Subido por davidgalindo792

Capítulo 5-6 2022-02-23 20 43 15

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5. Nosología genética: importancia de la historia
clínica genética
Victoria del Castillo Ruíz
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INTRODUCCIÓN
Cada vez se reconoce más la importancia de la genética en la práctica médica; los
grandes avances tecnológicos moleculares y genómicos han hecho posible
identificar genes, caracterizar mutaciones causantes, correlacionar el genotipo con
el fenotipo, relacionar polimorfismos con trastornos complejos e incluso desarrollar
medidas para posibles tratamientos. Sin embargo, es importante recalcar que la
etapa inicial de la sospecha e integración diagnóstica de una entidad genética debe
tener lugar a través de una buena historia clínica, con interrogatorio y exploración
adecuados.
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ANTECEDENTES FAMILIARES
Los antecedentes familiares deben contar siempre con un árbol genealógico o
pedigrí (Anexo I), es decir, la representación gráfica de la historia médica familiar
mediante la utilización de símbolos que permitan reconocer características o
enfermedades en los sujetos que los poseen. Es una herramienta valiosa que
suministra información diversa, como apellidos, talla, edad actual, edad al
fallecimiento o semanas de embarazo, pero agrega también datos como
consanguinidad y grado de parentesco, origen étnico, exposición a agentes
ambientales, individuos afectados con otras manifestaciones del padecimiento,
personas fallecidas, número de embarazos, abortos espontáneos o inducidos, óbitos,
adopción o productos de diferentes parejas. De esta forma se cuenta con un historial
lo más completo posible, sin perder de vista que la información de familiares no
afectados es tan importante como la de los afectados. El esquema básico incluye
tres generaciones y ello posibilita reunir información confiable; no obstante, si ésta
es confusa, incompleta o errónea, es frecuente que se requieran varias sesiones para
obtener todos los datos, revisiones clínicas e incluso estudios de laboratorio y
gabinete de los familiares. Siempre debe regirse en un marco de respeto a la
situación sociocultural, religiosa y la autonomía del individuo o la pareja, sin emitir
juicios que produzcan culpabilidad o violen la confidencialidad de la información
obtenida.
Los antecedentes familiares deben mantenerse actualizados y consignar la mayor
información de los familiares, incluidos sexo, edad y parentesco; nunca deben
pasarse por alto los antecedentes obstétricos ni la edad de los progenitores al
nacimiento. En consecuencia, el antecedente de progenitores mayores de 35 años
orienta a sospechar patología autosómica dominante de novo en el caso del padre o
cromosómica de la madre. La presencia de múltiples abortos, óbitos o mortinatos
sugiere que alguno de los padres puede ser portador de una translocación
balanceada y, por lo tanto, el estudio citogenético es indispensable, ya que la
obtención de un resultado anormal supone la posibilidad de un diagnóstico prenatal
en una futura gestación. Asimismo, se ha reconocido una relación de bridas
amnióticas en procedimientos de amniocentesis realizados antes de las 15 semanas
de gestación y en técnicas de fecundación asistida con el síndrome de BeckwithWiedemann, cuya etiología implica una alteración de los procesos de impronta
genómica.
Es el primer paso para establecer el riesgo de alteraciones genéticas, ya que los
datos como la consanguinidad entre los padres obligan a descartar una enfermedad
autosómica recesiva o multifactorial; además, la presencia de varones afectados en
diferentes generaciones relacionados por la rama materna orientan hacia un
problema recesivo ligado al cromosoma X. Sin embargo, puede haber
circunstancias que complican su análisis, por ejemplo los casos únicos en familias
pequeñas, paternidad ilegítima, adopción, fecundación asistida, expresividad
variable, penetrancia reducida, anticipación, endogamia o información falseada.
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Asimismo, es conveniente considerar otros diagramas familiares que hagan posible
obtener un mayor conocimiento del entorno familiar y social del paciente (Anexo
II).
El genograma representa un documento independiente del árbol genealógico que
incluye información demográfica y funcional de la familia, con datos médicos,
emocionales, conductuales y de sucesos críticos, así como de otro tipo de relaciones
no biológicas, como compañeros de cuarto o trabajo. Se utiliza a menudo en
tratamientos personales y familiares, sobre todo de largo plazo, por lo que no debe
incluirse en el expediente médico del paciente; emplea símbolos parecidos a los del
árbol genealógico, las más de las veces de tres generaciones, pero con líneas de
comunicación que representan relaciones distantes o cercanas, abiertas o cerradas,
agradables o conflictivas. No influye en riesgos ni en la decisión de pruebas
genéticas; tan sólo representa un conocimiento más completo del entorno del
paciente y su familia.
El formato del ecomapa semeja una rueda, con el caso índice en el centro y las
relaciones sociales y agencias trazadas en círculo. Este “círculo de la vida” incluye
líneas de comunicación cercanas o distantes con sus jefes, maestros, entrenadores,
líderes religiosos, amigos, vecinos y familiares.
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ANTECEDENTES
PRENATALES
Deben recabarse porque pueden ser claves diagnósticas, como la duración de la
gestación. Por ejemplo, la gestación prolongada puede observarse en algunas
cromosomopatías como la trisomía 18 o prematurez en el síndrome de Turner; los
productos múltiples deben considerarse siempre embarazos de riesgo, dado que
presentan con frecuencia defectos congénitos por constricción y compromiso
vascular; debe investigarse la cantidad anormal de líquido amniótico, puesto que
la presencia de oligohidramnios se puede acompañar de malformaciones renales,
mientras que el polihidramnios obliga a sospechar atresia esofágica. Los
movimientos fetales de inicio tardío o atenuados pueden deberse a patología
musculoesquelética o neurológica. De igual modo, deben considerarse
complicaciones del embarazo, como preeclampsia o eclampsia y hemorragias, o
enfermedades crónicas maternas, como diabetes, epilepsia o cardiopatías y
contacto con agentes teratogénicos físicos, químicos o biológicos que pueden tener
gran repercusión en el producto e interferir con su desarrollo. Si un paciente que
cursa con retraso global del desarrollo, cardiopatía congénita y cataratas tiene el
antecedente de infección por rubeola durante el primer trimestre de la gestación, es
probable la intervención de un factor teratogénico biológico como causante del
problema y requiere la determinación oportuna de anticuerpos para corroborar la
impresión diagnóstica.
PERINATALES
En relación con los cuadros con daño neurológico es importante consignar si el
parto fue distócico o si requirió cesárea, anestesia general o bloqueo, además de las
características de las membranas y placenta. Del producto hay que registrar la
presentación, sufrimiento fetal, arteria umbilical única, hipoxia neonatal, medidas
de reanimación, calificaciones de Apgar y Silverman, peso, talla y perímetro
cefálico relacionados con la edad gestacional, así como información de la evolución
particularmente tórpida del recién nacido por hipotermia o hipertermia, hemorragia,
infecciones, problemas de alimentación, falta de respuesta a estímulos,
hipoglucemia y crisis convulsivas.
Por lo general se considera que el cuadro clínico del paciente se debe a las
secuelas de estas complicaciones perinatales; empero, debe tenerse presente que
puede haber otras causas que deben investigarse, entre ellas disgenesias cerebrales,
inmunodeficiencias o algunos errores innatos del metabolismo.
POSNATALES
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Es muy importante establecer un seguimiento y graficar el crecimiento y su ritmo,
en particular en entidades con alteración de la talla. Por ejemplo, en el síndrome de
Russell-Silver y en la acondroplasia hay detención prenatal y posnatal (figura 51A); en cambio, padecimientos con talla baja como el síndrome de Morquio y la
hipocondroplasia (figura 5-1B) muestran talla normal al nacimiento. El desarrollo
psicomotor debe valorarse de acuerdo con la edad gestacional y la cronológica en
todas las áreas, sean la cognitiva y la motora como la adaptativa y la del lenguaje.
FIGURA Talla baja desproporcionada. A) Paciente con acondroplasia, talla baja
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desproporcionada prenatal. Se identifica con acortamiento rizomélico,
macrocefalia, frente prominente, puente nasal deprimido, hiperlordosis y signo
del tridente. B) Madre e hija con hipocondroplasia, talla baja desproporcionada
pero con manifestaciones más leves que la acondroplasia.
Es importante identificar padecimientos crónicos en cualquier sistema, como
trastornos endocrinos, cardiacos, renales, pulmonares, gastrointestinales,
neurológicos y hematológicos, al igual que factores ambientales, como infecciones
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o maltrato, que interfieren con el crecimiento, desarrollo y funcionalidad del
individuo.
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PADECIMIENTO ACTUAL
Es fundamental especificar la edad de inicio de los signos y síntomas; algunos
trastornos tienen manifestaciones desde el nacimiento como el síndrome de Down o
la acondroplasia; otros aparecen en los primeros meses, como la enfermedad de
Tay-Sachs, en los primeros años como la distrofia muscular de Duchenne y las
mucopolisacaridosis y algunos hasta la edad adulta, como la corea de Huntington.
Dada la complejidad de los padecimientos genéticos, se deben investigar otros
afectados, en cuyo caso es preciso registrar el parentesco, el género, la edad de
inicio y los datos clínicos similares o diferentes. Por ejemplo, pueden estar
afectados abuelo y nieto, lo cual sugiere herencia ligada al cromosoma X, o bien se
identifica anticipación en enfermedades por expansión de microsatélites, como la
corea de Huntington en la cual el cuadro puede presentarse antes en la descendencia
que en el progenitor. La expresividad variable, la penetrancia incompleta y el
mosaicismo germinal deben considerarse siempre al proporcionar el asesoramiento
genético y establecer la evolución de algún padecimiento. Es posible así que un
progenitor con síndrome de Crouzon que no ha tenido complicaciones no
comprenda por qué debe someterse su hijo a una cirugía craneal o por qué padres
sanos con un hijo con retinoblastoma bilateral pueden tener riesgo en futuros
embarazos.
No sólo es importante el diagnóstico sino también considerar el seguimiento
longitudinal para valorar la evolución del problema, complicaciones y detección de
otras anomalías. Del mismo modo que en el síndrome de Down, es obligado vigilar
de manera periódica la función tiroidea, el riesgo de leucemia y la inestabilidad de
la unión craneovertebral; en el síndrome de Marfan hay que considerar los riesgos
cardiovasculares del aneurisma aórtico, los pulmonares por el neumotórax
espontáneo y el deterioro visual por la subluxación de cristalino o el
desprendimiento de la retina; en la distrofia muscular de Duchenne es preciso
valorar la función respiratoria y la miocardiopatía dilatada o bien en los casos de
premutación del X frágil, se debe considerar el riesgo de temblor-ataxia en varones
y falla ovárica prematura en mujeres.
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EXPLORACIÓN FÍSICA
Es uno de los aspectos más importantes de la historia clínica genética. Debe ser
completa, minuciosa e intencionada, permitir dilucidar los hallazgos anormales y
correlacionar el desarrollo embrionario, así como los parámetros funcionales, por
ejemplo neurológicos, audiológicos o visuales. Es importante la revisión de
familiares de primer grado o de sus fotografías para establecer si el paciente posee
variantes familiares o si el fenotipo es anormal. En ocasiones, sobre todo en
alteraciones de la talla, se debe solicitar una somatometría de las estructuras
corporales (figura 5-2), valorar el ritmo de crecimiento anualizado, graficarse de
acuerdo con el sexo y la edad, así como relacionar la talla de acuerdo con el blanco
familiar, dado que un paciente puede hallarse en percentiles normales, pero por
debajo o arriba de los correspondientes a la talla media familiar. Las mediciones
también permiten reconocer si hay proporción o desproporción a través de la
relación del segmento superior con el inferior o de la relación brazada/talla; por
ejemplo, en la acondroplasia, la relación de segmentos es superior a uno por el
acortamiento de las extremidades que contrasta con el tamaño del tronco y la
macrocefalia, mientras que en el síndrome de Marfan la relación es menor de uno
por la dolicostenomelia y la brazada es mayor que la talla por la aracnodactilia.
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FIGURA 5-2
Somatometría: talla, brazada, relación de segmentos y perímetro cefálico.
Como se menciona en el Anexo III, la gran variabilidad y complejidad del
paciente dismorfológico implica un estudio integral para establecer el diagnóstico,
etiología, pronóstico y tratamiento. Por ello es muy importante, desde el punto de
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vista clínico, determinar la presencia de dismorfias mayores, es decir, aquellas que
comprometen la vida o la función, y dismorfias menores, las cuales no tienen
relevancia médica, pero son claves para la integración diagnóstica. Asimismo, se
deben considerar la edad de aparición, esto es, si es congénito o posnatal, y si el
defecto es único o múltiple; en el primer caso, establece si se trata de una
malformación resultante de la formación defectuosa, una deformación causada por
fuerzas mecánicas, una alteración por causas extrínsecas que interfieren con la
formación de una estructura, o una displasia que representa una desorganización
tisular. Debe recordarse que siempre que se identifica una anomalía es preciso
buscar otras ocultas o inaparentes en una evaluación inicial y cuyos efectos podrían
observarse en etapas tardías de la vida.
En caso de reconocer defectos múltiples se requiere determinar si se configura un
síndrome, en el cual el patrón de anomalías se debe a una causa común que puede
ser cromosómica, monogénica, ambiental o desconocida; una secuencia por tratarse
de episodios secundarios a una alteración primaria; una asociación que representa
anomalías múltiples idiopáticas que se presentan juntas con una frecuencia mayor a
lo esperado; un espectro que revela gran heterogeneidad clínica; o bien un defecto
de campo de desarrollo, que supone una alteración de unidades embrionarias.
Se recomienda la exploración general y por áreas con la descripción detallada
de los hallazgos; no debe eludirse la exploración aun cuando se considere un
diagnóstico como “cuadro típico”, por ejemplo de síndrome de Down, ya que se
desconoce con ello la variabilidad de las manifestaciones y, de acuerdo con la edad,
se pueden pasar por alto datos tan importantes como hipotiroidismo, obesidad,
leucemia o manifestaciones de la enfermedad de Alzheimer.
INSPECCIÓN GENERAL
La inspección general hace posible valorar al individuo de manera general y si hay
parecido con otros miembros de la familia, integra talla, facies, actitud, postura,
marcha, proporciones, asimetrías, dismorfias, edad aparente, etc. Por ejemplo, con
una talla baja desproporcionada se debe descartar una displasia ósea, pero si además
se identifican facies burda, tronco corto, pecho en quilla y valgo de rodillas se debe
sospechar una mucopolisacaridosis de tipo IV o, si la talla baja cursa con obesidad
de tronco y discapacidad intelectual, puede considerarse el síndrome de PraderWilli.
La asimetría corporal es muy heterogénea en apariencia, etiología, localización y
gravedad. Alrededor de 12% de los recién nacidos muestra durante los primeros seis
meses de vida una preferencia posicional (mantener la cabeza de un lado la mayor
parte del tiempo) que puede ser la manifestación de un trastorno subyacente, por lo
que deben buscarse signos que permitan diferenciar la forma idiopática de la
sintomática; en esta última destacan la displasia acetabular, fractura perinatal de
clavícula, tortícolis congénita, trastornos del sistema nervioso central y otros
trastornos más.
La macrosomía con hemihipertrofia puede orientar hacia el síndrome de
Beckwith–Wiedemann; en cambio, si ésta cursa con talla baja, facies triangular,
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prominencia frontal y comisuras labiales hacia abajo, hay que pensar en el síndrome
de Silver-Russell. Una entidad muy rara que ocasiona asimetría por deformidades es
la fibrodisplasia osificante progresiva que se distingue por calcificación progresiva
de tejidos blandos con inmovilización permanente de las articulaciones.
La marcha anormal atáxica con retraso mental y moria presupone el síndrome de
Angelman, pero ante signos cerebelosos y telangiectasias oculares es obligado
descartar el síndrome de inestabilidad cromosómica de la ataxia telangiectasia, en
tanto que la marcha equina es dato de neuropatía periférica, la de pato se presenta
en la luxación de cadera o distrofia muscular y la espástica en la lesión piramidal.
Es importante describir los movimientos anormales, por ejemplo temblores en la
enfermedad de Parkinson; tics y movimientos coreicos en la corea de Huntington; o
estereotípicos con daño neurológico y déficit mental, son muy característicos los
movimientos centrales como lavado de manos en pacientes con síndrome de Rett.
Siempre se debe corroborar que la edad aparente concuerde con la cronológica;
si el individuo parece de menor edad es necesario descartar problemas
endocrinológicos como hipotiroidismo o deficiencia de hormona de crecimiento; en
cambio, si la apariencia es de mayor edad, se requiere descartar cuadros de
envejecimiento prematuro como progeria o síndrome de Hallerman-Streiff,
alteraciones del tejido conectivo como cutis laxa o el síndrome de Ehlers-Danlos, o
de encanecimiento prematuro como en el síndrome de Waardenburg.
PIEL
La piel es el órgano más grande del cuerpo y el reflejo del estado general de
paciente y un orientador clínico de diversos padecimientos, en especial con
trastornos de pigmentación. La hipopigmentación generalizada se presenta por
deficiencia en la formación de melanina en el albinismo oculocutáneo y, en menor
grado, en la fenilcetonuria. Las manchas hipocrómicas lanceoladas se relacionan
con esclerosis tuberosa. La poliosis referida al encanecimiento prematuro en la
niñez o el adulto joven se puede presentar en la forma de un mechón blanco frontal
y en las pestañas, así como el piebaldismo se caracteriza por máculas acrómicas
desde el nacimiento localizadas sobe todo en frente, mentón, tórax y abdomen; estas
alteraciones representan hallazgos fenotípicos de los diferentes tipos del síndrome
de Waardenburg, que se distinguen en clínica por la presencia de distopia cantorum
y se relacionan con heterocromia del iris. La hipopigmentación se puede manifestar
con un patrón lineal y abigarrado que anteriormente se conocía como hipomelanosis
de Ito y hoy en día se denomina mosaicismo pigmentario, que se relaciona con
alteraciones cromosómicas inespecíficas en mosaico y en el que además se puede
identificar un patrón en parches localizados o diseminados que se relacionan con
diversas manifestaciones extracutáneas, sobre todo neurológicas. La
hiperpigmentación lineal, en especial en extremidades y tronco, precedida de
lesiones vesiculares y que cursa con alteraciones en diversos órganos, sugiere
incontinencia pigmentaria, un padecimiento dominante ligado al X que afecta
sobre todo al sexo femenino ya que es letal in utero para el sexo masculino. Uno de
los marcadores hiperpigmentados más comunes son las manchas café con leche; si
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éstas poseen bordes lisos y se acompañan de pecas axilares, neurofibromas y
nódulos de Lisch se integra al diagnóstico de neurofibromatosis 1; si presentan
bordes irregulares y displasia fibrosa poliostótica se considera el síndrome de
McCune-Albright; si se acompaña de talla baja prenatal y posnatal se debe
sospechar el síndrome de Russell-Silver y debe investigarse la anemia de Fanconi si
los enfermos cursan con alteración del eje radial o pancitopenia. La acantosis
nigricans se caracteriza por placas hiperqueratósicas, hiperpigmentadas y
aterciopeladas que se distribuyen en los pliegues corporales en particular nuca,
axilas, antecubital y poplíteo, pero puede comprometer otras áreas como cuero
cabelludo y pezones; se relaciona con resistencia a la insulina y obesidad, pero
también es un signo en leprechaunismo, síndrome de Costello y mutaciones de
FGFR3 como los síndromes SADDAN y de Crouzon con acantosis nigricans.
La fotosensibilidad es típica de algunos padecimientos autoinmunes como el
lupus eritematoso sistémico; la luz ultravioleta causa gran daño en la piel y ojos de
pacientes con albinismo y también en los síndromes con inestabilidad cromosómica,
entre ellos el síndrome de Bloom que tiene talla baja, facies larga con micrognatia y
prominencia mediofacial, riesgo de cáncer e incremento del intercambio de
cromátides hermanas, y en padecimientos con falla en la reparación de nucleótidos
como el xeroderma pigmentoso, que evidencia lesiones dérmicas y cambios de
pigmentación en zonas expuestas al sol, así como riesgo de cáncer de piel; con este
trastorno se relaciona el síndrome de Cockayne, con fenotipo muy delgado,
progeroide, talla baja y retraso mental profundo, y la tricotiodistrofia que cursa con
cabello quebradizo y escaso por deficiencia de azufre en el pelo (TS4 Síndromes de
inestabilidad genómica).
La ictiosis describe un trastorno de queratinización con descamación en piel
extremadamente seca; se presenta en un grupo de genodermatosis de diferente
expresión clínica y formas de herencia mendeliana; por ejemplo, la deficiencia de
sulfatasa esteroidea es recesiva ligada al X, pero si cursa con asimetría corporal,
cataratas y epífisis punteadas se integra la condrodisplasia punteada de tipo
Conradi-Hünnerman cuya herencia es dominante ligada al X. No obstante, la forma
más grave es el síndrome del feto colodión con transmisión autosómica recesiva.
Al observar la textura se puede sentir gruesa por infiltración, como en las
mucopolisacaridosis y el hipotiroidismo, aterciopelada como en síndrome de
Ehlers-Danlos o delgada y atrófica como en los síndromes progeroides; hay
hipoplasia dérmica focal y en regiones parietales, como en el síndrome de Seitles,
que da la apariencia de marcas de fórceps.
Se pueden reconocer problemas vasculares como los hemangiomas capilares en
la hemangiomatosis diseminada y en el síndrome de Maffucci que cursa con
encondromas; en el síndrome de Sturge-Weber que es una facomatosis con
anomalías vasculares cutáneas con un nevo facial plano de color rojo vinoso,
cerebrales, oculares y calcificaciones corticales; las telangiectasias pueden sugerir
síndromes de inestabilidad cromosómica como ataxia telangiectasia, síndrome de
Bloom y otros como el de Cockayne y la disqueratosis congénita.
CRÁNEO
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El tamaño, morfología, suturas y fontanelas pueden orientar hacia diversas opciones
diagnósticas. La microcefalia puede estar presente desde el nacimiento o ser
aparente meses o años después y se acompaña por lo regular de retraso en el
desarrollo/discapacidad intelectual en diversas entidades, por lo que otras
características fenotípicas dismorfológicas o neurológicas pueden llevar al
diagnóstico. Por ejemplo, en el síndrome de Cornelia de Lange hay microcefalia y
detención del crecimiento prenatal, sinofris y boca con labio superior en forma de
cupido, mientras que en el síndrome de Rett el perímetro cefálico y el desarrollo
psicomotor son normales hasta los 6 a 18 meses con pérdida de las habilidades
adquiridas y detención del crecimiento cefálico. La macrocefalia puede
relacionarse con la talla alta, como en el síndrome de Sotos, o baja como en la
acondroplasia; si se relaciona con autismo deben buscarse mutaciones en PTEN,
pero si se acompaña de asimetría corporal y además hay nevo sebáceo debe
considerarse el síndrome de Proteus; en cambio, ante alteraciones vasculares se
debe sospechar el síndrome de de Klippel-Trunaunay-Weber.
La persistencia de fontanelas abiertas incluso hasta la edad adulta se puede
presentar en alteraciones endocrinas, en especial hipotiroidismo, pero también en
displasias óseas como la cleidocraneal y la picnodisostosis; por otro lado, si la
fontanela se halla a tensión se puede pensar en hidrocefalia.
Las craneosinostosis secundarias al cierre prematuro de algunas suturas craneales
pueden provocar alteraciones en el crecimiento craneal y precipitar características
faciales que orientan el diagnóstico. La plagiocefalia (figura 5-3A) con asimetría
facial puede ser indicativa de los síndromes de Muenke o Saethre-Chotzen, por lo
que es importante revisar manos y pies para valorar pulgares, primeros ortejos y
sindactilia cutánea; en estos casos es conveniente el estudio molecular de la
mutación pro250arg en el gen FGFR3. La turricefalia incluye una cabeza alta con
proporciones de largo y ancho cefálicos menores; si cursa con exoftalmos, nariz en
pico de loro y mandíbula prominente se deben considerar características del
síndrome de Crouzon; cuando la parte superior del cráneo muestra una forma cónica
se lo conoce como acrocefalia u oxicefalia que puede mostrar sindactilia como en
el síndrome de Apert. La dolicocefalia cuyo índice cefálico es menor de 76%
representa la sinostosis de la sutura sagital, es la más frecuente y representa 40 a
60% de los casos casi siempre esporádicos y 6% es de origen familiar con
transmisión autosómica dominante; en cambio, si se trata de una recién nacida de
madre mayor de 35 años, hipotrófica, con daño neurológico notorio y manos
empuñadas con sobreposición de dedos, se debe descartar la trisomía 18. Una
variante por su morfología parecida a un barco es la escafocefalia puesto que las
regiones anterior y posterior son más afiladas. La trigonocefalia se debe a la
prominencia de la sutura metópica; se puede presentar en la fetopatía por valproato,
alteraciones cromosómicas por deleción 9p y 11q (síndrome de Jacobsen); ante la
presencia de facies tosca con hiperplasia gingival y visceromegalia se sugiere
estudiar la mucolipidosis II.
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FIGURA Alteraciones craneales. A) Plagiocefalia. B) Zonas de aplasia cutis. C)
5-3
Implantación baja del pelo en la nuca. D) Pico de viuda.
Pocos signos se consideran patognomónicos de una entidad; es el caso del cuerno
occipital que refleja una exostosis por calcificación de las inserciones de los
músculos esternocleidomastoideo y trapecio en el hueso occipital. Este signo no
está presente en el neonato ni en la etapa pediátrica temprana, aparece después de
varios años y se presenta sólo en el síndrome del cuerno occipital, sinónimo del
síndrome de Ehlers-Danlos de tipo IX, un trastorno muy raro caracterizado por
concentraciones bajas de cobre por alteración en el transporte, con signos cutáneos,
esqueléticos y déficit mental leve; es recesivo ligado al cromosoma X alélico con el
síndrome de Menkes, por lo que en el estudio del pelo puede presentar pili torti
(Capítulo 8 Herencia mendeliana. Parte 2).
La mayoría de los defectos del cuero cabelludo son benignos y casi siempre de
origen familiar, pero la presencia de nevo sebáceo obliga a descartar el síndrome de
Proteus; si las lesiones corresponden a zonas de aplasia cutis (figura 5-3B) se
deben buscar otras alteraciones; por ejemplo, si hay defectos transversos de
extremidades y cardiopatía, se debe pensar en el síndrome de Adams-Oliver, pero se
sospecha trisomía 13 ante la presencia de múltiples malformaciones con
microftalmía, ausencia de premaxila y polidactilia postaxial.
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Las características del pelo en relación con su crecimiento, implantación y
propiedades pueden orientar hacia diversos diagnósticos. El pelo escaso se puede
presentar en diversas displasias ectodérmicas y en los síndromes de Noonan y
Coffin-Siris; y la calvicie es un signo de la distrofia miotónica en la zona temporal;
el retraso mental profundo puede llevar a considerar el síndrome de Pallister-Killian
debido a tetrasomía 12p y cuyo diagnóstico se establece con cariotipo en
fibroblastos; la hipertricosis es frecuente en la fetopatía por alcohol, en pacientes
con crisis convulsivas tratados con hidantoína y en el síndrome de Cornelia de
Lange.
En relación con la implantación, ésta puede ser frontal, alta o baja, y es difícil
separar las características de la frente. En la línea alta suele relacionarse con frente
amplia, abombada o prominente, como en el caso de la acondroplasia o la displasia
tricorrinofalángica; si la frente es pequeña o estrecha, la línea del pelo es baja, como
en el síndrome de Cornelia de Lange. La implantación anormal en la nuca es casi
siempre baja (figura 5-3C) y se relaciona con cuello corto, típica del cuello alado
del síndrome de Turner, el síndrome de Noonan o el pterigión múltiple, o bien es
efecto de la fusión de cuerpos vertebrales como en el síndrome de Klippel-Feil.
El crecimiento frontal hacia arriba con nariz fina e hipoplasia de alas nasales
debe llevar a presuponer el síndrome de Johanson-Blizzard; en presencia de un
varón con retraso global del desarrollo debe investigarse α talasemia con retraso
mental ligada al X (ATRX). El pico de viuda (figura 5-3D) es una lengüeta
descendente frontal media de la línea del pelo casi siempre relacionada con
hipertelorismo leve; por ejemplo, si se acompaña de surco en la punta nasal se
sospecha displasia frontonasal o síndrome craneofrontonasal; si se identifican
encanecimiento, heterocromia de iris e hipoacusia se debe descartar el síndrome de
Waardenburg I; o, si se trata de un varón con talla baja y acortamiento mesomélico,
escroto en chal, criptorquidia y camptodactilia, el diagnóstico a considerar es el de
síndrome de Aaarkog. Puede haber lengüetas de pelo laterales hacia las mejillas en
defectos de arcos branquiales, como en el síndrome de Treacher-Collins,
caracterizado por hipoplasia cigomática, microtia, fisuras palpebrales hacia abajo y
coloboma de párpado inferior.
