Subido por Ady Flores

OBESIDAD

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La Organización Mundial de Salud (OMS) define a la obesidad como una
acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la
salud.
La obesidad es una enfermedad crónica,
de origen multifactorial, de alta
prevalencia, que se asocia con un mayor
riesgo de desarrollar enfermedades
cardiovasculares, de una disminución de
la calidad de vida y de un incremento de
la mortalidad.
La obesidad se presenta con el
transcurso del tiempo, cuando se
ingieren más calorías que aquellas que
quema. Entre los factores que pueden
afectar su peso se incluyen la
constitución genética, el exceso de
comida, el consumo de alimentos ricos
en grasas y la falta de actividad física.
Obesidad significa tener un exceso de grasa en el cuerpo. Se diferencia del
sobrepeso, que significa pesar demasiado.
FACTORES DE RIESGO
La obesidad no es simplemente el resultado de comer en exceso. Los estudios
epidemiológicos han detectado en la población una serie de factores asociados
con la obesidad.
Edad: A medida que se envejece, los cambios hormonales y un estilo de
vida menos activo contribuyen a la aparición de la obesidad.
Sexo femenino: Principalmente asociado al embarazo y la menopausia.
La obesidad también se presenta en mujeres que tienen síndrome de
ovario poliquístico, que es una afección endocrina que impide la correcta
ovulación.
Raza: La obesidad tiene un alto grado de incidencia en los
afrodescendientes y las personas de origen hispano.
Alimentación poco saludable: En los últimos 50 años hay una tendencia
universal a comer alimentos ricos en grasa, sal y azúcares. Se consumen
demasiadas calorías, se abusa de las comidas rápidas y de las bebidas
con alto contenido calórico.
Sedentarismo: Se sigue un estilo de vida sedentario a causa de la
automatización de las actividades laborales, de los medios modernos de
transporte y de una mayor vida urbana, lo que influye en la disminución
de la práctica de ejercicio físico.
Factores socioculturales: La obesidad está asociada a un menor nivel
de estudios y menor nivel de ingresos para comprar alimentos saludables.
Factores conductuales: Un consumo de alimentos incorrecto, el
tabaquismo y la ingesta de alcohol.
Factores genéticos: Algunos estudios genéticos han determinado que la
obesidad puede ser hereditaria con genes que influencian en la cantidad
de grasa corporal y en su distribución.
Ciertos medicamentos: Algunos medicamentos pueden provocar
ganancia de peso sino se compensa con dieta o ejercicio. Entre estos
medicamentos están algunos antidepresivos, anticonvulsivos, esteroides,
antipsicóticos, medicamentos para la diabetes y betabloqueantes
CAUSAS DE LA OBESIDAD
Las causas de esta enfermedad son múltiples, pero la gran mayoría tiene que
ver con el estilo de vida.
La acumulación de tejido graso se produce cuando el ingreso de energía
en forma de calorías es mayor que el consumo de calorías del organismo
en condiciones de reposo (metabolismo basal), producción de calor y
consumo calórico derivado de la actividad física.
En la gran mayoría de los casos, la obesidad se produce por un aumento
de la ingesta calórica, con frecuencia asociada a una actividad sedentaria.
También influyen los factores ambientales y la predisposición genética.
Los tratamientos psicótropos, como algunos antidepresivos o
tranquilizantes, y los hormonales, especialmente los compuestos
estrogénicos, pueden favorecer el aumento de peso.
Es frecuente que circunstancias que induzcan ansiedad se acompañen de
una actitud compulsiva alimentaria que favorece el sobrepeso.
El abandono del hábito tabáquico suele provocar aumento de peso con
frecuencia, aunque este fenómeno no es necesariamente inevitable.
Excepcionalmente, puede deberse a causas hormonales como el
hipotiroidismo o el síndrome de Cushing.
También puede estar provocada por enfermedades neurológicas o
hereditarias que alteran el centro del hambre y la saciedad, que se
localizan en el hipotálamo.
SÍNTOMAS DE LA OBESIDAD
El síntoma más obvio es el aumento de peso, por lo que los síntomas
dependerán de este aumento de peso que, entre otros, pueden ser:
Trastorno del sueño / Dificultad para dormir: La obesidad se relaciona con
la apnea del sueño, que es la causa de la somnolencia diurna y del sueño
poco reparador.
