Subido por Daniel González

fallo Maldonado

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Poder Judicial de la Nación
ESTUPEFACIENTES. INCONSTITUCIONALIDAD
DEL ART. 14
2DA.. PARTE DE LA
LEY
23.737.SOBRESEIMIENTO
DECLARACIÓN INDAGATORIA: Nulidad al no contar con asistencia letrada
en dicho acto. Remisión causa “Gramajo” (Expte. 3314, S.II). Sin efecto del
procesamiento y recepción de nueva declaración. (Juez FLEICHER)
SOBRESEIMIENTO
*Adhesión respecto de la falta de asistencia letrada.
*Conducta atípica. Cantidad de sustancia estupefaciente que no afecta el bien jurídico
protegido. Remisión causas “Hasemblag (Expte. 16.645), “Escobar” (Expte. 15.301) y
“Leal (expte. 16.255) entre otros.
USO OFICIAL
*Inconstitucionalidad del art. 14 2do. Parr. Ley 23.737. remisión precedentes Ex Sala
III y actual Sala II “Asworth” (Expte. 10.727) ;”Raimondo” (Expte. 11.389). (Juez
SCHIFFRIN).
*INCONSTITUCIONALIDAD DEL ART. ART. 14, SEGUNDA PARTE
DE LA LEY 23.737. SOBRESEIMIENTO
* CONSIDERACIONES SOBRE LA CONSTITUCIONALIDAD O NO
DE
LA
NORMA.
APLICACIÓN
AL
CASO
DEL
FALLO
“BAZTERRICA” CSJN
*Obligatoriedad de hecho de los precedentes en determinadas condiciones.
Estabilidad del ordenamiento jurídico y necesidad vital de adaptabilidad
constitucional. Equilibrio . La fórmula del fallo “Cerámica San Lorenzo” CSJN.
Doctrina del stare decisis en la CSJN. Fallo “Montalvo”.Voto en disidencia del
Ministro Petracchi.
* Las decisiones constitucionales de entidad deben ir precedidas necesariamente por
un debate público que si bien, no se lleva a cabo solamente en los procesos judiciales,
debe mantenerse alejado de la impronta mediática que arrebata y simplifica a fin de
evitar la maleabilidad
* Cuando un tribunal constitucional arriba a una decisión máxima, ésta solamente
debería ser dejada de lado a resultas de un debate constitucional profundo y abierto,
con gran participación y ante la aparición de nuevos razonamientos tal como lo hemos
visto desde los fallos de la Corte referidos.
* El fallo “Montalvo” no debe ser considerado precedente de aplicación en este caso,
toda vez que un cambio de doctrina constitucional
no
puede ser solamente el
resultado de modificaciones en la composición del tribunal, como tampoco
consecuencia de un abrupto cambio de puntos de vista de sus integrantes. Esto echaría
por tierra el principio de la estabilidad y no conduce a la adaptabilidad constitucional
sino a la imprevisibilidad jurídica.
* Los fallos desplazados por el pronunciamiento que aquí nos ocupa no pueden ser
considerados precedentes por un motivo que bien puede ser calificado de previo y
especial
pronunciamiento.
Fueron
sentencias
de
un
tribunal
designado
ilegítimamente, que ejerció sus funciones de “intérprete constitucional” en un
contexto de inconstitucionalidad absoluta. Por tal motivo no debe ubicarse a
“Collavini” y “Balerio” en el lugar de precedentes constitucionales que limiten la
actividad interpretativa de jueces legítimos regularmente designados.
*ANALISIS DE LA FIGURA TÍPICA.
* De una lectura integrada de ambos párrafos del artículo el tipo penal resultante es:
el que tuviere en su poder estupefacientes… para uso personal. Descripta la conducta
prohibida, la confusión con el consumo liso y llano es inevitable.
* Las acciones que cada individuo realice teniéndose a sí mismo como destinatario
directo no son objeto de regulación jurídica. Las acciones autorreferentes se
encuentran fuera del ámbito del legislador penal.
