MÁS BIRRAS • VA Q U E R O S D E L O S M O N E G R O S • M a t í as U r i b e Desde el primer momento que escuché «Apuesta por el Rock’n’Roll» tuve la misma sensación que me provocó «Esto no es Hawaii» de Loquillo y Los Intocables siete años antes. La de encontrarme ante una canción extraordinaria, mágica, una de esas canciones que destacan entre cientos de miles. Y así lo sintieron también los oyentes del Diario Pop de Radio 3 cuando votaron al final del año por el Mini-Lp Al este del Moncayo como el mejor disco del año. Porque no sólo incluía esta maravillosa canción sino otras que también siguen siendo interpretadas por Búnbury, Amaral y muchos grupos desde entonces. Tuve la satisfacción de entregar a Más Birras su premio en la sala Rock Club de Madrid en la fiesta de entrega de premios a Los mejores del Año 1987 donde se codearon de tú a tú con Loquillo y Los Trogloditas, Gabinete Caligari, Los Ronaldos o Danza Invisible. Vaqueros de los Monegros. Unos tipos desinhibidos y con la misma facilidad para hacer canciones de fiesta cowboy como profundas baladas. Unos verdaderos artesanos de la melodía e incluso de la poesía, que, pese al trozo de tarta de popularidad que saborearon a finales de los ochenta, acabaron perdiendo su apuesta por el rock’n’roll. La culpa: el cansancio, las escasas ventas discográficas y la devoción cada vez mayor de su líder, Mauricio Aznar, por el folclore latinoamericano. «Poco a poco me fui alejando musicalmente del grupo hasta no tener nada que ver con aquello».1 No eran nuevos en la plaza plueblerina que entonces era la Zaragoza pop de los inicios de los ochenta. Venían de Golden Zippers, los atrevidísimos primeros espadas que saltaron a aquel ruedo palurdo y prácticamente inexistente de la movida local. Diría que daban miedo. Los ochenta se habían abierto en la ciudad atados todavía a la resaca de los cantautores y a la pobreza y el desangelamiento del rock. No existían tan apenas grupos, no había salas de conciertos, ni estética pop y menos aún discos del género. Caminar por las calles de la ciudad e incluso meterse en los famosos discobares de la zona de San Juan de la Cruz (ah, el Parrots) era meterse en el túnel del tiempo, no en la modernidad que ya había dado sus primeros campanazos en Madrid al socaire de la new wave británica. Más, de pronto, por la calle se vieron circular a unos individuos con altos tupés, ­vestimentas vaqueras, cremalleras y puntiagudas botas. 1 Diario 16, 26-v-95. J E S Ú S O R D O VÁ S Carátula extendida de casete de una de las maquetas de Más Birras. Ilustración de portada de Calpurnio. Puede resultar exagerado, pero invitaban a cambiar de acera. La ciudad no estaba preparada para sustos estéticos tan contundentes. Tras el Concurso Municipal del 82, quedé con ellos en su cuartel general, un bar de la calle Juan José Rivas, en la acera de enfrente de la entonces famosa discoteca Babieca: intimidaban. Cuatro adolescentes que se bebían su estética y sus gustos musicales a caño abierto y pateaban furibundamente contra lo viejo pero también contra el soplo de novedad que llegaba desde Madrid. «Muerte a los modernos», me gritó para el Heraldo su líder, Mauricio Aznar. Los cuatro hacían profesión de fe: «Esto es una forma de vida. Nosotros no nos disfrazamos para llegar a un grupo, es desde el grupo donde saltamos a la vida. Vives así, te peinas así, te vistes así, porque primero hay que ser rockero y después hacer rock’n’roll».2 Grabaron un single con tres canciones para el primer sello discográfico independiente local que llevó adelante el audaz Luis Linacero, Cara 2, y a finales del 84 se cansaron y reformularon sus principios musicales y hasta casi estéticos. Nacieron Más Birras con Miguel Mata (bajo) y Mauricio Aznar (voz y guitarra), ambos procedentes de los Zippers más Víctor Giménez (batería) y Mariano Ballesteros (saxo). Gabriel Sopeña se colocó en la recámara: no solo produce el primer disco sino que también hace coros, ­compone, toca la armónica y además toma el papel de voz solista en alguna que otra canción. Un excelente amigo de trabajo y farra. Un grito de guerra hace honor a su localismo rocanrolero: «Shakin La Seo, tío, forever and Ebre».3 Sí, muchas ganas de agitar la ciudad, pero las posibilidades entonces de salir de la «gusanera», que diría Labordeta, y eso que la ciudad había conocido en marzo del 84 una convulsa muestra de modernidad y rock & rollo, pero mucho «desierto para correr». Pocas expectativas de salir adelante, de darse a conocer dentro y fuera, de empezar a vivir de la música, que para eso enterraron a los Zippers y profesionalizaron, digámoslo así, sus vidas laborales. Hasta que de nuevo reapareció el pertinaz Luis Linacero, quien unido al matrimonio Miguel Goyanes e Inmma Mendoza, fundaron el sello Grabaciones Interferencias, nombre del enrollado bar que el matrimonio regentaba en las cercanías de la avenida Goya. Y no solo inauguran el sello sino que debutan discográficamente. Ha costado casi tres años hacerlo. En junio del 87 aparece el single «Apuesta por el rock’n’roll» y «Oh, Ana». Y a la vez, un maxi de cuatro canciones, entre las que se insertan de nuevo las dos del single, más «Maldita sea mi suerte» y «Voces de tango», ésta última regrabada y perfeccionada con respecto a la que un año antes metieron en el disco recopilatorio de la revista Menos Quince, Los chicos de provincias. Contado así, hoy parece una nadería, pero colocando el microscopio sobre la época, se ve nítidamente, no un gran triunfo pero sí una grata anomalía. Hasta entonces, ciñéndonos al pop y a los ochenta, en la ciudad únicamente habían grabado discos en formato grande (maxi o lp) la Curroplastic, Vam Cyborg y Vocoder. Al unísono, o un poco después, lo hicieron Dirección Prohibida, Pedro