Dolor óseo / complicaciones articulares (especialmente en caderas y
rodillas)
Dolor de espalda y/o en las articulaciones.
Sudoración excesiva.
Intolerancia al calor.
Infecciones en los pliegues cutáneos.
Fatiga.
Depresión.
Sensación de falta de aire (disnea).
Disminuye la tolerancia al esfuerzo
CLASIFICACIÓN DE LA OBESIDAD
La clasificación internacional de obesidad para un adulto es la propuesta por la
OMS está basada en el Índice de Masa Corporal (IMC), el cual corresponde a
la relación entre el peso expresado en kilos y el cuadrado de la altura,
expresada en metros.
DIAGNÓSTICO DE LA OBESIDAD
El diagnóstico de la obesidad se basa en el examen físico y la historia médica
del paciente. Es importante el cálculo del IMC para confirmar que es mayor a
30 kg/m2 para determinar la severidad de la obesidad. Esta información permite
establecer metas de tratamiento y saber qué problemas de salud o factores de
riesgo existen.
Historia clínica
Es de especial relevancia para obtener información sobre la historia del peso
corporal, la edad de inicio, las fluctuaciones de peso, tratamientos previos,
patrones de ingesta, factores condicionantes de la ganancia de peso,
medicamentos que puedan influir en la variación del peso, grado de actividad
física, así como, antecedentes familiares para evaluar la predisposición a
ciertas enfermedades como la diabetes tipo 2 o la hipertensión arterial. La
historia también ayuda a identificar otras enfermedades metabólicas asociadas
a la obesidad y determinar el grado de control de los problemas de salud
conocidos. Finalmente, también debe evaluarse el antecedente de tabaquismo
y el consumo de alcohol.
Exploración física
Es fundamental registrar el peso y la altura para calcular el IMC, medir el
perímetro de la cintura y los niveles de presión arterial. La exploración física
también ayuda a descartar otras enfermedades como, por ejemplo, la presencia
de estrías vinosas (Cushing) o edemas en extremidades inferiores (insuficiencia
cardíaca).
Análisis de sangre y pruebas de imagen
Dependen de los síntomas que el paciente tenga en ese momento y de los
factores de riesgo para el desarrollo de otras enfermedades. El análisis consiste
en valorar en ayunas los niveles de glucosa, colesterol, la función hepática,
renal, de tiroides, entre otros.
TRATAMIENTO DE LA OBESIDAD
El tratamiento de la obesidad debe ser integral y multidisciplinario para alcanzar
y mantener un peso saludable. Pérdidas de peso de al menos un 5-10% en un
período de 6 meses mejora y controla la aparición de otras enfermedades
(comorbilidades) asociadas con la obesidad.
El tratamiento inicial de la obesidad incluye cambios en la pauta alimentaria y
el aumento de ejercicio físico. Junto a estas estrategias y, en función del grado
de obesidad, se pueden administrar fármacos u optar por la cirugía bariátrica
con la finalidad de potenciar la pérdida de peso.
Alimentación: No existe una pauta alimentaria única para bajar de peso.
Junto con el dietista-nutricionista se diseña un plan de alimentación
equilibrado y variado para controlar las calorías, que se individualiza
según el grado de obesidad, la presencia de otras enfermedades, la edad,
el nivel de actividad física y las preferencias de cada persona.
Reducir el aporte de calorías: La clave para bajar de peso es
reducir la cantidad de calorías que se consumen. Mediante una
entrevista dietética, se pueden revisar los hábitos de consumo de
alimentos y bebidas con la finalidad de estimar cuántas calorías se
ingieren y cómo, y establecer estrategias concretas para reducirlas.
Elegir alimentos más saludables: Para que la pauta alimentaria
sea más saludable, se debe aumentar la ingesta de productos
vegetales como verduras, hortalizas, frutas, cereales integrales y
legumbres. Así como consumir pequeñas cantidades de grasa,
asegurándose de que provienen de fuentes saludables para el
corazón, como el aceite de oliva, los frutos secos y los pescados
azules. El consumo de productos de origen animal debe ser más
minoritario, priorizando aquellos magros como pescados blancos,
carnes blancas y lácteos con bajo contenido graso. Se aconseja
limitar el consumo de carnes rojas y derivados, así como la adición
de sal y azúcar.
