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Barreras del Aprendizaje ontologico

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Cíclopes Ontológicos por Nancy Diana
Cíclopes Ontológicos
Formación Profesional de Coaching
Nancy Diana
Aprendiendo a Aprender
El primer paso para deslizarnos en el viaje del aprendiz, es declararnos como tales.
Hemos de ser rigurosos al escuchar aquí, ya que todo el mundo se declara
partidario del aprendizaje, sin embargo la mayoría de las personas tiene
dificultades para aprender. ¿Por qué aparecen estas dificultades, cuál o cuáles son
las fuentes?
Carlos Castaneda en su trabajo antropológico sobre el chamán Tolteca don Juan,
presenta una interpretación acerca de esta dificultad para aprender, y la propone
como un gran enemigo (del cual se desprenden muchos otros): el miedo. Fredy
Kofman denomina a las fuerzas negativas que obstruyen el aprender como
“enemigos del aprendizaje”.
Nosotros llamaremos a estas fuerzas enemigas que pueden presentarse en nuestro
camino de aprendizaje, “Cíclopes”, tal como se refería C. Kavafis en su poema
Ítaca, a los monstruos-dificultades, que se presentaban en nuestro camino hacia
Ítaca. Estos Cíclopes, tomarán distintas formas para cada uno de nosotros, tienen
la habilidad de manifestarse como “guardianes de nuestro espacio seguro” aunque
en el sendero del aprendiz, lo harán como acérrimos enemigos de nuestro
aprendizaje.
¿Cómo los distinguiremos? ¿Cómo sabremos cuando están presentes? ¿Cuándo
están operando?
Heidegger, en su libro Ser y Tiempo, señala que, podemos distinguir diversos
modos de ser; por ejemplo, el modo de ser de los seres naturales, que se diferencia
del modo de ser de las obras de arte, que a su vez es distinto del modo de ser de los
objetos
técnicos, que a su vez es distinto del modo de ser de los elementos orgánicos etc.
Dentro de ellos, se encuentra, el modo de ser de los seres humanos, para el cual
Heidegger inventa un neologismo: Dasein. Dentro de estos modos de ser,
Heidegger encuentra una preeminencia de este modo de ser sobre los otros, en
tanto que este modo comprende lo que es estar Siendo. Es decir, nuestro modo de
ser no solo se limita a ser de cierta manera, sino que, se preocupa por qué significa
ser.
Dado que estos enemigos del aprendizaje se manifiestan como maneras
particulares de ser, los llamaremos “Cíclopes ontológicos”
¿Por qué usamos en adjetivo “ontológico” para referirnos a estos enemigos del
aprendizaje?
La ontología es, en términos prácticos dentro de la filosofía, el estudio del Ser, y
desde ahí nos referiremos en particular a aquellas barreras que aparecen, por el
modo de ser que estamos siendo como seres humanos; no tanto por nuestra
condición biológica, sociológica, psicológica, económica etc.
Entonces podríamos decir que los Cíclopes son “siendos” que al manifestarse
dificultan nuestro aprendizaje.
CÍCLOPES ONTOLÓGICOS
1-Inhabilidad para admitir que no sé
El primer “Cíclope Ontológico” que hemos de enfrentar es el Guardián de lo que sé
que no sé y no sé qué sé. Este enemigo se manifiesta en nuestra inhabilidad para
admitir que no sé.
Recuerdo una ocasión en mi escuela primaria en la que mi maestra me preguntó
sobre algo que se suponía que debía conocer la respuesta, al no saber experimenté
un calor repentino poniéndome roja sintiéndome avergonzada al tener que
confesar delante de toda la clase que no sabía! Y me prometí a mi misma que eso
nunca más me pasaría.
Eso se transformo entonces en la fuerza que me impulso a estudiar a conocer a
informarme a esforzarme, y también eso fue el origen de algo más.
