Subido por Francisco Agamez

Marco teórico

Anuncio
La inclusión educativa. Una necesidad latente.
Durante mucho tiempo la exclusión ha condenado la vida de muchas personas
con el tema de la discriminación, desarrollando profundas crisis de deudas
sociales que han ido postergándose a lo largo del tiempo. Es así que se tiene una
historia larga desenfocada de la realidad que se vive sobre la exclusión social y
educativa. En este sentido los esfuerzos se están haciendo son cambios producto
de la insistencia de algunos sectores más que todo en la educación superior; los
cuales con pequeños logros enfocados en la parte práctica propios de los
lineamientos de la institución. Sin embargo, de esta manera se desarrollan
programas puntales sin ir más allá hacia un conducto legal, que en definitiva es lo
más próximo a una solución de fondo. Ya hace tiempo se está hablando de
inclusión sin embargo los esfuerzos apenas se inician.
Bajo este argumento, Pearpoint y Forest (1999) mencionado por Ríos (2009 a)
“La inclusión es más que un método, una filosofía o un programa de investigación.
Es una forma de vivir. Tiene que ver con el “vivir juntos”, con la “acogida al
extraño” y con volver a ser todos uno. Se cree simplemente que la inclusión es
una forma mejor de vivir. Es lo opuesto a la segregación y el apartheid. La
“inclusión” determina
dónde
vivimos,
recibimos
educación,
trabajamos
y
jugamos. Tiene que ver con el cambio de nuestros corazones y valores” (p. )
La inclusión comprende varios campos uno de los grandes retos son las
discapacidades físicas, aunque se ha avanzado bastante en el derecho al trabajo,
a la educación, a la inclusión en sistemas de transporte y otras mejoras que hacen
del discapacitado una persona útil y con todos los derechos de igualdad todavía
hacen falta hechos reales uno de ellos son las adecuaciones de los centros
educativos.
Según lo expuesto por
Ríos. (2009b). “La escuela inclusiva es un modo de
concebir la educación y la función social del centro escolar, desde un
planteamiento comunitario, que lleva implícito su transformación y la de su
contexto para adecuar y mejorar la respuesta educativa a la diversidad,
reconociéndola y no asimilándola” (p.2).
También es importante la visión y la misión de las instituciones donde el cambio
real para su implementación es el currículum ya producto de un estudio que diga
que necesidades inclusivas se tienen y cuáles son esas barreras que impiden un
desarrollo inclusivo se debe tener en cuenta como rasgo principal la cultura y la
diversidad tratando de evitar cualquier forma de segregación y que sea incluyente.
Así se habla de los inicios de la inclusión educativa donde se daban los primeros
pasos se hablaba de integración educativa pero ya tenía los avances que faltaban
de años atrás. Fue mencionado como:
“La extensión al plano educativo del principio de normalización concluyó en la
propuesta de “integración educativa”, que consagró de forma definitiva el Informe
Warnock en 1978. En él se señalan los principios básicos que sustentaban este
derecho Los fines de la educación son los mismos para todos; las necesidades
educativas forman un continuo; la prestación educativa especial tiene un carácter
adicional o suplementario y no independiente y paralelo, como sucedía hasta
entonces” (López, 2009, p.3).
La evolución del problema de exclusión ha llegado hasta el término inclusión
educativa, comprometiendo a los gobiernos y todas sus instituciones a realizar el
cambio que necesitan para ser verdaderamente incluyentes y no integradores.
Bajo esta perspectiva poco a poco se ha ido
avanzando en los procesos de
inclusión educativa hasta integrar estos conceptos a la obligación de una mejor
vida para los discriminados en el tiempo; es de recordar que la exclusión parte de
un grupo grande de personas con muchas formas de discriminación por género,
sexo, raza, nacionalidad.
Un informe de la ONU (2018) revela algunos datos sobre la problemática de
discriminación por género: Las mujeres están por debajo de los hombres en todos
los indicadores de desarrollo sostenible, Unos 15 millones de niñas nunca
aprenderán a leer y a escribir y 300.000 mujeres mueren anualmente por causas
relacionadas al embarazo. En América Latina, hay 124 mujeres que viven en
extrema pobreza por cada 100 hombres y en Colombia, casi el 50% de mujeres en
hogares rurales no tienen acceso a la asistencia médica cuando van a dar a luz.