Botero y Combays. Los Héroes del Silencio aún estaban en el congelador. Nada especial. O sea, un panorama discográfico de auténtico secano. Pero allí estaban los Mas Birras dispuestos a correr todo el desierto que fuese necesario. A la vuelta del verano de aquel 87, aparecieron con otro nuevo registro, un minielepé de seis canciones, Al este del Moncayo, que aunque breve daba la medida del grupo para fabricar canciones vibrantes, trotonas, con cierto deje de los sesenta en las guitarras (Shadows, por 3 El Día, 6-iv-86. e­ jemplo), y escritas con un estilo literario depurado y melancólico, realista y desenfadado. El disco, de aire vaquero americano, volvía a recoger «Apuesta por el rock’n’roll» junto a dos curiosas versiones —una galopante revisión del «Tren de medianoche», de Johnny Burnette—, una swingueante interpretación del viejo «Moliendo café» de las Hermanas Benítez, y tres temas nuevos, entre ellos, otro de los emblemáticos del repertorio Mas Birras, «Maldita sea mi suerte». Cerraba tan afortunada minisesión una balada con saxo ondulante debajo de la voz de Gabriel Sopeña, el amigo del alma de Mauricio. Aunque Los Coyotes habían explotado años antes con su breve ración de psicobilly y Los Rebeldes se atuvieran exitosamente al clasicismo rocanrolero, no había grupo en España que pisara el mismo terreno, que galopara al mismo trote de Mas Birras. Con la perspectiva que da el tiempo, se puede afirmar que eran únicos. No extraña que hicieran su pequeña mella en el pop nacional: Ordovás eligió «Apuesta por el rock’n’roll» como una de las diez mejores canciones del 87. Ellos lo consideraban lógico «porque aquí hay gente que toca muy bien y debería estar en primera fila»4. Costaba vender discos locales. Y, claro, costaba aún más grabarlos. Razón por la que Mas Birras e Interferencias siguieron abonados a los soportes más económicos de fabricación y producción. Tras el single «Tren de medianoche», publican un nuevo minielepé, Otra ronda (1988), que serpentea por el pop marcado de «Cass (La chica más guapa de la ciudad)», el swing de «Asesinato en Torrero», la jocosa adaptación del «Summertime Blues» o la tórrida ranchera «Isabel». Tanto la primera como la última también se publicaron en sendos singles. No hay manera, sin embargo, de saltar fronteras locales. Son muy conocidos en la ciudad e incluso en Aragón, pero al tren de medianoche le cuesta viajar fuera. Razón por la que Más Birras firma contrato con el sello nacional Pasión, recién creado en el 89 por Paco Martín, un voluntarios agitador de la industria discográfica que pasó de las multinacionales a la independencia con Twins y dio a conocer a Hombres G. Con él y con el grupo ampliado con un quinto miembro, Quino Díaz (guitarra), en octubre del 9o, editan su primer lp en toda regla: La última traición, diez canciones balanceándose entre el pop, el swing, el country, lo latino y las canciones sesenteras pero con un gran hándicap, su deficiente producción y sonido, algo imperdonable en un sello independiente aunque grande. El disco, pese a todo, con buenas canciones como «Perla criolla» o «Hay una cruz en el saso», ahuyentó definitivamente el viejo rock’n’roll que marcó al grupo en sus inicios —«hemos evolucionado y por eso las canciones de los noventa tienen otros matices»5— y se decantaba por un sonido más reposado, lo que 4 5 Heraldo, Suplemento semanal, 27-xi-87. El Periódico, 8-ii-91. hacía que Mauricio aconsejara imperativamente a escuchar el disco «relajadamente, con una pipa en tu biblioteca y olvidado de otras cosas pues no da pie a la distracción ni es nada festivo. Es para escuchar en casa, no en los bares»6. Recuerdo preguntarle en Radio Heraldo por el título de la canción «Hay una cruz en el saso», jamás había oído aquella palabra, «saso»... —No sé, eso son cosas de Gabriel. La firma con Pasión se dejó notar, aunque fuese mínimamente. A los pocos meses de editarse el disco, el grupo intervino en Rockopop, el programa musical estelar entonces de TVE, que se emitía los sábados por la tarde, y se presentó en Madrid, en una de las mejores salas del momento, la sala Universal Club, con buena acogida de público y hasta de crítica. «Los ­músicos son comedidos como solistas, pero participan de un concepto rítmico brillante, bien desarrollado en terrenos más tradicionales: blues y rock and roll fundamentalmente, aderezados con algunas gotas de tex-mex. Mauricio Aznar es un cantante notable, y su voz potente se realza gracias a los elevados coros del guitarrista Josu Rodríguez», escribió el crítico de El País7, aunque, sin embargo, se quejó de que el concierto se hiciera largo por culpa de un repertorio poco selectivo y muy extenso. En cualquier caso, el grupo recibía su bautismo nacional. Faltaba un nuevo disco que asentara su estilo y sus canciones, para la época —insisto— insólitas o cuando menos muy personales en el pop español. Lamenta6 7 Heraldo, x-9o. El País, 23-iv-91. blemente el siguiente álbum, Tierra quemada, editado en julio del 92, no lo consiguió. Y eso que con una mejor producción y sonido, amalgamado bajo la dirección de Tony Luz, y con la incorporación del excelente guitarrista Josu R. García, que sustituía a Quino Díaz, mostraba una encomia­ble elasticidad sonora que iba del blues a la balada, el country, el R&B y de nuevo el rockabilly de los viejos tiempos. Un álbum con momentos más que jugosos, entre ellos, el divertido homenaje a Dylan —«El hombre del tambor»—, la adhesividad a lo Byrds del single «Loreto» y la siempre pegajosa melancolía de «Voces de tango», por tercera vez incluida en un disco de Mas Birras. Mauricio lo definió como un álbum «más guitarrero y unificado que los anteriores» pero, pese al título, «nada ecológico»8, toda vez que a lo que hacía alusión era a «la