* PROTECCIÓN DE LA LIBERTAD INDIVIDUAL. La intervención del
estado en este ámbito es la negación de la propia base del pensamiento jurídico
moderno y el reconocimiento de la interioridad del individuo como valla para la
acción del Estado es, sin duda, la base liminar del derecho penal moderno.
* EL ESTADO DE DERECHO. La aparición del estado de derecho consagrado
en las constituciones y declaraciones resultantes de las revoluciones burguesas no es
sino la culminación de un proceso de secularización que comenzó con la modernidad
en la que se disolvió el feudalismo cuya consecuencia de mayor impacto es la
protección del individuo y su esfera privada.
ANÁLISIS DEL ART. 19 PRIMERA PARTE DE LA CONSTITUCIÓN
NACIONAL. ANTECEDENTES NORMATIVOS : EL ART. 5* DE LA
DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS DEL HOMBRE Y DEL
CIUDADANO DE 1789, EL ESTATUTO PROVISIONAL PARA LA
DIRECCIÓN Y ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO DE 1815, EL
REGLAMENTO PROVISORIO PARA LA DIRECCIÓN DEL ESTADO
DE 1817 Y LAS CONSTITUCIÓNES DE 1819 Y 1826.
“Las
acciones
modo
ofendan
privadas
al
orden
tercero, están sólo reservadas
los magistrados.
de
y
los
hombres
que
de
ningún
a la moral pública, ni perjudiquen a un
a Dios, y exentas de la autoridad de
Ningún habitante
de
la
Nación
será
hacer lo que no manda la ley, ni privado de lo que ella no prohíbe.”
obligado
a
Poder Judicial de la Nación
* En nuestro texto constitucional, el artículo 19 es la cláusula que con mayor amplitud
consagra y protege la libertad. Esta libertad puede ser vista como autonomía, es decir,
una libertad jurídicamente relevante tanto en el ámbito privado, o individual, al que
me he venido refiriendo, cuanto al ámbito público. Si se lee atentamente el artículo
bajo análisis se verá que consagra la autonomía en sus dos esferas de competencia1.
La primera parte, que consagra la autonomía privada y la segunda, que afirma la
autonomía pública a partir de la definición del principio de legalidad en su
manifestación más fuerte. Sólo la ley nos manda o nos prohíbe.
* El resultado de una lectura comprensiva del texto constitucional en general y del
artículo 19 en particular nos lleva a concluir que el objetivo constitucional es una
sociedad de personas que se autogobiernen. En su ámbito privado, a partir de la toma
de las decisiones que consideren adecuadas y aceptando, en su accionar público,
limitaciones impuestas por la ley, que no es otra cosa que su propio producto pero en
tanto integrantes del colectivo social.
USO OFICIAL
* Como dice Habermas la persona moralmente libre tiene que poder comprenderse al
mismo tiempo como autora de los mandamientos morales bajo cuyo mandato se
encuentra como destinatario (Habermas, Jürgen, La inclusión del otro, Paidos,
Barcelona, 1999, pág 61)
* El autogobierno requiere de una correcta identificación de competencias, definir qué
queda en el ámbito de la autonomía privada y qué le corresponde a la pública. A tal
fin y a partir de esta diferenciación de ámbitos es que se puede hablar de
cooriginalidad de la autonomía privada y la autonomía pública y esto se da a través de
la “autolegislación” o sea cuando los destinatarios son a la vez autores de sus derechos
(Habermas, Jürgen, Facticidad y Validez, Sobre el derecho y el Estado democrático de
derecho en términos de teoría del discurso, Editorial Trotta, Madrid, 1998, pág 169).
. (Juez ALVAREZ)
PODER JUDICIAL DE LA NACIÓN
///Plata 19
de mayo
de 2009.- R.S. 2 T 98 f* 33/39. VISTA. esta causa,
registrada bajo el N° 5002, caratulada “MALDONADO, GUSTAVO
GABRIEL S/INF. ART. 14 1° PÁRRAFO DE LA LEY 23.737", procedente
del Juzgado Federal de Primera Instancia N° 1 de Lomas de Zamora.Y CONSIDERANDO:
EL DOCTOR FLEICHER DIJO:
I.