La estructura del pelo permite formular sospechas diagnósticas; si es fino y
escaso son posibles displasias ectodérmicas, el síndrome tricorrinofalángico o la
hipoplasia de cartílago-pelo; si es ensortijado con hipertelorismo y nariz bífida,
debe considerarse el síndrome craneofrontonasal y, en presencia de cardiopatía, piel
redundante y pliegues palmares profundos, los síndromes cardiofaciocutáneo y de
Costello que son rasopatías; si es débil, quebradizo y crespo es posible la
tricotiodistrofia; cuando se acompaña de retraso psicomotor debe presuponerse
síndrome de Menkes; y si además hay ictiosis puede diagnosticarse el síndrome de
Netherton.
La hipopigmentación se puede presentar en alteraciones metabólicas, como
fenilcetonuria, homocistinuria y síndrome de Menkes; los pelos plateados con
trastornos inmunológicos llevan a tomar en cuenta el síndrome de Chediak-Higashi
y la poliosis en el síndrome de Waardenburg.
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CARA
Hay que describir el aspecto general en términos de la forma, que puede ser
redonda como en la deleción 5p y en el síndrome de Down; alargada, como en el
síndrome de Marfan; triangular como se observa en el síndrome de Russell-Silver;
cuadrada, por ejemplo en el síndrome de Gorlin; corta por micrognatia o
retrognatia, como en la secuencia de Pierre Robin. Si además cursa con hipoplasia
malar, microtia, fisuras antimongoloides y coloboma del párpado inferior se debe
perfilar el síndrome de Treacher-Collins (figura 5-4A); las mejillas redundantes
llevan a sospechar el síndrome de Williams el cual se origina en una microdeleción
en 7q11.23 que causa deficiencia de elastina, con otros signos clínicos de talla baja,
discapacidad intelectual, hipercalcemia y estenosis supravalvular aórtica; las
mejillas hundidas se identifican en la lipodistrofia; la asimetría se puede presentar
en la craneosinostosis, espectro facioauriculovertebral (EFAV) y síndrome de
CHARGE, puede ser parte de hemihipertrofia o tan sólo hacerse evidente con el
llanto, lo cual obliga a descartar la deleción 22q11; la facies aplanada o con
retrusión mediofacial se reconoce en los síndromes de microdeleción 22q13, de
Stickler y Smith-Magenis, acondroplasia, fetopatías por alcohol y warfarina, y
condrodisplasia punteada (figura 5-4B); con la prominencia mediofacial se piensa
en síndrome de Hallerman-Streiff; la facies burda se relaciona con hipotiroidismo
y trastornos metabólicos, en particular con depósito de metabolitos anormales,
como en las mucopolisacaridosis y gangliosidosis; la hipomimia facial se presenta
en trastornos neuromusculares, como distrofia miotónica, enfermedades
mitocondriales, miopatías congénitas, síndrome de Moebius por parálisis bilateral
del sexto y séptimo pares craneales y el de Schwartz-Jampel reconocible por ptosis,
facies inexpresiva, microstomía, camptodactilia y miotonía.
299
ERRNVPHGLFRVRUJ
FIGURA Alteraciones faciales. A) Hipoplasia de malares, coloboma de párpado inferior,
5-4
micrognatia en el síndrome de Treacher-Collins. B) Facies aplanada e hipoplasia
nasal en la condrodisplasia punctata. C) Holoprosencefalia. D) Anquilobléfaron.
E) Ectropión.
La frente tiene relación directa con la línea de implantación del pelo (triquion);
los cuadros con una frente amplia, prominente o abombada, como acondroplasia o
displasia tricorrinofalángica, muestran implantación alta, mientras que una frente
angosta tiene implantación baja. Puede ser estrecha y poseer una distancia
disminuida entre temporales o parietales, como ocurre en los síndromes de Seitles
conocidos como marca de fórceps, Miller-Dieker originado por la microdeleción
17q13.3 y caracterizado por daño neurológico notorio con lisencefalia, y SchinzelGiedion reconocible además por hipertricosis, surco infraorbitario e hipospadias;
una frente inclinada puede sugerir alteración de lóbulos frontales como en la
trisomía 13.
Los bordes supraorbitarios pueden ser hipoplásicos y los ojos parecen
prominentes como en el síndrome de Zellweger, en tanto que si son hiperplásicos
como en la displasia frontometafisaria, los ojos parecen hundidos; el surco
infraorbitario se presenta en la fetopatía por valproato, en cuadros con proptosis
ocular y en el síndrome de Schinzel-Giedion; en éstos los pliegues infraorbitarios
también se relacionan con edema facial.
La exploración de ojos es esencial, ya que algunos padecimientos de aparición
temprana o tardía pueden o no ser progresivos y pueden afectar a las diversas
estructuras oculares y ser parte de diferentes trastornos. La separación orbitaria
aumentada o hipertelorismo se caracteriza por mayor distancia interpupilar y es
300
ERRNVPHGLFRVRUJ
indicador de desarrollo facial anormal. Es posible la impresión clínica por depresión
del puente nasal, epicanto o telecanto, por lo que es preciso tomar las medidas
intercantal interna, intercantal externa e interpupilar, en condiciones ideales. Se
presenta en diversas entidades con afectación craneal, como las displasias
frontonasal y craneofrontonasal, además de ser característica del síndrome de
Robinow que muestra facies fetal, fisuras palpebrales antimongoloides, hipertrofia
gingival y talla baja. El hipotelorismo representa un acercamiento orbitario y se lo
considera un importante marcador de desarrollo cerebral anormal, como sucede en
la holoprosencefalia (figura 5-4C) cuya máxima expresión es la ciclopía, cuadro no
compatible con la vida posnatal.
Los ojos pueden estar hundidos como en el síndrome de Freeman-Sheldon que
tiene microstomía, facies de silbador y alteraciones de carpo y tarso, o prominentes
como en el síndrome de Crouzon y otras craneosinostosis. Puede haber anoftalmía
aunque es excepcional; lo más común es la microftalmía originada por teratógenos,
como infecciones, alcohol o warfarina, o ser componente de padecimientos como la
trisomía 13, los síndromes de Lenz, oculodentodigital, de Goltz y el EFAV. En
ocasiones, la impresión clínica es de ojo pequeño, pero en realidad el tamaño ocular
es normal (lo que ocurre es que hay blefarofimosis); si la fisura palpebral es
pequeña, la primera entidad a considerar es el síndrome de blefarofimosis-ptosisepicanto, pero ante micrognatia, paladar hendido y desviación cubital de los índices
por hueso accesorio metacarpiano el diagnóstico probable debe ser el síndrome de
Catel-Manzke; o bien, si hay nariz prominente y delgada con mentón afilado y
apariencia progeroide se establece el diagnóstico de síndrome de Hallerman-Streiff.
La forma almendrada de las fisuras palpebrales que presenta el síndrome de
Prader-Willi también crea la impresión de microftalmía, pero el globo ocular es
normal. La ptosis palpebral también puede confundirse con el tamaño del ojo, ya
que estrecha la fisura palpebral; se presenta en cuadros de trastornos mitocondriales,
síndromes de Moebius y Noonan y en la deleción 11p13 que da lugar al síndrome
WARG (Wilms tumor, aniridia, genitourinary anomalies, retardation, tumor de
Wilms, aniridia, alteración de genitales y retardo mental). La dificultad para abrir
los párpados por sinequias también puede suscitar confusión con el tamaño del ojo,
como ocurre en el síndrome de Hay-Wells conocido como AEC (ankyloblepharonectodermal dysplasia-cleft lip/palate, anquilobléfaron, displasia ectodérmica y
fisura labiopalatina; figura 5-4D). Sin embargo, en el criptoftalmos no hay fisura
palpebral, el ojo es rudimentario y está cubierto de piel, con línea del pelo frontal
aberrante, alteraciones en pabellones auriculares, genitales y sindactilia.
Otra característica de la hendidura palpebral es su dirección; si se traza una línea
imaginaria que conecte los dos cantos internos, el canto externo puede dirigirse
hacia arriba (mongoloide), como en el síndrome de Down, o hacia abajo
(antimongoloide), como en los síndromes de Treacher-Collins y Noonan. Las
fisuras pueden ser largas, como en el síndrome de Kabuki que tiene además
ectropión del párpado inferior, es decir, la eversión del párpado, y también se
presenta en la ictiosis lamelar, epidermólisis bulosa distrófica y neoplasia endocrina
múltiple de tipo IIB (figura 5-4E); cuando hay entropión, las pestañas pueden irritar
al ojo como ocurre en la duplicación 22q11.
301
ERRNVPHGLFRVRUJ
La córnea puede estar opaca por glaucoma congénito que causa agrandamiento de
la cámara anterior, lo cual se conoce como buftalmos; esclerocórnea es el término
que implica opacidad congénita no progresiva. Si se presenta con ictericia neonatal
y estenosis pulmonar periférica debe pensarse en el síndrome de Alagille, con
paladar hendido en el síndrome de Stickler; si se acompaña de estenosis anal,
displasia de iris, hipodoncia y redundancia de cicatriz umbilical, la sospecha
diagnóstica debe recaer en el síndrome de Rieger y es un dato posnatal en las
enfermedades lisosomales, como mucopolisacaridosis, mucolipidosis o
gangliosidosis. Ante la sospecha de cistinosis por raquitismo hipofosfatémico,
acidosis metabólica, tubulopatía y daño renal es importante corroborar el depósito
de cristales de cistina en la córnea, la cual puede erosionarse y complicarse con una
queratopatía.
En el iris se pueden presentar varias alteraciones que pueden ser claves
diagnósticas, como las manchas de Brushfield en el síndrome de Down, los nódulos
de Lisch en la neurofibromatosis I, el patrón estelar en el síndrome de Williams y el
anillo de Kayser-Fleischer en la enfermedad de Wilson, que cursa además con
trastornos neurológicos y hepáticos como resultado del exceso de cobre por un
defecto de su excreción. Puede haber colobomas de párpados por fisuras faciales, en
el párpado inferior, como en el síndrome de Treacher-Collins (figura 5-4A), del iris
a la retina como en la deleción 4p y en el síndrome CHARGE (coloboma,
cardiopatía, atresia de coanas, retardo del crecimiento y mental, y alteración en
genitales y pabellones auriculares).
Cuando la esclerótica es delgada y se transparenta la coroides, parece tener una
tonalidad azul grisácea; puede presentarse en recién nacidos normales y luego
desaparece, pero si persiste puede orientar hacia trastornos del tejido conectivo, en
particular osteogénesis imperfecta, aunque se identifica en los síndromes de Marfan
y Ehlers-Danlos.
Existen diversos tipos de cataratas de origen mendeliano o relacionados con
diversos padecimientos cromosómicos con discapacidad intelectual (p. ej.,
síndromes de Marinesco-Sjögren o Lowe), trastornos metabólicos (p. ej.,
galactosemia), displasias óseas (p. ej., condrodisplasia punteada) o factores
ambientales (p. ej., rubeola, prematurez e hipoxia).
Es importante la evaluación de la retina dado que puede llevar a presuponer
trastornos lisosomales con la presencia de la mancha rojo cereza e infección
prenatal por la aparición de retinocoroiditis; y, en caso de un nexo con retinosis
pigmentaria, con obesidad e hipogenitalismo, hay que considerar el diagnóstico de
síndrome de Biedl-Bardet.
Los dermoides epibulbares pueden ser parte del EFAV, pero hay que realizar
una cuidadosa exploración de la piel para descartar el síndrome del nevo sebáceo
lineal; si hay estenosis anal, alteración de pulgares y cardiopatía congénita se debe
investigar el síndrome de Townes-Brocks y el del cromosoma 22 marcador.
Los conductos lacrimales pueden estar afectados como en el síndrome LADD
que incluye aplasia, atresia o hipoplasia de conductos lacrimales y salivales con
xerosis en ojo y boca, además de orejas acopadas, hipoacusia y alteraciones
digitales. La obstrucción de la glándula lacrimal con senos en cuello sobre regiones
302
ERRNVPHGLFRVRUJ
hemangiomatosas a lo largo del músculo estrenocleidomastoideo y detrás de la
oreja, junto al filtrum estrecho, sugiere el síndrome branquio-óculo-facial (BOF).
Es importante revisar las características de cejas y pestañas; si no están
presentes o son muy escasas debe sospecharse alguna displasia ectodérmica o
padecimientos que la tengan, por ejemplo la hipoplasia de cartílago-pelo; la
deficiencia o interrupción lateral de las cejas, así como la exageración del arco
natural, orienta hacia el síndrome de Kabuki; las escasas pero con engrosamiento
medial son dato del síndrome tricorrinofalángico; con cejas rectas, ojos hundidos y
retraso mental se debe descartar deleción 1p36; por otro lado, la confluencia de
cejas pobladas se denomina sinofris y es muy característica del síndrome de
Cornelia de Lange que muestra hipertricosis y pestañas largas (figura 5-5A); se
observa también en la mucopolisacaridosis III, en algunos pacientes con síndrome
de Waardenburg y en el síndrome de microdeleción 9q34 que tiene estigmas de
síndrome de Down y desarrolla obesidad troncal; la distiquiasis o doble fila de
pestañas suele irritar la conjuntiva y puede ser el primer signo para diagnosticar el
síndrome de linfedema-distiquiasis; se reconoce también en el síndrome de Seitles.
FIGURA Dismorfias faciales. A) Síndrome de Cornelia de Lange: sinofris, fisuras
5-5
antimongoloides, pestañas largas, narinas antevertidas. B) Displasia
cráneometfisiaria: facies de pugilista. C) Síndrome de Silver-Russell: facies
triangular, frente amplia, boca con comisuras hacia abajo y labios delgados.
303
ERRNVPHGLFRVRUJ
La revisión y descripción de la nariz incluyen el tamaño, puente nasal, dorso,
punta, columnela, alas nasales y narinas. La nariz larga, prominente y afilada con
alas nasales poco desarrolladas se identifica en los síndromes de Hallerman-Streiff,
óculodentodigital y Johanson-Blizzard; es pequeña y aplanada en la
condrodisplasia punctata, la fetopatía por warfarina y la holoprosencefalia en la que
puede haber una sola narina (cebocefalia), incluso con proboscis (etmocefalia). El
puente nasal prominente es típico de los síndromes de Wolf (deleción 4p),
Waardenburg, Cohen que tiene retraso mental, obesidad e incisivos grandes, y del
velocardiofacial con nariz referida como piriforme; el puente nasal aplanado es
parte de diversas entidades, entre ellas el síndrome de Down, la acondroplasia y el
síndrome de Stickler. La punta bulbosa con narinas pequeñas y filtrum largo es
común del síndrome tricorrinofalángico; la punta con surco o bífida se relaciona
con displasia frontonasal, en tanto que la columnela prominente con punta
redonda y lóbulos auriculares levantados indica el síndrome de Mowat-Wilson; la
columnela baja que se extiende por debajo del nivel de las alas está presente en el
síndrome de Rubinstein-Taybi; las narinas antevertidas se relacionan con los
síndromes de Cornelia de Lange, Williams y Robinow; el tabique aplanado es
común en la secuencia de oligohidramnios; si es ancho (denominado de “pugilista”)
se menciona en la acrodisostosis y la displasia cráneometafisiaria (figura 5-5B).
Puede haber otros signos independientes de la morfología nasal, como encefalocele
anterior a la altura de la glabela; los pólipos y los papilomas pueden tener relación
con trastornos con riesgo de desarrollar cáncer, como los síndrome de Costello y
Cowden.
El filtrum representa la distancia nasolabial y se halla en la porción media en la
región entre el labio superior y la columnela; consta de un surco flanqueado por dos
pliegues o pilares; sus variaciones son rasgos cuantitativos y cualitativos en relación
con la longitud (largo, corto), amplitud (ancho, angosto), profundidad (liso,
profundo) y apariencia (alineación, rafe medio, hoyuelo).
En la fetopatía por alcohol es típico el filtrum liso, en tanto que en la fetopatía por
valproato y el síndrome tricorrinofalángico es largo y liso; en el síndrome de
Robinow es largo, mientras que en el de Cohen es corto y en el de Aarskog ancho.
La exploración de la cavidad oral y todos sus elementos es muy importante:
labios, encías, dientes, lengua, paladar y úvula. Si bien hay gran variabilidad
familiar y étnica, se conocen datos que caracterizan a diversos padecimientos; por
ejemplo, la boca en forma de carpa, porque las comisuras están hacia abajo, es
dato clave del síndrome de Silver-Russell (figura 5-5C); la microstomía con
mentón en H es evidente en los síndromes de Freeman-Sheldon (figura 5-6A),
hipoglosia e hipodactilia y Schwartz-Jampel, en tanto que la macrostomía se
observa en fisuras transversas y el EFAV; el labio superior delgado es típico del
síndrome de Cornelia de Lange y de la fetopatía por alcohol; los labios gruesos
confieren a la facies un aspecto tosco y se refieren por ejemplo en las
mucopolisacaridosis y mucolipidosis, además de ser signo cardinal de los síndromes
de Williams y Coffin-Lowry, una herencia ligada al X con retraso mental y dedos
hinchados con apariencia de “salchicha” en el que sobresale además una curva muy
304
ERRNVPHGLFRVRUJ
marcada en el labio superior; un surco por debajo del labio inferior se considera un
signo importante del síndrome de Aarskog.
FIGURA Dismorfias de la cavidad oral. A) Síndrome de Freeman-Sheldon: microstomía
5-6
con mentón en H. B) Síndrome de van der Woude: fosetas labiales. C) Frénulas
gingivolabiales. D) Holoprosencefalia: incisivo central único.
En general, las fisuras labiopalatinas se consideran de origen multifactorial,
aunque la presencia de hoyuelos en el labio inferior (figura 5-6B) sugiere el
síndrome de van der Woude, autosómico dominante con penetrancia incompleta y
expresividad variable; también pueden aparecer fosetas en el síndrome de pterigión
poplíteo y, si bien inconstantes cuando están presentes conjuntamente con facies
aplanada, cejas arqueadas, fisuras palpebrales grandes con ectropión de párpado
inferior y cojinetes en dedos, apoyan el diagnóstico del síndrome de Kabuki.
Si se reconocen pequeñas máculas pigmentadas de labios y mucosa oral, la
primera opción a considerar debe ser el síndrome de Peutz-Jeghers que cursa con
pólipos hamartomatosos y riesgo de desarrollar cáncer; otras opciones son el
complejo de Carney, que presenta además hiperactividad endocrina con mixomas
cardiacos y el síndrome LEOPARD (por sus siglas en inglés) reconocible por
lentígines múltiples diseminadas en cara cuello y tronco, alteraciones
ecocardiográficas, estenosis de la pulmonar, anormalidad en genitales, retraso en el
crecimiento y sordera.
305
ERRNVPHGLFRVRUJ
La lengua pequeña o microglosia se presenta en casos de hipoglosia-hipodactilia
y en el síndrome orofaciodigital; en ocasiones, la posición lingual da la apariencia
de microglosia, como en la glosoptosis de la secuencia de Robin por micrognatia y
paladar hendido. La protrusión lingual puede deberse a una lengua grande
(macroglosia verdadera) o una cavidad oral pequeña que representa una
macroglosia relativa. La forma verdadera en un neonato macrosómico, con defecto
de pared abdominal, visceromegalia e hipoglucemia, sugiere síndrome de
Beckwith-Wiedemann; si hay macrosomía, macrocefalia y surco mediolingual
profundo, el diagnóstico a considerar es el síndrome de Simpson-Golabi-Behmel;
con hipotonía hay que sospechar enfermedad de Pompe; si hay asimetría lingual se
debe revisar la corporal en busca de hemihipertrofia y a mayor edad puede
presentarse en las mucopolisacaridosis. La macroglosia relativa obliga descartar
hipotiroidismo, síndrome de Down y un cuadro muy parecido en términos
fenotípicos que es la deleción 9q34. La lengua anormalmente lisa por pérdida de
papilas se relaciona con la disautonomía familiar o síndrome de Riley-Day que es
una entidad con insensibilidad al dolor, hipertermia, diaforesis, daño neurológico y
trastornos gastrointestinales; la lengua lobulada se presenta en el grupo de
síndromes orofaciodigitales.
En las encías se puede presentar hiperplasia gingival en los tratamientos con
hidantoínas y ciclosporina; si está presente en neonatos se debe sospechar el
síndrome de Robinow y enfermedad de células I; las frénulas gingivolabiales
(figura 5-6C) son un signo cardinal del síndrome de Ellis van Creveld, que es una
displasia ósea de costilla corta con polidactilia, displasia ungueal y cardiopatía
congénita; asimismo, son comunes en el pterigión poplíteo y en síndromes de
hipoglosia-hipodactilia en los que se extienden hacia el paladar y el piso de la
lengua.
El paladar hendido aislado, en especial la porción blanda, se puede presentar en
el síndrome de van der Woude, el velocardiofacial y las displasias óseas como los
síndromes de Stickler y Kniest. La úvula puede ser bífida y representar un signo
indicador de paladar hendido submucoso; la voz nasal y la insuficiencia
velofaríngea requieren estudio de FISH para detectar la deleción 22q11.2 en el
síndrome velocardiofacial.
Los dientes pueden presentar diversas alteraciones, entre otras por alineamiento,
tamaño, forma, número o estructura, que son características de algunas entidades;
por ejemplo, el incisivo maxilar único (figura 5-6D) sugiere holoprosencefalia, la
macrodontia orienta hacia el síndrome de Cohen, los dientes cónicos a la displasia
ectodérmica anhidrótica, los dientes neonatales al síndrome de Ellis van Creveld
que además presenta frénulas gingivolabiales y la dentina opalescente a la
osteogénesis imperfecta.
Las características de la mandíbula pueden llevar a considerar el diagnóstico; por
ejemplo, su ausencia es típica en los casos de agnatia y facies corta por
micrognatia, que representa mandíbula pequeña en su longitud y ancho, en tanto
que la retrognatia es el desplazamiento posterior mandibular. La micrognatia surge
en muchas entidades de diversas etiologías y es característica del síndrome de
Treacher-Collins (figura 5-4A), de la secuencia de Pierre Robin con glosoptosis y
306
ERRNVPHGLFRVRUJ
paladar hendido; al relacionarse con inestabilidad respiratoria torácica y falta de
osificación costal se establece el diagnóstico del síndrome cerebrocostomandibular;
los dedos índices desviados en sentido cubital sugieren el síndrome de CatelManzke y si se acompañan de talla baja, microtia y ausencia de rótula se sospecha
el síndrome de Meir-Gorlin. El prognatismo representa la protrusión anterior; hay
que valorar si se debe a mayor crecimiento mandibular o bien a la retrusión
mediofacial y suele manifestarse con el desarrollo craneofacial en la acondroplasia,
X frágil y síndrome de Crouzon. La morfología del mentón es muy variada, pero
puede ser orientadora; por ejemplo, el mentón afilado es un rasgo de la deleción
1p36 y el de forma de H es típico del síndrome de Freeman-Sheldon (figura 5-6A).
Es importante recordar que la asimetría mandibular y mentoniana se deben muchas
veces a microsomía hemifacial.
Las alteraciones de los pabellones auriculares incluyen combinación de tamaño
(grandes o pequeños), forma (recortados, acopados, arrugados, prominentes,
criptotia) y posición (bajos, rotados). Las orejas grandes y prominentes son
características del síndrome X frágil, padecimiento dominante ligado al X que se
debe a la expansión del trinucleótido CGG del gen FMR1 en Xq27.3 y que cursa
con facies alargada, discapacidad intelectual, conducta autista y macroorquidia en
varones. La microtia con o sin atresia del conducto auditivo externo (CAE), se
clasifica en cuatro tipos; el I es una oreja más pequeña con rasgos conservados, el
tipo II tiene forma de gancho en su extremo superior, el tipo III es el prototipo como
apéndice vertical cartilaginoso usualmente con atresia del CAE (figura 5-7A) y el
IV o anotia que es la forma más grave, muchas veces relacionado con microsomía
hemifacial y es parte del EFAV. Diversos padecimientos pueden tener microtia,
como aneuploidías cromosómicas, fetopatía diabética, fetopatía por alcohol,
síndromes de Treacher-Collins y Meir-Gorlin. Las orejas acopadas se observan en
el síndrome LADD, en el branquiootorrenal (BOR) que se distingue por fístulas
branquiales, hoyuelos preauriculares, hipoacusia y alteraciones renales como
agenesia, hipoplasia o quistes, y en el síndrome CHARGE (figura 5-7B). Sin
embargo, ante la duda diagnóstica, la tomografía computarizada o la resonancia
magnética de hueso temporal contribuyen a esclarecer el diagnóstico, ya que
permiten detectar alteraciones típicas de la entidad, como la hipoplasia del yunque,
el defecto de Mondini y, en particular, la ausencia de los canales semicirculares; la
oreja arrugada (figura 5-7C) destaca en el síndrome de Beals con fenotipo
marfanoide, prolapso mitral y contracturas en particular de dedos.
307
ERRNVPHGLFRVRUJ
FIGURA Dismorfias en el pabellón auricular. A) Microtia de tipo III. B) Síndrome
5-7
CHARGE: microtia y orejas acopadas. C) Oreja arrugada. D) Pliegues y surcos
en el lóbulo.
Es frecuente que existan hoyuelos preauriculares sobre todo frente a la cruz de la
hélice, en tanto que los apéndices preauriculares se encuentran frente al trago y en
ocasiones se extienden por la mejilla hasta el ángulo de la boca; alrededor del 90%
de éstos es unilateral y menos del 5% se relaciona con síndromes, en particular con
los síndromes de arcos branquiales EFAV, Treacher-Collins, Townes-Brocks y
BOR; si se acompañan de cardiopatía congénita, estenosis anal y coloboma de iris,
el diagnóstico a considerar es el síndrome de ojo de gato por mosaicismo de la
trisomía 22.
Hay variaciones en todas las partes del pabellón; las hélices pueden estar más o
menos dobladas y la antihélice, trago y antitrago pueden mostrar cierta
prominencia, con rebordes adicionales en la cruz de la hélice y la antihélice; es
308
ERRNVPHGLFRVRUJ
posible la ausencia de los lóbulos o pueden ser muy grandes como en el síndrome
de Kabuki, levantados como en el síndrome de Mowat-Wilson, bífidos, lobulados,
pegados, y además pueden tener marcas que son claves diagnósticas, por ejemplo
los pliegues y surcos descritos en el síndrome de Beckwith-Wiedemann (figura 57D).
Una de las alteraciones más referida en la dismorfología es la implantación baja
de los pabellones auriculares; aunque se han descrito diferentes formas de medición,
aquellas que tengan como referencia el canto externo de la fisura palpebral o el
conducto auditivo son poco confiables. Se considera que la más objetiva y que no se
ve afectada por la posición de los cantos externos es la que coloca el inicio de la
parte ascendente de la hélice por debajo de la siguiente línea: se traza una línea
horizontal imaginaria entre los cantos internos que debe alcanzar la cruz de la hélice
(figura 5-8A).
309
ERRNVPHGLFRVRUJ
FIGURA Posición, medición y rotación de pabellones auriculares. A) Para determinar la
5-8
posición de las orejas se traza una línea horizontal imaginaria entre los cantos
internos hasta la oreja que debe llegar a la cruz de la hélice. Se considera
implantación baja si la cruz queda por debajo de la línea. B) Las flechas indican
el largo y ancho de la oreja. C) Rotación del pabellón auricular. Se mide el
ángulo formado por una línea perpendicular al plano de Frankfurt (en línea
punteada) que se proyecta del reborde infraorbitario a la parte más alta del meato
auditivo externo con el eje longitudinal medial Se considera rotación posterior
cuando mide >30°.
La rotación de las orejas es normal hasta 30° y por lo tanto para considerar la
rotación posterior el ángulo debe ser mayor de 30°; en realidad, éste es un dato
erróneo señalado con frecuencia.
Para medirlo se traza una línea perpendicular al plano de Frankfurt que conecta el
margen inferior de la órbita con el punto más alto del meato auditivo para crear un
ángulo con el eje longitudinal medial de la oreja proyectado del punto más inferior
del lóbulo al más alto de la hélice (figura 5-8B y C).
CUELLO
El cuello alado con piel redundante, como consecuencia de edema nucal
intrauterino e implantación baja del pelo en la nuca (figura 6-3C), se puede
presentar en los síndromes de Turner, Noonan y Costello. El cuello corto es efecto
de la malformación o la falla de segmentación de las vértebras cervicales; la
implantación del pelo es baja y la movilidad del cuello está limitada en todas las
direcciones; el primer padecimiento a considerar es el síndrome de Klippel-Feil que
tiene fusión de cuerpos vertebrales cervicales, si bien puede haber compromiso de
otras regiones de la columna; la afección es casi exclusiva del sexo femenino y
puede cursar con malformaciones renales y de genitales internos femeninos, datos
que se imbrican con la combinación MURCS ( [MU]llerian aplasia, [R]enal
aplasia, [C]ervicothoracic [S]omite displasia). Por otro lado, la fusión de cuerpos
vertebrales, la hipoacusia y el fenómeno de Duane por parálisis del sexto par
conforman la triada común del síndrome de Wildervanck. La alteración cervical
puede deberse a aplanamiento de los cuerpos vertebrales, como ocurre en el
síndrome de Morquio o en displasias óseas como la espóndiloepifisiaria congénita;
si un varón presenta el cuello corto y deformidad de Sprengel (desplazamiento hacia
arriba de la escápula) hay que investigar la ausencia congénita del conducto
deferente y revisar malformaciones renales y segmentación cervical anormal. La
presencia en cuello de fístulas, quistes branquiales y hoyuelos obliga a revisar una
alteración renal, ya que son signos cardinales del síndrome BOR; sin embargo, si
aparecen sobre región hemangiomatosa y hay involucro ocular se debe pensar en el
síndrome BOF.