quemazón que tiene el protagonista de la canción por todas esas cosas de los perjuicios de la gente»9. Pese a las excelencias del disco, no llegó a funcionar comercialmente, generando desesperación. La penuria económica empujó a Mauricio y Mariano a ejercer de músicos callejeros. No fueron pocas las veces que me los topé en los porches del paseo Independencia al salir del periódico. Alguna vez, los saludé con un gesto al pasar, pero no les interrumpía. Dolía ver cómo un grupo cargado de hermosas canciones se veía abocado al escenario de la calle y no al de los grandes pabellones. Una de tantas e injustas barbaridades del negocio musical. En las fiestas del Pilar del 93, y entre abundancia de lágrimas, dio su adiós definitivo10. Lamentablemente moría una de las mejores bandas que esta tierra ha alumbrado. Con la visión de hoy, casi un cuarto de siglo después de aquella ruptura, y escuchando todas sus canciones, la figura de Mas Birras se agranda, obliga casi a dar un puñetazo de rabia en la mesa al comprobar lo injusta que fue la pérdida de su apuesta por el rock’n’roll. Arrellanado en un sillón de mi cuarto, en el verano de 2oo1, Mauricio no quería echar la vista atrás. Se le notaba fastidiado por aquella partida perdida, pero le podía mucho su nuevo rol de payador con Almagato y su devoción por la música latinoamericana. Me trajo varias casetes de Peteco Carabajal y de su familia, Los Carabajal, con quienes había estado una larga temporada en su ciudad natal del norte de Argentina, Santiago del Estero. Se me ocurrió preguntarle si tenía algún cd de ellos, en momentos en que la casete ya era casi un artefacto obsoleto... Y entonces afloró el alma de un hombre apegado al pasado y resquemado con el negocio de la industria discográfica. 8 Heraldo, 15-v-92. Heraldo, 7-vii-92. 10 Heraldo, 15-x-93. 9 —Bah, yo solo utilizo casetes, no compro discos, me los graban o los grabo en cinta. No quiero hacerles el juego a las multinacionales. No era, no obstante, su mayor queja. Con lo que de verdad se le notaba que­ma­ dísimo era con la ciudad, con Zaragoza. —No hay Dios que te con­trate. El ayuntamiento pasa de mí. No me hacen ni puñetero caso. Y no te cuento lo de Pirineos Sur..., joder, tendré que ponerme un tanga senegalés y pintarme el cuerpo de negro a ver si me contratan. Un festival de «músicas del mundo»..., ¿y qué hago yo? (Sobra sacar a colación la cantidad de adjetivos y malsanos comentarios que vinieron a la mente cuando, meses después de su muerte, el ayuntamiento zaragozano, a la sazón en manos del PP, le hizo un gran tributo en la sala Multiusos). Quejoso, pero físicamente, un roble. Ya no intimidaba estéticamente, pero sí sorprendía su aspecto físico. Sus musculosas piernas parecían a punto de reventar el pantalón vaquero... Era el efecto de la bicicleta, con la que no resultaba difícil verlo transitar permanentemente por la ciudad, cuando todavía no había carril bici y era un peligro sortear los coches. Lamentablemente no lo embistió un autobús o un conductor atolondrado sino la maldita heroína. Aunque me confesó que estaba «limpio de guarradas», tuvo un repentino tropiezo en el que se le fue la mano con la hipodérmica... Murió un par de meses después de mi último encuentro con él, en octubre de 2ooo. Curioso arco sonoro y personal el suyo: de rockabilly a payador. Grabaciones: «Apuesta por el rock’n’roll» / «Oh Ana», single (87), Grabaciones Interferencias, 1k-o46. Más Birras, Maxi (87). Grabaciones Interferencias, 2k-o49. Al este del Moncayo, Mini elepé (87). Grabaciones Interferencias, mlp-oo1. «Tren de medianoche» / «Al este del Moncayo», single (88), Grabaciones Interferencias, 1k-o46. Otra ronda, Mini elepé (88), Grabaciones Interferencias, 3z-oo2. La última traición, lp (9o), Pasión Discos, 4p-o19. Tierra quemada, lp (92), Pasión Discos, 513 669-1. Mas Birras (1985-1993), doble cd (2oo2), Linte s.l. MÁS BIRRAS • ro c k A l es t e del M on c a y o • J AV I E R A G U I R R E Escucha mi nombre y guárdalo dentro del corazón (Mauricio Aznar) La reciente edición de Más Birras (1985-1993), grabaciones completas del grupo zaragozano, recupera para las jóvenes generaciones una de las páginas más hermosas y entrañables de la historia del rock en Aragón. Desde que el mítico Rocky Kan grabara sus primeros discos de rock en los lejanos años 6o hasta los impecables trabajos de artistas como Carmen París, Bunbury y Amara. Han sido numerosos los nombres que han escrito desde la escena rockera la historia de la música popular en Aragón1. Al repasar esa larga historia, resulta difícil encontrar una banda más comprometida con su tierra, una banda más «nuestra» que los Más Birras. Formados en el año 85 como continuación natural de los legendarios Golden Zippers, los Más Birras elaboraron su particular universo desde unos presupuestos que chirriaban con las modas del momento: frente a la estética frívola y descarada de los 8o, los Birras, aparentemente ajenos a su tiempo, optaron por una estética encarnada en la vieja cazadora de cuero y brillantina en el tupé; y frente al proverbial desencanto postransicional de las bandas nuevaoleras, optaron por un sincero compromiso social no exento de grandes dosis de humor. Ajenos a las historias que hablaban de la desgana y el aburrimiento en la ya adolescente democracia, cuando no de truculencias del más variado registro, los Birras continuaron describiendo hermosas historias de amor, desamor y amistad donde se daban cita mujeres fatales, ambientes urbanos, viajes sin destino y kilómetros de tierra dura e inmisericorde. En gran medida, los Birras siguieron contando las viejas historias una y mil veces contadas por el rock’n’roll. Estas páginas no pretenden sino reivindicar la memoria de un gran grupo a través de una discografía repleta de buena música y auténtica poesía. 