Ponderación de resultados: i. Diferenciar entre facies proximales y distales. Si las rocas piroclásticas son el punto de partida para la definición de las facies y si aquellas se ordenan en la vertical en sucesiones más o menos extensas en formas de series estratigráficas, las facies también se distribuirán dando lugar a secuencias de facies, que ayudan claramente a establecer la continuidad en los procesos sedimentarios a lo largo del tiempo, y, por lo tanto, a determinar la evolución en el tiempo de los medios sedimentarios. Por ejemplo en la figura 1 se puede apreciar un ejemplo de un asociación de facies proximales de lutitas grises con cierta laminación originadas en el prodelta (PRO); de facies heterolíticas (lutitas y areniscas) con laminación de ripples de corriente, originadas en el frente deltaico distal (BAD) y proximal (BAP); también, facies de arenitas de base erosiva, con estratificación cruzada a planar, que se asimila a las barras de los canales distribuidores (BDI), y lutitas con raíces y carbón, que representarían el ambiente de marisma (MAR). Figura 1 – Ejemplo de organización de las asociaciones de facies y su utilización en la interpretación ambiental de una sucesión estratigráfica del Carbonífero Superior del Sur de Asturias (Barba, 1990). Asimismo, esta asociación finaliza con facies distales de lutitas y areniscas intercaladas, que indicarían la zona entre canales con fangos originados por inundación de dicho ambiente debido a rotura de los diques de los canales (INU) o con calizas con estratos ondulados originados por hundimiento progresivo de esa zona (bahías de interdistribuidores, BAH) y alejamiento sensible de la salida de los canales de desembocadura. La sucesión representada correspondería, en nuestro caso, a las etapas de progradación, abandono y agradación de un delta fluvial. Pero, como es reconocido por varios estudios geológicos realizados anteriormente y hasta en la actualidad, la tarea de identificar y diferenciar las facies proximales y distales de un cuerpo rocoso requiere que previamente se haya llegado a alcanzar un íntimo conocimiento de dicho cuerpo rocoso en conjunto. Solo entonces, éste puede mostrarnos toda su variabilidad horizontal y vertical como para poder identificar cuantas facies pueden ser definidas en dicha unidad. Así, una caliza gris, en función del color y de su tono, seguirá siendo una caliza como otra de idénticos color y tono o no. Las diferencias oportunas entre estas distancias proximales y distales nos la podrían establecer un análisis petrográfico. La introducción de estudios estadísticos como los relativos a los de las propiedades direccionales de algunas estructuras sedimentarias, o a los contenidos relativos de micrita y esparita, ya implican el uso conceptual de las facies. Por ejemplo, en la figura 2 se relaciona gráficamente algunos de estos aspectos. Figura 2 – Relaciones conceptuales entre los conceptos de rocas sedimentarias, facies sedimentarias, asociación de facies y procesos. ii. ¿Cuántos centros eruptivos podrían haber actuado? Después de realizar todas las actividades desde representación a escala de las columnas estratigráficas para las localidades de Cerro La Pumita y Toba Blanca, caracterización de litofacies desde un punto de vista textural y genético y la correlación de ambas secuencias sobre la base de los diferentes procesos generales probablemente pudieron haber actuado dos centros eruptivos por cada depósito emitido por el centro volcánico ya que presentan ciclicidad, los cuales comienzan con flujos lávicos de poco espesor, también sobreyacen diversos flujos piroclásticos de ceniza. Estos son cortados por domos y posteriormente se observan afloramientos de flujos piroclásticos de bloques y cenizas. Entonces se estima que los centros eruptivos pudieron haber tenido una actividad magmática entre los 30 a 24 Ma, en base a la edad reportada para los cuerpos intrusivos según la guía de la práctica. Entonces estos depósitos piroclásticos que formar parte de estas localidades evidencian una etapa de inactividad entre sus respectivas formaciones, así como una etapa posterior a un evento tectónico en su respectiva cordillera. Posiblemente en la actualidad estos centros eruptivos presenten un avanzado estado de erosión y por medio de las variaciones de laderas se puede inferir que tuvieron una altura mucho mayor con respecto al relieve actual. iii. ¿Cuántos pulsos eruptivos se reconocen? Se pueden reconocer hasta tres pulsos eruptivos que estuvieron presentes y realizaron distintas modificaciones a las formaciones debido a los datos recopilados de la representación a escala de las columnas estratigráficas de las localidades de Cerro La Pumita y Toba Blanca, estos pulsos eruptivos pudieron haber durado desde unos segundos hasta unos minutos y consistieron de una explosión que da o bien flujos de lava o genera una columna eruptiva con material piroclástico. Una de las mayores dificultades en este tipo de análisis o estudios es correlacionar los niveles del depósito con los respectivos pulsos eruptivos que lo habrían generado. Un punto a considerar para dilucidar la relación entre los pulsos eruptivos y sus correspondientes niveles en el depósito, sería