Subido por Eliana Rivera Ulloa

Neuropsicología Profesional I Las principales estructuras cerebrales relacionadas con la motricidad

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Las principales estructuras
cerebrales relacionadas con
la motricidad
Bases de las neurociencias
CONTENIDO
1. Objetivos.
2. La psicomotricidad.
3. Bases neuronales de la motricidad.
4. Problemas motores en el desarrollo.
5. Problemas motores adquiridos.
6. Resumen.
7. Bibliografía.
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relacionadas con la motricidad
Objetivos
• Conocer la psicomotricidad.
• Descubrir que las bases neuronales de la
motricidad.
• Explorar los problemas del desarrollo motor.
• Diferenciar los problemas motores adquiridos.
La psicomotricidad
Desde los orígenes de la biología, se estimaba que
aquello que diferenciaba a un ser vivo de otro inerte era
precisamente su capacidad de movimiento, algo que
se ha ido haciendo cada vez más complejo, desde los
primeros seres vivos hasta la actualidad.
Movimientos que ya pueden “sentirse” antes del
nacimiento, debido a las “patadas” que sobresalen en el
vientre materno cuando estas se producen, y que va a ir
perfeccionándose con la práctica, siendo la velocidad de
movimiento un elemento empleado para determinar la
“edad” de la persona, existiendo una curva ascendente
en cuanto a la velocidad de ejecución desde la infancia
hasta la adolescencia, manteniéndose por unos breves
años antes de empezar a decrecer, acelerándose
dicha “caída” a medida que se envejece o aparecen las
enfermedades.
Esto es debido tanto por un efecto físico de la evolución
de los músculos como neuronal, ya que es el sistema
nervioso central desde donde se controla la motricidad
gruesa y fina, la primera permite realizar “grandes”
movimientos, como caminar o recoger objetos del
suelo, mientras que la segunda, la motricidad fina,
hace referencia a la ejecución minuciosa y detallista de
movimientos, como por ejemplo al escribir a mano.
Pero si bien hasta ahora se ha hablado de movimiento
en sentido amplio, este se puede clasificar en:
• Reflejos, patrones involuntarios y coordinados
de músculos asociados a una respuesta una
estimulación ambiental, a su vez estos se pueden
dividir en:
- Reflejos medulares, que incluye el reflejo
miotático (estira el músculo) y el reflejo de
flexión-retirada (contrae el músculo).
- Reflejos vestibulares, que incluye los oculares
(regula y mantiene la imagen estable en la retina)
y los espinales (mantiene la postura).
- Rítmicos, donde se desencadena patrones
estereotipados causados por un estímulo
externo o iniciado espontáneamente.
- Voluntarios, que son aquellos que se realizan con
un objetivo y que mejoran con la experiencia y el
aprendizaje.
El aprendizaje motor es el proceso por el cual se
va adquiriendo o modificando conductas motoras,
perfeccionándolas y “depurándolas” con la práctica.
Aprendizaje en el que se va a ver implicado otros
procesos cognitivos como la atención, la percepción
o la memoria. A nivel neuronal se producen nuevas
conexiones neuronales y el reforzamiento de las
existentes, además de una mayor interconexión entre
las áreas implicadas, mejorando así el rendimiento.
Una situación, la del control motor que se va “perdiendo”
con la edad, pero que en ocasiones puede verse
deteriorado drásticamente hasta el punto que el paciente
acabe en silla de ruedas, incapaz de mantenerse en pie
por sí mismo, como sucede en el caso de la enfermedad
de Párkinson.
Cuyos primeros problemas musculares, en ocasiones
se confunden los con los propios de la edad, cuando
se presenta en personas de avanzada edad, además
a la sintomatología propia de la enfermedad se ha de
sumar las dificultades asociadas al envejecimiento. Tal
es así que se estima que el 25% de los pacientes con la
enfermedad de Párkinson muestran además deterioro
cognitivo leve por causas de la edad, síntomas que va a
ir en detrimento de la calidad de vida del paciente.
Deterioro que en la población anciana suele mejorar
con la rehabilitación oportuna, pero que en el caso del
Párkinson se suele tener poco en cuenta, centrado
casi en exclusiva en atender los síntomas más graves
de esta enfermedad como son los temblores, rigidez
o inestabilidad postural entre otros, es decir, en los
síntomas motores.
El problema es que se ha observado cómo el deterioro
cognitivo leve lleva asociado en algunos casos
síntomas como la inestabilidad postural, el cual puede
ser confundido con uno propio del Párkinson, entonces
¿Se puede mejorar el Párkinson con rehabilitación para
el anciano?
