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GROOMING sexting

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GROOMING
Qué es
En ocasiones, los adultos se hacen pasar por menores en Internet o intentan establecer un
contacto con niños y adolescentes que dé pie a una relación de confianza, pasando después
al control emocional y, finalmente al chantaje con fines sexuales. A esta práctica se la conoce
como grooming, y tiene diversos objetivos:

Producción de imágenes y vídeos con connotación o actividad sexual, destinados al consumo
propio de pederastas o a redes de abuso sexual a menores.

Encuentros en persona con el menor y abuso sexual físico.

Explotación sexual y prostitución infantil.

En situación
Ya hacía tiempo que quedaban casi todas las tardes para chatear. Lidia había conocido a Hugo a través de
Instagram y empezaron a hablar. Eran muy parecidos, los dos tenían 14 años, les gustaban los mismos
libros, las mismas series y pelis. Fue fácil entablar amistad.
Se gustaban y eso llevó a conversaciones más subidas de tono... Un día, él le pidió entre bromas que se
levantara la camiseta delante de la webcam. A Lidia le daba vergüenza, pero al final lo hizo. Fueron unos
segundos, se puso roja como un tomate y no podía con la risa, pero nunca imaginó los problemas que eso
le traería.
A la semana siguiente él volvió a sugerir que lo hiciera otra vez, pero ella se negó entre risas. Hugo
contestó al segundo, y Lidia no se esperaba algo así:
— Pues o lo haces, o envío el vídeo del otro día a todo el mundo.
Ella se echó a reír, pero a los pocos segundos paró. Hugo le acababa de enviar el vídeo en el que ella se
levantaba la camiseta. No era una broma, le estaba chantajeando: o se desnudaba o lo publicaría y lo vería
todo el mundo.

¿Cómo ocurre?
Habitualmente el contacto entre ambas partes comienza a través de algún servicio de Internet,
preferentemente redes sociales, plataformas de juego o comunidades online. Son servicios muy utilizados
por los menores y todos ellos tienen funcionalidades de chat para conversar.
El atacante suele utilizar el engaño para facilitar ese primer contacto, creando perfiles falsos con edades y
gustos similares a los del menor, de manera que le resulte atractivo e interesante, para que acepte su
solicitud de amistad. Puede llegar a proponerle seguir conversando en privado por mensajería instantánea
o videollamada, como por ejemplo WhatsApp o Skype.
Una vez iniciada esa relación de amistad, ganarán confianza. El objetivo es hacer que el menor se sienta
cómodo y comprendido, incluso puede que le engatuse con algún regalo, físico o virtual (un móvil nuevo,
dinero, saldo para hablar por teléfono o créditos para su videojuego favorito), o con la promesa de una
relación perfecta.
De este modo, poco a poco podrán intimar, subir el tono de las conversaciones y conseguir que el menor
baje la guardia, para que le confíe una imagen o vídeo comprometido, o algún secreto privado. Esto se
utilizará como arma de chantaje: una vez que tiene en su poder material para manipular al menor, le exigirá
más imágenes y vídeos, o incluso llegar a un encuentro en persona. Si no cumple con sus deseos, le
amenazará con hacer públicos todos esos contenidos comprometidos.

¿Cuáles son las consecuencias?
Las consecuencias pueden ser de diferente gravedad dependiendo del alcance del delito, aunque en
cualquier caso, el riesgo de daños para el menor es alto:
o
Abuso y agresión sexual. La petición de imágenes o vídeos de carácter sexual es en sí mismo un abuso.
Aunque a veces es el menor el que envía este contenido de forma “voluntaria”, manipulado en cualquier
caso por parte del agresor, en otras ocasiones la víctima es chantajeada para que facilite los materiales
comprometidos. En último término, el agresor podría llevar a cabo agresiones sexuales físicas
comprometiendo la seguridad física y emocional del menor.
o
Ansiedad y depresión. Entre las consecuencias psicológicas más habituales aparecen la ansiedad y la
depresión, presentándose secuelas muy diversas en función del abuso, su duración, el apoyo recibido y
otras variables.
o
Problemas derivados en el rendimiento académico, sociabilidad y afectividad. Enfrentarse a una
situación de grooming afecta seriamente a todos los ámbitos de la vida del menor, desde daños a su
autoestima y la confianza en sí mismo, hasta la disminución de la concentración y la atención en clase,
o la pérdida de amistades. También puede aparecer desinterés por sus actividades de ocio favoritas o
dificultades a la hora de relacionarse con otras personas, entre otros.
En una situación de grooming, las víctimas tienden a ocultar las consecuencias por sentimientos de
vergüenza o culpabilidad. Pueden incluso pensar que la relación que mantienen con el agresor es real, y
no ser conscientes de que están siendo o han sido víctimas de un abuso.
Prevención

Establecer unos hábitos de navegación seguros. Acordar unas normas de uso de Internet en
casa favorecerá su responsabilidad y su seguridad al conectarse. Debemos establecer unos
horarios de uso y cuál será el lugar para usar esos dispositivos, procurando que sean espacios
comunes.

Extremar la precaución al conversar online. Para los menores, un desconocido puede dejar
de serlo si ya han hablado un par de veces por Internet. Puede incluso que el atacante sea una
persona que sí conocen en persona. Por ello, en cualquier conversación online debemos ser
cautos a la hora de compartir nuestra información personal y mantenernos alerta: no todo es
lo que parece.

Evitar prácticas de riesgo. En Internet es bastante fácil que alguien se haga pasar por quien
no es. Por ello, es recomendable evitar prácticas como el sexting, así como no contactar o
quedar con personas a las que no conocemos en persona. Siempre que alguien proponga un
encuentro, comunicárselo a un adulto de confianza.

Ser conscientes del uso que hacen de la cámara del móvil o WebCam. Es necesario
plantearnos si son suficientemente maduros para tener su propio móvil o dispositivo, con la
responsabilidad que eso conlleva. Enviar fotos o realizar videollamadas es un riesgo sobre el
que no siempre reflexionan, pueden producir un contenido comprometedor o íntimo sin que
ellos sean conscientes de ello. Mientras no se estén usando, las cámaras deben estar tapadas, y
sólo utilizarse de forma meditada y con precaución.

Comunicación y sensibilización. Hablar con naturalidad del amor y la sexualidad les ayudará
a diferenciar las relaciones saludables de las que no lo son. Deben conocer con claridad cómo
ocurre una situación de grooming y sus consecuencias para saber cómo protegerse. Además,
una buena comunicación nos permitirá conocer sus hábitos en Internet y sus amistades online.
Frente a un problema, podrán acudir a nosotros o a un adulto de referencia con el que se sientan
cómodos.

