Subido por Leonel Barahona Ruano

TEMA FEBRERO EL AMOR SIEMPRE DA VIDA(1)

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LA ALEGRIA DEL AMOR
No 1
Pastoral Familiar Escuintla
Febrero 2021
EL AMOR SIEMPRE DA VIDA
AMORIS LAETITIA ( 90-119)
1.-ORACION INICIAL:
Padre bueno te pedimos en nombre de Jesús, presencia de
tu amor, que nos enseñes el amor verdadero que viene del
reino, en este momento te pedimos que quites de nuestros
corazones todo lo que nos aleja del amor verdadero, todo
velo de tiniebla que nos causa sentimientos incorrectos, en
este momento te pedimos que limpies en nuestra familia
todo lo que no te pertenece. Amén.
2.- ESCUCHEMOS AL PAPA FRANCISCO:
“Es importante preguntarnos si es posible amarse ‘para siempre’. ¿Qué
entendemos por ‘amor’? ¿Sólo un sentimiento, una condición psicofísica? Ciertamente, si
es así, no se puede construir sobre ello nada sólido”. “Si el amor es una relación, entonces
es una realidad que crece y también podemos decir, a modo de ejemplo, que se construye
como una casa. Y la casa se edifica en compañía, ¡no solos!.. No querrán construirla sobre
la arena de los sentimientos que van y vienen, sino sobre la roca del amor verdadero, el
amor que viene de Dios. La familia nace de este proyecto de amor que quiere crecer como
se construye una casa: que sea lugar de afecto, de ayuda, de esperanza”. Así como el amor
de Dios es estable y para siempre, dijo el Papa, “queremos que el amor en que se asienta
la familia también lo sea. No debemos dejarnos vencer por la ‘cultura de lo provisional’.
Así que el miedo del ‘para siempre’ se cura día tras día, confiando en el Señor Jesús en una
vida que se convierte en un viaje espiritual diario, hecho de pasos, de crecimiento
común...Porque el ‘para siempre’ no es solo cuestión de duración.
“La convivencia es un arte, un camino paciente, hermoso y fascinante que tiene
unas reglas que se pueden resumir en tres palabras: Permiso, Gracias, Perdona. ‘
- Permiso: Es la petición amable de entrar en la vida de algún otro con respeto y atención.
El verdadero amor no se impone con dureza y agresividad. San Francisco decía: ‘La
cortesía es la hermana de la caridad, que apaga el odio y mantiene el amor’ Y hoy, en
nuestras familias, en nuestro mundo, a menudo violento y arrogante, hace falta mucha
cortesía”.
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- Gracias: La gratitud es un sentimiento importante ¿Sabemos dar las gracias?: En vuestra
relación ahora y en vuestra futura vida matrimonial, es importante mantener viva la
conciencia de que la otra persona es un don de Dios... y a los dones de Dios se dice
‘gracias’. No es una palabra amable para usar con los extraños, para ser educados. Hay
que saber decirse gracias para caminar juntos”.
- Perdona. En la vida cometemos muchos errores, nos equivocamos tantas veces. Todos.
De ahí la necesidad de utilizar esta palabra tan sencilla ‘perdona’. En general, cada uno
de nosotros está dispuesto a acusar al otro para justificarse. Es un instinto que está en el
origen de muchos desastres. Aprendamos a reconocer nuestros errores y a pedir disculpas.
3.- CULTIVEMOS EL AMOR: Leamos en 1 Cor. 13, 4-7
los demás, ya que estamos exclusivamente
Paciencia
concentrados en el propio bienestar.
Mientras el amor nos hace salir de nosotros
mismos, la envidia nos lleva a centrarnos en
el propio yo. El verdadero amor valora los
logros ajenos, no los siente como una
amenaza, y se libera del sabor amargo de la
envidia.
Si no cultivamos la paciencia, siempre
tendremos excusas para responder con ira,
y finalmente nos convertiremos en personas
que no saben convivir, antisociales,
incapaces de postergar los impulsos, y la
familia se volverá un campo de batalla. El
amor tiene siempre un sentido de profunda
compasión que lleva a aceptar al otro como
parte de este mundo, también cuando actúa
de un modo diferente a lo que yo desearía.
Sin hacer alarde ni agrandarse
Quien ama, no sólo evita hablar demasiado
de sí mismo, sino que además, porque está
centrado en los demás, sabe ubicarse en su
lugar sin pretender ser el centro. El amor no
es arrogante. La actitud de humildad
aparece aquí como algo que es parte del
amor, porque para poder comprender,
disculpar o servir a los demás de corazón,
es indispensable sanar el orgullo y cultivar
la humildad.
Actitud de servicio
Indica que el amor beneficia y promueve a
los demás. Por eso se traduce como
«servicial». Como decía san Ignacio de
Loyola, «el amor se debe poner más en las
obras que en las palabras». Así puede
mostrar toda su fecundidad, y nos permite
experimentar la felicidad de dar, la nobleza
y
la
grandeza
de
donarse
sobreabundantemente, sin medir, sin
reclamar pagos, por el solo gusto de dar y
de servir.
Amabilidad
Amar también es volverse amable, el
amor no obra con rudeza, no actúa de modo
descortés, no es duro en el trato. Sus modos,
sus palabras, sus gestos, son agradables y
no ásperos ni rígidos. Detesta hacer sufrir a
los demás.
