Subido por Hennry Cesar Paucar Nieves

MONOGRAFIA SEXISMOS

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TRABAJO MONOGRAFICO: LOS SEXISMOS
ASIGNATURA: TECNICAS DE COMUNICACIÓN
DOCENTE: ARIAS MENDOZA ALEX
ALUMNO: DEZA CHAVEZ GABRIEL OMAR
PAUCAR NIEVES HENRY CESAR
CICLO: 18/OCTUBRE/2021
CUSCO-PERÚ
2021
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INDICE DE CONTENIDOS:
1. INDICE……………………………………………………………..…..………2
2. INTRODUCCIÓN………………………………………………...……………3
3. CAPITULO I: DEFINICION Y TIPOS……………………….………………4
4. CAPITULO II …………………………………………………..………………8
5. CAPITULO III………………………………………………………….……….9
6. CONCLUSIONES……………………………………………….……………12
7. BIBLIOGRAFÍA ………………………………………………………………13
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INTRODUCCIÓN
El Sexismo, también reconocido como la discriminación sexual basada en el
prejuicio según el sexo o género prevalece hoy en la sociedad como un sistema
discriminatorio en el cual se establecen condiciones o actitudes que promueven
estereotipos de roles sociales establecidos en diferencias sexuales.
El sexismo implica relaciones de género inequitativas y se refiere a las prácticas
institucionales e interpersonales según las cuales los miembros del grupo de
género dominante acumulan privilegios mediante la subordinación de otros grupos
de género y justifican esas prácticas mediante ideologías de superioridad.
Se sostiene en creencias y estereotipos tradicionales sobre los distintos roles de
género. El término afecta indistintamente a hombres y mujeres y se utiliza para
referirse a la discriminación de ambos sexos
El sexismo extremo puede fomentar el acoso sexual, la violación y otras formas de
violencia sexual.
El sexismo se define especialmente en términos de
discriminación, exclusión o desigualdad en el lugar de trabajo, estudio o en la
organización de la sociedad.
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CAPITULO I: DEFINICIÓN Y TIPOS
El sexismo y la discriminación de género siempre ha sido entendido como
el desprecio hacia el grupo femenino, pero etimológicamente también puede ser
asignado hacia al género masculino. Dentro de una política de búsqueda de
equidad, el sexismo constituye de alguna forma una variable que se debe dar
mayor importancia. A nivel mundial 38% de las mujeres han sufrido violencia física
o sexual perpetrada por su pareja alguna vez en su vida, del mismo modo, entre
23% y 56% de las mujeres que alguna vez habían sufrido estos tipos de violencia
informaron haber padecido ambas formas, según la Organización Mundial de la
Salud (OMS).
El sexismo ambivalente es un marco teórico que postula que el sexismo
tiene dos subcomponentes: "sexismo hostil" y "sexismo benevolente" El sexismo
hostil refleja evaluaciones y estereotipos abiertamente negativos sobre un género
(por ejemplo, las ideas de que las mujeres son incompetentes e inferiores a los
hombres).
El sexismo benevolente representa evaluaciones de género que pueden
parecer subjetivamente positivas (subjetivas para la persona que está evaluando),
pero en realidad son perjudiciales para las personas y la igualdad de género en
general (por ejemplo, las ideas de que las mujeres deben ser protegidas por los
hombres).
En su mayor parte, los psicólogos han estudiado formas hostiles de
sexismo. Sin embargo, los teóricos que utilizan el marco teórico del sexismo
ambivalente han encontrado una amplia evidencia empírica para ambas
variedades. La teoría ha sido desarrollada en gran parte por los psicólogos
sociales Peter Glick y Susan Fiske. A continuación, se presentan distintas
definiciones para las variables de sexismo y sexismo ambivalente.
