Agente causal: Taenia solium o cisticerco Fases de desarrollo El metacéstodo de T. solium se presenta como una vesícula blanquecina opalescente, que mide de 0.5 al 1.5 cm de largo, constituida por una membrana externa de grosor uniforme que se invagina para formar en el interior de la vesícula el escólex o cabeza; tiene cuatro ventosas y una doble corona de ganchos. En su interior, la vesícula está llena de líquido vesicular trasparente como agua de roca, que baña el escólex y consiste en proteínas, sales y agua, principalmente. Su membrana es de grosor irregular y no se identifica el escólex. Generalmente se encuentra en las cavidades ventriculares y en la base del cerebro. Algunas investigaciones epidemiológicas han identificado varios factores asociados a la infección por T. solium, como son: bajo nivel socioeconómico, falta de servicios de drenaje y de agua potable, hábitos carentes de cuidados higiénicos personales, consumo frecuente de carne de cerdo, antecedente de expulsión de proglótidos, convulsiones, ataques epilépticos, prácticas domésticas de crianza de cerdos con acceso de estos animales a heces de humanos. Mecanismos de infección El hombre actúa como hospedero definitivo o intermediario y puede adquirir la cisticercosis por varios mecanismos, a saber: - Heteroinfección: ingestión accidental de huevos de T. solium vehiculados por agua o alimento. - Autoinfección externa: individuo ingiere huevos de T. solium de el mismo, por el mecanismo de ano-mano-boca. - Autoinfección interna: por movimientos antiperistálticos en un individuo parasitado por T. solium, en el cual los huevos que normalmente salen al ambiente exterior junto con los proglótidos grávidos, regresan en el mismo individuo internamente al estómago, liberan los huevos y se inicia la infección por la liberación de las oncosferas. Localización en el huésped Las localizaciones más frecuentes y más estudiadas de los cisticercos corresponden al sistema nervioso central. A este nivel los parásitos pueden encontrarse en el parénquima cerebral, en las circunvoluciones o en la base del cerebro, así como libres en los ventrículos, afectando nervios craneales por compresión. En el sistema ventricular, interfieren en el flujo normal del líquido cefalorraquídeo, produciendo hipertensión intracraneal y, en ocasiones, hidrocefalia. También se localizan en diversos músculos y masas musculares, tejido celular subcutáneo, mucosa bucal, glándulas sublinguales y otras localizaciones, como el corazón, aunque se le puede encontrar en casi todos los tejidos y órganos. La localización ocular, en que los parásitos suelen encontrarse en la cámara posterior y producen reacción inflamatoria.