sociedad, ni con su sede, que es el lugar preciso —calle y número— donde está ubicada la sociedad
dentro del ámbito de la jurisdicción del domicilio.
ii) La exigencia legal debe entenderse en el sentido que le da al término el art. 101 del Cód. Civil (derogado),
que facultaba a las personas a "elegir un domicilio especial para la ejecución de sus obligaciones" (11).
iii) Es indispensable este requisito de constitución de domicilio especial, pues concierne a la seguridad
jurídica, tanto de los miembros asociados como de los terceros que se relacionan con el representante del ente, por
operaciones de ésta.
6. La constitución del fondo común operativo y la determinación de su monto, así como la participación que
cada parte asume en el mismo, incluyéndose la forma de su actualización o aumento en su caso; esta expresión que
subrayamos parece referirse a una suerte de reposición de ese fondo cuando disminuya por cualquier
circunstancia. Pero también impone que dichos contratos establezcan la inalterabilidad del fondo operativo fijado
por las partes, el que permanecerá indiviso por todo el plazo de duración del consorcio (art. 1.474, inc. p]).
7. Las obligaciones y derechos que pactan los integrantes.
8. La participación de cada contratante en la inversión (del proyecto o) de los proyectos del consorcio, si
existen, y la proporción en que cada uno participa de los resultados.
"La existencia de resultados, implica la posibilidad de obtener ganancias y soportar pérdidas, determinando
con ello y en consonancia con el espíritu comercial que impregna la figura, que, del intercambio de bienes
realizado se obtendrán resultados positivos o negativos partibles entre los contratantes, en las proporciones
establecidas en el acuerdo o en su defecto por partes iguales" (12).
9. La proporción en que los participantes se responsabilizan por las obligaciones que asumen los
representantes en su nombre.
Al regular el régimen de la responsabilidad de los participantes de estos consorcios, la normativa ha sido parca
en sus alcances, limitándose a imponer como contenido contractual la proporción en que se responsabilizarán los
participantes por las obligaciones que asumieren los representantes en su nombre; pero si el contrato constitutivo
no fijare esta proporción, se presume la solidaridad entre sus miembros. Como se observa, este régimen difería del
de las agrupaciones de colaboración en que en éstas los participantes respondían expresa, ilimitada y
solidariamente respecto de terceros, previa interpelación al administrador de la agrupación. También se
abandonaba toda referencia responsabilizatoria al "fondo común operativo".
Un tribunal laboral, en un caso, sentó que el consorcio de cooperación —creado por la derogada ley 26.005—
tipifica un nuevo contrato de colaboración empresaria y, no obstante la calificación jurídica que se formula del
consorcio en cuestión, no se advierte óbice para responsabilizar a sus integrantes y/o representantes por las
obligaciones laborales incumplidas con relación al personal contratado para desempeñar tareas para la actividad
____________________________________________________________
© Thomson La Ley
7
para la cual se constituyó el consorcio, porque la propia ley 26.005 hace referencia al modo en que deberán
responder ante terceros los integrantes del grupo en colaboración y, asimismo, al carecer éste de personalidad
jurídica diferenciada, nada impide su consideración como sujeto empleador complejo o pluripersonal en los
términos del art. 26 de la LCT (13).
10. Las formas y ámbitos de adopción de decisiones para el cumplimiento del objeto. Debe preverse la
obligatoriedad de celebrar reunión para tratar los temas relacionados con los negocios propios del objeto cuando
así lo solicita cualquiera de los participantes por sí o por representante. Las resoluciones se adoptan por mayoría
absoluta de las partes, excepto que el contrato de constitución disponga otra forma de cómputo.
11. La determinación del número de representantes del consorcio, nombre, domicilio y demás datos
personales, forma de elección y de sustitución, así como sus facultades, poderes y, en caso de que la
representación sea plural, formas de actuación. En caso de renuncia, incapacidad o revocación de mandato, el
nuevo representante se designa por mayoría absoluta de los miembros, excepto disposición en contrario del
contrato. Igual mecanismo se debe requerir para autorizar la sustitución de poder.
12. Las mayorías necesarias para la modificación del contrato constitutivo. En caso de silencio, se requiere
unanimidad.