1 Un breve e interesante acercamiento a la historia del rock en Aragón se encuentra en Pedro Elías Domínguez y Miguel Mena, (1998), «1972-1997: veinticinco años de pop-rock en Aragón», Rolde, 82-83, pp. 13o-141. Y mas recientemente, Miguel Mena y Ángel Vergara (2oo2), Música pop / Música folk, primer número de la colección Órbitas, editada por el Rolde de Estudios Aragoneses y el Ayuntamiento de Zaragoza. • A l es t e del M on c a y o • El nuevo grupo, formado inicialmente por los miembros de Golden Zippers2 Mauricio Aznar (guitarra y voz) y Miguel Mata (bajo) y Víctor Jiménez (batería), se dará a conocer como trío en un concierto en Zaragoza durante la Cincomarzada de 1985; unas semanas después se unirá al grupo Mariano Ballesteros (saxo). Desde los primeros conciertos se hará evidente el importante cambio de intereses del nuevo grupo con respecto a los viejos Golden Zippers: de un repertorio compuesto principalmente por versiones en inglés de viejos rockeros como Gene Vincent, Eddie Cochran o Jerry Lee Lewis, y rockabilly en castellano muy influido por los Crazy Cavan, los Birras pasaron a completar un repertorio propio, en castellano y musicalmente mucho más sensible a otras influencias, fundamentalmente nuevos rockers —Stray Cats, Rebeldes, Loquillo—, Dylan y heartland rock —Tom Petty, John Mellencamp, Bruce Springsteen—, pero también bastante sonido Southern y Country rock americano3. Por otra parte, el grupo asumirá sin ningún tipo de mistificación un aragonesismo reivindicativo que lo­ ­integrará en 2 Golden Zippers estuvo en activo entre los años 1982 y 1984; los miembros fundadores fueron «Robbie» (voz y guitarra), Mauricio Aznar (bajo) y «Mac» (batería); ya en el segundo concierto se integraron en el grupo Miguel Mata (guitarra) y «Fats» (bajo), y Mauricio pasó a tocar la guitarra. Posteriormente «Mac» y «Fats» dejaron el grupo, Miguel pasó a tocar el bajo y entró ManoS lo Leal como nuevo batería. Con esa GOLDEN ZIPPER formación se grabó en 1983 el único single del grupo, que contenía tres temas rockabilly: «Vivir a mi manera», «Quemando gasolina» y «La chica de Tennessee», En verano de ese mismo año Manolo dejó el grupo y se integraron «Máster» a la segunda guitarra y «Wili» a la batería. En enero de 1984 «Wili» dejará el grupo y entrará Víctor Jiménez. Tras la disolución de Golden Zippers y antes de la formación de Más Birras, Mauricio, Miguel y «Wili» dieron un concierto único en Tardienta con el nombre de 60 Birras. 3 En más de una ocasión los Birras han recordado divertidos cómo alguno de los seguidores más radicales de Golden Zippers asistían a los primeros conciertos del nuevo grupo con la intención de boicotearlos; el motivo del enfado, la supuesta traición del grupo al verdadero espíritu del rock’n’roll. Por supuesto, la cosa nunca llegó a mayores y los aguerridos rockabillis acabaron asumiendo lo inevitable. sus letras y en su estética. Al Este Del Moncayo, grabado en los estudios Tsunami de San Sebastián y editado por Grabaciones Interferencias, saldrá a la calle en el año 87. La portada, sobria, monocromática y oscura, muestra al grupo en la carretera de Litago ante un desolador fondo coronado por el Moncayo. De los seis temas que integran el mini-lp, tres describen road movies en las que el adiós, la chica y el desamor son los protagonistas. Duras historias, como la descrita en «Esa Chica Llamada Soledad» canción firmada por Mauricio y Gabriel Sopeña —importante colaborador a lo largo de toda la historia del grupo—, sobre una idea original de Paco Calero «el conseller»: «Mi hogar lo llevo en la cabina del camión / Mi carga es la distancia y el adiós... / El adiós»... «Dios no hizo la tierra donde me pueda ubicar. / Soy sólo una sombra sin hogar... / Sin hogar»4. O la bellísima 4 Las letras de todas las canciones así como la discografía completa del grupo, información general, videos, mp3, fotografías, página Golden Zippers y divertido foro se encuentran en la excelente página oficial del grupo wwwmasbirrascom, dirigida por el incombustible Vicente Martí Puel «kanT» y la participación de numerosos colaboradores. de los Más Birras quedará plasmado en la divertida «¡Oh Ana!», canción de Gabriel Sopeña y J.J. Blasco no publicada en el lp pero sí en el single y el maxi como cara B de «Apuesta Por El Rock’n’Roll». Al Este Del Moncayo se cerrará con la prescindible «Moliendo Café» y con «El Siguiente Eres Tú», tema escrito y cantado por Sopeña que trata sobre el problema del caballo; un problema del que, lamentablemente, tampoco se libraría el propio grupo. «Apuesta Por El Rock’n’Roll», también escrita por Mauricio y Sopeña a partir de un borrador original, «Apuesta Por El Rock’n’Roll», escrito por Paco Calero: «Larguémonos, chica, hacia el mar. / No hay amanecer en esta ciudad. / No sé si nací para correr, / pero quizá sí nací para apostar...». La terna road la completará una adaptación al castellano del viejo «Midnigth Train» de J. Burnette, otra triste canción que también nos habla de desamor y soledad: «Ahora sólo queda en el recuerdo / tu imagen lejana en el andén»... «Triste es el silbido a medianoche, / triste es cada amanecer / ¡Ay, amor! Bajo la lluvia estoy / ¡y es tan fría la noche en la estación!». Pero junto a un repertorio elaborado en torno a la figura del perdedor, el grupo mostrará asimismo un lado divertido y lleno de humor; es el caso de la irrepetible «Maldita Sea Mi Suerte», canción escrita por Mauricio en la que el grupo, entre referencias a chorizos y longanizas, tractores y conejos, le declarará el amor a su tierra: «Los amigos en la taberna / me dicen que el agua de mayo está al caer / pero al Este del Moncayo sólo hay sed / y el desierto para correr. / y maldita sea mi