2 3 4 5 6 JAUME SOLER Y M. MERCÈ CONANGLA PRÓLOGO: RAMON FOLCH 7 Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 45). Para contactar con los autores o con Fundació ÀMBIT: www.ecologiaemocional.org www.fundacioambit.org [email protected] [email protected] © Jaume Soler y M. Mercè Conangla, 2013 © Editorial Amat, 2013 (www.amateditorial.com) Profit Editorial I., S.L. 2013 Diseño cubierta: XicArt Maquetación: www.eximpre.com ISBN EPUB: 978-84-9735-704-3 8 Sobre los autores: Jaume Soler y M. Mercè Conangla son fundadores de Fundació ÀMBIT. Dirigen el Master de Ecología Emocional y la Universit@rtdelviure. Son autores, entre otras obras, de la trilogía “De la familia obligada a la familia escogida” (Juntos pero no atados, Ámame para que me pueda ir, Juntos pero no revueltos) y Aplícate el cuento. www.ecologiaemocional.org www.fundacioambit.org Más información sobre los autores: Jaume Soler Mercè Conangla Sobre el libro: ¿Padecemos mayor contaminación emocional que atmosférica? La Ecología emocional es un modelo revolucionario que propone prevenir la contaminación y el calentamiento emocional y sus nefastas consecuencias. Enseña a traducir la información emocional y a canalizar creativamente dicha energía; a crear espacios emocionales protegidos y aprender la gestión ecológica de nuestros afectos. Dado que “el adentro condiciona el afuera”, cada persona puede escoger ser parte de la solución o del problema de la humanidad. Ésta es nuestra responsabilidad: mejorarnos a nosotros mismos para mejorar el mundo y conseguir una vida más equilibrada y armónica. La Ecología emocional es un ameno ensayo que incluye textos, relatos e integra visiones procedentes de la ecología, la literatura, la poesía, la psicología, la sabiduría popular y la filosofía. Más información sobre el libro • Otros libros de interés • Web de Amat Editorial 9 «Dedicado a las personas que han escogido en la vida formar parte de la solución en lugar de ser parte del problema.» 10 ÍNDICE Prólogo Presentación • La creación: escoge tu historia I PARTE: LA PSICOECOAFECTIVIDAD Capítulo 1: EL DESPERTAR DE LA ECOLOGÍA EMOCIONAL • Toda una vida para vivir, todo un mundo a explorar • La psicoecoafectividad: el equilibrio interno proyectado en el equilibrio externo • Los colores de nuestro paisaje • Emociones, ¿premios o castigos? • Asumir el riesgo de vivir • La salud emocional • La importancia del equilibrio y de la armonía • El equipaje del otro no es el que yo creo • La libertad de escoger • Que no se oxide nuestro corazón Capítulo 2: EL LÉXICO PSICOECOAFECTIVO • Un estruendo de palabras • Todo está en la palabra • Encontrar la palabra justa • Explicamos un cuento: La isla de los sentimientos • Palabras para dejar de escondernos • Glosario psicoecoafectivo Capítulo 3: ECOLOGÍA Y SENTIMIENTOS • El origen • La responsabilidad de ser • El ser humano, un ser que busca • Códigos que es preciso traducir • Los paisajes más exóticos para explorar • ¿Sentimientos buenos y malos? ¿Positivos y negativos? • La auditoría psicoecoafectiva • El autoconocimiento liberador • Una leyenda hindú Capítulo 4: LAS LEYES DE LA ECOLOGÍA EMOCIONAL • Ley de la diversidad y riqueza de afectos • Ley de la interdependencia afectiva • Ley de la gestión ecológica de los recursos afectivos Capítulo 5: EL CONSUMO AFECTIVO • La influencia de los valores sociales en el consumo afectivo • Emociones para el consumo, sentimientos «a la carta» • Sucedáneos emocionales • Los cosméticos emocionales II PARTE: LA GESTIÓN AFECTIVA DESADAPTATIVA Capítulo 6: LA GESTIÓN DESEQUILIBRADA DE LOS AFECTOS • La incorrecta gestión de los recursos emocionales • Si el corazón pudiese pensar, se pararía • Los recursos no son ilimitados • Dos sistemas operativos que conviven • Cuando el caos vence • Un balance emocional negativo 11 • Los precios que pagamos • Fugas de energía • Cuando «nos saltan las fichas»: el desborde emocional • El perfeccionismo utópico • Invertir energía en proyectos inadecuados • La incontinencia afectiva • La infrautilización de los recursos afectivos • La contaminación emocional • Un contaminante emocional: los rumores • Reprimir los afectos • La tala indiscriminada • Las basuras emocionales • Basuras crónicas • La generación de contenidos emocionales tóxicos • Embrollo emocional Capítulo 7: ATRAPADOS EN EMOCIONES QUE NOS ESCLAVIZAN • Una construcción a medio hacer • Desarmonía y patología • La prisa violenta • Tiempo sentido, tiempo vivido • Afectos indicadores de desarmonía • Ansiedad • Celos • Culpa • Envidia • Ira • Miedo • Odio • Resentimiento • Tristeza • Vergüenza 3 III PARTE: LA CUESTIÓN HUMANA Capítulo 8: LA GESTIÓN EMOCIONAL ECOLÓGICA • El saber imprescindible • Estamos en camino, pero no caminando • Vivir cada día • Aprender a discernir • Escogemos nuestra actitud y nuestra conducta • Ser uno mismo a pesar del entorno • Los ideales y las utopías necesarias • La llave del éxito: deseo, esfuerzo, perseverancia y acción • Nada se consigue sin esfuerzo • Si crees que estás perdido, lo estás • Provisionalidad: meditación de Séneca • La transformación necesaria, la «no resistencia» • La isostasia emocional • El drenaje emocional • Los siete principios de la gestión ecológica de las relaciones • Los efectos saludables de no inmiscuirnos en la vida de los demás Capítulo 9: ENERGÍAS LIMPIAS, RENOVABLES Y ECOLÓGICAS • Energía psicoecoafectiva • Un mar de pequeños fueguitos • Apasionarse por vivir • ¿Cómo es la ciudad de donde viene? 12 • Escoger el filtro adecuado • Todos los momentos son especiales • Sembrar energía positiva • Fuerzas para seguir adelante • Alegría • Curiosidad • Deseo • Fortaleza • Silencio • Soledad • Voluntad • Caricias positivas: las vitaminas emocionales Capítulo 10: ESPACIOS PROTEGIDOS: ECOSISTEMAS AFECTIVOS FRÁGILES • Reservas naturales, espacios protegidos 1 • Especies en peligro de extinción • Catálogo de afectos extremadamente delicados • Agradecimiento • Amistad • Amor • Compasión • Confianza • Esperanza • Felicidad • Generosidad • Serenidad • Ternura Epílogo: EL ARTE DE VIVIR LA PSICOECOAFECTIVIDAD • La fuerza creadora • Viajar, explorar, desprenderse • No se han podido llevar la música • La calidad de vida • Sin límites • La última semilla • ¿Podrá sobrevivir el hombre? • Poema a modo de despedida BIBLIOGRAFÍA 13 PRÓLOGO Se me hace que este libro va destinado a la clase de tropa. Un enfático cura de pueblo, a quien acaban de hacer santo, escribió un ramillete de entonadas banalidades dirigido a discípulos sobrevalorados, yo diría. Los demás, la gente común, eran clase de tropa, almitas de cántaro esclavas de su propia zoología, apenas merecedoras de atención alguna. Este libro, en cambio, se interesa plenamente por ellos. Se dirige a toda la escoria benigna que rehuye la ectoplásmica condición de los selectos irreales y que insiste en seguir llorando y riendo. Yo mismo, sin ir más lejos. Y muchos más. Clase de tropa como Neruda, Pessoa, Montaigne, Anaïs Nin, Ghandi, Fromm, Rosa Montero o Martí i Pol, infantería nada excelsa que transita sin cesar de cabo a rabo de la obra entorchándola de citas. Clase de tropa de carne y hueso que piensa y escribe desde que en el mundo se escribe y se piensa. Personas para quien la condición humana no es para nada un lastre, sino la única y propia realidad tangible. Clase de tropa con el corazón en la boca y emociones desgarradas. Usted mismo, seguramente. En la espléndida catedral de Plasencia, la lápida que sella el sepulcro de un obispo ya medio olvidado proclama: «La palidez de su rostro nacarino era fiel reflejo de su casta espiritualidad». De espanto. Su difunta ilustrísima, martillo de herejes, tampoco fue clase de tropa, sino un modelo ejemplar del paradigma enfermizo que en represiones y caras exsangües busca su norte y camino. Culpables de haber nacido, corren a lavar la tacha original en que nunca incurrieron tan pronto ponen los pies en el mundo. A partir de ahí, el placer es pecado y la biología una infamia. Pues no. El placer es la sabia gratificación decantada por millones de años de evolución triunfante. El placer es la recompensa por la acción biológicamente correcta. La cultura del dolor y la culpa, al contrario, es una morbosa perversidad cruel. Perversidad contra la cual, y a favor de la clase de tropa que siente y se enamora, yo diría que fue escrito este libro, anhelante por comprender al ser humano a partir de su zoología irrenunciable. Por ello habla de ecología emocional, que es una metafórica manera de inscribir los sentimientos en el ecosistema de la realidad. Me pregunto con qué autoridad lo prologo. Manuscrito en mano, tomo contacto por vez primera con los conceptos de psicoecoafectividad o de ecología emocional. No estoy, pues, en condiciones de valorar la obra. Sin embargo, diría que comparto inquietudes con sus autores, sobre todo esa vindicación insistente del instinto. La cultura 14 es una construcción social para encauzar las inclinaciones, o incluso para contrariarlas, pero en modo alguno para negar su existencia y menos aún para deslindar pretendidos culpables. Rescataremos la serena comodidad de ser como somos cuando seamos como queremos ser. Que el aire circule y las caras sonrían, descartadas palideces estériles. Hasta aquí, fuimos más inteligentes que sabios. Este libro recorre la historia y el espacio interior de cada quién en pos de evidencias. Bien cierto es, no fuimos lo bastante sabios. La sabiduría es conocimiento en el seno de una escala de valores. Desplazados los valores por ambiciones y dogmas, la sabiduría se nos fue de los dedos cual puñado de agua incomprendida. Así nos convertimos en eruditos torturados o en ignorantes culpables. La felicidad no se alcanza en un estado semejante. Y no siendo felices, no logramos ser buenos. Pienso que este libro explica este tipo de cosas. Y también se instala, tranquilamente, en la irreductible soledad de cada cual consigo mismo. Habla de la amistad como silencio compartido. Habla del amor como decisión voluntaria que ni salva ni condena. Distingue la esperanza del sueño, la voluntad del esfuerzo. De hecho, para encararse al universo sin hundirse en un mito de origen cualquiera, estas cosas son muy necesarias. Un aura bohisáttvica recorre el libro de principio a fin. Claro que, tal vez, tan solo me lo parezca. Hay tantas realidades como percepciones y, ahora y aquí, escribo simplemente la mía. Puede que el libro no trate de eso y el presente prólogo no pase de yerro. Será mejor que lean la obra. RAMON FOLCH Doctor en biología, socioecólogo 15 PRESENTACIÓN La creación: escoge tu historia En el principio era el caos, partículas alborotadas, atrayéndose y repeliéndose. Átomos desbocados aproximándose y alejándose en el silencio infinito, en la nada, sin plan, sin destino, sin conciencia. En una época sin tiempo, las partículas se fueron compactando, como temerosas de ser, y esta masa crítica generó la explosión inicial: el Universo en expansión. Y de la unión nació la separación y cada partícula emprendió una ruta propia sin saber a dónde la llevaría aquel viaje: se iniciaba el tiempo y con él nuestro origen y nuestra historia. Todo un Universo. Y dentro del Universo, una galaxia blanca llena de astros maravillosos y un pequeño, muy pequeño, planeta azul. La Tierra nace a partir de la unión y de la separación y estos dos principios han ido, desde entonces, siempre juntos. Al principio era el caos en la Tierra, pero a partir del caos apareció la organización y los organismos: la vida. De los primeros seres vivos simples, cada vez organismos más y más complejos fruto de la cooperación: células que se convierten en tejidos, tejidos que forman órganos y órganos que trabajan en equipo formando aparatos y sistemas especializados. Un organismo: vida en todas sus formas, vida mágica, vida sorprendente, vida inesperada, vida rara y valiosa. Vegetales y animales van ocupando la Tierra, van experimentando formas de ser y de adaptarse. La vida, con toda su fuerza, permite estos ciclos de vida y de muerte, de construcción y destrucción. Vida: energía primordial. Tiempo que pasa, tiempo que es caos, luchas, transformaciones, adaptaciones, vida y muerte... ¡¡¡CONCIENCIA!!! La evolución nos permite aparecer en este planeta y el ser humano aprende a adaptarse, evoluciona, adquiere conciencia de qué “es”, ocupa territorios, evoluciona y empieza su creación: La primera creación día primero: He aquí que homo vio la Luz, tomó conciencia de sí mismo y apareció el orgullo. Y el homo dijo: 16 —Soy el rey de la creación. Toda la Tierra está a mi servicio. Yo soy quien decide y puedo someter a todas las demás especies inferiores porque soy inteligente y el amo de todo. Y el orgullo se mezcló con la ignorancia y se inició la destrucción. día segundo: Y el segundo día, homo observó el firmamento. Respiró el aire fresco de la atmósfera y admiró la belleza del cielo. Y dijo: —Lanzaremos al aire los gases de las fábricas y los vientos los esparcirán. Ocuparemos el espacio y lo pondremos a nuestro servicio. Así fue como construyó aparatos que volaban y llenó el espacio de ondas, radiaciones, satélites artificiales y basuras que daban vueltas alrededor del planeta, atacaban la capa de ozono y envenenaban el aire. Homo probó el poder y le gustó. día tercero: El tercer día, homo vio la belleza de la Tierra y se dio cuenta de sus riquezas. Y aparecieron el egoísmo y la avidez. Así es que dijo: —Edificaré mis estancias en la tierra. Reinaré sobre todos sus recursos y sacaré provecho de ellos. Y homo edificó ciudades, carreteras y puentes, cortó árboles, quemó prados, destruyó selvas, perforó y aspiró la energía de sus entrañas y se enriqueció. Y para hacerlo aprendió a matar, a estafar, a robar y a ser deshonesto y cruel. Y entonces aparecieron la ira y la envidia. Y el sufrimiento fue creciendo en el mundo. día cuarto: El día cuarto, homo se fijó en la belleza y grandeza del mar. Y dijo: —Lanzaremos nuestras basuras al mar para que no nos molesten. El mar es muy grande y no se quejará. Apareció la inconsciencia.Homo hizo desembocar cloacas en el mar y lanzó en él los vertidos químicos de sus industrias. Derramó petróleo y todo tipo de tóxicos. Y fue así como las plantas y los animales acuáticos empezaron a morir, y el mar a perder su color en una lucha titánica para regenerarse y no morir. día quinto: El día quinto, homo vio que había muchos animales viviendo en el planeta, animales libres y nobles que jugaban bajo el sol y corrían por los prados. Homo dijo: —Capturaremos a estos animales y los pondremos en jaulas para divertirnos y experimentar con ellos. Así lo hizo. Y aparecieron la prepotencia y la crueldad. Muchas especies se 17 extinguieron y otras se volvieron locas. DÍA SEXTO: El sexto día, homo vio a otros seres homo de todas las razas, costumbres y lenguas. Y apareció el miedo a la diferencia, que unido a la ignorancia, generó celos y odio. Y homo dijo: —Construiremos armas poderosas para defendernos y destruir a los demás antes de que ellos nos destruyan a nosotros. Entonces homo creó armas de destrucción masiva que mataron hombres, animales y plantas y erradicaron la vida de la Tierra. DÍA SÉPTIMO: Y sucedió que al séptimo día homo descansó del trabajo hecho, y la Tierra quedó tranquila porque homo ya no la habitaba al haberse destruido a sí mismo. Y fue así que la VIDA volvió a tener una oportunidad. La segunda creación DÍA PRIMERO: He ahí que homo vio la Luz, tomó conciencia de sí mismo y apareció la humildad: —Soy uno más de los habitantes de este planeta. Este espacio no es mío, sólo soy un inquilino provisional. Toda vida es importante y todos nos necesitamos para sobrevivir. Y la humildad se mezcló con la curiosidad y la responsabilidad y homo inició la creación. DÍA SEGUNDO: Y el segundo día homo observó el firmamento. Respiró el aire fresco de la atmósfera y admiró la belleza del cielo. Y dijo: —Debemos cuidar este aire tan limpio porque de él depende la vida de todos. Es importante cuidar este firmamento, los astros que iluminan la noche y la atmósfera que nos protege de las radiaciones. Así fue como homo evitó la contaminación por gases o ruidos. Legisló para proteger este medio y educó para un consumo equilibrado y responsable. Entonces aparecieron el respeto y la alegría. DÍA TERCERO: El tercer día, homo vio la belleza de la Tierra y se dio cuenta de sus riquezas. Así es que dijo: —Edificaré con cuidado mis estancias en la Tierra. Intentaré construir viviendas 18 ecológicas que se alimenten de energía limpia. Respetaré la naturaleza e intentaré que mi paso no suponga destrucción. Recibiré con agradecimiento los dones de la madre Tierra y los repartiré con equidad. Y así fue como aparecieron la prudencia, la generosidad y la solidaridad entre los humanos y el resto de seres vivos. DÍA CUARTO: El día cuarto, homo se fijó en la belleza y grandeza del mar. Y dijo: —Tendremos un cuidado especial de estos parajes. Gestionaremos nuestros desperdicios de forma que no ensucien las aguas. Utilizaremos con sensatez los recursos del mar para nutrirnos y evitaremos su explotación desenfrenada. Y apareció el equilibrio, y homo vio que aquello era bueno. DÍA QUINTO: El día quinto, homo vio que había muchos animales viviendo en el planeta, animales libres y nobles que jugaban bajo el sol y corrían por los prados. Y homo dijo: —Crearemos amplios espacios protegidos donde todas las especies encuentren su lugar en libertad. Haremos un uso noble de los recursos que nos dan para nutrirnos y para la investigación. Y entonces aparecieron la compasión y la convivencia pacífica entre las especies. Y homo vio que esto era bueno. DÍA SEXTO: El sexto día, homo vio a otros seres homo de todas las razas, costumbres y lenguas. Y apareció el impulso de aprender de los demás, de relacionarse y de compartir en confianza. Y dijo: —Conviviremos juntos en paz y nos ayudaremos a crecer respetando la manera que le sea propia a cada uno. Y así fue como nacieron la amistad, la ternura y el amor. DÍA SÉPTIMO: He aquí que el séptimo día homo descansó del trabajo hecho... y la Tierra quedó tranquila porque homo había hallado la armonía en su interior con los demás y con la naturaleza. El ser humano entraba en una etapa de humanización creativa. Y así fue como la VIDA dio un gigantesco paso hacia adelante. Este libro propone un camino posible para llegar a la segunda creación a partir de la mejora de cada uno de nosotros. Estarnos convencidos de que el equilibrio interior de una persona va unido a la relación armónica con su entorno. De hecho, la vida siempre enseña que en la misma complejidad reside una enorme sencillez. 19 Jaume Soler M. Mercè Conangla I PARTE 20 LA PSICOECOAFECTIVIDAD Nunca una generación ha tenido tanta responsabilidad sobre sí misma y sobre su futuro como la generación actual. José Saramago 21 CAPÍTULO PRIMERO El despertar de la ecología emocional La vida es un viaje experimental realizado involuntariamente. Es un viaje del espíritu a través de la materia, y como es el espíritu quien viaja es en él donde se vive. Hay, no obstante, almas contemplativas que han vivido más intensamente, más extensamente y tumultuosamente que otras que han vivido externamente. El resultado lo es todo. Aquello que se ha sentido ha sido lo que se ha vivido. Fernando Pessoa Libro del desasosiego Toda una vida para vivir, todo un mundo a explorar ¿Nuestra vida a qué se puede comparar? A la gota de rocío que salta del pico del pájaro acuático, y en la cual se refleja la luna. Maestro Dogen Vida, sorpresa, misterio y belleza, mucha belleza... Aquí nos hallamos todos, pequeños humanos poblando un pequeño planeta perdido en un espacio inmenso. Humanos viviendo, con más o menos conciencia de estar vivos, el milagro de la vida y de la belleza de nuestro mundo. Humanos con dificultad para apreciar la magia de los colores de la luz de la luna reflejada en una pequeña gota de rocío. ¿Cuántos años llevamos vivos y cuánta vida hemos vivido plenamente? 1 El ciclo de la vida y de las estaciones, fundamental para la vida en la Tierra tanto para 22 los vegetales como para los animales y el hombre, se repite una y otra vez. La naturaleza es la manifestación constante de la vida que recomienza una y otra vez, siempre perseverante. Una semilla que se abre y se convierte en planta, una planta que crece y da flor y fruto, y luego muere y produce residuos. Unos residuos, o humus, que tienen también un motivo de ser porque enriquecen la tierra y le proporcionan nutrientes gracias a los que podrá iniciarse, nuevamente, el ciclo imparable de promesas que se convierten en realidades. La primavera que florece, el verano donde todo madura, el otoño que libera del peso de lo que está muerto y enlentece los ritmos biológicos y, finalmente, el invierno donde todo encuentra reposo, duerme y descansa para recomenzar. También las personas funcionamos con ciclos: ciclos de vida y muerte, de descanso y trabajo, de construcción y destrucción, de calma e inquietud, de reflexión y acción. Hablamos de vida, del mundo, de los demás y de nosotros; hablamos de nacer humanos y transformarnos en personas, hablamos de potenciales y realidades, de nuestra dimensión sapiens y de nuestra dimensión demens, y de la necesidad de equilibrar las dos dimensiones. Hablamos de vivir y explorar: tenemos todo un mundo para recorrer y todo un camino interior para encontrarnos y permitirnos nacer. En este camino, nuestra inteligencia y nuestra afectividad deberán aprender a trabajar en equipo para construir y construirnos, para no destruirnos a nosotros mismos, a nuestra especie, ni al mundo maravilloso donde vivimos. Sólo hay una esperanza para contener la destrucción y la violencia: recuperar nuestra sensibilidad para todo lo que está vivo. La psicoecoafectividad: el equilibrio interno proyectado en el equilibrio externo El ser humano lleva millones de años viviendo en el planeta Tierra. La mayor parte del tiempo la relación con su mundo afectivo, de forma similar a su relación con el medio externo, no ha sido demasiado equilibrada. Tenemos muchos indicios de ello: insatisfacción, insomnio, irritabilidad, represión, explosiones emocionales, fatiga, estrés y enfermedades psíquicas. También tenemos muchos signos de desequilibrio social que lo indican: la violencia y agresividad de unos contra otros, la falta de solidaridad, las prisas, la tensión, el egoísmo, los sentimientos de soledad y de infelicidad, y tantas otras señales que nos hacen pensar que estamos realizando una gestión incorrecta de nuestro mundo emocional, de forma similar a la que estamos haciendo con los recursos de nuestro planeta. Desde hace un tiempo hemos conocido el despertar de una nueva forma de entender las relaciones de las personas hacia sí mismas, los demás y el mundo. La ecología nos propone un camino muy importante que podemos aplicar a nuestro mundo emocional: el equilibrio. Nos enseña que una gestión adaptativa de nuestro mundo afectivo puede ser esencial en nuestra vida y aumentar nuestra capacidad para construir una felicidad auténtica y serena. Pessoa nos dice en el fragmento con que iniciamos este capítulo que 23 la vida es un viaje experimental realizado involuntariamente. Pensamos que, a pesar de que así sea, lo cierto es que, si ahora estamos aquí y estáis leyendo este libro, es porque hemos decidido voluntariamente continuar el viaje. Nadie puede obligar a nadie a vivir, ni tampoco puede decidir en su lugar de qué forma debe vivir su vida. Podemos vivir medio dormidos, con poca conciencia de nuestra realidad, dejándonos llevar por algo externo a nosotros mismos o, al contrario, escoger experimentar la conciencia de vivir y mantenernos despiertos en un viaje intenso e interesante. Y al elegir nos construimos y colocamos los fundamentos de un mundo interno equilibrado o caótico. Si observamos con atención veremos que el equilibrio interno se ve reflejado también en un equilibrio en nuestras relaciones con los demás y con nuestro entorno. La persona que se relaciona bien consigo misma tiene también la capacidad para hacerlo con los demás. En idéntico sentido se puede afirmar que quien siempre tiene problemas en sus relaciones personales debería plantearse si esta dificultad puede ser fruto de una mala relación consigo mismo. Nuestro mundo caótico, inestable y lleno de sufrimiento, pide soluciones de urgencia que deben nacer de cada uno de nosotros. Todos somos responsables de nuestro deterioro, del deterioro social, de la fragmentación y disgregación mundial y del desequilibrio que puede llevarnos a nuestra destrucción como especie. Se impone, pues, la necesidad de ser creativos y buscar planteamientos más equilibrados en nuestra vida. Es preciso y urgente que nuestra mente y nuestras emociones trabajen en equipo, que la complejidad de nuestro mundo afectivo con el que la evolución biológica y cultural nos ha dotado juegue a favor nuestro, en lugar de sabotear una y otra vez nuestro proyecto de vida. En este sentido, la ecología nos abre vías interesantes que pueden aplicarse a la gestión de nuestras emociones y sentimientos. Ésta es nuestra propuesta: la psicoecología afectiva, la psico-eco-afectividad. Los colores de nuestro paisaje El hombre necesita ir de un lado a otro para tener la sensación de que se recorre a sí mismo. Juan José Millás 24 El mundo emocional se puede comparar a los colores de los paisajes. Los paisajes son la metáfora de las diferentes situaciones que vivimos. Existe una gran diversidad de paisajes y cada uno está lleno de colores diferentes que vienen dados por las emociones y los sentimientos. A su vez, cada sentimiento puede tener diferentes matices y grados de intensidad. No existen sólo colores primarios sino muchas posibilidades de combinación entre ellos, de la misma forma que raramente existe en nuestro mundo emocional una emoción única y pura. Podemos sentir al mismo tiempo amor y enojo; alegría mezclada con tristeza y añoranza. Todos los paisajes tienen su encanto y su razón de ser2 e incluso, en un paisaje tan árido y difícil como el desierto, podemos encontrar belleza y vida. Así, el desierto podría ser una metáfora de la vivencia de una crisis: colores secos, amarillos, ocres, marrones y rojos se suceden en una aparente falta de recursos. No sabemos cuándo va a finalizar ni si podremos sobrevivir. Afectos como el miedo, la soledad, la pérdida, la incertidumbre, la angustia, la rabia, la añoranza o el coraje... aparecen y tiñen nuestro paisaje. A pesar de todo, si no cerramos nuestra mente y corazón, es posible aprender del desierto e incluso reconocerle cierto encanto y belleza. Lo cierto es que quedarse con un solo paisaje sería una pérdida de riqueza. También lo sería quedar anclarnos en determinado estado emocional y cerrarnos a los demás sentimientos. Negarse a vivir y a explorar los estados afectivos poco agradables nos priva de aprender y mejorar como personas. Emociones, ¿premios o castigos? Alguna cosa he aprendido en este sorprendente y árduo peregrinaje. Miquel Martí i Pol Desde el inicio de la vida estamos programados para sobrevivir, y para conseguirlo debemos incorporar conductas que nos protejan y nos permitan asegurar nuestra continuidad como especie. El impulso de vida es intenso en el ser humano. Freud llamó ello al aspecto mental que respondía a los instintos más básicos y que era totalmente inconsciente. Weiner ha dado el nombre de idiota interior a nuestra parte más irracional, mientras que otros estudiosos la sitúan en el sistema límbico, sede de nuestra emocionalidad. Lo que parece más claro es que las emociones, además de ser un sistema de evaluación que nos informa de nuestra realidad dándole una carga afectiva, pueden responder a un programa de premio y castigo. Su función sería premiar las conductas más adaptativas, aquello que hacemos bien y que nos favorece, mientras que nos penalizan cuando nuestra actuación es inadecuada. Así, si respondemos a las expectativas de nuestro cerebro, seremos recompensados con emociones agradables: felicidad, alegría, satisfacción. Si no respondemos de la forma adecuada seremos castigados con emociones desagradables: tristeza, malestar, vergüenza, etcétera.3 25 Los sentimientos impregnan casi todos los acontecimientos significativos de nuestra vida y juegan un papel concreto. Así solemos sentirnos orgullosos cuando recibimos una promoción (satisfacción de nuestro programa de poder), nos enfadamos cuando roban nuestra casa (expectativa no satisfecha del programa de supervivencia y territorio), nos sentimos alegres ante el nacimiento de un hijo (expectativa satisfecha de nuestro programa de vínculo y sexo) o sentimos un dolor profundo ante la muerte de alguien a quien amamos (expectativa insatisfecha del programa de vínculo). La finalidad será aumentar el placer y minimizar el dolor. Asumir el riesgo de vivir El día en que ir al cine sea ir a la vida, la industria quebrará. No obstante, el día en que ir a la vida sea como ir al cine, se agotarán las entradas. Juan José Millás Vivir es, por propia definición, un riesgo a sufrir, pero también una posibilidad de explorar, experimentar y aprender a construirnos como personas. Sólo los seres inertes no sufren porque no tienen sensibilidad. Incluso en la aparente seguridad del útero materno existe inseguridad y la posibilidad de esión. Nos referimos al hecho de vivir y no a la simple supervivencia. La diferencia reside en el control de nuestra historia personal y la adopción de un modelo de persona que elige ser responsable de sus elecciones; alguien capaz de obrar de forma coherente con sus valores personales, consciente del misterio y la oportunidad que supone vivir. Asumir el riesgo de vivir supone asumir el riesgo de conocernos. Como bien dice Hesse, podemos llegar a comprendernos los unos a los otros, pero sólo cada uno puede 26 interpretarse a sí mismo. Ésta es una tarea de toda una vida. La salud emocional Los sentimientos que nos hacen más daño, las emociones que más nos afligen, son las que son absurdas –el ansia de las cosas imposibles, precisamente porque son imposibles, la añoranza de aquello que nunca ha existido, el deseo de lo que podía haber sido, la pena de no ser otro, la insatisfacción de la existencia del mundo–; todas aquellas medias tonalidades de la conciencia del alma crean en nosotros un paisaje dolorido, una eterna puesta de sol de lo que somos [...]. Sentirnos es entonces un campo desierto al oscurecer, triste cañar al pie de un río sin barcos, negreando claramente entre las lejanas orillas. FERNANDO PESSOA4 Cuando no vivimos centrados en el presente y cargamos con la mochila del pasado o del futuro nos desequilibramos. Estos filtros nos centran en algo que no está a nuestro alcance porque nadie puede, por más tiempo que dedique a pensar y a obsesionarse con ello, hacer retroceder el tiempo, cambiar el pasado o anticipar el futuro. Si entramos en esta guerra perderemos muchas batallas y nos rodearemos de paisajes tristes y doloridos. Toda forma de absoluto pertenece al dominio de la patología.5 La salud emocional se consigue a base de abrirnos a nosotros mismos, a los demás y al entorno. Somos sistemas abiertos de energía, seres espirituales que necesitamos intercambiar no sólo ideas y conceptos, sino también sentimientos y emociones. Nos es preciso dar salida a las potencialidades que tenemos dentro, aprendiendo a confiar en la vida y pasando a la acción. Por eso es importante abrirnos y fluir con ella. No obstante, para conseguirlo deberemos enfrentar dos fantasmas importantes que nos pueden frenar: el miedo al abandono y el temor al rechazo. Veamos este poema de Pedro Salinas, que es un ejemplo del equilibrio necesario para gozar de una buena salud emocional y también una buena receta sobre cómo obtener un buen nivel de satisfacción vital: 27 La salud emocional es el resultado de realizar una buena gestión emocional. Si intentamos enmudecer las emociones, hacer como si no existieran y no desciframos la importante información que nos aportan, podemos llegar a la apatía y al embotamiento afectivo y convertirnos en seres insensibles. Los efectos pueden ser desastrosos. La falta de control de nuestro mundo afectivo, permitiendo que nuestras emociones nos dirijan, tampoco sería inteligente. Sólo si conseguimos realizar un buen trabajo de equipo entre nuestra mente racional y emocional será posible dirigir acertadamente nuestra conducta. Esta coherencia interna nos permitirá prevenir situaciones desadaptativas y patológicas: depresión, angustia, cólera, manía y conductas violentas o autodestructivas. La vida está llena de altibajos y nuestro objetivo es mantener el equilibrio. Si bien tenemos escaso control sobre el momento en que aparece o nos vemos arrastrados por determinada emoción, sí que podemos incidir sobre el tiempo en que ésta se mantendrá activa. Nuestra salud emocional va ligada a nuestra salud física y espiritual. Somos una globalidad no reducible a fragmentos aislados y desintegrados. La armonía y la coherencia interna y externa son los indicios más claros de salud psicoecoafectiva. 28 La importancia del equilibrio y de la armonía Debemos aprender a soportar lo que no podemos evitar. Nuestra vida está compuesta, como la armonía del mundo, de cosas contrarias, así también de tonos distintos, suaves y duros, agudos y sordos, blandos y graves. ¿Qué sería del músico que sólo amase algunos de ellos? Es preciso que sepa usarlos en común y mezclarlos. Lo mismo nosotros, el bien y el mal que son consustanciales a nuestra vida. Ensayos Montaigne Los seres humanos tendemos a buscar nuestra estabilidad y seguridad en el exterior, intentando controlar nuestra realidad. También intentamos dirigir a los demás e incluso pretendemos decirles cómo tiene que ser su proyecto de vida. En otros casos podemos llegar a depositar el control de nuestra vida en manos de otras personas siendo capaces de regalarles nuestros ojos y nuestra mirada viviendo pendientes de sus valoraciones y juicios. Es como si les preguntásemos constantemente: «Usted, ¿me puede decir quién soy yo?». Esta estrategia está condenada al fracaso al depositar nuestras esperanzas e incluso nuestra identidad en algo que está fuera de nuestro alcance y que cambia constantemente. El autocontrol emocional nos permite conseguir el equilibrio y el encuentro con nosotros mismos y relacionarnos con los demás de forma generosa respetando su libertad y espacios necesarios. Ésta sera una buena base para iniciar el camino hacia la armonía. El equipaje del otro no es el que yo creo Es una petulancia pensar que sabemos con qué equipaje vital viaja otra persona, y también una gran ingenuidad pensar que alguien puede saber, mejor que nosotros mismos, cuál es el nuestro. Resumimos un cuento que Jorge Bucay explica referente a este tema: 29 Se dice que una señora argentina fue a comprar dos pasajes para un vuelo de primera clase de Buenos Aires a Madrid. En el transcurso de la conversación, el empleado de la agencia se dio cuenta de que el acompañante de la señora era un mono. La compañía aérea se opuso a que un mono viajase en primera clase y no aceptó el argumento de la mujer que afirmaba que, si ella pagaba, podía decidir con quién viajar y a dónde. Aun así, la señora tenía mucha influencia y consiguió, gracias a la recomendación de un directivo de la compañía, que se aceptara que el mono pudiera viajar, en una caja especial cubierta con una lona, en la zona de las azafatas del avión, en lugar de ir en el almacén de equipaje. De mala gana la mujer aceptó y el día del vuelo llegó al avión con una jaula cubierta por una lona que llevaba el nombre bordado de «Federico». Ella misma se ocupó de que quedara bien instalada y se despidió del mono tocando la lona y diciendo: «Pronto estaremos en tu tierra, Federico, tal y como le prometí a Joaquín». A mitad del largo viaje, una azafata tuvo la ocurrencia de dar un plátano y agua al mono y, al levantar la lona, se dio cuenta de que el animal estaba muerto, tendido en el suelo de la jaula. Rápidamente avisó a los compañeros de a bordo quienes consternados, conociendo las importantes influencias de la señora, llamaron a la base para explicar el suceso y pedir instrucciones. Se les dijo que era preciso que la señora no se diera cuenta de nada, puesto que sus lugares de trabajo peligrarían. —Tenemos una idea —les dicen—. Haced una foto al mono y enviadla por fax al aeropuerto de Barajas y nosotros daremos instrucciones para reemplazar al simio tan pronto como aterricéis. El personal lo hizo al pie de la letra. Al llegar a Madrid tuvo lugar la sustitución. Compararon la foto del mono con el sustituto y, después de algunos retoques, dejaron al simio vivo dentro de la jaula y se llevaron el cadáver de Federico. Al bajar del avión, la señora reclamó la jaula al sobrecargo. —Aquí tiene su mono, señora. —¡Ay, Federico! Finalmente ya estamos en tu tierra... —dice la mujer, levantando la lona—¡Pero si éste no es Federico! —¿Cómo que no es Federico? ¿No ve, señora, que es su mono? —De ninguna forma, ¡éste no es Federico! —Señora, todos los monos son iguales. ¿Cómo sabe que no es Federico? —Muy sencillo, porque Federico... estaba muerto. La mujer llevaba el mono a enterrar a España porque se lo había prometido a su marido antes de que éste muriera. Lo cierto es que, a veces, damos por supuesto que sabemos con qué equipaje viaja el otro. Nos inmiscuimos en su vida e incluso insistimos en decirle lo que lleva consigo, lo que no lleva y qué debe hacer con su equipaje. Es esencial tener claro que no interferir e inmiscuirse en la vida de los demás es uno de los puntos esenciales de la psicoecoafectividad. 30 La libertad de escoger En cierto momento de la evolución animal ocurrió un acontecimiento singular comparable a la primera aparición de la vida. Sucedió que, en el proceso de evolución, la acción dejó de ser esencialmente determinada por el instinto... cuando la acción dejó de estar determinada por mecanismos transmitidos hereditariamente. Cuando el animal trasciende la naturaleza se convierte, biológicamente hablando, en el animal más desvalido: nace el hombre. El hombre que vive en el jardín del Edén en completa armonía con la naturaleza, pero sin conciencia de sí mismo, empieza su historia con el primer acto de libertad: desobedeciendo una orden. Erich Fromm La sociedad nos condiciona, pero llega un momento en que este argumento ya no es suficiente para explicar nuestra vida. El adulto debe asumir la responsabilidad de sus hábitos adquiridos y de las elecciones que hace. Escoger en libertad y asumir la responsabilidad es una tarea que no podemos rehuir si queremos mantener un buen equilibrio psicoecoafectivo. Stuart Mill decía que la libertad es el mejor remedio para los inconvenientes de la libertad. Por eso la libertad de escoger debe ir acompañada de la libertad interior y de la responsabilidad inherente a ella. Fernando Savater nos propone que, cuando escojamos, elijamos siempre aquellas opciones que nos permitan más adelante un número mayor de opciones posibles, en lugar de aquellas que nos cierren y nos dejen contra la pared. La mejor opción será la que nos abra a nosotros mismos, a los demás y a las nuevas experiencias y alegrías, evitando las que nos cierran y entierran. En función de nuestras elecciones favoreceremos la construcción de un modelo humano equilibrado o egoísta, insolidario y destructivo que puede provocar nuestra desaparición como especie. De nosotros depende: escoger en libertad es revolucionario, 31 por eso da miedo. Que no se oxide nuestro corazón Si adoptamos la perspectiva creativa y proactiva, sabremos y haremos aquello que debemos hacer. Marylin Ferguson Estamos invadidos por máquinas. Apretamos un botón y tenemos un mundo a nuestro alcance. Pero seguimos más tristes y solos que nunca y no se calma la sed de nuestro corazón. Procuremos que no se oxide como hierro sin destino. Procuremos que no le endurezca el trabajo o el egoísmo, la soledad o el odio. Procuremos que siga latiendo siempre al lado de otro corazón. Con este deseo, cuyo autor desconocemos, pero que compartimos, queremos finalizar este capítulo. Aquello que está en movimiento y se utiliza, ni se oxida ni se atrofia. Es preciso realizar un buen mantenimiento de nuestro mundo afectivo y no hay mejor mantenimiento que la acción. La vida es como ir en bicicleta: uno se cae si deja de pedalear.6 Si la función hace al órgano, dice la medicina, para cuidar nuestra salud psicoecoafectiva debemos aprender el valor de nuestras emociones y sentimientos y a darles salida pacífica, generosa y solidaria. 32 CAPÍTULO SEGUNDO El léxico psicoecoafectivo El lenguaje es un medio imprescindible para conocer los sentimientos ajenos y para comprenderlos. Sospecho que el léxico sentimental forma parte de los propios sentimientos. José Antonio Marina Un estruendo de palabras Somos sólo palabras, palabras que retumban en el éter. Palabras musitadas, gritadas, escupidas, palabras repetidas millones de veces o palabras apenas formuladas por bocas titubeantes. Yo no creo en el Más Allá, pero creo en las palabras. Todas las palabras que las personas hemos dicho desde el principio de los tiempos se han quedado dando vueltas por ahí, suspendidas en el magma del Universo. Ésa es la eternidad: un estruendo inaudible de palabras. Y a lo mejor los sueños también son sólo eso: a lo mejor son las palabras de los muertos, que se nos meten en la cabeza mientras dormimos y forman imágenes. La hija del caníbal Rosa Montero Decía Kierkegaard que las palabras son salvadoras porque permiten la comunicación. Otro autor, Pedro Salinas, decía que la lengua es una potencia vinculadora, pero que su energía vinculadora está en razón directa de lo bien que alguien hable y de la capacidad del que hable de poner en palabras su pensamiento y sus afectos. El lenguaje es un medio imprescindible para identificar, conocer y comprender nuestros sentimientos y los de los demás. El léxico sentimental forma parte de los propios sentimientos. Juan José Millás escribe en uno de sus artículos que, al nacer, alguien toma en sus brazos aquel pedazo de carne fresca y la comienza a amasar con palabras. Las palabras, los mensajes que nos dan las personas que nos reciben, que nos cuidan y nos educan, van configurando nuestras creencias y la conciencia de nosotros mismos: así somos niños o niñas, altos o bajos, guapos o feos, inteligentes o tontos, competentes o incompetentes, valientes o débiles... porque, como dice Millás, nos cuecen en una salsa de adjetivos, nombres, pronombres, verbos, preposiciones y adverbios. El lenguaje condicionará nuestra construcción y aceptación. A veces no somos suficientemente conscientes del poder que las palabras tienen para 33 construir una identidad. Pueden ayudarnos a crecer o pueden ser obstáculos a saltar, pueden ser miel o pueden ser armas; pueden ser dardos que se clavan o puentes que unen. Tanto es su poder que es preciso conocer su funcionamiento y significado. José Antonio Marina nos explica que, al dar nombre a algo, relacionamos una experiencia con el saber acumulado bajo el nombre que hemos aplicado. El lenguaje tiene como finalidad adquirir una buena comprensión de nosotros mismos, de los demás y del mundo que nos rodea; es un elemento indispensable en la comunicación humana. Al ser capaces de relatar lo que ocurre en nuestro interior, somos capaces de poner en orden nuestro caos interno. El hecho de relatar nuestra vivencia a otro ser humano, de poner en orden las ideas y esforzarnos por expresarlas de forma coherente, provoca unos efectos terapéuticos de primer orden: hemos dado sentido a lo que pensamos o sentimos. La inteligencia ha tomado el control de nuestra parte primitiva y ha iniciado un trabajo en equipo con nuestro mundo afectivo. Es sano y necesario para nuestra salud establecer una comunicación de calidad. Las palabras son un vehículo necesario porque, si bien el lenguaje corporal ya comunica nuestro estado emocional, es la palabra la que nos permite mostrarnos generosos y compartir nuestra particular visión y experiencia de vida con otro ser humano. Todo está en la palabra Han prohibido las palabras para que no pongan en peligro la frágil inmovilidad del aire. Miquel Martí i Pol La importancia de adquirir un buen léxico para expresar nuestra afectividad está fuera de duda. El poeta Miquel Martí i Pol nos dice en uno de sus poemas que lo que está claro en las palabras, está claro en la vida. Pablo Neruda, en su libro Confieso que he vivido, también hace una apología de ellas. Así, en un fragmento nos dice: 34 Encontrar la palabra justa No es nada fácil encontrar la palabra justa, sobre todo cuando nos movemos en el ámbito emocional. Nuestro pensamiento es veloz y se mueve en muchas direcciones a la vez. La palabra está siempre –como dice Saramago–7 necesitando pedir permiso, tropezando con la duda, dando vueltas a un adjetivo o a un tiempo verbal que surge sin hacerse anunciar por el sujeto. A veces decimos lo que no queremos decir, o no somos capaces de expresar o encontrar las palabras adecuadas para pronunciar lo que sí necesitamos decir. Pero son las palabras precisas, acertadas y bien hilvanadas las que son capaces de llenar las ausencias, abrir las ventanas de otra alma y dotar de sentido nuestra experiencia vital. 35 Explicamos un cuento: La isla de los sentimientos Érase una vez una isla en la que habitaban todos los sentimientos: la Alegría, la Tristeza y muchos, muchos más, incluido el Amor. Un día avisaron a sus habitantes de que la isla se hundiría. Inmediatamente todos los sentimientos se dieron prisa en abandonar la isla. Subieron a sus barcos y empezaron a navegar, alejándose. Todos menos el Amor, que decidió quedarse un poquito más en la isla que tanto amaba antes de que se hundiera para siempre. Cuando la isla estaba a punto de anegarse por completo, el Amor empezó a ahogarse y pidió ayuda. Pasó la Riqueza en su barco y el Amor le dijo: —¡Riqueza, llévame contigo! —No puedo, hay mucho oro y plata en mi barco y no me queda espacio para ti — respondió. Después le pidió ayuda a la Vanidad, que estaba pasando en aquel momento por allí: —Vanidad, por favor, ¡ayúdame! —No te puedo ayudar, Amor, estás todo mojado y vas a arruinar mi barco —dijo. Entonces el Amor pidió ayuda a la Tristeza: —Tristeza, ¿puedo ir contigo? —Ay, Amor, estoy tan triste que prefiero ir sola. Desesperado, el Amor empezó a llorar. Entonces oyó una voz que le decía: 36 —Ven, Amor, yo te llevo. Era un viejecito muy amable. El Amor estaba tan feliz que se olvidó de preguntar su nombre. Al llegar a tierra firme, el Amor le preguntó a la Sabiduría: —Sabiduría, ¿quién era el viejecito que me trajo hasta aquí? —Era el Tiempo. —¿El Tiempo? ¿Y por qué sólo el Tiempo me quiso llevar? La Sabiduría le respondió: —Porque sólo Tiempo es capaz de ayudar y entender un gran Amor. Palabras para dejar de escondernos Si sacas aquello que hay dentro de ti, lo que saques te salvará. Si no sacas aquello que hay dentro de ti, lo que no saques te destruirá. Evangelio de Tomás Dice André Compte-Sponville que la palabra sólo le interesa si es lo contrario de una protección, cuando es riesgo, apertura, confesión y confidencia. Dice que le gusta que alguien hable de la misma forma que se desnuda, no para que lo vean, como hacen los exhibicionistas, sino para dejar de esconderse.8 Sólo de esta forma las palabras pueden ser una fuente de comunicación y riqueza afectiva: en la medida en que permiten a otro ser humano acceder a un paisaje privado y único del que la palabra puede ser la clave. No obstante, la palabra también puede ser una protección o un disfraz y usarse para esconder el mundo interior. De nosotros depende su uso creativo y honesto que nos permitirá crear vínculos que aliviarán el sentimiento de soledad que, a veces, sentimos al encarar nuestro destino. Glosario psicoecoafectivo La primera mañana de la creación escribió las palabras que la última alba del juicio final descifrará. Omar Khayyám A continuación se exponen un conjunto de palabras que se refieren a conceptos ligados a nuestra psicoecoafectividad. Nuestro mundo afectivo tiene muchos puntos de unión con el mundo exterior, de forma que si somos capaces de encontrar un buen equilibrio interior, también seremos capaces de cuidar del mundo que nos rodea. Nuestro mundo y nosotros, y nosotros con los demás y el mundo, configuramos un juego caótico, pero a la vez armónico, que se llama vida, una vida que es preciso proteger porque es todo lo que tenemos. Abono emocional 37 O vitaminas emocionales. Ayudan a crecer y a vivir. Van muy buscadas y son muy valiosas. Tienen efectos incluso a dosis mínimas. Si se utilizan generosamente los resultados pueden ser espectaculares. Gracias a ellas crecen sentimientos muy especiales: amor, amistad, ternura. Ayudan a construir una buena autoestima y la confianza en uno mismo. Pueden ser: • Refuerzos positivos que surgen como fruto de una observación o valoración sincera del otro o de su actuación: “Muy bien, veo que te has esforzado. Me gusta lo que has hecho o dicho. Has tenido una conducta muy generosa. Te felicito.” • Un abrazo, una sonrisa, una caricia. • La expresión de agradecimiento. Comunicar al otro de qué forma influye positivamente en nosotros: “Me gusta estar contigo; estoy contenta de tenerte como amigo; gracias por escucharme...” • Facilitar entornos plácidos, pero también estimulantes. • Tiempo de silencio, tiempo de risa, tiempo para estar juntos, tiempo de soledad y de intimidad. • Respeto y aceptación. Basuras emocionales Residuos emocionales mal gestionados o sin gestionar. Contaminan el medio en forma de agresiones verbales o conductas destructivas: quejas, resentimiento, rencor, mal humor, desánimo, rumores, juicios negativos, furia, rabia, menosprecio, cinismo... Tienen un impacto negativo en nosotros mismos y en nuestras relaciones personales. Biodegradable No te atragantes con recuerdos. Miquel Martí i Pol Cada otoño caen millones de hojas y ramas muertas de los árboles. Son materias biodegradables. Las hojas se pudren y desaparecen, fundiéndose lentamente con la tierra, haciéndola rica y saludable. Algunos detergentes y materias plásticas, en cambio, no se pudren, no cambian, no son biodegradables. Se quedan en el suelo, en el agua o en el aire y pueden envenenarlos. El cambio, las pérdidas, por ejemplo, inciden en el ámbito emocional causando cierto caos pero pueden ser integrados mediante procesos de transformación. No es sano aferrarse a una emoción y no permitir que esta evolucione. Incluso materias aparentemente sin utilidad o dolorosas pueden ayudar a hacer más fecundo el mundo emocional; eso sí, han de ser materias biopsicodegradables. Cartografía emocional ¿Por qué obstruimos el camino que conduce a los tesoros que poseemos? ¿Qué fuerza nos da tanto miedo ante la inacción? Es la puerta, sólo la puerta que es pesada de empujar. Es extraño que nuestra naturaleza posea a la vez la posibilidad del despertar y 38 el miedo a entregarse a él. OLIVIER GERMAIN-THOMAS El mapa mental del mundo que utilizamos como guía en la vida diaria. Contiene la memoria emocional, información con carga afectiva que señala zonas de peligro, de exploración, rutas adecuadas… Dice Von Oech que, hace siglos, cuando a los cartógrafos se les acababa el mundo conocido antes de terminar de llenar el pergamino, dibujaban un dragón en la esquina de la hoja. Este era un signo que indicaba a los exploradores que entrarían en territorio desconocido bajo su propio riesgo. Lamentablemente, algunos exploradores tomaron este símbolo de forma literal y tuvieron miedo a aventurarse en estos mundos desconocidos. Otros, sin embargo, fueron más audaces y vieron en este símbolo una señal de nuevas oportunidades e hicieron importantes descubrimientos. Todos vamos elaborando una cartografía emocional en la que dejamos constancia de nuestros miedos, nuestras zonas de peligro, los restos de nuestros naufragios y pérdidas. Es muy importante descubrir dónde tenemos dibujados dragones en nuestro mapa ya que estos límites pueden ser los territorios emocionales más importantes a explorar. Precisamente son los dragones quienes nos indican nuestras posibles áreas de mejora y crecimiento. Zonas de seguridad y comodidad o zonas de riesgo e incertidumbre. Son estas últimas las que nos empujan a crecer. Contaminación emocional El mal genio es el que nos mete en líos. El orgullo es el que nos mantiene en ellos. Los afectos en mal estado o sin elaborar pueden contaminar aquello que está cerca. Su uso indiscriminado, en dosis inadecuadas y sin precauciones, puede causar efectos muy nocivos. Muchos estados emocionales se contagian: el mal humor, el enojo, el desánimo, la abulia, la desesperanza, la ansiedad y el miedo... contaminando nuestras relaciones con las personas cercanas. Hay sentimientos de alto riesgo contaminante como el rancor, el resentimiento y el odio. Nuestros sistemas emocionales son sistemas abiertos y en constante comunicación con el entorno. Es preciso manejar algunas emociones con prudencia ya que pueden ser peligrosos para nuestro medio ambiente psicoecoafectivo en caso de uso inadecuado. Somos responsables de autogestionar nuestras basuras emocionales y así colaborar en el cuidado de nuestro clima emocional global manteniéndolo limpio y armónico. Conservas emocionales Sé feliz en un instante. Este instante es tu vida. Omar Khayyám Cuando el entorno afectivo es favorable, vivimos situaciones agradables y tenemos experiencias de plenitud, tenemos una buena cosecha de sentimientos valiosos con los cuales podemos fabricar conservas emocionales para cuando los tiempos no sean tan 39 buenos. Dostoievski decía que la persona que acumula recuerdos felices en su infancia está salvada para siempre. Una conserva emocional nos puede ayudar a mantener la esperanza cuando nos encontramos en un momento de desierto o de mala cosecha. Guardar en la memoria imágenes, palabras, situaciones especiales; llevar un diario de agradecimientos por todo aquello que vale la pena en nuestra vida y por los dones que a diario recibimos... son formas de nutrirnos para momentos de déficit. Desierto Como el hueso del fruto que debe abrirse para que su corazón aparezca al sol, es preciso que conozcas el dolor. Y si tu corazón pudiese continuar maravillándose de los milagros cotidianos de tu vida, tu dolor no te parecería menos maravilloso que tu alegría: aceptarías las estaciones de tu corazón como has aceptado siempre las estaciones que pasan por los campos. KHALIL GIBRAN El desierto corresponde a un momento emocional en el que uno se siente en tierra yerma, falto de recursos, solo, sin saber a dónde va ni cómo acabará aquello que vive. Como en un desierto, la situación que se vive es crítica, extrema y se sufre mucho. No se sabe si se podrá superar. Sólo se siente que la vida emocional está en peligro. El desierto emocional puede ser una metáfora de las situaciones de crisis: nos planteamos si las podremos cruzar, si serán largas, si tendremos los recursos necesarios, si saldremos vivos de ellas o qué precio vamos a tener que pagar. Tampoco sabemos si alguien nos acompañará en esta travesía. El miedo, la incertidumbre, la soledad, el cansancio y la sensación de abandono son algunos de los colores emocionales de este paisaje. Desertización Dice un personaje de La noche sagrada, de Tahar Ben Jelloun: «... Hay alguna cosa que me inquieta: estoy amenazada por la indiferencia, algo que llamamos el desierto de las emociones. Si dejo de sentir algo, me agostaré y desapareceré. Así es que mejor reír... estamos de paso... No permitamos que el tiempo se aburra en nuestra presencia». Graciela Baquero9 La desertización es el estado en el cual uno siente que en su interior no hay vida. Ha habido una devastación emocional. Hace tiempo que no llueve. Han muerto o se han arrancado todas las plantas. La tierra ha perdido el poder de nutrir y se ha vuelto inhóspita. No se siente nada. Quizá, sólo muy adentro de la arena y la piedra, quedan semillas de vida que están esperando un entorno más favorable. Cuando una persona no siente, o no se permite sentir, se convierte en un muerto viviente. Tal vez no sufrirá, pero el precio es demasiado caro: ha dejado de vivir. Efecto invernadero y lluvia ácida Tenemos apenas el tiempo de decir las cosas de cada día. Midamos bien los silencios, y 40 los gestos, y las palabras. Miquel Martí i Pol Cuando vamos desprendiendo a nuestro alrededor partículas tóxicas y contaminantes, éstas pueden irse acumulando hasta construir una capa a nuestro alrededor que no deje pasar los rayos de sol, tan necesarios para la vida. Esto crea un microclima negativo y se produce la lluvia ácida. Recibimos aquello que hemos emitido, y la vida, que intenta crecer a nuestro alrededor, queda reducida a cenizas ante tanto elemento tóxico. Este efecto puede ser provocado por la contaminación emocional, el uso abusivo e inadecuado de mal humor, agresiones verbales y no verbales, rencor, resentimiento, envidia, celos, posesión y odio; también la crítica constante, la queja, el victimismo, la verbalización de sólo lo que no se ve bien, o no se vive bien, o no va como uno querría; la tendencia a señalar siempre los defectos de los demás sin reconocer los puntos positivos, los comentarios negativos, los juicios y los etiquetajes. Lluvia ácida que quema, que arrastra todo lo que hay de vivo y positivo en una relación. Poco a poco, vamos quedando aislados en un entorno hostil donde nada bueno puede crecer, donde las relaciones de calidad se convierten en imposibles. Energía emocional Bienaventurados aquellos que sueñan sueños y están dispuestos a pagar el precio de hacerlos realidad. Cardenal Suenens La energía emocional es el combustible que nos ayuda a vivir: automotivación, alegría, amor, curiosidad, deseo, ternura, voluntad… Hay personas alegres y positivas que parece que tengan más energía que el resto. Dice Erica Jong que esto sucede porque no malgastan la energía en la represión o en la autocontemplación. Sentirse miserable, dice, no es un pasatiempo, sino un trabajo a dedicación completa. La automotivación será, pues, la competencia emocional a entrenar para ser capaces de generar la energía necesaria para vivir y crear. La alegría, el amor y la ternura nos van a aportar mucha de esta energía limpia y renovable. Ser joven de espíritu no tiene que ver con la edad cronológica ni tampoco con las condiciones en que uno vive. Había una anciana que tenía muchos años pero era muy vital. A pesar de que se movía apoyada en unas muletas era como una dinamo. Era voluntaria en el ayuntamiento y siempre estaba dispuesta a ayudar a quien lo necesitara. Un día un nuevo amigo le preguntó qué enfermedad había padecido que le había dejado aquellas secuelas físicas. Ella le explicó que, de niña, había sufrido poliomielitis y que durante unos años estuvo casi paralítica. El amigo le dijo: —Evidentemente aún tienes un problema importante de movilidad. ¿Cómo te las apañas para poder hacer tantas cosas? 41 La anciana le respondió con una sonrisa: —¡Ah, querido amigo, es que la parálisis nunca me afectó ni el corazón ni la mente! Agujero de ozono psicoecoafectivo Sus malas críticas íntimas eran tan penetrantes y tan duras que nunca era capaz de arriesgarse a recibir, ni tan sólo una, del exterior. Erica Jong Pérdida de protección debido a que en una zona de nuestro espacio psicoecoafectivo hay un «agujero» que hace que determinados estímulos sean recibidos sin el filtro mínimo necesario. Cuando no somos capaces de recibir y filtrar determinado comentario, un juicio de valor, cierta crítica, y notamos que sus efectos son dolorosos, debemos pensar que tal vez tengamos un «agujero» en nuestro espacio psicoecoafectivo. Es tarea nuestra averiguar sus dimensiones y qué podemos hacer para repararlo. La exagerada susceptibilidad ante determinados comentarios o acontecimientos puede ser un síntoma que dé la primera señal de alarma. Nos falta autoestima, esta capa protectora que nos protege y da confianza. Ella nos permite discriminar qué críticas hay que considerar y cuáles permitir que nos resbalen. Espacios de crecimiento o Nicho psicoecoafectivo Siempre es incierto el espacio de ti mismo en que lentamente puedes edificarte. Miquel Martí i Pol Se explica que el pez favorito de muchos coleccionistas es la carpa japonesa llamada koi. Lo más fascinante de este pez es que, si lo mantenemos en una pecera pequeña sólo crece unos centímetros de largo. Si lo colocamos en un recipiente mayor o en un estanque pequeño puede llegar a tener más de dos palmos y si vive en un estanque mayor puede alcanzar casi medio metro. Pero cuando crece en un lago grande, el pez koi puede llegar a crecer hasta casi un metro. Podemos hacer una analogía con las personas. Todos necesitamos un espacio idóneo donde crecer y desarrollar nuestros potenciales. Nuestro entorno puede condicionar, hasta cierto punto, nuestro grado de desarrollo, pero en lo que se refiere a nuestro crecimiento emocional, el horizonte se halla más en nuestros ojos que en la realidad. Todos fijamos nuestros propios límites. Podemos decidir el tamaño y condiciones de nuestro espacio de crecimiento: no tenemos por qué vivir enclaustrados en peceras. Reciclar sentimientos El arte y la filosofía nos ayudan a transformar el dolor en conocimiento. Schopenhauer Reciclar sentimientos es el arte de la alquimia y la transformación. La idea de movimiento se puede asociar a la idea de aprovechar la ocasión. Todo cambio o crisis puede ser una oportunidad para evolucionar y descubrirse a uno mismo. Un material 42 emocional que, en un principio, parece complicarnos la vida, puede transformarse, mediante un proceso de elaboración, en algo muy positivo para nuestro crecimiento personal. Tomamos un sentimiento que nos causa sufrimiento, lo tratamos de la forma adecuada, añadimos otros ingredientes: esfuerzo, trabajo, ilusión y perseverancia; lo pasamos por diversos filtros, lo lavamos bien y extraemos de él todos los aprendizajes que contiene. El final del proceso es un cambio, un nuevo conocimiento y un paso de mejora personal. Así es como los celos pueden transformarse en una mayor autonomía y seguridad en uno mismo; la envidia en solidaridad y generosidad, y la ira en energía positiva y creatividad; el miedo en confianza y superación personal. Reservas naturales, espacios protegidos El viaje más largo es el viaje hacia nuestro interior. Dag Hammarskjold A veces, en el transcurso de nuestra vida olvidamos que somos animales, más o menos sapiens, que seguimos teniendo necesidad de espacio y de respeto a nuestro territorio propio para poder funcionar de forma adaptativa. Y en ocasiones, no solamente no ganamos espacios a medida que crecemos, sino que los vamos perdiendo al permitir que nos invadan, o dejando de explorar a fin de no movernos de nuestra franja de rutina y comodidad. Así podemos permitir que sentimientos y emociones desadaptativas nos invadan y no dejen espacio a otros afectos necesarios en nuestra vida y esta falta de espacio nos hace sentir ahogo y angustia. Al hablar de protección de espacios no nos referimos sólo a espacios físicos sino también a espacios de intimidad, de silencio, de soledad; espacios de decisión, de amor, de serenidad, de creación; todos ellos espacios que nos hacen más personas. Por eso es esencial declararlos zonas protegidas y evitar su invasión. Estos territorios interiores forman parte de nuestro «pulmón verde», nos ayudan a respirar mejor y nos permiten una mejor calidad de vida y equilibrio personal. Segregación psicoecoafectiva Afecto por afecto, es preferible la alegría a la tristeza. André Compte-Sponville En ecología, la separación de los materiales nos permite efectuar una buena gestión y aprovechamiento cuando ya han cumplido su finalidad, evitando contaminaciones, acumulaciones y permitiendo un buen reciclaje. Con los afectos es preciso hacer lo mismo. En primer lugar, es necesario conocerlos y diferenciarlos, dado que nos aportan informaciones que ni tienen la misma calidad ni las mismas posibilidades de aportarnos el equilibrio que tanto buscamos. La segregación psicoecoafectiva es la competencia que nos permitirá diferenciar los elementos tóxicos y peligrosos de los adaptativos y bondadosos. El impacto de unos y otros en nuestra vida es muy distinto. Las emociones son datos valiosos si sabemos darles nombre, traducirlos, interpretarlos 43 y gestionarlos adecuadamente. Lo que sí que puede tener un impacto positivo o negativo será el uso que hagamos de estas informaciones. Debemos tener presente que algunos afectos son tan exigentes que nos piden dedicación completa, centran totalmente nuestra atención y a veces son incompatibles con el crecimiento de otros. Un ejemplo sería el odio, que es un afecto que requiere una dedicación casi exclusiva, al igual que el amor. Un ejemplo de sentimiento tóxico, si no sabemos gestionarlo, podría ser el resentimiento. El resentimiento es como beber nosotros un vaso de cianuro esperando que sea el otro el que se muera. Es necesario segregar bien nuestros afectos para poderlos gestionar con inteligencia fomentando aquellos que nos ayuden a mejorar y dejando que desaparezcan los que crean desequilibrio y son peligrosos para nuestro bienestar. 44 CAPÍTULO TERCERO Ecología y sentimientos El geómetra loco dibujó un punto en el papel y aplaudió sonriente. Inició desde el punto una curva, aplaudió y después la alargó con aplicación, sacando la punta de la lengua. Cerrando repentinamente el círculo, lloró. Así somos nosotros, que festejamos el nacimiento de un niño y lloramos la muerte de nuestra madre. Lanza del Vasto El origen Los cuatro elementos que según los filósofos griegos constituían el mundo, la tierra, el aire, el fuego y el agua, son formas concretas de las experiencias de la sabiduría: Así la tierra nació de su confusión, el agua de su temor, el aire de la consolidación de su dolor, mientras que el fuego... era inherente a todos estos elementos... como la ignorancia se hallaba escondida en estos tres sufrimientos. Evangelios Gnósticos En el origen es la ignorancia, o quizá una sabiduría que se encuentra en una dimensión fuera de nuestro alcance. Al inicio no somos conscientes y a medida que crecemos, sufrimos dolores de parto para dejar atrás la ignorancia y adquirir el conocimiento de nosotros mismos como seres únicos y diferentes de los demás. La conciencia no nace sin dolor y surge de la confusión inicial y del hecho de vencer el temor. Una conciencia y un conocimiento que nos hace crecer, pero que, al mismo tiempo, nos pone en evidencia la soledad, que será parte de nuestro equipaje vital a lo largo de nuestra ruta. La responsabilidad de ser Se cuenta que una mujer agonizante se vio llevada, de repente, ante un tribunal celestial. —¿Quién eres? —Le preguntó una voz. —Soy la mujer del alcalde —repuso ella. —Te he preguntado quién eres y no con quién estás casada. —Soy la madre de cuatro hijos. 