(p.1)
Así mismo la discriminación por sexo es quizás el tema más complicado, según
“Programas de Gobiernos Incluyentes
de agendas LGBTI P.3” la comunidad
LGTBI últimamente están logrando hacerse escuchar obtener derechos de
inclusión pero se deben traspasar las barreras de lo cultural donde hay pueblos
que se les hace difícil su convivencia. La constitución colombiana de 1991 al
plantear el voto programático hace que grupos minoritarios puedan aportar sus
ideas y sus peticiones uniéndose a otros grupos y lograr hacer de las decisiones
políticas una oportunidad
esta población que históricamente ha sido bastante
vulnerable.
Como una perspectiva de mejoramiento de otro grupo excluido son los
discapacitados se tiene el trabajo de López (2009, p.3) plantea que en los años 60
del pasado siglo XX los nórdicos N. B. Mikkelsen, Nirje y W. Wolfensberger
plantearan para las personas con retraso mental el principio de la “normalización”
como el derecho a que desarrollaran un tipo de vida tan normal como fuera
posible.
Se busca
que lograran desempeñarse como personas normales, la
mayoría de los países desarrollados han recorrido un camino un poco más justo
hacia la equidad para este tipo de personas. Aquí apareció el derecho igualitario
haciendo mención a la palabra inclusión para personas o alumnos con N.E.E.
(Necesidades educativas especiales) se puede considerar uno de los avances
más importantes en cuestión de inclusión ya que la persona discapacitada a
diferencia de otras discriminaciones es para siempre y lograr un trabajo digno, con
una familia digna y con una vejez digna se logra una verdadera inclusión. Hoy en
día son premiadas las empresas que brindan trabajo a los discapacitados físicos,
pueden ver hasta reflejadas rebajados en sus impuestos. El camino ha sido largo
pero las políticas de inclusión han ido mejorando década tras década hasta existir
claros derechos que dan al discapacitado una persona con una vida digna.
Otra gran problemática son las adecuaciones de las instalaciones educativas para
permitir la inclusión de las personas necesitadas, muchas veces se obligan a los
de LGTBI a entrar a un baño donde ellos no se sienten bien, es de pensar si se
habla de inclusión deben tener una condiciones inclusivas las cuales deben ser
determinadas. También adecuaciones para personas con discapacidad física ya
existen parámetros de inclusión para este tipo de discapacidades. Un grupo
especial de docentes formados para hacer del aula un sitio de inclusión en cuanto
a religión, nacionalidad, o cualquier otra condición puede ser una embarazada, o
cuando se tiene problemas de salud por ejemplo Epilepsia.
Si tenemos en cuenta lo expuesto por Booth & Ainscow (2002) citado por Torres
(2012), mencionan en su Guía para la evaluación y mejora de la educación el
cómo se genera un índice a partir de un proceso de auto-evaluación en los centros
educativos, basándose en tres factores: elaboración de políticas inclusivas,
desarrollar prácticas inclusivas y crear culturas inclusivas. En la parte donde indica
desarrollar prácticas inclusivas permite ver la necesidad de unas adecuaciones
escolares acorde con la práctica de la inclusión educativa.
Barreras de aprendizaje y necesidades educativas especiales
Los procesos de educación inclusiva implican determinar barreras de aprendizajes
y necesidades educativas especiales para ello ha influido el término de inclusión
como elemento fundamental en esta serie de procesos, que nos permita descubrir
cuál es la relación de estas mismas.
Es por ello que para Booth y Ainscow (2002)
La inclusión no tiene que ver sólo con el acceso de los alumnos y alumnas con
discapacidad a las escuelas comunes, sino con eliminar o minimizar las barreras
que limitan el aprendizaje y la participación de todo el alumnado. Muchos
estudiantes experimentan dificultades porque no se tienen en cuenta sus
diferencias en los procesos de enseñanza y aprendizaje. Los diversos grupos
sociales, etnias y culturas tienen normas, valores, creencias y comportamientos
distintos, que generalmente no forman parte de la cultura escolar, lo que puede
limitar sus posibilidades de aprendizaje y de participación, o conducir a la
exclusión y discriminación (p. 6)
Todas las personas tienen una habilidad o potencial para interactuar en diferentes
entornos o espacios que se encuentren, las escuelas deben apoyar, potencializar
y garantizar que esto se de al menos en el entorno educativo. En Colombia aún
existe la discriminación hacia las personas con capacidades especiales. La
inclusión en el contexto escolar ha tenido múltiples estudios investigativos que en
procura de explorar y estudiar su eficacia en la implementación ha desarrollado
diversas estrategias que permitan avanzar en su complejo mundo, dando
significado a los procesos mentales que intervienen en su organización,
manifestación y vinculación al sistema escolar.