Llegan
las
presentes
actuaciones
a
conocimiento de esta Alzada, en virtud del recurso de apelación
interpuesto(…), en representación de M., contra la resolución (…)que dispuso
el procesamiento del último nombrado por considerarlo prima facie
penalmente autor material y penalmente responsable del delito de tenencia de
estupefacientes para consumo personal, previsto y reprimido en el artículo 14,
segundo párrafo, de la ley 23.737.
El recurso es concedido (…) y
mantenido
(…).
II. Se observa en autos, que el imputado M.
no contó con asistencia letrada en el acto de prestar declaración indagatoria.
Ahora bien,
teniendo en consideración lo
resuelto por esta Sala en causa n° 3314 caratulada “Gramajo, Oscar Rafael s/
Inf. Ley 23.737",(1) del 02/02/2006, considero que, en aquellos casos en los
cuales la declaración indagatoria es llevada adelante sin la presencia del
defensor técnico, corresponde adoptar la solución allí propuesta.
En tal sentido, cabe destacar que la garantía de
defensa en juicio requiere que el proceso penal se desarrolle en paridad de
condiciones con quien ejerce la acción pública. En consecuencia, resulta
necesario que el imputado sea asistido por un defensor en el acto de prestar
declaración indagatoria, para que, de este modo, se haga efectiva la garantía
mencionada.
Por lo expuesto, corresponde declarar la
nulidad de la declaración indagatoria prestada por M. (…) dejar sin efecto el
procesamiento dictado en su perjuicio, ordenando al a quo se le reciba nueva
declaración indagatoria, en los términos que resultan de la presente resolución.
Así lo voto.
EL DOCTOR SCHIFFRIN DIJO:
I- Si bien comparto lo observado por el
colega preopinante, respecto a la falta de asistencia letrada por parte del
imputado en el acto de prestar declaración indagatoria, a mi juicio, la solución
a la que cabe arribar en los presentes autos es más amplia, por las razones que
expongo a continuación.
En mi opinión, la cantidad de
sustancia estupefaciente secuestrada (0,62 y 0,35 gramos de marihuana, con
un 0,63% y 0,59% respectivamente de THC -v. fs. 46/47-) no resulta apta para
afectar el bien jurídico protegido. En consecuencia, la conducta de M. resultó
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atípica (ver, entre otros, causa “Hasemblag”, expte. n°16.645, de 19 de marzo
de 1996, “Escobar, José A.”, expte. n°15.301, del 31 de mayo de 1996, “Leal,
Carlos A.”, expte. n°16.255, del 13 de junio de 1996).
II-De todos modos, más allá de lo
apuntado en el considerando anterior, estimo, como lo ha hecho el a quo
respecto a este punto, que los elementos probatorios indican que la sustancia
secuestrada a M. estaba destinada al propio consumo por parte del imputado,
y, por ende, su conducta no puede ser pasible de sanción penal, pues se
enmarca dentro del ámbito de reserva que prescribe el art. 19 de la C.N.
Si bien la Corte Suprema a partir del precedente “Montalvo” declaró la
constitucionalidad de la penalización de la conducta que trae el art. 14,
USO OFICIAL
segundo párrafo, de la ley 23.737, la nueva conformación del Alto Tribunal
permite contemplar una posible variación de la doctrina de la Corte sentada a
partir de dicho fallo. En este sentido, y de acuerdo a los fundamentos dados
por el suscripto in re 10.727, “Asworth, Lidia I” del 1/6/90,(1 bis) 11.389
“Raimondo, Hugo Roberto -Escrich Enrique Pedro”, del 5/4/91, criterio que
he seguido en numerosos precedentes de la antigua ex Sala III y actual Sala II,
propongo declarar la inconstitucionalidad del art. 14, segundo párrafo, de la
ley 23.737 y, por lo tanto, dictar el sobreseimiento de M..