Según Lameiras, plantea “que los sexos masculino y femenino son grupos
homogéneos y autónomos que están en conflicto, debido a la oposición que hacen
las fuerzas de autosuficiencia y autonomía en el contexto sociocultural, contra las
fuerzas concurrentes de dependencia y subordinación en las relaciones
interpersonales.” Es decir, que las personas tienden a ejercer dominio sobre los
otros y dentro de una dimensión relacional, que se caracteriza por una “lucha de
poder” de la autonomía y subordinación entre hombres y mujeres.
Allport en 1954 en “Psicología social”, menciona la capacidad que tienen los
individuos de ejercer poder o control sobre otros individuos, y que, en este
proceso, puede haber influencias negativas como prejuicios expresados por la
antipatía hacia los individuos de un determinado grupo, en este caso, al grupo de
mujeres.
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En cuanto a las conceptualizaciones de sexismo ambivalente, una gama de
autores que enfatizan la ambigüedad que coexisten en este constructo, es decir,
existe dentro sexismo ambivalente un aspecto maléfico-hostil y un benévolo-sutil
hacia las mujeres, siempre con el fin de subordinar o menospreciar la figura
femenina.
Garaigordobil y Durá en 2006 hablan de que el sexismo ambivalente es el
neosexismo que se manifiesta a través de una colisión entre los valores
equitativos que actualmente se discuten para hombres y mujeres, con los
sentimientos residuales negativos o discriminatorios hacia ellas.
De Lemus, Castillo, Padilla y Ryan en 2008 explican que es la combinación
del sexismo hostil (discriminación y dominio) y el benévolo (sutil y protector), que a
pesar de diferentes representaciones promueven la subordinación de las mujeres.
Ferragut en 2014 dice que es la relación de dos aspectos distintos (hostil y
benévolo) en un mismo constructo.
Tougas, Brown, Beaton y Joly en 1995 explican que es la manifestación de
conflictos de valores con un supuesto igualitario, y la expresión de sentimientos
negativos reincidentes hacia las mujeres. Glick y Fiske en 1996 deducen que es la
coexistencia antagónica fuertemente relacionada entre el “viejo sexismo” y un
nuevo sexismo más sutil y supuestamente protector hacia las mujeres.
Masser y Abrams en 1999 exponen que es la variedad de sexismo hostil
encubierto. Lameiras en 2004 dice que es un conjunto de sentimientos negativos y
más tradicionales del sexismo hacia las mujeres, y que están en conformidad con
valores de igual socialmente aceptados en las colectividades más liberales.
Cruz, Zempoaltecatl y Correa en 2005 dicen: “Es la unión de una forma de
sexismo hostil coercitivo para aquellas mujeres que no cumplen con roles
establecidos socialmente; con un sexismo más sutil, que caracteriza a la mujer
como un ser extraordinario, pero débil”.
Los autores coinciden en sus definiciones que el sexismo ambivalente se
caracteriza por estereotipos que viene enraizados desde hace muchos años,
donde se visualiza la mujer como alguien que tiene menores recursos o
competencias personales que el hombre, esto es una condición básica en todas
las definiciones.
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TIPOS DE SEXISMO AMBIVALENTE
SEXISMO HOSTIL
El sexismo hostil afecta tanto a hombres como a mujeres. El sexismo hostil
hacia los hombres se refiere a actitudes explícitamente negativas hacia los
hombres, por ejemplo, la creencia generalizada de que siempre suelen atacar a
las mujeres.
Cabe señalar que se consideraría sexista a una creencia generalizada, por
ejemplo, la creencia de que todos los hombres deberían proveer recursos
económicos para la familia, por ejemplo, pero no sería sexista denunciar o
evidenciar agresiones que un hombre tuviera hacia las mujeres, pues la agresión
se trataría de un hecho y no de una creencia generalizada producto de los
estereotipos.