A continuación, relaciono la percepción de Tony Booth y Mel Ainscow (2002), que
fundamenta teóricamente esta investigación y que es tomado como referente
conceptual por que hacen un aporte valioso que ayuda a enriquecer este estudio.
El término barreras para el aprendizaje y la participación se adopta en Índice el
lugar del de necesidades educativas especiales para hacer referencia a las
dificultades que experimenta cualquier alumno o alumna. Se considera que las
barreras al aprendizaje y la participación surgen de la interacción entre los
estudiantes y sus contextos; las personas, las políticas, las instituciones, las
culturas y las circunstancias sociales y económicas que afectan a sus vidas.”
“El término “alumnos con necesidades educativas especiales” se refiere a aquellos
que hayan sido identificados como tales en función de los criterios y normativas
establecidas en cada país. En muchos países, este concepto se utiliza como
sinónimo de discapacidad, en otros se considera también a aquellos alumnos que
sin tener una discapacidad presentan dificultades de aprendizaje que requieren
recursos y ayudas adicionales. En general, este término no se utiliza en el Index
ya que se adopta el de barreras al aprendizaje y la participación. Tan sólo se alude
a este concepto en algunas ocasiones, ya que los autores reconocen que es un
concepto ampliamente utilizado en los países, pero consideran que el hecho de
centrarse en las dificultades del colectivo de alumnos con necesidades educativas
especiales puede desviar la atención de las dificultades experimentadas por otros
alumnos y alumnas. (p. 8)
Gracias a los conceptos expuestos se evidencia la diferencia entre barreras de
aprendizaje y necesidades educativas especiales, en la cual en las barreras hay
dificultad en el entorno que rodea al estudiante y en las necesidades educativas
especiales es el individuo en sí, el que presenta la dificultad.
Índice de inclusión
De acuerdo con De Haro, Ayala & Del Rey (2020), la UNESCO (2016), defiende el
derecho de todo ser humano a recibir una Educación Inclusiva, lo que en la
actualidad demanda esfuerzos por
perseguir la igualdad desde la equidad y
ofrecer una educación de calidad para todos, inclusiva e intercultural. Tal como se
manifestó en la Declaración de Incheón (UNESCO, 2016) para la Educación 2030,
donde “se reafirma el objetivo de garantizar una educación para todos, inclusiva,
equitativa y de calidad, donde se ofrezcan oportunidades de aprendizaje para
todos y durante toda la vida” (De Haro, Ayala & Del Rey, 2020, p. 342). La
motivación de la UNESCO adquiere fundamentos desde las posturas de Booth y
Ainscow (2002), y (Ainscow, 2007), quienes consideran la inclusión y la equidad
como piezas clave para desarrollar sistemas educativos de calidad y como han
puesto de manifiesto el primer paso a acometer es identificar las barreras al
aprendizaje y la participación presentes en las culturas, las políticas y las prácticas
educativas de los centros educativos, ya que estas pueden estar perpetuando la
exclusión y, por lo tanto, impidiendo el fomento de la educación que queremos.
Estos fundamentos han sido trabajados y estructurados por Booth y Ainscow en
sus estudios, los cuales producen como resultado el índice de inclusión educativa,
una guía que tal vez ha sido la inspiración en los procesos de inclusión de muchas
escuelas a nivel mundial desde comienzos del siglo XXI.