tierra por quererla / como si fuera mi mujer, / como nadie la podrá querer». Una letra que nos trae a la memoria las viejas canciones de José Antonio Labordeta dedicadas a Aragón, pero adaptadas a la estética aragonesista ca­chonda e irreverente del genial dibujante Alberto Calvo y de los fanzines 60 Burras: y 200 kilos de Ternasco, todos ellos íntimamente unidos a la historia del grupo. Ese lado ­gamberro • O t ra ronda • El segundo mini-lp de Más Birras, Otra Ronda, también será producido por Grabaciones Interferencias y grabado en los estudios Tsunami de San Sebastián. Su año de publicación, 1988. Cuando lo comparamos con Al Este Del Moncayo, observamos que el nuevo disco presenta una temática mucho más urbana. Otra Ronda es un trabajo que desde la portada misma —los Birras sentados en la barra de una conocida taberna del casco viejo— nos invita a pensar en la vieja ciudad de Zaragoza. Referencias directas a esta ciudad las encontramos en «Asesinato En Torrero», tema firmado por Mauricio y Miguel donde el grupo nos ofrece una imagen muy poco atractiva del barrio de Torrero, con su canal, su cárcel, su cementerio y su poco probable asesino a sueldo. Mucho más interesante es la maravillosa «Cass (La Chica Más Guapa De La Ciudad)», auténtica canción estrella del disco, escrita por Sopeña y el filósofo y poeta aragonés de adopción José Luis Rodríguez a partir de un texto original de Bukowski5. 5 Se trata de «La chica más guapa de la ciudad», relato incluido en Erecciones, eyaculaciones, exhibiciones, publicado por Anagrama, 1994 (2a, ed.). La canción describe en tono entrañable la historia de «Cass», una adolescente diosa que tarareaba canciones de Dylan, reía como un sábado y guiñaba el ojo como si recitara poemas; una joven diosa, ¡ay!, que acabará sus días arrollada por el Chevrolet de un repartidor de Coca-Cola, «Y ahora la lloramos todos / y enviamos violetas / a direcciones inventadas, / todas dirigidas a Cass /... la chica más guapa de la ciudad». Una gran canción que se convertirá en una de las favoritas entre los seguidores del grupo. Y si hablamos de mujeres que dejan huella, no podemos olvidar la divertida «Isabel», ruidosa ranchera dedicada a una atractiva vampiresa más mala que el propio Lucifer y que, obviando el amor de su pringado novio, acabará fugándose con un tío de pelas a Navacerrada («¡qué guarra!»). «Isabel», será el particular homenaje de Más Birras al grupo de origen mexicano Los Lobos. El clásico tema chico-chica-desamor en un contexto urbano todavía se reflejará en dos temas más firmados por Mauricio y Sopeña: «Vuelta Atrás», que incide de nuevo, ¡cómo no!, en ese amor traidor que nos muestra la cara amarga de la derrota propia y ajena: «Será la derrota quien te devolverá / y aun la voz del tiempo que guarda tu soledad / te traerá al recuerdo que / el primer amor no vuelve jamás». Y «No Voy A Ningún Sitio», una declaración de amor que invita a la huida y al comienzo de una nueva vida: «No busco la tierra prometida, / sólo busco una salida, / y yo no voy a ningún sitio, / vamos donde quieras, / sólo espero que decidas, / y no importa el camino que elijas, / porque vamos a tomarlo, / y vamos a sentir toda la locura, / del deseo en nuestra piel». Tal como hicieran en el anterior trabajo, en Otra Ronda los Birras también ofrecerán su particular homenaje a los grandes rockers; en esta ocasión se trata de la adaptación al castellano del clásico «Summertime BIues», escrita por el gran Eddie Cochran. Con la grabación de Otra Ronda Más Birras pondrán término a una época para iniciar la etapa de madurez, etapa que vendrá acompañada de importantes cambios. • L a úl t i ma t ra i c i ó n • La Última Traición, grabado en 199o y publicado al año siguiente, traerá cambios importantes. En primer lugar, el grupo se convierte en quinteto con la incorporación del gran guitarrista Quino Díaz, cantante de los únicos e irrepetibles Parkinson6 durante su segunda etapa. Además de la destreza de Quino, el trabajo de un gran número de colaboradores dotará al disco de una sensación de seriedad y profesionalidad hasta entonces desconocidas. Más Birras había firmado previamente con la discográfica Pasión Cía, y en esta ocasión el grupo no grabará en Donostia, sino que lo hará en los estudios Quarzo de Madrid. Musicalmente el grupo ampliará sus intereses, introduciendo sonido southern rock (la parte instrumental de «La Telaraña») y, particularmente, sonido folksinger y country rock («Hay Una Cruz En El Saso», «Besos Tan Dulces Como La Miel», «Arriba En La Montaña» y «Sin sentido»). Los cambios introducidos en este tercer trabajo, sin embargo, no siempre serán beneficiosos; así, «La Telaraña», canción escrita por Sopeña, quedará destrozada por unos absurdos arreglos de viento que el grupo nunca debió consentir. Por otro lado, tras una primera escucha queda la sensación de que la producción del disco está dirigida a convertir al grupo en algo que de ningún modo podía ni pretendía ser: un grupo comercial y multitudinario. Sin embargo, las letras seguirán respetando la temática tradicional del grupo y aportando hermosas historias de amor y carretera: «Besos Tan Dulces Como La Miel», versión en castellano de la archiconocida «Kisses Sweeter Than Wine» nos describe la larga historia de un amor que, lejos del tópico, no acaba en pareja feliz sino en pareja feliz rodeada de nietos como «para parar un tren». En «La Última Traición», firmada por Mauricio, escuchamos de nuevo una historia de desamor y traición: «No me volverás a ver / fuiste mala con mi cariño y no me queda valor / para volverte a besar donde otros ya han besado». Y en «Nada Queda» la triste historia de un adiós: «Y tú te vas, mi viejo amor / me quedo libre como el sol, / pero el candado del dolor / me ha