INTRODUCCIÓN En el presente trabajo abordaré los temas de conflicto, sus tipos y etapas por las que presenta, así como la negociación para la resolución del mismo, habilidades, estrategias y tácticas implementadas para lograrlo de manera exitosa, y convertir esta problemática en oportunidad (es). Los conflictos son parte natural o común dentro de nuestra vida diaria, ya sea en el aspecto personal como en lo laboral, sin embargo, estos suceden de manera más recurrente en este último, ya que pasamos la mayor parte de nuestro día en nuestro centro de trabajo. Aunque para muchas personas los conflictos son demasiado desagradables, no siempre es así, estos se pueden convertir en oportunidades para el desarrollo benéfico de todos, ¿de qué manera? Fortaleciendo los vínculos entre las partes implicadas, claro, siempre y cuando se maneje correctamente, de manera respetuosa y positiva. Las causas por las se originan son diversas y sino se toman las medidas adecuadas puede provocar serios problemas en la organización que afectan su productividad, por lo que es necesario que una persona que este realmente preparada y capacitada para afrontar este tipo de situaciones, pueda darle una solución rápida y precisa, esto lo podrá lograr a través de la negociación, en la cual, se busca llegar a acuerdos para que las personas involucradas en el conflicto puedan llegar a algún acuerdo y ambos se vean beneficiados. Un buen negociador debe de reunir con ciertas características y/o atributos para que sea considerado como tal y de igual forma, para que pueda desempeñar sus funciones apropiadamente en la resolución de conflictos, como lo son la capacidad de análisis y de escucha, comunicación, paciencia, habilidad para tomar decisiones, etc. A la par de todo eso, el negociador debe de aplicar ciertas estrategias y tácticas que serán fundamental para el logro de su objetivo, por lo que deberá considerar ciertos factores como el tipo de conflicto que se esté presentando para poder optar por el más conveniente. DESARROLLO Conflictos organizacionales El conflicto organizacional es un estado de discordia entre los miembros de una organización producto de desacuerdos, reales o percibidos, relacionados con las necesidades, valores, recursos o intereses de estos. En épocas pasadas estas situaciones eran consideradas negativas en todos sus aspectos. En la actualidad el conflicto organizacional se analiza como parte de un proceso normal y casi inevitable, debido a que las partes involucradas tienen una carga psicosocial importante. Este conflicto pudiera llegar a constituir una fuente relevante de oportunidades de crecimiento personal y organizacional, siempre y cuando se maneje con efectividad. De no haber solución, puede significar el caos total en la empresa, pudiendo desencadenar graves consecuencias en la misma. En ningún caso una situación conflictiva debe ser ignorada, pues acrecentará el problema, con la consecuencia de impactar negativamente en el desempeño de la organización. Por eso es importante identificar las causas que lo generan y las personas que están involucradas, lo que permitirá planificar las estrategias a seguir para enfrentarlo y solucionarlo. Tipos y niveles de conflicto en las organizaciones Existen diferentes clasificaciones de los tipos de conflictos laborales. Estas son las tipologías con mayor aceptación propuestas por varios expertos en la materia. Por su alcance Según Louis R. Pondy, autor de Organizational Conflict: Concepts and Models, se puede distinguir entre: De relación: engloban aquellos que no afectan a la estructura organizativa, las relaciones jerárquicas de la empresa, la distribución de los recursos o el reparto de responsabilidades entre el personal. Estratégicos: por el contrario, estas controversias sí que generan un impacto a nivel estratégico, lo que obliga a la compañía a modificar su estructura, jerarquía, recursos o distribución de competencias. Según las partes implicadas Otra clasificación de los tipos de conflictos es la formulada por Robald J. Fisher en Needs Theory, Social Identity and an Eclectic Model of Conflict, basándose en las personas o entidades involucradas: Intrapersonales: son los conflictos que un individuo tiene consigo mismo y que nacen debido a contradicciones o a insatisfacciones. Interpersonales: abarcan los que surgen entre dos o más personas. Intragrupales: se atribuyen a las controversias que se originan en el seno de un equipo de trabajo o departamento de