Tres tipos de comunicación Comunicación pasiva-es la que está relacionada a la persona que no expresa necesidades, posturas ni opiniones. Que normalmente está de acuerdo con los otros aunque vaya en contra de sus propias creencias. Comunicación asertiva-es la relacionada con aquella persona que expresa sus necesidades, deseos y opiniones. Toma postura en situaciones y trata de entender a la otra persona antes de manifestar sus propios sentimientos. Comunicación agresiva-es aquella que se relaciona con la persona que expresa necesidades, deseos u opiniones hostilmente. Normalmente trata de imponer sus forma de pensar a los demás en ignora todo sentimiento o postura que sea contraria a él o ella. “La comunicación eficaz entre dos personas se produce cuando el receptor interpreta el mensaje en el sentido que pretende el emisor”. Esto quiere decir que transmito un mensaje y que éste llega en su versión más similar al receptor. Ya que lo que decimos muchas veces se ve alterado por factores físicos como el ruido, la distancia o la falta de comunicación no verbal como ocurre a través del whatsap, pero también por factores psicológicos y emocionales, porque yo interpreto los mensajes que recibo condicionada por mi propia experiencia, creencias y valores. Comunicación Eficaz ¿Por qué no te escuchan? ¿Los escuchas tú a ellos? Habitualmente cuando los padres, profesores o personas mayores “hablan” con adolescentes y empiezan a contar, las personas tienden a ponerse en “modo reacción”: se toman todo lo que dicen como algo personal, lo cual hace que estas personas empiecen a contestar, a aleccionar, a defender, a juzgar y justificar y, por tanto, el adolescente deja de comunicarse. Existen barreras que dificultan que escuchemos: -Intervenir para explicar, aleccionar o rescatar al adolescente en lugar de dejarle hablar, escuchar y que lleguen a la misma conclusión por si mismos. -Intentar hacer cambiar su sentimiento y percepción sobre el asunto y guiarlo hacia “lo correcto”. -Dar explicaciones únicamente desde nuestro punto de vista. Interrumpir para dar lecciones sobre valores éticos y morales. -Tomarse de manera personal lo que te cuentan y dejar que tus propios asuntos sin resolver interfieran. -Usar la información que los adolescentes te dan o lo que dicen sobre ti para sermonear, castigar, criticar. ´´Una de las claves esenciales para escuchar es callarse, estar en silencio´´ (si, es complicado, pero se puede) pues el adolescente no quiere que le digamos qué hacer o no, qué sentir o dejar de sentir (si así fuera, nos preguntaría…) sólo quiere sentirse escuchado, comprendido, tomado en serio. Cuidar el lenguaje corporal Dice más que las palabras. Debemos escuchar con todo el cuerpo y evitar que los sentimientos lo empañen: si escuchamos enfadados, el adolescente lo notará y no querrá comunicarse por miedo a nuestra reacción o a decepcionarnos. Hay tantas realidades como personas, tu realidad no es la de ese adolescente Debemos escuchar teniendo siempre en mente eso, el no eres tú. Sé curioso de verdad Muestra empatía siempre Esto es, transmite que entiendes lo que sucede, aunque no lo compartas: “entiendo por qué te sientes así y lo ves de esa forma…” Pregunta, interésate de manera que puedas entender el punto de vista del adolescente. Comunícate desde el corazón: desarrolla un vocabulario para hablar de tus sentimientos. Parece que en el mundo de hoy sentir es un error irreparable: no llores, no te enfades, no sufras… son mensajes que de forma muy habitual transmitimos a niños y adolescentes. Sin embargo, Sentir no es malo, todo lo contrario, es maravilloso y nos permite aprender mucho tanto de nosotros mismos como de los demás. Por tanto, en lugar de esconder nuestros sentimientos (y hacernos “los fuertes”) ayudemos a al adolescente a identificar lo que siente y cómo expresarlo. ¿Cómo enseñar entonces a nuestro adolescente a comunicar lo que siente? Como siempre, el modelo es fundamental. Si tú les comunicas qué y cómo te sientes con total honestidad, es muy probable que ellos hagan lo mismo. La “Formula Yo Siento”. Necesitamos honestidad emocional y valor para reconocer lo que sentimos y comunicarlo a nuestros adolescentes, ponernos en contacto con ellos, con su origen y comunicar que queremos hacer con ello. Cuando hablamos de lo que sentimos, “nos liamos”, damos explicaciones, nos alargamos, a veces lo hacemos complejo para los demás… la “fórmula yo siento” nos va a ayudar a hablar de cómo nos sentimos con honestidad y sencillez, sin hacer sentir mal a los demás, y nos permitirá así mismo hablar de nuestras necesidades. Fijémonos en esta forma de comunicar lo que sentimos: “yo me siento herida cuando me gritas y quisiera que no lo hicieras” La “Formula Yo Siento”. “yo me siento contenta cuando