Nombre: Gissela Ortega Materia: Historia del Arte I Paralelo: 1 La cueva de los sueños olvidados “La cueva es como un momento congelado en el tiempo” Werner Herzog Werner Herzog, director, guionista y productor alemán; quien ha trabajado en muchas producciones cinematográficas, se aventura junto con su equipo de filmación, a la realización del documental “La cueva de los sueños olvidados”, en la cual se impone una necesidad de imaginar lo que somos a partir de huellas y restos del pasado. Este documental nos narra lo que se esconde en la inmensidad de la cueva de Chauvet en el sur Francia, que lleva el nombre de la primera persona en descubrirla, Marie Chauvet. El director Herzog nos relata al inicio del documental que: “a menos de 400 metros, pasando por el rio Ardéche, al sur de Francia, tres exploradores emprendieron un viaje en el año de 1994; en el trayecto, entre la inmensidad de la cordillera, logran visualizar una cueva; la cual se convertirá en uno de los más grandes descubrimientos en la cultura humana”. Es así como, Marie Chauvet y sus dos compañeros Éliette Brunel y Christian Hillaire, dan inicio a que varios científicos realicen un largo trayecto de exploración y revelaciones inimaginables en la caverna. Después de conseguir un permiso del Ministerio de Cultura francés, se lleva a cabo el proceso de rodaje. Herzog se sirvió de la tecnología 3D para trazar cada milímetro de la cueva, 400 metros de punta a punta, y otorgar a las imágenes una mayor profundidad y poder transportarnos en el tiempo. Crear un nuevo entendimiento de la cueva. Crear una representación de lo que existe ahora y cómo pudo ser en el pasado; como dice Herzog: “Las imágenes son recuerdos de sueños largamente olvidados”. Después de ser descubierta, la caverna tuvo acceso restringido; solo un grupo de científicos tenía permitida la entrada, entre ellos se encontraban: arqueólogos, historiadores de arte, paleontólogos y geólogos, entre otros; además del grupo de filmación de Herzog. La cueva se encontraba sellada por decenas de miles de años. Al interior de ella contenía las creaciones pictóricas rupestres más antiguas del mundo que el humano jamás haya conocido, y que datan de 32.000 años. Las emanaciones de las rocas hacían que el clima no sea favorable en la cueva, lo que limitaba el tiempo de estancia para poder realizar la exploración, las diversas investigaciones, la toma de datos, muestras y la misma filmación. La protección era obligatoria, y debían utilizar una pasarela de escasos centímetros de ancho para recorre la cueva en toda su distancia. En el transcurso de la exploración se evidenciaron múltiples sorpresas por la perfección de las imágenes allí encontradas y se formulan muchas preguntas de las habilidades de los hombres que ejecutaron tales obras. La primera gran cámara es la entrada original de la cueva, en la cual se encontraron unas manchas rojas grandes hechas con la palma de la mano (huellas de manos en positivo). La arqueóloga Dominique Baffi, determina tras su investigación, que el hombre que realizó esas pinturas, debió medir 1,80 metros de alto. Todas las imágenes mantenían el grado de anonimato; sin embargo, algo particular que recalca Dominique, es que, el hombre que realiza las manchas rojas, es diferente del resto, por un rasgo singular en su mano derecha, su meñique torcido. Es así que se conocen los diseños realizados por este hombre singular, a lo largo de la cueva. Las pinturas que se encontraron en la cueva de Chauvet estaban tan bien conservadas que parecían haber sido realizadas recientemente; lo que provocó que se dudará de su autenticidad. Al notar que todas estas imágenes estaban cubiertas de una capa de calcita, un mineral que tarda miles de años en formarse, fue prueba de que no se trataba de una falsificación. Las figuras trazadas en las paredes nos cuentan historias del pasado; se siente vida en cada representación que quedó congelada e intacta en el tiempo. Entre los dibujos se destacan: caballos, osos, mamuts, bisontes, lobos, rinocerontes, una pantera (el único conocido del arte rupestre del paleolítico), insectos, mariposas, leones sin melena y leonas. Se observa ya una destacada técnica del hombre prehistórico y su conocimiento preciso del mundo animal. Un dato interesante es que, en un hueco inaccesible de la cueva, se hallaron huellas de un niño de ocho años junto a las de un lobo. Se destacan también en las pinturas muchas técnicas, utilizadas por el hombre de la era paleolítica, como por ejemplo: el juego de luces y sombras provocadas por los carboncillos de sus antorchas que se evidencian en las figuras de los caballos; jugaban mucho con el contraste para dar mayor realce a ciertas zonas. Asimismo los animales parecían tener movimiento, sugerían estar vivos; un ejemplo de ello es un bisonte con ocho patas, que insinuaba evocar la percepción de que se movía y estaba huyendo de algo. Herzog asimila esta representación del movimiento al protocine, que eran fotogramas que utilizaban las películas animadas para dar movimiento. Por otro lado, las condiciones naturales de la cueva también ayudaron mucho; las paredes no eran lisas, tenían su propia dinámica tridimensional, algo que los artistas supieron aprovechar muy bien. La arqueóloga Dominique manifestaba que las imágenes de los caballos con la boca abierta, parecían estar relinchando; para Baffi esta representación sugería sonoridad. De igual manera, la imagen de los dos rinocerontes luchando, ella indicaba que se notaba el nerviosismo de los animales o la insinuación del sonido al chocar sus cuernos. Por otra parte, en una de las cámaras de la cueva se puede observar la parte inferior del cuerpo de una mujer incorporada a la cabeza de un bisonte con un brazo humano; Herzog lo relaciona al mito del minotauro y la mujer. Esta es la única representación parcial de un humano en toda la caverna. Con esta figura nos podemos dar cuenta que en esa época involucraban la metamorfosis entre humanos y animales. A propósito, esta pintura se la relaciona con la venus de Holenfer, encontrada en 2008. El arqueólogo Nicholas Conard, nos indica que esta figura es la primera representación de un ser humano, es la representación más antigua de cualquier clase de objeto figurativo que se conozca. El ser humano tiene una necesidad de crear y de imaginar lo que somos a partir de huellas y restos del pasado. El afán que tiene de explorar, de descubrir, de conocer, de ir más allá; ha logrado que se den varios descubrimientos formidables, se han encontrado muchas huellas que nos hablan de cómo fueron nuestros antepasados, de su vida, de sus costumbres, de su misticidad, su religión y su cultura. En cuanto al tema del arte, aún me surgen dudas de si ellos lo vieron así o lo hicieron para comunicarnos algo, mantenerlo en el recuerdo de sus futuras generaciones o simplemente para sobrevivir. Y cierro con una pregunta que hace Herzog en el documental: ¿Podremos comprender alguna vez la visión de los artistas a través de tal abismo de tiempo? Bibliografía: Nelson, E.,Adrienne, C. (productores) y Herzog, W. (director). (2010). Cave of Forgotten Dreams (documental). Canadá.: Creative Differences.