encerrado el corazón. / Y tú te vas, me quedaré sentado / en el estanque de mi soledad, cansado / oiré caer la tarde como una canción». Las letras de las canciones mejoran, se cuidan más y tienden a hacerse más poéticas. «Pronto Nos Veremos» y «Sin Sentido» son dos canciones en las que los Birras retoman la historia del caminante vagabundo que abandona 6 A pesar de sus planteamientos musicales radicalmente distintos, Parkinson siempre fue considerada una banda hermana de Golden Zippers y Más Birras. Una excepcional banda de la que, desgraciadamente, sólo existen grabaciones caseras. su lugar en busca de un destino y de una respuesta; un tema recurrente en la temática del grupo y que se adapta perfectamente a su música; en «Pronto Nos Veremos» escuchamos: «...algún camión me recoge en la comarcal 2o2 / y los días se confunden con el ruido del motor...», «...la carretera / en donde quiera es ya mi hogar...», «iHey! Mr. Ford, no me arrepiento de lo que soy / un polizón en un barco a la deriva y sin tripulación...». Hermosas canciones firma­ das por Mauricio, quien para entonces ya era la imagen del grupo y su líder indiscutible, tal como se pone de manifiesto en la portada misma7. Pero sin duda, las canciones más logradas del disco son aquellas que nos hablan de la lucha de unos pocos hombres en una tierra dura donde la supervivencia es un reto planteado a cada momento; dos hermosas canciones firmadas por Mauricio en colaboración 7 En la portada aparece Mauricio sobre un borroso fondo montañoso. Curiosamente, la portada fue elegida por la casa de discos sin el conocimiento del grupo. La razón esgrimida por los responsables fue que las fotos preparadas para la portada salieron defectuosas. con Sopeña: —«Hay Una Cruz En El Saso»— y con Sarah Sánchez —«Arriba En La Montaña»— recuerdan con emoción a los perdidos pueblos de la montaña y a sus últimos pobladores; dos canciones que podrían hacer referencia a cualquiera de los cientos de pueblos aragoneses desaparecidos por el abandono ante el empuje de un progreso no siempre humano ni bienintencionado. La bellísima «Hay Una Cruz En El Saso» —versionada posteriormente en aragonés por el grupo Mallacán— describe en primera persona las reflexiones del último habitante que se resiste a abandonar su tierra: «Lejos del valle y de la capital / donde la cordillera se hace azul / donde la distancia es el monte / y al cielo se le trata de tú a tú, / donde los pastores crearon un país / donde la justicia era un honor / esa es la tierra donde yo nací. / Hay una cruz en el saso / donde los mastines aúllan soledad / donde cada noche enciendo fuego pa’ cenar / migas, uva y vino por los que se han ido. / Yo maldigo la ciudad / porque todos se fueron de aquí. / Sólo quedábamos Germán y yo, / Germán se murió en febrero / y ahora sólo queda mi ganado. / Ahora sólo queda el eco y yo»... «...marcado por el viento y por el sol/mi vida es parte de esta tierra, / yo pertenezco a esa clase de hombres / que un día marcaron su ley». Y en «Arriba En La Montaña» escuchamos el doloroso recuerdo de aquel que dejó su tierra: «Cuando la tarde muere, con el silencio / vuelve al pensamiento el monte / que dejaste tan lejos / bajo el cielo de tu pueblo / en el frío recuerdo»... «Porque arriba en la montaña lo encontrarás / porque abajo en el río descubrirás / que los vientos y las aguas / no murieron con el alba»... «...vuelve a desplegar tus alas / y a volar contra el viento / por encima de las copas / de los álamos perdidos» «...moja tus pies en el río y sentirás / que el cauce del olvido se estancó en la ciudad». Hermosas canciones que nuevamente nos traen a la memoria los mejores versos de Labordeta dedicados a aquellos que se vieron forzados a abandonar su tierra en busca de una vida mejor. La Última Traición supondrá un importante progreso en la expresión musical y poética del grupo, un progreso que se materializará en una mayor venta de discos, un mayor número de conciertos y una mayor presencia en los medios de comunicación. La historia de Más Birras culminará con la grabación de su cuarto disco, el titulado Tierra Quemada. • T i erra quemada • Tierra Quemada, grabado en Madrid para Pasión Cía y publicado en 1992, será el cuarto y último disco del grupo. Será asimismo el trabajo que contenga los mejores temas y las mejores letras; y también el disco con más auténtica y rotunda poesía. En mi opinión, con Tierra Quemada los Birras firmaron el mejor trabajo de toda su carrera, lograron expresar la madurez artística del grupo y confirmó a Mauricio Aznar como un gran poeta. Musicalmente similar al anterior, el disco gozará sin embargo de una mayor calidad en las composiciones y contará con una producción (firmada por Tony Luz) mucho más ajustada a las características y necesidades del grupo. Hay que subrayar también el hecho de que, tras la marcha de Quino, el grupo contará con la presencia del soberbio guitarrista Josu R. García, en aquella época músico de Carmen París; guitarrista de gran experiencia y técnica impecable, Josu aportará al disco algunos de los mejores momentos. La portada de Tierra Quemada nos presenta un desolador paisaje entre volcánico y monegrino arrasado por el fuego, metáfora del hombre solitario y de alma errante que se haya en continua búsqueda empujado por su pasado. Imagen del hombre solitario, en la contraportada aparece la expresiva imagen compuesta por una guitarra junto a unas botas camperas. Con Tierra Quemada Más Birras conseguirán desarrollar su verdadero sonido y su auténtica personalidad como grupo. De los diez temas que componen el disco solamente «Más Madera» y «Blues del Hijo De Dios» harán concesiones al proverbial buen humor del grupo; el primero, un buen tema firmado por Mauricio y Miguel, recupera la tradición