Subido por Cari Aelo

CAPÍTULO 9 - LA MENTE

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CAPÍTULO 9 - LA MENTE
Este es el capítulo 9 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán los
conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER BIEN UN
PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL.
“Si dominamos nuestra mente, vendrá la felicidad.”
(Dalai Lama)
Puede decirse, resumiendo mucho, que la mente es el conjunto de capacidades intelectuales de la
persona. El diccionario dice que es “potencia intelectual del alma”. Esto último parece un poco
complicado de entender.
A efectos prácticos es, sobre todo, un instrumento a nuestro servicio que nos aporta la capacidad
para acceder a nuestros recuerdos -con sus correspondientes emociones, conocimientos, y
experiencias-, que nos sirve también para procesar datos y para darle una explicación entendible a
las cosas que ocurren a nuestro alrededor.
Repito lo de INSTRUMENTO A NUESTRO SERVICIO porque a muchas personas esto les parece
imposible ya que se sienten esclavos y víctimas sufrientes de su propia mente, gobernados por ella
y sin opción de “rebelarse” y tomar el mando.
Claro que esta tarea no se puede hacer con las manos o con una espada. Si tomamos el mando, lo
tomamos desde la mente, entonces… ¿cómo la mente va a derrocar a la mente?, ¿qué parte de la
mente va a mandar sobre la parte de la mente que nos gobierna de un modo inconsciente?
(La respuesta está en saber diferenciar y usar la mente CONSCIENTE para mirar la mente
INCONSCIENTE).
Vas a hacer una prueba.
Piensa en una cosa, cualquiera.
¿Quién piensa, tú o tu mente?
¿Te das cuenta de que hay “algo” que ha decidido sobre lo que vas a pensar?
¿Eres tú o ha sido tu mente?
¿Eres capaz de notar la diferencia?
¿Te has dado cuenta que a veces decides ponerte a pensar y diriges y controlas el
pensamiento/mente, y en otras ocasiones descubres que estabas pensando sin saber siquiera que
lo estabas haciendo, porque ha sido de un modo autónomo, ajeno a ti y sin contar contigo, y que
el pensamiento/mente te presenta sus propias elucubraciones y te hace creer que has sido tú
quien ha pensado eso?
Así es como funciona.
Para ciertas cosas tenemos que permitirle una autonomía que nos viene muy bien, por eso no
pensamos conscientemente en que tenemos que pisar el embrague para cambiar de marcha en el
auto sino que lo hacemos sin pensar, ni que tenemos que seguir moviendo constantemente el
cepillo de dientes, ni que hemos de dar una orden a cada paso a las piernas para que sigamos
andando.
Por otra parte, hay otra parcela de la mente, o una parte de la misma mente pero con un nivel
superior, que usa una inteligencia inconsciente. Es aquella parte que reflexiona desde un nivel un
poco más elevado y se encarga de la resolución cuando tenemos un asunto importante por
resolver. Algunas veces nos ponemos a pensar durante un tiempo, le damos vueltas y vueltas a los
asuntos, pero no encontramos una solución. Esa parte a la que me refería sigue en una actividad
intelectual automática en segundo plano, sin que uno se dé cuenta, y un rato después, o a la
mañana siguiente nada más despertarnos, nos sorprende con la respuesta óptima que no fuimos
capaces de descubrir en la actividad atenta y consciente.
Si sorprendemos a la mente pensando por sí misma hemos de tener cuidado con las
elucubraciones que nos presente: no hemos de olvidar que está sin descontaminar, que sigue aún
absolutamente condicionada por nuestro tipo de educación y sufrimientos y circunstancias, por el
pasado y presente, y que lo que ha pensado no lo hemos pensado nosotros, sino ella.
No debemos olvidar en ningún momento, lo recuerdo de nuevo, que es un instrumento
maravilloso que está a nuestro servicio. Es una máquina a la que nosotros damos datos que ella se
encarga de procesar. Llega a los resultados o soluciones porque su forma de trabajar es comparar
la situación actual con otras similares que hayamos tenido anteriormente, o con conocimientos
que ha adquirido, o con soluciones que ha encontrado otras veces y han demostrado ser útiles, o
con decisiones que uno tomó y dijo que pondría en acción en la próxima ocasión que se
presentara una situación similar.
Es una máquina que tenemos que saber manejar y es necesario conocer su funcionamiento
perfectamente. Nosotros hemos de decidir cuándo y cómo tiene que funcionar, y vigilar el
proceso, y lo hemos de hacer desde el Yo más consciente y atento, desde el que se da cuenta de
todo, para evitar intromisiones de otros yoes no invitados al acto y que pueden boicotear o
influenciar pésimamente en el proceso de pensamiento.