una compañía. Intergrupales: en este caso, las desavenencias se dan entre diferentes áreas o departamentos de la empresa. Organizacionales: estos conflictos se producen entre personas, grupos de trabajo o departamentos debido a situaciones ligadas al desarrollo del trabajo o a tensiones derivadas de diferentes intereses de las unidades organizativas y/o Dirección. Por su naturaleza Por su parte, el experto Morton Deutsch, en The Resolution of Conflict: Constructive and Destructive Processes, desglosa los tipos de conflictos en la empresa en: Verídicos: cuando se sustentan sobre hechos objetivamente percibidos. Falsos: si no existe una base objetiva para la controversia. Contingentes: basados en unos elementos o circunstancias determinados. Desplazados: si la discusión sobre el problema no se enfoca en el objeto del conflicto en sí mismo. Mal atribuidos: aquellos en los que se produce un error a la hora de identificar a los contendientes. Latentes: incluyen aquellos que no se llegan a identificar porque están reprimidos, desplazados, mal atribuidos o no se han percibido. En función del contenido Los tipos de conflictos también pueden dividirse según su contenido. En este sentido, Christopher Moore, en El proceso de mediación, los clasifica en: De relación entre las personas: son originados por emociones fuertes, falsas percepciones o estereotipos, escasa o falsa comunicación interpersonal y conductas negativas repetitivas, dando lugar por regla general a controversias irreales, innecesarias o falsas. De información: se producen debido a la existencia de información falsa, falta de comunicación o diversidad de puntos de vista sobre lo que es importante. De intereses: emanan de una competición entre necesidades incompatibles o percibidas como tales entre varias personas o grupos, ya sean en torno a elementos sustanciales (dinero, recursos físicos, tiempo, etc.), de procedimiento (la forma en que una disputa debe ser resuelta) o psicológicos (percepciones de confianza, juego limpio, deseo de participación, respeto, etc.). Estructurales: se generan por la propia estructura jerárquica de las relaciones laborales, surgiendo conflictos de roles, desigualdad de poder, acceso desigual a los recursos, limitaciones geográficas o mala gestión del tiempo. De valores: cuando las desavenencias son causadas por sistemas de creencias incompatibles en las que unas intentan imponerse por la fuerza a otras. Por su impacto Otra tipología aportada por Deutsch valora el efecto de los tipos de conflictos, distinguiendo entre: Funcionales o constructivos: aglutina las desavenencias que resultan beneficiosas y positivas para el funcionamiento y rendimiento de la compañía siempre que se sepan gestionar de la manera adecuada. Estos tipos de conflictos son necesarios para mantener la creatividad, el análisis crítico y el estímulo de los miembros de la empresa; de lo contrario, las compañías se hacen estáticas sin apenas cambios que supongan mejoras. Disfuncionales o destructivos: las confrontaciones que afectan de forma negativa a la empresa, alejándola de alcanzar sus objetivos. Estos, son los conflictos que el líder debe erradicar, ya que son los que ponen en peligro la productividad empresarial. Etapas del conflicto 1. Conflicto latente En esta etapa existen factores que potencialmente podrían convertirse en detonadores de un conflicto. Las personas tienen diferentes ideas, valores, personalidades y necesidades, que pueden crear situaciones en las que otros no estén de acuerdo. Esto en sí no es un problema, a menos que ocurra una disputa para exponer estas diferencias. 2. Emergente En esta etapa el conflicto comienza a establecerse, ya que las partes involucradas reconocen que difieren en opiniones sobre un tema determinado, causando tensión y discordia. 3. Escalada Si las partes comprometidas no pueden llegar a una resolución, el conflicto puede escalar, intensificándose. Esto quizás atraiga más personas y las involucre, aumentando la tensión, llegando a crearse bandos de uno u otro lado. 4. Estancamiento Durante esta fase, el enfrentamiento se ha descontrolado hasta el punto que ninguno de los participantes está dispuesto a retroceder ante sus posturas, y cada lado insiste en que sus creencias son las correctas. 5. Negociación En un momento del proceso, una o más de las personas involucradas en el conflicto se dan cuenta de la necesidad de encontrar una salida. Durante esta etapa, las partes comienzan a negociar y consideran encontrar una solución. 