Subido por Mtro. Agustín Salgado

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únicamente con el ABC primario o inicial.
B) La ambivalencia de Amparo: ansiedad por sentir ansiedad
«¿Por qué tengo tanta dificultad en estar satisfecha con mi vida, si soy una mujer
profesional y "liberada", y aunque me gusta vivir sola, también me disgusta...?»,
preguntó Amparo en una sesión. Después de explorarlo en terapia, este es el resumen de
sus ABC para esa situación en particular:
En su ABC inicial o primario, el «A» inicial fue «ir sola a la boda de una amiga
suya», pues no le agradó la pareja que sus amigos le habían asignado para la ocasión, y
la «B» inicial fue: «Debo obtener de la vida lo que yo quiero, en mis propios términos,
pues prefiero estar sola que mal acompañada» (exigencias absolutistas de comodidad y
perfeccionismo). La «C» inicial fue ansiedad e indecisión.
En su ABC secundario, el «nuevo A» es la «C» inicial (ansiedad) y «la nueva B»
(secundaria) fue: «¡Qué espantosamente desagradable sentirme así!... Es imposible
disfrutar de esta ocasión si me siento tan ansiosa... ¡¡¡No lo soporto!!!» (Baja Tolerancia
a la Frustración). La «nueva C» (secundaria) es mayor ansiedad.
3.2.5. EL MODELO ABCDEF
El objetivo de la TREC es ayudar a las personas a elaborar pensamientos más
racionales y constructivos respecto a los acontecimientos. Establece que las personas no
solo eligen activamente seguir y aferrarse a sus filosofías y comportamientos
disfuncionales, sino que también pueden optar por un cambio en sus pensamientos,
sentimientos y comportamientos si se les persuade y se les enseña cómo hacerlo (Ellis,
1986).
El eje central consiste en cambiar el pensamiento dogmático, «irracional» y
frecuentemente implícito (los «debo», o exigencias absolutistas, o «B»), utilizando el
Debate o Disputa («D»), con el propósito de reemplazarlo por una nueva filosofía
racional («E»), más lógica, más empíricamente verificable y más eficaz a largo plazo en
la obtención de las metas personales de los individuos, y que conducen a sentimientos
saludables y comportamientos funcionales («F»).
Debate («D»)
El «debate» o cuestionamiento de las creencias irracionales («D») enfatiza el uso del
método científico y el debate lógico-empírico de ayudar a las personas a cambiar sus
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creencias irracionales que le llevan a la perturbación emocional.
Existen diferentes tipos de debate, y se puede clasificar según su estrategia y su
táctica. Durante el debate, el terapeuta se servirá de una estrategia y escogerá una táctica
(o estilo). Esta elección vendrá dada según las características y la personalidad del
paciente.
Utiliza tres estrategias que se centran: (1) en el debate lógico/filosófico, (2) en el
aspecto empírico/realista, y (3) en el aspecto pragmático/práctico (la primera de ellas es
parte de la TREC preferencial); y cuatro tácticas posibles (mayéutica socrática, didáctica,
humorística y metafórica). Esto representa doce posibilidades de debate por cada una de
las creencias irracionales.
El debate lógico/filosófico
En muchas ocasiones, cuando se razona, se sacan conclusiones ilógicas e
incoherentes con las premisas básicas. Por ejemplo, si se parte de la premisa «Si a Marta
realmente le importo, me tiene que llamar» y lo que ocurre es que «no me llama»,
entonces, uno deduce que «no le importo». En este ejemplo se observa que la conclusión
es incoherente porque no se deduce de la premisa básica inicial.
He aquí otro: «Como me gustaría ser capaz de hacerlo bien, tengo que lograrlo» (Si
«P» entonces «Q») y sucede que «fracaso» (no «Q»); entonces, deduzco ilógicamente
que «soy un inútil» (no «P»).
La TREC enseña a usar la dialéctica, el arte de razonar, para tratar de ver las
incoherencias y conclusiones ilógicas, y para que salgan a la luz nuevas ideas más
coherentes:
«¿Es lógico este pensamiento? ¿Del hecho de que pase esto se deduce lo otro?
