S oy obeso y ya no sé qué hacer, he intentado todas las dietas y métodos para bajar de peso, pero en un par de meses vuelvo a subir porque no tengo fuerza de voluntad. Las rodillas me duelen y me agito mucho cuando subo las escaleras o camino más de una cuadra; duermo mal, tengo hipertensión y siento que mi problema, como mi peso, cada vez es más severo. Posiblemente este discurso le resulte conocido, y es que las ocupaciones, el estrés, la enorme oferta de alimentos chatarra, los problemas de rutina, la depresión y mil circunstancias más, nos dificultan tomar medidas para mejorar nuestra salud. Lamentablemente, esto ha dado como resultado que cada vez aparezcan más casos de obesidad severa y mórbida (pesos mayores a 100 y 130 kilos, respectivamente) entre la población mexicana. Precisamente para salvar la vida de aquellos enfermos que presentan una obesidad de alto riesgo, fue creada la cirugía bariátrica 28 • Sn en 1954, por médicos de la Universidad de Minneapolis. Dicha operación -en la que se unían la primera y la última parte del intestino para evitar la absorción del alimento- fue tan exitosa que se practicó a más de 6,000 pacientes. Sin embargo, muchos de los operados presentaron problemas en el hígado, piedras en los riñones y otras secuelas, por lo que dicha técnica fue abandonada. Hasta 1966, el Doctor Mason realizó la primera derivación gástrica -precursora del by pass- en Iowa. “Durante mucho tiempo esa operación fue prácticamente la única que se hacía, y con excelentes resultados. Yo comencé a practicarla en México en los años setenta”, comenta el Médico Cirujano Rafael Álvarez, Fundador y Presidente Honorario del Colegio Mexicano de Cirugía de la Obesidad y Enfermedades Metabólicas, A.C. y Director de la Clínica de Control de Peso y Tratamiento Quirúrgico de la Obesidad, de la Ciudad de México.