6. Resolución Después de escuchar los puntos de vista de cada persona involucrada, los participantes a veces pueden llegar a una resolución del problema que enfrentan. 7. Reconciliación Si las partes llegan a una solución, es necesario reparar las relaciones que pudieron haberse dañado durante el conflicto. Enfoques para su manejo 1) Arbitraje: Es propia de los conflictos graves o de aquellos que requieren una solución rápida. Los protagonistas delegan en un tercero, cuya autoridad puede estar ligada a la estructura de la empresa o ser ajena a ella, el diseño de una solución. Suele centrarse en reclamaciones y demandas y es posible que las partes no queden del todo satisfechas. 2) Facilitación: Se recomienda para conflictos de gravedad baja o media. Una persona neutral ayuda a que las otras dialoguen y resuelvan sus diferencias de forma diplomática e intentando satisfacer sus distintas demandas. Dicha persona no impone la solución, sino que ésta es el resultado del consenso de todos. 3) Indagación: Las partes solicitan la intervención de una o varias personas neutrales para que éstas hagan sus valoraciones sobre el conflicto. Después de esta etapa, se suele dar paso a otra de recomendaciones para evitar que el desacuerdo aumente. 4) Mediación: Más formal que la facilitación, es un recurso útil para aquellos conflictos laborales que han llegado a un punto muerto. La persona mediadora suele ser ajena al asunto y su función es crear el clima propicio para que las dos partes se entiendan. Algunas veces son los protagonistas del conflicto los que solicitan la presencia del mediador, pues su relación no da ni siquiera para sentar las bases de un diálogo. Negociar y sus implicaciones Negociar consiste en llegar acuerdos que sean beneficiosos para las diferentes partes afectadas. Evidentemente, para que haya un acuerdo primero debe haber un desacuerdo que sea necesario solucionar. Por ello, cuando se producen divergencias entre dos puntos enfrentados, es necesario que las dos partes cedan un poco para poder llegar a un punto de encuentro intermedio. La negociación es algo indispensable para cualquier ámbito de la vida, ya que, aunque no nos demos cuenta, nos pasamos el día negociando con los amigos, la pareja, la familia, etc. Pero sobre en el ámbito empresarial, la negociación será la herramienta fundamental para conseguir las metas marcadas o, por lo menos, acercarse a ellas. En un ámbito en el que todas las partes velan por su propio negocio, negociar será básico para obtener lo que buscas. En el mundo de los negocios existen diferentes modalidades de negociación según sus características. Cada negociación es única, pero existen diferentes aspectos que son claves para que se lleve a cabo. Además, es necesario tener unas destrezas que te permitan llevar las negociaciones a tu terreno y alcanzar acuerdos positivos. Es verdad que hay personas que disponen de este talento innato, pero no es un problema ya que se pueden aprender la estrategias y habilidades fácilmente. Habilidades de negociación 1. Análisis de problemas En una negociación siempre hay dos partes, y a la hora de pensar en una propuesta hay que pensar en beneficios para ambas. Por eso, un buen negociador puede “descomponer” un problema en todas sus partes y a fondo, pero con una visión amplia y con la capacidad de identificar rápidamente puntos de interés común. 2. Capacidad de escuchar Esto significa poder quedarse callado durante varios minutos y concentrarse en la propuesta del otro sin intervenir, para obtener la información necesaria. Pero también la habilidad de comprender la comunicación no verbal, como las diferentes posiciones y movimientos del cuerpo durante la reunión, y las expresiones faciales. 3. Autocontrol Lejos de convertirse en un robot, el buen negociador sabe usar las emociones propias y ajenas a su favor. Una de sus principales habilidades es detectar cuáles son los sentimientos y reacciones que pueden dominarlo, y no permitir que afecten su capacidad de razonamiento y comunicación durante las reuniones e interacciones posteriores. También sabe reconocer las frustraciones y debilidades de la otra parte negociadora, como el miedo. 4. Paciencia Tomar decisiones apresuradas o bajo presión nunca es una buena idea. Con información concreta sobre los objetivos del negocio y su capacidad operativa y financiera, tómate el tiempo que necesitas para acordar las condiciones de un acuerdo. El ejercicio físico y las técnicas de mindfulness o meditación pueden ayudarte a ejercitar esta habilidad personal básica. 