Subido por NAREN JONATHAN CALLE MONDRAGON

Sesión 2. A- Oblig - Paradigmas-Metaforas. G. Morgan

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PARADIGMAS, METÁFORAS Y SOLUCIÓN DE ENIGMAS O PROBLEMAS
1
EN LA TEORÍA DE LA ORGANIZACIÓN
2
Gareth Morgan
Traducido por Rafael Ricardo Bray y Mónica Garcia Solarte, Universidad del Valle
El propósito de este artículo es presentar los elementos de una crítica humanista radical que
sugiere que la disciplina de la teoría de la organización ha sido prisionera de sus metáforas, y
estimular una conciencia a través de la cual ella pueda comenzar a liberarse a sí misma.
El artículo explora la relación entre paradigmas, metáforas y solución de problemas o enigmas
mostrando como la teoría e investigación en organizaciones se han construido sobre una red
de presupuestos que se toman por garantizados. La naturaleza metafórica de la teoría y las
implicaciones de la metáfora para la construcción de la teoría son examinadas. Se sugiere un
pluralismo teórico y metodológico que permita el desarrollo de nuevas perspectivas para el
análisis organizacional. Mientras la ortodoxia se basa sobre unas pocas metáforas
características del paradigma funcionalista otras metáforas características de otros
paradigmas, los cuales retan presupuestos básicos de la ortodoxia, se muestra que tienen
mucho que ofrecer.
Para el hijo de un campesino que ha crecido dentro de los estrechos confines de su
villorrio y que pasa toda su vida en el lugar de su nacimiento, el modo de pensar y
hablar característico de ese villorrio es algo que él toma enteramente por garantizado.
Pero para el muchacho del campo que va a la ciudad y se adapta gradualmente a la
vida urbana, el modo rural de vivir y pensar deja de ser algo que se toma por
garantizado. El ha ganado un incierto desprendimiento de aquello, y ahora distingue, tal
vez muy conscientemente, entre los modos "rural" y "urbano" de pensamientos e ideas.
En esta distinción yacen los primeros comienzos de este enfoque que el sociólogo del
conocimiento busca desarrollar con todo detalle. Aquello que dentro de un grupo dado
se acepta como absoluto está, para el extraño, condicionado por la situación de grupo
y es reconocido como parcial (en este caso como "rural"). Este tipo de conocimiento
presupone una perspectiva más desprendida".(Mannheim, 1936).
Mannheim usa este ejemplo de la urbanización de un muchacho campesino como medio para
ilustrar como las maneras de pensar acerca del mundo son mediatizadas por el contexto
social, y como la adquisición de nuevas maneras de pensar depende de un desprendimiento
de la vieja visión del mundo. Este ejemplo es un punto de arranque conveniente para un
análisis de la teoría de la organización, análisis que busca examinar, primero, de qué manera
los teóricos de la organización tratan de entender su objeto de estudio, y segundo, como ellos
pueden empezar a obtener algún desprendimiento de las maneras ortodoxas de contemplarlo.
Los teóricos de la organización, de la misma forma que los científicos de otras disciplinas, a
1
Tomado de: Administrative Science Quartely, p. 605, 1930. c.1980 By Cornell University.
2
Quiero agradecer a Richard Brown, Peter Frost, Walter Nord y Linda Suirchird sus valiosos comentarios sobre un primer
borrador de este artículo.
menudo se acercan a su objeto desde un marco de referencia que se basa en
presupuestos que se toman por dados. En la medida en que estos presupuestos son
afirmados y reforzados continuamente por otros científicos colegas, y por otros con los cuales
el teórico de la organización interactúa, dichos presupuestos no solo permanecen
incuestionados, sino también más allá de toda conciencia. Así, la visión ortodoxa del mundo
puede llegar a asumir un estatuto tan real, rutinario y tomado por garantizado como la visión
del mundo del muchacho campesino de Mannheim que se quedó en casa. La naturaleza autosostenida y parcial de la ortodoxia solo se descubre en la medida en que el teórico expone los
presupuestos básicos a la confrontación, con formas o maneras alternativas de contemplación
y comienza a valorar estas alternativas en sus propios términos.
Si se quiere entender la naturaleza de la ortodoxia en la teoría de la organización, es necesario
comprender la relación entre modos específicos de investigación y teorización y las visiones
del mundo que ellos reflejan. Es muy útil comenzar con el concepto de paradigma hecho
popular por Kuhn (1962) aunque el concepto ha sido sometido a un espectro de interpretación
muy amplio y confuso (Morgan,1979). Esto es posible porque el mismo Kuhn usó el concepto
de paradigma en no menos de veintiún diferentes maneras (Masterman. 1970) Consistentes
con tres amplios sentidos del término: 1) Cómo visión completa de la realidad, o forma de
contemplación; 2) en relación con la organización social de la ciencia en términos de escuelas
de pensamiento conectadas con tipos particulares de logros científicos, y 3) en relación con el
uso concreto de tipos específicos de herramientas y textos para el proceso de la solución
científica de enigmas o problemas (Figura 1).
Paradigmas
Realidades Alternativas
Metaforas
Bases de la Escuela de
Pensamiento
Solución de Problemas
Bases en herramientas especificas
y temas
Figura 1. Paradigmas, Metaforas y solución de problemas: Tres conceptos para entender
la naturaleza y organización de la ciencia social
Probablemente una de las más importantes implicaciones del trabajo de Kuhn surge de la
identificación de los paradigmas como realidades alternativas y por lo tanto el uso
indiscriminado del concepto de paradigma en otras formas tiende a enmascarar esta intuición
básica. El término "paradigma" es por lo tanto usado aquí en su sentido metateórico ó filosófico
2
para denotar una visión implícita o explícita de la realidad. Cualquier análisis
adecuado del rol de los paradigmas en la teoría social debe descubrir los presupuestos
centrales que caracterizan y afinan cualquier visión del mundo dado, para hacer posible
apropiarse de lo que es común a las perspectivas de los teóricos cuyo trabajo puede por lo
contrario, a un nivel más superficial, parecer diverso y de amplio espectro.3
Cualquier paradigma metateórico o visión del mundo puede incluir diferentes escuelas de
pensamiento, las cuales a menudo son diferentes maneras de enfocar y estudiar una realidad
o visión del mundo compartida (El nivel metafórico de la figura 1). Aquí se argumentará que las
escuelas de pensamiento en las ciencias sociales, aquellas comunidades de teóricos que se
suscriben a perspectivas relativamente coherentes, se basan en la aceptación y el uso de
diferentes tipos de metáforas como una fundamentación para la investigación.