Por
lo
expuesto,
propongo
al
Acuerdo, revocar la resolución apelada y dictar el sobreseimiento de M..
Así lo voto.
CÉSAR ÁLVAREZ DIJO:
I. En atención a lo expuesto por
el doctor Schiffrin en el voto que antecede, y a los efectos de resolver sobre la
constitucionalidad o no de la figura penal prevista por la segunda parte del
artículo 14 de la ley 23.737, corresponde realizar una serie de consideraciones.
En este sentido debo analizar la
existencia o no de precedentes de la Corte que resulten aplicables al caso.
Conforme a mi criterio el fallo
que reviste las características de precedente aplicable a la presente causa sigue
siendo el recaído en el caso “Bazterrica, Gustavo” (Fallos 308:1392), en el que
la Corte declaró la inconstitucionalidad del tipo penal contenido en el artículo
6 de la ley 20.771, similar al descripto en la norma que nos ocupa.
Llego a esta conclusión toda vez
que considero que los fallos posteriores del Máximo Tribunal no han reunido
la condiciones que el propio Tribunal se ha impuesto para la modificación de
sus decisiones de interpretación constitucional.
Es doctrina que viene aplicando
desde antiguo, tanto nuestro Alto Tribunal como la Suprema Corte de los
Estados Unidos de América, la que establece la obligatoriedad de hecho de los
precedentes en determinadas condiciones.
II. Los precedentes integran la
norma constitucional desde un esquema que podríamos denominar de
obligatoriedad fáctica relativa. A través de ellos se produce el equilibrio entre
dos objetivos centrales: la estabilidad del ordenamiento jurídico y la
adaptabilidad constitucional.
Los
criterios
jurisprudenciales
permiten completar el texto constitucional que de por si está escrito, como
necesariamente debe ser, en un lenguaje abierto susceptible de interpretación.
Esta interpretación, realizada por los jueces en su función de sintetizar
dialécticamente la tensión que se da entre la normalidad y la normatividad,
permite el proceso de adaptabilidad constitucional, a través del cual, un texto
jurídico históricamente producido en un momento distinto y por lo general
muy distante al actual, da respuesta a situaciones novedosas.
A la vez, también es cierto que esa
necesidad vital de adaptabilidad constitucional debe mantener un claro
equilibrio, ya apuntado, con la estabilidad del ordenamiento jurídico.
Este delicado equilibrio se puede encontrar
siguiendo la fórmula que resumida en el caso “Cerámica San Lorenzo” (Fallos
307:1094), tiene su origen en el remoto caso “Pastorino” (“Pastorino,
Bernardo capitán de la Barca ‘Nuovo Principio’ c/ Ronillon Marini y Cía.”,
del 23 de junio de 1883, Fallos 25:364), y ha recibido adecuaciones y
refuerzos en gran cantidad de fallos (1 ter). Es posiblemente la exigencia de
nuevos argumentos para apartarse del precedente el elemento central de esta
doctrina que combina la estabilidad con la necesidad de dejar una puerta
abierta a la aparición de nuevos criterios lo que resulta imprescindible para
desarrollar la adaptabilidad del texto constitucional.
Poder Judicial de la Nación
III. Esta obligatoriedad de hecho de los
precedentes con la válvula abierta de nuevas argumentaciones, no sólo tiene
como destinatarios a los tribunales inferiores, sino también a la propia Corte,
en lo que se conoce como doctrina del stare decisis (estar a lo decidido).
Esta doctrina ha llevado especialmente a la Corte de Estados Unidos a realizar
severas y profundas argumentaciones para apartarse de sus propios
precedentes (2). Entre los pronunciamientos de nuestra Corte Federal merece
ser destacada la razonada disidencia del Ministro Petracchi precisamente en el
caso “Montalvo, Ernesto” (Fallos 313:1333, del 11 de noviembre de 1990).