Acompañamiento y supervisión. El acceso de los menores a Internet debe ser progresivo y
contar con el respaldo de un adulto, para que aprendan poco a poco cómo utilizar las nuevas
tecnologías de forma segura y responsable. Para los más pequeños, podemos además
instalar sistemas de control parental en los dispositivos, para limitar su uso y supervisar su
actividad.
Cómo reaccionar en caso de problemas
Red de apoyo. Deben saber que pueden acudir a los adultos de su confianza en
busca de ayuda, ya que se trata de un problema de gravedad. Es el momento de
transmitir al menor una actitud de seguridad y madurez para que se sienta protegido.
Ser prudentes y mantener la calma. Si el menor ha decidido dar el paso de
contarnos lo que está sucediendo, debemos valorar el esfuerzo que eso supone y
no dudar o cuestionar sus palabras. No culpabilizar a la víctima y reafirmar nuestro
apoyo incondicional.
Recoger información. No debemos dejarnos llevar por la situación o actuar
irreflexivamente. Contactar con el acosador o borrar información (contenidos
enviados, conversaciones, perfiles en redes sociales, etc.) puede dificultar la
resolución del problema o incluso agravarlo.
Nunca aceptar un chantaje. Si nos encontramos ante un agresor que tiene (o dice
tener) alguna información sensible en su poder, nunca debemos ceder a la
manipulación, ya que empeorará la situación.
Denuncia. Ante una situación de grooming es imprescindible contactar con las
Fuerzas y Cuerpos de seguridad. Es un delito complejo y ellos sabrán indicarnos
los pasos que debemos seguir. Además, puede haber otros menores afectados por
un mismo acosador: con nuestra denuncia nos implicaremos en su detención.
Ayuda psicológica. Las consecuencias pueden ser difíciles de afrontar, tanto para
el menor como para su familia. El centro de salud y su centro educativo pueden
ofrecer apoyo emocional y seguimiento si es necesario.
SEXTING
Qué es
En nuestra sociedad, el sexting empieza a ser un término cada vez más habitual. No es un
problema de seguridad en sí mismo, sino una práctica de riesgo, sobre todo cuando implica
a los menores de edad. Mediante el sexting, se envían a través del teléfono móvil u otro
dispositivo con cámara, fotografías o vídeos producidos por uno mismo con connotación
sexual. El riesgo está en que una vez enviados estos contenidos, pueden ser utilizados de
forma dañina por los demás.
El sexting se distingue de otras prácticas por ciertas características:

Voluntariedad. Los mensajes, imágenes y videos son creados conscientemente por sus
protagonistas y enviados inicialmente por ellos mismos a otras personas.

Carácter sexual. Los contenidos tienen una clara connotación sexual: desnudez o semidesnudez, así como muestra o descripción de actividades sexuales.

Uso de dispositivos tecnológicos. Lo más habitual es que utilicen su móvil o smartphone, pero
también puede realizarse usando la webcam de la tablet, el ordenador portátil o de sobremesa.
En caso de realizarse durante una videollamada o una sesión de chat con webcam se
denominaría sexcasting.
También es posible que el envío de este tipo de contenidos sea involuntario, ya que otra
persona puede utilizar el dispositivo en el que están almacenados (robo o pérdida de móvil,
uso sin permiso, etc.) y reenviarlos. También puede ocurrir que una persona sea grabada por
otra sin su consentimiento. En ambos casos, los riesgos en lo que respecta a la difusión de
ese contenido son similares al sexting.

En situación
Lucía y Miguel llevan meses mensajeándose por el WhatsApp. Todo empezó por un trabajo de clase, pero
poco a poco fueron hablando de temas más personales y tonteando con la idea de algo más.
No son novios todavía, pero Lucía está loca por él. Sus amigas le han aconsejado cosas como que “si te
gusta más te vale que le des algo antes de que se canse” y “son todos iguales, si no le das lo que busca,
encontrará a otra”.
Esa noche, su conversación diaria fue un poco más “subidita de tono”, y a la hora de despedirse, Lucía
escribió: “Toma guapo, un regalo, te lo mereces por ser tan especial” y le envió una foto.
Cuando a Miguel le llegó la foto, no se lo pensó dos veces: cuando sus amigos viesen la foto que Lucía le
había mandado sería la envidia de todos. 20 segundos después 6 de sus compañeros de clase ya habían
recibido la foto. Otros 2 minutos después, estos se la habían enviado a otros 15. Antes de acostarse, Lucía
ya había recibido su propia foto a través de 3 amigas que le avisaban de que estaba circulando por los
móviles de todo el instituto.

Por qué es un riesgo para los menores
Los riesgos de esta práctica comienzan con la divulgación de estas imágenes o vídeos entre personas que
no eran los destinatarios. Al tratarse de contenidos íntimos, su difusión conlleva sin duda una pérdida de
privacidad, de tal modo que se produce un daño en la reputación de la víctima, deteriorando su imagen
pública. El sentimiento de humillación y traición que implica puede provocar falta de confianza en futuras
relaciones, además de problemas psicológicos como ansiedad, depresión, etc.
Asimismo, esta divulgación también puede acarrear consecuencias más complejas:
o
Ciberbullying. La humillación pública puede dar pie a conductas de acoso al protagonista, derivando
en una situación de ciberacoso.
o
Extorsión y chantaje. El contenido también puede utilizarse como herramienta de chantaje, solicitando
cualquier “recompensa” (económica o de otro tipo) a cambio de no difundirlo.
o
Grooming y acoso sexual. En los casos de acoso sexual o de acercamiento de adultos a menores con
intenciones sexuales es habitual esta extorsión para exigir que se envíen más contenidos, o incluso
contacto sexual directo.
o
Riesgos físicos. Estos contenidos pueden utilizarse por agresores para seleccionar a sus víctimas. En
ocasiones los contenidos muestran elementos que ayudan a determinar la localización fácilmente
(centro donde estudian, domicilio, geolocalización, etc.) o cuando los metadatos señalan el
posicionamiento donde se han grabado.
Respecto a las consecuencias legales, dependiendo del papel de cada implicado en esta práctica y de sus
edades puede incurrirse en diferentes delitos como:

o
Exhibicionismo y provocación sexual a menores.
o
Generación, producción, difusión y tenencia de contenido sobre abuso sexual a menores .
o
Revelación de secretos y delitos contra la intimidad y el honor.
o
Delitos contra la libertad sexual.
Por qué hacen sexting los menores
Despertar sexual. En esta etapa, el desarrollo de su sexualidad comienza a tener un papel importante,
pero no siempre está establecida de forma saludable. Para ellos estas prácticas pueden suponer una prueba
de confianza en pareja o una manera “más adulta” de flirtear o atraer a alguien.
Posicionamiento social. En la adolescencia también es natural buscar la pertenencia al grupo de iguales,
la inclusión social y la valoración de los demás. La práctica del sexting puede tener como objetivo presumir
ante las amistades o no sentirse excluido.
Inconsciencia y exceso de confianza. Los adolescentes suelen minimizar los riesgos a los que se enfrentan
e ignorar las repercusiones futuras. Esto les lleva a asumir más riesgos y creer que nunca pasará nada.
Falta de cultura de privacidad. Actualmente, en nuestra sociedad existe una creciente tendencia a
mostrar la intimidad. Esto les lleva a considerar normales conductas como compartir información que los
adultos consideran personal y privada.
Impulsividad. Combinada con la rapidez de la interacción a través de Internet, la impulsividad de los
menores hace que actúen o respondan rápidamente, sin reflexionar sobre lo que van a hacer y sus posibles
consecuencias. Por este motivo, conflictos como rupturas o decepciones sentimentales pueden
desencadenar en los adolescentes una difusión precipitada con ánimo de venganza.
Expansión de dispositivos móviles. La universalización entre adolescentes de tablets y móviles con
cámara y conexión a internet facilita este tipo de prácticas.
Prevención y fomento del uso seguro
Pretender que ningún menor lleve a cabo este tipo de prácticas puede resultar algo poco
realista en la actualidad, cuando desde la sociedad se fomentan roles excesivamente
sexualizados y el concepto de privacidad es cada día más confuso. Debido a este contexto, la
prevención debe centrarse en la reducción de riesgos y el desarrollo de la capacidad de crítica
del menor, para que actúe de forma responsable:

Concienciar y promover el cuidado de la privacidad. Es necesario hacerles partícipes de las
implicaciones y riesgos que supone no proteger la privacidad, tanto en la actualidad como de
cara al futuro, mostrando las consecuencias de forma que comprendan lo que está en juego.

No fomentar el sexting ni participar en su difusión. Concienciar a los menores de la
peligrosidad de esta práctica, tanto como protagonistas de los contenidos (para valorar si
quieren tomar parte), como receptores (para que respeten la confianza otorgada, la privacidad
e intimidad de la otra persona).