45 —Te he preguntado quién eres y no cuántos hijos tienes. —Soy maestra de escuela. —Te he preguntado quién eres y no cuál es tu profesión. —Soy cristiana. —Te he preguntado quién eres y no tu religión. —Soy una persona que iba todos los días a la iglesia y ayudaba a los pobres. —Te he preguntado quién eres y no lo que hacías. Nuestra obligación es ser. No ser un personaje determinado, ni ser «alguien», sino sencillamente, “ser”. Antes nos decían que debíamos luchar toda la vida por «ser alguien», nosotros estamos convencidos de que debemos luchar para llegar a ser «nosotros mismos». La evolución y despliegue de nuestro potencial y el descubrimiento y construcción de nuestro sentido de vida es lo más revolucionario. Si nos hacemos mayores manteniendo un trabajo personal diario tendremos la experiencia parecida a la escalada de una montaña: mientras subimos nuestras fuerzas se ponen a prueba y a veces disminuyen, pero nuestra mirada cada vez es más amplia y libre. Lo cierto es que si no somos capaces de encontrar el paraíso en nuestro interior, no seremos nunca capaces de hallarlo en casa de otra persona. El ser humano, un ser que busca No se trata de cómo yo te llame, sino a qué respondes tú. Pero si no sabes quién eres, cualquiera puede ponerte un nombre. Y si cualquiera puede ponerte un nombre, entonces responderás a cualquier cosa. Proverbio Africano Nunca tantas personas han buscado tanto como hoy en día.10 La búsqueda es una constante, se viaja y explora en todas las direcciones y hacia todos los horizontes. Nunca como hoy se ha huido tanto de la vejez, de la enfermedad y de la muerte; nunca tanto como hoy se ha intentado hacer todo lo posible para prolongar la vida y hacerla grata. Nunca como hoy ha habido más terror a la destrucción total de la humanidad. Nunca el hombre ha sido tan pequeño y minúsculo ante el mundo y sus estímulos, ante los diferentes universos que se abren a nivel microscópico y espacial. Aun así, también nunca como ahora, este hombre tan pequeño ha intentado hacerse fuerte, creativo y sabio. Nunca como ahora el ser humano ha buscado tanto el amor, la paz, la comprensión y el equilibrio, aunque sea a costa de explorar caminos difíciles o imposibles. Es en la búsqueda donde se halla la posibilidad de superarnos y mejorar. Es en el descontento, en la falta de conformidad y en la interrogación constante donde reside el impulso de trascender nuestro destino. Códigos que es preciso traducir 46 Todas las vidas son difíciles; el éxito de la realización de algunas de ellas radica en su forma de afrontar los sufrimientos. Cada dolor es una confusa señal de que hay algo que va mal, que puede engendrar tanto un buen como un mal resultado, en función de la sagacidad y la fortaleza de quien lo sufre. La ansiedad puede precipitar el pánico o bien dar lugar a un análisis de aquello que va mal. La sensación de injusticia puede conducir al asesinato o a una innovadora obra de teoría económica. La envidia puede desembocar en amargura o bien en una decisión de competir con un rival y en la producción de una obra maestra. Alain de Botton11 Los fenómenos afectivos aparecen en la conciencia sin que el individuo haya intervenido de forma consciente. Nacen a partir de determinados estímulos internos como pueden ser la información sobre el estado físico de nuestro cuerpo o bien nuestros pensamientos, recuerdos e imaginación; también por estímulos externos procedentes de determinada situación y de las conductas de otros. Las emociones y sentimientos son informaciones que tenemos disponibles y que pueden ampliar nuestro mapa de situación al proporcionarnos datos muy importantes sobre cómo estamos llevando nuestro proyecto de vida, nuestras relaciones con los demás y con nosotros mismos. Todo acontecimiento que produce una resonancia afectiva en nosotros es importante por algún motivo. Por eso, el hecho de no considerar estas informaciones o traducirlas incorrectamente puede reducir nuestra calidad de vida y niveles de satisfacción vital. Nuestro mundo emocional es muy rico en paisajes y tonalidades. En él conviven al mismo tiempo muchos afectos que se superponen unos a otros o se potencian mutuamente: son los códigos que debemos saber descifrar para vivir mejor y con mayor armonía. Los paisajes más exóticos para explorar No todo viaje es externo: hay transcursos decisivos que no van de un punto geográfico a otro, sino que deambulan sólo por la intimidad de la conciencia [...]. La más audaz de las travesías, el descubrimiento del más exótico paisaje, la más remota de las peregrinaciones, no pueden proporcionarnos nada parecido a un estado de ánimo [...]. Aquello que nos sucede siempre nos sucede dentro. Después de todo, toda experiencia siempre es interior. FERNANDO SAVATER12 Toda una gama afectiva a nuestra disposición. ¿Qué diferencia hay entre sentimientos, emociones y estados de ánimo? ¿Qué son las pasiones? Los afectos determinan siempre actitudes y conductas. A su vez, las conductas y las valoraciones de las situaciones que vivimos provocan el nacimiento de determinados afectos. Así, por ejemplo, el miedo nos mueve a la huida, el amor a la aproximación, el asco al vómito, la vergüenza a la 47 ocultación, la alegría a la acción, la tristeza a la introspección, la furia al ataque, la ternura a la caricia y el odio a la destrucción. Cuando el alma se dispara iniciamos la exploración, dice Savater, y la aventura nunca falla. Podemos intentar prescindir de nuestras emociones y sentimientos y centrarnos sólo en nuestro mundo racional, dejar pasar la aventura de sentir, de saber que sentimos y qué sentimos. Pero también podemos aceptar el reto de vivir con conciencia nuestra afectividad e incorporar esta información valiosa en nuestro mapa. Nos esperan entonces los paisajes más exóticos a explorar. ¿Sentimientos buenos y malos? ¿Positivos y negativos? El corazón tiene razones que la razón ignora. Blaise Pascal Todos los afectos tienen su razón de ser. Siempre nos proporcionan información significativa y la cuestión es qué decidimos hacer con ella. La variedad emocional es importante y es básico saber aceptar e integrarse en el paisaje que en cada momento nos toca vivir. En todo caso, es preciso buscar los entornos más favorables y poner en juego nuestros recursos y mecanismos de adaptación a fin de que nuestros afectos jueguen a nuestro favor y no en su contra. Una persona siente, y aquello de bueno o de malo que ocurra a continuación dependerá en buena medida de su destreza para reconocer, traducir y gestionar esas emociones, y del hecho de quedar anclado en ellas o de saber desprenderse y canalizarlas. Los sentimientos pueden ser valorados como desadaptativos cuando provocan más sufrimiento y obstaculizan la realización de nuestros planes de vida; apartan a las personas de nuestro lado y tienen efectos destructivos sobre nuestra personalidad; aparecen en momentos inadecuados, promueven un modelo deshumanizado de persona y atentan contra la solidaridad global. Se nos ha educado en la idea de que hay afectos permitidos o buenos y otros negativos o malos y que, por tanto, no es lícito expresarlos o reconocerlos. Pero, ¿os habéis preguntado en alguna ocasión qué pasaría si, de repente, todas aquellas emociones que valoramos como negativas desaparecieran de nuestra vida? ¿Qué pasaría si el miedo, el enojo, la ira o la aversión dejasen de informarnos? ¿Quién nos protegería de los peligros, de los abusos y de los estímulos poco favorables? Es posible que nuestra existencia estuviese en peligro al no tener la información pertinente para efectuar los cambios adaptativos necesarios. La auditoría psicoecoafectiva Que pueda hacer tan sólo de mi vida una cosa sencilla y recta parecida a una flauta de caña que tú puedas llenar de música. 48 Rabindranath Tagore ¿Alguien piensa que puede ser malo o negativo para un empresario hacer una auditoría de su empresa? ¿Es malo o negativo saber que tiene un «agujero negro» en su contabilidad? ¿O que está incumpliendo las normas de eliminación de residuos? ¿Es negativo que sepa que las reservas de la empresa están mal gestionadas y que puede quebrar? ¿Necesita saber si las inversiones que está haciendo no tienen los efectos esperados o que las decisiones que se toman no sólo no se acercan, sino que dificultan los objetivos propuestos? Estamos convencidos de que nadie negaría la necesidad de tener estas informaciones. Esconder la cabeza bajo el ala no sirve más que para ir a la quiebra. De igual forma ocurre con la gestión de los afectos: es esencial y bueno saber cuál es nuestro balance emocional aunque pueda no ser agradable y nos cause dolor. Hacer una auditoría emocional supone trabajar el autoconocimiento para saber qué sentimos, qué significa esta información y qué cambios y decisiones debemos efectuar para favorecer nuestro despliegue y equilibrio personal. ¿Qué gama de emociones predomina en nuestra vida? El autoconocimiento liberador No vemos las cosas tal y como son, las vemos tal y como somos nosotros. Anaïs Nin Hay muchos tipos de conocimiento de uno mismo. Saber darse cuenta de lo que sentimos es importante, pero la conciencia y los cambios no se producen sin dolor. El crecimiento personal comporta cierto nivel de sufrimiento porque tomar conciencia, dar nombre a los sentimientos y analizar nuestras actitudes y conductas es parecido a un «parto emocional» que nos empujará a realizar cambios para recuperar la coherencia. Y, en ocasiones, estos cambios pueden tener un enorme impacto en nuestra vida diaria. Al tomar una decisión de cambio se van a producir pérdidas en nuestro balance vital, además de las ganancias que se deriven. No obstante, no tomar decisiones también es una decisión con consecuencias y, muchas veces, peores. El camino del crecimiento personal supone perseverar en el autoconocimiento toda la vida, entender por qué nos sentimos mal, por qué sentimos miedo y de qué tipo es, así como por qué nos paralizamos cuando queremos decidir y actuar. Este camino no es posible sin trabajo, constancia y voluntad. La autoconciencia es la primera de las competencias emocionales y la base sobre la que vamos a construir las demás. Ahora bien, si cuando tomamos conciencia de algo no actuamos en consecuencia, aún nos podemos sentir más atados y oprimidos que antes de ser conscientes de ello. Hemos entrado en contradicción, lo sabemos, y somos conscientes de que no estamos haciendo nada para resolverlo. Tal vez, no nos sentimos con fuerzas para pagar los precios de los cambios necesarios para resolver la incongruencia en la que vivimos. Decimos que el autoconocimiento es liberador si lo emprendemos como la tarea de 49 toda una vida y cuando trabajamos para ser congruentes. Entonces, ya no es posible vivir echando la culpa a los demás de aquello que nos ocurre. Somos sujetos protagonistas y, por tanto, activos y responsables. Una leyenda hindú Una vieja leyenda hindú explica que hubo un tiempo en el que todos los hombres eran dioses. Pero se dice que abusaron tanto de su divinidad que Brahma, el Dios Supremo, decidió quitarles el poder divino y esconderlo en un lugar inaccesible. El gran problema fue encontrar el escondite apropiado. Cuando los dioses menores fueron convocados para resolver el dilema, propusieron: —Vamos a enterrar la divinidad del hombre bajo la tierra. Brahma respondió: —No será suficiente. Cavará y cavará, y al final la encontrará. Entonces los dioses propusieron: —Entonces, podemos tirar la divinidad a lo más profundo de los océanos. Brahma respondió: —No, pues tarde o temprano el hombre explorará las profundidades de los océanos y seguramente un día la encontrará. Entonces los dioses menores dijeron: —No sabemos dónde esconderla. Parece que no hay un lugar en el cielo ni en la Tierra, ni en el mar, donde no pueda descubrirla algún día. Y Brahma dijo: —Eso es lo que haremos con la divinidad del hombre. La vamos a esconder en lo más profundo de sí mismo. Será el único lugar donde nunca se le va a ocurrir buscar. Desde la noche de los tiempos, dice la leyenda, el hombre ha dado la vuelta a la tierra, la ha explorado, escalado, navegado y cavado, a la búsqueda de algo que tiene en su interior. 50 CAPÍTULO CUARTO Las leyes de la ecología emocional El mejor gobierno: el de uno mismo. La mejorfilosofía: estar en paz con la conciencia. La mejor ocupación: difundir la felicidad. El mejor arte: gravar en la memoria cosas bellas. Ley de la diversidad y riqueza de afectos La vida natural depende de su diversidad y riqueza Todos los afectos son necesarios Soy de la opinión de que si usted quiere gozar del arco iris tendrá que soportar la lluvia. DOLLY PARTON Un bosque o un jardín en el que coexistan una gran variedad de especies será más rico y tendrá mayores posibilidades de supervivencia que aquellos formados por una sola variedad. La variedad afectiva permite más y mejores combinaciones, pone a prueba más estrategias y, por tanto, posibilita mayor creatividad, capacidad de sorpresa y adaptación inteligente. Los afectos nos proporcionan una información valiosa que, si sabemos captar y traducir, nos permitirá vivir de forma más adaptativa y equilibrada. Así tomamos conciencia de si nuestras conductas nos facilitan o boicotean la vida, de cómo nos relacionamos con los demás y de la calidad de dichas relaciones. También nos pueden impulsar a replantear nuestro proyecto vital o a efectuar modificaciones en el mismo. En ocasiones nos disculpamos con los demás por sentir lo que sentimos pero lo cierto es que no escogemos nuestras emociones. Incluso las emociones consideradas socialmente inaceptables pueden ser piezas importantes para nuestra construcción personal si somos capaces de mirarlas de frente y actuar en consecuencia. Todos los afectos son necesarios y su variedad es una fuente de riqueza que nos permite protegernos y proyectarnos en un entorno lleno de retos y cada vez más complejo. Hay muertos que andan Mientras no sepa qué necesita una planta, un animal, un niño, un hombre, una mujer, y mientras no me desprenda de aquello que me figuro que es mejor para el otro y de mi deseo de controlarlo, el amor es destructivo, un beso de la muerte. Erich Fromm El amor es el sentimiento que mejor indica que se está vivo de verdad. Al amar tejemos 51 unas redes sutiles y flexibles, pero también potentes con nuestro entorno que dotan de sentido nuestra existencia. Éste es un relato que puede ayudarnos a reflexionar sobre ello: Un hombre que acababa de morir llegó al cielo. San Pedro lo sometió a un largo interrogatorio: —¿Has amado alguna mujer? —No. —¿Has amado a un amigo? —No, a nadie he dado mi afecto. —¿Has sentido ternura por un niño? —No, nunca. —¿Has amado la naturaleza? —Tampoco. San Pedro lo miró severamente y le dijo: —Entonces... ¿por qué no habías llegado antes? ¡Hace mucho tiempo que estás muerto! Evitemos la censura afectiva Podemos en cada gesto ganar nuevos ámbitos y con cada palabra acrecentar la esperanza. Miquel Martí i Pol No hay afectos positivos o negativos, buenos o malos. Los afectos aparecen y nos informan. Lo más importante es qué hacemos y cómo gestionamos estas informaciones. La represión de los afectos o el intento de ceñir nuestro mundo emocional sólo a las emociones que consideramos aceptables, simulando que los demás no existen, sólo nos lleva al fracaso. Pero esto tampoco significa que debamos quedar atorados en ellos. Es necesario detectar qué sentimos, traducirlo bien, y dejar que los afectos fluyan, canalizándolos adecuadamente. La energía no debe bloquearse, necesita fluir. La ira, el miedo, la angustia, la inseguridad, la desesperación, los celos, la vergüenza... existen, como también existen la armonía, la seguridad, la tranquilidad, la esperanza y la generosidad. Todas enriquecen nuestro mundo emocional, coexisten y comparten el mismo espacio y debemos admitir que se dan por algún motivo. Así, el proceso de gestión emocional adecuado podría tener los pasos siguientes: • Sentir. • Darnos cuenta de qué sentimos. • Identificar el afecto dándole el nombre preciso. • Traducir la información del mismo. • Valorarla. • Incorporarla a nuestro mapa de situación. • Pasar a la acción, si es necesario, dejando que el afecto fluya dándole una salida no agresiva. 52 No sentimos igual, ni falta que nos hace El principio de la diversidad y riqueza de afectos es aplicable no sólo a nosotros mismos sino también a nuestras relaciones con los demás. No sentimos igual, ni falta que nos hace. Ante el mismo estímulo o ante la misma situación, una persona puede sentir coraje y otra temor; una considerarla un obstáculo insalvable y otra un reto; una sentir ira y otra ansia. Se explica que un hombre entró en una habitación oscura. Le pareció que había una serpiente en el suelo y, del susto, tuvo un infarto y murió. Otro hombre entró, al cabo de un rato, en la misma habitación. Antes de entrar encendió la luz. En el centro de la habitación había una enorme cuerda enrollada. No tuvo problema alguno. Encender o no la luz, conocernos o no, puede condicionar la forma en que vivimos determinada situación. Sería equivocado pensar que nuestra vivencia emocional es idéntica a la de otra persona. Si partimos de este supuesto y actuamos en consecuencia podemos tener una gran cantidad de conflictos interpersonales. Siempre debemos comprobar antes cuál es el paisaje emocional del otro y en qué colores está pintado (sentimientos) porque donde alguien ve un puente, otro puede ver un precipicio, donde uno ve una serpiente, otro ve una cuerda. Es básico estar atentos y preguntar. Sólo así nos será posible conseguir un diálogo profundo y una comunicación de calidad. ¿En qué paisaje te encuentras? ¿De qué colores está pintado? ¿Cómo te sientes? ¿Qué sientes? Son preguntas importantes. Somos ricos, variados y diversos en nuestros afectos y este es el reto y la oportunidad de relacionarnos. Ley de la interdependencia afectiva Todas las formas de vida dependen entre sí. Creo que hoy deberíamos decir: seamos hermanos porque estamos perdidos, perdidos en un pequeño planeta de suburbio, de un suelo suburbano, de una galaxia periférica, de un mundo privado de centro. Ahí estamos, pero tenemos las plantas, los pájaros, las flores, tenemos la diversidad de la vida, las posibilidades de la mente humana. Este es ahora nuestro único fundamento y nuestra única fuente de recursos posibles. Edgar Morin Somos sistemas de energía abiertos Si vivimos como respiramos: tomando y soltando, no nos podremos equivocar. Clarissa Pinkola-Estés Los seres humanos somos sistemas energéticos abiertos. Podemos limitarnos a funcionar con la propia energía dosificándola al máximo y usándola sólo para sobrevivir o escoger una estrategia alternativa y emocionalmente más ecológica: la irradiación de energía positiva y el intercambio reequilibrante. En el primer caso hay un bloqueo de energía que nos priva de hacer y ser. Al querer ahorrarla y guardarla sólo para uno mismo no tiene lugar el intercambio reequilibrante necesario para vivir productivamente. Al ser 53 egoístas con nuestra energía sólo conseguimos irla perdiendo. «Nos hacemos» a base de relacionarnos con los demás y las estrategias de irradiación e intercambio nos van a permitir desplegarnos, crear, nutrir y nutrirnos de esta energía en un intercambio generoso y constante. Es una apuesta por la solidaridad energética. Nadie es emocionalmente autosuficiente El ser humano productivo es aquel que es activo desde dentro, que se relaciona activamente con el mundo, aquel para el cual estar relacionado y vinculado con el mundo es una necesidad interior. ERICH FROMM Antonio Gala dice que el hombre es un ser racional que no ejerce, un ser incapaz de percibir que en su interior existe todo un universo que refleja el universo exterior del que constituye una parte de forma ordenada y armónica. Dice: el mono loco es sordo a la música de las esferas y ciego a la deslumbradora claridad de la verdad. Para este viaje no necesitaba tanta alforja. La interrelación con los demás y con nuestro entorno es una realidad. Constantemente lanzamos mensajes emocionales a nuestro alrededor, mensajes que piden atención, ternura, alejamiento, espacio; mensajes que transmiten angustia, necesidad de cercanía; mensajes que pueden no ser captados por aquellos a quienes van destinados y que quizá serán traducidos por otras personas más receptivas; mensajes que, en algunas ocasiones, se perderán. La satisfacción de nuestra demanda va a depender de que haya una persona sensible que la capte y le dé respuesta. Nos necesitamos unos de otros: en el terreno emocional nadie es autosuficiente. El mundo afectivo de una persona está pintado con una amplia gama de colores y tonalidades. A veces quisiéramos eliminar algún color que nos causa sufrimiento, pero si aplicamos este principio nos daremos cuenta de que unos afectos dependen hasta cierto punto de la existencia de otros. Los hombres hacen planes para exterminar los mosquitos porque les molestan, pero no se dan cuenta de que al exterminarlos hacen imposible la vida de las golondrinas que se alimentan de mosquitos. ¿Cómo ser conscientes de la armonía, del equilibrio y de la paz si no hemos vivido alguna vez la ansiedad, el desequilibrio y el desasosiego? ¿Cómo podemos percibir la seguridad si no hemos convivido con el miedo? Los contrastes, el ying y el yang, lo positivo y negativo, lo que capto y lo que transmito: todo es uno. El efecto boomerang El amor exige brazos abiertos. Con los brazos abiertos uno deja que el amor venga y se vaya a voluntad, libremente, dado que de todas formas así lo hará. Si uno cierra sus brazos para retener amor, se hallará tan sólo reteniéndose a sí mismo. Leo Buscaglia Esta generosidad amando y dando nuestra energía a los demás, ayudando o colaborando desinteresadamente en un proyecto para mejorar el mundo, tiene un importante efecto 54 boomerang. La energía desprendida por amor, generosidad o bondad nos es devuelta sobradamente y nos puede llegar de las personas más inesperadas. ¿Queréis una anécdota? Os transcribimos a continuación una nota de una alumna de la cual, desde hacía unos años, su profesora no sabía nada. Había sido una adolescente un poco difícil en vías de ser considerada «un fracaso escolar». Decía así: Hola, soy una ex alumna tuya. Ahora trabajo como educadora en una escuela pública de educación especial. Todo me va muy bien. Y aunque quizá no te acuerdes de mí, yo sí que recuerdo a la profesora que me motivó y ayudó. Aún continuo estudiando. Espero que todo te vaya muy bien. Besos y muchas gracias. No dejó ni la dirección ni el teléfono. La profesora no le pudo hacer saber lo importante que para ella fue esta nota después de tantos años. Efecto boomerang, energía positiva que vuelve incrementada. Si hoy lee esta anécdota se reconocerá en ella. La energía le habrá retornado de nuevo. Todo lo bueno que hacemos tiene un impacto positivo en el Universo Todo el mundo fuera de mí, no sólo me concierne sino que me constituye. Jordi Llimona Se cuenta que había una vez un escritor que vivía en una playa tranquila cerca de un pueblo de pescadores. Todas las mañanas andaba por la orilla del mar para inspirarse, y por las tardes se quedaba en casa escribiendo. Un día, caminando por la playa vio a un joven que se dedicaba a recoger las estrellas de mar que encontraba en la orilla y, una por una, las iba devolviendo al océano. —¿Por qué haces esto? —preguntó el escritor. —¿No se da cuenta? —dijo el joven—. La mar está baja y el sol brilla. Las estrellas se secarán y morirán si las dejo en la arena. —Joven, hay miles de kilómetros de costa en este mundo y centenares de miles de estrellas de mar repartidas por las playas. ¿Piensas acaso que vas a conseguir algo? Tú sólo retornas unas cuantas estrellas al océano. Sea como sea, la mayoría morirán. El joven cogió otra estrella de la arena, la lanzó de retorno al mar, miró al escritor y le dijo: —Por lo menos, habrá valido la pena para esta estrella. Aquella noche el escritor no durmió ni consiguió escribir nada. A primera hora de la mañana se dirigió a la playa, se reunió con el joven y los dos juntos empezaron a devolver estrellas de mar al océano. El contagio emocional Las políticas de gestión del medio ambiente deben basarse en el principio de precaución. Las medidas medioambientales han de anticiparse, prevenir y eliminar las causas de degradación del medio ambiente. En el caso de que existan amenazas incipientes de daños graves o irreversibles, la falta de certeza científica completa no debe evitar o retrasar las medidas que impidan la degradación del medio ambiente. 55 DECLARACIÓN EUROPEA DE BERGEN13 Las emociones y los sentimientos se contagian. La empatía tiene sus primeras demostraciones en el fenómeno de la angustia empática que se da en los recién nacidos. ¿Sabéis que cuando uno de ellos llora en el nido del hospital muy pronto acaban uniéndose a su llanto todos los demás? 14 Nuestro sistema límbico, sede de las emociones, es un sistema abierto y, por lo tanto, condicionado externamente. Por eso nuestra estabilidad emocional depende en buena parte de las relaciones que establecemos con los demás. Tendemos a sintonizar con las emociones de las personas con quien nos relacionamos, tanto en lo que se refiere a emociones desagradables –mal humor, irritabilidad, pesimismo, ira– como placenteras –alegría, armonía, calma, buen humor–. Podríamos deducir, pues, que en función de cómo escojamos nuestras relaciones tendremos más posibilidades de contagiarnos en un sentido o en otro. Cuando nos contagiamos de emociones desagradables que aumentan el sufrimiento hablamos de contaminación emocional. Una de nuestras responsabilidades como adultos es la elección del medio psicoecoafectivo adecuado para nosotros. Si nos relacionamos en círculos de personas en los que dominan las emociones negativas es necesario poner en práctica el principio de precaución y emprender acciones para cambiar de círculo si no queremos acabar contagiados. Las constelaciones de afectos Ninguna vida es capaz de cegar ni seducir tanto como la que se vive puertas adentro de uno mismo. Miquel Martí i Pol ¡Qué complejo es el mundo de los afectos! Como los astros en constelaciones giran unos alrededor de otros en órbitas que a veces confluyen y colisionan. Todo un mundo 56 interior, puertas adentro, que esconde un universo emocional que nunca acabamos de explorar y en el que tenemos mucho miedo de perdernos. Puede ocurrir que, a partir de determinada emoción, se desencadenen toda una catarata de afectos que se van ligando unos a otros, alborotando el panorama emocional interno de forma similar a una explosión en cadena que es difícil detener una vez iniciada. El paso de un tipo de afecto a otro es fácil: forman algo parecido a sistemas planetarios o red donde una emoción gira cerca de otra. Veamos un ejemplo: Con el tiempo y un trabajo de elaboración podemos pasar de una emoción primaria como la ira, que bien gestionada puede ser incluso positiva para nosotros,15 a un sentimiento como el odio, que puede teñir de amargura toda nuestra vida. También podemos pasar de la curiosidad a la sorpresa, de la sorpresa a la alegría y de la alegría al amor. Es interesante conocer las constelaciones emocionales para afrontar lo que sentimos y darle una salida sana. Es un viaje hacia un espacio interior más inexplorado que nuestra geografía externa. Ley de la gestión ecológica de los recursos afectivos Todos los seres vivos y todos los recursos son limitados El destino antropológico del homo-sapiens-demens es no dejar nunca de hacer dialogar en nosotros sabiduría y locura, atrevimiento y prudencia, economía y dispendio, templanza y consumación, desprendimiento y vínculo. Edgar Morin Una gestión inteligente Es natural que las mentes diminutas maten al hombre antes de tiempo, que detengan su desarrollo en aquel punto en que resulta más cómodo para la propia paz de espíritu. 57 Henry Miller Los recursos de nuestro planeta –el agua, el aire, los minerales, las fuentes de energía, las plantas y las especies animales– son limitados. Su explotación inadecuada y su mal uso pueden provocar un desequilibrio difícil de contener cuando se llega a un punto crítico. Sabemos, y cada vez somos más conscientes de ello, que ha de haber unos límites en el consumo y que deben existir mecanismos para proteger lo que es valioso, ya que de ello depende nuestra supervivencia individual y como especie. Gestionar el riesgo es actualmente el reto científico y tecnológico más importante que tienen planteadas las sociedades occidentales en el tema de medio ambiente. Se trata de hacer sostenible y seguro su (excesivo y no sostenible) consumo de recursos y el aumento consiguiente de los riesgos que esta forma de obrar comporta. También en nuestro mundo afectivo existe un gran caudal de recursos que pueden facilitar nuestra vida en el sentido de una mayor y mejor adaptación a nuestro entorno, el logro de nuestros objetivos de vida y el cultivo de unas relaciones personales más satisfactorias. No obstante, estos recursos tienen unos límites que dependerán, en buena medida, de cómo sea la gestión que realizamos. Por ejemplo, una buena gestión de nuestros recursos emocionales hará que nuestras fuentes de energía –la ilusión, la automotivación o la alegría– sean energías renovables y que otras –como la ira, la envidia y el miedo– sean energías reciclables. Una incorrecta gestión puede provocar, en cambio, que la ira derive en resentimiento y odio, y que la energía que estos afectos producen se pierda o se utilice para destruir. Nuestros afectos son materiales delicados que no pueden utilizarse de cualquier forma. De nosotros depende efectuar una gestión inteligente. El principio de aprovechamiento de la energía psicoecoafectiva Alma mía, no aspires a la vida inmortal, antes bien agota el campo de lo posible. Píndaro La energía no se crea ni se destruye, se transforma. Lo más importante no es tanto la cantidad disponible como la forma en que la gestionamos. Es preciso saber invertir de forma beneficiosa para nosotros. Se considera que entre los proyectos que crea la inteligencia hay dos que son comunes a la mayoría de personas: ser felices y conseguir la perfección. La búsqueda de la felicidad es el gran motor de muchas vidas. Queremos ser felices, pero a menudo ignoramos qué nos da felicidad y, con este objetivo tan vago, corremos el riesgo de elegir proyectos que, no sólo no nos conducen a la felicidad, sino que, además, consumen nuestra energía. Es necesario reflexionar sobre cómo conjugar este deseo con nuestras posibilidades de ser y de hacernos, con nuestra fuerza de voluntad, y el sentido del deber que nos condiciona. El principio de aprovechamiento de energía nos pide evitar ir tropezando continuamente con la misma piedra; significa intentar no chocar siempre contra el mismo obstáculo, supone aprender a decir no y también basta; nos mueve a tomar conciencia de cuál es el momento oportuno para decir adiós a alguien o a algún 58 proyecto; nos enseña a saber abandonar y a saber recibir de forma inteligente y consciente. La elección inteligente de nuestros objetivos es básica para la conservación de unos niveles buenos de energía. A veces nos obcecamos en conseguir cosas que no dependen de nosotros como, por ejemplo, cambiar a una persona que no quiere hacerlo. Éste sería un ejemplo de misión condenada al fracaso. Es más inteligente invertir nuestra energía en lo que tenemos un mayor margen de control: la mejora de nosotros mismos y el despliegue de nuestro potencial humano. 59 CAPÍTULO QUINTO El consumo afectivo El ser humano de hoy se ha transformado en una mercancía y concibe su vida como un capital que es necesario invertir a fin de que reporte beneficios. Si lo consigue, es un triunfador y su vida tiene sentido; si no, es un fracasado. ERICH FROMM La influencia de los valores sociales en el consumo afectivo Emociones para el consumo, sentimientos «a la carta» La sociedad de consumo nos consume, y además, pagando. La publicidad, la comodidad personal y la escasa educación recibida en materia de sentimientos hace que sea bastante fácil engañarnos con sucedáneos y que nos den gato por liebre. Nosotros lo ponemos bastante fácil debido a nuestras inseguridades y dependencias emocionales. El día del padre, de la madre, del niño, de los abuelos y de los enamorados intentan sutilmente mover nuestras emociones, a través de determinadas campañas de publicidad, con una finalidad consumista y económica. Si alguien no sigue las pautas se inducen sentimientos de culpa. Culpa por no «amar bastante, no ser atento, o ser poco detallista». Así, nos venden coches, perfumes, ropa y accesorios, y nosotros los compramos aunque, a menudo, nos sentimos vacíos y descontentos, ya que no era eso lo que el anuncio nos ofrecía de forma implícita. Nosotros lo que queríamos obtener realmente era sexo, belleza, triunfo, seguridad, estatus, poder, atractivo o amor. ¿Consumimos emociones? ¿Devoramos emociones? ¿Necesitamos que la adrenalina corra por nuestra sangre para sentirnos mejor y más vivos? ¿Buscamos emociones como un objetivo por sí mismo? ¿Sentimos como consecuencia de actuar, o actuamos para sentir? Deportes de alto riesgo, películas, novelas, atracciones, juegos de rol, telebasura, teatro, Internet... y tantos y tantos productos de consumo para sentir emociones fuertes que llenen nuestro vacío afectivo o satisfagan nuestro deseo de vivir otras vidas. ¿Qué nos quieren vender y qué estamos dispuestos a comprar? Seguridad, facilidad, poder, control, felicidad, riesgo, seguridad, rapidez... puede ser arriesgado consumir estos sucedáneos, estos afectos sustitutivos que nos llenan de infelicidad, vacío, falta de sentido o vida virtual. Al querer protegernos del esfuerzo de vivir realmente en activo, asumimos un riesgo mayor: el de una vida irreal que puede finalizar sin haber sido 60 iniciada. Podemos elegir consumir emociones enlatadas o elaborar los afectos de forma natural. Una decisión inteligente es señal de una buena salud emocional. Sucedáneos emocionales Los hombres serán más inteligentes y más agudos; pero no serán mejores ni más felices, ni más fuertes en la acción... por lo menos, sólo lo serán a ratos. Goethe a Eckermann Los sucedáneos son materias similares a determinados productos, que se usan como sustitutos a los originales, no tienen su calidad ni característica aunque muchas personas se conforman con ellos. En el terreno emocional ¿podemos plantearnos su existencia? Creemos que sí. Por ejemplo, ¿cuál podría ser el sucedáneo del amor? ¿Cuál es su sucedáneo en el mercado de consumo emocional? ¿La necesidad? ¿La dependencia? ¿El sexo? ¿El intercambio? ¿El enamoramiento? ¿Nos hemos dado cuenta de la sustitución? ¿Nos conformamos o queremos «el producto original y natural»? Si permitimos la sustitución de sentimientos especiales por sucedáneos que no requieren tanta energía ni esfuerzo por nuestra parte, si fomentamos la facilidad y la rapidez... ¿cómo podemos construir relaciones creativas, maduras y solidarias? Si bien es cierto que buscar la esencia es más difícil, sólo basándonos en la verdad del sentimiento podemos construir una base sólida de felicidad. Los cosméticos emocionales Si quieres vivir en paz… dimite como Director General del mundo ¿Cómo enmascaramos lo que sentimos? ¿Por qué lo hacemos? A veces hacemos creer a los demás que sentimos algo porque consideramos que es lo que esperan de nosotros. ¿Es quizá el precio que pagamos para que nos acepten o quieran? ¿Es el precio que pagamos para vivir aparentemente más seguros sin que nos puedan dañar? ¿Qué alteraciones o barnices ponemos encima de determinados sentimientos? ¿Qué emociones creemos que deben ser maquilladas? ¿Qué efectos tiene esta estrategia? Las máscaras emocionales que nos ponemos en función de lo que consideramos que debemos sentir, o de lo que creemos que los otros esperan que sintamos, son una traición a nuestros propios sentimientos y pueden ser una fuente importante de conflictos. Maquillamos lo que creemos que puede ser censurado o mal visto, maquillamos su intensidad y, a veces, su esencia. Si una persona ha sido educada con el mensaje de que no es legítimo ni correcto enfadarse, es posible que se coloque una máscara de calma aparente y esconda bajo ella una fuerte ira que, al no ser expresada y reprimirse, va a transformarse en una energía destructiva y tóxica que en algún momento verá la luz. El malestar físico y psicológico y el desequilibrio, al construir un estilo de relación poco adaptativo, van a ser algunos de los efectos de esta máscara peligrosa. La máscara de la invulnerabilidad: soy fuerte, nadie puede contra mí, también da lugar a problemas importantes. La persona que la utiliza quiere crear la ilusión de que 61 tiene poder y fuerza, de que es más fuerte que los demás. Así es que esconde y reprime sus miedos más íntimos: el miedo al fracaso, al rechazo, a no ser amado y a no ser reconocido por sus méritos. Cuando éstos aparecen los expulsa, los esconde y se coloca su cosmético, su máscara. No expresa sus miedos porque, en el fondo, no confía en sí misma ni en los demás. Pero sus miedos siguen allí, tapados por la máscara de la invulnerabilidad. La soledad puede ser terrible. No confían y no expresan porque piensan que el otro puede usar la información en su contra. Vuelcan su energía en el intento de controlarlo todo: su entorno, las personas que están a su alrededor e incluso a sí mismas. Ésta es otra misión imposible. La vida es movimiento, cambio y sorpresa, y la gente no desea sentirse constantemente supervisada y controlada. En el momento más inesperado este montaje les acaba explotando en las narices y se hunden en la miseria emocional más absoluta. La máscara del control quiere dejar claro el yo soy competente y nada se me escapa. Este cosmético emocional da mucho trabajo, ya que se propone una misión imposible como meta. Vivimos en la incertidumbre y, a veces, en el caos, y es normal que pueda ser difícil aceptar lo inesperado y que, por lo tanto, el descontrol sea parte de nuestro equipaje. Con esta máscara la persona no sólo intenta controlar su vida sino que se empeña en dirigir la de los demás, supervisando lo que hacen, aconsejando o imponiendo lo que deben hacer o decidir. La máscara de control esconde un mundo afectivo lleno de dudas, incertidumbre, desconfianza, inseguridad y soledad. Es importante dejar las máscaras y mostrarnos como somos. Posiblemente seamos más vulnerables pero también estaremos más vivos y seremos más cercanos y fáciles de amar. Vale la pena arriesgarnos a ser nosotros mismos puesto que tan sólo con coherencia y honestidad vamos a poder mantener el equilibrio interior. 62 II PARTE LA GESTIÓN AFECTIVA DESADAPTATIVA El corazón, si pudiese pensar, se pararía. Fernando Pessoa 63 CAPÍTULO SEXTO La gestión desequilibrada de los afectos La racionalidad es un instrumento maravilloso, pero hay cosas que superan a la mente humana. La vida es una mixtura de aquello que no es razonable y de racionalidad. Deberíamos aprender a jugar, lúdicamente hasta cierto punto, con esta parte irracional de nuestras vidas y saber aceptarla. Confieso que cuando de noche estoy solo en el bosque, tengo miedo, ¡no de los bandidos sino de los fantasmas! Sé que es un miedo irracional, pero al mismo tiempo, sé que no lo puedo reprimir. Edgar Morin La incorrecta gestión de los recursos emocionales El conocimiento que en los últimos años hemos ganado sobre la vida humana y sus circunstancias ha llenado literalmente millones de libros y debería habernos ayudado a comprender y aceptar aquello que realmente es importante en la vida... a esforzarnos para sentirnos satisfechos con nuestra familia, nuestros amigos, a ser buenos y considerados con los demás y a trabajar para trascender o superar las irracionalidades de la vida que constantemente nos acechan. D. Weiner Si el corazón pudiese pensar, se pararía ¿Por estar asustado? ¿Por estar desilusionado de su valoración de nosotros mismos, de los demás y de la vida? ¿Decidiría que no merece la pena continuar latiendo para mantener vivas a personas infelices que se autodestruyen, que son agresivas con los demás, que no protegen el entorno y que no miran más allá de sus intereses egoístas? Si el corazón pudiese pensar, ¿se pararía? Esperamos que no. Esperamos que vería la necesidad de que, a pesar de todo, merece la pena preservar la vida y la lucha de tantas y tantas personas que intentan esforzarse para mejorar, para cuidarse a sí mismas, a los demás y al planeta. Nos gustaría creer que valoraría la música que el ser humano es capaz de crear, la poesía, la pintura y todo el arte que nos permite trascender. Nos gustaría creer que valoraría a tanta gente solidaria con los que sufren, que acompañan en el dolor y en la desgracia; los esfuerzos de los maestros, de los padres para educar a los hijos y de los hijos para crecer y hacerse, a pesar de las dificultades y de este entorno 64 desequilibrado que hemos creado. Quisiéramos creer que si pudiera pensar, el corazón decidiría seguir latiendo y latiendo, para continuar dándonos una oportunidad detrás de otra. Los recursos no son ilimitados Tenga menos miedo y espere más; coma menos y mastique mejor; quéjese menos y respire más; hable menos y diga más; odie menos y ame más; y todas las cosas buenas serán suyas. Proverbio Sueco Tenemos la suerte de disfrutar de una vida, de un tiempo, de unos espacios y de unos paisajes. Tenemos mucha suerte de poder obtener aquello que precisamos para vivir gracias a la riqueza de la naturaleza y a sus fuentes de energía y alimento: aire, sol, plantas, animales y tantos recursos que se hallan a nuestra disposición. Pero desde hace tiempo sabemos que estos recursos no son ilimitados. No es sólo cuestión de cantidad sino de calidad y de solidaridad. Es responsabilidad de todos los seres humanos que poblamos este planeta efectuar una gestión ecológica de los recursos a fin de que todo ser vivo tenga la oportunidad de desarrollar su propia existencia. En el ámbito afectivo sucede algo parecido. Hay espacios de crecimiento que pueden facilitar nuestra construcción personal y entornos relacionales hostiles que pueden limitarnos si no somos conscientes y no tomamos el control de nuestra vida. Tenemos una gran cantidad de recursos interiores cuya existencia ignoramos. Si malgastamos los recursos de la Tierra podemos acabar destruyendo no sólo nuestra vida sino la VIDA en mayúsculas. En nuestra vida emocional el primer paso sera tomar conciencia de cuáles son nuestros recursos, hacer un buen uso de ellos, detectar las dificultades que tenemos y poner remedio a las pérdidas de energía que sufrimos. Este es nuestro reto y nuestra responsabilidad en nombre de la VIDA y de nuestra vida. Dos sistemas operativos que conviven Somos el homo sapiens-demens. Edgar Morin En nuestra mente conviven al mismo tiempo dos sistemas de gestión y dirección de la conducta que pueden llegar a interferirse en numerosas ocasiones: un sistema operativo racional nos permite la reflexión, el análisis, la deducción y la argumentación; y un sistema operativo límbico, primitivo y arcaico, siempre en alerta, que nos protege de las amenazas. Si este segundo sistema considera que se ha producido una situación de peligro o sufrimiento para nosotros, puede desactivar el sistema operativo racional (secuestro emocional) y tomar el control de nuestra conducta. Entonces reaccionamos y nuestra actuación no se rige por las leyes de la lógica ni de la oportunidad. Si bien en muchos casos esta rapidez en la reacción nos puede salvar la vida en otros casos nuestras emociones pueden interferir, dificultar o ser causa de graves problemas. Erich Fromm afirmaba en uno de sus ensayos que si bien estamos viviendo 65 técnicamente en la Era Atómica, la mayoría de hombres aún se encuentran emocionalmente en la Edad de Bronce. Jaime Barylko decía que ser civilizado es admitir que yo soy el bárbaro del otro. La convivencia entre la dimensión sapiens y la dimensión demens implica reconocer esta parte primitiva que llevamos dentro. Sólo siendo conscientes de ella y aceptándola podremos dar los pasos para actuar de forma más reflexiva y menos agresiva. El objetivo para lograr un correcto equilibrio emocional es sentir la emoción apropiada en consonancia con las circunstancias. Cuando enmudecemos las emociones llegamos a la apatía y al embotamiento afectivo. Si no las controlamos, podemos enfermar: depresión, angustia, cólera o manía. Homo sapiens i homo demens deben aprender a convivir y a trabajar juntos. Éste es un gran reto. Cuando el caos vence Se puede huir de todo menos de uno mismo, aunque el caos reine en nuestro interior. Gao Xinajian Dentro de cada persona se encuentra la posibilidad de un cielo o de un infierno personal, una posibilidad de realización o de perdición. Y esta posibilidad es nuestra y de nadie más. ¿Qué es lo que puede ocasionar que un niño se convierta en un adulto fracasado, que un fracasado se convierta en un desesperado, un derrotado o un ser que se autodestruye de mil formas distintas? ¿Qué es lo que puede hacer que incluso una persona que ha recibido amor y tenido proyectos e ilusiones, en un determinado momento de su vida, se convierta en un enfermo o en un ser violento y amargado? Si bien en su interior se encontraba la semilla del cielo y del infierno, algo falló y venció el caos. Y cuando alguien se hunde emocionalmente y el caos vence,16 puede verse conducida a uno de los estados emocionales siguientes: un lío (se siente confundida sobre lo que siente), un estercolero donde revolcarse (piensa que nadie comprende su tormento y se hace la víctima) o bien un pozo (cuando se produce la repetición de una herida emocional). Veamos esta estrofa del poema Lluerna, de Miguel Martí i Pol: ... Siempre, está claro, queda el recurso de la huída; muchas modalidades diferentes la avalan a lo largo de los años: olvido, falsa revuelta, engaño sutil, temor, victimismo, argumentados todos ellos desde la óptica que hace la ley a la medida del delito. Pero cuando nos parece que el caos vence, aún no estamos perdidos: este caos puede ser una oportunidad para mejorar como personas si somos capaces de aceptarlo y, paso a paso, ir desanudando todo el lío emocional en el que nos vemos sumergidos. El conocimiento de nosotros mismos y el autocontrol serán dos competencias clave para lograrlo. 66 Un balance emocional negativo Debemos ceñirnos a lo difícil, todo lo que es vivo se ciñe a ello. RAINER MARIA RILKE El balance emocional negativo se produce cuando se realiza una gestión incorrecta de los recursos emocionales y uno detecta que no siente satisfacción por el modo en que se desarrolla su vida, sus relaciones y sus objetivos. Los tonos y colores emocionales se vuelven oscuros, opacos y sin vida. Sentimientos de tristeza, de soledad, resentimiento, constante descontento, irritabilidad, mal humor, celos y conductas agresivas y egoístas dificultan la construcción creativa y equilibrada de las relaciones personales. Son señales de que las actitudes, decisiones y conductas que estamos tomando no favorecen nuestro crecimiento personal. Sufrimos y, a veces, sufrimos mucho. Es la señal para revisar nuestra vida y descubrir si debemos efectuar cambios, si llega el momento de dar un adiós o donde es preciso abrir nuevas puertas. Los precios que pagamos ... Tenemos la inconstancia, la indecisión, la incertidumbre, los dolores, la superstición, la inquietud por el futuro e incluso por después de la vida, la ambición, la avaricia, la envidia, los celos, los apetitos desenfrenados locos e indomables, la guerra, la mentira, la deslealtad, el desprecio y la curiosidad. Ciertamente hemos pagado incomprensiblemente caro este precioso raciocinio del que nos sentimos orgullosos y esta capacidad de juzgar y de conocer, si lo hemos adquirido al precio de este número infinito de pasiones de las que constantemente estamos presos. PIRRON Toda evolución tiene un coste. Toda elección tiene un precio que, a veces, está repleto de renuncias. La correcta o incorrecta gestión de nuestras emociones también tiene el suyo y, cuando hablamos de costes, nos referimos a los que afectan a nuestro proyecto vital. A veces a corto plazo, puede parecer más fácil mostrarnos pasivos y dejar de esforzarnos que cuidar de nuestros afectos. Parece más fácil aislarse que relacionarse, ser egoístas que generosos, inconstantes que perseverantes, agresivos que prudentes. Y si bien parece que estas estrategias son más placenteras o más fáciles, pueden llegar a pasarnos una factura muy cara. Acabamos pagando el precio de la soledad, del abandono y del desamor. Pirron nos dice que hemos pagado caro el precio de nuestra racionalidad y de nuestra capacidad de aprender si se ha adquirido a costa de esta eterna lucha contra nuestras pasiones. Pero ¿no podríamos pensar que es precisamente esta lucha constante y la aceptación y enfrentamiento de este reto interminable al que como seres humanos nos vemos sometidos cada día, lo que ha hecho posible nuestra evolución? Fugas de energía Necesitamos controlar al homo demens para ejercer un pensamiento racional, 67 argumentado, crítico, complejo. Necesitamos inhibir en nosotros aquello que demens tiene de asesino, malvado, imbécil. Necesitamos sabiduría que pide de nosotros prudencia, templanza, mesura, desprendimiento. EDGAR MORIN Hay formas de actuar poco adaptativas que no favorecen a nuestra salud psicoecoafectiva. Una de ellas es desaprovechar nuestra energía y permitir que esta fuerza interna salga de forma desbocada y agresiva, o dedicarla a objetivos imposibles y a proyectos inadecuados. Erich Fromm decía que cuando ponemos obstáculos a la tendencia de la vida a crecer y a vivir, la energía inhibida sufre un proceso de transformación y se convierte en una energía destructora. Las fugas de energía nos dejan sin fuerza para vivir nuestro día a día. Es preciso poner límites a las personas que abusan de nuestra disponibilidad; es necesario seleccionar bien los proyectos en los que invertimos nuestro tiempo y esfuerzo; es esencial rodearnos de personas generosas en los intercambios, que no nos utilicen como medios para sus fines. Es poco inteligente perseverar en una conducta que se ha demostrado ineficaz. Somos seres creativos, y si queremos resultados diferentes será preciso actuar distinto. No hacerlo así es una fuga constante de energía que se podría invertir mucho mejor. Cuando «nos saltan las fichas»: el desborde emocional Todo el universo es una posada: no busques un chorro de paz; todos tus familiares se alojan aquí, así es que espera molestias de todos. PROVERBIO CHINO Nuestra memoria emocional reside en una estructura llamada amígdala situada en nuestro sistema límbico. Funciona de forma similar a la del disco duro de un ordenador donde quedan almacenadas nuestras experiencias emocionales importantes desde el inicio de nuestra vida. El problema es que vamos acumulando vivencias que guardamos en forma de «archivos por similitudes», experiencias de rechazo, ofensa, pérdida, agresión, alegría, comprensión o amor. En determinado momento, debido a un estímulo externo o interno, se puede desencadenar un «desbordamiento emocional». Es como si alguien hubiera apretado la tecla del «intro» y hubiera abierto de repente todos los archivos con las informaciones acumuladas. En este momento nuestra reacción es automática. El cerebro emocional toma el control del cerebro racional y nos desbordamos. Puede suceder ante un comentario que consideramos ofensivo, que creemos que nos desprestigia o pone en entredicho. La reacción puede ser aparatosa: llanto, huida, gritos, agresión. Todo depende del tipo de estímulo, del momento, de la forma, de la valoración de intención, de cómo hayamos resuelto experiencias similares previas. Para que esto no nos ocurra, es necesario realizar un trabajo de autoconocimiento y detección de las experiencias emocionales importantes que hemos tenido durante nuestra vida, de nuestros puntos de desbordamiento posibles y trabajar nuestro autocontrol. Se cuenta que el escritor Mark Twain era tan famoso por su temperamento como por 68 sus éxitos literarios. Parece ser que no era difícil provocarle y que, en estos casos, su ira podía ser fulminante. En determinado momento de su vida empezó a aplicar una estrategia de autocontrol. Dicen que cuando se sentía ofendido, su opción de réplica era escribir una carta mordaz. Pero Twain guardaba esta carta en el bolsillo de su abrigo durante tres días. Sólo si pasados estos tres días aún seguía enojado, la echaba al correo. El perfeccionismo utópico No seas más virtuoso de lo que tus fuerzas te permitan. No te exijas nada que sea inverosímil. Proverbio Chino Perfección: Que tiene todas las cualidades requeridas, que no tiene el más mínimo defecto.17 Hay que ser muy iluso para pretender este objetivo. ¿Cuántas personas se han roto por el camino intentando conseguir esta utopía? ¿Cuántos desengaños se han llevado? ¿Cuántas energías desperdiciadas? ¿Por qué nadie se lo advirtió?: «Nadie puede ser perfecto». Quizá no hubiéramos hecho caso a esta advertencia. Hemos recibido, a través de la educación, consignas y mensajes que hemos ido incorporando, a veces, sin filtrar. Ya es hora de tomar conciencia de que la imperfección forma parte de nuestra vida y de que el intento de ser perfectos en todo está totalmente condenado al fracaso. ¿Qué reside en el fondo de estos intentos constantes de perfección? La necesidad de ser amado. Ésta es una necesidad básica para toda persona. ¿Quién no quiere amor? Pero es preciso plantearse si este camino es el adecuado para conseguirlo. Probablemente uno de los rasgos de las personas perfeccionistas sea la inseguridad en sí mismas y en sus propios méritos, un afán exagerado de control y la percepción de que uno no es suficientemente digno de recibir amor. La autovaloración negativa mueve al descontento constante: nunca se es bastante inteligente, atractivo, culto... «Sé perfecto y serás digno de amor», es la creencia que reside en este intento. Inútil combate donde todos son vencidos, donde no hay armas para ganar la perfección. Es una batalla donde todos son derrotados antes de iniciar el combate. No somos ni podemos ser perfectos, pero sí que somos seres perfectibles. Y en este proceso estamos. Invertir energía en proyectos inadecuados ¿Adónde va el tiempo perdido? Puede ser que vaya pululando por los limbos de lo extraviado, conjuntamente con los libros no escritos, las palabras no dichas o los sentimientos no vividos. ROSA MONTERO Dedicamos tiempo pensando proyectos, dándoles vueltas y más vueltas, pero no pasamos a la acción para llevarlos a cabo. Gastamos mucha energía emocional aplazando las cosas, lamentándonos de no haberlas hecho. La energía es limitada y a menudo la invertimos de forma poco inteligente. No diversificamos, nos centramos sólo en una faceta de nuestra vida y dejamos de lado las 69 demás que se quedan sin alimentar: centrarse en el trabajo, olvidar la familia y descuidar las relaciones personales; no darse la oportunidad de hacer realidad los sueños, invertir tiempo y esfuerzo en intentar cambiar a otra persona genera decepción, frustración, desilusión, ira, agresividad y sentimiento de pérdida. Es urgente seleccionar bien los proyectos a los que queremos dar prioridad. La incontinencia afectiva Si no tienes cosas sabias para decir, es mejor que tengas la boca cerrada. DICHO POPULAR Es como dejar el grifo siempre abierto. La expresión de nuestras emociones y, sobre todo, de nuestros sentimientos, debe estar bien regulada. No es necesario ir explicando lo que sentimos al primero que pase. Los sentimientos son material sensible y hay que vigilar a quién se confían para no ir recibiendo constantes decepciones. Esto no significa desconfiar de todo el mundo, pero sí que es necesario aprender a protegernos y a cuidar de nosotros mismos. ¿A quién daríais la custodia de una joya de valor? Seguramente a alguien de vuestra confianza. Con los afectos es oportuno hacer lo mismo. Ir paso a paso y regular su expresión. La incontinencia afectiva se identifica, a veces, con la sinceridad –Yo, tal como lo siento, lo digo. Tal como pienso, expreso. Yo soy así de sincero–. Es un error pensar que no debemos poner filtros al comunicarnos. Como seres racionales que somos tenemos que usar nuestra inteligencia para adaptarnos mejor a nuestro entorno. A veces, la sinceridad puede expresarse de forma inadecuada. Por eso es importante aplicar nuestro autocontrol emocional y expresarnos tan exacta y asertivamente como sea posible, asegurándonos de que lo hacemos a la persona adecuada, en el momento oportuno, de la forma correcta y con el propósito justo, tal y como propuso Aristóteles.18 La incontinencia afectiva es una falta de contención y de prudencia y puede tener efectos desastrosos en nuestras relaciones personales. La infrautilización de los recursos afectivos El amplio sendero no tiene puerta, miles de caminos llegan a él. Cuando alguien cruza esta entrada sin puerta, camina libremente entre el cielo y la Tierra. MUMON Disponemos de muchos recursos emocionales y es necesario aplicarlos a fin de mantenerlos activos. Nuestro sistema emocional es un sistema de relación y evaluación que puede aportarnos una información muy valiosa para vivir mejor y ser más felices. Prescindir de él es poco inteligente y sólo nos conducirá a la infelicidad y a la repetición constante de errores. Las personas que sólo tienen en cuenta la razón corren el riesgo de desarrollar relaciones poco gratificantes y tomar decisiones poco adaptativas. La dificultad para saber qué es lo que siente y expresarlo empobrece sus relaciones personales. Como dice Edgar Morin, si nos definimos sólo como homo sapiens estamos 70 escondiendo la afectividad y la disociamos de la razón inteligente. Pero el desarrollo de la inteligencia en los mamíferos se halla fuertemente correlacionada con el desarrollo de la afectividad. El homo sapiens es también el homo demens. El uso inteligente de nuestra racionalidad combinada con nuestra vertiente afectiva nos va a permitir crear, inventar e imaginar. Renegar de nuestro lado demens nos podría condenar a un mundo robotizado e insípido. Se trata de hallar el punto de equilibrio necesario realizando un trabajo en equipo entre la razón y la emoción en vistas a una acción más coherente. La contaminación emocional Si nos rodeamos de personas pequeñas, acabaremos convertidos en enanos. Nuestros sistemas nerviosos contactan entre ellos y se intercambian datos. La elección de nuestras relaciones puede modelar, en parte, el tipo de persona que llegaremos a ser. Si nos relacionamos con personas superficiales, reprimidas o incontinentes emocionales posiblemente podamos llegar a adoptar algunos de estos rasgos. Aprendemos a través de modelos y, en este sentido, es preciso responsabilizarnos de nuestras elecciones afectivas. A veces “maquillamos” o confundimos lo que sentimos. Añadimos aditivos y colorantes a nuestras emociones para aumentar su intensidad, para que tengan mejor aspecto, para darles otro color o más brillo. En otras ocasiones vaciamos de contenido algunas emociones y nos quedamos con sucedáneos. Confundimos generosidad con sacrificio, prudencia con cobardía, amor con dependencia, compasión con lástima… Quizá ya sea tiempo de aprender a descontaminar algunos de estos conceptos. Se contagia el mal humor, el desánimo, la desesperanza, la agresividad, la ansiedad, la irritabilidad… cuando alguien no las gestiona inciden en las personas que le rodean y empeoran el clima emocional global. Tenemos mucho que hacer al respecto. Un contaminante emocional: los rumores Verdad, bondad y necesidad. Si no, mejor callar. Se cuenta que el discípulo de un sabio filósofo llegó a casa y le dijo: —Querido maestro, se ve que un amigo tuyo ha estado hablando mal de ti. —¡Espera! —lo interrumpió el filósofo— ¿Has hecho pasar por los tres filtros lo que ahora me vas a explicar? —¿Los tres filtros? —dijo el discípulo. —Sí. El primer filtro es la verdad. ¿Estás seguro de que lo que me vas a decir es absolutamente cierto? —Bien, no lo sé directamente. Me lo han dicho unos vecinos. —Por lo menos —dijo el sabio— lo habrás pasado por el segundo filtro que es la bondad. A ver, ¿esto que me vas a decir es bueno para alguien? —No, realmente, no. Más bien al contrario. —Ah... entonces miremos el último filtro. El último filtro es la necesidad. ¿Crees que 71 es realmente necesario hacerme saber esto que tanto te inquieta? —De hecho, no. —Entonces —dijo el sabio, sonriente— si no es ni verdad, ni es bueno ni es necesario, mejor lo enterramos en el olvido. Evitar las contaminaciones emocionales es responsabilidad nuestra. Si bien hay personas que tienen un estilo fuertemente contaminante, depende de nosotros adoptar la actitud correcta y pasar por los tres filtros aquello que nos comunican. Los rumores son peligrosos y tienen efectos altamente perjudiciales, a la vez que suelen ser injustos por la indefensión que provocan. Las creencias pueden ser marcos inflexibles que distorsionan la realidad contaminando su valoración, o bien pueden facilitar nuestro crecimiento si son lo bastante flexibles y adaptativas. El pensamiento positivo marca la diferencia. Reprimir los afectos La vida en el desierto es pequeña pero brillante, y buena parte de lo que ocurre tiene lugar bajo tierra. 72 CLARISSA PINKOLA-ESTÉS La aspereza, la represión y la contención afectiva dificultan nuestras relaciones. Si tenemos la creencia de que «es preciso ahorrar la expresión de nuestras emociones» vamos a guardarnos lo que sentimos sin ser conscientes de que al dejar la expresión de este sentimiento para más adelante, aumentamos las posibilidades de que se estropee. Podemos reprimir nuestras emociones por miedo a que nos juzguen o nos hieran, por temor a no gustar, a ser ridiculizados, a hacerlo mal, a no ser aceptados. La inseguridad genera miedo y el miedo puede hacernos entrar en una zona emocional desértica. No obstante, incluso en el desierto más yermo podemos hallar vida, aunque sea bajo la tierra protegida del sol caliente y de las temperaturas heladas de la noche. Sólo es preciso darnos permiso para que brote. Sólo permitiendo que nuestra energía emocional entre en contacto con la de otra persona podremos conseguir relaciones gratificantes y de calidad. La tala indiscriminada Los hechos no dejan de existir por el simple hecho de ignorarlos. ALDOUS HUXLEY Generalizamos a toda nuestra vida las conclusiones extraídas como resultado de algo que no ha ido bien o de una situación que nos ha causado dolor. Cuando nos hieren, sobre todo si nos ha herido con mucha intensidad alguien de nuestro círculo relacional más íntimo, podemos adoptar como estrategia la autoprotección y no permitir que nadie más se acerque a nuestro mundo emocional. Empezamos a desconfiar de los que nos rodean, cuestionamos sus actitudes, lo que nos dicen o sus conductas construyendo potentes barreras de defensa. ¡Nunca más!, decimos. Y vamos saboteando toda posibilidad de intimar con alguien. El motivo es el miedo a volver a ser heridos. Realmente, nos podemos sentir muy solos porque levantamos muros en lugar de tender puentes. La solución debe ser nunca dejar de vivir, y esto es precisamente lo que hacemos al dejar de relacionarnos. Hace poco un conocido político expresó la idea de que para evitar incendios en el bosque lo mejor que se podía hacer era talar los árboles. Es evidente que si los talamos no se podrán quemar, de la misma forma que si no dejamos que nadie se acerque no nos van a herir pero, al adoptar esta estrategia, uno muere en vida y solo incrementa su sufrimiento. La aptitud para gozar y la aptitud para amar es también la aptitud para sufrir; la aptitud para ser felices es, al mismo tiempo, la aptitud para la infelicidad. Somos capaces de reconocer la infelicidad porque hemos sido felices, y el desamor porque hemos amado y hemos sido amados. Esta polaridad forma parte de la vida. Las basuras emocionales Creo que Dios no creó basuras humanas, sólo gente con problemas de comportamiento. J. Hunter 73 Basuras crónicas Un día me di cuenta de que las personas que dicen que nunca tienen ningún problema, que lo tienen todo superado y no se preocupan absolutamente por nada y nada les hace sufrir, son realmente insufribles. Hablamos de basura emocional como aquellos residuos que generamos y que es preciso eliminar porque, de no hacerlo, puede tener efectos perjudiciales para nuestra salud. Los residuos deben ser eliminados de la forma adecuada intentando que no contaminen nuestro entorno y no alteren su equilibrio. Veamos este poema de Mario Benedetti: Las basuras crónicas son una carga afectiva inútil. Nos pesan, nos frenan, nos desmoralizan y nos hacen vivir en el pasado, contaminan nuestro presente y dificultan nuestro futuro. Es preciso deshacerse de ellas con urgencia. La generación de contenidos emocionales tóxicos En la psique nunca se pierde nada. CLARISSA PINKOLA-ESTÉS Como ya hemos dicho antes, las emociones no son por sí mismas ni buenas ni malas, ni positivas ni negativas. Sencillamente son datos que podemos interpretar o no y que podemos considerar o no a la hora de tomar decisiones y efectuar cambios en nuestra vida. No obstante, si nos aferramos a ellas y no las gestionamos de forma ecológica y 74 adaptativa, corremos el riesgo de que se vayan pudriendo y degenerando hasta llegar a resultar tóxicas para la persona que las retiene. En este sentido es muy interesante el proceso de degeneración de la ira. Ésta es una emoción primaria que surge cuando alguna cosa o persona se nos interpone en la consecución de nuestros objetivos y bien canalizada puede ser, incluso, útil. Pero ¿qué pasa si no la canalizamos? veamos el esquema siguiente: Un sentimiento como el odio no aparece de un día a otro, de igual forma que tampoco uno se encuentra de repente con el amor. Ambos sentimientos requieren procesos de elaboración complejos y tiempo, esfuerzo y materia prima. Es nuestra responsabilidad aprender a detectar qué entramado afectivo construimos y si favorece o dificulta nuestra vida. Como dice el proverbio: «Si el tronco no se mueve, las ramas se agitan en vano». Embrollo emocional —Doctor, ¡no sé qué me pasa! —Precisamente, es eso lo que le pasa. No sabemos qué nos pasa. No nos aclaramos. Sólo sabemos que nos sentimos muy mal. Se nos hace un nudo en la garganta o en la boca del estómago, o tenemos ganas de vomitar, o nos tiemblan los labios y lloramos. Quisiéramos que este conjunto de sensaciones tan desagradables desapareciera de repente y que todo volviera a la 75 normalidad. Sufrimos: recibimos la información de muchos sentimientos y emociones que confluyen a la vez. Algunas de estas emociones se contradicen entre ellas y de todo este bombardeo estimular interno sale un output que puede ser: Me siento fatal, estoy hecho un lío, no me aclaro. Uno puede sentirse a la vez sorprendido, irritado, confuso, humillado, triste, frustrado, cansado y solo. Es el embrollo o caos emocional. Cuando nos sentimos hundidos en este caos podemos intentar deshacer estos nudos emocionales y poner un poco de orden. Nuestro equilibrio emocional se encuentra en precario y es preciso recuperar el control. En este caso podemos aplicar un ejercicio de autoconocimiento, el escáner emocional,19 que consiste en elaborar una lista con todas las emociones que sentimos en aquel momento. Ha de ser un listado sin censura, con las palabras que espontáneamente salgan y sin pasarlas por el filtro de la racionalidad. Es necesario drenar estas emociones dándoles salida. Cuando hayamos finalizado quedaremos sorprendidos de la gran cantidad de afectos que confluyen en un caso así. Esta es nuestra realidad, no pasa nada. La segunda parte del ejercicio consiste en desenredar la madeja emocional cogiendo cada uno de los sentimientos o emociones anteriores y formando una frase que amplíe su significado. Por ejemplo: sorprendido porque no esperaba determinada conducta, irritado porque considero que no era el momento para expresar aquello, confundido porque creía que aquella persona era de confianza y ahora lo pongo en duda, humillado porque no quería que la información se hiciese pública al ser un tema íntimo, triste porque tengo un sentimiento de pérdida de prestigio y de amistad; frustrado porque mis expectativas no se han cumplido, cansado de que mis relaciones siempre vayan mal y solo porque, en definitiva, siempre acabo dependiendo de mí mismo. Lo mejor de esto es que, al escribir los sentimientos y emociones y posteriormente pasar a desenrollar la madeja emocional, nuestro estado mejora al poner cierto orden en el caos interior. Todo se vuelve más claro y por lo menos tenemos un mapa inicial de situación. El mundo se parece a un gran océano: quien intenta nadar demasiado cargado está demasiado pesado y se acaba hundiendo. Es preciso aligerar el lastre y drenar de la forma adecuada las emociones. Queda un último paso importante: la acción. Es preciso tomar decisiones a partir de los puntos de mejora detectados. Si las respuestas que damos son coherentes nuestro feed-back emocional mejorará sustancialmente. 