El sexismo hacia los hombres se sustenta en estereotipos de género rígidos
sobre cómo deben comportarse los hombres que los exhortan a mostrar actitudes
por un lado de dominio y fortaleza y, por otro lado, los idealiza como protectores y
cuidadores de las mujeres. La cultura, la familia y la sociedad les enseñan que
deben comportarse de acuerdo con esos patrones, pero, esos patrones son
sexistas.
El sexismo hostil hacia las mujeres comparte con el sexismo más
tradicional su carga afectiva negativa y supone asumir una visión estereotipada y
negativa de la mujer como consecuencia del mayor poder social de los varones.
Esta es la aportación más interesante de los autores que plantean que junto al
elemento hostil con tono afectivo negativo convive otro elemento de tono afectivo
positivo, el sexismo benevolente. El Sexismo Hostil se refiere a creencias
negativas hacia ellas, por ejemplo, la creencia de que son manipuladoras y
obtienen cosas a través de su sexualidad.
SEXISMO BENEVOLENTE
El Sexismo Benevolente hacia los hombres son actitudes que pueden ser
consideradas como positivas, pero que reafirman la dependencia sexual y de
intimidad de los hombres hacia las mujeres y los sitúan en un papel de protector y
proveedor, por ejemplo, la creencia de que los hombres deben ponerse en peligro
para proteger a las mujeres
Son un conjunto de actitudes interrelacionadas hacia las mujeres que son
sexistas porque las consideran de forma estereotipada y limitadas a ciertos roles,
pero que tiene un tono afectivo positivo en el perceptor y tiende a suscitar en éste
conductas pro sociales de ayuda o de búsqueda de intimidad. El Sexismo
Benevolente se refiere a actitudes supuestamente positivas, pero que en realidad
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refuerzan la creencia de que su papel es en el campo de lo domestico, por
ejemplo, que son buenas cuidadoras y cooperativas.
Si bien, estos son estereotipos que se pueden llegar a cumplir en ciertas
personas, por ejemplo, sí existen hombres que atacan a las mujeres o sí existen
mujeres que son buenas cuidadoras, lo perjudicial en estas creencias es la
generalización, pues los encasillan dentro de un único rol que está marcado por el
prejuicio. Alimentar este tipo de creencias también produce que se generen
expectativas específicas y estereotípicas de los hombres y las mujeres y que se
castiguen socialmente si no los cumplen.
SEXISMO BENEVOLENTE: COMPONENTES
1. Diferenciación de género complementaria:
Las mujeres tienen muchas características positivas que
complementan a las de los hombres.
2. Paternalismo protector:
Los hombres cuidan y protegen a las mujeres como padres.
3. Intimidad heterosexual:
Los hombres dependen de las mujeres para criar a sus hijos/as y
para satisfacer sus necesidades sexuales.
El Sexismo benévolo es sexismo porque:
-Descansa en la dominación tradicional del varón sobre la mujer.
-Tiene aspectos comunes con el sexismo hostil (las mujeres como más débiles y
relegadas a ciertos roles).
-Puede Ser difícil de identificar.
-Suscitar sentimientos positivos.
-Usarse para compensar sexismo hostil.
-Debilitar las defensas de las mujeres.
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CAPITULO II
SEXISMO EN POLITICA Y ELECCIONES
Si bien casi todas las mujeres de hoy tienen derecho a votar, aún se
puede avanzar en la política de las mujeres. Los estudios han demostrado que, en
varias democracias, incluidas Australia, Canadá y los Estados Unidos, las mujeres
siguen siendo representadas utilizando estereotipos de género en la prensa.
El sexismo en la política también se puede mostrar en el desequilibrio del
poder para hacer leyes entre hombres y mujeres. Lanyan Chen afirmó que los
hombres tienen más poder político que las mujeres, y que actúan como
guardianes de la formulación de políticas. Es posible que esto conduzca a que las
necesidades de las mujeres no estén representadas adecuadamente. En este
sentido, la desigualdad del poder legislativo también causa la discriminación de
género en la política. La proporción de mujeres y hombres en las legislaturas se
usa como una medida de igualdad de género. ONU creó el Índice de potenciación
de género y su encarnación más nueva del Índice de desigualdad de género para
medir este dato.