Es la autosujeción del propio tribunal
constitucional la que cierra el sistema, toda vez que de no ser así, la aplicación
de los precedentes solo implicaría una limitación inaceptable a la función
USO OFICIAL
jurisdiccional de los jueces de tribunales inferiores que verían gravemente
afectada su independencia y su capacidad de resolución.
Por
otro
lado
el
equilibrio
entre
permanencia y cambio guarda relación con la necesidad de vincular sanamente
la función de interpretación constitucional en cabeza de los jueces y el proceso
político. La decisión judicial no encuentra su legitimación única ni principal
en la fortaleza y sabiduría del juez o los jueces, sino en el hecho de ser el
resultado de un proceso de discusión, claramente dialógico, de intercambio
discursivo. La decisión judicial es la conclusión dialéctica del debate previo.
Es
por
esto
que
las
decisiones
constitucionales de entidad deben ir precedidas necesariamente por un debate
público que si bien, no se lleva a cabo solamente en los procesos judiciales,
debe mantenerse alejado de la impronta mediática que arrebata y simplifica a
fin de evitar la maleabilidad.
El debate constitucional es útil a los efectos de
la interpretación del texto de la ley suprema, pero se convierte en
imprescindible cuando ella concluya con un precedente de gran amplitud, una
decisión que podríamos llamar máxima, allí donde el tribunal intérprete busca
definir los alcances de una cláusula constitucional con un impacto general.
IV. Las decisiones máximas son propias de los
cambios de época y por lo general coinciden con el establecimiento de nuevos
paradigmas jurídicos.
“Bazterrica” es una decisión máxima y su
impacto integrador del artículo 19 de la Constitución Nacional es innegable.
Es uno de los casos que marcan un cambio de época no sólo en la Corte sino
también en la sociedad en su conjunto. En este sentido baste recordar que al
momento del fallo no se habían cumplido tres años del restablecimiento
constitucional.
Cuando un tribunal constitucional arriba a una
decisión máxima, ésta solamente debería ser dejada de lado a resultas de un
debate constitucional profundo y abierto, con gran participación y ante la
aparición de nuevos razonamientos tal como lo hemos visto desde los fallos de
la Corte referidos.
V. A partir del razonamiento previo concluyo
que el fallo “Montalvo” no debe ser considerado precedente de aplicación en
este caso, toda vez que un cambio de doctrina constitucional no puede ser
solamente el resultado de modificaciones en la composición del tribunal,
como tampoco consecuencia de un abrupto cambio de puntos de vista de sus
integrantes.
Esto echaría por tierra el principio de la
estabilidad y no conduce a la adaptabilidad constitucional sino a la
imprevisibilidad jurídica.
Si los argumentos hasta aquí vertidos me llevan a
considerar que “Montalvo” no es de aplicación automática a casos como el
presente, podría plantearse que el pronunciamiento en “Bazterrica” también
implicó desconocer fallos anteriores.
De todos modos no considero pertinente dicho
análisis. Los fallos desplazados por el pronunciamiento que aquí nos ocupa no
pueden ser considerados precedentes por un motivo que bien puede ser
calificado de previo y especial pronunciamiento. Fueron sentencias de un
tribunal designado ilegítimamente, que ejerció sus funciones de “intérprete
constitucional” en un contexto de inconstitucionalidad absoluta. Por tal motivo
no debe ubicarse a “Collavini” y “Balerio” en el lugar de precedentes
Poder Judicial de la Nación
constitucionales que limiten la actividad interpretativa de jueces legítimos
regularmente designados.
VI. En la resolución del presente caso el análisis de
la constitucionalidad del segundo párrafo del artículo 14 de la ley 23.737 no
ha de limitarse sólo a la aplicación automática del precedente “Bazterrica”.
