Segunda palabra de Cristo en la cruz ¿En qué te puedo servir? Uno de los malhechores colgados le insultaba: “¿No eres tú el Cristo? Pues ¡sálvate a ti y a nosotros!”. Pero el otro le respondió diciendo: “¿Es que no temes a Dios, tú que sufres la misma condena? Y nosotros con razón, porque nos lo hemos merecido con nuestros hechos; en cambio, este nada malo ha hecho”. Y decía: “Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino”. Jesús le dijo: “Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso” (Lc 23, 43). Lucas 23:39-43 PDT Uno de los criminales también empezó a insultarlo: —¿No eres el Mesías? ¡Entonces sálvate a ti mismo y a nosotros también! (40) Pero el otro criminal lo reprendió y le dijo: —¿Es que no tienes temor de Dios? ¿Acaso no estás bajo la misma sentencia? (41) Tú y yo merecemos morir por lo que hicimos, pero este hombre no ha hecho nada malo. (42) Luego le dijo: —Jesús, acuérdate de mí cuando comiences a reinar. (43) Entonces Jesús le dijo: —Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso. La vida del Señor Jesús fue siempre dedicada al Servicio. La primera noticia de su servicio nos la da el evangelista Lucas. Iban de regreso, luego de haber estado en la fiesta de la pascua, José y María, cuando se dan cuenta que su hijo no está con ellos, y deben volver a Jerusalén a buscarlo. Su encuentro se da entre cuestionamientos “¿por qué nos hiciste esto?” y respuestas que aún no se podían entender -al menos a plenitud: “¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que es necesario que esté en las cosas de mi Padre?”. En todo caso, allí había estado el niño Jesús, “… en el templo, sentado en medio de los maestros, no solo oyéndolos, sino también haciéndoles preguntas. Y cuántos lo oían quedaban asombrados de su inteligencia y de sus respuestas.” Lucas 2:46-47 Ahí podemos ver su servicio, dando su tiempo y atención para aclarar las Escrituras o responder a las dudas y preguntas que tenían los presentes. Mateo, en su relato sobre la tentación, deja en evidencia la convicción del Señor Jesús que lo acompañará en todo su ministerio. La última tentación fue una oferta: “… le muestra todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré si te postras y me adoras. Pero Jesús le dice: Vete, Satanás, porque está escrito: Al Señor tu Dios adorarás, y a Él solo servirás.” Mateo 4:8-10. ¡Todo está claro y definido, adorar y servir, allí está el centro y propósito para la vida! No se puede ni siquiera referir cada caso o acto de servicio que hizo el Señor Jesús, no es el lugar ni es el objetivo de este espacio, pero, dos evangelistas (Mateo y Marcos) recuerdan las palabras del Señor y Maestro, que nos hablan de su dedicación al servicio y que así como Él, nosotros debemos ser y vivir. Marcos 10:41-45 PDT Cuando los otros diez escucharon esa petición, se enojaron contra Santiago y Juan. (42) Pero Jesús los llamó y les dijo: —Ustedes saben que a los que gobiernan entre las naciones les gusta mostrar su poder. A sus principales dirigentes les gusta ejercer su autoridad sobre la gente. (43) Pero entre ustedes no debe ser así. Más bien, el que quiera ser más importante entre ustedes debe hacerse su siervo. (44) El que quiera ser el número uno entre ustedes debe ser el esclavo de todos. (45) Porque ni aun el Hijo del hombre no vino a que le sirvieran, sino a servir a los demás y a dar su vida en rescate por muchos. Así, llegamos al momento de la cruz. Hay gente que insulta y se burla… “Y del mismo modo lo insultaban también los ladrones° que habían sido crucificados con Él.” Mateo 27:44 BTX3. La ironía hiriente con que recuerdan palabras del Señor Jesús hace que la escena sea más cruel y dolorosa. Sin embargo, uno de aquellos hombres, en un momento de lucidez y convicción del Espíritu, cambia de actitud para reconvenir al que insistía en injuriar al Señor Jesús; reconoce que ha pecado, que padece con razón. En un acto de humillación y confianza, se dirige al Señor para pedirle: “Jesús, acuérdate de mí cuando comiences a reinar.” La respuesta del Señor no se hace esperar. Su vida de servicio no cambia ni