Sanando la envidia
Significa que en el amor no hay lugar para
sentir malestar por el bien de otro. La
envidia es una tristeza por el bien ajeno, que
muestra que no nos interesa la felicidad de
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Desprendimiento
secretamente por sus fracasos. Nuestro
Señor aprecia de manera especial a quien se
alegra con la felicidad del otro. Si no
alimentamos nuestra capacidad de gozar
con el bien del otro y, sobre todo, nos
concentramos
en
nuestras
propias
necesidades, nos condenamos a vivir con
poca alegría, ya que como ha dicho Jesús
«hay más felicidad en dar que en recibir»
(Hch 20,35).
Hemos dicho muchas veces que
para amar a los demás primero hay que
amarse a sí mismo. Sin embargo, este
himno al amor afirma que el amor «no
busca su propio interés», o «no busca lo que
es de él». «El que es tacaño consigo mismo,
¿con quién será generoso? [...] Nadie peor
que el avaro consigo mismo» (Si 14,5-6).
Sin violencia interior
Disculpa todo
La indignación es sana cuando nos
lleva a reaccionar ante una grave injusticia,
pero es dañina cuando tiende a impregnar
todas nuestras actitudes ante los otros. La
reacción interior ante una molestia que nos
causen los demás debería ser ante todo
bendecir en el corazón, desear el bien del
otro, pedir a Dios que lo libere y lo sane.
Disculpa todo, cree todo, espera
todo, soporta todo. De este modo, se
remarca con fuerza el dinamismo
contracultural del amor, capaz de hacerle
frente a cualquier cosa que pueda
amenazarlo. El amor cuida la imagen de los
demás, con una delicadeza que lleva a
preservar incluso la buena fama de los
enemigos..
Perdón
Hoy sabemos que para poder
perdonar necesitamos pasar por la
experiencia liberadora de comprendernos y
perdonarnos a nosotros mismos. Si
aceptamos que el amor de Dios es
incondicional, que el cariño del Padre no se
debe comprar ni pagar, entonces podremos
amar más allá de todo, perdonar a los demás
aun cuando hayan sido injustos con
nosotros.
Confía
Esa confianza básica reconoce la
luz encendida por Dios, que se esconde
detrás de la oscuridad, o la brasa que
todavía arde debajo de las cenizas. Esta
misma confianza hace posible una relación
de libertad. El amor confía, deja en libertad,
renuncia a controlarlo todo, a poseer, a
dominar.
Espera
Alegrarse con los demás
Implica aceptar que algunas cosas no
sucedan como uno desea, sino que quizás
Dios escriba derecho con las líneas torcidas
de una persona y saque algún bien de los
males que ella no logre superar en esta
tierra. Eso también nos permite, en medio
de las molestias de esta tierra, contemplar a
esa persona con una mirada sobrenatural, a
Es decir, se alegra con el bien del
otro, cuando se reconoce su dignidad,
cuando se valoran sus capacidades y sus
buenas obras. Eso es imposible para quien
necesita estar siempre comparándose o
compitiendo, incluso con el propio
cónyuge, hasta el punto de alegrarse
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Alegría y belleza
la luz de la esperanza, y esperar esa plenitud
que un día recibirá en el Reino celestial,
aunque ahora no sea visible.
La alegría amplía la capacidad de gozar y
nos permite encontrar gusto en realidades
variadas, aun en las etapas de la vida donde
el placer se apaga. Por eso decía santo
Tomás que se usa la palabra «alegría» para
referirse a la dilatación de la amplitud del
corazón
El amor al otro implica ese gusto de
contemplar y valorar lo bello y sagrado de
su ser personal, que existe más allá de mis
necesidades. Esto me permite buscar su
bien también cuando sé que no puede ser
mío o cuando se ha vuelto físicamente
desagradable, agresivo o molesto. El amor
abre los ojos y permite ver, más allá de
todo, cuánto vale un ser humano. La alegría
de ese amor contemplativo tiene que ser
cultivada. Puesto que estamos hechos para
amar, sabemos que no hay mayor alegría
que un bien compartido.
Soporta todo
Es mantenerse firme en medio de un
ambiente hostil. No consiste sólo en tolerar
algunas cosas molestas, sino en algo más
amplio: una resistencia dinámica y
constante, capaz de superar cualquier
desafío. Es amor a pesar de todo, aun
cuando todo el contexto invite a otra cosa.
Toda la vida, todo en común
Después del amor que nos une a Dios, el
amor conyugal es la «máxima amistad». Es
una unión que tiene todas las características
de una buena amistad: búsqueda del bien
del otro, reciprocidad, intimidad, ternura,
estabilidad, y una semejanza entre los
amigos que se va construyendo con la vida
compartida.
4.- CREZCAMOS EN EL AMOR:
Para disponerse a un verdadero encuentro con el otro, se requiere una
mirada amable puesta en él. Una mirada amable permite que no nos detengamos
tanto en sus límites, y así podamos tolerarlo y unirnos en un proyecto común,
aunque seamos diferentes. El amor amable genera vínculos, cultiva lazos, crea
nuevas redes de integración, construye una trama social firme. Así se protege a sí
mismo, ya que sin sentido de pertenencia no se puede sostener una entrega por los
demás, cada uno termina buscando sólo su conveniencia y la convivencia se torna
imposible.
5.- TERMINEMOS ORANDO:
Quiero ser cada día como tu Señor, amar conforme a tus principios,
muéstrame como alcanzar el amor celestial, y poder manifestarlo en lo
terrenal, como lo hizo nuestro señor Jesús, quita todo obstáculo y las
tinieblas que puedan ensuciar mi corazón de odio y maldad, quita mi
egoísmo, quita todas las barreras que nos aíslan los unos de los otros.
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