Es así como Peñuela, Montoya, & Fernández (2013) afirman que el índice de
inclusión es publicado por sus autores Ainscow & Booth con el apoyo la UNESCO,
en parte como resultado de varias investigaciones en escuelas europeas en el año
2000 y como un instrumento para la autoevaluación de las escuelas respecto de
sus procesos de inclusión. Este no solo promueve el interés por los diferentes
actores de la comunidad educativa, también valora la participación de los
estudiantes, y de los otros miembros de la comunidad educativa como estrategia
esencial para la mejora educativa. (Bernal y Rodríguez, 2021)
En cuanto a la estructura del índice esta facilita sobremanera la planificación,
ayudando en la fase de la evaluación detallada de la institución educativa y su
relación con las comunidades y con el contexto, incorporando para ello al
personal, a los directivos, a los padres o tutores y a los estudiantes. Este proceso
se fundamenta en la reflexión sobre lo que ya se conoce, mientras invita a una
investigación profunda. En otras palabras es un proceso de reflexión compartida
que junto con la evaluación se estructura en tres dimensiones las culturas
escolares, las políticas y las prácticas, pilares en la gestión de una intención
educativa, sea de educación infantil, primaria o secundaria.(Echeita, Muñoz,
Simón, y Sandoval, 2015). Cansino (2010) describe el proceso donde cada una de
estas dimensiones se divide en dos secciones y estas a su vez en una serie de
indicadores “los cuales se clarifican a través de una serie de preguntas. Todo
proporciona un mapa detallado que guía el análisis y situación de la escuela y
determina futuras posibilidades de acción” (p. 151-152).
Lastre, Anaya & Martínez (2019) describen la tres dimensiones del índice desde el
planteamiento de
Booth, Ainscow, Black-Hawkins, Vaughan, & Shaw (2000)
quienes se refieren a la dimensión de cultura inclusiva como el aspecto que
propicia la creación de una comunidad educativa segura, acogedora, colaboradora
y estimulante, donde se valora a todos ya todas, lo que estructura las bases para
que los estudiantes logren mayor desempeño académico. También hace
referencia al desarrollo de valores inclusivos, los cuales comparten los
estudiantes, los miembros del Consejo Escolar y las familias, y que son extensivos
a la comunidad educativa. La dimensión política inclusiva Implica asegurar que la
inclusión sea el centro del desarrollo de la escuela, permeando todas las políticas,
para que mejore el aprendizaje y la participación de todo el alumnado. Se busca
fortalecer las acciones para la atención de la diversidad, estas se establecen
dentro de un único marco y se crean considerando el desarrollo de los alumnos, y
no desde la perspectiva de la escuela o de las estructuras administrativas. Por
último esta la dimensión de práctica inclusiva que según Cansino (2010) implica
asegurar que las acciones dentro y fuera del aula motiven la participación de todos
los estudiantes y consideren los saberes, conocimientos y experiencias que los
estudiantes adquieren fuera del contexto escolar. Las prácticas educativas deben
ser coherentes con la cultura y las políticas inclusivas de la institución educativa.
La puesta en acción de los valores inclusivos se convierte en la principal
recompensa para iniciar y sostener todo el trabajo, complejo, difícil y en ocasiones
controvertido, que supone tratar de orientar las prácticas educativas con una
orientación inclusiva. El marco de valores propuesto por el índice diferencia entre
aquellos que hacen más hincapié en las “estructuras” (igualdad, derechos,
participación, comunidad y sostenibilidad), de los que tienen que ver con las
“relaciones entre las personas” (respeto a la diversidad, no-violencia, confianza,
compasión, honestidad y valor). Un tercer grupo se vincula a la tarea de
“alimentar” el “espíritu humano” (alegría, amor, esperanza/optimismo y belleza).
En todo caso, todos estos valores están interrelacionados y, unos y otros, afectan
en algún grado a las estructuras, se refieren a las relaciones y tienen una conexión
“espiritual”.
Desde sus inicios Booth y Ainscow (2000) indican que
El Index for Inclusion (--) ha sido concebido como un conjunto de materiales
cuya finalidad es apoyar a los centros educativos en los procesos de
supervisión de sus prácticas educativas para avanzar hacia centros más
inclusivos, teniendo en cuenta, para ello, los diferentes puntos de vista del
equipo docente, de los miembros del consejo escolar, del alumnado, de las
familias y de otros miembros de la comunidad (Booth, Simón, Sandoval,
Echeita & Muñoz, 2015, p. 6).