5. Comunicación Los malentendidos son una de las principales causas del fracaso de una negociación. Por eso, necesitas desarrollar una propuesta clara y ser capaz de transmitir de manera efectiva sus ventajas para ambas partes. Ve al punto sin vueltas, presenta tus argumentos de forma transparente y muéstrate siempre amable. 6. Visión amplia Para ser un negociador efectivo, necesitamos estar abiertos a una amplia variedad de soluciones y propuestas, incluso que no sean las nuestras. Así que, en vez de enfocarte solo en tu idea inicial, o en tu beneficio propio, piensa en el objetivo final y entiende que, al final, siempre tendrás que resignar algo. 7. Capacidad de tomar decisiones Sin esta habilidad, una negociación puede extenderse por demasiado tiempo. En algún punto, hay que cerrar el trato con el mejor resultado posible para el negocio, o tomar la decisión de abandonar el proceso. Para adquirir mayor seguridad en este punto del proceso hace falta experiencia. Así que si sientes que no tienes la suficiente apóyate en un mentor, un superior o un empresario con años de actividad en tu mismo segmento de mercado. Estrategias de negociación Las estrategias de negociación hacen referencia a las acciones dirigidas a la consecución de los objetivos propuestos durante el proceso de negociación. A continuación presentaremos las diferentes estrategias de negociación a destacar. Estrategia “ganar-ganar” Esta estrategia consiste en intentar llegar a un acuerdo que resulte beneficioso para todas las partes implicadas. Hay salvedades porque en numerosas ocasiones, en la vida personal o laboral, hay personas que inevitablemente terminan ganando o perdiendo en el proceso de negociación. Mediante esta estrategia se evitan o reducen posibles conflictos o resentimientos de los perdedores, sobre todo en ámbitos organizacionales donde las personas mantienen contacto frecuente. Las características de esta estrategia son: Beneficio para todas las partes. No existen oponentes. Genera un clima de confianza. Buenos resultados. Con esta estrategia no se encuentra un beneficio máximo pero sí lo suficientemente bueno como para considerar que ambas partes han salido beneficiadas. Aumenta el compromiso. Todos los implicados estarán satisfechos con el resultado. Esto, a su vez, favorece el compromiso y el cumplimiento de lo acordado por cada una de las partes. Basada en la colaboración. El clima de confianza que se genera con la aplicación de esta técnica hace posible que, durante el transcurso de la negociación, se pueda ampliar la colaboración. Mejora las relaciones profesionales. La estrategia de negociación hace que las relaciones personales entre los implicados mejoren, instaurando el deseo de mantener activas las relaciones profesionales para seguir beneficiándose de ellas en un futuro. Estrategia “ganar-perder” Mediante esta estrategia los implicados en el proceso de negociación compiten entre sí. El intento de acuerdo satisface las necesidades y los intereses del ganador, en detrimento del perdedor. Las características de esta estrategia son las siguientes: Beneficio para una única parte. Los oponentes son contrincantes a los que hay que ganar a toda costa. Genera un clima de confrontación, competitivo. Máximos resultados para una de las partes. Mientras una de las partes obtiene los máximos resultados, el perdedor no obtiene ningún tipo de beneficio. Disminuye el compromiso. Un riesgo que conlleva adoptar esta estrategia es que, aunque una de las partes salga ganando mediante la presión al contrincante, éste puede resistirse o negarse a cumplir su parte del acuerdo. Dificulta las relaciones profesionales. Los implicados desconfían los unos de los otros y usan técnicas de presión para conseguir los resultados más convenientes. Para terminar, indicar que la estrategia de “ganar-ganar” es básica en aquellos casos en los que se desea mantener la relación profesional para futuras ocasiones, haciendo más fuerte los lazos que unen a ambas partes. Asimismo, los casos más propicios para aplicar la técnica ganar-perder sólo deberían aplicarse a negociaciones aisladas, puesto que resulta muy perjudicial para las relaciones profesionales, siendo frecuente que la parte que ha perdido no quiera volver a negociar. Tácticas de negociación Las tácticas hacen referencia a las acciones que cada parte implicada en el proceso de