conocer el momento de la ocurrencia de los flujos piroclásticos más extensos. Dependiendo de la hora en que estos hubieran ocurrido, se podría interpretar cuales niveles de las localidades estarían relacionados con el primero, segundo o tercer pulso eruptivo. iv. ¿A qué atribuye los distintos tipos de gradaciones que presentan algunas unidades? Indique por qué en ciertos casos la gradación es selectiva y aún contrapuesta. Los distintos tipos de gradaciones que presentan algunas unidades es debido a sus variaciones en la tasa eruptiva ya que esta podría haber tenido un comportamiento creciente al inicio del segundo pulso eruptivo, reflejado en una gradación inversa de un nivel de las formaciones Entonces según las variaciones en la tasa eruptiva alrededor de 2.5 horas luego de haberse iniciado el segundo pulso, la tasa eruptiva habría disminuido, formando la gradación normal y el menor tamaño de los clastos en un nivel mayor de los depósitos o formaciones. Los flujos piroclásticos ocurridos en esta etapa se habrían generado por una mayor proporción de juveniles densos en la columna estratigráfica y colapsos parciales de ella, y no por un aumento de la tasa eruptiva. Finalmente, la tasa eruptiva habría vuelto a aumentar, generándose un nivel aún mayor con gradación inversa y un mayor tamaño de clastos respecto al nivel anterior. En resumen, en ciertos casos la gradación es selectiva y aún contrapuesta es debido a que se tiene que la tasa eruptiva habría sido variable durante el segundo pulso eruptivo, iniciando de manera energética, luego disminuyendo su intensidad y finalmente aumentando la última fase de la erupción. Esto podría explicarse por un reajuste de las pareces del conducto y/o de la cámara magmática. En este caso la tasa eruptiva habría tenido un comportamiento creciente al iniciarse el segundo pulso eruptivo de primero nivel, disminuyendo su intensidad a media que el sistema se reacomodaba mecánicamente al siguiente nivel. Una vez estabilizado el sistema, la tasa eruptiva habría continuado con su tendencia inicial creciente a un siguiente nivel, hasta finalizar la erupción de manera abrupta, dada la ausencia de gradación normal o selectiva en el techo del último nivel. v. Haga una descripción detallada de su interpretación acerca de la evolución eruptivo – deposicional. En este estudio se puedo haber estimado la tasa eruptiva máxima para los niveles iniciales y finales de los depósitos o formaciones y la tasa eruptiva promedio para la totalidad de la erupción, considerando el volumen total emitido. Además, se puso haber estimado la tasa eruptiva máxima para cada pulso eruptivo, utilizando datos de altura máxima de columna. Entonces los registros muestran que la columna eruptiva del primer pulso eruptivo alcanzó su altura máxima a pocos minutos iniciada la erupción. Esta altura se mantuvo relativamente constante durante la duración de este pulso eruptivo. Con lo anterior se infiere que el comportamiento de la tasa eruptiva durante el primer pulso eruptivo fue relativamente estable. La columna eruptiva del segundo pulso no pudo haber sido analizada de manera visual, dado que esta seguramente ocurrió en horas de noche o madrugada. Sin embargo, la granulometría del depósito y ocurrencia de flujos piroclásticos mayores en el transcurso de este pulso permiten inferir el comportamiento que pudo haber tenido la tasa eruptiva. La granulometría de los depósitos o formaciones muestran distintas gradaciones y tamaños de clastos para los niveles iniciales, intermedios y finales. El nivel inicial presenta gradación inversa y las escorias de mayor tamaño respecto a los cuatro niveles, con esto se infiere que el segundo pulso habría comenzado de manera energética. El nivel intermedio presenta gradación normal en su base y una disminución del tamaño de los clastos con respecto a los del nivel inicial. Además, este nivel se ha relacionado temporalmente con la ocurrencia de flujos piroclásticos ocurridos en el flanco NE del volcán, los cuales habrían ocurrido aproximadamente 2.5 horas después de haberse iniciado el segundo pulso eruptivo. Con esto se infiere que el tamaño de la columna eruptiva tuvo una fluctuación importante, disminuyendo su tamaño durante esta fase. Por último, el nivel final presenta una gradación inversa y tamaños de clastos mayores que el nivel intermedio. Lo anteriormente establecido tiene un aumento en intensidad de la erupción hacia la fase final del segundo pulso eruptivo. Dados estos antecedentes anteriores, se pueden proponer distintas hipótesis o estudios petrográficos, estratigráficos y geológicos que explicarían las gradaciones y variaciones del tamaño de los clastos para los niveles iniciales, intermedios y finales, junto con la ocurrencia de los flujos piroclasticos entre los niveles iniciales y finales. Bibliografia: https://repositorio.ingemmet.gob.pe/bitstream/20.500.12544/963/1/PajueloEvolucion_volcanica_del_centro_eruptivo.pdf https://www.raco.cat/index.php/ECT/article/download/88531/132517/ http://repositorio.uchile.cl/bitstream/handle/2250/142799/Erupci%C3%B3nsubpliniana-de-abril-de-2015-del-volc%C3%A1n-Calbuco-Andes-del-SurG%C3%A9nesis-din%C3%A1mica-ypar%C3%A1metros.pdf?sequence=1&isAllowed=y