Desarrollar la autoestima y las habilidades sociales. Saber decir no y defender sus
argumentos de forma adecuada les permitirá no ceder ante la presión social. Para ello, es
positivo promover una autoestima saludable y aprender a valorarse a sí mismos, para no
depender de la opinión de los demás.

Conocer las opciones de privacidad y seguridad. Configurar correctamente los
dispositivos y aplicaciones para evitar perder el control de la información que guardan,
haciendo un uso correcto de contraseñas de acceso y almacenando la menor cantidad posible
de contenidos de riesgo.

Facilitar un ambiente de confianza. Para que el menor sea capaz de pedir ayuda y consejo
cuando lo necesite, es importante mantener la comunicación familiar acerca de estas
problemáticas. Esta confianza ayudará a una resolución rápida de los problemas e incluso a
evitar que lleguen producirse.

Valorar la edad y madurez necesaria. Debemos valorar si el menor es suficientemente
responsable como para utilizar de forma autónoma su propio dispositivo, sin ponerse en riesgo
ni caer en prácticas peligrosas.
Cómo reaccionar en caso de conflicto
Responder con calma. Estamos para apoyarles y ayudarles a resolver el problema,
no para reaccionar de manera exagerada o negativa. Todos debemos enfocarnos a
buscar una solución y proteger al menor.
Contacto con los difusores. Es recomendable contactar, si es posible, con
quienes estén difundiendo los contenidos e incluso con quienes los hayan recibido
para evitar que se sigan enviando y pedir su eliminación. Asimismo, contactar con
el centro educativo puede ser de utilidad, ya que pueden colaborar con
asesoramiento y concienciación.
Reporte al proveedor de servicios. Para que los contenidos se eliminen en
muchos casos es necesario comunicarse con el proveedor de servicio (Instagram,
Facebook, Twitter, etc.) alertándoles sobre el caso. Esto no garantiza que alguien
no haya hecho alguna copia, pero sí limita en buena medida su difusión.
Denuncia. Además, dado que los contenidos incluyen información sensible de
menores, es posible que sea necesario denunciar formalmente los hechos ante las
Fuerzas y Cuerpos de seguridad, sobre todo en casos de extorsión y grooming. En
estos casos, será necesario hacer capturas de pantalla y guardar todas las pruebas.
Apoyo psicológico. Las consecuencias derivadas por este tipo de prácticas son
graves, y el menor puede necesitar apoyo psicológico y emocional. El centro de
salud y su centro educativo pueden ofrecernos orientación si es necesario.
PRIVACIDAD
Qué es
Cuando un menor utiliza Internet proporciona gran cantidad de información sensible sobre
sí mismo, construyendo la imagen que encontrarán los demás sobre él en la Red: su identidad
digital.
La forma en que se maneja toda esa información personal que generamos y publicamos de
forma voluntaria en la Internet se conoce como gestión de la privacidad. Es un concepto
personal y subjetivo, por ello debemos buscar un equilibrio entre las ventajas que nos ofrece
la exposición de información personal y los riesgos asociados. Cuidar nuestra privacidad es
cuidar nuestra reputación online, es decir, procurar que nuestra imagen en Internet sea
positiva, ya que puede tener serias implicaciones sobre nuestro futuro desarrollo personal y
profesional.
Al contrario de lo que muchos adultos piensan, los menores sí cuidan su privacidad, pero
entendiéndola de una forma diferente: buscan evitar que personas adultas como sus padres y
profesores tengan acceso a su información en Internet. Sin embargo, no dan tanta importancia
a las consecuencias de sus actos en Internet y les cuesta pensar en términos de futuro.
Se trata de establecer qué información queremos mantener al alcance sólo de algunas
personas, en un ámbito privado, por nuestra seguridad. Este puede ser más íntimo o más
amplio, y limitarse a más o a menos personas según nuestras preferencias. Además, no toda
la información (datos personales, imágenes, aficiones, localización,…) que hay sobre
nosotros en Internet la hemos publicado conscientemente, también puede tener otras
procedencias:


Publicación inconsciente. Información que se puede deducir a partir de una publicación
propia.

Publicación ajena. Datos de un usuario publicados en Internet por otras personas.

Publicación automática. Información generada y publicada de forma automática por
programas o servicios que los usuarios utilizan (por ejemplo última hora de conexión, sitios
web visitados, geolocalización, versión del navegador utilizado, etc.)
En situación
Laura ha empezado el instituto hace unos días, y como recompensa por este cambio, sus padres le han
regalado su primer móvil. Llevaba meses deseando que llegara este momento. Muchos de sus amigos ya
tenían uno, y no soportaba tener que usar el móvil de sus padres para mandar mensajes de WhatsApp.
Ahora ya tiene total libertad para hablar con quien quiera y cuando quiera…
Una de las primeras cosas que quiere hacer es hacerse un perfil en las redes sociales que tienen sus amigos.
Decide hacerse unas cuantas fotos divertidas y atrevidas, y publicarlas en sus perfiles: no quiere seguir
siendo una niña pequeña…
Unas semanas después, le llega un rumor en el Instituto: dicen que una de sus fotos más “atrevidas”, en
las que salía en bikini, está circulando por ahí. Después comprueba que es cierto, su foto está en otras
páginas de Internet, grupos de WhatsApp, ¡e incluso impresas en papel colgadas por el instituto!
Laura se siente humillada, no dejan de difundir las imágenes y llegarle comentarios ofensivos al respecto.
La situación está descontrolada. Laura nunca pensó que pudieran hacerle esto, y ahora se arrepiente de no
haberlo pensado bien antes de publicar esas imágenes. Está intentando eliminar esos contenidos, pero no
es fácil, ya lo tiene todo el instituto…

Cómo afecta a los menores
Una mala gestión de la información personal en Internet puede acarrear diversas consecuencias para los
menores. La pérdida de privacidad es el principal riesgo al compartir información privada, conllevando
la exposición pública de la intimidad de los menores. Una vez publicados en Internet, puede resultar difícil
borrar esos contenidos, generando más problemas en el futuro. Esto puede suponer además:
o
Daños en su reputación. Al exponer contenidos privados, estos pueden influir negativamente en la
imagen que ofrecen a los demás a través de Internet.
o
Suplantación de identidad o perfiles falsos. La publicación de información personal y privada puede
facilitar la suplantación de identidad (creación de perfiles falsos), simplificando la deducción de
contraseñas o preguntas de seguridad que permiten el acceso a cuentas personales.
o
Riesgos para la seguridad personal. La publicación de información referente a ubicaciones, como
domicilios, centros educativos o lugares de ocio habituales, así como horarios o rutinas, puede llegar a
acarrear problemas ya que facilita que el menor pueda ser localizado físicamente.
o
Ciberacoso. Cualquier contenido publicado en Internet puede ser utilizado en un acoso, siendo más
grave cuanto más íntima es la información. Un ejemplo de ello es la publicación de confidencias
privadas para dañar o ridiculizar a la víctima.
o
Sexting. Esta práctica de riesgo implica enviar a otra persona contenidos íntimos a través de Internet,
como imágenes o vídeos, perdiendo en ese momento el control sobre los mismos.
o
Grooming. Cuando un adulto trata de establecer relación con un menor a través de Internet teniendo
intenciones de carácter sexual, el acercamiento suele incluir episodios de chantaje. El adulto utiliza la
información íntima del menor como elemento de extorsión, para que éste acceda a sus deseos bajo la
amenaza de hacer pública esa información.
o
Pérdidas económicas. La información publicada puede facilitar datos de forma indirecta, como
horarios, direcciones o nivel adquisitivo, de tal modo que puedan allanar el camino a ladrones y
delincuentes. En otros casos puede proporcionar datos para el acceso a cuentas de banca y comercio
online.
Prevención y fomento del uso seguro
La prevención siempre comienza fomentando una comunicación sana con los menores y
haciéndoles partícipes de los riesgos a los que se enfrentan al administrar su información
personal en Internet. Para ello, es fundamental aprender a diferenciar qué tipo de contenidos
pueden ser públicos y cuáles deberíamos mantener en privado.
“Pensar antes de publicar” siempre es una buena pauta. Antes de compartir contenido
deben reflexionar sobre qué pensará quien lo vea, cómo lo podrá utilizar y qué posibles
consecuencias podría tener, tanto en el presente como en el futuro. Fomentando un uso más
cuidado y menos impulsivo de su información personal también trabajamos la
responsabilidad y la actitud crítica de los menores.
Fomentar este pensamiento crítico no sólo incluye pensar en la propia privacidad, sino
también en la de los demás. A la hora de compartir información sobre otras personas, es
necesario pedir permiso y guardar su intimidad.
Además, existen multitud de medidas tecnológicas que nos ayudarán a proteger la
información que publicamos:

Opciones de privacidad. Configurarlas adecuadamente es imprescindible en cada aplicación
o servicio que utilicen los menores. A menudo puede resultarles complejo, por lo que podemos
apoyarnos en los centros de ayuda de cada servicio y en los recursos que están a nuestra
disposición, como la Guía de Privacidad y Seguridad en Internet de la OSI y la AGPD.

Opciones de seguridad. Hoy en día cualquier servicio (redes sociales, servicios online, etc.) o
dispositivo (ordenadores, tablets y teléfonos móviles), contiene mucha información privada que
debe protegerse. El uso correcto de contraseñas robustas, bloqueo de pantalla, preguntas de
seguridad y otras opciones de acceso es esencial para limitar el acceso.

Control de contactos y amistades. Es habitual que los menores añadan en sus redes sociales
a personas que realmente no conocen, con lo que su información acaba en manos de personas
totalmente extrañas. Es importante promover una lista de contactos segura, para que puedan
controlar con quién comparten la información.

Sincronización. Muchas aplicaciones conectan nuestra cuenta de usuario con otras
aplicaciones (como por ejemplo, para tuitear automáticamente las fotos de Instagram).
Debemos revisar los permisos de privacidad de cada aplicación, para evitar publicar
información no deseada.

Uso de equipos públicos. Es recomendable evitar su uso si se va a gestionar información
sensible o privada. No obstante, de hacerlo, se recomienda utilizar la opción de navegación
privada del navegador, no guardar las contraseñas y cerrar sesión de los servicios al finalizar
para evitar que cualquiera que utilice el equipo a continuación pueda acceder a nuestro correo
electrónico, redes sociales, banca online, etc.

Selección de aplicaciones y redes sociales. Es importante leer las condiciones y permisos de
cada servicio para saber si son adecuadas o suponen una amenaza para la privacidad. Esta
situación también aparece al utilizar aplicaciones de terceros dentro de otros servicios, como
juegos en redes sociales.
Cómo reaccionar en caso de conflicto
Apoyo al menor. Es fundamental reaccionar con calma y no culparle de la
situación, manteniendo la comunicación y la confianza: cuenta con nuestra ayuda y
comprensión.
Establecer nuevas medidas de seguridad. Si observamos que existe información
privada publicada sin consentimiento, es necesario cambiar las contraseñas de los
servicios online utilizados, ya que alguien puede haber accedido a ellos sin permiso.
Comunicación. Si otra persona ha difundido información personal del menor, la
primera opción es contactar y hacerle ver que esa información es privada y debería
borrarla.
Reporte al proveedor de servicios. Si el paso anterior no es suficiente, se debe
contactar con los responsables del servicio donde se ha publicado para que tomen
medidas.
Denuncia. Ante una situación de ciberacoso, grooming, o suplantación de identidad,
así como problemas derivados de la práctica del sexting, es importante contactar
con las Fuerzas y Cuerpos de seguridad. El centro de salud y su centro educativo
pueden ofrecer al menor apoyo psicológico y emocional si es necesario.
VAMOS A JUGAR
https://www.cybereduca.com/



¿Quieres prevenir el ciberacoso en las
redes? No publiques nunca estos 5
datos
PantallasAmigas
abril 16, 2019
Ciberbullying, Prevención
Las redes sociales se han convertido en un diario compartido y abierto al público, máxime
cuando nuestros perfiles no son privados. A menudo, publicamos imágenes que contienen más
información de la que realmente queríamos dar e incluso a veces, sin darnos cuenta, permitimos a la
plataforma desvelar datos sensibles de nuestra intimidad.
¿Te acuerdas de esa foto de ti y tus amigos frente a la puerta del instituto que subiste a ‘Instagram
Stories’ hace unos días? Puede que, casi sin pretenderlo, hayas insinuado a tus contactos dónde y a qué
hora aproximada pueden encontrarte. Debes tener cuidado con los motivos identificativos que puedan
aparecer en las imágenes que compartes. Distintivos como un uniforme, un cartel, el nombre o el
logotipo de un establecimiento o una pared característica pueden llevar a adivinar sin problema la
ubicación donde te encuentras. Si a esto le sumamos la hora de publicación, cualquiera puede construirse
una pequeña idea de tu rutina.
Dependiendo de las manos en las que caiga, la información que publicamos puede utilizarse
para hacernos daño. También puede crear situaciones desagradables en entornos académicos o
laborales, e incluso poner nuestra vida en peligro.
Evita compartir estas cinco cosas
Si no quieres que tu móvil se convierta en un foco de insultos o que te esperen a la salida de tu
urbanización, te recomendamos que evites publicar estos cinco datos en tus perfiles sociales a toda
costa:
Tu fecha de nacimiento
A excepción de tus seres queridos, quienes por supuesto ya conocen tu cumpleaños, a nadie le importa
qué día naciste.
Ubicación actual
Aunque las redes sociales te permiten ubicar cada contenido que compartes en la dirección donde te
encuentras, te aconsejamos que no cedas a la oferta. No, al menos, si te encuentras ahí en el momento de
la publicación o se trata de un lugar que frecuentas asiduamente. Guárdate este tipo de información para
aquellas personas con las que te gustaría disfrutar de ese momento o de tu íntima confianza. Evitarás
ponerte en riesgo de que te acosen o coincida misteriosamente contigo alguien que no es de tu entero
agrado.
La dirección de tu domicilio
Resérvate tus señas para amistades o familiares de confianza. Dejar saber a cualquiera en las redes dónde
vives sólo incentivará que aquellos a los que no les sobran las buenas intenciones merodeen por los
alrededores de tu casa y conozcan al dedillo cuándo entras y sales.
El número de teléfono
¿Por qué facilitarías tu número de teléfono al público? Seguro que no es algo que acostumbres a hacer en
el día a día offline. Al hacerlo, estarías poniendo en manos de esos compañero/as que te molestan
diariamente otra vía de acoso. También podrías empezar a recibir incontables llamadas de números que
no conoces. Los departamentos comerciales estarían frotándose las manos y tu terminal ardería
constantemente. Y ya sabemos lo agresivas e insistentes que pueden resultar a veces este tipo de
comunicaciones…
Tu correo electrónico
Si compartes con la comunidad online tu dirección de correo, tu bandeja de entrada probablemente se
convierta en un hervidero de spam y otros contenidos no deseados. Además, corres el riesgo de que te
envíen mensajes con algún archivo malicioso que consiga infectar tu dispositivo y/o acceder a tu
información personal.
¡Compartir!