13. Las formas de tratamiento y las mayorías para decidir la exclusión y la admisión de nuevos participantes.
En caso de silencio, la admisión de nuevos miembros requiere unanimidad. A nuestro parecer se consagra así un
componente restrictivo que torna al consorcio en una asociación cerrada.
14. Las sanciones por incumplimientos de los miembros y representantes.
15. Las causales de extinción del contrato y las formas de liquidación del consorcio.
16. Una fecha anual para el tratamiento del estado de situación patrimonial por los miembros del consorcio.
17. La constitución del fondo operativo, el cual debe permanecer indiviso por todo el plazo de duración del
consorcio.
h) Reglas contables. Se trata del contenido del art. 1.475 del CCCN, a saber:
"El contrato debe establecer las reglas sobre confección y aprobación de los estados de situación patrimonial,
atribución de resultados y rendición de cuentas, que reflejen adecuadamente todas las operaciones llevadas a cabo
en el ejercicio mediante el empleo de técnicas contables adecuadas. Los movimientos deben consignarse en libros
contables correspondientes a todas las reuniones que se realizan y a las resoluciones que se adoptan".
En algunos aspectos esta norma contable, retirada del contenido de los incs. 16 y 17, art. 7°, de la derogada ley
26.005, reitera lo dispuesto en estas normas que la precedieron (14).
i) Obligaciones y responsabilidades del representante. Tal como lo tiene establecido el art. 1.476, CCyC, el
representante debe llevar los libros de contabilidad y confeccionar los estados de situación patrimonial. También
debe informar a los miembros sobre la existencia de causales de extinción previstas en el contrato o en la ley y
como tomar las medidas y recaudos urgentes que correspondan. Es responsable de que en toda actuación sea
exteriorizado el carácter de consorcio.
j) Responsabilidad de los participantes. El contrato puede establecer la proporción en que cada miembro
responde por las obligaciones asumidas en nombre del consorcio. En caso de silencio todos los miembros son
solidariamente responsables (art. 1.477, CCyC).
k) Extinción del contrato. Dispone el art. 1.478, CCyC:
El contrato de consorcio de cooperación se extingue por:
1) El agotamiento de su objeto o la imposibilidad de ejecutarlo.
2) La expiración del plazo establecido.
3) La decisión unánime de sus miembros.
4) La reducción a uno del número de miembros.
____________________________________________________________
© Thomson La Ley
8
La muerte, incapacidad, disolución, liquidación, concurso preventivo, cesación de pagos o quiebra de alguno
de los miembros del consorcio, no extingue el contrato, que continúa con los restantes, excepto que ello resulte
imposible fáctica o jurídicamente.
Esta norma final regulatoria de la extinción del consorcio de cooperación ha seguido los lineamientos del art.
10 de la derogada ley 26.005, aunque con algunas variantes que el lector advertirá del simple cotejo entre ésta y
aquélla, viniendo bien que rememoremos las observaciones vertidas sobre su anterior régimen:
a) Se ignoró en estas causales la posibilidad de disolver el ente por la incapacidad, muerte, disolución o
quiebra de un participante, como se tenía previsto para las agrupaciones de colaboración, así como también se ha
previsto para éstas su disolución por decisión firme de autoridad competente que considere incursa a la
agrupación en prácticas restrictivas de la competencia.
b) La derogada ley 26.005 (art. 10, inc. 5°) había dejado en claro que la disolución, liquidación, concurso
preventivo, estado falencial o quiebra de uno de los miembros consorciados, no se extendería a los demás, como
tampoco los efectos de la muerte, incapacidad o estado falencial de un miembro que sea persona física, siguiendo
los restantes la actividad del consorcio, salvo que ello resultare imposible, fáctica o jurídicamente.
c) El régimen disolutorio de los consorcios de cooperación difería básicamente del de las agrupaciones de
colaboración en que en estas últimas se considera causal de disolución la decisión firme de autoridad competente
que considere incursa a la agrupación en prácticas restrictivas de la competencia, y en los consorcios no.
d) La normativa consorcial, por su parte, añadía a los requisitos que debía contener el contrato la obligación
del representante de controlar la existencia de las causales de disolución previstas en ella, informando
fehacientemente a los miembros del consorcio y tomando las medidas y recaudos que pudiera corresponder (art.