Corresponde que nos detengamos a fin de precisar la
figura típica contenida. Así de una lectura integrada de ambos párrafos del
artículo
el tipo penal resultante es: el que tuviere en su poder
estupefacientes… para uso personal. Descripta la conducta prohibida, la
confusión con el consumo liso y llano es inevitable.
Digo esto por cuanto el consumo personal de la
sustancia “tenida” forma parte de la acción típica. A partir de esto se deben
USO OFICIAL
realizar algunas precisiones.
He de afirmar en este sentido que las acciones que
cada individuo realice teniéndose a sí mismo como destinatario directo no son
objeto de regulación jurídica. Las acciones autorreferentes se encuentran fuera
del ámbito del legislador penal.
La protección a la libertad individual, objetivo
central
tanto
de
nuestro
texto
constitucional
como
de
todo
el
constitucionalismo moderno, es consagrada a partir del establecimiento de un
diagrama de círculos concéntricos que van desde el núcleo duro e irreductible
de la interioridad del individuo hasta las esferas más laxas de protección, que
se dan allí donde, siempre con limitaciones claras y en situaciones
excepcionales, se tolera algún tipo de intervención del aparato estatal.
En el centro de los círculos concéntricos está el
propio individuo, con su ámbito de interioridad, con sus sentimientos,
pensamientos, deseos. Aquello que no puede observarse desde fuera: la
absoluta interioridad.
Como dice Magariños: “Aquello que una persona
decide sin exteriorizar, aquello que es, siente o piensa, debe resultarle
irrelevante al legislador penal”. (Magariños Mario, Los límites de la ley penal
en función del principio constitucional de acto. Una investigación acerca de
los alcances del artículo 19 de la Constitución Nacional, Ad Hoc, Buenos
Aires, 2008, pág 69).
Acompañando en la entidad de la tutela están las
acciones que sólo se dirigen al propio autor. En definitiva, toda vez que el
destinatario es el propio autor no reúnen los requisitos necesarios para
constituir una acción social (3).
La intervención del estado en este ámbito es la
negación de la propia base del pensamiento jurídico moderno y el
reconocimiento de la interioridad del individuo como valla para la acción del
Estado es, sin duda, la base liminar del derecho penal moderno.
El derecho penal moderno es un derecho limitado.
Este es el salto de calidad y la consagración del paradigma de la modernidad
sin el que no se puede hablar de estado de derecho.
La aparición del estado de derecho consagrado en las
constituciones y declaraciones resultantes de las revoluciones burguesas no es
sino la culminación de un proceso de secularización que comenzó con la
modernidad en la que se disolvió el feudalismo cuya consecuencia de mayor
impacto es la protección del individuo y su esfera privada.
VII. La Declaración de los Derechos del Hombre y del
Ciudadano francesa de 1789, en cuyo artículo 5° se afirma que “la ley no tiene
derecho a prohibir más que las acciones perjudiciales a la sociedad” es
producto de ese proceso histórico (4).
El precepto tiene dos componentes: por un lado, sólo se
pueden prohibir acciones, pero no cualquier acción; deben ser acciones
perjudiciales a la sociedad.
Por impulso del presbítero Antonio Saénz en 1815 una
fórmula similar se incorporó por primera vez en nuestro embrionario
ordenamiento jurídico.
En el Estatuto Provisional para la Dirección y
Administración del Estado, de 1815, en cuya Sección séptima, Capítulo
primero, Artículo I, puede leerse: “Las acciones privadas de los hombres que
de ningún modo ofenden el orden público, ni perjudican a un tercero, están
solo reservadas a Dios, y exéntas de la autoridad de los Magistrados”.
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Se repite en los textos del Reglamento Provisorio para
la Dirección del Estado de 1817 y de la Constitución de 1819 y se reitera en
la Constitución de 1826.
La obra de Sáenz permite ver en todo su alcance la
magnitud de los límites a la competencia del legislador. En ella afirma que
“uno de los principales derechos magestaticos es la potestad legislativa, ó la
facultad de hacer Leyes que sirvan de norma y regla á los Individuos del
Estado para sus actos exteriores y públicos” (Antonio Sáenz, Instituciones
elementales sobre el Derecho natural y de gentes. Curso dictado en la
Universidad de Buenos Aires en los años 1822-1823, pág 80, el énfasis me
corresponde).