TÓRAX
310
ERRNVPHGLFRVRUJ
Es importante explorar esta zona dado que se conocen varias displasias óseas que
cursan con tronco corto por tener platispondilia, como las displasias
espóndiloepifisarias o disostosis múltiple, por ejemplo en las mucopolisacaridosis,
que presentan una lengüeta anterior. Algunas lo tienen estrecho, como el síndrome
de Ellis van Creveld y en ocasiones el problema pulmonar es tan restrictivo que son
letales, como la displasia tanatofórica y la displasia torácica asfixiante de Jeune. El
tórax en escudo es amplio, convexo y con teletelia, como se describe en el
síndrome de Turner y las displasias con afectación vertebral y costal. La escoliosis
puede ser idiopática o deberse a hemivértebras, como en la asociación VATER
(VACTER-H con hidrocefalia) y las displasias espóndilotorácica y espóndilocostal;
es posible la fusión de cuerpos vertebrales, como en el síndrome de Klippel-Feil,
por neurofibromatosis I, por trastorno de tejido conectivo como en el síndrome de
Marfan, por debilidad muscular en miopatías y distrofias o por limitación articular
como en el pterigión múltiple.
El pecho excavado (figura 5-9A) es la deformidad torácica con depresión del
esternón y de la unión costoesternal; la contraparte es la protrusión del esternón
denominada pecho en quilla, carinatum o de pichón. Casi siempre son hallazgos
aislados sin relación con síndromes; entre los que destacan figuran el síndrome de
Marfan, los fenotipos marfanoides como el síndrome de Beals y la homocistinuria,
y el síndrome de Noonan.
311
ERRNVPHGLFRVRUJ
FIGURA Dismorfias en tórax, abdomen y genitales. A) Pecho excavado. B) Gastrosquisis.
5-9
C) Onfalocele. D) Síndrome de Aarskog: escroto en chal, hernioplastia inguinal
bilateral.
Un fenotipo torácico diferente se observa con los hombros caídos con pérdida de
la configuración horizontal de la parte superior del tórax; es característico de la
displasia cleidocraneal que tiene talla baja, persistencia de fontanelas abiertas y
retraso en la erupción de la dentición permanente. Si los hombros bajos se
acompañan de hipoacusia hay que revisar apéndices preauriculares, quistes
branquiales y alteraciones renales que sugieran el síndrome otofaciocervical que se
considera una variante del síndrome BOR; si existe ptosis palpebral y cardiopatía, la
sospecha recae en el síndrome de Noonan y de modo ocasional forman parte del
síndrome de Holt-Oram que incluye cardiopatía y defectos radiales.
La ausencia o hipoplasia del músculo pectoral mayor por alteración vascular da
origen a la secuencia de Poland que se distingue por asimetría del hemitórax, mama
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y extremidad superior ipsolaterales, a menudo con sindactilia y braquidactilia;
algunas veces se relaciona con parálisis del sexto y séptimo pares que integran el
síndrome de Moebius.
En las mamas puede haber variantes como los pezones supernumerarios o
politelia que presentan algunos padecimientos como los síndromes de RubinsteinTaybi, Pallister-Killian (tetrasomía 12p) y Simpson-Golabi-Behmel. La atelia o
hipotelia pueden ser aisladas con patrón monogénico, pero si además cursan con
atresia de coanas, ano imperforado y defectos de cuero cabelludo se relacionan con
el efecto teratogénico del carbimazol utilizado para el tratamiento de la
tirotoxicosis; pueden acompañarse de amastia que es la ausencia de glándula
mamaria como ocurre en la secuencia de Poland; es importante revisar las
extremidades puesto que con la ausencia de dedos de la región cubital se integra el
síndrome cubital-mamario y, ante la presencia de ectrodactilia, puede corresponder
al síndrome EEC. La teletelia con tórax en escudo en una mujer puede sugerir
síndrome de Turner y los pezones invertidos se relacionan con defectos de
glucosilación.
La ginecomastia, que representa el crecimiento mamario en el varón, puede
observarse en el recién nacido y la adolescencia; sin embargo, hay situaciones en las
que es anormal; por ejemplo, en un lactante hipotrófico con retraso intrauterino,
retraso en el desarrollo y lipodistrofia generalizada, la sospecha debe enfocarse en
leprechaunismo; la ginecomastia puberal con signos de hipogonadismo debe llevar
a estudiar los síndromes de Klinefelter o Kallman; empero, con caracteres sexuales
secundarios normales y lentígines en piel, la impresión diagnóstica se orienta hacia
el complejo de Carney, lo que exige valoración de mixomas cardiacos.
Es importante consignar las alteraciones de las estructuras , como esófago,
corazón y vías respiratorias, anatómicas y funcionales, las cuales pueden ser únicas
o formar parte de síndromes.
ABDOMEN
En la pared abdominal se pueden presentar alteraciones como la extrofia vesical o
cloacal; la ausencia de la musculatura con piel laxa, trastornos renales y
criptorquidia que integran la triada del síndrome de prune belly, conocido como
abdomen en ciruela pasa, afecta en particular a varones y se debe a la obstrucción
urinaria prenatal y megavejiga que causa oligohidramnios e hipoplasia pulmonar.
La gastrosquisis (figura 5-9B) es una de las malformaciones de mayor incremento
en las últimas décadas de causa indefinida, tal vez por alteración vascular, que se
relaciona con productos de madres jóvenes y delgadas, con retraso del crecimiento
intrauterino. Es un defecto pequeño de 1 a 3 cm a través de los músculos rectos y
lateral y casi siempre a la derecha del anillo umbilical, por el cual tiene lugar la
salida del intestino y al final de otros órganos hacia la cavidad amniótica, lo que
provoca malrotación, irritación e inflamación.
La región umbilical puede tener alteraciones menores como la redundancia de
piel periumbilical que es típica del síndrome de Rieger o el desplazamiento hacia
arriba que muestra el síndrome de Robinow; puede haber hernias pequeñas que
313
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cierran de forma espontánea, de mayor tamaño que se pueden presentar en las
trisomias 21, 18 y 13, hipotiroidismo congénito y en las mucopolisacaridosis y
pueden haber defectos muy grandes como el onfalocele (figura 5-9C) que se
relaciona en particular con el síndrome de Beckwith-Wiedemann y con
aneuploidías; a diferencia de la gastrosquisis, el onfalocele afecta al cordón
umbilical; los órganos que salen de la cavidad abdominal son intestinos, hígado y
bazo que permanecen en el saco del peritoneo visceral, el defecto es de mayor
tamaño y tiene mayor riesgo de cursar con otras malformaciones congénitas.
La hernia inguinal es 10 veces más frecuente en varones, la mayoría son no
sindrómicas y relacionada con prematurez; no obstante, también se han presentado
con mayor frecuencia en algunos síndromes. La presentación bilateral en una mujer
debe alertar sobre la posibilidad de insensibilidad a la acción de los andrógenos; son
comunes en las mucopolisacaridosis y trastornos del tejido conectivo como los
síndromes de Marfan, Ehlers-Danlos y cutis laxa, y en los síndromes de Williams,
Aarskog y Noonan.
Ante la sospecha diagnóstica hay que considerar que los órganos abdominales y
retroperitoneales también deben estudiarse con objeto de detectar algún
padecimiento gastrointestinal, hepático, biliar, esplénico, renal y urinario.
GENITALES Y PERINEO
Los genitales ambiguos pueden deberse a falta de virilización en un producto
masculino o virilización en uno femenino; por lo regular se detectan desde el
nacimiento por presencia de falo, clitoromegalia, hipospadias, escroto hipoplásico o
bífido, criptorquidia, labios mayores escrotalizados o fusionados, aunque en
ocasiones la sospecha aparece hasta la adolescencia o vida adulta por ginecomastia,
virilización, problemas reproductivos o cáncer gonadal. La simple presencia de
hipospadias penoescrotal o perineal y la criptorquidia bilateral ya representan
alteraciones de la diferenciación sexual que exigen estudio integral. Se conocen
diversas causas, entre otras las cromosómicas y monogénicas como la hiperplasia
suprarrenal congénita, la insensibilidad a la acción de los andrógenos y la
deficiencia de 5α-reductasa; las consecutivas a teratógenos químicos
(administración de hormonales durante la gestación) o biológicos (tumores ováricos
o suprarrenales maternos) y otras desconocidas. Dado el defecto anatómico en la
extrofia vesical y cloacal también se compromete de forma secundaria el desarrollo
de los genitales.
Pueden ser componente sindromático de trastornos como el síndrome WARG por
microdeleción en 11p13, el síndrome de Dennys-Drash que tiene nefropatía,
talasemia α con retardo mental ligado al cromosoma X, el síndrome de SchintzelGiedion y el síndrome de Smith-Lemli-Opitz, que es un defecto del metabolismo
del colesterol que cursa con retraso mental, estrechamiento bitemporal, narinas
antevertidas y sindactilia en pies.
El hipogenitalismo es más fácil de detectar en el sexo masculino por micropene
que se puede presentar por alteración gonadal o del sistema nervioso central. Es
característico de varios síndromes, entre ellos CHARGE, Robinow, Prader-Willi y
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Bardet-Biedl, el cual cursa con obesidad, retraso mental, polidactilia posaxial,
distrofia retiniana y anomalías renales. En la adolescencia puede presentarse por
retraso puberal en los síndromes de Klinefelter y Kallman.
El escroto en chal (figura 5-9D) es un repliegue de la piel sobre la base del pene
con apariencia de arco gótico; se debe a un desplazamiento caudal leve del
tubérculo genital y representa un signo cardinal del síndrome de Aarskog. Si el
desplazamiento es mayor hay transposición penoescrotal, como la que se presenta
en la secuencia de defectos uroseptales, por tabicación anormal de la cloaca que
crea un canal común anal y uretral con malformaciones renales y con frecuencia
cardiopatía. La revisión perineal debe incluir siempre la región anal, ya que
algunas alteraciones son muy evidentes como la atresia, pero en ocasiones pueden
manifestarse por estreñimiento como en la estenosis e incluso pueden pasar
inadvertidas, como el desplazamiento anterior. Ante su presencia deben buscarse
datos que orienten hacia el síndrome de ojo de gato por mosaico de la trisomía 22,
al de Townes-Brocks, a la asociación VATER, al de Pallister Hall, al
velocardiofacial y alteraciones de línea media como el síndrome de Opitz G que se
identifica por pico de viuda, hipertelorismo e hipospadias.
Una anomalía esporádica es el apéndice caudal que representa una cola en la
región lumbar o sacrococcígea; carece de componente esquelético pero contiene
grasa, músculo, nervios y vasos sanguíneos. Su presencia obliga a investigar una
alteración espinal subyacente, al igual que marcadores cutáneos pilosos, hoyuelos,
lipomas o senos. Puede relacionarse con algunos síndromes por lo que es
importante revisar datos de discapacidad intelectual, hipertelorismo, facies burda y
estrechamiento frontal que orienten hacia el síndrome Pallister-Killian; la facies
aplanada, fisuras palpebrales alargadas con ectropión, hoyuelos labiales y cojinetes
digitales sugieren el síndrome de Kabuki; y ante la presencia de macrosomía,
paladar hendido, lengua con surco profundo medial, cardiopatía e hipospadias hay
que sospechar el síndrome de Simpson-Golabi-Behmel.
EXTREMIDADES
La desproporción de extremidades causa alteraciones de la talla; si es baja puede
deberse al acortamiento del tronco o extremidades como en diversas displasias
óseas, enfermedades lisosomales, hipotiroidismo y raquitismos, entre otras; por otro
lado, la talla alta es en general efecto de extremidades largas, como en los
síndromes de Marfan, Beals y homocistinuria. Pueden manifestar asimetría por
sobrecrecimiento, por ejemplo en el síndrome de Beckwith–Wiedemann, la
neurofibromatosis 1, el mosaicismo somático como en los trastornos de Proteus y
Klippel-Trenaunay-Weber o, en contraparte, por hipodesarrollo como en el
síndrome de Silver-Russell; asimismo, hay que considerar tanto los defectos de
reducción que pueden ser unilaterales o bilaterales, por ejemplo por bandas
amnióticas, secuencia de Poland, síndrome de Holt-Oram e hipoglosia-hipodactilia,
como el aumento de volumen localizado por neoformaciones, entre ellas
exostosis, neurofibromas, calcificaciones o hamartomas.
Se han referido más de 150 padecimientos genéticos con contracturas, como
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ERRNVPHGLFRVRUJ
artrogriposis, trisomías 13 y 18, distrofia muscular congénita, síndrome de
Freeman-Sheldon, síndrome de Beals, secuencia de oligohidramnios, acinesia fetal,
displasia diastrófica; puede haber anomalías localizadas en el codo, por ejemplo en
la acondroplasia, en manos por camptodactilia y en pies como el pie equino varo; la
limitación articular puede ser consecuencia de luxaciones o pterigión. Por otro
lado, la hiperflexibilidad articular que representa laxitud ligamentaria puede
presentarse en la hipotonía pero desaparece al mejorar el tono; es frecuente en
trastornos del tejido conectivo, como el síndrome de Marfan y en los trastornos del
grupo de Ehlers-Danlos. Pueden aparecer deformidades debidas a contracturas,
displasias óseas, por fracturas en huesos frágiles como osteogénesis imperfecta,
luxaciones como en el síndrome de Larsen que cursa con luxaciones de grandes
articulaciones, la seudoartrosis que se presenta en la neurofibromatosis I, los
trastornos renales como el raquitismo hipofosfatémico, las enfermedades
lisosomales como las mucopolisacaridosis, e incluso la ausencia o hipoplasia de
rótula que produce una apariencia aplanada a la rodilla en particular al flexionarla,
rasgo característico de los síndromes uña-rótula y Meir-Gorlin; la deformidad de
Madelung no es congénita, aparece después de los seis años y es un signo distintivo
de desproporción del antebrazo con radio incurvado y su epífisis distal inclinada
hacia fuera; se relaciona con el gen SHOX en pacientes con síndrome de Turner y
con la discondrosteosis de Leri-Weil.
En manos y pies se presentan diversas características que suelen concordar entre
las cuatro extremidades y se transmiten como anomalías no sindrómicas de manera
mendeliana. No obstante, pueden ser claves diagnósticas en un componente
sindromático; por ejemplo, en manos la polidactilia posaxial de la trisomía 13 o
del síndrome de Biedl-Bardet; la polidactilia preaxial en los síndromes LADD,
Holt-Oram y Townes-Brocks; la sindactilia en la secuencia de Poland,
oculodentodigital, acrocefalosindactilias como en las enfermedades de Apert y
Saethre-Chotzen. La clinodactilia más frecuente es el incurvamiento del quinto
dedo por hipoplasia de la falange media y es común en varios síndromes como los
de Down, Aarskog y Russell-Silver; la braquidactilia o dedos cortos afecta a uno o
varios dedos y es un grupo de entidades como la de tipo E que muestra el
acortamiento del cuarto y quinto metacarpianos y aparece en el síndrome de Turner;
la mano en tridente tiene dedos cortos y anchos que le confieren esa configuración
por la separación de los dedos índice y anular del medio; es casi exclusiva de la
acondroplasia y sus variantes alélicas displasia tanatofórica y SADDAN. La
contraparte está representada por la aracnodactilia que muestra dedos largos y
finos como los del síndrome de Marfan y los cuadros marfanoides del síndrome de
Beals y la homocistinuria; la camptodactilia representa una contractura en flexión
de uno o todos los dedos; si se acompaña de ptosis, facies inexpresiva, microstomía
y miotonía, la sospecha recae en el síndrome de Schwartz-Jampel; en general, hay
también hay contracturas en otras articulaciones y pueden tener sobreposición de
dedos, como en la artrogriposis, trisomías 13 y 18 (figura 5-10A), síndromes de
Beals, Freeman-Sheldon y Smith-Lemli-Opitz, acinesia fetal y pterigión múltiple.
Los dedos pueden ser fusiformes porque el estrechamiento proximal-distal de los
dedos es acentuado; son característicos del síndrome de Cohen y, aunque es muy
316
ERRNVPHGLFRVRUJ
raro detectarlos en recién nacidos, pueden orientar hacia el síndrome de Marfan
neonatal si se presentan. El pulgar ancho suele estar aplanado con respecto a los
otros dedos y mostrar angulación anormal de la falange terminal; es un signo
cardinal del síndrome de Rubinstein-Taybi y puede estar presente también en los
síndromes de Pfeiffer, Apert y Robinow. La hipoplasia o ausencia de pulgar como
alteración del eje radial puede afectar el radio y la eminencia tenar; es un signo del
síndrome de Cornelia de Lange, pero deben investigarse otras malformaciones
vertebrales, cardiacas, renales, gastroenterales que se imbrican en los síndromes
VATER, trombocitopenia con aplasia radial (TAR) y anemia de Fanconi, la cual
tiene pancitopenia, hiperpigmentación cutánea y riesgo de cáncer. El pulgar
trifalángico, conocido como digitalizado, es parte del cuadro del síndrome LADD,
Townes-Brocks y Holt-Oram. Los defectos del eje cubital que comprometen al
cúbito y los dedos cuarto y quinto llevan en especial al diagnóstico del síndrome
cúbito-mamario y del síndrome de Miller que posee características faciales como
las del síndrome de Treacher-Collins; se presenta también en la embriopatía por
diabetes y el síndrome de Cornelia de Lange. La ectrodactilia es otra forma de
oligodactilia con ausencia de dedos medios y mano hendida; puede incluir
derivados ectodérmicos y fisuras labiopalatinas en los síndromes AEC, EEC y su
variante alélica extremidad-mama que muestra hipoplasia de pezones y glándula
mamaria pero sin fisura labiopalatina. La persistencia de almohadillas fetales es
un rasgo típico del síndrome de Kabuki, aunque también se observa en la deleción
22q13 que tiene retraso mental leve y retraso del lenguaje y en los síndromes de
sobrecrecimiento de Weaver y Sotos. Si bien ningún patrón de dermatoglifos es
patognomónico de un síndrome, algunos pliegues se presentan con mayor
frecuencia, por ejemplo el pliegue transverso en la trisomía 21, los pliegues
profundos con piel redundante en el síndrome de Costello y el cardiofaciocutáneo y
el pliegue en palo de hockey de la fetopatía por alcohol.
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FIGURA Dismorfias en manos y pies. A) Trisomía 18: mano empuñada con superposición
5-10
de dedos. B) Polidactilia preaxial con inserción proximal en la embriopatía
diabética. C) Pliegues plantares profundos en mosaico de la trisomía 8.
En los pies destaca la polidactilia prexial con gran expresividad variable, desde
una forma subclínica del dedo ancho por duplicación de la falange terminal hasta el
dedo completo supernumerario. La inserción proximal de un hallux adicional a la
situación normal se considera un marcador de embriopatía diabética (figura 5-10B);
se puede acompañar de diversas alteraciones; por ejemplo, la presencia de
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ERRNVPHGLFRVRUJ
polidactilia posaxial en manos y preaxial en pies con sindactilia y macrocefalia
lleva a considerar el síndrome de Greig, que en ocasiones cursa con hidrocefalia y
ausencia del cuerpo calloso, que son datos que se superponen al síndrome
acrocalloso; si hay plagiocefalia es posible el síndrome de Saethre-Chotzen; si se
acompaña en la cavidad oral de fisuras, lengua lobulada, frénulas gingivolabiales se
debe sospechar alguno de los tipos de anomalías orofaciodigitales o si hay facies
fetal, micropene e hiperplasia gingival en el síndrome de Robinow. El hallux ancho
puede coincidir con pulgares anchos, como ocurre en los síndromes de RubinsteinTaybi y Pfeiffer, o normales como en el síndrome de Saethre-Chotzen; un hallux
valgus corto es característico de la deformidad causada por fibrodisplasia osificante
progresiva; la polidactilia postaxial también se presenta con la de manos en el
síndrome de Bardet-Biedl. Un hallazgo significativo es la sindactilia del segundo y
tercer dedos que es un componente del síndrome de Smith-Lemli-Opitz y del
Pallister-Killian, de alteraciones cromosómicas en particular la deleción 13q y, si
cursa con fístula traqueoesofágica o atresia duodenal, puede tratarse del síndrome
de Feingold. La oligodactilia concordante con la de manos se presenta con bandas
amnióticas en los síndromes de Adams-Oliver y Miller; la braquidactilia del cuarto
y quinto dedos, además de la equivalente en manos acompañada de talla baja, facies
redonda, cuello corto, calcificaciones en partes blandas con o sin hipocalcemia,
representa un signo cardinal de la osteodistrofia hereditaria de Albright. La sola
presencia de pliegues plantares profundos (figura 5-10C) obliga a descartar el
mosaico de la trisomía 8; sin embargo, si se acompaña de craneosinostosis hay que
considerar el síndrome de Beare-Stevenson y ante trastornos de la alimentación,
retraso del desarrollo y pliegues palmares profundos, se debe pensar en el síndrome
de Costello.
Las uñas en manos y pies pueden estar hipoplásicas o ausentes en la displasia
ectodérmica o síndromes que la presenten, como la displasia de Ellis van Creveld;
con sordera y retraso mental hay que sospechar el síndrome DOOR (deafness,
onychodystrophy, osteodystrophy, mental retardation, and seizures; sordera, uñas
hipoplásicas, osteodistrofia y retardo mental); la displasia ungueal con forma
triangular concentrada hacia el lado radial se encuentra en el síndrome uña-rótula.
La uñas cortas tienen crecimiento y fuerza normales, pero disminución del eje
longitudinal; se manifiestan en braquidactilias por acortamiento de falanges; son
comunes en los síndromes de Williams y Mainzer-Saldino, que cursa con
insuficiencia renal crónica por nefronoptisis, retinosis pigmentaria y algunas veces
malformación de cerebelo. La división longitudinal de la uña por la presencia de
una cresta que la divide y se rompe en esa zona afecta sobre todo a los pulgares,
aunque puede ocurrir en otros dedos; es patognomónica de la displasia
craneofrontonasal.
319
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ESTUDIOS DE LABORATORIO Y GABINETE
Los estudios de laboratorio y gabinete deben confirmar el diagnóstico preliminar e
identificar otros defectos que no siempre se reconocen en la exploración física
inicial; es necesario incluir no sólo las diversas técnicas especializadas
citogenéticas, moleculares, bioquímicas y genómicas, sino también los estudios
habituales de sangre u orina, radiología simple, con medio de contraste, tomografías
y resonancias magnéticas, pruebas funcionales, electroencefalograma,
electrocardiograma y ecocardiograma, entre otros; asimismo, deben considerarse
todos los estudios realizados durante la gestación, como ultrasonografía,
marcadores séricos y amniocentesis, sin olvidar la importancia del tamiz neonatal.
Debe recalcarse la importancia de contar con un diagnóstico lo más preciso
posible para indicar los estudios específicos; por ejemplo, solicita asesoramiento
genético una mujer de 28 años por antecedentes maternos de cáncer de mama y
desea conocer el riesgo de padecerlo. Al elaborar el árbol genealógico informa que
su madre falleció accidentalmente a los 30 años, la abuela y una tía murieron por
cáncer de mama, un tío por cáncer de pulmón y dos primos e hijos de la tía con
cáncer murieron, pero se desconocen los datos. Es necesario dilucidar si el estudio
molecular de BRCA1 y BRCA2 es el más adecuado, por lo que debe contarse con
más información y datos de las neoplasias y muertes de los familiares. En una
siguiente sesión informa que la abuela y la tía tuvieron cáncer de mama bilateral
que inició entre los 30 y 35 años, que el tío desarrolló un cáncer cerebral con
metástasis a pulmón, uno de los primos tuvo osteosarcoma y el otro astrocitoma;
con estos datos, la sospecha recae en el síndrome de Li-Fraumeni y el estudio a
solicitar debe enfocarse en p53. Esto significa que la práctica del estudio planteado
de manera para el cáncer de mama habría sido normal, y por tanto incorrecto el
asesoramiento, ya que en realidad la consultante no estaba exenta de riesgo de
desarrollar ese cáncer.
320
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TRATAMIENTO
El diagnóstico exacto puede delinear el tratamiento y evitar complicaciones; tal es
el caso de un neonato macrosómico en el que se establece el diagnóstico de
síndrome de Beckwith-Wiedemann, lo que obliga al médico a identificar y corregir
la hipoglucemia que por lo regular se relaciona con este padecimiento y evitar de
ese modo el daño cerebral secundario. El tratamiento médico/quirúrgico de estos
problemas siempre debe ser integral y por tanto multidisciplinario, incluido el
apoyo psicológico, y debe abarcar no sólo al paciente sino también al núcleo
familiar.
Un componente importante del tratamiento consiste en proporcionar un
asesoramiento genético de certeza que permita proporcionar información sobre el
padecimiento, su pronóstico, eliminar mitos con respecto a la herencia (cuadro 5-1)
y establecer riesgos de recurrencia y aparición de otros familiares. En algunos
casos, el riesgo puede ser hasta de 50% si se trata de trastornos autosómicos
dominantes, mientras que en otros, si el factor etiológico es un teratógeno y se
elimina, el pronóstico es bueno para futuras gestaciones; no obstante, en otras
situaciones como en la fenilcetonuria materna, el control de las concentraciones de
fenilalanina durante la gestación es fundamental para evitar daño al producto. De
acuerdo con el problema se deben proporcionar opciones como diagnóstico
predictivo de heterocigotos y diagnóstico prenatal con marcadores séricos maternos,
ultrasonido prenatal y técnicas invasivas, como biopsia de vellosidades coriónicas o
amniocentesis, además de otras opciones reproductivas.
CUADRO 5–1. Mitos relacionados con la herencia
• Si hay un solo individuo afectado el problema no es hereditario
• Todos los defectos congénitos son hereditarios
• La madre produjo el defecto congénito
• El problema se debió a algún suceso externo o maldición
• Con 25% de riesgo, si existe un individuo afectado, los siguientes tres no lo estarán
• Con 50% de riesgo un sujeto estará sano y uno afectado
• El orden de las gestaciones influye; la primera y la última son las de mayor riesgo
• En el cáncer de mama, el varón no tiene riesgo alguno ni lo transmite
• Si el problema es hereditario no tiene tratamiento
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PREGUNTAS DE AUTOEVALUACIÓN
1. Los hemangiomas capilares se consideran una:
A. Malformación
B. Deformación
C. Displasia
D. Disrupción
2. Las técnicas de fertilización asistida se relacionan con una mayor frecuencia del
siguiente síndrome:
A. Down
322
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B. Acondroplasia
C. Angelman
D. Beckwith- Wiedemann
3. La talla esperada para la hija de una pareja en la que el padre mide 1.78m y la madre
1.65 m será:
A. 1.78 m – 6.5 cm
B. 1.65 m ± 4 cm
C. 1.65 m – 6.5 cm
D. 1.58 m + 4 cm
4. La talla baja pre y posnatal con facies triangular, boca en forma de carpa, hemihipotrofia
y manchas café con leche sugiere:
A. Síndrome de Silver-Russell
B. Neurofibromatosis tipo 1
C. Displasia fibrosa poliostótica
D. Síndrome de Noonan
5. La polidactilia preaxial con inserción proximal del hallux es un dato cardinal de:
A. Síndrome de Holt-Oram
B. Embriopatía por alcohol
C. Embriopatía diabética
D. Síndrome de Greig
6. La mano en tridente es un signo característico en:
A. Síndrome de Marfan
B. Acondroplasia
C. Síndrome de Morquio
D. Pancitopenia de Fanconi
7. La presencia de obesidad, retraso mental, polidactilia posaxial, distrofia retiniana,
anomalías renales e hipogenitalismo son datos del síndrome de:
A. Bardet-Biedl
B. Prader-Willi
C. Aarskog
D. Robinow
8. La gastrosquisis se caracteriza por:
A. Involucro del cordón umbilical
B. Salida de intestinos a cavidad amniótica
C. Defecto de rectos anteriores a nivel infraumbilical
D. Mayor riesgo de otras malformaciones que el onfalocele
9. La hipomimia facial se encuentra en el síndrome de:
A. Kabuki
B. Poland
C. Freeman-Sheldon
D. Schwartz-Jampel
10. La presencia de pliegues plantares profundo sugiere:
A. Trisomía 8
B. Trisomía 13
C. Trisomía 18
D. Trisomía 21
323
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Respuestas:
1. C
2. D
3. B
4A
5. C
6. B
7. A
8. B
9. D
10. A
324
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325
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I. El árbol genealógico en el historial genético
Victoria del Castillo Ruíz
Un componente básico e indispensable de todo expediente clínico es el árbol
genealógico o pedigrí, que es la representación gráfica de los antecedentes médicos
familiares mediante la utilización de símbolos, algunos de uso común (figura 1) y
otros de menor frecuencia, por ejemplo generados por técnicas de reproducción
asistida (figura 2). Es el primer paso para establecer el riesgo de padecimientos
genéticos y debe regirse por un marco de respeto a la situación sociocultural y
religiosa y la autonomía del individuo o la pareja, sin emitir juicios que produzcan
culpabilidad o violen la confidencialidad de la información obtenida.