A nivel de análisis de solución de enigmas ó problemas (figura 1) es posible identificar muchas
clases de actividades de investigación que buscan operacionalizar las implicaciones detalladas
de la metáfora que define una escuela particular de pensamiento. A este nivel de análisis
detallado, muchos textos específicos, modelos y herramientas de investigación y debate en las
ciencias sociales se enfoca en este nivel. Esto abarca lo que Kuhn (1962) ha descrito como
"ciencia normal". En la teoría de a la organización, por ejemplo, el libro de Thompson (1967)
Organizations in Action, ha llegado a servir como un modelo y a ser el punto principal de
partida para los teóricos interesados en la teoría contingencial, la cual desarrolla las
instituciones generadas por la metáfora organícista (Burrell and Morgan, 1979). Las numerosas
proposiciones que Thompson ofrece en su libro han generado una enorme cantidad de
investigación al nivel de solución de enigmas o problemas, en el cual los presupuestos
metafóricos que subyacen en el modelo de Thompson se toman por garantizados como una
manera de entender las organizaciones.
Al apreciar como actividades específicas orientadas a la solución de enigmas o problemas son
conectadas a las metáforas preferidas, las cuales están de acuerdo con la preferida visión de
la realidad, el teórico puede volverse mucho más consciente del rol que él o ella juega en
relación con la construcción social del conocimiento científico. Como es el caso del campesino
"urbanizado" de Mannheim, una visión cosmopolita en la teorización depende de que el teórico
abandone, en algún momento, la comunidad de los practicantes con los cuales él o ella se
siente en casa, para apreciar los dominios de la teorización definidos por otros paradigmas, y
las variedades de metáforas y métodos a través de los cuales se puede conducir la teoría y la
investigación.
3
La importancia de este punto no ha sido siempre apreciada, y ciertamente no se le ha dado la atención que merece. La
noción de Kuhn de que la ciencia se basa en paradigmas ha generado un enorme debate (Lakatos and Musgraves,
1970, Suppe, 1974). Esto ha obligado a Kuhn a modificar su posición en ciertos puntos (Kuhn, 1970, 1974, 1977,
1979) mientras retiene su compromiso con la idea básica que subyace al concepto de paradigma que las
comunidades científicas están unidas por variados vínculos y compromisos. El presente artículo siguiendo a Burrow y
Morgan (1979) parte de esta visión central bajo el presupuesto de que el más fundamental de estos vínculos
descansa en la visión del mundo que los científicos comparten, y que está en la raíz de su enfoque del trabajo
científico.
3
LOS PARADIGMAS COMO REALIDADES ALTERNATIVAS
El rol de los paradigmas como visiones de la realidad social fue explorado en detalle por Burrel
y Morgan (1979), quienes argumentaban que la teoría social en general, y la teoría de la
organización en particular, se podría analizar con gran utilidad en términos de cuatro amplias
visiones del mundo, las cuales se reflejaban en diferentes conjuntos de presupuestos
metateóricos, acerca de la naturaleza de la ciencia, la dimensión subjetiva-objetiva, la
naturaleza de la sociedad y la dimensión de regulación - cambio radical (Figura 2).
Cada uno de estos cuatro paradigmas: funcionalista, interpretativo, humanista radical y
estructuralista radical, refleja una red de escuelas de pensamiento relacionadas, que se
diferencian en enfoque y perspectiva, pero que comparten presupuestos fundamentales
comunes acerca de la naturaleza de la realidad que ellos confrontan.
Prisión Psiquica
Sociologia del Cambio
Radical
Paradigma Humanista Radical
Teoria Anti-Organización
Instrumento de
Dominación
Cismático
Paradigma Estructuralista
Radical
Catástrofe
Teoria de la Organización Radical
Subjetivo
Objetivo
Comportamentalista,
Determinismo y
Empirismo abstarcto
Hermenéutica
Pluralismo
Etnometodología y
Simbolico Fenomenológico
Teoria del Sistema Social
Acción Marco
Interacción
de Referencia
Conocimiento,
Estableciendo
la estructura
del sentido
Paradigma Interpretativo
Juego de Lenguaje
Texto
Paradigma Funcionalista
Sociologia de Cultura
Regulación
Teatro
Maquina
Organismo
Población ecologica
Sistema Cibernetico
Sistema de pareja sin
cohesión
Sistema Politico
Figura 2. Paradigmas, metaforas y escuelas relacionadas con el analisis Organizacional
El Paradigma funcionalista se basa en el presupuesto de que la sociedad tiene una existencia
real, concreta y un carácter sistémico orientado a producir un estado de cosas ordenado y
regular. Este paradigma estimula un enfoque de la ciencia social que se concentra en entender
el rol de los seres humanos en la sociedad. El comportamiento siempre se ve como
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determinado o demarcado contextualmente en un mundo real de relaciones sociales
concretas y tangibles. Los presupuestos ontológicos estimulan la creencia en la posibilidad de
una ciencia social objetiva y libre de valores o neutra en la cual el científico se distancia de la
escena que él o ella está analizando a través del rigor y la técnica del método científico. La
perspectiva funcionalista es primeramente regulativa y pragmática en su orientación básica
preocupada por comprender la sociedad en una forma que genere conocimiento empírico útil.
El paradigma interpretativo, de otro lado, se basa en la visión de que el mundo social tiene un
estatuto ontológico muy precario y que aquello que parece ser la realidad social no existe en
ningún sentido concreto, sino que es el producto de la experiencia subjetiva e intersubjetiva de
los individuos. La sociedad se comprende desde la posición del participante en la acción antes
de que desde la posición del observador. El teórico social interpretativo intenta comprender el
proceso a través del cual realidades múltiples que se comparten surgen, se sostienen y
cambian. De la misma manera , el enfoque interpretativo se basa en el presupuesto y la
creencia de que hay un orden y un patrón que subyacen al mundo social; sin embargo, el
teórico interpretativo ve el intento funcionalista de establecer una ciencia social objetiva como
un fin inalcanzable. A la ciencia se le ve como una red de juegos de lenguaje, que se basan en
conjuntos de conceptos y reglas determinadas subjetivamente, los cuales los practicantes de
las ciencias inventan y siguen. El estatuto del conocimiento científico es por lo tanto tan
problemático como el conocimiento del sentido común cotidiano.