La primera parte del artículo 19 de la Constitución
USO OFICIAL
Nacional es similar al texto de 1815, con la única inclusión novedosa de la
referencia a la moral pública que resultó de la intervención del convencional
por Corrientes Pedro Ferré.
VIII. Resulta obvio que con este texto constitucional
no es posible aceptar que la ley prohíba acciones que no tengan directa, o
indirectamente, a otros como destinatarios.
En nuestro texto constitucional, el artículo 19 es la
cláusula que con mayor amplitud consagra y protege la libertad. Esta libertad
puede ser vista como autonomía, es decir, una libertad jurídicamente relevante
tanto en el ámbito privado, o individual, al que me he venido refiriendo,
cuanto al ámbito público. Si se lee atentamente el artículo bajo análisis se verá
que consagra la autonomía en sus dos esferas de competencia (5). La primera
parte, que consagra la autonomía privada y la segunda, que afirma la
autonomía pública a partir de la definición del principio de legalidad en su
manifestación más fuerte. Sólo la ley nos manda o nos prohíbe.
Es preciso remarcar que no es casual que antes de abrir
paso a la competencia del legislador se establezca una valla a su atribución.
Antes de habilitar a la ley, resultado de la voluntad colectiva y símbolo de la
autonomía pública, el constituyente le sustrajo el ámbito de la autonomía
privada de su esfera de acción.
El resultado de una lectura comprensiva del texto
constitucional en general y del artículo 19 en particular nos lleva a concluir
que el objetivo constitucional es una sociedad de personas que se
autogobiernen. En su ámbito privado, a partir de la toma de las decisiones que
consideren adecuadas y aceptando, en su accionar público, limitaciones
impuestas por la ley, que no es otra cosa que su propio producto pero en tanto
integrantes del colectivo social.
Como dice Habermas la persona moralmente libre tiene
que poder comprenderse al mismo tiempo como autora de los mandamientos
morales bajo cuyo mandato se encuentra como destinatario (Habermas,
Jürgen, La inclusión del otro, Paidos, Barcelona, 1999, pág 61).
El autogobierno requiere de una correcta identificación
de competencias, definir qué queda en el ámbito de la autonomía privada y
qué le corresponde a la pública. A tal fin y a partir de esta diferenciación de
ámbitos es que se puede hablar de cooriginalidad de la autonomía privada y la
autonomía pública y esto se da a través de la “autolegislación” o sea cuando
los destinatarios son a la vez autores de sus derechos (Habermas, Jürgen,
Facticidad y Validez, Sobre el derecho y el Estado democrático de derecho en
términos de teoría del discurso, Editorial Trotta, Madrid, 1998, pág 169).
IX. En el ámbito de la autonomía privada nos
encontramos con la capacidad de cada individuo de definir su propio proyecto
de vida, de elaborar sus propias reglas de conducta, en definitiva de ser y de
hacer consigo mismo lo que mejor le parezca sin interferencias, ni de los otros
ni del Estado.
Esta concepción es el piso mínimo de marcha. Sin este
alcance no hay posibilidad de tutela del individuo. Por otro lado, esta idea de
libertad es imprescindible para la posibilidad de igualdad como pauta objetiva
y punto de partida de una sociedad integrada.
Si en términos políticos concebimos a la libertad como
no dominación, en el ámbito de la propia persona, tanto en su interioridad
como en lo tocante a las acciones autorreferentes, no podemos sino consagrar
el principio de no interferencia
libertad, Losada, Madrid, 2006).
