hoy estarás conmigo en el paraíso

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HOY ESTARÁS CONMIGO EN EL PARAÍSO
“HOY ESTARÁS CONMIGO EN EL
PARAÍSO”
Es una de las frases más impactantes de Jesús porque
demuestra la extraordinaria capacidad de perdón, no
obstante al representar el Evangelio al buen ladrón como
merecedor de la promesa del paraíso por el
arrepentimiento que manifiesta , debemos recordar que
ciertamente tanto el buen ladrón como el mal ladrón están
siendo condenados por faltas que han cometido, en
cambio Cristo, siendo Dios, está injustamente condenado,
pero no repara en las faltas de su compañero de martirio,
sino que todo lo olvida al escucharlo pedir perdón y por
eso le promete el paraíso: Jesús demuestra que el perdón
es tal vez el más importante símbolo de Dios.
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CARLOS TORRES Y TORRES LARA
Este mensaje deberíamos verlo unido al concepto de lo
que es el reino de Dios desde la Tierra. Cuando en el
“Padre Nuestro” al decirnos que el reino de Dios venga a la
Tierra, no importa si en este mundo o al dejarlo se
produzca este paso al reino de Dios, lo importante es estar
unidos a Cristo.
Jesús al asegurar al “buen ladrón” que estaría con Él en el
paraíso, en el reino de los cielos, éste había ingresado en
el edén porque se había comprometido con el mensaje de
Cristo y con su misión de lograr un mundo mejor.
Es con la visión de un mundo mejor que se comprende las
crisis humanas y Dios da la mejor demostración de saber
que no hay ninguna persona que no merezca perdón por
crítica que haya resultado su conducta, y que el destino
fijado por la divinidad es la reconstrucción de todos
aquéllos que tengan una disposición de corregirse.
El pueblo peruano debe pensar que estas expresiones de
Cristo en un momento tan crítico nos invitan a pensar que
nadie es olvidado y que todos estamos en su pensamiento.
No ocurre lo mismo, sin embargo, con quienes no saben
reaccionar ante el llamado de Dios y quizás hasta el último
momento permanecen cerrados a la gracia. No es que Dios
no los quiera perdonar, sino que son ellos los que se
cierran a esa posibilidad.
Por eso, mi mensaje para quienes se sienten abandonados,
para las mujeres, los niños, los jóvenes, los trabajadores,
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en un momento tan grave como el que se vive, es que
siempre podemos encontrar el refugio del pensamiento,
interés y decisión de un ser superior que está interesado
en la salvación de todos. Debemos intentar juntos la
construcción de un reino de justicia, de equilibrio y de
respeto para todos, tratemos que venga a nuestro país ese
reino de Dios que pedimos en el Padre Nuestro.
El ser humano es primero espíritu y en segundo lugar
cuerpo físico, en ese sentido el buen ladrón no está en su
último momento, está comenzando lo que puede ser una
vida eterna y acude a Jesús como promesa de salvación en
el último momento de su vida, pero qué es el inicio de su
vida eterna. Los que creemos en la vida eterna y en el
Evangelio vemos aquí la actitud del individuo que sabe
reconocer su errores y la enseñanza que el perdón está
presente. Yo tengo la fe de saber que toda persona en el
interior es positiva, todos tenemos la capacidad de
reconocer errores, aunque a veces nos avergüenza
exteriorizarlo.
De otro lado, debemos también meditar en las dos
corrientes que mueven al mundo desde el inicio de los
tiempos. Hay dos maneras de vivir, una construyendo y
otra destruyendo. El Evangelio nos enseña a vivir en
construcción y Cristo nos enseña cosas muy sencillas y
muy elementales que harían innecesarias leyes, polémicas,
etc., como por ejemplo: “respetar a los demás, querer a
los demás tanto como a nosotros mismos, no causar
daño”, es decir construir.
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CARLOS TORRES Y TORRES LARA
Hay quienes no entienden este mensaje y están
profundamente equivocados y creen que con la destrucción
pueden lograr mejorar las cosas y éste es el grave error.
El cristianismo se diferencia de las corrientes de
enfrentamiento en base a ese espíritu de comprensión y de
amor, y el cristianismo debe buscar en todo momento la
venida del reino de Dios a este mundo, es lo único que
puede salvar al mundo.
Revista, Suplemento Cultural de El Peruano
7 Abril 1993.
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