Esto es lo que ha tratado de averiguarse con una
investigación realizada por el Departamento de
Ingeniería Biomédica, junto con el Departamento de
Neurología y el Departamento de Medicina, Universidad
de Emory; el Instituto Tecnológico de Georgia y el Centro
de Rehabilitación Cognitiva y Visual Atlanta VA RR&D
(EE.UU.) cuyos resultados han sido publicados en abril
del 2017 en el 2017 en la revista científica BioRxiv.
En el estudio participaron ciento dieciséis adultos con
edades por encima de los 66 años, de los cuales el 57%
eran mujeres.
Cuarenta y dos de los cuales padecían la enfermedad de
Párkinson perteneciendo el resto al grupo control, todos
ellos sin sintomatología propia de la demencia para
lo cual se les evaluó mediante el Montreal Cognitive
Assessment (MoCA).
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relacionadas con la motricidad
A todos se les registró variables sociodemográficas
como la edad, sexo, años de educación, índice de masa
corporal, problemas asociados y medicamentos que
tomaban; igualmente se evaluó su nivel de independencia
a través del Ability to perform Activities of Daily Living
(ADLs); la presencia de sintomatología depresiva
mediante el Beck Depression Inventory-II (BDI-II); la
calidad de vida y el miedo a caídas mediante escala tipo
Likert. En el caso de los participantes con Párkinson
además se evaluó en qué fase de la enfermedad se
encontraban a través del Unified Parkinson’s Disease
Rating Scale (UPDRS-III).
La intervención en rehabilitación se realizó mediante la
práctica del baile adaptado a la edad de los participantes,
en concreto en este estudio se empleó el tango.
Los resultados evidencian que a mayor edad menores
habilidades cognitivas tanto en pacientes con o sin la
enfermedad de Párkinson. No existiendo diferencias
significativas en las habilidades cognitivas antes y
después de la intervención mediante la práctica del baile.
Lo que indicaría que la intervención en ancianos,
tengan o no la enfermedad de Parkinson va a mostrar
efectos limitados en la recuperación de las habilidades
cognitivas, al menos con una intervención basada en el
baile; aspecto que por otra parte podría haber ayudado
en cuanto a coordinación, pérdida de miedo a la caída
y control muscular por parte de los pacientes con
Párkinson, algo que no fue evaluado en este estudio.
Aún con estos resultados, la idea original del estudio,
intervenir sobre los efectos de la edad como forma
de contrarrestar los problemas que esta provoca en
el Párkinson era buena. Quizás habrá que buscar otro
método de intervención, más de corte individual como
el aplicado desde el neurodesarrollo, para ver estos
efectos esperables y con ello mejorar de forma indirecta
la calidad de vida de los pacientes de Párkinson.
Bases neuronales de la
motricidad
La estructura fundamental en el control motor, sin
duda es la corteza motora primaria, desde donde se
controla los músculos implicados, la fuerza ejercida
y la trayectoria de los mismos, en donde existe una
representación del mapa motor (Homúnculo de Penfield)
de forma que si se estimula a nivel cerebral una sección
esto generará una activación en los grupos musculares
correspondientes; para lo cual el pequeño en formación
debe de “practicar” sus movimientos, desarrollando así
la capacidad de coordinación, de control de movimientos
gruesos y finos.
La corteza premotora y el surco cingular, por su parte
controlan los movimientos en contextos muy concretos.
Recibiendo ambos aferencias de la corteza prefrontal y
parietal, los ganglios basales y el cerebelo.
El movimiento está determinado por el sistema efector,
encargado de dar “respuesta” a las demandas externas,
la cual puede ser voluntaria o involuntaria, la primera de
las cuales se puede dividir a su vez en sistema piramidal
y extra piramidal.
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El primero, el sistema piramidal se fundamenta en la
corteza motora primaria, la cual guarda una estructura
tópicamente, con una relación estrecha punto a punto
anatómicamente. Esta región se conecta pasando por
el tronco cerebral con la médula espinal mediante unos
fascículos, que conectan con las motoneuronas alfa,
responsables del control de la musculatura voluntaria.
El sistema extra piramidal por su parte se encarga
del control “involuntario” de la musculatura, además
cumple funciones de coordinación influyendo sobre
la fuerza del movimiento, localizado en los ganglios
basales, en concreto el núcleo caudado, el núcleo
lenticular, el tálamo, la sustancia negra, el núcleo rojo
y el núcleo subtalámico van a participar en el control
muscular, cuyos axones se dirigen a la médula espinal
controlando las motoneuronas gamma, responsables
de la contracción de los husos musculares y a su vez a
las motoneuronas alfa.
El cerebro por su parte participa en el aprendizaje motor,
además está asociado al equilibrio, la postura y la
coordinación de movimientos de precisión.
El sistema efector se puede dividir en cuatro, teniendo
cada uno seis opciones de movimiento, en el plano
sagital, flexión y extensión; en plano transversal,
rotación derecha e izquierda y en cabeza, cuello y
tronco: plano frontal, derecha e izquierda; mientras que
en los miembros superiores e inferiores: plano frontal,
abducción y aducción.