negociación ejecuta con el fin de alcanzar sus objetivos. Es fácil confundir las tácticas con las estrategias. Mientras que las estrategias se caracterizan por intervenir como una línea general de actuación, las tácticas son el conjunto de acciones que concretan dicha estrategia. Así, el uso de diferentes tácticas, con un objetivo común, compone una estrategia. Existen tácticas de negociación aplicables a cualquier momento del proceso de negociación. Una clasificación muy popular para las tácticas aplicadas en el proceso de negociación las distingue en: Tácticas de desarrollo: sirven para determinar la estrategia a elegir, pudiendo ser de colaboración (ganar-ganar) o de confrontación (ganar-perder). Son tácticas que no perjudican las relaciones entre los implicados. Ejemplos: o Facilitar la información o por el contrario exponer solo la que se considere necesaria. o Ser el primero en ceder o esperar a que sea la otra parte quien lo haga. Tácticas de presión: sol las que sirven para defender la propia postura y debilitar al rival. Ejemplos: o Desgaste: no abandonar nuestra postura y quemar al contrario hasta que se rinda. No ceder ni hacer concesiones. o Ofensiva: presionar e intimidar atacando al contrario y rechazando sus propuestas de acuerdo. Se genera un clima tenso que incomode al contrario. o Engaño: poca ética, pero se basa en proporcionar información falsa o aparentar estados de ánimo que no son, dar opiniones irreales con el fin de obtener lo que se desea. A la larga, táctica poco recomendable. Mejor preparar de forma más profesional la negociación. o Ultimátum: forzar a la otra parte a tomar una decisión sin dar pie a la reflexión. Se trata de decir frases típicas como “o lo tomas o lo dejas”; “tengo otras personas interesadas, así que debes decidirte”. o Aumentar las exigencias: cuando el oponente cede en algún aspecto continuar realizando peticiones. De esta forma, el oponente tratará de cerrar pronto el trato para evitar nuevas demandas. Claves para una buena negociación Algunas claves fundamentales para llevar a cabo una buena negociación son las siguientes: Analiza a quién tienes en frente. Antes de presentarte a una negociación, debes conocer exhaustivamente a la otra parte. Con este ejercicio ganarás algo de ventaja a la hora de llegar al mejor acuerdo posible. Objetivos claros. Es muy importante saber cuáles son los objetivos que pretendes conseguir con esta negociación. Una vez tengas claras cuáles son tus metas, estarás más seguro de las cuestiones que no estarás dispuesto a pasar por alto a la hora de llegar a un acuerdo. Conócete a ti mismo. Realiza un ejercicio de autoanálisis para saber cuáles son los puntos fuertes que debes explotar y cuáles tus debilidades, que debes intentar suplir con aquello que te haga fuerte. Escucha y empatiza. En el momento de la negociación muéstrate receptivo y dispuesto a escuchar. Es muy importante que no te centres solo en tus objetivos, sino que entiendas los intereses de la otra parte. Cuida tu vocabulario. No utilices palabras o expresiones que puedan ser interpretadas como agresivas o den la impresión de que quieres imponer tus preferencias. Procura no mostrarte muy duro a la hora de decir que no estás de acuerdo con algo, opta mejor por intentar proponer otra solución, evitando mostrar tu oposición directamente. Ten paciencia. Es una de las habilidades básicas que debes desarrollar. Es imposible realizar una negociación exitosa, si te muestras excesivamente beligerante. Debes interiorizar que se trata de llegar a un acuerdo con la otra parte, en el cual es probable que tengas que ceder en muchas cuestiones. Modelos y estilos de negociación Los criterios para establecer una clasificación en las relaciones de negociación son muy diferentes. La principal diferencia entre los tipos de negociación en la empresa hace referencia a la duración de este proceso. Es decir, si esta relación será a corto, medio o largo plazo o si esta será de forma puntual o duradera. 1. Negociación inmediata En la que se quiere conseguir el acuerdo lo antes posible, independientemente de las relaciones personales. Se da normalmente en una compra-venta. 2. Negociación progresiva En ella sin embargo, la relación personal tiene una mayor importancia. Se crea un ambiente de confianza donde poco a poco se van acercando las posiciones, antes de implicarse de pleno en la negociación. Podemos ver este tipo de negociación con los proveedores. 