rockabilly del grupo (puro sonido Stray Cats) y reivindica en tono de humor la huida a las montañas, lejos de la civilización y de los problemas del corazón: «...no subas a buscarme, olvídate de mí. / No caeré en tus tentaciones, / no necesito volver a caer enamorado,... Y advierte: «si asomas la cabeza dispararé». El segundo tema, «Blues Del Hijo De Dios», es un incendiario blues a lo Albert Collins firmado por Mauricio y Sopeña para lucimiento de Josu y Mariano, quienes bordarán una grabación inolvidable. Sin embargo, el tono general del disco es definitivamente grave, centrado en un yo sumido en un sentimiento de insatisfacción y soledad que va más allá de la expresión de una situación concreta para reflejar un estado del alma y una actitud existencial. Es el caso de «Quién Ha Venido», canción que, en mi opinión, contiene la mejor letra del grupo. El tema está firmado por Mauricio, y dice así: «He arrancado los cierres de todas las puertas / ¿No lo has notado al entrar? / He subido al desván / y con el silencio he estado charlando otra vez. / Al viejo piano lo encontré solo y desafinado. / Un cuadro mirando a la pared, / el techo filtrando a la luz»... «He venido de siempre a recordar mis propios pasos / reemprendiendo la senda que se abrió a puro brazo. / Pregúntale al tiempo / si sabe quién cabalga por mis venas. / Escucha mi nombre y guárdalo dentro del corazón»... «Y dime quién ha venido hoy, / quién me nombró con mi propia voz. / Y dime cuanta es la distancia del amor. / Dime quién soy»... «Y he buscado en la noche los latidos / del hombre encerrado en mi ser. / Y he pateado el reflejo de la Luna / en el suelo mojado de hiel. / Hablar por hablar, / no es más que aguantar la murga de un borracho. / Andar por andar, /sin pararse a pensar que tu huella se borró»... «Pregúntale al tiempo / si sabe quién cabalga por mis venas. / Escucha mi nombre y guárdalo dentro del corazón»... «Y dime quién ha venido hoy, / quién me nombró con mi propia voz. / Y dime cuanta es la distancia del amor. / Dime quién soy». Una gran letra a la que quizás le hubiera correspondido una música más apropiada. Esa misma sensación de soledad es la que nos transmite «El Hombre Del Tambor», otro gran tema escrito por Mauricio y que nos recuerda a las grandes bandas sureñas; en esta ocasión la música y letra se adaptan perfectamente, creando así uno de los mejores temas en la historia grupo: «Lobo solitario aullando en la tierra sin ley, / un pregonero dando voces a las puertas del Edén. / Un poeta vagabundo saltando de tren en tren, vino con el polvo y volando con el viento se fue»... «¡Hey! Hombre del tambor y la harmónica, / espérame un poco más, / pues no hay un sitio a donde nadie / quiera verme regresar... ¡Espérame! / Me marcharé antes que la dura lluvia / comience a caer entre mis manos». Este gran tema de Más Birras será plasmado por Ángel Gonzalvo «Corchan» y Carmen Pérez en dos interesantísimos montajes de video —uno destinado a la página web del grupo y otro como pista para el cd recopilatorio— que recorren en menos de cinco minutos toda la historia del grupo, incluidos los viejos tiempos de Golden Zippers. De insatisfacción y huida nos habla también «Carne De Tren», canción de Sopeña convertida en un cañero tema southern que contiene la expresiva exhortación «Dónde diablos va este tren?... ¡Llévame donde sea!» El grupo recreará también el tema del desamor, siempre tan presente en su temática: Sopeña firmará «Loreto», sonido southern, y «Promesas rotas» («Oh, fuimos tan solo, tan solo promesas rotas. /... promesas rotas con el sol del amanecer»), un extraño tema cuya música cabalga entre lo celta y lo zíngaro; por su parte, Mauricio firmará «Ya Me Voy» y la maravillosa balada «Voces De Tango», vieja y triste canción de amor publicada originalmente en el año 87 y contenida en el primer maxi del grupo: «Temo que al amanecer vuelva a recordar que sin ti, / esperar es matar el fuego que por ti siento en mi pecho. / Y de mí escapa la risa falsa en vez de empezar a llorar. / Y volver a llorar tan solo; otra vez por ti»... «Y escucho las voces del tango / al ver todas las bazas que he perdido, / al seguir en la timba de amar, / en la puerta de un bar. / Atado a un querer por ti. / Por ti». «Voces De Tango», una de las grandes canciones del grupo, se convertirá desde el comienzo en un tema de referencia de la banda. Canciones hechas auténtica poesía y escritas por un gran poeta. Y como broche final de Tierra Quemada, Mauricio y Sopeña firmarán «Para Llegar A Ti», canción única e insuperable, que no sólo cerrará el disco sino que también pondrá fin a la historia del grupo. «Para Llegar A Ti» es, sencillamente, una de las mejores canciones escritas por una banda española de rock; y después de cien escuchas, no es posible dejar de sentir la profunda emoción que transmite la voz de Mauricio arropada por el grupo. No sabemos qué hubiera sido de Más Birras si hubieran continuado como grupo; lo que sí sabemos es que con «Para Llegar A Ti» firmaron la mejor despedida posible: «Cuando me miro hacia adentro / me encuentro de golpe con tus ojos mirándome. / No me importa el dolor ni perder todo lo que amé / porque si hay que esperar, esperaré. / Tengo una vida para llegar a ti»... «Tuve prisa por descubrir todo de golpe, / fui mi fosa y mi rehén. / Y volvería a empezar / si supiera cómo aprender a sentir otra vez, / el miedo de andar mintiendo para llegar a ti»... «Hoy me despierto en la cárcel del alba mil veces, / cada día es un final. / Voy ganando la fe para ser capaz de llorar. / Al oír mi canción me entiende / que esa es la senda para llegar a ti»... «Y me darán la espalda, / venderán mi piel, / van a acusarme de traidor. / Para llegar a ti sería capaz / de alianzas con la