El paradigma humanista radical al igual que el paradigma interpretativo enfatiza que la realidad
es creada socialmente y sostenida socialmente, pero conecta el análisis a un interés en
aquello que puede ser descrito como la patología de la conciencia, a través de la cual los seres
humanos llegan a ser prisioneros dentro de los límites de la realidad que aquellos crean y
sostienen. Esta perspectiva se basa en la visión de que el proceso de creación de la realidad
puede ser influido por procesos psíquicos y sociales que canalizan, constriñen y controlan las
mentes de los seres humanos en formas tales que los alienan de las potencialidades
inherentes a su verdadera naturaleza como humanos. La crítica radical humanista
contemporánea se enfoca a los aspectos alienantes de los diversos modos de pensamiento y
acción que caracterizan la vida en las sociedades industriales. Al capitalismo, por ejemplo, se
le ve como esencialmente totalitario, la idea de acumulación de capital moldeando la
naturaleza del trabajo, de la tecnología, de la racionalización, de la lógica, de la ciencia, de los
roles y del lenguaje, mistificando conceptos ideológicos tales como escasez, placer, etc. Estos
conceptos, en los cuales el teórico funcionalista puede ver los bloques del edificio del orden
social y la libertad humana, son para el humanista radical modos de dominación ideológica. El
humanista radical se preocupa por descubrir como los seres humanos pueden unir
pensamiento y acción (praxis) como un medio para transcender su alienación.
La realidad definida por el paradigma estructuralista social, al igual que el humanista radical, se
predica sobre una visión de la sociedad como una fuerza potencialmente dominante. Sin
embargo, este paradigma está vinculado a una concepción materialista del mundo social, el
cual es definido por estructuras ontológicamente reales, duras, concretas. A la realidad se le ve
existiendo por su propia cuenta independientemente de la forma en que es percibida y
reafirmada por la gente en sus actividades cotidianas. A esa realidad se le ve como
caracterizada por tensiones intrínsecas y contradicciones entre los elementos opuestos que
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inevitablemente conducen al cambio radical en el sistema como una totalidad. El
estructuralista radical se preocupa por entender esto, y la forma en la cual aquellos con poder
en la sociedad buscan mantener estas tensiones bajo control a través de diversos modos de
dominación. El énfasis se coloca sobre la importancia de la práctica como un medio de
transcender esta dominación.
Cada uno de estos cuatro paradigmas define las bases de modos opuestos de análisis social y
tiene implicaciones radicalmente diferentes para el estudio de las organizaciones.
EL ESTATUTO EPISTEMOLOGICO DE LA METAFORA
Los seres humanos están constantemente intentando desarrollar concepciones acerca del
mundo, y tal como Cassirer (1946,1955) y otros han argumentado, lo hacen simbólicamente,
tratando de hacer del mundo algo concreto dándole forma. A través del lenguaje, la ciencia, el
arte y el mito, los humanos estructuran su mundo de maneras significativas. Estos intentos de
objetivación de una realidad incorporan intenciones subjetivas en los significados que están en
la raíz de los constructos simbólicos que se usan. El conocimiento y la comprensión del mundo
a través de procesos esencialmente subjetivos. Tal como Cassirer lo ha enfatizado todos los
modos de comprensión simbólica poseen esta cualidad. Palabras, nombres, conceptos, ideas,
hechos, observaciones, etc; no denotan tanto "cosas" externas, sino concepciones de las
cosas activadas en la mente por una forma selectiva y significativa de mirar el mundo, la cual
puede ser compartida con otros. Estas no deben ser vistas como una representación de una
realidad "allí fuera" sino como herramientas para apropiarse y manejar aquello que se percibe
que está "allí fuera".
El científico en esta tarea, tal como otros en la vida cotidiana, parte de constructos simbólicos
para hacer concretas las relaciones entre los mundos subjetivos y objetivos, en un proceso que
captura solo una visión pálida y abreviada de cualquiera de ellos. Ya que la ciencia, como otros
modos de actividad simbólica, se construye sobre el uso de herramientas epistemológicas
imperfectas, albergando lo que Cassirer (1946) describió como la "maldición de la mediación" y
facilitando lo que Whitehead describió como "ficciones útiles" para entenderse con el mundo.
Cuando se trata de entender la manera como se construye la teoría científica como una forma
simbólica es importante poner atención al rol de la metáfora. Ya que el proceso de la
concepción metáforica es un modo básico de simbolismo, central a la manera como los seres
humanos forjan su experiencia y conocimiento del mundo en el cual viven. Muy
frecuentemente se ve a la metáfora como algo que no es más que un instrumento o
mecanismo literario y descriptivo para embellecer, pero más fundamentalmente es una forma
creativa que produce sus efectos a través de un cruce de imágenes. La metáfora procede a
través de afirmaciones tales como que el sujeto A es, o es como B. Los procesos de
comparación, substitución e interacción entre las imágenes A y B actúan como generadores de
nuevos significados (Black, 1962).
Se ha demostrado que la metáfora ejerce una influencia importante sobre el desarrollo del
lenguaje (Muller, 1897); a medida que el significado se transfiere de una situación a otra, se
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crean nuevas palabras y significados, raíces ó radicales se usan metafóricamente
para apropiarse de nuevas aplicaciones. Esto se ilustra muy bien, por ejemplo, en la historia de
la palabra "organización", que se usó primariamente para describir la acción de organización
("organizing") o el estado de ser organizado, particularmente en un sentido biológico. En 1896
el término se usó para el ordenamiento y coordinación de partes dentro de una totalidad
sistémica. Alrededor de 1873 Herbert Spencer usó el término para referirse a "una sociedad,
sistema o cuerpo organizado". El estado de ser organizado en un sentido biológico fue la base
de la metáfora de ordenamiento o coordinación en un sentido general y de un cuerpo, sistema
o sociedad en un sentido general. El uso del término "organización" para describir una
institución social es más bien moderno y crea un nuevo significado de este a través de la
extensión simbólica de significados más viejos.