3. Negociación situacional Este tipo de negociación en la empresa se adapta a las circunstancias que acontecen. Pasando por diferentes pasos para llevarla a cabo: Se conoce con detalle la situación en la que se encuentra. Tener claras sus habilidades y sus debilidades. Conocer y utilizar la técnica que más se adapte a la situación concreta. Ser capaz de adaptarse al estilo propio que se necesita en cada momento. Tipos de negociación según el resultado y la relación Además de las anteriormente citadas, es muy importante que el negociador sea capaz de transformar su comportamiento ante las diferentes situaciones a las que se enfrenta. Hay que tener en cuenta dos variables significativas las relaciones y los resultados. De estos dos aspectos podemos diferenciar cinco grandes tipos de negociación en la empresa: 4. Negociación acomodativa En la que una de las partes adopta una actitud más conciliadora para llegar a un acuerdo. Se presenta una actitud de perder/ganar, la conducta es pasiva o sumisa. Fortalezas: Interés por cuidar esta relación independientemente del resultado, para fortalecer la relación de confianza entre ambas partes. Se da normalmente cuando es necesario la solución de una situación de conflicto. Una de las partes cede ya que sabe que puede aprovechar esta situación para futuras negociaciones. Debilidad: Es un gran error adoptar este estilo de forma permanente. Si cedes bajo cualquier circunstancia puede entenderse como un signo de debilidad. 5. Negociación colaborativa El principal objetivo es que ambas partes salgan beneficiadas. En este caso la conducta es más asertiva donde se presenta una actitud de ganar/perder. Cumple las siguientes características: Se da una actitud de cooperación para aumentar la eficacia de la negociación. Además de la consecución de un buen resultado el objetivo es mantener una excelente relación. Se usa sobre todo en las negociaciones internas de la empresa. 6. Negociación de compromiso Consiste en conseguir llegar a un acuerdo en el menor tiempo posible. Tiempo suficiente para alcanzar los objetivos previstos, aunque estos no sean en profundidad. Al igual que en la anterior, la conducta es asertiva ligada a las siguientes características: Cuando hay un interés moderado en los objetivos y en las relaciones. La colaboración se suele dificultar, debido a la existencia de una temporalidad o cualquier otra razón. 7. Negociación evitativa Este tipo de negociación se evita ya que suele pasar que ambas partes salgan perdiendo o que su relación se deteriore. Este tipo se basa en evitar perder/perder. Se caracteriza por: Darse cuando no hay interés por el resultado ni la relación. Normalmente es conveniente apelar a la mediación. Existe una situación de conflicto latente. Por ello si se inicia la negociación hay una alta probabilidad de no llegar a un acuerdo. Cuando no se puede conseguir nada. 8. Negociación competitiva Cada una de las partes busca ganar sin importar que la otra pierda. Este tipo de negociación en la empresa tiene una conducta agresiva en la que la actitud es ganar/perder. Se caracteriza principalmente por: Normalmente se realiza una única vez ya que la relación no dura en el tiempo. Se da cuando los objetivos de ambas partes son incompatibles entre sí. Quieren conseguir el máximo beneficio. Como norma general el único factor a negociar es el económico. La forma de tratar el problema se realiza con una actitud agresiva y competitiva pero el respeto es mutuo. Etapas de la negociación 1. Preparación. Es la etapa fundamental de la negociación. En esta fase de negociación se pretende recoger toda la información posible y necesaria, tanto de nuestras propias condiciones o intereses como de las del resto de participantes en la negociación. Consiste en delimitar el tema o temas a tratar: cuáles son los objetivos de la negociación, las posibles opciones, los intereses, etc. Además, la preparación implica que no se puede dejar todo en manos de la improvisación. Para comenzar una negociación en la que se buscan acuerdos óptimos y duraderos no sirve de nada la improvisación. Esta fase se caracteriza por los siguientes puntos: El objetivo de la preparación no es otro que identificar de forma exacta qué es lo que se pretende con la negociación y, además, averiguar lo que pretende la otra u otras partes negociadoras. Existe también un objetivo secundario o plan alternativo en el caso de que no se hayan dado las condiciones óptimas para alcanzar el objetivo. Intereses: delimitar las necesidades o esclarecer qué solución se busca. Alternativas: tener claro qué otra cosa se haría en el caso de que la negociación no tuviera éxito. Opciones: generar todas las soluciones posibles, por ejemplo con el uso de la lluvia de ideas. Acuerdos: consiste en priorizar opciones según la satisfacción (nivel de satisfacción que generan determinados intereses a ambas partes) o según la realidad (si es o no posible aplicar determinadas opciones). Seguimiento: debe quedar de manifiesto qué persona hace qué en qué momento. Tener en cuenta que los acuerdos suponen un fuerte compromiso entre dos partes en un espacio y tiempo concretos. 