El género se ha utilizado, a veces, como una herramienta para la
discriminación contra las mujeres en la esfera política. El sufragio femenino no se
logró hasta 1893, cuando Nueva Zelanda fue el primer país en otorgar a las
mujeres el derecho al voto. Arabia Saudita fue el país más reciente, en agosto de
2015, para extender el derecho al voto a las mujeres en 2011 algunos países
occidentales permitieron a las mujeres el derecho a votar solo relativamente
recientemente: las mujeres suizas obtuvieron el derecho al voto en las elecciones
federales de 1971, Las mujeres francesas obtuvieron el derecho al voto en 1944.
En Grecia, las mujeres obtuvieron el derecho al voto en 1952. En Liechtenstein,
las mujeres obtuvieron el derecho al voto en 1984, mediante el referéndum sobre
el sufragio femenino que se hizo ese año. En América Latina, el reconocimiento
de la mujer como ciudadana se estableció primero en Ecuador en 1929, seguido
de Chile y Uruguay en 1931.
EN LA EDUCACION
Las mujeres tradicionalmente han tenido acceso limitado a la educación
superior. En el pasado, cuando las mujeres ingresaban a la educación superior, se
les animaba a especializarse en asignaturas menos científicas; el estudio de la
literatura inglesa en colegios y universidades estadounidenses y británicas se
instituyó como un campo considerado adecuado para los "intelectos menores" de
las mujeres.
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La disparidad persiste particularmente en la informática y la ciencia de la
información, donde en Estados Unidos las mujeres fueron solo el 21% de las
licenciaturas y en ingeniería, donde las mujeres obtuvieron solo el 19% de las
titulaciones en 2008. Solo uno de cada cinco doctorados de física en los EE. UU.
se otorgan a mujeres, y solo la mitad de esas mujeres son estadounidenses. De
todos los profesores de física en el país, solo el 14% son mujeres.
La alfabetización mundial es menor para las mujeres que para los hombres.
Los datos de The World Factbook muestran que el 79,7% de las mujeres saben
leer y escribir, en comparación con el 88,6% de los hombres (de 15 años en
adelante). En algunas partes del mundo, las niñas continúan siendo excluidas de
la educación pública o privada adecuada. En algunas partes de Afganistán, las
niñas que van a la escuela se enfrentan a la violencia grave de algunos miembros
de la comunidad local y grupos religiosos.
Las oportunidades educativas y los resultados para las mujeres han
mejorado mucho en Occidente. Desde 1991, la proporción de mujeres
matriculadas en la universidad en los Estados Unidos ha excedido la tasa de
inscripción para hombres, y la brecha se ha ampliado con el tiempo. A partir de
2007, las mujeres constituían la mayoría (54%) de los 10.8 millones de estudiantes
universitarios matriculados en los Estados Unidos. Sin embargo, la investigación
de Diane Halpern ha indicado que los niños reciben más atención, elogios, culpas
y castigos en el aula de la escuela primaria, y "este patrón de atención docente
más activa dirigida a los estudiantes varones continúa en el nivel postsecundario".
CAPITULO III
SEXISMO OCUPACIONAL
El sexismo laboral se refiere a las prácticas, declaraciones o acciones
discriminatorias, basadas en el sexo de una persona, que ocurren en el lugar de
trabajo. Una forma de sexismo ocupacional es la discriminación salarial. En 2008,
la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)
descubrió que, si bien las tasas de empleo femenino se han expandido y el
empleo de género y las brechas salariales se han reducido en casi todas partes,
en promedio las mujeres tienen un 20% menos de posibilidades de tener un
trabajo y reciben 17% menos que los hombres. La evidencia presentada en esta
edición de Employment Outlook sugiere que alrededor del 8 por ciento de la
variación en las brechas de empleo de género y el 30 por ciento de la variación en
las brechas salariales de género en los países de la OCDE se puede explicar por
las prácticas discriminatorias en el mercado laboral.