El uso del índice de inclusión como guía o material para el desarrollo escolar ha
tenido gran aplicación y acogida en distintos países y contextos. Han sido más de
40 lenguas las que han interpretado este interés desde su primera edición en 2000
y distribución en los centros escolares de Inglaterra, y más tarde en Gales. Fue
mejorado 2002 en una segunda edición dada su aplicación en países, como
Australia, Brasil, India, Noruega, Portugal, Rumania o Sudáfrica. El éxito del índex
Europa llevo al desarrollo de estudios que analizaron su uso en países como
Inglaterra en 2005 y en 2012, con la financiación de la comisión europea en
Hungría, Países Bajos, Finlandia, Alemania, Bélgica, Austria, Irlanda, Portugal,
Francia y Eslovenia. Los análisis de los últimos estudios demostraron que al
menos en 4 países se conocía el Index a nivel nacional y se utilizaba en las
escuelas y otras organizaciones escolares para promover y mejorar la educación
inclusiva. La edición de la guía, publicada en 2011, presenta diferencias
importantes frente a las anteriores como la promoción del respeto a la
biodiversidad y el planeta,
la comunicación, las relaciones no violentas y la
creación de democracias participativas, la comprensión de la ciudadanía global. El
nuevo Index incorpora un marco de valores el cual viene dentro de la propuesta de
un curriculum para todos, propuesta que ha generado gran impacto ya que desde
la postura Booth el curriculum tradicional es la mayor barrera para el aprendizaje y
la participación de todos. (Farrell y Ainscow, 2002, Booth y Rustemier, 2005 y
Booth, 2012 citados por Céspedes y Martínez, 2014).
Por otro lado, desde el trabajo realizado para índice de inclusión para educación
superior (MEN, 2019) se evidencia que en Colombia se realizó un primer
acercamiento a la adaptación de un índice para el país, en el Ministerio de
Educación, con la publicación en el 2008 del documento titulado Índice de
Inclusión, el cual formó parte de la Guía 34 de educación básica y media, en el
marco del programa de educación inclusiva con calidad “Construyendo capacidad
institucional para la atención a la diversidad, instrumento que en la actualidad se
sigue utilizando para la evaluación institucional de los establecimientos educativos
en Colombia para los ciclos de básica . El Índice desarrollado para Colombia en
2008 es una herramienta que permite a las instituciones educativas realizar el
proceso de autoevaluación de la gestión inclusiva, reconociendo el estado actual
en la atención a la diversidad, el análisis de las fortalezas y oportunidades de
mejoramiento para establecer prioridades y tomar decisiones que cualifiquen las
condiciones de aprendizaje, participación y convivencia de la comunidad. Correa
Alzate, Jorge Sierra, Margarita & Restrepo, Nataly. (2008).
No obstante según los análisis hechos por Peñuela, Montoya, & Fernández (2013)
en su estudio basado en la revisión y aplicación del Índice de Inclusión de la
UNESCO, en su versión adaptada para Colombia por el Ministerio de Educación
Nacional (MEN) en 2009, los autores llegan a la conclusión de que el Índice de
Inclusión del MEN es un instrumento que presenta algunos vacíos, ya que los
instrumentos aplicados como cuestionarios no abarcan aspectos fundamentales
de la diversidad de la población Colombiana; de igual manera la metodología que
se desarrolla con el índice del MEN no es comparable con la del Índice de la
UNESCO, ya que reduce gran cantidad de actividades previas a la aplicación de
los cuestionarios que son vitales para la comprensión de la diversidad.
Referencias
Booth, T., & Ainscow, M. (2002) ÍNDICE DE INCLUSIÓN, Desarrollando el
aprendizaje y la participación en las escuelas. (p. 6 y 8)
https://personal.us.es/aguijim/03_03_DA_NEE.pdf
Booth, T., Simón, C., Sandoval, M., Echeita, G., & Muñoz, Y. (2015). Guía para la
Educación Inclusiva. Promoviendo el Aprendizaje y la Participación en las
Escuelas: Nueva Edición Revisada y Ampliada. REICE. Revista Iberoamericana
Sobre Calidad, Eficacia Y Cambio En Educación, 13(3). Recuperado a partir de
https://revistas.uam.es/reice/article/view/2780
Cansino, P. A. P. (2010). El índice de inclusión como herramienta para la mejora
escolar. Revista iberoamericana de educación, 54, 145-166. Recuperado de
https://rieoei.org/historico/documentos/rie54a07.pdf
Céspedes, I. F., & Martínez, M. Y. M. (2014). La Guía para la Inclusión Educativa
como herramienta de autoevaluación Institucional: Reporte de una
Experiencia. Revista latinoamericana de educación inclusiva, 8(2), 179-198.