cumples el acuerdo sobre la hora de llegada porque me haces ver lo responsable que eres y eso me ayuda a estar tranquila” Yo (me) siento ______ cuando ______ porque ______ y quisiera _______ o bien Yo (me) siento _______________ porque _________ y me gustaría/quiero/necesito Nos ayudará a centrarnos en nuestros sentimientos y posibles soluciones sin aludir al carácter de nuestro adolescente, mostrando que las emociones negativas no son malas y dando la oportunidad de dejar abierta la situación para hacer seguimiento. La Fórmula “Tú sientes”. Es útil validar y valorar lo que ellos sienten con la fórmula Tú sientes; con ella conseguimos valorar los sentimientos que hay tras sus palabras o reacciones, reflexionar sobre ellos a través de la comprensión: “Tú te sientes enfadada cuando te digo que hagas la tarea cuando estás viendo tu serie favorita porque crees que no tengo en cuenta tus intereses…” Cuando validamos lo que ellos sienten abrimos el canal de comunicación, perciben nuestra comprensión e interés por ellos y sus prioridades y necesidades, con lo cual la probabilidad de enfocarnos juntos en una solución es muy alta. María Montessori quien fue medica, pedagoga, psiquiatra y filosofa; definía la adolescencia como la fase de defensa de la autonomía, expansión de la vida social, descubrimiento de la sexualidad y apertura a nuevas experiencias. En lo que estaremos de acuerdo es que es una época de crisis: crisis de identidad, conflicto entre las conductas infantiles y adultas, conflicto de valores e ideas, conflicto familiar, conflicto en las relaciones sociales…. Pero la crisis tiene un sentido positivo, y es que sin crisis no hay maduración. Algunos tips para conseguir una comunicación eficaz son: Empatía: es preguntar y escuchar al otro sin juzgar, simplemente preguntarle lo que necesita en ese momento, en que desea que le ayudes o si únicamente quiere que le escuches. Técnica del desarme: empatizar con algo de lo que la otra persona nos dice, no centrarnos en lo malo, sino buscar el punto en común o validar sus emociones (te ha debido molestar mucho, tienes razón en esto pero con respecto a lo otro yo opino diferente…) Validación emocional: todo los que sentimos es legítimo. Los problemas de nuestros adolescentes son los más importantes y complicados en ese momento de su vida, no vale compararnos. Negociación: es un proceso y una técnica mediante los cuales dos o más partes construyen un acuerdo. Criticar la conducta o mensaje, no a la persona: eliminar el “eres un vago” y sustituir por “creo que te puedes esforzar más, confío en ti” y que sea sincero esto que les decimos. Algunos tips para conseguir una comunicación eficaz son: Credibilidad: tiene que ver con ser honesta y genuina. Parafrasear y resumir: ayuda a comprender lo que la otra persona me está diciendo y me permite verificar si realmente estoy entendiendo lo que me dice. “Entonces lo que me quieres decir es…” Clarificar: mediante preguntas. Emitir refuerzos o cumplidos: verbalizaciones que animan a continuar con su discurso. Permitir silencios: parecen incómodos, pero casi siempre nos dan mucha información. Lo que nunca debemos hacer: criticar, acumular emociones negativas sin comunicarlo (es mejor ir soltando poco a poco, que explotar cuando estamos hasta el cuello), generalizar, extendernos en explicaciones y rodeos, juzgar, contar nuestra experiencia, dar consejo sin que nos lo pidan, grita. 1. Prepararse y saber qué es la adolescencia Marie Lizzy Zippelius considera que es importante “adelantarse” a la adolescencia de los jóvenes, leyendo un buen libro o asistiendo a charlas. “Al conocer las fases de desarrollo uno se va preparando y llega a la adolescencia de mejor manera. Esta es una etapa de bastante narcisismo, donde los adolescentes creen que tienen siempre la razón, que nunca les va a pasar nada… Los padres, profesores o cualquier otra persona mayor se sienten torpes, pasados de moda. Por eso, uno puede acercarse a los hijos de modo más efectivo y buscar nuevos canales de comunicación”, dice. 3. Buscar nuevos modos de acercarse Antes que cualquier consejo para establecer una buena premisa, puntualiza esta profesional: “Uno como padre o debe tener el deseo de comunicarse con ellos. Eso implica aceptar adaptarse a su edad, no confundiendo la relación ‘hacerse amigos’, sino volviéndose más flexibles”. 5. Saber escuchar y saber hablar ´´Es fundamental la inteligencia emocional de los adultos, para saber percibir cómo es el adolescente, sin forzarlos a hablar”. La psicóloga asegura que cuando los adolescentes captan el cariño de sus padres y consejeros, se logra hablar: “¿Qué te parece si conversamos un minuto? Sería un gusto hablar contigo… Y ahí poner temas entretenidos para ellos, su música, su deporte, oírlos, más que hablar o sermonear”. 