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También descubrió que a pesar del hecho de que casi todos los países de la
OCDE, incluido Estados Unidos, han establecido leyes contra la discriminación,
estas leyes son difíciles de aplicar. Las mujeres que ingresan a grupos de trabajo
predominantemente masculinos pueden experimentar las consecuencias
negativas como presiones negativas de desempeño, aislamiento social y
encapsulación de roles.
En la Encuesta Mundial de Valores de 2005, se preguntó a los encuestados si
pensaban que el trabajo asalariado debería restringirse solo a los hombres. En
Islandia, el porcentaje acordado fue del 3,6%, mientras que en Egipto fue del
94,9%.
La investigación ha demostrado repetidamente que las madres en los Estados
Unidos tienen menos probabilidades de ser contratadas que los padres igualmente
calificados y, si son contratados, reciben un salario más bajo que los solicitantes
hombres con hijos. Un estudio encontró que las candidatas fueron favorecidas; sin
embargo, sus resultados han sido recibidos con escepticismo de otros
investigadores, ya que contradice la mayoría de los otros estudios sobre el tema.
En Europa, los estudios basados en experimentos de campo en el mercado
laboral, proporcionan evidencia de que no hay niveles severos de discriminación
basados en el género femenino. Sin embargo, el trato desigual aún se mide en
situaciones particulares, por ejemplo, cuando los candidatos solicitan puestos en
un nivel funcional más alto en Bélgica, cuando se postulan a sus edades fértiles en
Francia, o cuando solicitan ocupaciones dominadas por hombres en Austria.
Datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) indican
que hay una brecha importante entre hombres y mujeres en todos los países de
América Latina, dicha brecha es alta en Argentina, Bolivia, Honduras, Venezuela y
México. En Argentina, por ejemplo, un estudio hecho por la consultora global
Mercer mostró la diferencia de contratados hombre y mujeres. En los puestos de
director hay, en promedio, un 83% de hombres y un 17% de mujeres y esta brecha
se profundiza en empleos menos calificados.
Diferencia salarial de género: La brecha salarial entre hombres y mujeres
comienza con el mismo surgimiento de la revolución industrial y el capitalismo.
Durante el siglo XIX eso significó optar por contratar mujeres y niños ya que la
máquina había reemplazado a la fuerza humana. Se inclinaron a contratar una
fuerza de trabajo “femenino” si este podía reducir el costo de la fuerza de trabajo
en función de una supuesta debilidad física o condicionamiento perjudicial por la
maternidad.
Los estudios han concluido que, en promedio, las mujeres ganan salarios más
bajos que los hombres en todo el mundo
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la OCDE encontró que las empleadas a tiempo completo ganaban un 27% menos
que sus contrapartes masculinas en los países de la OCDE en 2009.
Investigaciones realizadas en la República Checa y Eslovaquia muestran que,
incluso después de que los gobiernos promulgaran leyes antidiscriminatorias, dos
tercios de la brecha de género en los salarios seguían sin explicación y la
segregación continuaba "representando una fuente importante de la brecha".
La brecha de género también puede variar a través de la ocupación y dentro de la
ocupación. En Taiwán, por ejemplo, los estudios muestran cómo la mayor parte de
las discrepancias salariales de género ocurren dentro de la ocupación.
La brecha de género también puede variar en relación a la formación requerida.