Limitar el consumo de alimentos más calóricos: Los alimentos
ricos en grasas saturadas como embutidos grasos, bollería,
pastelería y precocinados, así como las bebidas refrescantes con
azúcar y alcohólicas, son una manera segura de consumir más
calorías, por lo que limitarlos o eliminarlos por completo de la pauta
de alimentación es aconsejable para empezar a reducir el consumo
de calorías.
Planificar las comidas: Realizar tres tomas principales por día y
dos tentempiés.
Ejercicio: La actividad física adaptada a las posibilidades de cada
persona y practicada de forma regular contribuye de manera favorable a
controlar el peso, a mejorar los factores de riesgo asociados e influye de
manera positiva en la sensación de bienestar. Para aumentar los niveles
de actividad física se recomienda:
Programar ejercicio físico: Se recomienda iniciar la práctica de
alguna actividad física al menos 150 minutos por semana e
incrementar su duración, intensidad y variedad de manera
progresiva a medida que se mejore la resistencia y el estado físico.
Algunas actividades recomendables son caminar a paso rápido, ir en
bicicleta, nadar, hacer aquagym o bailar. También se puede variar el
tipo de actividad física y realizar ejercicios de tonificación/fuerza y de
flexibilidad/equilibrio.
Reducir el sedentarismo: Estar activos aporta grandes beneficios.
Se recomienda subir escaleras en lugar de coger el ascensor,
aparcar más lejos de la puerta, ocuparse de las tareas domésticas y
del jardín, estar activos en el tiempo de ocio, ...
TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO DE LA OBESIDAD
Según las recomendaciones de las sociedades científicas, el tratamiento
farmacológico está aconsejado como adyuvante al tratamiento con
alimentación y ejercicio en personas con un IMC mayor a 30 kg/m2 o a 27 kg/m2
y con, al menos, una enfermedad asociada a la obesidad (dislipemia,
hipertensión e hígado graso).
El objetivo de este tratamiento es ayudar en la adherencia a los cambios de
estilo de vida e inducir y mantener la pérdida de peso.
El tratamiento requiere indicación y supervisión médica. Algunos de los
fármacos aprobados para tratar la obesidad son:
Orlistat: Su mecanismo de acción principal es una reducción a nivel
intestinal del 30% de la absorción de la grasa consumida. Sus principales
efectos adversos son digestivos como urgencia fecal, flatulencia y heces
oleosas.
Liraglutide: Su mecanismo de acción principal, al ser un agonista del
GLP-1 humano con una mayor vida media comparado con el secretado
por el organismo, tiene efectos anorexígenos, lo que permite regular el
apetito. Los principales efectos adversos son náuseas, diarrea,
estreñimiento, vómitos, disminución del apetito y disminución de los
niveles de azúcar en la sangre.
Bupropion/naltrexona: Actúan sobre zonas del cerebro que controlan la
ingesta y el equilibrio calórico y reducen la sensación placentera asociada
al consumo de alimentos. Cuando se administran juntos, disminuyen el
apetito y la cantidad de comida ingerida, a la vez que aumentan el gasto
energético. Los pacientes que siguen este tratamiento deben someterse
a un control regular de la respuesta y tolerabilidad del medicamento.
TRATAMIENTO QUIRÚRGICO DE LA OBESIDAD
La cirugía bariátrica (CB) es un conjunto de procedimientos quirúrgicos para el
tratamiento de la obesidad severa. Actualmente, la cirugía bariátrica es el único
tratamiento efectivo para alcanzar una pérdida de peso importante y sostenida
en el tiempo. Las técnicas de cirugía bariátrica se dividen en técnicas
restrictivas, mixtas y malabsortivas en función de los cambios a nivel del tracto
gastrointestinal y de su impacto en la nutrición.
Las más utilizadas actualmente son:
Gastrectomía
tubular
(restrictiva):
Consiste
en
eliminar,
aproximadamente, el 80% del estómago por lo que el 20% sobrante
adquiere una forma tubular (parecido a una banana). Entre los
mecanismos postulados de pérdida de peso de esta técnica están: la
disminución significativa de la ingesta de alimentos que se pueden
consumir (y, por lo tanto, calorías) al reducir el volumen (capacidad) del
estómago y el efecto que tiene la cirugía sobre las hormonas
gastrointestinales que impactan en una serie de factores que incluyen el
hambre y la saciedad.