76 CAPÍTULO SÉPTIMO Atrapados en emociones que nos esclavizan Una construcción a medio hacer Esta primera puerta que cruzamos pintada está de rojo. Por honda herida salimos de las profundidades de una cueva, donde el amor, el asco o la costumbre de dos obreros tristes nos fabrican en una agotadora jornada de segundos; salimos con defectos estamos hechos trozos estamos hechos trizas y estamos hechos a veces deprisa, que no dio tiempo a rasparnos la rebarba a definirnos bien... a cortarnos del todo el cordón umbilical de la tristeza. Gloria Fuertes Nacemos seres humanos, pero no personas. No tuvimos tiempo de definirnos bien, nacemos a medio hacer, con potencial pero con poca realidad. Y es nuestra tarea construirnos con los materiales que se nos han dado y con aquellos que iremos adquiriendo o encontrando en el transcurso de nuestra vida. Este trabajo laborioso nos dará la categoría de personas. Somos responsables de no dejar esta construcción a medias, de unir los trozos, de definirnos bien y de cortar el cordón umbilical de la tristeza y de las dependencias. Se relata una anécdota sobre el famoso Miguel Ángel. Se dice que estando trabajando en su taller, se le acercó un admirador y le dijo: —Maestro, ¿cómo consigues realizar estas esculturas maravillosas? —Muy sencillo —respondió el genio—, tomo un bloque de mármol, visualizo la imagen que contiene y le voy sacando todo lo que sobra. Así pues, lo más importante es estar convencidos de que, dentro del bloque informe del mármol, hay una figura esperando salir. Sólo así seremos capaces de perseverar en la tarea de extraerla de la masa dentro de la cual está aprisionada. Desarmonía y patología La mejor manera de no mejorar es orientar la capacidad de crítica hacia el prójimo. Paulo Coelho El equilibrio y la armonía son esenciales para mantener una buena salud. La culpa, la 77 envidia, la ira, los celos, el odio, el miedo, el resentimiento, el mal humor, el descontento y la infelicidad son síntomas que nos indican que estamos realizando una incorrecta gestión de nuestra vida y, si se convierten en habituales, son indicadores no sólo de desarmonía sino también de enfermedad. Gandhi planteó una forma de no violencia o ahimsa. Para él la violencia siempre es un síntoma de debilidad y una fisura en las propias creencias. La persona violenta se vale de un mecanismo de proyección: vuelca en el exterior el odio o el desprecio que siente por sí misma. El aumento de la violencia en nuestra sociedad y en nuestra vida se explica, en parte, por nuestra incorrecta educación afectiva. Tenemos problemas en nuestra autoestima y de confianza en nuestras capacidades y competencias cuando somos especialmente sensibles a la crítica, exageramos mucho, nos mostramos excesivamente críticos, tendemos a culpar a los demás, tenemos miedo a la competencia, nos sentimos perseguidos y nos escondemos o autorrecriminamos. Estas conductas reflejan nuestras creencias de incompetencia y sentimientos de inferioridad. Es importante detectarlas a fin de irlas modificando y poder recuperar la armonía. La prisa violenta El primer síntoma de que estamos matando nuestros sueños es la falta de tiempo. Paulo Coelho Vivir20 con velocidades que atentan contra el propio ritmo y cadencia, prisas que como un incendio queman todo lo que encuentran, falta de tiempo para escuchar, hablar, soñar, reflexionar, mirar sin ser consciente de lo que se ve, son tan sólo algunos de los síntomas de una forma de vivir que causa un profundo descontento e infelicidad y va tiñendo de gris nuestra vida. Jean-Paul Sartre describió la relación de la prisa con la violencia. La persona apresurada quiere las cosas inmediatamente y para ello la violencia es, sin lugar a dudas, el camino más corto. ¿Para qué guardar las formas que siempre son más lentas?21 Parece indudable que las conductas agresivas van en aumento. Para respetar es preciso tener muy claro que cada persona es única e irrepetible. La violencia es un producto de la incompetencia emocional y del analfabetismo moral.22 La prisa es violenta, nos violenta a nosotros mismos y nos hace adoptar conductas irrespetuosas hacia los demás. La impaciencia, esta inquietud interna que nos hace querer acelerar el tiempo y no vivir en nuestro presente, favorece estas conductas agresivas generadoras de malestar. Veamos en este poema de Bertold Brecht la absurdidad que a menudo acompaña a la impaciencia: 78 Prisa, ¿por qué? Prisa ¿para no vivir? Debemos plantearnos seriamente este tema y adoptar las medidas precisas para hallar y respetar nuestro propio ritmo así como también los tempos de los demás. Tiempo sentido, tiempo vivido Carpe diem. Horacio Dice un cuento que había un hombre que peregrinaba por el mundo fijándose en aquello que veía. Un día llegó al pueblo de Kammir. Antes de entrar en él vio un caminito que le llamó la atención por el hecho de que estaba cubierto de árboles y flores. Cogió aquel desvío y llegó a una valla de madera con una puerta de bronce entreabierta, como invitándole a entrar. El hombre traspasó el umbral y empezó a andar lentamente entre unas piedras blancas que estaban distribuidas entre los árboles como por azar. Era el cementerio del pueblo. Se agachó para mirar una inscripción y leyó: Abdul Tareg vivió 8 años, 6 meses, 2 semanas y 3 días. El hombre sintió pena por el niño muerto tan joven y con curiosidad fue leyendo las lápidas de alrededor. Cuál fue su sorpresa al darse cuenta de que la persona enterrada que había vivido más tiempo sólo tenía once años. Terriblemente abatido se sentó a la salida del lugar y reflexionaba sobre qué extraña desgracia podía haber sido la causa de la muerte de tantos niños cuando un viejo se dirigió hacia él y le preguntó qué le pasaba. Él le comentó lo que le inquietaba: —¿Qué pasó en este pueblo? ¿Por qué tantos niños están enterrados en este lugar? ¿Cuál es la terrible maldición que habéis sufrido? —Serénese buen hombre —dijo el viejo—. No existe tal maldición. Lo que sucede es que en nuestra cultura, cuando un joven cumple quince años sus padres le regalan una libreta como esta que yo llevo. A partir de esta edad, cada vez que gozamos intensamente de alguna cosa, o vivimos un momento especial o intenso, sentimos amor, paz o felicidad, anotamos en el cuaderno esta vivencia indicando cuánto tiempo duró. Así lo vamos haciendo todos y, cuando morimos, suman el tiempo que hemos vivido con plenitud de sentido y conciencia y lo anotan en la lápida. Este es, amigo mío, el único y 79 verdadero tiempo vivido. Afectos indicadores de desarmonía Somos nosotros quienes debemos cambiar: nuestro mundo sólo mejorará cuando seamos nosotros quienes mejoremos. Sólo es susceptible de cambiarse lo que se entiende; lo que no se entiende sólo puede ser reprimido porque no cae bajo la luz del conocimiento. ANTONIO GALA23 El ser humano se caracteriza porque es una vida consciente de sí misma y la falta de esta conciencia puede ser una de las fuentes de sus males. No nos conocemos y a menudo nos sentimos dispersos o vivimos dormidos. Puede haber muchas causas de desarmonía: apalancamos en ideas preconcebidas, creencias rígidas, costumbres y rutinas o la búsqueda de seguridad ante todo. A menudo no hacemos caso del sufrimiento moral que, de manera similar al sufrimiento físico, nos avisa de que hay algo que no funciona bien en nuestro interior. El sufrimiento puede haber sido causado por una decepción, una desilusión, una frustración o una pérdida. Sentimos que no tenemos control para modificar nuestra realidad porque el sufrimiento tiene su causa en el pasado. En muchas ocasiones nos movemos en un círculo inacabable de dolor intentando cambiar una realidad que no depende de nosotros. ¿Estamos condenados, pues, a sufrir? Es necesario adoptar otra perspectiva: ¿por qué no cambiar nosotros cuando no podemos cambiar la realidad que nos hace sufrir? Para recuperar la armonía necesitamos tomar conciencia de nuestros sentimientos desadaptativos: culpabilidad, premoniciones de catástrofes, pesimismo, depresión, sentimiento de falta de sentido o envidia. A continuación, debemos recordar que estos sentimientos son tan sólo informaciones que, bien gestionadas, nos dan la oportunidad de mejorar. Finalmente, necesitamos tener presente que es preciso dejar de invertir energías en poseer y dedicar mayores esfuerzos a trabajar nuestra dimensión «ser» y entrenar el desprendimiento. En este capítulo vamos a analizar algunos de estos sentimientos y emociones que pueden crearnos malestar y desequilibrio si no les damos una salida adecuada: la ansiedad, los celos, la envidia, el miedo, la ira, el odio, el resentimiento, la tristeza y la vergüenza son algunas de ellas. ANSIEDAD. Anatomía de la ansiedad 80 La espiral de la preocupación Náusea: angustia existencial. Jean-Paul Sartre La impaciencia, al no respetar los tiempos de las personas y de los sucesos introduce un cambio en nuestro ritmo de comunicación que altera nuestra vida emocional. Damos el nombre de ansia al deseo impaciente. La ansiedad parece ser una característica de nuestra cultura. No es una emoción estática sino el inicio de un camino espiral en el que es muy fácil entrar y muy complicado salir. Una vez iniciada la espiral de ansiedad es muy difícil detenerla. Toda preocupación tiene como base el estado de alerta ante un peligro potencial para nuestra supervivencia. Cuando el miedo activa nuestro cerebro emocional, una parte de ansiedad viene dada al centrar toda nuestra atención en la amenaza obligando a nuestra mente a buscar obsesivamente una salida y a ignorar las demás informaciones disponibles. La preocupación es un ensayo durante el cual consideramos las diferentes alternativas de respuesta posibles. Tiene como función anticiparse a los peligros y buscar soluciones positivas ante los mismos. Pero la preocupación puede convertirse en crónica e iniciar una tendencia de personalidad ansiosa. Llega un punto en el que uno se siente permanentemente preocupado aunque no sabe definir por qué. Es difícil controlarse, uno se siente mal y los argumentos racionales que se le dan para tranquilizarle no le sirven para nada. La mente se cierra en una actitud rígida e impermeable. La espiral de preocupación suele iniciarse con un relato interno que va de un tema a otro. A veces puede incluir una representación en imágenes de un infortunio o desgracia. De todas las posibilidades existentes, el ansioso suele escoger la peor y esta imagen se va repitiendo dentro de la mente. El cerebro emocional toma el control y el cerebro racional, enmudecido, queda inoperante. La espiral gira acelerada, el corazón late apresurado, más y más rápido, como si quisiera salir de su lecho para escapar. La anticipación del futuro [...] Hasta entonces el tiempo se le ha manifestado bajo el aspecto del presente que avanza y se traga el futuro (cuando esperaba una cosa desagradable) o se rebelaba contra su lentitud (cuando esperaba algo bueno). Esta vez, el tiempo se le aparece de una forma completamente distinta: ya no es el presente victorioso que se apodera del futuro, es el presente vencido, cautivo, secuestrado del pasado. MILAN KUNDERA24 El ansioso no vive aquí y ahora. Se halla en una situación concreta, con unas personas determinadas, pero su pensamiento se fuga y va elaborando imágenes y relatos que anticipan desgracias, accidentes, problemas o finales desastrosos. El presente, inexistente por no vivido, el pasado irrevocable y un futuro poco esperanzador es el patrimonio del ansioso y la causa de un sufrimiento intenso. 81 Cuando todo se nos escapa Entiendo bien a las bordadoras que lo son por dolor o a las que hacen punto de media porque hay una vida que vivir. Mi vieja tía hacía solitarios durante el infinito de la velada. Estas confesiones de sentir son mis solitarios. [...] Me desenrollo como una madeja multicolor, o hago conmigo mismo figuras de cordel, como las que se tejen en las manos extendidas y se van pasando de un niño a otro. Me preocupo sólo de que el pulgar no falle el nudo que le toca. Después vuelvo la mano y la imagen queda diferente. Y vuelvo a comenzar. FERNANDO PESSOA Cuando todo parece desmoronarse buscamos estrategias para sobrevivir. Así podemos tener la sensación de que, por lo menos, tenemos cierto control en algo cuando nuestra vida se nos escapa de las manos o por lo menos así nos lo parece. El caos nos produce angustia y todo se vuelve incierto. Nos ahogamos en medio de emociones que no hemos escogido y que, de repente, nos inundan. Tenemos la sensación de que el edificio de nuestra vida, que con tanto tiempo, cuidado y dificultad hemos ido construyendo, se hunde repentinamente sin que podamos hacer nada más que mirarlo con el corazón encogido. Entonces, nos podemos centrar en algo que sí podemos controlar y, así, hacemos punto de cruz, eliminamos las hojas secas y las malas hierbas de nuestras plantas, hacemos punto, crucigramas o solitarios o... en un intento olvidar o por lo menos aliviar nuestro dolor. Un mensaje cifrado La ansiedad nos informa de que tenemos dificultades en el tema del control. Intentamos dominar todas las situaciones y no queremos que la vida nos coja desprevenidos. No nos gustan demasiado ciertas sorpresas. Preferimos movernos en zonas conocidas y seguras. Nos es difícil gestionar la incertidumbre y asumir el caos. Pero no queremos tener tan solo el control de nuestra vida sino también el de la vida de los demás. También quisiéramos anticipar y prevenir las desgracias, accidentes y cualquier forma de imprevistos. No vivimos en el presente y constantemente viajamos hacia un pasado que ha muerto o hacia un futuro que aún no existe. El mensaje que nos da la ansiedad nos da la oportunidad de trabajar e incrementar la confianza en nosotros mismos, en los demás y en la vida; nos dice que debemos ocuparnos y no tanto preocuparnos por las cosas. Sólo actuando así podremos salir de su espiral. La constelación de la ansiedad La ansiedad puede ir acompañada del miedo, la preocupación, la inseguridad, la desconfianza y el pesimismo. En su órbita giran la incertidumbre, la duda y la impotencia. En su centro y alrededores hay un sufrimiento intenso. Síntomas de deterioro 82 Cuando vivir es un sufrir constante La ansiedad crónica puede convertirse en enfermedad adoptando formas diferentes como fobias y crisis de ansiedad o angustia, durante las cuales uno se siente morir quedándose sin respiración. Debemos tomar rápidas medidas si uno ya no puede continuar con su vida normal, porque el miedo a los efectos de la ansiedad le hace adoptar tantas precauciones o protecciones que cada vez es más dependiente de los demás. Cuando el mundo se vuelve cada vez más pequeño, cuando se pierde más y más terreno, y el futuro se convierte en un adversario que debe ser sometido, es preciso pedir ayuda. El miedo a una parte de lo que significa vivir: decidir, equivocarse, ser rechazado, sufrir... hace que uno decida no moverse, no hacer y no ser. La pasividad hace que el mundo individual se vuelva progresivamente más reducido tanto a nivel interior como exterior. No se sale de casa por miedo a tener una crisis de ansiedad y a encontrarse mal; no se relaciona con nadie por miedo a que la relación no funcione; no se pregunta por miedo a que se reciba un no por respuesta... no, no, no. El pensamiento está tan distorsionado que uno ya no se plantea la posibilidad del Sí, de la alegría, del amor y de las cosas buenas de la vida. Poco a poco se genera un fuerte desequilibrio que hace desear, al que se ve aspirado por la espiral de la ansiedad, retornar al útero materno donde piensa que hallará seguridad. Así detiene su crecimiento y su vida. La gestión adaptativa de la ansiedad ¿Por qué preocuparse? De aquello por lo cual nos preocupamos se dice que: • El cuarenta por ciento nunca sucede, la ansiedad es el resultado de una mente cansada. • El treinta por ciento se refiere a decisiones anteriores que ya no pueden alterarse. • El doce por ciento se centra en las críticas, en su mayoría falsas, hechas por personas que se sienten inferiores. • El diez por ciento está relacionado con nuestra salud y empeora al preocuparnos. Sólo: • El ocho por ciento es legítimo, hecho que demuestra que la vida no tiene grandes problemas reales y, que los que hay, pueden afrontarse mejor cuando conseguimos eliminar todas las preocupaciones sin sentido. Estrategias emocionalmente ecológicas Existen pocos remedios para la ansiedad que sean mejores que centrarse en el presente y en la reflexión. Al dejar constancia de un problema por escrito o expresarlo en una conversación, dejamos que afloren sus aspectos esenciales. Así, al conocer su naturaleza, si bien no lo eliminamos, sí que nos desprendemos de las características secundarias que lo suelen agravar: la confusión, la desubicación y la 83 sorpresa. Algunas medidas a aplicar cuando uno nota el inicio de la ansiedad pueden ser: • Tomar conciencia de ello y registrar el exceso de preocupación. • Aplicar una técnica de meditación, relajación y respiración en el momento en que se inicia la espiral de pensamientos recurrentes y obsesivos. • Adoptar una postura crítica ante las creencias que sustentan la preocupación, en forma de sano escepticismo. • Ocuparse en lugar de preocuparse: ocuparnos en conocernos mejor a nosotros mismos, arriesgarnos a decir: ¿Y qué si me equivoco? Si sale mal ya encontraré los recursos necesarios para solucionarlo; trabajar el autocontrol centrándonos en el presente; intentar hallar los aspectos positivos que tenemos. CELOS. Anatomía de los celos Se sufre de dos tipos de celos: los del amor y los del amor propio. FIODOR DOSTOIEVSKY Los celos van acompañados de un dolor en el pecho que nace al ver el bien y la prosperidad de otro. Residen en la sospecha, inquietud y recelo de que la persona amada haya cambiado o pueda cambiar su afecto poniéndolo en otra persona.25 Sentimos celos de lo que creemos poseer, o de lo que creemos tener derecho a poseer. Para Luis Rojas Marcos, los celos son una amarga enfermedad que combina elementos de posesión y desconfianza. William Shakespeare comparó los celos con un monstruo de ojos verdes que menosprecia la carne de quien se alimenta. Según Nietzsche, la persona que está cercada por las llamas de los celos acaba dirigiendo, como el escorpión, su aguijón venenoso contra ella misma. Código cifrado: una historia de posesión Esta emoción indica que tenemos problemas de posesión, inseguridad y baja autoestima. Debemos superar la tendencia a realizar comparaciones y trabajar la generosidad. 84 En los celos26 reside una compleja trama de sentimientos: el deseo de aferrarse a la persona amada, desconfianza profunda, malestar provocado por el supuesto éxito del rival y el miedo a perder o a compartir nuestra posesión. En el centro reside el orgullo. Todo celoso es una persona insegura en uno o más aspectos de su identidad, pero suele mantenerlo tan escondido que sólo una provocación lo hará ostensible. La inseguridad es el resultado de una imagen depreciada de uno mismo, de la falta de confianza de ser capaces de poder conseguir el objeto eróticamente deseado y, en caso de haberlo conseguido, de la incapacidad para retenerlo.27 Por ello consideramos que cualquiera que se acerca supone una amenaza a nuestros intereses. La constelación de los celos En la órbita de los celos se mueven muchos sentimientos y emociones: inseguridad, desasosiego, desconfianza, miedo a la pérdida, orgullo, envidia y venganza. En esta órbita gira también el sentido de la propiedad mal entendida, dado que nadie puede ser propiedad de nadie en ninguna circunstancia. Y si no modificamos esta creencia y comprendemos que las personas son libres para elegir con quién y en qué nivel relacionarse, sufriremos mucho. El sufrimiento es el fluido de fondo de esta constelación. Síntomas de deterioro En el ámbito de la afectividad la mejor manera de que no nos den nada, es que necesitemos mucho. Un camino con pendiente El deterioro se inicia con una fuerte desconfianza en la propia valía, hecho que genera inseguridad. La baja autoestima induce a pensar que uno no es lo bastante digno de ser amado y que, si es comparado con otros, «tiene todas las de perder». Al dar el poder a la opinión y apreciación del otro, el celoso vive pendiente de sus juicios, de sus palabras y de sus conductas. Aparece una mayor sensibilidad a la crítica, susceptibilidad y mucho miedo a perder a la persona amada, por lo que uno se aferra más a ella, intenta controlarla, la invade y está pendiente de sus idas y venidas así como de sus otras relaciones: se ha iniciado una obsesión peligrosa. Se puede llegar al punto de que se exija al otro la exclusividad de su afecto, ser el único sujeto de su amor. Y esta exigencia de dedicación desmesurada va ahogando progresivamente la relación y puede acabar provocando aquello que tanto se temía: que el otro se aparte porque se siente cansado, ahogado y no puede seguir creciendo en esta relación patológica. 85 La gestión adaptativa de los celos Es asombroso cómo los celos, que pasan el tiempo haciendo pequeñas suposiciones falsas, tengan tan poca imaginación cuando se trata de descubrir la verdad. Marcel Proust Estrategias ecológicas • Trabajar el autoconocimiento. • Aprender a identificar las propias cualidades y potencial interno. • Clarificar las ideas y creencias, sobre todo en lo que se refiere al derecho de toda persona a escoger sus relaciones, cuándo y cómo relacionarse. Tener claro que nadie es propiedad de nadie y la mejor manera de perder a una persona es ahogándola con un exceso de demanda. • Trabajar la autonomía personal. • Entrenarnos en el desprendimiento y aceptación de la provisionalidad. • Aprender que la exclusividad en los afectos comporta la pérdida del amor. Como dice Erich Fromm, quien sólo ama a una persona, no ama a nadie. • Aprender a respetar los espacios propios y los de los demás. • Dedicarnos tiempo para desarrollarnos ya que el hecho de sentirnos más realizados nos dará más confianza. • Trabajar en un proyecto de vida creativo centrándonos en la mejora de nosotros mismos. • Cultivar los valores de la confianza en los demás (la traición más grave es el engaño y la incoherencia), la generosidad (desear que la persona que amamos sea querida y amada por más personas es positivo e indica madurez y salud mental) y la humildad (nadie puede llenar por sí solo la vida de otro y es bueno que así sea; pensar lo contrario es un acto de orgullo sin sentido). CULPA. Anatomía del sentimiento de culpa Recordemos que fue el pecado y la culpa lo que nos alejó del paraíso; pero fue eso, precisamente, lo que nos hizo humanos. Erich Fromm Culpa, el control social interno Culpa: Sensación de peso, de desequilibrio interno, de inquietud, de asco hacia uno mismo, de insatisfacción, sufrimiento y remordimiento. Sensación de ser mordido en el pecho o en las entrañas. Hemos hecho o dejado de hacer algo que ha causado dolor a otro. La culpa se puede construir a partir de una acción o de una omisión y de su valoración posterior. Este sentimiento está relacionado con la construcción de nuestra moral y se basa en 86 aquello que es bueno y aceptable y en lo que no es ni moral, ni bueno, ni aceptable. Según Kolakowski, la culpa es la ansiedad que sigue a la trasgresión de un tabú. Según Sigmund Freud, el sentimiento de culpa es algo fatalmente inevitable y producto de la existencia de un superyó que constantemente nos controla, juzga y censura. La cultura de la culpa La culpa es un fenómeno psicológico universal. La cultura de la culpa suele producir fantasmas que inmovilizan muchas energías al dejarnos anclados en el pasado y en la noacción pero, al mismo tiempo, el sentimiento de culpa también nos puede hacer reflexionar y mover a la mejora. Todo es cuestión de equilibrio y de cómo lo gestionamos. La agresividad que se genera en nuestra sociedad suele rebotar contra quien la ha producido. Las sociedades que han apostado por la cultura de la culpa fomentan un modelo de personas poco maduras, fáciles de controlar puesto que la culpa hace difícil mantener conductas nacidas de la libertad. Es urgente cambiar la cultura de la culpa por la cultura de la responsabilidad. Un mensaje cifrado Quien forja los destinos de otros cae en la culpa. Stefan Zweig El sentimiento de culpa nos informa de que hemos sido incoherentes hacia nuestra propias normas o criterios éticos y de que estamos en conflicto. Nos informa de que nuestra acción o pasividad ha tenido un impacto doloroso o ha generado unas consecuencias negativas para alguien; que nos hemos inmiscuido en la vida de otros o no hemos respetado su espacio emocional y vital. Nos mueve a reparar el daño y a pedir disculpas. Podemos sentir remordimientos después de haber tratado de forma ligera cosas importantes, cuando hemos hablado con mala fe; hemos guardado silencio cuando deberíamos habernos expresado, o hemos abandonado determinada compañía perjudicial. El motivo es que nuestra conducta no ha sido ética. De todas formas, dejar que el remordimiento coja el control sería como añadir una segunda equivocación a la primera. Cuando alguien ha provocado un daño, lo mejor que puede hacer es pensar en cómo hacer el bien y efectuar los cambios necesarios para repararlo. La constelación emocional de la culpa La culpa, por astuta y vieja, sabe acomodarse en todas partes y a toda condición; invade emociones y puede incluso llegar a oscurecer sentimientos poderosos. Va ligada a: • Ansiedad • Angustia • Asco • Arrepentimiento 87 • Contrición • Insatisfacción • Remordimiento • Pesar • Pesadumbre • Sufrimiento • Responsabilidad • Vergüenza Hay una diferencia entre arrepentimiento y remordimiento. El arrepentimiento puede referirse a un propósito o acción no consumada. El remordimiento sólo se refiere a algo consumado. Podemos estar arrepentidos de no haber hecho o dicho algo pero tenemos remordimientos por haber hecho o dicho algo. Síntomas de deterioro El culpable es el otro: el autoengaño No culpes a tu comida si no tienes apetito. RABINDRANATH TAGORE Si no gestionamos de forma adaptativa este sentimiento se produce una disminución del respeto hacia nosotros mismos y se pone en marcha el mecanismo de autoengaño a fin de restaurar un equilibrio aceptable en nuestro interior y disminuir el conflicto que sentimos. El autoengaño puede consistir en convencernos de que el otro merece lo que le hemos hecho, que hemos actuado por su propio bien, que no podíamos haber hecho otra cosa, o que es el culpable, de alguna forma, de su propia desgracia. ¡El autoengaño dispone de muchos recursos! No podía haber hecho otra cosa: la cesión del control La culpa es el mejor fundamento para construirse la propia cárcel. Si yo no podía haber hecho otra cosa, entonces no soy culpable. No tengo ninguna responsabilidad sobre lo que ocurre y, si me lo llego a creer, estoy salvado. El problema es que un nivel cero de control sólo se da en contadas ocasiones. Como dice Víctor Frankl, si bien a veces no podemos controlar lo que sucede, casi siempre podemos decidir nuestra actitud ante lo que vivimos. La cuestión es que no siempre estamos dispuestos a pagar los precios que el posicionarnos así comporta y preferimos convencernos a nosotros mismos de que no había nada que hubiéramos podido hacer. El funcionamiento de este mecanismo depende de qué dosis de autoengaño seamos capaces de tolerar. Quizá desaparezca el sentimiento de culpa, pero se ha iniciado la represión emocional. En nuestro interior se ha archivado un tema pendiente que, aunque no seamos conscientes de ello, sigue haciendo su curso y pudriéndose. Tarde o temprano 88 nos llegará la factura y pagaremos el precio con intereses. ¿Remordimientos útiles? Si me engañas una vez, es culpa tuya. Si me engañas dos veces es responsabilidad mía. Esta vocecita interior que nos recrimina lo que hemos hecho mal o lo que hemos dejado por hacer, la voz de la conciencia, nuestro «Pepito Grillo», el superyó o la voz de la moral, es un mecanismo útil para cuestionarnos nuestra conducta y la ética de nuestro hacer. No obstante, puede complicarnos la vida, especialmente si las normas que aplica no han sido filtradas por nuestro adulto y son meras repeticiones de una serie de consignas recibidas durante la infancia. La construcción moral es una tarea que puede quedar por hacer y que tiene mucho que ver con el sentimiento de culpa. Los remordimientos nos informan de que estamos en conflicto. A partir de ahí, podemos reflexionar sobre lo que sucede –gestión adaptativa– o entrar en la espiral del remordimiento, ansiedad, angustia, inoperatividad y autoflagelamiento; si no damos los pasos necesarios para gestionar adaptativamente la culpa podemos enfermar física, emocional y moralmente. La gestión adaptativa de la culpa En la responsabilidad adulta se exigen responsables; en la culpa infantil se piden castigos. Culpas y deudas Quien quiere vivir sin culpa no puede tener parte en una casa ni en el destino de otros, no se puede alimentar del esfuerzo ajeno ni beber del sudor de otros; no puede depender del placer de la mujer ni de la exigencia de la sociedad. STEFAN ZWEIG28 Tan pronto como percibimos que el hecho de seguir determinadas pautas de conducta nos conduce a la autodestrucción, llega el momento de cuestionar nuestro modelo de actuación y nuestras normas. Si vemos la culpa como una deuda, ésta sólo se podrá saldar mediante el castigo, el perdón y la reparación. El perdón es un acto gratuito mediante el cual el ofendido renuncia, sin estar obligado a ello, a reclamar lo que se le debe y a ejercer su derecho. Es un acto de donación que comporta la supresión del resentimiento. Supone la liquidación de un sentimiento y por ello son requisitos del perdón el arrepentimiento y la solicitud de perdón. Dice Miguel Bartra que para poder perdonar es preciso, antes que nada, saber comprender. Y para comprender debemos ser empáticos y eso requiere un esfuerzo de adoptar la perspectiva emocional del otro. Si no hay empatía no hay comprensión y si no hay comprensión no puede haber perdón verdadero. Y si no hay perdón, la ofensa no perdonada, no vengada ni olvidada se mantiene activa y acaba enrareciéndose y 89 convirtiéndose en rencor. Edgar Morin nos dice que la autoética, esta ética de la comprensión, nos permite cultivar la aptitud para el perdón y la magnanimidad. Dos textos sobre la culpa Rechaza los remordimientos. Tu mediocridad te ha salvaguardado seguramente de causar daño y dolor sino en cantidades miserables. Prueba a sonreír a un desconocido. Llama por una vez tú primero a uno de los amigos que cuando lloras te 90 llaman. No te compadezcas de ti mismo, no seas el juez payaso de ti mismo. La única culpa es la vileza; por otro lado, no eres el único que ha albergado envidia, pereza o aridez. Es imposible que no haya en lo profundo de tu alma la sombra de algún don modesto. ¡Levántate de la cama! Álzate y persigue los últimos destellos de tu «show». Golpéate sin el vicio de condenarte. Renuncia a rumiar fórmulas. Desvíate del itinerario obligado. Tira los amuletos. Relee todo lo que has leído mal o has entendido mal u olvidado. ¡Reléelo todo y vuelve a olvidarlo! Desdramatízate. Transgrede la puntuación. Grita a una platea finalmente vacía; actúa para los desconocidos, para las ausencias encantadoras. Escribe. Sí, eso, escribe un libro. Pero no éste, otro. VITTORIO GASSMAN «Culpa», «responsabilidad», «remordimiento»... Uno puede lamentar haber obrado mal aunque esté razonablemente seguro de que nada ni nadie va a tomar represalias contra él. Y es que, al actuar mal y darnos cuenta de ello, comprendemos que ya estamos siendo castigados, que nos hemos estropeado a nosotros mismos voluntariamente. No hay peor castigo que darse cuenta de que uno está boicoteando con sus actos lo que en realidad quiere ser. ¿De dónde vienen los remordimientos? De nuestra libertad. Si no fuésemos libres no podríamos sentirnos culpables (ni orgullosos, claro) de nada, y evitaríamos los remordimientos. Por eso cuando sabemos que hemos hecho algo vergonzoso procuramos asegurar que no tuvimos otro remedio que obrar así, que no pudimos elegir. De lo que se trata es de tomarse en serio la libertad, o sea, de ser responsables. Y lo serio de la libertad es que tiene efectos indudables, que no se pueden borrar a conveniencia una vez producidos. Lo serio de la libertad es que cada acto libre que hago limita mis posibilidades al elegir y realzar una de ellas. De modo que el «remordimiento» no es más que el descontento que sentimos con nosotros mismos cuando hemos empleado mal la libertad, es decir, cuando la hemos utilizado en contradicción con lo que de veras queremos como seres humanos. Y ser responsable es saberse auténticamente libre para bien y para mal. A nadie se le regala la buena vida humana ni nadie consigue lo conveniente para él sin coraje y sin esfuerzo. La decisión de vivir bien la tiene que tomar cada cual respecto a sí mismo, día a día. FERNANDO SAVATER29 ENVIDIA. Anatomía de la envidia Conformarse con poco es difícil, pero conformarse con mucho es imposible. La envidia, un espejo deformante 91 La envidia es un espejo que nos muestra nuestra propia incapacidad. Cuando nos miramos en el espejo de la envidia siempre nos parece que los demás tienen más que nosotros, y esto nos hace sentir constantemente frustrados. La envidia puede restringirse a un ámbito o distorsionar con su espejo deformante toda nuestra vida. Es un sentimiento molesto que nos puede estropear la alegría de compartir y vivir. La envidia nos hace desear no ser quienes somos, escondernos y tratar de ser otros. Dice la sabiduría popular que volverse «verde de envidia» es estar maduros para un disgusto. Para Carlos Castilla del Pino la envidia no se basa tanto en aquello que posee el otro como en la imagen que esta persona proyecta y que quisiéramos hacer nuestra. La constelación emocional de la envidia Según Covarrubias, la envidia es un dolor, concebido en el pecho, debido al bien y a la prosperidad de otro. San Gregorio hizo el árbol genealógico de la envidia,30 que nos muestra la constelación de afectos que están unidos a ella: Vives dice que la envidia es una especie de encogimiento del espíritu a causa del bien de otro. En este encogimiento hay una herida que produce dolor y tristeza. Es hija de la SOBERBIA y de la PEQUEÑEZ ya que nadie que confíe en su valía, envidia a otro. La envidia siempre supone la existencia de una deficiencia en la persona que la sufre. La persona envidiosa va constantemente con una máscara puesta, dado que no puede permitir que su sentimiento se note porque sería motivo de vergüenza. La envidia no está socialmente bien vista, así que el envidioso se ve condenado a fingir y a reprimir la ira, la indignación y la frustración que le provocan los éxitos y bienes conseguidos por el otro. El descontento y la infelicidad también son sus consecuencias. Poner a cada uno en su sitio El envidioso se da cuenta de que otra persona sobresale de la media común y quiere colocarla en su lugar o bien, si le es posible, colocarse a sí mismo a su misma altura. También es posible que sienta indignación si alguien que considera un igual sufre menos infortunios de los que considera que le tocarían, o goza de más ventajas de las que cree que se merecería. Como dice Nietzsche, es como si el envidioso exigiese que la igualdad que él quiere, le sea reconocida por la naturaleza y por el azar. Así, se indigna cuando sus iguales no corren su misma suerte y si alguien que considera inferior se pone en 92 paridad de condiciones respecto a él por un favoritismo del destino. Esto le trastorna dado que está convencido de que nadie puede acceder a un merecimiento o tener una felicidad que exceda a la que él considera correspondería a su situación. Un código a traducir Mensaje cifrado: Tenemos problemas con la generosidad y tendencia a hacer comparaciones. Nos falta empatía. La envidia es la manifestación de nuestra propia incapacidad. Al igual que los celos, la envidia tiene sus fundamentos en la inseguridad y ésta, en la falta de conocimiento del propio potencial y de la propia capacidad para conseguir los objetivos deseados. Síntomas de deterioro En cualquier grupo de mamíferos organizados, incluido el humano, no importa hasta qué punto sean cooperativos, siempre hay una lucha por el predominio social. Mientras se libra esta batalla, cada individuo adulto adquiere un rango social particular, dándose una posición o estatus dentro de la jerarquía del grupo... El resultado es un constante estado de tensión por la posición. DESMOND MORRIS31 La valoración de amenaza La mejor manera de no mejorar es orientar nuestra capacidad de crítica hacia el prójimo. La crítica a lo que hacen, dicen o a cómo son los demás no proviene tanto de nuestra razón como de nuestro ámbito emocional y, por lo tanto, no se mueve por las leyes de la lógica. Tiene su origen en los colores emocionales que el contacto con el mundo del otro pinta en nuestro paisaje. Nos sentimos amenazados y envidiosos cuando pensamos que peligra nuestro estatus, nuestro territorio, nuestros vínculos o nuestra supervivencia. Y dado que nuestra sociedad no acepta, en esta etapa de nuestra evolución, que vayamos resolviendo nuestras diferencias a golpes, pasamos a utilizar la crítica para minar el prestigio del otro. La crítica indirecta es una agresión porque su víctima no tiene medios para defenderse de ella. No es ni constructiva, ni lógica. Nos inunda y hace reaccionar agresivamente en lugar de buscar soluciones creativas y de mejora personal. Nuestro sistema emocional toma el mando de nuestras conductas porque la sensación de amenaza ha hecho aflorar nuestra parte más primitiva. Un camino hacia el odio Si no hacemos caso de la información que nos aporta este sentimiento y no tomamos las medidas adecuadas para acotarlo o transformarlo, evoluciona y puede llegar a degenerar en odio. El envidioso intenta destruir a la persona envidiada. Puede contaminar 93 verbalmente en forma de murmuración o medias verdades, puede mentir y menospreciar al otro y a sus logros. En general, elimina de su conducta cualquier forma de generosidad, sin darse cuenta de que esto es destructivo para su persona. La insatisfacción, el hecho de estar más pendiente del otro que de sí mismo, el desasosiego, la amargura, la pérdida de la alegría por las cosas buenas y la alegría insana por los males que el envidiado sufre, son algunos de los síntomas que nos indican que la envidia se está convirtiendo en patológica. La gestión adaptativa de la envidia Nuestra felicidad depende más de cómo vivimos las cosas, que de las cosas que vivimos. Antoni Bolinches Mirar hacia adentro Cuando sentimos envidia por algo positivo que le ha ocurrido a otra persona podemos obrar de dos maneras: • Reconocerlo y preguntarnos: ¿Por qué me pasa esto? ¿Qué hace que me sienta así? ¿Cómo podría dejar de aferrarme a este sentimiento? ¿Cuál es el antídoto? • O bien buscar las causas en la otra persona y sentir pena de nosotros mismos pensando que la vida no es justa y que no hemos estado de suerte: Es ella la que me hace sentir así. Siempre presume (atribuyéndole rasgos de personalidad desagradables). Ha tenido de suerte (menospreciando sus éxitos). 94 Sólo si miramos hacia adentro podremos convertir la envidia en una gran oportunidad de mejora. Estrategias ecológicas Hay personas que deciden combatir la envidia utilizando la generosidad para compensarla; a veces una generosidad-sacrificio, exagerada y poco sincera. De nada sirve dar en exceso si no partimos de nuestro equilibrio y coherencia personal. La estrategia más lenta pero a la vez más sólida es el crecimiento personal, un trabajo de autoconocimiento lento y de mejora de la autoestima, un trabajo de motivación para desplegar nuestros propios proyectos personales. Centrar la atención en uno mismo en lugar de vivir pendientes de los demás es una buena línea de conducta. Si trabajamos para cumplir nuestro proyecto de vida y luchamos por aquello que creemos que merece la pena, no nos quedará tiempo para inverir en la construcción de la envidia. IRA. Anatomía de la ira Aquello que empieza en cólera, acaba en vergüenza. BENJAMIN FRANKLIN Ira: peligro de explosión Cuando una persona señala a otra con el dedo, debe recordar que hay tres dedos más apuntándola a ella. El autocontrol emocional supone ser capaces de gestionar adecuadamente la energía producida en nuestro interior cuando un obstáculo se interpone en la obtención de lo que deseamos. La ira promueve la destrucción de dicho obstáculo. Es como la metralla que salpica y hace daño a todo el que se halla cerca de la explosión. Una palabra blanda calma la ira y una palabra áspera enciende la cólera, nos dicen los Proverbios. Gritar, insultar o agredir verbalmente genera una espiral de violencia de la que cada vez es más difícil salir. Se compara la ira con un incendio descontrolado. Bañado por la ira, nuestro cerebro emocional secuestra el control al cerebro racional que, durante un tiempo, es incapaz de tomar decisiones adaptativas. La cólera es como una ráfaga de viento que apaga el farol de la inteligencia. Los pensamientos obsesivos son la leña que alimenta el fuego de la ira, un fuego que sólo se podrá extinguir si conseguimos contemplar las cosas desde un punto de vista distinto. El detonante universal del enfado es la sensación de sentirse amenazado no sólo en el sentido físico sino también cuando sentimos que peligran nuestra autoestima y amor propio.32 La catarsis, soltar la ira sin control, se ha aconsejado como forma para manejar la irritación y la furia. No obstante, sabemos que airear la ira sirve de poco o de nada para reducirla ya que es una emoción altamente inflamable. La explosión de ira incrementa aún más la excitación emocional del cerebro y hace que nos sintamos peor. Como dice el 95 maestro tibetano Chogyam Trungpa sobre la mejor forma de relacionarse con la ira, “Ni la reprimas ni te dejes arrastrar por ella”. Código cifrado: reacción defensiva contra un obstáculo La ira es una emoción primaria que todos llevamos en nuestra programación emocional. Nos informa de que existe un obstáculo que se interpone en el camino de lo que queremos o deseamos y genera una energía interna que nos mueve a aclarar el camino y a destruirlo, si es posible. El tema de fondo es la legitimidad de la causa. Podemos sentirla ante una injusticia, al ver que alguien arremete contra una persona indefensa, o bien cuando alguien nos dice algo que no nos gusta, nos lleva la contraria o no nos da la razón. Existe, pues, una cuestión de motivo, de adecuación, lugar y forma además de una cuestión de dosis: ira bajo control o espiral de violencia en la que el cerebro racional deja de dirigir la conducta. Octavio Paz nos hablaba de Hanumán, el mono volador de la mitología hindú, figura del Ramayana, un simio imitador, artista de las repeticiones que es la semilla semántica, la semilla-bomba enterrada en nuestro subsuelo verbal. Y si bien en nuestros antepasados los primates la ira podía ser un mecanismo que podía salvarles la vida, en nuestra sociedad actual quien se deja llevar por ella está condenado a la inadaptación y a tener problemas de relación. Gritar, agredir verbalmente y perder el control de nuestras emociones son señales que indican la existencia de problemas de autocontrol. La constelación emocional de la ira Siempre hay razones para enfadarse, pero estas razones pocas veces son buenas. BENJAMIN FRANKLIN La ira es hija de la frustración. El enfado, el enojo y el mal humor son los estados de ánimo más persistentes y difíciles de controlar. Hay un monólogo interno que los va alimentando y que proporciona argumentos suficientes para volcarlos sobre alguien. Así, en esta constelación tenemos: • AGRESIVIDAD33 • CÓLERA34 • DESPECHO35 • ENOJO • FURIA36 • FRUSTRACIÓN • OFENSA • INDIGNACIÓN • RABIA • VERGÜENZA 96 La rabia37 puede ser una emoción más fuerte que el miedo y la tristeza. Cuando alguien se ha dejado llevar por la ira y ha perdido su autocontrol suele sentir otra emoción que puede pertenecer a esta constelación: la vergüenza. Síntomas de deterioro La espiral de violencia La ira es el afán de venganza con incandescencia del cuerpo. Tomás de Aquino La ira genera en nuestro interior una importante cantidad de energía negativa que podemos exteriorizar, canalizar o reprimir. La causa de la ira es la convicción de que determinada frustración no figuraba en el contrato de nuestra vida. La furia que reprimimos durante mucho tiempo se convierte en rabia que, si no se canaliza de forma adecuada evoluciona en rencor, ira envejecida, y se vuelve rancia, una furia mal canalizada que se pudre. Al reprimir la ira y tragarnos la furia entramos en un estado de rabia que nos expone a más sufrimiento dado que esta furia reprimida va degenerando en un discurso interno destructivo. Incluso podemos padecer enfermedades debidas a la somatización de esta ira. De ahí, sólo quedan dos pasos hasta llegar al resentimiento y al odio. El estrés provoca una disminución de los umbrales de irritabilidad. Esto explicaría que después de un día duro de trabajo, una persona esté más predispuesta a irritarse por las cuestiones más insignificantes, razones que en otras circunstancias no tendrían el poder de provocar un secuestro emocional.38 Cuando nos hallamos en un estado de irritabilidad y algún estímulo suscita un secuestro emocional, la descarga que se origina es de especial intensidad. El enojo se construye sobre más enojo en una espiral que va aumentando la temperatura de nuestro cerebro emocional. En esta situación, la ira puede desembocar fácilmente en un estallido de violencia.39 El arrebatamiento Cuando hay fuego, el amo de lo que se quema se olvida, incluso, de comer. Sí, para después vengarse haciendo una comida sobre las cenizas. Friedrich Nietzsche 97 Ante una persona que se rebela en contra nuestra, es necesario tomar las mismas precauciones que tomaríamos en presencia de otro que haya atentado contra nuestra vida, ya que si vivimos aún, es debido en buena parte a la ausencia, por lo menos provisionalmente, del poder de matar en esta persona. De hecho, si las miradas mataran, muchos de nosotros haría tiempo que estaríamos muertos.40 No es posible estrechar unas manos si tenemos las nuestras cerradas en puño. La ira nos hace apretar los puños, pone nuestra musculatura en tensión, nos hace contener la respiración hasta dejar de respirar por un momento, nos ofusca la visión y nos deforma el rostro. La agresividad y la violencia parten de esta emoción básica mal canalizada. Durante el arrebatamiento uno pierde totalmente el control de su mente racional. La emoción toma las riendas de la conducta y, como un caballo desbocado, pierde totalmente el camino de vista. Las cicatrices de la ira Quien domina su ira, domina a su peor enemigo. Confucio Se cuenta que había una vez un niño que siempre estaba malhumorado y de mal genio. Cuando se enfadaba se dejaba llevar por su ira y decía y hacía cosas que herían a los que tenía cerca. Un día su padre le dio una bolsa con clavos y le dijo que cada vez que tuviera un ataque de ira clavase un clavo en la puerta de su habitación. El primer día clavó treinta y siete. En el transcurso de las semanas siguientes el número de clavos fue disminuyendo. Poco a poco, fue descubriendo que le era más fácil controlar su ira que clavar clavos en aquella puerta de madera maciza. Finalmente, llegó un día en que el niño no clavó ningún clavo. Se lo dijo a su padre y éste le sugirió que cada día que no se enojase desclavase uno de los clavos de la puerta. Pasó el tiempo y, un día, le dijo al padre que ya había sacado todos los clavos. Entonces, éste cogió de la mano al hijo, lo llevó a la puerta de la habitación y le dijo: —Hijo, lo has hecho muy bien, pero mira los agujeros que han quedado en la puerta. Cuando alguien habla con ira, sus palabras dejan cicatrices como éstas. Una herida verbal puede ser tan dolorosa como una herida física. La ira deja señales. ¡No lo olvides nunca! Estas señales no sólo las tiene quien ha recibido el impacto. La persona iracunda también sufre sus efectos: empobrecimiento de sus relaciones personales, baja autoestima e infelicidad. Como bien dice el refrán: Si quieres recoger miel, no des patadas al panal. La gestión adaptativa de la ira No mires al pasado con ira, ni al futuro con miedo, sino a tu alrededor con atención. J. Thurker 98 Estrategias ecológicas Nunca podrá ser justificada la indignación injusta porque el peso de la pasión la lanza a la ruina. El hombre paciente se aguanta hasta la hora oportuna y, al final, le es dado el gozo. Hasta el tiempo oportuno se guarda sus palabras y todos proclaman su inteligencia. Eclesiastés, 1:22-24 Séneca decía lo siguiente: Contra la ira, dilación. Éste puede ser un buen consejo, hacer una pausa que permita a nuestro cerebro emocional tranquilizarse y a nuestro cerebro racional recuperar el control. Para recuperar nuestro control debemos dejar que las emociones se manifiesten y desaparezcan. Es necesario deshacerse de la ira. Cuando su causa ha sido nuestra percepción de haber sido ofendidos, la estrategia más adaptativa será aplicar el perdón. Perdonar al ofensor y perdonarnos a nosotros mismos. La ira puede trabajar a nuestro favor cuando aplicamos la secuencia siguiente: • Tomarnos tiempo y alejarnos un rato de la persona o situación desencadenante. • Identificar la causa de la ira. ¿Cuál es la frustración o el obstáculo que la ha generado? • Notar qué sentimientos de su constelación sentimos. • Aceptar las emociones que sentimos y dejar que se desvanezcan. • Analizar el entorno y contexto donde se ha desencadenado personas implicadas, etcétera. • Si nuestra valoración es que la ira ha sido motivada por una causa justa, nos centraremos en hallar una solución no agresiva. Reencontrar la calma Soy hombre. Duro poco y es enorme la noche. OCTAVIO PAZ Es importante encontrar nuestra propia estrategia para tranquilizarnos. Aquí exponemos algunas ideas: • Tiempo fuera (tomarnos tiempo, aislarnos un rato, hacer un stop, respirar a fondo y meditar). • Pasear contemplando lo que vemos. • Escribir lo que sentimos. • Realizar un ejercicio físico intenso, por ejemplo, abdominales. • Amasar, manipular barro. • Pintar. • Limpiar. En general, es bueno aprender a canalizar la ira mediante estrategias creativas en lugar de utilizar tácticas de destrucción. En ningún caso debemos tomar decisiones en estado de ira. Una vez recuperado el control emocional, es importante afrontar de forma asertiva el problema que ha causado esta reacción y disculparnos con las personas que puedan haber sido heridas por nuestro estallido. 99 Explicamos un cuento Se dice que un guerrero samurái fue a ver al Maestro zen Hakuin y le preguntó: —¿Existe el infierno? ¿Existe el cielo? ¿Dónde se hallan las puertas que me llevarán a ellos? ¿Dónde está la entrada? Era un guerrero sencillo. Los guerreros siempre son sencillos, sin astucia en sus mentes. Sólo conocen dos cosas: la vida y la muerte. Él no había ido allí a aprender ninguna doctrina, tan sólo quería saber dónde estaban las puertas para evitar el infierno y poder entrar en el cielo. Hakuin le respondió de la forma en que sólo un guerrero podía haberle entendido. —¿Quién eres? —preguntó Hakuin. —Soy un guerrero samurái —respondió el guerrero—. Incluso el emperador me respeta. Hakuin se rió de él diciendo: —¿Un samurái, tú? ¡Pero si pareces un pordiosero! El samurái se sintió herido en su orgullo y olvidó lo que había ido a hacer. Se quitó la espada del cinto y ya estaba a punto de matar. Entonces dijo Hakuin: —Ésta es la puerta del infierno. Esta espada, esta ira, este ego, son las llaves que la abren. Esto un guerrero lo puede comprender, e inmediatamente el samurái lo entendió. Entonces colocó nuevamente su espada en la funda. Hakuin le dijo: —Así es como se abren las puertas del cielo. Aprender a convivir con la frustración Ser libres para intentar algo no tiene nada que ver con conseguirlo indefectiblemente. Fernando Savater No sabemos quién nos hizo creer que el mundo funciona con criterios de justicia. Lo cierto es que no es así, y la persona que tiene muy enraizada esta creencia se frustra constantemente. En el centro de una frustración reside una estructura básica: la colisión de un deseo con una realidad sólida. Estos choques empiezan en nuestra primera infancia, cuando descubrimos que las fuentes de nuestra satisfacción están fuera de nuestro control y que el mundo no se adapta fielmente a nuestros deseos.41 Séneca nos dijo que si queremos tener alguna posibilidad de ser más sabios debemos aprender a no empeorar la tozudez del mundo con nuestras propias reacciones: furia, autocompasión, ansiedad, amargura, fariseísmo o paranoia. Sabemos que somos capaces de soportar mejor las frustraciones que comprendemos y para las que nos hemos preparado, y que nos hacen mucho más daño aquellas que no esperábamos o que no entendemos. Para conseguir nuestros objetivos sin hundirnos ante las frustraciones debemos aprender a saltar o a bordear el muro que la realidad nos pone por delante, de forma suave e inteligente. 100 No sentimos ira cada vez que se nos niega algo que deseamos sino principalmente cuando consideramos que nos lo merecemos. Así, los mayores accesos de furia ocurren cuando hay acontecimientos que vulneran las reglas que consideramos fundamentales en nuestra existencia. Para poder convivir con la frustración, es necesario aprender a ajustar nuestras expectativas a las posibilidades de la realidad y esto supone reconciliarnos con la imperfección de nuestra existencia. Uno no es tan propenso a la ira cuando no espera, ni tanto, ni tan rápido. MIEDO. Anatomía del miedo Al hombre no lo hacen sufrir las cosas, sino la idea que tiene de las cosas. EPICTETO Miedo: Peligro de pérdida Y llegó el día en que el riesgo que representaba permanecer cerrada en el capullo era más doloroso que el riesgo de florecer. Anaïs Nin En el principio es el miedo.42 El miedo es una emoción primaria que tiene como misión informarnos de la posibilidad de que las personas que amamos, nuestros proyectos o nosotros mismos estemos en peligro y podamos sufrir algún daño. Cuando tenemos miedo notamos una sensación desagradable; se nos acelera el pulso, sudamos, temblamos, sentimos sequedad en la garganta, dificultad para respirar y tensión muscular, una información valiosa que nos va a permitir tomar precauciones y decisiones para prevenir o enfrentar los peligros.43 Hay miedos innatos y adquiridos. Estos últimos los construimos por aprendizaje condicionado y aprendizaje social. En general tenemos miedo a sufrir y a aquello que no podemos controlar. A menudo, tenemos más miedo de enfrentarnos a determinada situación que de la propia situación. Buena parte del miedo nace de la ignorancia y del 101 hecho de no enfrentarse a lo que lo causa. Una bolsa llena de miedos Hay mucha gente que no cree en nada, pero tiene miedo de todo. HEBBEL Podríamos hacer un catálogo de miedos posibles. Aunque no todos tememos a lo mismo, hay una serie de miedos primordiales que los seres humanos compartimos y que tienen su origen en el desconocimiento de nosotros mismos. Antonio Gala, un escritor que conoce bien la naturaleza humana, los enumera con detalle en el fragmento que sigue: 44 El miedo ya no se sitúa sólo en nuestro interior, sino que se va convirtiendo en global, y ya no se trata de un miedo primordial sino de uno modelado por nuestro entorno humano, geográfico, económico y cultural. Eduardo Galeano lo evidencia muy bien en este escrito: 102 Un mensaje cifrado La maravillosa riqueza de la experiencia humana perdería parte de su gratificante alegría si no fuera por las limitaciones que debemos vencer. La cima no sería ni la mitad de maravillosa si no hubiésemos cruzado antes los valles oscuros. HELEN KELLER El miedo nos informa de que nuestra vida o nuestro bienestar y el de las personas a las que amamos está en peligro. Es necesario trabajar la confianza en nosotros mismos, la voluntad y el valor, pero también la cesión del control y el desprendimiento, aceptando el valor de la provisionalidad inherente a la vida. El miedo nos da la oportunidad de trabajar nuestros límites y despertar nuestras potencialidades. Situaciones que pueden desencadenar miedos La soledad, el abandono y la separación de alguien a quien amamos; las catástrofes, la crueldad y la perversidad en todas sus formas; los imprevistos, lo desconocido o incierto; la violencia y la maldad... son situaciones que pueden causar miedo a cualquier ser 103 humano. Pero hay otros miedos condicionados por la educación recibida y por determinadas experiencias traumáticas que uno ha vivido: el miedo a hablar en público, a hacer el ridículo, a equivocarse, a relacionarse; miedos de todo tipo, casi tantos miedos como personas; todo un catálogo de miedos. La misma situación, vivida por personas distintas, con diferentes recursos y competencias emocionales, puede desencadenar reacciones dispares. Donde uno ve un precipicio, otro ve una oportunidad. La actitud y los recursos interiores marcan la diferencia en la forma de vivir nuestra realidad. La constelación emocional del miedo Tened miedo de quien os tenga miedo. DICHO PERSA Cada miedo tiene tres partes: una parte es un residuo del pasado, la otra viene dada por la carencia de certeza en nuestro presente y la última es el resultado de una valoración negativa de nuestro futuro. En la base de todo esto se encuentra el sufrimiento humano y casi todas las patologías psicológicas y emocionales que se dan. El miedo, como el dolor, nos deja desnudos. Detrás de todos los miedos está el temor a la pérdida y, por tanto, a sufrir. El miedo es el punto de partida de muchas otras emociones y sentimientos: la ansiedad y la angustia nacen del miedo, la vergüenza y la culpa nacen del miedo, la envidia y los celos, también. Como consecuencia del miedo aparece la desconfianza en uno mismo, en los demás y en la vida. Reacciones y emociones ligadas al miedo • ANGUSTIA45 • DESCONFIANZA • SUSTO • SUSPICACIA • SOSPECHA • RECELO • TEMOR46 • PÁNICO47 • ALARMA • SOBRESALTO • CELOS • AVERSIÓN • HORROR • TIMIDEZ • VERGÜENZA Síntomas de deterioro 104 Veo muchos soldados, ¡si viese muchos guerreros! Uniforme se llama lo que llevan puesto; ¡si no escondieran bajo él la uniformidad! FRIEDRICH NIETZSCHE48 El círculo vicioso de los miedos Nuestro miedo más profundo no es creer que somos inadecuados. Nuestro miedo más profundo es saber que somos poderosos más allá de toda medida. NELSON MANDELA Cuando algo que existe en la raíz de nuestro miedo no se soluciona, a veces sustituimos un miedo por otro. En el fondo existe algo que nos genera miedo, y sólo si detectamos qué es podremos neutralizarlo. Si, por ejemplo, lo que nos causa miedo es un sentimiento de incapacidad, tendremos que trabajar nuestras competencias emocionales, intelectuales o sociales. Solamente así podremos dejar un círculo vicioso de miedos que van relevándose entre sí. Dice una antigua fábula india49 que un ratoncito siempre estaba angustiado porque tenía miedo del gato. Un mago se compadeció de él y lo convirtió en gato. Pero entonces resultó que el gato empezó a sentir miedo del perro, motivo por el cual el mago lo convirtió en perro a su vez. Una vez perro, empezó a sentir miedo de la pantera y el mago lo convirtió en pantera. Por este motivo, empezó a temer al cazador. Llegados a este punto el mago se dio por vencido y le dijo: —Nada de lo que yo haga por ti te va a ser de ayuda porque siempre tendrás corazón de ratón. Cambiar el corazón... de esto se trata. ¡Somos poderosos más allá de toda medida! Cuando el miedo toma el control Si estuvieras libre de todo miedo ¿sabes qué sucedería? Harías exactamente aquello que quieres hacer. Krishnamurti Nuestro intelecto, nuestra voluntad y nuestro sentimiento dependen, en buena parte, de nuestros juicios de valores. Por eso, cuando retenemos el miedo y no actuamos en consecuencia, empezamos a ponernos enfermos. El miedo puede mover a la acción o producir efectos paralizantes. En determinados momentos puede dejar de ser un miedo adaptativo para pasar a tomar el control de nuestra vida y convertirse en destructivo. El miedo a tener miedo es el peor de todos. Muchas cosas se pierden porque no han sido pedidas. Muchas relaciones no crecen por miedo a asumir el riesgo de ser vulnerables. La pasividad es una forma de huida, un intento de evitar enfrentarnos con aquello que tememos. El miedo intenso nos paraliza, dejamos de actuar y nos sentimos indefensos. No nos arriesgamos para no tener pérdidas, no amamos por miedo a ser rechazados; y no nos comprometemos por miedo a no ser suficientemente constantes en nuestro 105 compromiso. En definitiva, no vivimos para no sufrir. Pero si no nos enfrentamos con el sufrimiento, podemos padecer ansiedad, angustia, fobias y depresión fruto de nuestra insatisfacción vital y de la falta de sentido de nuestra vida. En otros casos, el miedo nos hace reaccionar y adoptar conductas agresivas. Agredimos antes de ser agredidos y amenazamos, utilizando una coraza de control, para esconder el miedo. Es una estrategia de la compensación que puede engañar a otros, pero no a nosotros mismos. Dentro de cada persona violenta existe una persona insegura que siente intensamente un miedo que no sabe manejar. A veces, acabamos provocando aquello que temíamos. Es por miedo a destrozar vidas que se hacen guerras y se destruye; es por miedo a no tener suficiente comida que se acapara y surge el hambre y la miseria; es por miedo a perder a una persona que nos aferramos a ella tan fuerte que acabamos por ahogarla. El miedo es necesario para protegernos, siempre y cuando seamos nosotros quienes lo gestionemos de forma inteligente. Ceder el control de nuestra vida a nuestros miedos nos puede llevar al abismo. Tener miedo es parecido a estar en una isla rodeado de elementos nocivos por todos lados. El día que uno vence el miedo y traspasa los límites de su isla se da cuenta de que existe todo un mundo afuera por explorar. La gestión adaptativa del miedo No tengas miedo, extiende la mano y acoge el agua llena de luz del atardecer. MIQUEL MARTÍ I POL Estrategias emocionalmente ecológicas En el reino animal podemos encontrar diferentes formas de reaccionar ante el miedo: huir, luchar, inmovilizarse o someterse. Los seres humanos, no obstante, debemos aprender otras estrategias para afrontarlo. En este fragmento de texto se expone una idea útil para controlar cualquier tipo de emoción. Es una muestra de autocontrol emocional, una habilidad de la inteligencia emocional muy necesaria para afrontar los miedos. 106 No es más valiente quien no tiene miedo, sino aquel que, a pesar de tenerlo, es capaz de actuar. Arriesgarse a saltar Cuando avances en la vida verás un gran abismo: salta. No es tan grande como crees. J. Campbell Tememos hacer algo, creemos que «no podemos» y como consecuencia ya no lo intentamos; tememos aquello que no podemos controlar y debido a que no nos permitimos demostrarnos que sí que podemos, seguimos teniendo miedo. Es el pez que se muerde la cola. Pero cuando alguien decide arriesgarse a enfrentar sus miedos se da cuenta de que no sucede nada de lo temido y de que, en todo caso, ya no tiene importancia. Se ha roto el círculo y esto es estimulante por sí mismo. En lugar de decir que algo es imposible, es mejor decir: aún no lo he hecho. Cuando se toca fondo es normal sentir miedo, miedo a estar solo y por estar solo con uno mismo. Sólo si somos capaces de afrontar nuestros miedos, éstos disminuirán y desaparecerán. Una forma de trabajar el miedo es haciéndonos la pregunta ¿Qué significaría?, de forma encadenada hasta llegar al nivel máximo de respuesta. Veamos los ejemplos siguientes: Miedo: a estar solo RESPUESTA 1 ¿Qué significaría esto? Respuesta: Que no tendría con quién compartir. 107 ¿Qué significaría esto? Respuesta: Que me sentiría triste y desamparado. ¿Qué significaría esto? Respuesta: Quizá no tendría motivos para seguir. ¿Qué significaría esto? Respuesta: Me podría deprimir y desear morir. RESPUESTA 2 ¿Qué significaría esto? Respuesta: No tendría a nadie con quién compartir. ¿Qué significaría esto? Respuesta: Debería aprender a vivir solo. ¿Qué significaría esto? Respuesta: Debería aprender a vivir el silencio y a estar conmigo mismo. ¿Qué significaría esto? Respuesta: Podría aprender cosas nuevas de mí mismo. ¿Qué significaría esto? Respuesta: La soledad puede ser una oportunidad de aprendizaje. Comentario: En el primer caso el miedo de fondo tiene mucho que ver con el miedo a la vida y a la muerte. Indica relaciones de dependencia con los demás y una falta de trabajo en el sentido de la propia vida. El segundo grupo de respuestas llevan a la persona a darse cuenta de que aquello que teme puede ser positivo para su desarrollo personal. La consecuencia del ejercicio puede ser la desaparición del miedo, dado que ya se han detectado los aspectos positivos de lo que se temía y puede verse como una oportunidad de mejora. Tres relatos sobre el miedo A veces no hay palabras capaces de ayudarnos a ser valientes. A veces es preciso lanzarse, sin más. Clarissa Pinkola-Estés Dice una leyenda que un hombre cruzaba el desierto y se encontró con dos personajes en su camino. Sus nombres eran Miedo y Plaga. Estos le dijeron que se dirigían a una ciudad donde se proponían dar muerte a diez mil personas. El hombre le preguntó a Plaga si ella se encargaría de matarlas a todas. Plaga sonrió y le dijo: —No, yo solamente mataré a algunos centenares. Mi amigo Miedo se encargará del resto. Otra visión interesante sobre el miedo y, concretamente, sobre el miedo que va unido a la libertad, nos la da esta anécdota de Eduardo Galeano: Una mañana nos regalaron un conejo de Indias. Llegó a casa enjaulado. Al mediodía le abrí la puerta de la jaula. Volví a casa al anochecer y lo encontré tal y 108 como lo había dejado: bien hacia adentro de la jaula pegado a los barrotes, temblando por el susto provocado por la libertad. Finalmente, y sobre la importancia de enfrentarnos a nuestros miedos, un cuento sobre una gaviota valiente: Se cuenta que una gaviota llamada Jake vivía en las costas de Irlanda. Era una gaviota muy saludable, atractiva e inteligente, pero no sabía volar. Cuando era muy pequeña, sus padres y hermanos se habían perdido en una fuerte tormenta y nadie le había enseñado a hacerlo. Jake había intentado aprender imitando a las otras gaviotas. Corría por el suelo y aleteaba arriba y abajo intentando alzarse, pero no pasaba nada y las otras gaviotas se reían de sus intentos. Después de un tiempo empezó a pensar que nunca lo conseguiría. Un día fue a la cima de un acantilado y saltó. Lo único que sucedió es que cayó al fondo del precipicio y se hizo daño. Algunas gaviotas se compadecieron de Jake y le cuidaron. Pero esto sólo le hizo sentir más abatido, incompleto e incompetente que nunca. Un día una gaviota muy vieja y sabia llegó a la costa donde Jake vivía. Cuando conoció su problema le dijo que subiera a la cima de un acantilado especial, el más alto y escarpado. En la cima encontraría una roca donde había escrito un mensaje secreto. Aquél era el mensaje que necesitaba Jake para poder volar, le dijo la sabia gaviota. Ninguna gaviota del entorno había subido nunca a aquel lugar tan difícil. Jake tuvo que atarse estrellas de mar a los pies para que le ayudasen a aferrarse a las piedras. Subió lenta y dolorosamente, pero consiguió llegar a la cima. Vio la gran roca y leyó su inscripción: «Aquello que creas de todo corazón, puedes llegar a conseguirlo». Jake miró el acantilado vertiginoso. Estaba aterrado, pero cerró los ojos y saltó. Empezó a caer y, en aquellos momentos, recordó decirse a sí mismo: «Creo que puedo volar, ¡puedo volar!». Estaba tan ocupado diciéndolo que dejó de dudar de sí mismo y, en lugar de estar pendiente de la teoría y la técnica de vuelo que le habían explicado, sencillamente empezó a volar. Y se encontró volando como las otras gaviotas, con sus alas extendidas planeando sobre el viento. Fue el momento más maravilloso de su vida. Voló, se sumergió en el agua y en ningún momento se preguntó si lo estaba haciendo bien. Lejos, en la arena, las otras gaviotas lo estaban mirando y oyendo cantar: «¡Puedo volar, puedo hacerlo!». 