Cuando aprendemos, no solo aprendemos lo que aprendemos, aprendemos
también el poder, la fuerza, la luz de la nueva distinción y con ella el contexto en el
que lo aprendimos, su espacio emocional, sociocultural etc. Ese espacio queda
inaugurado para nosotros como el espacio de lo que Ya sé, donde no hay riesgo, de
exposición, solo seguridad confortable; ahora solo queda ir adaptando las nuevas
informaciones al mapa que ya conozco.
He construido un vasto territorio de “X” y cada “Y” que me llegue como
información nueva, pasará por un filtro que también he ido tejiendo poco a poco,
que la readaptará en una suave y conocida X.
¿Y qué pasa cuando me enfrento a algo nuevo?
Lo veo desde lo que “ya conozco”. Así, propiamente nunca me encuentro con algo
nuevo, sino sólo con adiciones, apéndices, notas a pié de pagina de lo ya conocido.
Martín Heidegger lo dice con estas palabras: “habitamos en la luz de la verdad”.
Pero entonces cómo aprenderé “algo nuevo” auténticamente nuevo?
Los seres humanos en nuestro particular modo de ser no estamos preparados para
ver lo nuevo, como nuevo, tanto individualmente como colectivamente muchas
veces perdemos oportunidades porque somos esencialmente “conservadores”.
Por ejemplo, la IBM se cerró en ciernes a ver lo nuevo que le proponían Chester
Carlson y Otto Kornei al presentarle su invento para reproducir imágenes en un
trozo de papel y abrió así una mega oportunidad para que naciera la Xerox.
Es desafiando el tejido de mi viejo filtro, atravesándolo, desarrollando la habilidad
de admitir que no sé cómo abriré a través de la declaración de ignorancia, el
territorio fértil en el cual puedo empezar a sembrar las nuevas "Y".
La ignorancia es el umbral del terreno del aprendizaje. Sólo podemos hacer el
juicio de ignorancia cuando reconocemos que hay algo que aprender. La
ignorancia es una condición para empezar a aprender.
2- La ceguera
Este “Cíclope Ontológico” la ceguera (acerca de nuestra propia incompetencia),
habita en el universo de las incertidumbres. Y aunque no es propiamente un
enemigo la manera en la que nos relacionemos con el determinará su postura.
Veamos, normalmente, no sabemos qué no sabemos. No sólo no estamos
preparados para ver lo nuevo desde la perspectiva de lo nuevo, sino que ni siquiera
percibimos los “agujeros negros“de nuestra percepción. Cuando no conocemos
algo no vivimos como si tuviéramos un vacío que está esperando ser llenado.
Actuamos, organizamos nuestras vidas y nos damos un sentido a nosotros mismos
y al mundo a partir de las distinciones, historias y competencias que poseemos y
conocemos. No de las que no poseemos.
Normalmente, no tenemos la más mínima idea de la existencia de dominios del
conocimiento que puedan existir y estar disponibles. Ciertamente, no tenemos
idea de aquellos dominios del conocimiento que actualmente están siendo
inventados.
Para nosotros es imposible iniciar el camino del aprendiz sin conciencia de nosaber
El ciego no sabe que no sabe, por lo tanto se halla atrapado en la ilusión de que no
tiene nada que aprender, fertilizando el terreno para la manifestación de otro
Cíclope enemigo, la arrogancia. Todos tenemos espacios de ceguera en nuestra
forma de existir, el enemigo aquí está en no contemplar en nuestro espacio de
comprensión este momento de ceguera. En no concebir que pueda que lo que
percibo, comprendo, creo, etc. no sea todo lo que existe. Y que, por tanto,
descalifique, cuando desde otra manera de habitar el mundo, surja alguien que me
reporte de una experiencia que no está a mi alcance.
Creer que el mundo que habito es todo el mundo me sume en la arrogancia y aquí
las posibilidades de aprendizaje están cerradas ya que la declaración tácita de esta
es, “no tengo nada que aprender”, no tengo nada que mejorar “no hay peor ciego
que el que no quiere ver” reza el refrán.