Bypass gástrico (mixta): Considerado el “gold estándar” de la cirugía
bariátrica. La configuración de esta técnica es altamente efectiva ya que
incluye un componente restrictivo con limitación de la ingesta oral y
malabsortivo con limitación de la absorción calórica.
Cruce duodenal o derivación bilio-pancreática (mixta, pero con
predominio del componente malabsortivo): Consiste en realizar, por
un lado, una gastrectomía tubular y, por otro lado, un bypass biliopancreático mediante el cual las secreciones digestivas se derivan al final
del intestino delgado (100 cm) lo que altera de manera importante la
absorción de los alimentos. Al ser una técnica más malabsortiva se
consigue una pérdida de peso mayor comparado con las dos técnicas
previas, pero también puede tener más riesgo de complicaciones como
diarrea, deficiencias nutricionales y desnutrición proteico-calórica.
CONSECUENCIAS / COMPLICACIONES FÍSICAS Y BIOLÓGICAS DE LA
OBESIDAD
A nivel endocrinológico las enfermedades más frecuentes asociadas a
la obesidad son la intolerancia a los hidratos de carbono y la diabetes tipo
2. También forma parte del síndrome de ovario poliquístico, se asocia a la
infertilidad y a complicaciones durante el embarazo y parto.
A nivel del aparato circulatorio la obesidad se asocia con hipertensión
arterial, dislipemia, cardiopatía isquémica, insuficiencia cardíaca e
insuficiencia venosa.
A nivel gastrointestinal se asocia con enfermedad por reflujo
gastroesofágico y con colelitiasis.
A nivel neurológico con accidentes cerebrovasculares, demencia e
hipertensión endocraneana.
A nivel dermatológico se asocia con acantosis nigricans (la piel se
engruesa u oscurece), intertrigo (enfermedad de los pliegues de la piel por
fricción o rozamiento), celulitis e hirsutismo.
A nivel respiratorio con el síndrome de apnea del sueño y con problemas
respiratorios durante la inducción de la anestesia.
A nivel urológico y nefrológico se asocia con incontinencia urinaria,
insuficiencia renal crónica, hipogonadismo y disfunción eréctil.
A nivel osteoarticular se asocia con dolor de espalda, dolor articular y
gota.
Varios tipos de cáncer: cáncer de mama, de endometrio, de ovario, de
riñón, cáncer de páncreas, cáncer de esófago y cáncer de colon y recto.
A nivel psiquiátrico se asocia con trastorno depresivo, trastorno de
ansiedad y trastorno de conducta alimentaria.
Afecta la calidad de vida, puede provocar problemas de autoestima y de
estigmatización social.
PROBLEMAS Y TRANSTORNOS PSICOLÓGICOS DERIVADOS DE LA
OBESIDAD
Falta de motivación: En muchos casos de Obesidad y Sobrepeso, el
paciente reconoce y es consciente de que tiene una enfermedad grave y
que ésta le ocasiona otros problemas de salud, sin embargo, no encuentra
la motivación suficiente para llevar a cabo un programa de
adelgazamiento saludable compuesto por tratamiento médico, nutricional
y deportivo.
Frustración: La falta de motivación lleva al paciente obeso a
experimentar sentimientos intensos de frustración debido a la escasez de
recompensas después del esfuerzo realizado.
Ansiedad: La ansiedad en el paciente obeso puede producirse por
distintas causas y mantenerse en distintos grados según las
características personales de cada paciente. Una causa común de
ansiedad en los pacientes con Sobrepeso y Obesidad suele ser
precisamente, lo que provoca que tengan exceso de peso, es decir, en
muchos casos, los pacientes obesos comen para calmar la ansiedad que
sufren debido a otras causas (estrés laboral, problemas o cargas
familiares…), e intentan remediarla comiendo lo primero que les apetece
y a cualquier hora, es decir, abusan del picoteo.