109 ODIO. Anatomía del odio No se odia a quien se menosprecia, sino al adversario considerado igual o superior a uno mismo. FRIEDRICH NIETZSCHE50 El dilema: ¿crear o destruir? La afectividad es a la vez aquello que nos ciega y aquello que nos ilumina, pero la afectividad humana inventó algo que no existía: el odio, la maldad gratuita, la voluntad de destruir por destruir. EDGAR MORIN Erich Fromm explica que, en el acto de creación, el hombre se trasciende a sí mismo como criatura y se eleva por encima de la pasividad y de la accidentalidad de su misma existencia hasta la esfera de la iniciativa y la libertad. Pero también hay otra forma de 110 satisfacer la necesidad de trascendencia: si no puedo crear la vida puedo destruirla. Destruir la vida también es trascenderla. Así, la elección definitiva para el hombre en lo que se refiere a la trascendencia puede ser crear o destruir, amar o bien odiar. La voluntad de destruir surge cuando uno no es capaz de satisfacer la voluntad de crear. Sólo los individuos libres y conscientes de su propia complejidad y diferencia pueden llegar a convivir en tolerancia. El sentimiento de odio puede ser provocado por una ira reprimida o por la envidia más tiempo y una enorme inversión de energía. El odio es un sentimiento que nos informa de peligro intenso y promueve conductas destructivas hacia uno mismo y hacia los demás. Fomenta la agresión, la discriminación, la exclusión, el aislamiento, la espiral de violencia y la xenofobia. El odio: una construcción laboriosa El odio no es un sentimiento que aparezca de repente. Uno tiene que dedicar mucho tiempo y esfuerzo a su elaboración. Pide una dedicación casi exclusiva llegando a teñir con sus colores todos los ámbitos de la vida de quien odia. El odio nos mueve a apartar e incluso a destruir el objeto o persona odiada a fin de que desaparezca de nuestro mundo. Pero el odio es un arma de doble filo: a pesar de que queremos deshacernos del otro, este sentimiento crea un vínculo con él incluso más potente que el del amor. Un mensaje cifrado: ¡peligro! No seas un estorbo para ti mismo. El mensaje del odio es claro: no nos aceptamos a nosotros mismos, nuestro autoconcepto es negativo, nos sentimos impotentes, y en lugar de dirigir nuestra energía a mejorar o a crear, la dedicamos a destruir al otro y, con él, a nosotros mismos. El espejo del otro refleja nuestra propia debilidad. Nos hemos equivocado en la dirección de nuestra conducta. La destrucción del otro también nos destruirá a nosotros y empeorará las condiciones de nuestro mundo. El impacto global será máximo. ¡Peligro, peligro, peligro! La constelación emocional del odio La aversión, el desprecio, el asco, la repulsión, la impotencia, la envidia, los celos, la rabia, el rencor y el resentimiento son el caldo de cultivo del odio y giran constantemente en su órbita. La sabiduría oriental nos dice en un proverbio que es mejor prender una cerilla que maldecir en la oscuridad. La ira sería la cerilla encendida que, aunque es destructiva, nunca suele tener el nivel de toxicidad del odio, aunque puede ser la pieza inicial de su construcción. Síntomas de deterioro Cuanto más pequeño es un corazón, más odio alberga. 111 Victor Hugo El trabajo del odio Una evolución posible de este sentimiento es su racionalización. De hecho, es difícil que alguien reconozca que odia sin empezar a justificarse y a buscar argumentos. La racionalización nos permite odiar sin que sintamos desprecio por nosotros mismos. La racionalización51 puede preceder el delirio paranoico y a las locuras razonadas. El odio se acumula porque existe el trabajo de odio. Castilla del Pino afirma que odiar a alguien es desear poseerlo para, de esta forma, amo absoluto de él, poder humillarlo, herirlo o destruirlo. Este trabajo de destrucción progresiva del objeto odiado se nota en una serie de conductas como la difamación, la calumnia o la crítica malévola, que pretenden el desprestigio del otro. Cuando la intensidad del odio es mayor, el propósito será la destrucción definitiva física o psicológica del odiado. Odiar tiene un precio Los hombres se unen más para compartir el mismo odio que para participar del mismo amor. Jacinto Benavente Este precio es la propia destrucción, haya sido destruido o no el objeto odiado porque, a pesar de todo, uno sigue unido para siempre a éste. Desvincularse es muy difícil e incluso se puede llegar a transmitir este odio de generación en generación, de padres a hijos. No se cumple la fantasía del que odia: ser feliz una vez el sujeto odiado ha desaparecido. El desasosiego interior, la imposibilidad de amar, de crear y construir son las marcas que el odiante lleva consigo siempre. El odio se contagia y va ligado a la obsesión y al fanatismo. El sentido de la vida para quien odia es la destrucción puesto que no tiene tiempo ni espacio para nada más. La gestión adaptativa del odio Un esfuerzo en sentido contrario Diez veces al día debes dominarte; eso da un buen cansancio y es opio para el alma. Diez veces al día debes reconciliarte contigo mismo, puesto que dominarse es cosa amarga y la persona irreconciliada duerme mal. FRIEDRICH NIETZSCHE52 A veces, la dificultad para curarnos del odio se puede compensar con una formación reactiva, creando una relación con el objeto odiado en sentido inverso. Así, podemos decidir amarlo o, por lo menos, intentar creer que lo hacemos, adoptando conductas en este sentido. Si se utiliza esta estrategia, uno puede construir cierta rigidez moral y no permite y reprime los pensamientos negativos hacia la persona odiada puesto que los considera inaceptables. La compensación es el amor a los demás pero, como dice 112 Castilla del Pino, éste no deja de ser un amor impuesto, dado que es un axioma de la psicología, que los sentimientos se tienen o no, pero no porque alguien los quiera tener o dejar de tener. Es preciso ir más a fondo y adoptar medidas preventivas en lugar de centrarnos sólo en reducirlo o desactivarlo una vez ha aparecido. Es muy difícil desactivar este sentimiento una vez ya está consolidado. Estrategias emocionalmente ecológicas Yo no siento la rabia de «vivir en contra de» ni tan sólo de «vivir para», sólo intento «vivir con». ANDRÉ COMPTE-SPONVILLE La vida es como un eco. Si no nos gusta lo que recibimos debemos prestar atención a lo que emitimos. Nadie que esté feliz y satisfecho consigo mismo y con su proyecto de vida es capaz de odiar, dado que invierte su energía en la dirección contraria: la creatividad y el amor. ¿No podría ser la promoción de la creatividad un medio preventivo de la violencia y de la destrucción? Quien sabe el esfuerzo, las ilusiones, el tiempo, la voluntad y la paciencia que se precisa para crear algo, no lo destruye tan alegremente. Somos nuestra propia creación y a la vez participamos en la construcción y destrucción de nuestro entorno. En esta línea podemos apuntar algunas estrategias ecológicas para abordar este sentimiento que es tan difícil de desactivar: • Considerar el ser humano como un ser único y valioso por sí mismo. • Educar en la comprensión de que los grupos están constituidos por personas con vida, relaciones y afectos propios. • Evitar el uso de las etiquetas para definir grupos, así como las generalizaciones, incluidas las positivas. • Difundir sentimientos de respeto y consideración del valor de las diferencias. • Evitar considerar aquello que nos es propio como si fuera superior y mejor, ya que esto nos lleva a considerar lo diferente como peor. • Evitar el reduccionismo centrándonos sólo en algún aspecto de la persona, en alguna característica o en alguna de sus conductas. • Trabajar para incrementar el conocimiento y la seguridad en nosotros mismos ya que, a mayor inseguridad, podemos ser mayor amenaza para los demás. • Evitar culpabilizar a los otros. • Fomentar un modelo de persona responsable. • Recuperar y cultivar el amor como antídoto universal. Hasta que no hagamos las paces con nosotros mismos no estaremos satisfechos de quiénes somos ni de nuestra vida y, como consecuencia, no podremos estar en paz con los demás. 113 Un poema sobre el odio Del libro El mundo que respiro, de Mario Benedetti, extraemos este poema sobre el odio. Quien odia se roe a sí mismo y su agresividad le rebota encima. A su vida no le queda espacio para los sentimientos creativos y amorosos. Quien odia acaba muriendo, como bien dice Benedetti, de metástasis de odios. RESENTIMIENTO. Anatomía del resentimiento El resentimiento es la forma enfermiza en que los débiles construyen una percepción deformada de la libertad. FERNANDO SAVATER Un sentimiento propio de humanos No pronuncies opiniones arbitrarias, no cuelgues tu dolor a la orilla de tus pestañas; antes bien planta flores y bambúes en los lugares que tienen destinados, cría peces y gallinas; son fuente de alegría. Proverbio chino Sensación amarga, sequedad emocional, mezcla de celos, envidia, rabia... que se ha ido pudriendo porque no se ha gestionado bien. Los animales no sienten resentimiento. Este sentimiento requiere capacidades que sólo tenemos los seres humanos. Es fruto de una socialización mal entendida. Ante una situación que no corresponde a nuestras expectativas, en las que hay implicadas otras personas y que no afrontamos de forma asertiva, iniciamos un proceso de represión de la 114 ira al considerar que es inaceptable mostrarla optando por la pasividad. Al no hacer nada y no drenar la energía negativa que la frustración ha generado, empezamos a alimentar este sentimiento que se va haciendo más grande a medida que le incorporamos pensamientos distorsionados y creencias poco adaptativas. Todo es culpa del otro Si hay una fuerza que alimenta la raíz del dolor es la negativa de aprender más allá del momento presente. CLARISSA PINKOLA-ESTÉS El resentimiento es una forma de reactividad y deriva del posicionamiento inmaduro de quien tiende a juzgar la acción de los demás en lugar de centrarse en su propia conducta. Lo peor del resentido es que siempre piensa que tiene razón y adopta un estilo de pensamiento rígido e impenetrable a los datos que no coinciden con su valoración de situación. Vaciarnos para viajar Vacía, hermano mío, este barco; vacío navegará ligero. PROVERBIO CHINO Thomas Cleary53 plantea la siguiente situación: si una barca, cruzando un río, choca contra una barca vacía que hace que la primera vuelque, los pasajeros del barco hundido podrán alterarse, pero no sentir resentimiento. Ahora bien, si tan sólo hay una persona en la segunda barca y ésta no responde a los gritos de los pasajeros de la primera, se producirán con seguridad improperios en contra de ella. La razón por la cual no están enfadados en el primer caso es debido a que la barca estaba vacía. La razón por la cual se enojan en el segundo ejemplo es porque en la barca había gente. Sólo vacíos de nuestro ego y de falsas expectativas viajaremos sin el peso del resentimiento. La constelación del resentimiento Recordar: del latín: «re-cordis», que significa «volver a pasar por el corazón». EDUARDO GALEANO Para llegar al resentimiento debemos hacer un camino bastante largo. Podemos sentirnos ofendidos y esto desencadena nuestra ira. Esta ira puede convertirse en rabia si no le damos la salida adecuada. De la rabia pasamos al rencor y al resentimiento. La fase final de esta construcción emocional puede ser el odio. En la órbita del resentimiento también se hallan los celos y la envidia. Un mensaje cifrado Cuando la rabia te hace escupir contra el cielo, siempre acabas escupiendo a tu propia cabeza. 115 PROVERBIO CHINO Estamos en peligro. Nos llenamos de un sentimiento contaminante y tóxico. Echamos la culpa a los demás y no enfrentamos los problemas que se presentan, dejando que se acumulen y deterioren nuestras basuras emocionales. Es preciso asumir la responsabilidad de nuestra vida. El resentimiento nos indica la necesidad urgente de revisar nuestras creencias y de drenar las ofensas acumuladas. ¡Peligro, peligro! Síntomas de deterioro El resentido, un ofendido crónico El resentido es un descontento eterno: cuando era joven quería cambiar el mundo y ahora que es viejo quisiera cambiar la juventud. Uno puede estar resentido consigo mismo, con los demás o con la vida en general. La persona resentida está permanentemente ofendida y posiblemente tenga en la mente un listado de todo lo que considera que se le debe. No ha procesado adecuadamente los problemas y los temas pendientes. Las emociones dejan de fluir de forma natural. Es como si hubiéramos encerrado en una bolsa nuestras basuras emocionales y después las hubiéramos escondido en una habitación cerrada. Aparentemente no pasa nada, pero en su interior tiene lugar un proceso de degeneración y transformación de los productos iniciales que acaban convertidos en materias fuertemente tóxicas para la propia salud emocional. El resentido es un obsesivo que introduce los mismos datos una y otra vez, en su «ordenador mental», pero que no aprieta el “intro” que permitiría poner en marcha la secuencia resolutiva del problema que plantea. Siente, siente y siente... y así miles de veces, vuelve a sentir la misma ofensa y agravio. Se lamenta pero no actúa, y se limita a «hacer hervir» este caldo tóxico. Hay un dicho que señala que quien hace un favor crea un resentido. Por eso es tan importante que, cuando alguien ayuda, evite crear una relación de poder que puede llegar a ofender al receptor de la misma. Hay que tener mucha sensibilidad para no herir susceptibilidades y para saber cuál es el momento adecuado para retirarnos. El resentimiento, con toda la amargura que comporta, interfiere en nuestras posibilidades de consolidarnos como seres humanos y proyectarnos en el futuro. Por eso, quien siente resentimiento y permanece en él, tiene un permanente vacío en su vida. La gestión adaptativa del resentimiento Ningún hombre es tu enemigo. Todos los hombres son tus maestros. Proverbio hindú Romper la cadena de elaboración 116 Es necesario perdonar a los que te hacen sufrir porque te entrenan, obligándote a elevarte sobre ti mismo. No creas que puedes parecer débil por ello. Se precisa más valor para la misericordia que para la venganza. La estrategia para gestionar adecuadamente este sentimiento consiste en romper su cadena de elaboración. En función del punto en que nos encontremos podremos utilizar unas estrategias u otras. De entrada, cuando alguien se siente ofendido sería bueno reconocer este sentimiento de orgullo herido y aplicar la comunicación asertiva exteriorizándolo: Estoy molesto o enfadado contigo por... Me siento herido cuando tú... Me ha dolido tu respuesta... etcétera. Si estamos en la fase de rabia será necesario canalizar la energía antes de que se convierta en rencor. Podemos transformarla en algo positivo mediante el ejercicio físico, la creatividad, técnicas de relajación o de respiración. Si ya nos encontramos en la tercera etapa y ha empezado a aparecer el rencor o el resentimiento podemos aplicar el perdón.54 Cuando no detenemos el proceso llegamos al odio, sentimiento altamente destructivo y difícil de desactivar. Escoger lo que debemos olvidar Dejar vivir lo que ha de vivir y dejar morir lo que ha de morir es, sin duda, la meta más agotadora, pero también una de las más satisfactorias. CLARISSA PINKOLA-ESTÉS La vida sería imposible si lo recordásemos todo. Acumularíamos dolor y resentimiento. El secreto para viajar ligero consiste en saber escoger qué es preciso olvidar. La memoria puede mantenernos anclados en una especie de cementerio particular y para poder continuar con nuestra vida, necesitamos aprender a desprendernos de los pesos muertos que no nos dejan avanzar. El resentimiento nos obliga a dedicar mucha energía, tiempo y pensamientos al pasado y, por lo tanto, nos resta energía para vivir el presente y continuar con nuestra vida. Si nos aferramos a los recuerdos desagradables y dolorosos y los vamos incubando en forma de odio, estamos permitiendo que alguien que menospreciamos se mueva libremente por nuestra mente. Hay que librarnos de ello. Otras estrategias emocionalmente ecológicas • Detectar las emociones y sentimientos que pueden obstaculi-zar nuestra búsqueda de felicidad y bloquear nuestro camino vital. • Tramitar los temas desagradables tan pronto como sea posible y de la mejor forma posible utilizando estrategias asertivas. • No hacer listados de ofensas, no acumular ni coleccionar agravios. • Expresar los sentimientos, incluso los desagradables. • Aprender a perdonar y a perdonarnos. • Aprender a «pasar página», a reiniciar cada día sin la losa emocional del pasado. 117 • Recordarnos que somos seres provisionales y que «todo acaba pasando». Explicamos un cuento Sed severos hacia vosotros mismos e indulgentes hacia los demás, así alejareis los resentimientos. Dice una bella leyenda árabe que dos amigos viajaban por el desierto y en determinado punto del viaje discutieron. Uno acabó dando al otro una fuerte bofetada. El ofendido, sin decir nada, se agachó y escribió con sus dedos en la arena: «Hoy mi mejor amigo me ha dado una fuerte bofetada». Continuaron el trayecto y llegaron a un oasis donde decidieron bañarse. El que había sido abofeteado y herido empezó a ahogarse. El otro se lanzó a salvarlo y evitó que perdiese la vida. Al recuperarse del posible ahogamiento, tomó un estilete y empezó a grabar unas palabras en una enorme piedra. Al acabar se podía leer: «Hoy mi mejor amigo me ha salvado la vida». Intrigado, su amigo le preguntó: —¿Por qué cuando te hice daño escribiste en la arena y ahora escribes en una roca? Sonriente, el otro respondió: —Cuando un gran amigo nos ofende debemos escribir la ofensa en la arena, donde el viento del olvido y del perdón se encargarán de borrarla y de apagarla. En cambio, cuando un gran amigo nos ayuda o nos pasa algo grandioso, es preciso gravarlo en la piedra de la memoria del corazón, donde ningún viento de ninguna parte del mundo podrá borrarlo. TRISTEZA. Anatomía de la tristeza Los hombres especialmente tristes se traicionan cuando son felices: tienen una forma de aferrarse a la felicidad que parece que la quieran aplastar y ahogarla por celos. ¡Bien saben, ay, que la felicidad los rechaza y se aleja de ellos!55 Nietzsche Tristeza para reconstruirnos Las cosas íntimas toman forma y se convierten en activas, pero luego retornan a su estado de quietud. Así sucede con las plantas que crecen exuberantes y magníficas, y después retornan a la tierra donde nacieron. PROVERBIO CHINO Ciclos de crecimiento y reposo, ciclos de vida y de muerte, de actividad y de pausa. La tristeza es una emoción primaria necesaria que llevamos en nuestro equipaje vital. Tristeza... cuando todo se ve de color gris y sin luz, cuando perdemos en algún punto del camino la motivación para ser y para hacer; tristeza... como si alguien nos hubiese desconectado del flujo de la vida y nos quedásemos al margen, en la frontera de todo y de todos, sin fuerza ni aliento. 118 La tristeza puede ser un refugio reflexivo de los afanes y ocupaciones de la vida cotidiana. La tristeza provocada por una pérdida irreparable puede darnos una pausa para fijar nuestra atención en lo que hemos perdido, reparar la energía gastada durante el proceso de duelo y darnos tiempo para hacer los reajustes psicológicos necesarios antes de iniciar nuevas empresas o continuar nuestro camino. Debemos escuchar bien la tristeza porque nos aporta información muy valiosa sobre nuestra vida y nuestras relaciones. Pero si la tristeza es una emoción útil y necesaria, la depresión no lo es y forma parte de la patología. Una suma de factores Gloria Fuertes nos menciona, en un pequeño poema, una serie de factores que pueden influir en el sentimiento de desilusión o tristeza que existe actualmente en nuestra sociedad. Las pérdidas, la sensación de falta de control de nuestra vida, la falta de amor, la artificialidad en nuestra forma de relacionarnos… todos estos y otros factores pueden teñir de colores oscuros nuestro paisaje emocional. Vivimos de la muerte. Morimos de la vida. Tenemos un padrastro, tenemos una herida. Tenemos la verbena tenemos cataclismos y nunca somos dueños ni de nosotros mismos. Tenemos lluvia artificial risa artificial vitamina artificial Total = sólo tenemos tristeza natural La constelación de la tristeza • AISLAMIENTO • AFLICCIÓN • COMPASIÓN • DESFALLECIMIENTO • DESÁNIMO • DOLOR • INFELICIDAD • MELANCOLÍA • LLANTO • PENA • RECHAZO • PASIVIDAD • SOLEDAD 119 Un mensaje cifrado: ¡detenerse! Si miras mucho tiempo hacia el abismo llegas a sentir como si el abismo te mirara a ti. STEFAN ZWEIG En nuestro balance vital se han producido pérdidas. Hay que detenerse para valorar su cuantía, reflexionar sobre nuestras estrategias y recursos y decidir qué podemos hacer para continuar. La tristeza nos desactiva, nos hace perder el impulso para actuar y nos permite una pausa en el constante ir y venir de la vida. Necesitamos parar nuestra actividad habitual y dedicar tiempo a la reflexión y al descanso. Esta detención en el movimiento diario nos permite hacer balance de situación e iniciar nuestro trabajo de duelo por la pérdida que hemos tenido. Detenerse, reflexionar y tomarse tiempo es el mensaje cifrado de la tristeza. Situaciones que nos pueden causar tristeza En general la tristeza va unida a la vivencia subjetiva de haber tenido algún tipo de pérdida: muerte, enfermedad, divorcio, separación, abandono, esperanza defraudada. También se da cuando las situaciones que vivimos no corresponden a nuestras expectativas, cuando actuamos de forma incongruente a nuestros valores o boicoteamos nuestro propio proyecto de vida. Síntomas de deterioro El infierno y el cielo están en mí No hay personas que desconozcan el sufrimiento y si hay alguna, es que no es persona. Se dice que las lágrimas que no se dejan salir se depositan sobre nuestro corazón y que, con el tiempo, se forma una costra que lo paraliza, al igual que hace la cal al incrustarse en los engranajes de una lavadora. Es importante permitirnos expresar la tristeza y también dar permiso a los demás para que la expresen. La represión y la contención excesiva bloquean el proceso de duelo. Sufrimos por las pérdidas, y esto es natural y forma parte de nuestra humanidad. La aceptación de que el infierno y el cielo están en nuestro interior y el recuerdo de que la tristeza va a convivir y alternarse con momentos de alegría y plenitud es esencial para poder seguir adelante. Cuando el paisaje es un pozo Un pozo largo y oscuro, un camino sin salida, un desierto sin oasis, una selva espesa, un bosque denso, un precipicio. De la tristeza por las pérdidas pasamos al convencimiento de que, hagamos lo que hagamos, saldremos perdiendo siempre, de que no hay camino ni salida, de que nada vale la pena y nuestra vida no tiene sentido. Nos hemos puesto enfermos. Cuando desaparece el deseo de vivir, y aparecen otros síntomas físicos y 120 psicológicos –insomnio, inapetencia, desesperanza, cansancio, desgana..– puede ser una señal de alarma indicativa de una depresión que será preciso tratar. Ya no se trata de la tristeza que nos permite nuestra tarea de reintegración personal. Nos hemos quedado “atascados” y decidimos no continuar el camino. Es el momento de pedir ayuda, si antes no lo hemos hecho. Seguramente hay mucha confusión en nuestro interior y guardamos mucho sufrimiento retenido en alguna parte. Es necesario efectuar una limpieza emocional que nos permita cambiar los tonos y colores de nuestro paisaje interior. Aun así, es posible salir del pozo si nos damos tiempo y tenemos a nuestro lado personas que nos escuchen sin juzgarnos. Hay que poner en juego todas nuestras habilidades y recursos afectivos y dejarnos ayudar. Y esto “también pasará”. La gestión adaptativa de la tristeza Eso también pasará La tristeza es una emoción importante en nuestro equipaje afectivo ya que, a partir de ella, podemos iniciar una reflexión y recuperar fuerzas para reintegrarnos. Para efectuar el trabajo de duelo debemos tener presente la importancia de: • Reconocer la emoción y darle nombre. • Darnos el tiempo necesario para elaborar el proceso de pérdida. • Respetar nuestro propio ritmo en el ser y en el hacer. • Acompañarnos a ratos de personas a las que apreciemos y que sean capaces de respetar nuestro duelo. • Permitirnos espacios de silencio y de soledad. • Recordar que, a pesar del sufrimiento actual, la vida ofrece muchos motivos de alegría y que esta emoción también pasará. • Verbalizar y efectuar un drenaje emocional sin juzgar ni censurar lo que sentimos o pensamos. • Pasear, mirar y contemplar (hacia afuera para descentrarnos). Una antorcha espléndida George Bernard Shaw dijo: Cuando muera quiero estar muy gastado porque cuanto más trabaje más habré vivido. Gozo de la vida por ser aquello que es. Para mí la vida no es una vela efímera, sino una espléndida antorcha que me pertenece por unos instantes y quiero que desprenda toda la luz posible antes de pasarla a las generaciones futuras. ¿Cómo podríamos reconocer la alegría sin haber probado la tristeza? Aceptar la tristeza y expresarla, sin esconderla ni tampoco recrearnos en ella, nos va a permitir ser capaces de gozar y apreciar el resplandor de la antorcha de la vida. VERGÜENZA. Anatomía de la vergüenza La vergüenza paralizante 121 La vergüenza es una emoción primordial que parte del temor y regula la expresión de otros sentimientos.56 La podemos definir como una turbación en el ánimo por el miedo a sufrir algún tipo de desprecio, confusión o infamia. La vergüenza es la más íntima de las emociones y una de las más difíciles de admitir y descargar. Es poderosa e influye sobre las demás. Se manifiesta con una sensación de incomodidad. Uno tiene la necesidad de esconder la cara, de ponerse de espaldas y de huir. A veces enrojece. Quisiera que la tierra me tragara o Me habría querido fundir son algunas expresiones coloquiales que expresan el sentir de la persona inundada por esta emoción. Un secreto que se hace público, o razones poco honradas que quedan expuestas a los demás, pueden ser causa de vergüenza. También se puede producir cuando tenemos el convencimiento de que no merecemos determinado favor o distinción que se nos hace. No nos sentimos dignos y pensamos que, por alguna equivocación, hemos accedido a un lugar que no nos corresponde y no sabemos si debemos gozar del momento o salir huyendo de allí. A menudo uno querría desaparecer. Nuestra sociedad se ha valido de la vergüenza como forma de control social. Los motivos de vergüenza son muy variados en función de las diferentes culturas. Un mensaje cifrado Nos informa de que nos sentimos inseguros o de que hemos sido poco honestos. También nos indica que vivimos más pendientes del juicio de los demás que del propio. Nos propone rehacer la construcción de nuestro autoconcepto, autoestima y adquirir el valor de ser nosotros mismos a fin de disminuir el impacto de la mirada ajena en nuestra vida. La constelación emocional de la vergüenza La vergüenza da la mano a la inseguridad y a la incomodidad y actúa inhibiendo las emociones restantes, excepto la ira. Si se da en un grado elevado puede desencadenar conductas violentas. La agresividad forma parte de esta constelación afectiva. A veces también se asocia al sentimiento de culpa y suele ir seguida del sentimiento de autodesprecio. Síntomas de deterioro Una vergüenza patológica Es aquella que se da cada vez que uno recibe una crítica o vive un pequeño fracaso. Se produce siempre en el curso de interacciones mantenidas con otras personas. Quien la sufre tiene una gran dependencia de los demás. Muchos psicoanalistas piensan que el sentimiento extremo de vergüenza se remonta a la infancia apareciendo hacia el segundo año de vida. A medida que el niño se va percibiendo como persona distinta de los demás, también empieza a tomar conciencia de los mensajes emocionales que se le dan. Así, cuando los 122 padres no responden con simpatía y atención a los esfuerzos del niño para mostrar sus habilidades, o cuando el niño nota que no se da importancia a sus esfuerzos, éste crece sintiéndose inferior y desagradable y su autoconcepto y estima se construyen negativamente. La vergüenza patológica va acompañada a menudo del sentimiento de humillación y acaba provocando reacciones de ira y conductas violentas. ¿Camuflarse para sobrevivir? Si nos escondemos, no nos ven; si no nos ven, no nos juzgan; si no nos juzgan, no van a podernos valorar negativamente y, por lo tanto, no nos sentiremos inseguros ni avergonzados. El camuflaje es útil en la naturaleza para sobrevivir. El animal que utiliza esta estrategia suele adoptar los colores de su medio a fin de no ser visto: es la estrategia del camaleón. Pero en el ser humano ¿es siempre bueno y oportuno valerse del camuflaje? Si bien es cierto que nos evita la mirada del otro y, por consiguiente, el riesgo de no ser aceptados o aprobados, el camuflaje también nos impide recibir aprobación, estímulos positivos y afecto, ya que no permite que nos conozcan tal y como somos. Así, al no diferenciarnos y no permitir que nos conozcan podemos llegar al punto de no saber ya ni quiénes somos. La gestión adaptativa de la vergüenza Antídotos contra la vergüenza Algunos especialistas, y entre ellos Sigmund Freud, han sugerido que uno de los antídotos más efectivos contra la vergüenza es aprender a reírse de uno mismo. El sentido del humor es una importante señal de salud mental. Quien es capaz de reírse con los propios relatos de situaciones en las que se sintió humillado o resentido puede notar un descenso inmediato del sentimiento de vergüenza. También es un buen antídoto ser capaz de admitir de forma abierta ante los demás aquello que nos avergüenza. En muchos de estos casos, uno puede acabar sintiéndose más respetado que juzgado. ¿Y qué? El ridículo se lo hace uno mismo Cuando nos encontramos en una situación en la que consideramos que hemos hecho el ridículo debemos empezar a practicar el ¿Y qué? Cuando nos ponemos rojos, ¿y qué?, cuando el discurso que tanto habíamos preparado no sale bien, ¿y qué?, cuando no gustamos a alguien, ¿y qué? Y a continuación, decirnos: Mañana volveré a intentarlo, o bien: ellos se lo pierden. ¿Pasotismo? No. Sólo respecto a aquello que se refiere al juicio superficial y a la valoración en forma de crítica destructiva de los demás. Después de todo, ¿qué es el ridículo? El ridículo nos lo fabricamos nosotros mismos, es cultural y totalmente subjetivo. 123 III PARTE LA CUESTIÓN HUMANA Cada día creo menos en la cuestión social, en la cuestión política, en la cuestión moral o en cualquier otra cuestión que la gente haya inventado para no encarar resueltamente la única cuestión real que existe: la cuestión humana. Mientras que no encaremos esta cuestión, todo lo que estamos haciendo ahora no es sino hacer rumor para no oírla. MIGUEL DE UNAMUNO 124 CAPÍTULO OCTAVO La gestión emocional ecológica Hay cuatro reglas para vivir en la montaña: Hacer que los árboles no se coloquen de forma artificial, que las rocas no se pongan en orden, que las casas no presenten ningún lujo, que el corazón humano no comporte ningún artificio. PROVERBIO CHINO El saber imprescindible Siempre y cuando una persona tenga una cantidad razonable de sentido común y de experiencia, su propio modelo de arreglar la existencia es el mejor; no porque sea el mejor por sí mismo, sino por el hecho de que es el suyo. SOLEDAD PUÉRTOLAS Dice Fernando Savater que de todos los saberes posibles existe por lo menos uno que es imprescindible: el conocer que hay ciertas cosas que nos convienen y otras que no. Una de las cosas que en la vida nos cuesta más aprender es hacer aquello que es estrictamente necesario para conseguir nuestro equilibrio. La detección y evaluación de nuestros sentimientos y emociones es una tarea que debemos emprender si queremos realizarnos como seres humanos. Si sólo nos basamos en la razón y en los datos objetivos y fríos, nuestro mapa de situación queda a medias y faltarán en él datos muy significativos para decidir bien. Es necesario, pues, realizar un trabajo en equipo entre nuestra inteligencia racional y nuestra inteligencia emocional. Para Nietzsche, poseer vida equivale a tener coraje, ambición, dignidad, fortaleza de carácter, humor e independencia y, paralelamente, la ausencia de beatería, de conformidad, resentimiento y melindrosidad. Esta es una visión interesante y compatible con lo que ahora recibe el nombre de inteligencia emocional. Sea como fuere, si bien no somos libres para escoger aquello que nos pasa, sí que podemos escoger nuestra actitud y nuestra respuesta ante ello. 125 Quizás pueda ser más cómodo a veces creer que no tenemos libertad para actuar porque, en el fondo, no estamos dispuestos a pagar su precio, ni queremos asumir las consecuencias que de ella se derivan. Pensar, reflexionar y analizar significa descubrir que no existe una vía única de acción, que no hay soluciones fáciles y que las cosas suelen ser más complejas de lo que aparentan. Esta conciencia puede producir una ansiedad que deberemos aprender a tramitar de una forma adecuada. Toda elección nos da nuevas posibilidades y nos obliga a efectuar renuncias. Sería más sencillo no pensar, no reflexionar y aceptar sin filtrar los mensajes que constantemente se nos dan. Sería más fácil, a corto plazo, movernos por consignas y buscar soluciones epidérmicas a los problemas que la vida nos plantea. Pero esta estrategia de huída tiene un precio elevado. En cada elección colocamos una nueva pieza de nuestra construcción personal y, en estos momentos, es importante aplicar el saber imprescindible: qué nos conviene y qué no, qué favorece a nuestra adaptación inteligente y qué interfiere en nuestro desarrollo. De la respuesta que demos a estos interrogantes va a depender, en buena parte, nuestro equilibrio psicoecoafectivo. Estamos en camino, pero no caminando Éste es tu problema: sabes pero no actúas. No eres un guerrero. DAN MILLMAN Así dice Ernesto Sábato en La resistencia: Estamos en camino pero no caminando. Y continúa: Ya nada anda a paso de hombre, ¿acaso quién de nosotros camina lentamente? Pero el vértigo no está solo afuera, lo hemos asimilado a la mente que no para de emitir imágenes, como si ella también hiciese zapping; y quizá la aceleración haya llegado al corazón que ya late en clave de urgencia para que todo pase rápido y no permanezca. Este común destino es la gran oportunidad, pero ¿quién se atreve a saltar afuera? Tampoco sabemos ya rezar porque hemos perdido el silencio y también el grito. La salud psicoecoafectiva pide respetar nuestros tiempos, dejar de una vez la aceleración y las prisas, recuperar el silencio interior y la rebeldía necesaria. 126 La vida está llena de altibajos y nuestro objetivo es mantener el equilibrio. Para conseguirlo es necesario salir del ritmo vertiginoso que no nos deja ver ni sentirnos. Una vez encontramos nuestro propio paso podremos llegar a ser personas más afectivas y equilibradas; así, «caminando a paso de hombre», mirando y disfrutando del paisaje, de los compañeros y de las sorpresas de nuestro camino. Vivir cada día Nos han educado para los sustantivos, pero la realidad son los verbos. JAIME BARYLKO En el camino espiritual no es preciso ir a la búsqueda de lo extraordinario, porque lo extraordinario reside en la profundidad de lo cotidiano y ordinario. Carpe diem no significa que debamos buscar hoy todos los placeres, sino que debemos buscar y disfrutar de todos los placeres de hoy.57 No es lo mismo vivir en el presente que vivir para el presente. En el primer caso, adoptamos un ritmo a nuestra medida que nos permite vivir intensa y conscientemente cada momento; nos damos cuenta de la belleza y el misterio que supone cada nuevo día y nos sentimos agradecidos por este privilegio. Se trata de gozar intensamente de los placeres de hoy, aunque no sean los que nosotros habíamos previsto. Vivir en el presente pide una actitud abierta en lugar de cerrarnos en rígidos esquemas de control. Vivir para el presente significa, en cambio, quemar las naves, gastarlo todo hoy, no proyectarnos en el mañana, no perseverar en nuestros proyectos, no adoptar compromisos. Hoy todo, mañana ¿quién sabe? Vivir para el presente es propio de personas desesperadas. 127 Así pues, cada día, al levantarnos nos podemos preguntar: ¿qué bien puedo hacer hoy? Lo cierto es que el sol se va a poner esta tarde y se llevará otro día de nuestra vida y todo lo bueno que hayamos dejado de hacer quedará sin haber sido hecho. Es responsabilidad nuestra hacer que el fruto que hayamos cultivado sea dulce en lugar de negro y áspero. Aprender a discernir Cuando el científico ha finalizado su aprendizaje, el poeta lo sustituye en la carrera. RAIMON PANIKKAR La sabiduría es el adecuado discernimiento sobre cuándo somos libres para modelar la realidad de acuerdo con nuestros deseos y cuándo debemos aceptar con tranquilidad lo que es inalterable.58 No todo juega a favor de nuestra adaptación positiva al entorno. Si bien hay sentimientos que es bueno cultivar porque ayudan a nuestra mejora como seres humanos, hay otros que nos pueden llevar a nuestra destrucción. Diferenciar entre lo que nos conviene, lo que debemos tramitar con rapidez y rotundidad, lo que puede ser reciclado y transformado y lo que debe ser eliminado, es uno de los aprendizajes emocionales más importantes. Si bien no somos responsables de lo que sentimos, sí lo somos de lo que hacemos con aquello que sentimos. Escogemos nuestra actitud y nuestra conducta El hombre puede ser desposeído de todo excepto de una cosa: la última de las libertades humanas, la libertad de escoger la actitud que uno adopta ante cualquier conjunto de circunstancias y de escoger su propio camino. Viktor Frankl ¿Es la vida quien nos da lo que somos? La vida por sí misma es un valor importante: nacemos, nos hallamos en un entorno que no hemos escogido y nos reciben manos que nos pueden abrazar o rechazar, que nos acarician o nos aíslan. Nos encontramos en un medio ruidoso o plácido, con más o menos recursos y con más o menos afecto o estímulos. No hemos escogido inicialmente nada, pero vamos creciendo, nos vamos haciendo y, poco a poco, tenemos opciones y elegimos. Escogemos unos caminos y rechazamos otros, y es en este arduo proceso donde nos vamos modelando, haciéndonos y deshaciéndonos constantemente. Y llega un momento en que ya es necesario dejar de culpar a la vida o a los demás de lo que hemos logrado o hemos perdido y asumir la responsabilidad de nuestros actos. El pensar que algo nos será dado sin aportar nada por nuestra parte y quejarnos por no haberlo recibido, es fuente de un constante desasosiego. Todo lo que vale la pena en la vida es fruto del esfuerzo, de la lucha y de la aceptación, aunque sea por el simple hecho 128 de saber recibir con generosidad aquello que nos es dado. Es inteligente abrir nuestro corazón para dejar entrar todo lo bueno y también para dejarlo salir libremente. Ser uno mismo a pesar del entorno Explica el columnista Sidney Harris que en cierta ocasión acompañaba a un amigo suyo a comprar el periódico y al llegar al quiosco, su amigo saludó amablemente al vendedor. El quiosquero, en cambio, respondió con modales bruscos y desconsiderados y le lanzó el periódico de mala forma. Su amigo, no obstante, sonrió y pausadamente deseó al quiosquero que pasase un buen fin de semana. Al continuar su camino, Sidney le dijo: —Oye, ¿este hombre te trata siempre de forma tan mal educada? —Sí, por desgracia. —¿Y tú siempre te muestras con él tan educado y amable? —Sí, así es. —¿Me quieres decir por qué tú eres tan amable con él cuando él es tan antipático contigo? —Es muy fácil. Porque yo no quiero que sea él quien decida cómo me he de comportar yo. Los ideales y las utopías necesarias Cada persona tiene la posibilidad de experimentar la vida de una manera original y de abrir alternativas a su propia historia y a la historia colectiva. Cada día que se abre al mundo todo depende de quienes están vivos y del ejemplo que transmitirán a los que nazcan. F. CAVALLI-SFORZA Todo se encuentra en el estado mental. Todo aquello que el hombre ha construido y conseguido, primero ha sido una idea o un sueño. Debemos permitirnos soñar y también ser ambiciosos al fijarnos nuestros objetivos. Se dice que las metas son como las estrellas, que siempre están fijas, y que las adversidades son como nubes, que son temporales y pasajeras. Por eso es importante fijar nuestra mirada en las estrellas, y mantener los pies bien anclados en el suelo. Un proverbio chino dice que son necesarios diez años para hacer crecer un árbol, pero que se necesitan cien para formar hombres. Uniendo fuerza mental y pasión, este conglomerado formado por ilusión, voluntad, fuerza, trabajo y esfuerzo, pocas cosas se pueden resistir. La función de las utopías es, precisamente, ayudarnos a caminar. Susana Tamaro lo explica de forma clara en este fragmento:59 —¿Qué es el proyecto? —Es algo que has de imaginar. Y después de haberlo imaginado, lo debes fabricar. 129 Es algo parecido a un puente. Tú puedes ir de un lado a otro, pero no lo puedes hacer si antes no lo construyes. Al otro lado del puente se halla lo que buscabas. Sin proyecto, el destino se te escapa de las manos como una corneta en un día sin viento. Alejandro Jodorowsky, al hablar de la importancia de los sueños y del esfuerzo nos explica que un arquero quiso cazar la luna y noche tras noche, sin reposo, lanzaba sus flechas en dirección al astro. Sus vecinos empezaron a burlarse de él, pero, inmutable, el arquero continuó lanzando sus flechas. Se dice que nunca alcanzó la luna, pero que se convirtió en uno de los mejores arqueros del mundo. La imagen mental que nos hacemos de aquello que realmente queremos conseguir provoca que, poco a poco, uno vaya dando pasos que lo van acercando a su objetivo. De ahí la importancia de pensar en grande y en positivo. Este texto de Rudyard Kipling va en esta línea: 130 La llave del éxito: deseo, esfuerzo, perseverancia y acción Si el hombre se atreviera a imaginar las posibilidades desconcertantes que la vida le ofrece, las realizaría plenamente. Le invade la sospecha, aunque fugaz, de que la edad, la muerte, el mal, el pecado, la fealdad, el crimen y la frustración no son 131 sino limitaciones concebidas por él sobre sí mismo y sus semejantes. HENRY MILLER La palabra quiero se encuentra en los labios de muchas personas y también en el corazón de muchas otras, aunque en la voluntad de muy pocas. Aunque parezca extraño, donde menos se halla es en la voluntad libre de las personas. Tendemos a confundir querer con deseo. El deseo se refiere al ámbito afectivo y, en cambio, el querer hace referencia al ámbito volitivo. Todos tenemos mayor facilidad para desear cosas que para quererlas realmente. Querer algo de verdad significa quererlo nos cueste lo que nos cueste y tenga el precio que tenga. Supone escoger una opción y comprometernos con ella. Éste puede ser un camino duro y difícil que pone a prueba nuestra capacidad de perseverar en el esfuerzo a pesar de las dificultades que podamos hallar. Dice Lacordaire que es por este motivo por lo que uno tiene tan poca competencia cuando intenta llegar a la cima y caminar en la ruta de la perfección. La palabra quiero implica la aceptación, por parte de nuestra voluntad, de lo que ha presentado el intelecto como bueno y conveniente, previa reflexión del objetivo propuesto y la valoración de los obstáculos a vencer. Por eso tantas personas desisten y se contentan sentándose en el camino renunciando a lo que ¿querían? Porque, de hecho, cuando decimos lo quiero, ¿decimos esta palabra con los labios, con el corazón y con la voluntad a la vez? La llave del éxito reside en averiguar si lo que deseamos nos conviene y si queremos pagar el precio que comporta su consecución. En caso de ser así, aquello lo queremos y la fuerza de voluntad hará los pasos necesarios para conseguirlo. No es suficiente creer o saber, debemos actuar. Dice Henry Miller que debemos diferenciar acción de actuación. Según él, el hombre corriente participa de la acción, pero el héroe actúa. Esta diferencia es importante. Se explica que un joven vendedor fue a visitar a un agricultor y le empezó a hablar con entusiasmo del libro que vendía. —Este libro le explicará todo lo que necesita saber sobre la agricultura —afirmó el vendedor, entusiasmado—. Le dirá cuándo sembrar y cuándo cosechar. Describe los efectos del clima, todo lo que puede esperar y cuándo esperarlo. Explica todo lo que debe saber. —Joven —dijo el agricultor—, no es ahí donde reside la dificultad. Sé todo lo que dice el libro. Lo que encuentro difícil es hacerlo. 132 Nada se consigue sin esfuerzo ¡Por mi amor y esperanza te insto a que no repudies el héroe que hay en tu alma! ¡Permanece fiel a tu más elevada esperanza! FRIEDRICH NIETZSCHE60 Dicen que un hombre convirtió, en el espacio de dos años, un territorio pedregoso en un jardín lleno de flores que se hizo famoso en la comarca. Un día un santo barón pasó por el jardín y para que el jardinero no olvidara quién era el Creador Supremo de su obra, le dijo: —Jardinero, este jardín tan hermoso es una verdadera bendición que Dios te ha dado. El jardinero comprendió el mensaje y le respondió: —Tienes razón santo barón, si no fuese por el sol y por la lluvia, por la tierra y por el milagro de las semillas y por las estaciones del año, no tendría ningún jardín; pero deberías haber visto cómo estaba este lugar hace dos años, ¡cuando Dios lo tenía sólo para sí mismo! Sólo el trabajo y esfuerzo continuados permiten conseguir la transformación. Se dice que existen dos clases de personas: las que trabajan y las que se adjudican el mérito. Se aconseja intentar estar en el primer grupo dado que es en el que existe menor competencia. El esfuerzo va unido al valor de no rendirse ante las dificultades y retos que la vida nos presenta así como a la esperanza de un futuro mejor y más positivo. Cuando alguien deja de creer en la posibilidad de superar una situación, deja de esforzarse y se rinde. La esperanza aumenta nuestra capacidad de perseverar en las metas a pesar de los obstáculos. Si crees que estás perdido, lo estás Un mal que los antibióticos nunca podrán curar es la formación prematura de opiniones. Dice una historia que dos ranas cayeron en un enorme cubo de nata en una lechería. Una le dijo a la otra: —Es mejor que nos demos por vencidas, estamos perdidas. —Sigue nadando —le dijo su compañera—, conseguiremos salir de aquí de alguna forma. —¡Es inútil! —chilló la otra—, es demasiado espeso para nadar, demasiado blando para saltar y demasiado resbaladizo para arrastrarse. Ya que de todas formas voy a morir, es mejor que sea ahora. Y dejándose caer, murió ahogada. Su amiga, en cambio, siguió moviéndose intentando nadar sin rendirse. Cuando se hizo de día se encontró encima de un bloque de mantequilla que ella misma había batido. Y allí se quedó, sonriente, un buen rato 133 mientras se comía las moscas que llegaban en bandadas de todas las direcciones. Provisionalidad. Meditación de Séneca La fortuna no otorga nada en propiedad. No hay nada estable, ni en privado ni en público; tanto el destino de los hombres como el de las ciudades cambia. Todo lo que muchas generaciones han construido con trabajo asiduo y la continua protección de los dioses, lo dispersa y destruye en un solo día: una hora y un instante son suficientes para abatir imperios. ¿Cuántas veces ciudades de Asia, cuántas veces ciudades de Acava se han hundido en un solo empujón de un terremoto? ¡Cuántas fortalezas en Siria, cuántas en Macedonia han sido tragadas! ¿Cuántas veces una calamidad parecida ha desolado Chipre? Todas las obras de los mortales están condenadas a morir, vivimos en medio de cosas que se marchitan. Has nacido mortal, has parido mortales. Piensa en ello, espéralo... Vivimos empeñados en funcionar con criterios de seguridad y permanencia, contratamos seguros para todo, actuamos como si tuviéramos todo el tiempo del mundo o como si todo estuviera bajo nuestro control. Nada más equivocado. Los cambios, las transformaciones y la muerte se van sucediendo en nuestra vida y nos encuentran sin defensas. Nos cuesta asumirlo y nos aferramos y lo vivimos como pérdidas en un duelo permanente. Proponemos instaurar una pedagogía de la provisionalidad y la transformación. Nada permanece y hay que recordarlo. Rosa Montero hace una interesante reflexión sobre nuestra fragilidad y la dificultad de perseverar en la construcción de nuestra identidad:61 La transformación necesaria, la «no resistencia» Si el viento es fuerte, cede al viento; si la lluvia es fuerte, cede a la lluvia; si el sol quema, protégete la cabeza. PROVERBIO CHINO 134 Se dice que un río, después de un trayecto recorriendo montes y campos llegó a las arenas de un desierto y, de la misma forma que había intentado cruzar otros obstáculos que había encontrado en el camino, empezó a atravesarlo. Pero se dio cuenta de que sus aguas desaparecerían en la arena tan pronto entrara en ella. Estaba convencido de que su destino era cruzar el desierto, pero no veía la forma de hacerlo. Entonces oyó una voz que decía: —El viento cruza el desierto y también lo puede hacer el río. —Pero el viento puede volar y yo no. Soy absorbido por las arenas. —Si te lanzas con violencia como has hecho hasta ahora —continuó la voz— no conseguirás cruzarlo. Desaparecerás o te convertirás en pantano. Debes dejar que el viento te lleve a tu destino. —Pero ¿cómo es posible esto? —Debes consentir ser absorbido por el viento. Esta idea no era aceptable para el río. Él nunca antes había sido absorbido y no quería perder su identidad. —¿Cómo puedo saber con certeza si una vez perdida mi forma la podré volver a recuperar? —El viento cumple su función. Eleva el agua, la transporta a su destino y la deja caer en forma de lluvia. El agua vuelve nuevamente al río. —Pero ¿no puedo seguir siendo siempre el mismo río que soy ahora? —Tú no puedes en ningún caso permanecer así —continuó la voz—, tu esencia es transportada y forma un nuevo río. El río no lo veía claro, pero tampoco quería ser pantano o desaparecer. Así es que, en un acto de confianza, elevó sus vapores en los acogedores brazos del viento quien, gentil y fácilmente, lo elevó hacia arriba y lejos, volviéndole a dejar caer en la cima de una montaña, muchos kilómetros más allá. —Mi esencia es el agua, sea en el estado que sea. La transformación me ha permitido continuar siendo el mismo. Si no me hubiera transformado me hubiera perdido. Todos, como el río, debemos aceptar que es preciso cambiar y transformarse para proteger y mantener nuestra esencia. La isostasia emocional Tenemos un conflicto, dado que deseamos cosas contrapuestas. Escuchar y callar. Saber y silenciar. Ahora bien, la vida siempre es así, ¿no es cierto? Llamamos vida al complejo equilibrio que nace del juego de contrarios. La realidad siempre es paradoxal. Las cosas se definen por aquello que son, pero también por lo que no son. La luz no se entiende sin la oscuridad, lo masculino sin lo femenino, el ying sin el yang y el bien sin el mal. ROSA MONTERO62 135 El equilibrio y la armonía, el camino del centro, el punto medio... Evitar los extremos. Esto no significa una vida teñida de grises ni tampoco una vida sin pasiones ni deseos. Se trata de saber encontrar el punto adecuado, aprender a combinar los diferentes colores emocionales, darnos cuenta de que podemos tener sentimientos contrapuestos y de que esto es legítimo y normal. La idea es aprender de las informaciones que nos aportan nuestros afectos y utilizar nuestra inteligencia para tomar la mejor dirección, el camino más coherente con nuestro proyecto de vida. El drenaje emocional Cuando abrimos las puertas secretas de nuestras propias vidas y examinamos las carnicerías ocultas en aquellos recónditos lugares, podemos descubrir que hemos estado permitiendo la ejecución sumaria de nuestros objetivos y esperanzas más decisivos. Y descubrimos también unos pensamientos, sentimientos y deseos exánimes, que habían sido antes atrayentes y prometedores, pero que ahora se hallan exsangües. CLARISSA PINKOLA-ESTÉS A veces recibimos información de que nuestro mundo afectivo no funciona demasiado bien. No sabemos exactamente qué nos pasa, pero el output es negativo. Expresiones como estoy fatal, nada va bien, o estoy harto, serían un reflejo de ello. El problema es que estas expresiones son demasiado generales y no nos ayudan a delimitar cuál es el problema. En consecuencia, tampoco nos permiten poner en juego las estrategias necesarias para su resolución. A fin de clarificarnos es importante hacer un drenaje emocional de forma parecida a cuando tenemos un absceso y hay que extraer el pus. Imaginemos que existe una bolsa llena de emociones atada y con una etiqueta que pone fatal. El ejercicio consiste en aplicar el escáner emocional comentado anteriormente, abrir metafóricamente la bolsa del fatal e ir extrayendo las emociones y sentimientos que están aprisionados hasta que ya no quede ninguno por nombrar. Por ejemplo, un fatal puede contener mezcladas caóticamente: tristeza, miedo, frustración, inquietud, soledad, enojo, desánimo. La continuación de este drenaje sería construir una explicación a partir de cada afecto: Me siento triste por..., siento miedo de..., etcétera. Una vez finalizada esta parte constatamos que nos sentimos más aliviados a pesar de que continúe el malestar: hemos organizado y dado sentido al caos. La siguiente fase del ejercicio será trabajar con el pensamiento: ¿Qué pienso de esto? ¿qué opciones tengo? ¿qué quiero hacer? Hemos dibujado un mapa de situación que tiene presente los tres niveles necesarios: mapa afectivo, mapa cognitivo y mapa de posibilidades. Esta imagen panorámica nos permitirá tomar, más adelante, decisiones responsables que pueden favorecer nuestra adaptación inteligente. Los siete principios de la gestión ecológica de las relaciones 136 Vivimos nuestra vida ante los demás; todos crecemos con testimonios. Se trata de una gesta solitaria que se realiza en público. Aunque sólo fuera por eso, deberíamos esforzarnos a vivir nuestras vidas con decoro... ROSA MONTERO63 Siete principios que aplicados a nuestra vida pueden aumentar la calidad de nuestras relaciones personales, prevenir problemas, equilibrar energías, mejorar la comunicación, incrementar el respeto por uno mismo y por los demás, evitar las dependencias y las relaciones de poder. Fáciles de describir, difíciles de poner en práctica… todo un reto para nosotros. Sus resultados son espectaculares. 1. Principio de la autonomía personal Ayúdate a ti mismo y todos te ayudarán.64 Ayudarse a uno mismo es un principio esencial para la buena gestión psicoecoafectiva. Dice un proverbio: “El ave que se ayuda con sus alas es alimentada por los dioses”. Si queremos relacionarnos de forma sana con otras personas es esencial trabajar para llegar a ser lo mejor que podemos ser, creciendo y luchando por nuestro proyecto de vida. Si bien no es fácil llegar a ser uno mismo, esta es la premisa sine qua non para conseguir relaciones de calidad. Es cierto que al ser coherentes algunas personas nos van a desterrar de su vida o no nos comprenderán. Pero, por otro lado, si renunciamos a nuestro proyecto de desarrollo personal para sentirnos más seguros o ser más aceptados, nosotros mismos nos habremos condenado al destierro, y eso es lo más terrible que nos puede pasar. Sólo si somos capaces de ayudarnos encontraremos ayuda, porque respetaremos a los demás y no los ahogaremos con nuestras demandas excesivas o reclamaciones constantes. 2. Principio de la prevención de dependencias No hagas por los demás aquello que ellos pueden hacer por sí mismos. Se dice que el hombre bueno debería parecerse al agua: que es buena para todas las cosas y no perjudica a nadie. Este principio es una de las reglas de oro de la gestión emocionalmente ecológica de las relaciones. Cuando nos anticipamos a ayudar, sin que se nos haya pedido, cuando nos sacrificamos por los demás, cuando actuamos como salvadores de los que nos rodean, o cuando ponemos en nuestros labios las respuestas que ellos deben dar, estamos evitando y entorpeciendo su desarrollo. Si no aplicamos este principio promovemos relaciones de dependencia en las cuales una de las personas cede el control y la otra lo asume. Aparece el sumiso, el pasivo que «deja hacer» y que espera siempre que aparezca alguien que le solucione la vida. También nos encontramos con la persona que tiene la creencia distorsionada del «soy imprescindible, sin mí los demás están perdidos» y que basa su vida en ser necesitada. Los peligros son grandes: por un lado, una puede llegar a sentirse explotada por la otra y 137 pasar de ser salvadora a sentirse víctima. Además, tenemos una persona que deja de liderar su vida, que se convierte en exigente y egoísta, y en un menor de edad permanente vegetando en un entorno de comodidad que no favorece su crecimiento. Con el tiempo puede nacer resentimiento o alejamiento. El «ayudado» entra en conflicto porque se sabe deudor, y eso no gusta a nadie. Ya lo dice el Bhagavad Gita: Es mejor cumplir con nuestro deber que con el deber de otro, por bien que lo podamos hacer. Es importante aprender a respetar el crecimiento propio de cada persona, de forma que sea ella la que asuma el control de su vida y tome las decisiones de forma congruente con sus recursos, su historia y sus estrategias personales. Historia de una mariposa Se dice que un hombre encontró un capullo de mariposa y se lo llevó a casa para poder ver cómo nacía. Un día se dio cuenta de que había un pequeño orificio en el capullo y, entonces, se sentó a observar durante varias horas viendo cómo la mariposa luchaba para poder salir de allí. El hombre vio cómo se esforzaba duramente para poder pasar su cuerpo a través del pequeño orificio hasta que, en determinado momento, le pareció que ya no progresaba en su intento. Tuvo la sensación de que había quedado atrapada. Entonces el hombre, en su bondad, decidió ayudar a la mariposa y, con unas tijeras pequeñas, hizo un corte al lado del orificio para hacerlo mayor y facilitarle la salida. Así fue como la mariposa salió, pero tenía el cuerpo muy hinchado y las alas pequeñas y dobladas. El hombre continuó observando, esperando que, en cualquier momento, las alas se desdoblarían y crecerían lo suficiente como para soportar el peso del cuerpo que se contraería y deshincharía. Nada de esto sucedió, y la mariposa sólo podía arrastrarse en círculos con su cuerpo deformado y las alas dobladas. Nunca llegó a volar. Lo que en su ignorancia no entendió el hombre-salvador, era que la restricción de la obertura del capullo y la lucha de la mariposa por salir a través del agujero diminuto, era la forma mediante la que la naturaleza forzaba a los fluidos de su cuerpo a ir hacia las alas a fin de que fueran grandes y fuertes para volar. La libertad y el vuelo sólo llegan después de la lucha y el hombre al privar a la mariposa de su lucha, también le privó de su libertad y de su vuelo. 3. Principio del boomerang o de la correspondencia Todo lo que haces a los demás, también te lo haces a ti mismo.65 Fromm recoge en su obra este principio: En el arte de vivir, el hombre es al mismo tiempo artista y objeto de su arte, es el escultor y el mármol, el médico y el paciente. Si nuestra construcción personal tiene lugar a partir de nuestra interacción con los demás, queda claro que aquello que sembremos en nuestras relaciones personales acabará volviendo a nosotros nuevamente. Lo que emitimos, recibimos. Si damos alegría nos llegará alegría, si sembramos ira nos llegará ira y si sembramos amor recogemos amor. La sabiduría popular lo dice claro: «De lo que se siembra se recoge». Por lo tanto, sería 138 inteligente, aunque sea por puro egoísmo positivo, sembrar, dar y hacer cosas positivas para los demás. La persona poco generosa acaba sola, la que odia y ofende acaba recibiendo ofensas y siendo odiada. Ésta es la ley del boomerang: ¡Ojo con lo que emites, acabarás recibiéndolo y, en ocasiones, con intereses! aunque no proceda de la misma persona ni ocurra inmediatamente. 4. Principio del reconocimiento de la individualidad y la diferencia No hagas a los demás aquello que quieres para ti, pueden tener gustos diferentes.66 Éste es el principio del respeto a la diferencia. Se dice que todos somos iguales. Nosotros pensamos que, al contrario, todos somos diferentes y que es bueno que así sea y al no admitir esta realidad, a veces actuamos como si todas las demás personas y el Universo entero se tuvieran que regir por nuestras normas, principios y criterios. —¿Verdad que te gusta? ¿Verdad que estás ya harto? ¡Déjame a mí, que yo sé lo que tú necesitas! Pero si es fantástico, te lo digo yo; lo que a ti te conviene es... Deducimos que si algo es bueno para nosotros también lo debe ser para el otro. Pero, ¿y si intentamos verlo de otra forma? ¿Y si antes de decidir por otro, preguntamos? ¿Y si antes de hacer algo por el otro nos detenemos a pensar quién es y qué necesita? La aplicación de este principio pide poner en práctica la empatía. Aprender a captar qué siente y piensa nuestro interlocutor, estar atentos, escuchar de forma activa y preguntar son formas de ser más sensibles y respetuosas que nos permitirán ayudar de verdad, si es eso lo que pretendemos. 5. Principio de la moralidad natural No hagas a los demás aquello que no quieres que te hagan a ti. Si bien las cosas que uno considera positivas varían en función de la persona, del momento y etapa vital, hay una serie de hechos que no desearíamos nunca que nos sucedieran y son compartidos universalmente: agresiones, falta de respeto, abandono, ofensas, gritos, amenazas, olvido... No hacer a los demás aquello que no deseamos que nos hagan a nosotros es un principio moral básico muy arraigado en el ser humano. De hecho, va ligado al principio del boomerang puesto que todo lo negativo que emitimos acabará rebotando contra nosotros mismos. 6. Principio de la autoaplicación previa No podrás hacer ni dar a los demás aquello que no eres capaz de hacer ni darte a ti mismo. ¡Cuántas personas hay que quieren «salvar» a los demás, tomar decisiones en su lugar, decidir el curso que debe tomar su vida o cuidarlos y que, al mismo tiempo, son incapaces de hacer lo mismo para sí mismas! Adoptar esta estrategia les lleva al territorio del sufrimiento. 139 La psicoecoafectividad parte de la idea de que cuidar de sí mismo es una de las principales responsabilidades del adulto sano y maduro. Cuidarse significa buscar y crear el mejor entorno para el desarrollo de sus potenciales humanos. Hay personas que han sido educadas en el mensaje de «primero los demás y después yo». Así es que nunca tienen tiempo para ellas, ni para descansar, ni para crear, relacionarse, escuchar, ser... y dedican su energía emocional y física a dar tiempo a los demás, hacer por los demás y a cuidar a los demás. La cuestión es qué tipo de cuidados, de calidad de relación y de intercambio van a establecer con estas personas. Si bien es posible que al principio sea satisfactorio, a la larga, la persona que no se cuida, puede sentirse «explotada», descontenta y resentida hacia sí misma por el lío acelerado en que se ha convertido su vida. Quien quiera cuidar a otro debe empezar por respetarse y cuidar su salud en el sentido más global del término. No puede escuchar quien no se escucha, no puede tranquilizar ni dar paz quien no es capaz de encontrarla en sí mismo, no puede transmitir afecto a otro quien no se estima y valora. 7. Principio de la limpieza relacional Tenemos el deber de hacer limpieza de las relaciones que son ficticias, insanas y que no nos dejan crecer como personas. Revisar qué tipos de relaciones tenemos, qué aportamos y qué nos aportan, si favorecen o dificultan, facilitan o bloquean nuestro desarrollo, es un trabajo de mantenimiento personal que no podemos rehuir. A veces, nos dejamos cautivar por determinadas personas y construimos relaciones basadas más en lo que imaginamos que en la realidad. Personas que abusan de nuestra buena fe, egoístas, irrespetuosas, maltratadoras, deshonestas, informales… A pesar de tomar conciencia de que puedan tener efectos nocivos en nuestra vida, podemos tener dificultad para desprendernos de ella. Una fuerza nos ata y no somos capaces de desprendernos. Es conveniente librarnos de estas dependencias que interfieren en nuestro desarrollo y afrontar el riesgo y la oportunidad de desterrarlas de nuestra vida. Los proverbios chinos lo explican muy bien: quien se acerca al pescado seco apesta; quien se acerca a una orquídea huele bien. Y también: quien se acerca al fuego es el primero en quemarse, o bien, quien se acerca al bermellón rojo, se vuelve rojo y quien se acerca a la tinta negra se vuelve negro. Dado que nos construimos al relacionarnos, debemos tener mucho cuidado al seleccionar a las personas que nos acompañan en la vida y reflexionar acerca de lo que nos conviene o no. Una vez dado el paso y vencidas las fuertes resistencias —el miedo, la inseguridad, la soledad, la ruptura de la rutina, el juicio social, la comodidad, etcétera—, nos sentiremos fuertemente liberados, como si hubiéramos alzado el anda de nuestro barco e iniciásemos un nuevo viaje con más libertad. 140 Los efectos saludables de no inmiscuirnos en la vida de los demás La rana ve el mundo desde el suelo. El águila lo contempla desde el aire. ¿Quién tendrá más razón al describirlo? Nosotros no somos los demás, yo no soy tú y mi equipaje no es el tuyo. Tú no sabes qué llevo en mi bolsa de viaje y yo ignoro que llevas tú en la tuya. Así pues, ¿cómo te voy a decir yo cómo has de gestionar tu vida, cómo debes vivirla, qué debes decidir, qué sentir o escoger? Si yo ya tengo dificultades para vivir la mía de forma creativa y equilibrada, ¿quién soy yo para creer que mi visión es superior a la tuya? Dado que los principios de conducta son distintos no es prudente mantener el hábito de dar consejos a los demás, aunque sea con el intento de ayudarles. Se trata de respetar en todo momento la libertad del otro, su proceso y ritmo de aprendizaje. El hecho de no inmiscuirnos en su vida sólo tendrá efectos positivos y nos va a evitar mucho sufrimiento además de tener otras ventajas: • Favorecemos la construcción de un modelo autónomo de persona. • Respetamos la forma de ser propia y única de cada persona. • Fomentamos la construcción de la confianza en uno mismo y en el propio criterio e intuición. • Desdramatizamos los errores, que pasan a ser parte del camino del aprendizaje, y los integramos para que lo aprendido sea aplicable en el presente y en el futuro. • Realizamos la prevención de reacciones agresivas, dado que no pontificamos ni hacemos bandera de nuestras ideas y forma de ver el mundo. • Fomentamos un estilo de comunicación más abierto y flexible que permite incorporar visiones alternativas y complementarias a las nuestras. • Trabajamos la humildad, la generosidad, el desprendimiento, la tolerancia y las relaciones igualitarias. Un proverbio chino dice que los hombres son como montañas cubiertas de nieve, es necesario retroceder mucho para poder apreciar la verdadera dimensión y su inmensa belleza. Lo mismo sucede con las personas, es necesario darles espacio y mantenernos a la distancia adecuada para que puedan llegar a ser ellas mismas, sin contaminaciones, interferencias y en toda su plenitud posible. 141 CAPÍTULO NOVENO Energías limpias, renovables y ecológicas Hoy puede ser un gran día, plantéatelo así. Aprovecharlo o que pase de largo, depende de ti. Dale el día libre a la experiencia, para comenzar, y recíbelo como si fuera, «fiesta de guardar». JOAN MANUEL SERRAT Energía psicoecoafectiva Es necesario bailar cada día ni que sea con el pensamiento. RABÍ NACHMAN DE BRESLAU La energía no se crea ni se destruye, se transforma. Por eso debemos invertir esfuerzos en la búsqueda de energías renovables, ecológicas y sanas. Vivir supone producir y consumir energía. Dado que somos sistemas abiertos, estamos constantemente efectuando intercambios a todos los niveles, y también a nivel energético. Necesitamos encontrar fuentes de energía internas para no depender tanto del exterior y funcionar de forma equilibrada. La capacidad de generar y conseguir, dentro de nosotros mismos, la fuerza necesaria para vivir y desplegar nuestros proyectos, nos permite ser personas más autónomas y maduras. A menudo la solución de un malestar consiste en compensarlo con lo contrario. Por lo tanto, el remedio al aburrimiento puede ser iniciar una nueva actividad, la intimidad con otra persona puede ser un buen remedio a la soledad y el aislamiento puede ser necesario cuando alguien está desbordado. Pero vivir el día a día nos pide mucha energía para llevar a cabo lo que nos proponemos. Quien sólo pretende obtenerla de su entorno puede encontrarse sin fuerza para actuar. La automotivación es la mejor fuente de energía psicoecoafectiva. Incluye la alegría, el optimismo, la visión positiva, la asertividad, la curiosidad, la obertura a la experiencia, la voluntad y el humor. Es un sistema de energía no contaminante que se autoalimenta y que, a su vez, estimula otras fuentes. Puede llegar a contagiar una serie de emociones y sentimientos positivos que nos inducen a realizar actos que nos facilitan la adaptación inteligente a nuestro entorno humano y natural. Podemos escoger en qué filtro emocional queremos funcionar, y de esto va a depender nuestro nivel de energía psicoecoafectiva. 