326
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FIGURA 1
Simbología del árbol genealógico.
327
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FIGURA 2
Simbología del árbol genealógico en la reproducción asistida.
Para su elaboración es importante utilizar un lenguaje sencillo, común y
respetuoso, con un interrogatorio intencionado simultáneo que permita obtener
información lo más completa posible. Se debe empezar con el probando, conocido
328
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también como caso índice, propositus si es varón o proposita si es mujer (individuo
afectado a partir del cual parte el historial) o por el consultante (familiar sano que
solicita la asesoría), los cuales se identifican con una flecha; con posterioridad se
agregan los familiares de primer grado, los de segundo y así sucesivamente; en
general, un esquema básico considera tres generaciones, pero si la información es
confiable se pueden incluir otras más. Las generaciones se registran con números
romanos y en cada una se colocan los individuos de izquierda a derecha, del mayor
al menor y se los identifica con números arábigos, empezando siempre con el
número uno.
A cada característica o trastorno se le asigna un símbolo especial que hace posible
reconocer a los sujetos que la posean; se consignan tantos signos como se considere
necesario, pero siempre deben incluirse todas las aclaraciones pertinentes al pie del
árbol. En cada individuo se pueden agregar datos, como talla, edad actual, edad al
fallecimiento, semanas de embarazo, apellidos, etc., de tal forma que se cuente con
una historia familiar lo más completa posible, sin olvidar que la información de los
familiares no afectados es tan importante como la de los afectados.
Muchos datos no se obtienen de manera espontánea, por lo que deben preguntarse
de manera intencionada, por ejemplo el origen étnico, la exposición a agentes
ambientales, presencia de afectados con otras manifestaciones de la enfermedad,
individuos fallecidos, abortos espontáneos o inducidos, óbitos, adopción o
productos de diferentes parejas. Es importante establecer si el matrimonio es
consanguíneo y el grado de parentesco que permita determinar la proporción en que
comparten su material genético (figura 3).
329
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FIGURA 3
Proporción de genes compartidos en diferentes grados de parentesco.
• Primer grado: comparten la mitad de sus genes: relación con padres, hijos y
hermanos que incluyen a los gemelos dicigotos. Sólo los gemelos monocigotos
comparten el 100%.
330
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• Segundo grado: comparten 25% de los genes: abuelo-nieto, tío-sobrino, medios
hermanos, dobles primos hermanos.
• Tercer grado: tienen 12.5% de genes comunes: primos hermanos, medio tíosobrino.
• Cuarto grado: comparten 6.25% de su material genético: medios primos
hermanos, tío-sobrino de primos hermanos.
• Quinto grado: tienen 3.12% de los genes en común los primos segundos.
Es frecuente que se requieran varias sesiones para reunir todos los datos, ya que en
ocasiones la información inicial es confusa, incompleta o errónea, por lo que puede
ser indispensable la revisión clínica de familiares para comparar rasgos fenotípicos;
más aún, si es preciso, se los debe someter a estudios de laboratorio o gabinete.
Datos como la consanguinidad entre los padres obligan a descartar una patología
autosómica recesiva o multifactorial y la presencia de varones afectados en
diferentes generaciones relacionados por la rama materna orientan hacia un
problema recesivo ligado al cromosoma X.
La elaboración del árbol es importante para realizar un análisis adecuado,
establecer la etiología del cuadro y valorar los riesgos y opciones reproductivas
posibles. A continuación se mencionan algunos datos clave del árbol genealógico
que pueden llevar a considerar un patrón de herencia (figura 4A-F):
331
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FIGURA 4
Ejemplos de árboles genealógicos.
1. Cromosómico
• Individuo con dos o más dismorfias mayores y tres o más menores.
• Retraso global del desarrollo y discapacidad intelectual, en particular con otras
332
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dismorfias.
• Alteraciones del desarrollo sexual (hipogonadismo, ambigüedad de genitales,
amenorrea, ginecomastia).
• Problemas reproductivos (esterilidad/infecundidad, abortos de repetición, óbitos,
mortinatos).
• Paciente femenino con talla baja aún sin estigmas del síndrome de Turner.
• Paciente femenino con padecimiento recesivo ligado al cromosoma X.
• Varón con padecimiento dominante ligado al cromosoma X letal en los
hombres.
2. Autosómico dominante (figura 4A)
• Transmisión vertical de generación a generación.
• Ambos sexos afectados.
• Transmisión de varón a varón.
• Riesgo habitual de transmisión del 50%.
• Excepciones: mutación de novo, sin penetrancia (figura 4B).
3. Autosómico recesivo (figura 4C)
• Transmisión horizontal.
• Ambos sexos afectados.
• Mayor frecuencia de consanguinidad.
• Por lo general ambos padres sanos con riesgo de recurrencia de 25%.
4. Recesivo ligado al X (figura 4D)
• Por lo regular sólo varones afectados, emparentados por rama materna.
• No hay transmisión de varón a varón, sólo a través de mujeres.
• Todas las hijas de un varón afectado son portadoras.
• El 50% de los hijos de una portadora está afectado.
• Mujer afectada por monosomía del cromosoma X, rearreglo cromosómico,
disomía uniparental, hija de padre afectado y madre portadora.
5. Dominante ligado al X (figura 4E)
• Mayor afectación en varones, incluida letalidad.
• Si es letal, múltiples abortos masculinos y sólo mujeres afectadas.
• Si no es letal, el varón afectado transmite el gen a todas sus hijas que estarán
afectadas.
• No hay transmisión de varón a varón.
• La mujer afectada transmite el gen al 50% de su descendencia.
6. Multifactorial
• Saltos generacionales.
• No hay patrón definido de herencia.
• Mayor riesgo en relación con el número de afectados, consanguinidad,
gravedad, parentesco cercano y sexo afectado con menos frecuencia.
7. Mitocondrial (figura 4F)
• Transmisión sólo por vía materna.
• Ambos sexos afectados.
• Expresividad muy variable.
Existen otros contextos que pueden complicar el análisis, entre ellos los siguientes:
333
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• Familia pequeña: ante un cuadro clínico no definido en hijo único, sin
antecedentes familiares, resulta muy difícil establecer un patrón de herencia.
• Mutación de novo: autosómica o ligada al cromosoma X.
• Expresividad variable.
• Penetrancia reducida.
• Genes autosómicos con expresión limitada o influida por el sexo: son ejemplos
las malformaciones uterinas o el cáncer de próstata.
• Paternidad ilegítima.
• Adopción: con frecuencia se desconoce la información de los padres biológicos y
de sus familias.
• Retraso en la aparición de síntomas: por ejemplo por anticipación.
• Selección de pareja: hay una tendencia a que los individuos con ciertas
características o trastornos, como sordera, ceguera o displasia óseas, escojan
parejas similares.
• Endogamia: matrimonios en poblaciones pequeñas con <5 000 habitantes.
• Información no proporcionada o falseada: desconocimiento de los antecedentes
familiares o intencionalmente omitidos por sentimientos de culpa, pena o temor.
En conclusión, el árbol genealógico es una herramienta muy valiosa que permite:
• Apoyar el diagnóstico clínico.
• Decidir conductas de estudio.
• Establecer patrones de herencia.
• Calcular riesgos de recurrencia.
• Determinar opciones reproductivas.
• Identificar a individuos en riesgo.
• Distinguir otros factores de riesgo.
• Establecer decisiones de tratamiento y seguimiento.
• Mantener actualizado el historial familiar.
• Educar al paciente y la familia.
• Explorar la comprensión de la información proporcionada.
Es conveniente complementarlo con otros diagramas familiares que permitan
obtener un mayor conocimiento del entorno familiar y social del paciente.
BIBLIOGRAFÍA
Bennett RL: The practical guide to the genetic family history, 2nd ed. New Jersey:
Wiley-Blackwell Inc, 2010.
Bennett RL, Steinhaus KA, Uhrich SB et al.: Recommendations for standardized
human pedigree nomenclature. Am J Hum Genet 1995;56:745-752.
Del Castillo V: El árbol genealógico y su importancia. En: Gámez J, Juárez I.
334
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Orientación diagnóstica en pediatría. México: Méndez Editores, 2006:94-103.
Del Castillo V: Importancia del árbol genealógico. En Salas M, Rodríguez R,
Calzada R, Tovar MA, Macías M: Guia para el diagnóstico y terapéutica en
pediatría. 5a. Ed México: Manual Moderno, 2017:583-590.
Steinhaus KA, Bennett RL, Uhrich SB et al.: Inconsistencies in pedigree
nomenclature in human genetics publications: a need for standardization. Am J
Med Genet 1995; 56:291-295.
https://familyhistory.hhs.gov
335
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336
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II. Otros diagramas familiares
Victoria del Castillo Ruíz
El genograma y el ecomapa son instrumentos gráficos que permiten conocer de
manera rápida la estructura, el funcionamiento de la familia y sus relaciones.
Informan acerca de patrones complejos, origen y evolución de situaciones en la
dinámica del grupo familiar. Son independientes del árbol genealógico y debe
señalarse que no influyen en la decisión de solicitar pruebas diagnósticas ni en los
riesgos de recurrencia considerados por el padecimiento.
337
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GENOGRAMA
El genograma es la representación gráfica de una constelación familiar
multigeneracional (tres generaciones) que proporciona por medio de símbolos una
visión de la estructura familiar y sus interacciones a modo de fotografía; esto
permite recoger, registrar, relacionar y exponer categorías de información del
sistema familiar, en un momento determinado de su evolución, y utilizarlo para la
resolución de problemas ya que puede ayudar a los miembros de una familia a verse
a sí mismos de una manera distinta. Las personas están organizadas dentro del
sistema familiar de acuerdo con la generación, la edad y el sexo; el lugar que ocupa
dentro de la estructura familiar puede influir en el funcionamiento, pautas de
relación y tipo de familia que forme en la siguiente generación.
Para construirlo se consideran tres planos: trazado de la estructura familiar,
registro de la información sobre la familia y delineación de las relaciones
familiares.
La columna vertebral de trazado de la estructura familiar es una descripción
gráfica de la forma en que los diferentes miembros de la familia están biológica y
legalmente ligados entre sí de una generación a otra, para lo cual se emplean
símbolos de género similares a los del árbol genealógico; sin embargo, los símbolos
para embarazo, aborto y óbito son diferentes (figura 1). Se debe incluir a todas las
parejas con matrimonios, separaciones o divorcios, segundas nupcias, orden del
nacimiento de los descendientes y adopciones. Con una línea circular se registran
los miembros de la familia que viven en el hogar inmediato.
338
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FIGURA 1
Símbolos del genograma.
Es importante señalar la fecha en la que se realiza el genograma, dado que el resto
de la información y los sucesos importantes se calculan en relación con dicha fecha;
por lo tanto es de utilidad colocar la edad de cada persona dentro de su figura.
339
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En relación con el registro familiar, se consideran tanto la información
demográfica que incluye edades, fechas de nacimiento, muertes, situaciones,
ocupaciones y grado educacional, como la información funcional que recoge datos
médicos, emocionales y conductuales de distintos miembros de la familia, por
ejemplo ausentismo en el trabajo o alcoholismo. Los sucesos familiares críticos
incluyen transiciones importantes, cambios de relaciones, migraciones, fracasos y
éxitos. La información recogida sobre cada persona se sitúa junto a su símbolo, en
el margen del genograma o, si fuera necesario, en una hoja separada.
Se debe completar el genograma con el trazado de las relaciones entre los
miembros de una familia que se obtienen por información de los miembros de la
familia y por observaciones directas (figura 2).
FIGURA 2
Genograma de la familia X.
La estructura del genograma revela por lo regular la composición de la familia, es
decir, si se trata de una familia nuclear intacta, una familia con uno de los padres
solamente, una familia que volvió a casarse, una familia de tres, entre otros.
La posición fraterna y el género pueden tener una particular importancia para la
posición emocional de una persona dentro de la familia de origen y en las futuras
relaciones con su cónyuge e hijos; del hijo mayor se esperan grandes cosas en
comparación con el menor, excepto si es el único hombre y las mayores son las
mujeres. La diferencia de edades es muy importante en esta relación; por lo general,
los hermanos con una diferencia de edad mayor de seis años son más hijos únicos
340
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que hermanos, puesto que han pasado las etapas del desarrollo por separado.
Es esencial observar en el genograma aquellas edades que difieran en grado
notorio de la norma para su fase del ciclo vital y que deben ser objeto de mayor
estudio. Las fechas de nacimientos, muertes, abandono del hogar, casamientos,
separaciones y divorcios que aparecen en el genograma son muy útiles a este
respecto. Puede ser significativo explorar los motivos de elección en una pareja con
una marcada diferencia de edad, la edad de procreación o una familia en la cual
todas las hijas, ya adultas, permanecen solteras y en el hogar.
Al estudiar el genograma se pueden identificar algunas veces pautas
multigeneracionales de éxito o fracaso, además de que ciertas configuraciones
estructurales sugieren temas o problemas críticos para la familia; por ejemplo, se
puede identificar lo siguiente:
• Multitud de separaciones o divorcios.
• Preponderancia de mujeres profesionales de éxito: artistas, científicos, políticos,
etc.
• Frecuencia en adoptar hijos.
• Las mujeres por línea paterna están solteras.
• Hermanos de una familia contraen matrimonio con hermanas de otra familia.
• Reiteración en la elección de un tipo de profesión: maestros, médicos,
comerciantes, etc.
Los cambios, transiciones y traumas críticos de la vida pueden tener un efecto
notable sobre un sistema familiar y sus miembros; las pérdidas de familiares, de
posición social o las emigraciones representan con frecuencia etapas difíciles de
superar. Por ello es importante relacionar los sucesos familiares que aparecen en el
genograma con el contexto social, económico y político en el cual ocurren.
341
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ECOMAPA
El ecomapa se usa para la comprensión del entorno en que se desarrolla la vida de
las familias. Su utilización sistemática tiene el propósito de representar a la familia
y sus contactos con sus suprasistemas, es decir, con el ambiente que les rodea,
incluidos la familia extensa, el trabajo, la recreación, la educación, los servicios de
salud, las instituciones educativas, la religión, etc.
Se analiza el entorno en el que se desenvuelve la familia con conocimiento del
ambiente en el trabajo, recreación, salud, prestación de servicios, entre otros.
Representa una técnica para observar las redes de apoyo con las que cuenta la
familia y reconocer así la protección que estas redes pueden proporcionar a la
situación familiar.
Como se observa en la figura 3, el formato del ecomapa es diferente en relación
con el del genograma. Semeja una rueda en la que el caso índice se halla en el
centro y las relaciones sociales y agencias se consignan en círculo. Este “círculo de
la vida” incluye jefes, maestros, entrenadores, líderes religiosos, amigos, vecinos y
familiares, con líneas de comunicación próximas o distales al paciente.
342
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FIGURA 3
Líneas de comunicación en el entorno de un caso.
BIBLIOGRAFÍA
Bennett RL: The practical guide to the family history. 2nd ed. New Jersey: Wiley,
2010:11-15.
Página personal sobre la Formación de Postgrado en Enfermería: www.aniortenic.net.
343
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344
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III. Abordaje del paciente dismorfológico
Victoria del Castillo Ruíz, Ariadna Estela González del Ángel
Se conoce como dismorfología la rama de la genética clínica que estudia las
anomalías morfológicas en el ser humano en combinación con el conocimiento de
los mecanismos del desarrollo y la evolución natural de diversas anormalidades.
Incluye los defectos estructurales que se originan antes de nacer, los cuales se
conocen en términos genéricos como malformaciones congénitas. Se presentan en 3
a 5% de los neonatos, si bien esta frecuencia se duplica en el transcurso de la vida
debido a la presencia de problemas no detectables en el periodo neonatal como los
que afectan al corazón, riñón o cerebro. Como se observa en el cuadro 1, el mayor
efecto de estas alteraciones tiene lugar en las pérdidas gestacionales, aunque
representan una contribución considerable en la mortalidad pediátrica, sobre todo
perinatal y en el primer año de vida. En el cuadro 2 se observa que alrededor de la
tercera parte de los casos de defectos congénitos es de etiología cromosómica,
monogénica o multifactorial; sin embargo, en casi la mitad de ellos aún se
desconoce su etiología.
CUADRO 1. Efecto de las alteraciones congénitas
Incidencia
(%)
Abortos espontáneos
Primer trimestre
Segundo trimestre
80 a 85
25
Anomalía mayor
Evidente al nacimiento
Evidente posteriormente
2a3
2a3
Anomalía menor
15
Mortalidad perinatal
25
Mortalidad en el primer año
25
Mortalidad entre los años 1 y 9
20
Mortalidad entre los años 10 y 14
7.5
CUADRO 2. Etiología de los defectos congénitos
Causas
% en recién nacidos vivos
I. Genética
30 a 40
345
ERRNVPHGLFRVRUJ
a) Cromosómica
b) Monogénica
c) Multifactorial
6
7.5
20 a 30
II. Ambiental
a) Enfermedades maternas
b) Uteroplacentarias
c) Teratógenos
- Físicos
- Químicos
8 a 12
4a6
2a3
2a3
III. Embarazos múltiples
0.5 a 1
IV. Desconocida
40 a 60
Como se refiere en el cuadro 3, para el abordaje del paciente es fundamental
contar con una historia clínica lo más completa posible que recoja los antecedentes
familiares, incluidos los prenatales, perinatales y posnatales. Debe señalarse la
relación inversamente proporcional de defectos congénitos con la edad gestacional
(2.7% a término contra 5.9% en prematuros); además, en los prematuros el riesgo
de malformaciones se incrementa en grado significativo con menor edad gestacional
(9.3%).
CUADRO 3. Historia clínica
Historia familiar/árbol genealógico
Edad de progenitores al nacimiento y estado de salud
Otros familiares afectados
Abortos múltiples, óbitos
Consanguinidad o endogamia
Comparación de características fenotípicas
Antecedentes prenatales
Producto único o múltiple
Duración de la gestación
Exposición a teratógenos
Enfermedades maternas: diabetes, epilepsia
Complicaciones: hemorragias, fiebre, toxemia
Movimientos fetales (tiempo de inicio y fuerza)
Cantidad de líquido amniótico
Resultado de procedimientos diagnósticos (ultrasonido, marcadores séricos, o amniocentesis)
Antecedentes perinatales
Complicaciones en parto o cesárea
Presentación fetal
Características de placenta y membranas
Estado y adaptación neonatal (Apgar, Silverman, mediciones corporales)
Evolución neonatal (alimentación, anomalías evidentes, complicaciones)
Antecedentes posnatales
Crecimiento somático (perímetro cefálico, peso y talla)
Desarrollo psicomotor
Estado de salud general
Progresión o no del problema
Detección de otras anomalías
346
ERRNVPHGLFRVRUJ
La exploración física del paciente debe ser minuciosa, detallada e intencionada
para poder diferenciar entre la variabilidad normal y un signo en verdad anormal e
interpretar los hallazgos desde el punto de vista del desarrollo morfológico. Muchas
veces es necesaria la revisión de familiares de primer grado o de sus fotografías
para establecer si el paciente posee variantes familiares o bien si el fenotipo es
anormal.
Los estudios de laboratorio y gabinete deben encaminarse a confirmar el
diagnóstico preliminar a través de las diversas técnicas citogenéticas, moleculares,
bioquímicas e incluso genómicas con microarreglos y secuenciación de nueva
generación que permite analizar desde un gen hasta el exoma completo; también es
importante la búsqueda de otros defectos que no siempre se identifican en la
exploración física inicial, como cardiopatías, defectos renales, maduración
esquelética y pruebas hormonales o funcionales. En este aspecto se consideran
todos los estudios realizados durante la gestación, como ultrasonografía,
marcadores séricos y amniocentesis.
No debe pasarse por alto el desarrollo posnatal, el cual debe ser longitudinal para
determinar el estado general de salud del paciente, así como su crecimiento,
desarrollo psicomotor, progresión del problema y la detección de otras alteraciones,
mediante la evaluación clínica y los estudios de laboratorio y gabinete.
347
ERRNVPHGLFRVRUJ
CLASIFICACIÓN DE LOS DEFECTOS
CONGÉNITOS
Se pueden clasificar por las áreas comprometidas, la edad de detección, su
fisiopatogenia y el tipo de proteína afectada. Desde el punto de vista clínico, es útil
considerar que debe establecerse si el defecto es congénito o de aparición posnatal y
si es único o múltiple a través de una adecuada historia clínica (figura 1).
348
ERRNVPHGLFRVRUJ
FIGURA 1
Abordaje del paciente con defectos estructurales.
DEFECTOS ÚNICOS
Se clasifican en malformaciones, deformaciones, disrupciones y displasias y cada
349
ERRNVPHGLFRVRUJ
uno de ellos tiene diferentes implicaciones en relación con la presentación clínica,
etiología, riesgo de recurrencia, pronóstico y tratamiento.
La malformación se presenta en 2 a 3% de los recién nacidos vivos como
resultado de un defecto intrínseco del desarrollo en un órgano, parte de éste o de
una región corporal debido a una morfogénesis incompleta, redundante o aberrante,
las más de las veces de etiología multifactorial. Esto supone que hay alteración en
los procesos de formación, determinación de ejes y organogénesis, los cuales están
controlados por genes que codifican a diversas proteínas, por ejemplo de
señalización, receptores, factores de transcripción, componentes de matriz
extracelular y sistemas de transporte. Como se observa en el cuadro 4, la más
común es la incompleta en la cual tiene lugar una detención del desarrollo; la mayor
parte de las alteraciones es de origen multifactorial, como en el caso de los defectos
del tubo neural y las fisuras labiopalatinas, que representan dos de las
malformaciones más comunes (figura 2).
CUADRO 4. Clasificación y ejemplos de malformaciones
Tipo
1. Morfogénesis incompleta
Falta de desarrollo
Hipoplasia
Cierre incompleto
Separación incompleta
Tabicación incompleta
Migración incompleta
Rotación incompleta
Eliminación incompleta de forma temprana
Localización temprana persistente
Ejemplos de malformaciones
Ausencia de narina, agenesia renal
Microcefalia, micrognatia
Labio/paladar hendidos, coloboma de iris, defectos del tubo neural
Sindactilia
Comunicación interventricular
Extrofia de la cloaca
Malrotación intestinal
Atresia de coanas, divertículo de Meckel
Criptorquidia, implantación baja de pabellones auriculares
2. Morfogénesis redundante
Apéndices preauriculares, polidactilia
3. Morfogénesis aberrante
Glándula tiroides mediastínica, bazo ectópico
350
ERRNVPHGLFRVRUJ
FIGURA
2
Malformación: labio y paladar hendido bilateral: con prominencia de la
premaxila. Se aprecia además telecanto.
La deformación se presenta en 1 a 2% de los recién nacidos como una alteración
secundaria en la morfología o posición de una estructura normal originada por la
351
ERRNVPHGLFRVRUJ
acción de factores mecánicos, malformativos o funcionales que actúan en la etapa
fetal. Las causas mecánicas son las más comunes y causan compresiones en
diferentes partes del feto; por ejemplo, la primera gestación que se relaciona con
resistencia de la pared uterina y abdominal, y por otras causas como
oligohidramnios, presentación fetal anormal, macrosomía, embarazos múltiples,
alteraciones uterinascomo miomas o útero bicorne. Asimismo, malformaciones
neurológicas y del tracto urinario o problemas funcionales neuromusculares y del
tejido conectivo dan origen a algunas deformaciones, como luxación de cadera e
incurvamientos óseos, entre otras que se mencionan en el cuadro 5 y la figura 3. La
disrupción se presenta en 1 a 2 % de los recién nacidos como resultado de la acción
de factores extrínsecos del desarrollo, sobre todo vasculares, anoxia, infecciones,
radiaciones y mecánicos, que provocan un bloqueo o interrupción del proceso
normal embrionario o fetal. Las anomalías resultantes muestran pérdida tisular,
diferenciación aberrante entre tejidos contiguos y una formación incompleta con la
consecuente interrupción o destrucción total o parcial de una región corporal, como
sucede por ejemplo con las bandas amnióticas, que producen en ocasiones
alteraciones similares a las malformaciones primarias como fisuras faciales o
reducción de extremidades (figura 4).
CUADRO 5. Ejemplos de deformaciones
Localización
Tipo de deformación
Craneofacial
Dolicocefalia
Plagiocefalia
Facies plana de Potter
Deformación nasal
Deformaciones auriculares
Micrognatia
Asimetría mandibular
Tortícolis
Tórax
Pecho en quilla
Pecho excavado
Escoliosis postural
Extremidades
Luxación de la cabeza del radio
Luxación de cadera
Incurvamientos óseos
Torsión tibial
Articulaciones en flexión
Pie equino varo
Talo valgo
352
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FIGURA 3
Deformidad por fracturas múltiples.
353
ERRNVPHGLFRVRUJ
FIGURA 4
Disrupción por bandas amnióticas.
La displasia es consecuencia de una organización y función tisular anormal que
puede ser localizada o generalizada, por ejemplo hemangiomas (figura 5). Este tipo
de alteración tiende a persistir o empeorar con la edad. Debe tomarse en cuenta que
las malformaciones y las displasias son acontecimientos primarios de la
embriogénesis y la histogénesis, mientras que las deformaciones y disrupciones son
episodios secundarios que afectan el desarrollo normal. Es importante identificar el
tipo de defecto por la relevancia que tiene en relación con el pronóstico y el
tratamiento; por lo general, las deformaciones se tratan de forma conservadora, en
tanto que las malformaciones y disrupciones necesitan cirugía con frecuencia; por
su parte, las displasias pueden requerir ambas conductas. Por último, también varía
el riesgo de recurrencia puesto que en las malformaciones es más elevado (2 a 5%)
respecto al de los otros defectos.
354
ERRNVPHGLFRVRUJ
FIGURA 5
Displasia: hemangiomas múltiples.
De acuerdo con su importancia médica, estas alteraciones se dividen en mayores y
menores. Un defecto mayor se presenta en 2 a 3% de los recién nacidos y es aquel
que compromete la vida o la función, por ejemplo fisuras labiopalatinas, defectos
del cierre del tubo neural o cardiopatías congénitas.
Los defectos menores no tienen implicación médica de importancia, pero sí
repercusión estética y son claves para la integración diagnóstica, como apéndices
preauriculares, epicanto o pliegue transverso; éstos aparecen en 15% de los recién
nacidos y es sumamente importante su identificación, sobre todo en relación con el
número, ya que permite sospechar alteraciones mayores. Se considera que el riesgo
355
ERRNVPHGLFRVRUJ
de un defecto mayor ante la presencia de uno menor es del 3%, en tanto que con tres
o más menores, el riesgo se eleva hasta 90%. En el cuadro 6 se presentan algunos
ejemplos de dismorfias menores.
CUADRO 6. Ejemplos de defectos congénitos menores
Cráneo
Foramina parietal
Parietal prominente
Occipucio plano
Genitales
Hidrocele
Hipoplasia escrotal
Escroto en chal
Pabellones auriculares
Apéndices preauriculares
Hoyuelos auriculares
Ano y perineo
Perineo corto o largo
Ojos
Heterocromía del iris
Coloboma de iris
Epicanto
Dorso
Hoyuelos sacros
Marcador piloso lumbosacro
Nariz
Columnela corta
Punta de la nariz bulbosa
Narinas antevertidas
Piel
Nevos
Hipertricosis
Hemangioma plano
Manchas café con leche
Cavidad oral
Frenillo corto
Incisivos pequeños
Uñas
Surcos en uñas
Hiperconvexas
Cuello
Fístulas branquiales
Ancho
Corto
Manos
Clinodactilia del quinto dedo
Pliegue palmar único
Braquidactilia
Tórax
Pezones supernumerarios
Teletelia
Pies
Sindactilia entre el segundo y tercer ortejos
Abdomen
Diastasis de rectos
Hernia umbilical
Articulaciones
Camptodactilia
Cúbito valgo
DEFECTOS MÚLTIPLES
Por lo general, los defectos estructurales congénitos afectan a sólo un sitio del
cuerpo, mientras que el resto muestra un desarrollo normal; no obstante, puede
ocurrir que existan múltiples defectos menores o mayores en un individuo que
pueden definir un patrón específico de anomalías, lo cual tiene implicaciones en la
etiología y el pronóstico. Estas entidades se dividen en síndrome, secuencia,
asociación, espectro y defecto de campo de desarrollo.
356
ERRNVPHGLFRVRUJ
Un síndrome se define como el patrón de anomalías múltiples relacionadas con
una etiología común que puede ser cromosómica, monogénica o teratogénica. Sin
embargo, en el 40 a 60% de las veces se desconoce el origen y se considera que son
entidades esporádicas.