Baja autoestima y aislamiento social: La baja autoestima es un rasgo
muy común que podemos encontrar en los pacientes obesos o con
sobrepeso porque en la mayoría de los casos, los pacientes manifiestan
no sentirse en sintonía con su cuerpo. Las causas de la baja autoestima
en pacientes obesos son distintas, y se producen por el cúmulo de
situaciones con las que conviven día a día como por ejemplo notar que no
pueden comprar la ropa que les gustaría porque en los comercios no
disponen de tallas para su peso, la imposibilidad de realizar ciertas tareas
o distintos tipos de deportes, las mofas por parte de compañeros,
familiares o amigos respecto a su tamaño, y así múltiples situaciones que
el paciente obeso va guardando en su personalidad.
Trastornos del ánimo: Aunque menos frecuente, también existe la
posibilidad que el paciente obeso (ya sea niño o adulto), presente
síntomas de trastornos del ánimo como depresión o distimia. En estos
casos, el paciente vive inmerso en un sentimiento de desánimo o tristeza
profundo debido a la acumulación de pensamientos negativos respecto a
su figura o su personalidad, la baja autoestima o incluso sentimientos de
vergüenza o culpa.
OBESIDAD A NIVEL SOCIAL
Factores sociales predisponentes de la obesidad
Desarrollo tecnológico alimentario: A partir del siglo XIX aparecieron
productos con alto contenido de grasas y glúcidos identificados por su
exquisito sabor (confituras, pastas, helados, alimentos fritos
industrialmente, etc.) con abuso de compuestos aditivos que también
crean daño toxicológico, este grupo de alimentos toma un lugar
preferencial en cualquier selección del menú. Además, la alimentación
dejó de ser solamente una necesidad vital para convertirse en un medio
de amplio disfrute, de expresión de valores sociales y económicos, piedra
angular de las relaciones públicas y de uno de los pocos placeres
residuales del sujeto envejecido. El desarrollo del proceso tecnológico en
su afán de satisfacer la demanda alimentaria, tanto en calidad, facilidades
de transporte y rapidez de preparación, crean concentraciones de
nutrientes de manera desproporcionada al metabolismo humano y ello
acumula grasa. Los métodos de conservación como son el
congelamiento, la deshidratación y la salazón provocan pérdidas de las
cualidades nutritivas y nocividad por intermedio de los aditamentos.
Concepto de belleza: Aquí nos referimos a los estereotipos
inalcanzables que nos presentan que forman en nosotros un sentimiento
de mediocridad provocando que algunas personas, al ver inalcanzable
esa figura, no se preocupen y crean que no vale la pena ser saludables o
esforzarse por algo imposible.
Desarrollo industrial como fuente de sedentarismo: El desarrollo
tecnológico ha traído consigo notable reducción del esfuerzo muscular,
cada día el hombre es más productivo debido al apoyo científico y la
eficiencia va a estar relacionada con mayores resultados mediante
menores esfuerzos.
OBESIDAD A NIVEL ECONÓMICO
La relación entre la economía y la obesidad se manifiesta en una sociedad de
dos formas principalmente: los aspectos económicos como causales de la
obesidad y ésta, como limitante o deformante del desarrollo económico de la
sociedad en sí.
En una sociedad, con un abastecimiento de alimentos suficientes para toda su
población, que tiene poder adquisitivo suficiente para acceder a los mismos, se
puede presentar la obesidad si estas condiciones coinciden con la falta de
conocimientos o cuidados en la calidad de la alimentación. En las actuales
condiciones de las comunicaciones y la comercialización globalizadas, es muy
fácil que los suministros de productos alimenticios tengan como característica
frecuente la oferta de alimentos con un “gancho” atractivo, aunque contenga
altas concentraciones de azúcares refinadas y grasas saturadas que facilitan la
obesidad. Estos tipos de alimentos son ofertados en grandes cantidades y
comercializados ampliamente, son llamados “chatarra” que de manera
lamentable han sustituido, en gran medida, a alimentos de mayor valor
nutricional como las frutas y vegetales.
A esta situación marcada fundamentalmente por el desarrollo económico en su
relación con el suministro de alimentos, se unen las influencias negativas de
estilos de vida que facilitan la existencia de la obesidad. La economía de una
sociedad, también influye en la aparición y desarrollo de la obesidad por los
estilos de vida que imponen sus principales actividades, tanto educacionales y
recreativas. El ritmo acelerado que impone una economía desarrollada,
implica frecuentemente descuidar la alimentación, como por ejemplo dejar el
hábito de desayunar, no comen en familia y ser alimentados con las llamadas
comidas rápidas que tienen altos contenidos de azúcares refinados, grasas
saturadas y escaso valor antioxidante.
