Subido por German Lucas Barillaro

La mujer y la medicina final

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La mujer y la medicina
Germán Barillaro
“Ninguna sociedad trata a sus mujeres tan bien como a sus hombres” dice el Informe sobre
Desarrollo Humano de 1997 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
(PNUD) y, al decir eso, no está hablando de la anormalidad o de la excepcionalidad de las
familias con hombres violentos sino, muy por el contrario, de las rutinas, de la costumbre, de
la moral, de la normalidad. A esta afirmación, Rita Segato, conocida Antropóloga reconocida
por su luya contra la violencia de género, agrega que hay una naturalización de este
maltrato, no percibiéndolo como algo extraño. Esta normalización de la desigualdad entre
mujeres y hombres implanto sus raíces en toda la comunidad, por lo dicho el ambiente de la
medicina no escapa a esta enunciación.
El entorno medico, tanto a nivel estudiantil y profesional, históricamente fue injusto para las
mujeres y por lo tanto violento. La desigualdad contra la mujer era tan amplia que inclinaba
su elección vocacional.
Era normal, principalmente en el siglo pasado, que el Doctor,
respetado por toda la sociedad sea hombre, siendo una excepción que sea mujer.
A medida que pasaron los años y hasta la actualidad, por suerte esta profesión se fue
equiparando entre mujeres y hombres como sucedió también con otras.
Dentro de mis trabajos, hago asistencialismo en el Hospital Policial Churruca Visca y es
donde más marcado visualizo la igualdad entre la cantidad de médicas y médicos. Por
ejemplo, en el servicio de Cirugía General que es uno de los más antiguos, las primeras
camadas de médicos eran todos hombres. Era impensado que una mujer sea cirujana en el
Hospital. Era natural que el cirujano sea hombre, no se percibía como algo extraño. Era
normal esta desigualdad.
Pero en los últimos años esa relación se fue igualando y hasta invirtiendo. La comunidad
hospitalaria fue aceptando la incorporación de médicas cirujanas a su entorno. Lo mismo se
puede extrapolar al ámbito policial que también lo visualizo en mi trabajo. Cada año se
atiende más mujeres policías en actividad, por lo tanto hay más mujeres en la fuerza.
La incorporación de la mujer al mercado laboral supuso un gran avance en la lucha por la
igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, lamentablemente la
presencia de
mujeres en la profesión médica no se ha visto reflejada en una mejora paralela en su carrera
profesional.
Como es de público conocimiento, ser medico demanda muchas horas abocada al trabajo,
por lo tanto en algunos centros médicos, principalmente en los privados y en determinadas
especialidades, se prioriza al hombre para ocupar un cargo laboral. Principalmente porque
está en el pensamiento comunitario que la mujer se embarace y cuide a los hijos, por ende
no puedo dedicarse íntegramente a su trabajo.
Es habitual que los puestos directivos como director de un sanatorio o jefe de servicio sean
ocupados por hombres. Esto genera la falta de representantes del género que estimulen la
integridad de los derechos de las mujeres en el espacio profesional e infundan sus
capacidades para alcanzar puestos jerárquicos.
El hostigamiento sexual también sucede en el ambiente de la medicina. A nivel de pregrado
hay muchas denuncias de estudiantes mujeres contra jefes de cátedras o docentes. El acoso
también sucede a nivel laboral en todas sus escalas. Estas incluyen sometimiento, rechazo,
favoritismos y amenaza de condicionamiento de la práctica médica.
Por todo lo expuesto, hubo un avance en la incorporación de la mujer al ambiente medico,
algo totalmente impensado décadas atrás. Pero esto no es suficiente, el mundo medico y
laboral aun sigue siendo injusto para la mujer, evidenciándose en la práctica médica. Esta
desigualdad es sinónimo de violencia contra la mujer.
Para frenar esta violencia en los últimos años se implementaron varios avances a nivel
legislativo pero es innegable que no alcanzan. Rita Segato promueve que hay que acompañar
estas leyes con conciencia colectiva para dejar de percibir como “normal” las relaciones de
género tal como las conocemos, creando un cambio en la mentalidad de relacionarse con las
mujeres. Recién cuando eso suceda disminuirá la desigualdad contra la mujer, generando
relaciones laborales sanas y justas incluyendo en el ámbito de la medicina.
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