Con los avances de la biología molecular y la genómica, el conocimiento de las
entidades consideradas de etiología desconocida es mayor cada día. Ya se ha
logrado identificar genes causantes de algunos síndromes como los de BeckwithWiedemann (factor de crecimiento IGF2), Rubinstein-Taybi (activador
transcripcional CBP), CHARGE (chromodomain helicase DNA-binding protein-7
CHD7 y semaphorin-3E SEMA3E), antes asociación, o bien mecanismos como
impronta genómica y disomía uniparental en la región 15q11-13 que explican los
síndromes de Prader-Willi y Angelman.
Se considera una secuencia la cascada de sucesos secundarios a una alteración
primaria resultante de cualquiera de los defectos únicos; por lo tanto, las secuencias
pueden ser malformativas, deformativas, disruptivas o displásicas. Por ejemplo, el
paladar hendido y la glosoptosis en la secuencia de Robin se producen por
micrognatia extrema debida diversas causas, como déficit de crecimiento,
oligohidramnios o trastorno neurogénico o del tejido conectivo. Otro ejemplo es la
secuencia de defectos de cierre del tubo neural, en la cual la falla del cierre del tubo
neural primario origina un mielomeningocele, relacionado con hidrocefalia y
diversos grados de daño cerebral, así como parálisis de los miembros inferiores y
pérdida de la función de los esfínteres urinario y anal (figura 6). El riesgo de
recurrencia depende del suceso primario.
357
ERRNVPHGLFRVRUJ
FIGURA 6
Secuencia malformativa por defecto de cierre del tubo neural.
Una asociación es un patrón de trastornos múltiples idiopáticos de la
blastogénesis, que se presentan juntos con una frecuencia mayor de la prevista, pero
no se los reconoce como un síndrome, secuencia o defecto de campo de desarrollo.
358
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Un ejemplo es la asociación VATER o VACTERL, acrónimo que identifica las
anomalías de los planos vertebral, anal, cardiaco, renal y radial, más fístula
traqueoesofágica y si cursa con hidrocefalia se denomina VACTERL-H. Por lo
general, las asociaciones tienen un riesgo de recurrencia muy bajo, pero debe
establecerse el diagnóstico diferencial de padecimientos monogénicos que
modifiquen el pronóstico, por ejemplo en relación con anemia de Fanconi, una
entidad autosómica recesiva que tiene hasta 25% de recurrencia.
El espectro comprende entidades con múltiples anomalías que muestran gran
variación clínica, como el espectro óculoauriculovertebral o facioauriculovertebral
que puede afectar a casi todas las áreas del organismo, aunque se caracteriza en
particular por microtia, microsomía hemifacial, alteraciones oftalmológicas y
vertebrales.
El defecto de campo de desarrollo es una alteración en la unidad embrionaria en
la que el desarrollo de estructuras complejas a partir de las sencillas se determina y
controla en relación con el espacio y tiempo de manera coordinada, sincrónica y
jerárquica. Su etiología es heterogénea y se reconocen dos tipos: monotópico, en el
que intervienen estructuras contiguas como en la holoprosencefalia (figura 7) y el
politópico que abarca estructuras anatómicas distantes que comparten mecanismos
de control en su desarrollo, como en los síndromes radio/corazón.
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FIGURA 7
Defecto de campo del desarrollo monotópico: holoprosencefalia.
360
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ANOMALÍAS DE INICIO POSNATAL
Siempre debe tenerse en cuenta que algunos cuadros dismorfológicos inician sus
manifestaciones clínicas en fase posnatal. Pueden deberse a causas genéticas como
las alteraciones del tejido conectivo (síndrome de Marfan, osteogénesis imperfecta,
síndrome de Ehlers-Danlos, etc.), trastornos metabólicos como las enfermedades
por depósito, padecimientos neuromusculares y cuadros hamartoneoplásicos. La
hipoxia, traumatismos e infecciones son parte de la etiología ambiental en esta
categoría.
361
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CONCLUSIONES
En todo paciente con defectos congénitos es prioritario contar con un diagnóstico
certero, ya que ello hace posible definir la conducta a seguir en relación con las
siguientes áreas:
1. Identificación de anomalías ocultas: deben buscarse alteraciones que no son
evidentes en una evaluación inicial y cuyos efectos pueden observarse en etapas
tardías de la vida. En consecuencia, en un paciente con diagnóstico establecido de
síndrome de Marfan, es obligado realizar estudios de gabinete para identificar
anomalías aórticas, así como ectasia dural.
2. Pronóstico: el conocimiento de la evolución de un determinado padecimiento
permite establecer un pronóstico de la función y la supervivencia. Esto puede
ejemplificarse con un paciente anencefálico, que siempre tiene muy mal
pronóstico para la vida a corto plazo, mientras que en una polidactilia simple es
casi siempre bueno tanto en la función de la mano como en la supervivencia; no
obstante, si esa polidactilia es parte del cuadro sindromático, como una trisomía
13, el pronóstico es por completo diferente.
3. Tratamiento: un diagnóstico exacto puede orientar hacia las medidas
terapéuticas y evitar complicaciones; tal es el caso de un neonato macrosómico
en quien se establece el diagnóstico de síndrome de Beckwith-Wiedemann, lo
cual obliga al médico a identificar y corregir la hipoglucemia que se relaciona por
lo regular con este trastorno y así evitar el daño cerebral secundario. El
tratamiento médico-quirúrgico de estos problemas siempre debe ser integral y por
tanto multidisciplinario y debe abarcar no sólo al paciente sino también al núcleo
familiar.
4. Asesoramiento genético: es importante proporcionar un asesoramiento genético
de certeza respecto del riesgo de recurrencia y aparición en otros familiares. En
algunos casos, el riesgo puede ser hasta de 50% si se trata de alteraciones
autosómicas dominantes, mientras que en otros, si el factor etiológico es un
teratógeno y se elimina, el riesgo es prácticamente nulo en futuras gestaciones.
De acuerdo con el problema se deben ofrecer opciones de diagnóstico prenatal
con marcadores séricos maternos, ultrasonido prenatal y amniocentesis.
El paciente dismorfológico se caracteriza por una gran variabilidad clínica y
complejidad etiológica, por lo que representa uno de los mayores retos para todo
médico. Es necesario que el médico de primer contacto cuente con los
conocimientos básicos de la dismorfología para establecer un diagnóstico preciso e
iniciar el tratamiento temprano, integral y multidisciplinario que mejore la función
y la calidad de vida de los pacientes y sus familias.
BIBLIOGRAFÍA
362
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363
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364
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6. Manifestaciones clínicas de las
alteracionescromosómicas
Camilo Villarroel Cortés
Las alteraciones cromosómicas numéricas y las estructurales desbalanceadas tienen
consecuencias clínicas importantes en los individuos; pueden ocasionar desde la
limitación del crecimiento y el desarrollo neurológico, dismorfias en el fenotipo
exterior y malformaciones en órganos internos hasta la muerte in utero o en etapa
posnatal. Dichos trastornos se acompañan siempre de una repercusión psicológica,
familiar, social y económica considerable. Como regla general, las pérdidas de
material genético (como monosomías o deleciones) son casi siempre más graves
que las ganancias (como trisomías o duplicaciones) y en ambas circunstancias,
cuanto mayor sea la cantidad de material genético afectado, más grave puede ser la
presentación clínica. Asimismo, las alteraciones en autosomas son menos tolerables
para el organismo que las observadas en cromosomas sexuales, debido de modo
inicial a los mecanismos de inactivación del cromosoma X y al escaso contenido
génico del cromosoma Y. Por último, el mosaicismo cromosómico puede atenuar
las repercusiones clínicas, por lo que desbalances grandes y por lo general letales,
como poliploidías, tetrasomías y algunas trisomías de autosomas, sólo se presentan
en personas con mosaicismo.
Las alteraciones cromosómicas se presentan en 0.6% de los recién nacidos vivos,
pero también son una causa importante de pérdidas gestacionales; la mitad de los
productos de abortos espontáneos del primer trimestre tiene un trastorno detectable
por cariotipo. Los padecimientos que contribuyen más a las pérdidas son las
trisomías autosómicas (60%), dentro de las que destacan la trisomía 16 con una
tercera parte de ellas y la trisomía 22 con un porcentaje menor. Es notorio que, a
pesar de su frecuencia, la trisomía 16 nunca se observa en recién nacidos. La
monosomía del cromosoma X contribuye también con casi 20% de las pérdidas con
cariotipo anormal, pero puede ser compatible con la vida posnatal a diferencia de la
trisomía 16. Hasta 15% corresponde a triploidías y el resto a otras alteraciones
como tetraploidías y aberraciones estructurales.
En la primera parte de este capítulo se describen los síndromes por trisomía de los
autosomas 21, 18 y 13. Estos síndromes son reconocibles, es decir, se pueden
distinguir por su fenotipo exterior y representan prácticamente los únicos casos en
los que el ser humano puede sobrevivir al desbalance de un autosoma completo.
Como ejemplos típicos de trastornos cromosómicos estructurales, se describen las
deleciones 4p y 5p. Todas las entidades mencionadas pueden confirmarse mediante
cariotipo convencional. Existen, por supuesto, otros síndromes reconocibles
secundarios a deleciones o duplicaciones recurrentes en otros autosomas, pero por
lo regular se trata de desbalances pequeños (denominados submicroscópicos) que se
diagnostican sobre todo mediante estudios de citogenética molecular, como la
365
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hibridación fluorescente in situ (FISH), y se revisan en el capítulo sobre
“mecanismos no clásicos de la herencia”. Con respecto a los síndromes por trisomía
de autosomas, que sólo son tolerables en condición de mosaico, los ejemplos más
conocidos son la trisomía 8 o síndrome de Warkany y la trisomía 9, que se
describen en el primer anexo. En la segunda parte del capítulo se analizan los
síndromes por alteraciones en cromosomas sexuales (gonosomas) más identificados
(Turner y Klinefelter), los cuales son muy importantes por su frecuencia y sus
consecuencias clínicas. La trisomía X y el síndrome 47,XYY, con manifestaciones
menores y más inespecíficas, se tratan en el anexo II. Estos síndromes son
frecuentes y habitualmente ninguno se relaciona con ambigüedad de genitales ni
discapacidad intelectual. En el mismo anexo se revisan otros síndromes debidos a
otras polisomías de los cromosomas X y Y, que son más raros pero cuyas
consecuencias clínicas incluyen discapacidad intelectual, además de varias
dismorfias. Es importante señalar que existen otras entidades de cromosomas
sexuales cuya manifestación más notoria es la ambigüedad genital, por ejemplo la
disgenesia gonadal mixta (mosaicismo 45X/46,XY) o el quimerismo 46,XX/46,XY;
que se analizan en el capítulo acerca de “el desarrollo sexual y sus alteraciones”.
366
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ALTERACIONES DE LOS AUTOSOMAS
TRISOMÍA 21 (SÍNDROME DE DOWN)
El síndrome de Down es el más conocido de los síndromes cromosómicos, tanto por
su frecuencia como por las consecuencias clínicas para los afectados, y se considera
la principal causa de discapacidad intelectual de origen genético. Aunque John
Langdon Down lo describió en 1866, no fue sino hasta 1959 que se conoció su
causa, cuando Lejeune registró la presencia del cromosoma 21 adicional en
individuos afectados. Este hecho dio inicio al campo de estudio de la citogenética
clínica. Entre 65 y 80% de las concepciones con trisomía 21 se pierde de manera
espontánea y en recién nacidos vivos la frecuencia es de 1 en 700 en el plano
mundial. La gran mayoría de los casos no tiene una causa hereditaria, y aunque
cualquier pareja puede tener un hijo afectado, se ha identificado la edad materna
avanzada como factor de riesgo.
Etiología
El síndrome de Down se debe a que las células de los individuos afectados tienen
un cromosoma 21 adicional al par normal, o bien material adicional del cromosoma
21 unido a otro cromosoma. La primera circunstancia se presenta en más del 90%
de los casos y se conoce como trisomía 21 libre o regular; la segunda corresponde
en particular a la trisomía por translocación robertsoniana, en la cual el brazo largo
del cromosoma 21 y el brazo largo de otro cromosoma acrocéntrico se encuentran
unidos por su centrómero; la más común es la translocación 14;21 (rob14q21q).
Casi 80% de los casos de trisomía 21 regular se origina por una falta de disyunción
en la meiosis 1 materna. Esta falla se considera accidental y puede suceder a
cualquier edad, pero el riesgo de presentarla se incrementa en grado significativo
después de los 35 años. Las mujeres que se embarazan a esta edad tienen el doble
de riesgo que la población general, dado que alrededor de 1 de cada 350 tiene un
hijo con síndrome de Down (cuadro 6-1). Los casos por trisomía regular no se
consideran hereditarios, pero incluso en parejas jóvenes que ya tuvieron un hijo con
esta trisomía se observa un incremento de la probabilidad de recurrencia, la cual se
calcula en 1% y justifica el diagnóstico prenatal en embarazos siguientes. No se
conoce por completo la causa de este incremento, pero algunos casos raros de
recurrencia pueden deberse al mosaicismo gonadal en alguno de los padres. Por el
contrario, hasta la mitad de los casos de algunas translocaciones robertsonianas
específicas puede ser hereditaria, debido a que uno de los padres es portador del
mismo reordenamiento en estado balanceado. Se debe señalar que los portadores de
una translocación balanceada poseen un riesgo elevado de pérdidas gestacionales,
dado que la mayor parte de los productos con trisomía 21 y prácticamente todos los
productos con otros desbalances derivados de la translocación se abortan de forma
espontánea (figura 6-1). Esto da lugar a que el riesgo de recurrencia observado para
367
ERRNVPHGLFRVRUJ
recién nacidos con síndrome de Down en parejas con un portador balanceado, sea
bastante más bajo que el riesgo teórico de un tercio, pero aun así es significativo y
se modifica de acuerdo con el sexo del progenitor con el reordenamiento. La gran
excepción a estas afirmaciones es la translocación 21;21, la cual confiere un riesgo
de recurrencia del 100% debido a la imposibilidad de conformar productos
balanceados (cuadro 6-2) si es heredada. Por fortuna, la gran mayoría de las
translocaciones 21;21 detectadas en pacientes con síndrome de Down corresponde a
un isocromosoma 21q que no está presente en los padres.
CUADRO 6–1. Prevalencia de trisomía 21 a las 40 semanas de gestación de acuerdo con la edad materna
Edad materna (años)
Prevalencia
20
25
30
31
32
33
34
35
36
37
38
39
40
41
42
43
44
45
1/1 527
1/1 352
1/895
1/776
1/659
1/547
1/446
1/356
1/280
1/218
1/167
1/128
1/97
1/73
1/55
1/41
1/30
1/23
368
ERRNVPHGLFRVRUJ
FIGURA Se ilustra la segregación cromosómica de un portador balanceado de una
6-1
translocación robertsoniana (14q21q). El trivalente se forma durante la
recombinación en la meiosis I y puede resolverse de forma alterna o adyacente.
De los seis posibles tipos de gametos, tres no generan productos viables después
de la fecundación (símbolo rojo), lo cual representa una probabilidad teórica de
un tercio para productos normales, un tercio para portadores balanceados y un
tercio para productos con trisomía 21.
CUADRO 6–2. Riesgos de recurrencia empíricos para otro recién nacido afectado en parejas con un hijo con
síndrome de Down por translocación robertsoniana (uno de los padres es portador balanceado)
Translocación
Portador
Riesgo de recurrencia
rob(21q21q)
Madre o padre
100%
rob(14q21q)
Madre
10%a
rob(14q21q)
Padre
2 a 5%a
a
Riesgos muy similares se observan en el resto de las translocaciones robertsonianas.
Las causas menos comunes del síndrome de Down incluyen la trisomía 21 en
mosaico y la duplicación parcial del cromosoma 21. Los pacientes en mosaico
tienen una mezcla de células normales y células trisómicas. Esta alteración especial
se debe casi siempre a la pérdida por rezago anafásico del cromosoma 21 adicional
en alguna de las primeras divisiones de un cigoto trisómico o a una falta de
369
ERRNVPHGLFRVRUJ
disyunción en células derivadas de un cigoto normal con la generación de la línea
trisómica, la línea normal y una línea monosómica inviable. Aunque el síndrome de
Down en mosaico puede atenuar el fenotipo (sobre todo cuando predomina la línea
celular disómica), en muchas ocasiones es sólo un hallazgo inesperado en el
cariotipo de un paciente indistinguible de otros. La alteración citogenética restante
que puede causar el síndrome de Down es la duplicación específica de la región
21q22, que algunas veces se puede reconocer sólo con estudio de FISH. Esta región
debe contener los principales genes cuyo exceso de dosis da lugar a las
manifestaciones clínicas. Definir con exactitud los genes causantes, sus
manifestaciones particulares y el mecanismo de aparición de éstas es una tarea
compleja en desarrollo activo. También existen genes fuera de la región crítica que
son relevantes; uno de ellos es el gen de la proteína precursora de amiloide (APP),
cuyas mutaciones pueden provocar la demencia de tipo Alzheimer, la cual padecen
los adultos mayores con síndrome de Down. Sin embargo, la proteína precursora
del amiloide se modifica por acción de las β-secretasas, una de las cuales es BACE2
y cuyo gen sí se localiza en la región crítica. Por último, otros genes dentro de esta
región (p. ej., GART) posiblemente se relacionan tanto con la enfermedad de
Alzheimer como con otras alteraciones del desarrollo cerebral en el síndrome.
Manifestaciones clínicas
Los recién nacidos afectados pueden ser prematuros y presentar peso y talla bajos.
La restricción del crecimiento continúa en etapa posnatal, por lo que se han
desarrollado curvas de crecimiento especiales para el síndrome de Down; la talla
final aproximada esperada en mujeres es de 145 cm y en varones de 153 cm.
Aunque en un principio tienen problemas de alimentación y dificultad para ganar
peso, a partir de la adolescencia tienden a la obesidad. Los problemas iniciales de
alimentación se deben casi siempre a hipotonía y escasa succión. La hipotonía es
generalizada, se acompaña de laxitud articular y está presente en casi la totalidad de
los casos desde el nacimiento; la hipotonía mejora con rapidez en la primera
infancia, pero puede persistir incluso de por vida en cierto grado. Otros datos
fenotípicos constantes son cráneo pequeño con tendencia a la braquicefalia, perfil
facial aplanado, puente nasal deprimido y fisuras palpebrales cortas y oblicuas hacia
arriba y con epicanto (figura 6-2). El aspecto de las fisuras llevó en el pasado a
utilizar el término inapropiado de “mongolismo”. Los pacientes tienden a la
protrusión lingual, lo cual se explica sobre todo por la hipotonía y la macroglosia
relativa, y al final produce lengua fisurada. Los pabellones auriculares son pequeños
y displásicos y el cuello es corto y ancho, con redundancia de piel en la nuca. En el
plano abdominal pueden mostrar diastasis de rectos y hernia umbilical; en las
extremidades, además de la laxitud, tienen manos anchas, con braquidactilia,
clinodactilia del quinto dedo y pliegues palmares transversos; en los pies muestran
con gran frecuencia surco plantar y separación entre el primero y segundo ortejos
(figura 6-3). La piel se describe con aspecto “marmóreo”, debido a su patrón
vascular reticulado a temperatura fría; además, es áspera en palmas y plantas. Casi
sin excepción, los pacientes con síndrome de Down tienen discapacidad intelectual
entre moderada y grave, aunque pueden ser autosuficientes en las actividades de la
370
ERRNVPHGLFRVRUJ
vida diaria e integrarse de manera adecuada a la sociedad. El retraso del
neurodesarrollo es evidente antes del año de vida y se puede acentuar ante la
presencia de malformaciones o enfermedades concomitantes.
FIGURA Paciente con síndrome de Down (trisomía 21); se observa la típica facies con
6-2
fisuras oblicuas y tendencia a la protrusión lingual, además de perfil facial plano
y pabellones auriculares pequeños.
371
ERRNVPHGLFRVRUJ
FIGURA Otros datos frecuentes en el síndrome de Down son el pliegue transverso palmar,
6-3
la braquidactilia y el surco plantar entre el primero y segundo dedos.
Entre las malformaciones en órganos internos que pueden acompañar al síndrome
destaca la cardiopatía congénita por su mortalidad potencial, presente en más de
40% de los casos; los tipos más comunes son el canal auriculoventricular y la
comunicación interventricular. En el contexto gastrointestinal deben descartarse
defectos congénitos como el páncreas anular, la membrana duodenal o el ano
imperforado y otros que pueden pasar inadvertidos al nacimiento, como la
enfermedad de Hirschprung o la estenosis anal. También se describen defectos
congénitos genitourinarios, entre los cuales se incluyen criptorquidia o hipospadias.
Otra complicación a descartar en el periodo neonatal es la leucemia aguda
transitoria (o reacción leucemoide) presente hasta en 10% de los casos, de los cuales
un 75% experimenta resolución espontánea alrededor de los tres meses. El riesgo en
general de leucemias persiste después de este periodo y es 20 veces mayor que en la
población general; casi la mitad de los casos desarrolla leucemia aguda linfocítica y
el resto corresponde sobre todo a casos de leucemia megacarioblástica aguda o M7,
la cual es muy específica del síndrome de Down y predomina en menores de tres
años; en realidad, los casos que no resuelven la reacción leucemoide desarrollan la
leucemia M7. En el plano inmunológico se espera un timo pequeño y deficiencia de
células T, lo que confiere mayor susceptibilidad a infecciones. Se ha observado que
los niños con síndrome de Down tienen unas 12 veces mayor mortalidad por
infecciones, en especial de vías respiratorias bajas. En el contexto endocrinológico,
el hipotiroidismo clínico y subclínico puede estar presente hasta en el 40% de los
casos y puede ser congénito (1%) o desarrollarse a lo largo de la vida. Aunque
existe hipogonadismo en ambos sexos, éste permite un desarrollo puberal cercano a
la normalidad, sobre todo en mujeres, quienes muestran mayor interés en el sexo
372
ERRNVPHGLFRVRUJ
opuesto y pueden ser fértiles. Con respecto a la visión, es muy común identificar
defectos de refracción, además de otras alteraciones congénitas y adquiridas, como
cataratas, estrabismo o nistagmo. La audición se puede comprometer en más de la
mitad de los pacientes, dado que son muy susceptibles a desarrollar otitis media
crónica; factores que contribuyen a ella son la disfunción de la trompa de Eustaquio
y las alteraciones anatómicas del conducto auditivo. En cuanto a la ortopedia, la
laxitud articular puede ocasionar problemas comunes como pie plano o genu
valgum, o más relevantes como la inestabilidad atlantoaxial. Se ha observado que
15% de los pacientes tiene datos radiológicos de este problema, pero el riesgo de
daño medular es muy bajo por fortuna y no parece correlacionarse de forma
absoluta con este hallazgo.
La sobrevida puede estar limitada por la presencia de los defectos congénitos
como la cardiopatía o complicaciones infecciosas o neoplásicas; sin embargo, si no
hay estos efectos adversos, se espera que sea cercana a lo normal; un 40% llega a
vivir 60 años. En la edad adulta pueden aparecer complicaciones como la obesidad
y el hipotiroidismo, según se ha mencionado. Además, existe riesgo de disfunción
valvular (sobre todo prolapso mitral), incluso en individuos sin el antecedente de
cardiopatía congénita. Por otro lado, es común que hombres y mujeres desarrollen
osteoporosis, favorecida por el hipogonadismo, la escasa actividad física y el
consumo de algunos fármacos. La predisposición para desarrollar demencia de tipo
Alzheimer se ha demostrado en necropsias de individuos mayores de 35 años ya
con cambios neurofibrilares, pero el padecimiento se manifiesta en clínica sólo
después de los 40 años, y en la sexta década de la vida la mitad está afectada. Una
proporción de 15 a 20% de los pacientes con síntomas de Alzheimer desarrolla
epilepsia. En el plano neumológico, los adultos padecen a menudo apnea
obstructiva del sueño e infecciones respiratorias; en esta etapa, la neumonía es la
principal causa de admisión hospitalaria y la segunda de mortalidad, luego de las
complicaciones cardiacas tardías.
Diagnóstico
El fenotipo es característico y reconocible por lo que el diagnóstico clínico es
relativamente sencillo, excepto en etapa neonatal, cuando se llegan a utilizar los
criterios de Hall como una guía clínica de hallazgos sugestivos (cuadro 6-3). La
confirmación diagnóstica y la caracterización cromosómica se realizan mediante el
estudio de cariotipo en sangre. Es necesario extender el estudio a los padres
únicamente cuando se encuentra que la trisomía 21 es resultado de una
translocación u otro reordenamiento estructural.
CUADRO 6–3. Criterios de Hall y frecuencia en recién nacidos con trisomía 21
Hallazgo
Porcentaje
Hipotonía
Reflejo de Moro escaso
Hiperextensibilidad articular
Pliegue nucal redundante
80
85
80
80
373
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Perfil facial plano
Fisuras palpebrales oblicuas hacia arriba
Pabellones auriculares anormales
Displasia de pelvis
Clinodactilia de quintos dedos
Pliegue palmar transverso
90
80
60
70
60
45
El diagnóstico prenatal de este síndrome y otras alteraciones cromosómicas se
revisa en el capítulo correspondiente, pero puede realizarse mediante cariotipo en
amniocitos fetales o vellosidades coriónicas. El diagnóstico debe ofrecerse a las
mujeres sin antecedentes pero con riesgo identificado (edad materna, tamizaje de
marcadores positivos, etc.), o mujeres jóvenes que tuvieron un producto previo con
síndrome de Down, dado que el riesgo de recurrencia puede ir desde 1% para la
trisomía regular hasta 100% en el caso de la translocación 21;21, como se explicó
ya.
Dentro de las entidades incluidas en el diagnóstico diferencial del síndrome de
Down figuran el hipotiroidismo congénito no tratado, con desarrollo de macroglosia
e hipotonía, y el síndrome de Zellweger, entidad peroxisomal que muestra
hipotonía, facies aplanada con epicanto y fisuras palpebrales hacia arriba, además
de pliegue transverso palmar. Algunas polisomías de cromosomas sexuales como la
tetrasomía o la pentasomía del cromosoma X, además de causar discapacidad
intelectual, pueden asemejarse facialmente al síndrome de Down, sobre todo por la
presencia del perímetro cefálico disminuido con epicanto y puente nasal deprimido.
Tratamiento
De manera inicial se recomienda conocer la información de los padres acerca de la
entidad y corregir conceptos erróneos, además de facilitar la aceptación del paciente
tras destacar su potencial de sobrevida y desarrollo. La valoración cardiológica con
ecocardiograma es prioritaria y es deseable realizarla desde el diagnóstico. Si es el
caso, se puede instituir tratamiento quirúrgico temprano y en los pacientes sin
cardiopatía se debe realizar vigilancia a largo plazo por el riesgo de valvulopatías.
El tamiz neonatal es importante para descartar hipotiroidismo congénito, así como
la posterior vigilancia semestral con pruebas hormonales de funcionamiento
tiroideo. En etapa neonatal también es conveniente realizar una biometría hemática
con el fin de detectar datos de reacción leucemoide. La vigilancia posterior para
leucemia debe ser esencialmente clínica. Por otro lado, además de descartar las
malformaciones gastrointestinales evidentes de manera temprana, hay que vigilar
los síntomas digestivos, ya que datos como el estreñimiento crónico pueden indicar
desde hipotiroidismo hasta enfermedad de Hirschprung. Los problemas de
alimentación en lactantes son casi siempre transitorios y no contraindican la
lactancia materna; la vigilancia posterior de peso y talla se debe basar en las curvas
específicas y es importante iniciar restricción calórica y actividad física en cuanto se
detecte sobrepeso. La relativa deficiencia inmunológica no contraindica la
vacunación y justifica un tratamiento con apego estricto en caso de infecciones.
La determinación de posible inestabilidad atlantoaxial se recomienda sólo en los
374
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pacientes que planeen deportes de contacto o actividades que impliquen flexión
súbita de cuello (como clavados) y también en quienes tengan datos de parestesias,
hiporreflexia, alteración de la marcha o control de esfínteres. Debido a la hipotonía
y el retraso del neurodesarrollo se deben ofrecer tratamientos de rehabilitación
integral desde el momento del diagnóstico, tanto ocupacionales como del lenguaje y
físicos. El fortalecimiento muscular también ayuda a atenuar la laxitud. Otras
valoraciones periódicas importantes y que pueden tener efecto en el desarrollo son
las oftalmológicas y audiológicas. No debe prescindirse de los cuidados
estomatológicos; en los casos con macroglosia se puede considerar la glosectomía
parcial, que además de mejorar el aspecto y la pronunciación puede disminuir la
salivación. En etapa escolar se debe apoyar su aprendizaje y supervisar problemas
de conducta. Los padres de niñas adolescentes con síndrome de Down deben
conocer los posibles riesgos por abuso sexual. Como se mencionó ya, la mayor
parte de los afectados puede conseguir autosuficiencia en las actividades de la vida
diaria, pero siempre es necesario cierto grado de supervisión. La polisomnografía
está indicada cuando se sospeche apnea del sueño y se ha observado que muchos
individuos tienen una franca mejoría con adenoamigdalectomía. Por último, debe
señalarse que el hipotiroidismo o la depresión en adultos se pueden confundir con
los síntomas iniciales de la demencia de Alzheimer, por lo que deben descartarse
estas afecciones cuando haya sospecha de este problema. Aunque se han probado
algunos fármacos con resultado variable, se considera que el Alzheimer no tiene
tratamiento curativo, por lo que su atención es de apoyo, incluido el tratamiento
anticomicial, las medidas para incontinencia y la asistencia por cuidadores.