Se ha demostrado también que la metáfora juega una parte importante en el uso del lenguaje,
el desarrollo cognitivo y la manera general a través de la cual los seres humanos forjan
concepciones acerca de la realidad (Burke, 1945, 1954; Jackobson and Halle, 1956; Ortory,
1979). Se ha dado considerable atención al rol que ha jugado la metáfora en el desarrollo de la
ciencia y el pensamiento social (Berggren, 1962, 1963; Black, 1962; Schon, 1963; Hesse,
1936), y Brown (1977) ha producido un análisis de la influencia de la metáfora en la sociología.
El trabajo de investigación de estos diferentes teóricos contribuye a la visión de la investigación
científica como un proceso creativo en el cual los científicos ven el mundo metafóricamente,
aunque a través del lenguaje y los conceptos que filtran y estructuran las percepciones de sus
objetos de estudio y a través de las metáforas específicas que ellos explícita o implícitamente
seleccionan para desarrollar su marco de análisis. En este artículo se enfoca la atención sobre
el último uso de la metáfora con una visión de mostrar como las escuelas de pensamiento en
la teoría de la organización se basan sobre las instituciones asociadas con diferentes
metáforas para el estudio de las organizaciones, y como la lógica de la metáfora tiene
implicaciones importantes para el proceso de construcción de la teoría.
El uso de la metáfora puede generar una imagen para estudiar un objeto. Esta imagen puede
suministrar las bases para una investigación científica detallada que se base en los intentos de
descubrir el grado hasta el cual las características de la metáfora se encuentran en el objeto de
investigación. Mucha de la actividad de la ciencia normal orientada a la solución de enigmas o
problemas científicos es de esta clase, y los científicos intentan examinar, operacionalizar y
medir las implicaciones detalladas de la intuición metafórica sobre la cual su investigación se
basa implícita o explícitamente. Este confinamiento de la atención exije un fuerte compromiso
previo, en alguna medida irracional, con la imagen del objeto de investigación, ya que una
intuición metafórica provee sólo una visión parcial y sesgada del fenómeno al cual se aplica.
El potencial creativo de la metáfora depende de que haya un grado de diferencia entre los
objetos involucrados en el proceso metafórico. Por ejemplo, a un boxeador se le puede
describir como a un "tigre en el ring". Al escoger el término "tigre" nosotros conjuramos
impresiones específicas de un animal feroz, moviéndose a tiempos con gracia, cautela, poder,
fuerza y velocidad en actos abusivos dirigidos a su presa. Por vía de implicación la metáfora
sugiere que el boxeador posee aquellas cualidades cuando se enfrenta a su oponente. El uso
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de esta metáfora requiere que la piel naranja y cubierta de bandas negras, las cuatro
patas, las garras y el ensordecedor rugido se ignoren en favor de un énfasis en las
características que el boxeador y el tigre tienen en común. La metáfora, pues, se basa en una
verdad parcial; ella requiere que aquel que la usa tenga una abstracción algo sesgada en la
cual se enfaticen ciertas características y se supriman otras en una comparación selectiva. La
figura 3 ilustra el significado crucial de la diferencia en una metáfora. Si los dos objetos se
perciben como completamente diferentes; por ejemplo, un boxeador y una olla (figura 3a.) o se
ven como casi idénticos, como por ejemplo, un boxeador y un hombre (figura 3c.) el proceso
metafórico produce imágenes sin sentido o imágenes simplemente débiles. El uso más
poderoso de la metáfora surge en circunstancias tipificadas en la figura 3b, en las cuales las
diferencias entre los dos fenómenos se perciben que son significativas pero no totales. La
metáfora efectiva es una forma de expresión creativa que descansa sobre la falsedad
constructiva ("constructive false hood") como un medio de liberar la imaginación.
La lógica de la metáfora tiene entonces importantes implicaciones para la teoría de la
organización, ya que sugiere que ninguna metáfora puede apropiarse de la naturaleza total de
la vida organizacional. Un pluralismo teórico consciente y muy amplio antes que un intento de
forjar una síntesis sobre bases estrechas emerge como un propósito apropiado. Las diferentes
metáforas pueden constituir y capturar la naturaleza de la vida organizacional de diferentes
maneras. Diferentes metáforas pueden constituir y apropiarse de la vida organizacional en
diferentes caminos, cada uno generado poderosamente, distintivamente, pero esencialmente
de buenas partes de la percepción de su naturaleza interior. La lógica aquí indica que nuevas
metáforas pueden ser usadas para crear nuevos caminos para ver las organizaciones lo cual
supera las debilidades y puntos ciegos de las metáforas tradicionales, ofreciendo
suplementariamente o contradictoriamente propuestas del análisis organizacional.
Reconocer que la teoría organizacional es metafórica es admitir que esta es una empresa
esencialmente subjetiva, interesada en la producción de un solo lado del análisis de la vida
organizacional. Esto ha traído consecuencias importantes, ya que fortalece el espíritu de
interrogantes críticos y cuidadosos contra el excesivo compromiso que favorece estos puntos
de vista. Tradicionalmente propuestas sobre el análisis organizacional han sido a menudo
basadas en pocos experimentos y métodos, lo cual se ha observado o identificado como
axiomático en cuanto al entendimiento de la organización se refiere. En tales situaciones la
naturaleza metafórica de la imagen la cual ha generado estos conceptos es perdida desde su y
el análisis organizacional se convierte excesivamente concretizado como una teorías e
investigaciones que tratan los conceptos como una descripción de la realidad. Volviendo a la
ilustración presentada anteriormente, el boxeador es tratado como una fiera y “la fiereza”
provee el foco para una teoría e investigación detallada y frecuentemente deja por fuera todo lo
demás. Tal perspectiva resulta en un cierre prematuro del pensamiento y de la investigación.
Las escuelas de las teorías entregaron particulares enfoques y conceptos muchas veces vistas
como perspectivas alternativas equivocadas, o como amenazas presentadas hacia la
naturaleza de sus propios esfuerzos. Los enfoques, técnicas, conceptos y hallazgos, los
cuales generan perspectivas alternativas son a menudo interpretadas y evaluadas como
caminos inapropiados, con grandes perdidas en su significado principal. La mala
interpretación, hostilidad, o indiferencia calculada, a menudo tiende a seguirse, con el
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resultado que abre y construye debates que se convierten en difíciles o imposibles.