ESTILOS DE VIDA NOCIVOS (HÁBITOS Y CONDUCTAS) DE LA
OBESIDAD
Comenzar la jornada sin desayunar: Gran error de muchas personas,
ya que el desayuno es una de las comidas más importantes del día. Esta
primera ingesta es la que nos aporta la energía para afrontar nuestras
actividades, luego del ayuno nocturno. Es más que sabido que aquellas
personas que no desayunan, tienen sensación de hambre durante la
mañana, cayendo así en picoteos innecesarios, para luego comer al
mediodía una comida excesiva y abundante.
Varios estudios han demostrado que la mayoría de los obesos o personas
con sobrepeso no desayunan.
El picar entre comidas: Este es un mal hábito, que genera siempre
aumento de peso, y junto con ello, puede ser el origen de algunos
trastornos en la conducta alimentaria, como la bulimia, atracones de
ansiedad, etc. Generalmente los alimentos elegidos suelen ser grasos e
hipercalóricos. Raramente se elige algún vegetal o fruta (sería lo ideal).
Saltarse las comidas: Mala costumbre, generalmente relacionada con la
anterior. Al saltarse alguna de las comidas, se cae en el picoteo, o en
comer de manera abundante en la próxima comida principal.
Tomar bebidas alcohólicas: Muchas veces tomamos alguna bebida
alcohólica para calmar la sed, sin darnos cuenta la cantidad de calorías
que ellas nos aportan. Sus calorías dependen de la graduación alcohólica
(gramos de alcohol cada 100cc). Un gramo de alcohol aporta 7 calorías.
Por ello, una copa puede llegar a tener tanta energía como cualquier
alimento sólido.
Incluir diariamente alimentos ricos en grasas y azúcares: Estos
alimentos son en su mayoría hipercalóricos, con alta densidad calórica,
en otras palabras, son aquellos que en poco volumen aportan mucha
energía. Por ejemplo, los quesos, embutidos, bollería, helados, pasteles,
fritos, mayonesas, frutos secos (en cantidad). Este tipo de alimentos,
deben consumirse de manera ocasional, pero no a diario.
Comprar alimentos hipercalóricos y que inducen a seguir comiendo
(ansiedad): Este es el caso de snacks, patatas fritas, cacahuetes, frutos
secos fritos y salados, pipas, chocolates, bombones, galletas dulces, etc.
Este tipo de alimentos son peligrosos debido a que aumentan el apetito
en el momento que se comienza a ingerirlos, y las calorías ingeridas son
demasiadas en poco volumen o cantidad.
Comprar y almacenar alimentos o productos innecesarios: Si
almacenamos alimentos en exceso seguramente también comeremos de
más, y será difícil escapar de las tentaciones.
Consumir alimentos diet, light, o saludables en exceso: La mayoría
de las personas cree que, si un producto tiene estas características, puede
comer mucha cantidad sin que engorde. Pero esto es una falsa creencia,
ya que algunos de ellos sí tienen la mitad de calorías, pero muchos otros
tienen cambiado o sustituido alguno de sus nutrientes, pero la cantidad de
calorías es igual o superior.
Tener una vida sedentaria: Pasar muchas horas sentado, frente al
televisor, el ordenador o videoconsolas, hace que gastemos muy pocas
calorías. Contrariamente, lo que se debe hacer, es reforzar la actividad
física, es decir practicar algún ejercicio de manera moderada y con
regularidad.
Déficit de frutas y verduras: Los productos vegetales son fundamentales
si se pretende mantener unos hábitos de alimentación saludables. Sin
embargo, a muchas personas no les atraen las verduras y las frutas, cuyos
nutrientes no son fáciles de compensar mediante el consumo de otros
tipos de comida. El déficit de vitaminas y otros compuestos presentes en
estos alimentos es un serio problema.
Comer fuera de casa: Con frecuencia, cuando comemos fuera de casa
escogemos alimentos menos saludables que los que emplearíamos al
cocinar nuestros propios alimentos.
La alimentación emocional: El concepto “alimentación emocional” hace
referencia a comportamientos que consisten en responder a la presencia
de emociones negativas como la tristeza y la ansiedad con el consumo de
alimentos, generalmente poco saludables y a modo de atracón.
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