TRISOMÍA 18 (SÍNDROME DE EDWARDS)
El primer caso de esta entidad lo describió Edwards en 1960 y tiene una frecuencia
de 1 en 5 000 a 7 000 recién nacidos vivos, con un predominio franco del sexo
femenino (relación 4:1 con respecto al sexo masculino). Tanto la trisomía 18 como
la 13 destacan por su mortalidad temprana. La trisomía 18 es la segunda trisomía de
autosomas más frecuente después del síndrome de Down y, al igual que éste, se
relaciona con edad materna avanzada, pero no se identificó como entidad individual
hasta la detección citogenética de los primeros casos. Se ha observado que 95% de
los casos de trisomía 18 completa se debe a la falta de disyunción en meiosis
materna y que más de la mitad de éstas sucede durante la meiosis II. Este fenómeno
es único de la trisomía 18, ya que en otras trisomías como la 21 y la 13 la gran
mayoría de los errores ocurren en la meiosis I. Un 5% de los casos corresponde a
mosaico y un 3% se debe a translocaciones recíprocas que causan trisomía de tipo
parcial del cromosoma 18 y otro desbalance según sean los cromosomas afectados.
No hay un consenso respecto de la existencia de una región crítica para el síndrome
de Edwards, pero se acepta en general que la trisomía del brazo largo a partir de
18q12 se relaciona con el fenotipo habitual. El riesgo de recurrencia para la trisomía
18 completa o regular es menor de 1%, aunque en el caso de desbalances parciales
secundarios a translocaciones familiares puede ser bastante mayor.
375
ERRNVPHGLFRVRUJ
Cuadro clínico
Todos los casos presentan retraso en el crecimiento intrauterino y un tercio de ellos
es posmaduro; también es común el antecedente de polihidramnios o hipomotilidad
fetal durante el embarazo. Los recién nacidos afectados muestran peso bajo, poca
grasa subcutánea, llanto débil e hipotonía, aunque a continuación desarrollan
espasticidad de las extremidades.
El fenotipo craneofacial de los pacientes con trisomía 18 comprende dolicocefalia,
occipucio prominente, diámetro bitemporal estrecho, boca pequeña y micrognatia.
Los pabellones auriculares son displásicos con hélix desplegado y rotación
posterior, por lo que se han descrito como de aspecto “faunesco” (figura 6-4). El
tórax es estrecho con esternón corto. En el contexto genital es constante la presencia
de criptorquidia y en las mujeres se describe clítoris prominente. Los miembros
superiores tienden a la flexión y existe atrapamiento del pulgar con superposición
del resto de los dedos (segundo sobre tercero y quinto sobre cuarto). Los pies
revelan flexión de primeros dedos, con uñas hipoplásicas de implantación profunda,
y los talones son prominentes, lo que da lugar al término pies en “mecedora” o
“piolet”.
FIGURA Datos fenotípicos de la trisomía 18 (síndrome de Edwards): occipucio
6-4
prominente y pabellón auricular “faunesco”. A la derecha se observa
empuñamiento con sobreposición digital y talones prominentes.
En órganos internos se debe descartar cardiopatía congénita; es muy frecuente la
displasia polivalvular, aunque también son comunes la comunicación
interventricular o la persistencia del conducto arterioso. La anomalía urogenital más
frecuente es el riñón en herradura, seguida de alteraciones ureterales. En el aspecto
gastrointestinal destacan el divertículo de Meckel y la atresia esofágica; esta última,
376
ERRNVPHGLFRVRUJ
aunque no tiene una frecuencia elevada, es importante por sus consecuencias
inmediatas en la alimentación y la función respiratoria.
Los recién nacidos vivos con trisomía 18 son excepcionales en el sentido de que
más del 86% de los productos con esta cromosomopatía se pierde de manera
espontánea durante la gestación, sin que hasta el momento se conozcan con certeza
los factores que influyen en esta supervivencia. Sin embargo, en la etapa posnatal,
el panorama tampoco es favorable, ya que se ha observado que el promedio de vida
es de 60 días, con un intervalo de 40 horas a 18 meses. Sólo 5% de los casos
sobrevive después del primer año. En términos funcionales, casi todos los afectados
revelan un grave retraso global del neurodesarrollo, por lo que son pacientes que
dependen por completo de los cuidadores. La espasticidad persiste, pueden
desarrollar crisis convulsivas y el crecimiento también se compromete en grado
notable. Excepto por las cardiopatías o malformaciones graves, no hay indicadores
relacionados con claridad con menor o mayor supervivencia, por lo que el grado de
intervención puede ser un problema ético. En un grupo de pacientes que recibió
cuidados intensivos, incluida la ventilación por intubación, 75% falleció antes del
año de vida y 96% antes de los dos años. No hay evidencias claras en favor de la
cirugía cardiaca o maniobras de reanimación. Para tomar decisiones es
recomendable individualizar cada caso, considerar la opinión de los padres y
favorecer intervenciones que mejoren la calidad de vida.
Aunque el riesgo empírico de recurrencia para la trisomía 18 completa es en
realidad muy bajo, se puede efectuar diagnóstico prenatal en embarazos siguientes,
sobre todo para disipar la angustia de los padres. Por supuesto, también se debe
ofrecer cuando exista una translocación familiar causante de la trisomía o si se
sospecha por los hallazgos del control prenatal o el tamizaje. Un producto afectado
se puede sospechar por el retraso del crecimiento con polihidramnios y otros
hallazgos ultrasonográficos como arteria umbilical única, quistes de plexos
coroideos, forma anormal del cráneo y agrandamiento de la cisterna magna o
defectos cardiacos. Debe realizarse confirmación por métodos invasivos.
Las entidades que se incluyen dentro del diagnóstico diferencial son el grupo
heterogéneo de las artrogriposis y síndromes que, además de contracturas
articulares, pueden tener retraso del crecimiento y micrognatia (como el de PenaShokeir) y alteraciones oculares, microcefalia y dismorfias faciales (como el
cerebrooculofacioesquelético o el de Pena-Shokeir 2).
TRISOMÍA 13 (SÍNDROME DE PATAU)
Klaus Patau realizó su descripción al mismo tiempo que se realizó la de la trisomía
18. Este síndrome es el tercero en frecuencia de los síndromes cromosómicos
típicos y su prevalencia es de 1 por cada 12 000 a 20 000 recién nacidos vivos.
Como en los síndromes de Down y Edwards, la mayor parte de los casos de
trisomía 13 se relaciona con edad materna avanzada; empero, a diferencia de éstos,
tiene una mayor proporción de casos por translocación desbalanceada (~20%).
Debido a que el cromosoma 13 es acrocéntrico, las translocaciones son
robertsonianas y la más común es la 13;14. La trisomía regular o libre es de origen
377
ERRNVPHGLFRVRUJ
materno en el 90% de los casos y la mayor parte se debe a falta de disyunción en la
meiosis I. El síndrome de Patau tiene una mortalidad semejante a la de la trisomía
18, pero sus anomalías congénitas múltiples son más obvias. Genes en todo el brazo
largo del cromosoma 13 contribuyen al fenotipo característico; los causantes de la
aplasia cutánea y la hendidura facial están ubicados en la región proximal y los de
la polidactilia y el puente nasal prominente en la región distal.
Cuadro clínico
Durante la gestación, los afectados sufren restricción del crecimiento, con un peso
promedio al nacimiento de 2 600 g. El recién nacido con trisomía 13 revela
habitualmente anomalías externas que llevan con rapidez a la sospecha diagnóstica;
la triada característica consiste en microftalmía, labio y paladar hendidos y
polidactilia, pero no está presente en todos los casos. Se identifica además
microcefalia y muy a menudo una zona o zonas de aplasia cutánea congénita (figura
6-5). La facies muestra a menudo puente nasal prominente y órbitas pequeñas y
profundas por la microftalmía, además de que puede tener alguna manifestación del
espectro de las descritas en la holoprosencefalia como hipotelorismo o ausencia de
huesos nasales (en casos extremos es posible la cebocefalia o incluso la ciclopía). El
labio y paladar hendidos pueden ser mediales, sin premaxila. En las extremidades,
la polidactilia es de tipo posaxial y además tienen pliegues palmares aberrantes.
Casi todos los varones muestran criptorquidia.
FIGURA Paciente con trisomía 13 (síndrome de Patau): microcefalia evidente con datos
6-5
faciales propios de la holoprosencefalia. A la derecha se identifican zonas de
aplasia cutánea en cráneo y polidactilia posaxial en el pie.
378
ERRNVPHGLFRVRUJ
Con respecto a los defectos en órganos internos, la holoprosencefalia en sus
diferentes grados es la malformación cerebral característica de este síndrome,
aunque 30% de los casos puede no presentarla. Las comunicaciones interauricular e
interventricular y la persistencia del conducto arterioso son las cardiopatías
congénitas más frecuentes y se manifiestan en 80% de los casos. En el plano
urinario es común la poliquistosis renal y la hidronefrosis, aunque puede
presentarse otro tipo de defectos renales y ureterales. Casi la mitad de los pacientes
femeninos tiene útero bicorne y en ocasiones duplicación vaginal. La malrotación
intestinal es la anormalidad digestiva más frecuente.
El desarrollo neurológico se encuentra muy limitado y la mitad de los casos
experimenta crisis convulsivas. Es frecuente que los pacientes sufran cuadros
súbitos de cianosis generalizada por apnea central, que son las principales causas de
muerte junto con las cardiopatías graves. Como se ha mencionado ya, el pronóstico
para la vida es malo; los afectados tienen un promedio de sobrevida de 130 días y
casi el 90% mueren antes del año. En los sobrevivientes persiste el retraso grave del
crecimiento y el desarrollo, la visión se altera por los defectos descritos y, en el caso
de la audición, también pueden presentar hipoacusia sensorial y conductiva. Tal y
como ocurre en la trisomía 18, el tratamiento es de apoyo y no es fácil decidir la
práctica de procedimientos más invasivos para prolongar la vida.
En etapa prenatal, el diagnóstico se puede sospechar por la holoprosencefalia,
sobre todo si se acompaña de otras malformaciones como cardiopatía estructural o
hendiduras faciales. El diagnóstico diferencial incluye la trisomía 18 debido a que
algunos casos también pueden presentar polidactilia, labio y paladar hendidos,
microftalmía y holoprosencefalia; otras alteraciones autosómicas recesivas que
pueden compartir estos hallazgos son el síndrome de Meckel-Gruber que incluye
encefalocele y riñones poliquísticos, el de Pallister-Hall con ano imperforado y
defectos hipotalámicos e hipofisarios, y la seudotrisomía 13.
En los casos por translocación robertsoniana, incluso si alguno de los padres es
portador balanceado, es muy rara una recurrencia debido a que el riesgo empírico
(1%) es significativamente menor respecto del teórico. Esto se explica por la
letalidad in utero de los productos con trisomías y desbalances de cromosomas
completos en general (cuadro 6-4); en consecuencia, se debe considerar además la
posibilidad de abortos espontáneos dentro de los riesgos reproductivos de un
portador. El riesgo de recurrencia para la trisomía regular o libre es menor de 1%,
aunque puede ajustarse por la edad materna. Al final, si los casos secundarios a
translocación 13;13 desbalanceada se transmitieran a partir de uno de los padres,
producirían productos afectados en todos los casos, pero por fortuna (y de la misma
manera que en la translocación 21;21) casi todos representan isocromosomas de
origen postcigótico no heredados.
CUADRO 6–4. Mortalidad in utero de las alteraciones de cromosomas completos más comunes
Aneuploidía
Pérdida espontánea durante la gestación
379
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Trisomía 21
65 a 80%
Trisomía 18
> 86%
Trisomía 13
> 80%
Monosomía X
98%
DELECIÓN 4P (SÍNDROME DE WOLFHIRSCHHORN)
El síndrome de Wolf-Hirschhorn se reconoció en 1965, después de la descripción
independiente de ambos clínicos. Esta enfermedad se debe a la deleción de la
porción terminal del brazo corto del cromosoma 4 y tiene una prevalencia de por lo
menos 1 en 50 000 y predominio del sexo femenino (2:1). La gran mayoría de los
casos (90%) corresponde a deleciones de novo que se originan en la
espermatogénesis. El tamaño del segmento con deleción es variable; una proporción
de 60 a 70% de los casos tiene una deleción de dimensiones suficientes para ser
visible en el cariotipo convencional, pero el resto requiere técnicas como FISH o
hibridación genómica comparativa en microarreglos (CGH) para su confirmación.
La región con la deleción crítica del síndrome, se encuentra en 4p16.3. En esta
región se hallan al menos cinco genes propuestos como causantes del fenotipo; los
más estudiados son WHSC1, el cual se relaciona con defectos de la línea media, y
LETM1, un intercambiador de iones que puede contribuir a la aparición de crisis
convulsivas. Las cuatro manifestaciones principales del síndrome son retraso del
crecimiento, desarrollo neurológico insuficiente, epilepsia y facies típica. La falla
en el crecimiento de los afectados es prenatal y posnatal. En el contexto neurológico
se identifican hipotonía y retraso psicomotor y a continuación discapacidad
intelectual. La facies característica se denomina “en yelmo griego” y puede ser el
principal dato que sugiere el diagnóstico: frente alta, hipertelorismo, cejas
arqueadas, prominencia de la glabela, puente nasal ancho y filtrum muy corto
(figura 6-6). La mitad de los afectados puede tener además cardiopatía congénita, a
menudo comunicación interauricular, y una tercera parte labio y paladar hendidos.
Otras malformaciones descritas son coloboma de iris y defectos renales. El
pronóstico funcional es desfavorable, con problemas de alimentación iniciales y
aparición de las crisis convulsivas entre los 6 y 12 meses de edad; la discapacidad
intelectual es importante y además 40% puede tener hipoacusia. El síndrome
también implica riesgo de mortalidad; 20% de los casos muere durante los primeros
dos años de vida. Sin embargo, el fenotipo es variable y algunos individuos
(incluidos aquéllos con deleciones pequeñas o submicroscópicas) pueden tener
mejor pronóstico. En todos los casos es importante la rehabilitación temprana, ya
que se ha demostrado una clara mejoría en sus habilidades e interacción social con
el tratamiento. En los casos por deleción de novo no se espera una recurrencia, a
diferencia de los casos que derivan de una translocación familiar. La translocación
más observada es la recíproca entre las regiones distales de 4p y 8p.
380
ERRNVPHGLFRVRUJ
FIGURA Pacientes con síndrome de Wolf-Hirschhorn (deleción 4p) no relacionados; se
6-6
destacan las cejas arqueadas, la glabela prominente y el puente nasal ancho, que
conforman la facies en “yelmo griego”.
DELECIÓN 5P (SÍNDROME CRI-DU-CHAT O DEL
MAULLIDO)
Lejeune y colaboradores describieron los primeros tres casos en 1963. Aunque se
calcula que tiene la misma frecuencia que el síndrome de Wolf-Hirschhorn, la
deleción 5p carece de predominio de sexo y resulta más difícil detectar debido a que
su fenotipo es menos distintivo; sin embargo, los afectados muestran durante el
primer año de vida un llanto agudo, semejante a un maullido, que le da la
denominación al síndrome y puede orientar al diagnóstico. La región con la
deleción también es variable y el tamaño se correlaciona con la gravedad. Las
deleciones terminales más grandes han sido hasta de 33 Mb y en 80 a 90% de los
casos son de novo y originadas durante la espermatogénesis. Se ha logrado
establecer que el llanto característico aparece cuando la deleción incluye 5p15.3 y el
resto del fenotipo cuando incluye 5p15.2. Los pacientes también muestran
microcefalia con facies redondeada y epicanto, tienen con frecuencia apéndices
preauriculares y micrognatia (figura 6-7) y destacan en las extremidades
clinodactilia y pliegues palmares transversos. En órganos internos pueden tener
cardiopatía congénita (30%) y malrotación intestinal o megacolon (25%). Existe
discapacidad intelectual de moderada a grave y de predominio en el lenguaje.
381
ERRNVPHGLFRVRUJ
Además es común que los afectados tengan problemas conductuales como
hiperactividad y en ocasiones agresividad. Los enfermos que reciben tratamientos
de rehabilitación temprana tienen un mejor desarrollo; se ha demostrado que
alcanzan logros como la capacidad de vestirse o el control de esfínteres hasta 18
meses antes que aquéllos sin intervención. Al crecer, la facies se torna más alargada
y con tendencia al prognatismo; también pueden experimentar encanecimiento
prematuro y estreñimiento. La expectativa de vida no está limitada, excepto en los
casos con cardiopatía congénita. Hay un conocimiento limitado acerca de los genes
causales del fenotipo, pero entre ellos destacan el gen de la semaforina F (SEMAF)
y la delta-catenina 2 (CTNND2) como probables causantes de la discapacidad
intelectual, dado que ambos se expresan durante el desarrollo neuronal temprano y
modelos animales carentes de producto muestran defectos cognitivos. Como en el
síndrome de Wolf, en el de maullido también se debe realizar cariotipo o estudio de
FISH a los padres, con la finalidad de descartar alguna translocación balanceada
que pueda causar recurrencia de la deleción.
FIGURA Fenotipo en una paciente con deleción 5p (síndrome del maullido); se identifican
6-7
microcefalia, facies redondeada, epicanto interno y micrognatia. Nótense además
el pliegue palmar transverso y en la vista lateral un apéndice preauricular.
382
ERRNVPHGLFRVRUJ
ALTERACIONES DE LOS CROMOSOMAS
SEXUALES
SÍNDROME DE TURNER
Otto Ullrich en 1930 y Henry Turner en 1938 reconocieron de manera
independiente en algunas pacientes la relación de talla baja con infantilismo sexual
y rasgos como cuello alado y cubitus valgus. Turner, endocrinólogo de la
Universidad de Oklahoma, fue además el primero que inició el tratamiento de
reemplazo con estrógenos en las personas afectadas. En 1959, Ford y colaboradores
demostraron la ausencia de cromatina sexual y un complemento cromosómico 45,X
en células de médula ósea de una paciente de 14 años con fenotipo de síndrome de
Turner.
Se calcula que el síndrome de Turner tiene una frecuencia de 1 en 2 500 recién
nacidas vivas en el mundo, pero esta cifra representa sólo 1 a 2% de los productos
afectados concebidos, ya que la gran mayoría se pierde de forma prenatal. El
síndrome se detecta en 14 a 16% de los abortos espontáneos de primer trimestre con
cariotipo anormal.
Etiología
El síndrome de Turner se origina por la pérdida del segundo cromosoma sexual y
representa la única monosomía de un cromosoma completo que puede ser
compatible con la vida. Sin embargo, sólo 50% de los casos tiene un cariotipo 45,X;
el resto corresponden a casos de mosaicismo y casos con reordenamientos
estructurales que dan origen a una monosomía parcial del cromosoma X (cuadro 65). La mayor parte de los casos con monosomía X es efecto de la generación de un
gameto masculino nulisómico para el cromosoma sexual, que fecunda un ovocito
que contiene el cromosoma X normal. La alteración en la espermatogénesis ocurre
por una falta de disyunción accidental en la meiosis 1 y no se ha demostrado que se
relacione con la edad paterna.
CUADRO 6–5. Cariotipos observados en pacientes con síndrome de Turner
Cariotipo
Frecuencia
45,X
45,X/46,XX
45,X/47,XXX y 45,X/47,XXX/46,XX
45,X/46,XY
45,X/46,X,i(Xq) y 46,X,i(Xq)
46,X,del(Xp)
45,X/46,X,r(X)
Anomalías estructurales del cromosoma Y (la mayor parte mosaicos con línea 45,X)
383
ERRNVPHGLFRVRUJ
46 a 50%
9%
3%
3%
18%
5%
11%
3%
Las pacientes con mosaicismo presentan al menos una línea celular diferente de la
monosómica. Esta línea adicional puede ser euploide o puede tener una
anormalidad numérica o estructural del cromosoma X. Es importante mencionar
que tener una proporción considerable de células XX (cariotipo 45,X/46,XX) puede
conferir a las afectadas una presentación atenuada de la afección y no es raro que
estas pacientes se identifiquen sólo por talla baja y manifestaciones muy sutiles del
síndrome e incluso pueden conservar la fertilidad. Por el contrario, las personas con
células con el cromosoma Y (cariotipo 45,X/46,XY) tienen un riesgo elevado de
desarrollar tumores gonadales, como el gonadoblastoma. Los mosaicos son
resultado de errores en las primeras divisiones celulares postcigóticas; por ejemplo,
un mosaicismo 45,X/46,XX se puede originar a partir de un cigoto normal que
pierde uno de los cromosomas X mediante rezago anafásico en una división
mitótica temprana. Una falta de disyunción en la misma etapa puede dar origen a
tres líneas celulares distintas: 45,X, 47,XXX y 46,XX. En contraste, muchos
mosaicos con anormalidad estructural del cromosoma X se originan a partir de un
cigoto que ya tiene el cromosoma X anormal y que puede perderse en divisiones
posteriores. Es posible que el mosaicismo no se detecte en el cariotipo cuando la
proporción de células con la línea adicional es muy baja, para lo cual es necesario
analizar un mayor número de células o utilizar técnicas de citogenética molecular
como FISH.
La gran mayoría de las alteraciones estructurales implica la pérdida parcial del
segundo cromosoma X por diferentes mecanismos, como la deleción del brazo
corto, el isocromosoma del brazo largo o el cromosoma X en anillo. Alrededor de
3% de los casos tiene alteraciones estructurales del cromosoma Y, como deleciones
o isodicéntricos; sin embargo, por lo general se presentan en mosaico con la línea
45,X. Los fragmentos céntricos o pequeños cromosomas “marcadores” también
suelen encontrarse en mosaico y representan el material sobrante de un cromosoma
X o un cromosoma Y con una deleción casi completa. Cuando en el cariotipo se
identifica alguno de estos fragmentos céntricos se debe reconocer su origen, lo cual
sólo es posible por medio de estudios como FISH. Se debe mencionar que los casos
con el cromosoma Y completo o parcial en mosaico (que en conjunto representan 5
a 6% de las pacientes con síndrome de Turner) tienen algunas de las mismas
fórmulas cromosómicas halladas en casos de disgenesia gonadal mixta (p. ej.,
45,X/46,XY), entidad que puede presentar un fenotipo genital ambiguo o
masculino. Aunque no se ha demostrado una correlación absoluta, se ha planteado
que si predomina la línea monosómica en las gónadas, éstas serán estrías no
funcionales y el fenotipo será Turner; por el contrario, una mayor proporción de
células con el cromosoma Y puede provocar la formación de tejido testicular más o
menos funcional, lo que lleva a la virilización del individuo. La disgenesia gonadal
mixta se revisa en el capítulo de alteraciones del desarrollo sexual.
Los casos de síndrome de Turner por alteraciones estructurales ilustran que los
principales genes causantes del fenotipo se encuentran en la región terminal del
brazo corto del cromosoma X, e incluso deleciones pequeñas dentro de la banda
384
ERRNVPHGLFRVRUJ
Xp22.3 pueden relacionarse con un fenotipo casi completo. Esta banda en la región
terminal del brazo corto del cromosoma X contiene la región seudoautosómica 1
(PAR1), que es igual tanto en el cromosoma X como en el cromosoma Y; las
regiones seudoautosómicas son necesarias para que puedan ocurrir el
entrecruzamiento y la segregación meiótica de ambos cromosomas. PAR1 incluye
una veintena de genes y éstos escapan normalmente a la inactivación del
cromosoma X. Se debe recordar que este proceso de inactivación consiste en
impedir la expresión de los genes de uno de los cromosomas X en la mujer con el
fin de compensar la dosis limitada que tiene el varón al contar con un solo
cromosoma X. Solo un 15% de los genes en este cromosoma se mantienen activos,
incluidos los de PAR1, lo que indica que se necesitan ambas copias íntegras de
ciertos genes para el desarrollo y función normal del individuo. La pérdida de una
copia de alguno de estos genes se conoce como haploinsuficiencia y se considera el
principal mecanismo que genera las manifestaciones del síndrome de Turner.
El ejemplo mejor conocido de haploinsuficiencia en el síndrome de Turner es el
del gen SHOX (short stature homeobox), localizado en PAR1 (figura 6-8) y cuyo
producto es un regulador transcripcional expresado durante la embriogénesis en
diversas partes del organismo, incluidos los condrocitos de rodilla, codo y muñeca.
La mitad de la dosis de SHOX se correlaciona con talla baja y defectos esqueléticos
que se reconocen con frecuencia en las afectadas, como cubitus valgus y
deformidad de Madelung (desviación dorsal del cúbito distal por fusión prematura
de la epífisis del radio). El infantilismo sexual se refiere a la falta de desarrollo
puberal en las afectadas, lo cual se debe a que las gónadas son disgenéticas. Existe
una pérdida fetal muy acelerada de ovocitos, de tal forma que al nacimiento hay un
agotamiento casi total. Se ha propuesto que esta pérdida da lugar a la disgenesia
gonadal y resulta de un apareamiento meiótico defectuoso por la aneuploidía del
cromosoma X, pero no se descarta la contribución de la haploinsuficiencia de genes
importantes para el desarrollo ovárico. En realidad, aunque se ha mencionado que la
deleción terminal de Xp se relaciona con un fenotipo casi completo, estos casos
tienen mayor probabilidad de conservar la función ovárica puesto que mantienen la
integridad de genes como BMP15 en Xp11 en relación con desarrollo ovárico y
DIAPH2 y FMR1 en Xq21 y Xq27 relacionados con insuficiencia ovárica
prematura.
385
ERRNVPHGLFRVRUJ
FIGURA Esquema de la región seudoautosómica 1 (PAR1) que abarca 2.7 Mb en la región
6-8
terminal del brazo corto del cromosoma X. Se ilustran los genes incluidos en ella
y en círculo el gen SHOX. Los mismos genes están presentes en el cromosoma Y.
Manifestaciones clínicas
En fases prenatales, los hallazgos más comunes del síndrome son la traslucencia
nucal aumentada o el higroma quístico; algunos fetos pueden desarrollar incluso
hidropesía. Al nacimiento, más de la mitad de las afectadas desarrollan linfedema
periférico, que es el principal motivo de sospecha en esta etapa. Además, el cuello
puede ser alado (pterigium colli) o ancho y con implantación posterior baja del
cabello, características que se consideran residuales del higroma quístico. Hasta
40% de las recién nacidas puede tener cardiopatía congénita, en particular defectos
de salida del hemicardio izquierdo como coartación aórtica o aorta bivalva.
También pueden tener defectos renales y urinarios, algunos de los cuales pueden ser
asintomáticos como la ectopia renal o el riñón en herradura. La talla al nacimiento
es normal, pero su tasa de crecimiento disminuye de manera paulatina, por lo que a
partir de los dos o tres años la mayoría se encuentra en el límite inferior de talla o
debajo de él. En etapa escolar, la talla baja se convierte en el principal motivo de
consulta. Además del pterigium colli, las niñas muestran a menudo varias
dismorfias menores, como facies triangular, fisuras palpebrales alargadas con
pestañas abundantes, epicanto, ptosis, paladar ojival, implantación baja de
pabellones auriculares, tórax prominente con teletelia, cubitus valgus, acortamiento
de cuarto y quinto metacarpianos, y uñas pequeñas y profundas (figuras 6-9 y 6-10).
Otro dato frecuente es la tendencia a la aparición de nevos pigmentados en piel.
También pueden presentar otitis de repetición, que si no se tratan interfieren con la
función auditiva.
386
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FIGURA Paciente con síndrome de Turner; son visibles los signos de facies triangular,
6-9
ptosis palpebral, teletelia y cubitus valgus.
387
ERRNVPHGLFRVRUJ
FIGURA Otros hallazgos fenotípicos del síndrome de Turner son pabellones con
6-10
implantación anormal, tórax prominente, cuello alado y uñas pequeñas de
implantación profunda.
La capacidad intelectual de la gran mayoría es normal, si bien tiene un perfil
cognitivo específico en el que se describen debilidades en la coordinación visualespacial, resolución de pruebas aritméticas y algunas habilidades de socialización.
Además, pueden presentar introversión y baja autoestima en relación con su talla o
defectos físicos evidentes. Las pacientes con anillos pequeños del cromosoma X, las
más de las veces en mosaico, sí acusan discapacidad intelectual debido a que el
cromosoma X en anillo puede perder regiones del brazo largo que son importantes
para el proceso de inactivación normal, con la consecuente mayor anormalidad de
dosis génica.