Una conciencia de la naturaleza metafórica de la teoría puede ayudar a tumbar la falsa y
limitada compartamentalización de investigación y entendimiento lo cual ha caracterizado la
conducta de la teoría moderna de la organización. Para entender cualquier fenómeno
organizacional diferentes naturalezas metafóricas necesitan ser llevadas dentro de un juego.
Y
X
(a)
X
Y
(b)
Y
X
(c)
Figura 3. El papel de la diferencia en la metafora
El status metafórico de la teorización científica también ha tenido implicaciones importantes
para el camino en el cual la investigación puede ser conducida, fortaleciendo y ampliando la
perspectiva y flexibilidad del enfoque. Derrumbando la rígida división entre lo que se considera
arte y ciencia, una conciencia del status epistemológico de la metáfora de los científicos
sensibles a la idea de que la disciplina no científica puede ser de relevante naturaleza, enfoque
y método de investigación, lo cual puede contribuir al análisis organizacional (Brow, 1977). Una
recomendación que los científicos en sus investigaciones especificas están frecuentemente
ensayando para operacionalizar una metáfora sirva como influencia moderadora en el
compromiso de la investigación empírica y la resolución de problemas como un fin de si
mismo. Esta comprensión enfatiza la necesidad de obtener un firme entendimiento entre las
uniones de la teoría y el método, y el rango de los enfoques metodológicos que son
disponibles para los diferentes puntos de vista de las investigaciones metafóricas (Morgan y
Smircich, 1980).
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LA METÁFORA EN LA TEORÍA DE LA ORGANIZACIÓN.
El punto de vista ortodoxo en la teoría de la organización ha sido basado predominantemente
en la metáfora de la maquina y el organismo. La metáfora de la maquina se identifica dentro
del trabajo de la teoría clásica de la administración (Taylor, 1911: Fayol, 1949) y la teoria de la
burocracia de Weber como un tipo ideal (Weber, 1946). Aunque las ideas resaltadas del
trabajo de estas diferentes teorías ha intentado proporcionar diferentes finales, esto es, el
mejoramiento de la eficiencia en la teoría de la administración clásica, y nuestro entendimiento
de la sociedad en la teoría Weberiana, las dos lineas de pensamiento se han unido para
proveer los fundamentos de la teoría de la organización moderna. Además la imagen
mecánica es muy clara. Las máquinas son racionalmente diseñadas para ejecutar el trabajo en
la búsqueda de objetivos anteriormente especificados; la metáfora de la máquina en la teoría
organizacional expresa éstos objetivos como metas y la relación del significado final como un
propósito de racionalidad. Los modelos mecanicistas de la organización han sido descritos con
una amplia variedad en la literatura de la teoría organizacional como “modelosd e racionalidad”
(Gouldner, 1959; Thompson, 1967) y “Modelo de Metas”(Georgiou, 1973; Etzioni, 1960). Los
detalles de estos modelos mecanicistas son dibujados desde conceptos mecánicos; ellos
atribuyen principal importancia, por ejemplo, a los conceptos de estructura y tecnología en la
definición de las características organizacionales. Las máquinas son tecnológicamente
entidades en las cuales la relación entre los elementos que la constituyen, forman una
estructura. En la teoría clásica y burocrática el énfasis principal se pone en el análisis y el
diseño de las estructuras formales de una organización y en su tecnología. En verdad, estas
teorías constituyen esencialmente los planos para tal diseño; estas teorías buscan diseñar
organizaciones como si ellas fueran maquinas y los seres humanos, de quienes se espera
trabajen dentro de tales estructuras mecánicas, serían valorados por sus habilidades
instrumentales. La concepción Taylorista del hombre económico y la concepción Weberiana
del burócrata sin rostro extienden los principios de la metáfora de la máquina para definir la
visión de la naturaleza humana que mejor se adapte a la máquina organizacional. Aún más, la
operación de la totalidad de la empresa burocrática se juzga en términos de su eficiencia, otro
concepto que se deriva de la concepción mecánica de una organización como un medio o
instrumento para lograr fines predeterminados.
La otra metáfora importante en la teoría de la organización es la del organismo. El término
"organismo" ha llegado a usarse para referirse a cualquier sistema de partes conectadas y
dependientes que se constituyen para compartir una vida común y enfoca la atención sobre la
naturaleza de la actividad vital. A un organismo se le ve típicamente como una combinación de
elementos, diferenciados pero integrados que intentan sobrevivir dentro del contexto de un
ambiente más amplio (Spencer, 1873,1876, 1896).
Los vínculos entre esta metáfora de un organismo y gran parte de la teoría contemporánea de
la organización son fuertes y claros. El énfasis principal del enfoque de sistema abierto, por
ejemplo, es la reacción interactiva, estrecha entre una organización y su ambiente y como la
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continuidad vital o la supervivencia de una organización depende de que se logre
una apropiada relación. También se enfatiza la idea de que la organización tiene necesidades
o funciones imperativas, que deben ser satisfechas para que la organización logre esta
relación con el ambiente. Los estudios de Hawthorne (Roethlisberger and Dickson, 1939), las
teorías estructural funcionalistas de Selznick (1948) y de Parsons (1951,1956), el enfoque de
sistemas sociotécnicos Trist and Bemforth, 1951), el enfoque de sistemas generales (Katz and
Kahn, 1966) y mucha teoría contingencial moderna (Burns and Stalker, 1961; Lawrence and
Lorsch, 1967) se basan todas sobre el desarrollo de la metáfora organícista. Mientras que en la
metáfora de la máquina el concepto de organización es el de una estructura cerrada y algo
estática, en la metáfora organícista el concepto de organización es el de una entidad viva en
constante flujo y cambio que interactúa con su ambiente en un intento de satisfacer sus
necesidades. La relación entre la organización y el ambiente ha enfatizado que ciertas clases
de organizaciones están mejor capacitadas para sobrevivir en algunos ambientes que otras. El
enfoque sobre necesidades y funciones imperativas le ha permitido a los teóricos identificar
actividades esenciales para el sostenimiento de la vida. El imperativo de satisfacer las
necesidades psicológicas de los miembros organizacionales (Trist and Bemforth, 1951, Argyris,
1952, 1957), y de adoptar los estilos administrativos apropiados (Mc Gregor, 1960; Likert,
1967), tecnología (Woodward, 1965), modos de diferenciación, integración y solución de
conflictos (Lawrence and Lorsch, 1967) y modos de control y selección estratégicos (Child,
1972; Miles and Snow, 1978), han sido todos incorporados dentro de la teoría contingencial
contemporánea, la cual, en esencia conduce las implicaciones de la metáfora organísmica
hasta su conclusión lógica. Ya que las organizaciones son vistas desde esta perspectiva no
solo en términos de la red de relaciones que existen entre la organización (organismo) y su
ambiente.
