22 de junio de 2014 SOLEMNIDAD DEL CUERPO Y SANGRE DE CRISTO Texto: Juan 6, 51-58 “El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna” (6,54) 1. INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO Espíritu Santo, imprime tu ley en nuestros corazones, vuelca en nosotros el tesoro de tus gracias, enséñanos a orar bien, ilumínanos con tus inspiraciones divinas, inspíranos la práctica del bien por medio de la Palabra que hoy nos regalas. Amén. 2. LECTURA (¿Qué dice el texto?) A. Proclamación y silencio - Es importante proclamar el texto en forma clara, dando importancia a lo que se lee y con pausas entre cada acción relatada. - Dejar tiempo para que cada uno lo lea nuevamente en silencio. B. Reconstrucción del texto Si es posible, alguna persona puede relatar el texto de memoria. Para profundizar y entender mejor, se pueden utilizar las siguientes preguntas: - ¿Por qué discutían los judíos? - ¿Qué les dice Jesús? ¿Qué aspectos doctrinales resalta Jesús acerca de la carne y la sangre? C. Ubicación del texto ¿Qué dicen los versículos anteriores y posteriores de nuestro texto? ¿En cuántas partes se divide? Este texto hace parte del discurso pronunciado por Jesús sobre el Pan de Vida, a la orilla del mar, cerca de Cafarnaúm. D. Algunos elementos para comprender el texto - Paralelos: Leer: Leer: Mt 8,20; Jn 1,14; Jn 15,4-5; Jn 5,26. Comentar. - Ideas fundamentales Este Evangelio enseña que no se puede tener verdadera vida sin Cristo. Llama la atención de que Jesús diga que los que comen su carne (Sarx) y beben su sangre (Aima) tienen ya ahora la vida eterna. Tener Vida eterna (Zoe aionos) no es seguir viviendo largos años como una continuación de la vida que ahora se lleva; la vida eterna es la vida total, la plenitud de todos los bienes que ahora se poseen en pequeña medida: vida, alegría, amor, sabiduría. Jesús exige no solamente tener fe en Él, sino también un verdadero comer del pan que es Él mismo. Dice que para tener la Vida, es necesario comer la carne del Hijo del hombre y beber su sangre. Los judíos se escandalizaron porque pensaron que tenían que comer la carne de un cadáver. Hoy se comprenden mejor las palabras de Jesús porque se sabe lo que significa comer el Cuerpo y la Sangre de Cristo en la Santa Eucaristía. El Pan (artos) Eucarístico es el cuerpo viviente y glorioso del Señor Resucitado, lleno de la vida de Dios. No basta sólo comer el Cuerpo de Cristo y beber su Sangre en la Sagrada Comunión. Jesús insiste en que hay que creer para tener la Vida eterna. Aunque alguien comiese el Cuerpo de Cristo, sin fe, la Sagrada Comunión no le serviría para nada. Cada Sacramento es un encuentro personal con Cristo Resucitado, que exige fe y sinceridad, y deseo de encontrarse de verdad con Él. Además de comulgar y creer, la Comunión con el Cuerpo de Cristo exige la comunión con los hermanos. 3. MEDITACION (¿Qué me dice el texto?) En la solemnidad del “Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo” se nos invita a reconocer nuevamente el gran valor que tiene la Eucaristía en la vida de cada creyente. Participar en ella es celebrar la eterna alianza de Dios con nosotros, lo que exige estar unidos a Él y al hermano. Por tanto: - ¿Qué significa para mí celebrar juntos la misa? - ¿Por qué es necesario asistir a la Eucaristía dominical? - ¿Qué alimento es ofrecido en la Eucaristía? - ¿Por qué la misa es el centro de la vida cristiana? - ¿Qué ha significado para mí la Eucaristía? 4. ORACIÓN (¿Qué me hace decir el texto?) Orar para que los católicos crezcamos en el amor por la Eucaristía, participando en ella especialmente los domingos, pues el ideal es que se asista diariamente. 5. CONTEMPLACIÓN (¿A qué me compromete el texto?) Recordar que, asistir a la Eucaristía es un medio muy importante para contemplar a Jesús que nos alimenta con sus Palabras, su Cuerpo y Sangre. ¿A qué me compromete el texto? Ej. Asistir a la Eucaristía los domingos y, en cuanto sea posible, entre semana; motivar a otros a la Eucaristía, confesarme para comulgar, etc. Todo esto vivido en un ambiente de renovación como nos invita el Plan Diocesano de Pastoral (PQ). CANTO: YO LE RESUCITARE (MPC N° 478)