soledad». Pasado ya casi un cuarto de siglo desde la desaparición del grupo, «Maldita Sea Mi Suerte», «Esa Chica Llamada Soledad», «Apuesta Por El Rock’n’Roll», «Cass», «Isabel», «Vuelta Atrás», «Arriba En La Montaña», «Hay Una Cruz En El Saso», «El Hombre Del Tambor», «Para Llegar A Ti»... son canciones que ya forman parte de la mejor y más enraizada cultura de nuestra tierra. Tras la separación de Más Birras en 1993, cada uno de sus componentes siguió su camino en el mundo de la música; pero inevitablemente, todos los recordaremos como parte de esa gran experiencia musical y humana que fue Más Birras. Algunos de ellos ya no están entre nosotros, pero antes de marchar nos dejaron su trabajo, una hermosa herencia que valió la pena conocer y que sigue muy presente gracias a la labor de Noche de Birras, banda cover que mantiene muy viva aquella herencia. La música de Más Birras estará siempre presente en nuestros corazones y en el corazón de nuestra tierra. CD 1 A L E S T E D E L M O N C AY O Grabación: Estudios Tsunami (San Sebastián) Sonido: Josean López Salanova Producción: G. Sopeña, M. Aznar Producción ejecutiva: Miguel Goyanes, Inmaculada Mendoza, Luis Linacero 1. Maldita Sea Mi Suerte (M. Aznar) 2. Tren De Medianoche (Midnight Train) (J. Burnette) 3. Esa Chica Llamada Soledad (G. Sopeña / M. Aznar - basada en una idea de Paco Calero «El cunseiller») 4. Apuesta Por El Rock’n’Roll (G. Sopeña / M. Aznar - basada en una idea de Paco Calero «El cunseiller») 5. Moliendo Café (J. Manso) 6. El Siguiente Eres Tú (M. Aznar) bonus tracks 7. Quiero Beber (M. Aznar) 8. Cervezas Y Cigarros (M. Mata / M. Aznar) 9. Voces De Tango (M. Aznar) 10. ¡Oh Ana! (G. Sopeña / J. J. Blasco) Mauricio Aznar (voz y guitarra), Miguel Mata (bajo), Víctor Jiménez (batería), Mariano Ballesteros (saxo), Gabriel Sopeña (coros, armónica), Ramón Garraus (trompetas), Jaime López (piano). CD 2 OTRA RONDA Ingeniero: Josean López Salanova Productores: Gabriel Sopeña y Mauricio Aznar Grabado en los Estudios Tsunami de San Sebastián en 1988. L A U LTI M A T R A ICIÓ N TI E R R A Q U E M A D A Producción: Antonio Santos Ingeniero de sonido: Ventura Rico Grabado y mezclado en julio 199o en Estudios Quarzo Arreglos: Más Birras y Antonio Santos Producción: Tony Luz Colaborador de producción: Juan Giralt Ingeniero de sonido: Ángel Barco Grabado en Marzo 1992 en Estudios Torrelaguna (Madrid) 1. La Telaraña (G. Sopeña) 11. Quién Ha Venido (M. Aznar / Más Birras) 12. Asesinato En Torrero (M. Mata / M. Aznar) 2. Perla Criolla (G. Sopeña) 12. El Hombre Del Tambor (M. Aznar / Más Birras) 13. Beber No Cura (Summertime Blues) (Cochran / J. Capeheart) 3. Hay Una Cruz En El Saso (G. Sopeña / M. Aznar) 13. Promesas Rotas (G. Sopeña / Más Birras) 14. Vuelta Atrás (G. Sopeña / M. Aznar) 4. Besos Dulces Como La Miel (Kisses Sweeter Than Wine) (P. Campbell / J. Newman) 14. Más Madera (M. Mata / M. Aznar) 15. No Voy A Ningún Sitio (G. Sopeña / M. Aznar) 5. Pronto Nos Veremos (M. Aznar) 16. Isabel (G. Sopeña) 6. La Última Traición (M. Aznar) bonus tracks 7. Nada Queda (M. Aznar) 17. Una Historia Como Ésta (Una Storia Come Questa) (Delpetre / Canarini. Traducción: Carme Pérez) 8. Arriba En La Montaña (S. Sánchez / M. Aznar) 11. Cass (La Chica Más Guapa De La Ciudad) (G. Sopeña / J. L. Rodríguez) 18. Eso De Pedir Perdón (G. Sopeña) Mauricio Aznar (voz y guitarra) Miguel Mata (bajo), Víctor Jiménez (batería), Mariano Ballesteros (saxo), Gabriel Sopeña (coros), Tito Gracia (guitarra). Josean «Pito» Salanova, chasqueo de dedos en tema 12. Tito Gracia, guitarra en tema 14. Gus Sancho, piano en tema 15. Jesús Valcarlos, acordeón en tema 16. 9. Tú No Has Cambiado (M. Aznar) 10. Sin Sentido (G. Sopeña / M. Aznar) Mauricio Aznar (voz y guitarra), Miguel Mata (bajo), Víctor Jiménez (batería), Mariano Ballesteros (saxo), JoaquínDíaz«Quino»(guitarra),GabrielSopeña(voces). Álvaro Asenjo, violín en tema 1. Rafael Santos, percusión en tema 1. Ramón Arroyo, guitarra en tema 1. Marylin Rosillo, Carlos Rosillo, Luis Rosillo y María José Sánchez (Los Rosillo), coros en tema 4. Antonio Santos, guitarra eléctrica en tema 6 y guitarra española en tema 8. Guillermo Ariza, batería en tema 6. Lou Pulgar Kowalsky, solo en tema 6. Carlos Gonzalvo violín en tema 7. 15. Voces De Tango (M. Aznar) 16. Loreto (G. Sopeña) 17. Ya Me Voy (M. Aznar) 18. Carne De Tren (G. Sopeña) 19. Blues Del Hijo De Dios (G. Sopeña / M. Aznar) 20. Para Llegar A Ti (G. Sopeña / M. Aznar) Mauricio Aznar (voz y guitarra) Miguel Mata (bajo), Víctor Jiménez (batería), Mariano Ballesteros (saxo y voces), Josu R. García (guitarra y voces), Gabriel Sopeña (voces y armónica), Carlos Gonzalvo (violín), Cope Gutiérrez (piano y teclados). Tito Duarte, percusión y saxo en tema 15. Todos los temas extraídos de las grabaciones: Los Chicos De Provincias Somos Así (Recopilatorio, Menos 15, 1987) Más Birras (Maxi-single, Grabaciones Interferencias, 1987) Audio CD1 remasterizado en 2o16 por Javier Roldón en Vacuum Mastering, Zaragoza. Al Este Del Moncayo (Grabaciones Interferencias, 1987) Audio CD2 remasterizado en 2o16 por Juan Hidalgo en Mastertips, Madrid. Sangre Española (Recopilatorio 1988) Otra Ronda (Grabaciones Interferencias, 1988) La Última Traición (Pasión Cía. Discográfica, 199o) Tierra Quemada (Pasión Cía. Discográfica, 1992) Excepto: «Una historia como esta» (maqueta 1989) y «Eso de pedir perdón», grabado en las sesiones de Tierra Quemada. Textos: Javier Aguirre, Matías Uribe Fotos y Memorabilia: Archivo Luis Linacero Diseño gráfico: Víctor Gomollón Coordinación proyecto para Grabaciones Interferencias: Luis Linacero Coordinación proyecto para Universal Music: Javier Pouso, Jose Antonio Alfonso Coordinación proyecto para Más Birras: Mariano Ballesteros, Miguel Mata, Víctor Jiménez