142 Un mar de pequeños fueguitos Nos relata Eduardo Galeano que un hombre de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al cielo. Al volver explicó que había contemplado desde allí la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos. —El mundo es esto —reveló—. Un montón de gente, un mar de fueguitos. Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos parecidos. Hay fuegos grandes y fuegos pequeños y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno que ni se da cuenta del viento, y gente de fuego loco que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos absurdos, no iluminan ni queman; pero otros queman la vida con tantas ganas que no se les puede mirar sin parpadear, y quien se les acerca se enciende. Apasionarse por vivir ¿Qué nos mueve en la vida? ¿Qué nos motiva? ¿Qué nos interesa? ¿Las necesidades, los deseos, conseguir metas profesionales o personales, viajar, conocer gente? Sentirse interesado no significa lo mismo que sentirse cautivado. Sólo si nos apasionamos por algo o por alguien, sentimos y vivimos intensamente. Nos interesa alguien, nos acercamos, observamos, analizamos, decidimos conocerlo, iniciamos un diálogo, habla, escuchamos... ¿lo escuchamos? A veces este interés inicial desaparece sin que nos demos cuenta y nos encontramos pensando en otra cosa, o bien, nuestros ojos se van, impacientes, a la búsqueda de un objeto más interesante. ¿Somos superficiales en nuestros intereses? ¿Qué es mejor, tener muchos intereses superficiales o una gran pasión? No hay una respuesta única. Todo tiene un precio y el peligro de las pasiones es que nos capturan y centran tanto nuestro interés y energía que, a veces, el resto del mundo y de personas no tienen cabida en nuestra vida. Se siente intensamente, se vive intensamente, se goza y se sufre también intensamente. La superficialidad, por otro lado, causa descontento y resta energía. Oímos hablar pero no escuchamos. Estamos poco atentos a las necesidades de los demás y, a veces, aún menos a las nuestras. Vivimos superficialmente, escuchamos superficialmente y amamos superficialmente, de forma epidérmica. Nos sentimos desasosegados e insatisfechos al no profundizar en nada, y en lugar de centrarnos en el presente y disfrutar de lo que vivimos, hacemos como las abejas, vamos de flor en flor intentando nutrirnos. ¿Qué gran pasión ha dejado señal en nuestra vida? ¿Interés y pasión? ¿Muchos intereses y pocas pasiones? ¿Una pasión y pocos intereses? Es un tema complejo, pensamos que, tal vez, podríamos intentar apasionarnos por vivir en cada momento aquello que nos corresponde vivir. ¿Cómo es la ciudad de donde viene? Se cuenta que una mujer estaba sentada en el borde de un camino muy cerca de la 143 entrada de una gran ciudad. Se le acercó un viajero y le preguntó: —Dígame, buena mujer, ¿cómo es esta ciudad? —¿Cómo es la ciudad de donde viene? —le preguntó ella. —No es demasiado interesante —respondió el viajero—. Era una ciudad triste, con gente desagradable y muchos problemas. Por eso me marché y busco un lugar mejor. —Lo siento mucho —dijo la mujer—, esta ciudad donde entrará es idéntica a la suya. El viajero se fue cabizbajo. Después de un rato, un nuevo viajero llegó a las puertas de la ciudad, vio a la mujer y le preguntó: —Dígame, buena señora, ¿cómo es esta ciudad? —¿Cómo es la ciudad de donde viene? —le preguntó la mujer. —Ah, era una buena ciudad, muy interesante. Allí encontré buenos amigos y desarrollé proyectos importantes. Es una ciudad próspera y buena para vivir. —¡Está de enhorabuena, señor! —dijo la mujer—. ¡Esta ciudad es idéntica a la suya! Escoger el filtro adecuado Cuanto más viejo me hago, más me doy cuenta de que las únicas cosas que no envejecen son los sueños. JEAN COCTEAU Encontramos lo que buscamos. Nuestra percepción es totalmente selectiva y por eso, cuando una mujer está embarazada sólo ve embarazadas, cuando alguien lleva un brazo enyesado, porque se ha fracturado un hueso, sólo ve personas enyesadas por la calle. Si buscamos colores rojos los encontramos, pero es posible que no percibamos los azules; y si estamos contentos tendemos a verlo todo de colores brillantes. Escoger el filtro adecuado es como escoger la paleta de colores para pintar el paisaje o contexto en el que vivimos. La situación es la que es, pero tenemos la capacidad para decidir hasta cierto punto los colores de nuestro paisaje emocional. Ésta ya es nuestra responsabilidad. El objetivo es escoger el filtro adecuado y buscar el impulso para la acción dentro de nosotros mismos. Lo podemos conseguir tomando conciencia de que tenemos a nuestra disposición muchos pequeños placeres, aprendiendo a observar y a mirar mejor, pensando en lo que nos gustaba hacer cuando éramos niños cuando el tiempo fluía agradablemente y nos sentíamos en equilibrio, qué motivos de agradecimiento hay en nuestra vida actual… Hay que educar para favorecer esta motivación interna en lugar de basar la educación en la recompensa externa, dado que ésta puede darse o no y en su ausencia la persona se muestra pasiva o desmotivada. La autosuperación y el aprendizaje son objetivos válidos y buenos por sí mismos y es dentro de nuestro corazón donde debemos buscar nuestra fuerza. Todos los momentos son especiales 144 Sé feliz siempre que puedas y verás que, casi siempre, puedes ser feliz. ANTONI BOLINCHES La estrategia a seguir es no guardar nada para una ocasión especial sino tomar conciencia de que cada día o cada momento puede ser especial si nos lo proponemos. Sería interesante hacer desaparecer de nuestro vocabulario frases como: un día de estos, más adelante, cuando encuentre el momento... Cuando algo vale realmente la pena, es necesario vivirlo y no dejarlo atrás. Así, si llenamos nuestra vida de momentos vividos con intensidad gozando de lo que nos llega en cada instante como si fuera un valioso regalo, sentiremos aumentar nuestra vitalidad. Hemos «cargado las pilas» y acumulado energía limpia y renovable. Sembrar energía positiva Sin duda domina el arte de la destilación; pero lo que le interesa vitalmente es la naturaleza alquímica de todas las relaciones. HENRY MILLER La energía debe circular. Para nosotros es bueno sembrar a nuestro alrededor esta energía positiva porque, como si se tratara de una explosión en cadena, provocará que se contagie de unas personas a otras. Las energías limpias no sólo no se pierden al pasarlas a otras personas sino que incrementan su potencia. Por ejemplo, cuando alguien se siente agradecido puede decidir no expresarlo y guardarlo para sí mismo, o bien, puede aplicar el tercer principio de la gestión ecológica de las relaciones: Todo lo que haces a los demás también te lo haces a ti mismo, y expresar lo que siente. Al compartirlo provocará en el que lo recibe emociones positivas y eso será bueno, tanto para quien la ha recibido, como para quien lo ha transmitido. Fuerzas para seguir adelante Si la cabeza te dice una cosa y el corazón otra, antes de tomar una decisión averigua qué tienes mejor: el corazón o la cabeza. MARILYN V. SAVANT Dentro de este apartado de energías limpias, renovables y ecológicas, trataremos de la alegría, la curiosidad, el deseo, la fortaleza, el silencio, la soledad, la voluntad y las caricias positivas. Algunas, como la alegría y el deseo, son emociones, la curiosidad puede considerarse una actitud mental; el silencio una conducta y la fortaleza una actitud interna; la soledad un sentimiento y la voluntad una fuerza motriz y direccionadora de la conducta. Finalmente trataremos las caricias positivas como conductas de refuerzo que pueden 145 facilitarnos el camino cuando las cosas no van como quisiéramos. Todas son formas de energía que nos ayudarán a renovar las fuerzas para seguir adelante. ALEGRÍA. Anatomía de la alegría Los héroes ríen siempre: se ríen de lo necesario, se ríen incluso en su desventura y en su desconsuelo. Juegan sin parar, porque están verdaderamente, humanamente, sanos. La verdad del héroe es su risa. La alegría que brota de la gran seriedad de lo que es irremediable, vencido momentáneamente. FERNANDO SAVATER Las semillas de la alegría Quien no tiene alegría en sí mismo no la hallará ni en el cielo. DICHO POPULAR Según Jean-Paul Sartre, la alegría es la conciencia de la libertad creadora. Podemos sentirnos alegres por el hecho de estar vivos, por estar al lado de la persona que amamos, al contemplar un paisaje o algo especialmente bello, al escuchar música, cuando nos sentimos amados, cuando creamos una obra y cuando nos hemos esforzado y tenido éxito. Las semillas de la alegría se plantan desde el nacimiento y en función de quienes y cómo nos han educado habremos aprendido, con mayor o menor éxito, a apreciar y gozar de las cosas positivas que la vida nos regala y también del simple hecho de estar vivos. La persona alegre es una persona que valora y sabe apreciar las cosas y, para que esto suceda, en primer lugar deberá darse cuenta de que estas cosas existen, de que la vida está llena de hechos maravillosos, de belleza, de personas interesantes y de posibilidades inagotables. No obstante, uno puede aprender a cambiar su mirada cuando ésta tiende a centrarse sólo en lo que es negativo, no está presente o no sucede. Para cultivar las plantas de la alegría es necesario sembrar las semillas de la observación, la curiosidad, el interés y la creatividad cuanto antes mejor. Las plantas de la alegría se alimentan de la capacidad de vivir el presente con intensidad y se riegan con un trabajo diario de visión positiva intentando recordarnos los motivos por los cuales vale la pena seguir viviendo. ¿Por qué no preguntarse diariamente ¿Por qué soy feliz? ¡Los resultados son espectaculares! Una emoción de fácil contagio En una carta al director de un periódico67 un lector explicaba la siguiente anécdota: Íbamos sonrientes, paseando mi pareja y yo por la calle, cogidos del brazo, cuando de repente, una señora más joven se detuvo ante nosotros y con aire festivo exclamó: —¡Felicidades! Pensé que sabía que habíamos celebrado recientemente nuestras bodas de oro o que, quizá, se alegraba de la recuperación de mi esposa, recién operada. Le di las gracias a la 146 vez que mi mujer le decía: —Me parece que no nos conocemos. —Es cierto —respondió—. ¡Pero es que me ha emocionado verles tan felices! Entonces lo comentamos: la alegría compartida... ¡cuánto ayuda a la felicidad! La constelación de la alegría Sensación de activación y de fuerza, impulso, visión positiva, energía. La alegría es la gasolina que mueve el motor del impulso, es la fuente de energía que nos empuja a llevar a cabo nuestros proyectos y a crear y amar. En la constelación de la alegría giran: el amor, la amistad, la esperanza, el gozo, la euforia, la confianza y la felicidad. La alegría también da la mano a la gratitud y a la generosidad. Los beneficios de la alegría • Aniquila la angustia. • Anula la tristeza. • Se opone al encogimiento y obturación del alma que no permite respirar. • Amplía el ánimo.68 • Elimina la melancolía y la inquietud. • Tonifica, conforta, aviva y da vigor.69 • Embellece las cosas y a las personas. • Provoca una excitación vehemente. • Proporciona la sensación de ligereza.70 • Expulsa el aburrimiento.71 Síntomas de deterioro Hiperestimulados pero descontentos La hiperexcitación no provoca deseo ni alegría, sino apatía y descontento. Hemos pasado de tener una cosa a tener diez, pero no hemos incrementado por diez nuestra alegría de tener una cosa. No funciona así: a más cantidad más alegría, sino que, en ocasiones, sucede todo lo contrario puesto que la saturación elimina tanto el deseo como la alegría. La alegría pide concentración en lo que sucede, pide sentir con los sentidos y gozar de las cosas buenas y bellas que nos rodean. La dispersión de la atención reduce nuestra capacidad de alegría y también el exceso por saturación de los sentidos. Debemos vaciarnos para poder volvernos a llenar. Cuando queremos poseer y retener las cosas o las personas, acaparamos y llenamos y esto no permite la entrada en nuestra vida de nuevos sentimientos, sensaciones y personas. La exageración de la euforia o su alargamiento en el tiempo con una intensidad desmesurada y el histrionismo del que se esfuerza para que parezca pasarlo siempre bien, reír y divertirse, pueden ser el resultado de una huída más que el producto de una alegría 147 real. La verdadera alegría no es forzada, no pide constantes risas, ni formas de expresión ampulosas. La alegría pide sobriedad, atención y dejar fluir. El mal humor Cuando el ser humano ya no está alegre y no ve ningún sentido en interesarse por la vida, siente que, aun estando vivo, su alma está muerta; entonces se aburre y empieza a odiar la vida y a desear destruirla. ERICH FROMM Descontento, irritabilidad, inquietud, impaciencia... el mal humor tiñe de gris todo nuestro interior y traslada este color a nuestro entorno. En el mal humor se mezcla el cansancio con la irritación por aquello que no va como querríamos, y perdemos el control de nuestras emociones dejando que sean ellas las que manden. Hasta cierto punto, somos conscientes de que actuamos de forma injusta, pero no tomamos las riendas de nuestro tono vital. Y es que cuando uno quiere ver en gris, siempre hay gris para ver. Esta negatividad y bajo tono vital nos informan de que debemos reajustar nuestra conducta, nuestras relaciones o el uso de nuestro tiempo ya que, tal y como vamos, no estamos cuidando bien de nosotros mismos y nos sentimos descontentos. ¿Cómo puede entonces hacernos sentir alegría cualquier otra cosa? No es posible. Quien siente un mal humor crónico tiene problemas consigo mismo y con los demás. No está demasiado contento de haberse conocido, ni de cómo gestiona su vida, y por eso salpica a todos con su descontento. Cuando el mal humor nos acompaña de forma habitual es urgente defender la alegría como sea. La gestión adaptativa de la alegría Defender la alegría La alegría está hecha de un material altamente sensible y delicado, y por eso debemos aprender a defenderla y preservarla con cuidado. 148 149 Explicamos un cuento Había una vez un rey muy triste que tenía un sirviente que, como todo sirviente de rey triste, era muy feliz. Todas las mañanas le llevaba el desayuno y despertaba al rey cantando alegres canciones de juglares. Una sonrisa se dibujaba en su cara relajada y su actitud ante la vida siempre era alegre y serena. Un día el rey le llamó: —Paje —le dijo— ¿cuál es tu secreto? —¿Qué secreto, majestad? —¿Cuál es el secreto de tu alegría? —No hay ningún secreto, alteza. —No me mientas, paje. He hecho cortar cabezas por ofensas menores que una mentira. —No miento, alteza, no guardo ningún secreto. —¿Por qué estás siempre alegre y feliz? ¿Eh? ¿Por qué? —Majestad, no tengo razones para estar triste. Me habéis honrado permitiendo que os sirva, tengo esposa e hijos viviendo en la casa que la Corte nos ha asignado, tenemos vestido y alimento y además vuestra alteza nos premia de vez en cuando con algunas monedas que nos permiten algunos caprichos. ¿Cómo no he de estar alegre y feliz? —Si no me dices ahora mismo el secreto te haré decapitar —dijo el rey—, nadie puede ser feliz por las razones que me has dado. —Pero majestad, no hay secreto ni nada a esconder... —¡Vete, antes de que llame al verdugo! El sirviente salió de la habitación haciendo una reverencia. El rey estaba como loco. No conseguía explicarse cómo el paje era feliz viviendo en un lugar prestado, llevando ropa usada y alimentándose de las sobras de los cortesanos. Cuando al final se calmó, hizo llamar al sabio más sabio de sus asesores y le contó la conversación de la mañana. —¿Por qué él es feliz? —Ah, majestad, lo que sucede es que está fuera del círculo. —¿Fuera del círculo? —Así es. —¿Y eso es lo que le hace feliz? —No, majestad, eso es lo que no lo hace infeliz. —A ver si lo entiendo: estar en el círculo te hace infeliz. —Así es. —¿Y qué círculo es éste? —El círculo del 99. —Verdaderamente, no lo entiendo. —La única manera de que lo entendáis sería mostrándolo con hechos. —¿Cómo? —Haciendo entrar a su paje en el círculo. —Eso, obliguémosle a entrar en él. —No, alteza, nadie puede obligar a nadie a entrar en el círculo. 150 —Entonces, habrá que engañarle. —No es necesario, majestad. Si le damos la oportunidad, él entrará solo. —Pero ¿no se dará cuenta de que esto causará su infelicidad? —Sí, se dará cuenta. —Entonces no entrará. —No lo podrá evitar. —¿Dices, pues, que él se dará cuenta de la infelicidad por entrar en este círculo ridículo y que de todas formas va a entrar y no podrá salir de él? —Así es, majestad. ¿Está dispuesto a perder a un excelente sirviente para poder entender cuál es la estructura del círculo? —Sí, estoy dispuesto. —Entonces esta noche lo vendré a buscar. Debe tener preparada una bolsa con 99 monedas de oro, ni una más ni una menos. —¿Qué más? —Nada más majestad. ¡Hasta esta noche, pues! Aquella noche el sabio fue a buscar al rey y se dirigieron a casa del paje. Llamaron a la puerta y el sabio dejó la bolsa con 99 monedas ante la puerta del paje, conjuntamente con una nota que decía: «Estas cien monedas de oro son tuyas. Este tesoro es tu premio por ser un buen hombre. ¡Disfrútalo y no expliques a nadie dónde lo has encontrado!». El sirviente abrió la puerta, vio la bolsa, leyó la nota y se metió en casa. El rey y el sabio espiaban por la ventana lo que hacía el hombre. La bolsa estaba abierta y había una montaña de monedas de oro encima de la mesa. El paje tocaba y apilaba las monedas, las juntaba y las separaba. Así, jugando, empezó a hacer montones de 10 y sumaba: 10, 20, 30, 40, 50... hasta llegar al último montón... ¡9 monedas! Su mirada recorrió la mesa buscando la moneda que creía que faltaba, después miró al suelo y finalmente dentro de la bolsa. «No puede ser» —pensó. —¡Me han robado! —gritó— ¡Malditos! Una vez más buscó la moneda por todos lados pero no la encontró. Sobre la mesa, como burlándose de él, una montañita resplandeciente le recordaba que había 99 monedas, ¡sólo 99 monedas! Es mucho dinero —pensó—, pero me falta una moneda para llegar a 100. Noventa y nueve no es un número completo, cien es un número mejor. El rey y el sabio seguían mirando por la ventana. La cara del paje se había transformado, su frente estaba arrugada, los rasgos faciales tensos y los ojos pequeños, su boca con una expresión horrible... El sirviente guardó las monedas en la bolsa y mirando alrededor para asegurarse de que nadie lo veía, escondió la bolsa entre la leña. Entonces se sentó a hacer cálculos. ¿Cuánto tiempo debería ahorrar para poder comprar la moneda 100? Estaba dispuesto a trabajar duro para conseguirla. Quizá si trabajaba y ahorraba de su salario y añadía algún dinero extra en doce o trece años tendría lo suficiente para comprar la moneda de oro que faltaba, pensó. Tal vez podría pedir a su mujer que buscase un segundo trabajo en el pueblo y, tal vez, cuando él acabara el trabajo en el palacio también podría trabajar en otro lugar... Entonces necesitaría sólo... siete años. ¡Pero siete años es mucho tiempo! Quizá podrían vender algo, o... El paje 151 calculaba enloquecido. ¡Había entrado en el círculo del 99! El rey y el sabio volvieron a palacio. Durante los meses siguientes el sirviente empezó a seguir sus planes. Una mañana el paje entró en el dormitorio real dando un fuerte portazo y protestando en voz baja. —¿Qué te pasa? —dijo el rey, amablemente. —No me pasa nada, nada de nada. —Antes, no hace mucho, estabas contento, reías y cantabas todo el rato. —Hago mi trabajo, ¿no? ¿Qué quiere, majestad, que además de paje haga también de bufón y de juglar? Al cabo de un tiempo el rey despidió al sirviente. No era nada agradable tener un paje que siempre estaba de mal humor. Todos hemos sido educados en esta estúpida ideología: siempre nos falta algo para sentirnos completos, y sólo estando completos nos podemos sentir alegres y felices. Y como siempre nos falta algo, siempre tenemos motivos de infelicidad. La alegría es una elección La única revolución válida es la que uno hace en su interior. LEON TOLSTOI La alegría, como mejor opción para vivir, es una buena elección que hay que renovar cada día de forma consciente. Al levantarnos podemos escoger un filtro para mirar nuestra realidad brillante y transparente o bien uno opaco y gris. Se dice que el discípulo de un venerable sabio estaba extrañado y sorprendido de que su maestro estuviese siempre sonriente y feliz a pesar de las dificultades que vivía. Intrigado, un día le dijo: —Maestro, ¿cómo es que siempre se te ve tan contento y satisfecho? El maestro le dijo: —Amigo mío, no hay secreto alguno en esto. Cada mañana, cuando me despierto me hago esta pregunta a mí mismo: ¿Qué escojo hoy? ¿Alegría o tristeza? Y siempre escojo alegría. CURIOSIDAD. Anatomía de la curiosidad La auténtica lectura puede realizarse con cualquier cosa: una hoja de hierba, una flor, la pezuña de un caballo, los ojos de un niño cuando son cautivados por la maravilla o el éxtasis, el aspecto de un auténtico guerrero, la forma de una pirámide o la serena calma grabada en la estatua de cualquier Buda. Si la facultad indagadora no ha muerto, si el sentido para lo maravilloso no se ha atrofiado, si hay hambre auténtica y no sólo simple apetito o deseo, uno no puede dejar de leer a medida que avanza. El universo entero se convierte entonces en un libro abierto. HENRY MILLER 152 Curiosidad para sobrevivir El descubrimiento es una parte de la alegría de vivir. LOU MARINOFF La curiosidad no es sólo un estado afectivo, aunque pueda ser su inicio. Es un estado mental de apertura a lo que tenemos alrededor o en nuestro interior y la base donde reside el aprendizaje. Sin curiosidad no hay interrogación y no hay relación. Según dice José Antonio Marina,72 la palabra curiosidad procede del latín cura que significa inquietud. La persona curiosa siempre está cuestionando y preguntando. Desea conocer, averiguar y descubrir alguna cosa. El ser humano es un consumidor de estímulos que necesita la novedad y el cambio pero que, al mismo tiempo, les teme. Eurípides decía que el cambio nos es dulce y que la repetición impacienta, enoja, aburre o desespera según los casos. ¿Pero realmente es así para todos? ¿De qué depende que una persona mantenga la curiosidad toda la vida y que otra renuncie a ser curiosa y, por lo tanto, a explorar? Vivimos en una tensión constante entre el consuelo que nos ofrece la seguridad y la emoción resultante de las nuevas experiencias que, gracias a la curiosidad y a la exploración, podemos tener. Educar la curiosidad Para los espíritus grandes y generosos, la curiosidad es la primera y la última pasión. PROVERBIO CHINO La educación de una persona dura mucho tiempo y cada una de sus etapas tiene un contenido que debe ser asimilado y, si es posible, experimentado ampliamente. Si no es así, en la etapa siguiente será difícil dar el paso correspondiente. Si cada fase es vivida con intensidad, se irán manteniendo toda la vida dos factores claves: la curiosidad y la capacidad de sorpresa. Estas virtudes inspiran a muchos «artistas de la vida». No olvidemos que el arte, al igual que la ciencia, nace de la perplejidad y de la interrogación. ¿Qué podemos hacer para estimular la curiosidad de los jóvenes? ¿Qué podemos hacer para mantenerla presente en todas las etapas de nuestra vida? ¿Existe un período crítico en nuestra maduración para desarrollar esta capacidad? Educar la curiosidad y cuidarla como un material precioso es un gran reto y una forma de prevenir las depresiones y las conductas destructivas. La constelación de la curiosidad La sorpresa, el deseo, la inquietud, la alerta, el desasosiego e incluso el aburrimiento pueden ir unidos a la curiosidad. Cuando satisfacemos la curiosidad quedamos tranquilos y contentos. La curiosidad da la mano a una mente abierta a lo inesperado, al valor de asumir el riesgo de conocer, a la alegría del descubrimiento y a la confianza, fruto del conocimiento adquirido mediante la experiencia. 153 Aprender a ver las maravillas La vida está llena de sufrimiento pero también está llena de maravillas el azul del cielo, el sol, la mirada de un niño. Sufrir no es suficiente. Es necesario ponernos también en contacto con las maravillas de la vida. Están allí, dentro y fuera de nosotros mismos en todas partes, en todo momento. THICH NHAT HANH Dice Henry Miller que la auténtica lectura se puede hacer en cualquier cosa. Podemos aprender a leer una hoja de hierba, una flor o una nube. Como un niño podemos dejarnos cautivar por la maravilla de una gota de lluvia, o por una ola del mar. Si la facultad de indagar no ha muerto, y no perdemos el sentido de lo maravilloso, no dejaremos de admirar la belleza de la naturaleza y el hecho de estar vivos. Síntomas de deterioro Cuando aparece el aburrimiento —¿Sabes por qué las personas se aburren?—le había preguntado el abuelo de repente. —No. —Porque no ven las puertas. —¿Qué puertas? —Las que están escondidas por todas partes. —¿Por todas partes, dónde? —En el aire, alrededor nuestro, en las casas, en los paisajes, en las estaciones de autobús y en la panza de las personas. Si sabes abrir las puertas, nunca estarás triste. Susanna Tamaro Estamos rodeados de todo un mundo de posibilidades, sólo hay que saber ver las puertas, hacerse preguntas y aprender a mirar los paisajes de cada día. El aburrimiento puede ser positivo hasta cierto punto porque la falta de estímulos puede ser un revulsivo para intentar buscarlos. De todas formas, el aburrimiento constante, unido a la pasividad, puede indicar que la curiosidad ha muerto y que estamos sin energía para explorar. Cuando la curiosidad muere Cuando la curiosidad muere también muere el deseo de explorar y de saber. Desaparece el impulso necesario para descubrir y nos quedamos sin energía. Aparece la acidia, el cansancio o tristeza de corazón, que convierte a la persona en perezosa y desmotivada. La acidia tiene sus raíces en una curiosidad imposible de satisfacer que lleva primero a la tristeza y más adelante a la depresión y a la desesperación. Según Aubsburg, existen tres tipos de acidia: la primera es cierta amargura que inclina a la sospecha y a la desesperación, la segunda es un estupor indolente que equivaldría a 154 la pereza y la tercera es una debilidad en la dimensión espiritual aunque en otras áreas uno siga siendo activo y animoso. Cuando la curiosidad muere aparecen el tedio, el aburrimiento y el cansancio moral. Uno puede buscar estímulos desesperadamente para compensar su frustración. Muchas drogodependencias, conductas violentas y otras adicciones tienen sus raíces en la muerte de la curiosidad y su incorrecta canalización. La gestión adaptativa de la curiosidad Fomentar la perplejidad como vía de autoconocimiento Aprender a vivir es aprender a mirar con ojos nuevos, los paisajes de cada día.73 La primera mirada de un niño es una mirada de perplejidad. Sus ojos, grandes y abiertos, miran a su alrededor como si todo fuese maravilloso. Y lo es, porque para él todo es nuevo y todo lo estrena. El mundo es misterioso y una energía desconocida le nace de dentro y lo mueve a probar, oler, tocar, mover, mirar y experimentar. Ha iniciado el camino de la exploración, imprescindible para crecer y aprender. Nadie puede hacer en su lugar esta tarea intransferible y necesaria. Y al empezar a conocer el mundo también va iniciando el conocimiento de sí mismo y pone a prueba su fuerza, destreza, valor, capacidad de soportar el fracaso y volver a empezar; su voluntad, su humildad para pedir ayuda y su poder de seducción para conseguirla. La exploración va unida a una serie de emociones y sentimientos que le dan una carga positiva o negativa en función de los resultados obtenidos y de las personas que lo acompañan. Alegría, sufrimiento, dolor, estímulo, reto, placer, castigo... pueden asociarse a las diferentes experiencias vividas y le moverán a conservar o a reprimir esta capacidad. Aunque pueda ser difícil, es necesario fomentar la perplejidad y la capacidad de admiración porque, a partir de aquí, generaremos la energía necesaria para hacer las preguntas que nos pueden conducir a las respuestas o a nuevas preguntas. ¡Qué extraño! ¡Fíjate en esto! ¡Qué curioso! ¡Qué maravilla!... puntos de partida que nos van a llevar al siguiente paso en el camino del descubrimiento. Las preguntas pueden ser las respuestas Al dominar el arte del interrogatorio podemos descubrir nuevas formas de hacer las preguntas que más nos molestan y confunden. Como contrapartida, vamos a encontrar respuestas nuevas y fructíferas que, a su vez, generarán una catarata de nuevas preguntas. CHRISTOPHER PHILLIPS La curiosidad supone apertura mental y no conformarse con lo que nos dicen. Es preguntar el porqué y el sentido de las cosas; es querer aprender y saber; es explorar. Dice la doctora Clarissa Pinkola-Estés que formular la pregunta adecuada constituye la acción central de la transformación, no sólo en los cuentos de hadas sino también en el 155 análisis y en el proceso en el que uno se construye como individuo. La pregunta clave da lugar a la germinación de la conciencia. Preguntar es investigar. Las preguntas a menudo revelan más sobre quien las formula que las propias respuestas. El simple hecho de preguntar amplía nuestro mapa de situación y comprensión, aunque no sepamos cuál es la respuesta a nuestro interrogante. La investigación va unida al riesgo de no quedarse en territorio conocido, a la incomodidad de no instalarse en una rutina automatizada, a la inquietud de lo que es posible, a la creatividad de construir caminos alternativos y a la imaginación y anticipación de un futuro mejor. Atreverse a escuchar la intuición La intuición es la auténtica voz del alma. Percibe el camino que hay que seguir para poder sacar el mejor provecho de una situación. Tiene instinto de conservación, capta los motivos y la intención subyacente y opta por aquello que va a causar la menor fragmentación posible en nuestra psique.74 La intuición nos indica rutas posibles y señala con una luz especial aquellas que pueden ser más convenientes para nosotros. Es importante escuchar este sentido ya que nos aporta una información muy valiosa que, unida a la proporcionada por nuestra inteligencia, amplía nuestro mapa mental y nos aporta energías limpias y renovables. DESEO. Anatomía del deseo El secreto para vivir bien consiste, en primer lugar, en desear lo que es necesario y, después, en amar lo que se desea. La cultura de la ganancia Haz de ti mismo un ser sencillo, abraza tu naturaleza de origen, refrena tu egoísmo, restringe tus deseos. PROVERBIO CHINO Estamos sumergidos en una cultura basada en la economía, que nos mueve a sustituir el placer por la ganancia y que nos hace esclavos de una absurda contabilidad del deseo.75 Se nos quiere hacer creer que placer equivale a consumo. Intentan despertar nuestros deseos de consumir y de ganar. Ambos son dos de los valores primordiales de nuestra sociedad capitalista. La cultura occidental presiona para favorecer la insatisfacción y la agresividad. La necesidad de incentivar el consumo, la velocidad de las innovaciones tecnológicas, el progreso económico y nuestra forma de vida se basan en la continua incitación al deseo. Nos hemos condenado a vivir entre la ansiedad y la frustración. Así es que, cuando satisfacemos una necesidad, aparece una nueva propuesta de deseo que nos mueve a intentar satisfacerla. En este engranaje necesidad-deseo-satisfacción-consumo no hay 156 lugar para la felicidad, sólo para la angustia y la insatisfacción. El deseo primordial El Corán nos advierte sabiamente de que se nos pedirán cuentas de todos los placeres permitidos de la vida que no hemos querido gozar cuando estábamos en la Tierra. Es importante clarificar los términos deseo y carencia. Podemos desear aquello que nos falta, esto sería una carencia, y sufrir y sentir ansiedad hasta satisfacer el deseo. También podemos desear aquello que no nos falta y ya tenemos y, entonces, sentirnos felices. Para Epicuro la lista de ingredientes esenciales del placer contendría los siguientes elementos: tener las necesidades básicas cubiertas, amistad, libertad y reflexión. Para este autor, tener dinero sin amistad, ni libertad, ni vida reflexiva, nunca nos llevará a la felicidad. El deseo es la fuerza de la vida que se manifiesta y nos da la capacidad para buscar algo que nos mueva y produzca placer. La sexualidad sería un buen ejemplo de ello. La constelación del deseo Podríamos unir el deseo con la motivación y la automotivación. El deseo es el impulso más primario que mueve al ser humano. Ansia, inquietud y miedo pueden acompañar al deseo. También, en función del éxito para conseguir el objeto de deseo, podemos encontrar en esta constelación la satisfacción o la insatisfacción, el placer o el dolor. Los objetos de deseo Sólo tiene el deseo de libertad quien tiene imaginación y una mente despierta. Es importante diferenciar el hecho de desear lo necesario o lo que nos conviene, del deseo de lo que es prescindible y de lo que, incluso, a veces no es bueno para nosotros. Epicuro distingue tres grandes familias de deseos: los deseos naturales necesarios, los deseos naturales innecesarios y los deseos que no son naturales ni necesarios. Los deseos naturales necesarios incluirían lo que nos mueve a cubrir nuestras necesidades básicas:76 respirar, nutrirnos, movernos, protegernos del medio, del dolor, descansar, reproducirnos, relacionarnos, sentirnos respetados y queridos, pertenecer a algo y realizarnos. Dentro del segundo grupo, deseos naturales innecesarios, habría, por ejemplo: comer bien, beber licores refinados, vestir con ostentación o con ropa de «marca», una vivienda de lujo, etcétera. Finalmente, dentro del tercer grupo o deseos no naturales ni necesarios: riquezas, poder, honores y otros. Nuestra felicidad o infelicidad pueden depender, en buena parte, de nuestra selección de posibles objetivos de deseo. Es necesario seleccionarlos de forma inteligente ya que las acciones que haremos para satisfacer nuestros deseos pueden llegar a condicionar parte de nuestra vida. Síntomas de deterioro 157 Si alguien me dice que el deseo le ha hecho perder la libertad es porque no conoce la pasión por la libertad. Ojo con lo que deseas, puede serte concedido Tener deseos no es, por sí mismo, un problema. La cuestión fundamental es cómo canalizamos esta fuerza enorme que genera el deseo, hacia qué objetivos y, sobre todo, si el cumplimiento de nuestros deseos supone una mejora de nuestra adaptación al entorno o dificulta nuestro proyecto de vida. Si bien la lucha para dar cumplimiento a algunos de nuestros deseos puede comportarnos problemas, debemos tener muy presente que también puede ser un problema no tener ningún deseo. Cuando tener es más importante que ser El sistema humano no funciona correctamente si sólo satisface sus necesidades materiales y no aquellas necesidades y aptitudes que le son propias, específicamente humanas, como el amor, la ternura, la razón y la alegría. ERICH FROMM La apatía es una enfermedad que consiste en la falta de impulso interno, de curiosidad para saber, de interés por nosotros mismos, por el mundo y de fuerza para actuar. Varios psiquiatras infantiles77 explican que hace unos años predominaban las patologías que tenían su origen en la represión, mientras que ahora cada vez tratan más casos de apatía en personas jóvenes. ¿Qué está pasando? Una explicación es que nuestra sociedad ha fomentado, como objetivo esencial, consumir y tener, en lugar de potenciar la dimensión del ser y la enorme oferta de consumo puede abortar el deseo de conseguir las cosas. La falta de objetivos personales y el hecho de sentirnos estimulados sólo si conseguimos o acaparamos cosas, son otros factores a considerar. Tenemos muchas cosas, pero ¿tenemos objetivos estimulantes? ¿Qué nos mueve a actuar? ¿Qué nos estimula? Lo cierto es que cuando uno consigue aquel objeto que tanto había deseado, no sólo no es feliz sino que vuelve a sentirse vacío. La violencia del deseo Sólo hay una esperanza para contener la ola de violencia: hay que recuperar una sensibilidad para todo lo que está vivo. ERICH FROMM Cuando la fuerza interior provocada por nuestro deseo insatisfecho se descontrola, cuando el ansia es tan grande que ya toma las riendas y domina nuestra mente; cuando la obsesión por el objeto de deseo atenta contra nuestra salud física y mental o cuando la vía para conseguirlo es la vía violenta, nuestra parte más primaria aflora y captura a nuestra mente racional. El homo demens domina al homo sapiens. ¡Estamos en peligro! 158 La gestión adaptativa del deseo —Te concedo un solo deseo. Piénsalo bien y pide lo que quieras. —Que este deseo sea yo quien pueda concederlo y que seas tú quien lo pida. Alejandro Jodorowsky Por una pedagogía del deseo Hay dos catástrofes en la vida: la primera sucede cuando nuestros deseos no se satisfacen; la segunda cuando se satisfacen. GEORGES BERNARD SHAW Los hechos confirman la importancia de realizar una pedagogía del deseo dado que, si no lo educamos, estamos condenados a la frustración y al fracaso. No todo lo que deseamos es necesario y no todo lo que necesitamos lo deseamos. Aprender a diferenciar entre lo necesario y lo superfluo y entre lo que nos conviene, o no, forma parte de nuestra responsabilidad y libertad. Por ejemplo, una cosa es desear dar lo mejor de uno mismo, y esto es superación personal, y otra muy distinta es desear ser siempre el mejor en todo. Esto último sería una meta imposible, un deseo patológico y un obstáculo para nuestra maduración. Competir constantemente con los demás puede ser un camino de autodestrucción. Y no podemos permitirnos este lujo. Es bueno intentar dar satisfacción a nuestras necesidades, pero no lo es empeñarnos en conseguir determinados objetos de deseo a cualquier precio. Por ejemplo, necesitamos beber para hidratarnos, podemos desear un refresco, pero no lo necesitamos ya que con agua tenemos suficiente; necesitamos un medio de transporte, no un coche último modelo y lujoso, esto último lo deseamos. Por lo tanto, hay deseos adaptativos y otros que lo son menos. Hay deseos innatos y otros aprendidos. Es inteligente diferenciar necesidad y deseo para invertir correctamente nuestra energía emocional. Ahí juega un gran papel la educación. Estimular el deseo Solicito visita de urgencia a psiquiatría por estado de inacción debido a una deprivación afectiva. UN PEDIATRA La única forma de tratar la apatía es estimulando el deseo. A menudo se ha utilizado la sustitución para intentar resolver estos problemas, pero los resultados, aunque a corto plazo parecen buenos, a medio plazo suelen ser un fracaso.78 Por ejemplo, si al niño no le gusta su colegio lo cambiamos, si no se divierte en su centro de ocio buscamos otro, si no le agrada un juego le compramos otro nuevo, lo más importante es que no se frustre. Así, cuando el joven tiene problemas con un amigo, quizá decida no resolverlos y buscar a otro, y quizás aplique la misma estrategia con la pareja y con todo. Ha aprendido bien que todo es sustituible en la vida y que hay recambio para todo. ¿Pero es éste un 159 aprendizaje sabio? La sustitución y la suplencia constante eliminan la necesidad, y es la necesidad y el deseo lo que nos mueve. Si recibimos algo, incluso antes de solicitarlo, si no experimentamos qué significa el vacío, ni el aburrimiento, ni la soledad y si no aprendemos a hacer los duelos correspondientes, tampoco vamos a sentir el impulso interior de actuar. En vez de sustituir hay que estimular el deseo despertando la curiosidad, el placer por aprender, la responsabilidad y, sobre todo, el amor. La falta de afecto duerme a la gente y le resta el impulso y la confianza necesaria para explorar, arriesgarse y madurar. Educar en la frustración Es más fácil curar a un reprimido que despertar a un abúlico. DOCTOR FERRAN ANGULO GRACIA Fromm explica en uno de sus libros79 la siguiente anécdota: un señor viajaba en coche con su hijo de seis años. Era un día muy lluvioso y tormentoso. En el curso del camino se les pinchó un neumático y, por este motivo, tuvieron que salir del coche, sacar la rueda y cambiarla. Eso fue, naturalmente, muy incómodo para los dos. Entonces cuenta que el niño dijo a su padre: Papá, ¿no podemos poner otro canal? Así era el mundo para este niño. Si no me gusta un mundo, escojo otro. El problema es que en la vida no podemos hacer zapping y que nos toca vivir momentos de placer y momentos desagradables. No es bueno educar a los niños para vivir sólo las cosas positivas porque ¿qué va a ocurrir cuando la vida los lleve a través de paisajes difíciles? ¿Por qué nos da tanto miedo que conozcan la frustración? La frustración no es mala y debe ser educada. Es conveniente vacunar a los niños con pequeñas frustraciones para que de mayores no se hundan cuando sufran pérdidas importantes. Tendemos a preocuparnos y menos a ocuparnos. Lo cierto es que cuando algo no sale bien podemos ser mucho más útiles a los demás escuchándoles atentamente y permitiendo que expresen sus sentimientos de frustración o de pérdida, que preocupándonos por llenar sus vacíos sustituyendo los objetos, ilusiones o personas perdidas. Aprender a orientar el deseo No se trata de suprimir el deseo, sino de transformarlo, de convertirlo, de liberar de la mejor forma posible su potencia: desear un poco menos lo que nos falta y un poco más aquello que tenemos; desear un poco menos lo que no depende de nosotros y un poco más aquello que sí depende. En resumen, se trata de esperar un poco menos y querer un poco más, de esperar un poco menos y amar un poco más. ANDRÉ COMPTE-SPONVILLE El deseo es una fuerza que nos mueve y que nos proporciona la energía para luchar por 160 lo que deseamos. Es algo innato aunque no todo lo que deseamos es bueno para nosotros. Es importante aprender a orientar bien el deseo y a tomar el control de nuestra conducta en lugar de movernos por impulsos o por avidez. Cuando aprendemos a canalizar esta fuerza disponemos de una fuente de energía muy poderosa que, unida a la voluntad, nos permite conseguir metas y perseverar a pesar de los obstáculos. El deseo junto con la alegría, la visión positiva y el humor, son elementos de automotivación que nos permiten vivir cada día de forma más consciente y con mayor nivel de bienestar. FORTALEZA. Anatomía de la fortaleza El héroe, en todas las tradiciones es, antes que nada, fuerte, y ser fuerte significa algo muy parecido en todas las culturas: ser fuerte es ser intrépido y generoso. No temer la destrucción física ante todas las cosas, no retroceder ante aquello que debe y puede ser hecho, no someterse a lo que es extraño e injustamente hostil, no querer enaltecerse con la humillación del otro, renunciar a todo el botín de la victoria con triunfal alegría, conceder la paridad de la nobleza a quien ya no la espera y a quien aún no la merece. La fuerza del héroe es el cumplimiento de aquello que nos prometemos con la virtud. FERNANDO SAVATER La resistencia inteligente El hombre valiente no es violento el buen luchador no pierde su sangre fría. PROVERBIO CHINO El valor es la resistencia inteligente. Fortaleza, valor y voluntad: cada una de estas energías nos impulsa a dirigir y a mantener la dirección adecuada de nuestra conducta. Forman parte del autocontrol emocional y son necesarias para resistirnos al automatismo y al gregarismo. En la vida podemos tener muchos tropiezos, pero eso no significa que estemos vencidos porque quien vive en pie aunque sea abatida de un golpe por su contrincante, siempre puede volver a alzarse. En cambio, la persona hundida en el conformismo no puede levantar la cabeza. Es necesario apostar por nosotros mismos y tomar el control de nuestra vida. ¿Quién es más fuerte, aquél que en el transcurso de una batalla derrota a mil guerreros o el que es capaz de dominarse a sí mismo? Asumir la aventura de vivir requiere fortaleza, valor y trabajo, y sólo depende de una decisión personal libre y responsable. El valor de vivir la incertidumbre No tengas miedo, extiende la mano y acoge el agua llena de luz de este atardecer que te enciende las pupilas retador. MIQUEL MARTÍ I POL 161 ¡De qué caminos tan magníficos y sorprendentes está repleta nuestra vida! Todo es incierto y, a la vez, maravilloso. Intentamos bordear los obstáculos que van apareciendo y nos protegemos con certezas, rutinas o corazas pero de nada nos salva esta estrategia, la vida nos lleva por caminos inesperados que son todo un reto para nosotros. Vivir requiere el coraje de asumir la incertidumbre. Se puede educar para no ser tan propensos a hundirnos a la primera de cambio cuando las cosas no van como queremos. Podemos aprender a gestionar la incertidumbre y la frustración y a contener los impulsos que interfieren en la consecución de nuestros objetivos. Para ello tenemos que construirnos fuertes, sabios y valientes puesto que sólo así viviremos con intensidad y conciencia. La fortaleza se adquiere a fuerza de vivir y enfrentarnos a las situaciones que nos ponen a prueba. No consiste en no sentir miedo, sino en ser capaces de hacer lo que debe ser hecho y dejar de hacer lo que no debe ser hecho, a pesar de tenerlo. La constelación de la fortaleza Guerrero es todo aquel que no tiene miedo de abandonar una posición conquistada. FERNANDO SÁNCHEZ DRAGÓ Cuando hablamos de fortaleza hablamos de un concepto que incluye la magnanimidad, la confianza, la seguridad, la magnificencia, la capacidad de autocontrolarse y la firmeza. La fortaleza también es valor, coraje, voluntad, automotivación, flexibilidad y humildad; es la capacidad de desprenderse y la constancia en la práctica de la virtud. Síntomas de deterioro Una barca que se queda en el puerto no corre ningún peligro, pero tampoco llegará a ninguna parte. Cuando nos colocamos una coraza Si te falta un corazón de guerrero nunca tendrás ejército. PROVERBIO CHINO No es más fuerte el que no pide ayuda sino aquel que es capaz de pedirla cuando la necesita. Tener fortaleza no significa llevar coraza, ni tampoco ser una persona siempre segura y fuerte. Es una cualidad interior, una energía que uno desprende en los momentos en que todo parece temblar y que nos permite mantener el equilibrio emocional. A veces para aparentar que somos fuertes nos ponemos una armadura que rechaza todo lo que nos llega. Hemos confundido fortaleza con insensibilidad. Las corazas nos protegen del daño exterior pero también nos aíslan y no permiten que los demás nos conozcan ni que nosotros les conozcamos a ellos. Si bien evitan que nos hieran, no permiten que en nuestro interior entren las cosas buenas: el amor, la compasión, la 162 ternura y, con ellas, la oportunidad de amar y ser amados. Soy fuerte, puedo con todo... puede ser un indicio de debilidad. Soy frágil, a veces puedo solo, a menudo necesito ayuda de los demás y entonces la pido... puede indicar fortaleza. Somos humanos, nos pueden herir y, a pesar de todo, nos podemos aproximar unos a otros, arriesgándonos a ser nosotros mismos y aceptándonos y valorándonos tal y como somos, y no por lo que no somos y queremos aparentar. No podré, no seré capaz Los auténticos educadores son los aventureros y vagabundos, los hombres que se lanzan al plasma viviente de la historia, de la leyenda y el mito. HENRY MILLER Cuando nos falta confianza en nosotros mismos nos sentimos débiles. Esta confianza puede tener una base precaria si se asienta principalmente sobre las afirmaciones y mensajes que uno recibe en la infancia y que, en la etapa adulta, aún no ha filtrado. Nuestras creencias condicionan nuestras actitudes y también nuestras conductas. Si creemos que no podremos, no vamos a poder. Es la profecía que se cumple a sí misma. Habrá que cambiar las creencias si queremos cambiar nuestra conducta, y para hacerlo será necesario exponernos a aquellas situaciones que tememos. Existe una estrecha relación entre el estado de ánimo de una persona –su valor, sus esperanzas o la falta de ambos– y la salud física y psicológica. En un nivel extremo, la sensación de falta de fortaleza para afrontar la propia existencia y resolver los problemas que la vida nos plantea, puede llevar a la renuncia, a la pasividad o al desespero. Al respecto, Viktor Frankl nos dice que es necesario enseñar a los desesperados que, en realidad, no importa que ya no esperen nada de la vida, sino que se hagan la pregunta: ¿qué espera la vida de mí? La gestión adaptativa de la fortaleza El horizonte se halla en nuestros ojos, no en la realidad. Entrenar la fortaleza emocional Un diamante es un trozo de carbón que ha sido transformado al aguantar una fuerte presión. Ser fuertes no significa hacer músculos y flexiones, sino ser capaces de ser coherentes, ser capaces de aprender y ser capaces de correr riesgos. Ser fuertes significa asumir que el éxito nunca está garantizado, sobre todo cuando recorremos caminos nuevos donde siempre cabe el imprevisto y la sorpresa. Ser fuertes significa aceptar que la vida de cada persona es un camino siempre nuevo que nunca más será recorrido por segunda vez y que, a pesar de todo, vale la pena vivir esta aventura. Para ser emocionalmente fuertes debemos entrenar nuestros músculos emocionales progresiva y continuadamente desde el nacimiento hasta la muerte. 163 Quién es valiente No es ése, es el otro. El valiente está quieto. Ni defiende ni ataca. ni mata ni muere; éste es el valiente. El que llamáis cobarde. El que no triunfa, gana. El que no muerde, vence. Ése que calla, tiene la razón. El que confió hasta en el hombre malo, el que se clava al cuerno del amor, ¡ése es el valiente! GLORIA FUERTES A veces tenemos miedo de pedir ayuda pensando que es un signo de debilidad, pero la fortaleza incluye la capacidad de mostrar nuestros sentimientos y de pedir ayuda cuando sea necesario. No es valiente el que no tiene miedo sino aquel que sigue adelante y afronta los retos que la vida le plantea a pesar de sentirlo. Ser valiente y fuerte no supone ser agresivo y violento. El silencio y el autocontrol requieren, a menudo, mucho más coraje y fortaleza. Enfrentarse al dragón Quizá todos los dragones de nuestra vida no sean más que princesas que esperan vernos actuar, aunque sea una vez, de una forma hermosa y valiente. Quizá todo lo terrible sea, en su esencia más profunda, algo desamparado que necesita nuestra ayuda. RAINER MARÍA RILKE Goethe decía que lo que podemos hacer o soñar debe ser abordado con gracia, y que la audacia comporta el genio, el poder y la magia. El afrontamiento asertivo y, por lo tanto, valiente de los problemas de la vida nos puede dar muchas sorpresas dado que donde creíamos que había un dragón podemos acabar encontrando una princesa. No suele ser tan terrible de cerca aquello que nos había asustado de lejos. Debemos enfrentarnos a nuestros dragones, no con el impulso de la agresión y la violencia, sino con la sabiduría de la flexibilidad, la fortaleza y la honestidad al mostrarnos tal y como somos, libres de armaduras y espadas. Cuando son mirados de frente y a los ojos, la mayoría de dragones desaparecen y nos dejan el camino libre. Para volar hay que lanzarse Los llevamos al borde del abismo y les ordenamos que volasen. Ellos no se movieron. «¡Volad!», les dijimos. Pero ellos no se movieron. Los empujamos hacia el abismo. Entonces, ellos volaron. GUILLAUME APOLLINAIRE Para volar hay que lanzarse y para aprender a vivir, también. Sería bueno hacerlo por uno mismo y no porque otra persona nos diga que es el momento, o porque no hay más remedio que volar o caer al abismo. Y para conseguirlo precisamos entrenamiento. Una forma de hacerlo es ir, poco a poco, abordando los problemas diarios, sin esperar a estar en una situación límite. La exploración y el descubrimiento son retos totalmente personales e intransferibles. El camino que ha hecho una persona, su mapa de situación, no puede ser transferido a otro porque la ruta es sólo suya y es ella la que la ha trazado a 164 medida que ha ido caminando. Se cuenta que un explorador regresó a su pueblo, después de un viaje al Amazonas. Todos querían oír el relato de su experiencia. Pero ¿cómo podía él expresar con palabras la sensación que había llenado su corazón al contemplar aquellas flores de tan explosiva belleza y cuando escuchó los sonidos nocturnos de la selva? ¿Cómo comunicar lo que sintió en su corazón cuando percibió el peligro de las fieras o cuando conducía su canoa por las inciertas aguas de aquel río? Así es que les dijo: —Id y descubridlo todo por vosotros mismos. Nada puede sustituir el riesgo y las experiencias personales. Pero para orientarlos les dibujó un mapa del Amazonas. Ellos tomaron el mapa, lo colocaron en el Ayuntamiento del pueblo y empezaron a hacer copias para cada persona. Sucedió que todos los que tenían una copia se empezaron a considerar expertos en el Amazonas. ¿Acaso no era cierto que conocían cada rincón, cada curva del río, su amplitud, su profundidad, dónde había rápidos y dónde saltos de agua? Ninguno de ellos viajó nunca al Amazonas y el explorador lamentó toda su vida haber dibujado aquel mapa. SILENCIO. Anatomía del silencio No abras la boca hasta estar seguro de que las palabras que pronunciarás serán mejores que tu silencio. La energía del silencio Pero porque pido silencio no crean que voy a morirme. Me pasa todo lo contrario sucede que voy a vivirme, sucede que soy yo y que sigo. PABLO NERUDA El silencio es una energía limpia, renovable y necesaria. Permite llenarnos de tranquilidad, serenidad y fuerza, pero para ello el silencio debe estar lleno de significado aunque esté vacío de palabras. Éste es el silencio que nos permite escuchar la información de nuestro mundo afectivo y que crea un entorno ideal para vivirnos. A veces el silencio es externo pero en nuestro interior hay mucho ruido fruto de una mente y un mundo emocional revueltos. Es un silencio repleto de sentimientos y emociones que tropiezan entre ellas. No es un silencio pleno. En cambio, cuando es el fruto de la serenidad, el silencio produce paz y armonía llenándonos de fuerza. Quien ha probado esta fuente de energía no quiere prescindir de ella. Hay momentos en la vida en que uno ha de vivir el silencio, estar en silencio y escuchar el silencio. Las palabras con sentido tienen sus raíces en un silencio interior, las grandes decisiones requieren silencio para gestarse bien; cuando nos sentimos en desequilibrio emocional, el silencio puede ser de gran ayuda para recuperar la armonía. La calma, la serenidad, la paz e incluso la buena comunicación están unidas al silencio pleno, este silencio necesario para encontrarnos con nosotros mismos, serenarnos, reflexionar, aprender, 165 descansar y comunicar. En un entorno contaminado por ruidos e interferencias debemos esforzarnos por recuperar el silencio externo, pero especialmente el interior, ya que nuestro bienestar depende de él al darnos la posibilidad de sosegarnos y conectar con una fuente inagotable de energía limpia. No todos los silencios son energéticos. Existe el silencio de quien no sabe qué decir, el silencio de la incomunicación o de la incomprensión, el silencio cobarde, el silencio de la ignorancia, el silencio del bloqueo. No todos los silencios son energéticos como no toda agua es potable. Ahora bien, si somos capaces de trabajar el silencio interior y el exterior, si conseguimos el silencio donde las palabras callan, no porque no estén sino porque ya no son necesarias, notaremos entonces una energía desbordante de satisfacción que nos llena. ¡Hemos cargado baterías! El silencio: plenitud y eternidad El silencio está tan lleno de sabiduría en potencia y de espíritu como un bloque de mármol en bruto que es en potencia una gran escultura. ALDOUS HUXLEY El silencio pleno no es sólo la ausencia de palabra sino también la abolición del pensamiento que enmudece, un vacío interior que no grita de hambre sino que está lleno de plenitud. Éste es el silencio liberador en el cual la conciencia del tiempo se funde y el eterno presente reina. No se llega a conseguir este silencio sin trabajo. Es un camino interior que todos podemos explorar y que nos puede conducir a un espacio propio en el que nuestra mente y nuestra afectividad se equilibren. Ya lo dice el poeta Miquel Martí i Pol: Aparte del silencio / ¿qué hay más cercano a la plenitud que el amor? Síntomas de deterioro Hablar por hablar Los que saben, no hablan los que hablan, no saben. El sabio enseña con sus actos no con sus palabras. CHANG TSE Calla si tienes palabras más fuertes que el silencio, en caso contrario, guarda silencio. Éste es un buen consejo del que pocas veces hacemos caso. Hacemos mal uso de las palabras, contaminamos las palabras y contaminamos con palabras. Usamos palabras para llenar los silencios que nos provocan angustia y nos mueven a un sentimiento de soledad interior que nos da miedo. El mal uso de las palabras hace que éstas pierdan valor. «Dar la palabra» era hace un tiempo una expresión que suponía un compromiso que ligaba tanto como un contrato. Ahora, a veces no vale nada. Hablamos con niveles de calidad bajos, repteimos tópicos y frases hechas, hablamos 166 de los demás y de hechos sin importancia. Pero ¿cuándo hablamos de lo que realmente pensamos o expresamos lo que en verdad sentimos? Sólo estos niveles de calidad de comunicación son capaces de crear vínculos entre las personas y pueden hacernos sentir parte de la gran familia humana. Cuando hablamos por hablar, sin querer comunicar nada, sin tener nada que decir, sólo para no sentir el silencio interior, estamos intentando huir de nosotros mismos. Debemos vivir el silencio para llegar a la raíz de un problema y empezar a trabajar en él. Los ríos más profundos, decía Curcio Quinto, son siempre los más silenciosos. Un ruido interno que resuena No hablar no es «hacer silencio». Por lo menos no se trata del silencio lleno de energía. Para conseguirla, el silencio debe ser interior. Y a menudo ocurre que en nuestro interior nos habla una voz que, como un disco rayado, va haciendo comentarios de nuestras jugadas, emite juicios de valor sobre lo que pensamos, sentimos, decimos y hacemos. Esta voz nos da consignas, órdenes, prohibiciones y burlas. Veamos una muestra: En un pequeño espacio de tiempo, con la boca cerrada y silencio aparente, el interior de esta persona está llena de la voz del padre, la voz de su «yo», la voz del chico que se quiere defender y la voz de la madre que siempre le daba prisa. No hay silencio. Como en un teatro, en el interior de nuestra mente van desfilando las personas influyentes de nuestra vida. Como en un teatro donde todos seguimos un guión, donde las distintas voces se pelean o negocian entre ellas y donde el yo intenta abrirse camino. El superyó de Freud, los mensajes con que nos han ido bombardeando y nuestros sistemas de contención social nos acompañan toda la vida en forma de creencias que nos pueden ayudar a avanzar o frenar. Hay que aprender a acallar estas voces que provocan desequilibrio y estrés. El aprendizaje del silencio interior es la única herramienta que nos abrirá el camino hacia la serenidad y la paz. El miedo al silencio Ser silencio: Quien permanece inmóvil en el fondo de sí mismo, donde la palabra se enraíza y nace, se atiene a la fuente inefable y se queda quieto. 167 RAINER MARIA RILKE A veces, durante las sesiones de los grupos de crecimiento personal surge el silencio. Entonces pasan cosas. Hay personas que cierran los ojos y se relajan. Hay quien empieza a mirar insistentemente al monitor o responsable de la actividad como interpelándole sin decir nada, como estimulándole a hacer o a decir algo. Otros estornudan, tosen, se remueven inquietos en los asientos, juegan con los bolígrafos, miran hacia abajo, dibujan en el papel. También puede oírse alguna risa nerviosa fruto de la tensión. Hay quien, de repente, hace cualquier comentario para «romper el silencio». Si se alarga un poco este silencio puede haber alguna persona que salga de la sala «porque ya no lo puede soportar más». El silencio nos mueve al encuentro con nosotros mismos, y por eso hay quien no lo tolera ya que se desconoce y tiene miedo de penetrar en su interior por si encuentra «algún fantasma» allí. No se han hecho amigos del silencio. No obstante, el silencio puede ser una gran oportunidad y una interesante fuente de energía positiva. Cuando uno nota que tiene miedo al silencio, tiene a su alcance la oportunidad de iniciar un camino muy interesante de descubrimiento en esta dirección. La gestión adaptativa del silencio El silencio es el sol que madura las frutas del alma. Una anécdota sobre el silencio Una anécdota de unos directores de cine muy conocidos puede ser representativa de esta energía positiva: Se explica que una noche, Bergman y Ullmann, el director de cine sueco y su esposa, actriz y actualmente también directora de cine, fueron a cenar con Woody Allen. Este director norteamericano es un confesado admirador de Bergman. En el transcurso de esta cena los tres permanecieron en silencio durante las horas que pasaron juntos. A la mañana siguiente la pareja llamó a Allen para decirle lo fantástica que les pareció la velada que habían pasado juntos. Allen les respondió que él también estaba encantado de su encuentro.80 Silencio para contemplar la belleza Me gustas cuando callas porque estás como ausente, y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca. Parece que los ojos se te hubieran volado y parece que un beso te cerrara la boca [.../...] Déjame que te hable también con tu silencio claro como una lámpara, simple como un anillo. Eres como la noche, callada y constelada. 168 Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo me gusta cuando callas porque estás como ausente. Distante y dolorosa como si hubieras muerto. Una palabra, entonces, una sonrisa bastan. Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto. Pablo Neruda SOLEDAD. Anatomía de la soledad Nadie puede vivir en mi lugar ¡Qué solo estoy, Señor! ¡Qué solo y que rendido de andar a la ventura buscando mi destino! En todos los mesones he dormido, en mesones de amor y en mesones malditos, sin encontrar jamás mi albergue decisivo. Y ahora estoy aquí, solo... rendido de andar a la ventura por todos los caminos. Ahora estoy aquí, solo, en este pueblo de Ávila escondido pensando que no está aquí mi sitio que no está aquí tampoco mi albergue decisivo. LEÓN FELIPE La soledad es más una vivencia subjetiva que un estado que dependa de factores externos a nosotros mismos. A una persona que está sola y se siente sola le queda esperanza, pero a una persona que se siente sola y está acompañada sólo le queda la desesperación. La soledad sentida en compañía es la peor de las soledades porque es soledad-desconexión. La soledad, entendida como fuente de energía positiva, va ligada a la libertad de ser uno mismo, a la conquista de la madurez y a un espacio de crecimiento personal. Nadie puede vivir en nuestro lugar, ni tampoco morir, amar, sufrir o pensar. La soledad nos ofrece un espacio para hacernos y para ser. Para André Compte-Sponville, la soledad es el esfuerzo de existir. Vivir equilibradamente la soledad no es sencillo, pero Rilke, en 169 sus Cartas a un joven poeta, nos decía que es necesario ceñirse a aquello que es difícil, porque la propia vida lo es y, por tanto, es bueno estar solo porque la soledad es difícil, de la misma forma que también es bueno amar porque el amor también lo es. Soledad para crear Podemos suponer que la persona con un equilibrio ideal puede hallar el sentido de su vida tanto en sus relaciones interpersonales como en sus intereses. ANTHONY STORR Las personas creativas buscan constantemente descubrirse a sí mismas y encontrar el sentido de su vida a través de lo que crean. Los procesos creativos requieren tiempo, pausa y, preferiblemente, soledad. No obstante, también hay personas que incluso en presencia de otros pueden sumergirse en un mundo interior íntimo y desconectarse de lo que se dice o vive a su alrededor, son aquellas personas capaces de acceder a un espacio de soledad independientemente de las condiciones de ruido o interferencias de su entorno. Nuestra sociedad penaliza, a veces, a las personas que escogen la opción de vivir solas. Incluso son compadecidas: pobres, no han encontrado a nadie... Quizá ocurra porque aún se entiende que la realización personal pasa obligatoriamente por elegir una opción de pareja o familia que, supuestamente, dará lugar a una vida compartida y llena. No entiende que vivir solo no significa obligadamente vivir con sentimiento de soledad. No se llega a creer que uno pueda sentirse bien estando solo. Es necesario realizar una pedagogía de la soledad positiva y educar para desarrollar intereses diversos así como para ser capaces de vivir el tiempo desprogramado y libre. Porque estar solo no equivale a estar desconectado ni aislado y porque optar por espacios de soledad puede significar acceder, al mismo tiempo, a espacios de creatividad y equilibrio. Estar solo, sentirse solo Estar aislado es estar sin contactos, sin relaciones, sin amigos, sin amores, y eso, por descontado, es una desgracia. Estar solo es ser uno mismo, sin recurso a los demás y ésta es la verdad de la existencia humana. ANDRÉ COMPTE-SPONVILLE Lo que ocurre en el interior de un ser humano cuando está solo es tan importante o más como lo que sucede cuando éste interacciona con otras personas. Levantar muros en lugar de tender puentes es uno de los factores básicos que provocan el sentimiento de soledad. Todo lo que aísle, todas las corazas y mecanismos de defensa que nos separan de los demás y de nosotros mismos promueven la desconexión. Cuando escondemos nuestros sentimientos nos estamos alienando y nuestra soledad será proporcional al nivel de desconexión que tengamos. Construir puentes en lugar de levantar muros, ¡éste es el reto! 170 La constelación de la soledad Paz, plenitud, calma, serenidad, placidez. En la constelación de la soledad buscada y vivida en plenitud se encuentran la armonía, la tranquilidad y el bienestar. Un mensaje cifrado Cuando podemos estar solos sin sentirnos angustiados o deseo- sos, cuando podemos estar solos y sentirnos en equilibrio y bien con nosotros mismos; cuando estamos solos y en silencio, sin necesidad de hacer ruido, poner la tele o llamar a alguien, el mensaje que recibimos significa: te aceptas, te quieres, has aprendido a convivir contigo mismo y esto significa que estás preparado para establecer relaciones maduras y autónomas con otras personas. Síntomas de deterioro La dificultad de ser uno mismo en compañía de otros ... Pero si estoy en un lugar desconocido, entre gente extraña o gente que percibo como extraña, toda la habitación me oprime el pecho y soy incapaz de moverme, mi personalidad al completo parece ponerse prácticamente bajo la piel y todo se convierte en desespero. FRANZ KAFKA81 Existen grandes diferencias en el grado en que somos capaces de ser y mostrarnos cuando estamos en compañía de otros. Las situaciones de interacción y de grupo hacen que más de uno se ponga una máscara para no exponerse al rechazo, al juicio social o a la agresividad. Intentamos comportarnos de forma aparentemente segura y mostrar nuestra mejor faceta o bien quedamos inhibidos y nos replegamos para no llamar excesivamente la atención. Relacionarse, no obstante, es exponerse y solamente aquella persona que se permite vivir su soledad será capaz de mantener su coherencia, su identidad y esencia siendo ella misma en compañía de los otros. Una agenda repleta de actividad El miedo a encontrarnos con nosotros mismos puede llevarnos a llenarnos de actividades. Pasamos el día moviéndonos pero, a menudo, sin ninguna dirección: hacer por hacer, hablar por hablar y el movimiento por el movimiento sin meta ni sentido. El problema no es estar solos sino estar cada día más hartos de nosotros mismos y preferir no darnos cuenta fabricando mecanismos para ensordecernos con los ruidos exteriores. Quien huye de la soledad no es capaz de un verdadero encuentro. Yo no necesito a nadie En ocasiones, recuperar la libertad no significa desaprender sino replantear la soledad 171 desde la soledad reconquistada. MIQUEL MARTÍ I POL «Yo no necesito a nadie», afirmación que siempre es falsa ya que nos hacemos personas a partir de nuestras relaciones con los demás. La afirmación anterior suele ser un intento de mostrarse independiente, seguro y fuerte y esconde una fuerte censura de uno mismo. Este autoengaño incrementa la sensación de soledad interna. «Yo no necesito a nadie» puede significar que alguien se cree fuerte, fuerte e independiente, pero también puede mostrar a una persona incapaz de vincularse. Así, es importante diferenciar «depender de otro» de «estar vinculado afectivamente a otro ser humano». Esta última ya es una de las necesidades básicas de todo ser humano sano. Miedo a estar solo —Maestro, me siento solo. —Es que no sabes estar contigo mismo. Alejandro Jodorowsky El miedo a estar solo parte del desconocimiento de uno mismo y del miedo al silencio porque es en estos espacios libres de interferencias y vacíos de ruidos donde uno se encuentra a sí mismo. Este encuentro puede suponer el «placer de volver a casa», a este espacio íntimo que conocemos y que es nuestro punto de equilibrio o, por el contrario, ser una fuente de miedos y angustia. El miedo a estar solos parte del temor a lo desconocido y a lo incierto. ¿Qué encontraremos en este espacio de soledad? Quizá algo terrible que no nos va a gustar, pero... ¿y si encontrásemos en él la paz que tanto anhelamos? Soledad forzosa o el sentimiento de abandono No existe peor soledad que la carencia de amistad sincera. FRANCIS BACON La soledad forzosa es aquella que no ha sido elegida ni querida. Puede ser el resultado de situaciones mal gestionadas o del aislamiento impuesto por otros. Se vive mal, como una especie de castigo. No se asume y, por lo tanto, se busca a cualquier precio la compañía de los otros o se entra en una rueda de actividad compulsiva y obsesiva. Todo para librarse del miedo al vacío. Huir de la soledad puede provocar un desgaste enorme y una gran insatisfacción personal. Cuando no se elige estar solo, cuando alguien quisiera estar acompañado y está solo, cuando alguien está acompañado pero se siente solo y desconectado e incomprendido; cuando se vive el hecho de estar solo como abandono o castigo... aparece el sentimiento de soledad angustiosa. La soledad-desconexión es como una cárcel, un infierno de sufrimiento y un desierto emocional creado, en parte, por nosotros mismos debido a que no hemos construido vínculos emocionales de calidad. Desconectados de nosotros ¿cómo poder crear conexiones positivas con los demás? 