Hay que tener en cuenta que un único movimiento, de
estiramiento y flexión no va a tener ningún sentido sino
en conjunto y coordinado con otros, ya sea empleando
patrones voluntarios o involuntarios de grupos
musculares (praxicones), permitiendo por ejemplo
caminar o coger un objeto con la mano.
Se denomina habilidad motora a la capacidad de lograr
un objetivo involucrando a los músculos necesarios para
dicho desempeño, con el mejor rendimiento, empleando
la menor cantidad de energía, proceso que se aprende
y automatiza con la práctica, facilitado a través de las
técnicas deportivas.
Estas habilidades motoras se pueden clasificar en
abiertas y cerradas, basado en un ambiente más o
menos cambiante al que responder adecuadamente
ajustando los grupos musculares para dar la respuesta
más efectiva.
Problemas motores en el
desarrollo
Buena parte del desarrollo motor está determinado
genéticamente, o al menos sus bases, siendo
“responsable” la persona de su desarrollo posterior,
para lo cual ha de ejercitarlos y practicar.
En ocasiones se producen problemas de desarrollo,
trastornos o enfermedades que pueden incidir en el
normal desarrollo de los músculos, impidiendo el normal
desarrollo de los mismos y limitando su potencialidad.
En otras ocasiones, los músculos se desarrollando
adecuadamente, pero se producen “fallos” a nivel
cognitivo o neurológico que impiden el desarrolla de
su control, mostrándose limitado en sus habilidades
motoras, a pesar de que tiene la misma potencialidad
de cualquier otra persona de su edad.
Los pequeños desarrollan sus habilidades jugando con
otros niños, pero cuando existe un problema motor esto
puede traer consecuencias como en el caso del autismo.
El trastorno del espectro autista, tal y como se denomina
actualmente, abarca tanto al autismo como al Síndrome
de Asperger, está caracterizado por un importante retraso
en el desarrollo de habilidades sociales, y lingüística, en
comparación con los pequeños de su misma edad.
Este retraso hace que los demás no quieran jugar con el
pequeño con el trastorno del espectro autista, lo que le
puede llevar a una situación de aislamiento, lo que a su
vez va a repercutir en un menor desarrollo de habilidades
sociales, ya que no ha tenido el medio adecuado ni la
estimulación precisa para poder ir desarrollándose
como los demás.
Si hasta ahora se ha considerado que todos estos
retrasos en el desarrollo de habilidades obedecían
la misma causa, al trastorno del espectro autista,
sin tener en cuenta que a lo mejor alguna de ella es
requisito necesario para desarrollar otras, ahora se
está empezando a conocer que existen habilidad llave o
puente, que no necesarias desarrollar previamente para
el normal desarrollo de otras.
Tal es el caso del desarrollo psicomotor, aspecto
escasamente evaluado y tenido en cuenta en este
trastorno, debido a que existen otros retrasos más
llamativos y preocupantes como es el del lenguaje.
El desarrollo motor sería una de estas habilidades llave
o puente, ya que su falta de desarrollo es algo que sin
duda va a repercutir muy negativamente en la forma de
interactuar con sus iguales, tan necesario para poder
desarrollar las habilidades sociales que le equiparen
con el resto, pero ¿Se produce realmente un retraso
motor en los niños que tienen un trastorno del espectro
autista?
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Esto es precisamente lo que han tratado de averiguar
investigadores de la Universidad Estatal de Texas
(EEUU) junto con la Universidad Fayoum (Egipto) cuyos
resultados han sido publicados en el 2014 en la revista
científica Journal of Child and Adolescent Behavior.
Para ello compararon la ejecución de 21 niños
diagnosticado con trastorno del espectro autista con
otros 21 de similares características.
A todos ellos se les pasó un test estandarizado sobre la
motricidad gruesa recomendado a pequeños entre 5 y 10
años denominado Test of Gross Motor Development-2
(TGMD-2).
Los resultados informan de una ejecución menor entre
los pequeños afectados con el trastorno del espectro
autista frente al grupo de comparación. Mostrando los
primeros pobres resultados en el sesenta por ciento de
los caso y muy pobre los restantes. Mostrándose con
peor ejecución tanto en las tareas locomotoras como en
las habilidades de control motor.
Capacidades que para esas edades son fundamentales
para un desarrollo social normal, en donde se comparten
juegos, corriendo, viéndose estos pequeños con el
diagnostico de trastorno del espectro autista reducido
en sus posibilidades de interacción, lo que puede
explicar el retraso social que mostrará a edades más
avanzadas.
Tal y como indican los autores del estudio esta aportación
es fundamental para educadores y terapeutas, ya que
pone de relieve un área de intervención que había sido
poco atendida, a pesar de la importancia en el desarrollo
social del pequeño ya comentado.