(conf. Petit, Philippe, Una teoría de la
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Las normas penales asignan responsabilidad a personas
por sus propias acciones. En los delitos de comisión, tal es el presente caso, el
fundamento de la responsabilidad es que el autor amplía su ámbito de
organización sin consideración a otras personas y a costa de ellas (Jakobs,
Günther, Derecho Penal Parte General. Fundamentos y Teoría de la
Imputación, 2ª edición corregida, Marcial Pons, Madrid, 1997, pág. 258).
Debe existir un punto de encuentro ineludible con el ámbito de organización
de otro, sin el cual desaparece todo fundamento aceptable de la
responsabilidad penal.
X. En atención a las consideraciones expuestas,
entiendo que corresponde declarar la inconstitucionalidad de la segunda parte
del artículo 14 de la ley 23.737, conforme lo propone el doctor Schiffrin en el
USO OFICIAL
voto que antecede, revocar la resolución apelada y dictar el sobreseimiento de
M..
Así lo voto.
Por ello y por mayoría, el Tribunal RESUELVE:
I.- Revocar la resolución apelada y dictar el sobreseimiento de M..
II.- Regístrese, notifíquese y devuélvase.Firmado Jueces Sala II Gregorio Julio
Fleicher. Leopoldo Héctor Schiffrin y César Álvarez
Ante mí. Dra. Ana M.Russo. Secretaria
NOTAS: A) del voto del juez Fleicher (1): publicado en el rubro FALLOS
DESTACADOS-carpeta
temática
PENAL
(FD.147)-del
sitio
www.pjn.gov.ar.Cliquear: 1) Fueros Federales; 2)Justicia Federal La Plata y Fallos
destacados-carpeta temática;
B) del voto del Juez Schiffrin (1 bis) publicado en el rubro y sitio citado, carpetas
temáticas CONSTITUCIONAL y ESTUPEFACIENTES (FD.715);
C) del voto del Juez Alvarez: (1 ter) : Pulcini, Luis Benjamín y Oscar Alberto Dobla,
Fallos 312:2007; Rolón Zappa, Victor Francisco s/queja T.311,P.1644;Lloyds Bank
(BLSA) limited c/Okecki, Juan José, Fallos 318:2060; y Sabio,Edgardo,Fallos
330:3092,entre otros;
(2) Es un caso paradigmático en este sentido Lawrence vs Texas fallado en 2003, en el
que se deja sin efecto la doctrina de Bowers vs Hardwick de 1986 con la severa
oposición del juez Scalia.;
(3) “La acción social, por tanto, es una acción en donde el sentido mentado por su
sujeto o sujetos está referido a la conducta de otros, orientándose por ésta en su
desarrollo” (Weber, Max, Economía y Sociedad. Esbozo de Sociología Comprensiva,
Pág 5, 2005, 16ª reimpresión, Fondo de Cultura Económica, México);
(4) Este artículo 5 es la consecuencia de innumerables aportes que van desde el
pensamiento humanista de Erasmo, y toman forma con Hobbes, Spinoza y
Montesquieu entre otros. Un adecuado y exhaustivo análisis de este tema así como de
cuestiones atinentes a las fuentes, alcance e interpretación del artículo 19 de la
Constitución Nacional puede leerse en la obra de Mario Magariños, Los límites de la
ley penal en función del principio constitucional de acto. Una investigación acerca de los
alcances del artículo 19 de la Constitución Nacional, Ad Hoc, Buenos Aires, 2008 ;
(5) Sin ser exactamente equivalentes se puede trazar un paralelo con los dos conceptos
de libertad de que nos habla Isaiah Berlín: la libertad negativa, que niega
participación a terceros, que excluye a los otros de nuestra propia área de
competencia y la libertad positiva que tiene que ver con la participación en la
definición de las cuestiones del conjunto. (Berlin, Isaiah, Dos conceptos de libertad y
otros escritos, Alianza Editorial). En el mismo sentido es interesante observar las dos
libertades de las que hablaba Benjamín Constant en la célebre conferencia que bajo el
título De la libertad de los antiguos comparada con la de los modernos, brindó en el
Ateneo de París, en febrero de 1819.
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