Las gónadas son estrías o cintillas gonadales no funcionales y los derivados
müllerianos están presentes; no obstante, el útero es pequeño por falta de
estimulación. El hipogonadismo da lugar a que la mayoría de las adolescentes no
tenga desarrollo puberal ni menarca espontáneos, aunque un 16%, sobre todo
aquéllas con línea cromosómica XX en mosaico, puede experimentar cambios
puberales y ciclos menstruales, algunas veces incompletos e irregulares. En la etapa
adulta, casi todas son infecundas; en una serie de 410 pacientes danesas de 18 a 50
años, sólo 31 (7.3%) lograron de forma natural al menos un embarazo con el
nacimiento de un hijo. Se debe destacar que 26 de ellas tenían mosaicismo con una
línea XX normal y las cinco restantes padecían alteración estructural consistente en
deleción Xp o isocromosoma Xq. Solo tres descendientes heredaron la anormalidad
388
ERRNVPHGLFRVRUJ
estructural del X. Prácticamente no hay embarazos naturales en pacientes con
monosomía del cromosoma X no mosaicos, por lo que requieren técnicas de
reproducción asistida. No se debe omitir el riesgo elevado de pérdida gestacional,
tanto por desbalances cromosómicos en el producto como por anormalidades
uterinas; los productos también son casi siempre prematuros o con peso bajo al
nacimiento. Otras complicaciones en las pacientes gestantes son en particular
cardiovasculares, como descompensación de la cardiopatía, hipertensión,
hemorragia posparto y aun disección aórtica, que puede presentarse en el 2% de los
embarazos.
Por otro lado, las pacientes que tienen una línea celular en mosaico con el
cromosoma Y o con porciones del mismo tienen un riesgo hasta de 30% para
desarrollar neoplasias gonadales benignas y malignas, por ejemplo gonadoblastoma,
disgerminoma o seminoma. Es interesante que el gonadoblastoma sea un tumor casi
exclusivo del síndrome de Turner o la disgenesia gonadal mixta.
Otra complicación observada es el riesgo elevado de enfermedades
autoinmunitarias, entre las que figura la tiroiditis por su frecuencia, pero también se
incluyen la enfermedad celiaca y la diabetes mellitus de tipo 1. La tiroiditis se
revela con la medición de anticuerpos antiperoxidasa y en la mayor parte de los
casos causa hipotiroidismo. En una cohorte de 91 mujeres adultas con síndrome de
Turner se encontró una prevalencia de hipertirotropinemia o hipotiroidismo de 25%
y una incidencia anual de esta complicación de 3.2%. Existe una tendencia a la
obesidad sobre todo en mujeres adultas, aunque desde la adolescencia se describen
actitudes sedentarias y una composición corporal con exceso de masa grasa, por lo
que a largo plazo pueden desarrollar resistencia a la insulina o diabetes mellitus de
tipo 2. La densidad mineral ósea se halla disminuida, lo que puede incrementar el
riesgo de fracturas. Se ha propuesto que el principal factor que contribuye a la
osteopenia es la deficiencia de estrógenos. En la vida adulta también es común la
elevación persistente de enzimas hepáticas y se describe hasta cinco veces más
riesgo de desarrollar cirrosis hepática. Se ha planteado que estas complicaciones
pueden deberse tanto a la misma deficiencia estrogénica como a otros factores
predisponentes como el hígado graso por síndrome metabólico o posibles
anormalidades vasculares portales congénitas.
Diagnóstico
Los datos clínicos más relevantes para la sospecha del síndrome de Turner son
linfedema o coartación aórtica en recién nacidas, talla baja en niñas a partir de la
edad preescolar, falta de desarrollo puberal o amenorrea en adolescentes e
infertilidad en mujeres adultas. En realidad, el hallazgo en cualquier paciente de
alguno de los datos previos es indicación para solicitar cariotipo. La sospecha se
acentúa si estos signos se acompañan de las dismorfias menores ya descritas
(cuadro 6-6). La confirmación diagnóstica se realiza por medio del estudio
citogenético en sangre y, en virtud de la proporción de casos con mosaicismo, se
recomienda el análisis inicial de al menos 30 células (figura 6-11). Es muy
importante descartar la presencia de material genético del cromosoma Y por el
riesgo de tumores gonadales adjuntos, por lo que debe efectuarse el estudio de FISH
389
ERRNVPHGLFRVRUJ
con sondas del cromosoma Y cuando en el cariotipo se encuentre algún fragmento
cromosómico “marcador” o ante cualquier dato de posible virilización en la
afectada (clitoromegalia, fusión de labios, etc,). En condiciones ideales también se
debe solicitar FISH en todas las pacientes 45,X dado que podrían tener una línea
celular con material del cromosoma Y no identificada por hallarse en una
proporción muy baja. El estudio de PCR no se recomienda por su probabilidad de
arrojar resultados falsos positivos. Cuando el cariotipo es normal pero continúa la
sospecha del síndrome, se puede ampliar su lectura hasta examinar más de 50
células o puede realizarse el análisis citogenético de otro tejido como la piel.
CUADRO 6–6. Datos clínicos en niñas para indicar cariotipo para descartar síndrome de Turner
Cualquier niña con al menos uno de los siguientes hallazgos:
Talla baja no explicada
Retraso puberal
Amenorrea primaria
Coartación de la aorta
Cuello alado
Linfedema en manos o pies
Cualquier niña con dos o más de los siguientes hallazgos:
Pabellones de implantación baja
Cuello corto y ancho
Paladar alto y estrecho
Múltiples nevos
Cubitus valgus
Acortamiento del cuarto metacarpiano
Uñas de implantación profunda
390
ERRNVPHGLFRVRUJ
FIGURA Paciente con síndrome de Turner en mosaico cuyo cariotipo se solicitó por la
6-11
presencia de talla baja. La línea monosómica del cromosoma X se evidenció en
12 células de 50 analizadas. En su fenotipo sólo se identifican un discreto cubitus
valgus y algunos nevos.
391
ERRNVPHGLFRVRUJ
En el diagnóstico diferencial se debe prever en especial el síndrome de Noonan,
que comparte con el síndrome de Turner varios signos, como talla baja, epicanto,
ptosis, cuello alado, tórax ancho, cubitus valgus y cardiopatía congénita. Sin
embargo, esta entidad es monogénica con una herencia autosómica dominante, no
afecta el desarrollo puberal de las afectadas, los ojos tienden a ser prominentes con
ptosis más acentuada y su cardiopatía típica es la estenosis pulmonar. Otras
cromosomopatías pueden cursar con cuello alado o piel nucal redundante, pero por
lo regular con retraso del desarrollo y otras dismorfias mayores. El linfedema
congénito puede verse en el síndrome de Milroy o de forma más tardía en el de
distiquiasis-linfedema.
Tratamiento
Es prioritario valorar mediante ecocardiograma los defectos de salida como la
coartación aórtica y, en su caso, iniciar el tratamiento cardiológico. Incluso las
pacientes con ecocardiograma normal deben vigilarse de manera periódica, dado
que se han descrito complicaciones tardías como dilatación de la raíz aórtica o
valvulopatías. El linfedema congénito remite de forma espontánea y temprana,
aunque se han descrito casos en los que reaparece después de iniciar el tratamiento
hormonal. La piel redundante del cuello alado se puede retirar de forma quirúrgica,
pero se debe tomar en cuenta que tiende a formar cicatrices queloides. Las pacientes
con material del cromosoma Y deben someterse a la remoción de las gónadas en
cuanto se determine esta afección, en virtud del riesgo elevado de tumores.
Habitualmente la resección se lleva a cabo mediante laparoscopia y casi nunca
requiere vigilancia posterior. Los defectos urinarios deben valorarse con ultrasonido
renal o estudios contrastados; las más de las veces son asintomáticos, pero los
defectos en el sistema colector exigen vigilancia periódica.
Se ha observado que la administración de hormona de crecimiento ayuda a
incrementar la talla final. Dicho tratamiento debe instituirlo un endocrinólogo, de
preferencia en cuanto se detecte la talla baja y antes de comenzar el subsecuente
tratamiento con estrógenos, que tiene de forma inicial un efecto sinérgico para la
ganancia de talla, pero con posterioridad promueve el cierre de los discos de
crecimiento. Durante la administración de la hormona de crecimiento se debe
vigilar la aparición de efectos adversos, como resistencia a la insulina o escoliosis.
El tratamiento con estrógenos tiene como principales objetivos la aparición de
cambios puberales en las adolescentes y la prevención de osteoporosis en las
mujeres adultas, y se puede iniciar entre los 12 y 14 años. Se espera que las
pacientes logren la menstruación con ayuda, para lo cual se complementa el
tratamiento con progestágenos.
Otros aspectos terapéuticos importantes en la etapa pediátrica son la evaluación
audiológica, la evaluación visual y la orientación para resolver las dificultades
escolares y mejorar la socialización. Las otitis medias deben tratarse de manera
estricta. Además, desde esta etapa debe prevenirse la aparición de obesidad para
reducir el riesgo de varias de las complicaciones en la vida adulta, entre ellas
diabetes mellitus 2, hipertensión, hígado graso. Dado el riesgo de enfermedades
autoinmunitarias, se debe realizar una vigilancia clínica y solicitar pruebas de
392
ERRNVPHGLFRVRUJ
función tiroidea con medición de anticuerpos cada seis meses. A partir de la
adolescencia se debe conceder atención a la función hepática, con pruebas anuales.
El tratamiento estrogénico también mejora los parámetros hepáticos.
A las pacientes adultas con planes reproductivos se les pueden ofrecer varias
alternativas para la infertilidad, como la adopción, donación de óvulos con
fecundación in vitro e implantación en útero propio o subrogado. Las personas que
puedan embarazarse de manera natural o las que deseen reproducción asistida deben
conocer el riesgo de complicaciones en ellas y en el producto, incluida la
probabilidad de anormalidades cromosómicas en la descendencia, identificadas
sobre todo en aquéllas con alteración estructural del cromosoma X. El embarazo se
considera de alto riesgo y durante él es muy importante la vigilancia cardiovascular;
la terminación debe efectuarse mediante cesárea.
SÍNDROME DE KLINEFELTER (47,XXY)
El síndrome de Klinefelter corresponde a la alteración de cromosomas sexuales más
frecuente y se presenta en casi 1 de cada 500 varones. Klinefelter, Riefenstein y
Albright identificaron de modo inicial el fenotipo en 1942 en nueve pacientes
adultos con ginecomastia, azoospermia y hormona estimulante del folículo (FSH)
elevada y en 1959 Jacobs y Strong reconocieron la presencia del cromosoma X
supernumerario en los afectados. Este síndrome se identifica en 11 a 15% de los
individuos azoospérmicos. Sus manifestaciones son esencialmente pospuberales e
incluyen talla alta y otras comorbilidades como insuficiencia venosa, trombosis,
diabetes mellitus y osteoporosis. No se relaciona con discapacidad intelectual, a
menos que se presente más de un cromosoma sexual adicional (p. ej., 48,XXYY o
48,XXXY), situación poco frecuente y que se conoce como variante de Klinefelter.
Etiología
El cromosoma X supernumerario tiene origen paterno en 50 a 60% de los casos,
sobre todo por una falta de disyunción del par XY durante la meiosis I. En el 40 a
50% restante, el cromosoma X supernumerario es materno, derivado de una
alteración en la meiosis I (48%) o II (29%); los casos restantes son en particular
postcigóticos y pueden presentar mosaicismo. Como se puede advertir, menos de
una cuarta parte de los casos se origina en la meiosis I femenina y por tanto la
influencia de la edad materna es menos significativa que en otras aneuploidías. En
un estudio de 45 casos, el promedio de edad materna fue cuatro años mayor que el
de la población general.
Tal y como sucede en las células femeninas, el cromosoma X supernumerario se
somete a inactivación y puede visualizarse como corpúsculo de Barr en el núcleo de
las células somáticas. Sin embargo, los genes que escapan a este proceso muestran
un exceso de dosis, lo cual se ha propuesto como causa de algunas de las
manifestaciones en el síndrome, entre ellas la talla alta (a la cual contribuye la
triplicación del gen SHOX) y el perfil cognitivo y conductual característico. El
hipogonadismo se debe a que los testículos son pequeños y poco funcionales, con
393
ERRNVPHGLFRVRUJ
una baja producción de testosterona que da lugar a la elevación de gonadotropinas.
En el plano histológico, las gónadas en niños afectados se caracterizan sobre todo
por una disminución de espermatogonias y en etapa pospuberal ya muestran túbulos
seminíferos hialinizados, fibrosis extensa y prácticamente ausencia de las células
germinales. Se ha planteado que los mecanismos subyacentes a este agotamiento
germinal pueden ser la reactivación del cromosoma X supernumerario en
espermatogonias, que conduce a una anormalidad notoria de dosis génica, y
también la incapacidad de llevar a cabo el apareamiento X-Y de manera normal
durante la meiosis. La disfunción gonadal también provoca una relación
estradiol/testosterona elevada y este exceso de estrógenos es causa de varias
manifestaciones como la ginecomastia y puede además contribuir a las
enfermedades autoinmunitarias relacionadas con el síndrome. Entre los afectados, la
funcionalidad del receptor de andrógenos también puede modificar la concentración
de estrógenos, dado que algunas evidencias señalan que cuanto mayor sea el
número de repeticiones polimórficas CAG en el exón 1 de este gen menor es su
expresión, lo que puede incrementar la gravedad del fenotipo. Por el contrario, el
mosaicismo con una línea 46,XY normal, que se identifica en al menos 7% de los
casos, puede atenuar el cuadro clínico y en ocasiones les permite una mejor función
testicular.
Manifestaciones clínicas
Menos del 10% de los casos se diagnostica en etapa infantil, dado que los afectados
son por lo general asintomáticos o pueden presentar defectos que son relativamente
comunes en la población general, como criptorquidia, paladar hendido o hernia
inguinal, descritos en el 18% de los casos. Además, los niños pequeños pueden
mostrar algún grado de hipotonía o retraso psicomotor que se corrige con
posterioridad. De forma inicial, la talla se encuentra en el promedio y sólo después
de los ocho años alcanza percentiles normales altos. El inicio de la pubertad no se
afecta y los valores de testosterona son normales bajos, aunque a partir de los 13
años se observa un incremento gradual de gonadotropinas hasta alcanzar cifras
anormales. En esta etapa pueden desarrollar ginecomastia y varios signos de
hipoandrogenismo, entre ellos vello facial escaso, distribución del vello púbico en
triángulo, caderas anchas y distribución ginecoide de grasa corporal (figura 6-12).
La talla sigue en aumento con fenotipo eunucoide por extremidades inferiores
largas. Además, pueden sufrir laxitud ligamentaria generalizada con pie plano,
xifoescoliosis y tórax en quilla o en embudo (pectus carinatum o excavatum). La
ginecomastia está presente en 50 a 75% de los casos y cuando es notoria puede ser
el dato de sospecha inicial en esta etapa. Sólo después de la pubertad, los valores de
testosterona y FSH y LH son propios del hipogonadismo hipergonadotrópico. El
crecimiento testicular durante la pubertad es escaso y en los adultos los testículos
son pequeños y de consistencia firme, con un diámetro promedio que no supera los
2 cm, contra 3.5 cm de los adultos normales (figura 6-13). Como se ha mencionado
ya, los adultos afectados son azoospérmicos, por lo que una buena proporción de
casos se diagnostica hasta buscar atención en clínicas de fertilidad.
394
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FIGURA Individuo con síndrome de Klinefelter. Se identifican obesidad, ginecomastia y
6-12
extremidades largas, signos propios del hábito eunucoide. (Fotografía cortesía del
Dr. Ronny Kershenovich, Genética, Hospital Español/Centro Médico ABC).
395
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FIGURA Vello corporal muy escaso, pene y testículos pequeños en el mismo paciente con
6-13
síndrome de Klinefelter. (Fotografía cortesía del Dr. Ronny Kershenovich,
Genética, Hospital Español/Centro Médico ABC).
Además, el hipogonadismo se relaciona con escasa masa magra corporal y
tendencia a la obesidad, lo que favorece complicaciones graves como el síndrome
metabólico y la diabetes mellitus 2. Otra consecuencia de la testosterona baja es la
osteoporosis, que se presenta en casi 25% de los afectados. La elevación relativa de
estrógenos favorece también la insuficiencia venosa y la tendencia a la trombosis.
El síndrome de Klinefelter se relaciona asimismo con el riesgo de enfermedades
autoinmunitarias, como lupus eritematoso sistémico, espondilitis anquilosante y
diabetes mellitus 1. Por otro lado, los pacientes tienen riesgo elevado de neoplasias,
dentro de las cuales destacan tumores de células germinales, tanto gonadales como
extragonadales. Un ejemplo es el tumor mediastínico de células germinales, para el
que tienen 30 veces mayor riesgo. La ginecomastia predispone al cáncer de mama
en adultos mayores y se observa que los pacientes con síndrome de Klinefelter
tienen un riesgo para esta complicación 20 a 50 veces mayor que varones sanos. El
riesgo de mortalidad en general es 1.5 veces mayor que la población y obedece
sobre todo a complicaciones vasculares como trombosis mesentérica y pulmonar,
396
ERRNVPHGLFRVRUJ
además de fractura femoral y complicaciones tardías de diabetes.
El perfil cognitivo aunque es variable, puede comprender dificultades en el
desarrollo del lenguaje y el aprendizaje, déficit de atención y problemas para
socializar con pares. También se ha descrito una tendencia a presentar problemas
conductuales derivados de impulsividad y escaso juicio para evitar situaciones de
riesgo.
Variantes de Klinefelter
Estos casos muestran polisomías de sexocromosomas, como 48,XXYY, 48,XXXY
y 49,XXXXY, las cuales confieren el fenotipo del síndrome aunque con una
frecuencia mayor de complicaciones. Resulta interesante que estas polisomías se
generan por episodios sucesivos de falta de disyunción en ambas meiosis tanto de la
gametogénesis femenina como de la masculina. Tienen una incidencia de por lo
menos 1 en 40 000 varones recién nacidos vivos. Estos pacientes, además de
discapacidad intelectual, pueden desarrollar dismorfias mayores que incluyen
anomalías genitales como criptorquidia y micropene, sinostosis radiocubital, talla
alta o baja, estrabismo, paladar hendido y cardiopatía congénita (cuadro 6-7).
Además, tienen varias dismorfias menores como epicanto, fisuras palpebrales hacia
arriba, puente nasal ancho, narinas antevertidas, prognatismo y clinodactilia. Cabe
mencionar que estas dismorfias menores han confundido el diagnóstico inicial de
algunos casos como probable trisomía 21.
CUADRO 6–7. Comparación entre el síndrome de Klinefelter típico y sus variantes
47,XXY
(Klinefelter
típico)
48,XXYY
48,XXXY
49,XXXXY
Prevalencia
aproximada en
varones
1:500
1:40 000
1:50 000
1:100 000
Área cognitiva
CI 89-102, rara
vez con
discapacidad
intelectual
CI 70-80, una cuarta
parte con
discapacidad
intelectual
CI 40-75, la mitad
con discapacidad
intelectual
CI 20-60, prácticamente todos con
discapacidad intelectual
Estatura
Alta
Muy alta, promedio
de 193 cm
Alta
Tiende a ser baja
Alteraciones
genitales
frecuentes
Hipogonadismo,
infertilidad
Hipogonadismo,
infertilidad
Hipogonadismo,
infertilidad
Hipogonadismo, infertilidad,
micropene, hipospadias,
criptorquidia
Hernia inguinal,
sinostosis
radioulnar, paladar
hendido
Hernia inguinal,
sinostosis
radioulnar, paladar
hendido
Urinarias, cardiacas, hernia inguinal,
sinostosis radioulnar, displasia de
cadera, pie equino varo
Malformaciones No esperadas
congénitas
frecuentes
La tetrasomía 48,XXYY es la variante más común del síndrome de Klinefelter. La
presencia de un cromosoma Y adicional, además de una capacidad intelectual más
397
ERRNVPHGLFRVRUJ
baja, puede relacionarse con mayores problemas de comportamiento; en realidad,
los informes iniciales se obtuvieron de pacientes de instituciones mentales entre los
decenios de 1960 y 1970. El fenotipo de los pacientes es muy variable y puede
incluir las dismorfias craneofaciales y esqueléticas descritas. Por lo general son
pacientes con talla alta, la cual incluso se describe como mayor que la de los
pacientes con Klinefelter típico. Además, tienen el hábito eunucoide, con
desproporción de segmentos a expensas de un segmento inferior largo. El
hipogonadismo hipergonadotrófico es similar al del síndrome típico, con hormona
estimulante del folículo elevada, testosterona disminuida, gónadas pequeñas y vello
escaso. Asimismo revela con mucha frecuencia ginecomastia y enfermedad vascular
periférica. Aunque se relaciona con discapacidad intelectual, pueden tener un CI
normal. La variante 48,XXXY se ha descrito en unos 50 pacientes, los cuales
presentan talla normal a alta, con desproporción de segmentos, hipogonadismo,
ginecomastia y dismorfias faciales (hipertelorismo, epicanto y prognatismo). En
ellos son más comunes las alteraciones esqueléticas, como la sinostosis radiocubital
y la clinodactilia, y las genitales; una cuarta parte tiene micropene y criptorquidia.
En cuanto a su desarrollo neurológico, es común que presenten retraso del lenguaje
así como retraso motor y pobre coordinación secundaria. Más de la mitad de los
pacientes tiene discapacidad intelectual. La variante 49,XXXXY es la menos
frecuente, pero la más grave por sus consecuencias clínicas. La mayoría tiene talla
baja, los rasgos faciales son más toscos y las alteraciones esqueléticas, el
hipogenitalismo y la discapacidad intelectual más graves (figuras 6-14 y 6-15).
Pueden sufrir microcefalia, hendiduras labiopalatinas y defectos cardiacos, dentro
de los que destaca la persistencia de conducto arterioso. En el plano esquelético,
además de la sinostosis radiocubital y clinodactilia, son posibles laxitud articular,
genu valgo y pie cavo. Por lo regular presentan micropene y criptorquidia, con el
perfil característico de hipogonadismo hipergonadotrófico. El CI promedio descrito
es de 35 puntos.
398
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FIGURA Paciente con variante de Klinefelter 49,XXXXY; su cariotipo se indicó por
6-14
presentar retraso psicomotor notable y dismorfias. Se observan una postura
hipotónica, clinodactilia y pabellón auricular displásico.
FIGURA Mismo paciente 49,XXXXY; tiene perímetro cefálico disminuido, epicanto y
399
ERRNVPHGLFRVRUJ
6-15
narinas antevertidas. En la zona genital se observan micropene y escroto poco
pigmentado.
Diagnóstico
La confirmación diagnóstica se realiza mediante el estudio de cariotipo al
evidenciar el cromosoma(s) X supernu-merario(s). En casos con mosaicismo puede
ser necesario realizar otros estudios como la técnica FISH. Debido a la causa del
síndrome, casi nunca es necesario extender el estudio a los padres. Es preciso
mencionar que si bien el diagnóstico es relativamente simple, una vez que el
fenotipo se encuentra establecido, estudios epidemiológicos en países como
Dinamarca o Inglaterra han encontrado un subdiagnóstico hasta en el 75% de los
casos. En el diagnóstico diferencial se incluyen otras causas de hipogonadismo en
varones, como el síndrome de Kallman.
Tratamiento
Los niños afectados que sufren hipotonía, retraso motor o del lenguaje deben recibir
tratamientos específicos. En etapa escolar deben ser objeto de una intervención
psicológica temprana para apoyarlos por los problemas de aprendizaje,
socialización y conducta. La ayuda psicológica también puede ser necesaria para la
aceptación diagnóstica. Desde pequeños se debe prevenir la obesidad mediante un
plan adecuado de dieta y actividad física. Los pacientes obesos deben vigilarse de
forma estrecha para descartar el desarrollo de diabetes o resistencia a la insulina. Se
deben instituir medidas de higiene vascular o cirugía en los individuos con
insuficiencia venosa y el tratamiento de úlceras en extremidades debe ser estricto.
Es muy importante que los pacientes afectados reciban tratamiento sustitutivo con
testosterona a partir de la pubertad, cuando se detecten en su perfil hormonal
valores propios de hipergonadotropismo, aun cuando la concentración de
testosterona sea normal baja. La sustitución hormonal mejora el desarrollo
masculino y produce más vello facial y corporal, engrosamiento de la voz, mayor
fuerza y masa muscular, además de mejorar la densidad mineral ósea. También se
beneficia del tratamiento la esfera psicológica; los cambios físicos mejoran la
autoestima, se eleva la libido y hay menor irritabilidad. Para la fertilidad se pueden
aplicar técnicas de reproducción asistida. Algunos casos han sido exitosos mediante
la recuperación de espermatozoides por biopsia testicular, con la subsecuente
inyección intracitoplásmica de esperma.
La evaluación de la densidad ósea debe ser periódica e incluir pruebas de
metabolismo mineral. Debido al riesgo de cáncer, se recomienda la exploración
mamaria periódica. La ginecomastia no parece reducirse significativamente con la
sustitución androgénica, por lo que en algunos casos se puede practicar la
mamoplastia con fines cosméticos y preventivos. Los indicios de la aparición de
tumores mediastínicos de células germinales pueden ser signos de pubertad precoz
en niños o molestias respiratorias no explicadas en adultos jóvenes.
400
ERRNVPHGLFRVRUJ
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PREGUNTAS DE AUTOEVALUACIÓN
1. Son los tipos más comunes de cardiopatía congénita en el síndrome de Down:
A. Persistencia del conducto arterioso
B. Comunicación interventricular y canal auriculoventricular
C. Tetralogía de Fallot
D. Coartación aórtica
2. En la inspección general de un recién nacido con trisomía 18 destacan los siguientes
datos:
A. Hipotrofismo, escasa grasa subcutánea, espasticidad de extremidades
402
ERRNVPHGLFRVRUJ
B. Hipotrofismo, hipotonía generalizada, acortamiento de extremidades
C. Hipotrofismo, extremidades en extensión, talones prominentes
D. Hipotrofismo, esternón corto, polidactilia de las cuatro extremidades
3. La trisomía 21 regular confiere un riesgo de recurrencia en padres jóvenes de:
A. Igual a la población general
B. 1%
C. 5%
D. 100%
4. Es un dato neurológico que forma parte de los criterios de Hall y es muy común en
recién nacidos con síndrome de Down:
A. Discapacidad intelectual
B. Crisis convulsivas
C. Demencia de tipo Alzheimer
D. Hipotonía
5. Es una de las alteraciones renales más comunes en la trisomía 13:
A. Riñón en herradura
B. Agenesia renal
C. Poliquistosis renal
D. Nefrolitiasis
6. En la adolescencia puede ser el motivo de sospecha para el síndrome de Klinefelter:
A. Ginecomastia
B. Discapacidad intelectual
C. Infertilidad
D. Obesidad
7. Además de microcefalia y facies redonda, el síndrome del maullido puede presentar:
A. Labio y paladar hendidos y sordera
B. Epicanto y apéndices preauriculares
C. Cataratas y micrognatia
D. Hipotelorismo y microftalmía
8. Las pacientes con síndrome de Turner presentan en sus genitales internos:
A. Estrías gonadales, útero y trompas
B. Estrías gonadales, sin útero ni trompas
C. Ovarios pero sin útero ni trompas
D. Ovarios, útero y trompas
9. La facies en “yelmo griego” forma parte del fenotipo del siguiente síndrome
cromosómico:
A. Trisomía 18
B. Deleción 4p
C. Trisomía 13
D. Deleción 5p
10. Se considera que la haploinsuficiencia del gen SHOX en el síndrome de Turner, además
de la talla baja, produce:
A. Infantilismo sexual
B. Tórax ancho y teletelia
C. Cubitus valgus y deformidad de Madelung
D. Acortamiento de metacarpianos e hipoplasia ungueal
403
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11. El siguiente síndrome se detecta en 11 a 15% de los adultos azoospérmicos:
A. Síndrome de Edwards
B. Síndrome de Turner
C. Síndrome de Down
D. Síndrome de Klinefelter
12. Dentro de las variantes del síndrome de Klinefelter, la más frecuente tiene el siguiente
cariotipo:
A. 47,XXY
B. 48,XXYY
C. 48,XXXY
D. 49,XXXXY
Respuestas:
1. B
2. A
3. B
4. D
5. C
6. A
7. B
8. A
9. B
10. C
11. D
12. B
404
ERRNVPHGLFRVRUJ
405
ERRNVPHGLFRVRUJ
I. Trisomías 8 y 9 en mosaico
Camilo Villarroel Cortés
Con excepción de las trisomías 13, 18 y 21, las trisomías de autosomas completos
son raras y se consideran una causa importante de pérdidas gestacionales o muertes
perinatales. Sin embargo, algunas pueden ser compatibles con la vida posnatal si se
presentan en mosaico; entre los ejemplos más representativos de esta alteración se
encuentran las trisomías 8 y 9 en mosaico, las cuales conforman un fenotipo que
puede ser reconocible; se describen a continuación.