La humildad abre entonces el espacio hacia el aprendizaje, ya que me permite
declarar mi ignorancia, aceptar que tengo puntos de ceguera, áreas de mejora,
estando en paz con ello.
Estar en el terreno del aprendizaje tiene un saludable momento de escepticismo.
Un momento en el que estamos dispuestos a cuestionar nuestros conocimientos, a
liberarnos de nuestros supuestos actuales y a abrirnos a la posibilidad de que
pudiera existir algo nuevo que aprender. Sin este momento de duda, o
incertidumbre el aprendizaje no puede ocurrir.
3-No puedo aprender dado quien soy (cuando me considero algo fijo)
Este Cíclope se alimenta de los juicios negativos que tengo de mi mismo, este
enemigo del aprendizaje limita o impide mis posibilidades de aprendizaje
comportándose como un monstruo plagado de opiniones verdaderas, al acecho de
mí aprender:
Me digo a mi misma “Nací así, sin esa capacidad” “Soy mala para los idiomas”
“Soy mala para las matemáticas” En ese o aquel dominio soy algo así como
“genéticamente Incompetente” incluso “socialmente impedida”, o emocionalmente
indispuesta”…
En fin: dado quien soy, dado mi historia, dado mi personalidad, dado mi genero,
mi edad, nivel económico, mí estado civil, mí educación escolar, la ausencia de
ella, mi… mi…mi etc. etc.”
El enorme Cíclope se instala como una o varias barreras del aprendizaje en los
distintos dominios en los que he decidido que “no se puede aprender”: que no
puedo aprender“¿Cómo se podría aprender a tener éxito en la vida? ¿Cómo se
puede aprender la seducción o el liderazgo? ¿Cómo se puede aprender a ser
divertida, sensual, alegre, liviana, buena coach?
Un disolvente de juicios negativos será el diferenciarlos de las afirmaciones y saber
que los juicios son eso, juicios, opiniones de los fenómenos las cosas el mundo, que
no son fijos que pueden variar y que corresponden al mundo de las
interpretaciones que como observadores construimos.
4-Quiero tenerlo todo claro todo el tiempo.
Este Cíclope, guardián por excelencia de mi espacio de confort, ha desarrollado
una especial ansiedad por tenerlo todo claro todo el tiempo. Cualquier momento
de duda confusión pregunta es evitado a toda costa, es absolutamente incómodo
para él. Pretende que no aprendamos a vivir en la incertidumbre como espacio de
transición para la creación, ni hablar de los momentos de oscuridad en el camino,
qué horror!, eso es para él una amenaza de muerte!
Quienes son presas de este enemigo harán cualquier cosa por evitar declarar sus
quiebres, pretenderán que todo está bien hasta que el edificio entero se venga
abajo.
Como resultado de esta esclavitud querrá, conocer todos los pasos, como si de una
instrucción informática se tratase, negando a toda costa los momentos de
retroceso, oscuridad, los momentos de no saber cómo o qué, argumentando
muchas razones por las cuales ha de “saberse” tenerse la información necesaria
para cargar la memoria e ir adelante sin baches.
Lo que nuestro protector enemigo ignora, es que cargar la memoria o seguir las
instrucciones de un programa de ordenador puede tener claridad en cada uno de
los pasos porque estos son lineales y consecutivos. Nada de esto sucede con los
seres humanos, desde bebés, aprendemos en saltos, en verdaderas explosiones,
cuando aprendemos a hablar, a caminar, cuando aprendemos competencias
sociales, etc.
Hay momentos de repetición, de retroceso, caídas y hay momentos de avance
gigantesco, de saltos; hay momentos fundamentales que podemos llamar “estar
sobre plano”, en que, aparentemente no avanzamos nada, y sin embargo estamos
en lo profundo del aprender.
Pues bien, no es extraño que quienes vivan queriendo tener todo claro todo
el tiempo vivan momentos de depresión y que tengan dificultades de escuchar algo
nuevo.
5-No tengo Tiempo.
O mejor dicho no asigno prioridad al aprendizaje. Auxilio! soy víctima de la
vorágine cotidiana.