62
Shares


acoso en las redes, acoso escolar, bullying, ciberacoso, ciberacoso entre
iguales, ciberbullying, cyberbullying, perfiles públicos, privacidad en las redes, redes sociales
Del sexting al suicidio, pasando por el
ciberbullying o la sextorsión
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

PantallasAmigas
octubre 25, 2012
Artículos, Ciberbullying, Noticias, Sucesos
(Artículo de Jorge Flores
para SER Consumidor, de la Cadena SER.)
Pero, ¿qué es el Sexting?
Sexting, en su significado más puro y actual, es la producción de imágenes propias (fotografías o
vídeos) de alto contenido erótico o pornográfico y su envío a otra persona mediante el teléfono móvil.
Realizar sexting, por lo tanto, no supone un daño en sí mismo para quien lo realiza salvo que su
producción o envío pudiera tener consecuencias legales directas, como ocurre en alguno de estos casos
donde, por ejemplo, la imagen:



puede ser calificada de pornografía infantil.
incluye otras personas que no han consentido su producción o difusión.
es de alto voltaje y enviada a menores o incapaces.
¿Por qué es una práctica de riesgo?
Pongamos el caso de una mujer adulta que genera un vídeo íntimo de sí misma, donde puede ser
reconocida, y lo envía a su pareja con el deseo y convencimiento de que no será compartido con
nadie. Los problemas pueden comenzar cuando esas imágenes llegan a otras personas, son publicadas
online, o están en manos de un chantajista que, en ocasiones, puede incluso ser el destinatario original
del envío.
Si la fotografía o grabación alcanza difusión pública, bien por haber sido publicada en Internet, bien
porque se ha distribuido entre smartphones de forma profusa se produce una primera afectación
del honor, la intimidad y la propia imagen.
Este problema en muchas ocasiones viene aderezado con hostigamiento social que, en el caso de una
persona pública como Olvido Hormigos, alcanza incluso repercusión mediática. En los incidentes con
personas menores de edad suele adquirir la forma de ciberbullying.
Cuando las imágenes llegan a manos de un chantajista, el problema sería el de la sextorsión, esto es, la
solicitud de determinadas concesiones (dinero, imágenes, mantenimiento de relaciones sexuales o
sentimentales…) a cambio de que la comprometida grabación no sea publicada online o enviada al
círculo relacional de su protagonista.
Otras prácticas con similares consecuencias
Existen otras situaciones que, sin constituir sexting, a la postre nos ponen directamente en uno de los
casos anteriores: imágenes íntimas y privadas en manos de terceros. Pueden ser imágenes delicadas
producidas pero no enviadas de forma voluntaria sino robadas, como ya ha ocurrido, por ejemplo,
con intrusiones en los smartphones o activación mediante malware de la webcam. También es común
el caso en el que se practica cibersexo o se muestran actitudes sexuales o desnudos vía webcam y
quien está al otro lado de la pantalla graba de forma permanente un show que cuyo protagonista pensaba
era temporal y privado. También pueden ser imágenes cedidas de forma voluntaria por medio de
engaños u obligatoria bajo presiones y amenazas. Este es el caso de Amanda Todd, adolescente de 15
años que se acabó suicidando el pasado 10 de octubre víctima de ciberbullying sustentado en unas
imágenes de sus pechos que mostró por la webcam. La crueldad de una parte de su entorno de
relaciones, potenciada por el alcance de Internet y las redes sociales, acabó con ella.
Violencia sexual digital y reformas legislativas
Las estadísticas y las consultas nos dicen que en mayor medida son las mujeres, adolescentes y
jóvenes, quienes sufren las consecuencias de la existencia de imágenes íntimas en manos inadecuadas.
La sextorsión, por lo general, se traduce en solicitudes de tipo sexual. Se trata de violencia de género en
la Red, es violencia sexual digital. Constituye un fenómeno alarmante y creciente al que esperamos
contribuyan a poner freno las recientes reformas propuestas para el código penal que solicitan un año
de cárcel por difusión de imágenes íntimas aun cuando la grabación de las mismas hubiera sido
consentida.
Información y recursos educativos sobre temas relacionados:
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Sexting
Sextorsión
Cyberbullying
Violencia Sexual Digital
Uso de la webcam
Cuidado de la imagen
¡Compartir!
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¿Qué es el Ciberbullying?
El ciberbullying es el uso de los medios telemáticos (Internet, telefonía móvil y videojuegos online
principalmente) para ejercer el acoso psicológico entre iguales. No se trata aquí el acoso o abuso de
índole estrictamente sexual ni los casos en los que personas adultas intervienen.
¿Qué no es el ciberbullying?
Por tanto tiene que haber menores en ambos extremos del ataque para que se considere ciberbullying:
si hay algún adulto, entonces estamos ante algún otro tipo de ciberacoso.
Tampoco se trata de adultos que engatusan a menores para encontrarse con ellos fuera de la Red o
explotar sus imágenes sexuales. Aunque hay veces en que un/a menor comienza una campaña de
ciberbullying que puede acabar implicando a adultos con intenciones sexuales.
¿Cuándo estamos ante un caso de ciberbullying?
Estamos ante un caso de ciberbullying cuando un o una menor atormenta, amenaza, hostiga, humilla o
molesta a otro/a mediante Internet, teléfonos móviles, consolas de juegos u otras tecnologías telemáticas.
Según el Estudio sobre hábitos seguros en el uso de las TIC por los menores publicado por
el INTECO en marzo de 2009 el ciberbullying se define como acoso entre iguales en el entorno TIC, e
incluye actuaciones de chantaje, vejaciones e insultos de niños a otros niños.
¿Qué tiene que ver el ciberbullying con el bullying o acoso
escolar?
No son tan similares como podría pensarse. En ambos se da un abuso entre iguales pero poco más tienen
que ver en la mayoría de los casos. El ciberbullying atiende a otras causas, se manifiesta de formas muy
diversas y sus estrategias de abordamiento y consecuencias también difieren. Sí es bastante posible que
el bullying sea seguido de ciberbullying. También es posible que el ciberbullying pueda acabar
también en una situación de bullying, pero desde luego esto último sí que es poco probable.
¿Por qué es especialmente grave el ciberbullying?
El anonimato, la no percepción directa e inmediata del daño causado y la adopción de roles
imaginarios en la Red convierten al ciberbullying en un grave problema.
Sinónimos
Además de la adaptación del neologismo inglés (cyber-bullying) se utilizan en castellano otros términos
para denominar al ciberbullying, combinando el prefijo ciber- o los adjetivos online o virtual con las
palabras matonaje, matoneo o abuso, asociadas con la denominación de matones o abusones para los
que efectúan el bullying. Así podemos encontrarnos con los siguientes sinónimos
de ciberbullying: ciberabuso, cibermantonaje, cibermatoneo; abuso online, mantonaje online, matoneo
online; abuso virtual, matonaje virtual, matoneo virtual. Además, en inglés también se utilizan ebullying y online bullying.
¿Cómo se manifiesta el ciberbullying?
Las formas que adopta son muy variadas y sólo se encuentran limitadas por la pericia tecnológica y la
imaginación de los menores acosadores, lo cual es poco esperanzador. Algunos ejemplos concretos
podrían ser los siguientes:

Colgar en Internet una imagen comprometida (real o efectuada mediante fotomontajes) datos
delicados, cosas que pueden perjudicar o avergonzar a la víctima y darlo a conocer en su
entorno de relaciones.

Dar de alta, con foto incluida, a la víctima en un web donde se trata de votar a la persona más
fea, a la menos inteligente… y cargarle de puntos o votos para que aparezca en los primeros
lugares.

Crear un perfil o espacio falso en nombre de la víctima, en redes sociales o foros, donde se
escriban a modo de confesiones en primera persona determinados acontecimientos personales,
demandas explícitas de contactos sexuales…

Dejar comentarios ofensivos en foros o participar agresivamente en chats haciéndose pasar por
la víctima de manera que las reacciones vayan posteriormente dirigidas a quien ha sufrido la
usurpación de personalidad.