La distinción entre máquina y organismo ha sido base para un continuo de formas
organizacionales (Burns and Stalker, 1961), y ha influido en muchos intentos de medición de
las características organizacionales. La investigación sobre organizaciones desde los últimos
años sesenta, por ejemplo, ha sido dominada por estudios empíricos detallados de varios
aspectos de l enfoque contingencial. Aunque estos estudios han generado numerosas
intuiciones detalladas, las cuales dan forma a nuestra comprensión de las organizaciones
como máquinas y organismos, es importante tener en cuenta que la clase de intuición
generada es limitada por las metáforas sobre las cuales ellos se basan. En años recientes los
teóricos organizacionales han llegado a reconocer esto, y comprendido que ver a las
organizaciones a partir de nuevas metáforas hace posible entenderlas de nuevas maneras.
Viendo a las organizaciones sistemáticas como sistemas cibernéticos, sistemas políticos,
juegos de lenguaje, textos, logro, ("accomplishment"), actuación ("enactment"), prisiones
psíquicas, instrumentos de dominación, sistemas cismáticos ("schismatic"), catástrofes, etc, es
posible añadir dimensiones ricas y creativas a la teoría de la organización.
La metáfora cibernética estimula a los teóricos a ver las organizaciones como patrones de
información, y enfoca la atención sobre las maneras como los estados de balance
homeostático se pueden sostener a través de procesos de aprendizaje basados en la
retroalimentación (Feedback) negativa. Algunos teóricos han comenzado a explorar las
implicaciones de esta metáfora para la organización y la administración (Buckley, 1967; Hag,
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1974; Argyris and Schon, 1978), y la cibernética ha sido usada ampliamente como
una técnica para mejorar los sistemas de control organizacionales (Lawler and Rhode, 1976).
La metáfora de un sistema holgadamente ("loosely") acoplado introducido en la teoría de la
organización por Weick (1974, 1976) intenta específicamente contrarrestar los presupuestos
implícitos en las metáforas mecánica y organícista de que las organizaciones son sistemas
ordenados, eficientes y bien coordinados.
La metáfora de la ecología poblacional ("population-ecology") (Hamman and Freeman, 1977)
enfatiza la importancia de enfocar sobre la competición y la selección en poblaciones de
organizaciones, en vez de la adaptación de la organización al ambiente.
La metáfora del teatro plantea que los miembros organizacionales son esencialmente actores
humanos, involucrados en diversos papeles y otras actuaciones oficiales y no oficiales
(Goffman, 1959, 1961).
La metáfora de la cultura llama la atención sobre los aspectos simbólicos de la vida
organizacional, y la manera como el lenguaje, los rituales, las historias, los mitos, etc, se
incorporan en redes de significado subjetivo que son cruciales para entender como las
realidades organizacionales son creadas y mantenidas (Turner, 1971; Pondy and Mitroff,
1979).
La metáfora de un sistema político enfoca la atención sobre los conflictos de interés y el rol del
poder en las organizaciones (Crozier, 1964; Pettigrew, 1973; Pfeffer and Salancik, 1978).
Estas metáforas crean medios para ver las organizaciones y su funcionamiento de maneras
tales que aluden las tradicionales metáforas mecánica y organísmica. sin embargo, todas ellas
se pueden usar de manera funcional, generando modos de teorización basados sobre el
presupuesto de que la realidad de la vida organizacional descansa en una red de relaciones
ontológicamente reales, las cuales son relativamente ordenadas y cohesivas. Como resultado,
estas metáforas pueden simplemente desarrollar diferentes enfoques hacía al estudio de un
paradigma común. Las metáforas cibernética, del sistema holgadamente ("loosely") acoplado y
de la ecología poblacional, tienen todas sus raíces en las ciencias naturales, y todas de una
manera u otra enfatizan la idea de que las organizaciones pueden ser vistas como sistemas
adaptativos. La retroalimentación (feedback negativo), el acople holgado, y la selección natural
son los tres tipos diferentes de mecanismos adaptativos resaltados por estas diferentes
metáforas. Cada una de las metáforas del teatro, la cultura y el sistema político introduce una
dimensión social explícita al estudio de las organizaciones, y otorga particular atención a la
manera como los seres humanos pueden intentar dar forma a las actividades
organizacionales. En tanto que las actividades dramatúrgicas, culturales y políticas
involucradas sean vistas como ocurriendo dentro de un escenario contextualmente definido y
por lo tanto ontologicamente real, vistas como una actividad adaptativa, estas metáforas
intentan capturar y articular aspectos de una visión subyacente de la realidad pero desde
diferentes maneras.
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Las metáforas interpretativas cuestionan las bases sobre las cuales se construyen la
teoría funcionalista, y enfocan la manera como las realidades organizacionales se crean y
mantienen. La metáfora del juego de lenguaje (Wittgenstein, 1968), por ejemplo, niega a las
organizaciones es estatuto ontológico concreto y presenta a la actividad organizacional como
un poco más que un juego de palabras, pensamientos y acciones. Esta metáfora sugiere que
las realidades organizacionales emergen como estructuras simbólicas gobernadas por reglas
cuando los individuos entraban sus mundos a través del uso de códigos y prácticas
específicas, en orden a cubrir sus situaciones con formas llena de significado. Desde este
punto de vista las realidades organizacionales descansan en el uso de diferentes clases de
lenguaje verbal y no verbal. El lenguaje no es simplemente comunicacional y descriptivo; es
ontológico. Así, ser un administrador en una organización involucra una manera particular de
ser en el mundo, definida por el juego de lenguaje que una persona tiene que jugar para ser
reconocido y funcionar como administrador. Los conceptos organizacionales que dan forma a
las nociones de racionalidad, estructura burocrática, delegación, control, etc., son conceptos
administrativos (Bittner, 1965), que marcan y actualizan un mundo en el cual los
administradores pueden desempeñarse como administradores. De similar manera, el concepto
y el detallado lenguaje del liderazgo crea y define la naturaleza del liderazgo como un proceso
continuo o en marcha (Pondy, 1978). Vistas en términos de la metáfora del juego de lenguaje,
las organizaciones son creadas y mantenidas como patrones de actividad social a través del
uso del lenguaje: ellas constituyen no más que una forma especial del discurso.