En Argentina la consultora global Mercer reveló datos sobre el porcentaje que
ganan las mujeres con respecto al sueldo de los hombres en las compañías de
ese país y descubrió información muy valiosa: cuanto más calificados son los
trabajos más aumenta la brecha en Argentina
La brecha salarial de género se ha atribuido a diferencias en las características
personales y laborales entre hombres y mujeres (educación, horas trabajadas y
ocupación), diferencias innatas conductuales y biológicas entre hombres y mujeres
y discriminación en el mercado laboral (como los estereotipos de género y sesgo
del cliente y del empleador). Las mujeres actualmente toman significativamente
más tiempo libre para criar a sus hijos que los hombres. En ciertos países como
Corea del Sur, también ha sido una práctica establecida desde hace mucho
tiempo de despedir a las trabajadoras al contraer matrimonio. Un estudio de la
profesora Linda Babcock en su libro Women Do not Ask muestra que los hombres
tienen ocho veces más probabilidades de solicitar un aumento salarial, lo que
sugiere que la desigualdad salarial puede ser en parte resultado de las diferencias
de comportamiento entre los sexos.
La OCDE estimó que aproximadamente el 30% de la brecha salarial de género en
los países de la OCDE se debe a la discriminación. La investigación australiana
muestra que la discriminación representa aproximadamente el 60% de la
diferencia salarial entre hombres y mujeres. Investigaciones en la Universidad de
Cornell y en otros lugares indica que las madres en los Estados Unidos tienen
menos probabilidades de ser contratadas que los padres igualmente calificados y,
si son contratados, reciben un salario menor que los solicitantes hombres con
hijos. La OCDE encontró que "un impacto significativo de los hijos en el pago de
las mujeres se encuentra generalmente en el Reino Unido y los Estados Unidos”.
Los padres ganan $ 7,500 más, en promedio, que los hombres sin hijos. Hay
investigaciones que sugieren que la brecha salarial de género conduce a grandes
pérdidas para la economía en general.
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CONCLUSIONES
•
En conclusión, tanto el sexismo hacia las mujeres, como el sexismo hacia
los hombres son parte de una misma dinámica de poder que refuerza la
desigualdad entre los sexos.
•
El sexismo ambivalente es una creencia en aspectos antagónicos
fuertemente relacionados, y hasta complementarios, de una actitud más
agresiva y hostil (sexismo hostil) con una actitud sutil y protectora (sexismo
benévolo) hacia la mujer (Glick y Fiske, 1996), lo cual perpetúa entre las
generaciones los estereotipos de género.
•
Lo que se espera no es la igualdad física entre los géneros, obviamente,
sino asegurar derechos igualitarios a hombres y mujeres, los mismos
sueldos de acuerdo al puesto de trabajo, que las mujeres puedan elegir la
profesión que quieran seguir sin ser juzgada por ello y que ambos se
sientan responsables del cuidado de la familia y del hogar.
•
Encontramos que el sexismo ambivalente se relaciona significativamente
con la violencia hacia la pareja, violencia de género, experiencia sexual y
estilos de manejo de conflictos, funcionando como predictor de actitudes
hacia esos factores.
•
Erradicar este tipo de violencia pasa por devolver la humanidad a las
mujeres, reconocerlas como sujetos políticos, autónomos, con poder propio.
Para ello la cultura, debería ser transformada radicalmente. Como también
debe ser transformado el sistema de representaciones en la configuración
de la sociedad actual.
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BIBLIOGRAFIA
•
Allport, G. (1954). The Nature of Prejudice. Massachusetts: AddisonWesley.
•
Garaigordobil, Maite, & Aliri, Jone (2011). Sexismo hostil y benevolente:
relaciones con el auto concepto, el racismo y la sensibilidad intercultural.
•
Glick, P. y Fiske, S. T. (1996). The ambivalent Sexism Inventory:
Differentiation hostile and benevolent sexism. Journal of Personality and
Social Psychology.
•
González Rivera, Ilse, & Díaz Loving, Rolando. (2018). Predictores del
Sexismo Ambivalente hacia los Hombres. Acta de investigación psicológica.
•
Vaca Parada, Beiby. (2016). Reflexiones sobre el origen de la violencia
sexista. Revista Aportes de la Comunicación y la Cultura.
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