2. Desarrollo. El desarrollo comprende desde el momento en el que las partes se sientan a negociar hasta que concluyen las negociaciones, tanto si se llega a un acuerdo como si no. Durante el desarrollo las partes involucradas en la negociación se dedican a intercambiar información, además de defender sus puntos de vista. En esta fase de negociación salen a la luz las discrepancias o los desacuerdos y se trata de acercar posturas para intentar que todo el mundo salga beneficiado. La duración de esta etapa es indeterminada, con frecuencia los participantes necesitan armarse de paciencia. Generalmente no es recomendable precipitar los acontecimientos, es mejor esperar a que las ideas vayan madurando y tomando forma. 3. Cierre. Se puede dar el cierre en las negociaciones tanto si existe acuerdo como si no. Antes de dar por finalizados los acuerdos hay que asegurarse de que no queda nada por tratar y de que las partes implicadas interpretan y comprenden del mismo modo los puntos que se han tratado durante la negociación. Una vez cerrada la negociación se deben recoger por escrito todos los aspectos tratados. Lo más frecuente es que en este momento todas las partes implicadas se relajen, sin embargo, conviene estar más atentos que nunca, puesto que en el documento se debe detallar todo lo que hasta el momento se ha tratado. Por ejemplo; cláusulas de incumplimiento, indemnizaciones, prórrogas, etc. El cierre de la negociación puede darse también por una ruptura entre las partes. Cuando se dé por concluida la negociación es importante analizar objetivamente cómo se ha desarrollado, para identificar posibles fallos y aspectos a mejorar. Negociador exitoso Una negociación es una situación en donde dos o más personas se reúnen para conseguir un arreglo de intereses divergentes o un acuerdo mutuo, en la cual, se dan varias alternativas y se debe elegir la más conveniente, es decir, aquella que se adapte a ambas partes. Por lo tanto, un buen negociador deberá contar con una serie de habilidades que le permita conseguir sus objetivos de una manera eficaz. A continuación te enumeramos una serie de características que debe tener todo buen negociador: Organización y Planificación Antes de entrar a una reunión de negociación, el experto negociador deberá prepararse para la misma, determinando los objetivos que se quieren alcanzar y las alternativas a las metas establecidas. Asimismo, el negociador deberá tener conocimiento de la historia que hay entre las partes en relación a las negociaciones que las mismas hayan realizado con anterioridad, para de esta manera, encontrar áreas de acuerdos y objetivos comunes. Es importante recordar que en la mayoría de las ocasiones, el éxito de las negociaciones dependerá en gran parte de como el experto negociador se ha preparado para llevar a cabo las mismas. Habilidad Un buen negociador debe ser hábil en la identificación de las cuestiones a negociar, la importancia de cada una de ellas, determinando cuál será su estrategia y su táctica en la comunicación y, deberá argumentar su posición de la mejor manera posible, siendo persuasivo cuando lo considere necesario. Los negociadores eficaces deben contar con las habilidades necesarias para trabajar en equipo y fomentar un ambiente de colaboración durante las negociaciones. Permanecer tranquilo Es menester que el negociador tenga la capacidad necesaria para no perder la paciencia en ciertos momentos de la negociación. Ser tranquilo y paciente no son cualidades fáciles de practicar, especialmente en el momento en que se está negociando algo importante y no es posible llegar a un acuerdo con la otra parte. Es importante que el negociador escuche a la otra parte, es decir, que sea un buen oyente y que permita de esta manera que otros hablen. Asimismo, el negociador debe ser un buen comunicador, debiendo