Subido por yami.sanchez

Elaboración de una carbonera

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Construcción de una carbonera tipo fosa
El carbón puede ser definido como el resultado de someter
una materia combustible de origen orgánico a un proceso de
combustión incompleta y se caracteriza por su fragilidad, su
fuerte color negro, su alta porosidad y sobre todo por su alto
poder calórico que puede rondar los 29.000 a 35.000 kJ/kg,
mucho mayor al de la madera misma. Desde la antigüedad el
carbón se ha utilizado como fuente de energía doméstica e
industrial, como tinte natural para el color negro y como
absorbente médico, siendo inclusive recomendado por
Hipócrates para filtrar el agua y eliminar contaminantes.
El uso de carbón en los abonos orgánicos es una práctica muy
conveniente ya que permitirá mejorar su textura al aumentar la
aireación y el drenaje, aumentar la absorción de nutrientes y
humedad por su efecto esponja y por su forma tan irregular. Se
mejorará el pH, la actividad micro y macro biológica y el aporte
de potasio, así como la eliminación de sustancias tóxicas. Por
otro lado, al ser un elemento recalcitrante, es decir que no se
degrada, no pierde sus propiedades por lo que el suelo podrá
mantener buenas características físico químicas por más tiempo.
Se debe tener presente que el carbón no debe ser incorporado a los abonos en pedazos muy
grandes ni totalmente en polvo, lo mejor es utilizar carbón de granza o carbón finamente
picado si se desea una mayor efectividad, a no ser que se utilice en semilleros en donde el
sustrato debe ser muy fino por lo que en ese caso se utiliza carbón molido.
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Dependiendo del lugar y las costumbres se pueden encontrar carboneras en forma de
pirámide, en donde se van colocando los leños directamente sobre el terreno hasta una
determinada altura, dejando un canal central que servirá de chimenea o bien aquella que se
hace en una fosa que se va rellenando hasta cierta altura con una chimenea horizontal en su
base, o directamente en hornos especiales. En ellas lo que se pretende es reducir la entrada de
oxígeno en un 70% más o menos que permita desarrollar un proceso de carbonización
permanente mientras haya combustible.
La cantidad de calor que se genera dentro de la carbonera es muy alta pudiendo llegar a
superar los 600°C o 700°C, aunque lo más común son 500°C. Esta gran cantidad de calor
produce la eliminación total de la humedad y la transformación de los tejidos vegetales en
carbón.
La obtención de carbón vegetal es una labor que se puede
desarrollar de una forma relativamente sencilla, si se mantiene
un buen control y cuidado de los detalles desde el principio,
aunque cabe señalar no se recomienda hacerlo en forma
permanente ya que está actividad es sumamente contaminante
por la liberación de partículas, humo y gases tóxicos que pueden
producir alergias, problemas respiratorios, molestias en la vista y
contaminación por monóxido de carbono.
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Los pasos a seguir en la construcción de carboneras tipo fosa son:
1. Preparar la madera a utilizar.
La madera puede utilizarse recién cortada, no importando si está
húmeda, ya que el intenso calor la secará rápidamente. Si hay
troncos muy gruesos es recomendable partirlos y que queden
con diámetros similares a los demás, de esta forma el proceso de
carbonización será parejo.
Básicamente se puede hacer carbón con casi cualquier madera,
lo que variará será su calidad, por lo que especies que almacenan
mucha agua tenderán a dar mucho humo. Entre las especies que
poseen buenas propiedades para leña y que se puede pensar que esas mismas características
se mantienen como carbón están:
almendro de playa (Terminalia catappa)
cabello de ángel (Calliandra calothyrsus)
café (Coffea arabiga)
carboncillo (Cassia angustissima)
corcho (Melaleuca quinquenervia)
gravilia (Grevillea robusta)
capulín (Muntingia calabura)
casuarina (Casuarina equisetifolia)
eucalipto (Eucalyptus spp.)
guabas (Inga spp.)
guácimo (Guazuma ulmifolia)
indio desnudo (Bursera simaruba)
leucaena (Leucaena leucocephala)
guayaba (Psidium guajaba)
jaúl (Alnus acuminata)
lorito (Cojoba arborea)
madero negro (Gliricidia sepium)
mango (Mangifera indica)
melina (Gmelina arborea)
palo verde (Parkinsonia aculeata)
neem (Azadirachta indica)
paraíso (Melia azederach)
pino caribe (Pinus caribaea)
siamea (Cassia siamea)
uva de playa (Coccoloba uvifera)
saúce (Salix humboldtiana)
tirrá (Trema micrantha)
mangles (varios géneros y especies)
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2. Hacer una fosa en la tierra.
Esta fosa de forma cóncava (su centro es mucho más profundo
que los extremos) puede tener 1 m de ancho, 3 m de largo y 1 m
de profundidad en el centro, aunque el tamaño lo definirá tanto
las condiciones del sitio como la disponibilidad de madera,
tomando en cuenta que si se hace muy grande será difícil su
manejo, por lo que sí es mucha madera es mejor hacer dos
carboneras. Las fosas cuadradas a diferencia de las cóncavas se
queman a lo ancho y generan mucha ceniza.