A pesar de que el número de participantes con trastorno
del espectro autista es limitado, los resultados nos
permiten acercarnos a unas habilidades llave o
puente que hacen necesario su conocimiento para
establecer planes de intervención específicos para
estas habilidades, ya que un buen desarrollo en estas
permite mejorar indirectamente otras habilidades tan
importantes como las sociales.
Problemas motores
adquiridos
La distonía neurocirculatoria, es la modificación
del correcto “uso” de la musculatura por parte del
organismo. Un ejemplo de ésta modificación, es cuando
hemos realizado ejercicios sin el calentamiento previo
oportuno, es frecuente, que durante las horas siguientes
sintamos calambres. Igualmente, el ejercicio excesivo de
un grupo de músculos, puede hacer que temporalmente
éstos queden “flojos” y flácidos, recuperando su “tono”
muscular pasadas unas horas.
La musculatura repartida por todo el cuerpo, permite
a la persona realizar los movimientos gracias a su
capacidad de contracción y relajación de los tejidos
blancos que lo componen. Todo ello “guiado” desde
el sistema nervioso central, quien da las órdenes que
permiten realizar los movimientos de forma coordinada.
Nada más que hay que pensar en todos los grupos de
músculos implicados en el andar, y que sin un “plan”
establecido, sería dificultoso e incluso imposible poder
hacerlo tan “armoniosamente”.
Cuando esta distonía es crónica, se denomina síndrome
distónico, en donde se ve alterado la tonalidad de la
musculatura, ya sea total o parcialmente, normalmente
asociado a causas genéticas o por un traumatismo
craneoencefálico, lo que se puede expresar con pérdida
de fuerza en los músculos, calambres, espasmos
involuntarios, temblores, y descoordinación de los
movimientos, acompañados en algunos casos de dolor.
Además de los signos, entre los síntomas está la
inquietud por sus movimientos, tratando de ocultar sus
manos y pies, carraspeo frecuente, debido al cambio
de tonalidad de la voz, todo lo cual va a conllevar
agotamiento físico y psicológico, dificultades para
concentrarse, alteraciones del estado de ánimo debido
a esa sensación de falta de control de su propio cuerpo,
problemas digestivos y alteraciones del sueño, lo que en
algunos casos le conduce a la depresión.
Síntomas parecidos a los que expresan los pacientes,
con síndrome de Tourette también denominado de
tics crónicos, donde se dan también signos motores
involuntarios expresados a modo de tics, que producidos
crónicamente van a interferir en el normal desarrollo
de la vida social, ya que suelen estar asociados a
la coprolalia, que es la emisión de “tacos”, palabras
obscenas y socialmente inadecuadas, causadas por su
falta de control.
Como vemos, una alteración en nuestro tono muscular,
va a ser también indicativo de que algo no va bien
dentro de nuestro organismo, ya sea a nivel neurológico
o medular, relacionado normalmente con el sistema
nervioso; cuando éste se “deteriora” por alguna
enfermedad neurológica puede producir enfermedades
como la de Parkinson o la corea de Huntington también
denominado Bailes de San Vito.
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Un estudio realizado por la Universidad de Leicester
cuyos resultados han sido publicados en 2013 en la
revista científica Science Translational Medicine, donde
se afirma que ha dado un paso decisivo contra las
enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o
el Parkinson.
El equipo de investigación encontró hace tiempo que
las células neuronales morían precipitadamente al
acumularse una determinada proteína, a partir de ahí
han diseñado una nueva “droga” que bloquea dicha
proteína, proporcionando mayor vida a las neuronas.
Aunque la investigación que todavía se encuentra en
fase de experimentación con animales, ha mostrado
resultados positivos a nivel neuronal, aunque con ciertos
efectos secundarios al dañar el páncreas, debidos a la
toxicidad de la droga.
Todo ello abre una puerta a la esperanza ante unas
enfermedades que hasta ahora existían limitadas
opciones a nivel farmacológico, siendo en todo caso
necesario la reeducación funcional de las capacidades
“perdidas” por parte de los pacientes, de forma que
se puedan compensar las habilidades afectadas con
nuevas estrategias.
Aunque se trata de un avance incipiente, del que todavía
hay que esperar un largo camino de experimentación
antes de convertirse en un fármaco disponible para
pacientes afectados por demencias y otras patologías
neurodegenerativas que cada vez afecta a más población,
debido principalmente a causas demográficas por el
creciente envejecimiento de la población debido al
aumento de la esperanza de vida.
Resumen
En este tema se introduce los aspectos relativos a
la musculatura, describiendo sus bases biológicas,
y las conexiones con el control neuronal, igualmente
se abordan los problemas derivados de la falta de
desarrollo muscular adecuado y de la pérdida de su
control durante la vida adulta.
Bibliografía
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