Recuperado de https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/4994305.pdf.
Correa Alzate, Jorge Sierra, Margarita & Restrepo, Nataly. (2008). Educación
inclusiva con calidad “construyendo capacidad institucional para la atención a la
diversidad” Guía y Herramienta. Ministerio de educación nacional república de
Colombia. Recuperado de
https://www.researchgate.net/publication/314151626_EDUCACION_INCLUSIVA_
CON_CALIDAD_CONSTRUYENDO_CAPACIDAD_INSTITUCIONAL_PARA_LA_
ATENCION_A_LA_DIVERSIDAD_Guia_y_Herramienta
De Haro Rodríguez, R., Ayala de la Peña, A. Del Rey Gil, M. V. (2019).
Promoviendo la equidad en los centros educativos: identifiar las barreras al
aprendizaje y a la participación para promover una educación más inclusiva.
Revista Complutense de Educación, 31 (3), 341-352
https://doi.org/10.5209/rced.63381
Echeita, G., Muñoz G., Simón, C. y Sandoval, M. (2015). Traducción y adaptación
al castellano de la 3ª edición revisada del Index for Inclusion) Guía para la
Educación Inclusiva Desarrollando el aprendizaje y la participación en los centros
escolares Título original: Booth, T. and Ainscow, M. (2011). Index for Inclusion:
developing learning and participation in schools; (3rd edition). Bristol: Centre for
Studies in Inclusive Education (CSIE), recuperado de
http://repositorio.minedu.gob.pe/handle/20.500.12799/4642
Lastre, K. S., Anaya, A. F., & Martínez, M. L. (2019). Índices de inclusión en una
institución pública de Colombia. Revista ESPACIOS | Vol. 40 (No 33) Año 2019.
Recuperado de http://www.revistaespacios.com/a19v40n33/19403316.html
López-Torrijo, Manuel (2009). La inclusión educativa de los alumnos con
discapacidades graves y permanentes en la Unión Europea. RELIEVE, v. 15, n. 1,
1-20. Recuperado de https://www.redalyc.org/pdf/916/91612922001.pdf
Ministerio de educación [MEN] (2008). Guía 34, Guía para el mejoramiento
institucional DE LA AUTOEVALUACIÓNAL PLAN DE MEJORAMIENTO.
Recuperado de https://www.mineducacion.gov.co/1759/articles177745_archivo_pdf.pdf
Ministerio de educación [MEN] (2019). Índice de inclusión para educación superior
(INES) Recuperado de https://www.mineducacion.gov.co/1759/articles357277_recurso_1.pdf
ONU mujeres 14 de febrero de 2018. Recuperado de
https://news.un.org/es/story/2018/02/1427081
Peñuela Rodrig
́ uez M. A., Montoya Leiva, H. D., & Fernández MorenoA. (2013).
Por una escuela inclusiva: reconocimiento de la diversidad escolar. Revista
Ocupación Humana, 13(2), 24-39. https://doi.org/10.25214/25907816.56
Programas de Gobierno Incluyentes de agendas LGBTI. Recuperado de
https://library.fes.de/pdf-files/bueros/kolumbien/11518.pdf
Ríos Hernández, M. (2009). La inclusión en el área de educación física en españa.
Análisis de las barreras para la partipación y aprendizaje, 9, 83–114. Recuperado
de
http://riberdis.cedd.net/bitstream/handle/11181/3837/inclusion_en_el_area_de_edu
cacion_fisica_en_espa%c3%b1a.pdf?sequence=1&rd=0031802325671824
Torres Olguín, J. F. (2012). Postulado para la construcción de un índice de
inclusión por vía de entorno participado para edificaciones y espacio público en
instituciones educativas. Recuperado de
http://www.repositoriocdpd.net:8080/bitstream/handle/123456789/196/Inf_TorresH
olguinJF_PostuladoConstruccionIndice_2012.pdf?sequence=1
Descargar