6. Respetar la intimidad de los adolescentes “Una regla básica en la adolescencia es acercarse con los temas complejos –sexo, droga, alcohol– en la medida en que ellos lo demanden y no plantearlos de un minuto a otro, porque lo interpretan como sermón. Si uno se ha preparado para ese instante, comprobará que son los mismos adolescentes los que, llegado un momento, ponen el tema: uno tiene que esperar a que se dé ese minuto para iniciar la conversación y ahí siempre saber preguntar: ¿tú, qué opinas, qué visión tienes de esto? 7. No confundir respeto y prudencia con frialdad y distancia “Otro concepto importante de aclarar”, plantea la psicóloga, “es el de la intimidad del adolescente. Niños y niñas comienzan a cuidar su intimidad, tanto física como emocional. Es muy bueno que lo hagan y hay que aprender a respetarlo. Pero respetar su intimidad no significa no abrazar, no besar… Un adolescente me dijo una vez: ‘Desde que cumplí 14 años mi mamá nunca más me abrazó’. ‘¿Por qué crees tú que pasó eso?’, le pregunté. ‘Porque yo le decía que no me gustaba que me abrazara’. Entonces, ellos dicen que no, pero en el fondo no quieren perder el contacto y el cariño. Hay que saber buscar los momentos para abrazarlos, no delante de sus amigos, no cuando están ocupados”. Lo que no funciona con los adolescentes es… ● La comunicación es una vía de doble dirección y los chicos/as se quejan de no sentir que se les está escuchando de manera abierta y flexible sino a veces, desde la imposición. Necesitan sentir que los padres, profesores empaticen o que pueden ponerse en su lugar. Muchas veces, los chicos nos ponen a prueba para ver si pueden sentirse seguros contándonos ciertas cosas que les avergüenzan o les hace sentir de una manera nueva que nunca antes han experimentado. Estad atentos a estas señales. ¡Que no se sientan cuestionados! A veces es con una forma de vestir, juntarse con un grupo determinado de personas, una orientación sexual, un movimiento social o ideas políticas, etc. Los adultos estamos para acompañar en el camino y aconsejar pero siempre dando el espacio suficiente para que nuestro joven experimente, crezca, acierte y se equivoque. Lejos de que puedan sentirse cuestionados, necesitan más que nunca flexibilidad. Quizás en estas situaciones es un buen momento para explicarles nuestras experiencias cuando teníamos su edad que, aunque sean distintas a las suyas, en líneas generales serán similares y os acercarán aún más. Lo que mejor funciona con los adolescentes es… ● La etapa del desarrollo que denominamos adolescencia –aproximadamente entre los 12 y los 19 años- se caracteriza por cambios rápidos y no siempre estables en la forma en que el adolescente se comunica con su entorno. Pero por otra parte en este momento se fijarán pautas de comportamiento que le acompañarán el resto de su vida. ● No podemos esperar que nuestros adolescentes esten de acuerdo con nosotros siempre, ya que los objetivos de un adolescente a menudo son muy distintos de los objetivos de sus mayores. Lo que sí podemos esperar, es que atienda nuestras propuestas y opiniones y las tenga en cuenta, aunque en ocasiones sea para desecharlas. La responsabilidad está íntimamente ligada a la libertad. Cuando los padres sienten y comprueban que sus hijos son más responsables, tienen menos dificultades para ofrecerles confianza y libertad para actuar y decidir según su criterio. Del mismo modo, con frecuencia se muestran más responsables cuando disfrutan de mayor capacidad de decisión. Lo que da más resultado Mantener aquello que quiero mantener, confiar. La confianza entre las personas es un vínculo de doble dirección. Es muy difícil que un hijo adolescente confíe en nosotros si no siente que confiamos en el. Respetando su necesidad de disponer de una mayor intimidad, ofrecer confianza es la mejor manera de facilitar recibirla. Intercambios equitativos. Dar para recibir. Cuando nos ofrecemos a facilitar algo a alguien, algo que es importante o al menos atractivo para esa persona, facilitamos una situación que nos permite proponer un nuevo intercambio. Es muy interesante, en negociaciones con adolescentes, al hacer alguna concesión en algo que es fundamental para ellos, conseguir algo que sea fundamental igualmente para los padres o consejeros. En líneas generales, ofrecer libertad a cambio de responsabilidad y viceversa. El amor por los hijos es el verdadero motivo: por el que los padres de familia se esfuerzan por afrontar el periodo de la adolescencia con paso firme pero al mismo tiempo con tanta paciencia y amplio margen de comprensión. Los hijos se están transformando en jóvenes y esto requiere un trabajo diario de seguimiento en una continua transformación que es difícil sobre todo para los mismos hijos.