La metáfora del texto (Ricoeur, 1971) sugiere que el teórico de la organización debe ver la
actividad organizacional como un documento simbólico, y emplear métodos hermenéuticos de
análisis como un medio para revelar su naturaleza y significancia. Los textos dan formas a
clases particulares de juegos de lenguaje, explican los temas, y hacen uso de expresiones
metafóricas para comunicar significantes patrones de sentido. Una vez producido, el texto es
disponible para interpretación y traducción por parte de otros, quienes pueden darle significado
y sentido diferente al buscado por el autor. Todas estas cualidades son evidentes en la vida
organizacional cotidiana donde cada quien es a la vez autor y lector, aunque algunos de
manera más significante que otros. El teórico de la organización que adopta la metáfora del
texto se preocupa por entender la manera como se produce ("escriben") las actividades
organizacionales, se leen y se traducen, y la forma como la estructura del discurso puede
explorar ciertos temas claves y desarrollar tipos particulares de imaginería. La metáfora puede
ser utilizada para el análisis de documentos organizacionales (Huff, 1979) y del habla y acción
organizacionales (Manning, 1979).
Las metáforas del logro (accomplishment) (Garfinkel, 1967) y de la elaboración de sentido
("enacted sense making") (Weick, 1977) suministran dos enfoques interpretativos adicionales
al estudio de la organización. La etnometodología de Grafinkel se enfoca sobre la manera
como los seres humanos logran y mantienen situaciones sociales inteligibles para si mismos y
para los otros. La metáfora de elaboración de sentido de Weick desarrolla metáforas
relacionadas, enfatizando como las realidades son actuadas por los individuos a través de
racionalizaciones posteriores a los eventos sobre lo que había pasado. Vistas en términos de
estas metáforas, las realidades organizacionales son construcciones sociales en movimiento,
que emergen de los habilidosos logros a través de los cuales los miembros organizacionales
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se imponen sobre su mundo para crear una estructura sensible y significativa. Como
otras metáforas interpretativas, éstas enfatizan que los aspectos rutinarios y tomados por
dadoss de la vida organizacional son mucho menos concretos y reales de lo que parecen.
Cuando se enfoca a las organizaciones desde la perspectiva del paradigma humanista radical,
todos los conceptos y modos de acción simbólica que sostienen la vida organizacional se
escudriñan para hallar sus propiedades alienantes. La metáfora guía es la de la prisión síquica,
una imagen que enfoca la manera como los seres humanos pueden ser llevados a representar
realidades organizacionales que se experimentan como confinadoras y dominantes. Esta
metáfora es evidente en un buen número de líneas de pensamiento social. En la teoría crítica
que surge del trabajo de Marx (1844) y Lukács (1971), el énfasis se coloca sobre el proceso de
rectificación a través del cual los individuos concretizan en demasía su mundo, percibiéndolo
como objetivo real, y como algo independiente de su propia voluntad y acción. Tal como se
desarrollo en el trabajo de la así llamada escuela de Frankfurt (Marcuse, 19955, 1964;
Habermas, 1970, 1972), el énfasis principal se coloca en como los modos ideológicos de
dominación pueden ser manipulados por aquellos con poder en favor de sus propios fines. A
los miembros organizacionales se les ve efectivamente como prisioneros de un modo de
conciencia que es formado y controlado a través de procesos ideológicos. Muchos aspectos
específicos de la vida organizacional han sido examinados desde este punto de vista. Marcuse
(1964) se ha ocupado de los aspectos alienantes de la racionalidad intencionada o con
propósito, Clegg (1975) ha estudiado el lenguaje de la vida organizacional, Dickson (1974) ha
analizado el culto de la tecnología, y Anthony (1977) se ha ocupado de la ideología del trabajo
como tal. La vida en el trabajo, cuando se le ve desde la perspectiva de la teoría crítica,
constituye un modo de vida alienado en el cual los individuos son formados, controlados y
generalmente hechos esclavos de las necesidades reificadas y artificialmente inventadas de la
organización moderna. El trabajo de Freud (1922), Jung (1953-1965), y de otros teóricos
psicoanalistas también articulan otras perspectivas consistentes con la metáfora de la presión
psíquica, viendo a los individuos como cautivos de procesos inconscientes. Las organizaciones
desde la perspectiva freudiana pueden ser vistas como basadas en la externalización de
tendencias represivas que operan dentro de la psiquis humana (Marcuse, 1979), y desde la
perspectiva jungiana como la manifestación de alguna forma de arquetipo que expresa
relaciones entre mundos subjetivos y objetivos. La metáfora de la prisión psíquica proporciona
la base para una "teoría de la anti-organización" (Burrell and Morgan, 1979), que cuestiona las
premisas de la teoría funcionalista de la organización en muchas maneras.