Dando de alta la dirección de correo electrónico en determinados sitios para que luego sea
víctima de spam, de contactos con desconocidos…

Usurpar su clave de correo electrónico para, además de cambiarla de forma que su legítimo
propietario no lo pueda consultar, leer los mensajes que a su buzón le llegan violando su
intimidad.

Provocar a la víctima en servicios web que cuentan con una persona responsable de vigilar o
moderar lo que allí pasa (chats, juegos online, comunidades virtuales…) para conseguir una
reacción violenta que, una vez denunciada o evidenciada, le suponga la exclusión de quien
realmente venía siendo la víctima.

Hacer circular rumores en los cuales a la víctima se le suponga un comportamiento reprochable,
ofensivo o desleal, de forma que sean otros quienes, sin poner en duda lo que leen, ejerzan sus
propias formas de represalia o acoso.

Enviar menajes amenazantes por e-mail o SMS, perseguir y acechar a la víctima en los lugares
de Internet en los se relaciona de manera habitual provocándole una sensación de completo
agobio.
Decálogo para una víctima de
ciberbullying
Se ha recorrido ya un largo camino para sensibilizar e informar sobre la amenaza del ciberacoso. Se ha
conseguido llamar la atención sobre este fenómeno para movilizar a la ciudadanía y a las diversas
administraciones públicas que, en muchos casos y especialmente en el ámbito escolar, han activado
planes y recursos preventivos. Sin descuidar lo anterior, porque la lucha es constante, hay que avanzar
un paso más y crear recursos y procedimientos para la intervención… ¿qué hacer cuando se produce
un caso?. Es preciso establecer tanto servicios de apoyo como protocolos de intervención para la gestión
autónoma. Cuando se descubre una situación de este tipo, la comunidad educativa trata de dar una
respuesta basada en el conocimiento del bullying tradicional y los planes de convivencia diseñados. Sin
embargo, son muchos los matices y diferencias en relación al tradicional acoso escolar y demasiado
importantes las consecuencias como para permitirnos el lujo de equivocarnos. Cada minuto que pasa la
víctima está a un click de sus acosadores. Intervenir de inmediato y hacerlo de forma adecuada es clave.
En ocasiones la iniciativa debe ser de la propia victima y, en todo caso, es precisa su colaboración.
Decálogo para una víctima de ciberbullying
1. Pide ayuda. Si eres menor recurre a tu padre o tu madre o, en su defecto, a una persona adulta
de confianza. Asegúrate de que esa persona conoce y entiende estas pautas para que ambos
podáis remar en el mismo sentido y para que, en su ánimo de protección, no haga cosas que
acaben siendo perjudiciales.
2. Nunca respondas a las provocaciones. Hacerlo no te ayuda en nada y, sin embargo, es un
estímulo y una ventaja para quienes te acosan. Mantén la calma y no actúes de forma exagerada
o impulsiva en ningún caso.
3. No hagas presunciones. Puede que ni las circunstancias ni las personas que parecen implicadas
sean como aparentan. Mantén un margen para la duda razonable porque actuar sobre bases
equivocadas puede agravar los problemas y crear otros nuevos.
4. Trata de evitar aquellos lugares en los que eres asediado en la medida de lo posible hasta
que la situación se vaya clarificando. Si se trata de redes sociales o comunidades online no te
será difícil. Si el acoso llega por el teléfono móvil, no descartes cambiar de número.
5. Cuanto más se sepa de ti, más vulnerable eres y más variado e intenso es el daño que
pueden causarte. ¿Imaginas una mentira ridiculizándote construida sobre datos privados reales
escrita en tu muro? ¿qué pasaría si alguien, haciéndose pasar por ti, insulta a tus amistades?. Es
momento, por lo tanto, de cerrar las puertas de tu vida online a personas que no son de plena
confianza. Para ello:
1. Evita intrusos. Para ello debes realizar, en orden, estos pasos:
 Realiza un chequeo a fondo de tu equipo para asegurarte de que no tienes
software malicioso (troyanos, spyware…) que puede dar ventajas a quien te
acosa. Es importante. Dispones de herramientas gratuitas para ello en la
dirección www.osi.es.
 Cambia las claves de acceso a los servicios online que usas, pero nunca antes
de haber realizado el paso anterior. Recuerda que deben ser complejas de
adivinar y llevar combinados números y letras.
2. Depura la lista de contactos. Revisa y reduce la lista de contactos que tienes
agregados en las redes sociales (o en otros entornos sociales online).
3. Reconfigura las opciones de privacidad de las redes sociales o similares en las que
participes y hazlas más estrictas. Asegúrate de que sabes bien cómo funcionan estas
opciones y sus implicaciones.
4. Comprueba qué cuentan de ti online. Busca la información sobre ti publicada otras
personas y trata de eliminarla si crees que puede ser utilizada para hacerte daño.
5. Repasa la información que publicas y quién puede acceder a ella y poner, a su vez, al
alcance de terceras personas.
6. Comunica a tus contactos que no deseas que hagan circular informaciones o
fotografías tuyas en entornos colectivos.
7. Ejerce tu derecho sobre la protección de datos personales. Tú decides el uso que se
puede hacer de ellos, incluyendo tu fotografía.
6. Guarda las pruebas del acoso durante todo el tiempo, sea cual fuere la forma en que éste se
manifieste, porque pueden serte de gran ayuda. Trata también de conocer o asegurar la identidad
de los autores pero, en todo caso, sin lesionar los derechos de ninguna persona.
7. Comunica a quienes te acosan que lo que están haciendo te molesta y pídeles, sin
agresividad ni amenazas, que dejen de hacerlo. Recuerda que no debes presuponer hechos o
personas en tu comunicación, por lo que debes medir muy bien cómo lo haces, sin señalar a
nadie en público, pero a la vez tratando de asegurarte de que se entera la persona o personas
implicadas.
8. Trata de hacerles saber que lo que están haciendo es perseguible por la Ley en el caso de
que el acoso persista. Les puedes sugerir que visiten webs como www.elegales.net o www.ciberbullying.net para que lo comprueben por sí mismos.
9. Deja constancia de que estás en disposición de presentar una denuncia, si a pesar del paso
anterior continúa el acecho. Manifiesta que cuentas con pruebas suficientes recopiladas desde el
inicio y que sabes cómo y dónde presentarlas. Debes indicar que, si el acecho persiste, te verás
obligado a acudir a la policía.
10. Toma medidas legales si la situación de acoso, llegado este punto, no ha cesado.
10 Consejos básicos contra el
ciberbullying
No contestes a las provocaciones, ignóralas. Cuenta hasta cien y piensa en otra cosa.
Compórtate con educación en la Red. Usa la Netiqueta.
Si te molestan, abandona la conexión y pide ayuda.
No facilites datos personales. Te sentirás más protegido/a.
No hagas en la Red lo que no harías a la cara.
Si te acosan, guarda las pruebas.
Cuando te molesten al usar un servicio online, pide ayuda a su gestor/a.
No pienses que estás del todo seguro/a al otro lado de la pantalla.
Advierte a quien abusa de que está cometiendo un delito.
Si hay amenazas graves, pide ayuda con urgencia.
CONTENIDO
INAPROPIADO
Qué son
Nuestros hijos e hijas pueden acceder en Internet a multitud de contenidos perjudiciales para
su desarrollo personal. Un ejemplo de estos contenidos son las imágenes o videos
perturbadores, las modas que promueven valores negativos, riesgos para la salud o malos
hábitos, o las informaciones falsas o carentes de rigor que circulan por la red.
Por ello es necesario que velemos para que consuman contenidos ajustados a su madurez, a
la vez que les vamos educando en su capacidad crítica y de respuesta.