7°, inc. 17, ley 26.005 derogada).
(1) Ver: VERÓN, Alberto Víctor, "Ley General de sociedades 19.550", 3ª. Edición, t. VI, La Ley, Bs. As., ps.
987/1024.
(2) OTAEGUI, Julio César, "De los contratos de colaboración empresaria", RDCO, 1983-871.
(3) FARINA, Juan M., "Tratado de sociedades comerciales", t. IV, Rosario, Zeus, 1978, ps. 225/228.
(4) GUYÉNOT, Jean — KLEIDERMACHER, Arnoldo, "Los agrupamientos empresarios y de
colaboración", Bs. As., Ábaco, 1985, p. 70.
(5) BOLESO, Héctor H., "Algo más acerca de la naturaleza jurídica de los contratos de colaboración
empresaria", La Ley, Bs. As., 1987-A, p. 1064.
(6) MOLINA SANDOVAL, Carlos A., "Apostillas sobre la ley de consorcios de cooperación", ED, 212-875.
(7) YMAZ VIDELA, Martín R., "Los consorcios de cooperación ¿son personas jurídicas?", La Ley, Bs. As.,
2005-C, 983, nota 82.
(8) MOLINA SANDOVAL, "Apostillas sobre la ley de consorcios de cooperación", ED, 212-875.
(9) Fuimos los primeros en censurar con énfasis la exigencia de la escritura pública en la formalización de una
sociedad anónima, lo que no agradó a la doctrina de entonces, que casi por unanimidad rechazó semejante
posicionamiento que hería la sensibilidad de los notarios (VERÓN, Alberto Víctor, "Nuevo régimen de
sociedades comerciales", Astrea, Bs. As., 1973, ps. 5 y ss.). A tantos años de este pronunciamiento, la realidad
formal y negocial fue dándonos la razón, primero con la instrumentación de las modificaciones estatutarias, y
luego con la ley 26.005.(10) ZALDÍVAR, Enrique — MANÓVIL, Rafael M. — RAGAZZI, Guillermo E., "Contratos de
colaboración empresaria", Bs. As., Abeledo-Perrot, 1986, p. 97.
(11) OTAEGUI, "De los contratos de colaboración empresaria", RDCO, 1983-876.
(12) BEGUIRISTAIN, Horacio M., "La figura del consorcio de cooperación y la asimilación de la sociedad
de hecho a los contratos de colaboración empresaria", ED, 212-883.
(13) CNTrab., Sala 2ª, 30/08/2010, Francou, María V. y otros c. Happy Summer Consorcio de Cooperación y
____________________________________________________________
© Thomson La Ley
9
otros, RDCO, 2011-A-280.
(14) Ley 26.005 (derogada), art. 7°, incs. 16 y 17:* Las formas de confección y aprobación de los estados de
situación patrimonial, atribución de resultados y rendición de cuentas, reflejando adecuadamente todas las
operaciones llevadas a cabo en el ejercicio usando técnicas contables adecuadas. El contrato establecerá una fecha
anual para el tratamiento del estado de situación patrimonial, el que deberá ser tratado por los miembros del
Consorcio, debiéndose consignar los movimientos en libros de comercio conformados con la formalidad
establecida en las leyes mercantiles, con más libro de actas donde se consignen la totalidad de las reuniones que el
Consorcio realice.* La obligación del representante de llevar los libros de comercio y confeccionar los estados de
situación patrimonial, proponiendo a los miembros su aprobación en forma anual. Asimismo estará a cargo del
representante la obligación de controlar la existencia de las causales de disolución previstas en el artículo 10
precedente, informando fehacientemente a los miembros del Consorcio y tomando las medidas y recaudos que
pudieren corresponder. El representante tendrá asimismo la obligación de exteriorizar, en todo acto jurídico que
realice en nombre del Consorcio, la expresa indicación de lo que está representando, en los términos establecidos
en el inc. 4) precedente, siendo responsable personalmente en caso de omitirlo.
____________________________________________________________
© Thomson La Ley
10
Descargar