¿Esta conclusión es lógica? ¿Que suceda esto significa lo otro? ¿Tiene sentido
este pensamiento?».
Debate empírico/realista
Cada uno actúa en la realidad bajo la influencia de una creencia o idea sobre lo que
es cierto o verdadero (epistemología personal). Este conocimiento puede haberse
adquirido mediante personas significativas o figuras de autoridad, o habérselo inventado
uno mismo.
La TREC enseña a aplicar el método científico para que las personas tomen sus
conocimientos como hipótesis y traten de verificar las creencias; de esta manera, podrán
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ver si estas últimas son congruentes y concuerdan con los hechos de la vida, lo cual les
permitirá formularse nuevas creencias empíricamente acordes con la realidad observable:
«¿Dónde está la evidencia de que la creencia es cierta? ¿Qué pruebas tiene de
que tal creencia es verdadera? ¿Existe alguna ley que diga que esto es cierto?».
Debate pragmático/práctico
Las creencias se mantienen, más o menos conscientemente, porque tienen algún
beneficio para la persona. Así, por ejemplo, la creencia de que «Soy un desastre» puede
ser útil a corto plazo para no enfrentarse a ciertas responsabilidades y evitar el temido
fracaso.
La TREC enseña a aplicar el análisis coste-beneficio para mostrar que el
mantenimiento de ciertas creencias no es conveniente a largo plazo. Es decir, genera más
problemas que beneficios:
«¿Es útil mantener esta creencia a largo plazo? ¿A qué consecuencias le lleva
pensar así?».
Mayéutica socrática
Es una táctica excelente en la medida en que permite a la persona tomar conciencia
por sí misma de sus ideas y de su racionalidad. Se trata de plantear preguntas que vayan
conduciendo a la persona a dar los pasos mentales necesarios para desmontar sus
creencias irracionales y construir alternativas racionales. Por ejemplo:
«¿Cree que es lógico que, simplemente porque usted lo desee, ellos tienen que
obrar de otra manera?».
Didáctica
Consiste en ofrecer una explicación al paciente de por qué las creencias irracionales
no son realistas, ni lógicas, ni funcionales. Se puede hacer verbalmente o asignándole
lecturas. Es importante ser breve y no extenderse demasiado para no confundir al
paciente. También es importante confirmar que el paciente ha entendido la explicación.
Es muy útil si se combina con el método socrático. Por ejemplo:
«Usted desearía que ellos obrasen de otra manera, pero no hay ninguna relación
lógica entre este deseo y la exigencia de que deban hacerlo. ¿Puede decirme con
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sus propias palabras qué ha entendido de lo que acabo de decirle?».
Humor
Permite a menudo desdramatizar y tomar una distancia razonable con la gravedad de
los problemas presentados. Naturalmente, esta táctica se utilizará cuando haya una buena
alianza terapéutica, el paciente tenga sentido del humor y solo en un contexto que no
hiera su sensibilidad. Para ello se podrá recurrir a la exageración, a las canciones y al uso
de paradojas. Es importante que quede claro que de lo que se trata es de reírse de la
creencia irracional, no de la persona. Por ejemplo:
«Si fuese suficiente con exigir que los otros se comporten de la manera que nos
gusta para que esto se realice, yo podría exigirle que no se ponga furioso nunca
más, y su problema estaría resuelto, ¿no cree?».
Metáforas
Las metáforas permiten al paciente establecer por sí mismo las relaciones al apoyarse
en las similitudes entre la metáfora y su propia situación. Se puede recurrir a las
analogías, los poemas, los aforismos, las parábolas y las historietas. Por ejemplo:
«Desde siempre, los seres humanos dictan leyes que les permitan convivir, y
prevén sanciones para los que no las respeten. Hagamos lo que hagamos, los
seres humanos continuamos violándolas. Parece ser que no se puede cambiar a
los seres humanos por decreto, ¿no?».
