Benemérita Universidad Autónoma de Puebla Centro de Investigaciones en Ciencias Microbiológicas IDENTIFICACIÓN DE RECEPTORES HORMONALES EN Taenia solium y Taenia crassiceps, RELEVANCIA EN EL DESARROLLO DEL PARÁSITO TESIS QUE PARA OBTENER EL GRADO DE: DOCTOR EN CIENCIAS (MICROBIOLOGÍA) PRESENTA: VÍCTOR OMAR CASTELLANOS SÁNCHEZ TUTORES: D.C. MARÍA ALICIA DÍAZ Y OREA D.C. ROSA DEL CARMEN ROCHA GRACIA INDICE Introducción…1 Hormonas…9 Estrógenos…9 Progesterona…10 Estradiol…11 Testosterona…12 Gonadotrofina coriónica…13 Receptopres de hormonas…14 Receptor de estrógenos…14 Receptor de andrógenos…19 Receptor de gonadotrofina…25 Antecedentes…29 Justificación…50 Objetivos…51 Objetivo general…51 Objetivos particulares…51 Diagrama de trabajo…52 Material y métodos…53 Colección de muestras biológicas…53 Efecto de las hormonas sobre el desarrollo…53 Determinación por anticuerpos de los receptores descritos…55 Detección de receptor de gonadotrofina (HGR) por IFI…55 Detección del receptor androgénico (AR) por IFI…56 Detección del receptor estrogénico α yβ (ER α y β) por IFI…56 Tinción de HE…57 Controles de inmunohistoquímica…57 Resultados…59 Efecto de las hormonas en el desarrollo de los parásitos…59 Determinación de receptores en los parásitos…73 Discusión…99 Conclusiones…110 Perspectivas…112 Bibliografía…113 INTRODUCCIÓN Durante miles de años , la evolución humana nos ha llevado a enfrentarnos a diversas enfermedades infecciosas como múltiples etiologías. Dentro de estas, las parasitosis ha jugado un papel importante en la selección natural de individuos tanto humanos como animales, abarcando un amplio repertorio de agentes ´patógenos que incluyen a protozoarios y metazoarios de diversas clases, como a los nematodos, tremátodos y cestodos. Dichos parásitos afectan a las poblaciones humanas y animales, tanto en ambientes domésticos como silvestres en los estadíos de vida adultos y/ o larvarios. La cisticercosis es la enfermedad parasitaria debida a la infección accidental con la forma larvaria del cestodo Taenia solium, la cual afecta tanto a humanos como a cerrdos y constituye un serio problema socioeconómico y de salud pública en varias partes del mundo (Flisser, 2006; Castellanos et al. 2005; Tsang et al. 1995). Al infectar individuos sanos, el parásito puede establecerse en el músculo esquelético, el músculo cardiaco, el tejido subcutáneo y en el ojo, aunque en algunas ocasiones puede no presentar síntomas. Sin embargo, el parásito en América presenta una predisposición particular por invadir el sistema nervioso central, manifestándose en una enfermedad pleomórfica conocida como neurocisticercosis (NCC), la que se estima como la cusante de 50000 muertyes anuales (Román et al. 2000). En México, la NCC es la causa número 1 de epilepsia de inicio tardío en adultos (Medina et al. 1990; Del Brutto, 1994) y constituye el 11% de las consultas neurológicas (Vasquez 1992), un 25% de las craneotomías y se han encontrado de un 2 al 3% en necropsias mayores. T. solium es probablemente el cestodo más importante desde el punto de vista epidemiológico. En su ciclo vital se presenta una etapa o estadio que afecta tanto al hombre como al cerdo (hospedero definitivo e intermediario, respectivamente). Produce la infección a través de los huevecillos ingeridos provenientes de la materia fecal humana (Castellanos et al. 2005,2007; Hoberg, 2002). Los huevecillos contienen en su interior al hexacanto u oncosfera, que es la forma infectante del parásito, es decir, el estadío capaz de establecerse dentro del hospedero. Al llegar a tubo intestinal, por acción de los jugos digestivos, el huevecillo eclosiona liberando el hexacanto, el cual atraviesa la mucosa