En situación
Dani tiene 7 años, y cada fin de semana tiene permiso para jugar una hora con el ordenador. No tiene
ordenador en su cuarto, por lo que utiliza el de sus padres, que está en el salón de su casa. Su madre
dice que así está más tranquila, sabiendo que, al estar a la vista, no se va a atrever a entrar en páginas
web “peligrosas” para su edad.
Dani acepta de buen grado esta norma familiar, ya que lo único que le interesa es poder jugar en
Internet. Entra en páginas que ofrecen juegos gratuitos, son los que están más de moda. Este sábado
quiere probar un juego nuevo que le han recomendado sus amigos.
Al entrar en la página, saltan varias ventanas de publicidad. Está acostumbrado, es lo que tiene jugar
gratis… así que va cerrando una por una. Hasta que un anuncio le hace abrir los ojos como platos. En
la publicidad se muestran imágenes de personas manteniendo relaciones sexuales de forma explícita.
Su madre irrumpe en la mesa del ordenador intentando cerrar el anuncio lo antes posible,
recriminando al niño por usar el ordenador para buscar “tonterías”. Dani responde que él no ha
buscado nada…

Cómo afectan a los menores
Las consecuencias de la exposición de los menores a este tipo de información son tan variadas como
los contenidos a su alcance:
o
Daños psicológicos y emocionales. El menor posee una madurez y una autoestima en desarrollo, por lo que
es más vulnerable a nivel emocional si tropieza con información que no es capaz de asumir o frente a la
que no sabe cómo reaccionar, como por ejemplo contenido pornográfico o violento. Estos les pueden
resultar demasiado complejos e incluso perturbadores.
o
Desinformación, manipulación y construcción de falsas creencias. Los contenidos falsos y sin rigor pueden
confundir a los menores y son especialmente peligrosos cuando tratan temáticas relacionadas con la salud
y la seguridad.
o
Establecimiento de conductas peligrosas o socialmente inapropiadas. Los menores pueden asumir
determinados contenidos como ciertos y positivos, y adoptarlos en forma de conductas o valores dañinos:
sexismo, machismo, homofobia, racismo, etc.
o
Daños para la salud física. Algunos contenidos tienen como objetivo la promoción de desórdenes
alimenticios (anorexia y bulimia), conductas de autolesión o consumo de drogas. Otros pueden animar a los
menores a realizar actividades potencialmente peligrosas para su salud, como algunos vídeos o cadenas
virales.
o
Inclusión en grupos y colectivos dañinos. Acceder a determinados contenidos puede acercar al menor a
colectivos extremistas, violentos o racistas, así como a sectas de carácter ideológico o religioso, grupos
políticos radicales, etc. El factor emocional es importante a la hora de hacer frente a esta información que
puede ser perjudicial o malintencionada, dado que una baja autoestima, o aquella que esté aún en desarrollo,
aumenta la vulnerabilidad del menor.

o
Adicciones. El acceso a contenidos inapropiados sobre drogas, sexo y juegos de azar puede favorecer
trastornos de adicción, dado que los menores pueden no tener suficiente capacidad crítica para gestionar los
riesgos asociados a este tipo de actividades.
o
Gastos económicos. Los fraudes o intentos de engaño destinados a estafar a los usuarios para hacerse con
su dinero o sus datos pueden acarrear pérdidas económicas directas, como ocurre por ejemplo con las
suscripciones de SMS Premium. Además, los menores son más vulnerables a la hora de interpretar y
gestionar la publicidad excesiva a la que están expuestos en Internet ya que puede generar en ellos la
necesidad de consumir impulsivamente, como sucede con las compras en juegos y aplicaciones. Asimismo,
no siempre el contenido de los anuncios es, en sí mismo, adecuado para ellos.
Formas de acceso a la información
Búsqueda directa. Es natural y saludable que los menores tengan curiosidad por saber y aprender.
Internet ofrece mucha información y está siempre disponible, el riesgo está en que no siempre ofrece
un contenido adecuado a la hora de dar respuesta a esa curiosidad.
Búsqueda indirecta. En ocasiones encuentran contenidos inapropiados de forma indirecta al buscar
otros. También pueden acceder a comunidades virtuales buscando determinada información, pero una
vez dentro reciben contenido de riesgo.
Videojuegos y otros contenidos de ocio (cine, series y música online). Los videojuegos pueden
esconder gran cantidad de contenidos inapropiados para los menores, y a menudo se trata de contenido
explícito: violencia, sexo, conductas y valores extremistas, etc.
Mensajería y redes sociales. A través de mensajería instantánea, correo electrónico, redes sociales
son habituales los fraudes, escondidos detrás de promociones, cupones de descuento y comercio
online, así como el intercambio de contenidos inapropiados entre menores (imágenes, vídeos, etc.)
Publicidad. En el entorno de las TIC la publicidad está siempre presente, y es independiente a la edad
del consumidor. La mayor parte del contenido que encontramos en Internet es público y “gratuito”,
lo que implica que el beneficio económico se consigue por otros medios. El más habitual es la
publicidad, ya sea en forma de ventanas emergentes, banners, vídeos, redes sociales, blogs, etc.
Prevención y fomento del uso seguro
La mejor herramienta de prevención se basa en conjugar educación y comunicación con los
menores:

Si queremos evitar que encuentren información inapropiada para su edad, debemos anticiparnos a
su curiosidad y ofrecerles respuestas y contenidos adaptados a su nivel de comprensión y madurez.
De este modo, estaremos promoviendo el desarrollo de su capacidad crítica.

También es positivo que en sus primeras andaduras en la red estén acompañados por un adulto que
les pueda transmitir conductas adecuadas a la hora de navegar por Internet, facilitando contenidos de
calidad ajustados a la madurez del menor.

Trabajar sus habilidades sociales y fomentar el cuidado de sus amistades favorecerá que tengan
mejor capacidad de reacción y menor predisposición a los efectos negativos de estos contenidos.

Además, podemos apoyarnos en las opciones que nos ofrecen las nuevas tecnologías para fomentar
un uso seguro de Internet, como son los controles parentales, programas, extensiones y
complementos específicos para menores. El empleo de estas herramientas debe adaptarse a su edad y
madurez.
COMUNIDADES
PELIGROSAS
Qué son
Internet es una herramienta muy valiosa para los jóvenes en cuanto a compartir intereses e
inquietudes con otras personas, puesto que permite superar las barreras físicas a la vez que
facilita el contacto con usuarios afines. En este sentido, es fácil encontrar grupos o
comunidades en línea de carácter social, educativo o de ocio en los que enriquecerse y
desarrollar esos gustos e intereses, aunque también existen grupos con un trasfondo
perjudicial, al tratar temas peligrosos o inapropiados para los menores, como por ejemplo:


El extremismo, odio y violencia: promoción de la intolerancia, discursos de odio, la discriminación
y la violencia por motivos étnicos, políticos, religiosos, de género, de identidad sexual, de clase social,
etc.

Los riesgos para la salud: movimientos proanorexia, probulimia, de promoción de alcohol y drogas,
de incitación a la participación en retos peligrosos, de fomento de la autolesión y el suicidio, etc.