Nueva filosofía racional («E») y nueva consecuencia emocional y conductual («F»)
Mediante el debate de las creencias irracionales («D») se pretende conseguir unas
nuevas creencias racionales más flexibles, lógicas y coherentes, empíricamente
congruentes y verificables y/o que sean útiles y convenientes para conseguir los objetivos
personales («E»).
El eje central de esta nueva filosofía se caracteriza por la aceptación de la realidad y
de una visión realista, no exagerada, flexible y no dogmática de las cosas. Las creencias
racionales se manifiestan en forma de:
1. Preferencias/Deseos: creencias flexibles de uno mismo, de los demás y de la vida
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sobre cómo nos gustaría que fueran, pero sin convertirlo en una «necesidad» o
una exigencia que «debe suceder». Por ejemplo: «Prefiero su aprobación, pero
no la necesito».
2. Aceptación: creencias no sensatas y creencias condenatorias acerca de uno
mismo, los demás o la vida. Juzgar o evaluar las conductas, los aspectos, los
rasgos o las características de las cosas, pero sin hacer evaluaciones globales de
ello. Por ejemplo: «Su conducta es injusta, pero eso no significa que sea una
persona mala».
3. Tolerancia a la frustración: aceptar las dificultades, los contratiempos, los
malestares y las incomodidades de la vida, pero sin considerarlas como imposibles
de sobrellevar. Por ejemplo: «Esta situación es incómoda, pero la puedo
soportar».
4. Relativizar o desdramatizar: evaluar las posibles consecuencias malas o
desagradables, pero sin exagerar la situación convirtiéndola en algo más grave de
lo que en realidad es. No ver las consecuencias de una acción o un hecho como el
fin del mundo o lo peor que podría pasar. Por ejemplo: «Es muy desagradable
que me suceda esto, pero no es horrible ni terrible».
La adquisición de una nueva filosofía racional lleva consigo una nueva consecuencia
emocional y conductual («F»), es decir, unas emociones más saludables (como la tristeza
en lugar de la depresión), y unos comportamientos más constructivos y resolutivos
(como comportarse asertivamente ante una situación, en vez de reaccionar
agresivamente).
Ejemplo de un caso práctico
El caso de Toni
Toni trabajaba en una empresa textil, estaba casado y tenía tres hijos. Un día,
volviendo a casa, sintió un fuerte dolor en el pecho mientras iba en el tren y se fue a
urgencias pensando que era un ataque al corazón. En el hospital, los médicos le dijeron
que lo que en realidad había sufrido era un ataque de ansiedad y le recetaron ansiolíticos.
A partir de entonces, cada vez que iba a tomar el tren (o pensaba en viajar en él) sentía
pánico ante la posibilidad de que le diera otro ataque cardíaco, y se tomaba sus
medicamentos e intentaba distraerse y ocupar su mente leyendo durante el trayecto.
Durante la sesión de terapia se dio cuenta de que cuando iba a tomar el tren se decía:
«¡No debo tener otro ataque! Debo hacer lo correcto para que esto no suceda. ¡Seré un
idiota si tengo otro ataque!». Y que estos pensamientos le llevaban a estar ansioso
(«conexión B-C»).
A su vez, también se dio cuenta de que, debido a su ansiedad, se sentía más ansioso
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por no poder controlarlo y tener que tomar pastillas (perturbación secundaria). Se decía a
sí mismo: «¡No debo estar ansioso! ¡No debo tener pánico! ¡Es horrible e insoportable
esta sensación».
En resumen, en este caso se pudieron identificar los dos «ABC», el primario y el
secundario.
El «ABC» primario:
A - El tomar el tren para ir a trabajar o de vuelta de la oficina, e incluso, cada vez que
pensaba en viajar en tren. La posibilidad de tener un ataque cardíaco.
B - Exigencia perfección/éxito + condenación: «Debo triunfar; debo ser prefecto.
¡Debo hacer lo correcto y no llegar a tener un ataque al corazón! Si no lo hago bien, seré
un idiota».