172 Soledad en compañía La soledad no depende del número de personas que nos rodean porque podemos estar con mucha gente y sentirnos totalmente aislados. En buena parte puede ser la consecuencia de unos niveles pobres de comunicación interpersonal. Hablamos con tópicos, hablamos de los demás o de hechos externos a nosotros mismos. Pero cuando hablamos de nosotros mismos y expresamos con libertad y honestidad lo que pensamos y sentimos, y no encontramos a un interlocutor que sepa apreciar nuestra confianza y nos critican o juzgan, el miedo aparece y nos recluye en una coraza de autoprotección que nos aísla de los demás. Podemos estar rodeados de personas y, a pesar de todo, el sentimiento de abandono, de incomprensión, de desconexión y de aislamiento está presente y es terrible y angustiante. Es la soledad en compañía. La gestión adaptativa de la soledad Es fácil llegar a «tener cosas». No es lo mismo que «llegar a ser». Para llegar a ser es necesario un largo período de soledad. MEYER FRIEDMAN Y R. ROSENMAN Espacios para reintegrarnos o la capacidad de estar solos La capacidad de estar solo es un rasgo de madurez emocional. 173 La meditación, la oración y la reflexión son procesos que hay que realizar en soledad. Estos espacios íntimos son necesarios para reconstruirnos interiormente y para hacer descubrimientos importantes sobre nosotros mismos. Nos dan tiempo para que pensamientos y sentimientos que no estaban vinculados interaccionen entre sí e inicien un diálogo. También nos permiten reequilibrar nuestro mundo afectivo y hacer callar a nuestro pensamiento inquisidor y, a veces, obsesivo. La voz de la intuición sólo puede oírse si somos capaces de «mantener silencio interior». Un silencio profundo que sea a la vez interno y externo. Éste será otro elemento de este espacio de reintegración personal. Según Winnicott, la capacidad de estar solo se basa en la experiencia de saber estar solo en compañía de alguien. Anthony Storr afirma que esta capacidad está vinculada al autodescubrimiento, a la comprensión de uno mismo y a la conciencia de las necesidades, sentimientos e impulsos más profundos que se encuentran en nuestro interior. Soledad para unas relaciones personales satisfactorias La soledad es una tormenta de silencio que arranca todas nuestras ramas muertas. KHALIL GIBRAN Para tener una relación de calidad con otra persona, uno ha de ser capaz de tener, en primer lugar, una relación consigo mismo. Si no sabemos abrazar y habitar nuestra propia soledad podemos acabar utilizando al otro como un escudo para protegernos de nuestros miedos. Se llega a la soledad positiva a fuerza de renuncia, búsqueda y esperanza. Cargar energías Yo, soy yo misma, reposando en mí misma. MÂ ANAN DAMAYI La soledad puede ser vivida a veces con angustia y otras con alivio. Es también una lección necesaria para aprender en nuestra madurez. Es necesario ser maduro para saber estar solo y aún más para desear estarlo. Hablamos de la soledad escogida voluntariamente y que nos permite conectarnos con nosotros mismos. La soledad puede ser también el precio de la independencia. En este caso puede llegar a convertirse en una soledad plena, enriquecedora y a la vez creativa. El poeta Miquel Martí i Pol dice que no se pueden hacer poemas sin soledad y eso no significa ser un solitario, sino asumir un yo íntimo que queda cerrado en sí mismo. Para él, la soledad es una forma de ver el mundo. Estar solo: un comportamiento inteligente Ningún hombre que no haya contrastado su vida con la soledad desplegará nunca las capacidades de su intelecto. THOMAS DE QUINCEY 174 El comportamiento inteligente es flexible y adaptativo. Es lo contrario de la conducta gobernada por patrones rígidos y preprogramados. Este comportamiento no depende tan sólo del aprendizaje sino también de la capacidad de no responder inmediatamente y de forma automática a determinado estímulo. Por lo tanto, el autocontrol emocional forma parte de la conducta inteligente ya que no se limita a reaccionar sino que incorpora la reflexión. Para Stenhouse hay tres requisitos para desarrollar una conducta inteligente que supere la conducta instintiva: el primero es la capacidad para aplazar una respuesta en el tiempo; la segunda, la existencia de un almacén central de memoria donde se puedan archivar las experiencias y resultados vividos, la tercera sería el desarrollo de una capacidad de abstracción y generalización. A nivel psicoecoafectivo podríamos añadir una cuarta: la soledad en armonía. Efectos terapéuticos de la soledad Y te dispersas tan poco como sabes para no perderte a ti mismo. MIQUEL MARTÍ I POL82 La soledad puede tener un efecto tan terapéutico como el apoyo emocional.83 Muchos cambios de actitud se ven tan favorecidos por la soledad como por los cambios de ambiente. La soledad también nos ayuda a desarrollar nuestra intuición. La palabra retiro significa retroceder para tomar impulso. Un espacio de tiempo y de calma para el descanso, la meditación, el silencio y el encuentro con uno mismo es una fuente importante de energía y nos permite un mayor impulso y creatividad en nuestro día a día. Jesús se retiró al desierto antes de iniciar su predicación; Mahoma se apartaba a una cueva durante el mes del Ramadán, y se dice que Buda se iluminó bajo un árbol después de un período de soledad y larga reflexión sobre la condición humana. Retirarse para tomar impulso. No obstante, para vivir la soledad de forma creativa no es preciso ir a un desierto ni a una cueva. Podemos hacer en nuestro interior un refugio al que acceder para recuperar las fuerzas necesarias. Sólo debemos aprender el camino y visitarlo a menudo. Allí encontraremos un lugar seguro y un caudal de energía a nuestra disposición. La soledad es una energía limpia y no contaminante cuando es una soledad buscada y vivida plenamente. Instantes de perfecta armonía: el sentimiento oceánico En la infancia y la juventud, este éxtasis me sorprendía cuando estaba de puertas afuera. Tendría cinco o seis años. Siete, no. Era una mañana de principios de verano. Sobre los tilos resplandecía y temblaba una bella neblina plateada. El aire estaba cargado de fragancia. La temperatura era como una caricia. Recuerdo sin esfuerzo que subí a un tocón y de repente me sentí inmerso en la «Alteridad». No la llamé así. No necesitaba palabras. Ella y yo éramos uno. 175 BERNARD BERENSON ... El día estaba muriendo y la noche comenzaba a nacer, pero con mucha paz. Allí estaban las fuerzas y procesos inconmensurables del cosmos, armónico y silencioso. ¡Armonía! ¡Era eso! Esto era lo que proporcionaba el silencio, un ritmo amable. Durante un momento, era suficiente percibir este ritmo para sentirme parte de él. Comunicación total, iluminación, unión con la naturaleza y con todos los seres vivos. La soledad nos permite entrever fragmentos de vida de una luminosidad especial que vienen dados por la posibilidad de conseguir una armonía, equilibrio y comunicación entre nosotros y el universo que nos rodea. En estos momentos uno siente que todo tiene sentido. VOLUNTAD. Anatomía de la voluntad Cada paso hacia adelante es un paso hacia lo desconocido y existe la posibilidad de que sea peligroso. Significa también la renuncia a algo familiar, bueno y satisfactorio. También supone una marcha y una separación, e incluso un tipo de muerte predecesora de un renacer, con la consiguiente nostalgia, temor, soledad y aflicción. A veces representa prescindir de una existencia más simple, más fácil y menos esforzada, a cambio de una vida de mayores exigencias y dificultades. El desarrollo sucede a pesar de estas pérdidas y requiere, por tanto, coraje, voluntad, decisión y fuerza en el individuo. El hombre autorrealizado 176 A. MASLOW Una construcción creadora Se trata de esperar un poco menos y querer un poco más. André Compte-Sponville La voluntad tiene un carácter ambivalente. Sin voluntad podemos quedar sometidos a cualquier estímulo, pero una voluntad férrea puede convertirse en monstruosa por su rigidez. Quien cede fácilmente es débil, quien no cede nunca es un maníaco. Calcular es necesario, pero vivir calculando es mezquino. José Antonio Marina dice que la voluntad no es una facultad sino una habilidad construida culturalmente como el lenguaje, transmitida mediante la inoculación, como el lenguaje, que para ser eficaz ha de estar automatizada, como el lenguaje, pero que, como el lenguaje, puede ser utilizada de forma inerte o creadora. Nada en el mundo puede ocupar el lugar de la perseverancia. El talento no lo puede hacer, ya que no hay nada más común que gente de talento que no tiene éxito. Tampoco el genio puede ocupar este lugar: la genialidad sin recompensa se da a menudo. La preparación por sí sola tampoco la puede suplir ya que el mundo está lleno de gente preparada que no ha logrado conseguir sus objetivos. Lo que marca la diferencia es la persistencia y la determinación. Si bien iniciar un proyecto es importante, lo que permite conseguirlo es nuestra voluntad y capacidad de perseverar en lo que nos hemos propuesto. Los retos son desafíos que nos ponemos a nosotros mismos y con los que nos ponemos a prueba. Los ganadores y los perdedores no son fruto de un día sino que son dos modelos de persona en los que uno ha de invertir mucho tiempo y esfuerzo. La diferencia viene dada por la voluntad, la lucha e incluso la obstinación para la consecución de lo que queremos. Una reflexión sobre la voluntad En buena parte de los actuales tratados de psicología no aparece en ningún lugar la palabra voluntad; la palabra voluntad se ha sustituido por otro concepto que parecía explicar lo mismo pero mejor: la motivación. Pero son distintos. En el concepto voluntad, el sujeto determina su comportamiento, mientras que en el concepto motivación lo que cuenta es el motivo. De forma que es posible inducir el comportamiento de otras personas jugando con sus motivos, por lo cual estamos educando a generaciones muy vulnerables a las adicciones. El hecho de que hoy, para no hacer algo, se pueda esgrimir la excusa de que «no estoy motivado» tiene una gravedad tremenda. Los padres dicen «No, si mi hijo es muy inteligente, lo que pasa es que no está motivado». Pues mire, entre las características de la inteligencia figura el ser capaz de motivarse a uno mismo. Ser inteligente implica manejar la atención, hacer cosas que no se tiene ganas de hacer e ir hacia adelante a pesar de los problemas. 177 JOSÉ ANTONIO MARINA84 La voluntad es la motivación inteligente. Es la energía limpia y necesaria para mantener el impulso y perseverar en los proyectos. Es la inteligencia aplicada a la acción. Nadie quiere lo bastante, si no es capaz de actuar. La comprensión es sólo comprensión intelectual si no va seguida de una acción inmediata, dice Krishnamurti. La voluntad nos dará la energía para llevar a cabo los proyectos o cambios necesarios para mejorar nuestra vida. Para activarla, no obstante, necesitamos disciplina y valor. Nadie nace con la voluntad activada. La voluntad debe educarse. Un compromiso con uno mismo La palabra QUIERO está en los labios de casi todos, también en el corazón de bastantes, pero en la voluntad de muy pocos. JEAN-BAPTISTE LACORDAIRE La voluntad supone, en primer lugar, una decisión consciente de comprometernos con nosotros mismos y con la lucha por el objetivo que nos hemos propuesto. Por eso mismo, voluntad y responsabilidad son conceptos que van unidos. Ser fieles a nosotros mismos es la premisa que hará posible comprometernos con los demás. En la responsabilidad incluimos el sentimiento de competencia, el orden, el sentido del deber, la necesidad de logro, la autodisciplina y la deliberación. Todos estos conceptos tienen mucho que ver con la voluntad. Cuando nos comprometemos ponemos nuestra voluntad al servicio de nuestra inteligencia y ésta genera una fuerza motriz que hace que casi todo sea posible. Nos interesa especialmente este concepto de voluntad como carácter. Proponemos una persona protagonista de muchos planes simultáneos y dotada de habilidades, objetivos y memoria; una persona capaz de resolver de forma inteligente una situación o un juego de tensiones, conflictos, angustias, claudicaciones y arrepentimientos. Proponemos un modelo humano creativo y equilibrado en el que la voluntad será la energía que permitirá hacer realidad lo que uno se proponga a partir de su conocimiento interior profundo. Voluntad y libertad Ésta es la última palabra de la sabiduría: Sólo merece la libertad y la vida quien diariamente sabe conquistarlas. Fausto GOETHE A veces resulta difícil enfrentarse con «la posibilidad» y lo incierto y puede ser más fácil y consolador refugiarse en una rutina y en las seguridades que hay en nuestra vida. Pero hay que tener en cuenta que sin elección estamos sometidos al determinismo del impulso o de la situación y que, por lo tanto, no habría libertad. La gestión de la incertidumbre es posible, en buena parte, gracias al ejercicio de la voluntad, que nos permite ejercer un control inteligente en el desarrollo de nuestro 178 proyecto vital. En lugar de buscar las seguridades afuera, nos conectamos con la confianza que emana de nuestro interior. Los existencialistas afirman que la esencia humana es la existencia de la libertad y que la vida no se nos da hecha sino que es preciso que nosotros le demos forma a partir de nuestras libres elecciones. La raíz de la libertad reside en la voluntad y la acción voluntaria siempre parte de una decisión interior. La construcción de la personalidad libre depende de la voluntad que, a su vez, depende del entrenamiento social. La educación que fomenta el equilibrio personal se basa en el respeto a estas tres reglas de oro: hacer el bien y evitar hacer el mal, no hacer el mal para obtener un bien y no hacer a nadie aquello que no queremos que nos hagan a nosotros mismos. En definitiva: responsabilidad, libertad y voluntad unidas. Síntomas de deterioro Es absolutamente necesario que todo hombre tenga algún lugar a donde ir, pues llega un momento en que siente la necesidad absoluta de ir a algún lugar. FIODOR DOSTOIEVSKY Cuando no hay autorregulación Es un horror tener poco entendimiento y mucha voluntad. ANÓNIMO Se cree que la sede de la voluntad reside en el lóbulo frontal del cerebro. También sabemos que la voluntad sólo podrá estar operativa en tanto que uno consiga mantener bien reguladas sus emociones. En caso contrario, el cerebro ejecutivo queda inoperante, ahogado por el cúmulo de emociones confusas procedentes de la sede emocional. Sin autorregulación y sin un correcto autocontrol, no será posible poner en marcha los mecanismos ligados a la voluntad. Por lo tanto, es urgente educar el autocontrol de los niños y jóvenes ya que en esta base podremos construir, mediante esfuerzo y práctica, el edificio de la voluntad. Cuando uno no es capaz de regular sus estados de ánimo y sus niveles de ansiedad, no puede ejercer su fuerza de voluntad. No obstante, no debemos confundir voluntad con tozudez o rigidez mental. Esta interpretación puede perjudicar una correcta comprensión de este concepto. Una persona con voluntad es aquella que tiene una inteligencia dirigida a la acción que favorece su crecimiento personal y, por tanto, será preciso que además de regular sus emociones aprenda a ser flexible y a tener criterio. Cuando la motivación externa sustituye a la voluntad La humanización de la mente va unida, pues, a la emergencia de la regulación voluntaria. Dice Rotter que la manera que tenemos de evaluar los acontecimientos depende de 179 dónde situemos la causa de la acción: si depende de nosotros recibe el nombre de control interno y si depende de los demás, de la suerte o del destino, control externo. La persona que toma como base lo que es externo para controlar su conducta: premios, recompensas, aprobación de los demás, etcétera, está indefensa, en manos de algo que puede, o no, suceder y que no depende de ella. En cambio, cuando la fuerza que guía nuestra conducta es interna, descansa en la voluntad y la perseverancia, hallamos dentro de nosotros mismos el refuerzo y la energía que necesitamos para lograr nuestros objetivos. Tenemos el control, independientemente de lo que ocurra afuera. La cultura de la facilidad Los perdedores y los triunfadores no se hacen de un día para otro. Los primeros lo consiguen después de muchos años de dejadez, abandono y desidia; los segundos, al contrario, después de una lucha consigo mismos, repleta de empuje, desvelos y repetidas obstinaciones. ENRIQUE ROJAS85 Todos conocemos la ley del mínimo esfuerzo. Estamos en un contexto social en el que tendemos a buscar personas que nos resuelvan nuestros problemas o a quien culpar de los mismos. Queremos las cosas rápidas y fáciles. Queremos que nos lo den «todo masticado». Renegamos del esfuerzo y, cuando aparecen dificultades, queremos apartarlas de nuestro lado y traspasarlas a quien sea. Esta forma de funcionar hace que cada vez haya más personas incapaces de enfrentar la vida esperando que la solución les llegue de fuera. Creen que la encontrarán, de repente, al girar una esquina o que «les lloverá del cielo». Están convencidas de que sólo deben sentarse a esperar y así, esperando, se les pasa la vida sin que hayan hecho nada de lo que querían. Al perder la capacidad de enfrentamiento y resolución de problemas, también pierden la capacidad para vivir. La inmediatez Estamos perdiendo el hábito de esperar. Nuestra sociedad fomenta la rapidez y las prisas son nuestra normalidad. Pero ¿qué ha pasado con la espera, la abnegación, la renuncia, la paciencia y el reto de la complejidad? Y el síntoma más grave es que ya no queremos tan sólo respuestas rápidas, sino que, además, pedimos que nos adivinen y anticipen nuestros deseos. El hecho es que, nos guste o no, todos los temas importantes de la vida necesitan tiempo: tiempo para sembrar una semilla, tiempo para que una planta crezca y dé frutos; tiempo para crear una relación, tiempo para educar a un hijo, para estudiar una carrera. Es bueno que hoy aún no sea posible apretar un botón y que esto suceda. Porque, ¿qué valor tendría entonces? El peligro de conformarse y ser sumiso Por eso encontrarás tan poca competencia si quieres llegar a la cima y caminar 180 hacia el camino de la perfección. Por eso verás tanta gente que en la vida se conforma con sentarse en medio del camino para contemplar cómodamente el paisaje. JEAN-BAPTISTE LACORDAIRE La desilusión nos puede llevar a la desidia. Cuando no estamos dispuestos a comprometernos y a esforzarnos; cuando vemos que para conseguir una meta es necesario mucho trabajo y afrontar problemas; cuando hemos sido educados en la idea de que todo ha de ser fácil y rápido… si aparecen obstáculos y frustraciones podemos desanimarnos, conformarnos, resignarnos o dejar de luchar. Total ¿para qué esforzarnos si tal vez no lleguemos a conseguir aquello por lo que luchamos? Así que ponemos nuestra voluntad en punto muerto y adoptamos una estrategia pasiva. A partir de ahí, morimos como sujetos activos e inteligentes y empezamos a vivir vegetando. La gestión adaptativa de la voluntad Existe un dragón feliz llamado «TÚ DEBES», pero en su contra el superhombre lanza las palabras: «YO QUIERO». FRIEDRICH NIETZSCHE Escuchar y gestionar las emociones Las emociones condicionan nuestra voluntad hasta el punto de que, como dice Ignacio Morgado,86 una persona que tiene pocas emociones se encuentra con un panorama muy plano a la hora de tomar decisiones. Otro caso distinto sería el de la persona con muchas emociones caóticas que no sabe traducirlas, o no hace caso de los mensajes que éstas le aportan. En ambos casos las consecuencias serán parecidas. La autoconciencia emocional es básica a la hora de movilizar nuestra voluntad y ponerla al servicio del proyecto adecuado. También será necesario activar las estrategias de autogestión y automotivación para conseguir un estado emocional que nos permita perseverar en nuestro objetivo a pesar de los problemas que se presenten. Explicamos un cuento Se cuenta que un grupo de ranas viajaba por el bosque y, de repente, dos de ellas cayeron en un pozo profundo. Las demás ranas se reunieron alrededor del agujero y cuando vieron que era un pozo tan profundo y de paredes tan lisas, se dieron cuenta de que, a efectos prácticos, sus compañeras estaban muertas. Las dos ranas caídas no hacían caso de los comentarios de sus compañeras e iban dando saltos con todas sus fuerzas tratando de salir de allí. Mientras tanto, las otras iban haciendo comentarios sobre la inutilidad de sus esfuerzos. Finalmente, una de las ranas se rindió y cayó desplomada de agotamiento, muriendo enseguida. La otra rana, no obstante, continuó saltando tan fuerte como podía una y otra vez. 181 Fuera, las ranas gritaban y le hacían señales para que dejase de sufrir y se dispusiera a morir ya que no tenía sentido continuar su lucha. Pero la rana, saltando cada vez con más fuerza, dio un salto enorme que la llevó a salir del pozo. Al verla fuera, sus compañeras le dijeron: —¡Qué bien que hayas salido a pesar de lo que te gritábamos! La rana les dijo que era un poco sorda y que pensó que ellas la estaban animando para que consiguiera salir. Hay que perseverar en lo que es vital para nosotros a pesar de los juicios negativos que puedan hacer los demás. Es necesario hacer oídos sordos a los ruidos externos y dejarnos guiar por nuestra intuición e impulso interior. Paciencia para convivir con la dificultad Hay cosas que, sencillamente, se deben hacer aunque uno no tenga ganas, no sea divertido ni sea fácil. Es preciso hacerlas porque es bueno para nosotros o para los demás. También hay cosas que es importante no hacer aunque tengamos ganas de hacerlas, sea divertido o sea fácil. En este caso es necesario dejar de hacerlas porque puede ser malo para nosotros o para los demás, no convenirnos o ir en contra de nuestras posibilidades de ser felices. Por eso debemos trabajar la paciencia a fin de ser capaces de convivir con la dificultad sin que esto suponga una fuga constante de energía o un bloqueo a nuestros proyectos. La paciencia pide aceptar que todo tiene un ritmo propio que debe ser respetado. Sólo así seremos capaces de superar los obstáculos sin desestabilizarnos o acumular excesiva ansiedad. Perseverar en lo que es vital Cada uno de mis actos me va construyendo, me va definiendo, me va inventando. Al escoger aquello que quiero hacer, voy transformándome poco a poco. FERNANDO SAVATER Es vital perseverar en la dimensión «ser» a pesar de las dificultades que aparecen, las frustraciones, las pérdidas y las derrotas. Es básico perseverar para llevar a cabo con éxito nuestro proyecto de vida a pesar de los mensajes en contra que recibimos. Una palabra puede tener el poder de salvar o de hundir. Hacer o no caso de las palabras de los demás es nuestra responsabilidad como adultos. Es necesario aprender a colocar filtros entre lo que queremos realmente y aquello que nos conviene y lo negativo que nos puedan transmitir los demás. Los juicios sociales, los etiquetajes y los mensajes negativos pueden tener una gran influencia en nuestra vida. En esto no tenemos control, pero sí que somos responsables de filtrarlos y de valorar si los vamos a considerar o no. Se cuenta que en la NASA hay un póster muy hermoso con un mensaje escrito que dice lo siguiente: Aerodinámicamente, el cuerpo de una abeja no está hecho para volar. Lo mejor de todo es que la abeja no lo sabe. ¿Os habéis preguntado qué pasaría si la abeja llegase a creer que no está hecha para volar? ¡Lo habéis adivinado! No volaría. 182 Tener fe en uno mismo y en la propia capacidad nos da la fuerza y la energía necesarias para hacer lo que debemos hacer y desplegar todo nuestro potencial a pesar de las aparentes condiciones desfavorables que tengamos. Tomar el timón de nuestra vida QUIERO, es el deseo vehemente, la férrea determinación de ser alguien, de conseguirlo, de llegar a algún lugar. Es la palabra que no busca pretextos, que no se detiene ante un puente caído, un árbol en el camino, una puerta cerrada, ante la fuerte lluvia no se deja asustar por los relámpagos. QUIERO es la palabra que ante un rotundo NO trabaja como un cincel en la roca hasta dejar una huella. Es la palabra que ha hecho de un rutinario, un hombre creativo. JUAN MANUEL TORRES El contrario de la imbecilidad moral es tener conciencia, y para gestionar de forma inteligente y moral nuestra vida debemos tener presente que: • No todo da igual. • Debemos fijarnos si aquello que hacemos corresponde a lo que queremos o no. • Es necesario desarrollar el buen gusto moral. • Tenemos que asumir la responsabilidad de nuestras decisiones y de nuestros actos. Caricias positivas: las vitaminas emocionales La vida es el continente. El contenido de la vida lo podemos ir dando o pintando nosotros, si es que podemos, pero verdaderamente es la vida en sí misma, porque la vida no es algo que nosotros tengamos, es algo que nos tiene a nosotros. No hemos de ser demasiado orgullosos [...]. El único consejo que se puede dar a todo ser humano para que no se conforme con sobrevivir es que no se conforme tampoco con vivir, que viva más de lo que pueda, que verdaderamente apure la vida porque no tiene otra cosa. Lo más importante que hay en la vida es sólo eso: la vida. La vida es como una mesa. Sobre ella se puede poner amor, desamor, flores o cualquier objeto feo o bonito, pero sin la mesa todos estos objetos quedarían hechos añicos. ANTONIO GALA87 Una caja llena de ternura Se dice que un hombre castigó a su hija de tres añitos por haber malgastado un rollo de papel de regalo dorado. En aquella época no tenían mucho dinero y por eso explotó de furia cuando vio a su hija intentar envolver una caja para ponerla debajo del árbol de Navidad. Aun así, la niña llevó el regalo a su papá a la mañana siguiente diciéndole: —Esto es para ti, papá. Él se sintió avergonzado de su reacción furiosa del día anterior, pero se volvió a 183 molestar cuando vio que la caja estaba vacía. —¿No sabes que cuando das un regalo a alguien se supone que dentro de la caja debe haber algo? La niña lo miró con lágrimas en los ojos y le dijo: —¡Oh, papá!, no está vacía. Yo he echado dentro de la caja muchos besos y todos son para ti. El hombre se sintió morir, rodeó con sus brazos a la niñita y le pidió perdón. Se dice que siempre guardó la caja regalada por su hija y que cuando se sentía deprimido tomaba de la caja un beso imaginario y recordaba el amor que ella había puesto dentro. ¿Qué tengo que hacer para ser abrazado así? En una columna de prensa firmada por Remei Margarit, ésta explicaba que en una ocasión, a la vuelta de un congreso se encontró con un buen amigo que no veía desde hacía mucho tiempo. Comenta que se dieron un fuerte abrazo y que, en aquel momento, un joven desconocido que estaba cerca de ellos les preguntó: —¿Qué debe hacer uno para ser abrazado así? Dice que ella no supo qué responder al joven, pero que le quedó un recuerdo imborrable del desamparo de la condición humana y de la vulnerabilidad que la pregunta contenía. Necesitamos el contacto con otro ser humano para tomar conciencia de cuáles son nuestros límites, nuestras fronteras de piel, nuestra forma y contorno; para ser conscientes de qué somos y de quién somos. En nuestra sociedad las personas menos abrazadas son la gente anciana y los enfermos. Lo más triste es que ambos colectivos suelen añadir a sus pérdidas el sufrimiento derivado del alejamiento, de la falta de tacto y de contacto con otros seres humanos. El abrazo es terapéutico cuando se da con el corazón, cuando es acogedor y se ofrece sin miedo ni barreras. ¿Quién no se ha sentido fuera del tiempo cuando es abrazado con un abrazo bien dado y acogedor? En aquel momento uno siente que está en casa, que todo está bien y que ya no está solo ni desamparado. Ha entrado a formar parte de la red de ternura que une a cada ser humano con la humanidad entera. El valor de una sonrisa Una sonrisa no cuesta nada y rinde mucho. Enriquece al que la recibe sin empobrecer al que la da. No dura más que un instante, pero, a veces, su recuerdo es eterno. Nadie es demasiado rico para prescindir de ella, nadie demasiado pobre para no merecerla. Es el símbolo de la amistad, da reposo al cansado y anima al deprimido. No puede comprarse, ni dejarse, ni robarse, porque no tiene valor hasta que se da. Y si alguna vez encuentras a alguien que no sabe dar una sonrisa: sé generoso, dale la tuya. Porque nadie tiene tanta necesidad de una sonrisa como aquella persona que no sabe darla a los demás. GANDHI 184 Podemos plantearnos hacer de la sonrisa una compañera para la vida. Esto puede ser más fácil si aprendemos a descubrir todo lo bueno, todo el potencial y cualidades que habitan en nuestro interior. El poder de la música Cantar significa utilizar la voz del alma. CLARISSA PINKOLA-ESTÉS La música es como un láser con capacidad para llegar a nuestras entrañas más profundas, a aquellos puntos emocionales donde no llega la palabra, a aquellos recuerdos que parecían perdidos en nuestro cosmos interior. La música es mágica porque es un lenguaje emocional, sentimiento en su estado más puro. Incluso a las plantas y a los animales les gusta la música. La música puede ser curativa, nos permite abrir nuestra fuente de lágrimas y nos estimula a caminar y a abrir paso con alegría. Cantar es la voz del alma. ¿Por qué no cantamos tanto? ¿Alguien recuerda haber oído cantar en los patios interiores de las casas? ¿Hemos perdido el canto espontáneo nacido de las emociones interiores? ¿No sabemos el camino? Una nana, un aria, el ritmo acompasado de los tambores parecido al latido del corazón humano... la música es una vitamina emocional que es inteligente tomar. La sabiduría popular decía: quien canta, sus males espanta. Cantar para encontrar el camino del alma, música para mantenerla viva. El humor, un beneficio para la salud El sentido del humor es una de las armas con las que el alma lucha por su supervivencia. VIKTOR FRANKL El humor consiste en ver el lado absurdo de las cosas serias y el lado serio de las cosas absurdas. Hay diversos estudios que pretenden demostrar las propiedades curativas del humor y de la risa. Entre ellos destaca uno llevado a cabo por la Universidad de California, en Los Ángeles.88 Al buscar la relación que puede tener sobre el sistema psiconeuroinmunológico el sentido del humor, uno de los resultados obtenidos es que el humor y la risa estimulan nuestro sistema inmunitario. El humor no es cosa de risa, dado que es una estrategia útil para transformar el sufrimiento en una representación que pueda hacernos sonreír. Incluso podemos aprender a reirnos de algo que nos da miedo, siempre y cuando consigamos introducir el acontecimiento en una relación que nos dé seguridad. En este contexto, el humor se convierte en un elemento de resiliencia o resistencia al sufrimiento. También se ha comprobado que emociones como la ira, el miedo o la soledad tienen un efecto inmunodepresor, de forma que las personas que están inmersas en estos colores 185 emocionales se defienden peor ante la enfermedad y les cuesta más recuperarse. En cambio, el humor y la risa reducen los niveles de miedo y dolor, a la vez que ponen a trabajar a nuestro organismo con más energía para luchar contra la enfermedad. Otros estudios89 evidencian que no solamente las personas más inteligentes y cultivadas que han ejercitado su cerebro tienen menos probabilidades de sufrir una demencia, sino también aquellas que tienen actitudes más positivas, optimistas y que se declaran más felices. El humor también beneficia directamente al corazón.90 Reír unas cien veces al día puede llegar a tener los mismos efectos cardiovasculares que hacer ejercicios de remo durante diez minutos. La cuestión es que ¿quién ríe actualmente cien veces al día? ¿y cincuenta? ¿diez? Es urgente recuperar la risa y el humor y no sólo los adultos sino también los niños, que ya están dejando de reír. El humor es un rasgo humano que no nos podemos dar el lujo de perder. Para reír y desarrollar el sentido del humor es necesario recuperar nuestro niño interior, dejar de vivir pendientes del reloj, tomarnos tiempo para observar lo que pasa a nuestro alrededor, relativizar las cosas y trabajar para ver su lado absurdo, sacando la punta a los acontecimientos. Sabemos que los niños que desarrollan el sentido del humor se convierten en jóvenes con mayor capacidad creativa y también con mejores estrategias para adaptarse a los hechos insólitos. El humor requiere inteligencia emocional, está unido a la visión positiva, a la flexibilidad mental, a la creatividad y es una gran vitamina emocional. ¡Y, además, se contagia! El cuidado de unos y otros Parábamos atención especial a la bienvenida en la salutación inicial. Al unir por un instante nuestras manos, ampliábamos el corazón hacia ellos. Solíamos bendecirlos con sentimientos sinceros. Nos llenamos de silencio para escuchar, de paz para acomodar, de generosidad para comprender y de aquella luz sosegada que uno anhela cuando simplemente sueña un lugar donde volver. LÓPEZ BALLESTER91 Acogida es la palabra clave. La persona acogedora es tierna y sensible a las necesidades de los demás de la misma forma que lo es consigo misma. Sólo el que es capaz de cuidar de sí mismo será capaz de cuidar a otro ser humano. Brazos y corazón abiertos, calidez y escucha... ¿quién no quiere volver a casa? Belleza para vivir Quien tiene un para qué vivir podrá aguantar casi cualquier cómo. Friedrich Nietzsche Una mañana llegó a las puertas de la ciudad un mercader árabe y allí se encontró con un pordiosero medio muerto de hambre, sintió pena por él y lo socorrió dándole dos 186 monedas de cobre. Horas más tarde los dos hombres volvieron a coincidir cerca del mercado: —¿Qué has hecho con las monedas que te he dado? —preguntó el mercader. —Con una de ellas me he comprado pan, para tener de qué vivir; y con la otra me he comprado una rosa, para tener por qué vivir. Si bien es importante tener de qué vivir, es esencial para nuestra salud psicoecoafectiva tener un por qué vivir. El ser humano se diferencia de los animales porque busca el sentido de su existencia. Centrar nuestra vida en la satisfacción de nuestras necesidades más básicas no es suficiente para tener energía y motivos para vivir. La capacidad de captar y valorar la belleza y bondad de lo que nos rodea y de dejarnos extasiar por ellas, hace de nuestro camino un espacio para el gozo y el descubrimiento del placer ético y estético. 187 CAPÍTULO DÉCIMO Espacios protegidos: ecosistemas afectivos frágiles La sabiduría sólo evita la locura mezclándose con la locura de la poesía y del amor. EDGAR MORIN Reservas naturales, espacios protegidos La principal tarea del hombre en la vida es darse nacimiento a sí mismo, llegar a ser aquello que potencialmente ya es. El producto más importante de este esfuerzo es su propia personalidad. ERICH FROMM Las reservas naturales son espacios especiales muy necesarios para mantener el equilibrio ecológico. Son entornos valiosos que no tienen precio, lugares especiales que nos permiten apreciar la belleza y la maravilla de la vida en su estado más puro. En nuestro interior también necesitamos estas reservas naturales, unos espacios protegidos donde sea posible desarrollar sentimientos y valores especialmente frágiles que precisan cuidados especiales. Existen especies únicas que sólo pueden vivir y crecer en entornos libres de la contaminación y devastación externa. Y nosotros somos los responsables de crear este medio adecuado donde pueden crecer estas especies emocionales en peligro de extinción. Especies en peligro de extinción Estamos tan mutilados, tan descuartizados, que por un lado van las ideas, por el otro los actos, por el otro los sentimientos y por el otro los recuerdos, como caminos que nunca 188 se cruzarán. Y cuando uno conoce una persona en la que estos caminos se cruzan de verdad, se cruzan y confluyen, esto resulta como un milagro bíblico. EDUARDO GALEANO92 Nuestra vida apresurada, la impaciencia, el ir de un lado a otro y la dificultad de mantenernos atentos al presente, son algunos de los obstáculos para mantener nuestro equilibrio psicoecoafectivo. Esta forma de vivir hace difícil incorporar a nuestras conductas aquellos sentimientos que piden ciertas características que no cultivamos: tiempo, paciencia, atención e interés. Tomemos, por ejemplo, el amor o la ternura. ¿Son especies en peligro de extinción en nuestra vida? Si es así, es necesario convertirlas en nuestras especies protegidas. El camino para conseguir un correcto bienestar psicoecoafectivo es trabajar la coherencia, estando atentos al eje mente-corazón-acción. Debemos valorar las zonas de posible desequilibrio: ¿es posible que potenciemos más un aspecto que otro? ¿pensamos mucho pero no pasamos a la acción? ¿sentimos mucho, pero no lo expresamos? ¿pensamos una cosa, sentimos otra y acabamos haciendo una tercera acción que no nos contenta en ningún sentido? En nuestra vida existen especies emocionales muy sensibles y extremadamente delicadas. Son las que pueden dar calidad a nuestra vida y reequilibrarnos. Como todas las especies en peligro, necesitan espacios apropiados, medios y cuidados adecuados para crecer. Sólo así las salvaremos de la destrucción. Catálogo de afectos extremadamente delicados Sólo podemos influir en otras personas mediante fuerzas vitales que irradian de nosotros como el amor o mediante nuestro modelo de conducta. La expresión y desarrollo de afectos delicados son la muestra más palpable de lo que nos convierte en personas. Porque, como dice Erich Fromm, cuando el ser humano se transforma en cosa, enferma, lo sepa o no. Estos afectos delicados y a la vez poderosos nos permitirán desarrollar nuestra potencia creadora y nuestra humanidad. ¿Cuáles son los afectos que pueden ayudarnos a mejorar y a ser más felices? • El agradecimiento, que surge de nuestra capacidad de tomar conciencia y valorar la vida con todo su contenido y reto. • La amistad, que nos invita a crecer y a hacernos en una relación especial. • El amor, que es la fuerza más creativa, el sentimiento más difícil de construir y, posiblemente, el mejor camino para el equilibrio y la felicidad. • La confianza, que es la llave de todas las relaciones personales. • La compasión, que nos permite ser solidarios y compartir el sufrimiento, que nos mueve a aliviarlo y a emprender acciones para mejorar nuestro mundo. • La esperanza, que es una luz potente que nos permite proyectarnos en un futuro mejor. • La felicidad, felicidad-plenitud, felicidad-armonía, felicidad-bienestar, felicidad- 189 equilibrio, felicidad... siempre fruto del equilibrio interior. • La generosidad, que nutre todas las relaciones, y que debe aplicarse en uno mismo, a fin de que no sea destructiva. • La serenidad, fruto de la coherencia entre el ser y el hacer. • La ternura, que extrae lo mejor de nosotros mismos, que respeta los ritmos de los demás y da calidez a nuestro mundo. Poderosos, difíciles, necesarios y posibles, estos sentimientos dan los colores más bellos a nuestro mundo. Como un arco iris en el firmamento, brillan en toda su intensidad y esplendor recordándonos que, a pesar de las tormentas, siempre es tiempo de apostar por la vida. AGRADECIMIENTO. Anatomía del agradecimiento Gracias a la vida, que me ha dado tanto. VIOLETA PARRA Agradecer las pequeñas cosas Según dice José Antonio Marina,93 la gratitud es el sentimiento que corresponde a la buena acción recibida. Todos tenemos muchos motivos para sentirnos agradecidos, lo que ocurre es que, en ocasiones, no lo recordamos y, quizás, no mostremos la gratitud con suficiente frecuencia a los que nos rodean. Dar las gracias es importante, sobre todo cuando deja de ser una palabra convencional y la decimos de corazón. Para expresar agradecimiento no es necesario esperar a recibir grandes dones. Toda vida es un regalo por sí misma y contiene muchos dones valiosos si somos capaces de aprender a verlos. 190 94 El agradecimiento da alegría El mundo se compone de los que dan y de los que reciben. Es posible que los segundos coman mejor, pero es seguro que los primeros duermen mejor. SÉNECA Nos dice Alejandro Jodorowsky, en uno de sus relatos, que dos monjes estaban rezando. Uno siempre tenía el aire de estar contento y el otro, a pesar de la oración, siempre estaba triste. Así es que un día el triste le dijo al otro: —Dime, ¿por qué si los dos rezamos con igual fervor, tú siempre estás contento y yo no? —Es que tú siempre rezas para pedir algo, en cambio yo sólo lo hago para agradecer todo lo que me ha sido dado. Sólo tenemos lo que hemos dado Dormía y soñé que la vida era gozo. Desperté y vi que la vida era servicio. Serví y me di cuenta de que el servicio era gozo. RABINDRANATH TAGORE Ésta es la gran paradoja. La generosidad y el agradecimiento van unidos casi siempre. La persona agradecida es generosa al ser capaz de detectar los motivos por los cuales es afortunada y, al mismo tiempo, al ser capaz de expresarlos. Cuando alguien siente agradecimiento y no lo expresa, algo queda inconcluso. Es como si la energía positiva generada en su encuentro con el objeto de su agradecimiento 191 quedase bloqueada en su interior y, por tanto, sin capacidad para fluir y producir efectos positivos. Sólo tenemos aquello que hemos dado y expresado. El resto sólo es mental y sólo vida pensada y no vivida. Aprender a valorar lo que tenemos Dicen que un viajero encontró a un pastor y le dijo: —¿Qué tiempo hará hoy? —Hará un día como los que a mí me gustan. —¿Y cómo sabes que hará el tiempo que a ti te gusta? —Muy sencillo —dijo el pastor—, dado que he descubierto que no siempre puedo tener aquello que a mí me gusta, he aprendido a que me guste y a estar agradecido por lo que recibo. Por este motivo, seguro que tendré el día que a mí me gusta. La constelación del agradecimiento El agradecimiento va unido a las actitudes de sinceridad, apertura, atención y apreciación de la vida. También está ligado a la alegría, la satisfacción y la aceptación. La persona que siente agradecimiento es una persona que valora, ama y es generosa. Síntomas de deterioro del agradecimiento Sobre gratitud y deudas Quien procura retornar demasiado pronto es deudor en contra de su voluntad, y quien por la fuerza debe, es un ingrato. SÉNECA Los problemas pueden empezar cuando la gratitud se convierte en una obligación en lugar de ser un sentimiento. Sentirse en deuda no es lo mismo que sentirse agradecido. El agradecimiento implica gratuidad, de la misma forma que un regalo de verdad también es gratuito y no espera contrapartida. Cuando damos algo a cambio de otra cosa entramos en un terreno de relaciones mercantilistas donde aparecen acreedores y deudores. Séneca decía: Nuestros enemigos más importantes lo son, no tan sólo después de haber recibido beneficios, sino precisamente por el hecho de haberlos recibido. Immanuel Kant afirmaba: No es inverosímil que nos enemistemos con alguien por los favores que nos haya hecho. Se deduce, pues, que es necesario tener mucha sensibilidad para conseguir agradecer sin ofender, para dar sin que el otro se sienta deudor y para saber recibir con generosidad. Plantearnos nuestra posición y clarificar nuestras ideas respecto a la cuestión de dar y recibir, del agradecimiento y la gratuidad, va a mejorar la calidad de nuestras relaciones personales. Sobre todo si pasamos a la acción. 192 ¿Halagar, reconocer o agradecer? Las tres grandes cosas causantes de conflicto en la naturaleza humana son: la competencia, la desconfianza y la gloria. HOBBES El agradecimiento es un sentimiento que se expresa de forma voluntaria y gratuita. Somos conscientes de que hemos recibido algo valioso o un don, y expresamos nuestra alegría por este hecho. El halago es poco sincero y mercantilista. Podemos halagar a otra persona para obtener alguna contrapartida y esto acaba evidenciándose porque tenemos una contradicción entre lo que pensamos, sentimos y expresamos. La incoherencia acaba mostrándose, y podemos llegar a perder el respeto por nosotros mismos y el respeto de los demás. Reconocimiento no significa forzosamente valoración. Podemos reconocer algo que ha hecho otro, pero no sentirnos especialmente agradecidos. El agradecimiento, en cambio, procede de nuestro ámbito afectivo y nace de lo más profundo de nuestro corazón. La gestión adaptativa del agradecimiento Valorarse para valorar Valorar es crear, y valorarse uno mismo es, entre todas las cosas valoradas, el tesoro más valioso. FRIEDRICH NIETZSCHE ¿Y qué podemos decir sobre valorarnos a nosotros mismos y sentirnos agradecidos por la forma como nos cuidamos, escuchamos y amamos? Es importante darnos las gracias porque somos luchadores capaces de levantarnos cuando caemos; porque no lo estamos haciendo mal y perseveramos en el vivir; darnos las gracias porque somos capaces de llorar y reír, porque nos consolamos cuando estamos tristes, porque nos damos descanso cuando nos sentimos fatigados; porque nos acariciamos cuando estamos desconsolados y nos decimos palabras tiernas cuando necesitamos oírlas. Es primordial empezar por nosotros mismos. Pero ¿y si todo lo que hemos escrito sobre darse las gracias uno mismo alguien no lo hace? ¿Quizá porque piensa que no es necesario? ¿Y si alguien está triste por no hacerlo? No pasa nada. Lo más importante es haber empezado a tomar conciencia de cómo nos valoramos y de si nos sentimos agradecidos por ser quienes somos y por quienes podemos llegar a ser. A partir de ahí podemos empezar hoy mismo a escribirnos a nosotros mismos ¿por qué no? una carta, donde señalemos todos los motivos que tenemos para sentir gratitud. Fomentar la cultura del agradecimiento 193 Cuanto más noble es un hombre y su obra, más se enfadará si es tratado injustamente. SÓCRATES Todos necesitamos sentirnos valorados y la realidad es que vamos más bien escasos de feedback positivo. ¿Quién no se ha sentido agradecido en algún momento por algo y, no obstante, ha guardado este sentimiento en su interior? ¿Por qué retenemos la expresión del sentimiento? ¿Quizá por vergüenza, por miedo al rechazo, por un falso sentido del respeto, por inseguridad, por falta de habilidad al expresarnos? Al no dejar que la gratitud fluya estamos interrumpiendo un flujo de acontecimientos positivos que podrían iniciarse con su expresión. No es suficiente dar las gracias de una forma general o inespecífica. Es importante concretar los motivos por los que nos sentimos agradecidos ya que para el receptor es mucho más enriquecedor. El que da las gracias, en este caso, ha dedicado un tiempo a pensar en él: Gracias por compartir conmigo tus sentimientos; gracias por darme tu tiempo; gracias por este abrazo, por esta sonrisa; gracias por tu alegría; gracias por colaborar conmigo... Fomentar la cultura del agradecimiento tiene unos efectos espectaculares en nuestras relaciones. La gente se siente más motivada y satisfecha, se reducen los niveles de agresividad, el clima emocional mejora, aumenta la creatividad y la colaboración. Fomentar la cultura del agradecimiento no tiene contraindicaciones y sí unos efectos secundarios muy positivos. AMISTAD. Anatomía de la amistad La vida es el arte del encuentro. Quien tiene un amigo, tiene un tesoro. Un entorno íntimo Los amigos forman parte de nuestra vida y nuestra vida explica nuestras amistades. El tiempo de la amistad es el tiempo por excelencia. El amigo es el que nos facilita un entorno externo comprensivo que rescata la parte de nuestro yo que más ama la libertad. El amigo es incondicional porque disfruta de la misma libertad que nuestro yo reclama. Dice Antonio Gala que la amistad nace del descubrimiento que hacemos al otro de nuestra intimidad y que, la más profunda, es aquella que nos ayuda a descubrirnos a nuestros propios ojos. Porque la mirada del amigo es una mirada comprensiva que no juzga y que nos permite ser tal y como somos, incluso en nuestras pequeñas miserias, pero que al mismo tiempo nos ayuda a tomar conciencia de ellas y a fomentar la acción encaminada a resolverlas. Con el amigo podemos mostrarnos genuinos y evitar el uso social de las máscaras que nos ponemos para protegernos. Tener un amigo es un gran descanso para nuestra alma. Hagamos un trato ... Pero hagamos un trato yo quisiera contar con usted 194 es tan lindo saber que usted existe uno se siente vivo y cuando digo esto quiero decir contar aunque sea hasta dos aunque sea hasta cinco no ya para que acuda presurosa en mi auxilio si no para saber a ciencia cierta que usted sabe que puede contar conmigo. MARIO BENEDETTI La amistad nos aporta la confianza de que el otro está ahí. La certeza de que existe hace más rica nuestra vida y es una parte importante de su sentido. La medida necesaria El amigo ha de saber adivinar, y callar cuando hace falta. Los territorios íntimos tienen fronteras muy sutiles que debemos intuir estando atentos al otro y a sus necesidades y emociones. El terreno de la amistad debe cultivarse con cuidado a fin de no invadirlo, pero tampoco debemos permitir que pase mucho tiempo sin visitarlo y cultivarlo. Nos movemos en este punto de equilibrio sutil tan necesario en todos los temas importantes de la vida: dejar espacio para la intimidad cuando es necesario y saber estar presentes cuando se nos necesita. Sólo con mucho interés y, sobre todo, con mucho respeto y amor podemos conseguirlo. Saber cuándo callar, cuándo hablar, cuándo es necesario un abrazo y un contacto, cuándo una presencia, cuándo una mirada, unas flores, una carta, un estoy aquí... requiere sensibilidad, atención y responsabilidad. Encontrar la medida justa y el tono adecuado que se adapte al amigo supone trabajo y cuidado. Nadie ha dicho que esto de la amistad sea fácil. Elogio de la amistad La amistad es una religión sin dios ni juicio final. También sin demonio. Una religión que no es extraña al amor. Pero un amor donde la guerra y el odio están proscritos, donde el silencio es posible. Éste podría ser el estado ideal de la existencia. Un estado calmante. Un vínculo necesario y raro. No sufre ninguna impureza. Enfrente, el otro, el ser a quien se ama, no es sólo un espejo que refleja, sino también el otro soñándose a sí mismo. La amistad perfecta debería ser una especie de soledad feliz, podada de sentimientos de angustia, rechazo y aislamiento. No es una simple historia de duplicidad donde la 195 imagen de uno mismo sería pasada por un filtro, un examen que aumentaría sus defectos, carencias y reduciría las virtudes. La mirada del amigo habría de librarnos de nuestra propia imagen con exigencia. La amistad se basaría entonces en esta reciprocidad sin puntos débiles, guiada por el mismo principio del amor: el respeto que nos debemos a nosotros mismos para que los demás nos lo devuelvan naturalmente. TAHAR BEN JELLOUN95 Hablamos de esta amistad que nos ilumina y que es el fruto de la aceptación y del respeto por nosotros mismos, de la amistad que no es turbulenta, dominante, ni exigente. Esta amistad es la que comprende que el amigo no nos pertenece y que es libre para hacer y para ser. En este concepto de amistad no entra el engaño ni la trampa. Es un territorio tan amplio como estemos dispuestos a crear. Allí podemos crecer de la forma que nos es propia, sin presiones, sin coacciones. Es un espejo limpio que nos devuelve una mirada honesta de nosotros mismos. Ésta es la amistad de la que queremos hacer elogio. Acompañantes de camino hasta el final En el fondo de mi corazón he amado mucho más a amigos muy sencillos, que no serán nunca parte de la historia universal, como dos viejos amigos que perdí el año pasado, que no querían nada para sí mismos, muy humildes y muy nobles, que sentían este extraño placer de dar, de darse a los demás, que cada vez se usa menos. Estas dos muertes las sentí mucho, a pesar de que pienso que, de alguna forma, uno va por el camino acompañado por los que ya no están, cuando realmente han estado en nuestro interior, y que uno los puede llamar y que de alguna forma ellos vienen. EDUARDO GALEANO96 Los amigos son la familia escogida libremente. Nadie tiene amigos cuando nace, éstos no aparecen de repente durante la vida. En el transcurso de nuestro viaje vital aparecen personas nuevas que podemos intentar conocer o de las que podemos prescindir y desinteresarnos. Al iniciar una relación, solemos dotar a los desconocidos con los atributos que deseamos que tengan para cubrir nuestras necesidades. En estos casos podemos irnos frustrando constantemente, y lanzar quejas y reproches por aquello que queremos y no se nos da. Y eso no es amistad. Otra opción es dedicar tiempo a hablar, a intercambiar pensamientos, emociones, visiones de la vida y compartir actividades e intereses; practicar la generosidad de dar y darnos; y cultivar con paciencia el terreno de la amistad, sembrándolo, abonándolo y cuidándolo con amor. Y algún día descubriremos que tenemos al lado un amigo o amiga que comparte camino con nosotros y, que al mismo tiempo que hace el suyo propio, nos permite que hagamos el nuestro en libertad. La constelación de la amistad 196 La amistad es una estrella alrededor de la que giran muchos planetas y satélites: la ternura, la alegría, la generosidad, el agradecimiento son algunos de ellos. El amor es su estrella siamesa. Valores como el respeto, el cuidado, la responsabilidad y la paciencia forman parte de su constelación. La sensibilidad y la empatía nunca la pierden de vista. Síntomas de deterioro Un narcisismo acaparador Quien no tiene amigos o no los consigue puede que sea porque está tan lleno de sí mismo que no tiene espacio para nadie más. La amistad pide cuidado y un buen mantenimiento, es como una planta que hay que regar, alimentar y a la que debemos proporcionar un entorno adecuado de temperatura y humedad. El alejamiento y la ausencia pueden deteriorar la amistad, y no nos referimos a la importancia de la presencia física del amigo sino a la necesidad de proximidad emocional con él. Quien sólo se mira a sí mismo aprende a concentrar la mirada en un punto y pierde los demás trescientos cincuenta y nueve grados de visión, dejando de ver a las otras personas, el mundo y sus maravillas. El «yo-yo-yo» no deja espacio para nada más: ni la amistad ni el amor tienen ninguna posibilidad de ser cultivados por una persona narcisista que sólo vive pendiente de sí misma y de sus necesidades. La planta de la amistad necesita cuidados y generosidad para crecer. Inseguridad posesiva La amistad es siempre una dulce responsabilidad, nunca una oportunidad. KAHLIL GIBRAN La inseguridad nos mueve a construir relaciones de dependencia. Acabamos pidiendo o exigiendo a la otra persona que nos dé algo que nosotros mismos no somos capaces de darnos. Cuando nos sentimos inseguros, buscamos nuestra seguridad en el exterior y nos aferramos a la persona que tenemos más cerca en un intento de que ésta nos haga de muleta. Si lo hace, se creará una simbiosis que puede funcionar durante un tiempo, pero que acabará con esta relación por el hecho de que es insana y no deja espacio para el crecer. Un amigo no debe ser utilizado para llenar agujeros en nuestra vida, para sustituir a otra persona que nos ha fallado, para no estar solos, para que nos diga las cosas que queremos oír o para pedirle algo sabiendo que no nos lo negará. El amigo no nos pertenece, no es de nuestra propiedad. Amistad y libertad van de la mano. La amistad es una elección y una responsabilidad, por eso es preciso dar al amigo el espacio que necesita y ayudarle a crecer de la forma que le sea propia. Un relato nos cuenta que un viejecito estaba sentado al lado de un camino a unos kilómetros de un pueblo. Estaba cansado y sin fuerzas. Entonces pasó por allí un joven que caminaba ligero. 197 —Buen hombre —dijo el viejo—, tengo que ir al pueblo pero no tengo fuerzas. ¿serías tan generoso de cargar conmigo y llevarme allí? —Con mucho gusto —respondió el joven, viendo que el otro lo necesitaba realmente. El joven se cargó el anciano a la espalda y éste le sujetó con fuerza. El viejo tenía tanto miedo de caerse y se sentía tan inseguro que, a medida que avanzaban, iba apretando más y más fuerte el cuello del joven. El chico intentaba decirle que aflojara, que se estaba ahogando, pero el viejo, en su desesperación, no le hacía caso. Después de unos minutos el viejo y el joven estaban en el suelo. El viejo había matado por asfixia al joven que había cargado con él. La inseguridad posesiva puede matar una relación por asfixia. Cuanto más queremos retener a una persona y más la aprisionamos, mayores serán las posibilidades de que se vaya y de que la relación se ahogue y agote por falta de espacio. El desasosiego de los celos y la envidia La amistad y el amor maduros nos dan equilibrio y un espacio de sosiego y seguridad. Al ser amados y amar nos convertimos en mejores personas y accedemos a un espacio de crecimiento y mejora personal. A veces se habla de amistades y amores que hacen sufrir. Realmente, ¿la amistad y el amor pueden ir unidas al constante sufrimiento e inquietud, al miedo, a la desconfianza, a los celos o a la envidia? ¿No es posible que estemos hablando de sucedáneos de la amistad o del amor? Se dice que un poco de celos es bueno para el amor. Esto sería como afirmar que un poco de veneno mezclado con la comida le da mejor sabor. La persona que se siente celosa o envidiosa de un amigo debería plantearse qué información importante le están dando estas emociones y qué cambios debería hacer en su vida y en su relación a fin de mejorarla. Los celos y la envidia son veneno si no se gestionan adecuadamente. Como ya se ha planteado en capítulos anteriores, ambos sentimientos nos informan sobre posibles puntos de mejora. Si a partir de este conocimiento tomamos las medidas adecuadas, el sufrimiento desaparecerá y nuestra relación dará un paso hacia adelante. Si prescindimos de ellas o nos dejamos llevar por ellas, vamos a vivir relaciones tumultuosas y poco gratas que van a causar desequilibrio y desasosiego en nuestra vida. La gestión adaptativa de la amistad Un camino a recorrer a menudo Recorre a menudo el camino que lleva a la casa de tu amigo para que no lo borren las malas hierbas. El amigo nos interpela, es como un espejo claro y limpio, libre de distorsión, que nos retorna nuestra imagen y hace que nos veamos con mayor claridad. El camino de la amistad debe recorrerse a menudo y debe ser un camino de libertad, sin vallas ni puertas a las que sea necesario llamar. A nadie se le ocurriría que, si se va de viaje seis meses y deja las plantas de su casa sin 198 que nadie se encargue de regarlas ni cuidarlas, las pueda encontrar en excelentes condiciones al volver. La amistad es como una planta muy delicada, pero a la vez maltratada, mal interpretada y mal explicada. Hay personas que piensan que nace y vive espontáneamente, sin necesidad de ser cuidada y este error de planteamiento hace que sea muy difícil tener amigos de verdad. Si no caminamos a menudo hacia la casa del amigo, acabamos olvidando el camino, nos perdemos y es difícil recuperar la ruta. Una invitación a crecer Porque la amistad en el ser humano es una parte que te es destinada y abre para ti una puerta que quizá no abrirá nunca nadie más. ANTOINE DE SAINT-EXUPÉRY Cuando integramos la primera persona, el yo, en nuestra vida, se abre la posibilidad de la segunda persona, el tú, y a partir de aquí se inicia el aprendizaje para integrar el nosotros. La amistad es una invitación al crecimiento personal, ya que las condiciones para cultivarla son aspectos esenciales en nuestro desarrollo humano: la verdad, que nos mueve a buscar lo que es auténtico y la sinceridad y madurez personal que nos permitirán mantener una relación basada en la libertad y sin ataduras de dependencia. Amistad, afectividad y silencio Cuando el camino me cansa, amigo mío, ya no te pido que me hables, sino que me des la mano. RABINDRANATH TAGORE La manifestación corporal y no verbal de la relación de amistad nos introduce en el misterio de la afectividad. El afecto se manifiesta a través del tacto, de una mirada, de una sonrisa, de una caricia, de un tono de voz, de un abrazo o de un silencio. Debemos dar salida a nuestro afecto y es importante expresar nuestro sentimiento. Los mejores amigos son los que saben guardar los mismos silencios, dice Fulton Sheen. Estando con un amigo uno puede mantener un silencio pleno en el que no son necesarias las palabras porque se ha llegado a un nivel de comunicación superior. Estos espacios de silencio son espacios de comunión interpersonal en los que tienen prioridad los códigos de comunicación no verbal. Miradas llenas de ternura, de humor, de complicidad; el tacto de la piel, la caricia suave, el abrazo estrecho; la calidez de la presencia del otro; la seguridad de que no necesitamos palabras, la serenidad resultado de saber que somos aceptados y valorados por ser quienes somos. ¿Quién no desea todo esto envuelto en un silencio pleno? Y es que, como dice López Azpitarte: La mirada y la mano de una persona no sirve sólo para ver o palpar sino que simbolizan y manifiestan la ternura escondida en el corazón. Con las manos abiertas Un día, un chico de trece años paseaba por la playa con su madre. Hubo un momento en 199 que la miró con insistencia y le preguntó: —Mamá, ¿qué puedo hacer para conservar a un amigo que he tenido mucha suerte de encontrar? La madre pensó unos momentos, se inclinó y recogió arena con sus dos manos. Con las dos palmas abiertas hacia arriba, apretó un puño con fuerza. La arena se escapó entre los dedos. Y cuanto más apretaba el puño, más arena se escapaba. En cambio, la otra mano permanecía bien abierta: allí se quedó intacta la arena que había recogido. El chico observó maravillado el ejemplo de la madre entendiendo que sólo con apertura y libertad se puede mantener una amistad, y que el hecho de intentar retenerla o encerrarla significaba perderla. Tomar el cielo entre las manos Un amigo es difícil como la misma vida, pero decir amigo es tomar el cielo entre las manos, es sentirse hombre y, al caminar, amar sin tregua. FERNÁNDEZ DEL CACHO La amistad nos da alas para explorar, para crecer y para llegar a ser la mejor persona que podemos ser. La amistad es difícil como la vida misma, pero ¿quién ha dicho que las cosas deban ser fáciles en la vida? ¿dónde nos llevaría el camino de la facilidad? Seguro que ni a superar retos y dificultades, ni a esforzarnos para mejorarnos a nosotros mismos y a nuestro mundo. La amistad es difícil. ¿Y qué? Es el camino que nos permite amar sin tregua y tocar el cielo con las manos. Éste quizás no sea un camino demasiado fácil, pero sin duda es uno de los mejores. AMOR. Anatomía del amor Los moralismos son cadenas. El amor es libertad. Hechos para el amor El amor es el único acto racional. LEVINE El amor es el sentimiento más importante que tenemos, que podemos dar y recibir. El amor es el abrazo de muchos otros sentimientos y actitudes: ternura, respeto, amistad, sensibilidad, cuidado del otro, compromiso y responsabilidad. Es la aspiración más profunda del ser humano, su única realización en libertad. El ser humano está hecho para el amor y esto significa que está hecho para realizarse dándose. Dejar el amor fuera de nuestra vida sería un acto muy poco inteligente. Ventana sobre la palabra La A, tiene las piernas abiertas. La M, es un subibaja que va y viene entre el cielo y el infierno. La O, un círculo cerrado, te asfixia. La R, está notoriamente embarazada. 