manifestar su punto de vista de forma clara para que se produzca una comunicación fluida y, de esta forma, evitar malos entendidos. Ser flexible Un buen negociador debe ser flexible, es decir, debe tener la capacidad de cambiar sus estrategias y tácticas de negociación durante la misma y, debe realizar concesiones, en el caso que sean necesarias, para lograr un acuerdo con la otra parte. Debemos tener en cuenta que una negociación no es un proceso simple y aunque el negociador esté preparado para la misma, durante el proceso pueden surgir cuestiones que no se habían planeado. Por lo tanto, el negociador debe estar preparado para ajustar su rumbo y debe poder lidiar con aquellas situaciones o exigencias nuevas que surjan durante el proceso. Tratar a los demás con respeto Es clave que el negociador trate siempre con respeto a las personas que forman parte del proceso de negociación. Debe comprender las posiciones de las mismas y no debe tomarse nada a personal, ya que, en una negociación cada parte intentará exponer sus puntos de vista y sus necesidades para lograr sus objetivos. Autoconfianza Es muy importante que el negociador confíe en sí mismo y en los objetivos que se ha propuesto conseguir, no debe dejarse impresionar por la otra parte, ni tampoco debe sentirse intimidado si su oponente tiene una actitud ruda o agresiva. Debe mantener la negociación en calma y mostrarse con seguridad durante todo el proceso, lo cual lo ayudará a que la otra parte valore su profesionalismo al negociar. CONCLUSIÓN Los conflictos se pueden entender como aquellos enfrentamientos que ocurren entre distintos miembros dentro de las organizaciones. Estos se pueden dar por diversas causas como por ejemplo su estilo de trabajo y percepción de las cosas que pueda diferir con el de otro compañero, la presión que se vive dentro de ella, etc. Esta situación cuando se vuelve de carácter disfuncional, puede provocar serios problemas físicos y emocionales en los colaboradores como desmotivación, insatisfacción laboral, estrés, agresividad, aislamiento en la organización, dolores en el estomago y cabeza, etc. Los conflictos pasan por diversas etapas, empezando por la aparición del problema, el escalamiento donde la situación explota, la polarización, en donde se llega a una crisis total por no tener a un claro ganador, la negociación donde se llega a un acuerdo mutuo y por último la resolución donde se da por finalizado el conflicto, se reconcilian y mejoran como persona y colaborador. Como se puede ver el conflicto pasa por 5 etapas, pero sin duda alguna, la más destacada es la negociación, ya que, a través de ella, es posible que el conflicto se solucione y que todas las personas que fueron participe puedan encontrar la mejor solución. Este es un proceso que requiere de ciertas cualidades, actitudes, tácticas y estrategias para poderlo llevar a cabo y en muchas ocasiones es necesaria la participación de otra persona, quien sería el negociador. El negociador debe de ser una persona imparcial para poder tomar las mejores decisiones que en la mayoría de los casos beneficie a todas las partes y así evitar que ese conflicto pase a mayores, donde ya no se vean solamente afectados ellos, sino a la misma empresa, bajando su productividad. Muchas veces pensamos que los conflictos son malos y que no deberían de ocurrir, pero la realidad es otra, estos si son manejados de la manera correcta, podremos aprender de ella, mejorar y no volver a cometer los mismos errores. Algunos beneficios que podemos obtener de ellos son conocer las causas que la originan, mejorar la comunicación y las relaciones humanas y evitar fricciones innecesarias. BIBLIOGRAFÍA https://www.lifeder.com/conflicto-organizacional/ https://blog.grupo-pya.com/conoce-los-tipos-de-conflictos-laborales-y-adelantate-aellos/ https://retos-directivos.eae.es/cuatro-tecnicas-para-el-manejo-de-conflictoslaborales/ https://www.emprendepyme.net/negociacion https://mipropiojefe.com/7-habilidades-de-negociacion-que-necesitas/ https://psicopico.com/negociacion-estrategias-tacticas-tecnicas-claves/ https://revistadigital.inesem.es/orientacion-laboral/tipos-de-negociacion-en-laempresa/ https://www.cegosonlineuniversity.com/claves-para-una-buena-negociacion/ https://psicopico.com/las-fasesnegociacion/#:~:text=Las%20fases%20de%20negociaci%C3%B3n%20se,%3A%2 0preparaci%C3%B3n%2C%20desarrollo%20y%20cierre. https://hubandin.com/cuales-son-las-caracteristicas-mas-importantes-de-un-buennegociador/