El abuso sexual de menores: incitación al abuso sexual de los menores, la justificación de esas
conductas, la captación de posibles víctimas, la desensibilización de los menores frente a contenidos
sexuales y pornográficos.
En situación
Fran es un chico de 12 años a quien le encanta el fútbol. Además de jugar con los amigos, sigue todos
los partidos de su equipo favorito. Tiene su propia tablet desde hace tiempo, y la utiliza para jugar,
ver vídeos, estar al tanto de la liga, gestionar su propio equipo en una liga virtual, etc.
Nunca ha tenido problemas en clase, por lo que sus padres se han extrañado mucho al recibir una nota
de su tutora en la que les convoca para hablar de sus actitudes intolerantes y comentarios despectivos
hacia algunos compañeros. ¿Cómo es posible?, ¿qué ha podido pasar para que su hijo muestre esa
actitud hacia sus iguales?
Cuando le preguntan, él responde que son cosas que ha estado hablando con sus “colegas del grupo”.
Profundizando un poco, los padres descubren que hace unas semanas Fran empezó a frecuentar un
grupo de ultras de su equipo en una red social…

¿Por qué son tan dañinas?
Los menores, especialmente en la adolescencia, se encuentran en una etapa de desarrollo con grandes
cambios a nivel físico, emocional y social. En esta etapa entran en juego la inexperiencia y curiosidad
innata propia de su edad, así como la búsqueda de una posición social dentro de su familia y de sus
grupos. Esto suele traducirse en una búsqueda de identificación personal a través de otros roles incluso
contrarios a los que les vienen dados, así como en una cierta rebeldía frente a las normas, lo que les
hace más proclives a los riesgos y sus consecuencias. De esta manera, acaban por exponerse
voluntariamente y entran en contacto con nuevos grupos de referencia.
El contacto con comunidades peligrosas puede suponer un riesgo importante para el desarrollo y la
integridad personal del menor, más aún si el menor se encuentra en situación de vulnerabilidad
familiar o social. A través de ellas, el menor puede acceder a contenidos susceptibles de ser
malinterpretados o mal utilizados ya que, además, son espacios en los que los usuarios no suelen
contrastar la información a la que tienen acceso.
Algunos de los contenidos de riesgo que pueden tratarse en estas comunidades son los discursos de
odio y violencia, que promueven el racismo, la xenofobia y otros comportamientos discriminatorios
hacia otras personas o grupos, las ideas extremistas ligadas a ideologías o movimientos sociales, las
conductas peligrosas para la salud, como son la anorexia, la bulimia o los retos que afectan a la
integridad física o mental y la pornografía, que favorece la propagación de estereotipos
distorsionados sobre sexualidad.

¿Cómo captan su atención?
Las comunidades peligrosas suelen disfrazar su actividad de fondo a través de otras aparentemente
inocentes. No suelen estar localizadas, sino más bien dispersas a través de diferentes redes sociales,
foros y webs, y se configuran frecuentemente como grupos privados, por lo que resultan difíciles de
controlar. Además, el contacto con ellas puede darse también a través de canales de mensajería
instantánea, chats de juegos online, etc.
Los jóvenes más vulnerables ante las comunidades peligrosas en línea suelen presentar una serie de
aspectos en su perfil que son tomados como referencia por los grupos con ánimo de captar a menores:
o
Suelen ser adolescentes introvertidos, con baja autoestima o enfadados frente a aquellos conflictos con
familiares o compañeros que no son capaces de gestionar.
o
Se refugian en las redes sociales buscando reconocimiento o evitando, precisamente, la presión social que
encuentran en la vida real. Esto, junto con el propio proceso natural de la adolescencia, interfiere en la toma
de decisiones razonadas y éticas.
o
En ocasiones son jóvenes con escasas habilidades o un bajo criterio y capacidad emocional para reaccionar
frente a las agresiones. La falta de sociabilidad, la timidez y la tendencia al conformismo ahondan en ello.
Para hacer frente a estas comunidades, las redes sociales cada vez más están incorporando
mecanismos de control de eventos o grupos peligrosos. Al tiempo que se activan, también son
burlados con cierta facilidad, mediante la suplantación de perfiles o la creación de otros ficticios cuya
apariencia resulta normal e inocente.
Prevención
Como sucede ante muchos de los riesgos para los menores que plantea el uso de Internet, las
pautas de prevención son fundamentales para que el menor pueda enfrentarse a una situación
peligrosa, en este caso, en el contacto con comunidades perjudiciales:

Fomentar un juicio crítico. A través de la educación y del diálogo en familia se puede enseñar a los
hijos a contrastar información e identificar fuentes de confianza. Con ello, lograremos que el menor
no sea un consumidor pasivo de contenidos y, por tanto, sea menos manipulable.

Promover las habilidades sociales y las pautas de netiqueta. A través de la educación y del diálogo
en familia se puede fomentar aspectos como la empatía, los valores de convivencia y el respeto al que
piensa diferente. Así, les orientamos para que sean conscientes de la existencia real de riesgos y de
su capacidad de gestión emocional ante contenidos y relaciones que de otra manera pueden sobrepasar
al menor e, incluso, confundirle derivando en comportamientos y actitudes no deseables.

Acompañar y compartir el conocimiento con los menores. Esta tarea ha de ser bidireccional: por
un lado como padres o tutores podemos compartir nuestras experiencias y conocimientos con ellos,
tratando de ser un modelo a seguir para ellos. Por otro lado, debemos escuchar y entender sus
inquietudes y la manera en la que se comunican con sus iguales.

Supervisar los controles de acceso a sitios web. El acceso a muchos sitios de Internet está filtrado
por una simple comunicación de edad fácil de burlar al no conllevar una comprobación adicional, o
por carecer de control de acceso para menores (habitualmente se da esta situación en servicios
establecidos en países con legislaciones laxas en este aspecto). Por ello, resulta crucial pensar en una
prevención que se adelante a la posibilidad de contacto con alguna de estas comunidades peligrosas.

Mantener la alerta sobre los cambios de comportamiento. Algunos de estos cambios pueden ser
los conflictos de identidad, la desconfianza, la necesidad de atención, el aislamiento o la bajada del
rendimiento escolar. Todos ellos pueden ser avisos de problemas que no estemos detectando
directamente y tras los que puede camuflarse el contacto con alguna persona, grupo o comunidad
peligrosa.

No compartir indiscriminadamente este tipo contenidos. Las comunidades peligrosas promueven
actividades que persiguen efectos nocivos tanto físicos como emocionales, apoyándose en contenidos
peligrosos. Debe evitarse la difusión de los mismos.
Cómo reaccionar ante una comunidad peligrosa
Apoyo familiar sin culpabilizar al menor. Si tenemos conocimiento de que un
menor está involucrado en una comunidad peligrosa, es fundamental afianzar su
confianza en nosotros como adultos para que nos tenga como referencia y soporte
ante los problemas. En este sentido, no se le ha de culpabilizar de la situación ya
que probablemente sea víctima de la misma. Debemos reafirmar nuestro apoyo
incondicional y la posibilidad de encontrar una solución.
Ayuda psicológica. En caso de que un menor se vea envuelto en la actividad de
una comunidad peligrosa, hay que evaluar la posibilidad de un apoyo psicológico.
Dependiendo de la gravedad incluso para los propios progenitores o tutores, ya que
ello puede revertir positivamente en pautas adecuadas para la situación del propio
menor.
Reunir información. Ante la existencia de una de estas comunidades peligrosas,
es importante recabar aquellas informaciones que evidencien su peligro y el fomento
de actividades perjudiciales que puedan afectar a los menores. Estas informaciones
servirán como prueba electrónica en caso de requerir acciones contra estos grupos
perjudiciales.
Conocer los mecanismos de reporte, bloqueo y rectificación. Las principales
redes sociales disponen de mecanismos y canales para reportar situaciones que
están afectando al menor y activar funciones de bloqueo de usuarios que están
instigando o promoviendo conductas peligrosas, eliminación de mensajes o
imágenes, enfriamiento de conversaciones, cancelación de perfiles falsos que
están siendo utilizados para promover conductas peligrosas, etc.
Línea de Reporte. Utilizar nuestra línea de reporte tanto para
denuncias CASI (contenido de abuso sexual infantil) como para el reporte de
situaciones relativas a comunidades peligrosas.
Denuncia. Denunciar frente a los responsables del servicio en el que opere la
comunidad peligrosa. También ante las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.
Además de las actividades promulgadas por estas comunidades, muchos de los
contenidos que ofrecen y sus métodos de captación constituyen en sí mismos un
delito además de un riesgo evidente. Estas denuncias pueden ayudar a terminar
con este tipo de espacios en Internet.
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