El ritmo del mundo me deja sin tiempo. El mundo y el tiempo insuficiente no me
dejan aprender. MMM... mi Cíclope tiene muchísimas razones excusas, historias,
cuentos y peripecias para justificarlo! ¿Qué me roba el tiempo? ¿Quién me llena la
agenda de cosas urgentes? ¿Dónde queda la tranquilidad, la serenidad, el ocio, el
tiempo para la meditación, la reflexión?
El tiempo es un espacio de aprendizaje para la asignación de prioridades, para
aprender donde alojo el recurso “Tiempo”.
Nuestra vida moderna está plagada de sistemas de entretención como la TV,
internet, la hiperactividad, el trabajolismo, lectura excesiva, adicción a los
informativos, alimento abundante para incrementar las habilidades de este
Cíclope, y mantenernos adormecidos sin desarrollar la capacidad y con ello el
poder de diseñar en el tiempo los espacios que requiero ,asignando al aprendizaje
un sitio prioritario..
6-La gravedad
La gente asediada por este Cíclope, asume una actitud particular cuando cree que
sabe. O cuando lo que sabe, cree que le posiciona en un status ontológico especial.
Entonces su cuerpo se modifica, engolando la voz, la mirada muestra un dejo de
desprecio por el ignorante, el lenguaje es rebuscado citando autores cada pocas
frases.
Las interpretaciones sencillas sobre cualquier asunto son despreciadas justamente
por sencillas. La risa está ausente, y si se asoma es apenas una mueca rígida por un
lado de la comisura de los labios. Este Cíclope me dice “la risa abunda en la boca
del tonto”
Este enemigo del aprendizaje ha confundido gravedad con seriedad, no sabe que
algo puede ser serio y permitir el espacio para que la risa, la alegría estén
presentes, sobre todo desconoce la capacidad que poseemos los seres humanos
para reírnos de nosotros mismos.
Quienes viven al acecho del Cíclope de la gravedad, tienen por supuesto
dificultades para admitir que no saben. Ya que usan lo que saben como un adorno,
un traje de etiqueta que no les permite poner su saber al servicio de los otros.
7-La trivialidad
Así como el anterior enemigo “pretende” seriedad sin conseguirla, este Cíclope
ontológico vive en la incapacidad de hacer nada seriamente eso sí, con muy buena
onda.
Busca siempre complicidad para reírse de los demás, evitando así cualquier
posibilidad de reírse de sí mismo. Confunde la liviandad, con minimizar los
asuntos de interés ajeno, con mofarse, generando a su alrededor un ambiente de
intimidación por el ridículo, que hace que los que le rodean eviten expresarse
sincera y libremente. Este personaje aparece como “el buena onda” siempre tiene
un comentario chistoso que ofrecer. Acerca del que pone todo su entusiasmo en lo
que hace, dice: “a este lo embaucaron” del que pone su pasión por algo, dice: este
es un crédulo lo engañaron, del que tiene intenciones de innovar dice: este es un
pelota!
Cuando el Cíclope de la trivialidad se instala, el resultado es la mediocridad ya que
no hay apertura de posibilidad de aprendizaje. Las personas asediadas por él, viven
una gran dosis de sufrimiento disfrazado de “buena onda”.
8-Confundir aprender con tener información
Hay personas que no saben mucho y que poseen una gran sabiduría. Otros mucha
información y nada de maestría.
Hagamos aquí una breve distinción entre “saber” y “saber hablar acerca de”
Saber, comporta tener información que traducida a la vida se transforma en poder
de acción. Si esto no ocurre estamos ante el Cíclope confundido que tiene la
información y con ella nos insta a repetir ciertas afirmaciones y nada más, a
hablar acerca de esa información sin desarrollar la capacidad de actuar. Por
ejemplo mi Cíclope ha leído sobre el uso del bisturí, conoce los nombres de ciertos
cortes y también de los distintos tipos de bisturí, esto lo acredita para hablar
acerca del uso del bisturí, pero de ninguna manera lo habilita a la acción de
utilizarlo, nadie al que le dijera Tengo la información necesaria para el uso del
bisturí, permitiría que yo le practicase una cirugía.