3. Colocación de la base.
Con troncos largos y gruesos que estén aún verdes para evitar
que se quemen muy rápido y que colapse la carbonera, se
colocan a todo lo largo de la fosa formando tres filas de tal
manera que queden separadas entre ellas, permitiendo el
adecuado flujo de aire y de calor a todo lo largo. En el espacio
que queda entre las filas del centro y de la derecha se colocará el
fuego que iniciará el proceso de carbonización, la otra sección
será la entrada del aire.
4. Colocación de troncos para encender la carbonera.
En el espacio que se encuentra en la entrada se acomodarán
pequeños troncos que deben estar bien secos para que puedan
prender fácilmente e iniciar el proceso de carbonización.
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5. Ubicación de la chimenea.
En el lado opuesto a donde se prenderá se colocará un pedazo
de tubo de metal que servirá de chimenea, con lo cual se puede ir
controlando el proceso interno de la carbonera.
6. Colocación del resto de los troncos.
Sobre los primeros troncos se colocarán todos los demás troncos cuidando de que no queden
espacios vacíos entre ellos, de ahí la importancia de contar con troncos delgados. Entre más
troncos se vayan colocando la carbonera irá tomando forma convexa recordando una
montaña. Lo importante es que no queden espacios vacíos, inclusive los bordes deben quedar
lo más parejo posible.
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Por el frente se notan las entradas tanto del aire como la del fuego.
Y en el otro extremo se observan la salida de aire y la chimenea sobre la cual es recomendado
colocar unas pequeñas tablas para evitar que se vaya a mover a la hora de colocar las demás
capas de materiales.
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7. Colocación de una capa de cobertura vegetal.
Una vez ubicados todos los troncos se coloca una buena capa de cobertura vegetal, ya sean
hojas de plátano (Mussa spp.), king grass (Saccarum sinense), caña de azúcar (Saccharum
officinarum), ginger (Alpinia purpurata), zacates, o lo que se tenga a mano para evitar que la capa
que sigue que es de tierra penetre y apague la carbonera. Por el frente se debe cuidar que no
se tape la entrada de fuego, y por detrás la chimenea.
8. Cobertura de tierra.
Seguidamente se le colocará una gruesa capa de tierra, misma que fue sacada cuando se hizo
la fosa, con el objetivo de que se elimine cualquier entrada de aire, que pueda generar que
dentro de la carbonera se inicie un proceso de combustión de la madera, eliminando la
carbonización. Antes de terminar de cubrirla con tierra, se debe cuidar de que la entrada de
fuego quede libre.
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9. Prender la carbonera.
En la entrada del fuego se coloca algún material inflamable que puede ser canfín en pasta que
permita fácilmente el desarrollo de las llamas con los tronquitos que se colocaron al inicio.
Cuando se ve que el fuego ha prendido bien se van colocando pedazos pequeños de madera
para cerrar la abertura, pero sin eliminar el 100% de la entrada de aire.
Antes de terminar de cubrirla con tierra se deben esperar como unos 5 min para comprobar
que el fuego no se ha apagado, ello se va midiendo con la cantidad de humo que sale; si va en
aumento el proceso se está desarrollando adecuadamente, pero si el humo disminuye de
seguro el fuego se apagó. Igualmente se comprueba la salida de humo por la chimenea.
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Todas las salidas de humo que se evidencien deben ser tapadas inmediatamente con tierra,
para evitar la entrada de aire y sobre la entrada de fuego se coloca una pequeña tabla para
proteger esa entrada.
Posteriormente se terminará de cubrir con tierra la sección de la entrada en frente y la de
chimenea, quedando únicamente una pequeña salida del tubo.
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10. Hacer un pequeño desagüe.
Para finalizar se hace un pequeño desagüe alrededor de la carbonera. Dependiendo del tipo
de madera y sus dimensiones el proceso de carbonización puede durar entre 8 y 10 días.
Notas importantes:
Se debe tener el cuidado de revisar la carbonera varias veces al día para detectar alguna salida
de humo en la superficie, e inmediatamente proceder a sellarla con tierra. Este punto es de
vital importancia hacerlo todos los días mientras dure el proceso de carbonización, debido a
que, si se falla un solo día, se corre el riesgo de que se prenda el interior por la entrada de aire
y se pierda todo el trabajo.
Otro aspecto al cual se le debe prestar atención es a la forma misma de la carbonera, para
determinar el momento en que se note que ha bajado considerablemente su altura y el suelo
se sienta firme, además con ayuda de un palo se puede golpear en varios sectores de la misma
para comprobar que no haya sonidos huecos, lo quiere decir que el proceso de carbonización
ya está concluido y se debe proceder a abrirla, de lo contrario el carbón puede convertirse en
ceniza.
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Para la etapa de la recolección del carbón se deben seguir los siguientes pasos:
11. Abrir la carbonera.
Retirar cuidadosamente la tierra teniendo presente que en el interior hay mucho calor y se
puede producir accidentes por quemaduras.
12. Enfriar el carbón.
Antes de abrir la carbonera se debe contar con alguna fuente de agua en el lugar para poder
regar el carbón conforme va saliendo, con el objetivo de enfriarlo totalmente y evitar que se
prenda. Si no se tiene un tubo cercano que con ayuda de una manguera se pueda regar será
preciso tener estañones con agua y con baldes regar el agua sobre el carbón.
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13. Secado del carbón.
El carbón recolectado debe ser llevado a un lugar con techo en donde se le extenderá y se
seguirá regando hasta asegurarse de que esté bien frío. Allí se le dejará hasta que se seque y
pueda ser embolsado.
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