El paradigma estructuralista radical genera una teoría radical de la organización basada sobre
metáforas tales como el instrumento de dominación, el sistema cismático ("schismatic"), y la
catástrofe. El análisis clásico de Weber sobre la burocracia como un modelo de dominación
(Weber, 1946) el análisis de Michels de la "Ley de hierro de la oligarquía" (Michels, 1949), y los
análisis marxistas de la organización (Baran and Sweezy, 1966; Braverman, 1974; Benson,
1977), por ejemplo, ubican la imagen de las organizaciones como poderosos instrumentos de
dominación como una parte integral de un proceso de dominación más amplio dentro de la
sociedad total. Aunque tales análisis a menudo usan intuiciones derivadas de la metáfora de la
máquina, se estudia a las organizaciones como máquinas por sus cualidades opresivas. Esto
es claramente evidente, por ejemplo, en el trabajo de Weber, el cual, despojado de su
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dimensión radical, es la base para mucha teoría funcionalista basada sobre la
metáfora de la máquina. Teóricos que han usado las ideas de Weber desde el punto de vista
funcionalista ignoran completamente el hecho de que Weber consideró la burocracia como una
"jaula de hierro". La metáfora del instrumento de dominación dedica mucha atención a este
descuidado aspecto de la organización, y estimula un análisis de los medios por los cuales los
modos de dominación operan y se mantienen. Esta metáfora provoca interés por entender
como la estructura del poder dentro de las organizaciones está conectada a estructuras de
poder dentro de la economía política mundial y como las divisiones sociales entre las clases,
grupos étnicos, hombres y mujeres, etc., son evidentes en el lugar de trabajo. Las intuiciones
generadas por la metáfora de la prisión psíquica se utilizan frecuentemente dentro del contexto
de la teoría estructuralista radical como medios para articular la naturaleza de la dominación
socioeconómica de base más amplia.
Aquellos que controlan las organizaciones son vistos como los que utilizan medios ideológicos,
políticos y económicos para dominar a sus miembros (Friedman, 1977) y al contexto más
amplio dentro del cual ellos operan. El estudio del rol de las multinacionales en la economía
política mundial (Barnet and Muller, 1974), y del rol del estado moderno (Holloway and
Picciotto, 1978) ha provisto un fuerte centro de interés.
La metáfora cismática (Morgan, 1980) enfoca la atención sobre cómo las organizaciones
pueden tener una tendencia a fragmentarse y desintegrarse como un resultado de tensiones y
tiranteces generadas internamente. Esta metáfora se opone específicamente a la premisa
funcionalista de que las organizaciones son entidades unificadas que buscan adaptarse y
sobrevivir y enfoca aquellos procesos a través de los cuales las organizaciones se fraccionan
como resultado de la cismogénesis (Bateson, 1936) y el desarrollo de patrones de autonomía
funcional (Gouldner, 1959).
La metáfora de la "catástrofe" ha sido usada en la teoría marxista para analizar las
contradicciones internas de la economía política mundial (Bukharin, 1915, 1925), lo cual sentó
las bases para las formas revolucionarias de cambio. Una versión algo diferente es la "teoría
de la catástrofe" de René Thom (1975). Ambas tienen relevancia para el estudio del rol de las
organizaciones en la economía mundial contemporánea, el proceso de trabajo y las relaciones
entre la administración y trabajo. Mientras la metáfora se ha utilizado de muchas maneras
como la base para modelos detallados de solución de enigmas o problemas dentro de una
perspectiva funcionalista, no ha sido usada sistemáticamente para desarrollar un comprensivo
análisis estructuralista radical sobre la organización.
CONCLUSIONES
La ortodoxia en la teoría de la organización se ha desarrollado sobre la base de algunas
metáforas que reflejan los presupuestos del paradigma funcionalista. Rara vez estos
presupuestos se explicitan y muy a menudo no se aprecian, con la consecuencia de que la
teorización se desarrolla sobre bases incuestionadas. Los presupuestos de los paradigmas
interpretativo, humanista radical y estructuralista radical desafían los presupuestos
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funcionalistas de muchas maneras fundamentales. Estos paradigmas y sus
presupuestos generan una variedad de metáforas para el análisis organizacional que resultan
en perspectivas que a menudo contradicen los dogmas de la teoría ortodoxa. Por ejemplo,
mientras, la teoría funcionalista enfatiza que las organizaciones y sus miembros pueden
orientar la acción y el comportamiento al logro de estados futuros, la teoría interpretativa
enfatiza que la acción está orientada tanto a darle sentido al pasado como al futuro.
Mientras la teoría funcionalista ve a las organizaciones y a sus miembros en interacción y
comportándose dentro de un contexto o ambiente de alguna clase, la teoría interpretativa
cuestiona el estatuto y existencia de tales factores contextuales, y sólo los acepta como
construcciones sociales de individuos que han llegado a ser compartidas. La teoría
funcionalista se construye sobre premisas que la teoría interpretativa sugiere que son
fundamentalmente mal concebidas.
Los paradigmas humanista radical y estructuralista radical ofrecen un desafió similar, que llama
la atención sobre los aspectos políticos y explotadores de la vida organizacional. Desde la
perspectiva de estos paradigmas, tanto la teoría funcionalista como la teoría interpretativa no
entienden que el orden aparente en la vida social no es tanto el resultado de un proceso
adaptativo de un acto libre de construcción social, sino la consecuencia de un proceso de
dominación social. Las organizaciones desde este punto de vista oprimen y explotan e
incorporan una lógica que sienta las bases para su eventual destrucción. El orden que la teoría
interpretativa trata de entender, y que la teoría funcionalista trata de mejorar, es desde las
perspectivas humanista radical y estructuralista radical, un orden superficial que enmascara
contradicciones fundamentales.
El reto a la teoría de la organización que emana de estos paradigmas consiste en penetrar
detrás de la apariencia superficial del mundo empírico, y revelar la estructura profunda de las
fuerzas que dan cuenta de la naturaleza, existencia y transformación continua de las
organizaciones dentro de la situación total del mundo. La teoría de la organización desde las
perspectivas humanista radical y estructuralista radical no puede proveer una comprensión
adecuada de la naturaleza de la organización enfocándose exclusivamente sobre las
organizaciones y el comportamiento dentro de las organizaciones. Estos paradigmas sugieren
que el estudio de tales fenómenos debe ser conectado al modo más extenso de la
organización social al cual ellos proporcionan un contenido y una forma empíricos y detallados.
El reto que se le presenta a la teoría ortodoxa de la organización por estos diferentes
paradigmas consiste en repensar la verdadera naturaleza del objeto del cual se ocupa.
Paradigmas diferentes incorporan visiones del mundo que favorecen metáforas que
constituyen la naturaleza de las organizaciones y el comportamiento dentro de las
organizaciones en maneras fundamentalmente diferentes, y que claman por una revisión
completa de aquella de lo cual la teoría de la organización debe ocuparse. Este reto se
relaciona con los presupuestos básicos sobre los cuales se fundamenta la teorización, y sólo
puede definirse a través de una consideración de la convivencia de estas bases rivales como
partida para el análisis organizacional.
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