Este enemigo limita las posibilidades de aprender ya que pone el énfasis del
aprendizaje en el aspecto informativo en adquirir la información, en el contenido
olvidándose del contexto y prescindiendo de los demás.
9-Olvidarnos del cuerpo
Para lograr la transparencia que acompaña los niveles más altos de competencia, el
aprendizaje debe ser integrado corporalmente. Nuestro Cíclope ontológico ha
olvidado esto por completo y pretende dejar nuestro cuerpo fuera del acto de
aprender creándonos dificultades insospechadas para ello.
Cuando aprendemos algo nuestra biología se modifica, nuestras neuronas crean
circuitos de comunicación, conocidos como Sinapsis.
La sinapsis permite que el nuevo circuito a través de la práctica se vuelva más
permanente, fijo, esta es la base del aprendizaje por acciones repetitivas. Lo que
invalida la creencia de que en la vejez ya no se pueda aprender, dado que la
repetición de circuitos neuronales y la utilización frecuente de los mismos nos
mantiene vigentes como personas, apartando por ejemplo el Alzheimer.
Ejercitar nuestras neuronas expande nuestras posibilidades de aprender.
Todo aprendizaje involucra una alteración del cuerpo del aprendiz para
desempeñar las acciones del nuevo dominio y producir la transparencia necesaria
de la práctica. Las nuevas acciones deben realizarse recurrentemente hasta que el
cuerpo pueda producirlas naturalmente, sin reflexión.
El sistema nervioso no es el único que se modifica en nuestro proceso de
aprendizaje también lo hace nuestra conducta, el cuerpo del aprendiz debe ser
capaz de desempeñar acciones que no era capaz de realizar antes. Lo interesante
para empezar a mirar aquí, es que cualquier cosa que hagamos, la hacemos con
nuestro cuerpo. Cuando se reconoce esto, nos alejamos del supuesto que nos dice
que el aprendizaje es un proceso que sólo tiene lugar en el intelecto.
10- No dar autoridad a otro para que me enseñe
Un proverbio oriental enuncia “cuando el alumno está listo el maestro aparece”
aquí podríamos decir, “solo cuando el alumno lo autoriza, el maestro se
manifiesta”
El primer paso para abrir la etapa del aprendizaje es hacer la declaración de
ignorancia, declarar que no sabemos, el segundo paso será hacer la declaración de
maestro, es decir encontrar en otro, la posibilidad de que me enseñe, de que yo
pueda aprender algo de él. Nota que la invitación no es a “encontrar un maestro”,
sino a declarar a uno como tal.
Para encontrar a una persona y declararla como nuestro maestro hace falta que
sepa en el dominio que pretendemos aprender, sin embargo, que una persona
sepa no la convierte en maestro. Reconozcamos en esta declaración dos cuestiones
importantes: la confianza y la autoridad.
Miremos la distinción autoridad: La autoridad es una forma de poder. Al darle a
alguien autoridad, reconocemos que esta persona, comparada con nosotros tiene
una mayor capacidad de generar acción en algún dominio determinado. De esto se
trata, precisamente, el poder. Es un juicio acerca de la capacidad diferencial de
alguien para la acción. En nuestra cultura occidental tenemos dificultades para
admitir que otro sabe y en esta negación restamos mérito a su saber, como una
actitud defensiva, que no nos deje tan mal parados cuando nos comparemos con
él.
Aquí el enemigo del aprendizaje se manifiesta como una fuerza restrictora del
poder del otro para enseñarme, incapacitándome a declarar a nadie como maestro.
Una cuarta y posible cara que puede mostrarnos nuestro Cíclope ontológico es la
que dice, “yo te diré cómo enseñarme” así el alumno poseído por este enemigo se
entretiene en cuestionar permanentemente los métodos del maestro
11- La desconfianza
Este es un cíclope que se manifiesta con dos o tres caras.