406
ERRNVPHGLFRVRUJ
TRISOMÍA 8 EN MOSAICO (SÍNDROME DE
WARKANY)
CASO CLÍNICO
Masculino de 12 años, producto de la primera gestación de padres jóvenes, al
parecer sanos, no consanguíneos y sin antecedentes familiares de la misma
afección. El embarazo tuvo amenaza de aborto al tercer mes, con evolución normal
posterior. Nació a las 38 semanas de gestación mediante parto eutócico, con peso de
2 600 g, talla de 48 cm y Apgar de 6. Presentó dificultad respiratoria por lo que se
mantuvo dos semanas en incubadora, con oxígeno en casco la primera semana. Su
desarrollo neurológico se refirió con sostén cefálico hasta el sexto mes, sedestación
a los dos años, marcha a los tres años, bisílabos a los dos años, frases de dos
palabras a los cinco años, y control de esfínteres a los cuatro años. Recibió
tratamientos de rehabilitación y cursó escolaridad especial.
A los seis meses se diagnosticó luxación congénita de cadera derecha con atención
conservadora y al año persistencia del conducto arterioso y estenosis pulmonar leve.
A los tres años presentó artritis séptica en rodilla izquierda. Al comenzar la
deambulación se detectó pie en equino y contracturas en flexión de rodillas y
caderas, por lo que a los seis años se operó de tenotomía del tendón de Aquiles y
del recto anterior. Debido a estos problemas fue referido a los ocho años al servicio
de genética. La exploración física reveló peso, talla y perímetro cefálico por debajo
del percentil 3°, frente amplia, fisuras oblicuas hacia arriba, epicanto inverso,
puente nasal ancho, labio inferior grueso, pabellones auriculares acopados, soplo
sistólico, extremidades superiores con pliegue aberrante palmar y camptodactilia
(figura 1), y las inferiores con limitación de movilidad en rodillas, dedos en gatillo
y surcos longitudinales profundos en plantas (figura 2).
407
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FIGURA Manos de un paciente con trisomía 8 en mosaico; se observan pliegue palmar
1
aberrante izquierdo (equivalente transverso) y camptodactilia bilateral.
408
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FIGURA Se observan dedos en gatillo y surcos longitudinales profundos en ambas plantas,
2
de modo más notorio en el pie derecho.
Por los datos clínicos, en especial los de extremidades, se sospechó trisomía 8 en
mosaico, por lo que se realizó cariotipo que notificó 47,XY+8 [12]/46,XY [8]. Se
proporcionó asesoramiento a la familia como entidad cromosómica no hereditaria y
se realizaron ultrasonido renal, estudios de visión y audición que fueron normales y
resonancia magnética cerebral que mostró hipoplasia del cuerpo calloso. Se
continuó el tratamiento ortopédico y se agregaron valoración neurológica y terapia
de lenguaje a su rehabilitación.
ASPECTOS CLÍNICOS
409
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La trisomía 8 en mosaico tiene una frecuencia calculada de 1 en 25 000 a 50 000
recién nacidos. Este síndrome muestra un predominio del sexo masculino y un
fenotipo variable. Casi todos los afectados tienen discapacidad intelectual
moderada, además de dismorfias faciales consistentes en frente alta y prominente,
epicanto, nariz de base ancha, labio inferior grueso y evertido, y pabellones
auriculares displásicos. Por lo menos 70% de los pacientes presenta camptodactilia
en manos y contracturas en dedos de los pies; además, en la planta muestran surcos
longitudinales profundos, un dato muy característico que en muchas ocasiones lleva
a la sospecha diagnóstica. En este síndrome se destacan diversas alteraciones
esqueléticas que se manifiestan como problemas ortopédicos tempranos; además de
las alteraciones en dedos, es frecuente que presenten anormalidades vertebrales
(>60%) como escoliosis, defectos de segmentación o anomalías costales. También
son comunes alteraciones en cadera e hipoplasia o ausencia de rótula. En el plano
ocular se describen algunas veces estrabismo y opacidades corneales. Con respecto
a defectos en órganos internos, son posibles agenesia o hipoplasia de cuerpo
calloso, cardiopatía congénita (25 a 40%) e hidronefrosis. Los tipos de cardiopatía
congenita descritos son muy variados, pero predomina la comunicación
interventricular. Además, los varones pueden presentar criptorquidia. El
crecimiento es variable; no suele estar restringido, aunque se han descrito casos con
talla baja e incluso hay pacientes con talla alta, que en ocasiones se han referido con
hábito marfanoide. A menos que tengan malformaciones graves, la expectativa de
vida de los pacientes puede ser normal; sin embargo, se ha observado que la
trisomía 8 en mosaico incrementa el riesgo de padecer tumores como el de Wilms,
así como síndrome mielodisplásico y leucemia mieloide. El diagnóstico se confirma
por medio de cariotipo convencional en sangre en la mayor parte de los casos,
aunque si no hay evidencia de la línea trisómica puede ser necesario ampliar el
número de células analizadas o realizar cariotipo en otro tejido (p. ej., piel) o bien
estudio de FISH (hibridación fluorescente in situ). En etapa prenatal puede
sospecharse por el hallazgo de la agenesia de cuerpo calloso. El tratamiento de los
pacientes es multidisciplinario, con énfasis en la detección y tratamiento oportuno
de malformaciones graves, como la cardiopatía congénita. Además, se debe evaluar
la función auditiva y visual, instituir tratamiento de estimulación y rehabilitación
para mejorar el desarrollo psicomotor, y valorar y tratar las posibles alteraciones
ortopédicas múltiples. La valoración neurológica debe descartar el riesgo de crisis
convulsivas mediante electroencefalograma, sobre todo en aquellos casos con
agenesia de cuerpo calloso. El riesgo de recurrencia de este síndrome es
prácticamente nulo.
ASPECTOS CITOGENÉTICOS
Uno de los mecanismos habituales para la aparición de los mosaicos cromosómicos
es un error durante las primeras divisiones de un cigoto normal en desarrollo.
Aunque las series iniciales de pacientes de trisomía 8 referían hasta 15% de casos
como trisomía regular (no mosaico), es probable que dicha aseveración sea
incorrecta y atribuible a limitaciones técnicas, dado que estudios posteriores han
410
ERRNVPHGLFRVRUJ
determinado que el origen de la trisomía en todos los nacidos vivos y en buena parte
de los abortos es postcigótico. El origen por error meiótico sólo se ha observado en
abortos, por lo que no existe correlación con la edad materna. Además, se ha
observado que la línea aneuploide disminuye con la edad. Estos hallazgos apoyan la
presuposición de que los pacientes con trisomía 8 deben tener una línea celular
normal, aunque en ocasiones sea difícil de revelar. No se ha demostrado una clara
relación entre el porcentaje de células trisómicas y la gravedad del cuadro clínico, lo
que complica definir el pronóstico, en particular en los casos diagnosticados de
forma prenatal. Como se mencionó ya, este error postcigótico numérico no confiere
un riesgo de recurrencia, si bien existen casos de trisomía 8 parcial por una
alteración estructural, que tienen un cuadro clínico semejante y sí pueden ser
producto de un reordenamiento cromosómico familiar.
411
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TRISOMÍA 9 EN MOSAICO
CASO CLÍNICO
Femenina de 10 meses, producto de la única gestación de una madre de 19 años de
edad con tabaquismo y alcoholismo ocasional y padre de 18 años, al parecer sano,
sin antecedentes familiares de importancia. El embarazo cursó sin complicaciones
salvo retraso del crecimiento intrauterino y preeclampsia a las 36 semanas de
gestación; por este motivo se interrumpió por vía abdominal. Pesó al nacer 2 120 g
y midió 47 cm, con Apgar de 8. Sufrió sepsis neonatal temprana, por lo que se
mantuvo hospitalizada 30 días, necesitó ventilación mecánica las primeras dos
semanas, con crisis convulsivas y se diagnosticó cardiopatía de tipo comunicación
interventricular. Egresó con diurético y anticomicial. A los tres meses se ingresó por
neumonía y se valoró en genética; se identificó un marcado retraso del
neurodesarrollo (sin sonrisa social, seguimiento visual o auditivo, ni sostén
cefálico), llanto ronco, succión débil, plagiocefalia por moldeamiento, fisuras
palpebrales cortas, microftalmía, nariz grande de punta bulbosa, pabellones de
implantación baja, micrognatia, soplo sistólico, hernia umbilical y extremidades
hipertónicas. Se descartó hipotiroidismo mediante pruebas tiroideas. La cardiopatía,
las dismorfias faciales y los cuadros infecciosos llevaron a sospechar síndrome de
deleción 22q11, el cual se descartó mediante ultrasonido de timo y estudio de FISH
normales. A los cinco meses reingresó por descontrol de crisis convulsivas; se
realizaron TAC cerebral con atrofia notoria, leucomalacia periventricular y quiste
de la cisterna magna, y cariotipo en sangre que en 15 células analizadas resultó
normal. A los siete meses se hospitalizó nuevamente por neumonía, que evolucionó
a sepsis y falleció después de hospitalización prolongada. Debido al fenotipo se
consideró ampliar el análisis del cariotipo, que notificó 47,XX+9 [4]/46,XX [27] lo
que confirmó la trisomía 9 en mosaico (figura 3). Se asesoró a la familia después
del fallecimiento.
412
ERRNVPHGLFRVRUJ
FIGURA Cariotipo del paciente con trisomía 9 en mosaico; en la metafase se señalan con
3
flechas los tres cromosomas 9.
ASPECTOS CLÍNICOS Y CITOGENÉTICOS
El primer caso de trisomía 9 se describió en 1973 en un neonato masculino fallecido
por cardiopatía congénita y múltiples dismorfias. En 1981 Annerén y Sedin
relacionaron la sobrevida con los casos en condición de mosaico y delinearon las
características más notorias en ambos grupos. Aunque esta entidad carece de una
incidencia calculada, puede tener una frecuencia cercana a la de la trisomía 8 en
mosaico; existen unos 100 casos descritos en las publicaciones médicas hasta la
fecha. Es excepcional que un paciente con trisomía completa sobreviva más allá del
periodo neonatal. Los casos en mosaico también tienen riesgo de muerte temprana,
aunque su expresividad es muy variable, de acuerdo con el predominio de la línea
celular anormal en los diferentes tejidos. Los individuos afectados se describen con
retraso del crecimiento prenatal y posnatal; en una serie reciente de 25 casos se
informó un promedio de peso al nacimiento de 1 974 g y un promedio de talla de 44
413
ERRNVPHGLFRVRUJ
cm, aunque los intervalos fueron muy amplios. También es posible la microcefalia,
pero no es un dato constante. Las dismorfias faciales características consisten en
frente alta, fisuras palpebrales cortas y oblicuas hacia arriba, ojos pequeños con
órbitas profundas, epicanto, nariz prominente con puente ancho y punta bulbosa,
pabellones de implantación baja y micrognatia (figura 4). En ocasiones se
identifican microftalmía y paladar hendido; en la misma serie de Bruns y Campbell,
estas características se reconocieron con una frecuencia del 12%. En las
extremidades pueden tener pie en mecedora (28%) y, raras veces, pliegue transverso
y displasia de cadera. Con respecto a las malformaciones de órganos internos, la
más común es la cardiopatía congénita, presente en casi dos terceras partes de los
casos. Los tipos de cardiopatía más frecuentes son los defectos septales. Con menor
incidencia pueden identificarse defectos cerebrales, como agenesia de cuerpo
calloso o hidrocefalia. También son infrecuentes defectos gastrointestinales o
urogenitales, dentro de los cuales se han descrito diversos tipos, como malrotación
intestinal y riñón en herradura, hidronefrosis y criptorquidia. La evolución de los
pacientes suele ser tórpida y desde el nacimiento puede haber dificultades de
alimentación además de ictericia. Con posterioridad pueden presentarse episodios
de apnea obstructiva, lo que sumado a lo anterior puede hacer necesaria la
colocación de sondas o la práctica de gastrostomía o traqueostomía. El desarrollo
neurológico está afectado en casi todos los casos, sobre todo en el área motora, por
lo que se necesitan tratamientos de rehabilitación de manera temprana. Además, no
es raro que los pacientes experimenten crisis convulsivas; en la serie mencionada
20% desarrolló epilepsia. Las causas comunes de muerte pueden ser
descompensación de la cardiopatía, o infecciones respiratorias favorecidas por la
alteración neurológica. Como en la trisomía 8 en mosaico, el diagnóstico se
confirma mediante cariotipo con una lectura amplia o estudio de FISH. La causa de
esta entidad también es casi siempre un error postcigótico, que no confiere un riesgo
de recurrencia para la familia.
414
ERRNVPHGLFRVRUJ
FIGURA Paciente con isocromosoma 9q en mosaico. Aunque no tiene una trisomía
4
completa del cromosoma 9, presenta varios datos fenotípicos característicos de la
misma, tales como nariz prominente, ancha, de punta bulbosa, labio y paladar
hendido, micrognatia y cardiopatía congénita. Nótese además el patrón de
pigmentación “moteado” en piel que puede verse en algunos mosaicos
cromosómicos.
415
ERRNVPHGLFRVRUJ
BIBLIOGRAFÍA
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416
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417
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II. Polisomías de cromosomas sexuales
Eimy Yokoyama Rebollar
418
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POLISOMÍAS SIN DISCAPACIDAD
INTELECTUAL
TRISOMÍA DEL CROMOSOMA X (47,XXX)
Se describió por primera vez en 1959 en una mujer con desarrollo intelectual
normal que presentó amenorrea secundaria. Desde que se identificó, se han
notificado unos 100 casos. Los rasgos más comunes incluyen estatura alta y
dismorfias menores, pero el fenotipo, el desarrollo psicosocial y la capacidad
intelectual son variables. La mayor parte de la información clínica de esta trisomía
se ha obtenido de estudios longitudinales en casos identificados por tamizaje
neonatal y con seguimiento hasta la edad adulta, los cuales han demostrado una
incidencia aproximada de 1/1 000 mujeres.
Etiología
La trisomía X ocurre sobre todo por falta de disyunción, ya sea durante la
gametogénesis o después de la concepción (poscigótica); esta última puede generar
mosaicismo. Al igual que otras trisomías, ésta tiene una correlación con la edad
materna. El cromosoma X adicional se deriva de un error de la meiosis I materna en
58 a 63% de los casos, de la meiosis II materna en 16 a 17% y de la falta de
disyunción postcigótica en 18 a 19%.
Aunque dos de los tres cromosomas X están inactivados, los genes en las regiones
PAR y otros genes que escapan a la inactivación se expresan en triple dosis, por lo
que el fenotipo de las pacientes puede relacionarse con la sobreexpresión de estos
genes, aunque hasta la fecha no se han identificado todos de manera específica.
Manifestaciones clínicas
Las dismorfias son por lo general menores; en el área facial se han descrito pliegue
epicanto, hipertelorismo y fisuras palpebrales hacia arriba (figura 1); además,
pueden presentar clinodactilia, superposición de ortejos, pie plano, tórax en
embudo, así como hipotonía e hiperextensibilidad de articulaciones. La talla y el
peso son normales al nacimiento, aunque la talla comienza a aumentar en la infancia
temprana y en la adolescencia se halla por arriba del percentil 75°, si bien también
existen pacientes con talla por debajo del percentil 50°. Debe mencionarse que la
talla alta puede ser el dato clínico indicativo para sospechar este diagnóstico.
Además, las pacientes muestran desproporción de segmentos debido a que tienen
piernas largas y, rara vez, microcefalia.
419
ERRNVPHGLFRVRUJ
FIGURA Paciente con trisomía X en mosaico, detectada por retraso en hitos del desarrollo.
1
En la zona facial se identifican epicanto, fisuras oblicuas hacia arriba y discreto
hipertelorismo. El mosaicismo puede atenuar el fenotipo por lo que no muestra
clinodactilia en manos ni talla alta.
Aunque no es común encontrar dismorfias mayores, existen algunas que se
presentan con más frecuencia en las pacientes con trisomía X que en la población
general:
• Las alteraciones genitourinarias son las más comunes, desde riñón único y
displasia renal hasta malformaciones ováricas.
• Se han descrito cardiopatías congénitas, entre ellas defectos septales auriculares y
ventriculares, estenosis pulmonar y coartación de aorta.
• Las alteraciones gastrointestinales incluyen estreñimiento y dolor abdominal.
• Se ha publicado la presencia de crisis convulsivas en 15% de las pacientes con
trisomía X, las cuales son variables e incluyen crisis de ausencia, parciales o
generalizadas, afortunadamente con buena respuesta al tratamiento.
• En cuanto a las alteraciones anatómicas cerebrales, estudios de neuroimagen en
pacientes adultas han encontrado que el volumen cerebral, puede estar
disminuido, con algunas áreas corticales más afectadas. Asimismo, el tamaño de
la amígdala se observa ligeramente disminuido.
• El inicio de la pubertad, el desarrollo sexual y la fertilidad son por lo general
normales en las pacientes con trisomía X, pero existen informes de algunos casos
de disgenesia ovárica, falla ovárica prematura o disgenesia uterina tanto en niñas
como en mujeres adultas.
420
ERRNVPHGLFRVRUJ
Neurodesarrollo y características psicológicas
Existe una gran variabilidad en el desarrollo y características psicológicas de las
pacientes con trisomía X, desde alteraciones mínimas hasta problemas clínicamente
significativos. Las niñas tienen una frecuencia más alta de retraso en el desarrollo
motor y del lenguaje, así como un riesgo mayor de déficit cognitivo y problemas de
aprendizaje en la edad escolar. Sin embargo, es raro identificar discapacidad
intelectual; el coeficiente intelectual (CI) promedio es de 85 a 90 y sólo 5 a 10% de
los casos tienen un CI en el intervalo de discapacidad intelectual. Varios problemas
psicológicos son más comunes en las pacientes que en la población general. Estos
problemas consisten en trastornos de ansiedad (40%), trastorno por déficit de
atención (17%) y trastornos depresivos (11%). Se ha presupuesto una relación entre
estas características neuroconductuales y los hallazgos en la imagen cerebral de las
afectadas.
Diagnóstico
El estudio indicado para confirmar el diagnóstico es el cariotipo. El diagnóstico
prenatal por edad materna puede identificar a individuos con trisomía X, en cuyo
caso es necesario realizar estudios confirmatorios posnatales. Ante la sospecha de
mosaicismo se deben analizar más de 50 células o indicar hibridación fluorescente
in situ (FISH). Por su etiología, casi nunca es necesario realizar estudio en los
padres. Es importante mencionar que toda paciente con talla alta y problemas de
desarrollo (lenguaje o motor), hipotonía, problemas de atención/hiperactividad o
ansiedad es elegible para estudio de cariotipo con el objetivo de descartar trisomía
X, sobre todo si muestra otros datos relevantes, como hipertelorismo, epicanto,
clinodactilia y falla ovárica prematura.
Tratamiento
El tratamiento de las pacientes con trisomía X depende de la edad y la gravedad del
fenotipo; no obstante, todas las pacientes deben tener una historia clínica y una
exploración física completas, sin perder de vista las manifestaciones clínicas más
frecuentes. Las lactantes y niñas deben someterse a una evaluación psicológica y
médica inicial que incluya ultrasonido renal y valoración cardiaca, así como
descartar la presencia de crisis convulsivas mediante un electroencefalograma.
También se debe identificar y tratar el estreñimiento. Es importante una evaluación
del desarrollo inicial entre los 6 y 12 meses en aquellas pacientes diagnosticadas de
forma prenatal con atención en el lenguaje, habilidad motora y socialización para
poder aplicar un programa de estimulación y tratamientos acordes. En pacientes
escolares se valora el apoyo adicional para la escuela en caso necesario, que
considere sus debilidades y fortalezas para tener una intervención adecuada. En
caso de presentar alguno de los problemas psicológicos descritos, se establece la
referencia con el psiquiatra o el neuropsicólogo.
El endocrinólogo y el ginecólogo deben valorar a las adolescentes y mujeres
adultas con menarca tardía, irregularidades menstruales o problemas de fertilidad
421
ERRNVPHGLFRVRUJ
para descartar alteraciones hormonales que pueden ser signos de insuficiencia
ovárica. De igual manera, se deben descartar alteraciones tiroideas comunes en
estas personas. En el asesoramiento genético a los padres se refiere un riesgo de
recurrencia menor de 1%. El riesgo de las afectadas para transmitir la trisomía X u
otra aneuploidía a la descendencia también es bajo, en los límites de 1 a 5%.
DISOMÍA DEL CROMOSOMA Y (47,XYY)
Esta variación de los sexocromosomas es la más común en varones después del
síndrome de Klinefelter y se presenta en 1 de cada 1 000 recién nacidos masculinos
vivos. Fue de gran interés en el decenio de 1979 cuando se encontró un número
mayor del esperado de individuos 47,XYY en instituciones penales y psiquiátricas,
lo que llevó a presuponer que un cromosoma Y adicional se relacionaba con un
comportamiento violento, aunque después se demostró que estos estudios tenían
deficiencias metodológicas.
Etiología
El cromosoma Y adicional (figura 2) se puede originar por falta de disyunción en la
meiosis paterna o en etapa postcigótica. Es un error específico de la meiosis II,
debido a que en la meiosis I la falta de disyunción del bivalente XY causa gametos
nulisómicos o disómicos XY. El error postcigótico puede provocar mosaicismo. No
se ha demostrado una relación con la edad paterna ni un riesgo de recurrencia
significativo.
422
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FIGURA Cariotipo 47,XYY. Metafase con técnica de bandas G; las flechas indican la
2
presencia de los dos cromosomas Y.
Manifestaciones clínicas
Muchas veces, los pacientes 47,XYY no tienen un fenotipo característico o
problemas médicos de importancia, por lo que el diagnóstico no se establece o sólo
de forma tardía. Se ha descrito una edad promedio al diagnóstico de 17.1 años.
423
ERRNVPHGLFRVRUJ
Existe un sesgo al valorar la frecuencia de complicaciones, dado que éstas siempre
son menores en los casos diagnosticados de forma prenatal, muchas veces de
manera incidental. Sin embargo, esta entidad se puede acompañar de talla alta,
algunos rasgos físicos y varios problemas conductuales y del neurodesarrollo. La
talla al nacimiento es normal y se incrementa gradualmente en la niñez, de tal forma
que al inicio de la edad escolar ya tienen talla alta evidente, y al inicio de la
pubertad son unos 7 cm más altos que otros niños de la misma edad. También se
describe macrocefalia, pero el perímetro cefálico no es muy discordante con su
talla.
Con respecto a los rasgos físicos, alrededor de 60% de los pacientes presenta
hipertelorismo (figura 3) y 50% clinodactilia. Además, los afectados son
hipotónicos en cierto grado, lo que quizá contribuya a la presencia de pie plano
(53%) y escoliosis (13%). Otros datos constantes son macroorquidismo, dientes
grandes y acné. Su capacidad intelectual es normal; en una serie reciente de 90
pacientes se encontró un CI promedio de 91, con una disminución discreta del área
verbal. Sin embargo, en su neurodesarrollo inicial se describe retraso de los hitos
motores y del lenguaje, además de temblor fino y dificultades en el aprendizaje. En
la misma serie de Bardsley y colaboradores, los pacientes mostraron una incidencia
elevada de trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), lo cual fue
consistente con un estudio previo. Esto, además de que el TDAH es más frecuente
en varones, ha llevado a plantear una posible relación entre este trastorno y el
cromosoma Y. Por otro lado, cerca de una tercera parte de los pacientes con XYY
presentó algún trastorno del espectro autista, mientras que la prevalencia en la
población general es de 1%. En los problemas conductuales también se incluye la
agresividad, pero esta característica parece bastante menos frecuente de lo pensado;
en un grupo de 11 niños diagnosticados de modo prenatal, Lalatta y colaboradores
sólo identificaron a dos pacientes con este problema. Estas evidencias indican que
todo individuo con 47,XYY requiere una evaluación neuropsicológica temprana.
424
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FIGURA Paciente con 47,XYY; sólo se reconocen hipertelorismo y discreto epicanto.
3
Mostró marcha independiente a los 16 meses y bisílabos a los 12 meses.
Los pacientes tienen por lo general desarrollo puberal normal. La concentración
de testosterona ha sido motivo de controversia, dado que inicialmente se
consideraba elevado, pero en las series recientes se ha encontrado dentro de la
425
ERRNVPHGLFRVRUJ
normalidad en la mayoría. Aunque la fertilidad también se espera normal, en
algunos afectados se han documentado azoospermia o un aumento de la incidencia
de espermatozoides cromosómicamente anormales en el semen, incluidos
espermatozoides hiperhaploides por un cromosoma Y adicional. A pesar de estos
hallazgos, el riesgo de recurrencia para la descendencia se considera bajo.
426
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POLISOMÍAS CON DISCAPACIDAD
INTELECTUAL
A diferencia de las trisomías comunes de cromosomas sexuales ya revisadas, estas
tetrasomías o pentasomías se relacionan casi de manera invariable con discapacidad
intelectual, la cual es más profunda en los desbalances mayores. La información en
las publicaciones médicas al respecto de estas entidades es muy escasa, muchas
veces limitada al informe de casos aislados. En cuanto a su origen, estas polisomías
se pueden producir mediante falta de disyunciones sucesivas durante la
gametogénesis, es decir, que la falta de disyunción ocurre tanto en la meiosis I
como en la meiosis II (figura 4). Estos errores en la disyunción de los cromosomas
sexuales pueden generar entonces un gameto con una trisomía o tetrasomía, que
después de la fecundación con un gameto normal conforma un cigoto tetrasómico o
pentasómico.
FIGURA Etiología habitual de las tetrasomías de cromosomas sexuales. Como ejemplo se
4
representa la generación de la tetrasomía del cromosoma X, mediante dos errores
sucesivos de falta de disyunción de los cromosomas X durante la ovogénesis, y la
427
ERRNVPHGLFRVRUJ
fecundación por un gameto normal. Cuando la polisomía afecta al cromosoma Y,
ocurre el mismo mecanismo pero en la gametogénesis masculina.
TETRASOMÍA X (48,XXXX)
Hasta la fecha, se han notificado unos 50 casos de tetrasomía X. El primer informe
de Carr y colaboradores de 1961 fue el de dos mujeres con discapacidad intelectual,
en quienes se detectaron tres corpúsculos de Barr en frotis de mucosa oral. Las
pacientes con tetrasomía X, además de la discapacidad intelectual, pueden revelar
dismorfias faciales (epicanto, hipertelorismo, estrabismo y nistagmo) y alteraciones
esqueléticas (clinodactilia y sinostosis radiocubital). Las dismorfias faciales son
muy variables y se han descrito con cierta similitud a las encontradas en el
síndrome de Down. La talla también es variable, pero tiende a ser alta, con un
promedio de 169 cm.
La discapacidad intelectual es consistente, sobre todo en el área del lenguaje. El
CI promedio es de 60 (con un intervalo registrado de 30 a 75 puntos), aunque se ha
descrito una paciente con un CI normal. Casi nunca tienen problemas de
comportamiento e incluso se describen como amistosas, tranquilas y cooperadoras,
si bien con problemas para socializar y emocionalmente frágiles. Las afectadas
tienen genitales femeninos normales, pero los caracteres sexuales secundarios
pueden ser incompletos. Es común que presenten irregularidades menstruales, pero
pueden conservar la fertilidad e incluso hay casos descritos con descendencia, que
en su mayoría presenta cariotipo normal.
PENTASOMÍA X (49,XXXXX)
Las manifestaciones de la pentasomía X son más graves que las de la tetrasomía X;
además, esta alteración es menos frecuente. Kesaree y Woole notificaron a la
primera paciente y hasta la fecha sólo existen un poco más de 25 casos publicados.
Las manifestaciones incluyen retraso del crecimiento intrauterino, talla baja, facies
tosca con hipertelorismo y epicanto, microcefalia, alteraciones esqueléticas y de
extremidades como displasia de cadera, subluxaciones, pliegue transversal en
manos y pie equinovaro. Asimismo, las personas afectadas pueden mostrar defectos
cardiacos como persistencia del conducto arterioso o defectos septales. La pubertad
es retardada y la fertilidad al parecer reducida.
Las pacientes tienen un CI promedio de 50 (con un intervalo de 20 a 75 puntos).
La afección intelectual tiene predominio del lenguaje y confiere problemas de
comunicación. No se han informado alteraciones de comportamiento; por el
contrario, se describen como pacientes cooperadoras y agradables.
Otras polisomías
Las polisomías 48,XXYY, 48,XXXY y 49,XXXXY se consideran variantes de
Klinefelter, por lo que se describen en el capítulo correspondiente.
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Las polisomías 48,XYYY, 49,XYYYY, 49,XXYYY y 49,XXXYY son muy poco
frecuentes, con descripciones de uno a menos de 10 pacientes por entidad. Todas se
asocian con discapacidad intelectual marcada, con excepción de la polisomía
48,XYYY en la cual se describe un CI moderadamente bajo (entre 65 a 86 puntos).
Además pueden presentar problemas de conducta notorios en algunos casos. La
talla en estas polisomías es variable pero tiende a encontrarse en percentiles
poblacionales altos. Los genitales tienen un aspecto masculino normal, sin embargo
son constantes los datos de hipogonadismo y azoospermia. En cuanto a las
dismorfias faciales, es frecuente la presencia de hipertelorismo, fisuras oblicuas
hacia arriba, epicanto y micrognatia. En extremidades pueden presentar
clinodactilia y sinostosis radiocubital. Es raro que presenten defectos en órganos
internos por lo que la sobrevida no suele estar limitada.
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