C - Emocional: ansioso (por tener un ataque al corazón); y conductual: tomar
medicación tranquilizante. Ocupar la mente en algo, como distraerse leyendo.
El «ABC» secundario:
A’ - Ansiedad
B’ - Exigencias de comodidad/justicia + baja tolerancia a la frustración: «¡No debo
estar ansioso! ¡No debo tener pánico! Es horrible e insoportable esta sensación».
C’ - Ansioso por la ansiedad.
En el proceso terapéutico se le enseñó a debatir cada una de las creencias irracionales
(«D») que le conducían a la perturbación emocional para que encontrara nuevas
filosofías racionales («E»):
D - Exigencia perfección/éxito: «Debo triunfar; debo ser prefecto».
*Empírico: «¿Donde está escrito que debe hacerlo bien?».
E - «En ningún sitio. Me gustaría hacerlo bien, pero si no lo hago, pues no lo hago.
No tengo que hacerlo todo rápido o perfectamente bien. Lo haré lo mejor que pueda, y
ya está.»
*Lógico: «¿Del hecho de que quiera hacerlo bien se deduce que tengo que hacerlo?».
E - «Me gustaría triunfar, pero no siempre tengo que conseguir lo que quiero.»
*Pragmático: «¿Adónde te conduce pensar que debes hacerlo bien?».
E - «A sentirme muy ansioso al subir al tren.»
D - Condenación: «Si no lo hago bien, seré un idiota».
*Empírico: «¿Puedes demostrar que el 100 % de tus comportamientos son idiotas?».
E - «No puedo demostrarlo. De hecho, aparte de la ansiedad, la mayoría de mis
comportamientos son buenos.»
*Lógico: «¿Por tener ansiedad se puede deducir que eres globalmente un idiota?».
E - «Por tener ansiedad no se puede deducir que toda mi persona sea idiota. Hay
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muchas personas que sienten ansiedad y eso no las convierte en menos valiosas que los
demás.»
*Pragmático: «¿Te ayuda a conseguir tus objetivos decirte que eres un idiota?».
E - «No me ayuda en nada, solo para ponerme más ansioso aún.»
D - Exigencia comodidad/justicia: «No debo estar ansioso».
*Empírico: «¿Existe alguna ley en el universo que diga que no debes estar ansioso?».
E - «No existe tal ley. Si estoy ansioso, pues estoy ansioso ¡Mala suerte! Y si me
empeño en ello y cambio mi filosofía, puedo hacer que apenas aparezca.»
*Lógico: «Porque no quieres estar ansioso, ¿entonces no debes estarlo?».
E - «Del hecho de que no quiera sentir ansiedad no puedo deducir que no deba
sentirla.»
*Pragmático: «¿Es útil mantener la exigencia de que no debo estarlo?».
E - «No me es útil. Me conduce a sentirme más ansioso.»
D - Baja Tolerancia a la Frustración: «Es horrible e insoportable esta
sensación».
*Empírico: «¿Tienes pruebas de que realmente no puedes soportar la ansiedad?».
E - «No las tengo..., de hecho la estoy soportando, pero es muy díficil e incómoda.»
*Lógico: «¿Del hecho de que sea difícil e incómoda se puede deducir que es horrible
e insoportable?».
E - «No me gusta estar ansioso, pero si lo estoy, mala suerte, no me matará. Mala
suerte, estoy ansioso. Simplemente es incómoda, pero no es el fin del mundo.»
*Pragmático: «¿Adónde te conduce pensar que es horrorosa e insoportable?».
E - «Me conduce a sentirme muy ansioso y a llevarlo peor.»
Este cambio en la forma de ver su problema de ansiedad al subir al tren y de su
propia ansiedad le condujo a sentirse inquieto y preocupado, pero no ansioso, y pudo
afrontar el hecho de ir al tren sin medicamentos («F»).
En la tabla adjunta se presenta un resumen esquemático del modelo «ABCDEF»
completo de la TREC (Sorribes y Lega, 2013). Las flechas indican los pasos o caminos
que seguir para llegar al cambio emocional y conductual:
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