busca que el trabajador sea un socio y no un ejecutor silencioso; que no sea un simple instrumento de producción al que no se le reconoce lo suficiente su dignidad de persona humana, ni se le da la facilidad para ejercer su responsabilidad, expresar su iniciativa y perfeccionarse a sí mismo. cipio, aunque se informe con la más estricta verdad y trans- parencia, habrá mucha incredulidad por parte de las mayorías. Las personas con prejuicios —no gratuitos, por cierto— tardarán en convencerse de la sinceridad del proceso de participación que se plantea y en confiar en él. Sin embargo, cuando esto ¿e consigue se abre todo un nuevo mundo de cooperación que se opone pof completo a la mal llamada lucha de clases o relación de contrarios. La maravilla de esta primera etapa de la participación es que transforma las actitudes neutras o negativas del trabajador en receptivas y de confianza. Al lograr este cambio de actitudes se cor^igue también que los trabajadores se involucren y anhelen trabajar hacia un objetivo común.Todo esto deberá olarse respe- tando las condiciones necesarias; ya que si el trabajador descubre que se le mintió en algo o que se le ocultó alguna información se perderá todo lo ganado