La desconfianza en el maestro, la desconfianza en uno mismo como aprendiz, y la
desconfianza en el proceso de aprendizaje.
Cuando la relación aprendiz-maestro no tiene sus fundamentos en la confianza, el
proceso del aprendizaje se vuelve extremadamente difícil. Para adentrarnos en el
proceso de aprender debemos aceptar a otro como maestro, aceptar sus peticiones,
su guía, sus instrucciones .Hemos de declarar nuestra incompetencia en el
dominio en el que queremos aprender y aceptar la competencia del otro para que
me enseñe.
Aprender es adentrarse en lo desconocido, es aceptar introducirnos en la acción en
el dominio en el que aceptamos no ser competentes. Una forma de llegar a lo que
no sabemos es confiar en el maestro, permitir que nos muestre distinciones
dejarnos guiar p por el sendero del aprendiz, muchos de los pasos por este trayecto
nos podrán parecer extraños, incomprensibles o sin sentido. Aprendemos
confiando en él para que nos acompañe e instruya durante el camino desconocido.
La cara del Cíclope que muestra la desconfianza en el proceso de aprendizaje
requiere de mí un enorme gasto de energía ya que me insta a estar preguntándome
constantemente acerca de los “motivos reales “de quien me enseña o del proceso
mismo, del método, la forma etc. sumiéndome en una incesante sospecha acerca
de “una agenda” escondida, lo que me dificulta escuchar lo que se está diciendo o
proponiendo.
Distinguir confianza de ingenuidad y desconfianza de prudencia es parte de
nuestra tarea como aprendices para transitar en paz el proceso de aprendizaje.
En el caso de la falta de confianza en mis capacidades para aprender, podemos
decir a través de la voz Saint Exupéry:”Defiende tus limitaciones y por cierto, serán
tuyas”
Cuando no otorgamos autoridad a otro para que nos enseñe, tendemos a dar más
autoridad a personas o instituciones que juzgamos que están “por encima” de
nosotros, que a nuestros pares o a “mí mismo”.
Así es más fácil otorgar autoridad y confianza a Google, que a mi vecino, aquí
aparece un punto interesante para mirar, la confianza y autoridad que otorgue a
mis pares estará determinada por la confianza que tengo en mi mismo, como decía
Groucho Marx “No podría pertenecer a un club que aceptaran a gente como yo” lo
que estoy diciendo es, “Los miembros de ese club no contarán con mi confianza”.
Otro asunto interesante si miramos la cuestión en términos de superiores y pares
es atender lo que ocurre con aquellos a los que considero “inferiores”.
Por ejemplo, podría ocurrir que si soy una Psicóloga experta en adolescentes, no
pueda aceptar la sugerencia o consejo de un taxista sobre un problema con mi hijo.
¿Cómo podría enseñarme algo del mundo un anciano que no conoce internet?
¿Cómo podría enseñar a un empresario occidental, nuevas habilidades para su
empresa un monje Zen?
¿Cómo podría enseñarnos a la medicina occidental, las antiguas culturas
indígenas de las amazonas?
.Y puedes continuar tú la lista de preguntas que te apoye a develar la cara oculta de
tu Cíclope…
Lo cierto es que nuestras posibilidades de aprender del Mundo, de la Naturaleza,
de los Otros, de la Vida se restringen insospechadamente si no nos atrevemos a
confiar, a escucharlos a permitir que nos enseñen.
12-La adicción a las respuestas
A. Einstein decía: “Toda mi vida he intentado comprender qué es la luz.
Hoy, cualquier pillete de segundo año de Física cree que tiene la respuesta.”