se interrumpe; la cruz no es un impedimento, ni lo son los clavos que inmovilizan sus manos y sus pies. Estaba allí, en la cruz, para “dar su vida en rescate por muchos”, y aquel era uno de ellos. Puede pensar en acto de amor y servicio más grande: “Jesús le dijo: —Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso.” Servir es la esencia de la vida. Fuimos creados para servir; lo único que lo impide es la decisión propia de ignorar la esencia misma y el ejemplo más grande de la historia humana, la persona y obra de Jesús. Ahora que nos hemos recordado la gran obra del Señor… Piense por un momento en las personas más cercanas, los de su casa: ¿cuál puede ser un acto de servicio que puede bendecir e impactar? Quizá puede preguntar: ¿En qué te puedo servir? Haga algo especial, propio, diferente, para cada uno; valore así, aunque con esa limitación, la atención, amor y servicio que el Señor tiene con cada uno. Seguramente será un desafío y más, según como se relacione con cada persona. Pero, luego de que haya hecho ese acto de servicio, se puede imaginar cómo podría cambiar el ambiente y la relación con cada uno. Y si todos en casa, con sinceridad y desprendimiento, hacemos esta pregunta: ¿En qué te puedo servir? ¿En qué te puedo servir? Un estudio inductivo LEER: Lea atentamente el pasaje varias veces, si es posible en varias versiones. ¿Qué dice el texto? Lucas 23:33-43 BTX3 Y cuando llegaron al lugar llamado Calavera, lo crucificaron allí, y a los malhechores, uno a la derecha, y otro a la izquierda. (34) Y repartiendo sus vestidos, echaron suertes.° (35) Y el pueblo estaba observando; y también los magistrados se burlaban, diciendo: Salvó a otros; sálvese a sí mismo, si éste es el Ungido de Dios, el Escogido. (36) Y también se burlaban de Él los soldados, acercándose, ofreciéndole vinagre (37) y diciendo: Si tú eres el rey de los Judíos, sálvate a ti mismo. (38) Y había también una inscripción por encima de Él: Éste es el Rey de los judíos.° (39) Y uno de los malhechores que había sido colgado lo injuriaba, diciendo: ¿No eres tú el Mesías? ¡Sálvate a ti mismo y a nosotros! (40) Pero interviniendo el otro, reprendiéndolo,° dijo: ¿Ni aun temes a Dios, tú que estás en el mismo castigo?° (41) Porque nosotros, en verdad, justamente padecemos, porque recibimos° cosas dignas de las que hicimos, pero Éste, nada malo° hizo. (42) Y decía: ¡Oh Jesús, acuérdate de mí cuando vayas a° tu reino! (43) Le dijo:° De cierto te digo, hoy estarás conmigo en el paraíso. MEDITAR: ¿Qué me está diciendo el texto a mí? 1. ¿Cuántos personajes identifica en este pasaje? ¿Cuál es la actitud que tiene cada uno de ellos? 2. ¿Cuáles títulos o reconocimientos, encuentra Usted, que le daban a Jesús? 3. ¿Qué cree que quieren conseguir con sus insultos y burlas? 4. Atienda a las palabras que dijo el malhechor que injuriaba 24:39. ¿Qué pedía? ¿Por qué no le fue concedido? 5. El otro malhechor dijo: 1) ¿Ni aun temes a Dios, tú que estás en el mismo castigo? 2) Porque nosotros, en verdad, justamente padecemos, porque recibimos cosas dignas de las que hicimos… 3) pero Éste, nada malo hizo. Este también hace un pedido. ¿Recibió lo que pidió? ¿Cuál es la diferencia que más resalta entre los dos malhechores? 6. ¿Encuentra en esta lectura alguna referencia al servicio en el Señor Jesús? ¿Hay algún mensaje que reciba sobre el servicio pensando en la cruz y el sacrificio del Mesías? Explíquelos. Oración ¿Qué le guía el Espíritu Santo a orar después de leer el pasaje bíblico? Contemplación 1. ¿Cómo podemos imitar el ejemplo de servicio del Señor Jesús? 2. ¿Cuáles podrían ser algunos resultados de que hiciéramos del servicio nuestro estilo de vida? 3. Si bien el ideal es que todos seamos serviciales siguiendo el modelo del Señor Jesús, en la práctica efectivamente no serán todos, quizá sean pocos, ¿Cómo debemos manejar ese hecho para no caer en la idealización y la frustración? 4. ¿Qué es lo que debemos hacer cada uno en cuanto al servicio? ¿Qué enseñanza comunicaremos a la gente a la luz de este pasaje? 5. ¿Qué actos de servicio podemos hacer inmediatamente y a quiénes?