Entre el miedo y el amor EL FILÓSOFO DE GÜÉMEZ

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Editorial: El Siglo de Torreón – Sábado 21 de marzo del 2015
Entre el miedo y el amor
EL FILÓSOFO DE GÜÉMEZ
La sabia frase dicta: "No es grande el que siempre triunfa… sino aquel que
jamás se desalienta" No te desalientes, ni te des espacio pa' claudicar, que la
vida es un ejercicio sano de acierto-error; como los borregos cuando dan
tope, vamos "pa'lante, pa' atrás ni pa' agarrar vuelo", recuerda que "la vida es
lo que viene… no lo que fue", y no hay amigos, ni enemigos, sólo maestros
que te dejan enseñanzas pa'l camino.
Hoy descubre los mensajes, la verdad que se oculta tras el milagro de la vida,
encuéntrate contigo mismo, expresa tu grandeza.
Hay una relación íntimamente ligada a las dos emociones pilares del animal, -entre
ellas el ser humano- se vive entre el miedo y el amor, las dos emociones,
manejadas adecuadamente son sagradas, manejadas estúpidamente son una
pesada carga en la vida.
El miedo, demuestra que nuestra biología está íntimamente vinculada a las
emociones negativas, por increíble que le parezca, el miedo siempre va de la mano
con el odio, el resentimiento, la soledad, la tristeza, la amargura y con los
pensamientos negativos que empañan nuestro profundo sentido de vida.
Quien no sabe recibir amor, tiene miedo permanente, entonces está destinado a
perder, porque el miedo debilita el sistema inmunológico, altera la presión arterial,
paraliza tus sentidos, a la vez que genera en tu organismo: cortisol, glutamato,
triglicéridos, que afectan tu sistemas de vida, el que camina con miedo, entra en
alerta, está en pánico, no goza la vida, no la vive… sobrevive.
El antídoto para todos los males y el elíxir para todos los bienes es el amor
incondicional, que al fortalecer tus vínculos, guía por el camino correcto a tu
intuición, enraiza firmemente tus valores espirituales, te lleva a disfrutar tu proceso
vital plenamente en el aquí y el ahora, despertándote a una realidad espectacular,
que te lleva a creer en ti sabiendo que sólo es imposible si no lo intentas.
Quien ama lo que es, lo que hace, lo que tiene y lo que da, enciende su luz, ve la
vida con los ojos del alma, rompe círculos viciosos transformándolos en círculos
virtuosos, vive para siempre, genera felicidad, armonía, paz interior y alegría, le
conecta con su Maestro Divino, que es creativo e inagotablemente alegre, al
encontrar al hombre consigo mismo, crea seres espectaculares que plenos de fe,
no tienen tiempo para claudicar.
Así como la luz, genera una sombra, el ser iluminado por el amor, genera disciplina,
autocontrol, visión positiva de futuro, sana alegría, inacabable felicidad, disminuye el
ego, que siempre tiene la necesidad de ganar.
El amor tiene la magia de hacerte fluir con el universo, atrayendo salud y bienestar;
a través de la dopamina, la inmunoglobulina "A", los linfocitos "T", la serotonina, te
ayudan a trasformar el dolor, en un escalón para tu equilibrio, a reinventarte
apasionadamente, a vivir en plenitud y dormir en calma.
El amor, te lleva de la palabra, al silencio, a entender que a la vez que sabemos
algo, ignoramos mucho, por eso es importante jamás dejar de aprender, pasando
de las respuestas a las preguntas, del ¿Por qué? al ¿Para qué?, te activa para
enviar bendiciones y te prepara para ser bendecido, porque es infalible lo que sale
del fondo de tu alma, regresa a ti… pero multiplicado.
El amor incondicional, al encontrarte contigo mismo, te conecta con tu brújula
interior, llevándote a respetar el templo Divino de tu cuerpo, a escuchar sin
interrumpir, te conduce a preguntarte, en esta vida: ¿Qué llegué a aprender y qué a
enseñar?, sienta tus pies en la realidad, te invita a ir adelante en pos de tus sueños,
te recuerda lo poderoso y grande que eres, que en lo más íntimo de tu ser, eres
más que materia, eres un majestuoso ser holístico, en el que es trascendente un
equilibrio entre lo biopsico-social-espiritual de tu ser.
Un pela'o llega con el campesino de Güémez y le dice:
-- Filósofo, amo a la vida, tanto como al café, pero… ¿Por qué será que cada vez
que me tomo una taza de café, me duele un ch... el ojo derecho?
-- ¡Ah ch..., ch.., ch..! -exclama el Filósofo- que cuidadosamente ausculta su ojo,
después le pide a su esposa: --¡Vieja!, por favor sírvele una taza de café.
El pela'o le dice a la señora:--Con tres cucharaditas de azúcar, es que me encanta
bien dulce.
El pela'o le sopla y después le da un enorme trago, al exquisito café de olla de la
casa del campesino de allá mesmo y exclama:-- ¡Ay c..!, ¡ahí ta' de nuevo!
El Filósofo que lo observa detenidamente le dice: -- Mira c.., lo único que necesitas,
es quitar la cucharilla del azúcar… ¡ANTES DE DARLE UN TRAGO AL CAFÉ!
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