Podemos decir que tenemos, básicamente, dos tipos de mente: una consciente, que es la analítica,
reflexiva, que requiere de nuestra atención para proceder, en la que nos sentimos nosotros
mismos controlando el proceso y tomamos más consciencia de Yo, y otra, del todo inconsciente,
que se escapa a nuestro gobierno, que actúa en segundo plano, de un modo autónomo, y es
buena cuando se limita a la repetición de los actos mecánicos que hemos decidido -conducir,
andar, comer- pero no es tan buena cuando decide por su cuenta y encima pretende hacernos
creer que somos nosotros quienes hemos tomado sus decisiones.
Saber utilizar la primera a menudo nos permitirá una vida más plena.
PRUEBA ESTO
Deja en paz a la mente un momento y céntrate en los sentidos.
Déjate de tanto pensar.
Déjate de tanto creer que todos los problemas y los descubrimientos se resuelven pensando,
porque son más las veces, y más acertadas, en que son nuestros sentidos -o nuestra sabiduría
interior- los que más saben y los que tienen la respuesta correcta.
La intuición, esa sabiduría interna instintiva, aporta respuestas muy a tener en cuenta.
Parece como si la capacidad suprema del ser humano fuera la de pensar. El hecho de que el
humano parece que es el único animal capaz de pensar no quiere decir que siempre sea acertado
en sus pensamientos.
En los sentidos está la parte más atávica y todos sabemos que estamos compuestos de una
“sabiduría animal” y de “el instinto de los sentidos”. Ambas partes nos completan, y no debemos
renunciar a ellas.
¿Pensar o sentir?
¿Qué capacidad trabaja mejor en ti?, ¿has hecho alguna vez una estadística?
Hay personas absoluta y acertadamente instintivas a las que les funciona muy bien la intuición que
se expresa a través de los sentidos, y hay otros casos en que la eficacia se manifiesta en el
pensamiento absolutamente racional, del todo analítico, intelectual y detallado.
En lo que se piensa, están los conocimientos; en lo que se siente, puede estar la sabiduría.
Comprueba cómo están tus sentidos de afinados, y sin son de confianza descárgate un poco de la
responsabilidad de pensar, y céntrate en lo que sientes, cuando se trata de tomar decisiones.
En algunas decisiones conviene poner un poco de alma o un poco de corazón. No en todas.
ATENCIÓN A ESTO
En determinadas condiciones la mente no puede diferenciar la realidad de lo producido por la
imaginación y, en consecuencia, todo el organismo responde a los pensamientos imaginarios
como si fuesen una realidad. No subestimes la fuerza de la imaginación, y ten cuidado con los que
imaginas tanto en positivo como en negativo: procura ser muy consciente de que es sólo
imaginación y no realidad. Pero si te pones a imaginar, y siendo muy consciente de que es sólo
imaginación y no realidad, procura que sea muy positivo.
“la energía sigue al pensamiento”, se dice.
Y también hay que valorar que los pensamientos negativos, funestos, pueden colaborar en crear
las desastrosas profecías auto-cumplidas, o sea los pensamientos predictivos que las personas
tienen y que, una vez emitidos, se transforman en la causa que hace que se hagan realidad. Si uno
crea esas profecías pesimistas o graves es muy posible que se cumplan.
El pensamiento positivo tiene un indudable poder, y es muy válido y útil.
La imaginación y visualización de cosas positivas pueden ayudar a conseguirlas, pero no hay que
imaginar o visualizar cosas que se saben del todo imposibles, ya que la no consecución posterior es
frustrante.
Puedes imaginarte en otro trabajo mejor que el actual, pero no vale sólo con pensarlo y esperar
que se realice, sino que tendrás que esforzarte para conseguirlo. No imagines que te vas a casar
con el Papa de Roma o con la Reina de Saba porque tus posibilidades son nulas.
POR SI NO LO SABES
A veces confundimos el pensar con el observar, y creemos que con la mente progresamos en la
interiorización y realización personal. Nada más lejos de la realidad. El pensamiento nos aleja de lo
esencial, de nuestro centro, del encuentro con nosotros mismos. La atención sobre nosotros
mismos, incluso en un vacío sin pensamientos, nos centra.
Saber pensar es necesario e imprescindible para conocer el mundo externo y organizarnos en él,
pero si abusamos de la mente, al mismo tiempo nos distanciamos de nuestra auténtica realidad
interior, de lo que somos, de ese nuestro centro vital que no entiende de razones ni explicaciones.
RESUMIENDO
Parece ser que la mente es un aspecto muy importante de nosotros y de nuestra vida. En cambio,
no le prestamos atención a su forma de actuar, ni le hemos dado órdenes precisas de lo que le
está permitido y lo que no. Además, creemos en ella de un modo ciego e ilógico. De saber
manejarla bien o no depende gran parte de nuestra tranquilidad, y nuestro presente y nuestro
futuro.
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