intestinal e ingresa a la vía hematógena o linfática para instalarse en músculos o sistema nervioso. Aquí se desarrolla en vesículas ovoideas o semiesféricas de aspecto blanco lechoso, huecas y monoestratificadas, en cuyo interior, a partir de la membrana prolígera, se forma un solo escólex; siendo esta la forma larvaria de Taenia, a la que se conoce como cisticerco; dándole a esta infección el nombre de cisticercosis (Figura 1). Recientemente se propuso la denominación de metacéstodos, refiriéndose a estados larvarios secundarios (cisticerco) de diferentes céstodos. Los metacéstodos se transmiten al hospedero definitivo cuando éste ingiere al hospedero intermediario, es decir, cuando el hombre consume carne de cerdo mal cocida e infectada. Los cisticercos pueden transformarse en el intestino humano a la forma adulta del céstido (tenia) al evaginar un escólex armado que se fija a la pared intestinal mediante ganchos y ventosas. Alcanza la madurez sexual entre los tres a cuatro meses posteriores a la infección, produciendo de esta manera cientos de miles de huevecillos capaces de transformarse en cisticercos al ser ingeridos por el hombre o por el cerdo, completándose de esta manera el ciclo de vida del parásito (Castellanos et al. 2007). Uno de los modelos experimentales de cisticercosis más empleados y de mayor aceptación, es el de la cisticercosis murina provocada por Taenia crassiceps, conocida tradicionalmente como la tenia del zorro (Freeman, 1962). Este cisticerco tiene un ciclo de vida similar al de la T. solium, siendo sus posibles hospederos intermediarios un conjunto extenso de roedores y sus hospederos definitivos, los cánidos y los félidos (figura 2). Tanto los cisticercos como las tenias de ambas especies presentan características antigénicas similares y una estructura macroscópica análoga: los cisticercos de T. crassiceps son más pequeños y presentan una característica única que es su capacidad de dividirse a través de la gemación polar múltiple (Hoberg, 2002). Este parásito se reproduce en la cavidad peritoneal de ratones rápidamente, ofreciendo una fuente importante de antígenos obtenidos en condiciones experimentales controladas (Fragoso et al.2008; Sciutto et al. 2007). Así, después de tres a seis meses de infección, pueden recuperarse de la cavidad peritoneal de cada ratón infectado hasta gramos de antígeno, siendo uno de los principales candidatos para la investigación y el desarrollo de vacunas contra la cisticercosis. Las tenias solitarias, como otras especies del género Taenia (familia Taenidae, orden Cyclophyllidea, clase Cestoda), son gusanos aplanados, excepcionalmente largos (Willms et al. 2006; Verster, 1969). Los parásitos adultos tanto de T. solium como de T. crassiceps están formados por un escólex, que en su parte inferior se adelgaza para formar un cuello, a partir del cual se producen los proglótidos o segmentos (Willms et al. 2006). El conjunto de proglótidos unidos entre sí en forma de cadena se denomina estróbilo, y puede alcanzar varios metros de largo. Los proglótidos más cercanos al cuello son los más jóvenes e indiferenciados. A su vez, los más distantes están totalmente diferenciados y contienen un gran número de huevecillos ( ̴ 50 000 cada uno), por lo que se dice que se encuentran grávidos. En medio de ambos extremos se localizan segmentos con grado variable de diferenciación. El escólex posee cuatro ventosas y un róstelo coronado por dos hileras de ganchos, pudiendo variar en número de 22 a 32 (Figura 3). Tanto las ventosas como el rostelo son estructuras de fijación que capacitan a la tenia para manterse anclada en la mucosa intestinal (Willms et al. 2006; Merchant et al. 1998).