200 —Todas las letras de la palabra AMOR son peligrosas. Cuando las palabras salen de la boca, ella las ve dibujadas en el aire. EDUARDO GALEANO Un AMOR en mayúsculas Sólo eres amado cuando puedes mostrar tu debilidad sin que el otro la utilice en contra tuya para afirmar su fuerza, decía Adorno en sus Mínima moralia. El verdadero amor es delicadeza, crea lazos que no atan y permite ser y moverse a cada persona tal y como le es propio. La autenticidad del amor no proviene sólo de proyectar nuestra verdad en el otro sino de dejarnos contaminar por su verdad; en caso contrario, sólo encontraremos aquello que esperábamos encontrar al ir filtrando todo lo que nos llega. Es importante estar abiertos a la sorpresa que supone su descubrimiento. Lo más importante en la vida es dejar salir el amor y saber dejarlo entrar. A veces pensamos que no lo merecemos, ponemos obstáculos y no nos dejamos amar. Hay que apostar por la construcción de un AMOR en mayúsculas porque, en definitiva, es lo que hace que nuestra vida tenga sentido. El amor: una nación a fundar El amor es la llave que abre las puertas de lo imposible. PROVERBIO CHINO La vivencia del amor en pareja es una de las experiencias más especiales en la vida de una persona. Dos personas que inician la construcción de un amor común entran en un territorio virgen, totalmente nuevo, que deberá ser explorado. Su procedencia es diversa. Llegan con un equipaje hecho de costumbres, cultura, historias y vivencias emocionales muy distintas. Incluso su sistema de comunicación puede funcionar con códigos dispares. Así es que uno de ellos, o los dos a la vez, pueden iniciar este nuevo camino intentando someter al otro, imponiéndole las visiones y códigos que siempre han utilizado y menospreciando el bagaje que el otro miembro de la pareja lleva incorporado. En este campo de batalla domina el poder al amor, y se van a producir pérdidas, duelos y resentimiento. Pero existe otra opción: decidir conjuntamente fundar una «nación nueva» en la que cada uno aporte toda la riqueza de su experiencia y donde juntos puedan ser creativos en su diversidad. Nace así un amor que hará posible la convivencia y un proyecto de crecimiento conjunto. Un amor que dure El modelo de pareja, amistad o familia perdurable es cada vez más excepcional. Quizá aumenten el número de encuentros interpersonales, pero tienden más a la superficialidad que al compromiso. Cuando en el ritmo propio de toda relación se llega a un punto en el que aparece el concepto de compromiso o responsabilidad, hay personas que huyen y prefieren volver a empezar una nueva relación. Esto les permite vivir sólo la borrachera 201 de sentidos de la etapa de enamoramiento, la euforia del descubrimiento y del riesgo ante lo que es desconocido y les evita la parte de trabajo del difícil arte de amar. Sam Kean señala que el requisito esencial del amor que dura en el tiempo es aprender a continuar dando atención a una persona a la que ya conocemos bien. Y dar atención es todo lo contrario de dar las cosas por supuestas. Dar las cosas por supuestas, no preguntar, y no estar atentos a los cambios del otro, son algunas de las causas principal de mortalidad de las relaciones amorosas. Hay que tener claro que uno puede comprometer conductas, pero no sentimientos. Yo puedo decir: me comprometo a que, incluso cuando ya no sienta amor por ti, te seguiré cuidando, te respetaré y me preocuparé de tu bienestar, pero quizá sea una utopía o poco realista decir: prometo amarte toda la vida. Podemos comprometernos a cuidar del amor que hoy tenemos para que perviva en el tiempo pero en ningún caso podemos asegurar el sentimiento. Esto no depende sólo de nosotros. La constelación del amor Como si el amor fuera un sol, giran y se cruzan a su alrededor una gran cantidad de astros iluminando la oscuridad del Universo. Amor-ternura, amor-amistad, amorplenitud, amor-paz, amor-generosidad, amor-agradecimiento, amor-cuidado, amor-todo. Síntomas de deterioro del amor La gente se queja de que no es amada cuando el verdadero problema reside en que no sabe amar. SERGIO SINAY El principio de desintegración universal Se nos ha dicho que el amor es eterno, pero lo cierto es que, si bien lo es el concepto, en la práctica el amor sólo es eterno mientras dura. Es delicado como un pájaro que si se aprieta demasiado se ahoga, y si no lo cuidas bien, escapa. Dice Edgar Morin que el amor, como todo lo que está vivo y es humano, está sometido al segundo principio de la termodinámica, que es el principio de degradación y desintegración universal. Pero lo más importante de todo es que los seres vivos vivimos de nuestra propia desintegración combatiéndola con la regeneración. Es posible regenerar el amor cuando éste empieza a desintegrarse, pero hay que darse cuenta a tiempo de qué sucede y tomar las medidas oportunas para alimentarlo y protegerlo. Analfabetismo amoroso La carga de prejuicios, expectativas y creencias distorsionadas sobre el amor que nos han inculcado y nosotros no hemos filtrado nos causa un sufrimiento profundo en nuestras relaciones. Nuestros problemas afectivos crónicos pueden venir dados por algunos de 202 estos planteamientos desadaptativos: • Quiero ser más amado de lo que soy amado o me siento amado. • No quiero dejar de amar a alguien que no me ama o que no me ama como yo quiero ser amado, porque para mí sería un fracaso. • Quisiera amar a alguien que siento que ya no amo tanto o que he dejado de amar, porque todo sería más fácil en mi vida y no tendría que tomar decisiones que, a corto plazo, van a causarme sufrimiento. En los tres casos anteriores, si queremos continuar hacia adelante deberemos emprender acciones y decisiones adaptativas: • Tomar conciencia de lo que sentimos y de lo que nos comunica nuestro sentimiento. • Comunicarnos mejor con el otro para expresarle cómo quisiéramos ser amados (cómo, y no cuánto, ya que este término es difícil de medir). • Cuando hace tiempo que no nos sentimos amados es mejor cerrar una relación que aceptar los restos, ya que esto va socavando nuestra confianza y autoestima. Un fracaso no es finalizar una relación, sino guardar las formas de una relación que ya está muerta. A veces debemos decir adiós a algunas personas. El sufrimiento es un sentimiento normal en las pérdidas y forma parte de nuestro proceso de duelo y crecimiento personal. El amor no debe ser sacrificio Quien bien te quiere, te hará llorar. DICHO POPULAR Quien bien te quiere, ¿te hará llorar? Muchas veces la distancia más corta no es la línea recta. A menudo, el amor nos trae problemas, disgustos y dudas, pero todo esto desaparece cuando se ha conectado con su poder de aceptación, creatividad y generosidad. A veces parece más sencillo intentar amar a aquellas personas que no nos tratan bien o nos hieren antes que a aquellas que nos dicen las verdades difíciles y se preocupan de nuestro crecimiento personal. Esto ocurre así porque muchas personas consideran que el amor implica sacrificio y buscan situaciones que confirmen esta creencia. Ésta es una fórmula de deterioro del amor: el amor-sacrificio, el amor-salvador del otro. La premisa que no debemos perder de vista es que nadie puede amar a otra persona si no se respeta, cuida y ama a sí mismo, en primer lugar. Nadie debería sacrificarse por otro hasta el punto de dejar de ser quien es y de renunciar a desplegar su propio proyecto de vida. Quien pide o exige que lo hagamos no nos ama. ¿Y si se escapan? Una maestra de párvulos observó que uno de los niños de su clase estaba extrañamente triste y pensativo. —¿Qué es lo que te preocupa? —le preguntó. —Mis padres —respondió él—. Papá se pasa el día trabajando para que yo pueda 203 vestirme, alimentarme y venir a la mejor escuela de la ciudad. Además hace horas extras para poderme enviar algún día a la universidad. Y mi mamá se pasa el día cocinando, limpiando, planchando y haciendo compras para que yo no tenga de qué preocuparme. —¿Entonces, cuál es el problema? —Tengo miedo de que traten de escaparse.97 El sacrificio por el otro puede ser una forma de deterioro del amor. Al centrarnos tanto en hacer algo, podemos olvidar nuestra dimensión “ser”, dejar de estar atentos al otro y no escucharlo. Nosotros decidimos qué necesita y nos centramos en dárselo, incluso sin que nos sea solicitado. Centrados en ser “proveedores” de bienes, o favores, olvidamos que las personas necesitamos afecto en mayor medida que cosas materiales. El sacrificio es una pésima inversión de energía emocional y una forma distorsionada de amor. El universo puede ser un lugar muy frío Los dolores que no pudimos expresar en nuestra infancia, si no los hemos resuelto, son los que nos causan más problemas en las relaciones íntimas. A menudo el problema no está en la relación del uno con el otro, sino en el niño herido que vamos arrastrando. JORGE BUCAY Dice Woody Allen que cuando nos enamoramos intentamos reencontrar en el ser amado a todas las personas que amamos de pequeños y que, a su vez, le pedimos que corrija todas las equivocaciones que aquellos padres, hermanos o amigos cometieron con nosotros. Éste es un amor contradictorio porque, por un lado, intentamos volver al pasado, al mismo tiempo que lo deshacemos y rehacemos. Es una equivocación intentar que alguien llene todos nuestros vacíos emocionales y adivine lo que nos falta. Al enamorarnos podemos cegarnos y dejar de ver quién es realmente el otro, vistiéndolo con las características que desearíamos. Esto es un patético intento de compensar alguna cosa que nos falta. Enamorarse es amar las coincidencias y amar es enamorarse de las diferencias.98 Al nacer necesitamos mucho amor para convencernos de que es necesario seguir viviendo, porque nuestro universo puede ser un lugar muy frío99 y somos nosotros quienes lo revestimos con nuestros sentimientos. Si a partir del enamoramiento no aprendemos a construir el amor, el frío y el vacío pueden matar nuestra relación. La tragedia de aferrarse Te amaré mientras estés a mi lado y seas mío. Si te vas, seguro que te odiaré. No es lo mismo vincularse que aferrarse. El amor crea vínculos poderosos, pero son vínculos que liberan y no atan. Para vincularnos positivamente con otra persona debemos trabajar nuestro autoconocimiento emocional dado que éste genera confianza en nosotros mismos. Lo cierto es que cuanto más inseguros nos sentimos, más centramos nuestra estabilidad en el otro y podemos llegar a organizar toda nuestra vida alrededor de 204 esta persona hasta el punto de depender emocionalmente de ella. El problema es que cuando nos aferramos, mueren el deseo, el juego y el aspecto lúdico de la relación. Al amarrarnos al otro corremos el riesgo de cansarlo y asfixiarlo, por exceso de control. Esta necesidad excesiva del otro viene dada por la incapacidad de amar de forma madura, por el deseo de posesión y de satisfacer nuestra necesidad de poder. No puedo vivir sin ti, es una frase que se considera de amor en canciones, textos y películas. Pero no es una declaración de amor sino una indicación de peligro y trampa emocional. Sería mucho más maduro poder llegar a decir: Puedo vivir perfectamente sin ti, mi vida tiene sentido por sí misma y, aun así, quiero compartir mi vida contigo porque te amo. Es preciso tener muy claro que ni la pareja, ni un hijo, ni un amigo han de salvarnos de nada. Es un error buscar en el otro la solución y compensación de nuestros problemas. Sólo si aprendemos a vivir con nosotros mismos seremos capaces de convivir con otras personas de forma madura y creativa. La gestión adaptativa del amor El amor sólo vive renaciendo sin parar. EDGAR MORIN Encontrarse sin buscar Siempre existe en el mundo una persona que espera a otra, ya sea en medio del desierto o en medio de una gran ciudad. Y cuando estas personas se cruzan y sus ojos se encuentran, todo el pasado y el futuro pierden completamente su importancia y sólo existe aquel momento. PAULO COELHO Nos han explicado que debemos buscar a la persona adecuada y que, cuando la encontremos, entonces aparecerá el amor. ¡Qué gran error de principio y cuánto sufrimiento genera! Desesperados, buscando la media naranja, el alma gemela, esperando que el amor aparezca, angustiados por si nunca nos encontramos... buscando y buscando. ¡Cuánta gente buscando, y cuánta soledad! Hemos confundido objeto con capacidad. Amar es una elección casi independiente del objeto elegido. Aun así, seguimos con la creencia de que los fracasos en nuestras relaciones han sido motivados tan sólo por no haber encontrado a la persona adecuada. Los encuentros sin búsqueda suelen ocurrir cuando uno se halla en un momento de armonía y equilibrio íntimo, cuando hace la vida que quiere hacer y está dándole un sentido. En esta situación, uno está sensible, atento y receptivo y, por lo tanto, desprende atractivo. En momentos así puede tener lugar el encuentro con otra persona que esté en una sintonía similar, y es en este contexto cuando puede iniciarse una relación madura en la que cada persona sea autónoma y no una mitad de algo. Ésta es la historia de amor que 205 puede tener éxito. El encuentro se inicia con el amor a uno mismo, que es el que nos va a permitir llegar a amar a otro. Renovarse y sorprender Las personas que quieren mantener y hacer crecer el amor no deben apalancarse, deben estar activas y renovarse constantemente procurando sorprender diariamente al otro. El amor es una planta que necesita riego constante. Es equivocado pensar que una vez encontrado el amor, el trabajo ya está hecho. Esta creencia causa graves dificultades en las relaciones. Tomar conciencia de nuestra capacidad de amar es sólo el inicio. El amor no se encuentra, se construye, es una semilla que se siembra y que necesita tiempo, un entorno adecuado, cuidado y calidez y, para crecer y dar fruto, debe renacer constantemente. Explicamos un cuento Una mujer salió de su casa y vio a tres ancianos con largas barbas blancas sentados delante de su puerta. —No os conozco —dijo—, pero seguramente debéis de tener hambre. Por favor, entrad y tomad alguna cosa de comer. —¿Está el hombre de la casa dentro? —preguntaron. —No —dijo ella— ha salido. —Así, no podemos entrar —respondieron. Al oscurecer, llegó el esposo a la casa y ella le explicó lo que había sucedido. —Ve a decirles que ya estoy en casa e invítales a entrar. La mujer así lo hizo. Ellos respondieron: —Nosotros no entramos a la casa juntos. —¿Por qué? ¿Quiénes sois? —quiso saber ella. Uno de los ancianos repuso: —Su nombre es Riqueza —dijo, señalando a uno de sus amigos y luego añadió, señalando al otro— él es Éxito y yo, Amor. Cada uno de nosotros es portador de un don que puede ser vuestro. Ahora, entra en tu casa y habla con tu esposo para decidir juntos a cuál de nosotros invitais a entrar. La mujer así lo hizo y explicó al marido lo que el viejo le había dicho. ¡El marido estaba encantado! —¡Qué fantástico! —dijo— En este caso, si te parece bien, vamos a invitar a Riqueza y que llene nuestra casa de bienes. La mujer no estaba de acuerdo: —Querido, ¿por qué no invitamos a Éxito? Su nuera estaba escuchando la conversación y les dijo: —Pienso que sería mejor que invitárais a Amor. Vuestra casa se llenaría de este sentimiento. —Escuchemos el consejo de nuestra nuera —dijo el esposo a la esposa—. Invita a Amor a que entre en nuestra casa. 206 La mujer salió fuera y se dirigió a los tres ancianos: —Por favor, ¿quién es Amor? ¡Entra en nuestra casa! Amor se levantó y empezó a caminar hacia la casa. Los otros dos también se levantaron y le siguieron. Sorprendida, la mujer preguntó a Riqueza y a Éxito: —Nosotros sólo hemos invitado a Amor. ¿Por qué venís vosotros también? Los ancianos contestaron juntos: —Si hubieses invitado a Riqueza o a Éxito los otros dos nos hubiéramos quedado fuera, pero al invitar a Amor entraremos juntos, ya que donde sea que él vaya nosotros lo acompañamos. Donde sea que haya amor, también habrá éxito y riqueza. Escuchar el amor Amor, te digo esta palabra, mil veces repetida, acaso sin pensarla, como una letanía... No sé qué significa. LUIS EDUARDO AUTE Cada persona usa un código diferente en el amor y, a veces, formas muy sutiles de lenguaje cifrado que sería bueno que aprendiéramos a interpretar y a traducir. Si no hacemos un esfuerzo de comunicación para averiguar cuál es el código del otro podemos malinterpretar algunos mensajes o no darnos cuenta de que, en el fondo de determinadas conductas, anida el amor. Vigila, ve con cuidado; pórtate bien, abrígate, conduce con precaución... pueden significar: Me preocupa tu bienestar, tu seguridad, eres importante para mí, te deseo lo mejor, te quiero. Cuando unos padres riñen a un hijo que ha llegado muy tarde, el hijo quizá sólo oye en el discurso la ira que expresa. Pero posiblemente, aunque la ira esté allí, también puede haber mucho miedo por la seguridad del hijo al que aman, mucha ansiedad e inquietud. En el fondo de un lenguaje inadecuado fruto del caos emocional, también podríamos encontrar amor. Y aunque lo ideal es aprender a usar un código explícito y positivo, expresando directamente las emociones reales, hay quien tiene limitaciones para formular un «te amo» directamente. Por timidez, por miedo al rechazo o por falta de educación emocional, uno puede recurrir a otros códigos que pueden ser malinterpretados. De forma similar podemos valernos del lenguaje corporal: un apretón de manos, un abrazo, una caricia rápida en el mejilla, un beso impulsivo, un tono de voz tierno o una mirada dulce. Todos ellos signos de amor que si no estamos atentos nos podemos perder. Podemos decir te quiero de muchas maneras: con el silencio, escuchando atentamente, con una nota simpática, un contacto, una sonrisa o unas lágrimas. ¡Escuchemos al amor! Si lo hacemos veremos que somos mucho más amados de lo que creemos, aunque no sea con nuestro código sino con el que le es propio al otro. En esta aceptación reside la sabiduría de no intentar transformar al otro ni exigirle que aplique nuestro código personal. Preservar el misterio 207 Si sólo amo lo que conozco... mi amor ¿es completo? Si sólo me aman por lo que conocen de mí... ¿soy completamente amado? Cuando amamos... ¿no se nos iluminan también las sombras? SERGIO SINAY Cada persona es un enigma para sí misma y para los demás. El otro siempre es diferente y misterioso. Hay misterios en su interior que sólo a él pertenecen y a los que, posiblemente, no llegaremos a acceder. Esto no debería ser un problema si aceptamos que también nosotros tenemos una parte misteriosa que forma parte de nuestra individualidad. Estos espacios privados son preciosos y valiosos, y debemos respetarlos aunque estén fuera de nuestra comprensión. El misterio forma parte de nuestro atractivo y del atractivo del otro. Nunca podremos desvelar este espacio, ni falta que hace. El misterio es uno de los ingredientes del amor y es importante saber preservarlo. Pasar de amor a amar Amar no es cuestión de objeto sino de capacidad. ERICH FROMM Pasar del sentimiento a la práctica es un paso definitivo y necesario. Podemos sentir amor, pero si no somos capaces de canalizarlo y hacer que llegue al otro nos quedamos a la mitad del camino. La forma en que nosotros expresamos nuestro amor puede no coincidir con la forma en que el otro necesita ser amado. Esta cuestión sólo puede resolverse mediante una buena comunicación que permita la adaptación entre las necesidades y deseos de las dos personas. El objetivo es convertir el sentimiento de amor en una conducta: amar. Esta tarea no es fácil, pero es una elección y comporta una responsabilidad ya que amar es un trabajo a tiempo completo. No se trata ya de encontrar una persona adecuada para amar, sino de trabajar nuestra capacidad de amar y repartir amor a todos los que nos rodean. Eliminar la exclusividad En ti amo el mundo, la tierra y la gente de donde procedes, en ti amo. RAIMON Pensar que la relación con otra persona puede llegar a llenar todo nuestro mundo afectivo es minimizar nuestra capacidad de amar y de relacionarnos de formas distintas. Esta creencia nos limita y debemos eliminarla si queremos amar bien. Por esto es importante vincularnos en libertad en lugar de gastar energías supervisando, controlando y censurando las relaciones de nuestra pareja. Toda persona debería ser capaz de mantener una amplia variedad de relaciones de amistad y de amor, de diferentes tipos y niveles de compromiso. Esta base afectiva y relacional es el mejor indicio de salud mental y es un elemento clave para mantener un buen equilibrio psicoecoafectivo. 208 Volar juntos, pero no atados Dice una vieja leyenda sioux que una vez llegaron, cogidos de la mano, dos jóvenes a la tienda del viejo brujo: Toro Bravo, el más valiente y honorable de los jóvenes guerreros, y Nube Alta, la hija del cacique y una de las más bellas mujeres de la tribu. —Nos amamos —dijo el joven. —Y queremos casarnos —continuó ella. —Y nos queremos tanto que tenemos miedo. —Queremos un conjuro, un talismán. —Alguna cosa que nos garantice que podemos estar siempre juntos. —Que nos asegure que estaremos el uno al lado del otro hasta encontrar a Manitú el día de nuestra muerte. —Por favor —repitieron—, ¿hay algo que podamos hacer? El viejo brujo los miró y se emocionó al verlos tan jóvenes, tan enamorados y con tanto anhelo esperando su palabra. —Hay una cosa —dijo el viejo, después de una pausa—. Pero no sé... es una tarea muy difícil y sacrificada. —No importa —dijeron los dos jóvenes. —Lo que sea —reafirmó Toro Bravo. —Bien —dijo el brujo—. Nube Alta, ¿ves la montaña al norte de nuestro pueblo? Debes escalarla tú sola y, sin más armas que una red y tus manos, has de cazar el halcón más espléndido y vigoroso de la montaña. Si lo atrapas debes traerlo aquí, con vida, el tercer día después de la luna llena. ¿Lo has comprendido? La joven asintió en silencio. —Y tú, Toro Bravo —continuó el brujo—, deberás escalar la montaña del Trueno, y cuando llegues a la cima debes encontrar la más brava de todas las águilas, y sólo con tus manos y una red atraparla sin herirla y traerla aquí el mismo día que vendrá Nube Alta. Y ahora, iros. Los jóvenes se miraron con ternura y, después de una sonrisa, salieron a cumplir su misión. Ella hacia el norte y él hacia el sur. El día establecido, fuera de la tienda del brujo esperaban los dos jóvenes con sus respectivas bolsas de tela que contenían las aves solicitadas. El viejo les pidió que, con cuidado, las sacasen de las bolsas. Los jóvenes lo hicieron y mostraron los ejemplares cazados. Eran espléndidos, lo mejor, sin lugar a dudas, de sus respectivas estirpes. —¿Volaban alto? —preguntó el brujo. —Sí, sin duda. Tal y como nos pidió. ¿Y ahora qué? —preguntó el joven— ¿Debemos matarlos y beber el honor de su sangre? —No —dijo el viejo. —Los cocinaremos y comeremos el valor de su carne —propuso la joven. —No —repitió el viejo—. Haced lo que os diré: coged a las aves y las atáis entre ellas por las patas con estas tiras de cuero. Cuando estén bien atadas, dejadlas volar libres. El guerrero y la joven hicieron lo que el brujo les pedía y soltaron a las aves. El águila y el halcón intentaron levantar el vuelo, pero sólo conseguían arrastrarse por el suelo. 209 Unos minutos después, irritadas por su incapacidad, las aves empezaron a darse golpes con el pico y a agredirse entre ellas hasta hacerse daño. —Éste es el conjuro. Nunca olvidéis lo que habéis visto. Vosotros dos sois como un águila y un halcón: si os atáis el uno al otro, aunque lo hagáis por amor, no sólo viviréis arrastrándoos sino que, tarde o temprano, empezaréis a haceros daño mutuamente. Si queréis que vuestro amor perdure, volad juntos, pero nunca atados. COMPASIÓN. Anatomía de la compasión El hombre que, en lo más profundo de su corazón, siente que es feliz, espontáneo y generoso, ve en el género humano a un solo hombre a quien ayudar y entender. PROVERBIO CHINO Una compasión vestida de ternura ¿Qué es la compasión? ¿Es sólo sentir simpatía por aquellos que sufren o también comporta acción? Compasión significa participación en el dolor de otro. Supone sentir tristeza por el mal que el otro sufre. No es sentir lástima de él sino «sentir con él». La compasión, karuna en sánscrito, es la intención y capacidad de aliviar el sufrimiento de otra persona o de cualquier otro ser vivo. La compasión sana debe ir unida al sentimiento de ternura. Los budistas hablan de ser solidarios en la finitud, lo que significa que todo ser, grande o pequeño, merece esta piedad cuidadosa por el mero hecho de estar vivo y de compartir el común destino de la muerte. Ésta es una visión psicoecoafectiva muy interesante, compatible con la segunda ley de la gestión ecológica de las relaciones: la ley del boomerang o de la reciprocidad. La compasión iluminada La compasión iluminada trasciende la actuación inmediata que puede suponer ayudar en un momento dado a la persona que sufre. Si uno se compadece de alguien que pasa hambre y le da comida, el impacto de su actuación será sólo puntual, a no ser que le enseñe también a cultivar sus alimentos, un oficio, le dé trabajo o haga acciones para evitar la exclusión social. La compasión iluminada supone ayudar al otro para que sea autónomo y tome conciencia de sus recursos personales a fin de que pueda dar por sí mismo respuesta a los retos que la vida le plantea. Por eso, la relación que debe establecerse se ha de basar en el concepto de relación de ayuda y no en una relación de poder. En este sentido, a menudo se ha confundido compasión con lástima y ayuda, con caridad. ¡No me compadezcas!, suele decirse. Ocurre porque la compasión mal entendida, y peor aplicada, puede generar mucho más dolor y soledad que su ausencia, al no tratarse de una compasión iluminada sino de una relación que puede ser vivida como humillación. La compasión universal 210 Quizá sea por instinto de conservación el motivo por el cual no sabría renunciar nunca a ser compasivo. FERNANDO SAVATER La compasión y la sabiduría son dos de las piedras fundamentales del budismo. La compasión es la solidaridad en el sufrimiento con todos los seres del mundo. Es un concepto de solidaridad universal: todos compartimos vida y somos interdependientes, así es que sería bueno comportarnos como buenos compañeros de ruta. La primera práctica de la atención plena de los budistas nos habla de la reverencia por la vida, y dice así: Consciente del sufrimiento causado por la destrucción de la vida, me comprometo a cultivar la compasión y a aprender formas de proteger la vida de las personas, animales, plantas y minerales. Tomo la firme determinación de no matar, no dejar que otros maten y no tolerar ningún acto inmoral en el mundo, ni en mi pensamiento ni en mi forma de vivir. La compasión universal parte de la idea de que la vida es un don precioso que está en todas partes y adopta innumerables formas. Para una compasión sana hay que tener comprensión, una buena apertura mental y afectiva, y estar atento al presente. Cuando comprendemos, somos capaces de solidarizarnos y de sentir con el otro, darle una ayuda respetuosa y comprometernos de forma global y responsable con la vida. La constelación de la compasión El clan de la compasión tiene cuatro familias:100 la compasión, la lástima, la piedad y la conmiseración. La compasión va unida a sentimientos como la ternura, el amor, la solidaridad, la empatía y la simpatía. También se mueven en su constelación el respeto a la intimidad y a la libertad del otro, ya que de no ser así se convertiría en intromisión. La compasión también es amiga de la no violencia y nos encamina hacia la armonía y la paz. Síntomas de deterioro Compasión bajo sospecha A lo largo de la historia la compasión ha sido un sentimiento bajo sospecha. Séneca la consideraba un sentimiento pusilánime y propio de almas pequeñas que tenían demasiado terror a la desgracia. Sigmund Freud afirmó que nunca había sentido el sadismo de querer ayudar a nadie. En nuestra sociedad occidental se ha confundido, a menudo, compasión con lástima y piedad. ¿Cuántas veces hemos oído la expresión: «No quiero que sientas compasión de mí»? Quizá aquí la palabra ha sido una trampa y lo correcto sería decir: «No quiero que sientas lástima de mí, pero sí quiero que sientas conmigo». La lástima y la piedad son sentimientos que no van unidos a una acción positiva y que, por lo tanto, no son de 211 ayuda real. Por eso han sido denostados, hasta el punto de llegar a desvirtuar completamente el significado de la compasión y ponerla bajo sospecha. Es importante usar el lenguaje preciso y limpiar las palabras maleadas para revestirlas de su significado real. No tenemos ninguna posibilidad de sobrevivir como especie en este mundo si no protegemos la compasión. La autocompasión victimista Me es tan fácil compadecerme de mí mismo que, por extensión, soy fácil a la piedad hacia los demás. FERNANDO SAVATER La autocompasión, cuando equivale a victimismo puede ser una trampa. Nuestro papel va a ser el de una víctima maltratada por los demás y por la vida. Uno vive con la sensación de que las cosas suceden sin que podamos hacer nada. ¡Pobres de nosotros!, pensamos, y la pena nos inunda. Al centrarnos en nuestro dolor dejamos de mirar al mundo que nos rodea y pasamos por el filtro de la autocompasión toda la información que recibimos. Y dado que estamos peor que los demás ¿por qué nos vamos a sentir solidarios con su momento o con sus problemas? A partir de esta valoración, podemos actuar de forma egoísta y autocentrada. Si esta espiral continúa es posible que incluso uno llegue a beneficiarse de su sufrimiento e indefensión. La autocompasión tiene su origen en la falta de responsabilidad personal. Quien ha elegido en libertad no suele sentirse así por lo que debemos preguntarnos si nuestras elecciones han sido motivadas por un falso sentido de la obligación o son el fruto de una creencia desadaptativa como, por ejemplo: quiero que todos me amen y gustar a todos, y lo haré todo por conseguirlo. El paso del papel de salvador al de víctima es muy sencillo: uno puede llevar al otro. Cuando uno se autocompadece suele sentirse vulnerable, incapaz, inútil e impotente con respecto a la consecución de sus metas. El «no puedo» o «es imposible» son expresiones que forman parte del discurso habitual. Así a la autocompasión se une la falta de confianza en uno mismo. Si no se para esta espiral se llegará al sentimiento de indefensión y a la depresión. Es importante tomar conciencia de esto y recuperar el control asumiendo la necesidad de efectuar algunos cambios en nuestra vida. Compartimos con Fernando Savater el pensamiento de que es difícil de admitir que existan algunos tipos de compasión que no nazcan de la autocompasión. Si uno no ha padecido, ¿cómo va a reconocer en otro el sufrimiento, de dónde va a obtener la información que lo moverá a mostrarse solidario y compasivo? Así pues, la autocompasión bien entendida sería la capacidad de una persona de tomar conciencia del propio sufrimiento y, a partir de ahí, ser capaz de obtener la llave de acceso a la comprensión del sufrimiento de otro ser humano. Insensibilidad para no sufrir Insensibilidad: cuando fabricamos corazas, construimos castillos, los rodeamos de 212 murallas, cavamos fosas y ponemos en su interior agua y pirañas. La falta de compasión va unida a la falta de empatía, de sensibilidad, interés y respeto por el otro. Esta ausencia indica un posible fallo en la construcción de nuestro sentido moral o es un mecanismo de defensa para no sufrir que nos aleja de los demás. Los psicópatas y los sociópatas no son compasivos porque no son empáticos: no sienten cuando otro siente, no sufren cuando otro sufre. Este modelo humano, falto del sentimiento compasivo, es altamente destructivo y peligroso. La gestión adaptativa de la compasión Sentir compasión no es suficiente. Debemos aprender a expresarla. Por eso el amor ha de acompañar a la compasión. La comprensión y la sabiduría intuitiva nos muestran cómo actuar. THICH NHAT HANH Ser buenos con nosotros mismos La compasión, dice Ram Dass, empieza por uno mismo. Cuando nos queremos y nos tratamos bien alimentamos nuestro crecimiento espiritual y cultivamos la compasión por los demás. Gandhi lo definió muy bien: Creo en la unidad esencial de todas las personas y, más aún, de todas las vidas. Por lo tanto, creo que si una persona crece espiritualmente, el mundo entero sale ganando también en este sentido, y si una persona retrocede, el mundo entero lo hace en igual medida. Está claro que lo único que podemos dar es aquello que somos. Así pues, para ser realmente compasivos con los demás debemos practicar en primer lugar con nosotros mismos, aceptándonos y perdonándonos. No perder el contacto con el sufrimiento Para alimentar nuestra capacidad de compasión debemos mantenernos en contacto con el sufrimiento del mundo practicando la atención y la observación. El paso siguiente será dejar que este sentimiento de compasión fluya de dentro hacia afuera a través de acciones compasivas. La energía que procede de la compasión nace de nuestro interior. Para eso debemos aprender a mirar con el corazón y desarrollar la visión interior. La compasión va unida a la práctica de la no-violencia y a todas las acciones que favorecen la paz. Escuchar con el corazón Quien escucha con el corazón encuentra la armonía entre la palabra, el gesto y el silencio. J. BERMEJO Educar la sensibilidad y educar con sensibilidad son las premisas básicas para conseguir un modelo humano no agresivo y solidario. Por eso es importante educar la empatía, ya 213 que sólo una persona capaz de “des-centrarse” y ponerse en el lugar de otra podrá acompañarla en su sentir. Quien es capaz de captar el mundo afectivo de otro ser humano será también capaz de dar la respuesta adecuada a sus necesidades. En este caso no se sentirá aislado y podrá practicar la generosidad que nos hace verdaderamente humanos. La práctica de la compasión pide mantener una relación de iguales y no una relación de poder. Escuchar con el corazón es sentir con el otro. Al sentir con el otro, expresarlo y actuar en consecuencia y con responsabilidad nos solidarizamos con el sufrimiento de la humanidad y hacemos que disminuya. No tenemos demasiadas opciones más: o bien apostamos por este modelo de persona sensible, pacífica y compasiva o estamos condenados a autodestruirnos. CONFIANZA. Anatomía de la confianza Cuando está dotado de un corazón sincero, el hombre es digno de confianza; cuando está dotado de un carácter sencillo, el hombre es generoso y raramente se equivoca al juzgar a los demás. Seguridad y riesgo La puerta más segura es la que se puede dejar abierta. La palabra confianza tiene su origen en el verbo latino confido, que significa esperanza o seguridad en la buena fe de alguien. La confianza parte de la creencia de que es posible prever el comportamiento propio o ajeno, y esto produce un sentimiento positivo que anticipa un futuro libre de amenazas. Confiar supone siempre un riesgo. Sólo puede haber confianza entre las personas porque sólo éstas pueden comprometerse a actuar de determinada forma. La confianza nunca es fruto de la teoría sino que nace de la experiencia y de la actuación. La persona que confía tiene sentimientos de seguridad en sí misma y en sus propios recursos, y por este motivo es capaz de confiar en otro ser humano. A pesar de ser consciente de que al ceder el control corre un riesgo, está dispuesta a hacerlo porque cree en el compromiso del otro y en el suyo propio. Sin confianza no hay alegría Ni tampoco diálogo, ni aprendizaje, ni iniciativa emprendedora, ni credibilidad. Sólo hay precauciones, normas, rigidez, cinismo y estructuras de control a fin de sentirnos seguros. La confianza comporta franqueza y la posibilidad de ser nosotros mismos sin tener que tomar un exceso de precauciones para protegernos. Sin confianza no puede haber crecimiento personal porque no se puede establecer una comunicación sincera y directa en la que las palabras surjan del corazón y de la mente al mismo tiempo. A pesar de que al relacionarnos nos exponemos, debemos asumir este riesgo como una oportunidad para construirnos, ya que el hecho de no relacionarnos nos debilita siempre. Sin confianza tampoco hay paz ni serenidad porque estos sentimientos piden una 214 mirada limpia y de aceptación. Al aceptar y acoger somos capaces de confiar y no nos sentimos solos, ya que se puede establecer una buena relación humana. Y cuando existe una buena relación humana podemos sentir alegría y felicidad. La gestión de la incertidumbre Déjate caer del infierno, y tu caída quedará interceptada por el techo del cielo. La confianza puede ser un sentimiento y también una actitud y un marco de conducta hacia el futuro. Es la llave de toda relación y, sin ella, se hunden. Nos permite pensar que mucha gente pequeña, en muchos lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, podrá conseguir grandes cosas. Vivimos en un mundo incierto, inmersos en constantes cambios, velocidad y prisas y dentro de este contexto caótico, desenfrenado y lleno de incertidumbre, nosotros los humanos vivimos nuestras vidas. Precisamente en estas circunstancias es donde la confianza nos puede proporcionar el anclaje que nos permitirá sentirnos más seguros al decidir, actuar y experimentar. En nuestro interior existe un espacio que nadie nos puede quitar, donde reside la certeza de ser en el centro de la incertidumbre del vivir. Y es ahí donde vive la confianza. La historia de Miralepa Dicen que cuando Miralepa fue a ver a su maestro al Tíbet, era tan humilde puro y auténtico que los otros discípulos sintieron celos de él. Parecía seguro que tenía posibilidades de ser el sucesor del Maestro y por este motivo los demás intentaron deshacerse de él. Miralepa era muy confiado. Y cuando un día los discípulos le dijeron: —Si realmente crees en el Maestro, ¿puedes lanzarte desde este abismo? Si confías no te pasará nada. No te harás daño. Miralepa saltó sin dudar un momento. Los compañeros bajaron corriendo puesto que el valle estaba a 3.000 pies de profundidad. Esperaban encontrarlo deshecho, pero él estaba sentado en la postura del loto y tremendamente feliz. Abrió los ojos y dijo: —Teníais razón, la confianza salva. Sus compañeros pensaron que se trataba de una coincidencia, así es que cuando un día salieron de viaje y tuvieron que cruzar un río le dijeron: —Tú no necesitas ir en barca. Tienes tanta confianza que puedes andar sobre las aguas. Y él caminó sobre las aguas. Ésta fue la primera vez que el Maestro se fijó en él. —¿Qué estás haciendo? Esto es imposible —dijo el Maestro. —Lo hago gracias a tu poder, Maestro —respondió Miralepa. El Maestro pensó que si su poder y su nombre podían hacer esto por un hombre ignorante y estúpido, él tendría que probarlo por sí mismo. Lo intentó y se hundió, y nunca más se oyó hablar de él. Y es que si confías plenamente incluso un Maestro no iluminado puede revolucionar positivamente tu vida. Y, al contrario, un Maestro iluminado puede no serte de ninguna 215 ayuda. Todo está en tus manos y depende completamente de ti. Visión positiva para confiar Una empresa de zapatos envió a un viajante a África para que abriese mercado. Después de un mes, el viajante volvió a la empresa con un informe totalmente negativo diciendo que allí no había ninguna posibilidad: —En África casi todos van descalzos. Por lo tanto, no vamos a vender nada. La empresa, no obstante, decidió enviar allí a un segundo viajante. Después de un mes elaboró un informe totalmente positivo: —¡Estamos de enhorabuena, señores! En este país nadie tiene zapatos. ¡Tenemos todo un mercado para abrir! La constelación de la confianza El sentimiento de confianza va unido a los de seguridad en uno mismo, a la sensación de control y a la esperanza de que todo va a ir bien o de que, en caso de no ser así, uno encontrará la forma de solucionarlo. Por lo tanto, también está en su órbita el sentimiento de ser competente y capaz. De la confianza también nacen la alegría, la felicidad, la aceptación, la paz y la serenidad. Síntomas de deterioro El continuum de la confianza Imaginemos un segmento con un centro y dos extremos. En uno de ellos se sitúa la fe ciega que nos podría llevar a la despersonalización y que sería peligrosa para la propia construcción personal. A continuación tendríamos el margen de confianza en dos niveles: superficial y profunda. En el centro, un punto de neutralidad correspondiente al de la persona que ni confía ni deja de confiar, parecido a la indiferencia. En el extremo contrario del segmento estarían todas las formas de desconfianza: defensa, incoherencia, comunicación paradoxal, desgaste emocional e hipocresía. En la punta del segmento, la paranoia como patología extrema producto de la falta de confianza llevada a los límites. Lo contrario de la confianza es, pues, la desconfianza. La desconfianza es el sentimiento que surge de la falta de seguridad sobre la conducta de alguien o respecto al futuro. Uno desconfía de quien tiene una conducta impredecible, de cambio constante sin pautas o criterios concretos. La confianza se va deteriorando cuando uno tiene más experiencias derivadas de la evaluación negativa del futuro que positivas. La desesperanza es el sentimiento generado por la creencia de que lo que deseamos no va a suceder. En el fondo de ambos sentimientos se encuentra el miedo ante todo lo que puede suponer una amenaza para nuestra supervivencia. Los prejuicios limitadores Se explica que una señora elegante supo que el tren que esperaba se retrasaría un mínimo 216 de una hora. Fastidiada, fue al quiosco a comprar una revista, un paquete de galletas y una botella de agua, y se sentó en un banco del andén dispuesta a esperar. Mientras hojeaba la revista, un joven se sentó a su lado y empezó a leer el periódico. De repente, la mujer vio que aquel chico, sin decir palabra, abría el paquete de galletas y comenzaba a comérselas una por una con despreocupación. La mujer se sintió muy molesta. No quería ser mal educada, pero consideró que no podía dejarlo pasar. Así es que con un gesto exagerado tomó el paquete, extrajo una galleta que exhibió delante del chico y se la comió haciendo ostentación de ello. Como respuesta, el chico cogió otra y, sonriendo, se la comió. La mujer estaba cada vez más enojada y repitió la provocación. Nuevamente el chico tuvo la misma reacción. Y así continuaron galleta a galleta hasta que sólo quedó una. «No va a atreverse», pensó la mujer. El chico cogió ostensiblemente la galleta y con suavidad la partió por la mitad y le ofreció la mitad a la mujer, levantándose a continuación del banco en dirección a la estación. —Gracias —dijo con sarcasmo la mujer. —De nada —respondió el joven, sonriendo y continuando su camino. El tren anunció su salida. La mujer se levantó furiosa del banco y subió a su vagón. Al arrancar el tren, desde la ventanilla del asiento vio por última vez al chico. «¡Qué cara y qué persona más desagradable y agresiva!», pensó. Abrió su bolso para sacar la botella de agua y quedó totalmente aturdida al ver que en su interior estaba el paquete de galletas aún intacto. ¡Se había comido las galletas del chico! Cuando aparece la mentira La confianza y la intimidad van unidas. Tener una relación íntima con alguien significa tener una relación de confianza, aunque no significa perder el derecho a la privacidad ni a tener un espacio propio. Una cosa es esconder o no comunicar cierta información al otro, y eso formaría parte del derecho a la privacidad, y otra distinta es mentir. La mentira rompe el edificio de la confianza que tanto cuesta levantar. La confianza se alimenta de la honestidad y de la sinceridad. Cuando aparece la mentira todo el edificio tiembla. Es muy difícil construir una relación de confianza y muy fácil hundirla con la mentira. La gestión adaptativa de la confianza No me creas, si no confías en ti mismo. Confiar en uno mismo: el primer paso La confianza es la madre que da luz a todo tipo de realización. CAMINO BUDISTA Confiar no puede considerarse un valor absoluto por sí mismo dado que todo depende del grado de confianza y, especialmente, de dónde se deposita. El primer paso para gestionar adaptativamente la confianza es trabajar el autoconocimiento. Sólo si nos 217 conocemos bien seremos capaces de valorar de forma adecuada las situaciones y personas que nos rodean. Quien no confía en sí mismo y deposita su confianza en las manos de otra persona es altamente imprudente y su conducta peligrosa e, incluso, autodestructiva. Es necesario aprender a distinguir bien cuándo es el momento de ser confiado y cuándo el de mantener el control. La confianza y los sentimientos de seguridad que de ella derivan nos permiten perseverar en el tiempo y comprometernos aunque no tengamos recompensas inmediatas. Lo que es esencial Éste es el relato del día en que Juan se encontró a su amiga Carmen en un bar. Él tenía el rostro muy abatido y descargó en ella todas sus preocupaciones: el trabajo, el dinero, su relación de pareja, su vocación... todo parecía ir mal en su vida. Estaba muy desilusionado de sí mismo. Carmen introdujo la mano en su cartera, le dio cien euros y le dijo: —Juan, ¿quieres este billete? Juan la miró confuso y le dijo: —Claro, Carmen. Son cien euros ¿quién no los quiere? Entonces Carmen cogió el billete y lo arrugó hasta hacer una bolita. Se lo mostró a Juan y le preguntó: —¿Y ahora, aún los quieres? —Carmen, ¿qué tiene que ver? Siguen siendo cien euros. Está claro que los tomo si me los das. Carmen volvió a coger el billete, lo tiró al suelo, lo aplasto con su pie y lo levantó sucio y marcado. —¿Sigues queriéndolo? —preguntó. —Mira Carmen, sigo sin entender qué quieres, pero este billete sigue siendo de cien euros esté sucio o aplastado, o sea, que su valor es el mismo y lo sigo queriendo. —Entonces, Juan, debes saber que aunque en ocasiones las cosas no van como queremos, aunque la vida nos arrugue o nos pise, seguimos siendo tan valiosos como siempre hemos sido. La llave de toda relación La confianza es el lubricante crítico de los sistemas sociales. JOSEP ARROW La confianza es la llave de toda relación. Si no existe la confianza todo se paraliza y la relación no avanza. Cuando no hay confianza reina la inseguridad, el sufrimiento y hay un elevado coste emocional. Sólo si confiamos en nosotros mismos evitaremos crear relaciones de dependencia en la cual uno siempre espera que el otro le solucione la vida sin esforzarse para nada. Esta relación sería desigual, inmadura e injusta y no está basada en la confianza sino en la comodidad o el poder. 218 Para desarrollar la confianza debemos estar abiertos a las nuevas ideas y a los sentimientos, así como detectar y combatir los prejuicios absurdos. Se trata de tomar la responsabilidad de nuestra vida e intentar vivirla con honestidad y coherencia. También debemos aprender a respetar a los demás en su diferencia y a desarrollar una escucha activa abriéndonos de corazón y de mente al otro. Mediante la confianza se inicia la posibilidad de una comunicación de verdadera calidad. ESPERANZA. Anatomía de la esperanza La esperanza es esta cosa halada que se deposita en el alma. EMILY DICKINSON Ampliar el presente La mente tiene la capacidad de evolucionar hasta convertirse en algo bello. PROVERBIO CHINO La palabra esperanza proviene de la raíz indoeuropea “spe”, que ha dado origen a diversos significados: considerar que algo ha de realizarse, aumentar, prosperar, poder, ser capaz de. Es un sentimiento agradable provocado por la anticipación de algo que queremos y que se nos presenta como posible. Anticipa la prosperidad y se relaciona con el deseo, dado que uno siempre espera algo deseable. Para Santo Tomás aquello que se espera debe reunir cuatro requisitos: ser un bien, futuro, dotado de grandeza o dificultad y posible. Es importante diferenciar la esperanza sana de la falsa esperanza. La primera tiene sus raíces en lo que es posible, es realista, se enraíza en la realidad y se proyecta y combina con un esfuerzo activo y consciente. La falsa esperanza, en cambio, puede ser peligrosa y nos puede llevar a negar nuestra realidad y a quedarnos pasivos esperando lo que queremos, pensando que llegará sin nuestra ayuda o intervención. Esperanza ¿en qué y para qué? Es difícil decir si la esperanza existe o no. La esperanza es como un camino del campo, al principio no hay camino, pero a fuerza de caminar, la gente llega a trazar uno. Podemos esperar algo y pensar que lo conseguiremos por nuestro esfuerzo o por la propia dinámica de las cosas; o bien tener una esperanza basada en la promesa de ayuda o colaboración de otra persona. Es importante diferenciar la esperanza sana de la falsa esperanza. La primera tiene sus raíces en lo que es posible, es realista, se enraíza en la realidad y se proyecta y combina con un esfuerzo activo y consciente. La falsa esperanza, en cambio, puede ser peligrosa y nos puede llevar a negar nuestra realidad y a quedarnos pasivos esperando lo que queremos, pensando que llegará sin nuestra ayuda o intervención. Tampoco debemos confundir esperanza y sueño. El sueño puede ser totalmente irreal, 219 mientras que la esperanza debe colocarse en aquello que es posible, aunque no dependa totalmente de nosotros. Puede ser un sentimiento peligroso si hacemos de ella el centro de toda nuestra vida emocional, dado que viviremos frustrados y ansiosos. Tenemos que valorar muy bien qué esperamos, por qué esperamos y qué hacemos mientras esperamos conseguirlo. La constelación de la esperanza En la constelación de la esperanza giran la paciencia, la seguridad, la confianza, la visión positiva, la tranquilidad, la ansiedad, el valor y la ilusión. Cuando existe la esperanza crece la creatividad y el gozo. Síntomas de deterioro Cuestión de medida No esperes, sin dudar un poco. No desesperes, sin conservar un poco de esperanza. La impaciencia, la ansiedad, la angustia, el miedo, la desesperanza y la desesperación son síntomas de que la esperanza se está muriendo. La desesperanza es la creencia de que no va a suceder lo que deseamos, y esto nos produce un sentimiento negativo. Si creemos que el futuro es independiente de nuestra voluntad y que existe un destino o hado es posible que dimitamos de la propia responsabilidad: pues si todo está escrito, acabará pasando hagamos lo que hagamos. Los horóscopos, los augurios o el tarot pueden dar falsas esperanzas a mucha gente que cree en ellos. Son señales de un tipo de credulidad más que de esperanza ligadas a una conducta pasiva y perezosa. De la esperanza a la pasividad La esperanza es un buen desayuno, pero una mala cena. FRANCIS BACON Una cosa es tener esperanza, otra muy distinta es esperar y esperar sin hacer nada. La esperanza no puede suplir a la acción puesto que nadie puede construir nuestra vida en nuestro lugar. Tener esperanza no es ceder el control, y cuando alguien utiliza la esperanza como un pretexto para dejar de luchar, cae en el hoyo de la pasividad que le puede llevar a la impotencia. La esperanza ha tenido muchos detractores. De hecho, Spinoza decía que en la esperanza había una falta de conocimiento y una impotencia del alma, y que el placer, el conocimiento y la acción no necesitaban para nada la esperanza porque esperar es desear sin gozar, desear sin saber y desear sin poder. Está claro que si lo centramos todo en la esperanza y nos olvidamos de que siempre debe ir unida al conocimiento, a la acción y a la voluntad, caeremos en un estado de indefensión. La desesperación destructiva 220 Erich Fromm afirma que cuando la vida deja de ser atractiva e interesante, el ser humano puede caer en la desesperación e intentar obtener la satisfacción y los estímulos por otros medios alternativos como la destrucción, aunque sea arriesgando la vida. Podemos confundir deseo y esperanza y estos conceptos, si bien tienen puntos comunes, son distintos. André Compte-Sponville piensa que la esperanza es un deseo, pero que todo deseo no es una esperanza. La esperanza haría referencia al deseo de algo que no tenemos y que se ignora si será satisfecho. En ella, la satisfacción de lo que esperamos no depende totalmente de nosotros puesto que, cuando lo que esperamos depende de nosotros, ya no se trata de esperar sino de querer, y es ahí donde empieza la voluntad luchadora. La desesperación y la falta de voluntad unidas pueden empujarnos por la pendiente de las conductas autodestructivas. La gestión adaptativa de la esperanza Abramos caminos a la esperanza, abramos caminos sin recelos, abramos caminos, que el mundo avanza, abramos caminos, ahora mismo. Cuidar la esperanza Porque el ser humano no puede vivir sin esperanza, aquel a quien se le haya destrozado totalmente la esperanza, odia la vida. ERICH FROMM En el cuento que sigue se plantea la alternativa entre la creación y la destrucción, entre el amor y el odio. Este cuento es una invitación a la esperanza. En el planeta Tierra, arrasado por la guerra, ha desaparecido todo, incluso el amor. Pero un día una joven encontró una flor que estaba muriéndose y, conjuntamente con un chico, decidieron cuidar de ella. La mimaron, cuidaron de sus necesidades y, poco a poco, la flor empezó a revivir. Y con ella el amor reapareció en el mundo, y con el amor todas las demás cosas valiosas de la vida. Pero la historia se repitió, y la Tierra volvió a verse llena de guerra y destrucción. Nuevamente no quedó nada más que un hombre, una mujer y una flor.101 El deber de dejar por lo menos un sueño Un cohete acababa de explotar en mil pedazos. Tres astronautas quedaron flotando a la deriva con la conciencia plena de su muerte inminente. Mientras salieron disparados sin control hacia el espacio, uno de los astronautas, sereno y pensativo, fue cayendo hacia la atmósfera terrestre. Mientras sus últimos instantes se consumían como llamas en el agua, el hombre comprendió que su vida no había tenido sentido. Fue egoísta, mezquino e indiferente. Recibió mucho y no dio nada. De repente, su cuerpo se inflamó, se incendió y se consumió. Abajo, en la Tierra, en un jardín, una niña miraba el cielo nocturno e intentaba adivinar las formas del firmamento. La madre estaba con ella. Una cosa brillante se 221 apagó en el infinito. La niña le dijo a la madre que había visto una estrella fugaz. —Pide tres deseos —le dijo la madre. Todos nosotros somos, en algún sentido, como el astronauta que se precipita como un meteorito sobre la Tierra. Por más inútil y absurda que haya sido nuestra existencia hasta este momento, aún estamos a tiempo de encender por lo menos una esperanza en otro ser humano. Yo sé que algún día será así La forma de generar el mejor futuro es vivir en el momento presente con profundidad, responsabilidad, de forma despierta, con amor y comprensión. THICH NHAT HANH Un anciano chino se levantaba cada día al amanecer, subía a la cima de una montaña cercana que tapaba la luz del sol de la mañana, recogía una piedra, bajaba de la montaña y tiraba la piedra al otro lado del río que pasaba por allí. Su hijo y su nieto le acompañaban en esta tarea: —¿Por qué hacemos esto? —preguntó un día el nieto. —Si continuamos haciéndolo y tú se lo enseñas a tus hijos y ellos a los suyos y vamos transportando piedras —explicó el abuelo—, acabaremos moviendo esta montaña. El chico insistió: —Pero abuelo, usted nunca llegará a ver que el monte cambie de lugar. El anciano afirmó con la cabeza y dijo: —Sí, es cierto, pero yo sé que algún día será así. Tener esperanza no significa no hacer nada y estar pasivo esperando lo que deseamos. No es suficiente tener la esperanza en el corazón. Como el abuelo chino, debemos ayudar a la esperanza mediante nuestro esfuerzo y tarea diaria. ¡Es importante trabajar en equipo con ella! FELICIDAD. Anatomía de la felicidad ¿Qué puedes hacer cuando al girar la esquina de tu calle, de repente, te invade un sentimiento de felicidad –como si estuvieras en la gloria– como si te hubieras tragado un trozo de sol brillante del atardecer y siguiese quemando dentro de tu pecho enviando una lluvia de centellas a cada partícula de tu cuerpo? KATHERINE MANSFIELD Muchas visiones sobre la felicidad Sé tu propia luz. BUDA Para nosotros la felicidad es un estado interior de serenidad y autonomía, es algo que va 222 de dentro hacia afuera y no al revés. No es un destino a donde uno llega, sino una forma de viajar. Pero hay muchas formas diferentes de verla: Felicidad como actitud: Nuestra felicidad depende más de cómo vivimos las cosas que de las cosas que vivimos. Si queremos tener opciones reales de felicidad debemos construir una realidad donde la felicidad tenga opciones.102 Felicidad-momento: Nadie crece solo, sino con los demás. Amar es crecer. Nos educaron para la felicidad-cosa y lloramos al no encontrarla, mientras tanto nos pasa ante las narices la felicidad-momento.103 Felicidad como virtud, plenitud y contemplación: Según Aristóteles, la plenitud procede del interior de las personas. Esta felicidad es la excelencia de carácter y proviene del logro de las virtudes clásicas: sabiduría, templanza, valentía y justicia. Para él, «plenitud» significa llegar hasta donde uno es capaz. La felicidad sería una forma de contemplación, pero también de actuación. Felicidad como capacidad interna de la persona: Séneca dice que cada persona es capaz de crearla. Las cosas externas casi no tienen importancia. Todo lo que un hombre precisa se encuentra más allá del poder de otro hombre. Felicidad como satisfacción de los instintos: Sigmund Freud pensaba que la satisfacción plena y desinhibida de todos los deseos instintivos aseguraría la salud mental y la felicidad. No obstante, sabemos que las personas que sólo dedican su vida a satisfacer sin restricciones sus deseos no son felices, y a menudo presentan graves síntomas y conflictos neuróticos. Por lo tanto, la gratificación completa de todas las necesidades instintivas no sólo no constituye la base de la felicidad, sino que ni tan sólo garantiza la salud mental. Un editorial al New York Times La felicidad no incorpora la ética, pero la ética es una de las formas de la felicidad. FERNANDO SAVATER En 1945, W. Odgen escribió en un periódico un editorial sobre el arte de la felicidad. Lo que decía no ha perdido vigor a pesar del tiempo pasado. Veámoslo: Hoy en día existe una curiosa condición en el mundo: nunca ha habido una época en la que se dedicase más esfuerzo oficial para producir felicidad y, probablemente, tampoco una época en la que el individuo dedique tan poca atención a trabajar las cualidades personales que contribuyen a crearla. [...] Lo que uno echa de menos en el mundo de hoy es la evidencia de una determinación personal de desarrollar el carácter que, por sí mismo, y dadas unas condiciones razonables, contribuye a la felicidad. Todo nuestro énfasis se centra en la reforma de las condiciones de vida, de mejores salarios o controles de la estructura económica, mejores viviendas, pero muy poco para que la gente pueda mejorarse a sí misma. 223 La constelación de la felicidad Felicidad es estar rodeado de mil deseos, es escuchar cómo crujen las ramas alrededor del cuerpo. FRANÇOIS MAURIAC La felicidad da la mano a la confianza, a la serenidad, a la alegría, a la esperanza y al equilibrio vital. Está unida a la generosidad, a la solidaridad, al agradecimiento y, especialmente, a la sabiduría. La felicidad es la consecuencia del amor maduro. Los ingredientes de la felicidad Se han dado muchas fórmulas para conseguir la felicidad. Según Ogden, la felicidad requiere esta fórmula: • Ser compartida: hacer feliz a otro es ser feliz uno mismo. • Ser silenciosa. • Venir de dentro y descansar en la bondad y en una conciencia clara. • Basarse en principios éticos. La religión puede no ser esencial para conseguirla, pero no es posible sin una filosofía que repose en estos principios. Según Alexander Chalmers los tres grandes factores de la felicidad son: • Tener algo que hacer. • Alguien a quien amar. • Las esperanzas puestas en alguna cosa. Según Antoni Bolinches104 • A más elementos que faciliten, más felicidad. • A más elementos que dificulten, menos felicidad. • Éste es un sistema en red. Todas las variables interaccionan, se potencian o se inhiben. • La voluntad puede contribuir por la vía de la conducta a la determinación de los acontecimientos que nos aproximan o alejan de ella. • La felicidad es una opción de vida. 224 Elementos que la facilitan: • Congruencia interna • Amor armónico • Realización personal Elementos que la dificultan: • Sentimiento de culpa105 • Vacío afectivo106 • Sentimiento de inferioridad107 Podemos deducir que el nivel de felicidad de nuestra vida va a depender en buena parte de la serenidad de nuestra conciencia. Ya lo decía Gandhi: La felicidad se consigue cuando lo que uno piensa, lo que uno dice y lo que uno hace están en armonía. Esto es coherencia. Sabio, entonces feliz Carlos Castilla del Pino afirma que en el mundo actual hay muchas personas con muchos conocimientos, personas que saben pero que no son sabias, porque ser sabio implica saber quiénes somos y vivir de forma congruente a este hecho. Es de sabios trabajar para crear un hábitat que reuna las condiciones que nos permitan desarrollarnos como seres 225 humanos.108 Es sabio quien consigue amar y ser amado, se apasiona con lo que hace, goza de la amistad, lealtad e inteligencia, y de los libros que puede leer una y otra vez, y de la música que no se cansa de oír y de los cuadros que no para de mirar. Y se aleja y expulsa de su mundo todo lo que considera estúpido, cruel, feo e incluso incómodo. Sabio, entonces feliz, nada más y nada menos.108 Síntomas de deterioro Cuando una puerta de la felicidad se cierra, otra se abre; pero a menudo nos quedamos mirando tanto tiempo la puerta cerrada que no somos capaces de ver la que se ha abierto para nosotros. HELLEN KELLER Los ladrones de la felicidad Lo único que sé es que debemos ser felices antes de morir. Ésta es la única oportunidad que tenemos. CEBRIÁN109 Luis Rojas Marcos dice que hay cuatro ladrones que nos quitan la felicidad. El primero es el dolor, el segundo el miedo a todo tipo de cosas, el tercero la depresión, porque nos quita la esperanza y sin ella no se puede ser feliz, y por último, y no menos importante, el odio, que es el combustible de muchas tragedias. Otro ladrón de la felicidad es el aplazamiento constante de las cosas. Pensar que aún no ha llegado el momento de algo, que estamos en una especie de ensayo general y que todavía no ha llegado nuestro tiempo de vivir. La inconciencia y la negación de nuestra mortalidad nos lleva a aplazar todo lo bueno que cada día está a nuestra disposición. Son ladrones de felicidad. El remordimiento He cometido el peor de los pecados que un hombre puede cometer. No he sido feliz. Que los glaciares del olvido me arrastren y me pierdan, despiadados. Mis padres me engendraron para el juego arriesgado y hermoso de la vida, para la tierra, el agua, el aire, el fuego. Los defraudé. No fui feliz. Cumplida no fue su voluntad, mi mente se aplicó a las simétricas porfías del arte, que entreteje naderías. Me legaron valor. No fui valiente. No me abandona, siempre está a mi lado 226 la sombra de haber sido un desdichado. JORGE LUIS BORGES110 La gestión adaptativa de la felicidad Solidaridad para ser feliz El hombre, animal egoísta, debe hacerse solidario; su felicidad personal se incluye en la colectiva. Lo más innovador que ha hecho la inteligencia humana es crear formas de relacionarse y organizar su felicidad personal y la convivencia social. La búsqueda de la propia felicidad obliga paradójicamente al hombre a construir un ámbito social, una forma de organizar las interacciones entre las personas, que lo ponga en las mejores condiciones posibles para ser feliz. JOSÉ ANTONIO MARINA111 No es posible construir nuestra felicidad al margen de la de los otros. Estamos inscritos en una red relacional que necesita un equilibrio psicoecoafectivo para funcionar de forma fluida. Aunque sea por puro egoísmo positivo, debemos preocuparnos y solidarizarnos con los demás seres vivos que comparten nuestro mundo. Éste es el camino de la felicidad posible. Los beneficios de la felicidad La felicidad nos proporciona una serie de beneficios que promueven cambios positivos en todos los niveles. Nos provoca un sentimiento de confianza que nos libra de los miedos y nos permite gozar de nuestras relaciones. Va unida a un sentimiento de competencia y de eficacia que aumenta nuestra autoestima y nos hace sentir con plenitud y percibir de forma más intensa y brillante todos los colores de nuestro paisaje afectivo. Cómo sembrar la propia felicidad Si la gente resiste las desgracias de la vida, es por la sensación de que todo puede ocurrir aún. Una persona feliz, comenta Hugh Downs, no es aquélla sometida a un determinado número de circunstancias, sino una persona con determinado número de actitudes. La felicidad es una cuestión de expectativas. La mayoría de las personas pueden ser más o menos felices en la medida en que se lo propongan o no y en función de lo que esperen o no. Es importante aprender a encontrar la satisfacción en las cosas pequeñas y sencillas porque los hechos extraordinarios no ocurren a menudo en la vida y, en todo caso, son fugaces. Suelen ser las cosas ordinarias las que se quedan y, por este motivo, debemos centrarnos en hallar la satisfacción y el bienestar en las cosas sencillas de nuestra vida cotidiana. 227 Algunas formas de sembrar la propia felicidad son:112 • Gestionar bien el tiempo: un tiempo para cada cosa y cada cosa a su tiempo. • Fijarse objetivos realistas. • Disfrutar de nuestros pequeños logros. • Autoestima: la perfección es imposible para el ser humano. Admitir las imperfecciones y errores, así como la posibilidad de mejorar y aprender de ellos, es necesario para aceptarnos. • Actitud positiva: intentar extraer de cada situación algo positivo. • Sentido del humor: relativizar las situaciones conflictivas es muy saludable. • Reír: tiene efectos positivos sobre nuestro sistema inmunitario, estimula la circulación, relaja y es bueno para nuestras relaciones sociales. • Altruismo: ayudar a los demás aumenta nuestra autoestima y es bueno para el mundo. • Mantener relaciones sociales: los vínculos sociales funcionan como redes de apoyo y son fuente de satisfacción personal. • No dejarse influir negativamente por los demás: rodearse de personas alegres, positivas y trabajadoras que transmitan energía positiva y dejar de lado las agresivas y negativas. • Música, ejercicio físico y relajación. • Creatividad e imaginación: intentar desarrollar aquella vertiente creativa que todos tenemos en alguna medida. • Escuchar mejor y expresar el afecto. Dos vivencias de felicidad He aprendido a ser feliz esté donde esté. He aprendido que cada momento del día contiene todas las alegrías, toda la paz, todas las fibras del tejido que llamamos vida. El significado sólo se encuentra en el momento. No hay ninguna otra fórmula para hallarlo. Sentimos lo que nos permitimos sentir en cada uno de los momentos del día. Russ Berrie No soy feliz, sólo lo estoy con la amenaza constante de que me lo quiten trasgos, duendes y viejas, –circunstancias si lo pienso– me mordisquean esto de estar feliz. (Si no pienso estoy bien.) No soy feliz. ¿Será que no amo a todas las cosas? Sí, a las cosas las amo. 228 No soy feliz. Sí, casi amo a toda la gente; ¿será que no amo a toda la gente? (es que cuesta tragar a la gentuza teniendo anginas justicieras). No soy feliz, por pasarme de rosca, por pasar de la meta, por salirme del tiesto, por amar a todo el mundo como Dios manda; y para ser feliz sólo tienes que amar a una persona como manda Madame Naturaleza. Gloria Fuertes No corras, no te preocupes. Estás aquí sólo de visita. Merece la pena que te detengas A oler las flores. WALTER C. HAGEN El viejo estanque: salta una rana. El sonido del agua. Basho GENEROSIDAD. Anatomía de la generosidad Lo que di, lo tengo, lo que gasté, lo tuve, lo que me quedó, lo perdí por no darlo. EPITAFIO DE Cristóbal CHAPMAN El placer de dar El hombre que ofrece no dice: «ven a buscarlo». Dice un proverbio chino que la persona más feliz es aquella que puede dar felicidad a los demás aunque sea sólo con un poco de arroz. Ser generoso produce más felicidad que recibir generosidad y es la expresión de nuestra vitalidad. A veces nos preguntamos si tan sólo podemos dar aquello que tenemos. Alejandro 229 Jodorowsky escribe en uno de sus libros este pequeño relato que nos hace reflexionar: —Maestro, sólo podemos dar lo que tenemos en nuestro interior. ¿Tengo razón? —Nadie puede dar sólo lo que lleva dentro. La demanda del otro lo insemina. El don se crea entre los dos. Hay quien cree que no tiene nada para dar y, por este motivo, no realiza ninguna acción generosa. Tiene miedo a que lo que dé no sea bastante valioso o bien aceptado. Pero la demanda urgente de otra persona puede mover en su interior recursos que estaban dormidos y le permiten dar la respuesta adecuada. Es como si tuviera la tierra preparada y la demanda del otro fuera la semilla que puede hacer crecer la planta de su generosidad. El boomerang Quien siembra generosamente obtiene una cosecha generosa; quien siembra poco, recoge poco; quien no siembra nada, no tiene cosecha. La ley del boomerang afirma que todo vuelve a su fuente aunque no siempre de la misma forma. Vuelve transformado, y a menudo de la forma más inesperada y generosa. La naturaleza es tan extremadamente sabia y justa que nunca nos dará mucho más de lo que nosotros estemos dispuestos a darle. Las energías tienden a equilibrarse entre ellas. Cuando hacemos algo por los demás y nos mostramos generosos producimos una energía positiva que nos será devuelta generosamente. Es importante plantearnos la generosidad como un valor a incorporar en nuestra sociedad. Sembrar generosidad puede suponer recoger una cosecha enorme de efectos positivos e inesperados. Dar, incluso, la vida Hace unos años, en un Hospital de Stanford, una niña llamada Liz sufría una enfermedad extraña. La única oportunidad que tenía para vivir y recuperarse era recibir una transfusión de sangre de su hermano de cinco años que había sobrevivido milagrosamente a la misma enfermedad y había desarrollado anticuerpos para combatirla. El doctor le explicó al niño la situación con palabras sencillas y le preguntó si estaría dispuesto a dar su sangre a su hermana. Dudó sólo un momento y después de un gran suspiro dijo: —Sí, lo haré si esto ha de salvar a Liz. Mientras tenía lugar la transfusión, el niño estaba en la cama al lado de su hermana y sonrió cuando vio que las mejillas de Liz volvían a tener color. De repente, la cara del niño se puso pálida y desapareció su sonrisa. Miró al doctor y con voz temblorosa preguntó: —¿A qué hora empezaré a morirme? Sólo era un niño y no había comprendido bien al doctor. Él pensaba que daría toda su sangre a su hermana. A pesar de esto, había decidido dársela. 