Nuestra cultura no ha sido la de las preguntas, sino la de las respuestas, hemos
sido condicionados y aleccionados en nuestra educación con premios y castigos en
relación a conocer o ignorar las respuestas correctas que se nos formularan. Sin
embargo
Las grandes preguntas son las que guían nuestro espíritu, son las que iluminan los
senderos del aprendiz. Ellas no nacen para ser respondidas, nacen para enamorarte
para cultivarlas, acariciarlas, para habitar, como seres humanos en el medio de su
misterio
.Las preguntas que nacen desde ese espacio que aun no conozco me invitan a una
danza de e terna de ceración.
El Cíclope ontológico guardián de mi saber, me tiene tan entretenida en arrojar
respuestas que dificulta que ocurran nuevas preguntas.
13- No estar presentes
Podríamos decir que nunca estoy donde estoy. ¿Cómo podrá entonces producirse
el acto de aprender si cuando ocurre yo no estoy ahí? ¿Dónde he de estar para
aprender? Parece que solamente el aprender se abre en el aquí y ahora, en el estar
presente, abierto. ¿Será así? Lo que parece seguro es que si no estoy en el instante
en que estoy, el aprendizaje como posibilidad se cierra.
¿Dónde estoy cuándo no estoy dónde estoy?
Los seres humanos tenemos la posibilidad de habitar el pasado y el futuro.
También podemos habitar el presente (cuando digo habitar estoy diciendo ser y
estar)
1. Podemos habitar el presente desde el pasado.
Un ejemplo de este habitar el presente podría ser-estar, venir desde la nostalgia de
que todo tiempo pasado fue mejor, o desde la resistencia a la experiencia ,dado que
una vez sufrí, voy al presente evitando repetir ese sufrimiento.
2. Podemos habitar el presente desde el futuro
Estar aquí pensando el lo que debo hacer más adelante, en el tiempo en el día
incluso en el próximo minuto, tengo que ir a recoger la colada, tengo que pagar el
gas, luego llamaré a Mari y le contaré lo linda que es esta película. Y así mi Cíclope
elabora indiscriminadamente una lista de proyecciones, y me tiene en el presente
habitándolo desde el futuro, pero desde un futuro históricamente determinado.
Para abrir posibilidades hacia el futuro y visionar, he de estar en el presente,
habitando el presente, que es donde ocurre todo acto de creación.
3. Y podemos incluso habitar el aquí y ahora.
Estar aquí y ahora, requiere estar presente, alerta, viviendo momento a momento,
permitiendo que los destellos de presencia ocurran.
Acciones como comer, cantar o bañarme puedo hacerlas desde presencias muy
distintas.
Averigua desde que presencia haces tú lo que haces, dónde estás cuando lo haces.
14-Vivir en la escasez
La modernidad nos ha sumido en una vorágine cultural en la que damos valor a las
cosas en tanto que escasas, vivimos en un mundo de abundancia, abundancia de
música, información libros, internet y continuamos produciendo valor por la
escasez.
Sin embargo pensamos que no hay suficiente para todos, decimos, el universo no
nos provee de todo lo necesario. Esto es lo que nuestro sigiloso Cíclope ontológico
nos susurra al oído, en la intentona de preservar nuestra seguridad.
¿Y si resulta que sí, que la madre tierra nos ofrece y provee todo lo necesario desde
su abundancia? ¿Si fuera que nosotros traemos la escasez operando desde la
avaricia, inseguridad, miedo, necesidad de preservar segura nuestra vida?
Qué posibilidades de aprendizaje podrían estar disponibles en este contexto?
El miedo es la emoción predominante en este espacio y donde hay miedo no
florece el aprender.
Algunos de los Cíclopes Ontológicos de mi lista,
Temer al poder
La vergüenza
No reconocer mis dones
Continúa tú, tu propia lista develando desde tu experiencia a los Cíclopes
Ontológicos que acechan tu aprendizaje.
Nunca acabamos de descubrirlos a todos, estos son solo algunos que podemos
reconocer hoy y empezar a detectar si están operando en ti.
Nancy Diana
Referencias
M. Heidegger (Ser y Tiempo)
Fredy Kofman (Metamanagement)
Aldo Calcagni (Artículos)
Jane Crossley y F.Morgado (De fantasmas y demonios)
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