230 La constelación de la generosidad Con la generosidad viajan la sencillez, el amor y la amistad. La generosidad pide fluidez y apertura. Es amiga de la solidaridad y de la compasión. Va vestida de alegría y paz. Síntomas de deterioro Juega a dar: no hay juego más entretenido. Date, gástate, piensa, canta, y actúa como si cantases. Que la heredera ingrata, la muerte, encuentre los baúles vacíos cuando venga a reclamar su parte, que sólo encuentre los restos de una fiesta y la morada abandonada. Lanza del Vasto Tierra yerma No cerrar nunca las manos. No se agotarán las alegrías, ni los besos, ni los años, si no las cierras. Pedro Salinas Quien no da y retiene, no permite que la energía interpersonal fluya y, por lo tanto, el intercambio emocional no es posible. Cuando hablamos de generosidad nos referimos a la capacidad de expresar las emociones y sentimientos al otro, de no retener dentro una sonrisa, un contacto, un abrazo o una caricia. Las personas avaras se parecen a las abejas y a las hormigas: lo acumulan todo como si tuvieran que vivir eternamente. Retener las cosas impide que la energía circule y altera el flujo del dar y del recibir. El egoísmo y la avaricia causan caos y alteran el mundo emocional de las personas que no se permiten dar ni recibir dones. La generosidad puede ser una actitud ante la vida que se contrapone al egoísmo, a la retención y al acaparamiento. Para ser generosos debemos tomar conciencia de todo lo valioso que tenemos en nuestro interior. Esta conciencia de nuestros recursos hará que los podamos volver a generar. El acto de generosidad funciona a modo de un abono que hace que la tierra sea más productiva. Cuando uno se siente seco por dentro, sin nada que dar y sin capacidad para recibir, es que tiene algún bloqueo que hace que la fuente de la generosidad no brote. La tierra interior se vuelve yerma y sin posibilidad de vida porque donde no hay generosidad todo muere. Propiedad privada Éste es un relato interesante de Alejandro Jodorowsky: El niño tiene en sus manos un vaso de agua que no quiere dar: —¡Es mía! —grita. Su abuelo, que lleva una gran jarra llena del precioso líquido, le dice sonriente: —Déjame tu vaso. —Bueno, pero debes devolvérmelo enseguida. 231 El viejo vacía el contenido del vaso en su jarra y la pone ante su nieto: —Si me dices cuál es tu agua, te la puedes llevar. Nadie puede salvarse solo Dicen que Buda paseaba por los cielos a la orilla del Lago de la Flor de Loto. En las profundidades del lago, Buda podia ver el Naraka o infierno. Mirando por allí se dio cuenta de que un hombre llamado Kantaka, que había muerto hacía unos días, luchaba y sufría en aquel infierno. Buda, lleno de compasión, quiso ayudarlo ya que siempre ayudaba a quienes hubiesen hecho, al menos una vez en su vida, una buena acción. Kantaka, a pesar de ser ladrón, una vez había actuado generosamente al dejar vivir conscientemente a una araña que estaba a punto de pisar. Buda vio en esta acción generosa un espíritu bueno y, para ayudarlo, lanzó a las profundidades del Naraka un hilo de araña largo que llegó hasta donde estaba. Kantaka se dio cuenta de que el hilo era como una cuerda de plata muy fuerte y, como deseaba salir del infierno, se aferró al hilo a pesar de ser consciente de que la escalada era muy peligrosa porque el hilo podía romperse por su peso. Así que empezó a subir y subir, ayudado por manos y pies. El hilo era largo. Cuando llegó a la mitad miró hacia abajo y se dio cuenta de que una multitud de gente subía por el hilo detrás de él buscando también su liberación. El pánico se apoderó de Kantaka: —Esta cuerda no aguantará tanto peso y por su culpa acabaremos todos en el infierno. Sería mejor que todos cayeran de nuevo al infierno. Así me libraría de su peso. ¿Por qué me han tenido que seguir? En aquel momento el hilo cedió exactamente al nivel de las manos de Kantaka, y cayeron todos nuevamente en las profundidades tenebrosas del lago. Buda miró entristecido hacia abajo. Y es que nadie puede salvarse solo, prescindiendo de la salvación de los demás. ¿Una generosidad destructiva? Hay un hilo muy delgado que separa el egoísmo constructivo de la generosidad destructora. ¿Hay una forma de generosidad destructiva? Posiblemente aquella que puede hacer que alguien no se esfuerce porque sabe que otro le va a solucionar el problema o le proporcionará lo que necesita. Hay quien entiende que ser generoso significa dar a quien sea, como sea y en la cantidad que sea. Pero puede ser más educativo enseñar a una persona a ser capaz de pedir ayuda y a esforzarse que anticiparnos a solucionarle sus problemas. Una persona generosa no debería ser un salvador para los demás. La generosidad puede ser destructiva cuando se basa en el intento de compensar las deficiencias propias a partir de un sacrificio o donación excesiva, indiscriminada e ilimitada. También se puede dar la incongruencia de una persona excesivamente generosa con los demás, que se comporta de forma mezquina consigo misma. 232 La gestión adaptativa de la generosidad Los dioses te devolverán multiplicado por cien aquello que des a los otros. PROVERBIO CHINO La clave de la generosidad La clave de la generosidad no reside sólo en la capacidad de dar, sino también en la de recibir los dones de los demás con agradecimiento. Ésta puede ser la forma de generosidad más difícil para algunas personas, pero, al mismo tiempo, puede mejorar nuestras relaciones y ser una importante fuente de satisfacción. Lao Tse nos dice que si hacemos el bien seremos capaces de dormir en todas partes; si nos mostramos generosos con nuestro prójimo, siempre encontraremos un techo para acogernos en casa de unos amigos; y, en cambio, si hacemos el mal y no nos mostramos generosos, ni una muralla de mármol nos protegerá contra la violenta cólera de los que no confían en nosotros. Explicamos dos cuentos Historia de dos hermanos Dicen que había una vez dos hermanos, uno soltero y otro casado. Tenían una granja fértil que producía una cosecha abundante. Los dos hermanos se repartían las ganancias a partes iguales. Todo iba bien, pero un día el hermano casado empezó a despertarse por la noche pensando: «No es justo. Mi hermano no está casado y se lleva la mitad de la cosecha, pero yo tengo mujer y cinco hijos y tendré a alguien que me cuidará cuando sea viejo. ¿Quién cuidará a mi hermano cuando envejezca? Él debería ahorrar para su futuro. Su necesidad es mayor que la mía». Pensando en esto se levantó de la cama, cogió uno de los sacos de grano de su granero y lo volcó en el granero de su hermano. Y así lo hacía cada día. También el hermano soltero empezó a despertarse por la noche. Se decía a sí mismo: «Esto es una injusticia. Mi hermano tiene mujer y cinco hijos y se lleva la mitad de la cosecha. Yo, en cambio, no he de mantener a nadie. ¿Es justo que él, que tiene más necesidad, se lleve la misma parte que yo? Entonces se levantaba de la cama, cogía un saco de su granero y lo volcaba en el del hermano casado. Un día se levantaron los dos a la vez de la cama y se encontraron uno con otro cuando cada uno iba en dirección del granero del hermano cargando con un saca de grano en la espalda. Amor y generosidad se dan la mano. El buscador de tesoros En cierta ocasión, un buscador de tesoros entró en un monasterio y fue recibido por el prior de los monjes. —¿Qué deseas? —le dijo el santo varón. 233 —Quiero encontrar la perla que no tiene precio —respondió el buscador de tesoros—. ¿Qué debo hacer? El prior puso sus manos entre los pliegues de su hábito y sacó una cosa que le entregó. —Yo la tengo y te la doy. Tómala, ya es tuya desde ahora —le dijo con sencillez mientras le miraba como si fuese la cosa más natural del mundo. El buscador de tesoros enmudeció de sorpresa y dijo, tartamudeando: —¿Cómo es posible que me puedas dar algo tan valioso con tanto desinterés? Ésta es una perla de valor inestimable que a todos nos gustaría tener encerrada bajo siete llaves. ¿Estás seguro de que no te importa desprenderte de ella? El prior le respondió haciéndole esta pregunta: —¿Qué es mejor realmente, poseer la perla que no tiene precio o regalarla? Aquel hombre la tomó y se fue corriendo. Nunca dijo a nadie que la tenía, por miedo a que se la quitaran, no le creyeran o sintieran envidia de él. Así es que la guardó en un lugar seguro, cerrada bajo siete llaves. Desde entonces vive obsesionado noche y día con la pregunta del prior: —¿Qué es mejor realmente, poseer la perla que no tiene precio o regalarla? Este interrogante, al que no ha dado respuesta, le ha quitado la alegría. Amar, vivir, tener, guardar y, en su momento, saber dar con generosidad y desprenderse, ésta es la llave de la alegría de vivir. Ser generosos con nosotros mismos La única manera de seguir nuestros sueños es ser generoso con nosotros mismos. PAULO COELHO No se puede dar lo que no se tiene, y mucho menos con alegría. Ser generoso es una opción de vida y hay que empezar practicando con nosotros mismos y la primera condición es darnos el medio psicoecoafectivo que necesitamos para crecer. Ser generosos significa escucharnos con atención y estar atentos a nuestra necesidades más íntimas; permitirnos desplegar nuestra creatividad, descansar, darnos espacio para pensar y para estar solos, para soñar y para reír... para ser y hacernos mejores. Generosidad en el amor La vida nos la ganamos siempre, dándome, dándote. PEDRO SALINAS Una vez113 había un árbol que amaba a un niño pequeño y cada vez que el niño iba a verle le cogía unas cuantas hojas para hacerse coronas y jugar a ser el rey del bosque. Subía por su tronco y se columpiaba con sus ramas y se comía sus manzanas. También jugaba al escondite con el árbol. Y cuando ya estaba cansado, se dormía en su sombra. El niño amaba mucho al árbol. Y el árbol era feliz. Pero el tiempo pasó y el niño creció. Y el árbol muchas veces se sentía solo. Entonces, un día, el niño fue a ver al árbol y el árbol le dijo: 234 —Ven, chico, sube por mi tronco y colúmpiate en mis ramas, come mis manzanas, juega bajo mi sombra y sé feliz. —Soy demasiado mayor para subir y para jugar —dijo el chico—, quiero comprar cosas y pasármelo bien, quiero dinero. ¿Tú me puedes dar dinero? —Sólo tengo hojas y manzanas. Coge mis manzanas, chico, y las vendes en la ciudad. Así tendrás dinero y serás feliz. El chico subió al árbol, cogió las manzanas y se las llevó. Y el árbol era feliz. El chico estuvo mucho tiempo sin volver y el árbol estaba triste. Entonces un día el chico volvió y el árbol se estremeció de alegría y le dijo: —Ven chico, sube por mi tronco y colúmpiate en mis ramas y sé feliz. —Estoy demasiado ocupado para subir a los árboles —dijo el chico—. Quiero una casa que me resguarde del frío, una mujer e hijos. ¿Me puedes dar una casa? —No tengo casa —dijo el árbol—. El bosque es mi casa, pero si quieres puedes cortar mis ramas y hacerte una casa. Entonces serás feliz. Entonces el chico cortó las ramas y construyó su casa. Y el árbol era feliz. El chico no volvió en mucho tiempo. Pero el árbol era tan feliz que casi no podía hablar. Por fin el chico, ya hombre, volvió, y el árbol le dijo: —Ven chico, y juega. —Soy demasiado mayor y estoy demasiado triste para jugar —dijo el chico—. Quiero una barca que me lleve muy lejos de aquí. ¿Puedes darme una barca? —Corta mi tronco y haz una barca. Podrás navegar y esto te hará feliz. Así pues, cortó el tronco, construyó una barca y salió a navegar. Y el árbol era feliz. Pasó mucho, mucho tiempo hasta que el chico, ya viejo, volvió. —Lo siento —dijo el árbol—. Ya no me queda nada para darte. Ya no tengo manzanas. —Mis dientes son demasiado débiles para poder comerlas —dijo el chico. —Ya no tengo tronco —dijo el árbol—. Ya no puedes subir en él. —Estoy demasiado cansado para poder subirlo —dijo el chico. —Lo siento —dijo el árbol—. Me gustaría darte algo, pero no me queda nada. Tan sólo una corteza. Lo siento... —No me son necesarias demasiadas cosas, ahora —dijo el chico—. Sólo necesito un lugar quieto para sentarme y reposar. Estoy muy cansado. —Bien —dijo el árbol, irguiéndose tanto como podía—. Una corteza vieja es buena para sentarse y reposar un rato. Siéntate y reposa. El chico —viejo—, lo hizo. Y el árbol, aún, se sintió feliz. SERENIDAD. Anatomía de la serenidad Existen unos pocos seres superiores y felices que nacen con un temperamento libre de cualquier irritación por las cosas insignificantes. Estos espíritus se sienten serenos y sonrientes como en su cielo innato, y una divina armonía suena a su alrededor. Esto es estar en paz. 235 WILLIAM HAZLITT Coherencia en el ser Que no sea el fruto de tu acción el motivo; ni te enganches a la inacción. BHAGAVAD GITA La serenidad es un sentimiento y también un estado mental. Es la calma y la quietud que necesitamos para vivir, para pensar y respirar con armonía. Es fruto de valorar la vida por el mismo hecho de «ser vida»; es el resultado de la capacidad de dar las gracias por lo que somos y provisionalmente tenemos, y del arte de amarnos y amar a los demás. Es plenitud y vacío a la vez. Cuando alguien está sereno adquiere propiedades especiales: los sucesos y las emociones llegan, se reconocen como tales y se van porque no se retienen y fluyen como el tiempo y la vida. Nada se guarda, todo es provisional y así se acepta. La serenidad es fruto de la coherencia con nosotros mismos, del trabajo constante para armonizar la mente con los afectos y la acción que de ellos se deriva. Hacemos lo que creemos que debemos hacer, lo que queremos hacer y lo que escogemos hacer de forma responsable, aunque no sea el camino más fácil. Sin coherencia no puede existir serenidad, ni armonía, ni paz. Hacer lo que hay que hacer Dice Lao Tse que cuando llega el invierno el campesino tapa las grietas, cierra las puertas, deshace los líos de hierbas secas, apaga la luz y sofoca el tumulto del vino en los toneles. Esto es lo que hay que hacer. Así el odio ya no podrá afectarlo, la desgracia no podrá atraparlo, ni el deshonor golpearlo... porque está apartado del mundo. Para conseguir serenidad hay que aprender a cerrar los asuntos que tenemos pendientes y ser valientes para hacer lo que debe ser hecho. Los temas pendientes crean intranquilidad y sufrimiento, son como péndulos que constantemente nos atormentan y, aunque los queramos ignorar, van golpeándonos una y otra vez. Cerrar los círculos es una expresión muy utilizada por los orientales. ¿Qué temas tenemos por cerrar? ¿Qué adioses no han sido dados? ¿A quién no hemos dado las gracias? ¿A quién no hemos dicho «te quiero»? ¿A quién estamos aferrados o de quién dependemos? ¿De qué tramo de nuestro pasado no nos hemos librado? ¿De qué rencor estamos prisioneros? ¿A quién no hemos perdonado? Cerrar círculos significa liberarse de los pesos muertos que arrastramos en la vida. Tan sólo si aprendemos a hacer aquello que debe ser hecho podremos gozar de un territorio interior sereno. La constelación de la serenidad La paz es una medida, un color de cielo para cada persona, la paz es sensible a la luz excesiva y tiene miedo de la oscuridad, se despierta de madrugada y se esfuma y llega, 236 también, cuando ya la creías perdida y, entonces, los caminos se aclaran y todas los atajos son flancos y llevan al llano. Salvador Sostres La tranquilidad, la paz, la paciencia, la armonía, el valor, el silencio, el bienestar, el gozo y la generosidad giran en torno a la serenidad. Ésta es una constelación llena de colores de tonos suaves, pero, al mismo tiempo, luminosos y muy atrayentes. Síntomas de deterioro No saber estar inactivos Toda la infelicidad de los hombres proviene de una sola cosa: no saber estar inactivos en una habitación. PASCAL La inquietud nos empuja a estar en movimiento constante, pero este es un movimiento sin dirección y lleno de ansiedad. Nos han educado en la idea de que siempre debemos estar haciendo algo y, de no ser así, uno es perezoso o pasivo. Por eso algunas personas se sienten mal cuando detienen su actividad física, dado que el mensaje de que «hay que estar haciendo siempre algo» está muy enraizado en su interior. Llenar el tiempo haciendo cosas evita que podamos experimentar lo que está sucediendo en nuestra vida y reencontrarnos con nuestro yo interno. Pero es esencial equilibrar descanso y acción, pasividad y actividad, contemplación y actuación si queremos mantenernos sanos. Rencores, resentimiento y odio Cuando nos ofendemos empieza a sonar una alarma que nos indica que la serenidad se va lejos. El sentimiento de ofensa nos ata al ofensor. Quien busca motivos para ofenderse siempre los encontrará, pero el principal problema no es la ofensa sino la necesidad de sentirse ofendidos. Si no gestionamos bien las emociones que nacen del sentimiento de haber sido ofendidos, se producen una serie de reacciones en cadena que van transformando la ira inicial en rabia reprimida. Y esta rabia no expresada se convertirá en rencor, ira envejecida consolidada a fuerza de pensamientos obsesivos que nuestra mente fabrica y repite reiteradamente. Este rencor es la primera pieza de la pared del resentimiento que no sólo va dirigido contra el ofensor sino también contra los demás y la vida en general. Aferrarnos al resentimiento es muy perjudicial para nuestra salud psicoecoafectiva ya que no nos deja estar tranquilos puesto que permitimos que alguien a quien despreciamos se mueva libremente por nuestra mente. La persona resentida actúa como si todos le debiesen algo, se siente injustamente tratado y espera una compensación de algún tipo. Si esta reparación no le llega se pone en marcha el trabajo del odio. Esto elimina cualquier posibilidad de que la serenidad esté presente. Sólo si aprendemos a perdonar desaparecerán las losas que nos tienen atrapados en la 237 angustia y la obsesión. Para recuperar la serenidad será necesario hundir este edificio construido a fuerza de ira, rabia, rencor, resentimiento y odio, limpiar el terreno e iniciar otra construcción con cimientos nuevos. Aprender a perdonar significará aprender a soltar y a desprenderse de las ofensas y abrir el camino a la paz. Cargas que nos pesan Sufrimos porque nos identificamos. R. LA CALLE Hay personas que suelen cargar los problemas de los demás sobre sí mismas y si no encuentran un problema en su camino se sienten inútiles y muy inquietas. Son salvadoras vocacionales que si no encuentran un conflicto van a buscarlo. Se creen indispensables y piensan que si no lo controlan todo, algo irá muy mal. No confían ni respetan a los que tienen a su alrededor porque, en el fondo, los consideran incompetentes y se perciben a sí mismas como superiores. La falta de conciencia de que no son indispensables puede ser total. Dado que piensan que son una pieza fundamental en su familia o amistades, si alguien les hace notar que no es así pueden rebelarse y mostrarse agresivas. Suelen sentirse muy angustiadas y desconocen la serenidad. Han perdido el sentido de la medida y no saben dar respuesta a sus necesidades. ¿Cargamos demasiado peso? Es posible que no nos hayamos desprendido de algunos conflictos que ya forman parte del pasado, y anticipemos visiones negativas y problemas sobre el futuro. Tanta carga no nos deja espacio para la serenidad; la ansiedad y los miedos ocupan nuestro paisaje interior. La gestión adaptativa de la serenidad La inteligencia asociada a un carácter tranquilo es la base de un gran talento: la sabiduría asociada a una mente serena, es la base de la verdadera sabiduría. LAO TSE Estar en paz Muy cerca de mi ocaso yo te bendigo, vida porque nunca me diste esperanza fallida, ni trabajos injustos, ni pena inmerecida. Porque veo al final de mi rudo camino que yo fui el arquitecto de mi propio destino; que si extraje la miel o la hiel de las cosas, fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas. Cuando planté rosales, coseché siempre rosas. ... cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno; ¡mas tú no me dijiste que mayo fuese externo! Hallé sin duda largas las noches de mis penas; 238 mas no me prometiste tú sólo noches buenas, y en cambio tuve algunas santamente serenas... Amé, fui amado, el sol acarició mi faz, ¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz! Amado Nervo Cuando una persona no encuentra la paz en su interior es inútil que la busque en otro lado. La paz no es algo que aparezca de repente, sino una conquista de cada día. Contemplar la belleza Mirar la flor del cerezo cubierta de nieve, examinar los crisantemos durante la helada y cubrirlos con paja, cuidar las orquídeas durante la lluvia y oler su delicado perfume, escuchar los bambúes ondular bajo la brisa. PROVERBIO CHINO ¡Hay tanta belleza en la naturaleza, en la vida y en nuestro interior! Walter Hagen decía: No te apresures, no te preocupes. Estás aquí solo de visita. Vale la pena que te pares a oler las flores. Estamos de visita, y a menudo no nos damos cuenta de las maravillas que nos rodean. Un fragmento de un poema de Miquel Martí i Pol lo expresa claramente: No es cansando los ojos con fruslerías como aprenderemos a mirar, sino sumergiendo la mirada en la densa profundidad en que la quietud ilumina secretos y borra la angustia.114 Vivir el momento Cuando cae una lluvia fina, cierra la puerta sin hacer nada, saca el agua clara y saborea varias tazas de té, admira la luna brillante y escucha la brisa delicada. Sólo así conocerás una serenidad perfecta. Proverbio chino Vive el presente y apréndete aún más, es un consejo del poeta Miquel Martí i Pol. Centrarse en el presente es una buena estrategia, y posiblemente la única que nos lleva al camino de la serenidad. La completa apertura al momento presente requiere atención y paciencia. La filosofía zen nos aconseja experimentar lo que cada momento nos brinda como si fuera la primera vez. No debemos permitir que las cosas que no podemos tener, que no tenemos o que decidimos no tener, interrumpan el gozo de lo que sí que se encuentra presente. La práctica de la atención plena puede ayudarnos a centrarnos y a recuperar la serenidad: “Cada vez que te sientas confundido, enfadado, agitado o asustado, siempre tienes un 239 lugar donde volver. La atención plena de la respiración es tu propia isla. Es muy segura. «Sed una isla para vosotros mismos» significa que debemos saber cómo volver a nosotros mismos en caso de peligro, de inseguridad o de pérdida. Esta práctica de tomar refugio es muy concreta. Cuando volvemos a nuestra respiración —inspirar y espirar profundamente— y encendemos la lámpara de la atención plena en nosotros mismos, estamos salvados. En este estado somos nosotros mismos. La lámpara de la atención está iluminada y tenemos muchas más posibilidades de ver las cosas con mayor claridad.” Serenidad y liberación La renuncia no es dejar una opción sino deshacerse de una carga. Margarita Rivière Se cuenta que cuando el rey de un país vecino anunció su propósito de visitar el monasterio, todos empezaron a exteriorizar su nerviosismo. Sólo el Maestro continuó tranquilo. Una vez conducido el rey a la presencia del Maestro, le hizo una profunda reverencia y le dijo: —He oído decir que has conseguido la serenidad perfecta, la perfección mística, y quisiera saber cuál es la esencia del misticismo. —¿Por qué? —preguntó el Maestro. —Deseo saberlo porque quiero poder controlar mi ser y el de mis súbditos para conducir a mi pueblo a la armonía. —Está bien —dijo el Maestro—, pero debo advertirte que, cuando hayas avanzado en tu investigación descubrirás que esta armonía que buscas no se consigue a base de control sino de desprendimiento. La armonía y la serenidad no son nunca el fruto del control ni del dominio, sino el resultado del encuentro con uno mismo y con los demás y del respeto y valoración de todos los seres vivos. Así pues, para conseguir armonía debemos desarrollar un paisaje donde nosotros seamos observadores privilegiados, donde aprendamos a escucharnos en silencio y a encontrarnos en nuestras preguntas, en nuestras respuestas y en nuestras acciones. El territorio interior armónico Alguna cosa he aprendido en este sorprendente y arduo peregrinaje. MIQUEL MARTÍ I POL El territorio interior armónico se consigue con el trabajo y el respeto a nosotros mismos y a nuestras necesidades más íntimas. Esta armonía, que dará como fruto la serenidad, puede conseguirse incorporando a nuestra vida valores como la lentitud y el silencio. La lentitud nos permite regular y armonizar nuestros ritmos biológicos y psicológicos y nos da la posibilidad de dejar fluir los acontecimientos y los sentimientos que éstos provocan. Nos da tiempo para aprender a acoger el mundo y contemplar lo que nos 240 rodea. La lentitud nos permite vagar, escuchar, aburrirnos, soñar, esperar, contemplar, escribir, admirar y proteger las especies emocionales en peligro de extinción. El silencio nos permite concentrar la atención, eliminar los ruidos interiores que interfieren en nuestra mirada y apreciar con ternura toda la belleza de la vida. En este poema de Tao Quian podemos captar la serenidad que la contemplación y el silencio nos pueden aportar: una serenidad impregnada de plenitud total: TERNURA. Anatomía de la ternura La sustancia del afecto es sencilla: una mirada, un tono de voz, un chiste, unos recuerdos, una sonrisa, un paseo, una afición compartida. La mirada afectuosa nos enseña, en primer lugar, que las personas están ahí, y después que podemos pasar por alto lo que nos molesta de ellas, que es bueno sonreírles y que podemos llegar a tratarles con cordialidad y aprecio. José Ramón Ayllon115 Ternura, plenitud y tristeza Las cosas mejores y más bellas del mundo no pueden verse ni tocarse, pero se sienten con el corazón. HELEN KELLER Ternura: ritmo lento. La prisa queda afuera y sentimos intensamente el presente. Sensación de calidez y calor, como olas suaves que van invadiendo nuestro cuerpo y que salen del corazón. Deseamos acariciar con suavidad aquella cara, aquellos cabellos y tocar aquella piel, 241 cada línea y cada contorno. La ternura nos despierta las ganas de abrazar al otro y acunarlo para protegerlo de todo mal. Pone dulzura en nuestra cara y brillo en nuestros ojos. Es compasiva porque nos vuelve más empáticos y nos hace sentir con el otro y a su propio compás. Chogyam Trungpa116 dice que en la ternura hay un elemento de tristeza que no proviene de la compasión por uno mismo o de una pérdida, sino que es el fruto de una situación natural de plenitud. Cuando sentimos ternura estamos tan plenos como si estuviéramos a punto de deshacernos en lágrimas. Esta experiencia de tristeza se da porque la ternura deja el corazón totalmente al descubierto, sin piel ni tejido que lo recubran. Es posible que la auténtica razón de esta tristeza ligera que, a veces, acompaña a la ternura sea el deseo de entregar este corazón totalmente lleno a la otra persona. No estás solo, estoy contigo La ternura encuentra su satisfacción en el propio acto, en la alegría de estar lleno de amor y calidez, de tomarse al otro seriamente, de respetarlo y hacerlo feliz. ERICH FROMM No estás solo, estoy contigo y siento contigo. Cuando te veo, pienso en ti o estoy contigo, me invade una sensación de calidez y me siento agradecido de compartir mi camino contigo, de saber que tú existes. Éste es el discurso de la ternura que construye puentes suaves y al mismo tiempo poderosos que nos permiten mostrar nuestra humanidad, incluso a personas que no conocemos. Es un sentimiento que nos hace plenamente humanos porque nos permite crear lazos de solidaridad con los demás seres vivos: nos sentimos solidarios en la finitud y el destino compartido. La constelación de la ternura No es posible tocar el pétalo de una flor sin que una estrella se estremezca. RABINDRANATH TAGORE La ternura es uno de los componentes importantes del amor. Si el amor fuera una flor, la ternura sería su perfume. También va ligada a sentimientos de estima, confianza, empatía, simpatía, compasión, plenitud, generosidad y tranquilidad, así como la lentitud y la calma. Síntomas de deterioro La ternura escondida La ternura puede ser letal si se esconde. IEVTUIXENKO Cuando escondemos la ternura por miedo a ser rechazados o heridos, perdemos la posibilidad de iluminar como pequeñas estrellas el mundo de otro ser humano. Al coartar 242 la expresión de este sentimiento creamos un bloqueo energético que hace más pobre y triste el mundo entero. La frialdad emocional puede crear una capa aislante que nos insensibilice en apariencia aunque en nuestro interior sintamos intensamente. No dar salida a este sentimiento nos causa sufrimiento y trastornos en nuestro equilibrio emocional. Las prisas que ciegan La existencia puede ser un lugar muy oscuro, y uno de los escasos recursos de que disponemos para iluminar las sombras es el afecto. Rosa Montero La prisa se opone a la ternura. No puede existir una ternura apresurada. Cuando tenemos prisa, nuestras conductas son poco cuidadas, perdemos de vista los detalles, obramos de forma precipitada y, a veces poco sensible, y no observamos lo que nos rodea. La ternura, por el contrario, libra el control del tiempo a la propia manifestación del sentimiento. El verdadero signo de fuerza reside en permitirse el lujo de ser delicado, dice el Tao. La persona tierna es sensible y acogedora porque es empática: le interesa lo que el otro siente y es sensible a sus sentimientos y a sus necesidades. También es generosa con su tiempo, sus ritmos, miradas y presencia. El miedo a ser débiles Una persona sin ternura es como un bosque sin pájaros. DICHO POPULAR Ternura no es debilidad. Ternura es fortaleza y seguridad. Podemos colocarnos una máscara de dureza y no mostrar nuestra ternura por miedo a ser considerados flojos o débiles. ¿Por qué tenemos tanto temor de mostrar nuestra sensibilidad? Hemos sido educados con tantas protecciones que nos sentimos desnudos si mostramos esta faceta tan dulce y humana. Cuando no dejamos salir la bondad y la generosidad que residen en nuestro corazón, éste empieza a insensibilizarse, se endurece y nuestro territorio emocional se desertiza cada vez más. La gestión adaptativa de la ternura No olvides nunca que tú vives, es decir, que posees, por lo tanto, una parte de la Ternura Universal. WILFRID LUCAS Recuperar a nuestro niño Cuando nace un niño le espera un mundo entero para estrenar, miles de cosas para aprender, cientos de paisajes para admirar y un montón de experiencias para vivir. Los ojos de los niños son capaces de iluminarse por las cosas más sencillas: una gota de 243 lluvia que brilla intensamente sobre una hoja, el tacto suave de una piel, la ligereza de una pluma... todo les interesa y todo lo exploran. Son capaces de absorber la información como si fueran esponjas. Quieren saber el porqué de todo y están totalmente abiertos al mundo. Todos nosotros hemos sido niños, pero en algún momento de la vida quizá hayamos perdido a nuestro niño por el camino y nos hayamos convertido en adultos agobiados y poco tiernos. A veces no disfrutamos de lo que nos rodea, permitimos que nuestras responsabilidades nos ahoguen, asumimos criterios rígidos; nos autoprotegemos para no ser heridos y nos volvemos escépticos difícilmente impresionables. Así dejamos de estar atentos a las cosas pequeñas y, por lo tanto, a las cosas importantes. Sería bueno intentar despertar a este niño dormido y acogerlo con calidez. Al hacerlo así, la ternura revivirá. Dos relatos sobre la ternura Aplicar cada tres horas Se cuenta que un pediatra eminente tenía un tratamiento muy eficaz para aquellos recién nacidos que necesitaban ganar peso. Siempre que hacía su recorrido por la sala de neonatología dejaba escrito de su puño y letra la instrucción siguiente para que la aplicase la enfermera de turno: “A este recién nacido se le debe acariciar y acunar amorosamente, al menos una vez cada tres horas”. La ternura puede ser salvadora ... Pero un abrazo salvador acudió el año siguiente a la vida de Morrie: su nueva madrastra, Eva. Era una inmigrante rumana, bajita, de facciones poco marcadas, cabellos oscuros rizados y la energía de dos mujeres. Tenía un fulgor que calentó la, hasta aquel momento, lóbrega atmósfera que había ido creando su padre. Ella hablaba cuando su nuevo marido estaba en silencio, cantaba canciones a los niños antes de ir a dormir. Morrie se acostumbró a su voz melosa, a sus lecciones escolares, a su carácter fuerte. Cuando su hermano volvió del hospicio médico, aún con los elásticos de la poliomielitis, compartieron una cama desplegable en la cocina del apartamento y Eva les daba un beso de buenas noches. Morrie esperaba estos besos como un cachorro su ración de leche y sentía, bien adentro, que volvía a tener una madre.117 Lento, lento, sin prisa Aliento suave, como una brisa inefable que sube del alma, pasa por el corazón y brilla con un calor sutil en los ojos, en la voz, en el gesto y en todo el ser. Mario Mercier La ternura se puede incorporar a nuestra vida mediante el cultivo de la lentitud, un valor cada vez más escaso. En su composición hay palabras, silencios, gestos y miradas que 244 acarician suavemente. Lento, lento, sin prisa... porque no se pueden acelerar las cosas importantes de la vida: el amor, las relaciones, los duelos, las alegrías. Lento, lento... para dejar que vaya creciendo esta cálida inteligencia del alma que es la ternura. Un antídoto contra la agresividad Una palabra tierna vale por mil palabras vehementes. Tenemos problemas con la agresividad. ¿No es posible que los ritmos desbocados y la falta de ternura sean, en parte, sus causas? Pensamos que para conseguir lo que queremos es preciso mostrarnos agresivos y competitivos: ésta es la norma general en nuestra sociedad. Es necesario plantear alternativas a este modelo que tiene efectos tan catastróficos. ¿Por qué no cultivar el sentimiento de la ternura como forma de neutralizar la violencia? La ternura nos hace respetar al otro en su diferencia y no le impone nuestra visión. Nos hace mostrarnos compasivos con quien sufre y nos enseña a cuidar de forma amable y cálida a los seres vivos que nos acompañan en nuestro camino. La ternura es solidaria y por eso es un antídoto contra la violencia y la agresividad. Erich Fromm nos lo dice claramente en una de sus obras: Sólo existe una esperanza para contener la ola de violencia: debemos recuperar una sensibilidad hacia todo lo que está vivo. 245 EPÍLOGO El arte de vivir la psicoecoafectividad En la actualidad estamos viviendo en un mundo moderno, civilizado e industrializado, con avances de la ciencia que tendrían que haber ampliado considerablemente nuestra expectativa. El conocimiento que hemos ganado sobre la vida humana y sus circunstancias en los últimos cien años ha llenado literalmente millones de libros y nos debería haber ayudado a comprender y aceptar aquello que realmente es importante en la vida... a esforzarnos para sentirnos satisfechos con nuestra familia, nuestros amigos, a ser buenos y considerados con los demás y a trabajar para trascender o superar las irracionalidades de la vida que constantemente nos acechan. D. L. WEINER La fuerza creadora Los ideales tienen un poder anfetamínico. JOSÉ ANTONIO MARINA Nadie puede dispensarnos de la responsabilidad creadora de escoger nuestro camino, dice Fernando Savater. En la misma línea, Víctor Frankl nos dice que somos seres en construcción constante y que, a diario, nos vamos creando. «Nos hacemos» a medida que vamos escogiendo y tomando decisiones y opciones de vida. Toda elección lleva implícita la renuncia a otras opciones. Queremos cosas contradictorias y lo queremos todo sin tener que renunciar a nada: esto es una misión imposible. Como afirmaba Jaime Barylko: Vivir es crecer y crecer es aprender a perder. Es necesario asumir que en el camino de nuestra vida vamos a padecer pérdidas y que éstas son inevitables, así es que debemos aprender a convivir con la frustración y con el sufrimiento. No obstante, también habrá ganancias y motivos de alegría y plenitud si somos capaces de gestionar nuestras emociones y escoger con inteligencia. Por eso es tan importante priorizar y diferenciar entre lo que deseamos en determinado momento y lo que, en el fondo y a largo plazo, queremos. La reflexión sobre lo que es realmente importante para nosotros, la toma de conciencia de cuáles son nuestros valores y cuáles los objetivos a conseguir, así como también con qué recursos contamos, nos dará las pistas para decidir cuál es el mejor camino para nosotros. Poner de acuerdo nuestra mente y nuestro corazón, aprender a reconocer nuestras emociones, a valorarlas, a gobernarlas y hacer un uso inteligente de su información es esencial para conseguir una vida feliz y efectiva. También será un excelente punto de 246 partida para encontrar en nuestro interior la fuerza creadora para construir una persona mejor y un mundo más humano y ecológico. Viajar, explorar, desprenderse El árbol decidió viajar. Cuando consiguió desprenderse de la tierra, se dio cuenta de que sus ramas eran raíces celestes. ALEJANDRO JODOROWSKY Todos somos exploradores y aventureros en esta vida que tenemos para vivir. Éste es nuestro viaje, y las emociones y sentimientos son nuestros paisajes del alma. Vivir, viajar, explorar y desprenderse son verbos, y el verbo es acción. Una vida sólo pensada no sirve de nada. Si no es compartida y si las ideas no se plasman en experiencias reales es vida no vivida. Es urgente pasar de los sustantivos a los verbos. Es preciso vivir en activo como protagonistas y no como espectadores. Para viajar debemos aprender a decir adiós, a cerrar círculos, a librarnos de un equipaje excesivo o pesado, a llevar encima sólo lo esencial y a buscar aquello que necesitamos en el curso del camino. Viajar significa abrirnos a la experiencia y a los compañeros de ruta, supone estar dispuestos a aprender nuevos ritmos, a caer y a levantarse una y otra vez. El riesgo forma parte de la vida, pero si somos valientes y damos un primer paso, veremos que no caemos en el vacío sino que aparecen raíces que ignorábamos y nos permiten mantenernos en pie. No se han podido llevar la música ¡De qué senderos tan magníficos e inimaginables están compuestas nuestra vidas! Todo es viaje, todo es búsqueda. HENRY MILLER Eduardo Galeano nos narra una preciosa historia llena de esperanza: Se dice que era un mago del arpa. En la llanura de Colombia no había ninguna fiesta sin él. Para que la fiesta fuese fiesta, Mesé Figueredo tenía que estar allí con sus dedos bailadores que alegraban los aires y alborotaban las piernas. Una noche, en un sendero perdido fue asaltado por unos ladrones. Iba Mesé Figueredo de camino a unas bodas, él encima de una mula, encima de la otra su arpa, cuando los ladrones se le lanzaron encima y lo molieron a palos. A la mañana siguiente alguien lo encontró. Estaba tendido en el camino, un trapo sucio de fango y sangre, más muerto que vivo. Y entonces aquella piltrafa dijo con un hilo de voz: —Se llevaron las mulas. Y dijo también: 247 —Se llevaron el arpa. Y, tomando aliento, rió: —¡Pero no se han podido llevar la música! La calidad de vida Nos hemos obcecado tanto en el árbol del bien y del mal que nos hemos olvidado del árbol de la vida. RAIMON PANIKKAR Dice la filosofía china que la calidad de vida deriva de la reflexión sobre el deber y la moralidad, la interpretación de la experiencia y la comprensión de los procesos que vivimos. La buena vida humana es buena vida entre seres humanos —dice Fernando Savater— o si no, no será ni buena ni humana. Planteamos el hecho de que no es posible hacernos si nos mantenemos aislados de los demás y si nos despreocupamos de nuestro entorno y del continuo flujo de la vida. Calidad de vida, calidad de vida humana y calidad de conciencia. Planteamos la necesidad de la humanización. Nacemos seres humanos y podemos llegar a hacernos personas, pero el proceso de humanización requiere la relación con los demás y afrontar los retos y dificultades que esta comunicación supone. Toda vida verdadera es encuentro, dijo Martin Buber. Sin el arte del encuentro no habrá humanidad. Las relaciones tienen una naturaleza alquímica que puede provocar un profundo cambio interno y externo. Cuando tenemos un encuentro real y profundo con otro ser humano salimos transformados de esta interacción. Calidad de vida, calidad de conciencia y calidad de relación. Sin límites —Quiero aprender a volar así —dijo Juan. Y una extraña luz brilló en sus ojos —. Dime... ¿qué debo hacer? Chiang habló con lentitud, observando a la joven gaviota con cuidado: —Para volar tan rápido como el pensamiento y a cualquier lugar que exista, debes empezar por saber que has llegado. El secreto, según Chiang, era que en el momento en que Juan dejase de verse a sí mismo como prisionero de un cuerpo limitado con una envergadura de ciento cuatro centímetros y un rendimiento susceptible de programación, podría volar. El secreto era saber que su verdadera naturaleza vivía con la perfección de un número no escrito, simultáneamente en cualquier lugar del espacio y del tiempo. RICHARD BACH118 248 Henry Miller119 nos habla de las limitaciones que, a veces, nos ponemos a nosotros mismos: Hablamos de límites y de la ausencia de límites. Hablamos de las fronteras que nos ponemos y planteamos la cuestión de si estas fronteras existen realmente o somos nosotros sus inventores. El horizonte no está en la realidad sino en nuestros ojos, que son los que miran y nuestra mente la que limita. ¿Cuáles son nuestras posibilidades? ¿Qué potencial ignorado podemos llegar a desplegar? Debemos empezar a imaginar y a soñar la posibilidad de que no haya límites. Luego, debemos poner nuestra mente y nuestro corazón a trabajar en equipo y movilizar nuestra energía hacia la mejora de nuestra persona, la solidaridad con los demás seres vivos y la mejora de nuestro mundo. Todo esto... es asunto nuestro y no concierne. La última semilla Este relato de Alejandro Jodorowsky es para nosotros una esperanza de que, a pesar de que pueda parecer que existe una fuerte tendencia a la deshumanización, la fuerza de la vida acabe ganando. 249 ¿Podrá sobrevivir el hombre? Se trata de decir sí: sí a uno mismo, sí a los demás, sí al mundo, sí a todo, y esto es sabiduría. ANDRÉ COMPTE-SPONVILLE Sólo podremos llegar a sobrevivir si aprendemos y nos hacemos más sabios y no se trata de una sabiduría basada en la información y los contenidos, ni una sabiduría basada en el pensamiento abstracto, sino una sabiduría del corazón y del alma, una sabiduría de la voluntad, del silencio, del conocimiento y del amor. ¿De qué sirve que pensemos tanto si vivimos tan poco? ¿De qué nos sirve pasar por la vida si no somos capaces de hacernos personas, de relacionarnos con los demás seres humanos y mejorar el mundo? Las crisis y los problemas forman parte de la vida y nos obligan a efectuar cambios en nuestro interior y en nuestro mundo. Pero estos cambios pueden ser cambios anticipatorios o preventivos, o bien, al contrario, pueden ser cambios catastróficos, fruto 250 del caos y de la destrucción. ¿Por qué no nos anticipamos al caos? ¿Por qué no nos damos cuenta de que si seguimos con un modelo humano y social injusto, desequilibrado, agresivo, egoísta e insolidario, estamos condenados a destruirnos? Desde aquí queremos unir nuestras voces a tantas otras que tienen el convencimiento de que es posible un cambio no violento y anticipatorio. Erich Fromm lo afirmó120 de forma clara ya hace unos años: Hoy estamos otra vez en uno de estos momentos decisivos en que la diferencia entre la solución violenta y la solución anticipada puede significar la diferencia entre la destrucción y el fértil desarrollo de nuestra civilización. Debemos hacer lo que es preciso y aquello que debe ser hecho para podernos convertir en personas más inteligentes y equilibradas. Para ello debemos apostar por un nuevo modelo humano y un mundo más justo y ecológico. Sólo si adquirimos esta conciencia aumentaremos nuestro nivel de comprensión y podremos aplicar nuestra capacidad creativa a la mejora del mundo y de nuestra vida. Nuestro reto es conseguir un buen equilibrio psicoecoafectivo. No vemos ningún futuro en el modelo de persona centrada sólo en sí misma y que se olvida del mundo que la rodea; no vemos ningún futuro en aquella que piensa mucho, habla mucho, pero practica poco; tampoco apostamos por la persona que se centra sólo en la acción y vive en un constante movimiento irreflexivo desconectado de su vida interior. Defendemos un modelo humano psicoecoafectivo de personas que trabajan para conseguir un espacio interior armónico en el cual la razón y la emoción trabajan en equipo; aquellas personas que buscan y proyectan esta armonía y equilibrio interior en los demás y en el mundo que las rodea. Defendemos un modelo de humano preocupado por los seres vivos que comparten su viaje, una persona empática, generosa y solidaria que pasa a la acción. Por este modelo de persona apostamos y trabajamos convencidos de que, sólo así, la humanidad podrá sobrevivir y evolucionar. Desde aquí queremos decirnos un SÍ muy fuerte a nosotros mismos, un SÍ muy fuerte al mundo y a la vida, y nos gustaría también unirnos a vuestro SÍ, en un grito común. Y esto... será sabiduría. 251 252 253 Bibliografía ALBERTARIO, Adele y FESLIKENIAN, FRANCA. Proverbios chinos para meditar. Editorial de Vecchi, 2003. 254 ALBOM, Mitch. Els Dimarts amb Morrie. Empúries, 1998. AYLLÓN, José Ramón. Luces en la caverna. Martínez Roca, 2001. BARYLKO, Jaime. Vivir y pensar. Emecé. BEN JELLOUN, Tahar. Elogi de l’amistat. Empúries, 2000. BENEDETTI, Mario. El mundo que respiro. Visor Libros, 2001. BISQUERRA, Rafael. Educación emocional y bienestar. CissPraxis, 2000. BOLINCHES, ANTONI. La felicidad personal. Mondadori, 2001. 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En el sentido de que nos puede ayudar a librarnos de los obstáculos que hallamos para conseguir los objetivos o darnos la energía para actuar positivamente (ira transformada en acciones para combatir una injusticia, por ejemplo). 16. Clarissa Pinkola-Estés. 17. Diccionari General de la Llengua Catalana. 18. Ética a Nicómaco. 19. M. Mercè Conangla, Cómo superar y convivir con las crisis emocionales. Editorial Amat, 2002. 20. Jaume Soler y M. Mercè Conangla, Donar temes a la vida. Editorial Pleniluni, 2001. 21. José Antonio Marina, El laberinto sentimental. Anagrama, 1998. 22. Fabricio Calvano, Violencia y educación sostenible. El Periódico, 13/02/2000. 256 23. Dormir y despertar. 24. La ignorancia. Tusquets Editores, 2000. 25. José Antonio Marina, Diccionario de los sentimientos. Anagrama, 2000. 26. José Antonio Marina. 27. Carlos Castilla del Pino. 28. Veinticuatro horas en la vida de una mujer. El Alcantilado, 2000. 29. Ética para Amador. 30. José Antonio Marina, Diccionario de los sentimientos. Anagrama, 2000. 31. The Human Zoo. 32. Zillman. 33. De cualquier modo, uno puede actuar agresivamente sin sentir ira. 34. Actualmente considerada como sinónimo de ira. 35. Cólera desesperada, infeliz y amarga, predispuesta a hacer algo poco razonable. 36. La furia es una enfermedad, nos hace perder el control. Podemos volvernos locos de furia. 37. Ira reprimida. 38. Pérdida de control de nuestra conducta. Nuestra mente racional está inoperante. 39. Rencor: ira envejecida. 40. Nietzsche. 41. Alain de Botton, Las consolaciones de la filosofía. Taurus, 2000. 42. Jaime Barylko. 43. Veronique Fleurquin, Diccionari dels sentiments. Alter Pirene, 1995. 44. Las afueras de Dios. 45. Designa el sentimiento de miedo sin objeto aparente. 46. Recelo de que algo malo haya sucedido ya. 47. Es un miedo grande sin fundamento. 48. Así habló Zaratustra «De la guerra y los guerreros». 49. Anthony de Mello, La oración de la rana. Sal Terrae, 1997. 50. Más allá del bien y del mal, 173. 51. Carlos Castilla del Pino, El odio. Tusquets Editores, 2002. 52. Así habló Zaratustra, «de las cátedras de la virtud». 53. El Tao de la política. 54. Véase apartado «sentimiento de culpa». 55. Más allá del bien y del mal, 279. 56. Thomas Scheff, sociólogo de la Universidad de California. 57. Fernando Savater. 58. Séneca. 59. Tobías y el Ángel. 60. Así habló Zaratustra, «Del árbol de la montaña». 61. Rosa Montero, El desorden empuja desde abajo. Artículo Revista El País. 62. La hija del caníbal. 63. «El difícil viaje de crecer». Artículo de prensa. 64. Nietzsche. 65. Erich Fromm. 66. Georges Bernard Shaw. 67. La Vanguardia, 26/11/2000. 68. Alegría viene de laetitia (dilatación del corazón, amplitud). 69. Decimos «alegrar un color», «alegrar el fuego», para significar que les damos vida. 257 70. Hacer las cosas alegremente significa hacerlo con ligereza, sin que supongan un peso. 71. Introduce el brillo, el interés, la energía y la excitación y diversión en nuestra vida. 72. Diccionario de los sentimientos. Anagrama, 2000. 73. Fragmento poema de M. Mercè Conangla. 74. Clarissa Pinkola-Estés, Mujeres que corren con lobos. Ediciones B, 2000. 75. Idea formulada por J. Ramoneda. Una quimera contemporánea. Babelia. El País, 7 julio de 2001. 76. Explicadas por A. Maslow. 77. Doctor Ferran Angulo Gracia. Departamento de Psiquiatria de Sant Joan de Déu. 78. Doctor Ferran Angulo Gracia. 79. El amor a la vida. 80. La Vanguardia, 6 de mayo de 2002. 81. Kafke’s other Trail: The letters to Felice. Canetti Elías and Middleton Christopher (translated by). 82. Un hivern plàcid. Edicions 62, 1994. 83. Anthony Storr. La soledad. Editorial Debate, 2001. 84. Revista Psicología y Salud Natural. 85. La conquista de la voluntad. 86. Catedrático de Neurobiología de la Universidad Autónoma de Barcelona. 87. Antonio Gala. Entrevista Integral, n.° 99, 1988. 88. El País, 26 de abril de 2000. 89. Publicados en el Journal of Personality and Social Psichology por Snowdon. 90. Psiquiatra William F. Fry, de la Universidad de Stanford. 91. Cartas al recuerdo. 92. El libro de los abrazos. 93. Diccionario de los sentimientos. Anagrama, 2000. 94. Lecturas Comentadas. Edelvives, 1990. 95. Elogio de la amistad. 96. Libro de los abrazos. 97. Anthony de Mello, La oración de la rana. Sal Terrae, 1997. 98. Jorge Bucay y Silvia Salinas, Amarse con los ojos abiertos. Del Nuevo Extremo, 2000. 99. Woody Allen. 100. José Antonio Marina, Diccionario de los sentimientos. Anagrama, 2000. 101. La flor y la metralla. CCS, Madrid, 1978. 102. Antoni Bolinches. 103. Jaime Barylko. 104. Dialéctica interna de la felicidad. Este apartado está basado en las aportaciones de Antoni Bolinches, La felicidad personal. Mondadori, 2001. 105. La culpa aparece en la conciencia cuando uno entra en conflicto con los principios éticos y normas sociales interiorizadas. 106. La sensación de vacío afectivo depende más de cómo se vive el amor que del amor que uno vive. 107. Es uno de los factores que más pesan en la infelicidad. 108. Carlos Castilla del Pino. La felicidad y sus mitos. Babelia, El País, 7 de julio de 2001. 109. De la felicidad a la muerte. Tertulias Crisol. El País, 31 de enero de 1994. 110. El remordimiento, 1976. 111. Entrevista La Vanguardia, 15 agosto de 2000. 112. Extraído, en parte, de Rafael Bisquerra. 113. Relato atribuido a Shel Silverstein. 114. Primer llibre de Bloomsbury. 258 115. Luces en la caverna. 116. Shambala, la senda sagrada del guerrero. 117. Mitch Albom, Los martes con mi viejo profesor. 118. Juan Salvador Gaviota. 119. Los libros de mi vida. 120. ¿Podrá sobrevivir el hombre? Paidos, estudio. 259 Índice Índice Prólogo Presentación I PARTE 11 14 16 20 LA PSICOECOAFECTIVIDAD Capítulo primero El despertar de la ecología emocional Toda una vida para vivir, todo un mundo a explorar La psicoecoafectividad: el equilibrio interno proyectado en el equilibrio externo Los colores de nuestro paisaje Emociones, ¿premios o castigos? Asumir el riesgo de vivir La salud emocional La importancia del equilibrio y de la armonía El equipaje del otro no es el que yo creo La libertad de escoger Que no se oxide nuestro corazón Capítulo segundo El léxico psicoecoafectivo Un estruendo de palabras Todo está en la palabra Encontrar la palabra justa Explicamos un cuento: La isla de los sentimientos Palabras para dejar de escondernos Glosario psicoecoafectivo Abono emocional Basuras emocionales Biodegradable Cartografía emocional Contaminación emocional 260 21 22 22 22 23 24 25 26 27 29 29 31 32 32 33 33 33 34 35 36 36 37 37 37 38 38 38 39 Conservas emocionales Desierto Desertización Efecto invernadero y lluvia ácida Energía emocional Agujero de ozono psicoecoafectivo Espacios de crecimiento o Nicho psicoecoafectivo Reciclar sentimientos Reservas naturales, espacios protegidos Segregación psicoecoafectiva Capítulo tercero Ecología y sentimientos El origen La responsabilidad de ser El ser humano, un ser que busca Códigos que es preciso traducir Los paisajes más exóticos para explorar ¿Sentimientos buenos y malos? ¿Positivos y negativos? La auditoría psicoecoafectiva El autoconocimiento liberador Una leyenda hindú Capítulo cuarto Las leyes de la ecología emocional Ley de la diversidad y riqueza de afectos Hay muertos que andan Evitemos la censura afectiva No sentimos igual, ni falta que nos hace Ley de la interdependencia afectiva Somos sistemas de energía abiertos Nadie es emocionalmente autosuficiente El efecto boomerang 261 39 40 40 40 40 41 42 42 42 43 43 43 45 45 45 45 46 46 46 47 48 48 48 49 50 51 51 51 51 52 53 53 53 54 54 Todo lo bueno que hacemos tiene un impacto positivo en el Universo El contagio emocional Las constelaciones de afectos Ley de la gestión ecológica de los recursos afectivos Una gestión inteligente El principio de aprovechamiento de la energía psicoecoafectiva Capítulo quinto El consumo afectivo La influencia de los valores sociales en el consumo afectivo Emociones para el consumo, sentimientos «a la carta» Sucedáneos emocionales Los cosméticos emocionales II PARTE 55 55 55 56 57 57 58 60 60 60 60 61 61 63 LA GESTIÓN AFECTIVA DESADAPTATIVA Capítulo sexto La gestión desequilibrada de los afectos La incorrecta gestión de los recursos emocionales Si el corazón pudiese pensar, se pararía Los recursos no son ilimitados Dos sistemas operativos que conviven Cuando el caos vence Un balance emocional negativo Los precios que pagamos Fugas de energía Cuando «nos saltan las fichas»: el desborde emocional El perfeccionismo utópico Invertir energía en proyectos inadecuados La incontinencia afectiva La infrautilización de los recursos afectivos La contaminación emocional Un contaminante emocional: los rumores Reprimir los afectos La tala indiscriminada 262 63 64 64 64 64 65 65 66 67 67 67 68 69 69 70 70 71 71 72 73 Las basuras emocionales Basuras crónicas La generación de contenidos emocionales tóxicos Embrollo emocional Capítulo séptimo Atrapados en emociones que nos esclavizan Una construcción a medio hacer Desarmonía y patología La prisa violenta Tiempo sentido, tiempo vivido Afectos indicadores de desarmonía ANSIEDAD. Anatomía de la ansiedad La espiral de la preocupación La anticipación del futuro Cuando todo se nos escapa Un mensaje cifrado La constelación de la ansiedad Síntomas de deterioro Cuando vivir es un sufrir constante La gestión adaptativa de la ansiedad ¿Por qué preocuparse? Estrategias emocionalmente ecológicas CELOS. Anatomía de los celos Código cifrado: una historia de posesión La constelación de los celos Síntomas de deterioro Un camino con pendiente La gestión adaptativa de los celos Estrategias ecológicas CULPA. Anatomía del sentimiento de culpa Culpa, el control social interno La cultura de la culpa Un mensaje cifrado 263 73 74 74 75 77 77 77 77 78 79 80 80 81 81 82 82 82 82 83 83 83 83 84 84 85 85 85 85 86 86 86 86 86 87 87 La constelación emocional de la culpa Síntomas de deterioro El culpable es el otro: el autoengaño No podía haber hecho otra cosa: la cesión del control ¿Remordimientos útiles? La gestión adaptativa de la culpa Culpas y deudas Dos textos sobre la culpa ENVIDIA. Anatomía de la envidia La envidia, un espejo deformante La constelación emocional de la envidia Poner a cada uno en su sitio Un código a traducir Síntomas de deterioro La valoración de amenaza Un camino hacia el odio La gestión adaptativa de la envidia Mirar hacia adentro Estrategias ecológicas IRA. Anatomía de la ira Ira: peligro de explosión Código cifrado: reacción defensiva contra un obstáculo La constelación emocional de la ira Síntomas de deterioro La espiral de violencia El arrebatamiento Las cicatrices de la ira La gestión adaptativa de la ira Estrategias ecológicas Reencontrar la calma Explicamos un cuento Aprender a convivir con la frustración MIEDO. Anatomía del miedo 264 87 88 88 88 89 89 89 89 90 91 91 92 92 93 93 93 93 94 94 94 95 95 95 96 96 97 97 97 98 98 99 99 100 100 101 Miedo: Peligro de pérdida Una bolsa llena de miedos Un mensaje cifrado Situaciones que pueden desencadenar miedos La constelación emocional del miedo Reacciones y emociones ligadas al miedo Síntomas de deterioro El círculo vicioso de los miedos Cuando el miedo toma el control La gestión adaptativa del miedo Estrategias emocionalmente ecológicas Arriesgarse a saltar Tres relatos sobre el miedo ODIO. Anatomía del odio El dilema: ¿crear o destruir? El odio: una construcción laboriosa Un mensaje cifrado: ¡peligro! La constelación emocional del odio Síntomas de deterioro El trabajo del odio Odiar tiene un precio La gestión adaptativa del odio Un esfuerzo en sentido contrario Estrategias emocionalmente ecológicas Un poema sobre el odio RESENTIMIENTO. Anatomía del resentimiento Un sentimiento propio de humanos Todo es culpa del otro Vaciarnos para viajar La constelación del resentimiento Un mensaje cifrado Síntomas de deterioro El resentido, un ofendido crónico La gestión adaptativa del resentimiento 265 101 102 103 103 104 104 104 104 105 105 106 106 107 108 110 110 111 111 111 111 112 112 112 112 113 114 114 114 115 115 115 115 116 116 116 Romper la cadena de elaboración Escoger lo que debemos olvidar Otras estrategias emocionalmente ecológicas Explicamos un cuento TRISTEZA. Anatomía de la tristeza Tristeza para reconstruirnos Una suma de factores La constelación de la tristeza Un mensaje cifrado: ¡detenerse! Situaciones que nos pueden causar tristeza Síntomas de deterioro El infierno y el cielo están en mí Cuando el paisaje es un pozo La gestión adaptativa de la tristeza Eso también pasará Una antorcha espléndida VERGÜENZA. Anatomía de la vergüenza La vergüenza paralizante Un mensaje cifrado La constelación emocional de la vergüenza Síntomas de deterioro Una vergüenza patológica ¿Camuflarse para sobrevivir? La gestión adaptativa de la vergüenza Antídotos contra la vergüenza ¿Y qué? El ridículo se lo hace uno mismo III PARTE 116 117 117 118 118 118 118 119 119 120 120 120 120 120 121 121 121 121 121 121 122 122 122 122 123 123 123 123 124 LA CUESTIÓN HUMANA Capítulo octavo La gestión emocional ecológica El saber imprescindible Estamos en camino, pero no caminando Vivir cada día 266 124 125 125 125 126 127 Aprender a discernir Escogemos nuestra actitud y nuestra conducta Ser uno mismo a pesar del entorno Los ideales y las utopías necesarias La llave del éxito: deseo, esfuerzo, perseverancia y acción Nada se consigue sin esfuerzo Si crees que estás perdido, lo estás Provisionalidad. Meditación de Séneca La transformación necesaria, la «no resistencia» La isostasia emocional El drenaje emocional Los siete principios de la gestión ecológica de las relaciones 1. Principio de la autonomía personal 2. Principio de la prevención de dependencias 3. Principio del boomerang o de la correspondencia 4. Principio del reconocimiento de la individualidad y la diferencia 5. Principio de la moralidad natural 6. Principio de la autoaplicación previa 7. Principio de la limpieza relacional Los efectos saludables de no inmiscuirnos en la vida de los demás Capítulo noveno Energías limpias, renovables y ecológicas Energía psicoecoafectiva Un mar de pequeños fueguitos Apasionarse por vivir ¿Cómo es la ciudad de donde viene? Escoger el filtro adecuado Todos los momentos son especiales Sembrar energía positiva Fuerzas para seguir adelante ALEGRÍA. Anatomía de la alegría Las semillas de la alegría Una emoción de fácil contagio La constelación de la alegría 267 128 128 129 129 131 133 133 134 134 135 136 136 137 137 138 139 139 139 140 141 142 142 142 143 143 143 143 144 144 145 145 146 146 146 147 Los beneficios de la alegría Síntomas de deterioro Hiperestimulados pero descontentos El mal humor La gestión adaptativa de la alegría Defender la alegría Explicamos un cuento La alegría es una elección CURIOSIDAD. Anatomía de la curiosidad Curiosidad para sobrevivir Educar la curiosidad La constelación de la curiosidad Aprender a ver las maravillas Síntomas de deterioro Cuando aparece el aburrimiento Cuando la curiosidad muere La gestión adaptativa de la curiosidad Fomentar la perplejidad como vía de autoconocimiento Las preguntas pueden ser las respuestas Atreverse a escuchar la intuición DESEO. Anatomía del deseo La cultura de la ganancia El deseo primordial La constelación del deseo Los objetos de deseo Síntomas de deterioro Ojo con lo que deseas, puede serte concedido Cuando tener es más importante que ser La violencia del deseo La gestión adaptativa del deseo Por una pedagogía del deseo Estimular el deseo Educar en la frustración Aprender a orientar el deseo FORTALEZA. Anatomía de la fortaleza 268 147 147 147 148 148 148 150 152 152 153 153 153 154 154 154 154 155 155 155 156 156 156 157 157 157 157 158 158 158 159 159 159 160 160 161 La resistencia inteligente El valor de vivir la incertidumbre La constelación de la fortaleza Síntomas de deterioro Cuando nos colocamos una coraza No podré, no seré capaz La gestión adaptativa de la fortaleza Entrenar la fortaleza emocional Quién es valiente Enfrentarse al dragón Para volar hay que lanzarse SILENCIO. Anatomía del silencio La energía del silencio El silencio: plenitud y eternidad Síntomas de deterioro Hablar por hablar Un ruido interno que resuena El miedo al silencio La gestión adaptativa del silencio Una anécdota sobre el silencio Silencio para contemplar la belleza SOLEDAD. Anatomía de la soledad Nadie puede vivir en mi lugar Soledad para crear Estar solo, sentirse solo La constelación de la soledad Un mensaje cifrado Síntomas de deterioro La dificultad de ser uno mismo en compañía de otros Una agenda repleta de actividad Yo no necesito a nadie 269 161 161 162 162 162 163 163 163 163 164 164 164 164 165 165 166 166 166 167 167 168 168 168 168 169 169 170 170 171 171 171 171 171 171 171 Miedo a estar solo Soledad forzosa o el sentimiento de abandono Soledad en compañía La gestión adaptativa de la soledad Espacios para reintegrarnos o la capacidad de estar solos Soledad para unas relaciones personales satisfactorias Cargar energías Estar solo: un comportamiento inteligente Efectos terapéuticos de la soledad Instantes de perfecta armonía: el sentimiento oceánico VOLUNTAD. Anatomía de la voluntad Una construcción creadora Una reflexión sobre la voluntad Un compromiso con uno mismo Voluntad y libertad Síntomas de deterioro Cuando no hay autorregulación Cuando la motivación externa sustituye a la voluntad La cultura de la facilidad La inmediatez El peligro de conformarse y ser sumiso La gestión adaptativa de la voluntad Escuchar y gestionar las emociones Explicamos un cuento Paciencia para convivir con la dificultad Perseverar en lo que es vital Tomar el timón de nuestra vida Caricias positivas: las vitaminas emocionales Una caja llena de ternura ¿Qué tengo que hacer para ser abrazado así? El valor de una sonrisa El poder de la música 270 172 172 172 173 173 173 174 174 174 175 175 176 176 177 177 178 178 179 179 179 180 180 180 181 181 181 182 182 182 183 183 183 184 184 185 El humor, un beneficio para la salud El cuidado de unos y otros Belleza para vivir Capítulo décimo Espacios protegidos: ecosistemas afectivos frágiles Reservas naturales, espacios protegidos Especies en peligro de extinción Catálogo de afectos extremadamente delicados AGRADECIMIENTO. Anatomía del agradecimiento Agradecer las pequeñas cosas El agradecimiento da alegría Sólo tenemos lo que hemos dado Aprender a valorar lo que tenemos La constelación del agradecimiento Síntomas de deterioro del agradecimiento Sobre gratitud y deudas ¿Halagar, reconocer o agradecer? La gestión adaptativa del agradecimiento Valorarse para valorar Fomentar la cultura del agradecimiento AMISTAD. Anatomía de la amistad Un entorno íntimo Hagamos un trato La medida necesaria Elogio de la amistad Acompañantes de camino hasta el final La constelación de la amistad Síntomas de deterioro Un narcisismo acaparador Inseguridad posesiva El desasosiego de los celos y la envidia 271 185 186 186 186 188 188 188 188 189 190 190 191 191 191 192 192 192 192 192 193 193 193 193 194 194 194 194 195 195 196 196 197 197 197 198 La gestión adaptativa de la amistad Un camino a recorrer a menudo Una invitación a crecer Amistad, afectividad y silencio Con las manos abiertas Tomar el cielo entre las manos AMOR. Anatomía del amor Hechos para el amor Ventana sobre la palabra Un AMOR en mayúsculas El amor: una nación a fundar Un amor que dure La constelación del amor Síntomas de deterioro del amor El principio de desintegración universal Analfabetismo amoroso El amor no debe ser sacrificio ¿Y si se escapan? El universo puede ser un lugar muy frío La tragedia de aferrarse La gestión adaptativa del amor Encontrarse sin buscar Renovarse y sorprender Explicamos un cuento Escuchar el amor Preservar el misterio Pasar de amor a amar Eliminar la exclusividad Volar juntos, pero no atados COMPASIÓN. Anatomía de la compasión Una compasión vestida de ternura La compasión iluminada La compasión universal La constelación de la compasión Síntomas de deterioro 272 198 198 199 199 199 200 200 200 200 201 201 201 202 202 202 202 203 203 204 204 205 205 206 206 207 207 208 208 209 210 210 210 210 211 211 Compasión bajo sospecha La autocompasión victimista Insensibilidad para no sufrir La gestión adaptativa de la compasión Ser buenos con nosotros mismos No perder el contacto con el sufrimiento Escuchar con el corazón CONFIANZA. Anatomía de la confianza Seguridad y riesgo Sin confianza no hay alegría La gestión de la incertidumbre La historia de Miralepa Visión positiva para confiar La constelación de la confianza Síntomas de deterioro El continuum de la confianza Los prejuicios limitadores Cuando aparece la mentira La gestión adaptativa de la confianza Confiar en uno mismo: el primer paso Lo que es esencial La llave de toda relación ESPERANZA. Anatomía de la esperanza Ampliar el presente Esperanza ¿en qué y para qué? La constelación de la esperanza Síntomas de deterioro Cuestión de medida De la esperanza a la pasividad La desesperación destructiva La gestión adaptativa de la esperanza Cuidar la esperanza El deber de dejar por lo menos un sueño Yo sé que algún día será así 273 211 212 212 213 213 213 213 214 214 214 215 215 216 216 216 216 216 217 217 217 218 218 219 219 219 219 220 220 220 220 220 221 221 221 222 FELICIDAD. Anatomía de la felicidad Muchas visiones sobre la felicidad Un editorial al New York Times La constelación de la felicidad Los ingredientes de la felicidad Sabio, entonces feliz Síntomas de deterioro Los ladrones de la felicidad El remordimiento La gestión adaptativa de la felicidad Solidaridad para ser feliz Los beneficios de la felicidad Cómo sembrar la propia felicidad Dos vivencias de felicidad GENEROSIDAD. Anatomía de la generosidad El placer de dar El boomerang Dar, incluso, la vida La constelación de la generosidad Síntomas de deterioro Tierra yerma Propiedad privada Nadie puede salvarse solo ¿Una generosidad destructiva? La gestión adaptativa de la generosidad La clave de la generosidad Explicamos dos cuentos Ser generosos con nosotros mismos Generosidad en el amor SERENIDAD. Anatomía de la serenidad Coherencia en el ser Hacer lo que hay que hacer La constelación de la serenidad 274 222 222 223 224 224 225 226 226 226 227 227 227 227 227 227 228 229 229 230 230 231 231 231 231 232 232 233 233 233 234 234 235 236 236 236 Síntomas de deterioro No saber estar inactivos Rencores, resentimiento y odio Cargas que nos pesan La gestión adaptativa de la serenidad Estar en paz Contemplar la belleza Vivir el momento Serenidad y liberación El territorio interior armónico TERNURA. Anatomía de la ternura Ternura, plenitud y tristeza No estás solo, estoy contigo La constelación de la ternura Síntomas de deterioro La ternura escondida Las prisas que ciegan El miedo a ser débiles La gestión adaptativa de la ternura Recuperar a nuestro niño Dos relatos sobre la ternura Lento, lento, sin prisa Un antídoto contra la agresividad Epílogo El arte de vivir la psicoecoafectividad La fuerza creadora Viajar, explorar, desprenderse No se han podido llevar la música La calidad de vida Sin límites La última semilla ¿Podrá sobrevivir el hombre? 237 237 237 238 238 238 239 239 240 240 241 241 242 242 242 242 242 243 243 243 243 244 244 245 246 246 246 247 247 248 248 248 249 250 254 275